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Dilema Ético

No cabe duda de que usted habrá enfrentado ya muchos dilemas éticos en su


carrera educativa y de trabajo. Saber qué hacer es difícil. Sin embargo, si aún
no lo ha hecho, éste es el mejor momento para establecer una regla o serie de
reglas contra las cuales medir lo “correcto” o “incorrecto” de sus decisiones y
acciones. Puede tratarse sencillamente de una aproximación al lema “no
hagas a los demás lo que no quieras para ti”. O podría tratarse de una
pregunta o serie de preguntas que siempre se plantean, como: “¿qué sentiría
al explicar a mis padres o hijos lo que acabo de hacer?, ¿cómo me sentiría si la
acción que acabo de realizar apareciera detalladamente en la primera plana del
periódico local?, ¿he evitado hasta el asomo de un conflicto de intereses en mi
decisión?, ¿perjudica mi acción a alguien, física o emocionalmente?, ¿infringe
mi acción la libertad o los derechos constitucionales de otros?

Como consideramos que los problemas éticos y la forma de tratarlos son


importantes, empezamos por la pregunta: “¿es un error decir una mentira?”

Mintzberg descubrió que los gerentes desempeñan una serie de papeles, uno
de los cuales es actuar como portavoz. En este papel específico, un gerente
transmite información a personas fuera de la organización. Ocasionalmente,
los hechos que el gerente debe comunicar y explicar no son muy halagüeños
para la empresa. Esto presenta el dilema de si es ético o no decir una mentira.
Veamos un caso específico:

Una alta gerente de finanzas revisa el desempeño financiero de la organización


durante el año anterior en la reunión anual de accionistas. Las noticias son
malas. Las ventas cayeron un 30 y las utilidades un 50 por ciento
respectivamente. Uno de los accionistas pide la palabra y pregunta a la
gerente: “¿Qué ocasionó esta grave disminución y, ya ha sido corregida?” La
gerente sabe que el motivo principal de las caídas en ventas y utilidades fueron
una serie de malas decisiones tomadas por la dirección general a lo largo de
los últimos años, pero también sabe que esto no es lo que sus compañeros
gerentes quieren que diga. No obstante, en lo personal cree que la caída
todavía no termina, aun cuando reconoce que esto no es lo que los accionistas
quieren oír.

Preguntas:

1. ¿Debe mentir la gerente?


2. ¿Mentir siempre es malo o resulta aceptable en ciertas circunstancias?
¿Cuáles, si las hubieras, serían esas circunstancias?
3. ¿Qué opina usted? ¿Qué haría usted si estuviera en el lugar de esta
gerente?
1. La gerente no debe mentir, hacerlo se traduciría en mayores problemas
para consigo misma y para la empresa.

2. Mentir siempre es malo y no resulta aceptable bajo ninguna


circunstancia.
Una persona mentirosa no sólo engaña a los demás, sino que en
primera instancia se engaña a sí misma.
No hay pretexto o excusa que sirva para validar una mentira, jamás se
puede justificar una mentira.
El peor de los escenarios en cuanto a mentiras se refiere es cuando
aparecen aquellas personas que defienden a capa y espada a las
famosas “mentiras piadosas”, también conocidas como “mentiras
blancas”.
La verdad es única y absoluta. Se dice que entre dos personas en
conflicto siempre hay tres (3) versiones: 1. Lo que dice una, 2. Lo que
dice la otra, 3. La verdad (la realidad de los hechos).
La verdad, por más difícil de reconocer que ésta sea, siempre será la
verdad.
Quien dice la verdad ha de ser buena persona. Andar por la vida con la
verdad siempre por delante denota sinceridad, honradez y pureza en
una persona. Son estas personas en las que uno puede depositar su
confianza a plenitud.
No existen circunstancias que justifiquen mentir en la empresa. Tal y
como mencionaba anteriormente, mentir traería consigo mayores
problemas a los ya existentes.
Suponiendo que la gerente de finanzas oculta los resultados de las
ventas y utilidades, la misma estaría cometiendo una falta ética. ¿Por
qué? Importantes aspectos de la empresa, tales como la confianza y la
integridad, se verían afectados negativamente por la incorrecta acción
de la gerente de finanzas.
En otras palabras, el incorrecto proceder de la gerente de finanzas (en
este caso) así como de cualquier otro colaborador de la empresa, va
dejando precedentes negativos en el camino y afectando la imagen que
la empresa como tal proyecta internamente y externamente al mercado.
3. Si estuviera en el lugar de la gerente de finanzas les mostraría los
resultados reales a los accionistas independientemente de la reacción
que puedan tener.
En lugar de darle vueltas al asunto, les haría conocer con lujo de detalle
la problemática actual de la empresa, de manera tal que en conjunto
pensemos en soluciones inmediatas y planes de acción a corto y
mediano plazo para evitar registrar nuevamente tan bajos niveles de
ventas y de utilidades.
Los resultados de las actividades comerciales de un negocio se pueden
“maquillar”, se le puede pintar todo de color rosa a los accionistas y a los
directivos, pero no hay nada que se le escape a la contabilidad y al final
del camino todo lo bueno y malo se sabrá. Es obligación de la empresa
que el resultado de sus operaciones se refleje en sus estados
financieros.
Todo se resume en que la verdad siempre sale a la luz. Ocultar la verdad
sólo posterga un eventual problema de mayor magnitud. Por
consiguiente, lo mejor es optar por expresar las cosas como son, sin
omitir ni inventar detalles, simplemente tal cual.

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