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UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA

ESCUELA DE HISTORIA

Independencia y nación en Guatemala

Mtro. Ricardo Danilo Dardón Flores


AÑO 2007
INTRODUCCIÓN
En el presente estudio abordaremos, desde la perspectiva de la historia política, el
surgimiento de la nación guatemalteca. Tal planteamiento, desde su punto de partida,
muestra una postura opuesta a los planteamientos de la historia oficial, que en su afán de
consolidar la nación y acrecentar el sentimiento nacionalista, como en todas las naciones
suele inventar mitos, los mitos de la nación.

Los mitos son narraciones que se valen de algunos hechos reales para sostener un
argumento que en su parte medular es incorrecto. Los mitos de la nación, de aquella
historia oficial, nos ha mostrado el rostro de una Guatemala que ha existido por siempre.
Su esfuerzo la ha llevado a establecer sus orígenes en la notable cultura maya, de
manera que sus hijos hoy somos herederos de aquel glorioso pasado que pervivirá con
nosotros y nuestros descendientes hasta siempre, porque la nación es eterna. El
sentimiento de amor que se le tiene al terruño hace olvidar que ninguna creación de los
seres humanos y en ella una organización social, ha sido eterna. Roma en su grandeza
duró alrededor de mil años. Por lo demás, resulta paradójico constatar la exaltación del
pasado maya asociada a la manifiesta discriminación y expresiones de racismo hacia la
población indígena actual. En su lógica, el mito de los orígenes lejanos de la nación
guatemalteca ha trasladado la idea equivocada, de que ha existido siempre, en un estado
latente y que la etapa colonial fue un breve período de opresión del que nos sacaron los
próceres de la independencia.

Para evitar equivocaciones es importante reconocer el proceso histórico que llevó a


Guatemala a su constitución como nación en el siglo XIX. La independencia es parte del
proceso político tendiente a su formación. Fue pensada inicialmente como república
Federal con un ámbito centroamericano y distintos procesos políticos la llevaron a tener la
configuración actual. En su proceso de formación han participado distintos sectores de la
sociedad, sin embargo, la independencia y su declaración como República fue realizada
por las elites criollas, que con sus intereses e ideología modelaron lo que denominamos
una nación con características conservadoras.

La nación es una forma de organización social moderna, “una comunidad política


imaginada como inherentemente limitada y soberana”1. Explica Anderson: Comunidad
porque independientemente de las desigualdades y explotación, se manifiesta un
compañerismo profundo entre las personas que se consideran parte de ella, además de
un espíritu de sacrificio. Los miembros de una nación están dispuestos a sacrificar su vida
por su nación, es lo que llamamos nacionalismo. Imaginada porque aunque pequeña los
miembros de la nación jamás se conocerán, sin embargo, en su pensamiento vive la
imagen de su comunión. Limitada porque tiene fronteras.

En fin, ponemos a disposición del lector un trabajo que combina la narración y el relato
con la interpretación del autor. Interpretación que aunque pretende ser objetiva, es como
siempre un estudio que tiene sus limitaciones pero que en todo caso si espera superar la
visión limitada de la historia tradicional.

1
Benedict Anderson, COMUNIDADES IMAGINADAS, Reflexiones sobre el origen y difusión del nacionalismo.
México: Fondo de Cultura Económica, 1993. Pp. 5

2
Independencia y modernidad
El 23 de septiembre de 1821, luego del repicar de las campanas de la Iglesia Catedral de
la ciudad de Guatemala, muchas personas congregadas en su interior formaron parte de
una imagen que oscilaba entre la seriedad tradicional de la ceremonia religiosa y la
algarabía estimulada por la fogosidad del discurso de José María Castilla. Las palabras
del canónigo Castilla difundían impetuosas la razón de aquel acto: "Benedixiste domine
terram tuam: avertisti captivitatem Jacob, Bendijiste, Señor a tu pueblo: apartaste la
cautividad de Jacob"2: la ciudad capital del Reino de Guatemala había decretado su
independencia de España el 15 de septiembre de 1821.

Las celebraciones de la jura de independencia habían sido acordadas por el


ayuntamiento el 16 de septiembre, se mandaba: iluminación por tres noches, orquesta,
adornos, cantos, paseos, misa, música, banderas y cortinas3.

Estimulados por el ambiente festivo, una buena cantidad de personas se reunieron


y formaron parte del teatro político que imprimió un matiz popular al suceso. La plaza
central adornada especialmente fue el escenario de aquel acontecimiento, dominada por
un tablado que en su fachada mostraba la inscripción "GUATEMALA INDEPENDIENTE.
SEPTIEMBRE 15 DE 1821, PRIMERO DE SU LIBERTAD"4.

El acto sumamente emotivo, procuraba sentimientos de amor al terruño, a la patria,


¡a la nueva patria! Se hicieron cantos y poesías alegóricas por Don Rafael García Goyena
y José Ramón Barberena. El final estuvo a cargo del alcalde primero de la ciudad, quien
tremolando la bandera de tres colores, elaborada para la ocasión, ponía fin a su discurso
pronunciando tres veces, con la firmeza y fuerza que el momento exigía: ¡viva Guatemala,
viva su independencia!5.

Los siglos XVIII y XIX, fueron tiempos de notables transformaciones en América y


el mundo. Los signos del cambio se dejaban ver en muchas partes: la Revolución
Industrial en Inglaterra y algunos países de Europa Occidental, las Reformas Borbónicas
emprendidas por la monarquía española, la Ilustración, la independencia de las colonias
inglesas, la Revolución Francesa, la Independencia de Haití, etc. Todas ellas junto a las
situaciones internas españolas en América se complementaron para dar lugar al proceso
que llevó a su separación política y al surgimiento de nuevas naciones: las naciones
latinoamericanas.

La modernidad también se manifestó en Centroamérica generando cambios,


económicos, políticos y sociales. La independencia de Latinoamérica fue uno de los
cambios políticos propios de la modernidad.

El pensamiento ilustrado estuvo presente en los intelectuales de la sociedad


centroamericana de la época de la independencia y se difundió por varios medios: prensa,

2. Ministerio de Educación Pública, Discursos patrióticos, (Guatemala: editorial José de Pineda Ibarra, 1970), Pp. 25.
3. Ernesto Chinchilla Aguilar, La vida moderna en Centroamérica, (Guatemala: editorial José de Pineda Ibarra, 1977), Pp. 427.
4. Boletín del Archivo General de Gobierno, (Guatemala: Tipografía Nacional, Tomo IV, 1938), Pp. 131.
5. Ibid, Pp. 132.

3
juntas patrióticas, aulas universitarias, tertulias, mítines, etc. La Ilustración fue una
corriente de pensamiento como muchas otras que han habido y hay en la actualidad: la
Fisiocracia, el Marxismo, el Neoliberalismo, etc. Pretendía alcanzar el conocimiento
mediante el uso de la razón con el propósito de transformar la realidad. Así como parte
del movimiento de transformación política de principios del siglo XIX, en América Latina, la
Ilustración fue utilizada como un instrumento por los promotores de las independencias.
Instrumento intelectual: de ideas, de razones y justificaciones.

El movimiento ilustrado impulsaba por ejemplo: la soberanía del pueblo como


principio de un gobierno legítimo, la existencia de constituciones escritas, un sistema de
elecciones a partir del cual el pueblo delegaba su soberanía a personas electas que
gobernaran en su nombre, la aparición de personas especializadas en política (políticos y
partidos políticos), etc.

La cuestión de la soberanía del pueblo fue un factor fundamental para los


movimientos independentistas. La soberanía hace alusión a aquel que posee el poder.
Como se recordará, durante la mayor parte de la época colonial, el Rey poseyó la
soberanía. El Rey fue el soberano, el que tuvo el poder. De el emanaban las leyes, las
acciones de gobierno y también la justicia. Con la Ilustración, en teoría, el pueblo la
asumía. Si anteriormente el Rey fue el soberano por la voluntad de Dios, de acuerdo al
derecho divino de los reyes, en delante de acuerdo a la Ilustración, la voluntad del pueblo
sería la voluntad de Dios, el soberano pasaba a ser el pueblo.

De esta manera los promotores de la Independencia tenían un instrumento de


razón en sus manos, para impulsar y justificar la separación. Por tanto, si el pueblo quería
liberarse de España su voluntad debía respetarse. ¡El pueblo es el soberano! ¡El pueblo
tiene el poder de seguir el camino que desee!

De acuerdo a la Ilustración, la conducción de un Estado exigía: leyes escritas


(constituciones), para evitar gobernantes que actuaran fuera de los intereses del pueblo
(evitar dictadores). También se necesitaba de personas dedicadas a las cosas del Estado,
a la política: los políticos y partidos políticos. Por supuesto los políticos debían ganarse la
voluntad soberana del pueblo, situación que se concretaría en un proceso de elecciones.
En fin, la Ilustración, además de proporcionar justificaciones para la separación o
independencia, también mostraba aspectos fundamentales para conducir el Estado.

Metrópoli española y sus colonias: cambios y distanciamiento


El Estado español, a fines del siglo XVII y principios del XVIII, mostraba un rostro de crisis
generalizada. La corona era débil y con ella débil su ejército y sus finanzas.

El precio de la paupérrima situación significó a España: guerra civil, invasión


extranjera y pérdidas territoriales (los Países Bajos, Milán, Cerdeña y Nápoles, Sicilia,
Gibraltar y Menorca, en Europa y Sacramento en América).

A principios del siglo XVIII una nueva dinastía asumió el poder: los Borbones. Ellos
iniciaron una serie de cambios en la administración, mismos que alcanzaron su máxima

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expresión con Carlos III (1759-1788). Dicho soberano implementó un programa de
reformas administrativas, económicas, militares, etc. Estas fueron denominadas Reformas
Borbónicas. Con ellas se pretendía sacar a España de la Crisis e incorporarla
nuevamente al lugar que había dejado como potencia dominante en Europa y el mundo.

El debilitamiento y en particular, la pérdida de posesiones europeas, llevó a


España a demandar mayores beneficios de su vasto imperio americano. Las aspiraciones
de la monarquía requerían de una verdadera revolución administrativa. La reforma
administrativa contempló el fin de beneficios fiscales y privilegios de la aristocracia. Lo
anterior significó el pago del mismo nivel de impuestos y aplicación de leyes que
funcionaban igual para los distintos sectores sociales.

Con el propósito de asumir el poder absoluto, el Rey también excluyó a la


aristocracia de los Consejos de Estado y tomó acciones para eliminar el poder excesivo y
la riqueza de la Iglesia.

Para los Borbones el control de la administración colonial era vital pues se deseaba
obtener los máximos beneficios de las colonias. El esfuerzo requería de nuevas
instituciones de gobierno, a partir de lo cual introducir reformas económicas.

La política administrativa de los Borbones para sus colonias americanas se


denominó Régimen de Intendencias. El intendente era el nuevo funcionario. Sus
atribuciones: cobrar impuestos, dirigir el ejército, promoción de obras públicas y fomento
de la economía.

Como se recordará, previo a las reformas las provincias eran administradas de


manera muy peculiar:

 por un pequeño aparato de poder colonial compuesto por la elite criolla, unos pocos
funcionarios de la península y grandes mercaderes dedicados a la importación,
 prevalecía la venta de cargos en todos los niveles de la administración,
 aspectos relacionados con la gestión de acuñación de moneda, recaudación de
alcabala y las utilidades de alcaldías mayores y corregimientos se arrendaban a
comerciantes de las capitales virreinales y provinciales,
 Etc.

La nueva política colonial pretendió mayor control de las colonias por parte de la
corona, sin embargo, algunas acciones lograron un efecto contrario. Así por ejemplo, en
muchos lugares del interior de las colonias el clero fue la única institución que ejerció la
autoridad real. En tal sentido, cuando la corona decidió debilitar el poder de la iglesia y
sus riquezas, también debilitaba su posición dentro de las colonias.

Las reformas fueron percibidas por los criollos como una reconquista en donde
ellos eran los conquistados. Una serie de acciones de la corona afectó sus intereses. La
expulsión en 1767 de la Compañía de Jesús (Jesuitas) de los dominios de España,

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significó que muchos criollos que la integraron dejaran su patria. Situación que causó gran
malestar en las colonias.

El 26 de diciembre de 1804, la corona emitió el Real Decreto de “Consolidación de


vales reales”, misma que confiscaba los fondos de caridad en América: las capellanías y
obras pías. Tal acción afectó a la iglesia, pero también a particulares. Como usted
recordará, los fondos anteriores fueron utilizados por la iglesia para financiar préstamos a
particulares cobrando un 5% de interés. Al eliminarlos, el Estado dejaba sin ese recurso a
aquellos que tuviesen necesidad de prestamos. En tal sentido, esta medida además de
ofender a los propietarios, creó un clima de crisis de confianza.
Otro aspecto esencial para la corona consistió en afianzar las fronteras. Para ello
promovió un programa de provisión de una fuerza militar. Se pretendía salvaguardar las
posesiones coloniales de ataques de otras naciones europeas y levantamientos internos.
Aunque la idea pareció satisfacer los intereses coloniales, en realidad la monarquía creó
un arma que se revirtió en su contra, pues el ejército colonial estuvo integrado, en su
mayoría, por criollos.

La mayor eficiencia del programa de reformas se logró en la administración civil.


Esta excluyó al criollo. La burocracia judicial (virreyes, Presidentes de Audiencia, Jueces,
Oidores, etc.) basaba su autonomía respecto de la sociedad colonial en su procedencia
de España. Funcionarios españoles sustituyeron así a autoridades locales.

Las acciones administrativas lograron un éxito moderado aunque no corrigieron


deficiencias en la administración local. Pese a ello España se benefició de las reformas:
recaudó mayores impuestos y obtuvo mejores rentas.

Para los criollos el hecho de que la monarquía obtuviera mayores beneficios


económicos en las colonias significaba una reducción de sus posibilidades de obtener
mayores ganancias. Por ello el enriquecimiento del Estado Español lo asumieron como un
robo a los de su clase. De esa manera se fue gestando un clima de resentimiento y deseo
de autonomía local. Los cambios abrieron una brecha cada vez mas profunda y distanció
la metrópoli y sus colonias.

España y sus vecinos: el empujón que hacía falta


Las constantes guerras en Europa, el costo que significó sostenerlas, una política
económica inadecuada, deficiente administración, etcétera, hicieron de España una
nación débil. El siglo XVIII hizo evidente un ejército y flota naval española con una fuerza
efectiva por debajo de sus rivales europeos. La política exterior de alianzas y
beligerancias también fueron inapropiadas. A finales del siglo XVIII, una serie de acciones
resultaron contraproducentes para la metrópoli. España se unió en 1793 a la coalición
continental contra el régimen revolucionario francés, situación que resultó ser un desatino
pues sufrió una notable derrota por Francia. Como producto de lo anterior, la monarquía
se vio obligada a firmar un tratado de paz, lo que a su vez desencadenó acciones hostiles
por parte de Inglaterra. La flota inglesa impuso a España un riguroso bloqueo naval,
mismo que duró hasta 1808, año en que Napoleón Bonaparte invadió España y coronó un
nuevo gobernante, José Bonaparte.

6
Importa recordar que el clima de animadversión contra la administración colonial
era un hecho en las colonias españolas americanas. Por supuesto, las políticas coloniales
no convirtieron de inmediato a los nativos americanos en revolucionarios, pero si
propiciaron un clima de resentimiento y de deseo por conseguir un gobierno autónomo. La
posibilidad de pasar del deseo a la acción, el empujón que hacía falta, lo proporcionó el
desenlace de los acontecimientos que se dieron en Europa. En ellos España mostró su
incapacidad para proteger sus intereses en Europa y con ello los de sus súbditos
coloniales.

De la patria a la nación
Pese a los títulos nobiliarios, de fieles y muy leales, otorgados por el gobierno colonial a
los criollos guatemaltecos, el 15 de septiembre de 1821, representantes reunidos en
una junta general proclamaron la independencia de Guatemala6, con marcada
tendencia conservadora. Conservadora en el sentido de los pocos cambios que
produjo, en especial, en la población indígena. El carácter conservador de la nueva
nación igual se observa en los gobiernos encabezados por el partido conservador o por
el liberal. Así los criollos principiaban a hacer de su patria una nación.

El cambio aparentemente rápido y abrupto, en realidad no lo fue. Severo Martínez


Peláez nos recuerda que la independencia materializó la vieja aspiración criolla de
gobernar, surgida con la aplicación de las Leyes Nuevas de 1542. Los Criollos, explica
Martínez Peláez, no tenían en sus manos el gobierno de la provincia, tampoco todas las
fuentes de riqueza, ni controlaban a los indígenas en forma absoluta. Lo anterior no
ocurrió sino mucho tiempo después, con la independencia, que fue la toma del poder por
ellos7.

Aunque España decretó libertad de comercio, esta consistió en que América


enviaba a España metales preciosos y materias primas, a cambio, la metrópoli devolvía
manufacturas. De esa cuenta el “comercio libre” dejó intacto, en la práctica, el monopolio
de España. Los intereses económicos entre ambos sectores era imposible conciliarlos: los
criollos buscaban mayores salidas a sus exportaciones que las que España les permitía.
El gobierno colonial español al favorecer a los españoles frente a los criollos,
agudizó las divisiones entre ellos. De esa manera, los criollos se convencían cada vez
más que España no era su patria, pues no era la madre que trataba por igual a sus hijos.
Aquí empieza a delinearse la respuesta a una de las preguntas que necesariamente
surgen cuando se trata este tema: ¿Por qué los Criollos realizaron la independencia, si la
situación colonial había sido su fuente de riqueza y poder?

6. De acuerdo a Alejandro Marure, los representantes que sostuvieron la idea de proclamar el 15 de septiembre, es decir, el mismo día
en que se celebró la sesión fueron Antonio García Redondo, el regente don Francisco Bilches, los oidores don Miguel Larreinaga y
don Tomás O-Horan, los doctores Mariano Gálvez y don Serapio Sánchez, diputados por el claustro, don José Francisco Córdova y
don Santiago Milla del Colegio de Abogados, don Antonio Rivera Cabezas, don Mariano Beltranena, don J. Mariano Calderón, el
presbítero doctor don Matías Delgado, don M. A. Molina, individuos de la Diputación Provincial, don Mariano Larrave, don José
Antonio Larrave, don Isidro Castricciones, don Pedro Arroyave y don Mariano Aycinena, individuos del ayuntamiento, don Lorenzo
Romaña, secretario de la junta; fray Mariano Pérez, prelado de los recoletos, fray Antonio Taboada, prelado de los franciscanos, y
otros entre los cuales se hicieron notar algunos españoles europeos. Alejandro Marure, Bosquejo histórico de las revoluciones de
centroamerica, (Guatemala: Editorial José de Pineda Ibarra, 1960), Pp. 63.
7. Severo Martínez Peláez, La Patria del Criollo, (Costa Rica: Editorial Universitaria Centroamericana, 1979), Pp. 36.

7
El Editor Constitucional hace evidente para 1821 la profundización del proceso
independentista, el discurso político era más fogoso y directo. Si antes los criollos
propugnaban por iguales derechos entre españoles, americanos y peninsulares, en ese
momento lo hacen por la libertad, patria, ciudadanía, fin al despotismo, etc. Es importante
también recordar que dicho periódico cambió su nombre a "El Genio de la Libertad", tal y
como explicaban "acomodado a las circunstancias y tiempo"8.

Un discurso publicado en el Editor Constitucional el 11 de diciembre de 1820, con


una fuerte carga emotiva principiaba llamando a amar a la patria: "¡dulcis est amor
patriae, dulce videre suos!"9. La acción del discurso político se encaminaba a formar
opinión, a despertar el sentimiento nacional, a construir lo que luego se utilizaría como
justificaciones legitimadoras, por ejemplo: ¡El pueblo exige libertad!, ¡La independencia es
un clamor popular!

La construcción de justificaciones que hagan legítima la forma en que se estructuró


un Estado, sus políticas, el ejercicio del poder, etcétera, exige la presencia de personas
especializadas en esa función: los políticos. En esa lógica se entiende el aparecimiento en
Guatemala, primero, de los grupos Gazistas y Cacos y luego de los partidos Liberal y
Conservador.

El discurso político utilizado en la época de la independencia destaca uno de los


elementos explicativos importantes para el entendimiento del proceso de independencia
centroamericano y de construcción del Estado nacional guatemalteco: el pensamiento
ilustrado. A instancias del uso de la razón, se pretendía impulsar el progreso en los
diversos planos: político, económico social, científico, filosófico, educativo, religioso,
artístico, literario, etc. En el plano político las ideas independentistas en Latinoamérica se
fueron tomando como inevitables, además de necesarias. La corona española imbuida en
la ilustración venía implementando una serie de cambios que le permitirían hacer eficiente
la administración colonial, paradójicamente, esta también inspiró la insubordinación
política y la independencia, en Guatemala realizada por la elite criolla, al mejor estilo
conservador.

La independencia al estilo conservador


Los Criollos, fueron hombres asustados, temerosos por la guerra de castas promovida por
la revolución francesa y la violenta y contagiosa de Santo Domingo. En México la
situación social era explosiva, los blancos estaban concientes de la indignación contenida
en indios y castas en su contra.

Tradicionalmente los criollos habían dependido de las autoridades españolas para


su estabilidad y defensa. Sin embargo, los acontecimientos que se suscitaron en la
península y las experiencias cercanas les hicieron preocuparse, perder la confianza en el
gobierno español y empezar a poner en duda la voluntad de España por defenderlos.

8. Augusto Cazali Avila, Pensamiento de la Independencia, (Guatemala: editorial de la Universidad de San Carlos de Guatemala),
1968. Pp. 163.
9. Ministerio de Educación Pública, Discursos patrióticos, (Guatemala: editorial José de Pineda Ibarra, 1977) P. 26.

8
Ciertos acontecimientos en México y Sur América, causaban nerviosismo y temor a
los criollos guatemaltecos. Francisco Miranda, desde Caracas, había hecho una
proclama que no era desconocida en Guatemala: criticaba la situación del indio,
declaraba el tributo como odioso, injusto y opresivo y la necesidad de abolirlo. Además,
sostenía que indios y gentes libres de color gozarían desde ese instante de todos los
derechos y privilegios correspondientes a los demás y que "todos los ciudadanos desde la
edad de dieciocho años hasta los de cincuenta y ocho estarán obligados a tomar las
armas en defensa de su patria"10. Como observa, la proclama independentista de Miranda
había tomado la opresión del indio como bandera política para justificar la lucha.

Las revoluciones independentistas del continente obligaron al gobierno español a


adoptar ciertas medidas tendientes a eliminar banderas políticas de los revolucionarios.
Así por ejemplo, el Virrey de Nueva España Don Francisco Xavier Barregas el 26 de
mayo de 1810 decretó la exención del tributo a los indios, extendida a las castas de
mulatos, negros y demás que se mantuvieran fieles. Además, incluyó que la gracia de
repartimiento de tierras de los pueblos de indios no se extendiese a las castas y prohíbe a
las justicias el abuso de comerciar en el distrito de sus respectivas jurisdicciones bajo el
título de repartimientos. Con ello la corona se ubicaba en posiciones contrarias a intereses
de las elites criollas centroamericanas, en especial guatemaltecas. Es importante recordar
que en México y Sur América, hubo participación popular, indígena y mestiza en los
movimientos emancipadores, no así en Centroamérica.

Como siempre, entre elementos de una misma clase o grupo social, se ubican
distintas tendencias. Así se observa criollos independentistas y también
antiindependentistas. En Centroamérica, ambos de manera general, rechazaron cualquier
intento de proclamaciones radicales, revolucionarias y con participación popular. Pese a
las diferencias expuestas se puede identificar un objetivo político común en ellos:
conservar la estructura colonial.

Sobre lo anterior, es ilustrativo el texto del Acta de Independencia, en ella no


aparece una sola vez las palabras libertad o república, de donde se infiere que la
separación se consumó, por hábil y oportuna conversión de sus sectores dirigentes y
privilegiados, como prudente antídoto de proclamas radicales11.

La independencia se hizo procurando prevenir las consecuencias "terribles" en el


caso de que la proclamase de hecho el mismo pueblo. El bando del 17 de septiembre de
Gabino Gainza explicaba a la población la plena vigencia de la ley y orden anterior, lo cual
muestra, sin lugar a dudas, la proclama de independencia como una realización criolla y
por supuesto, el logro de su más importante objetivo político. Vale decir que la estructura
colonial seguía intacta en lo interno: una colonia sin rey o dicho de otra manera una
nación con relaciones de tipo colonial.

Cazali Avila, Op. Cit., Pp.45 – 47.


10.
11.Andres Townsend Ezcurra, Fundación de la República, (Guatemala: Editorial del Ministerio de Educación Pública, Tomo I,
1958), P. 16.

9
El carácter conservador de la independencia se observa en muchos aspectos,
todos ellos apuntando hacia la continuidad de las estructuras coloniales. El bando de don
Gabino Gainza, del 17 de septiembre de 1821, destaca esa intención: "La independencia
proclamada y jurada el 15 del corriente, es solo para no depender del Gobierno de la
península, y poder hacer en nuestro suelo, todo lo que antes sólo podía hacerse en
aquel"12.

Intentando tocar las estrellas con la mano: la nueva nación y la ciudadanía del indio
En teoría el resquebrajamiento del sistema colonial en América debía colocar al indio en
una nueva situación. Los aspectos formales de este problema lo abordaron los
libertadores desde el momento de la independencia. Así, José de San Martín ordenaba
en su decreto del 27 de agosto de 1821 que en adelante no se denominaran aborígenes,
indios o naturales: ellos eran hijos del Perú y con el nombre de peruanos debían ser
conocidos.

La desaparición de lo indio no estaba condicionada a un simple cambio de nombre.


El indio como sujeto colonizado no podía desaparecer pues la estructura colonial quedaba
intacta en el nuevo Estado.

Uno de los elementos teóricos del pensamiento político ilustrado era la calidad
ciudadana: la igualdad de los hombres ante la ley. Sin embargo, los criollos aunque
ilustrados también entendían la sociedad como una realidad estamental, para ellos:

La igualdad de la nación no deve confundir las Gerarquias y


asi el noble Americano, debe ser en Europa servido y
guardado en fuero personal, y lo mismo al Europeo en Yndias,
El Estado general en su fuero, y el plebeyo lo mismo aquí que
ayá. y no ha de haber esclavitud, siendo naturalmente todo
hombre libre por derecho natural.13

Una particular forma de combinar el pensamiento político ilustrado, moderno, con


posiciones propias del antiguo régimen. Esta figura: pensamiento moderno para sí,
comportamiento reaccionario para los de abajo, se seguirá manifestando en las elites
guatemaltecas hasta nuestros días.

Los indios no ignoraban el Estado político de España, pues los curas párrocos
antes del proceso electoral, para elegir los diputados a cortes, debían decir misa y
después del evangelio recordarle al pueblo los horrores de la guerra hecha "injustamente"
por el "tirano de Francia", el infeliz cautiverio de Fernando VII y la estrecha obligación de
todo español en cuanto a contribuir a la defensa de la región y la patria. También sabían
de las disposiciones que se habían adoptado suprimiendo el tributo, repartimientos y de
su calidad de ciudadano español. Las enérgicas protestas y sublevaciones, como la de
Totonicapán en 1820, cuando vieron transgredidas las disposiciones que recién

12. Universidad de San Carlos, Selección de Documentos de la vida independiente, (Guatemala: editorial universitaria, 1974), P. 7.
13. AGCA, sig. B, leg. 4, exp. 77.

10
disfrutaban, son prueba de ello. Los logros de tales acciones fueron pocos.
Correspondieron a exigencias específicas, cotidianas, inmediatas.

Aunque la noción sobre la participación popular en la independencia guatemalteca


ha sido impulsada por la historia oficial, está claro que grupos de artesanos de las
principales ciudades se movilizaron en favor de la independencia cuando esta pareció
inevitable. En tanto, los indígenas y campesinos en general, fueron indiferentes o se
mostraron renuentes.

Una nación no nace espontáneamente, se crea, se inventa y su contenido refleja


los intereses del grupo o grupos que la construyen. José Cecilio del Valle con mucha
claridad en su tiempo lo explicó: "Somos en el punto mas peligroso de la carrera: nos
hallamos en el período crítico de los Estados. Vamos á formar nuevas instituciones, á
hacer nuevas leyes, á crearlo todo de nuevo"14.

La tarea era difícil y Valle ya planteaba algunas inquietudes, dudas y temores:

¿Una población heterogénea, dividida en tantas castas y


diseminada en territorios tan vastos, llegará á unir sus votos
sobre el Gobierno que debe constituirse? ¿las clases que han
gozado serán bastante justas para dividir sus goces con los
demás? ¿Las que han sufrido serán bastante racionales para
no excederse en sus peticiones?15.

Las preguntas de Valle están relacionadas entre sí y constituyeron parte de la


problemática en la construcción del nuevo Estado: crear una nación que teóricamente
exigía igualdad ciudadana, cuando lo que se manifestaba era una población diversa
donde las elites disfrutaban de todos los beneficios, contrastando con la miseria y
explotación de las castas e indios.

Debido a la situación de opresión de castas e indios, las elites siempre temieron


una guerra como la sucedida en México. Sin embargo, su extrema voracidad manifiesta
en la intención de no perder ninguno de los beneficios hasta la fecha disfrutada, en lugar
de llevarlos a posiciones conciliatorias los hizo adoptar medidas conservadoras como
norma general.

Así, dentro de la idea de nación con tendencia conservadora, se planteó la


ciudadanía restringida del indio. Serían ciudadanos guatemaltecos solamente aquellos
que supieran leer y escribir o que en su defecto tuvieran fortuna. Las exigencias eran algo
así como pretender tocar las estrellas con la mano: una acción imposible.

La nueva nación centroamericana

14. Agusto Cazali Avila, Op. Cit, Pp. 230.


15. Ibid. Pp. 230 - 231.

11
El nacimiento formal de la nación centroamericana debió esperar poco más de año y
medio, luego de la declaración de independencia del 15 de septiembre de 1821, hasta la
declaración de independencia absoluta, de España, México y cualquier otra nación, el 1
de julio de 1823.

El Acta de Independencia del 15 de septiembre de 1821, había dejado el gobierno


superior, político y militar a cargo de Don Gavino Gainza, máxima autoridad del último
gobierno colonial español en la región centroamericana. El gobierno provisional se
mantuvo hasta el 29 de mayo de 1822, fecha en que José de Iturbide, gobernante
mexicano, nombra a Vicente Filísola en sustitución del Jefe Político del Gobierno
Superior. El 5 de enero anterior, Gainza y las autoridades residentes en Guatemala
habían decretado la anexión de Centro América al Imperio mexicano.

Las dudas sobre la capacidad de constituirse en nación fueron parte del


pensamiento de los anexionistas. Los planteamientos de Valle, citados en párrafos
anteriores, son ilustrativos al respecto. La posibilidad de independizarse se consideraba
junto a la posibilidad de construir una nación. Así surgió la pregunta, la duda: ¿Es posible
construir una nación centroamericana?

Las provincias del Reino de Guatemala tuvieron el temor de no ser viables como
nación. Esa fue una de las razones que llevó a parte de las elites criollas guatemaltecas a
pronunciarse a favor de la anexión al imperio mexicano de Iturbide. Su principal
argumento giraba en relación a la debilidad del Reino. Débil para ser nación, por ello se
necesitaba pertenecer a una entidad política mas fuerte. A la luz del tiempo, hoy sabemos
que no fue viable la nación centroamericana y de ella surgieron cinco nuevas naciones:
Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica.

En resumen, la capacidad de ser realmente viables como nación condicionó las


decisiones políticas de las elites en los tiempos de la independencia. En nuestros días ese
fenómeno sigue manifestándose: ¿Tenemos capacidad para ser libres, soberanos y
autónomos e independientes?

Centroamérica fue convertida en una provincia del imperio mexicano, su nombre


Provincia de Guatemala16. Al sistema de gobierno que se implementó le denominaron
"monarquía moderada constitucional"17.

Como provincia de México, Centroamérica duró muy poco tiempo, el rechazo a la


anexión se observó inclusive antes de realizada esta.

Las luchas intestinas en México, particularmente la sublevación del coronel Antonio


López de Santana, el 5 de enero de 1823, va a desarticular las bases del imperio. Con
ello, el Jefe Supremo del Gobierno en Guatemala, Vicente Filísola, se ve obligado a
declarar la separación de la provincia de Guatemala, el 29 de mayo del mismo año.

16. Gobierno de la República de Guatemala, Boletín del Archivo, (Guatemala: editorial José de Pineda Ibarra, Tomo IV), Pp. 583.
17. Ibid., Pp. 465.

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Con la declaración de Independencia Absoluta de 1823, Centroamérica se erige
como nación denominándose "Provincias Unidas del Centro de América". Dicha
denominación la conservó hasta que la Asamblea Nacional Constituyente en 1824
sanciona la nueva constitución política, así nació la República Federal de Centroamérica.

Las antiguas provincias que integraron el Reino de Guatemala, a excepción de


Chiapas, pasaron a ser parte de la federación centroamericana. Los Estados de
Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica fueron los miembros de la
nueva federación y los Altos tuvieron una fugaz vida como sexto Estado.

La experiencia federal, de unidad centroamericana, fue corta. Los distintos


problemas internos, las rivalidades entre los Estados miembros, la rivalidad entre
Conservadores y Liberales y el clima de guerra civil de la región y el crecimiento de
nacionalismos en las patrias chicas, fueron impedimentos a su permanencia. En suma, el
fracaso de la Federación tiene causas muy variadas. A las anteriores también se agregan:
la falta de integración regional, los resentimientos hacia Guatemala, los localismos, los
errores de la Constitución Federal, las ambiciones de líderes y elites locales, la falta de
una base económica sólida, etc.

Los Estados centroamericanos inician separándose de la unión, Honduras,


Nicaragua y Costa Rica lo hacen en 1838, Guatemala y El Salvador en 1839. Años más
tarde se declararían Repúblicas independientes entre sí. La primera en hacerlo fue
Guatemala en 1847, por decreto del caudillo Rafael Carrera. Le seguirían Costa Rica en
1848, Nicaragua en 1854, El Salvador en 1856 y Honduras en 1864.

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