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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA

DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

UNIVERSIDAD NACIONAL FEDERICO


VILLARREAL

FACULTAD DE PSICOLOGÍA

COMPENDIO DE LA ASIGNATURA

TEORIA PSICODINAMICA
Elaborado: Mg. DAVID EDUARDO DIAZ LOPEZ
Versión corregida y actualizada

LIMA – PERÚ
2016
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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

UNIDAD 1: ORIGEN DEL PSICOANÁLISIS

La influencia de las teorías de Freud es tan poderosa que resulta casi


imposible pensar sobre la personalidad o la psicoterapia sin tomar en
consideración a este autor. Incluso aquellos que proponen la mayoría de
las teorías alternativas aceptan partes del legado freudiano que fueron
muy criticadas hace un siglo.
Resulta más adecuado considerar a Freud como portador de una serie
de teorías complementarias, pues aunque revisó su obra durante el curso
de su vida y cambió el énfasis en ciertos puntos, nunca se desdijo de
versiones anteriores.

SIGMUND FREUD
Muchos biógrafos han comentado la importancia del trabajo de Freud
en el campo de la fisiología y la neurología para sus teorías
psicoanalíticas (Ellenberger, 1970; Greenberg y Mitchell, 1983; Grunbaum,
1984; Jones, 1953, 1955, 1957; Laplanche y Pontalis, 1973; Ricoeur,
1970; W ollheim, 1981). Encontramos muchas influencias de Helmmholtz,
de quien Freud aprendió a estructurar las teorías psi cológicas siguiendo
el modelo de las físicas y que se centró particularmente en las cuestiones
de distribución de energías; de Brucke, que también su brayó los
conceptos de energía y conservación; de Meynert, que relacionó los
intereses de Freud en neuroanatomía y sus consecuencias conductuales;
y de Charcot, cuyo trabajo con la histeria abrió para Freud el camino que
desembocaría finalmente en el psicoanálisis. Freud también tomó mucho
prestado del neurólogo Hughlings Jackson. De los primeros tres autores,
Freud desarrolló su teoría de la descarga de las pulsiones, el pricipio de
la constancia, algunos elementos de la noción de reaparición de lo
reprimido, el concepto de energía física, así como algunas de las
limitaciones de las metáforas eléctricas e hidráulicas del momento. De
Charcot adoptó el interés por la histeria y la hipnosis y de Jackson
recogió la aproximación entre la estructura y la función mental.

Charcot indujo a Freud en el estudio de los pacientes con histeria.


Negando que éstos estuvieran fingiendo o tuvieran un «útero
insatisfecho», Charcot señaló el vínculo entre sus síntomas y los
acontecimientos traumáticos. Que los síntomas histéricos se debieran a
disfunciones populares, más que a disfunciones anatómicamente
correctas de la sensación o el movimiento, significaba que los factores
simbólicos estaban implicados de manera importante. Es más, Charcot
demostró el papel que jugaba la hipnosis en el tratamiento de la histeria.
Para él, la histeria estaba causada por un trauma en individuos
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susceptibles, y sin embargo, la enfermedad también podría estar influida


por el tratamiento en el ámbito de las ideas. Las palabras, los conceptos y
los símbolos podían ser curativos.
Freud avanzó la teoría del asociacionismo dinámico y de la regresión.
Su monografía prepsicoanalítica, On Aphasia (1891/ 1953), presagia la
dependencia posterior en estos dos conceptos, así como el impacto de la
incorporación de la teoría de la evolución, lo que más tarde se convirtió
en el desarrollo de la teoría de Freud.

Esta fase proto-psicoanalítica culminó con dos obras fundamentales. La


primera fue Studies on Hysteria (1893-1895), escrita junto a Joseph
Breuer (Breuer y Freud 1893-1895/1955). La segunda, Project for a
Scientific Psychology (empezada y dejada en su mayor parte inacabada
hasta 1895, pero no publicada hasta, 1950), un ambicioso intento del
autor por relacionar la experiencia, la conduc ta, la memoria y la
motivación en un único sistema neurofisiológico. Desgraciadamente,
incluso la biología de su época era demasiado poco profunda para
explicar estas cuestiones de una forma lógica y Freud tuvo que
abandonar su búsqueda.

La teoría de Freud sobre la histeria de aquel momento llevaba im plícita


una teoría de la mente. Se creía que la histeria estaba causada por
hechos reales, generalmente traumáticos, cuyo recuerdo no se difulmina
de forma usual. En lugar de ello, el recuerdo doloroso se reprime. Sin
embargo, a causa de la poderosa carga emocional del recuerdo, los fe -
nómenos histéricos se convierten en el resultado directo de la
reproducción del acontecimiento traumático.«Los histéricos sufren sobre
todo de reminiscencias» (Breuer y Freud, 1893-1895/1955, p.71).

La hipnosis se empleaba para librarse del recuerdo patológi co mediante


la abreación de la verbalización.

En este aspecto surgieron varios problemas que forzaron a la


expansión de la teoría. En primer lugar, casi siempre se daba el caso de
que la eliminación mediante abreación (o liberación emocional por medio
de la descarga del afecto doloroso) de un recuerdo simple pocas veces
conseguía la curación.Todos los síntomas tenían una multiplicidad de
causas «sobredeterminadas». En segundo lugar, Freud era un
hipnotizador indiferente, y algunos pacientes (Elizabeth von R.,
principalmente) notaron que hablar libremente les resultaba más efectivo.
Algunos pacientes desarrollaron poderosos vínculos emocionales con su
médico, lo que condujo a Freud a elaborar su teoría d e la transferencia.
Finalmente la teoría de que los acontecimientos trau máticos reales,
generalmente las seducciones, se hallaban en la raíz de la histeria tuvo
que ser abandonada. Ello llevó a Freud desde una exploración de la
experiencia traumática real a la observación del mundo de la fantasía

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interior. Estas dos últimas revisiones anunciaron aspectos centrales, la


transferencia y la fantasía, de lo que iba a ser el psicoanálisis.

Primeras teorías de la defensa. Además de cambiar el enfoque de la


teoría del trauma «directo» a la teoría que ponía énfasis en la fantasía,
Freud también revisó su opinión sobre la influencia de los
acontecimientos traumáticos sobre la respuesta sintomática neurótica.
Existe otro punto de apoyo importante en la teoría de Freud. Charcot
había postulado que el propio trauma era el que causaba la histeria en
individuos susceptibles. En The Neuropsychosis of Defense (1894/1962),
Freud afirmó que no era el trauma en sí, sino las defen sas frente al
recuerdo del trauma lo que causaban las neurosis.Se desplazó el énfasis
sobre la predisposición o susceptibilidad. Aquello de lo que uno se
defendía era la relación entre el recuerdo y el afecto. Podía hacerse
frente a esta relación de diversas maneras defensivas. En la histeria, el
afecto podía sufrir la «conversión» a un síntoma motor o sensorial que,
aunque simbólicamente determinado por el contenido ideacional del
recuerdo, permitía eliminar la idea de la consciencia. Los neuró ticos
obsesivos no podían «convertir» de ese modo y en ellos tanto el afecto
como los datos del recuerdo permanecían en la consciencia, pero
separados el uno del otro. La idea quedaba despojada del afecto, y éste
se situaba junto a una idea «falsa», que se convertía en el síntoma
obsesivo clínico. El significado de esto radica en el reconocimiento de la
defensa, y en la implicación de los procesos neuróticos en una diversidad
de situaciones sintomáticas. Pasar de una teoría del trauma con causa
directa a otra que utilizaba el concepto de defensa enriqueció la noción
que tenía Freud de la vida mental como esce nario en el que tiene lugar la
psicopatología (Ver también Freud, Psicopatologia de la vida Cotidiana).

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UNIDAD 2: BASES CONCEPTUALES DEL PSICOANÁLISIS

MODELO TOPOGRÁFICO
Desde su etapa prepsicoanalítica, Freud reconocía que la mayor parte de
la vida psíquica se encontraba fuera de la consciencia. Su mayor
contribución al conocimiento psicológico fue la idea de que la vida
mental inconsciente estaba elaborada. El propio Freud veía esta
contribución como una de las dos hipótesis fundamentales de la teoría
psicoanalítica. La segunda hipótesis, relacionada con la primera, e ra la
del «determinismo psíquico», según el cual todos los
acontecimientos mentales estaban relacionados causalmente con
otros en una red asociativa. Ambas hipótesis tienen sus orígenes en
The Project y en su trabajo sobre la afasia, que hacía hincapié en los
vínculos asociativos y tomaba en consideración la topografía espacial del
cerebro. A su vez, ambas se reforzaron y modificaron gracias a los
descubrimientos de Freud sobre los sueños y se presentaron de modo
sistemático en el famoso capítulo 7 de The Interpretation of Dreams
(1900/ 1953).

El modelo topográfico analiza las tres «áreas» de la mente: la


consciente, la preconsciente y la inconsciente (Figura 1). La mente
consciente estaba ya presente en las teorías psicológicas y neurológicas
anteriores a Freud. El significado permanente del modelo topográfico iba
a definir los procesos mentales inconscientes como el campo de inves-
tigación y tratamiento psicoanalítico. La primera versión de los procesos
inconscientes que hizo Freud se ha deno minado «el inconsciente
descriptivo». Con este término se refería al hecho de que la vida mental
no podía estar limitada sólo a los procesos consc ientes o cognitivos. Que
los pacientes en estado de coma fueran capaces de regis trar
acontecimientos que habían tenido lugar mientras estaban inconscientes
era suficiente para sugerir que la vida mental continuaba incluso du rante
los períodos en que se interrumpía la consciencia.

Entre otras pruebas similares se incluían los fenómenos de sugestión


posthipnótica, el propio acto de soñar y los pacientes con personalidad
dual o múltiple. En términos del inconsciente des criptivo, el
preconsciente, que mantenía el contenido mental que no era consciente
en aquel momento, se podía agrupar con el inconsciente. La teoría s obre
la existencia de un inconsciente descriptivo, que llenaba los huecos de la
vida mental, o explicaba fenómenos bien conocidos, precedió a Freud y
causó relativamente poca controversia.

Freud profundizó más en el tema, y afirmó que había fuerzas en


funcionamiento que mantenían los procesos mentales y el contenido
mental inconsciente, o bien que funcionaban para empujar el con tenido
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del inconsciente hacia la consciencia. Fue denominado «inconsciente


dinámico». No se trata de que en todo momento exista una continuidad en
la vida mental. Más bien, el paso del contenido mental a lo consciente
o al inconsciente es una cuestión de la fuerza relativa de las
poderosas fuerzas. Era posible obtener evidencias del poder de estas
fuerzas a partir de ejemplos de l o que Freud llamó «La Psicopatología de
la vida cotidiana» en el libro del mismo título (Freud, 1901/1960). Entre
los ejemplos de este tipo estarían los lapsus que traicionaban los
verdaderos sentimientos de uno en un marco donde sería correcto un
disimulo educado, o una conducta que revelara sentimientos profun dos no
aceptados, tales como los de una novia que se parara ante un semáforo
en verde de camino a la boda. En el ámbito clínico, la resistencia a
recordar constituía una evidencia de que estas fuerzas estaban
trabajando para mantener el contenido mental fuera de la percepción del
paciente. Y sin embargo, los recuerdos, ideas y efectos reprimidos
ejercían su afecto mediante síntomas que expresaban simbólicamente lo
que había de permanecer inconsciente. En términos del inconsciente
dinámico, lo preconsciente se agruparía con las zonas conscientes de la
mente, porque, aunque su contenido no era percibido conscientemente en
todo momento, podía traerse fácilmente a la consciencia y no existía
ninguna barrera represiva fuerte entre el preconsciente y la consciencia.

Llegados a este punto surgen una serie de problemas. La barrera entre


la consciencia y el inconsciente dinámico, ¿radica en el inconsciente o en
la consciencia? ¿La energía fluye para mantener inconscientes a las
cosas, o fluye para empujarlas a que emerjan en la consciencia? En esto
radican algunas cuestiones de la teoría psicoanalítica que hicieron que
Freud ampliara y, finalmente, revisara su modelo topográfico.

Freud: no fue totalmente consistente en el uso de los términos. Muchas


veces, parece afirmar que en el inconsciente sólo existen las ideas, en
forma de recuerdos almacenados, despojadas de su ener gía por el hecho
de haber sido reprimidas. Otras veces, afirma que en el incon sciente
existen impulsos, deseos y afectos con una gran energía que debe
confrontarse a otra energía, represiva, igual mente poderosa para
mantenerse en el inconsciente. A veces es sólo aquello que había sido
consciente y más tarde reprimido, lo que ocupa la consciencia. También
se argumenta que la mayor parte del contenido mental empieza siendo in -
consciente y sólo una pequeña porción emerge a la consciencia. Más
adelante veremos cómo la teoría de las pulsiones y el modelo estructural
resuelven algunas de estas cuestiones.
Quizás, incluso más importante que el incons ciente dinámico sea la
teoría del «sistema inconsciente». Este sistema inconsciente, que Freud
abrevió como sistema ICs, funciona con una lógica interna diferente de
cómo lo hace la mente consciente. En esta teoría, la consciencia, o más
propiamente dicho el sistema Cs, se relaciona con la sensación y la
percepción, así como con el habla y la asociación con palabras. El
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mecanismo de percepción registra eventos, que luego son almacenados


como representaciones o imágenes mnésicas. El sistema de
almacenamiento ordena estas imágenes en una secuencia cronológica y
también en un método asociativo, es decir, conectando mate rias
relacionadas entre sí. Este sistema de almacenamiento inconsciente
registra «las representaciones de las cosas» que están relacionadas con
los indicios de la memoria, pero no son exactamente lo mismo que éstos
y que pueden estar vinculadas con otras representaciones de cosas
según diversos afectos y atributos que poseen la representación de las
cosas.

Figura 1: El Modelo Topográfico


Principio de Posición Posición
Sistema operativo motivación descriptiva Posición dinámica de «sistema»

Consciente Proceso secundario Principio de realidad Conocido No reprimido; Orientado por


fácilmente palabras;
accesible denotativo; lineal;
ligado al tiempo;
declarativo

Preconsciente Proceso secundario Principio de realidad Fuera de No reprimido; puede Orientado por
conocimiento tener acceso palabras;
relativamente fácil denotativo; linear;
si se enfoca la ligado al tiempo;
atención puede ser poético

Inconsciente Proceso primario Principio de placer Fuera de Reprimido; Orientado por


conocimiento de difícil imágenes;
acceso;disponible connotativo;
en sueños y nolineal; no ligado al
síntomas tiempo; simbólico

Además de las imágenes mnésicas, pue den almacenarse las


representaciones mentales de los impulsos o pulsiones. Los vínculos
asociativos se crean mediante un método lógico específico del sistema
ICs, llamado «Proceso Primario».

EL PROCESO PRIMARIO: Es el conjunto de reglas que gobiernan el


funcionamiento del sistema ICs. Está motivado por lo que Freud llamó
en un primer momento «el principio del displacer» más tarde denominado
«principio del placer» (Freud, 1915c/1957). Con el principio del placer, se
evita el displacer en todo momento, y las pulsiones buscan un modo de
descargarse. Así, bajo este principio, la motivación del sistema ICs es la
de satisfacer los deseos y descargar pulsiones. La vinculación a un
contenido mental particular cambia libremente de una asociación a otra. A
esto se le denomina «catexis móvil» siguiendo el neologismo con que los
traductores nombraron al concepto de inversión de la energía psíquica.
En el proceso primario, el tiempo fluye por igual en ambas direcciones,
pueden coexistir una idea y su opuesto, y los contenidos mentales se
condensan y desplazan libremente.

Se entiende por condensación la representación de múltiples ideas,


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recuerdos y afectos en un único símbolo. El desplaza miento es la


operación de captar atributos, afectos o aspectos de una cosa y vin -
cularlos a otra. La simbolización suele enumerar se a menudo como un
tercer atributo del proceso primario. Debido a que el sistema ICs opera en
base a las representaciones de las cosas, su vocabulario está constituido
por símbolos y no por palabras.

EL PROCESO SECUNDARIO: El sistema Preconsciente (o PCs) y el


sistema Consciente (o Cs) funcionan siguiendo las reglas del
proceso secundario. La fuerza motivacional básica es el «principio de la
realidad», según el cual se retrasa la gratificación en favor de otros
propósitos.
Ello es posible gracias al retraso en la descarga de los impulsos. A sí,la
energía psíquica está más sujeta y resulta menos móvil. Una
consecuencia de ello es que la atención se mueve más lentamente de
una cosa a otra en la vía asociativa del proceso secundario. De aquí se
deduce lo que se ha denominado como «lógica aris totélica», el tiempo se
mueve hacia delante en dirección lineal, las contradicciones no pueden
existir simultáneamente y el pensamiento está más interesado en el
contenido y la lógica de las ideas que en su intensidad emocional. El
vocabulario del sistema PCs y del sistema Cs está formado tanto por
representaciones de cosas como por representaciones de palabras.
Freud pensaba que un elemento indispensable de la consciencia era su
relación entre el pensamiento imaginario y visual de la representación de
las cosas y el pensamiento linguístico auditivo de la representación de
palabras. En esta noción subyace el énfasis en el psicoanálisis como
curación mediante el habla y el poder de las asociaciones e
interpretaciones verbales.

Es, por virtud del hecho que las representaciones de cosas del sistema
ICs, gobernado por el proceso primario, se traducen a representaciones
verbales del sistema Cs, dirigido por el sistema secundario, que las
influencias conscientes pueden hacer gradual mente que el control pase a
la parte inconsciente de la vida mental.
El modelo topográfico no implica ningun a correlación anatómica en el
cerebro,aunque Freud siempre dejó abierta esa posibilidad. Sería equívo-
co, por ejemplo, igualar la especificación hemisférica con los procesos
primario y secundario, pero ello nos recuerda el tipo de metáforas que
utilizaba Freud. Una metáfora utilizada a menudo tiene que ver con la
«regresión topográfica». Dado que la percepción se almacena mediante
imágenes mnémicas sucesivas, los sueños revelan cómo la regresión
topográfica nos devuelve a la rememoración inconsciente visual que se
parece a la percepción original. Esto nos lleva a una consideración más
extensa de los sueños y el soñar.

Los sueños y el soñar. Los sueños siempre ocuparon un lugar especial


en la teoría psicoanalítica; Freud decía que cuando empezaba a dudar de
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la dirección de su trabajo, volvía a lo fundamental de la teoría del sueño


para obtener una renovada certeza. El llamaba a los sueños «la vía
regia hacia el inconsciente». Mediante el análisis y el autoanálisis de
los sueños, Freud descubrió los principales puntos de su teoría.

Los sueños eran para Freud el ejemplo por excelencia de la


actividad mental inconsciente (1900/ 1953, 1917 (1915)/1957). Los
soñadores informaban de lo que Freud denominaba «el sueño manifesto».
Era la rendición consciente de lo que el soñador había experimentado
durante el acto de soñar. Pero incluso los sueños manifiestos revela ban
un contenido imaginario con acciones improbables y frecuentes mezclas
entre el pasado y el presente. Freud teorizó que todo sueño contie ne
varios elementos: los residuos diurnos, que son los recuerdos de los
acontecimientos del día precedente que retienen una carga emocional
inconsciente; los estímulos nocturnos, que pueden ser ruidos de la zona
donde duerme la persona que sueña, o la perc epción enteroceptiva de
los estados corporales (por ejemplo, una vejiga llena); estos ele mentos,
relativamente conscientes, se mezclan con deseos inconscientes y con
los recuerdos asociados con ellos desde la infancia. Juntos,constituyen
el «sueño latente».

En el proceso de clasificar el residuo diurno y los estímulos nocturnos,


se equiparan los registros asociados a los d eseos asociados a los deseos
inconscientes reprimidos de la infancia (o «infanti les»). Con la capacidad
que tiene el sistema ICs de crear vínculos afectivos rápidos vía la catexis
móvil del proceso primario, pueden mezclarse fácilmente elementos de
diferentes períodos. Dado que el soñador está dormido, se bloquea la
descarga motora de estos deseos e impulsos infantiles, y por tanto, se da
una regresión topográfica, que de vuelve al soñador a la memoria visual y
a la percepción en forma de sueño visualmente alucinado. El mero hecho
de exponer estos deseos, por otro lado reprimidos, generaría ansiedad, y
al hacerlo, podría despertar al soñador. Por consiguiente, mediante la
capacidad del sistema ICs de utilizar las reglas del proces o primario de
condensación, desplazamiento, junto con el simbolismo innato in herente a
las representaciones de las cosas, el sueño queda disfrazado. Este sue ño
disfrazado permite al soñador la máxima expresión de deseos infantiles,
prohibidos, con un mínimo descubri miento. A este respecto, el sueño
actúa del mismo modo en que Freud entendía que funcionaban los
síntomas neuróticos. Ambos son «formaciones de compromiso», que
simultáneamente manifiestan y disfrazan, revelan y ocultan el contenido
mental inconsciente subyacente, con sus recuerdos, aso ciaciones e
impulsos.
El proceso que convierte el sueño latente en sueño manifiesto se
denomina«elaboración onírica». A las acciones iniciales de
condensación, desplazamiento y formación de símbolos se añade la
transformación de sueños después de que el soñador despierta. Esta
suavización de las contradicciones lógicas que se da en el sueño hace
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que se conforme más a las reglas del proceso secundario y la narración


consciente se llama «segunda elaboración» o «revisión secundaria».

Interpretación de los sueños.Trabajar psicoanalíticamente con un sueño


invoca procesos que revertirán en la elaboración onírica. Si guiendo la
concepción del determinismo psíquico, todas las partes del sueño cobran
existencia por una razón relacionada con el contenido latente del sueño y
con las razones de la censura del sueño. Mediante el proceso de libre
asociación, el soñador, inexorablemente, será llevado a través de la red
asociativa a los recuerdos e impulsos originales reprimi dos que
estimularon en primer lugar el sueño.

La confianza en la libre asociación para entender los sueños señala el


uso personal de símbolos del indiv iduo. Aunque los soñadores de una cul-
tura o época determinada tienen semejanzas que les llevarían a utilizar
símbolos comunes, Freud observó que eran las asociaciones libres
personales propias del individuo, no un «diccionario de sueño
estandarizado», las que conducirían al significado latente de los sueños.

PULSIONES
En las primeras etapas de su trabajo, Freud tenía una teoría del trauma
para explicar la causa de la psicopatología. Cuando esa teoría ya no se
sostenía, él siguió preservando el rol central de la sexualidad en la
neurosis. Fue capaz de razonar que sus pacientes no habían sido
traumatizados universalmente, sino que habían tenido fantasías sexuales
universales. Esto se deducía de sus sueños, sus asociaciones y, lo que
es más importante, de la transferencia.
La transferencia, es el fenómeno por el cual los sentimientos y las
relaciones del pasado cambian nuestras percepciones y reaciones en el
presente. Para Freud, la recapitulación de los acontecimientos
traumáticos aducidos que eran en realidad fantaseados, y que ocurría en
la transferencia, ofrecía el impulso definitivo final a la teo ría de la
neurosis por trauma.

Ha surgido una cierta confusión con respecto a los términos «instinto» e


«pulsión». Fuera del ámbito del psicoanálisis, el término «instinto» desig-
na la preprogramación que se encuentra, esencialmente, en todos los
miembros de una especie dada; es muy específico y se relaciona con
patrones innatos de reconocimiento y mecanismos de desencadenamiento.
La «pulsión» indica una necesidad innata general que puede inducir una
diversidad de cambios para alcanzar la saciedad a partir de un cierto
número de objetos de satisfacción. Según esta definición, la tendencia de
volar hacia el sur antes del invierno sería un instinto, y el h ambre sería
una pulsión. El propio Freud preserva esta distinción en el original alemán,
pero sus traductores decidieron traducir trieb como «instinto» y no como
«pulsión», provocando la confusión a la que nos hemos referido. Muchos
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autores modernos intentan solucionar esto utilizando el término «pul sión».

Las pulsiones son el modo en que las fuerzas fisiológicas toman el


mando de la vida mental. Cuando el organismo es estimulado, las
pulsiones deben descargarse (esto es, satisfacerse o aliviarse) segú n el
principio básico de constancia. Así, las pulsiones de todo tipo se
vuelven mentalmente significativas como energía psíquica. Esta energía
psíquica tiene una tendencia innata a la descarga, pero puede vincularse
(«catarsis») a varias representaciones mentales en el camino de
consecución de la descarga última, o puede ser sometida o redirigida.

Toda pulsión tiene una presión (o fuerza cuan titativa), una fuente,
un objeto y un fin. Dado que era una mala descarga de la pulsión sexual
la que caracterizaba clínicamente a sus primeros pacientes, Freud dirigió
primero su atención a estas pulsiones. Observando la frecuencia de
fantasías sexuales en la niñez, Freud postuló que la sexualidad co mienza
no en la pubertad, como afirmaba la visión prevaleciente en aquel
momento, sino en la niñez. El origen de la energía sexual adulta era la
excitación de la zona genital y el objeto era una persona que poseía los
genitales complementarios del otro sexo. Las cosas no eran tan simples
en la sexualidad infantil.

La PULSIÓN DE VIDA puede disociarse en diferentes componentes


(Freud, 1905/1953). El primero sería la succión. Freud clasifica como
sexual el placer que el bebé obtiene del mamar. El origen es el reflejo de
la succión; la meta es mamar y el objeto es primer o el propio niño y, por
consiguiente, es autoerótico.El niño distingue rápidamente entre las
diferencias de mamar el pecho y la succión autoerótica. Es la fase
denominada por Freud de oralidad. En esta fase, la zona erógena es la
boca, y el fin no es solo mamar sino todo aquello que es capaz de hacer
una boca, como ingerir, saborear, deglutir, digerir y, más tarde, morder,
escupir y mantenerla cerrada. A medida que el niño madura, la zona
erógena principal pasa a las áreas anal y uretral. Una vez más, lo que
empieza siendo un placer directo en las sensaciones de la micción y la
defecación se generaliza como placer en las cosas que pueden hacer
estas zonas. Entre ellas se incluyen acciones como retener, controlar,
ser aseado, expulsar, guardar. Después, la psicosexualidad se
organiza en el estadio fálico.

Éste se tratará más a fondo en la sección sobre el desarrollo. Finalmen te,


la psicosexualidad de la niñez está sometida durante la infancia, su
energía despojada durante la media docena de años sigui entes, más o
menos, de su afecto placentero intenso y desplazada a otras actividades.
Es esto lo que hace posible que el niño se encierre, durante la latencia,
en tareas cognitivas de la escuela. La psicosexualidad reaparece de
nuevo de forma directa en la fase genital, que empieza en la pubertad y
continúa en la edad adulta.
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Freud justifica la expansión de su noción de sexualidad más allá del


acto sexual heterosexual adulto. A partir de sus primeros pacientes y de
sus fantasías, existían evidencias de experiencias y anhelos sexuales en
la niñez. Estas procedían de casos del análisis de niños como «el
pequeño Hans» (Freud, 1909a/1955), cuyo interés abierto en cuestiones
sexuales y cuyas teorías sexuales de la infancia pare cían confirmar la
propia visión de Freud (ver también Freud, 1907/1959, 1908/1959).
Existía la transferencia, en la que las cosas no eran explícita mente
sexuales por sí mismas adquirían una intensa carga sexual. Existían
también las perversiones, en las que Freud afirmaba que los
componentes pulsionales sexuales se mostraban en diversidad de fines y
objetivos. En éstas, se distinguía claramente componentes pulsionales
orales y anales practicados por adultos y también se veía la diversidad
de objetos escogidos. Finalmente, existía un entrenamiento normal, que
contenía componentes pulsionales: sexualidad «oral», como la
estimulación visual y el beso; sexualidad «anal», como el domi nio, el
control y la dominación, y el paso sucesivo de actividad y pasividad y
viceversa; y la sexualidad «fálica», con su enfoque en el propio pene,
con actividad exhibicionista y con el énfasis en la mas culinidad y la
feminidad exagerada. Estos componentes pulsionales observados en el
entrenamiento llevan a la sexualidad genital, y la aumentan, si los
participantes son normal y sexualmente sanos.
Al ampliar el concepto de sexualidad, Freud no convirtió todo en sexual .
Fue muy explícito sobre el hecho de que no se trataba de una teoría de
la pansexualidad. Siempre había una categoría alter nativa de pulsiones.
En los primeros estudios de Freud, las categorías opuestas de estímulos
eran la sexualidad, también llamada «líbido» y la preser vación de vida,
denominada «pulsión del Yo». En el momento del nacimiento, los dos
estaban unidos en la relación «anaclítica» entre el niño y la madre. Es
decir, el placer sexual que comporta el mamar está unido con el instinto
de supervivencia del mamar. Freud hipotetiza que, en un primer momento,
el niño no puede distinguir entre el mamar autoerótico, la alucinación del
pecho y la experiencia real de mamar el pecho. A medida que va
haciendo esta distinción, la pulsión de supervivencia del Yo y la actividad
libidinal placentera de la pulsión sexual sufren una disyunción. Esto, a su
vez, hace posible los inicios de las relaciones de objeto, de las que
hablaremos más adelante.

La PULSIÓN DE MUERTE. El tema de la pulsión de muerte es uno de los


más difíciles y controvertidos en la tradición psicoanalítica. Como fue
importante para Freud (1920/1955), intentaremos descifrar p or qué se vió
impulsado a proponerlo y qué entendía por él.

«La teoría de las pulsiones es, por así decirlo, nuestra mitología... En
nuestro trabajo no podemos dejarlos de lado ni un momento, y sin
embargo no estamos seguros de verlos claramente» (Freud,
1933(1932)/1964, p.95). Aquí Freud reconoce la naturaleza hipotética de
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su teoría de las pulsiones. Pero la visión de que la vida pulsional


consistía en la libido en oposición a las pulsiones del Yo no era
satisfactoria. No explicaba adecuadamente fenómenos como el sadismo,
el masoquismo o la reacción terapéutica negativa, en la que el paciente
empeora a medida que el tratamiento avanza. No explicaba los extremos
de la melancolía, aquellos pacientes que eran extrema damente agresivos,
ni los síntomas de las neurosis traumáticas.
Para entender mejor el dilema con que se encontraba Freud,
revisaremos su confianza en el principio del placer tal como queda
demostrada en su teoría de los sueños. Recuérdese que los sueños se
veían como una satisfacción disfrazada de deseo infantil. De acuerdo con
el principio del Placer, durante el sueño emergen del inconsciente
deseos inaceptables y ansiógenos y se transforman mediante el
mecanismo de la elaboración onírica en un sueño manifiesto que permite
que el soñador continúe durmiendo, y llevando a la ansiedad por debajo
del umbral de desvelamiento. El propósito del sueño es causar placer a
través de la expresión más tolerable de un deseo. Si los sueños
estuvieran solamente bajo la influencia del principio del placer ¿como
podría explicarse la persistente existencia de sueños traumáticos
dolorosos repetidos una y otra vez? No podemos al menos que vayamos
a otro principio…Más alla del Principio del placer: Beyond the Pleasure
Principle (1920/1955).
Este segundo principio es el «principio del Nirvana», que busca la
descarga del impulso con el fin de reestablecer el reposo y mediante el
uso de barreras al estímulo para retornar al organismo a un estado no
alterado.
El principio del Placer explica las reglas que gobiernan la operación
de la líbido y el principio de nirvana explica y subyace a la operación
de la pulsión de Muerte.
El nuevo impulso recibió, el nombre de pulsión de muerte, y consistía en
tres elementos:
1) La agresión y la tendencia a crear destrucción y desorden;
2) La Compulsión a la repetición, que iba más allá de intentar el control
o la restitución, pero en la que se repetían las pautas y recuerdos incluso
sin un propósito destructivo, y
3) Existía el establecimiento de barreras al estímulo para conseguir el
estado de reposo.
Se veía que los tres seguían inde pendientemente del principio del placer,
pero «por suerte, las pulsiones agresivas nunca van solas, sino que
siempre van mezclados con los eróticos» (Freud,1933(1932)/1964, p.1 1).

La pulsión de Muerte, pues, es un concepto amplio que utilizaba Freud


para explicar los fenómenos de ambivalencia, agresión, sadismo,
masoquismo y grave melancolía, y la operación general de las pulsiones
mediante el principio del Nirvana para establecer barreras a los
estímulos y crear un estado de reposo. El estado último de reposo, por
supuesto, sería aquél que a la vez precede y sigue a la vida, a saber, la
13
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

muerte.

El rol de las teorías de las Pulsiones. Las pulsiones tienen poca


importancia en la tradición psicoanalítica, especialmente desde los años
50. Las pulsiones del Yo han reemergido, en cierto modo, en las teorías
de los psicólogos del Yo y en el trabajo de Kohut sobre la psicología del
Yo. Los seguidores de estas escuelas han tendido a situar la forma,
adquisición y mantenimiento de un Yo coherente en una posición de
primacía en relación a las pulsiones sexuales, posteriormente libidinales.

La noción de pulsión de Muerte como regulador de las barreras de


estímulos de aislamiento y reposo de acuerdo con el principio del Nirvana
no se ha recogido como punto importante por parte de ninguno de los
seguidores de Freud. La mayoría de ellos también ha creído que la
génesis de la agresión no requería la existencia de una pulsión in-
dependiente. Algunos teóricos ven la agresión como la fuerza natural de
cualquier impulso, y otros la ven como una reacción secundaria ante la
frustración. La pulsión de muerte expresado en términos de agresión
innata ha sido elaborado por Melanie Klein et al., quienes lo han elevado
a una posición de igualdad o quizás de primacia e hicieron de él , el punto
central de su teoría.

Para Freud, la teoría de las pulsiones le llevó de nuevo a las defensas,


que se conocían desde antes de 1900 pero que fueron redescubiertas
cuando Freud estudió las visicitudes de las pulsiones (Freud,
1915a/1957). También generó la realización de más investigación sobre
los temas del narcisismo y las relaciones de objeto, que tra taremos a
continuación.

Narcisismo y relaciones de objeto


Estos dos temas surgieron de forma natural de la teoría de las pulsiones
de Freud. Él había indicado que toda pulsión tiene una fuente, un objetivo
y un objeto. El objeto es aquello mediante lo cual la pulsión es capaz de
alcanzar su fin. Parece como si Freud considerara que los objetos tienen
el propósito de ofrecer modos positivos de conseguir la satisfacción de
las pulsiones. Objetivamente, hay un dominio de los aspectos de
búsqueda de placer. Sin embargo, al analizar lo que forma parte en la
satisfacción de las pulsiones, la situación se complica porque nuestra
manera de relacionarnos con los objetos llega a separarse de la
necesidad pulsional inicial, aunque éstas sean impulsadas inicialmente
por las pulsiones. Por ejemplo, consideremos que al principio, el niño
tiene un impulso de búsqueda de placer en la satisfacción oral -sexual
mediante el amamantamiento, una necesidad de supervivencia de
succionar el pecho y un modo de relacionarse con éste mediante la
modalidad de tragar o incorporar. Aunque de esta forma comienzan las
cosas, pronto resulta evidente que el modo de incorporación oral es
14
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

nuestra manera de relacionarnos con los objetos del mundo externo.


Las pulsiones empiezan en forma de componentes. La libidinal, por
ejemplo, se expresa oralmente, a través del tacto y de la visión, y sólo
más tarde se consolida en una totalidad multifacética. Por el mismo
proceso, los objetos de estas pulsiones también al principio son objetos
parciales. El pecho de la madre es un objeto parcial del componente oral
de la sexualidad; la cara de ésta es un objeto parcial del componente
visual. Los impulsos se vuelven cada vez más consolidados, y los objetos
se tornan cada vez más enteros, a medida que la evolución continúa su
camino.
Las teorías modernas colocan estas tareas a un nivel evolutivo anterior
a lo que dijo Freud, que concibió la consolidació n de los componentes
pulsionales y de los objetos parciales durante la fase edípica. La mayoría
de teóricos observa ahora que estos hechos empiezan en el segundo o
tercer año de vida, y algunos autores opinan que el proceso empieza ya
en el primer año.

La noción de las relaciones de objeto tiende a resaltar la interacción o


interrelación entre el sujeto y el objeto. Por un lado, los objetos son
totalmente fungibles. Uno es tan bueno como otro siempre que pueda
satisfacer una meta pulsional. Presumiblemente, para un recién nacido
cualquier pezón sería igualmente satisfactorio, cualquier bi berón,
cualquier comida preparada es igualmente correcta. Por otro lado,
durante el curso del desarrollo los modos de relacionarse con objetos y
nuestra historia específica con ellos deja un rastro en nuestra identidad
que no es en absoluto fungible, sino muy particular. Freud pensaba, por
un lado, que los objetos eran la parte del complejo del impulso que tenía
más facilidad para variar, y sin embargo, indicó que nunca encontramos
objetos, de hecho, sólo los reencontramos. Esto es observable en la
forma en que la elección matrimonial replica las relaciones de objetos
parentales

Se ha de subrayar que el interés en las relaciones de objeto no implica


que todo esté contenido en la relación real. La tradición psicoanalítica
exige que se piense en las relaciones de objeto tanto en térmi nos de
fantasía interna como de relación real. Esto les d iferencia de otras
escuelas interpersonales.

En las relaciones de objeto, el niño empieza en un estado de


autoerotismo, con toda la líbido vinculada al Yo y con una inconsciencia
sobre la realidad del objeto. A medida que se desarrolla el Yo, hay una
etapa de narcisismo primario en la que el individuo está interesado y
enamorado de sí mismo. De aquí se pasa a un estado de relación con el
objeto que empieza siendo anaclítica pero que en el curso de la
frustración se revierte a un narcisismo secundario con propósitos
defensivos. Más tarde el individuo hace las elecciones de objeto
subsiguientes en términos de narcisismo secundario. Estas últimas
15
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

elecciones de objeto son narcisistas ya que nos sentimos atraídos hacia


personas que son como nosotros mismos, tal como nos gustaría ser, o
que, en algunos aspectos, ayudan a definir quiénes somos. Es por esa
razón que en Mourning and Melancholia (1917(1915)/1957) Freud indicó
que cuando un objeto fuertemente catártico y visto de modo ambivalente
se relacionaba con un objeto narcisista el estilo relacional se pierde, «la
sombra del objeto cae sobre el ego». En un es tado de narcisismo
primario, el niño tiene omnipotencia de pensamiento y se toma a sí
mismo como objeto de amor en una fase previa a la toma de obje tos
externos.
El narcisismo primario (Freud, 1914a/1957) es un estado en el que el
niño se toma a sí mismo y sus percepciones como objeto de amor. Este
estado precede al reconocimiento total del mundo ex terior como
poseedor de una realidad propia más all á del niño. Si el desarrollo sigue
de manera óptima, el niño se volverá menos centrado en sí mismo y
menos omnipotente y podrá desarrollar la capacidad de amar a otros por
ellos mismos. El niño también retendrá una reserva de narcisismo
primario para incentivar la autoconfianza y la autoestima. En un
contexto de desarrollo desfavorable, que puede ocurrir por haber sido
ignorado, por haber tenido conflictos o sufrido traumas, el niño
desarrollará vínculos narcisistas con otras perso nas, basados en la
habilidad de éstas de hacer cosas por él o fomentar su autoestima. En la
resonancia de narcisismo secundario, el niño, en lugar de apo yarse en
verdadera autoestima, lo hace en otros para definir su persona y
existencia.

ANSIEDAD
En la teoría original de la ansiedad de Freud, ésta era el resultado de la
acumulación de tensión sexual o de líbido reprimida. Freud creía que la
neurosis se originaba por el hecho de refrenar a la lí bido, y observó que
la neurosis se acompañaba de ansiedad, de lo que extrajo la co nclusión
de que la ansiedad era una líbido transformada. Frecuentemente, cuando
Freud observaba en su experiencia clínica que sus pacientes tenían una
vida sexual más normal, muchos de sus síntomas desaparecí an.
Posteriormente, Freud empezó a considerar algunas de las diferencias
entre la ansiedad real y la ansiedad neurótica, la ansiedad como afecto,
la ansiedad como reacción fisiológica y la ansiedad relacionada con el
miedo y el temor. La ansiedad puede consistir en movimientos corporales,
en la percepción de displacer y en una reacción autonó mica.
En Inhibitions, Symptoms and Anxiety (1926/ 1959), Freud concluyó
que la ansiedad psicológica era, de hecho, un fenómeno clave y que la
ansiedad neurótica empieza siendo el recuerdo de una ansiedad real.
Un peligro verdadero es el que amenaza a la persona con una realidad
externa. Un peligro neurótico es una amenaza desde la fantasía o desde
una exigencia interna pulsional. Si un individuo se siente a sí mismo
dependiente de un objeto para la satisfacción pulsional o para su su-
16
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

pervivencia, está en una situación traumática. Cada etapa de la vida tiene


determinadas causas de ansiedad apropiadas a la edad. La primera es el
miedo al nacimiento; la segunda, el miedo a la separación de la madre; la
tercera, el miedo a la castración; y finalmente, el miedo al Superyo, expe-
rimentado inicialmente como miedo a su enfado o castigo, luego como
miedo por su pérdida de amor, y finalmente, como miedo a la muerte.
En términos generales,cuando nos enfrentamos a una ansiedad real, o
bien luchamos o bien huimos. Cuando se nos presenta una ansiedad
neurótica interna, generalmente actuamos contra el origen in terno; así,
desplazamos la ansiedad modificando la pulsiòn para que deje de ser
peligroso para nosotros.
Varias formas de ansiedad neurótica se manifiestan a sí mismas como
prototipos adecuados a la etapa o a la edad, pero los miedos anteriores
continúan subyaciendo a los posteriores, y los miedos posteriores pueden
revivir a los previos. Esto define la gran complejidad de nuestras vidas
neuróticas y, a su vez, viene explicado por el hecho de que el tiempo
fluye en ambas direcciones en el proceso primario. Ciertamente, la
ansiedad produce represión y otras defensas, no viceversa. Las diversas
neurosis de transferencia pueden entenderse en términos del tipo de
ansiedad neurótica del que emergieron. Freud, por ejemplo, sugirió que
había una conexión entre la histeria y el miedo a la pér dida de amor,
entre la fobia, y el miedo a la castración, entre la neurosis obsesiva y el
Superyo. Trazar el curso de la ansiedad, pues, se convirtió en no menos
importante que trazar la naturaleza de los propios impulsos instintivos. El
cambio de interés del impulso en sí, al modo en que se maneja la an -
siedad hacia el impulso puso los cimientos al siguiente cambio principal
en la labor de Freud, el modelo estructural.

EL MODELO ESTRUCTURAL
En el modelo estructural, Freud proponía la división de la mente en el
Ello, el Yo y el Superyo. ¿Por qué era necesario introducir esta nueva
teoría? Siempre había existido algún tipo de Yo en las teorías previas,
pero sus atributos y definición eran disti ntos en diferentes épocas. El Yo
era sinónimo de Yo mental («self»), el agente que ejercía el control sobre
las pulsiones y las defensas, la censura del sueño producida por el Yo y
la elaboración del sueño. El Yo era el órgano de la percepción y el or-
ganizador del sistema de archivo de imágenes y re cuerdos mnésicos y,
tal como hemos visto, el Yo estaba involucrado en el narcisismo primario
y secundario. Además, el Yo era el origen de las pulsiones de
Autoconservación del Yo.
En los primeros tiempos de la teoría psicoanalítica, el Yo tenía a su
cargo la capacidad de participar en una diversidad de defensas, pero en
las etapas medias de la teorización de Freud, el énfasis recayó
principalmente en la represión. Al encarnar su idea de la repres ión, Freud
observó que esa energía hacía falta para presionar contra las ideas in -
conscientes en su lucha por alcanzar la consciencia. Freud llamó contra-
17
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

catexis a este proceso, o anti-catexis. Con el fin de ser lo más eficaz


posible, esta contra-catexis tenía que operar fuera de la percepción
consciente. Pero si también era inconsciente, ¿qué es lo que estaba
haciendo la represión? La cuestión del lugar de operación de la represión,
de la percepción consciente de las múltiples formas de defensa, de las
nociones tempranas del ideal del Yo y de la identificación y el hecho de
que la psicopatología dependiera al menos tanto del tratamiento de las
pulsiones a partir de los propios impulsos, todo ello convergió para dar
luz a una importante reconsideración de las operaciones de la mente. La
teoría estructural constituye un intento de encontrar un mejor lugar para
las diversas operaciones de la mente.

De nuevo debería señalarse que Freud nunca abandonó el modelo


topográfico. El punto de vista estructural y el punto de vista topográfico
no son incompatibles, pero tampoco son exactamente complementarios.
Son dos diferentes enfoques a la comprensión de los mecanismos de la
función mental.

¿En qué sentido podría haber estructuras mentales? Freud


ciertamente no formuló que el Yo, el Ello o el Superyo fueran físicos
o corpóreos, con una ubicación concreta. Un buen ejemplo de es-
tructura incorpórea procedente de la vida ordinaria sería el de «prensa
libre». Sabemos, hay una tradición de libre expresión y también
disposiciones específicas de la Declaración de Derechos que defienden
una prensa libre. El concepto de prensa libre, sin embargo, va más allá de
las estructuras físicas de la maquinaria para hacer los periódicos y de los
estudios de radio y televisión, y también va más allá de de las palabras
de la Constitución preservadas físicamente en los archivos históricos.
Esta estructura no corpórea es una combinación de precedentes
perdurables, pautas de conducta, mecanismos de procedimiento, signifi -
cados simbólicos y de la interrelación entre todas estas cosas en la
definición de qué somos como país.

De modo similar, el Yo es heredero de su historia, dentro de una


cultura, de una familia específica y de un individuo, que se va formando a
lo largo de los años. Está protegido por mecanismos de defensa análogos
a los mecanismos de procedimiento de un país, que están
institucionalizados y se convierten en alg o más que la realidad material o
corpórea sobre la que descansan. El Yo no es más un conjunto de
neuronas que la prensa libre un conjunto de periódic os, tinta y metal, ni
está el Yo más localizado en una tarea específica del cerebro de lo que
podíamos identificar a la prensa libre como existente en ciertas ciudades
y situada en ciertas calles. Ambas están ancladas en una reali dad
corpórea y material, pero son estructuras e instituciones incorpóreas.

18
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Según la teoría estructural, el organismo empieza siendo un conjunto


pobremente organizado de impulsos. Inicialmente, lo fisiológico mueve a
estos impulsos. Durante esta fase, la necesidad de supervivencia y la vía
al placer se apoyan la una en la otra. El Yo no existe en esta fase, según
la versión original de la teoría estructural, pero el potencial para que
exista empieza, inmediatamente, con la percepción.
De hecho, el Yo debe su origen y comienzo a su actividad de
percepción. En el curso de la percepción, el Yo distingue las diferencias
entre lo interno y lo externo, lo placentero y no placentero, diferencias
entre aquellas percepciones que pueden cambiarse gracias al movimiento
corporal, las que pueden hacerse que desaparezcan exclusivamente
mediante actos mentales y aquellas percepciones que no pue den ser
influidas por el organismo. Así, el Yo empieza siendo una función corporal
que define la imagen mental del cuerpo, que es lo q ue Freud quería decir
cuando estipulaba que, en primer lugar, el Yo es corporal.

Un modo en que el Yo aprende la diferencia entre lo interno y lo


externo es mediante el sentido del tacto. Esta singular modalidad
sensorial es importante porque el Yo es el órgano que simultáneamente
toca y el órgano que percibe que le tocan. Tocar la propia piel se
convierte así, en el inicio del aprendizaje de quién es uno y cuáles son
los propios límites. La distinción entre el sueño alucinado o el deseo del
pecho y el pecho real constituye otro modo de distinguir entre lo interno y
lo externo, entre lo real y lo alucinado. La sensación d e estar saciado
producida por el pecho alucinado no dura, en contraste con la producida
por el pecho real. El contenido mental soñado o deseado va y viene por
razones internas, al igual que la madre y los otros objetos del mundo, por
propia voluntad externa. El Yo, pues, en el curso de su formación
empieza a establecer el principio de la realidad. En raizado en la
percepción, también está anclado en la realidad, mientras que el ello,
originado en los impulsos, está anclado en el principio del placer.
La meta y misión del Ello es ofrecer el máximo placer mediante la
máxima satisfacción de las pulsiones. La meta del Yo es la claridad
de la percepción, la precisión en la interpretación de las
percepciones y la mayor consonancia posi ble con la realidad. Al
principio, el Ello, por así decirlo, aprende que las alucinaciones, sueños y
deseos del principio del placer no son, en último término, tan
satisfactorios como la precisión de las percepciones del principio de la
realidad. El Ello establece una alianza con el Yo, subordinándose a sí
mismo y a su energía como moneda de cambio por la ayuda de éste para
centrar las conductas de organismos alrededor del principio de la
realidad para la máxima satisfacción de pulsiones. Así, durante este
período de cooperación, el Yo obtiene una enorme fuerza del Ello.

EL PRINCIPIO DE LA REALIDAD requiere ir acompañado de la catexis,


que es otro modo de decir la des carga de las pulsiones debe reponerse,
19
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

aplazarse o redirigirse con el fin de hacer frente a las limitaciones d e la


realidad. El principio del placer funciona en base al proceso primario, con
una catexis móvil y un paso rápido de una estrategia a otra con el fin de
obtener una gratificación inmediata. Así, aunque el Yo y el Ello empiezan
siendo aliados, frecuentemente se encuentran trabajando para propósitos
contrarios, donde el impaciente Ello quiere resultados inmediatos, y
donde el Yo cauteloso insiste en la demora. El arma del Yo contra el Ello
podría ser la negativa a cooperar en el propós ito de conseguir las metas
del Ello, pero actuando de esta forma, derrotaría también las meta del Yo,
ya que el principio de Realidad es una versión más completa y so-
fisticada del principio del Placer en el sentido de que también desea
gratificación; mediante su capacidad para comprender el tiempo y
demorar la descarga, entiende que la vía más corta no es siempre la más
eficaz. El Yo, en cambio, inflinge ansiedad en el Ello, la evitación de la
cual constituye una consideración primordial para el Ello. Puede decirse,
en términos antropomórficos, que el Ello empieza queriendo la
satisfacción, encuentra un aliado en el Yo, que tiene acceso a valiosas
percepciones, y se compromete a cooperar con el Yo perceptivo para
poder cumplir sus fines, pero rápidamente se encuentra con que ha dado
más poder al Yo de lo que había anticipado originalmente y se ve a sí
mismo como un receptor del displacer de su aliado.
En el curso de su evolución, el Yo se enfrenta con un ambiente que,
más que cualquier otra cosa, consiste en las acciones de los padres. El
Yo necesita a los padres y cada parte de su cooperación y al ianza tanto
como el Ello necesita la cooperación perceptiva del Yo. Así, la
persecución con éxito de su misión para maximizar el placer según las
limitaciones del principio de la r ealidad requiere que el Yo entienda y
amolde en último término sus acciones a las acciones de los padres. Al
hacerlo así, el Yo llega a ser como los padres mediante la identificación.
Necesita a los padres, pero éstos, siendo individuos separados, no
siempre están disponibles. El Yo incorpora a los padres y tiene una
representación mental permanente de estas importantes figuras en la cual
puede confiar en la ausencia de aquellas.
Las expectativas que tienen los padres hacia el individuo y el
conocimiento que tiene el Yo de lo que ha de hacer con el fin de obtener
la máxima cooperación de los padres constituye la base del ideal del Yo.
La percepción realista de estas cosas que provocan displacer al Yo y
disminuyen la cooperación entre el Yo y los padres se convierte en la
base del Superyo.

El Superyo es inicialmente auditivo, causado por la percepción


auditiva de la palabra «NO». El Yo se encuentra asimismo en relación
con el ideal del Yo y con el Superyo en una posición muy parecida a la
que se encontraba el Ello en relación con el Yo anteriormente. El
Superyo y el Yo ideal refuerzan un principio de Realidad evolucionado,
una especie de principio de la realidad moral más que un principio de la
realidad puramente perceptual sobre el Yo, y de modo simil ar el Yo ofre-
20
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

ce algo de su energía al Superyo para la máxima clarificación de la


realidad moral. El Superyo utiliza su capacidad de provocar ansiedad
para controlar al Yo. Así, nos encontramos con una red cuidadosamente
sintonizada en la cual permanece el Yo en relación con un Ello impulsado
por el principio del placer, la realidad entendida como el principio de
Realidad y la identificación con importantes figuras del ambiente como
Superyo. El Superyo empieza siendo severo porque no existe la
capacidad cognitiva del niño pequeño para entender las sutilezas de la
razón de las prohibiciones. Por ejemplo, el superyo temprano o «arcaico»
es extremadamente severo, porque el niño pequeño que está a punto de
meter el dedo en un enchufe recibe un «¡No!» en voz alta de los padres,
quienes además, puede que le den una palmada en la mano. El Superyo
es, pues, abrupto, directo, severo e inequívoco. El Superyo arcaico es
incapaz de hacer una lectura tranquila de los peligros de la electricidad,
pero en el curso del tiempo, un superyo más maduro podría funcionar
ciertamente de esa manera. Se postula que en la resolución de la fase
edípica, el Yo ideal y el Superyo severo y arcaico se mezclan para formar
un superyo más maduro, que contiene tanto elementos punitivos como
cariñosos, que guía al individuo tanto en lo que no ha de hacer, con el fin
de evitar displacer, como hacia lo que ha de hacer para obtener el má -
ximo placer y respeto a sí mismo.

Durante la fase edípica, la fuerza y severidad del Superyo no se


fundamentan en la severidad o dulzura de los padres. Es una amalgama
de prohibiciones parentales reales, de aprobación de los pa dres, de la
capacidad del niño para sobreponerse a las defensas disociativas, de la
naturaleza y el poder de los impulsos y fantasías del niño y el estilo con
el que el niño metaboliza esas fantasías.

La relación anterior es muy simple y antropo mórfica. También da la


impresión de que el Yo, el Superyo y el Ello se diferencian el uno del otro.
Esto está muy lejos de lo que Freud tenía en mente. Para que se
entienda mejor, haré una cita de Inhibitions, Symptoms and Anxiety
(1926/1959): (Una parte del equívoco) se debe a que hemos llevado a
cabo abstracciones demasiado rígidas y atendi do exclusivamente bien a
un lado bien al otro de lo que es, de hecho, un complicado estado de la
cuestión. Estábamos justificados, creo, al separar el Yo del Ello... Por un
lado, el Yo es idéntico al Ello, y es meramente una parte especialmente
diferenciada de él... si ha ocurrido una verdadera disoc iación entre los
dos, resulta aparente la debilidad del Yo. Pero si el Yo permanece junto
al Ello e indistinguible de él, entonces muestra su fuerza. Lo mismo
puede decirse de la relación entre el Yo y el Superyo.

En muchas situaciones, los dos están mezclados; y por regla general,


sólo podemos distinguir el uno del otro cuando hay tensión o conflicto
entre ellos. En la represión, el factor decisivo es que el Yo es una orga-
nización y el Ello no. El Yo es, ciertamente, la porción organizada del
21
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Ello. Estaríamos completamente equivocados si representáramos al Yo y


al Ello como dos campos opuestos.

Parece ser que Freud luchaba por demostrar que en algunos aspectos no
había en absoluto diferencias entre el Yo y el Ello, y que ciertamente
cada uno de ellos era parte del otro, pero la diferencia clave tenía que
ver con el modo en que estaban organizados. El Yo es un aspecto
organizado del Ello. El Superyo es un aspecto más organizado del Yo y,
por consiguiente, también del Ello. A veces parece como si el Yo fuera
más fuerte que el Ello en el sentido de que puede causar represión y
provocar ansiedad. Y, sin embargo, el Yo también está falto de poder
sobre el Ello. Ambos reaccionan en contra del otro y, sin embargo, son lo
mismo que el otro, estando uno organizado más alrededor de las líneas
del proceso secundario y del principio de Realidad, y el otro más
alrededor de las líneas del principio primario y del principio del placer.
También es importante recordar que desde el punto de vista del
inconsciente descriptivo, la mayoría de las funciones del Yo, el Superyo y
el Ello son inconscientes.

Ocasionalmente, porciones del Ello emergen a la consciencia y una


mayor parte del Yo y del Superyo son también accesibles a la
consciencia. Desde el punto de vista del inconsciente dinámico, el Yo, el
Ello y el Superyo también son, en gran medida, inconscientes. Sus
fuerzas interactúan entre sí fuera de la percepción consciente ordina ria,
aunque ocasionalmente sueños transparentes o el producto de años de
análisis hacen que algo de esa interacción alcance la consciencia. Desde
el punto de vista más importante del sistema ciente, el Ello está
virtualmente por completo dentro del sistema ICs. El Yo está dividido
entre el sistema ICs, el sistema PCs y la consciencia. Est á dividido entre
el proceso primario y el proceso secundario, di vidido también entre las
representaciones de cosas y las representaciones de palabras. Esto
ocurre también con el Superyo, aunque la mayor parte de éste es in-
consciente comparado con el Yo.

Bajo la influencia de la teoría estructural, la atención del psicoanálisis


se alejó de los impulsos instintivos y pasó a la labor de cada Yo
individual en su enfrentamiento con las pulsiones y la ansiedad para
conseguir la máxima adaptación.

Las fronteras entre las tres «estructuras» son semipermeables. El Ello es


inconsciente, una parte del Superyo es accesible a la conciencia, y el Yo
es consciente como inconsciente. De todos modos, el grueso de la
actividad de los tres funciona al margen de la conciencia. Debido a que
el Yo tiene acceso directo a la percepción, desarrolla la prueba de la
realidad. Con todo, debe servir a los tres «señores exigentes»: el
Superyo, al Ello y la realidad.

22
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Mecanismos de Defensa
Constituye un tópico analítico que el Yo sirve a tres severos amos: al Ello,
al Superyo y la realidad. También se pone énfasis en que el Yo es el
ejecutivo del organismo encargado de la tarea de equi librar las
necesidades competitivas de todos los demás sistema s. Al hacer eso, es
tarea del Yo actuar como un órgano de percepción, como un órgano de
cognición y como regulador de la vida mental interna, todo ello para
conseguir la máxima cantidad de gratificación, consecuente con su papel
de ejecutor del Ello. El mismo Yo crece en gran parte como resultado de
capas de identificaciones y de representaciones mentales internas de las
figuras importantes a las que ha sido expuesto, en particular a los padres
y a otros familiares cercanos, quienes con el curso del tiempo y de un
desarrollo sano se «despersonalizan», transformando su rol de archivos
organizados de recuerdos de la persona original en aspectos del propio
Yo.

Para funcionar regularmente, el Yo tiene que poseer un conjunto de


operaciones automáticas con las cuales hacer frente a los recuerdos
competitivos, percepciones, necesidades realistas exter nas, impulsos y
ansiedades con que se encuentra. Este conjunto de operaciones
automáticas mediante el cual sopesa sus intereses competitivos se
conoce como mecanismos de defensa.
En la teoría psicoanalítica, existe una cierta confusión respecto a las
diferencias entre los mecanismos de defensa, las defensas, las
operaciones defensivas y las conductas defensivas. Por ello, cualquier
clasificación de mecanismos de defensa puede ser más o menos extensa,
más simple y directa o sencilla, o más elaborada y compleja. Cada
mecanismo de defensa emplea, a su vez, capacida des de la mente para
alterar el contenido mental. Por ejemplo, las reglas de condensación,
desplazamiento y simbolización del proceso primario podrían verse como
mecanismos de defensa o como operaciones que permiten que los
mecanismos de defensa funcionen.

¿Cuántos mecanismos de defensa hay? Algunos autores han afirmado


que sólo hay un mecanismo de defensa, la represión, y que todos los
demás son medios mediante los cuales se lleva a cabo la re presión. Los
autores añaden o restan defensas según su punto de vista teórico
particular.
Freud enumeró nueve mecanismos de defensa por su nombre, y Anna
Freud (1936/1946) modificó ligeramente la lista, añadiendo un décimo
mecanismo «que pertenece más bien al estudio de lo normal que al de la
neurosis: la sublimación, o desplazamiento de las metas pulsionales. Por
lo que sabemos en el momento presente, el Yo tiene estos diez métodos
a su disposición en sus conflictos con las representaciones y afectos
instintivos». Valestein et al. (Bibring et al., 1961) elaboraron un glosario

23
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

de «defensas», que contenía 24 mecanis mos de defensa básicos y 15


más complejos. Valliant (1977) discute los mecanismos de d efensa pa-
tológicos y los mecanismos de afrontamiento adaptativos, ampliando
enormemente la lista.

Sea cual sea el modo como organicemos la lista, es importante


recordar que las defensas no sólo nos preservan del contenido mental
inaceptable, sino que también son ellas mismas contenido mental,
consistente en fantasías independientes. Las de fensas también generan
placer permitiendo un grado de descarga y preservando simultáneamente
el impulso mediante la negación de la fantasía. De bemos analizar en
detalle la fantasía contenida en cualquier defensa en particular,
recordando que puede haber defensas no sólo contra los conteni dos
mentales no deseados, sino también contra otras defensas. Las defensas,
pues, están dispuestas en estratos jerárquicos.
Anna Freud intentó relacionar las etapas del desarrollo psíquico con
diferentes defensas que se ponían en marcha, pero no tuvo éxito en su
clasificación. Masterson y Rinsley, Kernberg y otros han in tentado
continuar este trabajo. Esto es importante cuando cada tipo de
psicopatología demuestra su agrupación específica característica de de -
fensas. Por ejemplo, en la histeria, la represión y la conversión son
defensas fundamentales. En el trastorno obsesivo-compulsivo, el
aislamiento, la formación reactiva, la regresión y la anulación son
mecanismos primarios. En la paranoia y la psicosis, la introyección y la
proyección constituyen los mecanismos de defensa primarios. Si se
conoce el diagnóstico, se puede inferir el mecanismo de de fensa con más
probabilidades de observarse en el tratamiento. Y al revés, si se observan
ciertas operaciones defensivas en acción, puede inferirse el diagnóstico.
También es posible predecir la forma en que se desplegará la
transferencia conociendo los principales mecanismos de defensa
utilizados por un paciente concreto.

Lo que viene a continuación es una breve explicación de los mecanismos


de defensa clásicos de Freud:

Represión. La represión es la defensa que mantiene afectos, recuerdos o


impulsos no deseados fuera de la consciencia. Requiere una
contracatexis permanente, que tiene lugar de forma inconscien te,
establecida contra la posible aparición en la consciencia de un contenido
mental no deseado. El equilibrio entre la presión de lo que está reprimido
para que no alcance la consciencia y la contracatexis para mantenerlo
inconsciente es fluido.
La contracatexis del Yo siempre está en peligro de estar disminuida,
como ocurre en el sueño, lo que permite que los sueños lleguen a formar
parte del contenido mental. Cuando algo se ha reprimido con éxito, su
acceso a la consciencia queda cerrado, pero deja de ser tratable y m ás
modificable por parte del Yo y puede asumir vida propia en forma de
24
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

complejo de síntomas o como una parte de la estructura del carácter.

Regresión. Cuando se emplea esta defensa, volvemos a un nivel de


funcionamiento madurativo anterior. La regresión leve se puede observar
en pacientes con historia clínica, y en estudiantes uni versitarios cuando
vuelven a su casa durante las vacaciones. Un ejemplo aportad o por
Freud es el de un paciente que transformó su rivalidad a nivel fálico con
su padre, en la fantasía de ser devorado por una figura paterna en el
cuento infantil «El hombre de jengibre». Son ejemplos de regresión a un
nivel anterior del desarrollo y una conceptualización anterior de las
interacciones entre la persona y los objetos significativos de su vida en
un esfuerzo por retornar a un estado en el que había menos ansiedad.

Aislamiento. El aislamiento separa el afecto de la memoria. Es un


mecanismo de defensa frecuentemente empleado por obsesivos, y en su
forma más común, consiste en un contenido ideacional y un afecto que
acceden a la consciencia, pero no al mismo tiempo. Lo que se bloquea
es el enlace entre los dos. En sus formas extremas, los pac ientes que
utilizan el aislamiento pueden ser incapaces de sentir emociones de
cualquier tipo. Los pensamientos y afectos son tratados como si fueran
intocables y como si se necesitara distanciarse de ellos. Un ejemplo
sería un paciente que habla sobre un acontecimiento doloroso que le
ocurrió, con una expresión neutral.

Formación reactiva. La formación reactiva es otro mecanismo de


defensa que frecuentemente se encuentra en los obsesivos. En la
formación reactiva, los afectos se convierten en su contrario y la
ambivalencia se resuelve actuando de forma contraria a los factores que
la originaron. Por ejemplo, «no me gusta eso; lo odio» o, «no estoy inte -
resado en satisfacer un deseo peligroso; estoy interesado en vigilar que
la satisfacción de estos peligrosos deseos nunca llegue a ocurrir». Un
ejemplo histórico de formación reactiva en acción sería la del estadista
británico del siglo XIX que, como reacción a su propia lujuria, pasó
muchas noches en el distrito rojo de Londres concien ciando a las
prostitutas para que renunciaran a su vida rebelde. Este conjunto
manifiesto de conductas le permitía, simultáneamente, estar en compañía
de prostitutas y negarse deseos prohi bidos mediante su conversión a lo
que parecía lo contrario.

Proyección. La proyección es también un complejo mecanismo de


defensa que puede operar a un nivel más primitivo o más avanzado. La
proyección comporta la fantasía de escupir, lanzar, o de algún otro modo,
arrojar fuera de nosotros mismos un contenido ment al inaceptable. El
prototipo esquemático sería: «No le odio; él me odia». Con este ejemplo,
observamos cómo se reniega del afecto y, mediante el desplazamiento,
se proyecta en otro (Freud, 1911/1958, 1921/1955, 1922/1955). Este
mecanismo de defensa se utiliza en la paranoia. La ventaja para las
personas que utilizan la proyección es que se libran de pensamientos y
25
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

afectos no deseados, pero la desventaja es que viven en un mundo de


otros, que dirigen hacia ellos los afectos y fantasías que no aceptan y
desean evitar. La capacidad de uno para modificar el contenido mental se
ve gravemente disminuida una vez se proyecta.
La forma más primitiva de proyección, descrita por Melanie Klein et al.,
es la identificación proyectiva, en la que no sólo se proyecta el afecto y
partes del contenido mental sino también la pro pia identidad. De esta
forma, existe una confusión entre la identidad de la persona dedicada a la
identificación proyectiva y la persona receptora. Un atributo adicional de
la identificación proyectiva es que el receptor de ésta, cuyas barreras de
estímulos están reducidas en virtud de la empatía o la intimidad,
experimenta la identificación proyectiva como una introyección
perturbadora de la identidad del «self». Un análisis detallado y cuidadoso
de esta identificación proyectiva en la transferencia y el estudio de las
reacciones de contratransferencia evocadas en el analista bajo tales
condiciones, constituye una parte significativa de la teoría y la técnica
kleiniana (Klein et al., 1973; Segal, 1973).

Introyección e identificación. La introyección y la identificación son


conceptos complejos porque actúan al mismo tiempo como mecanismos
normales del crecimiento y como defensas. Los ob jetos importantes se
incorporan para evitar el dolor de su pérdida o separación . Cuando la
identificación es primitiva se llama introyección, lo que se acerca más a
una imitación inconsciente. Cuando un niño tiene una baja tolerancia a la
frustración y se irrita ante la actitud de enfado de su padre, el niño está
«tragándose entera» esta imagen del padre enfadado y llegará él mismo a
poseer la misma imagen. Cuando las características de un padre son las
mismas que adopta el niño, que después puede modificar a medida que
va madurando, esto es la identificación. La incorporación impli ca una
mezcla parcial del objeto externo y el «self». La identificación significa
una eventual despersonificación donde los rasgos del individuo no per -
manecen ligados a recuerdos específicos sino que se adquieren como
rasgos genuinos de uno mismo. Por tanto, la identificación puede ser más
o menos sana, más o menos parte de un crecimiento y de sarrollo normal,
o más o menos patológica, dependiendo del tipo que sea.

Negación. La negación consiste en la invalidación de una parte de


información desagradable o no deseada, y en vivir la propia vida como si
aquélla no existiera. Es una forma muy grave de defensa, rela cionada con
la depresión. Niega el acceso a la consciencia, pero es más trabajosa y
costosa en el sentido de que la realidad no sólo tiene que ser ignorada
como en la represión, sino que de hecho, ha de ser invalidada. De esta
forma, disminuye el examen de la realidad. Las f ormas más leves de
negación pueden aparecer de forma pasajera, como cuando uno continúa
hablando en presente de un miembro de la familia que ha muerto. El
paciente que lleva a cabo un trabajo de agotadora construcción el fin de
semana después de que se le haya dicho que padece una enfermedad
26
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

coronaria avanzada, estaba realizando una forma de negación mucho


más fuerte. Frecuentemente, la negación es mucho más fácil de detectar
en sus formas más próximas a la consciencia, como en el caso del
alcohólico que niega la existencia de la enfermedad porque nunca bebe
antes de las cinco de la tarde. La persistente negativa a verse inf luido por
las evidencias de la realidad también es un indicativo de que el
mecanismo de la negación está en funcionamiento.

Disociación. Otra defensa mencionada, pero no plenamente elaborada


por Freud (1940a (1938)/ 1964, 1940b (1938)/1964), aunque considerada
importante por psicoanalistas modernos, es la disociación. Se trata de un
medio mediante el cual mantenemos separados determinados aspectos
del contenido mental. Inicialmente, consiste en mantener los afectos y
recuerdos placenteros y los «buenos o bjetos» con los que están
asociados, separados de los afectos y recuerdos displacenteros y los
«malos afectos» con los que están ligados. En una fase en que el niño se
vería abrumado por el displacer, la disociación le ayuda a formar objetos
buenos y una idea de un «self» bueno. En la vida adulta, la disociación
interfiere gravemente con todas las funciones del Yo. Por ejemplo, la
disociación se utiliza patológicamente cuando una per sona pierde el
acceso a cualquier percepción utilizable de historia positiva y de
sentimientos de amor hacia otra persona, cuando se siente que el otro la
decepciona y rechaza. La disociación crea «univalencias alternadas» más
que una ambivalencia integrada o un estado de totalidad en el que el
«self» y el otro pueden considerarse poseedores de aspectos buenos y
malos simultáneamente.

Esta defensa a menudo se observa en pacientes con trastorno de


personalidad límite al alternar una sobreidealización de aquellas personas
que gratifican sus necesidades, y la desvalorización de aquellas que les
frustran. La disociación también puede verse en terapia de pareja .
Cuando están contentos, los dos pacientes ignoran los fallos y limita -
ciones del otro. Cuando están frustrados, se olvi dan de por qué se
llegaron a enamorar de su pareja y se tratan como dos verdaderos
enemigos en lugar de una pareja que sufre problemas provisionales.

Sublimación. Anna Freud añade la sublimación a la lista como parte


normal de los mecanismos de defensa que revelan un funcionamiento del
Yo normal. Cuando el Yo funciona para conseguir la máxima satisfacción
de los impulsos con el mínimo de ansiedad y el mínimo de disrupción del
ambiente, se trata de una sublimación. La anécdota del médico culpable
sería una ilustración de la sublimación si hubiera habido un grado
moderado de consciencia y no se hubiera alterado la capacidad del
médico de tener una familia además de su vida profesional.

27
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

TEORÍA DEL DESARROLLO GENÉTICO-EVOLUTIVO:


Después de nacer, se crece física y cognitivamente pasando por diversas
fases hasta llegar a la vida adulta. Las teorías del desarrollo asumen que
el crecimiento psicológico también evoluciona por fases y la capacidad
emocional del niño y su capacidad de hacer frente al contenido mental,
incluso la definición de lo que constituye el contenido mental, cambia
según el estadio madurativo. La detención del desarrollo, los puntos de
fijación y los puntos de regresión tienen un impacto en el de sarrollo del
sistema psicológico particular que presenta más riesgos en una edad
dada. La correlación de la psicopatología de adultos con la etapa del de -
sarrollo con la que hubo un presumible trauma durante la niñez constituyó
una importante extensión del concepto de que los acontecimientos de la
niñez influían a los estados adultos.

LA TEORÍA CLÁSICA DE FREUD Y ABRAHAM. La teoría clásica iniciada


por Freud (1905/1953, 1925/1961) y eleborada por Karl Abraham (1968),
se presentará brevemente aquí. En el momento del nacimiento, el niño se
encuentra en un estado de autoerotismo. El desarrollo de la líbido en este
punto es tal que el niño está apegado sólo a sí mismo antes de la exis -
tencia de un «self» propiamente dicho. Las pulsiones de supervivencia
del Yo y las pulsiones libidinales del placer se interrelacionan y el niño
empieza teniendo una relación anaclítica con su madre; es decir, la líbido
se apoya en la supervivencia. Gradualmente, mediante la experiencia de
la frustración así como de la emergencia del Yo y los inicios del principio
de Realidad mediante la maduración de la percepción, el niño empieza a
reconocer que existe una distinción entre lo interno y lo externo y surge
una forma rudimentaria de relaciones de objeto.
La principal modalidad de relación del niño es la oral. Esto significa
literalmente que la boca, los labios y la lengua están muy implicados en
la lactancia, pero también implica la incorporación de percepciones y la
deglución del mundo de las percepciones sensoriales. Si hay excesiva
frustración, el niño se aparta de las relaciones de objetos de forma
temprana y establece un estado de narcisismo secundario. Si la
frustración es moderada y óptima, el niño empezará a reconocer poco a
poco que los objetos del mundo no están bajo su pleno con trol, ni
tampoco él está bajo el pleno control de aquellos. A medida que el
organismo madura, el interés libidinal abandona la fase oral inicial y
entra en una fase oral agresiva en la que la deglu ción y la incorporación
se substituyen por el morder y escupir. El niño aprende a decir que no, y
esto señala un paso crucial en la diferenciación del niño de los otros y en
el creciente establecimiento de un sentido del «self» (Spitz, 1965).

Luego la líbido pasa por la fase anal, en la que resultan primordiales


las cuestiones referentes al control de los cont enidos corporales y a la
naturaleza de estos contenidos. Estas cuestiones son a la vez literales,
en términos de aprendizaje del control de esfínteres y destete, y
28
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

metafóricos, en términos de las funciones que se supone que realiza el


ano, a saber, el control del tiempo, la demor a de la descarga, el
contenerse, el asegurarse de que todo esté en su lugar, el rendirse a la
autoridad y el hacer juicios sobre si los contenidos internos son buenos o
malos. Las dificultades en este campo provocarán la fijación en la fase
anal y producirán un carácter de tipo anal con un excesivo énfasis en la
parsimonia, el orden y la obstinación. Se cree que los trastornos
obsesivo-compulsivos son el resultado de la fijación en la fase anal.

La tercera fase del desarrollo es la denominada fase fálica,


manifestada mediante el interés en el propio pene, el cual, según la
teoría clásica, es causa de exhibicionismo en los niños, mientras que las
niñas sufrirán un sentimiento de envidia e inferioridad. Los teóricos más
modernos que trabajan en la tradición psicoanalítica han modificado este
aspecto de la teoría clásica.
El exhibicionismo y la grandiosidad llevan a una mayor rivalidad con el
padre del mismo sexo y anuncian el comienzo de la fase edípica. Este
periodo edípico muestra sus inicios más tempranos en el grupo de tres
a cuatro años y culmina en el período de los cinco a seis años de edad.

La fase edípica era considerada como preeminente en la neurosis porque


significaba la culminación del desarrollo libidinal en la niñez, porque era
una interacción multipersonal en la que se basarían las futuras
relaciones sociales y porque se creía que era el períod o de solidificación
del Superyo, el momento en que se fijaba la identidad sexual y se elegía
el objeto sexual. El pasar de un mundo de dos personas a uno de tres,
era memorable porque preparaba al niño a renunciar a la fan tasía de
centralidad en el universo. Las convenciones sociales, los valores
culturales, la capacidad de compartir y las raíces de sublimación conver -
gen en este momento. Se creía que las cuestiones edípicas eran
universales y emergían al final de todo psicoanálisis. Se pensaba
también que la neurosis se cristalizaba en este período. Después sigue
un período de latencia, interrumpido por la puber tad y la adolescencia.

Psicopatología y estados del carácter


La parte más polémica de la teoría psicoanalítica es la de la
psicopatología. Los psicoanalistas se han es forzado generalmente por
entender el funcionamiento de la mente. Los síntomas se consideran
como signos de disfunción de los procesos mentales internos más que
como entidades diagnósticas en sí mismas. Los psicoanalistas intentan
entender y descifrar los misterios de toda la personalidad, sin buscar el
alivio sintomático del estado por el que el paciente acudió a la consult a
por primera vez. Es más, el síntoma puede ser por sí mismo una defen sa
contra dificultades subyacentes más graves. Por ello, el enfoque
fenomenológico nunca ha representado para el psicoanálisis el papel que
tiene para la psicopatología en general. Sin embargo, se han discutido
29
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

extensamente ciertos estados patológicos. Estos constituyen


elaboraciones clínicas más que una teoría de la psicopatología por sí
misma.
Cuando Freud empezó a tratar pacientes, la ma yoría de los cuales
presentaban histeria (Freud, 1905(1901)/1953), se encontró con que la
represión del contenido mental inaceptable era la caracterís tica central
causante de los síntomas. Él afirmó que el síntoma era como un sueño
en el que había una formación de compromiso que permitía una mani -
festación parcial de una idea o afecto reprimido. El curso terapéutico era,
pues, hacer consciente lo inconsciente. Esto se podía conseguir con
bastante rapidez, y en los primeros días del psicoanálisis, el tratamiento
era muy breve, a veces de tan sólo un as semanas de duración. Con el
tiempo se hizo cada vez más evidente que los síntomas no podían se -
pararse de la estructura del carácter. El cambio desde el análisis del
contenido del ello al análisis de los mecanismos del ego solidificó este
cambio del énfasis desde la neurosis sintomática al carácter.

Abraham (1968) intentó organizar el carácter según el estadio


presumible del desarrollo que había sufrido una malformación. Wilhelm
Reich (1972) intentó clasificar el carácter según la forma que adoptaba la
neurosis. Así, para Reich había caracteres fálicos, caracteres pasivos,
caracteres dependientes, caracteres obsesivos, caracteres histéricos, etc.
El fin era luchar por un carácter genital. La gran contribución de Reich al
psicoanálisis fue su énfasis en el modo en que la estructura del carácter
se revela a sí misma directa e indirectamente en la transferencia y hace
que la técnica pase de interpretar el contenido mental a interpretar el
proceso mental. El modo que tiene el paciente para de fenderse del
contenido mental se convierte en algo muy importante y en algunos
casos incluso más importante que el contenido contra el que se diri ge la
defensa.

Anna Freud (1936/1946) intentó relacionar los estadios del desarrollo,


las agrupaciones de defensas y los tipos de carácter. Los trabajadores
de la tradición psicoanalítica aislaron grupos particula res de pacientes
que eran de interés para ellos y elaboraron la estructura de su carácter.
Por ejemplo, Balint y Guntrip se interesaron por los pacientes que tenían
una grave psicopatología e elaboraron categorías para comprenderlas
mejor. Pronto se encontraron incongruencias en grupos que tenían una
psicopatología aparentemente similar.

La neurosis histérica se concebía basada en la represión de


contenidos sexuales indeseados. Se consideraba que el trastorno
obsesivo comportaba una fijación en la fase anal y que sus síntomas
estaban diseñados para librarse de la agresividad indeseada y del
erotismo anal indeseado. Pero los individuos que buscan tratamiento
pueden presentar cuadros de síntomas aparentemente similares y, sin
30
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

embargo, responder de un modo muy diferente al análisis. En los años


cincuenta se vio que los pacientes diagnosticados de histeria podían
clasificarse en al menos dos tipos, unos de clas e oral más infantil y el
otro con la alteración edípica más clásica. De igual manera ocurre con
los pacientes que presentan un grado anormal de narcisismo. Freud
(1924 1923/1981, 1924b/1961) había igualado esto originalmente a las
psicosis, indicando que las neurosis de transferencia podían tratarse con
análisis pero que las neurosis narcisistas era refractarias al análisis a
causa de una intratable incapacidad para hacer que la elección de objeto
narcisista pasara auna verdadera relación de objeto, lo cu al es muy
necesario para el desarrollo de una neurosis de transferencia. Sin
embargo, algunos investigadores empezaron a tener éxito con este tipo
de pacientes, mientras otros notaron que en el tratamiento de pacientes
que originalmente no presentaban rasgos narcisistas aparecían este tipo
de características. Lo mismo pasaba con pacientes con una grave
regresión. En los años cincuenta y sesenta los in vestigadores
psicoanalíticos pensaban que ciertos pacientes con síntomas psicóticos
podían tratarse con el psicoanálisis; otros creían que pacientes si milares
podían tratarse con un psicoanálisis mo dificado, mientras que otros
mantenían que una psicopatología tan grave estaba más allá de la com -
prensión del tratamiento psicoanalítico. Evidentemente, se daba cierta
confusión en la nomenclatura psicoanalítica que explicaba esta
disparidad de opiniones.
La división entre los estados límite y narcisis ta, hecha principalmente
por Kernberg y Kohut en los años sesenta y setenta, ha resultado
extremadamente útil para minimizar esta confusión, aunque parece
necesario el paso de una o dos décadas más para que se acumulen
datos no explicados adecuadamente por estas teorías. Sin embargo,
haber reformulado la cuestión de la patología del carác ter y haber
ofrecido su esquema de las jerarquías de los estados de carácter han
constituido las mayores contribuciones de Kernberg.

Clasificación de los estados del carácter. Para entender a un paciente


individual es necesaria una cuidadosa revisión de sistemas basados en
las capacidades funcionales del paciente y en su estilo de acción mental.
Dentro de cada una de estas categorías es posible hacer juicios acerca
del diagnóstico y la supuesta dinámica subyacente. Hay seis áreas
principales que deben quedar claras para clasificar adecuadamente la
patología del carácter del paciente, de la obra de Kernberg (1976)),
áreas en forma de «revisión psicoanalítica de sistemas» o de preguntas
que han de hacerse al evaluar la estructura y psicopa tología de un
paciente.

Diagnóstico

Habiendo hecho una revisión de sistemas, no podemos desencaminarnos


erróneamente hacia una excesiva confianza en los síntomas que se
31
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

presentan. Existe un espectro de patología del carácter del individuo


principalmente psicótico pasado por niveles bajo, medio y alto de
estructura del carácter, hasta factores normales. La categoría de bajo
funcionamiento del carácter y de grave patología del carácter incluye los
trastornos límite y narcisista; las personalidades infantil, antisocial,
caótica e impulsiva; las personas con múltiples perversiones sexuales sin
relaciones de objeto estables o compañeros sexuales duraderos; la
personalidad hipomaníaca, esquizoide y paranoide; y algunas personas
que presentan abuso de sustancias. Los pasivo-agresivos; la
personalidad sado-masoquista; algunos de los tipos de personalidad
infantil e histérica de mejor funcionamiento; muchos tipos de personalidad
narcisista; algunos trastornos límite; algunas de las desviaciones
sexuales más estables con relaciones de objeto relativamente sólidas;
algunos ciclotímicos y algunas personas con abuso de sustancias,
especialmente los que abusan de sustancias no ilegales (tales como la
comida y el alcohol) caen en la categoría intermedia. El nivel más alto
está constituido por los carácteres histéricos, el obsesivo-compulsivo, el
depresivomasoquista y el grupo de neuróticos cuyas quejas se refieren a
la falta de suficiente creatividad, dificultades para conseguir la intimidad e
incapacidad para sostener la creatividad.

TÉCNICA
El descubrimiento de la transferencia es, junto con el descubrimiento
del inconsciente, uno de los más significativos de Freud . Si la causa
de cualquier psicopatología es la existencia de fuerzas inconscien tes en
funcionamiento, y si la mente, incluso bajo el mod elo estructural, trabaja
primariamente de forma inconsciente mediante los mecanismos de
defensa inconscientes, resulta razonable que de bamos buscar los modos
en que se revelan y pueden observarse las fuerzas inconscientes con el
fin de hacer un diagnóstico y tratamientos precisos. Es en la transferencia
donde los procesos inconscientes se revelan, del mismo modo que la luz
indirecta nos descubre el polvo de una habitación o como una habitación
en penumbras nos permite deducir la existencia de partículas
subatómicas gracias al rastro que dejan (ver Freud, 1912/1958,
1913/1958, 1914b/1958; Gill, 1979).

La situación psicoanalítica y la alianza terapéutica. Actualmente, los


psicoanalistas subrayan que el establecimiento de una situación
psicoanalítica que incluya la existencia de una «alianza de trabajo» o
«alianza terapéutica», es una condición necesaria para que sea posible
llevar a cabo un psicoanálisis (Greenson, 1967) . Este era un aspecto del
tratamiento que Freud reconocía pero que tendió a dar por s upuesto, y a
veces lo consideró parte de la transferencia positiva. La capaci dad de un
paciente para desarrollar una conexión con el analista era algo que Freud
pensaba que estaba presente en cualquiera de las neurosis de
transferencia. El análisis de la transferencia se hace posible en virtud de
32
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

la singular situación psicoanalítica. En un tratamiento psicoanalítico, el


paciente se halla en un estado de leve privación sensorial causada por lo
que a veces se ha llamado «libertad de comunicación unilater al». El
paciente habla libremente y el analista lo hace pocas veces. Al paciente
se le anima para que realice asociaciones libres, y al analista para que
tenga una atención flotante libre, pero reservando las venciones sólo a un
tipo: las interpretaciones. La función del analista es escuchar, acceptar e
interpretar. El análisis es, pues, la interpretación de la transferencia y de
la resistencia.

TRANSFERENCIA. La transferencia es la relación creada entre el


paciente y el analista para llenar los huecos de la leve privación sensorial
que se produce en la consulta del analista. Sabemos que en una
privación sensorial a gran escala las personas tie nen alucinaciones para
llenar el vacío. En la libertad comunicativa muy apacible, cuidadosamente
valorada y unilateral que existe en la situación psicoanalítica, el paciente
suple la falta o retirada de juicios del analista mediante la fantasía. Al no
discutir la realidad, las opiniones personales, las re flexiones privadas o
los detalles de la biografía personal, el analista deja la puerta abierta
para que el paciente supla los detalles que faltan, y emerge la
transferencia como en un test proyectivo. El estilo con el que el paciente
informa del material al analista se convierte, pues, en un indicio de como
funcionan los procesos inconscientes del paciente. Al gunos casos clínicos
pueden ilustrar esto:

Una colega que tenía una consulta con una preciosa vista a las
montañas notó que un día en que la nieve cubría las montañas y el aire
era especialmente claro, los pacientes llegaron a la consulta saludándola
con reacciones ante el panorama. El primer paciente dijo «Buenos días
doctora. Estaba deseando venir a la consulta para poder ver esta her -
mosa vista. Cuando nevó ayer por la noche supe que la vista desd e su
consulta sería especialmente bonita». El segundo paciente dijo: «Buenos
días, doctora. Sabe, me estaba preguntando qué tal sería la vista desde
su consulta. No es tan bonita como la que recuerdo cuando iba a la
escuela en Suiza».

Otro paciente se mostró preocupado «Buenos días, doctora. Creo que


sería mejor que corriera las cortinas. Temo que se distraerá con la
belleza del panorama y no escuchará lo que le diga». Los estímulos eran
los mismos en los tres casos. Los pacientes aporta ron una fantasía en la
transferencia que sirvió para que la interpretación revelara lo que traía
consigo de nuevas situaciones importantes en su vida.

Otro ejemplo ilustrativo. Cuando indicaba los detalles de una


exploración dental dolorosa, un paciente se tomó 20 minutos para dar
meticulosos detalles que explicaran y justificaran la dosis de analgésicos
33
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

que había tomado para aliviar el dolor. El terapeuta pudo, pues,


interpretar que el paciente estaba hablando como si esperara una
reacción crítica a lo que temía el terapeuta considerara autoindulgencia
en la toma de analgésicos, y no una manera de soportar el dolor. Así, el
terapeuta y el paciente fueron capaces de relacionar eso con la in -
formación histórica referente a la relación del pa ciente con su padre y los
resultantes superego e ideal del ego severo y exigente que hacían que su
vida fuera pesada y estuviera gobernada por senti mientos de culpa. La
transferencia, pues, es el conjunto de sentimientos, creencias,
convicciones, fantasías y reacciones que el paciente revela en el análisis.
Podemos deducir que el paciente lleva estas reacciones a todas las
relaciones y situaciones importantes. A causa de la situación analítica, se
permite que aflore la transferencia, no se dilu ya ni difumine por la
conversación ordinaria y, al final, se convierta en el foco central, del que
tanto el paciente como el analista en forma de neurosis de transferencia.
Esto se convierte en el único acontecimiento del que tanto el paciente
como el analista son testigos en el tiempo real. Esto le confiere un
estatus más elevado que el de los acontecimientos contemporáneos de la
vida externa o del pasado histórico. Cuando en el análisis se revelan
experiencias presentes o acontecimientos históricos del pasado del
paciente mediante la transferencia, podemos tener la máxima confianza
de que nos estamos enfrentando con las características centrales y
relevantes de la estructura mental de ese paciente.

Resistencia. La resistencia es el fenómeno mediante el cual el paciente


no participa en el análisis. Originalmente, se limitaba a la resistencia a
hacer asociaciones libres, en la que el paciente deja de pensar, ponía su
mente en blanco, centraba sus pensamientos o no hablaba por
verguenza, miedo al castigo justo o alguna otra fantasía, y lue go no
explicaba que la razón fuera ésta. Ahora la resis tencia no es tanto un
nombre como un infinitivo. La resistencia significa que el paciente se
encuentra en el acto de resistirse (Schafer, 1973). ¿A qué se resiste? A
la naturaleza continua del proces o analítico, consistente en desplegar la
transferencia, la libre comunicación del contenido mental y el libre fluir
del afecto. O estar intentando transformar la relación en algo diferente al
análisis, convirtiéndolo en una amistad, en un ofrecimiento de consejo o
en una resolución de problemas.

Interpretación. La interpretación es la articulación por parte del analista


y, al final, por parte del paciente, de las conexiones y el significado de lo
que está pasando durante el proceso del análisis. Las inte rpretaciones
son más fuertes y completas cuando, como en el ejemplo ofrecido antes,
relacionan el pasado histórico con la situación de la vida actual, y con los
fenómenos del análisis como la transferencia.
Cuanto más se base un tratamiento en la inter pretación de la
transferencia y de la resistencia, más cerca estará del psicoanálisis.
Cuanto más se base en la explicación, en la teoría, en la construcción
34
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

del pasado histórico en lugar del desplegamiento de la transferencia y en


la fórmula para descodificar más que en vivir mediante los mecanismos
de defensa, más se encaminan hacia el ámbito de la psicoterapia
psicoanalítica o psicoterapia psicodinámica. Cuanto más se centre en la
confrontación, en la solución de problemas específicos o en la en -
señanza de técnicas, más se transforma en una terapia cognitiva o
conductual. Cuanto más acude el paciente al tratamiento en busca de la
solución directa de sus problemas, más se parece al consejo.

35
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

UNIDAD 3: TEORIAS POST FREUDIANAS

No existe unanimidad entre los psicoanalistas ac tuales, ya que siempre


ha existido una gran profusión de escuelas de pensamiento y de disputas
internas. Al mismo tiempo que corregían y revisaban la labor de Freud y
le añadían nuevas perspectivas de su propia cosecha, un gran número
de teóricos han permanecido en la tradición psicoanalítica,
considerándose a sí mismos basados en las bases de Freud y teniendo
las mismas bases ambiciosas, consistentes en tener la misma estructura
de la mente de un individuo. A continuación se describe la teoría que
destaco, entre estas diversas escuelas y que permitió constituir lo que se
denominó el Psicoanálisis Inglés.

MELANIE KLEIN

Nació en Viena en 1882. Su padre, el doctor Moriz Reizes, provenía de una


familia judía estrictamente ortodoxa; como sus padres lo consideraban en extremo
brillante, lo destinaron a seguir la carrera de Rabino. Fue obligado a casarse con
una muchacha a quien no había visto nunca. Pero el joven se rebeló contra la
ortodoxia. Estudió en secreto, completó el bachillerato alemán, y siguió la carrera
de medicina a pesar de la oposición de sus padres. Se independizó de su familia,
pero nunca rompió del todo con ella. Al alcanzar su padre una edad muy
avanzada, los restantes hijos se negaron a hacerse cargo de él, siendo el Dr.
Reizes, el rebelde, quien lo cuidó hasta el final. Después de independizarse, el Dr.
Reizes se divorció de su primera esposa y, pasados ya los cuarenta, se enamoró
perdidamente de Libusa Deutsch, una joven de veinticinco años a quien amaría
siempre con devoción.
Cuatro hijos nacieron de este matrimonio; Melanie fue la hija pequeña. El Dr.
Reizes no tuvo mucho éxito en su profesión y para ayudar a la economía familiar
su esposa abrió una tienda de plantas y animales exóticos. Pero cuando Melanie
tenía cinco años, el Dr. Reizes heredó una suma de dinero que le permitió adquirir
una clínica dental; con la práctica de la odontología, Reizes alcanzó mayor
prosperidad; Melanie recordaba muy bien su deleite ante la nueva y espaciosa
vivienda y el bienestar económico. La relación que mantenía con su padre no era
muy íntima; el Dr. Reizes había rebasado hacía tiempo los cincuenta años cuando
nació Melanie y tenía poca paciencia con la pequeña. Además, solía hacer
ostensible su preferencia por la hija mayor, lo que provocaba un natural y
profundo resentimiento en Melanie, quien, no obstante, admiraba enormemente
las realizaciones intelectuales de su padre y se sentía estimulada por ellas. El Dr.
Reizes, por ejemplo, había aprendido por sí mismo diez lenguas extranjeras, leía
mucho y, a medida que Melanie se hizo mayor, siempre estuvo dispuesto a
responder a sus preguntas. Falleció cuando ella tenía dieciocho años.
La relación con su madre fue bastante más íntima; Melanie la recordaba como
una mujer mucho más joven que el padre, muy hermosa, cálida, valiente y
dinámica. No sólo llevaba una tienda —algo inusual en la mujer de un médico en
esa época—, sino que más tarde, cuando Melanie estaba terminando la escuela y

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DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

el doctor Reizes se había convertido en un hombre achacoso y algo senil, fue ella
quien sustentó económicamente a la familia y la mantuvo unida. Vivió sus últimos
años junto a Melanie Klein, lo cual le sirvió a ésta de gran consuelo en una época
muy amarga de su vida. La señora Reizes murió en 1914: la serenidad y el valor
con que afrontó la muerte, después de una larga y agotadora enfermedad,
impresionaron de manera profunda a Melanie, quien, en su vejez, hablaba de ello
con frecuencia.
La muerte de sus dos hermanos, quizá la de Emmanuel en mayor medida,
contribuyó no poco al constante estado de depresión que fue parte integrante de
la personalidad de Melanie. Al mismo tiempo, ambos estimularon sus intereses
intelectuales y le inculcaron un sentimiento casi de deber con respecto al
desarrollo intelectual y a la realización de su obra.
Melanie contrajo matrimonio a los veintiún años de edad y, durante varios años,
vivió con su marido en ciudades pequeñas, primero en Eslovaquia y después en
Silesia. Fueron tiempos aciagos. Echaba de menos la compañía y el estímulo
intelectual de que gozaba en Viena: desde un principio el matrimonio tuvo que
hacer frente a numerosos problemas. Melanie se dedicó a la lectura y al
aprendizaje de idiomas, pero encontró su única y verdadera felicidad en sus dos
hijos: Hans, nacido en 1907, y Melitta, nacida en 1910.
Su vida cambió de manera considerable cuando, en 1910, su marido halló trabajo
en Budapest. Allí tuvo la compañía intelectual que deseaba y, lo que fue más
importante aún, tomó contacto por primera vez con la obra de Freud. Nunca había
oído hablar de Freud en Viena, a pesar de moverse en los círculos artísticos y
literarios. Más tarde lamentó profundamente las ocasiones que había perdido. Por
haber vivido en la misma ciudad, podría haber intentado conocerlo e incluso
estudiar con él. En Budapest tuvo la oportunidad de leer un libro de Freud del que
mucho se hablaba: Los sueños (1901).
Así nació un interés por el psicoanálisis que mantendría a lo largo de toda su vida.
Estudiar esta ciencia y practicarla, contribuir a su enriquecimiento, se convirtió en
la pasión fundamental de sus horas. Se analizó con Ferenczi y, estimulada por él,
comenzó a analizar niños. En 1917 fue presentada a Freud, en el transcurso de
un congreso que reunía a las sociedades psicoanalíticas de Austria y Hungría. En
1919 leyó ante la Sociedad Húngara su primer trabajo, El desarrollo de un niño;
la calidad de este artículo le permitió convertirse en un miembro de la Sociedad
Psicoanalítica de Budapest. Permaneció en esta ciudad hasta 1919, cuando su
tercer hijo, Eric, contaba cinco años de edad. Se separó entonces de su marido,
quien marchó a trabajar a Suecia, mientras ella permanecía en Eslovaquia
durante un año, en casa de sus suegros. Esta separación fue un preludio del
divorcio, que se produjo en 1922. En 1920, Melanie Klein había conocido a Karl
Abraham en un congreso psicoanalítico celebrado en La Haya. Abraham le
produjo una impresión profunda y él mismo tuvo palabras de estímulo para el
trabajo de Melanie en psicoanálisis infantil, cosa que la hizo decidirse a trasladar
su residencia a Berlín, en 1921. En esta ciudad abrió una consulta psicoanalítica
para adultos, además de para niños. No estaba satisfecha
de los resultados de su análisis con Ferenczi y en 1924 convenció a Abraham
para que la tomara como paciente. Abraham se oponía, en general, a analizar a

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DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

colegas residentes en Berlín, pero se convenció de la importancia de la


contribución potencial de Melanie al psicoanálisis.
En el Primer Congreso de Analistas Alemanes de 1924, al resumir el trabajo de
Melanie Klein sobre el caso de Erna, dijo Abraham: «El futuro del psicoanálisis
reside en la técnica del juego.» Aceptó, pues, hacer una excepción y la admitió
como paciente. Este análisis quedó interrumpido por la muerte inesperada de
Abraham, sobrevenida nueve meses más tarde. La muerte prematura de
Abraham fue una de las grandes pérdidas de su vida. Decidida a continuar la obra
de su maestro, emprendió y prosiguió durante muchos años un intenso y regular
autoanálisis. Aunque tomó de Ferenczi el concepto de introyección, fue Abraham,
y en especial su trabajo acerca de la melancolía, quien ejerció la mayor influencia
sobre ella. Klein se consideraba discípula suya y conceptuaba su propio trabajo
como una continuación de la obra de Freud y de Abraham y un aporte a la misma.
Después de la muerte de Abraham, la vida en Berlín se hizo difícil para Melanie
Klein.
En 1925, Klein conoció a Ernest Jones en Salzburgo, en ocasión de una
conferencia donde ella leyó su primer ensayo, muy controvertido, acerca de la
técnica del psicoanálisis infantil. Su ponencia impresionó a Jones, quien coincidió
con la opinión de
Abraham de que en el análisis infantil se hallaba el futuro del psicoanálisis. En
1925, en casa del Dr. Adrián Stephen, Melanie dictó seis conferencias que
constituyeron la base de la primera parte de El psicoanálisis de niños, su primer
libro. Esas tres semanas fueron para ella uno de los momentos más felices de su
vida.
En 1926 Melanie Klein se estableció en Inglaterra, donde permanecería hasta su
muerte. Fue una decisión de la que jamás se arrepintió; aunque tuvo que afrontar
dificultades y se produjeron polémicas en la Sociedad Psicoanalítica Británica,
inevitables dado el carácter revolucionario de su obra, Klein sentía que en ningún
otro lugar le hubieran deparado mejor acogida y un apoyo mayor. Llegó a sentir
gran afecto por Inglaterra, a la que consideraba su patria adoptiva.

LA TÉCNICA DEL JUEGO

En el desarrollo del psicoanálisis existe una relación íntima entre la teoría y la


técnica. La técnica de la hipnosis permitió a Freud descubrir los procesos
inconscientes. Sus reflexiones sobre tales procesos lo condujeron, a su vez, a la
técnica de la asociación libre, la cual le proporcionó el material para la formulación
de las opiniones teóricas.
Melanie Klein abordó el psicoanálisis infantil pertrechado de la técnica y de las
teorías de Freud. Concibió su técnica del juego como un método de comunicación
con el niño, que le permitía adherirse a los principios psicoanalíticos. La técnica
del juego le proporcionó acceso al inconsciente del niño y esto, a su vez, la llevó a
hacer descubrimientos que modificaron sus opiniones teóricas sobre la sexualidad
infantil y el desarrollo del aparato psíquico. En tanto que Freud infirió la psicología
infantil del análisis de adultos —con la única excepción de Juanito—,
Klein estudió la estructura y los conflictos infantiles directamente en el niño.

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

¿Cómo explicar la técnica psicoanalítica a los niños? Los adultos buscan


analizarse porque son conscientes de su enfermedad. Antes de Melanie Klein, la
mayoría de los analistas consideraba que los niños no tienen conciencia de su
enfermedad ni de su necesidad de ayuda; por consiguiente, se pensaba que era
imposible esperar cooperación por parte de ellos. Igualmente se creía que no era
posible exigir a un niño que se tendiera en el diván y asociara con libertad y que
los niños, ligados aún a sus padres, no podrían entablar una transferencia.
La genialidad de Klein reside en haber observado que la forma de expresión
natural del niño es el juego y que, por consiguiente, puede ser utilizado como
medio de comunicación con los pequeños. Para el niño el juego no es
«simplemente juego»: es también trabajo. No se trata tan sólo de una forma de
explorar y controlar el mundo externo, sino de un medio por el cual controlar y
expresar sus angustias a través de la manifestación y elaboración de las
fantasías. Mediante el juego, el niño dramatiza sus fantasías y elabora así sus
conflictos.

ANSIEDAD Y RELACIONES DE OBJETO

El período 1919-1934 constituye la primera fase del desarrollo teórico de Melanie


Klein. ¿Cuál es la importancia de esta etapa en relación con el conjunto de su
obra? Durante esos años descubrió y describió la complejidad de la temprana
fase pregenital del Complejo de Edipo y los orígenes y evolución del Superyó,
al que atribuyó también un origen pregenital. Descubrió la importancia de la
escisión, proyección e introyección y describió con gran detalle y en forma
precisa la construcción progresiva del mundo interno del niño.
Comprendió la importancia de la fase oral y su influencia perdurable sobre el
desarrollo posterior, así como la importancia de las ansiedades psicóticas
subyacentes a las neurosis infantiles.
Las ideas de Klein acerca de la ansiedad, a la que siempre prestó gran atención,
evolucionaron a medida que progresó su trabajo. En sus primeros artículos seguía
las teorías freudianas, al estimar que la angustia principal del niño siempre atañe
a la castración; pero más tarde la vinculó estrechamente con el temor de un
ataque persecutorio por parte de los padres, quienes, a su vez, habían sido
atacados por el niño en la fantasía, en particular con respecto a la escena
primaria; la angustia de castración es así una de tantas manifestaciones de este
temor más general.

LA POSICIÓN ESQUIZO-PARANOIDE

En «Notas sobre algunos mecanismos esquizoides», Klein aclara el


significado de sus ideas acerca del desarrollo infantil que precede a la posición
depresiva. Se trata de una fase de las relaciones de objetos parciales y está
dominada por la ansiedad persecutoria y los mecanismos esquizoides. Fairbairn
había utilizado el término «posición esquizoide» para describir el estado
escindido y original del yo primitivo.

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DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Klein había puesto el énfasis en los aspectos ideales y persecutorios de la


relación de objeto temprana y en un principio la denominó «posición paranoide».
En 1942 introdujo la expresión «esquizo-paranoide» para subrayar la
coexistencia de la escisión y de la ansiedad persecutoria.
Para proporcionar una estructura conceptual a sus muchos criterios y
observaciones acerca del desarrollo temprano, utiliza la teoría freudiana de las
pulsiones de vida y muerte, a modo de base teórica.
Melanie Klein se aparta de Freud en dos puntos relacionados con la naturaleza
del Yo primitivo y la ansiedad primitiva. Freud dice que, amenazado por la pulsión
de muerte, el organismo la desvía hacia el exterior; en este caso la utilización de
la palabra «organismo», en lugar de «yo», subraya el hecho de que Freud
considera que se trata aquí de una entidad biológica y no —todavía— psicológica.
Por el contrario, Klein afirma que en el momento de nacer hay bastante yo como
para experimentar ansiedad y como para utilizar un mecanismo de defensa.
Tampoco habla de un organismo que desvía, sino de un Yo primitivo que proyecta
la pulsión de muerte. Dado que el yo primitivo —tal como ella lo concibe—
también es capaz de relaciones de objeto fantaseadas y primitivas, esa
proyección da lugar por tanto a una fantasía de un objeto malo: no se trata de la
desviación hacia el vacío, sino de una proyección en un objeto.
Este concepto de un Yo primitivo también ejerce influencia en sus ideas acerca de
la ansiedad. Freud cree que el inconsciente y el bebé, e incluso el niño pequeño,
no tienen idea de la muerte y que el temor a la muerte se deriva de la angustia de
castración; por ende, no relaciona de una manera directa la pulsión de muerte con
la ansiedad. Klein, pensando en términos de un Yo primitivo, sostiene que el
funcionamiento de la pulsión de muerte da origen al miedo a la destrucción y que
este miedo básico conduce a la proyección defensiva de la pulsión de muerte. De
modo que ella no ve un organismo —concepto puramente biológico— que desvía
hacia el exterior a la pulsión de muerte, sino un Yo que proyecta la pulsión de
muerte como una defensa ante el miedo a la destrucción.
Ese YO primitivo es muy débil y en sus comienzos no está integrado; por eso,
bajo las presiones de la ansiedad, tiende a fragmentarse y a desintegrarse. El
terror a la desintegración y a la destrucción total es el más profundo de los miedos
que puede suscitar el funcionamiento de la pulsión de muerte dentro de nosotros.
Desde el comienzo de la vida se produce una lucha entre las pulsiones de vida y
de muerte. La escisión, la proyección y la introyección son los primeros
mecanismos de defensa; bajo los efectos de la pulsión de vida, el Yo se escinde y
proyecta la pulsión de muerte hacia el exterior. Al mismo tiempo, la pulsión de
vida es proyectada en parte para crear un objeto ideal: surge así del caos una
organización primitiva. El Yo se escinde en una parte libidinal y otra destructiva y
se relaciona con un objeto escindido de un modo similar.
El fin del YO en esta etapa consiste en introyectar el objeto ideal e identificarse
con él, además de mantener lejos de sí a los perseguidores, que también
contienen los impulsos destructivos proyectados. El conflicto central entre las
pulsiones de vida y muerte se convierte en una lucha entre el self libidinal bueno,
identificado y aliado con el objeto ideal, y los perseguidores. He dicho
«perseguidores», en plural, porque así como el objeto ideal se percibe como un
todo e intacto, el objeto malo habitualmente está fragmentado. En cierta medida

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

esto se debe a que se proyecta una parte del yo fragmentado por la pulsión de
muerte y, también, a que el sadismo oral que se expresa mordiendo conduce a
que el objeto odiado sea percibido como algo fragmentado. Los sadismos uretral y
anal se agregan bien pronto al oral, de modo que los perseguidores quedan
impregnados de un sadismo que surge de todas las fuentes.
La ansiedad preponderante en esta etapa es la de que los perseguidores
destruyen tanto el self como el objeto ideal, y contra tal ansiedad se apela a
mecanismos esquizoides, como el de reforzar la escisión entre el objeto ideal y el
objeto malo y también el de idealizar excesivamente. La negación omnipotente se
usa como una defensa ante el miedo a la persecución. La fantasía subyacente
con respecto a este mecanismo es la de la destrucción omnipotente de los
perseguidores.
Vista desde esta perspectiva, la satisfacción alucinatoria de los deseos no es un
fenómeno simple. Para mantener una alucinación de cumplimiento de los deseos,
el bebé tiene que mantener con éxito la idealización de su objeto bueno y destruir
el malo de una manera omnipotente. Cuando no lo consigue y reaparece el
hambre, la experiencia es la de ser invadido por los perseguidores y la de estar
amenazado por la destrucción. En esta etapa primitiva del desarrollo no existe
experiencia de la ausencia: la falta del objeto bueno es vivida como un ataque
realizado por los objetos malos. El bebé se siente devorado por el hambre. La
frustración es vivida como una persecución; las experiencias buenas se sumergen
en la fantasía de un objeto ideal y la refuerzan. Aunque la primera fase oral es
preambivalente, lo que se produce es una escisión entre el amor y el odio, y no la
ausencia de odio. Klein demostró en su trabajo que esa relación ideal con el
pecho, la que conduce a Abraham a postular una relación preambivalente existe
realmente; pero, simultáneamente y escindida de ella, Klein observó también una
relación llena de temor y odio hacia un pecho muy malo. La negación
omnipotente, la escisión, la proyección y la idealización ya habían sido descritas.
La novedad de la nueva formulación de Klein consiste en ver el origen de todo ello
en la posición esquizo-paranoide y en relacionarlo con la más primitiva relación
con el pecho y con la ansiedad persecutoria.
Melanie Klein introduce un mecanismo nuevo: la identificación proyectiva, que
se desarrolla desde la proyección primitiva. En la identificación proyectiva no es
sólo el impulso, sino también partes del self (por ejemplo, la boca y el pene del
bebé) y productos del cuerpo (por ejemplo, su orina y las heces) lo que se
proyecta hacia el objeto en la fantasía.
Los fines de la identificación proyectiva pueden ser diversos: quitarse de
encima una parte desagradable de uno mismo, una posesión voraz del objeto, su
vaciamiento y control, etc. Uno de los resultados consiste en la identificación
del objeto con la parte proyectada del self (de ahí proviene la expresión
«identificación proyectiva»). La proyección de partes malas conduce a la
persecución. Pero la identificación proyectiva no sólo abarca las partes malas del
self, sino también aquellas que se sienten como buenas. Las partes buenas
pueden ser proyectadas para evitar la separación, para idealizar el objeto y
también para evitar un conflicto interno; cuando se siente que el interior está lleno
de maldad, las partes buenas del self pueden ser proyectadas en un pecho ideal,

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

conferidas al objeto para su protección. Esto conduce a una idealización excesiva


del objeto y a la devaluación del self.
La identificación proyectiva es la base de las relaciones de objeto narcisista
y de una estructura interna narcisista, ya que el objeto es también
reintroyectado. Klein establece una diferencia entre estados narcisistas, que son
estados de identificación con un objeto interno ideal (correspondiente a lo que
Freud describía como autoerotismo), y la estructura narcisista y las relaciones de
objeto narcisistas, que están basadas en la identificación proyectiva. Freud había
descrito la elección de objetos narcisistas en la que el sujeto se busca y se ama a
sí mismo en su pareja. Klein describe las fantasías detalladas sobre las que se
basa tal elección y sus consecuencias. Cuando partes del self son proyectadas y
el objeto se identifica con ellas, existe una necesidad de controlar el objeto y un
temor constante de ser controlado por él.
Cuando se proyectan las partes malas, el objeto se convierte en un perseguidor
temido; cuando se proyectan las partes buenas, se produce una dependencia
esquizoide particular del objeto: éste debe ser controlado, porque la pérdida del
objeto implicaría la pérdida de una parte de uno mismo. Al mismo tiempo, existe el
temor de ser controlado por completo, ya que el objeto contiene una parte valiosa
del self. El temor esquizoide de amar se basa en el hecho de que cuando la
identificación proyectiva es el mecanismo principal, amar significa proyectar las
partes buenas del self en el objeto y, por lo tanto, vaciarse y sentirse esclavizado.
A causa de los peligros que implican las relaciones de objeto basadas en la
identificación proyectiva, el esquizoide puede intentar apartarse de todas las
relaciones de objeto.
Esto explica el hecho de que durante mucho tiempo se pensara que los pacientes
narcisistas y esquizoides no desarrollaban ninguna transferencia. La
reintroyección de objetos en los que se ha producido una proyección masiva da
origen a la estructura narcisista. El bebé contiene un objeto que está roto y
fragmentado, controlado y controlador. Para protegerse de tal objeto, huye hacia
un objeto interno excesivamente idealizado, que también es excesivamente
controlado y controlador: el yo se ve tan vacío por las proyecciones que puede
llegar a convertirse en un mero envoltorio de esos objetos internos.
Los mecanismos esquizoides, que comienzan con el vínculo con el pecho,
continúan funcionando en relación con todo el cuerpo de la madre. En sus
primeros trabajos, Klein había descrito cómo el cuerpo de la madre se convierte
en una fuente de terror en el momento del complejo de Edipo primitivo y en la fase
femenina del varón; y lo relacionaba con los ataques sádicos que realiza el niño
en su fantasía. Al echar una mirada a este material, se advierte que
los ataques allí descritos son llevados a cabo por medio de la identificación
proyectiva, de modo que el cuerpo de la madre es evocado en la fantasía como
algo que está lleno de las partes proyectadas del niño e identificado con ellas. La
identificación proyectiva y la reintroyección que se relaciona con el cuerpo de la
madre poseen una importancia enorme. Los temores paranoides que Klein
conecta con esta fase son continuaciones de la relación esquizo-paranoide con el
pecho.

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

La posición esquizo-paranoide constituye un paso fundamental en el


desarrollo; el bebé supera su miedo a la desintegración introyectando el
pecho ideal e identificándose con él. La escisión original es un primer paso
hacia la capacidad de diferenciar y la identificación proyectiva es el primer paso
hacia la relación con el mundo exterior. Pero cuando en esta fase la ansiedad es
excesiva, los problemas no resueltos dan origen a una patología muy severa. La
ansiedad paranoide y las defensas esquizoides de esa fase temprana del
desarrollo constituyen la base del grupo de enfermedades esquizofrénicas, de la
personalidad esquizoide y de los rasgos paranoides o esquizoides de las neurosis
de niños o de adultos.
El temor de una desintegración y una destrucción totales está en la raíz de los
desórdenes esquizofrénicos y esquizoides. A menudo el paciente esquizoide se
muestra carente de ansiedad.
Cuando describe la patología de la posición esquizo-paranoide, Klein habla de la
ansiedad excesiva y del uso excesivo de defensas. De acuerdo con su artículo,
una buena cantidad de psicoanalistas que trataban a psicóticos y casos bordeline
comenzaron a estudiar más a fondo las raíces de la patología en la posición
esquizo-paranoide, procurando definir los factores que conducen a la ansiedad
excesiva y examinando en detalle la naturaleza de las defensas. Por ejemplo, la
identificación proyectiva no sólo puede ser excesiva, sino además adquirir una
forma patológica.
La interrelación entre las posiciones esquizo-paranoides y depresivas se convirtió
en foco de atención.

LA POSICIÓN DEPRESIVA

«Una contribución a la psicogénesis de los estados maníaco-depresivos»


marca un hito en el desarrollo del pensamiento de Melanie Klein. En ese artículo
Klein presenta el concepto, enteramente nuevo, de la posición depresiva.
Su trabajo con niños la había convencido de la importancia que revisten los
primeros años de la vida para el posterior desarrollo del aparato psíquico del niño,
apreciación que fue confirmada por su trabajo con adultos. Su comprensión del
desarrollo psíquico conectaba con la importancia por ella atribuida a los objetos
internos y a la manera en que el niño estructura los objetos que ha internalizado
durante su primer año de vida. Pero carecía de un marco teórico definido al cual
incorporar sus descubrimientos. En «Una contribución a la psicogénesis de los
estados maníaco-depresivos» Klein estudia las primitivas relaciones de objeto y
describe la evolución desde las relaciones de objeto parcial más antiguas hasta la
relación con objetos externos totales y diferenciados. Distingue igualmente entre
ansiedades paranoides y depresivas. Tal como mostrara a menudo en su trabajo
con niños pequeños, la primera relación del bebé se establece con objetos
parciales, principalmente el pecho de la madre. Estos objetos parciales son
escindidos en un pecho ideal —objeto del deseo del niño—y un pecho
persecutorio, objeto de odio y temor, generalmente percibido como fragmentado.
En su artículo de 1935 Klein afirma que entre el cuarto y el sexto mes del primer
año, a medida que aumenta su integración, el niño comienza a percibir a su

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DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

madre como una persona total. Describe este cambio como el comienzo de una
posición depresiva.
Explica que el empleo del término «posición» en lugar de «fase» o «etapa» se
debe a que el cambio descrito significa que el niño comienza a vivir su relación de
objeto desde una posición diferente, desde un distinto punto de vista.
Una vez que la madre es percibida como un objeto total, el bebé puede amarla
como persona total e identificarse con ella de una manera diferente. Hacia esta
madre total y amada se vuelve el niño para aliviar sus temores persecutorios;
desea introyectarla, para que ella pueda protegerlo de persecuciones internas y
externas. Sin embargo, esta madre total y amada es sentida como un objeto
expuesto a constante peligro. En la vivencia del bebé, del mismo modo que ella lo
protege de sus perseguidores, está expuesta al ataque de éstos. Pero eso no es
todo; la madre es vivida ahora como objeto total no sólo por oposición a los
objetos parciales del estado anterior, sino también porque no se halla escindida
en un objeto persecutorio y un objeto ideal; el bebé siente a su madre como la
fuente tanto de sus gratificaciones como de sus frustraciones y
sufrimientos.
Su amor por ella es por lo tanto muy ambivalente y se torna en odio con facilidad,
de forma que la madre deseada y necesaria se halla siempre en peligro de ser
destruida no sólo por los perseguidores en la fantasía, sino por el propio odio y
sadismo del bebé. Como la madre se halla constantemente introyectada, la
destrucción es al mismo tiempo interna y el mundo interno del niño se ha
convertido en caos y ruina.
Cuando la madre es amada y el bebé se identifica con ella, su pérdida es vivida
con gran dolor y aparece entonces una nueva gama de sentimientos. «Con este
paso el yo llega a una nueva posición, que forma los cimientos de la llamada
pérdida del objeto amado. Sólo después de que el objeto haya sido amado como
un todo, su pérdida puede ser sentida como tal». (La cursiva es de Klein.)
A los sentimientos de pérdida, tristeza y añoranza se añade la culpa: el bebé vive
la realidad psíquica del peligro que acecha al objeto interno como una
consecuencia de sus propios impulsos y fantasías. La posición depresiva es
una mezcla de las ansiedades paranoides debidas a los perseguidores que
actúan en la fantasía durante la primera fase y a los sentimientos depresivos
de culpa, pérdida y añoranza.
En esta fase del desarrollo el YO se siente inseguro con la posesión de objetos
internos buenos. Los niños y adultos que sufren un estado depresivo en el que
experimentan una regresión a la posición depresiva, temen contener objetos
moribundos y muertos. Este es el núcleo de su aflicción y ansiedad.
Existe una fluctuación constante entre la ansiedad persecutoria, cuando el odio es
más fuerte, y la angustia depresiva, en la que lo más fuerte es el amor. En
relación con esto, Klein describe síntomas tan comunes como problemas de
nutrición en los niños y ansiedades hipocondríacas tanto en niños como en
adultos. Las dificultades infantiles en materia de alimentación pueden relacionarse
con temores paranoicos a incorporar comida mala, o bien con temores depresivos
a poner en peligro el objeto bueno mediante su ingestión caníbal.
Klein proporciona material clínico de un paciente hipocondríaco donde muestra
cómo cambian los sentimientos de éste en relación con sus síntomas. En un

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DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

principio temía por él mismo; temía ser envenenado o destruido. A medida que la
posición depresiva se hacía más evidente en el análisis, sus temores
hipocondríacos eran vividos de forma diferente. Hablaba de sus pobres órganos
en peligro y de la necesidad de cuidarlos, de una manera que mostraba con
claridad que esos órganos representaban los objetos internos dañados a los que
había que brindar atención.
Klein sitúa el punto de fijación de la paranoia antes de la posición depresiva, la
cual, a su vez, constituye en sus primeras fases el punto de fijación de la
melancolía; considera también que el melancólico se halla inmerso en la ansiedad
de la posición depresiva y que es incapaz de establecer con seguridad un objeto
interno bueno. Klein vincula la severidad de su Superyó con la persecución de los
temores paranoicos todavía activos, a los que se añaden los reproches de los
objetos buenos introyectados, moribundos o muertos, y sus exigencias de ser
restituidos a un estado ideal. La tarea básica del bebé al elaborar la posición
depresiva consiste en establecer, en el núcleo de su Yo, un objeto interno
total que sea suficientemente bueno y seguro. Si esto falla, el niño queda
expuesto a sufrir trastornos mentales de tipo paranoico o maníaco-depresivo. De
ahí que la posición depresiva señale, en el proceso de desarrollo, un momento
decisivo en el que se entrecruzan el punto de fijación de la psicosis y el de la
neurosis.
En el curso de la posición depresiva se desarrollan nuevas defensas. Antes de su
puesta en marcha, las principales defensas contra los perseguidores son la
escisión de los objetos en buenos y malos, la idealización y la expulsión violenta y
aniquilación de los perseguidores y de las partes execrables del self. La posición
depresiva moviliza otras defensas de naturaleza maníaca, esencialmente
orientadas a impedir la vivencia de la realidad psíquica del sufrimiento depresivo,
y su característica principal es la negación de esa realidad. Se niega la
ambivalencia y la dependencia del objeto y éste es controlado de forma
omnipotente, además de ser tratado con triunfo y desprecio, para que su pérdida
no dé lugar a sufrimiento o culpa. Alternativa o simultáneamente puede producirse
una huida hacia el objeto interno idealizado, con negación de cualquier
sentimiento de destrucción o pérdida. Tales defensas forman parte de la evolución
normal, pero si son excesivas o demasiado duraderas obstaculizan el desarrollo
de una relación con un objeto bueno y total y la elaboración de la posición
depresiva.

En El Psicoanálisis de niños, Klein había descrito algunos mecanismos de


restitución o reparación; sin embargo, sólo llegó a atribuir a la reparación un papel
fundamental en el desarrollo cuando elaboró el concepto de posición depresiva. El
sufrimiento depresivo, con la culpa y el anhelo de recuperar el objeto bueno,
externa e internamente, moviliza deseos reparadores y fantasías de reparación
del objeto interno bueno. En estos deseos se basa el establecimiento de un objeto
interno bueno. Klein desarrolla ese aspecto de sus estudios sobre la posición
depresiva en un artículo complementario, «El duelo y su relación con los
estados maníacos depresivos» (1940), en el que describe la forma en que el
niño construye su mundo interno, cómo siente destruidos sus objetos buenos
tanto externa como internamente por obra de su propio odio y sadismo e intenta

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DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

reconstruirlos mediante su amor. La reaparición de su madre y el amor que ella


siente hacia él son esenciales en este proceso. Cuando la madre reaparece, el
niño recibe la certeza del vigor y del poder de recuperación de sus objetos y,
sobre todo, disminuye su convicción en la omnipotencia de su hostilidad y
aumenta la confianza en su propio amor y en su capacidad reparadora. Si el amor
de la madre no reaparece o falta su amor, el niño puede quedar a merced de sus
propios temores persecutorios y depresivos.
Al estudiar en el adulto los procesos de duelo normal y anormal, Klein llegó a la
conclusión de que cuando desaparece un objeto amado en la vida adulta (objeto
que, a un nivel más profundo, representa siempre una figura paterna o fraterna)
vuelven a despertar en el sujeto los conflictos de la posición depresiva. En su
artículo de 1940, Melanie Klein pone el acento en los aspectos creativos de la
posición depresiva; describe cómo en el momento más crítico de sus ansiedades
depresivas, el bebé moviliza todo su amor, sus aptitudes y sus habilidades para
recrear el buen estado interno y, a medida que va disminuyendo la omnipotencia,
se esfuerza asimismo por reparar los objetos externos; Klein ve en la superación
de la posición depresiva un enriquecimiento importante del Yo en objetos internos
buenos y una fuente fundamental de sublimación y esfuerzo creativo. En la vida
adulta, un duelo bien elaborado puede dar lugar a un enriquecimiento similar.

En su artículo «El complejo de Edipo a la luz de las ansiedades tempranas»


(1945), Klein describe la interrelación existente entre la posición depresiva y el
complejo de Edipo. Mantiene su antigua opinión de que el Complejo de Edipo se
halla esencialmente influido por la relación con el pecho y que tanto el niño como
la niña se vuelvan hacia el pene del padre como objeto alternativo. Tampoco
modifica Klein la importancia atribuida a los ataques que, en la fantasía, dirige el
niño contra el cuerpo de la madre y la pareja parental. Pero mientras que en un
principio pensaba que el Complejo de Edipo comienza en un momento en que el
odio es predominante, el esclarecimiento de la posición depresiva la lleva a
cambiar de opinión. Ahora considera que en sus orígenes el complejo de Edipo
forma parte esencial de la posición depresiva. Toda la relación con el pecho
influye sobre la relación con la pareja parental; pero también a la inversa: unidos a
la ambivalencia original respecto del pecho, los celos edípicos ponen en peligro la
relación depresiva. Cuando la madre es vivida como objeto total, entra en
juego su relación con el padre y comienza el Complejo de Edipo con el
establecimiento de la posición con el pecho interno bueno. En la posición
depresiva, ambos progenitores, juntos y como pareja, constituyen los objetos
totales buenos del niño y ambos son atacados en la fantasía, especialmente
cuando se hallan unidos en la relación sexual. En artículos anteriores, Klein había
descrito los temores a que dan lugar tales ataques, pero el descubrimiento de la
importancia de la posición depresiva la lleva a conceder mayor peso al amor y a
los sentimientos de culpa y pérdida. En tanto que Freud considera que el niño
abandona los deseos edípicos por miedo a la castración, Klein afirma que no sólo
por obra de la ansiedad —temor a la castración, e incluso a la muerte— renuncia
el niño a sus deseos edípicos, sino también por amor a sus padres y por el anhelo
de no causarles daño. Los deseos de reparación motivados por sus ansiedades
depresivas hacen que el niño anhele reparar a sus padres, vencer el ansia de

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

convertir su relación sexual en un acto destructivo y devolverle su carácter de acto


de amor y creatividad mutua. Entonces sus deseos sexuales se convierten en
portadores de fantasías reparadoras. En la situación edípica, el niño desea
identificarse con el padre potente a fin de reparar a la madre y darle bebés
mediante la relación sexual.
La niña, en su deseo de una buena relación sexual, busca la propia satisfacción
pero también la restauración de su madre interna.

Evidentemente, la concepción de Klein acerca de la posición depresiva es una


ampliación —aunque muy desarrollada— de la «depresión originaria» de
Abraham. Klein sitúa las relaciones de objeto mucho más temprano que Abraham,
quien consideraba que las etapas oral y anal eran narcisistas en esencia; por otra
parte, adopta la distinción de Abraham entre relación de objeto parcial y relación
de objeto total, pero con matices totalmente nuevos. Vincula la aparición de un
objeto total con la experiencia de ambivalencia y con el despertar de las
ansiedades depresivas. Pero Klein, quizá por haber atribuido aún mayor
importancia que Abraham a la posición depresiva como fenómeno universal, pudo
investigarla no sólo en relación con la patología sino también con el desarrollo
normal.
La introducción del concepto de posición depresiva reviste una importancia que
difícilmente se podría exagerar. Con anterioridad a ese artículo, la obra de Klein
había descrito de modo exhaustivo diversas situaciones de ansiedades, fantasías
y defensas que se producen en el transcurso del desarrollo infantil. Leyendo El
Psicoanálisis de niños uno llega casi a pensar que describe demasiadas
fantasías, demasiadas defensas. La posición depresiva centra los problemas; en
el curso de su desarrollo, el niño tiene la tarea de implantar firmemente en el
núcleo de su Yo un buen pecho, una buena madre, un buen padre y una pareja
parental creativa. La instauración de tales introyecciones implica la dolorosa
elaboración de la posición depresiva; el sufrimiento y las situaciones de peligro
interno que ello conlleva conducen a la formación de un sistema de defensas ante
la posición depresiva, obstaculizadoras del desarrollo de ésta; Klein brinda una
descripción detallada de esas defensas al estudiar los casos individuales.
Asimismo, gracias al concepto de posición depresiva logra establecer claras
distinciones entre patología neuróticas y psicóticas y puntos de fijación, a la vez
que abre el camino al estudio del duelo, la reparación y los procesos creativos
normales.

TEORÍA ESTRUCTURAL DE LA MENTE, LA ANSIEDAD Y LA CULPA

Los conceptos de las posiciones esquizo-paranoides y depresiva permitieron a


Melanie Klein formular una teoría coherente y amplia del desarrollo psicológico y
de su patología. En El Psicoanálisis de niños y en sus primeros artículos,
aunque es cierto que siguió siempre el hilo de la ansiedad y continuó analizando
en términos de relaciones de objeto, intentó compaginar todos sus
descubrimientos con las formulaciones de Freud y de Abraham sobre las fases
libidinales. El concepto de posiciones permite un enfoque nuevo. La posición no
es equiparable a una fase del desarrollo de la libido. Es verdad que la posición

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DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

esquizoparanoide precede a la posición depresiva; no obstante, las fluctuaciones


continuas entre las dos posiciones establece una «posición», un concepto
estructural antes que cronológico. El término «posición» se refiere a un estado
de organización del yo y describe fenómenos conjuntos de un modo
característico: el estado del Yo, la naturaleza de las relaciones de objetos
internos, la naturaleza de la ansiedad y las defensas características. La
formulación de las posiciones permitió también que Klein aclarara sus criterios
acerca de la naturaleza
de la ansiedad y de la culpa.
En ese momento de su labor, Klein describe el desarrollo del niño como un
esfuerzo de elaboración para salir del conflicto entablado entre las pulsiones de
vida y muerte, en el que la pulsión de vida poco a poco se impone a las pulsiones
destructivas.
En la posición esquizoparanoide, la proyección de la pulsión de muerte da origen
al miedo a los perseguidores. Cuando son reintroyectados, estos objetos malos
forman el aspecto persecutorio del Superyó. De forma simultánea, la pulsión de
vida, que busca un objeto vitalizador, también se desvía en parte, creando un
objeto ideal que es introyectado y con el que se realiza una identificación que lo
convierte en el núcleo del Yo y del Superyó. El crecimiento y el desarrollo del Yo
están ligados al funcionamiento de la pulsión de vida. En un desarrollo favorable,
cuando predominan las experiencias buenas, es menor la presión para proyectar
los impulsos y los objetos malos hacia el exterior; a medida que disminuyen las
proyecciones la persecución, se debilita y se inicia un ciclo benigno. A su vez, el
debilitamiento de los temores persecutorios hace que disminuya la agresividad, y
por lo tanto, la ansiedad y la necesidad de proyectar. Cuando esto ocurre, la
escisión entre los objetos ideales y persecutorios disminuye y está preparado el
camino para una integración del objeto y del yo y, también, para un movimiento
gradual hacia la posición depresiva. En los artículos acerca de la posición
depresiva que precedieron a «Notas sobre algunos mecanismos esquizoides»,
Klein subraya la importancia, en esta posición, de los temores persecutorios.
Desde el punto de vista clínico y del desarrollo, sin duda es verdad que las
ansiedades persecutorias persisten en la posición depresiva. Sin embargo, es útil
mirar las dos posiciones como conceptos teóricos y considerar que los miedos
persecutorios que todavía funcionan en la posición depresiva pertenecen a la
posición esquizo-paranoide; se puede estimar, pues, que los esfuerzos de
elaboración en la posición depresiva tienen por objeto dominar los elementos
esquizo-paranoides mediante los depresivos.
Es posible establecer un contraste entre la organización esquizoparanoide y la
depresiva del siguiente modo esquemático: en la posición esquizo-paranoide el
Yo se escinde en sus partes buenas y malas, se fragmenta; a menudo se
confunde con el objeto en la identificación proyectiva. En la posición depresiva, en
cambio, el Yo está integrado y expuesto al conflicto de impulsos contradictorios.
La relación con el objeto en la posición esquizo-paranoide es totalmente
egocéntrica y omnipotente. El objeto es un objeto parcial, tanto porque no es
una persona, sino una parte anatómica, como porque está escindido en
objetos ideales y persecutorios. Las relaciones de objeto esquizoparanoides
se basan fundamentalmente en la identificación proyectiva.

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Cuando se vuelve a introyectar los objetos, éstos se convierten en las raíces ideal
y persecutoria del Superyó. En la posición depresiva, los objetos son
personas: la madre, el padre y por fin la pareja parental, que son vistos como
objetos totales, porque son personas y porque no están escindidos en figuras por
completo buenas y por complete malas.
La relación con el objeto es ambivalente, y cuando éste es introyectado se
convierte en el Superyó depresivo, que es un objeto amado, hasta el punto de que
los ataques contra él dan nacimiento a un sentimiento de culpa.
La ansiedad principal en la posición esquizo-paranoide se refiere a la
supervivencia del self; o bien se trata del miedo a la acción de la pulsión de
muerte en el interior —o sea, a la autodestructividad— o bien del miedo a los
perseguidores que destruyen el self y el objeto ideal. En la posición
depresiva la ansiedad concierne a la herida infligida al objeto y a la pérdida
del mismo a causa de la propia agresión; el miedo por el self se relaciona
con la identificación con el objeto.
En la posición depresiva aparece la culpa como un sentimiento de
responsabilidad personal en lo que respecta a la propia agresión contra el
objeto bueno. Sin embargo, en las etapas tempranas de la posición depresiva la
culpa todavía puede presentar una naturaleza muy persecutoria. Un objeto interno
atacado y dañado en la fantasía puede ser vivido como vengativo si las
proyecciones todavía funcionan. Por ejemplo el Superyó del melancólico está
lleno de proyecciones; este Superyó de transición entre la persecución y la culpa
da origen a una forma muy dolorosa de culpa persecutoria. En el remordimiento,
el objeto mordido muerde a su vez; se producen al mismo tiempo el
reconocimiento de la propia responsabilidad y un sentimiento de persecución.
La posición depresiva comienza en un entorno de dependencia —la dependencia
total del bebé con respecto a su madre—, pero con la internalización de los
objetos buenos, así como con el crecimiento fisiológico disminuye gradualmente
la dependencia y esa disminución mitiga el elemento hostil a través de la
ambivalencia y favorece la internalización de objetos buenos. De manera similar,
la confianza creciente en las propias capacidades reparadoras debilita la
dependencia con respecto al objeto externo, a la vez que debilita la necesidad de
medidas defensivas.
Si se considera el desarrollo del bebé y el del niño como una evolución desde la
posición esquizo-paranoide hasta la depresiva, es posible situar las fases del
desarrollo libidinal en una perspectiva diferente. El concepto de las dos posiciones
no ha echado por tierra la idea básica de un movimiento de las fuerzas libidinales
y destructivas desde la fase oral hacia la genital. Ambas posiciones se arraigan en
la fase oral, tal como lo determina la dependencia del bebé, que debe alimentarse
del pecho. Las tendencias anales no se muestran muy abruptamente separadas
de las orales; la expulsión y la proyección son mecanismos primitivos básicos y la
primera puede ser fantaseada en términos orales (eructar, escupir) o bien en
términos uretrales y anales (orinar, ventosear, defecar). El pecho malo devorado y
fragmentado se asimila a las heces que deben ser expelidas o, en ciertas
situaciones, idealizadas. En la posición depresiva, cuando el objeto destruido es
asimilado a las heces, una mezcla de tendencias depresivas y maníacas produce
una preocupación angustiosa por las heces: algunas veces la necesidad de

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retenerlas, por miedo de perderlas, o la necesidad opuesta, la de expelerlas. El


control maníaco del objeto a menudo está conectado con una fantasía de
convertirlo en heces. Los mecanismos obsesivos surgen de la necesidad de
controlar este objeto fecal, como lo han observado tanto Abraham como Klein. Se
puede resumir la teoría así: en el planteamiento clásico parece que el niño
desarrolla cierta clase de relación de objeto porque está fijado en la etapa anal; el
criterio kleiniano sería el de que el niño puede fijarse en mecanismos anales
porque desarrolla cierto tipo de relación de objeto.
Klein diría que el deseo de ser penetrado analmente constituye un
desplazamiento defensivo de las tendencias orales o genitales en las que el ano
representa una boca o una vagina devoradoras.

Según el punto de vista de Melanie Klein, el Complejo de Edipo comienza a


surgir con la posición depresiva, de la que es parte integrante. La elaboración
del uno está íntimamente ligada a la elaboración de la otra. Si los padres son
percibidos como personas completas y reales, la relación entre ellos también es
captada, cosa que engendra deseos y temores edípicos. A la ambivalencia
temprana en la relación con el pecho se añaden una rivalidad y unos celos
edípicos agudos. Los sentimientos de exclusión, de frustración, de celos y de
envidia están agravados por las proyecciones de las propias fantasías, primero
del bebé y más tarde del niño. Sean cuales sean sus deseos, los atribuye a sus
padres, y en la fantasía vive a sus padres como personas que intercambian esas
gratificaciones que él desea para sí mismo. Los padres, blanco de tanto deseo y
frustración, se convierten en objetos atacables para la fantasía; pero dado que la
posición depresiva es también un reconocimiento de la dependencia con respecto
a los padres y del amor hacia ellos, esos ataques dan origen a sentimientos de
pérdida, culpa y ansiedad depresiva; las defensas se movilizan frente a esta
situación y se produce una regresión, más o menos severa, a las formas esquizo-
paranoides del funcionamiento. Por ejemplo, los padres pueden ser escindidos en
uno ideal y otro totalmente malo, o la pareja parental puede ser escindida en
padres ideales no sexuales y otros sexuales y odiados, etc. De las proyecciones
surgen en ciertas circunstancias figuras amenazantes como la figura parental
combinada, tantas veces advertida por Melanie Klein en el análisis de niños
pequeños. Con pequeñas variaciones respecto a estos esquemas, entran en
juego defensas maníacas que implican la escisión entre las figuras parentales
destruidas y otras idealizadas y potentes con las que, en un estado mental
maníaco, el niño se identifica.
La elaboración del Complejo de Edipo implica el debilitamiento de esas
escisiones y la retirada de la proyección, con lo que el niño cobra una
conciencia creciente de sus propios deseos sexuales y agresivos hacia sus
padres.
La concienciación de fantasías agresivas relacionadas con las figuras parentales
amadas aporta elementos reparadores, los deseos y fantasías genitales. A los
ataques contra los padres sexuales internos siguen los sentimientos de culpa y
pérdidas y se llega a un deseo de reparar interna y externamente una pareja
sexual buena. Esta reparación interna de la pareja parental proporciona un
modelo interno para la genitalidad creadora y procreadora. Todo el trabajo

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
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inicial de Melanie Klein acerca del complejo de Edipo y del superyó está incluido
en su posterior concepto de las posiciones; si se mira hacia atrás, desde el punto
de vista de la posición esquizoparanoide y de la posición depresiva, se puede ver
el material según un criterio conceptualmente más ordenado.
El concepto de las posiciones permitió a Melanie Klein formular una teoría amplia
de la ansiedad y de la culpa. Resulta significativo el hecho de que, aunque el
análisis de la ansiedad había sido el principio básico a lo largo de todo su trabajo,
Klein escribiera un único artículo dedicado específicamente a la ansiedad y la
culpa. Sólo después de establecer la existencia de la posición esquizo-paranoide
pudo contar con un marco conceptual que le permitía exponer sus ideas acerca
de la ansiedad y de la culpa de un modo más teórico y relacionarlas de manera
más consistente que la freudiana. El pensamiento de Freud sobre la ansiedad
evolucionó en el transcurso de su trabajo; en origen consideraba que la ansiedad
era una conversión directa de la libido cuando ésta se frustraba. Sin embargo,
abandonó este criterio al descubrir que la ansiedad era la que llevaba a la
represión, y no la represión de los deseos libidinosos a la ansiedad; nunca
relacionó directamente la ansiedad con la agresividad, sino más bien con un flujo
de excitación que surgía de cualquier fuente.
Para Freud, las dos ansiedades básicas son el miedo a perder el objeto, que
puede ser preedípico, y la ansiedad de castración, que es la angustia central del
complejo de Edipo. Freud no piensa que la pulsión de muerte sea una fuente
directa de ansiedad, porque, según su criterio, el inconsciente y el bebé carecen
de un concepto de la muerte.
Freud veía en el miedo a la muerte una expresión del miedo a la castración.
Melanie Klein estima que la ansiedad es una respuesta directa al funcionamiento
de la pulsión de muerte; en su opinión, el instinto de muerte es desviado en primer
lugar porque su funcionamiento produce ansiedad, una ansiedad que para Klein
adopta dos formas básicas: la ansiedad persecutoria, que pertenece a la posición
esquizo-paranoide, y la ansiedad depresiva, que pertenece a la posición
depresiva. Para ella, la ansiedad fundamental por la pérdida del objeto postulado
por Freud podía ser vivida de cualquiera de las dos formas o, por supuesto, en
una combinación de ambas: puede experimentarse de un modo paranoide cuando
el objeto se vuelve malo y ataca, o de un modo depresivo, es decir, cuando el
objeto permanece bueno y la ansiedad es más por la pérdida del objeto bueno
que por el ataque proveniente del malo. La ansiedad de castración posee una
naturaleza predominantemente paranoide; se centra en el pene y es la ansiedad
paranoide de ser atacado por el objeto malo. Antes del predominio de lo genital,
estas angustias se referían a la idea de ser devorado, destrozado, envenenado y
demás. Por otra parte, en su forma más evolucionada, la ansiedad de castración
implica también elementos depresivos tales como la fantasía de perder un pene
interno bueno, vivenciado como un instrumento de reparación cuya pérdida, por
tanto, suscita la ansiedad depresiva referida a la propia capacidad para separar a
la madre.
La ansiedad represiva se acerca mucho y está conectada con la culpa, que
aparece en la posición depresiva. Las ideas de Freud sobre la culpa también
experimentaron una evolución. Relaciona la culpa con el funcionamiento del
Superyó y, por ende, la ve surgir sobre todo en conexión con el complejo de

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Edipo, aunque hace alusión a ella en relación con etapas anteriores, por ejemplo
con el canibalismo o con el sadismo anal. Freud no expresa ningún desacuerdo
con las formulaciones de Ferenczi acerca de una moralidad esfinteriana que
precede a la formación del superyó. En un principio, Freud consideraba que la
culpa se debía a los impulsos libidinosos incestuosos; con la hipótesis de la
pulsión de muerte sus ideas acerca de la culpa cambiaron la relación cada vez
más con la agresividad. Su concepto definitivo establece que la culpa deriva
exclusivamente de impulsos destructivos.
En «El malestar en la Cultura» (1930) Freud relaciona la severidad del Superyó
con la propia agresividad reprimida del niño, reconociendo su concordancia con
los descubrimientos de Melanie Klein y de otros autores ingleses. Para Klein la
culpa comienza en la posición depresiva con el reconocimiento de los ataques
realizados contra un objeto interno al que se ama de manera ambivalente. Los
reproches que formula ese objeto (remordimiento) se viven como una culpa. A
medida que la posición depresiva evoluciona y los elementos persecutorios del
superyó disminuyen, la culpa se vuelve menos persecutoria y de modo gradual se
convierte en una preocupación realista por el destino de los objetos propios,
externos e internos, y pierde su aspecto punitivo, que constituía una continuación
del primitivo miedo paranoide.
El paso de la posición esquizo-paranoide a la depresiva es un cambio
fundamental desde el funcionamiento psicótico al sano.
A medida que la posición depresiva gana ascendiente, se produce una
disminución progresiva de la omnipotencia y de la distorsión perceptiva debida a
las proyecciones. La realidad externa y la interna llegan a diferenciarse; se
desarrolla el sentido de la realidad psíquica, reconociendo y asumiendo la
responsabilidad de los impulsos propios y el estado de los objetos internos
propios. Puede producirse entonces la prueba de realidad, así como la de
confrontación de las fantasías propias con la percepción de la realidad. La
preocupación por el objeto, una característica fundamental de la posición
depresiva, contribuye a la prueba de realidad; hay un examen angustioso del
objeto con el fin de determinar su estado. El deseo de preservar la integridad del
objeto conduce a un abandono gradual de la identificación proyectiva y del control
omnipotente, lo que desemboca en una aceptación de la realidad. De un modo
paulatino la represión se impone a la escisión; los impulsos inaceptables son
tratados intrapsíquicamente mediante la represión: no se recurre ya a dañar al
objeto a través de la proyección.
Las relaciones del objeto experimentan un cambio fundamental. La escisión y las
proyecciones, con la persecución o la idealización resultantes, dan paso a una
discriminación realista, a una capacidad de amar y a un interés realista dentro de
relaciones de objeto maduras que permiten la interdependencia y una
ambivalencia reconocida.
A su vez, este desarrollo afecta a funciones mentales como la formación de
símbolos y la sublimación. En «La importancia de la formación de símbolos en
el desarrollo del Yo» (1930 Klein consideraba que la formación de símbolos está
ligada a la identificación proyectiva, aunque en esa época no utilizaba esta
expresión. En un artículo posterior, señala que el interés por el objeto también
desempeña un papel en la formación de símbolos; aunque después no amplió el

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tema, es posible advertir en el desarrollo de la habilidad para formar y utilizar


símbolos una evolución del modo de funcionamiento esquizo-paranoide al
depresivo. En la posición esquizo-paranoide, cuando la identificación proyectiva
se halla en ascendencia, parte del Yo se identifica con el objeto de una forma
concreta.
En la posición depresiva se renuncia a la posesión omnipotente del objeto, hay
duelo por él y el símbolo se hace necesario para reemplazar y representar el
objeto sin que se identifique por completo con éste. El símbolo deja de ser
psicótico y puede ser utilizado en la sublimación y en la comunicación. De una
manera similar, en la posición depresiva se desarrollan la sublimación y la
creatividad. Las experiencias de culpa y pérdida relacionadas con objetos internos
originan ansias reparadoras de recrear interna y externamente los objetos
internos perdidos.

ENVIDIA Y GRATITUD

En 1957, primero en un artículo acerca de la envidia y más tarde en su breve libro


Envidia y gratitud, planteó otra hipótesis que iba a sacudir el mundo del
psicoanálisis y dar lugar a nuevas controversias.
El concepto de envidia ya había sido usado en la práctica y en la teoría
psicoanalíticas antes de que lo hiciera Klein, pero, como ocurre también en el
lenguaje corriente, la envidia no estaba bien diferenciada de nociones más o
menos afines como los celos o la rivalidad. Aunque Freud y otras hablaban de la
envidia de la feminidad y del embarazo que experimenta el niño varón como de un
aspecto de su Complejo de Edipo negativo, no se había reconocido a la envidia
un lugar destacado como sentimiento poderoso distinto de los celos, excepto en el
caso de la envidia del pene, típico de las niñas. Tanta importancia se le
adjudicaba a esto última, que Freud, por ejemplo, la veía como la base de la
reacción terapéutica negativa y del análisis interminable en las mujeres.
Melanie Klein, desde sus primeros trabajos, adjudicó una importancia
considerable al análisis de la envidia en todos sus aspectos. Consideraba que la
envidia del pene en las niñas era un fenómeno mucho más complejo que el
descrito por Freud y, además, de una naturaleza no primaria. En su artículo «El
complejo de Edipo a la luz de las ansiedades tempranas» (1945), establece
que, desde su punto de vista, la envidia del pene es una expresión de la
bisexualidad de la niña y que existe en forma independiente, tal como lo afirmara
Freud. Pero Klein sostiene que esa envidia se ve reforzada por dos fuentes. Una
es la envidia que la niña experimenta ante el cuerpo de la madre, que en las
etapas tempranas del complejo de Edipo se vivencia como el contenedor del pene
del padre y de bebés. Es decir, esa primera envidia relacionada con el pene se
conecta con su envidia hacia la madre. La segunda fuente está en el deseo
frustrado de la posesión del pene del padre mediante la relación sexual. En el
desarrollo del varón, Klein subraya la envidia del cuerpo de la madre como
continente del pene y de bebés y considera que esto es un elemento importante
en el complejo de Edipo negativo.
Sin embargo, en su artículo Klein aísla la envidia como una de las emociones
fundamentales y más primitivas. Por primera vez formula su opinión de que la

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envidia surge en la primera infancia y está dirigida hacía el pecho que nutre, al
menos en su forma fundamental primitiva.

El amor, el cuidado y el alimento que provienen de la madre estimulan en el


bebé dos reacciones opuestas: una de gratificación, que conduce al amor,
una forma primitiva de gratitud; la otra de hostilidad y envidia, basada en la
comprensión de que la fuente de alimento, amor y bienestar se encuentra
fuera de uno mismo. Estos sentimientos no están relacionados con la
experiencia de la alimentación física exclusivamente.
Para el bebé gratificado, el pecho se convierte en el origen de cualidades
mentales y también físicas; idealiza el pecho y lo vive como manantial de amor,
comprensión, sabiduría y creatividad, ya que lo considera capaz de convertir su
estado de infortunio en otro de contento y felicidad. La envidia del pecho es
suscitada por la gratificación, porque ésta es la prueba de la infinita riqueza de los
recursos del pecho. Pero de un modo paradójico, la envidia también puede surgir
de la frustración y de la privación; el bebé idealiza el pecho en su fantasía, de
manera que al verse privado asume que las riquezas que atribuye al pecho son
disfrutadas por éste mismo.
Klein establece distinciones cuidadosas entre los conceptos interrelacionados de
celos, envidia y voracidad. La envidia es más primitiva que los celos: surge en
una relación de objeto parcial y no está conectada con una situación
triangular; es puramente destructiva y apunta al objeto de amor y
admiración. Los celos constituyen un sentimiento mucho más complicado que
pertenece al triángulo edípico; se basan en el amor, y el odio hacia el rival es una
consecuencia del amor por el objeto del deseo. Klein cita English Synonyms de
Crabb, donde se dice que los celos pueden ser nobles o innobles, pero que la
envidia siempre es innoble. La voracidad también ha de ser diferenciada de la
envidia; su fin consiste en apoderarse de todas las riquezas del objeto, más allá
de la necesidad del sí mismo o de las capacidades o voluntad del objeto. El daño
que produce la voracidad es accidental; en cambio, la envidia posee como fin
directo el de deteriorar los atributos del objeto. Ese deterioro también presenta un
aspecto defensivo, porque si las características envidiables son destruidas ya no
se producirá la experiencia penosa del sentimiento de envidia. Es decir, que
deteriorar es a la vez una expresión de la envidia y una defensa ante ella. La
voracidad opera sobre todo mediante la introyección; la envidia, mediante la
identificación proyectiva destructiva.

Estos tres tipos de sentimientos se hallan interrelacionados en su funcionamiento.


El elemento ingobernable y el aspecto deteriorante de la voracidad pueden ocultar
la envidia: se puede ser voraz para hacer daño al objeto. La voracidad también
puede utilizarse como una defensa ante la envidia, hecho que se basa en la
fantasía de que si uno pudiera apropiarse de todo, no habría motivo para que
naciese la envidia. Unos celos patológicos excesivos también pueden ocultar la
envidia. Cuando la envidia primitiva no es demasiada, la envidia edípica de los
atributos del rival surge de los celos que se experimentan con respecto al objeto
amado; por ejemplo, el pene del padre es motivo de envidia porque es lo que lo
hace preferible como compañero sexual de la madre. En el caso de que la envidia

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sea fuerte, ocurrirá lo contrario. Los atributos del rival son envidiados, y la
posesión del objeto se persigue no por el deseo del objeto en primer término, sino
por una envidia avasalladora despertada por el rival. La existencia de una envidia
fuerte como componente de los celos influye de modo profundo en el destino del
Complejo de Edipo. En el caso de la niña pequeña, cuando la envidia hacia la
madre es fuerte, el padre es deseado más bien como un atributo adicional de la
madre y no tanto como un objeto amado por sus propios méritos. Esto puede
llegar a establecer un patrón en la vida adulta, en el que un hombre es deseado
sólo si se lo siente unido a otra mujer. En el caso del varón, la envidia excesiva de
la madre puede llevarlo a un complejo de Edipo predominantemente negativo y,
más adelante en su vida, a una relación mala con las mujeres o a la
homosexualidad. La envidia del pene también está influida en profundidad por la
primigenia envidia del pecho. El bebé puede apartarse con odio del pecho
envidiado para dirigirse hacia un pene idealizado, que a su vez se convierte en
portador de la envidia original del pecho. De lo expuesto se deduce que el criterio
inicial de Melanie Klein acerca de una envidia autónoma del pene, quedó
suplantado por una hipótesis más radical: el origen primario de una envidia
excesiva del pene debe buscarse en la envidia del pecho experimentado por el
bebé.
Dado que opera desde la primera infancia, la envidia, si es excesiva, se convierte
en un elemento fundamental en la patología de las posiciones esquizo-paranoide
y depresiva.
De acuerdo con su enfoque de la posición depresiva, Klein siempre subrayó la
introyección del pecho como un objeto bueno y digno de confianza: el núcleo
tanto del yo como de un Superyó beneficioso. La envidia interfiere en esa clase de
introyección porque ataca la bondad del objeto. En la posición esquizo-paranoide,
la escisión entre un objeto bueno y uno malo es una condición previa necesaria
para la introyección de un pecho bueno. La envidia ataca al objeto bueno y lo
convierte en malo mediante la proyección y la fragmentación; por lo tanto,
produce un estado de confusión entre el bueno y el malo, que se halla en la raíz
de muchas confusiones psicóticas. Los ataques envidiosos contra el pecho ideal
impiden la introyección de un objeto bueno que podría brindar fortaleza al Yo y de
esta manera se origina un círculo vicioso, fuente de sufrimiento. Cuanto más
destruido resulta el objeto bueno, tanto más empobrecido se siente el Yo, lo cual,
a su vez, hace que aumente la envida. La proyección de la envidia en el objeto da
origen a un Superyó envidioso. El Superyó demasiado severo que Freud describe
como origen de las perturbaciones psíquicas a menudo se manifiesta como un
Superyó envidioso a través del análisis. Es decir, sus ataques están dirigidos no
sólo contra la agresividad del individuo, sino también, e incluso de una manera
predominante, contra su capacidad de progreso y creación. El funcionamiento de
la envidia en la posición esquizoparanoide, mediante proyecciones en el objeto,
acrecienta y mantiene las angustias persecutorias y, debido a la carencia de
figuras internas buenas, hace que esas angustias sean difíciles de superar. En la
posición depresiva, la envidia conserva un aspecto persecutorio de culpa,
acrecienta la culpa y la tiñe de desesperanza. La ira que nace de la frustración
puede ser superada cuando vuelve la gratificación. Los celos pueden aliviarse con
el amor del objeto amado y se mitigan por la ambivalencia con respecto al rival

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

que, en la situación edípica, también es un objeto de amor. Sin embargo, para la


envidia hay muy poco alivio; un ataque envidioso contra un objeto amado,
estimulado por la verdadera bondad de éste, origina sentimientos de culpa y de
desesperación. La envidia también pone dificultades a la reparación; una
restauración completa del objeto a su estado original ileso e íntegro es
incompatible con la envidia. Sólo puede intentarse una reparación maníaca, en la
que el objeto queda reparado de un modo parcial, mientras que el self permanece
en una posición superior.
La envidia excesiva causa dolor y angustia y por este motivo moviliza defensas
poderosas que interfieren en la evolución gradual de la posición esquizo-
paranoide hacia la depresiva. Si la envidia es fuerte en la primera, la proyección
aumenta, el objeto es devaluado y la envidia se proyecta hacia él; con este
proceso las angustias paranoides se verán intensificadas. Como defensa ante tal
situación, también puede reforzarse la escisión y utilizar la idealización excesiva
con el fin de contrarrestar la persecución. Esta idealización excesiva impide la
integración paulatina de un objeto ideal. Al mismo tiempo, resulta rígida e
inestable, porque se basa en una negación de la persecución; por otra parte,
aumenta la envidia y establece un círculo vicioso, con lo cual el objeto idealizado
puede convertirse con rapidez en un objeto de odio y persecución. Además, tales
circunstancias pueden desembocar en un rechazo prematuro del pecho y en la
elección del objeto alternativo, el pene, y por lo tanto existe la posibilidad de que
se produzca una sexualización prematura.
También en tales casos se ven reforzados otros mecanismos esquizoides, como
el sofoco de todos los sentimientos, en particular el sofoco del amor y de la
admiración, con lo que se intenta evitar el surgimiento de la envidia.
En la posición depresiva, la integración de los objetos buenos y malos se hace
mucho más difícil, porque el reconocimiento de un ataque envidioso contra el
objeto bueno y su consiguiente desvalorización da origen a una culpa
persecutoria y a un sentimiento de desesperación.
Como ya queda dicho, la reparación se ve obstaculizada y los mecanismos
maníacos de defensa, reforzados.
En el encuadre analítico, la combinación de envidia y defensas contra ella
desemboca en reacciones terapéuticas negativas, que pueden variar desde
fluctuaciones diarias entre el progreso y la regresión hasta reacciones masivas
severas.
Cuando la envidia es muy fuerte puede que sea escindida, y aunque no se
desarrolle una patología seria, la personalidad se empobrece y toda la relación
con un objeto interno bueno se siente como insegura.
En el análisis, los pasos hacia la integración de esa envidia escindida suscitan
una ansiedad enorme. Aun en los individuos relativamente normales, la parte
envidiosa escindida de la personalidad se conecta con ansiedades y mecanismos
psicóticos y su aparición da origen al miedo a la locura.
Normalmente la envidia desempeña un papel en la relación de dependencia
de cada bebé con respecto al pecho. En el desarrollo favorable, es superada
por los sentimientos de amor y de gratificación, experiencias buenas que dan
origen a la gratitud. Cuando la envidia está contrarrestada por el amor y la

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

gratitud, es posible manejarla y la necesidad de escindirla o de proyectarla no es


tan fuerte.
En la posición depresiva, la envidia es modificada por el amor y se convierte en
un componente normal de los celos edípicos, para transmutarse en sentimientos
integrados de rivalidad y emulación. En la situación psicoanalítica, si la envidia
escindida puede ser analizada e integrada, se produce una liberación y un
enriquecimiento de la relación psicoanalítica y de toda la personalidad del
paciente.

¿Cómo se explica la fuerza excesiva de la envidia en ciertos bebés?


Sin duda, como en todo desarrollo, las circunstancias externas juegan un papel de
gran importancia. Klein sugirió que, de un modo paradójico, la frustración puede
llevar hasta la envidia. Otros factores externos, que no fueron estudiados en
detalle por ella sino por sus colaboradores, también pueden tener su parte. Por
ejemplo: una madre excesivamente narcisista, incapaz de sobrellevar las
proyecciones del bebé y que se mantiene a sí misma como un objeto idealizado,
pone al bebé en una posición devaluada constante con respecto a sí misma, lo
que aumenta la envidia del pequeño. Pero Klein insiste con énfasis en que
también hay un factor interno, constitutivo, que varía de un bebé a otro. Está,
pues, de acuerdo con Abraham, que hablaba de un componente oral
constitucionalmente fuerte; pero desde el punto de vista de Klein este
componente constitutivo es la envidia oral.
Los descubrimientos realizados por Melanie Klein hacia el final de su carrera y su
convicción de que la envidia excesiva podía estar constitutivamente determinada,
modificaron en cierta medida su optimismo terapéutico. Por una parte, creía que
el análisis y la integración de la envidia escindida podían conducir a la superación
de la reacción terapéutica negativa y, por lo tanto, a brindar más eficacia al
análisis.
Existen nexos entre su teoría de la envidia primitiva y la de Freud sobre el
narcisismo primario. Freud sostiene que el odio hacia los objetos es más
antiguo que el amor. Al comprender que la fuente de vida está fuera de él, el
niño reacciona con ira narcisista. Esta ira narcisista puede ser considerada
como envidia destructora.
Pero Freud ve el narcisismo como un elemento primario y de larga vida y estima
que la ira narcisista aparece sólo en la segunda fase anal. Según el punto de vista
de Klein, las relaciones de objeto coexisten con el narcisismo desde un principio y
la envidia se experimenta en la primera fase oral. El narcisismo puede ser
reforzado como una defensa ante la envidia y el narcisismo excesivo es, de
hecho, defensivo antes que primario. Melanie Klein tampoco acepta que el odio
sea más antiguo que el amor; y aunque fue muy criticada por atribuir demasiada
importancia a la agresión, a diferencia de Freud, estima que el amor existe
también desde el principio y que juega un papel esencial en el crecimiento y
la integración psicológicos.

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

WILFRED BION

TEORÍA DEL PENSAMIENTO


Es a partir de la clínica psicoanalítica con pacientes graves que Wilfred
Bion comienza a detectar perturbaciones en la comunicación con el
analista, que lo llevan a inferir trastornos en los procesos de
pensamiento. De allí surgirán sus teorizaciones acerca de la
construcción del pensamiento normal y patológico.
Al igual que Freud, este autor toma otro punto de partida de la actividad
de pensar. la frustración de las necesidades básicas que le es impuesta
al lactante. La capacidad del yo del bebé para tolerar el odio resultante de
esas frustraciones, cumplirá para Bion una función esencia l. Determinará
un intento de fuga en relación con la frustración, o una posibilidad de
modificarla a través de los procesos mentales. El otro elemento en juego
será el sostén ofrecido por la función continente de la madre.
Bion postula en el origen, la existencia de un pensamiento sin pensador.
Así, habrían pensamientos previos a la capacidad para pensar. La
actividad de pensar derivará de dos procesos mentales: en primer lugar el
desarrollo de pensamientos y luego el desarrollo del aparato de pensar,
impuesto por la presión de los pensamientos.
El bebe posee una preconcepción innata del pecho. Las experiencias
emocionales resultantes de frustraciones de la omnipotencia del lactante,
lo obligan a volverse hacia el mundo real, y serán denominadas por Bion
como realizaciones. Tomando como modelo el vínculo del bebé con la
madre que lo amamanta. definirá las realizaciones como positivas o
negativas.
En la realización positiva hay una confirmación de que el objeto está
realmente presente y atiende a sus necesidades. En la realización
negativa, el lactante no encuentra un pecho disponible para la
satisfacción, y esa ausencia es vivenciada como la presen cia de un pecho
ausente y malo dentro de sí, puesto que para Bion todo objeto necesitado
es sentido como malo, de modo que su ausencia provoca privación y
sufrimiento.

De aquí surge una clasificación de los pensamientos, de acuerdo a la


naturaleza de su desarrollo, en: preconcepciones, concepciones,
pensamientos y conceptos.
Preconcepción: es una expectativa innata. El ejemplo clásico será la
preconcepción del pecho para el bebé.
Concepción: se produce por la conjunción entre una preconcepción y una
realización positiva. Esta corresponde a la experiencia de satisfacción.
Pensamiento: se genera por la conjunción de una preconcepción con una
frustración o realización negativa. Esto sucede en el caso de un bebé con
buena tolerancia a la frustración y por lo tanto con la capacidad de
modificarla. Si la capacidad innata de un bebé para tolerar las
frustraciones es suficiente, la experiencia de no pecho se torna un

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

elemento del pensamiento, y se desarrolla un aparato psíquico para


pensarlo.
Concepto: implica un mayor nivel de abstracción. Según Bion es un
derivado de la concepción que ha sido sometida a un proceso que la
depura de los elementos que obturan su posibilidad de esclarecimiento o
expresión de la verdad.

Para la exploración y categorización de los diferentes procesos y niveles


del pensamiento, Bion propuso la creación de una tabla. Esta tabla es un
sistema cartesiano compuesto de dos ejes. Uno vertical con seis hileras
denominado genético porque permite la anotación de la evolución
secuencia] del pensamiento desde los protopensamientos hasta la más
alta abstracción científica. El otro eje, horizontal, compuesto por ocho
columnas, posibilita el reconocimiento y la notación de cómo es la
utilización de los distintos niveles de pensamiento en cada individuo. La
tabla es utilizada por el psicoanalista después de cada sesión para
caracterizar el pensamiento operante en ese paciente en dicha sesión.

LA PSICOPATOLOGÍA DESDE LA PERSPECTIVA DE LA TEORÍA DEL


PENSAMIENTO
Varias son las alternativas patológicas que se hallan deter minadas por los
trastornos del pensamiento:
Si la capacidad para tolerar la frustración no es suf iciente o adecuada, el
"no pecho" o "pecho malo" internalizado de ese modo, debe ser
expulsado.
Ante una severa incapacidad para tolerar la frustración se produce la
siguiente secuencia: intolerancia —intento de evadir la frustración—
constitución de un objeto malo interno adecuado para ser evacuado —
excesivo empleo de las identificaciones proyectivas — hipertrofia de la
omnipotencia.
A partir de allí, los pensamientos son tratados como objetos malos
internos y el aparato de pensar será utilizado para librar a la psique de
ellos. En ese caso, no se produce la creación de una concepción a través
de la conjunción entre la preconcepción y la realización. Las realizaciones
tanto negativas como positivas serán negadas por medio de ataques
destructivos.
Pero más aún, si las preconcepciones y las realizaciones, entran en
conjunción formando concepciones, éstas serán tratadas como cosas y
evacuadas rápida y masivamente.
Otra consecuencia es que la magnitud de las identificaciones proyectivas
hace que el self y el objeto externo se confundan.
Ante una intolerancia a la frustración un poco menos severa. y ante una
realización negativa, la preconcepción intenta predominar sobre el
principio de realidad en vez de buscar la evasión. En este caso se
produce el desarrollo de la omnipotencia, en lugar de la conjunción que
lleva al pensamiento.

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

La experiencia de realización negativa es negada, y es el "prejuicio" el


que domina el sistema de pensamiento. Esta será el sustituto del
aprendizaje a través de la experiencia.
El juicio de realidad falla y no hay discriminación de verdadero y falso. En
su lugar se instala la omnisciencia como afirmación dictatorial de orden
moral: correcto o equivocado. Aquello que comúnmente llamamos
prejuicio funciona en lugar del juicio.
Así, la diferencia que Bion establece entre los diversos tipos de
pensamiento permite establecer en la clínica dos niveles en relación a la
patología del pensamiento. Un primer nivel, en el que predomina la
formación y la presencia no integrada de pensamientos. más
característico de los pacientes psicóticos. Un segundo nivel, con la
integración de pensamientos, pero con persistencia de la omnipotencia y
alteración del juicio de realidad.
Sin embargo. ciertos trastornos en la utilización de los pen samientos,
pueden ser encontrados también en las neurosis obsesivas o en las
personalidades narcisistas.

LA FUNCIÓN MATERNA
Junto con el bombardeo de identificaciones proyectivas, Bion intuyó que
debería haber un continente para poder contenerlas, y a partir de ahí
introdujo la noción defunción de réverie por parte de la madre. Asi, la
capacidad de tolerancia que el bebé tendrá en relación a las
frustraciones, dependerá tanto de sus demandas pulsionales innatas
como de la respuesta de la madre real externa. Estos dos factores e stán
indisociados y constituyen el modelo de Bion de continente -contenido,
representados por los signos femenino-masculino. La relación continente-
contenido implica una complementariedad entre las proyecciones del niño
y la receptividad materna.
Al igual que M. Klein, este autor considera que la ansiedad está
relacionada con el sadismo y la pulsión de muerte. El niño expulsa las
emociones y fantasías que lo hacen sentir en peligro de desintegración o
aniquilación.
Es la capacidad de continente de la madre la que origina la construcción
interna, en el bebé, de una barrera que permite el proceso secundario, el
juicio de realidad y la demora en la descarga.

En la normalidad. con la madre y el bebé adaptados uno al


otro, las identificaciones proyectivas son v ivenciadas como una
realidad, debido a que el bebé tiene un sentido de ésta rudimen -
tario y frágil. Bion llama a esto identificación proyectiva realista.
El bebé proyecta en la madre aquellos sentimientos de los cuales desea
liberarse: por ejemplo. su temor a la muerte. La madre reacciona
terapéuticamente, devolviéndole las identificaciones proyectivas en forma
tolerable. Esto depende de su capacidad de réverie.
Si ésta falla, el niño intensifica las identificaciones proyectivas, que ya no
sirven para ser comprendidas y significadas con la ayuda de la madre. Se

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

reintroyectan masivamente con el resultado de la aparición de un objeto


interno destructor que impide tanto dar, como recibir algo bueno.
Es útil remarcar la importancia fundamental que Bion atri buyó a la
capacidad de réverie de la madre externa real. Si ella fue capaz de
contener las angustias del bebé al mismo tiempo de proveer a las
necesidades de leche, calor, amor y paz, sucederá que tanto las
realizaciones positivas como las negativas serán uti lizadas para aprender
de la experiencia. Esto requiere el enfrentamiento y la modificación del
dolor, que promueve el crecimiento mental.
Por el contrario, la evitación del dolor depresivo es un importante
factor inhibidor del crecimiento psíquico.
En ese caso, las fuertes cargas emocionales resultantes de las
realizaciones negativas, y que fueran proyectadas en la madre, al no
encontrar un continente adecuado, serán reintroyectadas por la criatura
bajo la forma de un terror sin nombre.
Cuando la capacidad de aprender de la experiencia no se establece, ésta
es sustituida por la omnipotencia y la omnisciencia. y se pierden las
diferencias entre lo verdadero y lo falso. Se instaura también un super -
superyó que crea y dicta sus propias leyes morales e intenta i mponerlas a
los otros.
Finalmente, la capacidad de réverie de la madre será introyectada por la
criatura como una capacidad propia.
Estas mismas aptitudes serán revalorizadas en la técnica psicoanalítica
corno función continente del analista, quien además de interpretar, debe
escuchar, calmar y soportar las proyecciones del paciente.
En la clínica veremos distintos cuadros que pueden explicarse por la
ausencia de esta capacidad para pensar y sentir: la ansiedad crónica, las
estructuras fronterizas, las psicosis.

TEORÍA DE LAS FUNCIONES. ORIGEN Y NATURALEZA DEL PENSAR


Bion describirá dos modos de funcionamiento del aparato de pensar
que denominará: función alfa y función beta.

LA FUNCIÓN ALFA
En primer lugar los elementos alfa: éstos se originan en las
impresiones sensoriales y las experiencias emocionales
transformadas predominantemente en imágenes visuales y son
utilizadas por la mente para la formación de sueños, recuerdos, y
para las funciones de simbolizar y pensar.

La función alfa es entonces aquella que, si funciona adecuadamente (y


esto va a depender especialmente de la capacidad Innata de tolerar las
frustraciones) va a transformar las impresio nes sensoriales (visión,
audición, tacto) y las primeras experiencias emocionales (placer o dolor)
en elementos alfa. Incluye los procesos del pensamiento y sus distintos
productos finales: gestos, palabras, formulaciones abstractas. Es esencial

61
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

que exista una adecuada función alfa en la madre para que el bebé pueda
desarrollarla.
Bion hablará también de una barrera de contacto resultante del conjunto
formado por los elementos alfa, la que marca el contacto y la separación
entre consciente e inconsciente, funcionando como una membrana
permeable que impide que la fantasía prevalezca sobre la realidad.

LA FUNCIÓN BETA
Los elementos beta son protopensamientos, o sea, experiencias
sensoriales y emocionales muy primitivas que adquieren una
naturaleza de cosas concretas, porque no pudieron ser pensadas
hasta un nivel de conceptualización o de abstracción como es e l
destino de los elementos alfa.

Cuando la función alfa es deficitaria, las sensaciones y emo ciones


permanecerán como estaban en su estado naciente, cons tituyendo los
elementos beta, los cuales se prestan sólo a ser evacuados por medio de
la hipertrofia de las identificaciones proyectivas.
Cuando las impresiones sensoriales y experiencias emocionales no
pueden ser transformadas, deben ser expulsadas hacia afuera.
Bion describe también una pantalla de elementos beta. Al contrario de la
barrera de contacto, compuesta por elementos alfa, la pantalla de
elementos beta está constituida por elementos beta aglomerados y no
organizados, sin capacidad de establecer vínculos entre sí. Esto no le
permite cumplir la función de límite entre consciente e incons ciente.
En los pacientes psicóticos, prevalece la formación de una pantalla de
elementos beta en lugar de la barrera de contacto de elementos alía,
también prevalece la posición esquizoparanoide sobre la posición
depresiva. Por lo tanto, la formación de sí mbolos no se procesa
adecuadamente y éstos son sustituidos por ecuaciones simbólicas.
Para la formación y utilización de los pensamientos son necesarias
interacciones dinámicas del modelo continente-contenido, como así
también las que se producen entre las posiciones esquizoparanoide y
depresiva.
Que los pensamientos sean utilizados de un modo integrativo y
estructurante o de una forma desintegrativa del yo, dependerá
básicamente del modo de pasaje de la posición esquizo -paranoide a la
posición depresiva. Así se desprende que la esencia de la formación de
los pensamientos depende no sólo de la capacidad de tolerancia a las
frustraciones sino también de la capacidad de soportar las pérdidas y
duelos.
Sólo a través de la elaboración exitosa de la posición dep resiva, los
pensamientos sufren sucesivas modificaciones pasando por las
preconcepciones, las concepciones, el concepto, el sistema deductivo
científico, hasta alcanzar el alto grado de abstracción del cálculo
algebraico.

62
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

De la misma forma, es el éxito de la posición depresiva el que posibilita la


formación de símbolos, los cuales sustituyen y re presentan todas las
pérdidas inevitables en el curso del desarrollo. Esta formación de
símbolos es la que permite la capacidad de generalización, de
abstracción y la creatividad.

Recapitulando. las experiencias de realización negativa son inherentes e


indispensables a la vida humana y pueden seguir dos modos de
desarrollo. Si el odio resultante de la frustración no fue excesivo y la
capacidad del yo del lactante es suficiente para soportarlo, el resultado
será una formación de pensamiento a través de lo que Bion denomina
función alfa, la cual integra las sensaciones que provienen de los órganos
de los sentidos con las respectivas emociones.
En el caso contrario, los protopensamientos que se forman, denominados
por Bion como elementos beta no se prestan para la función de ser
pensados, porque son tan abrumadores que precisan ser inmediatamente
aliviados y descargados. Esto se realiza a través de una agitación motora
( o en caso de los pacientes adultos por medio de actings) o por la vía de
somatizaciones, pero siempre con un exagerado uso expulsivo de
identificaciones proyectivas. •
Bion postuló una tercera posibilidad que denominó reversión de la función
alfa. En éste caso la función alfa ya comenzó a actuar pero el bebé
enfrentó tal dolor psíquico que debió regresar a modos más primitivos de
funcionamiento, produciendo elementos beta.
Estos elementos beta son diferentes de los originales y con figurarán los
llamados objetos bizarros.
Clínicamente los elementos beta resultantes de la reversión de la función
alfa siguen tres destinos: o se descargan dentro del cuerpo como
somatizaciones, o por los órganos de los sentidos llegan bajo forma de
alucinaciones, o bien por la acción, en actings o delirios.

Algunas implicancias teórico técnicas


En los pacientes más regresivos, se hace relevante la persona del
psicoanalista, tanto en lo que se refiere a su función de ser continente
como a la de ayudar al paciente a pensar con el ementos alfa.
Para Bion el pensar es sobre todo una función creadora de significados
y de establecer correlaciones en un mundo de signi ficados. Enseñar a
pensar consiste en una función del psicoana lista para ayudar a su
paciente a cambiar la necesidad de evacuar un pecho malo por la
presencia de un pecho bueno pensante: cambiar la identificación
proyectiva excesiva por la capacidad de contener y pensar.
A partir de los trabajos de Bion, los psicoanalistas están más atentos al
nivel de pensamiento y de lenguaje utilizados no sólo por el paciente sino
por ellos mismos. Más allá del objetivo de hacer consciente el conflicto
inconsciente, el interés se centra en el intercambio comunicativo entre
esas dos instancias psíquicas y en la necesidad del paciente de pasar de

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

un modo de funcionamiento de proceso primario, a otro de proceso


secundario.

TEORÍA DEL CONOCIMIENTO: Conocimiento y vínculos


Las ideas de Bion acerca del proceso del conocimiento están vinculadas
con sus conceptos sobre el desarrollo del pens amiento y su teoría de los
vínculos.
El conocimiento, o vínculo K (K: Knowledge. conocimiento), es uno de
los factores presentes en la personalidad, junto con otros dos: L (love,
amor), y H (hate, odio).
Una de las funciones del vínculo K es proporcionar una relación entre
dos objetos, que pueden ser el mismo individuo con sus aspectos
desconocidos, u otra persona con quien necesita o desea vincularse .
En este tipo de vínculo el deseo es conocer, y Bion considera que este
impulso al conocimiento y a la verdad es un alimento para la mente.
Cuando por un exceso de envidia o voracidad este vínculo está
perturbado, se produce un estado de inanición mental que puede llevar a
la psicosis o a la estupidización. Él afirma que el aparato mental, o
aparato para pensar, necesita de la verdad como el cuerpo el alimento.
Plantea también, que K está ligado a la experiencia dolorosa que en
determinados momentos implica no saber. Cuando la frustración y el
proceso necesario para acceder a la verdad no se toleran, el
desconocimiento se obtura con omnisciencia, con teorías propias que
impiden el acercamiento al conocimiento más auténtico. El conocimiento
auténtico sólo puede estar relacionado con las experiencias
emocionales.
Llama función psicoanalítica de la personalidad al aspecto de la
misma que permite el conocimiento de sí mismo y de los otros, a
través de las emociones. Esta función se desarrollará según los
mecanismos Ps <=> D (posición esquizoparanoide-depresiva) y
(continente contenido). Este tipo de notación es uti lizado con frecuencia
por Bion en un intento por formalizar sus conceptos, con el objeto de
encontrar una manera de transmitir las ideas psicoanaliticas por medio de
un código fácilmente reconocible. Estos símbolos se refieren a
mecanismos que intentan explicar estados emocionales.
Cuando un individuo se encuentra invadido por un exceso de mecanismos
paranoides, o funcionando desde la posición esquizo paranoide, tiene
seriamente dificultadas sus posibilidades de un vínculo K. Del mismo
modo, se puede entender la idea referida a (;? o' (continente-contenido):
si las emociones del bebé son adecuadamente contenidas por la
capacidad de réverie de la madre, podrá tolerar la frustración de no
conocer y estará en condiciones de emprender el proceso de aprendizaje
y conocimiento.
Antes hablamos de omnisciencia. Podemos agregar que para Bion, este
estado de la mente que en su arrogancia cree conocerlo todo, es un
vínculo -K (menos K). Este impide el conocimiento, porque utiliza las

64
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

teorías para soslayar el dolor que produce el proceso de ir de un


conocimiento menor a uno mayor.

LA RELACIÓN ANALÍTICA
Las ideas de Bion acerca del conocimiento tienen una importancia
fundamental en sus concepciones sobre la relación analítica. Cuando lo
que predomina es el vínculo K, se produce una relación que él llama
comensal: ambos se benefician y hay acercamiento mutuo a través de
una serie de transformaciones en la mente de cada uno. El paciente
puede ir estableciendo nombres, enunciados, hechos seleccionados que
han derivado de conjunciones constantes, es decir. situaciones vividas
repetidamente y comprendidas emocionalmente, que facilitarán el pasaje
al momento D (posición depresiva). Esto se hace posible cuando entre
paciente y analista se establece una situación emocional de co ntinente-
contenido, a través de la cual el analista logra la capacidad de réverie
necesaria. Cuando predomina este proceso, el paciente realizará insights
que irán imprimiendo un crecimiento emocional a su vida mental, tomará
consciencia de que conocer no es equivalente a conocer la materialidad
de los objetos. Se trata de un proceso de enriquecimiento y aprendizaje
en el que todos estos elementos están interrelacionados.
Otro concepto relacionado es el estado de no saturación (duda tolerada).
Es el que permite que el pensamiento se vaya compleji zando, que el
conocimiento se pueda desarrollar de lo más cercano a los sentidos a lo
más abstracto. promoviendo un universo en expansión dentro del
individuo. Bion habla de penumbra de asociaciones, en el sentido de no
cerrar los conocimientos con certezas que puedan llegar a convertirse en
omnisciencia y arrogancia.
Como vemos, estos procesos podrían darse tanto en el paciente corno en
el analista. Así corno el paciente no sabe a dónde lo llevarán sus
asociaciones, y cuándo se dará el proceso del insight, tampoco el analista
sabe en qué momento el material adquirirá la coherencia que le permitirá
entender e interpretar.
El exceso de ansiedad paranoide o de identificación proyectiva es
comparable al terror que siente el niño cuando sus sentimientos voraces
o envidiosos le impiden aceptar lo bueno de la madre. En estos casos
predomina el vínculo -K.

CAMBIO CATASTRÓFICO
Afirma Bion que en ciertos momentos de crecimiento mental se produce
una situación emocional particular con vivencias de cambio catastrófico.
El crecimiento mental implica que si bien ciertos fenómenos se
mantendrán invariantes, se producirá inevitablemente una
desestructuración del sistema; es en ese momento que puede producirse
la vivencia de cambio catastrófico. Lo invariante es aquello que hará que
reconozcamos en la nueva estructura algo de la original. Da un ejemplo
de una pintura que representa un paisaje. Nosotros reconocemos el
paisaje, aunque los elementos que se utilizaron para representarlo son

65
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

diferentes del paisaje original. Estas ideas están relacionadas con las
transformaciones que se producen en la mente, a través de los diferentes
procesos de conocimiento, aprendizaje y experiencias emocionales.
Como vemos, Bion recurre a diferentes mod elos, cuadros e imágenes
para describir e intentar formalizar aquellos complejos procesos que
llevan a un individuo a desarrollar su capacidad para pensar, aprender y
conocer.

RONALD FAIRBAIRN

Cree que el Yo está presente desde el nacimiento. El niño busca


objetos, no placer. Su teoría postula que hay un Yo central que nace
con el niño, pero debido al conflicto, el niño se ve forzado a disociar
las relaciones de objeto inaceptables y los estados del Yo. De este
modo, se crea un «Ello» como resultado de la disociación del Yo central y
de la represión del Yo libidinal y los objetos excitantes asociados con él.
Se crea un «superyo» por disociación del Yo antilibidinal y los objetos
rechazantes asociados con él. En la medida en que estas disocia ciones
sean profundas y enraizadas, el Yo central restante se empobrece y se
queda con pocas cosas en la vía hacia las relaciones de objeto ma duras.
La tarea del tratamiento y de la madurez se convierte en restau rar tanto
como sea posible el Yo central y reducir el Yo libidinal y sus objetos
excitantes y el Yo antilibidinal y sus objetos rechazantes.

Ronald D. Fairbairn fue el primer teórico de las relaciones de objeto,


ya que postuló que el impulso primario era la búsqueda del obje to
(Fairbairn, 1972). Si Freud creía que el impulso era primario y los objetos
intercambiables, Fairbairn pensaba justamente lo contrario, es decir, que
los objetos eran primarios y los impulsos inter cambiables. Si para Freud
cualquiera podía satisfacer el hambre del bebé, Fairbairn daba al hambre
una razón para crear un vínculo humano. Para Fairbairn, el Yo está pre-
sente desde el nacimiento. Este Yo central se hace pedazos porque es
inmaduro y no puede tolerar la intensidad de los estímulos , por lo que se
disocia en un Yo libidinal que tiene relación con el objeto excitante, y en
Yo antilibidinal, que se relaciona con el objeto rechazante. El curso de la
maduración, pues, consiste en deshacer la dis ociación y reintegrarla en
un Yo central más fuerte.

LA PERSONOLOGÍA REACTO-OBJETAL DE W. RONALD D.


FAIRBAIRN

El psicoanalista escocés W. R. D. FAIRBAIRN (1889-1964) desarrolla una


teoría de relaciones objetales de la personalidad, que constituye, sin
duda, una pieza clave, fundamental, del edificio psicoanalítico post -
kleiniano. Dentro de su obra pueden distinguirse, no obstante, y de
acuerdo con HARRY GUNTRIP (1961), un período freudiano ortodoxo,

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

entre 1927 y 1943, un período kleiniano entre 1934 y 1940, y un período


propiamente fairbairniano, a partir de 1940, en el que cristaliza y
consolida su personología dinámica en términos reacto-objetales.

Para Fairbairn, la pristina personalidad del niño no consiste en un ello


impersonal, inorganizado y energético-pulsional, sino en un yo dinámico y
unitario, existente, desde el principio, bajo la forma de una totalidad
psíquica original e integrada, que evolutivamente, y mediante el efecto de
las relaciones objetales postnatales, se diferencia luego en
configuraciones estructurales endopsíquicas diversas.

Tales configuraciones estructurales endopsíquicas son, por consiguiente,


aspectos estructural-dinámicos desarrollados del self primario, o del sí-
mismo original, y, en este sentido, cabe afirmar, que las estructuras de
la personalidad nacen, así, de una desintegración psíquica,
secundaria a la integración primaria del Yo, producida por el impacto
experiencial y vivencial de las relaciones de objeto. Este punto de
vista fairbairniano fue adoptado a partir de datos directamente clínicos, y
para muchos autores —entre ellos, GUNTRIP—, parece ser más certero y
verosímil que las concepciones de FREUD, GLOVER, WINNICOTT y
MELANIE KLEIN en torno al tema del Yo. A título comparativo con la
óptica de FAIRBAIRN, recordemos que, para SIGMUND FREUD no existe
en un principio el aparato del Yo; que GLOVER habla, como se sabe, de
toda una serie de núcleos yoicos independientes, que en el devenir
madurativo del suejto llegan a integrarse en una unidad sintética; que
DONALD W INNICOTT se refiere en esencia, a un estado primario no-
integrado de la psique; y, que finalmente, MELANIE KLEIN alude, en una
ambigüedad conceptual, tanto a una relativa y original integración yoica,
que se rompe precozmente bajo el operante impacto de la pulsión de
muerte, como a un estado primario no-integrado, en el mismo sentido que
WINNICOTT. La postura teórica de FAIRBAIRN sostiene decididamente, y
contrariamente a estos autores, una integración primaria del self y una
desintegración secundaria, subsecuente, como ya veremos, a la diná mica
persecutoria de las relaciones objetales insatisfactorias.

Así pues, aparece como postulado fundamental de la perso nología


dinámica de FAIRBAIRN el principio de que el niño es, desde su
comienzo evolutivo, una totalidad dinámica unitaria, es decir, un self
psicosomático total que, aunque primitivo, es ya radicalmente personal.
Este self psicosomático, total, y personal, posee, para FAIRBAIRN,
estructura y energía, esto es, está dotado de su propia carga energética o
impulsiva. Llegados a este punto, conviene afirmar que, desde la
perspectiva fairbairniana, no se puede establecer una separación neta
entre energía y estructura, como hacía la física atomística helmholtziana.
Para FAIRBAIRN, la distinción separativa que, según él, hace FREUD
entre un ello-energía y un ego-estructura, representa una limitación
impuesta a su pensamiento por la atmósfera científica general de su

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

tiempo, dominada, en gran parte, por la concepción helmholtziana de un


universo constituido por una pléyade de partículas inertes, dinamizadas
por quantums energéticos separados de tales partículas. De acuerdo con
la física atómica, habría que entender, por el contrario, que dicha
distinción separativa entre estructura y energía es falsa, ya que tales
conceptos aluden, en realidad, a dos aspectos distinguibles de un mismo
todo. Coherentemente con esta óptica, RONALD FAIRBAIRN rechaza, de
plano, la concepción psicoanalítica de unos hipotéticos «impulsos», o
«instintos», que bombardean incesantemente estructuras yoicas pasivas,
y postula, en cambio, la existencia, desde el pri ncipio, de un Yo primario,
unitario y original, provisto, en su misma esencia, de su propia
energía. En este sentido, los impulsos no son otra cosa que el aspecto
dinámico de la estructura endopsíquica, esto es, las formas de actividad
del aparato mental. Para decirlo de otro modo, FAIRBAIRN abandona,
definitivamente, la concepción freudiana del Ello, y el término ello del
psicoanálisis clásico, para substituirlo por la noción, y el término, de un
Yo libidinal, alusivo a la prístina unidad, estructural y a la vez energética,
del self primario del niño en desarrollo.

El Yo-libidinal( Y. L.) consiste, por consiguiente, más allá y por encima


del Ello impersonal, en un sí-mismo, originario, potencial y desde
luego precario, pero, sobre todo, personal. Tal estructura va
diferenciándose luego, a partir del nacimiento mismo, en configuraciones
estructurales organizadas, bajo el impacto efectivo y ope rante de las
relaciones objetales. No hace falta insistir en que no se trata de un mero
cambio de vocabulario técnico, sino, por el contrario, de una honda
mutación conceptual. En esta mutación, o viraje, conceptual, lo que
FAIRBAIRN trata de subrayar, con claridad meridiana, es que la prístina
personalidad del niño consiste no en algo puramente energético o
pulsional, sino en una totalidad psicosomática, dotada de un Yo-
potencial, o de un Yo-germinal (Rof. CARBALLO, 1972), que aspira,
desde su precariedad e indigencia, a personalizarse, más y más,
ligándose a los objetos. De este modo, existe, según la hermenéutica
fairbairniana, este Yo-primario, dotado, desde el principio, de función
sintética y de energía propia, capaz de libidinizar cualquier parte del
cuerpo, y cualquier actividad, en pos de la interación humana, y cuya
tendencia fundamental se dirige, inequívocamente, hacia la conservación,
indemne, de su unidad o integridad dinámica.

En relación con el Yo-libidinal, hay que aclarar que la líbido no es, para
RONALD FAIRBAIRN, primariamente buscadora-de-placer, sino
esencialmente buscadora-de-objetos. Según este autor, la formulación
freudiana de que la líbido busca placer, determinada evolutivamente por
su organización zonal, debe de ser transformada por el postulado de que
el Yo, entendido como self personal, busca primariamente objetos, en una
proyección hacia el mundo. Dicho de otro modo, existe, según FAIR -
BAIRN, una necesidad libidinal primaria de búsqueda de objetos, y, en

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

este sentido, las zonas erógenas no serían en sí mismas, como afirma


FREUD, determinantes primarios de este fin libidinoso, sino, en realidad,
canales mediadores de la básica e irreductible necesidad de objeto, esto
es, canales mediadores de la relación libidinal.

FREUD habló, como se sabe, de fines libidinales, definidos


fundamentalmente en función de las zonas erógenas: fines orales, anales,
etcétera. FAIRBAIRN piensa, por el contrario, que la tensión libidinal
dimana de la tensión misma de la necesidad-de-buscar-objetos, y que, en
este sentido, tales fines libidinales no son, en realidad, fines sino más
bien formas, o, si se prefiere, modos, de tratar con los diversos objetos
relacionales. El núcleo esencial de esta proposición teórica enraiza en un
extenso material clínico, que, a título paradigmático, podría resumirse en
la siguiente protesta de un paciente: «Usted está siempre hablando de
que yo quiero tener satisfecho tal o cual deseo, pero lo que yo realmente
quiero es un padre» (FAIRBAIRN, 1946). No cabe la menor duda sobre la
elocuencia de este aserto, con toda su carga simbólica, en el sentido de
su indiscutible indicatividad de la básica necesidad relacional objetal
postulada, con insistencia y énfasis, por el psicoanalista británico que
ahora nos ocupa.

Se ve claro, por consiguiente, desde la perspectiva fairbairnia na, que la


líbido aparece como un impulso vital primario, buscador-de-objetos. Y que,
desde este ángulo, las zonas erógenas fundamentales, consideradas y
descritas por FREUD, no son primariamente erógenas, sino que se
erotizan y se deserotizan al ser utilizadas en la relación con los objetos, a
lo largo y a lo ancho de las etapas madurativas de la ciclomorfosis
humana. Debe reconocerse así que «las zonas erógenas son
simplemente canales por los que fluye la líbido, y que una zona sólo se
hace erógena, cuando la líbido fluye por ella» (FAIRBAIRN, 1941). En tal
proceso dinámico de canalización erótica, la maduración biosomática
pone a disposición del individuo en crecimiento las zonas y las funciones
para el establecimiento de la conexión interhumana. Y, además, tal modo
erótico de usar las zonas corporales para la interacción personal es, sin
duda, influido también por las actitudes básicas de las figuras que
componen el entorno parental y social. En el fondo, son los complejos
avatares biopsico-sociales, de la necesidad libidinal del sujeto, que es
una necesidad, flexible y maleable, de objeto, y sujeta por ello a las
diversas contingencias de la maduración y de la experiencia. Cabe añadir,
en este punto, que, para FAIRBAIRN, los impulsos instintivos del hombre,
y, por ende, la libido, son tendencias generales que, desde la dinámica
madurativa, sólo adquieren una pauta más rígida, diferenciada y
cristalizada, como resultado de la experiencia que en último término, es
una experiencia de interacción humana. Dicho de otra forma, el niño
busca objetos, y objetos buenos o satisfactorios, pero, según FAIRBAIRN,
este camino hacia el objeto únicamente está bosquejado a grandes
rasgos, sujeto a mil eventualidades y, por ende, propenso a la confusión y

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

al equívoco.

Resumiendo lo anterior, tenemos, pues, un Yo-libidinal (Y. L.), indigente y


necesitado, -que propende líbidinalmente, desde una irreductible tensión
básica, a la búsqueda-de-objetos. Con respecto a la catexis agresiva,
FAIRBAIRN no acepta la pulsión de muerte descrito por FREUD, y
piensa, por el contrario, que la agresión está, en última instancia,
subordinada a la líbido, representando, en esencia, una reacción a la
frustración y a la privación en las relaciones libidinales del sujeto.
Genéticamente, el trauma de separación de la madre supone, para
FAIRBAIRN, la situación frustrante por excelencia. Y, en este sentido,
resulta, entonces, que son justamente las experiencias de malogramiento
y de carencia libidinales los factores clave que, originalmente, provocan
las agresiones del bebé hacia sus objetos libidinosos, dando lugar así a la
ambivalencia, entendida como una secuela actitudinal reactiva en la
afectividad del infante. De este modo, es obvio que FAIRBAIRN considera,
pues, que en ausencia de frustraciones y de privaciones afectivas el niño
no dirigiría espontáneamente agresiones directas hacia sus objetos de
amor. No obstante, entiende también que, a pesar de su subordinación a
las vicisitudes de la líbido, la agresividad es un factor dinámico primario,
esto es, que no se resuelve, que no se reduce o que no se diluye en la
líbido misma.

Si el niño, según FAIRBAIRN, es, por naturaleza y desde el principio, un


Yo-libidinal, es decir, una persona o un self capaz de libidinizar y de
deslibidinizar cualquier sector somático o, en conjunto, todas sus
estructuras corporales, movido, según las circunstancias, por la
incoercible necesidad de interacción objetal o personal, o bien por el
impulso defensivo de evitarla; desde este punto de vista, todo el
desarrollo humano depende estrechamente, entonces , de las conexiones
de ese Yo dinámico original con sus objetos, entendiendo, por supuesto,
que tales objetos se refieren fundamentalmente, por su esencialidad
estructurante, a las personas que componen el entorno relacional —ante
todo, la madre—, y no tanto a los objetos materiales también
constituyentes de tal entorno. Sin embargo, cabe señalar que, para
FAIRBAIRN, los objetos materiales pueden convertirse, como ya había
señalado acertadamente W INNICOTT , en representantes simbólicos de
los objetos personales —también, sobre todo, de la madre—, en la
dinámica evolutiva del crecimiento.

Coherentemente con todos estos postulados, inferiores del análisis clínico


y dinámico de los individuos a lo largo de las complejas secuencias del
proceso psicoterapéutico, FAIRBAIRN piensa que la integridad yoica es
función directa de unas satisfactorias relaciones con los objetos humanos
durante la infancia; y, en el mismo sentido, que la disociación yoica se
produce como una reacción a las negativas relaciones objetales de la
vida real. Cabe deducir pues que, contrariamente a la interpretación

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

kleiniana, FAIRBAIRN no sólo no admite un estado primario no-integrado,


reflejo en último término de la dicotomía eros-thánatos, sino que, además
llega a pensar que el niño conservaría la integración primaria del self si
las interacciones con la madre y, en general, con todos los objetos fueran
continuamente, durante un intervalo temporal lo suficientemente dilatado ,
absolutamente positivas. No obstante, teniendo en cuenta lo irrealizable
de esta condición, el niño se ve envuelto, muy pronto, en relaciones
objetales parentales inadecuadas, o frustrantes, y, por consiguiente, la
disociación comienza, según él, a operar sus efectos tempranamente en
la personalidad, desde una básica división, vivencial y e xperiencias, entre
objetos buenos y malos. Para decirlo de otro modo, el ideal de unas
relaciones objetales absolutamente positivas en todo momento es una
inalcanzable utopía, y, en este sentido, es forzoso reconocer
realísticamente que todo niño atraviesa, en uno u otro momento y con uno
y otro nivel de predominancia relativa, tanto por relaciones buenas como
por relaciones malas, dependiendo este incontestable hecho, a nuestro
entender, no solamente de la realidad objetivamente constatable sino,
además, de la peculiar estructura psicosomática de cada niño y, por ende,
del grado resultante de su avidez y precariedad libidinales. Reconocida
esta circunstancia, FAIRBAIRN (1941, 1943) afirma seguidamente que, en
contra del punto de vista kleiniano, los primer os objetos que el niño
internaliza son los objetos malos, en un básico y agresivo intento de
controlarlos, a cuyo móvil cabría añadir el deseo libidinal incorporativo del
objeto mismo y, por supuesto, el propósito defensivo de depurar, limpiar o
purificar el ambiente, en una búsqueda de la seguridad externa. Desde
esta óptica, la seguridad externa se obtiene así a costa de la
«inseguridad interior» (FAIRBAIRN, 1943), y, de este modo, el Yo infantil
queda a merced de toda. una gama de perseguidores internos contra los
que debe de erigir una laboriosa estrategia defensiva. En la línea de esta
estrategia defensiva, evolutivamente elaborada y consolidada a lo largo
del desarrollo, FAIRBAIRN considera, en primer lugar, la represión, esto
es, la relegación o el destierro al inconsciente. Más tarde, y únicamente
cuando la represión se ve desbordada por la incontenible amenaza de los
objetos malos internalizados que se han hecho ya incontrolables para el
Yo, entran en acción, según el psicoanalista británico, otras t écnicas
defensivas, que él integra, en esencia, en la psicopatología obsesiva,
paranoide, histérica y fóbica (1941). No obstante, FAIRBAIRN entiende
también que, al lado de la represión, existe otro tipo de defensa, que
potencia invariablemente el trabajo represivo y que consiste, en resumen,
en la internalización de los objetos buenos o satisfactorios (1941), como
medio reparatorio de la «maldad» del mundo interior, y, por ende, como
neutralizador fundamental de la angustia persecutoria endop síquica.

Volviendo a centrarnos en la idea clave de FAIRBAIRN que acabamos de


alcanzar, resulta entonces que el concepto importante formulado por él se
refiere, por consiguiente, al postulado general de que lo que se
internaliza y lo que se reprime primariamente no so n los inaceptables

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

deseos pulsionales, ni tampoco los intolerables recuerdos, sino


esencialmente los execrables objetos malos internos . De este modo,
los recuerdos son reprimidos sólo porque sus contenidos se refieren a
experiencias, o a identificaciones, con tales objetos malos. Y, en el mismo
sentido, los impulsos se reprimen también porque, en uno u otro sentido,
incitan, al individuo a conectarse relacionalmente con objetos que, desde
el punto de vista yoico, son insatisfactorios . En definitiva, la naturaleza de
lo reprimido es objetal, y como, por otra parte, es absolutamente utópico
atravesar la infancia sin tener experiencias negativas, resulta, finalmente,
que, en todo individuo y en los niveles más profundos de su psique, se
encuentran siempre, con una u otra extensión, objetos malos
introyectados. Para FAIRBAIRN (1943), el hecho de que un sujeto dado
sea neurótico, psicópata, psicótico o normal, depende, de acuerdo
con este punto de vista, del grado en que tales objetos malos hayan
sido ubicados en el inconsciente, de la intensidad de su «maldad»,
del nivel de identificación del Yo con ellos, y, por supuesto, de la
índole, estabilidad y resistencia de las defensas yoicas erigidas
contra estos objetos.

Con respecto a la internalización reparatoria, y compensatoria, de los


objetos buenos, es conveniente añadir que conduce también, según
FAIRBAIRN, a una situación vivencial de temor por la integridad de los
mismos, ante la amenaza destructiva proveniente de los objetos malos.
Esta situación vivencial interna provoca ansiedad depresiva y
sentimientos de culpa, que el individuo trata de neutralizar a base,
fundamentalmente, de intensificar la represión de los objetos malos, de
incrementar la resistencia a sus requerimientos, y de apoyarse, como
contrapartida, en los objetos buenos introyectados.

Reprofundizando, aún más, en el tema objetal, es oportuno señalar ahora


que el criterio fairbairniano sobre la internalización primera de los objetos
malos, se basa ampliamente tanto en el análisis minucioso de p acientes
psiquiátricos, como en la observación, y en el estudio, de niños violados y
de niños cuyo desarrollo psicológico se verificó dentro del contexto de
hogares frustrantes. Desde el punto de vista teórico, la hipótesis de
FAIRBAIRN se apoya en la idea de que psicodinámicamente resultaría
muy difícil encontrar un motivo adecuado, que pudiera justificar la intro-
yección primaria de objetos que, vivencial y experiencialmente, sean
tomados por el niño como buenos o como satisfactorios. Según el
psicoanalista británico, constituiría, en este sentido, un procedi miento
insubstancial que se internalizase el pecho materno, si este pecho, en
ausencia de tal internalización, ha proporcionado ya, de facto, al infante
una satisfacción adecuada para su básica neces idad de incorporación. De
acuerdo con esta óptica, el niño necesita, por consiguiente, int ernalizar el
pecho materno sólo cuando no encuentra en él un satisfactor real de sus
necesidades oral-incorporativas y afectivas. Dicho de otro modo, el niño
necesitaba, en definitiva, internalizar el pecho materno sólo cuando éste

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

se ha convertido en un objeto vivencialmente malo. Más adelante, llegará


a introyectar objetos buenos, en una estrategia defensiva yoica,
protectora frente al mundo persecutorio de los objetos endopsíquicos
insatisfactorios.

FAIRBAIRN piensa indiscutiblemente, según venimos viendo, que lo que


primero se internaliza y lo que primero se reprime , en la personalidad,
son los repudiables objetos malos. En este hecho, que traduce el impacto
endopsíquico de las inevitables experiencias frustrantes, encuentra él, por
otra parte, la verdadera explicación plausiblede la clásica amnesia total
de los acontecimientos y de los sucesos de la temprana infancia; amnesia
que había sido señalada, con insistencia, por FREUD, y que sólo se
desvanece en los sujetos esquizofrénicos, cuyo ego se encuentra afecto
de un proceso disociativo o desintegrador. Dando por supuestas las
líneas maestras de este postulado fundamental, conviene añadir, sin
embargo, que, con respecto a una matización conceptual del tema, el
pensamiento fairbairniano atraviesa por dos momentos evolutivos
diferenciables. Desde sus formulaciones de 1941, 1943 y 1944 hasta
1951, la suposición subyacente radicaba en admitir una internalización
precoz del objeto externo malo por parte de la mente infantil, teniendo en
cuenta que, para FAIRBAIRN, la ambivalencia hacia el objeto real,
gratificante y a la vez frustrante, llevaba, en un estadio temprano, a una
disociación de tal objeto, en lo que respect a a su representación mental,
en un objeto bueno y un objeto malo. En este sentido, primero se
introyectaba el objeto malo, por las razones ya expuestas, y ulte riormente,
para aliviar la angustia persecutoria, se producía la inter nalización,
compensatoria y reparatoria, de los objetos buenos. A partir de 1951, la
hermenéutica fairbairniana entiende, en cambio, desde la experiencia
analítica, que el primer objeto a internalizar es el objeto
preambivalente de la fase oral temprana, en su condición
específicamente frustrante, y que, por otra parte, la íntima vivencia
de que dicho objeto incorporado no es, en realidad, totalmente malo
provoca, luego, una división en objeto bueno y propiamente malo.
Teniendo en cuenta que la madre es el objeto relacional primordial de
esta etapa del desarrollo, la anterior teorización implica ad mitir, por ende,
que el primer objeto introyectado es la madre insa tisfactoria, que, una vez
instalada endopsíquicamente, se desdobla en las imagos de una madre
buena y de una madre específicamente mala. Según FAIRBAIRN, el niño
verifica luego una proyección de esa imago de la madre buena sobre la
madre real externa, subseguida de un mecanismo idealizatorio de la
misma, con el fin de mejorar el entorno relacional. Desde esta óptica, la
ambivalencia aparece como un estado que nace en el Yo original en
relación con el objeto internalizado, que se vive entonces, afectivamente,
como dicotómico, y que conduce subsecuentemente a una disociación
objetal y, como ya veremos, también yoica. Por otra parte, para completar
el cuadro fairbairniano, es preciso añadir que, según él, la disociación
objetal no consiste en una simple dicotomía bueno-malo, sino que implica

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

en realidad, una disociación tri-objetal. Para ser más explícitos,


FAIRBAIRN piensa que el objeto, ya intrapsíquicamente ambivalente,
comporta tanto aspectos buenos como aspectos sobreexcitantes y
aspectos sobrefrustrantes. En este sentido, pues, el objeto
preambivalente de la fase oral temprana, ya vivencialmente ambivalente,
se fragmenta, en la interioridad del niño, en un objeto bueno, un objeto
excitante y un objeto repelente o rechazante. El objeto bueno resultante
se proyecta y se idealiza. El objeto excitante, anhelado con pasión,
estimula deseos pero no los satisface nunca, es de cir, incrementa
incesantemente la necesidad afectiva o, si se prefiere, la necesidad
libidinal, pero jamás la gratifica. Y, finalmente, el objeto repelente, o
rechazante, niega agresivamente tanto la necesidad como la satisfacción.
De acuerdo con esta tripartición endopsíquica del objeto, y volviendo a la
madre como persona relacional básica, ésta se convierte internamente,
entonces, en tres imagos o en tres figuras fantaseadas, que pueden
aparecer encubiertas, metamorfoseadas o distorsionadas de múltiples
modos en las mil producciones de la fantasía infantil. Se trata, en
resumen, de la madre buena, moralmente idealizada, y proyectada
defensivamente sobre la madre real externa; de la madre excitante,
estimulante pero insatisfactoria de facto; y de la madre rechazante, fría,
distante, «antilibidinal», agresiva y negadora, cuya forma atemperada
queda ejemplificada, según GUNTRIP (1971), en la frase: «ahora no me
molestes, estoy ocupada». Cabe aclarar que los objetos buenos,
idealizados y proyectados, o bien la madre buena, son aceptados y, por
ende, no están sujetos al mecanismo de la represión al inconsciente. En
cambio, los objetos excitantes y rechazantes, y, como es lógico, la madre
excitante y la madre rechazante, son reprimidos, se hacen inconscientes
y, en consecuencia, pasan a integrar el tenebroso mundo, ignoto pero
operante, de lo rechazado por el sujeto.

En resumen, resulta definitivamente claro que, para FAIR BAIRN, el objeto


insatisfactorio de la vida real es el que primero intro yecta el inmaduro yo
del bebé, en un intento, básico y defensivo, de controlarlo. Resulta
también que el objeto, ya internalizado, se disocia en un objeto bueno,
que es aceptado e idealizado, y en un objeto malo, que es reprimido o
rechazado; a su vez, el objeto malo, reprimido o rechazado, se divide, por
la psicodinámica explicada, en un objeto excitante y en un objeto
rechazante o repelente, que sufren el mismo destino represivo. Resulta,
finalmente, que todo este complejo proceso disociativo endopsíquico
afecta primeramente a la madre, como persona relacional primordial,
originándose así la descrita tripartición fantasmática de sus imagos . Con
respecto al padre, en momentos evolutivos posteriores, el niño emplea
naturalmente técnicas similares, con la consecuencia lógica , según
FAIRBAIRN, de que se establecen las paralelas figuras internalizadas,
buenas, excitantes y repelentes, del progenitor masculino; figuras que,
con sus diferenciables dinámicas, acaban superponiéndose y
fusionándose con las correspondientes imagos maternas, y, poco a poco,

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

con las imágenes fantaseadas de los otros objetos relacionales.

Teniendo en cuenta que el Yo es inseparable de sus objetos, a la descrita


disociación objetal le acompaña correlativamente una división yoica.
Según FAIRBAIRN, puede hablarse, en este sentido, de un Y o-libidinoso
o libidinal (Y. L.), ligado al objeto excitante (O. E.); de un Yo-antilibidinal
(Y. Anti-L.), o saboteador interno, identificado con el objeto rechazante (O.
R.); y, finalmente, de un Yo-central (Y. C.), vinculado al objeto ideal (O.
I.). Cabe afirmar, desde su óptica, que el Yo-central encierra aspectos
conscientes, preconscientes e inconscientes, en tanto que el Yo-
antilibidinal, o saboteador interno, y el Yo-libidinal son rigurosamente
inconscientes.

Con respecto a estos sistemas estructurales fairbairnianos, conviene


añadir los siguientes conceptos : 1) el Yo-libidinal, unido al objeto
excitante, representa el Yo infantil, indigente y débil, en constante estado
de avidez oral, y con una fuerte necesidad de insatisfecha, que
incesantemente aviva, desde el inconsciente, la identificación primaria
con la figura materna; 2) el Yo-antilibidinal es el saboteador interno de la
personalidad, punitivo y persecutorio, negador y sometedor fundamental
de la invalidez, de la indigencia y de la irreductible necesidad de
dependencia afectiva que subyace en el Yo-libidinal. Según FAIRBAIRN
el Yo-antilibidinal, identificado defensivamente con el objeto rechazante, y
reproductor intrapsíquico de los aspectos agresivos de los progenitores
insatisfactorios, sabotean continuamente la vida amorosa y la vida sexual
del sujeto, originando incoercibles sentimientos de culpa e intensas
resistencias a los procesos psicoterapéuticos; 3) el Yo-central, ligado a
los objetos ideales y, por ende, a los padres idealizados, equivale, sobre
todo, al regulador de los impulsos y de los actos, en una mediación,
consciente y realista, con el ambiente exterior relacional.

Se observa claramente que, desde la hermenéutica fairbairniana, existe


una represión directa, por parte del Yo-central, sobre los sistemas Yo-
antilibidinal -objeto rechazante y Yo-libidinal -- objeto excitante. Por otro
lado, existe, además, una represión indirecta, ejercida por el Yo-
antilibidinal sobre el sector personológico inconsciente Yo-libidinal -
objeto excitante. Es necesario considerar, en otro nivel, que, según FAIR-
BAIRN, el Yo-central va evolutivamente elaborando, en una dimensión
moral y cultural, la represión directa que lleva a cabo sobre el resto de la
personalidad. Esta elaboración evolutiva se desarrolla, según él, no tanto
en términos persecutorios de temor como en términos éticos de culpa.

Conviene añadir, para terminar, y de acuerdo con este esquema


personológico, que el concepto de Superyó, propuesto por SIG MUND
FREUD, podría revestir, en FAIRBAIRN, dos se ntidos. Según uno de ellos,
el Superyó vendría a ser el objeto ideal, esto es, el ideal -del-yo,
catectizado y aceptado por el Yo-central. En la segunda acepción, se

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

referiría, mucho más, a los aspectos sádicos del sistema Yo-antilibidinal-


objeto rechazante. Tendríamos así que esta última estructura sería, para
el psicoanalista británico, el auténtico saboteador interno, que,
descargando sus agresividades sobre el Yo-libidinal, provoca el
desencadenamiento de ansiedades y de culpas persecutorias.

Alcanzada esta conclusión, es preciso tener en cuenta que, según la


interpretación fairbairniana, tanto el Y. L. como el Y. Anti-L. constituyen
partes.reprimidas de la personalidad. En este sentido, el Y. C. -- O. I. se
convierte en el nivel ético-ideal maduro, coherente, crítico y racional, en
tanto que el sistema Y. Anti-L. - O. R. queda entonces, para FAIRBAIRN,
como el nivel de las exigencias propiamente superyoicas o, si se prefiere,
persecutorias. Así, en la maduración de la personalidad, la moralidad y la
conciencia irracionales deben dejar evolutivamente paso a la moralidad y
a la conciencia racionales, lo que equivale a un fortalecimiento del campo
operacional y experiencial del Y. C., con una asunción creciente y una
recuperación progresiva, por parte del mismo, de los sec tores personales
atróficos y reprimidos.

Desde el punto de vista de FAIRBAIRN, —cuya personología estructural


hemos estudiado —, el niño atraviesa, a partir del nacimiento, por una
etapa, básica e inevitable, de dependencia infantil, caracterizada por la
actitud de tomar; y que comprende, a su vez, una fase oral primaria,
preambivalente, de succión e incorporación, y una fase oral secundaria,
ambivalente, de mordedura y de incorporación. En conjunto, pues, esta
etapa se superpone al estadio oral y corresponde, por ende, a los
avatares de la personalidad en su estructuración precoz, esto es, en el
primer año de la vida.

Con respecto a esta etapa de dependencia infantil, cabe añadir, desde el


punto de vista objetal, que en la fase oral primaria, sólo existe un objeto
parcial natural (o biológico) adecuado, que es, evidentemente, el pecho;
mientras que en la fase oral secundaria el objeto total más importante, —
tratado como pecho—, es la madre, siendo el padre un objeto secundario
de menor importancia. Cabe añadir que pertenecen a esta etapa la
posición esquizoide y la posición depresiva descritas por M. KLEIN, y que
FAIRBAIRN acepta, pero entendidas psicodinámicamente como el
resultado, funcional, estructural, experiencial y vivencial, de las
relaciones de objeto. En una palabra, que estas posiciones no son, como
en M. KLEIN, el reflejo de la irreductible e innata pugna eros-thánatos,
sino que constituyen, en realidad, una reacción yoica a las relaciones
objetales frustrantes, representando así dos situaciones, no inevitables
teóricamente, en las que el Yo queda envuelto por sus objetos malos
internos. Ya que hablamos de objetos malos internos, conviene añadir
también que, para FAIRBAIRN, la etapa de dependencia infantil es, por
las razones antes explicadas, la época de las primeras, y primarias,
internalizaciones de los objetos malos, configuradores, como se sabe, de

76
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

un mundo interno, persecutorio, reprimido e inconsciente, del cual la


estructura yoica tendrá que defenderse evolutivamente, y del cual la
psicopatología ofrece su más nítido reflejo. Digamos, finalmente, en este
sentido psicopatológico, que, desde la óptica fairbairniana, la
esquizofrenia y la depresión se relacionan etiológicamente con
perturbaciones del desarrollo durante el estadio de dependencia infantil;
la esquizofrenia se relaciona específicamente con problemas en las
relaciones objetales sobre la succión (amor), y la depresión se relaciona
con dificultades en las relaciones objetales con respecto a morder (odio).
Todos estos aspectos quedan gráficamente expresados en la fig 3.

ETAPA DE DEPENDENCIA
INFANTIL
1.—Fase oral primaria
Succión-incorporación. _
Preambivalencia.
Pecho (objeto parcial).
2.—Fase oral secundaria
Morder-incorporación.
Ambivalencia.
Objeto total (madre), tratado —como
pecho.
Actitud de tomar

Según FAIRBAIRN, el niño tiene que evolucionar, en su pe riplo


madurativo, desde la etapa de dependencia infantil, caracterizada por la
actitud de tomar, hasta la etapa de dependencia madura, caracterizada
esencialmente por la actitud de dar. Esta etapa corresponde a la fase
genital de FREUD, o a la segunda fase genital de ABRAHAM, y revela la
consecución, por parte del individuo, de una capacidad para conectarse y
comunicarse con el objeto total, incluyendo los genitales, dentro del
contexto de unas relaciones personales abiertas, altruistas, maduras y
equilibradas.

Sin embargo, entre la dependencia infantil, oral, y la dependencia


madura, genital, existe un largo trecho, que FAIRBAIRN denomina etapa
de transición, y que evidentemente comprende, en términos cronológicos,
los espacios evolutivos de las fases anales, del estadio fálico e,
igualmente, del período de latencia. Llegados a este punto, se hace
preciso señalar, sin embargo, que FAIRBAIRN no acepta la fase anal
como un estadio propiamente dicho, por considerarla, en resumen, un
artefacto fenomenológico, provocado por madres típicamente obsesivas.
En el mismo sentido, la fase fálica no sería tampoco en sí misma una
verdadera fase, sino también un artificio, introducido en este caso
por el influjo del concepto erróneo de las zonas erógenas
fundamentales. Desde la óptica fairbairniana, el análisis profundo de la
actitud fálica revela siempre la presencia de una fijación oral subyacente,
relacionada con fantasías de felacio. La actitud fálica es, por lo tanto,
según él, el resultado de una identificación de los órganos genitales con
77
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

el pecho, como objeto parcial primario de la actitud oral,


característicamente acompañado por una identificación de los órganos
genitales con la boca, como órgano libidinoso. En resumen, lo anal y lo
fálico no son, para FAIRBAIRN, fases libidinales sino técnicas de
relación objetal, estando únicamente justificadas, para él, como tales
fases, las dos orales y la genital, en las que la boca y los órganos
genitales son, respectivamente, zonas o canales naturales para la
fluencia de la libido.

Así pues, tenemos, entre la etapa de dependencia infantil, y la etapa


de dependencia madura, una larga etapa de transición, cuyo gran
conflicto radica en la dialéctica intrapsíquica entablada entre la necesidad
progresiva de dominar la actitud de dependencia y el impulso regresivo
de seguir manteniendo esta actitud. Dicho de otro modo, la conducta,
durante esta época, revela los esfuerzos individuales por separarse del
objeto y, al mismo tiempo, el afán incesante de unirse a él, en una
especie de continuo vaivén oscilatorio entre el deseo de «escapar de la
prisión» y el deseo, en palabras del propio FAIRBAIRN, de «volver al
hogar». Teniendo en cuenta que el rasgo psicodiná mico más
característico de la dependencia infantil es la incorporación de los objetos,
y la identificación con los mismos, resulta que posteriormente, en la etapa
de transición, tales objetos son vividos, tomados y tratados como
contenidos. De este modo, las técnicas o los modos de tratar con estos
objetos contenidos constituyen así, para el psicoanalista británico, lo más
esencial de la transición madurativa de la personalidad.
Coherentemente con este punto de vista, inferido de la clínica analítica,
W. R. D. FAIRBAIRN describe, a partir de su experiencia, cuatro técnicas
transicionales, básicas y específicas, que se concretan, en esencia, en
una. técnica obsesiva, una técnica fóbica, una técnica histérica y una
técnica paranoide. En este sentido, los síndromes obsesivos, fóbicos,
histéricos y paranoides, atribuidos por FREUD y ABRAHAM a fijaciones a
fases específicas, son tomadas, con excepción de la esquizofrenia y de la
melancolía, como estados asociados con las mencionadas técnicas
defensivas y que reflejan, por ende, las estrategias utilizadas por el yo en
el irreductible intento de manejar las dificultades que, sobre las relaciones
objetales, surgen en el estadio de transición. Tales dificultades nacen,
como
es sabido, para FAIRBAIRN, de las situaciones endopsíquicas resultantes
de la internalización de objetos, con los que el yo tuvo relaciones durante
el estadio de dependencia infantil. En último término, puede afirmarse con
exactitud, desde la peculiar óptica fairbair niana, que las cuatro técnicas
de la transición son, en sentido estricto, defensas contra la emergencia
de tendencias esquizoides y depresivas, generadas durante el período de
dependencia infantil.

Según FAIRBAIRN, el conflicto subyacente al estado fóbico es, en


definitiva, un conflicto entre el abandono del objeto y la vuelta al objeto,

78
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

entre la separación y la identificación o, si se prefiere, entre «la evasión


desde el objeto» y «la evasión hacia el objeto». Por supuesto, en el
primer caso, el objeto es rechazado, mientras que en el segundo es
aceptado ,pero en ambos casos la técnica fóbica (fig. 4) trata al objeto
como externo. Como existe una dialéctica entre escapar del objeto o
someterse a él, tal técnica, que encierra una actitud pasiva, es
esencialmente masoquista.

TECNICA FOBICA
OBJETO OBJETO
ACEPTADO RECHAZADO
Tratado Tratado
como externo como externo

En el estado obsesivo, FAIRBAIRN encuentra un conflicto básico entre


la expulsión y la retención de contenidos o, dicho de otro modo, entre la
necesidad de expulsar y la de retener los objetos contenidos. La
oscilación expulsión-retención, cuya prefiguración simbólica puede re-
presentarse en la dinámica fecal, se acompaña inevitablemente de las
correspondientes y respectivas angustias de ser vaciado o desecado y,
por otro lado, de estallar o de padecer una enfermedad interna. La técnica
obsesiva, como método de encarar estos conflictos y estas angustias,
radica, entonces, en tratar como internos tanto al objeto rechazado como
al objeto aceptado (fig. 5). Se trata, por consiguiente, de una técnica más
activa y más sádica que la fóbica.

TECNICA OBSESIVA
OBJETO OBJETO
ACEPTADO RECHAZADO
Tratado Tratado
como interno como interno

Desde el punto de vista fairbairniano, los estados histéricos reflejan un


conflicto entre la aceptación y el rechazo del objeto. La aceptación se
manifiesta de forma clara, según él, en las exuberantes, teatrales,
intensas y exageradas relaciones sentimentales propias del histérico,
significativas, en último término, de la formación reactiva,
sobrecompensadora, contra un rechazo. Rechazo que representa, en
definitiva, el repudio de los genitales, y que, en su más íntimo trasfondo,
revela al análisis, según FAIRBAIRN, una identificación de los genitales
rechazados con el pecho, como objeto libidinal primario durante el estadio
de dependencia infantil. Desde este ángulo, las disociaciones histéricas
son disociaciones de órganos o de funciones interiores al sujeto,
indicativos de que el objeto rechazado es tomado como interno. Por otra
parte, la sobrevaloración de lo exterior que hace el histérico es, para
FAIRBAIRN, un claro indicador de que el objeto aceptado es tomado
como externo. En definitiva, pues, la técnica histérica (fig. 6) consiste, en
79
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

esencia, en la externalización del objeto aceptado y en la correlativa y


paralela internalización del objeto rechazado.

TECNICA HISTERICA
OBJETO OBJETO
ACEPTADO RECHAZADO
Tomado Tomado
como externo como interno

Finalmente, los estados paranoides, en los que se vive el mundo


exterior como perseguidor, deben de ser considerados, según FAIR BAIRN,
como la representación del rechazo del objeto externalizado y la
aceptación del objeto internalizado, en una exagerada actitud de auto-
valoración. De este modo, la técnica paranoide (fig. 7) consiste, pues, en
la externalización proyectiva de los objetos internos rechazados y en la
internalización de los objetos aceptados.

TECNICA PARANOIDE
OBJETO OBJETO
ACEPTADO RECHAZADO
Tomado Tomado
como interno como externo

Con respecto a la nomenclatura de objeto rechazado y objeto aceptado,


conviene establecer algunas precisiones aclaratorias. Digamos, en este
sentido, que los términos aceptado y rechazado se refieren,
respectivamente, al objeto bueno (ideal e idealizado y catectizado, como
se sabe, por el Yo-central) y al objeto malo (tanto en sus aspectos
excitantes como en sus aspectos repelentes o rechazantes, que, como
también se sabe, son catectizados por el Yo-libidinal y el Yo-antilibidinal).
De este modo, el objeto ideal es aceptado por el Yo-central y, por ende,
no está sujeto al mecanismo represivo; en tanto que el objeto malo,
inclusivo del objeto excitante y del objeto rechazante, es formalmente
rechazado y reprimido a un nivel inconsciente por parte del mismo Yo-
central.

De acuerdo con estas precisiones aclaratorias, las técnicas transicionales,


que son técnicas defensivas contra los objetos internos, pueden
entenderse ahora, a nuestro modo de ver, de una forma más clara. Así,
puede afirmarse, reinterpretando a FAIRBAIRN, que la técnica fóbica
consiste en una externalización del objeto ideal y del objeto malo,
excitante y rechazante; que la técnica obsesiva radica en una
internalización del objeto ideal y del objeto malo; que la técnica histérica
recurre a la internalización del complejo objeto-excitante/objeto-
rechazante, al mismo tiempo que utiliza la externalización del objeto ideal;
y, finalmente, que la técnica paranoide estriba, contrariamente, en la

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

internalización del objeto ideal y en la simultánea externalización del


objeto malo. En favor de la comprensibilidad, puede consultarse el
esquema gráfico que proponemos en la fig 8.

(fig.8
OBJETO MALO OBJETO BUENO
(OE + OR) ((DI)
Técnica fóbica
Tratado como Tratado como
EXTERNO EXTERNO
Técnica obsesiva
Tratado como Tratado como
INTERNO INTERNO
Técnica histérica
Tratado como Tratado como
INTERNO EXTERNO
Técnica paranoide
Tratado como Tratado como
EXTERNO INTERNO

Podemos resumir ahora que en la etapa de transición el amor y el odio


del niño se dirigen, respectivamente, hacia el objeto aceptado (o ideal) y
hacia el objeto rechazado (excitante y repelente), existiendo una
estrategia defensiva, de tratamiento externalizador o internalizador de
ambos conjuntos objetales, según la técnica transicional utilizada por el
Yo.

Si las relaciones de objeto son insatisfactorias, estas técnicas


constituyen, según FAIRBAIRN, la base de característicos
desarrollos psicopatológicos de la vida posterior. Por otra parte, tales
técnicas deben de ser consideradas conceptualmente, según él, corno
modos alternativos de tratamiento objetal, correspondientes todos a
lamisma etapa del desarrollo personológico. Finalmente, la prevalencia
funcional de una u otra técnica alternativa depende, desde la óptica
fairbairniana, de la clase de relaciones objetales establecidas durante la
anterior etapa de dependencia infantil; depende, en particular, del grado
en que los objetos han sido incorporados al mundo interior del sujeto y,
por supuesto, de las relaciones establecidas entre el Yo y sus objetos
endopsíquicos.

Para concluir esta exposición sobre la estructuración de la personalidad


según FAIRBAIRN, cabe afirmar que la cuestión del Complejo de Edipo
(que, extrapolando la cronología freudiana, parecería situarse en la etapa
de transición), aparece afectada por una fenomenología esencialmente
sociológica. En este sentido, el Edipo viene a ser en el f ondo, para él, el
producto final de perpetuación de la simbiosis del niño con el entorno
parental. Tal simbiosis, o dependencia infantil, remite, en un nivel más
profundo, a las formas pre-edípicas de las relaciones de objeto y de las
ambivalencias afectivas. Así, el complejo edípico sería la cristalización
última de las situaciones vividas, y fantaseadas, en el período de
dependencia infantil, en la profunda interación con las figuras parentales ,
que pueden haber asumido alternativamente, para la fantasí a infantil, uno
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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

u otro papel, como objetos aceptados o rechazantes. De este modo, el


complejo de Edipo en sentido estricto representa, para el psicoanalista
británico, una muy concreta formalización de la pugna por liquidar la
insuperada situación de dependencia infantil. Pero, evidentemente,
esta formalización final podría adoptar también otros aspectos. Es decir,
que, en definitiva, la etapa de dependencia infantil sustituye, en FAIR-
BAIRN, al Complejo de Edipo freudiano, y se convierte así en el punto
arquimédico para el entendimiento de la neurosis.

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

UNIDAD 4: TEORÍAS PSICODINÁMICAS CONTEMPORANEAS

DONALD W. WINNICOTT

Se agrupa junto a los teóricos de las relaciones de objeto a causa de


varias contribuciones importantes. Winnicott indica que no resulta
adecuado, ni conceptual ni clínicamente, concebir a un bebé sin su
madre. Esto restaura el balance interpersonal del psicoanálisis. Una
madre «suficientemente buena» (W innicott, 1965) responde a las
comunicaciones del bebé, satisfaciendo sus necesidades en una zona
óptima de frustración y gratificación. Imponiendo sus propias necesidades,
una madre patológica forzará al bebé a crear un «falso self» para
proteger su «verdadero self» . Por otro lado, una madre que acept e una
autonomía creciente en etapas graduales permite que el niño tenga sus
propios asuntos aunque siga dependiendo de ella. Bajo tales
circunstacias el niño puede ser él mismo en presencia de una madre que
no puede ser ella misma cuando todavía están juntos. W innicott llamó
esto «la capacidad de estar solo» en presencia de otra persona.

Winnicott también postulaba la existencia de una etapa intermedia


de separación-individualización durante la cual el niño se relaciona
con «objetos transicionales» (Winnicott, 1953) que no son ni el «self» ni
los otros, sino que forman parte de una zona intermedia. Esta zona
intermedia puede adoptar la forma de una manta o de un juguete, pero
permanece con nosotros a lo largo de la vida como un fenómeno que nos
ayuda a hacer frente a nuestra soledad y separación en el universo .
De esta forma, en la vida adulta madura, la música, la creatividad
científica y la religión constituyen fenómenos transicionales o
experiencias transicionales que no son ni el «self» ni un objeto pero que
actúan como un vínculo entre los dos (ver Winni cott, 1966).

EL ESQUEMA TEÓRICO DE DONALD W. WINNICOTT


DONALD W. WINNICOTT, pediatra durante más de cuarenta años en
Londres y psicoanalista de indiscutible prestigio, se mueve, en sus
planteamientos teóricos, dentro de los parámetros generales de un
psicoanálisis del self o, si se prefiere, del Yo-personal. Diríamos,
entonces, que, frente a una conceptualización del Yo como simple
sistema personológico, plantea decididamente la noción del Yo como
persona, esto es, la idea básica del sujeto, único o individual, que,
como totalidad psicosomática, madura, crece y se organiza en el
contexto de las relaciones interpersonales. Tenemos así a WINNI-
COTT situado dentro de la órbita post-kleiniana del psicoanálisis, muy
cercano a FAIRBAIRN en muchos aspectos, y moviéndose, desde luego,
con una orientación claramente humanista.
Desde su punto de vista, no existe al nacer un Yo propiamente dicho,
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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

perfectamente organizado, integrado, o estructurado. Lo que en rea lidad


existe, para él, en ese momento, es un estado primario no-integrado
de la psique, que ya encierra, en potencia o en latencia, el germen o la
semilla de un Yo-personal, que habrá de irse evolutivamente actualizando
a través de las relaciones interpersonales. En este sentido, resulta obvio
que el psicoanalista londinense habla, entonces, de unas potencialidades
innatas, existentes en el individuo, y de un medio ambiente, objetal o
personal, que cumple una función estructurante u organizadora. Las
potencialidades innatas del sujeto son, por consiguiente,
constitucionales y enraizan, por supuesto, para W INNICOTT, en los
procesos biológicos de maduración. Por otra parte, el medio ambiente,
objetal o personal, puede resultar facilitante o frustrante con
respecto al desarrollo, y de ello depende, en reali dad, la salud mental
del individuo y, en conjunto, la fortaleza o la cohesión de su
personalidad. En último término, se pone de manifiesto, con claridad,
que la actualización y la estructuración del Yo-persona es función de
una incontrovertible dialéctica entre los procesos de maduración y la
acción del medio ambiente.
WINNICOTT alude, en su teorización, a un self-verdadero y a un falso-
self. El self-verdadero no es otra cosa que la cristalización o la
realización del Yo latente y potencial del sujeto, que para su
actualización requiere y exige un medio facilitante, proveedor
incondicional de afecto, de apoyo, de confianza y de comprensión. El
falso-self emerge, en cambio, de un medio frustrante, que no
satisface las necesidades afectivas del niño y que obliga a estruc -
turar la personalidad, en un enquistamiento del Yo-potencial, sobre
una base de conformismo y, a veces, sobre una base de rebelión agresiva
contra el entorno. En el primer caso, esto es, cuando el self se organiza
sobre un fondo de conformismo, surge un tipo de personalidad
fundamentalmente mansa, dócil o sumisa. En el segundo caso, es decir,
cuando el Yo se estructura sobre una base agresiva de rebelión, nacen
en el individuo tendencias psicopáticas o tendencias criminales, más o
menos virulentas y con uno u otro grado de expresividad.
De las formulaciones de W INNICOTT se deduce claramente que el self-
verdadero, lantente y portencial, tiene una irreductible necesidad libidinal
de encontrar relaciones objetales, o interpersonales, satisfactorias, o
buenas, y que su actualización requiere, por ende, el cumplimiento, o la
satisfacción, de tal necesidad afectiva. Se deduce, también claramente,
que el psicoanalista británico alude, entonces, por encima d e la mera
búsqueda de la satisfacción pulsional, a un yo-buscador-de-objetos, tal y
como lo formuló FAIRBAIRN en 1941. Finalmente, se deduce, además,
que W INNICOTT no cree, contrariamente a FREUD, en la pulsión de
muerte, innato e inextinguible; piensa, en cambio, que la destructividad
del falso-self surge de la coartación o de la frustración del Yo-en-potencia,
buscador-de-objetos y libidinalmente-necesitado e indigente.
D. W. WINNICOTT entiende, a partir de su dilatada experiencia como
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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

pediatra y como psicoanalista, que la figura materna es, en los primeros


tiempos de la vida, la figura esencial del medio ambiente, de la cual
depende que el infante pueda organizar una estructura mental sana y
equilibrada, llegando a convertirse, con el tiempo, en una pe rsona
autónoma, libre, responsable madura y creativa. De este modo la
preocupación maternal primaria, emergente de la propia autocon fianza y
autose gurí dad de la madre, se convierte, para W INNICOTT, en la
condición básica para un desarrollo armónico. A la inversa, el fracaso
materno en esta función constituye el caldo de cultivo ideal para la
estructuración de un falso-self, clave, por otra parte, de toda la patología
personológica.
Los cuidados maternos adecuados, esto es, la buena relación
madre-hijo, proveedora de confianza y de seguridad, configuran en el
niño lo que WINNICOTT denominó la relacionalidad básica del Yo. Se
refiere, con este término, a la capacidad del bebé para experimentar la
soledad o, si se prefiere, la separación de la madre, sin hun dirse, por ello,
en una vivencia de apartamiento o de desamparo.
Dicho de otro modo, la relacionalidad básica del Yo supone la
potencialidad del infante para tolerar la separación materna, sin perder el
íntimo sentimiento de estar conectado con ella, desd e una irreductible
confianza en su figura y en su retorno. Esta potencialidad arraiga en el
adecuado apoyo afectivo proporcionado por la madre, que, en los
momentos de ausencia, queda representada, en la mente infantil, por una
confiable imagen mnémica, por un objeto simbólico o por la gestalt del
ambiente relacional en su conjunto.
En la línea de las realidades simbolizadoras de la madre, W INNICOTT
introduce, en 1953, el concepto, ya clásico en psicoanálisis, de objeto
transicional. Se trata de un objeto material elegido por el lactante y
por el niño pequeño, especialmente entre los cuatro y los doce
meses, como una suerte de símbolo, manejable y virtuoso, que es
utilizado fundamentalmente en el momento de dormirse (una esquina de
la sábana, una toalla, una felpa que chupetea, etcétera). El niño mantiene
una actividad y una relación oral con el objeto transicional, que
significativamente representa a su madre, ayudándole a recordarla en los
momentos de ausencia, y posibilitando, así, la pervivencia de su i magen
en la mente infantil. Desde el punto de vista de WINNICOTT, la dinámica
relacional establecida con el objeto transicional permite la transición, o el
paso, del primer vínculo oral materno hacia la verdadera relación objetal,
netamente diferenciada y sólidamente asentada. El objeto transicional
constituye así, para el niño, la primera posesión de algo que no es él
mismo; a la vez, dentro de la primera experiencia de juego, constituye
también el primer símbolo empleado, con una fuerte carga afectiva, por la
primitiva mente del bebé. En definitiva, el objeto transicional,
genéticamente situado, según WINNICOTT, «entre el pulgar y el oso
felpudo», queda conceptualizado con un alto valor estructurante en el
proceso madurativo de la personalidad.
85
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Para resumir el esquema teórico de DONALD W INNICOTT, elaborado


evolutivamente desde 1926, digamos, finalmente, que los conceptos -clave
se sitúan en torno a la básica idea de una totalidad psicosomática con
un Yo-en-potencia, que se desarrolla, madura y se organiza, en el
contexto de las relaciones interpersonales. Este Yo potencial posee un
impulso vital hacia la búsqueda de objetos relacionales ; y de la dinámica,
facilitante o frustrante, mantenida con los mismos, depende, en último
término, una actualización personal verdadera, libidinal, segura, y
confiada, o por el contrario, una falsa estructuración, conformista o
agresiva. En definitiva, para WINNICOTT, el Yo-potencial del niño sólo
puede convertirse en un self-persona, más allá de la simbiosis, del
conformismo y de la rebelión, si, a partir del nacimiento, en el proceso de
individualización, el yo materno le aporta el apoyo y el calor afectivo
necesarios. En esas circunstancias, desde la básica relacionalidad creada,
va surgiendo evolutivamente la madurez, la identidad, la seguridad, la
confianza y la capacidad libidinal de entrega. Por el contrario, la falta de
relacionalidad, originada desde una conexión inadecuada con la madre, y
con el ambiente, conduce al falso-self, a la indigencia, a la incertidumbre
interior, al vacío mental, a los sentimientos de futilidad y, por descontado,
a la organización esquizoide de la personalidad.
Conviene añadir, ya para terminar, que WINNICOTT considera, por
consiguiente, que la experiencia de relacionalidad personal es la base
de la salud mental, por encima de la mera experiencia de satisfacción
instintiva o pulsional. En este sentido, distingue perfectamente entre
experiencias orgiásticas, o, si se prefiere, orgásticas, esto es, referentes
a la gratificación instintiva, y experiencias no-orgiásticas, o, si se quiere,
no-orgásticas, es decir, alusivas al cumplimiento satisfactorio de la
relacionalidad. De este modo se entiende, según él, el hecho
cotidianamente observado, de que un lactante bio lógicamente satisfecho
de su mamada continúe, en cambio, asido al pecho materno más tiempo
del invertido en gratificar su hambre. Se comprende, desde W INNICOTT,
que en este caso, como en otros, opera motivacionalmente la irreductible
necesidad de relación.

HEINZ KOHUT

ALGUNOS DATOS BIOGRAFICOS

Heinz Kohut nació en Viena en al año 1913 murió en Chicago en


1981. Ya egresado de la facultad de medicina y habiendo tenido una
experiencia analítica con A. Eichorn, emigró a Chicago donde se especializó en
neurología. Algunos biógrafos recuerdan que en el servicio de neurología solían
llamarlo “Mr. Ciencia”. Ya en su nueva ciudad adoptiva continuó su análisis
con Ruth Eissler, se va alejando de la neurología y comienza a formarse en
psiquiatría y psicoanálisis en el Instituto de Psicoanálisis de Chicago en 1944.
Luego de egresar dictó por muchos años el seminario de teoría freudiana que
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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

muchos de sus alumnos recodaban sus enseñanzas por sus conocimientos y la


rigurosidad en la comprensión de los textos freudianos. Institucionalmente
ocupó el cargo de Presidente de la Asociación Psicoanalítica
Norteamericana (1964-65), y la vicepresidencia de la Asociación Psicoanalítica
Internacional (1965-73) también fue vicepresidente de los Archivos S. Freud
(1971-81).
El año 1966 podemos considerarlo como una bisagra en su pensamiento y
en sus inquietudes teóricas, que comienzan a orientarse claramente hacia la
problemática narcisista. En un congreso Panamericano de Psicoanálisis,
presenta en Buenos Aires un trabajo donde planteó por primera vez un
concepto que llegaría a ocupar un lugar central en su obra, si el narcisismo
se transforma en formas maduras darán como resultado: la empatía, la
sabiduría, el humor y la aceptación de la finitud de la vida. Aquel que quiera
consultar este artículo lo encontrará publicado en Psicoanálisis de las Américas
(Paidós, 1968).
Durante esa época también publicó: “Formas y transformaciones del narcisismo”
y “Reflexiones sobre la furia narcisista”, clásicos trabajos para todos
aquellos interesados en el estudio de la Psicología Psicoanalítica del Self, teoría
que siendo el su primer investigador cuenta en la actualidad con muchos
seguidores en todo el mundo psicoanalítico.

GENERALIDADES

Fue Kohut quien nos alertó acerca del prejuicio existente en el mundo
psicoanalítico sobre el tinte peyorativo que suele teñir la noción de narcisismo
en comparación con el amor objetal, ya que el primero, para algunos
psicoanalistas representaría:"...la más primitiva y la menos adaptativa de
esas dos formas de distribución de la libido...", como afirmó en 1968 en
“Formas y transformaciones del narcisismo”.
Según Kohut ésta posición empobrece la práctica clínica, ya que los analistas
intentan reemplazar el narcisismo por el amor objetal, cuando a decir de él"...se
descuida la meta más adecuada, esto es un narcisismo transformado, es decir,
una distribución de la libido narcisista y la integración de las estructuras
psicológicas primitivas en la personalidad madura...".(“Formas y
transformaciones del Narcisismo”).

A Kohut no sólo le interesa el estudio del narcicismo cuando está en equilibrio,


sino también, cuando hay perturbaciones del mismo, cuando se rompe el
equilibrio. Partiendo del concepto de narcisismo primario, considera dos
caminos en los que se diferenciará: el Self grandioso y la Imago parental
idealizada. También, y como transformaciones del narcicismo propone,
como dijimos antes: la creatividad del hombre, su capacidad de empatía, su
capacidad para aceptar su propia finitud, su sentido del humor y su sabiduría.

Sostiene que el narcisismo tiene su línea evolutiva independiente


volucionando de las formas más primitivas hasta las más maduras. En
éste trayecto, si bien los factores innatos son importantes, él va a poner más

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

atención en la interacción específica del niño con su medio, interacción ésta que
promoverá o impedirá la cohesión del self y la formación de estructuras
psíquicas idealizadas.
Es importante destacar que Kohut plantea dos línea evolutivas
separadas : la narcisista y la instintivo-objetal, y que ambas se relacionan
con la actitud que los padres tengan con el niño.
En relación a esto último, nos advierte que : "...Así como a veces los padres se
relacionan con el niño en una empática fusión narcisista y viven la organización
psíquica infantil como parte de la propia, en otras ocasiones lo tratan como si el
niño fuera un centro independiente con iniciativa propia, es decir, lo invisten con
libido objetal ..." (Reflexiones sobre el narcisismo y la furia narcisista).
La concepción de una línea evolutiva independiente para el narcisismo
cuyo desarrollo permite la adquisición de aspectos adaptativos, maduros y
culturalmente valiosos nos permite observar la actitud positiva que Kohut tiene
para el narcisismo. Entonces al narcisismo lo concibe como:"...una serie integral
e independiente de funciones psíquicas antes que un producto de la
regresión..."(Reflexiones sobre el narcisismo y la furia narcisista).
El papel que Kohut ha desempeñado para la conceptualización del narcisismo
es de fundamental importancia en el psicoanálisis actual:"...cuando Ornstein
compara la hipocresía victoriana ante la sexualidad con la actitud que se
encuentra hoy ante el narcisismo, nos hace pensar que tal vez Kohut ha hecho
por éste lo que Freud hizo por aquella.
Tal vez una de las contribuciones más revolucionarias de Kohut al
estudio del narcicismo es haberle quitado su carácter de "resistencia",
atribuyéndole una fuerza positiva rescatable. Esta interpretación del hecho
narcisista permite favorecer su manifestación en lugar de combatirla,
favoreciendo de este modo el despliegue de estructuras arcaicas tales como
el self grandioso y la imago parental idealizada, cuyo análisis es
imprescindible para un funcionamiento cohesivo del self" (Hoffmann, 1982).

NARCISISMO Y ESTRUCTURACION DEL SELF

Anteriormente puntualizamos algunos de los conceptos sobre narcisismo con


que Kohut comienza a elaborar sus teorías. No obstante y en función de la
claridad, podemos afirmar que al narcisismo lo define, siguiendo a Hartmann
como catexias del self.
Para Kohut el Self, a diferencia de estructuras como el Yo, el Ello y el
Superyó que son abstracciones relativamente alejadas de la experiencia,
es algo cercano a la experiencia directa y de bajo nivel de
abstracción. Si bien está en el aparato mental, no es una instancia sino
una estructura dentro del aparato, porque está catectizada pulsionalmente
y tiene continuidad temporal.
Puede haber representaciones del self en cada instancia, ya sea en el Yo, el Ello
o el Superyó, y todas estas representaciones son el self. Todas estas
consideraciones lo llevan a Kohut a afirmar que: "Por lo tanto el self,
análogamente a lo que sucede con las representaciones de objeto, es un
contenido del aparato mental sin ser por ello uno de sus constituyentes, es
88
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

decir no es una instancia del aparato mental" (Análisis del Self).


Hasta aquí podemos observar una primera definición del self. Algunos años
después realiza algunas reconceptualizaciones, que lo llevan a afirmar que el
self es el centro del universo psicológico del individuo, definiendo a este último
como "self en sentido amplio".
Por lo tanto tenemos dos definiciones de self que se complementan, la primera
es el "self en sentido estricto" que se refiere a representaciones, estructuras,
catexias, etc.; y la segunda como ya vimos el "self en sentido amplio".
No obstante Kohut nos alerta acerca de la dificultad para definir al self, así
como, dicho concepto está cercano a la experiencia: "...Mis investigaciones
contienen cientos de páginas sobre la psicología del sí-mismo, a pesar de lo
cual jamás asignan significado inflexible al término sí-mismo, jamás explican
cómo debe definirse su esencia. Pero admito este hecho sin contrición ni
vergüenza. El sí-mismo, sea que se lo conciba dentro del marco de la
psicología del sí-mismo en el sentido estrecho, como una estructura específica
en el aparato mental o, dentro del marco de la psicología del sí- mismo en el
sentido amplio del término, como el centro del universo psicológico del
individuo es, como toda realidad -realidad psíquica (los datos sobre el mundo
que percibimos a través de nuestros sentidos) o realidad psicológica (los datos
sobre el mundo percibido mediante la introspección y la empatía)-
incognoscible en su esencia. No podemos, mediante la introspección y la
empatía, penetrar en el sí-mismo per se; solo son accesibles sus
manifestaciones psicológicas introspectiva o empáticamente percibidas. La
exigencia de una definición exacta de la naturaleza del sí-mismo no tiene en
cuenta el hecho de que "el sí-mismo" no es un concepto de una ciencia
abstracta, sino una generalización derivada de datos empíricos,..."; "...por último,
podemos distinguir diversos tipos de sí-mismos y explicar sus rasgos distintivos
sobre la base del predominio de uno u otro de sus elementos constitutivos.
Podemos hacer todo eso, pero aun así seguimos sin conocer la esencia del sí-
mismo como algo distinto de sus manifestaciones..." (La restauración del sí-
mismo).

DESARROLLO DEL SELF

Descriptas ya algunas nociones acerca del self, debemos abordar como se


constituye y se desarrolla el mismo. En principio cabe la pregunta acerca del
momento en que se constituye el self.
Para Kohut y Wolf, como nos recuerdan en su artículo “Los trastornos del self y
su tratamiento”: "Resulta difícil determinar la edad en la que el bebé o el niño
pequeño adquieren un self. Para empezar, cabe suponer que, en términos
estrictos, el recién nacido todavía carece de un self.

Llega al mundo fisiológicamente preadaptado para un ambiente físico


específico -la presencia de oxigeno, de alimentos, de cierta gama de
temperaturas - fuera del cual no puede sobrevivir. Del mismo modo, la
supervivencia psicológica requiere un medio psicológico específico, esto es, la
presencia de objetos del self capaces de dar respuestas empáticas. Es en la
89
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

matriz de un medio particular de objetos de self donde, mediante un


proceso específico de estructuración psicológica llamada internalización
transmutadora, cristaliza el self nuclear del niño" (Kohut y Wolff, 1978, pag.
339). En esta última cita se hace mención a algunos conceptos centrales en la
psicología psicoanalítica del self como son los objetos del self y la empatía.

Objetos del self

Como anteriormente habíamos señalado Kohut, siguiendo a Hartmann, definía


al narcisismo como cargas del self, pero también debemos considerar que
amplió la concepción de narcisismo cuando afirmó que no lo va a definir por el
objetivo de la carga instintiva (o sea que cargue al sujeto o a objetos) sino por la
cualidad de la carga.
Así es como afirma que: "El niño pequeño, por ejemplo, inviste otras personas
con catexias narcisistas y por lo tanto las experimenta en forma narcisista, es
decir como objetos del self" (Análisis del Self).
Por lo tanto objeto del self es algo que es parte de sí mismo, algo que
ha sido cargado con catexias narcisistas.

Kohut describió dos tipos de objetos del self:


a) aquellos que dan respuesta al niño confirmando su sentido innato de vigor,
grandeza y perfección. Este objeto "reflejante" es el que Kohut ubicará
más adelante relacionado con las ambiciones;
b) aquellos objetos a los cuales el niño mira y con los que fusionándose le
brindan una imagen de calma, infalibilidad y omnipotencia. a este objeto lo
llama Imago parental idealizada y lo ubica relacionado con los ideales.
CONSTITUCIÓN DEL SELF

Para Kohut la constitución del self se irá desarrollando paulatinamente a través


de un proceso que él denominó Internalización transmutadora. Este proceso
muestra las fases sucesivas de la relación del niño con sus objetos del self,
cómo se va separando de los mismos y qué destinos tendrán las cargas con
que habían sido catectizados esos objetos.
Básicamente la internalización transmutadora presenta tres etapas que
se suceden:
a) el niño tiene que haber hecho la experiencia de satisfacción de la
necesidad correspondiente a la fase del desarrollo: la especular con el objeto
reflejante y la idealizadora con el objeto parental idealizado.
b) necesariamente se tiene que producir una frustración tolerable con ese
objeto, entonces el niño considera la retracción de la carga.
c) esta frustración debe ocurrir en un momento apropiado a la fase del
desarrollo por la cual pasa el niño.

Como se pude entender este proceso?


Hoffmann, en la “Psicología psicoanalítica del self” lo describe de la
siguiente manera: "... si un chico necesita que su padre sea alguien infalible,
omnipotente, calmo, con quien se puede fusionar y experimentar su calma
90
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

como un sostén para sus ansiedades, y en cuya fuerza todopoderosa puede


confiar para remediar su propia impotencia, en un momento dado lo frustra (es
decir no responde como el chico espera) se produce el retiro de la carga. Si
esto sucede a los 5 ó 6 años, es decir luego de innumerables experiencias
anteriores satisfactorias, dentro de la declinación del Edipo y una
frustración de un momento tolerable, se cumplen los tres requisitos
enunciados y el chico abandona ese aspecto parcial del objeto del self, lo
internaliza y construye con esas representaciones y esas mismas cargas un
trozo de su estructura interna, que será el residuo despersonalizado de un
aspecto parcial de la relación narcisista con un objeto del self".

Este proceso de internalización transmutativa por lo tanto lleva a la


formación de estructuras que producirán reconocimiento, protección,
confort, aprobación, estimulación, valoración, confianza, etc., todos estos
aspectos que antes los cumplían los objetos del self.
Como consecuencia de este proceso, Kohut afirma que en el segundo año de
vida se establece el núcleo del self (sí-mismo nuclear) que, como concluye
en “La restauración del si-mismo”: "constituye la base de nuestra sensación de
ser un centro independiente de iniciativa y percepción, integrado con nuestras
ambiciones e ideales más básicos y con nuestra experiencia de que el cuerpo y
la mente constituyen una unidad en el espacio y un continuo en el tiempo".
Todo lo recién citado va a formar el sector central de la personalidad.

La psicología psicoanalítica del self ante el fracaso del narcisismo del


bebé describe tres variantes, una son las elecciones de objeto; otra la
formación del self grandioso que se hace depositario de la
omnipotencia primitiva y por último la formación de la imago parental
idealizada que también recibe los residuos del narcisismo primitivo.

El self grandioso se interrelaciona con su objeto reflejante, y este


último conforma (de manera especular) el sentido innato de vigor, grandeza y
perfección del self, que lo busca a través de conductas exhibicionistas y de
búsqueda de aprobación. Para Kohut esta interrelación se da especialmente
con la madre o mejor dicho, con el objeto del self maternal.
El bebé también se interrelaciona con la Imago Parental idealizada que le
dará la imagen de calma, infalibilidad y omnipotencia con la cual fusionarse y
calmar así sus ansiedades.

La primera interrelación, o sea entre el self grandioso y su objeto reflejante,


constituye el Polo de las ambiciones y la segunda interrelación forma el
Polo de los ideales. A todo esto Kohut lo llama la Estructura Bipolar del
Self Normal. Entre estos polos se crean tensiones, denominadas "arco de
tensiones". En este arco de tensión se darán los distintos talentos y habilidades
de un individuo, que estarán constituidos por la tensión que se crea entre el
polo de las ambiciones y el polo de los ideales.
Kohut define el arco de tensión, en “La restauración del si-mismo”,
como: "la corriente constante de actividad psicológica concreta que se
91
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

establece entre los dos polos del sí-mismo, es decir, las actividades básicas de
una persona a las que se ve "impulsada" por sus ambiciones y "guiada" por sus
ideales"
Cuando la estructuración del self se produce sin graves alteraciones, o sea
cuando no han habido graves fallas en las distintas etapas del proceso de
internalización transmutativa, las características del self normal serán su
cohesión, vitalidad y funcionamiento armónico.
La patología altera estas características, y por lo tanto de un self
cohesivo puede haber variaciones hasta llegar a su fragmentación; de ser
vital, tener distintos grados de debilitamiento y de un funcionar armónico
padecer de diferentes grados de desorganización hasta llegar al caos.
Las fallas en la constitución del self bipolar normal se pueden dar en
cualquiera de las etapas del proceso de internalización transmutadora.**

OBJETOS DEL SELF Y MADURACIÓN


En principio se debe comprender que la relación del individuo con los
objetos del self no termina con la maduración. También los adultos necesitan
verse reflejados y tener objetos idealizados, pero todo esto forma parte de la
relación objetal madura con sus objetos. No obstante debemos tener en cuenta
que las primeras experiencias con los objetos del self son fundamentales en
relación al modo en que se experimentará al self en los diferentes períodos
de la vida, al respecto Kohut nos dice en “Reflexiones sobre el narcisismo y la
furia narcisista”: "...así como las experiencias pulsionales-objetales del período
edípico se convierten en el prototipo de nuestras relaciones instintivo-objetales
posteriores y constituyen la base de nuestras debilidades y fortalezas
específicas en esta área, del mismo modo, las experiencias durante el período
de formación del self se convierten en el prototipo de las formas específicas de
nuestra vulnerabilidad y seguridad posteriores en el campo narcisista, de los
altibajos de la autoestima, de nuestra mayor o menor necesidad de alabanzas,
de la fusión con figuras idealizadas y de otras formas de sustentación
narcisista, así como de la mayor o menor cohesión de nuestro self durante los
períodos de transición, sea en el que lleva a la latencia, en la temprana o
tardía adolescencia, en la madurez o en la vejez".

Kohut Y Wolff en “Los trastornos del self y su tratamiento” explican claramente


la dinámica del self con sus objetos: "La fortaleza de estos tres principales
constituyentes del self***, la elección de sus contenidos específicos, la
naturaleza
de su relación -por ejemplo, cuál de ellos terminará por predominar- y su
progreso hacia la madurez y la realización potencial a través de acciones
creativas, están menos sometidos a la influencia de aquellas respuestas de
los objetos del self nuclear de esos objetos.

En otras palabras, lo que influye sobre el carácter del self del niño no es tanto lo
que los padres hacen sino lo que son. Si los padres no tienen conflictos con
sus propiasnecesidades de brillar y triunfar en la medida en que es posible
gratificarlas en términos realistas, si, en otras palabras, la autoconfianza
92
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

de los padres es firme, entonces el orgulloso exhibicionismo del self


incipiente del niño encontrará una respuesta de aceptación. Por duros que
sean los golpes a los que la grandiosidad del niño está expuesta frente a las
realidades de la vida, la sonrisa orgullosa de los padres mantiene vivo un resto
de la omnipotencia original, que se conservará como núcleo de la autoconfianza
y la seguridad interna con respecto a la propia valía que sustentan a la
personalidad sana durante toda la vida. Y lo mismo puede decirse con respecto
a nuestros ideales. Por grande que sea nuestra desilusión a medida que
descubrimos las debilidades y limitaciones de los objetos del self idealizados de
nuestra vida temprana, su autoconfianza cuando nos sostenían, su seguridad
cuando nos permitían fusionar nuestro self ansioso con su tranquilidad, a través
de sus voces serenas o de nuestro estrecho contacto con sus cuerpos relajados
cuando nos tenían en sus brazos, permanecerá como el núcleo de la fortaleza
de nuestros principales ideales y la serenidad que experimentamos a
medida que vivimos nuestra existencia orientada por nuestras metas internas".

**
Fallas aisladas en cualquiera de las etapas del proceso de internalización transmutadora no producen patología. Tiene
que haber reiteración de fallas de parte de los objetos del self, y esto sucederá, como afirma Kohut, cuando los padres
padecen fallas en la propia estructura de su self. Por lo tanto va a depender si los objetos fallan en forma reiterada,
que se den o no cuadros patológicos. También se debe considerar cual de los objetos del self es el que ha
fallado, la falla de cada uno de los objetos del self que intervienen, a través de su interrelación con el niño, en la
constitución del self normal, producirá cuadros clínicos con características propias.
El cuadro clínico variará de acuerdo a la frecuencia y magnitud del fallo del objeto del self y también al momento evolutivo
en que se produzca.

***
Los autores se refieren al Polo de las ambiciones, al Polo de los ideales y al arco de tensión existente entre ambos
Polos.

LA CLÍNICA EN LA PSICOLOGÍA PSICOANALÍTICA DEL SELF

INTRODUCCIÓN

Cómo dijimos antes Kohut fue el primero en eliminar el prejuicio peyorativo que
existía en el mundo psicoanalítico en relación al concepto de narcisismo, al
no considerarlo sólo relacionado a la patología, a la resistencia. Podemos
considerar que ha sido un precursor en señalar la existencia de un
narcisismo trófico o poiético (que alimenta), que forma estructura. Tampoco lo
concibió como secundario al amor objetal, secundario en el sentido que se
debería tratar de
combatir al narcisismo para llegar al amor objetal. Según Kohut esto último
empobrecía a la clínica, de acuerdo a los observables clínicos que él iba
recogiendo de la población de pacientes que lo consultaban.

Entonces Kohut empezó a trabajar sobre el narcisismo y llegar a conclusiones


novedosas a partir de observables clínicos. Estos cuadros clínicos son los
que él, después de agruparlos de acuerdo a características determinadas, llamó
93
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Trastornos Narcisistas de la Personalidad, que se convertirían en un


conjunto de conceptos nucleares en la obra de Kohut.

Kohut señalo que el sujeto actual está más asociado a lo que él llamo el
“hombre trágico” que al “hombre culpable”. Culpable, es el sujeto del
Edipo, el que estructura al Superyó con culpa, víctima del conflicto. Trágico,
es el sujeto de la contemporaneidad, el que sufre de vacío, lo que van a
encontrar en la literatura psicoanalítica descrito como el sujeto víctima del
déficit.
En la próxima clase veremos que Green planteó que ya no estamos en la época
de Edipo sino en la época de Hamlet, que la problemática pasa por el ser y el
no ser. A esto se refiere Kohut cuando describe al sujeto trágico, el del vacío.
Hasta ahora lo que venimos desplegando, entonces, se refiere a la
constitución y desarrollo del self normal. En este punto debemos
interiorizarnos en los procesos que sobrevienen cuando no se dan las
condiciones normales, vale decir, que nos dedicaremos a estudiar la clínica y la
psicopatología del self.

Las fallas en la constitución del self bipolar normal se pueden dar en


cualquiera de las etapas que hemos señalado cuando hablamos del proceso de
internalización transmutadora.
Ahora bien, como ya dijimos antes, fallas aisladas en cualquiera de las etapas
del proceso de internalización transmutadora no producen patología. Tiene que
haber reiteración de fallas de parte de los objetos del self, y esto sucederá, como
afirma Kohut, cuando los padres padecen fallas en la propia estructura de su
self. Por lo tanto va a depender si los objetos fallan en forma reiterada, que se
den o no cuadros patológicos. También se debe considerar cual de los objetos
del self es el que ha fallado, la falla de cada uno de los objetos del self que
intervienen, a través de su interrelación con el niño, en la constitución del self,
producirá cuadros clínicos con características propias.
El cuadro clínico variará de acuerdo a la frecuencia y magnitud del fallo del objeto
del self y también al momento evolutivo en que se produzca.
Repitamos: las características del self normal son su cohesión,
vitalidad y funcionamiento armónico.
La patología altera estas características, y por lo tanto de un self
cohesivo puede haber variaciones hasta llegar a su fragmentación; de ser
vital, tener distintos grados de debilitamiento y de un funcionar armónico
padecer de diferentes grados de desorganización hasta llegar al caos.

Kohut describe dos mecanismos a los cuales el aparato psíquico recurre ante
fallas en el desarrollo del self, que son las estructuras defensivas y las
estructuras compensatorias. Ambas estructuras tienen por finalidad cubrir
el defecto estructural del self.
Las estructuras defensivas sólo cubren el defecto del self y las compensatorias,
por compensación, atenúan las consecuencias del defecto.
Con respecto a las estructuras compensatorias se puede pensar por ejemplo,
que si se ha producido un defecto en el polo de las Ambiciones- Exhibiciones,
94
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

porque fallo la función reflejante del objeto del self, se va a producir una
compensación en el polo de los ideales y en ese caso el sujeto intenta
compensar las deficiencias de la autoestima persiguiendo objetivos que se
vinculan a ideales.
La psicología psicoanalítica del self ha hecho una clasificación de los
cuadros psicopatológicos que se relacionan con las ideas que ha desarrollado
acerca del self, y a esto nos vamos a dedicar en el punto siguiente.

Trastornos secundarios y primarios del self

Los trastornos secundarios del self son aquellas reacciones que algunos
sujetos, teniendo un self bien constituido, padecen en determinadas
circunstancias vitales. Un self bien estructurado tolera bien los cambios que en
la autoestima producen tanto los éxitos como los fracasos, con sus
correspondientes emociones (alegrías o desesperanzas).
Kohut también coloca dentro de estos trastornos secundarios las reacciones
ante un padecimiento físico y también las incapacidades que acompañan a una
neurosis estructural.
Los trastornos primarios del self abarcan varios cuadros clínicos que
tienen relación con la severidad y naturaleza del daño que ha sufrido el self. Por
ejemplo, si el self ha sufrido daños permanentes y prolongados, mostrará
diversos grados de fragmentación, de debilitamiento y desorganización dando
lugar a la emergencia de todos los síntomas que corresponden a una psicosis.
Estos son los cuadros en que la interacción con los objetos del self ha sido
crónicamente deficiente, fundamentalmente en sus respuestas especulares.
También dentro de los trastornos primarios del self se ubican
los estados fronterizos, que del mismo modo padecen de fragmentación,
debilitamiento y desorganización del self en forma permanente y prolongada,
pero a diferencia de las psicosis, las manifestaciones clínicas que corresponden
al déficit de estructuración del self se encubren con múltiples defensas.
Con respecto a los trastornos primarios del self que recién hemos descrito no
nos extenderemos más, para así poder centrarnos en el estudio de aquellos
trastornos primarios que de alguna manera han significado el nacimiento y el
desarrollo de la psicología psicoanalítica del self, los que se han llamado:

TRASTORNOS NARCISISTAS DE LA PERSONALIDAD

Los pacientes que entran dentro de este grupo diagnóstico padecen de


gran vulnerabilidad narcisista, son personas que tienen dificultades para tolerar
los fracasos, las postergaciones y las dificultades corrientes. Son muy
susceptibles y el problema mayor reside en la dificultad que tienen para regular
la autoestima.
Los trastornos psicopatológicos de estos pacientes se pueden agrupar en
cuatro Esferas:

a) sexual: falta de interés; fantasías perversas; fantasías más que


actividades; actos perversos; actuaciones eróticas; etc.
95
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

b) social: inhibiciones laborales; incapacidad de formar o mantener


vínculos significativos; actividades delictivas; actuaciones; conductas
llamativas; etc.
c) psicosomática: preocupaciones hipocondríacas acerca del cuerpo y la
mente; trastornos neurovegetativos; modificaciones circulatorias periféricas;
etc.
d) aspectos personales: falta de humor, de empatía por otras
personas;mentiras patológicas; rabietas; etc.

Aunque todos estos elementos que hemos enumerado tienen valor, para Kohut
el diagnóstico de trastorno narcisista de la personalidad se hace
fundamentalmente por el tipo de transferencia que despliegan estos pacientes.
Por lo tanto el diagnóstico definitivo del trastorno del self y del tipo al que
pertenece, se hará de acuerdo al tipo de transferencia que se instale.
Este tema, el de los tipos de transferencia, lo desarrollaremos más adelante.
Para ir adelantando, Kohut describe básicamente dos tipos de transferencias:
la especular y la idealizadora que se relacionan con el polo del self nuclear
que se encuentra afectado. Describe un tercer tipo: la transferencia gemelar,
en la cual no nos detendremos.

SÍNDROMES DE LA PATOLOGÍA DEL SELF

Ahora vamos a abocarnos a la descripción de algunos cuadros que resultan


clínicamente útiles para la identificación de las distintas alteraciones en la
constitución y desarrollo del self que estamos tratando en esta clase.

Self subestimulado: Por la ausencia en la infancia de respuestas estimulantes


de parte de los objetos del self son personas que carecen de vitalidad,
padecen de tedio y apatía. Estas personalidades recurren a diferentes estímulos
que les provocan una pseudo-excitación que evita la sensación de vacío. Por
ejemplo en la esfera sexual recurren a actividades promiscuas, perversiones; y
en la esfera no sexual a adicciones, juego por dinero y además tienen un estilo
de vida que se caracteriza por la hipersociabilidad. Ahora bien, debajo de estas
estructuras defensivas y compensatorias se encuentra una depresión vacía.

Self fragmentado: Es un estado que surge por la ausencia de


respuestas integradoras por parte de los objetos del self en la infancia. Son
pacientes que reaccionan con síntomas de fragmentación frente a desilusiones
poco importantes. Por ejemplo: estas personas ante desaires triviales en su vida
cotidiana responden con una profunda pérdida del sentido de la continuidad de
su self en el tiempo y de su cohesión en el espacio. Todo esto produce una
profunda ansiedad y preocupaciones hipocondríacas.

Self sobreestimulado: Se relaciona con respuestas no empáticas


excesivas e inadecuadas, como dicen Kohut y Wolf: “con respecto a la fase por
parte de los objetos del self en la infancia, sea con respecto a las actividades del
polo exhibicionista grandioso del self incipiente del niño o a las actividades del

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

polo que tiene que ver con los ideales, o a ambos”. Estos son pacientes en los
cuales la producción y la creación les producen temor por sus intensas
ambiciones que “habían permanecido atadas a fantasías grandiosas no
modificadas”. (Kohut y Wolf)
Self sobrecargado: En este síndrome ha fallado el objeto del self omnipotente,
no brindándose para que el self pueda fusionarse con la serenidad del mismo.
Esto determina la ausencia de la capacidad de autotranquilizarse que tienen los
sujetos normalmente y que los protege de sentirse traumatizados por la difusión
de las emociones, especialmente la ansiedad.

El mundo para estos pacientes es peligroso, hostil y en algunas oportunidades


nos hacen pensar en cuadros paranoicos. Son suspicaces, hipersensibles a los
estímulos externos que en ciertas oportunidades los viven como ataques.

Aparte de los síndromes que recién hemos descrito, Kohut también describe una
tipología de personalidades narcisistas que se observan con frecuencia. De
forma resumida haremos una enumeración de algunos de estos:

TIPOS DE PERSONALIDADES NARCISISTAS:

Personalidades hambrientas de espejo: Son personas que buscan objetos


que los admiren y confirmen como dice Kohut, su “self famélico” . Buscan llamar
la atención para defenderse de la sensación que les produce la falta de
autoestima. Buscan continuamente objetos del self que los atiendan y los
confirmen. Como se puede observar, en la descripción de estas personalidades,
la falla se ubica en la interrelación del self con el objeto del self reflejante.
Personalidades hambrientas de ideal: Buscan intensamente objetos del self a
los cuales admirar ya sea por su prestigio, inteligencia, poder. etc. Aquí la
falla se debe ubicar en la interrelación del self con la Imago Parental Idealizada.
Personalidades hambrientas de fusión: Tienden a controlar a sus objetos del
self debido a la falta de estructura psíquica, relacionada esta falta a las
alteraciones producidas por la deficiente interrelación del self con el objeto
especular o idealizado. Son personas con un self muy debilitado que necesitan
objetos del self en lugar de una estructura del self. Viven a los otros como a su
propio self y justamente por esto último les cuesta tolerar la independencia de
los objetos y necesitan la presencia constante de los mismos.

El objetivo terapéutico en los trastornos narcisistas de la personalidad es la


rehabilitación funcional de la estructura del self deficiente. Estas deficiencias se
despliegan y se repiten a lo largo del proceso psicoanalítico, a través de
transferencias particulares que se dan en estos cuadros.

Transferencias narcisistas (Transferencias tipo objetos del self)


Kohut describió básicamente dos tipos de transferencias que corresponden a la
reactivación de las estructuras defectuosas del self, algo así como que por
regresión se aborda el punto en el cual se detuvo el proceso normal
constitutivo del self. De esta manera se intenta reencauzar el proceso de
97
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

desarrollo a través de la transferencia.


Como ya citamos antes. Los tipos de transferencia son: la transferencia
idealizada y la especular, ambas llamadas por Kohut transferencias con objetos
del self.

La transferencia idealizada se despliega por reactivación de la Imago Parental


Idealizada. La regresión durante el proceso analítico reactiva aquel objeto y lo
transfiere en el analista, que es vivido como un objeto del self, y lo que se
observa en el tratamiento es la necesidad del paciente de compartir la fuerza y la
calma de un objeto del self admirado. Este tipo de transferencia permite, por
reactivación de objetos y por la elaboración de la misma, que se formen
estructuras psíquicas a través del proceso que ya estudiamos y que se conoce
como internalización transmutadora.

La transferencia especular es el resultado de la reactivación del self


grandioso, que como vimos antes, es aquel residuo del narcisismo primario que
se interrelaciona con el objeto reflejante. En el proceso analítico se
despliegan aquellas necesidades vinculadas al exhibicionismo del self que busca
aceptación y confirmación de la grandiosidad y perfección.
De estas formas de transferencia debemos agregar que Kohut distingue a su vez,
algunas variedades dentro de las mismas así como también conceptualiza la
contratransferencia que aparece en estos procesos psicoanalíticos.

¿Rivalidad edípica o cooperación intergeneracional? Del Edipo de


Freud al Ulises de Kohut

Escrito poco antes de morir, el último trabajo de Heinz Kohut comienza


con una reseña del artículo “Introspección, empatía y ps icoanálisis”
escrito en 1959 y presentado en el XXV Encuentro del Instituto de
Psicoanálisis de Chicago. En su primer ensayo sobre el papel de la
empatía en psicoanálisis, que según Kohut contenía la base de muchas
de sus subsiguientes investigaciones en el campo de la psicología
profunda, propuso la tesis de que la postura introspectiva empática del
observador define la ciencia del psicoanálisis. El autor explica que lo que
le movió a proponer esta definición operativa del psicoanálisis hace 25
años fue el darse cuenta que la introducción del concepto psicobiológico
de los impulsos -así como varios conceptos socio-psicológicos- no
condujo a una verdadera integración del psicoanálisis con la biología o la
medicina sino a una visión psicológica y moral de “Ho mbre Culpable” que
lo que hizo fue deformar la percepción del analista en el campo clínico y
aplicado. Kohut afirma que al definirse operativamente el psicoanálisis se
puede aceptar a sí mismo como psicología, una psicología que estudia al
hombre en términos de un self que intenta realizar el programa trazado en
su fuero interno a lo largo de su vida.
En la sección final del trabajo, Kohut reexamina las relaciones
intergeneracionales del hombre a la luz del cambio que implica pasar
desde una concepción psicobiológica a una psicológica. Así, el complejo
98
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

de Edipo no es el producto final del conflicto ininfluenciable de instintos


básicos opuestos sino el resultado de interferencias que menoscaban el
desarrollo del hombre. Dado el poder mítico de la formulaci ón de Freud
del complejo de Edipo, el autor ofrece una dosis de anti -magia mítica -a la
que el título “El semicírculo de la salud mental” hace referencia, y que se
aclarará más adelante-, y una reinterpretación de la historia del rey Edipo.
Kohut cree que la esencia de la experiencia humana no se encuentra en
el conflicto biológicamente inevitable entre generaciones sino en la
continuidad intergeneracional a través de un proceso de colaboración
recíprocamente construida.
“Introspección, empatía y el semicírculo de la salud mental” es el punto
final de la producción científica personal de Heinz Kohut. Poco antes de
morir, el 8 de Octubre de 1981 a los 68 años de edad, le comentó a su
esposa Elizabeth que “...sentía que había podido cumplir con lo que se
había propuesto hacer por el psicoanálisis y tenía la esperanza de que
sus colegas, sobre todo los de las generaciones más jóvenes,
continuaran investigando los múltiples interrogantes que él había
suscitado en el curso de su labor. También expresó su confian za en que
sus ideas estimularían a estos nuevos investigadores para que formularan
nuevas preguntas y desarrollaran ideas propias con vistas a proseguir el
avance de la ciencia psicoanalítica.” (Kohut, 1984). Casi veinte años
después no quedan dudas en cuanto a que generaciones de jóvenes
psicoanalistas en todo el mundo han hecho honor a este legado
intergeneracional. El concepto de empatía campea a lo largo de este
póstumo escrito. Define nítidamente un aspecto de su concepción de la
empatía que fue elaborando y puliendo a través de los casi 25 años que
median entre este trabajo e “Introspección, empatía y psicoanálisis”
(1959). Luego de pasar revista a sus puntos de vista epistemológicos
avanza en su consideración de la empatía como un aspecto del amor
maduro en las relaciones familiares e intergeneracionales sanas. Desde
esta perspectiva el acento no está puesto en la empatía como método
neutro de recolección de datos esenciales para la acción terapéutica, sino
que es conceptualizada como la nutriente emocional básica sin la cual la
idea misma de vida humana sería impensable.
Utilizando consistentemente el modo de aproximación empático logra
examinar la naturaleza esencial del hombre, de las relaciones humanas
en general y en particular las relaciones int ergeneracionales. Esto le
permite postular que la lucha intergeneracional y el drama de sexo y
muerte propios del Complejo de Edipo no están referidos a la esencia del
hombre sino que son desviaciones de lo normal.
Observó en diversas oportunidades, en los finales de análisis exitosos, la
aparición de una fase edípica terminal en la cual ... “No se activan
sistemas de recuerdos intensamente cargados con respecto a conflictos
edípicos en la infancia”... y sí (la aparición de una) ... "breve fase
edípica... acompañada por una cálida sensación de alegría, una alegría
que tiene todos los rasgos de la emotividad que acompaña un logro en la

99
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

maduración o el desarrollo”I.
Kohut diferenció un “estadío edípico”, correspondiente a un estado
normal, donde los padres responden con orgullo y júbilo empático al
self en expansión del hijo, en contraposición al “complejo de Edipo”,
la versión patológica, donde la ausencia de identificación de los padres
con el/la pequeño hijo/a da lugar al cuadro de celos, cruda sexualidad y
competitividad que pinta la metáfora del dramaturgo griego. La falta de
empatía paterna ante el desarrollo del self del hijo/a es lo que crearía ese
camino patológico del desarrollo, la tragedia de Edipo que el paradigma
freudiano considera una universalidad.
Para Kohut lo normal sería la colaboración intergeneracional y la
anormalidad la lucha intergeneracional. De acuerdo a Kohut la
conducta normal paterna/materna sería el orgullo ante el asertivo self del
hijo/a mientras que su desviación corresponde a una conducta
competitiva o seductora. Cuando los padres reaccionan de esta última
forma es cuando emerge el drama descrito por Sófocles, y los
componentes sexuales y agresivos hacen su aparición.
Kohut recurre al mito de Ulises (Odiseo) como un modelo de su
nuevo paradigma. El mito de Ulises ilustra la figura de la salud mental;
el de Edipo la figura de la enfermedad . Lo que pretende transmitir
Kohut es que la dramática edípica no es una imposición fatalista de
oscuro origen psicobiológico. Edipo es el prototipo del hijo destruido por
la patología de los padres. Serán las respuestas patológicas y patógenas
de los progenitores en su incapacidad de responder empáticamente a las
necesidades elementales del vulnerable self infantil en desarrollo las que
producirán su colapso y desintegración, que se hará visible con la
emergencia de pulsiones asesinas e incestuosas. De los despojos de
Ulises, cual un fantasma, surgirá la trágica y patética figu ra de Edipo.
El mito de Edipo (Freud) y el mito de Ulises (Kohut).
¿Nos ha hechizado Freud con la metáfora de Edipo?. Algo parecido
supone Kohut en “Introspection, empathy and the semi -circle of mental
health”, refiriéndose a la “magia” de Freud, quien ha bría utilizado
genialmente el relato de Sófocles para ilustrar sus ideas sobre la
sexualidad humana y los vínculos intergeneracionales. Kohut alude a la
gran habilidad de Freud de mitologizar los conceptos claves de su
sistema científico e implantarlo firmemente en la mente de sus seguidores.
En una aproximación original al tema, Kohut destaca los rasgos de
personalidad de Freud como transmisor de sus ideas.
La tragedia del dramaturgo griego, donde uno de los personajes mata, sin
saberlo, a su padre, y se casa con su madre, sirvió durante décadas
como una premisa exclusiva con la que se leían los sueños, síntomas y
conductas de los pacientes. Kohut se lamenta en “Introspection...” de las
dificultades para que la comunidad de psicoanalistas acepte una revisi ón
del drama edípico. ¿Cómo convencer a los colegas de que el estado
normal es una gozosa experiencia de desarrollo en el niño, incluyendo el
paso por un estadío edípico -diferente del complejo de Edipo- en el que
100
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

los padres responden con empatía y orgullo al self en expansión del hijo?.
A fin de obtener atención hacia su revisión del complejo de Edipo y de su
metáfora -la tragedia de Sófocles- Kohut recurre en su artículo a
argumentos “débiles” y argumentos “fuertes”, según los denomina. El
argumento “débil” es la reinterpretación del mito edípico, para demostrar
que en realidad no sustenta la teoría clásica sobre las relaciones entre
padres e hijos (el "destino pulsional inevitable") sino otra perspectiva, que
tiene en cuenta el valor estructurante de las experiencias vividas en el
desarrollo.
El argumento “fuerte” consiste en oponer a la “magia” de Freud una
“antimagia”, recurriendo a un relato de Homero sobre Ulises (Odiseo).
Este argumento fuerte sería contraponer un mito a otro mito, una
metáfora a otra metáfora. La argumentación de Kohut presenta entonces
dos variantes:
1- Una relectura del mito de Edipo.
2- Oponer el mito de Ulises al mito de Edipo.
Examinemos la revisión del mito de Edipo. En su relectura del relato de
Sófocles, Kohut destaca algo que a su criterio no ha sido debidamente
apreciado por los psicoanalistas. Se refiere a que el rasgo más distintivo
de la historia es que Edipo fue un niño rechazado, un hijo mandado a
morir por el Rey Layo, temeroso de la profecía del adivino Tiresias, quien
le auguraba al recién nacido el futuro asesinato de su padre II. Edipo fue
un bebé rechazado, un hijo abandonado a morir en la intemperie, lo cual
es otro modo de puntuar la historia, y de significar sus acontecimientos.
Otro acontecimiento en la historia de Edipo que puede ser leído de
distinta manera -no incluido por Kohut en su artículo- es el “incidente de
la encrucijada”, donde tiene lugar el asesinato del Rey Layo. En la visión
tradicional, Edipo es un autómata que se ve conducido paso a paso por la
profecía de Tiresias, y que mata a su padre en una bifurcación de
caminos. Lo que impulsa a Edipo es una fuerza determinista, que
inevitablemente lo conduce hacia el desenlace trágico . Freud llamaba a
este relato una “tragedia de destino” para remarcar el determinismo de los
impulsos incestuosos.
El “incidente de la encrucijada” puede ser examinado desde otra
perspectiva. Veamos el relato de Sófocles sobre lo que ocurrió en el
encuentro entre Edipo y su padre. Huía Edipo de la profecía de Febo de
Pitón, que le auguraba el unirse con su madre y matar a su padre cuando
se cruza con Layo y su comitiva en un cruce de caminos. “Y yo al oír esto,
tras calcular por los astros para el futuro l a situación de la tierra corintia,
huí donde nunca viera cumplirse el oprobio de mis funestos oráculos. En
mi marcha llego a esos lugares en los que tú dices que pereció este
soberano. Y a ti, mujer, te diré la verdad. Cuando en mi viaje cerca
estaba de esta encrucijada, en ese momento un heraldo y un hombre
montado en un carro tirado por potros como el que tú dices, se toparon
conmigo, y fuera del camino el guía y el anciano mismo me arrojaron
violentamente. Yo por mi parte al que trata de echarme fuera, a l auriga, lo
101
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

golpeo con ira; y el anciano, cuando me ve, desde el carro, tras esperar a
que me acercase, en medio de la cabeza me alcanzó con una pica de
doble aguijón. No, por cierto, pagó lo mismo, sino que al punto, golpeado
con el bastón por esta mano, de espaldas cae rodando inmediatamente
del centro del carro, y mato a todos los que le acompañan.” III.
Al encontrarse con la comitiva real, Edipo sufre la prepotencia del Rey
Layo. Edipo reacciona ante la violencia del gobernante y su séquito, y
comete el asesinato. Esta puntuación ubica la violencia de Edipo como
una respuesta a la conducta abusiva del Rey, y no como un destino
(pulsional) predeterminado.
La revisión de una metáfora, ¿prueba algo? Kohut se encarga de señalar
en “Introspection...” que las metáforas en sí mismas no prueban nada.
Nada prueba la versión de Freud del mito de Edipo y nada prueba la
revisión efectuada por Kohut en su artículo. Pero la metáfora transmite un
ejemplo paradigmático a los miembros y aprendices de una comunidad
científica (Kuhn, 1962, 1987). Una vez incorporadas, las metáforas son
poderosas guías que limitan la percepción y significación de los
observables (Lakoff y Johnson, 1980). Uno u otro guión co nducirán al
analista hacia distintas versiones de lo escuchado, y hacia diferentes
intervenciones. (Juri, 1999).
Cuando una metáfora como la tragedia de Edipo Rey se encuentra tan
hondamente arraigada en la comunidad profesional, puede resultar
dificultoso admitir otra lectura del mito. La revisión del drama de Sófocles
puede parecerle a Kohut un argumento “débil”, pero debemos reconocer
que reflexionar sobre metáforas que se aceptan
incondicionalmente puede ser un ejercicio epistemológico “fuerte”.
Hemos examinado el argumento “débil” de Kohut, y ahora nos
ocuparemos de su argumento “fuerte”. Este consiste en suministrar una
dosis de “antimagia” (sic) para contrarrestar la “magia” de Freud. Para
este fin Kohut recurre a un relato de Homero sobre Ulises (Odiseo) con el
que intenta transmitir la existencia de otra figura en las relaciones
intergeneracionales.
En el mito de Homero, el héroe, Ulises, gobernador de Itaca, se había
casado recientemente y tenía un pequeño hijo llamado Telémaco. Grecia
estaba preparando una guerra contra Troya, y reunía a sus capitanes,
pero Ulises no deseaba participar en ella. Cuando llegaron a buscarlo los
emisarios Agamenon, Menelao y Palamedes, Ulises finge estar loco, a fin
de evitar la imposición de partir a la guerra. Pr etende no reconocer a los
delegados mientras con una extraña yunta de asno y buey ara un terreno
tirando sal en los surcos. Como los emisarios sospechan el engaño,
Palamedes coloca a Telémaco frente al arado que avanzaba hacia él.
Entonces Ulises, el padre protector, efectúa un semicírculo con el arado
para no lastimar a su hijo, lo que puso al descubierto el engaño, y
también su salud mental. Kohut lo llamó “El semicírculo de la salud
mental”, lo que explica el título de su trabajo.
Kohut acude al relato de Homero para trasmitir sus ideas sobre los
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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

vínculos intergeneracionales. Lo contrastante del mito de Ulises en


relación a la temática de Edipo Rey es la constante e intensa presencia
del amor mutuo, la protección, el amparo y hasta el sacrificio personal -
Ulises era muy consciente que trazar el semicírculo significaba ir a la
guerra- en cuanto a contribuir a la supervivencia y el bienestar de la
generación más joven. Una segunda parte del mito, aludida brevemente
por Kohut en su artículo, no hace más que corroborar y afianzar aún más
los puntos de vista que quiere ilustrar: veinte años después de haber
partido a la guerra de Troya Ulises regresa, viejo y harapiento, y
encuentra a su fiel esposa Penélope que durante todos esos años había
resistido con determinación y astucia el asedio de los pretendientes que a
través de un matrimonio de conveniencia buscaban apoderarse de las
posesiones; y a su hijo Telémaco a quien no veía desde que era un bebé,
ahora convertido en un joven fuerte y aguerrido, que codo a codo lucha
con su padre para reconquistar sus posesiones.
Los mitos de Edipo y de Ulises son metáforas que establecen relaciones
entre conceptos: vínculos entre padres e hijos, agresión, sexualidad, etc.
Las metáforas forman parte de los paradigmas, son e jemplos que se
utilizan para la transmisión de ideas. El examen de las metáforas
empleadas, por la comunidad de psicoanalistas ayuda en la delimitación
de los distintos paradigmas en juego.
Coloquemos en columnas comparativas los rasgos distintivos de las
metáforas de Edipo y de Ulises. (Fig. 9)
En la columna “Ulises” se incluye bajo el ítem cooperación
intergeneracional la cooperación de Telémaco con Ulises, aludida
brevemente por Kohut en “Introspection...”. Como hemos señalado,
cuando Ulises retorna a Itaca y se reencuentra con Telémaco, éste
coopera fielmente con su padre, en el plan que el astuto Ulises despliega
para reconquistar su palacio invadido por los pretendientes de Penélope.
En la columna de Edipo se califica la metáfora empleada por Freud c omo
una psicobiología, siguiendo la denominación de Kohut en su artículo. En
la columna de Ulises se contrapone a la psicobiología, una psicología, de
acuerdo al pensamiento del autor. Obviamente, las columnas no
pretenden ser exhaustivas, y otros ítems podrían encontrar un lugar en
ellas. La claridad corre el riesgo del reduccionismo, y para evitarlo, el
conflicto y la cooperación no deberían ser mirados como extremos sin
contacto. Atendiendo a la complejidad, es preferible pensarlos en
términos de primacía. La primacía de la cooperación no excluye notas
conflictivas, aunque no sean dominantes, y viceversa.

103
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

EDIPO ULISES

Conflicto intergeneracional. Cooperación intergeneracional.


(Layo abandona a Edipo. Edipo (Ulises protege a Telémaco.
mata a Layo) Telémaco coopera con Ulises).

Estadío edípico normal. Complejo de


Universalidad del conflicto.
Edipo como desviación. (falla de
(pulsiones)
empatía paterna)

Hostilidad y deseos incestuosos


Hostilidad y deseos como reacción.
incestuosos predeterminados.

Psicobiología. Psicología.

Fig. 9

LA EMPATÍA
En “Instrospection, empathy and the semi-circle of mental health”, H.
Kohut emplea el término “empatía” en tres sentidos:
a) Como instrumento para obtener información sobre el psiquismo.
b) Como un poderoso lazo emocional entre las personas.
c) Como parte de su método terapéutico.
En lo que sigue, nos centraremos en la empatía como parte de la terapia
analítica, de acuerdo al punto de vista de Kohut.
La aplicación terapéutica de la empatía desde la perspectiva de la
Psicología Psicoanalítica del Self implica una posición técnica y clínica
que debe respetarse rigurosamente. En la psicoterapia es sin lugar a
dudas una condición necesaria para la específica comprensión y
explicación de la subjetividad del paciente al posibilitar una ampliación y
profundización del abordaje de las experiencias subjetivas.
Dentro del estatus científico actual de la Psicología del Self , la noción de
empatía en sus distintas facetas está lo suficientemente elaborada como
para diferenciarla netamente de las frecuentes simplificaciones,
distorsiones, generalizaciones, tergiversaciones y u so inapropiado que ha
llevado a autores como Stefano Bolognini a decir, refiriéndose a la
proliferación de escritos sobre la empatía: “...el tema sufrió un
crecimiento geométrico, y la empatía se convirtió en la meta ideal del
analista, una especie de piedra filosofal multiuso, potencialmente capaz
de resolver cualquier dificultad clínica y de influir profundamente en el
curso de una gran variedad de controversias teóricas de modo que,
actualmente, a juzgar por los informes clínicos, si el analista “empatiz a”,
su trabajo parecería mitad hecho.” (Bolognini, 1997).
104
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

El concepto de empatía recorre el edificio teórico de la psicología del self


desde su memorable trabajo de 1959, “Introspección, empatía y
psicoanálisis”, donde Kohut plantea la diferenciación de l os modos de
observación introspectivo y extrospectivo, hasta el artículo póstumo
“Introspección, empatía y el semicírculo de la salud mental” en que se
destaca el valor esencial de la empatía en toda relación humana.. El giro
que postula Kohut desde una postura observacional extrospectiva,
adecuada para la exploración del mundo exterior, hacia una postura
empático-introspectiva, idónea para la exploración del mundo interior,
trajo como consecuencia una redefinición del psicoanálisis como una
“Psicología pura” al despojarla de todo matiz sociológico o biológico ya
que estas ciencias utilizan el método observacional extrospectivo. Para
Kohut la única forma de tomar contacto con los estados mentales
complejos -el objeto del psicoanálisis- es a través de la aproximación
empático-introspectiva (1959, 1971). En su forma clínica, es decir, de
manera sistemática y prolongada, resulta esencial tanto para la
comprensión como para la explicación de esos estados mentales
complejos (1984).
Desde el inicio de sus trabajos sobre el tema, Kohut dejó claramente
establecido que él no postulaba una nueva clase de empatía sino que lo
que aportaba al psicoanálisis era una nueva teoría que posibilitaba una
mejor utilización de la misma. No obstante estas puntualizaciones,
reiteradas en diversas oportunidades, se la confunde con amor,
compasión, simpatía, complacencia, sentimentalismo o intuición. Otras
veces se consideran como conceptos equivalentes la empatía y el
entonamiento o sintonía afectiva, pero desde el punto de vista clín ico
conviene diferenciarlas.
En la sesión analítica la aproximación empática generalmente comienza
con un contacto de tipo extrospectivo con algún elemento discernible de
la conducta del analizado y, a partir de ese elemento, se trata de
sintonizar con la motivación subjetiva del mismo; pero en la medida en
que no tenga una característica sistemática y prolongada no se trata
de una verdadera “inmersión empático-introspectiva”. Al respecto Paul
Ornstein utiliza una metáfora sumamente esclarecedora. Dice qu e la
sintonía afectiva es como una llave que permite abrir la puerta del mundo
interno del paciente, al que asimila a una habitación que permanece a
oscuras, pero aclara que la sintonía no es todavía la luz que iluminará el
contenido de esa habitación. La luz es la empatía (Ornstein, 1990). La
empatía, a diferencia de la sintonía que se alcanza en forma
preconsciente y rápida, se adquiere mediante un sistemático y prolongado
esfuerzo, mediante ensayo y error, lentamente, con altibajos y luchando
contra dificultades propias de la conformación psíquica del analista y de
sus contratransferencias. Pero las dificultades, por si fueran pocas, no
terminan con el escuchar; también las hay en el “decir”, o sea, la
interpretación empática.
No siempre es posible determinar con algún grado de certeza si lo que se

105
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

le interpretó al paciente fue experimentado por éste como empático, o sea,


si se sintió comprendido. Únicamente sus respuestas, cualesquiera sea
su naturaleza, nos darán indicios al respecto.
Así como el modo de escucha empático, tal como lo conceptualiza la
Psicología del Self, es frecuentemente mal entendido, lo mismo sucede
con el otro elemento de la “Unidad Terapéutica Básica” es decir, el modo
empático de interpretación (Kohut, 1984). Goldberg aclara este punto de
la siguiente manera: “El analista no consuela activamente, interpreta el
anhelo del analizando de ser consolado, el analista no funciona
activamente como espejo, interpreta la necesidad de respuestas
confirmadoras. El analista no admira o aprueba activamente expectativas
grandiosas, explica su papel en la economía psíquica. El analista no cae
en silencio pasivo; explica por qué sus intervenciones son percibidas
como intrusivas. Por supuesto la mera presencia del analista, o el hecho
de hablar, o, especialmente, el hecho de comprender, todo ello posee
efecto de consuelo y confirmación del self sobre el paciente y así son
interpretados (destacado en el original). Por lo tanto, el clima analítico
que hace posible el trabajo analítico, se toma en sí mi smo objeto de
interpretación analítica (Goldberg, 1978).
Las presentaciones de casos clínicos a través de los cuales Kohut
ilustraba sus intelecciones son numerosísimos y en todos ellos la empatía,
siempre, juega un papel esencial.

En el caso de la Señorita F. (1971, pág. 254/63) describió una etapa


característica del análisis consistente en una necesidad de
especularización. Ante las interpretaciones basadas en la teoría del
impulso-defensa, la resistencia y el Complejo de Edipo la paciente
reaccionaba con ira, amargas quejas y violentas acusaciones de que
Kohut pretendía arruinar el tratamiento y hundirla a ella cada vez más.
La puesta en práctica del abordaje empático-introspectivo puso de
manifiesto que las reacciones de la paciente estaban motivadas en la
imperiosa e impostergable necesidad de ser escuchada sin la más mínima
interrupción y luego, una vez terminada su exposición, el terapeuta debía
resumir lo dicho sin quitar ni agregar nada. La no observancia de esta
condición provocaba sus estallidos de furia. Lo que Kohut pudo entender
fue que estas reacciones no eran, por ejemplo, resistencias incoercibles
sino auténticas necesidades de confirmación y validación de un self
profundamente inseguro respecto de sus propios sentimientos y
pensamientos. Que el analista tuviera que resonar como un eco o reflejar
como un espejo estaba determinado por severos traumas sufridos en la
infancia y la niñez. Esta configuración fue luego conceptualizada como
transferencia especular. Específicamente la transferencia desplegada por
la Srta. F. era una típica transferencia especular fusional. Un elemento
distintivo de esta transferencia es la anulación del analista en su
condición de persona autónoma e independiente al transformarlo en una
mera función impersonal de tipo reflejante, confirmatorio y validante.
106
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Sostener una posición empático-introspectiva en tales circunstancias


suele ser muy dificultoso, porque pone en jaque al propio narcisismo del
terapeuta.

El reanálisis del Sr. “Z” le permitió a Kohut poner a prueb a sus nuevos
puntos de vista. Una parte esencial de esta nueva construcción teórica
consistía en la aplicación sistemática y prolongada del modo empático -
introspectivo de observación y explicación. Una diferencia importante,
respecto al primer tratamiento fue que en éste el abordaje interpretativo
tenía como objetivo el logro de insight por parte del paciente mientras que
en el segundo lo básico era el modo empático de comprensión y
explicación.
Fue el empleo sistemático y consistente de esta nueva herrami enta
conceptual la que permitió descubrir que lo que parecía ser una
estructura edípica patológica era un anhelo profundo y casi insondable de
la presencia de un padre fuerte que brindara amparo y al cual por lo
tanto se lo pudiera idealizar y utilizar para escapar del encierro opresor al
que se veía sometido por parte de una madre posesiva que aniquilaba
cualquier intento del Sr. Z por delimitarse e independizarse. En la
reconstrucción del desarrollo patológico del Sr. Z, Kohut destaca el
impacto de la personalidad patógena de los padres, donde la ausencia de
empatía era uno de los rasgos distintivos, valorándolo como un elemento
determinante de la psicopatología del paciente. (Kohut, 1979).

OTTO KERNBERG

Su contribución a la teoría de las relaciones de objeto es la de


subrayar que el afecto, la auto-representación y la representación de
un objeto siempre aparecen juntos. No puede analizarse a cualquiera
de ellos por separado sin conocer a los otros.
Nace en Viena en 1928. Emigra posteriormente a Chile , país donde se
gradúa de médico y después de psicoanalista. En los años cincuenta el
movimiento psicoanalítico estaba muy influido por las ideas Kleinianas, de
modo que su formación académica se ve marcada por estos
planteamientos. Con posterioridad Kemberg emigra a Estados Unidos,
llevando consigo el interés en el desarrollo de la teoría de las relaciones
objetales, de la cual es uno de sus principales difusores en ese país.

En su desarrollo teórico trata de integrar distintas corrientes en un


mismo planteamiento, es así como intenta ligar tres líneas diferentes: la
teoría de las relaciones objetales, la teoría freudiana de las
pulsiones, y los hallazgos de las ciencias biológicas en este dominio .
También intenta aunar en sus postulados la teoría de las rel aciones
objetales de M. Klein y D. Fairbairn, por una parte, con los de la
psicología del yo por otra, es decir, M. Mahler, E. Jacobson, H. Ha y E. H.
107
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Erickson.

En estricto rigor, Kernberg actualiza las concepciones kleinianas del


funcionamiento yoico en las etapas primeras de su desarrollo, bajo el
prisma del conocimiento de la psicología del Yo, del SÍ mismo. Ha sido
paradójicamente uno de los principales difusores en Estados Unidos de la
teoría Kleiniana a la vez que uno de sus principales y más autoriza dos
críticos.

Resumir brevemente, para los fines de este espacio, los logros y


contribuciones de este eminente autor, en y hacia la teoría y práctica
psicoanalítico, resulta difícil. En su desarrollo teórico y profesional Otto
Kemberg deja un legado que puede ser considerado en sí mismo un
lineamiento aparte. En adelante señalaremos sus más reconocidas
contribuciones.

Como se sabe, el interés clínico y teórico de Kemberg gira en tomo a


las relaciones objetales internalizadas, en particular al tipo de
relaciones presentes en la patología grave del carácter. En su trabajo
psicoterapéutico Kemberg advirtió que pacientes con este tipo de
diagnóstico y los llamados fronterizos presentaban características
defensivas particulares, referidas a la escisión, y logró c oncluir la
presencia de una alternancia de "estados yoicos" absolutamente
disociados entre sí, estados que mantienen una identidad particular:
absoluta coherencia entre el pensamiento, afecto, manifestaciones
subjetivas y la conducta. Por esto adquiere fundamental importancia,
en su estudio y postulados, el mecanismo de defensa de la escisión
(característico de las fases tempranas de desarrollo yoico) y sus
mecanismos afines. En particular dentro de éstos, replantea el
mecanismo de defensa de la identificación proyectiva, al cual le da vital
importancia en el desarrollo del proceso terapéutico de los pacientes con
organización fronteriza de personalidad.

En lo teórico propiamente tal, expone un desarrollo normal y


patológico de las relaciones objetales internalizadas, elaborando un
modelo que une relaciones objetales, desarrollo instinto y formación
del Yo. Este modelo da lugar a tres niveles del proceso de
internalización: introyección, identificación e identidad del Yo
(denominados como sistemas de identificación). Identifica y describe
cuatro fases básicas del desarrollo de las relaciones objetales, teorizando
sobre los cuadros patológicos que se derivan del fracaso o fijación en
cada fase (es en este punto, en lo que respecta de las edades en que se
desarrolla cada fase, en el que presenta mayores discrepancias con la
teoría kleiniana, coincidiendo más plenamente con las fechas propuestas
por M. Mahler). También ha entregado elementos de comprensión teórica
y clínica de la patología narcisista del carácter, ayudando a su distinción
del narcisismo normal. Se ha adentrado en el estudio y explicación de
108
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

patologías graves como la personalidad antisocial y el narcisismo


maligno, desarrollando parámetros diagnósticos diferenciales a este
respecto.

En lo clínico, su interés se centra en un marco multidisciplinario de


tratamiento de la organización fronteriza de personalidad , entregando
lineamientos de atención hospitalaria para él mismo. Quizás su más
conocida contribución en este ámbito es el desarrollo de "la entr evista
estructural", la que permite recoger y evaluar información en la entrevista
diagnóstico de un paciente, para discernir el tipo de estructura de
personalidad que posee. En relación con esto, ha delineado tres tipos
de estructuras, entregando esquemáticamente sus parámetros
diagnósticos: estructuras neurótica, Fronteriza y psicótica de
personalidad, en base a los mecanismos de defensa, función de
identidad y prueba de realidad.

Desde otro punto de vista, ha desarrollado u na "Clasificación


psicoanalítica del carácter", que usa como parámetros el desarrollo
pulsional, el desarrollo del Superyo, el tipo de operaciones defensivas
utilizadas por el Yo, en conjunto con la naturaleza de los rasgos
patológicos del carácter, y por último, el tipo de relaciones o bjetales
internalizadas. Esta clasificación permite una visión estructural del
paciente de modo de rechazar un diagnóstico presuntivo en casos en que
no es posible realizarlo de un modo mas preciso.

Para el conocedor más profundo de la obra de Kemberg, una de sus


contribuciones mas importantes en términos clínicos ha sido el
desarrollo de la "Psicoterapia expresiva" o "Psicoterapia de
expresión". Esta es una modalidad distinta del psicoanálisis clásico y de
la psicoterapia de apoyo. En ella Kemberg introduc e modificaciones
técnicas al procedimiento psicoanalítico clásico, de modo que se
ajuste a las características estructurales de los pacientes con
organización fronteriza de personalidad. Largas de enumerar una por
una, cabe mencionar a dos como las más lla mativas: en primer lugar, la
posibilidad de romper la neutralidad técnica en ocasiones justificadas,
que permite la estructuración de las sesiones y de la vida del paciente
para bloquear el "acting-out", y en segundo, la interpretación en el aquí y
ahora de la transferencia.

A diferencia del psicoanálisis, la psicoterapia expresiva se lleva a cabo


cara a cara, de modo de aprovechar la riqueza informativa de la
conducta no verbal del paciente. Esta forma de hacer psicoterapia da
especial énfasis a la contratransferencia: elegida como una herramienta
fundamental, el terapeuta que practica la psicoterapia de expresión debe
hacerse un experto en la identificación y manejo de sus reacciones
contra-transferenciales, de manera de obtener de ellas información del
paciente difícil de rescatar de otro modo, debiendo constituirse en un
109
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

apoyo constante para él.

Kemberg, en conjunto con otros autores que participan en el programa de


Investigación en Psicoterapia para Limítrofes en el Hospital Nueva York -
Centro Médico Cornell, División Westchester-, ha editado un libro llamado
"Psicoterapia psicodinámica del paciente limítrofe" (Editorial Planeta,
1995, México) el que es un serio aporte al conocimiento de la
Psicoterapia de expresión. En él se explica paso a paso la
implementación de esta psicoterapia, de modo didáctico y, como es
costumbre en Kemberg, apoyado en casos clínicos ilustrativos.

Es indudable el valor heurístico de la obra de Otto Kemberg,


característica que da lugar a la investigación y contrastación teórica en el
ámbito de la patología grave del carácter. De hecho, el mismo Kemberg
ha incursionado en temas como el de las relaciones amorosas, normales
y patológicas, en un libro de título similar. De la obra general del autor,
actualmente se encuentran disponibles en Chile: "Trastornos graves de la
personalidad", 1987. Editorial El Manual Moderno, México; "Desórdenes
fronterizos y narcisismo patológico", 1993. Editorial Paidós, México; "La
teoría de las relaciones objetales y el psicoanálisis clínico", 1993.
Editorial Paidós, México; "La agresión en las perversiones y en los
desórdenes de la personalidad", 1994. Editorial Paidós, México;
"Relaciones amorosas Normalidad y patología", 1995. Editorial Paidós,
México.

En consideración del sitial internacional que ocupa desde hace tiempo O.


Kemberg, es que es posible considerar que la constante difusión que él
hace de sus conceptos en Chile (dictando conferencias, participando en
seminarios, congresos, etc.), entrega a nuestro país un material de
primera mano y calidad, situación que nos da laoportunIdad de estar en
contacto con uno de los autores y clínicos psicoanalíticos más
reconocidos actualmente.

CLASIFICACIÓN DE LOS TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD


SEGÚN KERNBERG

Dentro de sus contribuciones figura su propuesta de clasificación de


trastornos de personalidad, la que constituye un sistema de
clasificación que integra tanto criterios dimensionales como
categoriales, yendo más allá de la simple descripción conductual,
otorgando mayor comprensión a las implicancias del d iagnóstico,
pronóstico y tratamiento de estos trastornos. Además de este aporte,
Kernberg propone un instrumento de utilidad práctica para el diagnóstico
de los trastornos de personalidad, complementario a su clasificación : la
entrevista estructural.

110
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Se expone en forma breve la propuesta de clasificación de trasto rno de


personalidad de Kernberg: Primero se presentarán conceptos teóricos
básicos sobre la personalidad, y sobre las características dimensionales y
categoriales del sistema de clasificación; se continuará con los tipos
estructura de personalidad propuestos por Kernberg y los criterios de
clasificación y evaluación clínica: identidad del yo, juicio de realidad y
mecanismos de defensa avanzados v/s primitivos . Para finalmente
integrar la caracterización de los trastornos de personalidad como
entidades nosográficas separadas en las estructuras de personalidad .

Consideraciones previas

Para comprender mejor la clasificación de los trastornos de personalidad


propuestos por Kernberg se deben considerar lo que el entiende por
Temperamento, Carácter y Personalidad.

 Temperamento: Disposición innata a reaccionar de forma particular


a los estímulos ambientales, determinada genéticamente.
Específica la intensidad, ritmo y umbral de la respuestas
emocionales. El aspecto temperamental más importante para la
clasificación de los trastornos de Kernberg es la Introversión /
Extroversión
 Carácter: Organización dinámica de los patrones conductuales del
individuo; manifestación conductual de la identidad del yo,
determinada por la integración del concepto de si mismo y de los
otros significativos
 Personalidad: Integración dinámica de los patrones conductuales
derivados del temperamento, carácter y los sistemas de valores
internalizados (Súper yo). A la estructura de personalidad de un
individuo subyacen dos precondiciones: Estructurales y Dinámicas.
o Precondiciones estructurales: grado en que se hayan
integrado y internalizado, a través de las relaciones
tempranas, el si mismo y las relaciones objetales; llegando en
el caso de la personalidad normal (y neurótica) a la
constancia objetal, objetos internalizados totales
o Precondiciones dinámicas: se refiere a la organización de
los impulsos (libido y agresión) que se van activando en las
relaciones objetales tempranas. En la estructura de
personalidad normal se da una integración de la agresión y la
libido bajo la dominancia de los impulsos libidinales.

Otro aspecto importante a considerar es que Kernberg propone una


clasificación de los trastornos de personalidad que c ombina criterios
dimensionales de clasificación (diferencias cuantitativas dentro de
dimensiones generales: Identidad del yo, prueba de realidad, mecanismos
defensivos) y categoriales (diferencias cualitativas entre los tipos de
trastorno de personalidad dentro de un grado dimensional). Esto significa:

111
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

dentro de las dimensiones se pueden describir diferentes tipos de


personalidad según se alejen o acerquen a los polos de las dimensiones.
Sin embargo también se pueden diferenciar, dentro de una misma
dimensión, un tipo de personalidad de otro por características que lo
hacen claramente diferentes y por que la cantidad hace también que una
entidad nosográfica se pueda distinguir de otra, configurándose en un tipo
de personalidad distinta (cantidad se transforma en calidad, en un
continuo discontinuo) (Gomberoff, 1999).

CLASIFICACIÓN DE LAS ESTRUCTURAS DE PERSONALIDAD

De acuerdo a los planteamientos de Kernberg, se distinguirían diferentes


estructuras de personalidad en un continuo de gravedad (Kernberg, 1989,
1999; Gomberoff, 1999):

 Estructura de personalidad normal: donde no se encuentran


trastornos de personalidad
 Estructura de personalidad de tipo neurótico : donde se
encuentran los trastornos de personalidad menos graves
 Estructura de personalidad de tipo limítrofe: donde se ubican los
trastornos de personalidad más severos; dividida a su vez en
limítrofe superior y bajo
 Estructura de personalidad de tipo psicótico: que es un criterio
de exclusión para los trastornos de personalidad.

Criterios de clasificación y evaluación clínica:

La clasificación de estructuras de personalidad de Kernberg se basa en


tres criterios básicos (Kernberg, 198?; Gomberoff, 1999):

 identidad del yo
 juicio de realidad
 mecanismos de defensa primitivos v/s avanzados

A continuación se explicará cada uno de ellos y se incluirá las preguntas


propuestas por Kernberg en su entrevista estructural para explorarlos,
además se presentarán los indicadores en la respuesta de los pacientes
que señalan la presencia o ausencia de dichos cri terios.

1) IDENTIDAD DEL YO:

Incluye dos puntos esenciales:

(1) concepto integrado (aspectos positivos y negativos) de sí mismo a


través del tiempo y en distintas situaciones,

112
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

(2) el concepto integrado de las personas importantes o significativas en


la vida del sujeto. La identidad del yo está presente sólo en las
estructuras neuróticas, por lo tanto es un criterio diferenciador con las
estructuras limítrofes y psicóticas. La evaluación clínica de este criterio
no se debe realizar en personas que prese nten cuadros psicóticos y/u
orgánicos (Kernberg, 1989; Gomberoff, 1999).

Para explorar la integración del sí mismo a través del tiempo y en


distintas situaciones las preguntas que se hacen son: "ahora que me ha
contado por qué vino y cuáles son sus proble mas, me gustaría que se
describiera a sí mismo en unas pocas palabras ¿cuáles son las cosas que
lo diferencian a usted de las demás personas? ". Se espera que una
persona normal o con estructura neurótica pueda dar una descripción
donde se integren aspectos negativos y positivos, identificar sus
características estables sin desconocer que en ciertas circunstancias
puede salirse de esos patrones; además el entrevistador puede formarse
una imagen relativamente clara de la persona a partir del relato del
paciente. Las personas con estructuras limítrofes relatan aspectos
contradictorios de sí mismos pero sin darse cuenta de la contradicción de
su relato, el entrevistador puede tener la sensación de que el paciente
esta hablando de distintas personas por lo que no puede percibir en
forma clara la descripción del paciente y tener la sensación de caos. Las
personas con estructuras psicóticas no pueden responder esta pregunta
porque es poco estructurada y requiere mantener empatía con el
entrevistador. Las personas con problemas orgánicos (delirio, demencia,
alteraciones del sensorio) tampoco logran estructurar una respuesta pues
implica concentración, introspección y relaciones abstractas (Kernberg,
198?;Gomberoff, 1999).

Para explorar el concepto integrado de las p ersonas importantes o


significativas en la vida del sujeto, primero se debe captar cuales serían
esas personas y luego preguntar "¿por qué no me describe la
personalidad de su mamá y de su hermano? Cuénteme ¿cómo son ellos?"
. Los pacientes con estructura limítrofe dan una descripción superficial
que impide conocer los aspectos más profundos de esas personas,
además muchas veces caen en profundas contradicciones cuando
describen características sin que se percaten de ello. En pacientes con
estructura neurótica la descripción incluye aspectos relevantes,
integración de aspectos negativos y positivos que permiten que el
entrevistador se haga una imagen más o menos clara de esas personas.
En el caso de estructuras psicóticas o con problemas orgánicos no se
continua con la exploración de la Identidad del yo y se pasa a indagar
más en la sintomatología específica (Kernberg, 198?;Gomberoff, 1999).

113
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

2) JUICIO DE REALIDAD:

Este segundo criterio de clasificación y valuación clínica, implica la


capacidad de:

(1) diferenciar el Yo del no-Yo

(2) diferenciar el origen de los estímulos ya sea intrapsíquico o


extrapsíquico

(3) mantener criterios de realidad socialmente aceptados. El juicio de


realidad esta mantenido en las estructuras neuróticas y limítrofes, no así
en las psicóticas por lo que es un criterio diferenciador entre estructuras
psicóticas y limítrofes.

La evaluación de este criterio se hace en tres etapas (Gomberoff, 1999):

I. Presencia / ausencia de alucinaciones o ideas delirantes : si en


ese momento las tiene significa que el juicio de realidad esta
perdido. Si ha tenido estas manifestaciones se pregunta por el
significado de ellas "¿qué le parece lo que le pasó?" si el paciente
responde que no lo entiende y teme estar perdiendo la razón
significa que se recobró el sentido de realidad (lo que puede ocurrir
en las estructuras limítrofes), por el contrario si lo describe como
algo natural, el juicio de realidad aún esta perdido.
II. Mantención de criterios sociales: si el paciente nunca ha tenido
alucinaciones ni ideas delirantes se evalúa, mediante la
observación o análisis del discurso, lo más extraño o absurdo de la
conducta del paciente o de los afectos. Después de tener claro esto
se le pregunta "yo quisiera hablar con usted de algo que he
observado en nuestra interacción ¿me permite que le señale algo
que me llamó la atención y que me tiene al o sorprendido, que no
entiendo?...yo vi que usted estaba haciendo esto o reacciona de tal
forma y esto me pareció raro ¿usted entiende que a mí me haya
parecido extraño o es un problema mío?. Un paciente con el juicio
de realidad mantenido entiende que al entrevistador le resulte
extraño lo que él le señaló y explica la situación mejorando el
entendimiento de éste. Por el contrario, el juicio de realidad se
denota perdido si el paciente no puede ver por qué a otra persona
le resulte extraño cierto comportamiento.
III. Identificar en la interacción mecanismos de defensa primitivos
e interpretarlos: este paso es el más difícil. Se debe tener una
visión global del paciente, tomar en cuenta su comportamiento y
como responde a las preguntas del entrevistador. Las reacciones
defensivas primitivas comienzan a aparecer en las estructuras
limítrofes y psicóticas al pedirle al paciente que se describa y
continúan apareciendo en el transcurso de la entrevista estructural

114
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Ante las defensas del paciente, interpretar en el presente y ver la


reacción de este. Los pacientes limítrofes mejoran con esta
intervención, los psicóticos empeoran (Kernberg, 1989;Gomberoff,
1999).

3) PREDOMINIO DE MECANISMOS DE DEFENSA PRIMITIVOS V/S


AVANZADOS:

En la práctica clínica se aprecia que los mecanismos de defensa se


utilizan en constelaciones o conjuntos. La constelación neurótica o
mecanismos avanzados se centra en la represión además de ir
acompañado de proyección, intelectualización, racionalización, negación
y formación reactiva. La segunda constelación la constituyen los
mecanismos más primitivos los que se centran en la escisión, junto con
esta aparecen la identificación proyectiva, idealización primitiva ,
omnipotencia, control omnipotente, devaluación y negación primitiva. Este
criterio sirve para diferenciar las estructuras neuróticas de las limítrofes y
psicóticas ya que los mecanismos primitivos son típicos de estas últimas
organizaciones(Gomberoff, 1999).

Para evaluar las constelaciones hay que poner atención en la


interacción con el paciente. Los mecanismos avanzados usualmente no
interfieren la relación paciente-terapeuta, se ven más indirectamente. En
cambio los mecanismos primitivos pueden observare directamente ya sea
en el contenido del discurso del paciente (contradicciones, adjetivos muy
positivos hacia el terapeuta o negativos, etc.) como en el comportamiento
(reacciones de angustia, muestras de desprecio, provocación, rechazo en
el lenguaje corporal). Junto con el uso de estas defensas se puede
apreciar regresiones transferencias y contratransferenciales desde las
primeras sesiones (Kernberg, 198?; Gomberoff, 1999).

La exploración de estos tres criterios permite diferenciar entre estructuras


psicóticas, neuróticas y limítrofes, sin embargo a menudo la clasificación
de las estructuras limítrofes se hace dificultosa por su carácter
intermedio. Para clarificar el diagnóstico, Kernberg propone otros
criterios que caracterizan a las estructuras limítrofes y las diferencian de
las neuróticas. Estas son:

 Dificultades graves y crónicas en las relaciones de objetos : los


pacientes limítrofes no logran establecer relaciones verdaderas con
otra persona, caen en la manipulación, control y desvalorización d el
otro.
 Manifestaciones inespecíficas de debilidad yoica: falta de
control de impulsos, incapacidad para tolerar la angustia,
insuficiente desarrollo de canales de sublimación,
 Tendencia problemática del Súper Yo: puede manifestarse como
el apego a normas morales por el "qué dirán" o en conductas

115
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

antisociales, mentira crónica, robo, engaño, estafa, agresiones


abiertas a otros o explotación parasitaria.
 Síntomas neurótico crónicos, polimorfos y difusos: presencia de
angustia, depresión, fobias, síntomas obsesivos, tendencias
hipocondríacas.

TRASTORNOS DE PERSONALIDAD EN LAS ESTRUCTURAS DE


PERSONALIDAD.

Uno de los principales aportes de Kernberg a la comprensión de los


trastornos de personalidad es haber explicitado la configuración
estructural y dinámica subyacente que los hace tanto similares como
distintos entre sí. Se analizarán los trastornos de personalidad
comenzando desde la menor a mayor severidad:

 Trastornos de personalidad en estructura neurótica : Incluye a


los trastornos Depresivo masoquista, obsesivo compulsivo e
histérico. Se caracterizan por una identidad del yo y capacidad de
relaciones profundas, control de impulsos y tolerancia a la ansiedad;
creatividad en el trajo por la capacidad de sublimación. Poseen
capacidad para amar sexualmente e intimar, pero esta está
afectada por sentimientos de culpa inconscientes que se reflejan en
patrones patológicos de interacción; de hecho el conflicto dinámico
(impulsos) consiste en la patología de la libido. En el caso del
trastorno depresivo masoquista existe un conflicto oral que se ha
llevado (relativamente inmodificado) al plano edípico. En el
obsesivo compulsivo una constelación de conflicto anal es llevado
al plano edípico. La personalidad histérica es un ejemplo de
conflicto edípico que se refleja en una inhibición sexual (Kernberg,
1999)
 Trastornos de personalidad en estructura limítrofe superior:
Incluye los trastornos de personalidad ciclotímico, sadomasoquista,
infantil o histriónico, dependiente y narcisismo de buen
funcionamiento. Estos trastornos se caracterizan por presentar el
síndrome de difusión de identidad, pero conservan algunas
funciones yoicas con buen funcionamiento, tienen un súper yo
integrado, se adaptan mejor al trabajo, pueden establecer
relaciones íntimas benignas, integrar impulsos sexuales y de
ternura. Se consideran en transición entre los trastornos de
personalidad neuróticos y limítrofes
 Trastornos de personalidad en estructura limítrofe inferior :
Incluye el trastorno de personalidad limítrofe (en sentido estricto),
esquizoide, esquizotípico, paranoico, hipomaniaco, hipocondríaco,
narcisismo maligno y antisocial. Estos trastornos se caracterizan
por la difusión de identidad, no se ha logrado la constancia objetal,
no se perciben objetos totales sino que idealizados (tant o buenos
como malos); un desarrollo desproporcionado del impulso agresivo

116
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

ligado al uso masivo de la escisión como mecanismo defensivo para


poder contar con objetos buenos que protejan de los malos para
escapar de la agresión atemorizante; también se obser van
problemas en las relaciones íntimas; el súper yo es arcaico, no
integrado. Todo esto se traduce en problemas para establecer
relaciones íntimas duraderas, falta de metas en la vida, incapacidad
de sublimar ligada a poca persistencia y creatividad en el trabajo;
patología de la vida sexual por estar contaminada la libido con la
agresión, incluyendo tendencias polimorfas (Kernberg, 1999).

Así como existen similitudes entre los trastornos de personalidad en un


tipo de estructura, también existen similitudes o líneas de trastornos
(sobretodo con respecto a características conflictivas y dinámicas) dentro
de las estructuras y también a través de ellas. Es aquí donde se aprecia
la característica dimensional y categorial del sistema clasificatorio de
Kernberg.

Una primera línea es la del trastorno limítrofe y esquizoide que


reflejan una fijación en la separación / individuación, existe una escisión
de las relaciones objetales internalizadas, que en el esquizoide - por una
tendencia temperamental introvertida - se expresa en empobrecimiento de
las relaciones objetales (empobrecimiento social) con poca expresión
afectiva debido a la escisión de los afectos, e hipertrofía de la vida
fantasiosa; en el caso del limítrofe - con tendencia temperamental
extrovertida - se expresa en relaciones impulsivas en el plano
interpersonal, que remplazan su autoconciencia. La personalidad
esquizotípica es un aforma más severa de la personalidad esquizoide; la
personalidad paranoide se caracteriza por un aumento de agresión y
proyección (del tipo identificación proyectiva) en relación al esquizoide,
unida a una auto idealización defensiva. La personalidad hipocondríaca
también está unida a la línea esquizoide, en este caso los objetos
persecutorios (producto de la escisión esquizoide) se proyectan al interior
del cuerpo, lo que las asemeja al trastorno paranoide (proyecta fuera de
si los objetos persecutorios).

Otra línea de trastornos es la que cruza los trastornos hipomaníaco,


ciclotímico y depresivo masoquista. Estos trastornos están unidos por
una disposición temperamental de activación afectiva; el estado más
grave es el hipomaníaco, que puede evolucionar a ciclotímico si hay
mejor funcionamiento yoico, y a depresivo masoquista si hay una
identidad del yo y súper yo integrado, pero extremadamente punitivo
(lleva a la culpa y a la necesidad de sufrir para obtener placer sexual). La
línea depresivo masoquista tiene otra rama que la liga al trastorno sado
masoquista (que a su vez viene de la paranoia); la evolución de
personalidad paranoide a sado masoquista y de esta a depresiva
masoquista es equivalente a la transición hipomaniaco -ciclitímico-
depresivo masoquista.

117
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

También es posible observar la línea narcisista que se caracteriza por


un sí mismo integrado, pero patológico y grandi oso; dentro de esta
línea se encuentran de menor a mayor gravedad: el trastorno narcisista,
narcisismo maligno y trastorno antisocial. Lo que diferencia a estos
trastornos es el nivel de agresión e integración del súper yo. En el
narcisismo se observa un sí mismo irreal e idealizado con algún grado de
conducta antisocial; se transforma a narcisismo maligno cuando se
agrega agresión egosintónica (crueldad, sadismo u odio) y un Súper Y o
desintegrado que genera tendencias paranoides por la reproyección de la
agresión; el estado más grave es el trastorno antisocial donde no existe la
capacidad de sentir culpa o preocupación por otros, ya no existe un súper
yo ni tampoco una capacidad de proyectarse en un futuro personal.

Siguiendo la línea limítrofe se encuentra la personalidad infantil o


histriónica y la histérica. En la personalidad infantil (estructura limítrofe)
no hay capacidad de establecer relaciones personales maduras, se
observan tendencias sexuales polimorfas y conflicto indiferenciado con
hombres y mujeres; en la personalidad histérica (estructura neurótica) los
conflictos se restringen al ámbito sexual, con seudohipersexualidad e
inhibición sexual, mayores conflictos con las mujeres que con los
hombres, que son por competir por los hombres. Finalmente se observa
la personalidad obsesivo compulsiva, este trastorno sigue la línea
esquizoide paranoide y es su representante mejor integrado, con
estructura neurótica. En ese caso la agresión es neutralizada por un
Súper Yo integrado y sádico, lo que lleva al perfeccionismo, necesidad de
control y autodudas.

Fif. 10 RELACIONES ENTRE LAS ESTRUCTURAS Y TRASTORNOS DE PERSONALIDAD

118
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

CUADRO RESUMEN C LASIFICAC IÓN DE ESTR UCTURAS y TRASTORNOS DE PERSONALIDAD

SEGÚN KERNBERG

Estructura de Personal i dad

Cri teri os Neuróti co Li mí trofe al to Li mí trofe bajo Psi cóti co

Identi dad Presente Ausente Ausente Ausente


del yo

Jui ci o de Manteni do Manteni do Manteni do, pero con Ausente


reali dad al teraci ones

Defensas Avanzadas Pri mi tivas Pri mi tivas Pri mi tiva


s

Trastornos  Obsesi vo  Sadomasoqui sta  Paranoi de


de compul si vo  Ci cl otí mico  Hi pocondrí aco
personali da  Masoqui sta  Dependiente  Esqui zotí pi co
d
depresi vo  Hi stri óni co  Esqui zoi de
 Hi stérico  Narci sista  Li mí trofe
 Hi pomaní aco
 Narci sismo
mali gno
 Anti soci al

Estados límite y narcisista. Aunque existe un acuerdo general en que


los estados límite y narcisita están relacionados entre sí, los
investigadores de este campo presentan considerables diferencias de
opinión respecto a los detalles de estos dos es tados. Kohut piensa que
casi todos los pacientes padecen trastornos narcisistas y los que
presentan alteraciones tan graves que no pueden tratarse mediante
psicoanálisis se asignan a la categoría de pacientes límite. Kernberg
parece considerarlos principalmente como pacientes que padecen me-
canismos de organización límite de la personalidad y creen que quizás
alguno de los del grupo de mejor funcionamiento que presentan los
niveles de agresión se parecen a los pacientes a los que Kohut de signa
como narcisistas. Materson y Rinsley creen que hay muchos más
pacientes límites que narcisistas. Rinsley cree que el punto de fijación del
narcisismo es al final de la fase de aproximación por que se trata de
pacientes que generalmente tienen un nivel de funcionamiento más alto y
mayores signos de madurez. Masterson cree que el predominio de
grandiosidad que predomina en estos pacientes indican que están fijados
en la fase de práctica, como si hubieran quedado atascados en el curso
temporal característico de la fase de práctica. La s ignificación del punto
de vista de cada uno es que influirá en la secuencia en que se hagan las
interpretaciones. Por ejemplo, Masterson está de acuerdo con la
confrontación en los pacientes límite y con la interpretación en los
pacientes narcisistas, porque los pacientes límite carecen de un sentido
de identidad y, por consiguiente, quedarán y se intro ducirán en el aspecto
clarificador de la confrontación, mientras que los pacientes narcisistas se
desintegrarán si su frágil dominio del bienestar se ve destruido.
119
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Dos ilustraciones clínicas. Dos historias clínicas ilustran la utilidad del


enfoque de revisión de sistemas de Kernberg para la determinación de la
patología del carácter:

Cuando se presentó por primera vez al tratamiento, David era un


hombre de veintitrés años con graves alteraciones. Se presentó
desaliñado, con una ropa que no iba a juego, y recientemente le habían
despedido de un empleo de poca relevancia porque era incapaz de
seguir instrucciones simples. Había tardado apenas cinco años en
graduarse de la universidad con el nivel más bajo posible. En la facultad
se había pasado la mayor parte del tiempo encerrado en su ha bitación,
incluso orinando en botellas de refrescos vacías que solía vaciar a las
dos de la madrugada, cuando sabía que nadie le veía. Tenía un sistema
delirante de numerología para la fecha de su nacimiento y se imaginaba
que las nubes le transmitían mensajes. Cuando vino por primera vez a
verme se hallaba en un estado extremadamente ansioso y parecía de -
safiante y hostil. A partir de sus síntomas, podíamos habernos
preguntado si era esquizofrénico o estaba en un estado límite grave.
Sin embargo, una evaluación más cuidadosa reveló que tenía un rango
de afecto mucho más amplio, una relación consistente y profunda co n
los míticos padres (autores humanistas cuyo trabajo había leído y
disfrutado durante un período de enseñanza secundaria y universitaria
lleno de alteraciones), había tenido amigos de toda la vida que había
seguido manteniendo su amistad durante el perío do de la enfermedad, y
había demostrado en las sesiones un cálido y apacible sentido del
humor; todas estas características coexistían con la psicopa tología
extremadamente grave que presentaba. Consecuentemente, el
terapeuta hizo el diagnóstico de patología del carácter de nivel medio y
se sintió seguro al iniciar el tratamiento psicoanalítico.
En cambio, Peter era un músico y compositor que tenía éxito.
Había hecho varias canciones muy famosas, había escrito partituras
para la televisión y aparentemente tenía éxito en su carrera. El síntoma
con el que se presentó eran ataques de angustia que empezaron
cuando sus padres recibieron un premio al mérito profesional en una
labor relacionada con la suya. Su propio autodiagnóstico era el de una
grave reacción de ansiedad fundamentadas en razones edípicas. Sin
embargo, en la transferencia pronto empe zó a manifestarse un
predominio de disociación grave, así como una identificación proyectiva
y una idealización masivas. Tanto en la transferencia como en su
matrimonio predominaban los objetos parciales. Las buenas y malas
imágenes de sí mismo no estaban integradas, y su estado de ánimo
fluctuaba de modo ciclotímico según se ponía al lado de su grandiosos
ideal del Yo o de su Superyo, extremadamente severo y cast igador.
Predominaba la disociación, aunque a veces utilizaba las defensas de
jerarquía represiva, tales como la intelectualización, la formación reacti -
va y la anulación. Tenía un matrimonio aparente mente estable, pero su
falta de capacidad para esperar y el exceso de agresividad primitiva se
120
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

revelaron tanto en la naturaleza compulsiva de su conducta se xual


como en su incapacidad para tolerar cualquier frustración. Por
consiguiente, no resultó sorprendente que en el segundo año de
psicoterapia psicoanalítica se notara una psicosis de transferencia con
un delirio de pleno derecho respecto a la influencia del terapeuta sobre
su cuerpo y su mente, y con alucinaciones de la aparición del diablo en
la consulta.

El caso de Peter es contrario al anterior (un paciente cuya estructura de


carácter subyacente era mucho más patológica de lo que indicaba el nivel
aparente de adaptación según los síntomas iniciales con los que se
presentó). Estos dos casos también ilustran el tipo de pacientes que trata
la tradición psicoanalítica y el grado en que la patología de carácter
subyacente es más importante que el diagnóstico individual.

JACQUES LACAN

Nació en París el 13 de abril de 1901, siendo uno de los cuatro hijos de un


comerciante vinagrero. Durante la primera guerra mundial, el colegio al que
asistía se transformó en una especie de hospital de campaña, y es probable que
esta experiencia haya arraigado en él el deseo futuro de una carrera médica. Sin
embargo, también por aquella época, Jacques-Marie era definido por quienes lo
conocieron como altanero y distante, incapaz de organizar su tiempo y de
comportarse como los demás.

La agitada vida intelectual de su época, en la que figuras como André Breton,


André Gide, Jules Romains, James Joyce atraían cada vez más su atención, es
vivida por él de forma tal que rechaza los valores familiares y cristianos en los que
había sido educado. En 1929, sufre una profunda decepción por la partida de su
hermano Marc hacia la Abadía de Hautecombe. Había decidido ordenarse
sacerdote y Jacques, quien siempre había sido su protector, no había podido
evitarlo.

Al iniciar su carrera médica. Las ideas de Freud estaban ganando cada vez
más espacio dentro del pensamiento francés. Se había creado la revista
l'Evolution Psichiatrique y había sido fundada, el mismo día en que Lacan hacía
su primera presentación como médico neurólogo, para la SOCIETE
PSYCHANALYTIQUE DE PARIS. Por otro lado, la literatura también había
acogido con entusiasmo la nueva concepción de la sexualidad humana que
provenía del psicoanálisis. Entre 1927 y 1931 realizó los estudios necesarios para
la especialización en psiquiatría. De esta época resaltan sus contactos con Henri
Ey, Pierre Mâle y otras figuras de aquel entonces. Tres maestros que dejaron su
impronta en él fueron Georges Dumas, Henri Claude y G.Clérembault.

121
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

En junio de 1932 empieza su análisis con Rudolph Loewenstein, quien por


aquellos tiempos era considerado como el mejor analista didáctico de la SPP.
Este único paso de Lacan por una experiencia psicoanalítica en la que ocupara el
lugar del analizando, finalizaría abrupta y violentamente seis años más tarde. En
realidad, se presume que las razones que lo llevaron a Lacan a analizarse con
Loewenstein fueron más políticas que científicas, transformándose así la cura en
algo más parecido a un requisito que sabía indispensable si quería ocupar
posiciones de mayor nivel dentro de la SPP. En alguna ocasión se ocupó de
manifestar que, en verdad, Loewenstein no era lo suficientemente inteligente para
analizarlo a él. Por su lado, tampoco Loewenstein se privó de comentar entre sus
allegados que Lacan era inanalizable.

Luego de algunas relaciones amorosas vacilantes, en 1934 contrae


matrimonio con Marie Louise Blondin, quien era hermana de un antiguo
compañero de estudios de Lacan, al que éste admiraba profundamente. De la
unión nacieron tres hijos: Caroline (1936), Thibaut (1938) y Sibylle (1940). La
paternidad no afectaría. Sin embargo, el tiempo que dedicaba a sus trabajos y la
divulgación de los mismos.

En 1941 se divorcia de M.L.Blondin y se une con Sylvia Bataille, ex-esposa de


Georges, con quien tiene una hija: Judith Sophie(1941). Curiosamente, el creador
del nombre del padre, no pudo darle el suyo a esta nueva hija, por cuanto la ley
francesa se lo prohibía por no estar oficialmente divorciado hasta entonces de su
primera esposa, y la niña fue inscripta como Judith Sophie Bataille.

En 1934 pasa a ser miembro adherente de la SPP. Asiste al congreso de la


ASOCIACION INTERNACIONAL DE PSICOANALISIS en Marienbad, donde
presenta su trabajo sobre el estadío del espejo (1936). Lacan consigue,
finalmente en 1938, ser nombrado titular de la SPP, luego de ejercer presión para
que no se tuviera en cuenta algunas opiniones desfavorables a su candidatura,
entre ellas las de Loewenstein.

Bajo la consigna de un retorno a Freud, replanteó conceptos psicoanalíticos a


través del estructuralismo y la lingüística, lo que marca la influencia de Saussure y
de la antropología de Lévi-Strauss en su obra. Asimismo, fueron muy importantes
para las conceptualizaciones teóricas que desarrollaron las lecturas de Husserl,
Nietzsche, Hegel y Heidegger. Podría decirse que Lacan leyó a Freud desde una
exterioridad: psiquiatría, surrealismo y filosofía.

A partir del interés común por la obra de Hegel, comienza una amistad con
Georges Bataille, de quien toma su interés por Sade, sus reflexiones sobre lo
imposible y sobre la heterología, de donde toma el concepto de "real", concebido
primero como "resto" y después como "imposible". La concepción lacaniana del
inconsciente como estructura también está teñida de la influencia de la obra de
Lévi-Strauss. Por otro lado, los lazos que Lacan establece con Koyré, Kojève,
Corbin, Heidegger, Hyppolite, Ricoeur, Althusser y Derrida, muestran que para él

122
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

todo cuestionamiento del freudianismo debía pasar por una interrogación de tipo
filosófico.

La notoriedad que le proporcionó la frecuentación del medio intelectual


parisino había aportado a Lacan una pequeña clientela privada, pero hasta 1947
no recibió demasiados pedidos de análisis didácticos. Fue el médico personal de
Picasso. En 1953 presenta su dimisión a la SPP. Las nuevas formulaciones que
había introducido, en particular las relativas a la práctica de la cura, hicieron que
los sectores más ortodoxos de la SPP lo acusaran de sembrar la discordia en la
institución y la rebelión en los que eran sus alumnos.

Se une con Lagache para fundar la Sociedad Francesa de Psicoanálisis


(SFP) y durante los diez años que duró la SFP, encontrará en Francoise Dolto,
que también se incorpora a la nueva institución, a una interlocutora que valoraba
en forma notable. 1953 también señala el comienzo de sus seminarios públicos.
En 1963 fue expulsado de la ASOCIACION INTERNACIONAL DE
PSICOANALISIS, y un año más tarde fundó la Escuela Freudiana de París, junto
a Dolto, Leclaire, Octave y Maud Mannoni.

Su objetivo, según sus propias palabras, era la restauración de la verdad en


el campo abierto por Freud, denunciando las desviaciones que obstaculizaban su
progreso. Para ello, decía, estaban habilitados de participar únicamente aquellos
que se habían formado con él. El nuevo grupo estuvo compuesto inicialmente por
134 miembros, la mayoría de los cuales había pertenecido a la SFP.

Paradójicamente, la razón de su posterior disolución quizás haya estado en


su éxito: a partir de 1966 comenzó un proceso de masificación incontrolable, que
produjo un abultado incremento en el número de miembros, que para 1979 eran
ya 609. Esto no era precisamente lo deseable para una institución que se había
propuesto ser una república de las elites. Fue en este período que Lacan propuso
el pase como nueva forma de acceder al título de didáctico, sosteniendo aquello
de que el psicoanalista no se autoriza sino en sí mismo.

Habiéndose ya iniciado su declinación física e intelectual, en particular luego


de un accidente automovilístico que sufre en 1978, disuelve en 1980 la escuela y
funda la Causa Freudiana, que luego sería la Escuela de la Causa Freudiana. En
estas últimas disoluciones y fundaciones ya no actúa sólo, sino que su yerno
J.A.Miller es quien toma la posta con su consentimiento. En esos tiempos todavía
daba algunos seminarios, pero sin el despliegue que tanto lo había caracterizado
y que tan profunda fascinación provocaba en su auditorio. Padecía una patología
vascular muy lenta en su evolución, pero de origen claramente cerebral. Además,
desde 1980 se le había declarado un cáncer de colon.

Falleció el 9 de septiembre de 1981 en París.

123
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

PARANOIA

En 1932 Lacan termino su tesis doctoral titulada “De la psicosis paranoica en


sus relaciones con la personalidad”, estudio que tuvo mucha influencia en
numerosos surrealistas.

 El Caso Aimée
La tesis incluía un detallado análisis de una mujer llamada Aimée (igual que la
heroína de una de sus novelas inéditas), quien había querido acuchillar a una
conocida actriz parisina, Huguette Duflos. El caso tuvo gran resonancia en la
prensa de la época, y Lacan procuro rastrear poco a poco el hilo lógico que había
detrás de ese acto en apariencia irracional. Su tesis introdujo en el medio
psiquiátrico un nuevo concepto, el de la “paranoia de autopunición” en sus
ideas persecutorias, era esa figura la que ella veía como origen del peligro para
ella y su pequeño hijo; así esa imagen ideal era a la vez objeto de su aspiración y
de su odio.
A Lacan le entusiasmo especialmente esta compleja relación entre las
imágenes y la identidad que se daba en la paranoia. En su posterior arresto y
reclusión, Aimée hallo el castigo que había dado origen a su acto. En cierto nivel,
entendía que ella misma era objeto de castigo.
El análisis de este caso por Lacan muestra muchos elementos que más tarde
serian centrales en su obra: el narcisismo, la imagen, el ideal, y el modo en que
la personalidad puede extenderse fuera del cuerpo y se constituida en una
compleja red social.
La actriz representaba una parte de la propia Aimée, lo cual indicaba que la
identidad de un ser humano puede incluir aspectos que están fuera de las
fronteras biológicas del cuerpo. En cierto sentido, la identidad de Aimée estaba
fuera de ella.

EL INCONSCIENTE ESTRUCTURADO COMO UN LENGUAJE

Esta es la tesis planteada por Lacan a partir de la cual se desarrollan todos


los demás conceptos planteados en su teoría. “Inconsciente estructurado como un
lenguaje” se refiere a que el inconsciente está formado literalmente por
palabras, es decir, por una cadena de significantes que conforman el discurso de
otro. No solamente como un lenguaje, diría él más adelante, sino como un
lenguaje y un saber, un saber inconsciente. Antes de Freud ya se conocía que era
el inconsciente, se hablaba de subconsciente, formaciones más allá de la
consciencia, otros ya hablaban de que había un subconsciente, donde se
depositaban los acontecimientos de primera persona a manera de un desván o
closet donde uno iba metiendo los trapos, cuadernos, y luego un buen día, eso
aparecía en la consciencia. El primer concepto del inconsciente fue que es un
inconsciente tipo sótano, donde si se archivan las cosas para siempre.

Posteriormente Freud empieza a indicar y hacer notar que no es así, que el


inconsciente es dinámico, que no duerme, que no es un depósito ocioso de cosas,
esas cosas están saltando y en movimiento todo el tiempo; si nosotros tenemos

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

una impresión en el día, esa impresión va a durar 5, 10, 20, 50 años, lo que
vivimos. Hay personas que un buen día sienten un particular olor, y
automáticamente se les viene a la mente un recuerdo muy claro de una situación
que se vivió a los cinco o cuatro años de edad mientras estaba de visita en la
casa de la abuela, por ejemplo.

Esta dinámica del inconsciente fue lo que primó en un tiempo; ya se sabía


que los contenidos del inconsciente tenían vida, estaban y se podían evocar
a través de sueños o síntomas. Pero Freud fue más allá; describe al
inconsciente como un inconsciente organizado, con una lógica propia, y esto
modifica bastante la situación, porque muchas personas de la época no lograban
entender exactamente lo que él quiso decir. Freud lo dijo , en 1905 y en 1907: «el
inconsciente está estructurado como un lenguaje». Lacan es el que tomando la
clase de Freud dice: es un lenguaje que tiene un saber, que tiene un
conocimiento pleno. De tal manera que las cosas que se presentan del
inconsciente tienen una lógica. Y si nosotros, por lo tanto, vemos como habla un
loco, un psicótico, que nos dice que su hígado es de plomo, que tiene
comunicación con Dios, ustedes podrían pensar: son locuras, qué sentido tiene
eso con la realidad.

Lacan, apoyándose en Freud, plantea que ese delirio es absolutamente


lógico, que las palabras delirantes obedecen a un lenguaje más perfecto aún que
el lenguaje consciente y el sentido del delirio es un sentido pleno, para el cual
tiene él entonces que estructurar cuáles son esas leyes que rigen, que regulan el
inconsciente a diferencia de las leyes que regulan la vida cotidiana. Y él plantea,
con una admirable intuición, la formula siguiente: la consciencia va a funcionar
como un lenguaje regido por la metáfora, por la metonimia.

La metáfora es una figura a través de la cual le presenta una idea que alude
a un concepto incambiable, inmodificable, constante; por ejemplo yo les digo: la
«U» jugó un gran partido y los once muchachos mostraron una garra increíble.
Creo que todos ustedes van a entender que me estoy refiriendo a que tuvieron
valor, coraje, fuerza, no creo que ninguno crea que le salieron garras; eso se
llama metáfora. Este es el lenguaje que usamos despiertos, pero en el
inconsciente las cosas caminan de otro modo, la palabra garra puede que
signifique una garra y muchas otras cosas más.

Por ejemplo para la consciencia la palabra soldado significa un señor con un


fusil en el ejercito, para el inconsciente la idea es otra, la palabra soldado significa
un dado, significa algo como soldadura y puede significar otras muchas cosas
más; de ahí que en los sueños, que es un lenguaje totalmente del inconsciente,
uno puede soñar con una mesa con un sombrero encima, y resulta que uno
estaba preocupado porque el señor Carlos Meza no ha venido a verlo y lo está
esperando, y el señor Meza usa sombrero. Entonces la intención del sueño es
cambiar el lenguaje a través de otro sistema lingüístico que es lo que se va a
expresar.

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

La metonimia es uno de los dos procesos psíquicos, en el cual sustituye


significantes favoreciendo una contigüidad de significación que
corresponde al mecanismo de desplazamiento. Usados por el inconsciente
para manifestarse. El siguiente ejemplo trata de ilustrar este punto: una persona
que odie a su padre, al no poder hacer consciente este sentimiento, desarrolla
una aversión aparentemente inexplicable hacia la marca de cigarrillos que éste
fumaba. En este caso, lo que el padre significa para el sujeto (significado) se
traslada del significante inicial (el padre) hacia otro que está relacionado (los
cigarrillos).

Otra aportación sumamente interesante de Lacan en materia lingüística es


romper con el signo lingüístico de Saussure, en el sentido de que en el signo
aparecería dos partes del mismo: el significado y el significante, en el cual el
significante puede ser una palabra que remite a un significado. Lacan dijo que no
era así, que el significante remite a otro significante y ese segundo
significante a un tercer significante, nunca hay un significado final y eso se
prueba de una manera fehaciente cuando, por ejemplo, nosotros decimos una
palabra: madre, eso remite a la imagen de la madre de cada uno de nosotros pero
no remite simplemente a una imagen, sino a un concepto añadido: madre-buena,
madre-tierna, madre-afectuosa, madre-muerta, madre-viva, etc. Por lo tanto el
significante no remite a un significado final total y cerrado, remite a otro
significante, y ese significante a su vez remite a otro significante, creándose
una cadena complejísima de seguir y de continuar.

Una de las frases típicas de Lacan, y que a él le gustaba mucho decirla


porque él sabía que creaba cierto desconcierto, era: el lenguaje se impone y a
la persona no le queda otro remedio que hablarlo. Entendiéndose que desde
el inconsciente hay un lenguaje que empuja y se quiere expresar y nosotros
simplemente le damos forma verbal lingüística.

LA TÓPICA LACANIANA

Lacan conforma su tópica con los siguientes elementos: lo simbólico, lo real


y lo imaginario.

Lo simbólico, es el registro psíquico propio de lo humano, ya que se funda


gracias al lenguaje y la instancia del Gran Otro, o bien, el Nombre del Padre.
Debido a que no basta con poseer una noción de la propia imagen corporal, el
Sujeto propiamente dicho surge recién mediante la inscripción en el orden
Simbólico (orden del lenguaje verbal y orden de la cultura) momento en el cual el
infante adquiere la habilidad de utilizar el lenguaje —es decir-, de materializar
"su" deseo mediante el discurso y con un pensar basado en símbolos. En el
registro de lo simbólico se tiende en lo posible a traducir toda clase de información
a unidades discretas del tipo signo (por ejemplo, significantes), por medio del
proceso dialéctico de la metonimia/metáfora.

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Lo real es simplemente lo que no es simbolizado, lo que es excluido del


orden simbólico, “lo que se resiste absolutamente a la simbolización”. Lo
que comúnmente llamamos “realidad” debería definirse como una malgama
de lo simbólico y lo imaginario: imaginario en la medida que estamos
situados en el registro especular y el yo nos brinda racionalizaciones de
nuestros actos, y es simbólico en la medida en que la mayoría de las cosas
que nos rodean tienen sentido para nosotros. Lo real representaría
precisamente lo excluido de nuestra realidad, el margen de lo que carece de
sentido y no logramos situar o explorar.

Lo imaginario, o dimensión no-lingüística de la psique, se funda -tal cual su


nombre lo indica- en el pensar con imágenes; pensamiento que -según Freud- es
el tipo de pensamiento más primario. En la concepción freudiana, la percepción
deja huellas o marcas psíquicas (signos perceptuales) que conforman un espacio
psíquico compuesto de imágenes provenientes de todos los sentidos y de los
movimientos del otro y del propio cuerpo que, cuando logran significarse como
propias, hacen a una imagen integrada del sujeto que pasa a comprenderse como
uno, distinto de otro. El aporte de Lacan conceptualiza este proceso, definiendo
que a partir del denominado estadio del espejo el sujeto puede identificar su
imagen como un Yo, diferenciado de otro humano. Esto requiere una cierta
enajenación estructural dado que lo designado como «yo» es formado a través de
lo que es el otro —es decir, mediante la imagen que, en espejo, proviene del otro.

Lacan nombra a cada elemento con la propiedad específica que le


asigna a cada uno, a lo Real de lo Real lo llama vida, a lo Simbólico de lo
Simbólico lo llama muerte y a lo Imaginario de lo Imaginario lo llama cuerpo.
Al enlace de estos elementos se le ha conocido como el “Nudo Borromeo”,
y corresponde a una figura topológica que está formada por tres nudos que
representan a cada uno de los tres elementos (S, R e I), enlazados de tal
manera que al desarmar uno de ellos los demás también se desligan.

ESTADIO DEL ESPEJO

Antes de que plantee esta teoría se entendía que el desarrollo del ser humano era
un desarrollo lineal; el bebé nacía, tenía el pecho, tenía a la madre, luego de un
tiempo desaparecía el pecho y pasaba a una segunda etapa (anal) en que el niño
aprendía a tener control de esfínteres. Terminaba esta segunda etapa y
comenzaba una tercera (etapa de las diferencias anatómicas de los sexos) y así
sucesivamente y el niño iba creciendo y desarrollándose en su proceso. Lacan
dijo que esto estaba incompleto, que no era tal la situación, que había un
momento alrededor un sismo en el psiquismo del niño y a través de ese sismo él
entraría recién a la cultura y describe lo que se llama la teoría del espejo. Esta
etapa del desarrollo es descrita en su ensayo El estadio del espejo como
formador de la función del yo (1935-1936), el primero de sus escritos y que es
considerado uno de sus trabajos más importantes.

El estadio del espejo que evoluciona entre los 6 a 18 meses, se ordena

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

esencialmente sobre una experiencia de identificación fundamental en cuyo


transcurso el niño realiza la conquista de la imagen de su propio cuerpo. La
identificación primordial del niño con esta imagen va a promover la
estructuración del yo (Je) poniendo término a esa vivencia psíquica singular que
Lacan denomina: fantasía del cuerpo fragmentado.

En efecto, antes del estadio del espejo, el niño no experimenta inicialmente su


cuerpo como una totalidad unifica, sino como algo disperso. Esta experiencia
fantasmática del cuerpo fragmentado, cuyos vestigios aparecen tanto en la
configuración de ciertos sueños como en los procesos de destrucción psicótica,
se pone a prueba en la dialéctica del espejo, cuya función es neutralizar la
dispersión angustiante del cuerpo en favor de la unidad del cuerpo propio:

"El estadio del espejo es un drama cuyo impulso interno se precipita de la


insuficiencia a la anticipación y que, para el sujeto, engañado por la ilusión de la
identificación espacial, urde las fantasías que se suceden desde una imagen
fragmentada del cuerpo hasta una forma que llamaremos ortopédica de su
totalidad."

La experiencia del niño durante la fase del espejo se organiza en base a tres
tiempos fundamentales que marcan la conquista progresiva de la imagen de su
cuerpo.

Al comienzo, es como si el niño percibiera la imagen de su cuerpo como la de


un ser real al que intenta acercarse o atrapar. En otras palabras, este primer
tiempo de la experiencia demuestra que hay una confusión primera entre uno
mismo y el otro, confusión ampliamente confirmada por la relación estereotipada
que el niño mantiene con sus semejantes y que prueba, sin duda alguna, que al
principio vive y se localiza en el otro:

"Esta captación por medio de la imago de la forma humana (...) domina, entre
los seis meses y los dos años y medio, toda la dialéctica del comportamiento del
niño en presencia de su semejante. Durante todo este periodo se registrarán las
reacciones emocionales y los testimonios articulados de un transitivismo normal.
El niño que golpea dice que lo han golpeado; el que ve caer, llora."

Así como este primer momento de la fase del espejo pone claramente en
evidencia el vínculo del niño con el registro imaginario.

El segundo tiempo, por su parte, constituye una etapa decisiva en el


proceso identificatorio. En efecto el niño llega a descubrir subrepticiamente que el
otro del espejo no es un ser real sino una imagen. Además de que ya no intenta
atraparla, la totalidad de su comportamiento indica que desde ahora sabe
distinguir la imagen del otro de la realidad del otro.

El tercer tiempo dialectiza las dos etapas precedentes, no sólo porque el


niño se asegura de que el reflejo del espejo es una imagen, sino, y por sobre todo,
porque adquiere la, convicción de que sólo es una imagen que es la suya. Al re-

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

conocerse a través de esa imagen, el niño reúne la dispersión del cuerpo


fragmentado en una totalidad unificada que es la representación del cuerpo propio.
La imagen del cuerpo es, entonces, estructurante para la identidad del sujeto que
realiza en ella su identificación primordial.

Hay que agregar que la dimensión de lo imaginario subyace, del principio al fin, en
esta conquista de la identidad, desde el momento en que el niño se identifica con
algo virtual (la imagen óptica) que no es él como tal, pero en la que, sin embargo,
se re-conoce. Se trata, entonces, de un reconocimiento imaginario justificado,
por otra parte, por hechos objetivos. En efecto, la maduración del niño a esa edad
no le permite tener un conocimiento específico de su cuerpo propio. De hecho, el
estadio del espejo es una experiencia que se organiza con anterioridad a la
aparición del esquema corporal. Por otra parte, al simbolizar la "preformación" del
yo (Je), la fase del espejo presupone en su principio constitutivo su destino de
alienación en lo imaginario. El re-conocimiento de sí mismo a partir de la imagen
del espejo se efectúa —por razones ópticas — a partir de indicios exteriores y
simétricamente inversos. Es por eso que la unidad misma del cuerpo se esboza
como exterior a sí misma e invertida. La dimensión de este re-conocimiento
prefigura así, para el sujeto que inicia la conquista de su identidad, el carácter de
su alienación imaginaria de donde se perfila el "desconocimiento crónico" que no
dejará de mantener consigo mismo.

EL COMPLEJO DE EDIPO

Antes de plantear los tres momentos del Edipo pasaremos a definir dos
puntos importantes el concepto del “El nombre del padre” y el “Falo”:

 El nombre del padre

En relación a esto, Lacan planteó que hubo un vacío en el entendimiento de la


función del papá dentro de una casa en toda la obra de Freud. Se pensaba que
en algún momento Freud trató de ser más, amplio y más explícito, pero no lo pudo
lograr y lo que se leía hasta esa época era lo siguiente: El padre es importante en
la vida de un niño, pero es el rival del niño, es aquel que disputará con el hijo el
amor de la madre y disputará con el padre la importancia frente a los hermanos.
Se pensaba que era una especie de segundo hombre en importancia en la casa:
primero la mamá, primero la lactancia, el vínculo madre-hijo, primero la mirada de
la madre y a la sombra, escondido, el buen hombre ayudaba a su esposa a
pasarle el biberón a cambiarle los pañales al niño, cuidando a la mujer para que
esta pueda hacer una buena labor de madre.

El concepto del padre para Lacan es revolucionario dentro del campo del
psicoanálisis. Para Lacan el padre es un figura fundamental desde el primer
instante de la vida del bebé; empieza él por plantear que si el padre desea a su
hijo, desea que nazca, desea que viva, desea darle su apellido, el bebé se va a
dar cuenta y en ese momento el bebito va a recibir lo que él llamó «el nombre del
padre», va a recibir la certeza de que él es bienvenido a la vida, bienvenido al
mundo y amado por su padre. En ese momento será un bebe feliz porque va a
129
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

saber que pertenece a una familia, que pertenece a una estirpe, que el apellida
Perencejo y que su padre fue Perencejo y su abuelo también lo fue y su bisabuelo
también, y así sucesivamente siguiendo una línea que desarrolla por ese lado y
que el niño siente de alguna manera una trascendencia, una permanencia.

Pensemos en como son los delirios de los psicóticos, de los enfermos


mentales, todos ellos tienen que ver con un problema de la identidad, todos tienen
que ver con un problema de donde vienen, de donde provienen. La identidad la
transmite el padre. Por eso es que los enfermos mentales tienen delirios que
tienen que ver con la identidad. Por ejemplo: Yo soy Napoleón o creo que soy
homosexual y están angustiados por eso, creo que soy padre de ese niño pero no
me acuerdo de cuando lo hice, son problemas de filiación. Lo que pierde un
psicótico en un primer momento es su filiación, puede creer que es hijo de otra
familia, puede creer que es extraterrestre, puede creer mil cosas que no son la
realidad.

El encuentro fundamental del encuentro del hijo con el padre es el comienzo


de la vida. No como se creía, que el padre aparece cuando el niño tiene dos años,
ya es muy tarde, ya es un hijo sin padre. El padre tiene que estar presente desde
el momento del parto, donde sin duda se va a dar una presencia importante y una
transmisión de que «hijo quiero que nazcas», «te recibo y te traigo al mundo y
quiero que estés conmigo y que recibas mi nombre», pero para que esto se de no
solamente basta que se presente el padre, sino que la madre de alguna manera
participe en esto haciéndole saber al hijo: «este es su padre, a quien amarás y
respetarás»; el hijo tiene que ser posteriormente presentado por la madre.

El padre no puede decir «tú eres mi propiedad, tú eres mi hijo y me vas a


obedecer», eso no le sirve al bebe. Lo que le va a servir es que la madre haga el
ritual de presentarle al padre y el padre lo reciba. Ahí el niño va a tener la
impresión de que va a ser amado por el padre y el respetar a su padre. La
presencia del padre es lo que va a dar la ley según Lacan, la ley es lo que va
a dar el orden psíquico. El nacimiento de la ley va a estar ubicado, la ley vendría
a ser la actitud que tiene el padre para prohibir el incesto; la ley que tiene que
transmitir el padre es única: «con tu madre no te acostarás, con tu hermana no
te acostarás y a mí no me matarás». Esa es toda la función que tiene que hacer
un buen padre para instalar la ley, los otros aspectos son secundarios. Pero la ley
llamada «la ley que estructura al ser» está dada por la prohibición del incesto. El
niño que aprende la ley de la prohibición del incesto será un bebe que sin duda
respetará las leyes, se respetará a sí mismo, respetará el cuerpo, podrá retirarse
a tiempo cuando hay una mujer que no le corresponde, ni entrará en crisis
pasionales porque sabrá darse cuenta que hay una ley que tiene que respetar y
que no tiene que violar ni tiene que sobrepasarse.

 EL FALO

En psicoanálisis, el empleo de este término hace resaltar la función simbólica


cumplida por el pene en la dialéctica intra- e intersubjetiva, quedando reservado el
nombre «pene» para designar más bien el órgano en su realidad anatómica.
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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Lacan tomo la noción de falo como «significante del deseo». El complejo de


Edipo, tal como ha sido reformulado por este autor, consiste en una dialéctica en
la que las principales alternativas son: ser o no ser el falo, tenerlo o no tenerlo, y
cuyos tres tiempos están centrados en el lugar que ocupa el falo en el deseo de
los tres protagonistas.

PRIMER MOMENTO DEL EDIPO

Al salir de la fase identificatoria del estadio del espejo, el niño que se perfiló
como sujeto sigue manteniendo una relación de indiferenciación cercana a la
fusión con su madre. Esta relación de fusión es producto de la posición particular
que el niño alimenta con respecto a la madre al tratar de identificarse con lo que
él supone que es el objeto de su deseo. Esta identificación a través de la cual
el deseo del niño se hace deseo del deseo de la madre se ve ampliamente
facilitada, e incluso inducida, por la relación de inmediatez entre la madre y el hijo
aunque más no sea en cuanto a los cuidados y la satisfacción de las necesidades.

En otros términos, la proximidad de estos intercambios pone al niño en la


situación de hacerse objeto de lo que se supone le falta a la madre. Este objeto
susceptible de satisfacer la falta del otro es justamente el falo. El niño encuentra
entonces la problemática fálica en su relación con la madre al querer constituirse
él mismo como falo materno. En este sentido puede hablarse de una
indiferenciación fusional entre el niño y la madre puesto "Lo que busca el niño es
hacerse deseo de deseo, poder satisfacer el deseo de la madre, es decir: 'to be or
not to be' el objeto de deseo de la madre (...) Para gustarle a la madre (...) es
necesario y suficiente ser el falo."

Una cosa es asegurar, como dice Lacan, que "la relación del niño con el falo
es esencial en tanto que el falo es el objeto de deseo de la madre" algo diferente
es comprobar que a ese nivel el niño está directamente alienado por la
problemática fálica a la manera de la dialéctica del ser: ser o no ser el falo.
Durante esta primera etapa todo sucede como si el niño economizara una
contingencia fundamental ligada a la problemática fálica: la dimensión de la
castración. En efecto, sólo puede haber una relación de fusión con la madre en
la medida en que no aparezca ningún tercer elemento que mediatice la
identificación del niño al falo de la madre.

Pero inversamente, lo que demuestra el carácter absolutamente imaginario


de esta convicción es la propia naturaleza del objeto fálico con el que se identifica
el niño. De tal modo que por más que consideremos a la instancia mediadora (el
Padre) como ajena a la relación madre-hijo, la dimensión de la identificación fálica
del niño en esa relación ya la presupone. En síntesis, la identificación con el
objeto fálico que elude la mediación de la castración la convoca en la misma
medida en el terreno de una oscilación dialéctica entre: ser o no ser el falo.

El surgimiento de tal oscilación anuncia el segundo momento del complejo de


Edipo en el que niño es introducido inevitablemente en el registro de la castración
por la intrusión de la dimensión paterna. La evolución del niño en los misterios del
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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Edipo puede fijarse eventualmente en un punto de equilibrio inestable alrededor


de la encrucijada que constituye la pregunta: ser o no ser el falo. Lacan señala de
este modo un punto de anclaje favorable a las identificaciones perversas en la
suspensión de este interrogante que perpetúa una oscilación en el lugar de la
castración si ésta se apoya en un mensaje equívoco sobre el papel de la función
simbólica del Padre:

"En la medida en que el mensaje se realiza satisfactoriamente, pueden


cimentarse un cierto número de trastornos y perturbaciones, y entre éstos se
cuentan las identificaciones que hemos calificado de perversas."

Una ambigüedad sostenida a ese nivel movilizará al niño hacia una estrategia
defensiva para evitar la castración. Pero el perverso no se equivoca en cuanto a
la posición subjetiva que lo une a la supremacía de lo imaginario fálico; cultiva su
singularidad paradójica con respecto a la castración de tal modo que puede medir
su incidencia con bastante precisión. Todo su talento sintomático y también toda
su angustia — consistirá entonces en reproducir y conservar la ilusión subjetiva
en la que se encuentra capturado. Hay que sondear sin cesar la medida de la
castración si se la quiere evitar cada vez con más destreza.

En otros términos, la identificación perversa provoca en negativo la doble,


pero solidaria cuestión de la privación materna de su objeto fálico y la separación
del niño de su identificación con tal objeto. Es decir, precisamente el compromiso
intersubjetivo que se pone en juego en la segunda fase estructurante del complejo
de Edipo.

SEGUNDO MOMENTO DEL EDIPO

La mediación paterna va a representar un papel preponderante en la


configuración de la relación madre-hijo-falo al intervenir como privación:

"La experiencia nos demuestra que el padre considerado como aquello que
priva a la madre de ese objeto, especialmente del objeto fálico, de su deseo,
representa un papel esencial en (...) el transcurso del complejo de Edipo, aun en
los casos más fáciles y normales.

Por otra parte, el niño vive la intrusión de la presencia paterna como una
prohibición y una frustración: incomoda por su volumen sino que es molesto
porque prohíbe. ¿Y qué prohíbe? (...) Prohíbe, ante todo, la satisfacción del
impulso (...) "Por otra parte, ¿qué prohíbe el padre? Y bien, teniendo en cuenta
nuestro punto de partida podemos decir que como la madre es de él, no es del
hijo (...) El padre frustra, lisa y llanamente, al hijo de la madre.

En otras palabras, la intrusión paterna en la relación madre-hijo-falo se


manifiesta en registros aparentemente diferentes: la prohibición, la frustración y
la privación. Las cosas se complican aún más cuando se evidencia que la acción
conjugada del padre, que simultáneamente prohíbe, frustra y priva, tiende a
catalizar su función fundamental de padre castrador.

132
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Esta intrusión se manifiesta en dos aspectos diferentes. Desde el punto de


vista del niño, el padre interviene como prohibición ya que se le presenta como
alguien que "tiene derecho" (Lacan) en lo que concierne a la madre. Por eso esta
intervención es vivida por el niño como "una frustración, acto imaginario que se
refiere en este caso a un objeto muy real la madre, puesto que el hijo la necesita".
El niño se ve entonces obligado a cuestionar su identificación fálica y, al mismo
tiempo, a renunciar a ser el objeto del deseo de la madre.

Simultáneamente, desde el punto de vista de la madre, el padre la priva del


falo que ella supuestamente posee en el hijo identificado con el objeto de su
deseo:

"En un momento dado de la evolución edípica, y en el plano de la privación de


la madre, se le plantea al sujeto la cuestión de aceptar, registrar, simbolizar él
mismo, volver significante esa privación de la que es objeto la madre (...) ¿Cuál es
la configuración, especial de esa relación con la madre, con el padre, con el falo,
que hace que el niño no acepte que el padre prive a la madre de algo que es el
objeto de su deseo? (...) Esta configuración es nodal. A este nivel la cuestión que
se plantea es: 'ser o no ser', 'to be or not to be' el falo.

El origen de la oscilación inducida en el niño dentro de la dialéctica del ser por


la relación doble de la frustración y la privación se encuentra fundamentalmente
en el hecho de que el padre aparece como otro en lo que concierne a la relación
madre-hijo. En la vivencia subjetiva del niño, ese "otro" surge como un objeto
posible del deseo de la madre, como un objeto fálico posible al que puede
suponer como un rival frente a la madre. Lo que se pone en juego en esta
rivalidad imaginaria incluye en realidad un desplazamiento del objeto fálico que
lleva al niño a encontrar la ley del padre.

El niño se enfrenta con esta ley en la medida en que descubre que la madre
depende a su vez de la ley en lo que respecta a la satisfacción que puede brindar
a las demandas del niño. En otros términos, la dirección del deseo del niño remite
inevitablemente a la ley del otro a través de la madre:

"En el plano imaginario, el padre interviene llanamente como aquél que priva
a la madre, es decir que lo que aquí se le dirige al otro como demanda es enviado
a una corte superior, es reemplazado convenientemente, ya que siempre, por
algún lado, aquello por lo que interrogamos al 'otro', por más que lo recorra en su
totalidad, siempre encuentra en el otro ese 'otro' del otro, es decir su propia ley.
En este nivel se produce algo que hace que lo que recibe el niño como respuesta
sea pura y simplemente la ley del padre en tanto que está concebida
imaginariamente por el sujeto como una privación para la madre.

El niño descubre entonces, en esta ocasión, la dimensión esencial que


estructura el deseo como aquello que "somete el deseo de cada uno a la ley
del deseo del otro". Este tiempo fuerte del complejo de Edipo transmite al niño el
significado del deseo de la madre con respecto a lo que él supuso hasta ahora
que era su objeto. El hecho de que el deseo de la madre esté sometido a la ley
133
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

del deseo del otro implica que a su vez su deseo depende de un objeto que
supuestamente el otro (el padre) tiene o no tiene.

La dialéctica del tener (tener el falo o no), que a partir de ahora polarizará
para el niño la problemática del deseo de la madre, se hace eco de la dialéctica
del ser que gobierna, entonces, la vivencia de su propio deseo.

El niño sólo llega a esa interrogación personal —ser o no ser el falo de la


madre— en la medida en que el padre que priva le hace presentir que la madre
reconoce en esa ley aquello que mediatiza el deseo que ella tiene de un objeto
que ya no es el hijo, pero que supuestamente el padre tiene o no tiene. Es decir,
según Lacan, ese estadio en el que "algo que separa al sujeto de su identificación
lo une al mismo tiempo a la primera aparición de la ley bajo la forma de la
dependencia de la madre de un objeto, que ya no es simplemente el objeto de su
deseo, sino un objeto que el otro tiene o no tiene.

Y Lacan precisa:

"El lazo estrecho entre el hecho de que la madre se remita a una ley que no
es la suya, y que en la realidad el objeto de su deseo es 'soberanamente' poseído
por ese mismo otro' a cuya ley ella se remite, nos da la clave de la relación del
Edipo y lo que le da su carácter tan esencial, tan decisivo de esta relación de la
madre que les pido que aíslen como relación no con el padre, sino con la palabra
del padre (...) "De su presencia privadora, él es quien soporta la ley, y esto no
ocurre veladamente, sino por intermedio de la madre que es quien lo presenta
como aquel que le hace la ley.

El segundo momento del Edipo es la condición indispensable que debe


cumplir el niño para acceder a la simbolización de la ley que marca la declinación
del complejo de Edipo. En este encuentro con la ley del padre se ve enfrentado al
problema de la castración que se presenta a través de la dialéctica del tener de
la que depende, de ahora en más, el deseo de la madre.

La mediación introducida por el padre con respecto a la madre, que lo


reconoce como aquel que le hace la ley, hace que el niño promueva al padre a un
lugar en el que sólo puede aparecer como depositario del falo. El padre real, que,
aparece como "representante" de la ley, es investido por el niño de una nueva
significación a partir del momento en que, desde el lugar que ocupa, resulta el
supuesto poseedor del objeto del deseo de la madre: se ve así elevado a la
dignidad de padre simbólico. La madre que suscribe la enunciación de la ley
paterna al reconocer la palabra del padre como la única susceptible de movilizar
su deseo, atribuye también a la función del padre un lugar simbólico con respecto
al niño. En este punto, el niño se ve llevado a determinarse con respectó a esta
función significante del Padre que es, precisamente, el significante simbólico.

En otros términos, la relación en la que la madre pone al padre como


mediador de algo que está más allá de su propia ley y de su capricho y que es
pura y simplemente la ley como tal, el padre como Nombre del Padre, como lo

134
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

anuncia y promueve todo desarrollo de la doctrina freudiana, es decir, como algo


estrechamente ligado a esa enunciación de la ley, esto es lo esencial y en esto es
aceptado o no por el niño que priva o no a la madre del objeto de su deseo." La
determinación del niño al término de este segundo momento del

Edipo es crucial puesto que sobre todas las cosas constituye una determinación
con respecto al objeto fálico. Destruida su certeza de ser el objeto fálico deseado
por la madre, el niño se ve ahora obligado por la función paterna, no sólo a
aceptar que no es el falo sino también a aceptar que no lo tiene, a semejanza de
la madre que lo desea allí donde se supone que debe estar y donde se vuelve
posible tenerlo.

Esta es precisamente la incidencia del complejo de castración que según


Lacan no se llamaría así "si en cierto modo no pusiera en primer plano lo
siguiente: que para tenerlo, primero tiene que haberse planteado la imposibilidad
de tenerlo, que esta posibilidad de ser castrado es esencial para asumir el hecho
de tener falo. Este es el paso que hay que dar, es aquí donde debe intervenir, en
algún momento, eficazmente, realmente, efectivamente, el padre. El paso a dar
para asumir la conquista del falo será desarrollado en un tercer momento que
dialectizará los dos que preceden.

TERCER MOMENTO DEL EDIPO

Este tercer momento, que es más precisamente el de la "declinación del


complejo de Edipo", pone término a la rivalidad fálica frente a la madre en la que
se ha ubicado el niño, y en la que imaginariamente también ha instalado al padre.
A partir del momento en que el padre ha sido investido con el atributo fálico, se ve
en la obligación "de demostrarlo", como precisa Lacan, ya que "al intervenir en el
tercer momento no como aquel que es el falo sino como aquel que lo tiene, puede
producirse algo que restablezca la instancia del falo como objeto deseado por la
madre y no solamente como el objeto del cual el padre la puede privar.

El momento esencial de esta etapa está marcado por la simbolización de la


ley que demuestra claramente que el niño ha comprendido plenamente su
significado. El valor estructurante de esta simbolización reside, para él, en la
localización exacta del deseo de la madre. La función paterna sólo es
representativa de la ley bajo esa condición. El enfrentamiento del niño con la
relación fálica se modifica de manera decisiva al dejar de lado la problemática del
ser y aceptar una negociación, por su cuenta, de la problemática del tener. Eso
sucede sólo en la medida en que el padre no se le presente como un falo rival
ante la madre. Dado que tiene el falo, el padre deja de ser el que priva a la madre
del objeto de su deseo.

Por el contrario, al ser el supuesto depositario del falo, lo restablece en el


único lugar donde puede ser deseado por la madre. El niño, al igual que la madre,
se encuentra inscrito en la dialéctica del tener: la madre que no tiene el falo puede
desearlo de parte de quien lo posee; el niño, también desprovisto de falo, podrá a
su vez codiciarlo allí donde se encuentra.
135
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

La dialéctica del tener convoca inevitablemente al juego de las


identificaciones. Según el sexo del niño la instancia fálica incidirá de diferente
manera en la lógica identificatoria. El varón que renuncia a ser el falo materno
toma el camino de la dialéctica del tener al identificarse con el padre que
supuestamente tiene el falo. La niña, asimismo, puede abandonar la posición de
objeto de deseo de la madre y encontrar la dialéctica del tener en la modalidad del
no tener. Puede encontrar así una posible identificación con la madre ya que, al
igual que ella, "sabe dónde está, sabe a dónde debe ir a tomarlo, es por el lado
del padre, hacia aquél que lo tiene.

La ubicación del falo es estructurante para el niño, cualquiera sea su sexo, ya


que el padre, el supuesto poseedor, se hace preferir por la madre. Esta
preferencia, que demuestra el pasaje del registro del ser al del tener, es la prueba
más clara de la instalación del proceso de la metáfora paterna y del
mecanismo intrapsíquico correlativo: la represión originaria.

DESEO Y ANHELO

El deseo emergerá en pequeños detalles, de ahí la insistencia de Lacan en


pesquisarlo, buscarlo entre líneas, donde es menos obvio. Este hincapié en los
detalles es bien freudiano, Freud había demostrado cuando una corriente
inconsciente es reprimida, al no poder reingresar en la conciencia se desplaza a
detalles minúsculos y solo siguiendo esas derivaciones puede activarse el resto
del complejo en cuestión.

Importa distinguir lo que Lacan llama deseo de lo que normalmente


llamaríamos un anhelo. Un anhelo es algo que se quiere conscientemente,
mientras que el deseo ha sido proscripto de la conciencia. Freud ya había hecho
este distingo en su obra sobre los sueños. Un sueño puede representar un anhelo
obvio, un individuo esta en el Polo Norte, muerto de frio y de hambre y cuando
duerme sueña con un hermoso lecho de dosel y un plato lleno de caviar.

Parecería que el sueño realiza su anhelo: tener abrigo y comida. Pero este
anhelo no es más que una coartada. Lo que realmente importa averiguar porque
esa realización del anhelo tomo la forma de un gran lecho con dosel y de un plato
de caviar. El deseo equivale al proceso de distorsión que convirtió el anhelo de
abrigo y comida en esta imagen particular. Si el día anterior a un examen uno
sueña que estando en cierto lugar lo aprueba, es probable que el deseo no se
encuentre en la idea de aprobar el examen (ese es el anhelo) sino en el detalle
del lugar en cuestión. (¿Por qué estaba allí y no en otra parte?)

 Distorsión y deseo

El deseo es pues algo muy peculiar. En la teoría que Lacan elabora, es algo
sumamente extraño, que nada tiene que ver con el anhelo, sino que consiste en
unos mecanismos lingüísticos que tuercen y distorsionan ciertos elementos
transformándolos en otros. Un desliz verbal es un buen ejemplo: uno dice algo
diferente de lo que quería decir, y no sabe por qué. El deseo está presente

136
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

porque un elemento ha sido distorsionado y modificado por otro.

La presencia del deseo se deduce en la labor clínica presentando la atención


a estos procesos cuando se reiteran, así como a los puntos de ruptura, distorsión
y opacidad en las asociaciones del paciente. El lenguaje permite transmitir
mensajes, pero también posee redundancia. Es lo que diferencia a una carta de
un telegrama.

Este último transmite rápidamente un contenido mínimo de información, en


tanto que la carta puede explayarse en pormenores, utilizar procedimientos
retóricos y seguir las reglas de cortesía. Si queremos rastrear el deseo, dice
Lacan, lo mejor no es centrarnos en el mensaje sino mas bien en los puntos
de redundancia, los detalles minúsculos que no serian necesarios.

LA ESTRUCTURA DE LA PSICOSIS

El estudio de la función simbólica llevo a Lacan a una formulación brillante de


la estructura de la psicosis en su ensayo “Acerca de una cuestión preliminar a
todo tratamiento posible de la psicosis”. El nombre del padre esta meramente
ausente del universo psíquico del psicótico. Literalmente no existe en él.
Freud señalo en varias ocasiones que en la paranoia debía funcionar un
mecanismo peculiar, radicalmente distinto, presentes en la histeria, las
obsesiones y las perversiones. Para nombrar este mecanismo, Lacan tomó un
término de Freud, Verwerfug, que el tradujo al francés como “forclusion”
(Verwerfug), y que designa el rechazo radical del elemento en cuestión.

Si un elemento es reprimido, puede retomar en el habla, en la cadena


significante, en lo simbólico. Pero si es “forcluido”, no puede retornar en lo
simbólico, por la simple razón de que nunca existió ahí: fue excluido,
proscripto. Entonces no retorna en lo simbólico sino en lo real (ejemplo, bajo la
forma de alucinaciones).

EL DESENCADENAMIENTO DE LA PSICOSIS

Lacan mostro que en la psicosis hay una forclusion del nombre del
padre: no se lo reprime, se lo anula totalmente. Esta hipótesis permitió explicar
de una nueva manera muy esclarecedora los datos clínicos. Los analistas y
psiquiatras habían notado la presencia, en los delirios psicóticos, de temas
vinculados con la paternidad y la filiación, como en la Trinidad cristiana y en
ciertos motivos religiosos universales. Ahora Lacan ofreció no solo una
explicación sino una elaborada teoría de lo que sucede en los delirios.

Indico que un cuidadoso estudio de su desencadenamiento muestra que


el catalizador es una situación que evoca para el sujeto la idea de la
paternidad. Por ejemplo, en el caso del hombre, por ser padre, o en el de la
mujer, que le entreguen a su bebé después del parto. También puede tratarse de
una promoción laboral o de un cambio de status simbólico que el sujeto tiene en
el mundo.

137
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Todo esto apela al registro de la paternidad simbólica, pero como ahí no hay
nada, el sujeto se enfrenta con un hueco, una brecha. De ahí la sensación
habitual de “fin del mundo” que se advierte en los primeros estadios de una
psicosis. El sujeto enfrenta la falta de un significante, el del nombre del padre,
y en consecuencia la falta de una significación.

Recordemos que para lacan el significante produce significado. Por lo tanto, la


ausencia de significante implica ausencia de significado. Según Lacan, el delirio
psicótico trata de brindar precisamente esa significación faltante para cerrar la
brecha abierta por la ausencia del nombre del padre. Después de todo, el delirio
viene a dar sentido al mundo.

O sea, el delirio pude obrar como un modo de dar sentido al mundo


amenazador que rodea al sujeto- amenazador justamente por la falta de una
significación esencial que le imponga un orden. La significación delirante
reemplaza a la significación edípica corriente. Por eso son tan comunes en los
delirios los temas de herencia y la filiación, como la dimensión de la paternidad no
es codificada en lo simbólico, retorna a lo real. A diferencia de lo que
acostumbraban muchos de sus contemporáneos, Lacan no se negó a atender
pacientes psicóticos.

 La lógica de la psicosis

Así como Freud había dicho que un delirio es un intento de autocuracion,


Lacan veía en él un efecto secundario, la tentativa de dar sentido a la
problemática primordial de la forclusion. Esta teoría está implícita en la teoría del
automatismo psíquico. El psicótico debe conferir sentido a todo lo que es
impuesto y lo hace recurriendo a la razón. Los delirios recurren para construir
un sentido al saber de cada época; esto explica porque sus temas centrales
verían de una época a otra.

En esto Lacan fue más lejos de su maestro en psiquiatría. La locura no es


simplemente un producto de la razón, dijo sino un ejercicio de una lógica muy
rigurosa. La construcción del delirio puede seguir una cadena de
deducciones lógica mucho más pura que la de una neurosis. Un hombre
enamorado puede comerse a su amada: es perfectamente lógico si quieres a
alguien, tendrás la idea de incorporarla a tu ser y convertirte en la misma cosa con
tu amada. En una neurosis este tipo de razonamiento puede presentarse por más
confuso y embrollado. El comportamiento en apariencia incomprensible e
irracional del psicótico puede tener un sentido perfecto una vez que se
explica su lógica interna.

LA SESION VARIABLE

La sensibilidad de Lacan ante la discontinuidad lo llevo a introducir un cambio


radical en la práctica psicoanalítica. Sus contemporáneos operaban con una
sesión típica de 50 minutos, mientras que Lacan creyó conveniente establecer
una duración variable. La sesión se interrumpe cuando el paciente dice una

138
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

palabra o frase importante, y así lo deja meditar en ella hasta la próxima


sesión.

Esta técnica presenta varias ventajas respecto de la sesión de 50 minutos.


Los psicólogos conocían desde tiempo atrás un efecto peculiar, llamado el efecto
Zeigarnik, según el cual una actividad mental interrumpida suministraba más
material asociativo que si se la completaba. Así también una melodía interrumpida
por la mitad evocara más cosas que si se la ejecuta hasta el final.

Uno de los fundamentos de la sesión variable es este poder de generar


recuerdos y asociaciones que tienen la interrupción. La sesión interrumpida
evoca quizá la interrupción de las relaciones edípicas. Otra razón es el afán de
evitar sugestionar al paciente o “hacerle un lavado de cerebro”, en vez de
comentar de inmediato el material analítico que trajo a la sesión, el analista deja
que el mismo haga parte del trabajo entre una y otra sesión. La sesión variable
es un elemento muy valioso para combatir muchas formas de resistencia del
paciente, como la tan común de preparar lo que dirá en la próxima sesión de
antemano.

En el clima creado en la sesión variable hay cierto grado de tensión (pues no


se sabe cuando terminara) que genera material y subvierte los patrones comunes
de la resistencia. Para entender en qué consiste una sesión variable hay que
vivirla. La experiencia real del tiempo que ella introduce es imprevista,
desconcertante y perturbadora, Lacan relato su uso de sesiones variables en
1953, con uno de sus casos: ello me permitió eludir los discursos interminables de
un paciente sobre el arte de Dostoievski, lo cual le provoco la fantasía de un
embarazo anal resuelto mediante una cesaría.

La discontinuidad y la ruptura introducidas por la variabilidad del tiempo


de sesión logro sacar a la luz el material más oculto.

STEVEN MITCHELL Y PSICOANÁLISIS RELACIONAL

El enfoque relacional en psicoanálisis se enmarca en un intento por


superar la dualidad clásica sujeto-objeto (interior-exterior), así como la
descripción del comportamiento como una secuencia mecánica de
acción y reacción, o de agente y paciente. Desde la filosofía estas ideas
son consonantes con el constructivismo, el perspectivismo (Nietzsch e,
Ortega), y el existencialismo en cuanto niega la preeminencia de la
esencia frente a la existencia. Siguiendo a Heidegger, no existe una
esencia previa a la existencia – como la "idea" platónica – sino que la
esencia está inserta en la propia existencia. Como tampoco hay un yo
aislado de los otros, un sujeto sin mundo, sino un ser en el mundo,
temporal, desde el principio. En este trabajo intentamos trazar los
lineamientos de esa ontología externalista, mediante algunas
consideraciones de la obra de Wittgenstein, Heidegger y Hegel. Después

139
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

revisamos algunos conceptos centrales del psicoanálisis clásico (pulsión,


inconsciente, neutralidad, transferencia, contratransferencia, resistencia)
y examinamos cómo se traduce la nueva perspectiva relacional en la
técnica analítica. El Psicoanálisis Relacional considera que todos estos
fenómenos se desarrollan en un campo co-creado entre terapeuta y
paciente.
Prácticamente desde los inicios, Freud y sus seguidores se afanaron
en mostrar que el psicoanálisis es un méto do científico, que sigue el
modelo de las ciencias físico-naturales, tan legítimo como cualquier otro
en la obtención de conocimientos. No es este un asunto al que vayamos
a prestar demasiada atención – el de la cientificidad del psicoanálisis
según los cánones de la filosofía de la ciencia pasada y presente – si
bien el psicoanálisis relacional nos parece más proclive al modelo de las
ciencias humanas en su vertiente hermenéutica (G.Klein, Gill, Ricoeur,
Habermas), en especial según una concepción de la he rmenéutica
entendida como diálogo (Gadamer). La diferenciación epistemológica del
psicoanálisis relacional frente al psicoanálisis clásico, en principio, es
una cuestión que interesa a la intrahistoria del psicoanálisis, y se
manifiesta en la afirmación de un paradigma anticartesiano (relacional)
frente a otro cartesiano (clásico).
El Psicoanálisis Relacional, o intersubjetivo, empieza a tomar su
forma actual durante los años ochenta del pasado siglo, sobre todo
en Estados Unidos, cuando un grupo de autores intenta integrar las
tradiciones interpersonal y del Self (Sullivan, Murray, Kohut) con la
teoría británica de las relaciones objetales (Balint, Fairbairn, W innicott).
La mente no es algo que nazca con el individuo sino que se desarrolla
en la interacción con el entorno humano. Es un psicoanálisis
anticartesiano porque propone que el mundo, entendido sobre todo
como constelación de relaciones interpersonales, es el que permite la
construcción del ser humano individual. El niño no es producto solo del
entorno, sino que interactúa con él, con su propia espontaneidad e
inclinaciones. La teoría freudiana plantea un ser humano motivado por
pulsiones sexuales y agresivas, innatas y biológicamente determinadas.
Para el nuevo enfoque, en cambio, la motivación prima ria es la
búsqueda de la relación con los otros, la libido como búsqueda de
objetos (Fairbairn) o la teoría del apego (Bowlby). Las relaciones
tempranas con los cuidadores primarios modelan nuestro
comportamiento, la autoimagen y los modos de satisfacer nu estros
deseos y necesidades, que no pueden ser separados del contexto
relacional. Los patrones de relación temprana tienden a ser recreados
en las situaciones posteriores, en interacción con los nuevos
compañeros relacionales.

Las personas están incluidas desde su origen en una "matriz relacional", pasada y
presente, que dirige y modula el desarrollo de su personalidad. Los seres
humanos nacen y viven en relación, desde la trama de sus interacciones precoces
(pre, peri y postnatales) su historia de vida personal es inseparable de los
140
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

contextos sociales, culturales y familiares en los que están incluidos. Desde esta
premisa, la psicoterapia psicoanalítica relacional es una perspectiva
contemporánea desarrollada por clínicos con interés genuino en no descuidar la
atención clínica a las necesidades de los pacientes, sin sacrificarlas a la
investigación, las teorías y sus "ortodoxias". La subjetividad del analista, a través
de su implicación personal juega un papel principal en el tratamiento, que se
despliega mediante procesos de mutualidad y reconocimiento que no niegan ni la
diferencia de los roles ni su asimetría funcional, ni por supuesto cuestiona la ética
esencial del encuentro con el otro: ceder al otro, para reconocerlo en plena
calidad empática. Esta perspectiva reconoce que paciente y analista pertenecen a
un contexto social que les determina, y acepta el cuestionamiento de los
significados sociales e ideológicos de la intervención psicoterapéutica. En este
trabajo se examinan detenidamente las principales tendencias que convergen
esta perspectiva desde la mitad del siglo XX (Fairbairn, Sullivan, Kohut, Winnicott,
Pichon-Rivière), hasta su integración en uno de las áreas de innovación más
vigorosas en la psicoterapia actual, a partir de la labor integradora de Stephen A.
Mitchell. Finalmente se describen las principales características teóricas y
técnicas que aporta este enfoque para el trabajo clínico.

Cuestiones conceptuales a modo de introducción

En este trabajo se presentan los conceptos y propuestas teóricas y técnicas que


fundamentan el enfoque contemporáneo conocido como Psicoterapia
Psicoanalítica Relacional. Iniciaremos esta exposición con algunas precisiones
conceptuales:

- Con el término “Relacional” nos referimos a poner especial atención sobre el


impacto que las relaciones humanas tienen en la génesis y dinámica de la
actividad mental, configurada como una psicología bi-personal, en la que el
impacto del observador sobre lo observado es continuo e inevitable. Se configura
un campo o sistema relacional amplio en el que los fenómenos psicológicos
cristalizan y emergen, en el cual la experiencia es continua y mutuamente
compartida y se organiza de forma recíproca, aunque no se pueda conocer
directamente la experiencia del otro ni establecer cual es más verdadera, ambas
lo son, por contradictorias que parezcan.

- La “Psicoterapia Relacional” es el tratamiento psicológico que usa el


poderoso impacto de la relación terapéutica para lograr el cambio
psicológico. Bajo este término pueden coexistir una amplia variedad de matices
y enfoques particulares, sin exclusiones ni dogmatismos, aunque haya el riesgo
de inclusiones oportunistas.

- “Psicoanálisis Relacional” refiere a un conjunto de desarrollos teóricos,


técnicos y clínicos que vienen contribuyendo a la evolución de la psicoterapia
psicoanalítica hacia una forma de psicoterapia que explica y opera la
dinámica intrapsíquica en su ámbito natural de origen y evolución: la
intersubjetividad, o la amplia trama de relaciones que constituyen y en la que se

141
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

despliega la subjetividad (Velasco, 2008.

El objeto del PSICOANÁLISIS RELACIONAL es la transformación de


los principios organizadores inconscientes o modelos operativos internos
que tiene el paciente y que rigen su actividad y la experiencia de sí mismo y
de los otros, por otros más adaptativos y flexibles. Estos modelos se originan
y desarrollan en el campo intersubjetivo del paciente con sus figuras de apego y
cuidado infantil, y se actualizan y transforman en sus relaciones actuales y en la
relación terapeuta-paciente.

Hay consenso en reconocer a S. A. Mitchell como exponente más


destacado de la articulación del Psicoanálisis Relacional, tanto por la
importancia de su obra como por su intención de integrar los diferentes puntos de
vista psicoanalíticos que pueden incluirse dentro del término relacional
(principalmente la teoría de las relaciones objetales, el psicoanálisis interpersonal
y la psicología del self).

- “Psicoterapia Psicoanalítica Relacional” es la faceta clínica del Psicoanálisis


contemporáneo que modifica la técnica clásica incluyendo al terapeuta como
participe determinante, usando como método principal la observación
profunda de la dinámica intersubjetiva bidireccional que tiene lugar en el
encuentro y la conversación clínica; escoge sus focos con el objetivo global de
lograr cambios estructurales en los patrones organizadores inconscientes de
ambos partícipes, ampliando la calidad y funcionalidad de sus respectivas
matrices relacionales. Implica una epistemología bi-personal que asume la intensa
influencia de la conducta y personalidad de ambos (el llamado paciente y el
llamado terapeuta, determinándose recíprocamente, desplegando ambos sus
modelos de “estar con”, tanto dentro como fuera de la sesión.

En la aproximación psicoanalítica contemporánea constatamos la


articulación dialéctica de dos tradiciones teóricas principales:
1) La que pone el foco en la dinámica intrapsíquica, concebida como
representaciones mentales y fantasías del sujeto de las pulsiones; y
2) La que detecta y da relevancia decisiva a la influencia del ambiente
relacional en la constitución de la subjetividad.

Freud es punto de partida de ambas líneas de pensamiento y harán falta


rupturas y sucesivas generaciones para que el psicoanálisis devenga sensible a
procesar el impacto de numerosas influencias: la teoría de las relaciones objetales
(Fairbairn); la tradición culturalista e interpersonal (Sullivan); las líneas de
pensamiento independientes que ya trazó Ferenczi y que renaciera en Balint o
Winnicott; todo ello seguido de otras oleadas, la ruptura de Kohut con su primera
época de rígido freudismo y su propuesta sobre el Self y el narcisismo; también el
Psicoanálisis leído como Psicología Social (Pichon Rivière) o las más recientes
incursiones críticas construccionistas que incorporan las perspectivas del lenguaje
y el género (de Loewald a Benjamin), todo convergerá en Stephen A. Mitchell, el
aglutinador del pensamiento relacional, un pensamiento que no tapará, siendo así

142
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

un modelo de autor que abre nuevas perspectivas sin negar las ricas influencias
que las construyeron.

A modo de resumen, las figuras 1 y 2 muestra las trayectorias y los nuevos


conocimientos que van constituyendo este giro relacional del psicoanálisis, y las
diferentes perspectivas que lo integran.

Figura.1

Figura.2

143
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DE LA PERSPECTIVA RELACIONAL EN


PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA

Entre las premisas que definen la perspectiva relacional en psicoanálisis y


psicoterapia psicoanalítica están las siguientes:

- Las personas están incluidas desde su origen en una “matriz relacional”,


pasada y presente, que dirige y modula el desarrollo de su personalidad. Los
seres humanos nacen y viven en relación, desde la trama de sus interacciones
precoces (pre, peri y postnatales) su historia de vida personal es inseparable de
los contextos sociales, culturales y familiares en los que están incluidos.

- La subjetividad es la resultante de la matriz relacional o trama vincular


integrada por la historia de experiencias de las relaciones significativas a
través de los contextos vividos. La experiencia psíquica y los procesos
mentales pasan a ser considerados el producto de la influencia recíproca entre el
sujeto y los otros en el contexto intersubjetivo bidireccional (formados en la
intercomunicación de mundos de experiencia recíprocamente interactuantes),
articulados en principios organizadores inconscientes, tramas interfantasmáticas
intersubjetivas, y no como mero resultante de la actividad inconsciente derivada
de los conflictos pulsiones-defensas.

- Lo intrapsíquico y lo interpersonal se determinan recíprocamente, pero se


asume que lo intrapsíquico se constituye mediante la internalización de
experiencias interpersonales.

Estas experiencias interpersonales internalizadas están mediatizadas


biológicamente, y se articulan en una subjetividad que es inevitablemente intra,
inter y trans-subjetiva.

- La trama psíquica se teje sobre los conocimientos relaciones implícitos


que derivan de la matriz de relaciones precoces, incluyendo
progresivamente nodos conflictivos derivados de escenarios deprivadores o
que exigen una sobreadaptación compensatoria de déficits. Estos
conocimientos relacionales implícitos se articulan como patrones organizadores
inconscientes (redes neurales específicas) que se repetirán ante escenarios de
relación que contribuyan a activarlos. Dichos “conflictos” se recrean
inconscientemente en la historia del sujeto a través de sus relaciones y en las
relaciones actuales, y la relación terapéutica brinda una oportunidad de acceder a
su experiencia y a la posible modificación de los mismos.

- La actividad psíquica no es un derivado de las transformaciones de las


denominadas pulsiones (sexual y agresiva) sino contenidos de experiencia de
relación susceptibles de ser pensados y representados, que surgen del
despliegue de las necesidades humanas fundamentales (entre ellas el apego

144
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

y el reconocimiento) y de las dificultades de su articulación y desarrollo.

La intersubjetividad en el mutuo reconocimiento es un aspecto intrínseco del


desarrollo del self, tal como ha sido descrito en un apartado anterior. Un proceso
en el que el narcisismo juega un papel determinante.

- El “objeto de estudio” clínico es el campo intersubjetivo. Y para acceder a


él se utiliza el método “empático-introspectivo” que definió Kohut. Se
investigan los principios que organizan la experiencia del paciente (a través de la
empatía), los principios que organizan la experiencia del terapeuta (a través de la
introspección) y el campo intersubjetivo creado entre ambos (lo vincular), que a la
vez los incluye. Todos los diferentes planos y niveles de la comunicación (verbal,
para-verbal, no verbal, empático) están presentes en el despliegue de las
subjetividades y en su constante desarrollo.

- Pasamos de la prioridad en la comprensión de la biografía y síntomas del sujeto


en términos de conflictos evolutivos, a la indagación de la experiencia que vive
en sus relaciones actuales, incluido el encuentro clínico, donde seremos
observadores participantes (construyendo y organizando continuamente lo que
estamos observando) y estaremos presentes con nuestra propia subjetividad,
aproximándonos a una comprensión “good-enough” del otro.

- La observación e investigación del proceso terapéutico nos conduce a


fenómenos nuclearmente relacionales en su esencia y manifestación: alianza
terapéutica, transferencia, contra-transferencia, resistencia, impasse, respuesta
de rol….. Frente a la clásica concepción neutral y asimétrica de la posición del
terapeuta, que atraviesa todos los conceptos mencionados, la perspectiva
relacional lo concibe como transforma en una respetuosa exploración de una
realidad conjunta, dando lugar a significados mutuos que terapeuta y paciente
como díada terapéutica han construido, sin borrar por eso las diferencias. Junto al
clásico estudio de las depositaciones y proyecciones del paciente sobre el
terapeuta, que este percibiría como transferencia, la perspectiva relacional aporta
el estudio de la influencia constructiva del paciente sobre el terapeuta, en un
modelo de influencia recíproca.

- La subjetividad del analista, a través de su implicación personal juega un


papel principal en el tratamiento, que se despliega mediante procesos de
mutualidad y reconocimiento que no niegan ni la diferencia de los roles ni su
asimetría funcional, ni por supuesto cuestiona la ética esencial del encuentro con
el otro: ceder al otro, para reconocerlo en plena calidad empática.

La Mutualidad es un proceso dinámico en el cual paciente y terapeuta


están mutuamente regulados o mutuamente influidos cada uno con el otro,
consciente e inconscientemente. Esta regulación mutua, origina sentimientos,
pensamientos, y acciones.

- La mayor y mejor conciencia social del valor de la subjetividad frente a la

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

alienación propiciada por la evolución de la sociedad tecnológica ha contribuido a


reconocer la naturaleza relacional de la individualidad, tal como se plasma
abundantemente en la cultura, la literatura, el arte, donde aparecen nuevas
formas de relación y sobre todo la primacía de los valores del encuentro personal
sobre los peligros del vaciamiento de objetos del self, tras el disfraz social
tecnológico seudo-comunicativo en que nos podemos quedar atrapados.

- Estas macro-tendencias sociales cuestionan un psicoanálisis convencional, que


sigue orientado a profundizar en una individualidad aislada de su contexto.
Atender a las necesidades actuales contextuadas del sujeto (que también pueden
ser re-edición de las pasadas) exige una orientación activa e implicada del
psicoanalista con dichas necesidades, y no solo con las fantasías y deseos
profundos del paciente aislado, que habrá de afrontar un crecimiento en solitario.

PENSANDO LA PRÁCTICA DESDE LA EXPERIENCIA DE RELACIÓN

Hace ya una década, desde el primer trabajo público del Grupo de Investigación de la
Técnica Analítica (GRITA) (Aburto, Ávila et al, 1999) proponíamos una práctica
analítica en la que las endebles fronteras entre psicoanálisis y psicoterapia, si es que
podían establecerse en una situación particular, no derivaban de proposiciones
teóricas sino del alcance que tenía la intervención en el encuentro con cada caso.

Defendíamos una práctica clínica analítica donde tenía cabida la contención, el


sostenimiento y la gestión, la intervención expresiva, la narcisización cuando es
necesaria, y consecuente e inevitablemente el impacto de nuestra presencia en el
paciente, y del paciente en nosotros, en lo que denominamos la utilización activa y
selecta de la contratransferencia.

Se trata de una labor que pertenece al encuentro entre dos personas, psicoterapeuta
psicoanalítico y sujeto que demanda ayuda, un espacio de encuentro donde ambos
descubren, aprenden y cambian en una relación global que incluye lo normal y lo
patológico. Un encuentro que posibilita un espacio potencial para el desarrollo e
integración del sí mismo en una relación íntima y exclusiva. Un mutuo intercambio
enriquecedor para ambos, pero forzosamente asimétrico en favor de generar
creatividad y crecimiento en el mundo interno del sujeto-paciente y su expresión
intersubjetiva. Un espacio “a disposición del paciente” donde el psicoterapeuta facilita
un entorno emocional favorable para la integración, y donde sus variadas
necesidades evolutivas o de afirmación del sí mismo no son siempre frustradas.
Crear y vivir este espacio nos hizo posible abrirnos a una experiencia diferente de la
clínica y de la teoría, y cuestionarnos hasta dónde la teoría y la técnica necesitaban
ser repensadas, y a la vez cómo responder a las demandas de la experiencia
cotidiana con nuestros pacientes y colegas.

Estas cuestiones se fueron articulando en estas décadas, sin por ello cerrar o
resolver su poder interrogador. Entre las reflexiones producidas están las siguientes:

146
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

* No encontramos la diferencia conceptual, ni técnica, más allá de lo


anecdótico, entre Psicoanálisis y Psicoterapia Psicoanalítica, y hemos asumido
la definición que suelen usar H. Thomä y H. Kächele (1989) de Psicoanálisis como
“una psicoterapia focal de duración indefinida y de foco cambiante”, un foco
que situamos en la experiencia del encuentro, en toda su complejidad. Si los
principios organizadores inconscientes que son el objeto de conocimiento del
psicoanálisis, se originan, desarrollan y transforman en contextos intersubjetivos,
tanto el objeto de intervención clínica en psicoanálisis como el método de la cura se
sitúan – ambos- en la relación paciente terapeuta. No hay analista observador sino
partícipe que vive en sí y con el otro los procesos del paciente; la calidad y
profundidad de los procesos activados en el tratamiento dependerá de la
disponibilidad de ambos para explorar los momentos de sintonía y desencuentro
vividos en el análisis, no de parámetros de frecuencia de sesiones o de la garantía
que ofrezca una supuesta actitud neutral.

* No necesitamos una metapsicología (pulsional) para continuar siendo


psicoanalíticos. La metapsicologia freudiana ha atravesado varios intentos de
superación. Uno de ellos procedente de la Psicología del Yo, que añadió a los ya
tradicionales puntos de vista tópico, económico y dinámico, el genético-estructural.
También el pensamiento Kleiniano añadió nuevos puntos de vista: el posicional, el
dramático y el espacial. Y el pensamiento lacaniano fuerza una nueva lectura con su
tríada conceptual real-simbólico-imaginario.

Desde las teorías vincular e Intersubjetiva aparece la necesidad de una cuarta


tópica, que puede suponer una auténtica reformulación de las teorías clásicas, un
nuevo eje para pensar la clínica. Esta cuarta tópica que es intersubjetiva en su
concepción y en su lenguaje se ofrece como revulsivo para seguir pensando.
Propone la interacción o el interjuego del aparato psíquico del sujeto y del otro
semejante en la cultura, en su realidad externa material, en su realidad temporo-
espacial, también determinantes.

El Aparato Psíquico dejaría de ser concebido como cerrado e individual,


pasando a ser un sistema abierto en interacción, un “aparato psíquico extenso” como
lo ha denominado Merea (1998).

En esta nueva concepción de aparato psíquico el punto de vista tópico vendría


definido por el vínculo con el otro.

El punto de vista dinámico vendría definido por el contexto intersubjetivo de


Yoes heterónimos o multriplicidades del self. La heteronimia hace referencia a un
Yo que se manifiesta en una unidad imaginaria que es lo que llamamos personalidad.
La condición heterónima permite al Yo no sólo un despliegue defensivo determinado
ante el sufrimiento psíquico sino también el despliegue de la creatividad como
baluarte del progreso y no sólo de la repetición (Merea, 1998; Davies, 2007; Wachtel,
2008). Así pues, desde el punto de vista dinámico, se incluye el conflicto intrayoico
(Yo escindido constitutivamente); el conflicto con los otros (interpersonal) así como el

147
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

conflicto transcultural que atraviesa al anterior.

El punto de vista económico contempla la ligazón afectiva con el objeto


(relaciones de amor-odio en las relaciones afectivas complejas).

* La Psicopatogénesis requiere también su cuestionamiento. El concepto de salud


psíquica superó su reducción a criterios sociales y adaptativos desde las propuestas
de Winnicott. La Salud psicológica pasó a ser concebida como una clase de
estructuración óptima o “La habilidad que tiene la persona saludable para lograr
un balance óptimo entre el mantenimiento de su organización psicológica, por
un lado, y su apertura por otro a nuevas formas de experiencia” (Stolorow y
Atwood, 1994, p.27). Es decir que sus estructuras psicológicas están lo
suficientemente consolidadas para que puedan asimilar un amplio rango de
experiencias del Self y Otros, manteniendo su estabilidad e integridad. Pero a la vez
son estructuras lo suficientemente flexibles para acomodarse a nuevas
configuraciones de experiencia del Self y los Otros, de manera que la organización
de la vida subjetiva pueda continuar su expansión en toda su complejidad y amplitud.
Diferentes psicopatologías reflejan dos tipos de fracaso en lograr este “balance
óptimo”. Es el territorio en el que hace ya dos décadas Killingmo (1989) clarificó
nuestra comprensión acerca de que:

 Hay trastornos psicológicos que reflejan la consolidación de estructuras


patológicas que operan rígidamente para restringir el campo subjetivo de la
persona (patologías de la rigidez de las defensas), y que podemos identificar
como el ámbito de la patología del conflicto.
 Hay trastornos psicológicos que reflejan déficits por la insuficiencia o el
fracaso de la estructuración evolutiva a la hora de consolidar el mundo
subjetivo (Stolorow y Lachmann, 1980), organizaciones psicológicas proclives,
según Kohut, a la autofragmentación, requiriendo la inmersión en objetos y
vínculos arcaícos del self, que necesita ser sostenido en su precaria cohesión.
Es lo que Killingmo denominó patología del déficit.

* Partiendo de esta distinción entre patología del déficit y patología del conflicto, la
perspectiva intersubjetiva ha formalizado nuevos modelos, tanto para el origen del
trastorno como para las hipótesis de cambio, situando el origen del trastorno en
mundos intersubjetivos tempranos. El conflicto intrapsíquico emerge de contextos
intersubjetivos en los que estados afectivos centrales para el niño, no han podido
ser integrados por falta de una respuesta empática de su entorno, de manera que
son disociados para que no entren en conflicto con los vínculos que resultan
imprescindibles, y congruentemente la situación terapéutica aporta la riqueza de
un interjuego entre los mundos diferentemente organizados del paciente y el
terapeuta. Las disociaciones defensivas de los afectos reaparecen en el
tratamiento en forma de resistencias cuando el paciente teme que el terapeuta no
esté bien conectado. Cuando se salvan estas resistencias, se manifiestan los
anhelos evolutivos, que tienen opción a ser alcanzados.

148
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

* La revisión de las teorías de la memoria ha aportado un mejor conocimiento de


las propiedades y función de la memoria de procedimiento (Coderch, 2007),
soporte de la influencia cambiante del pasado en el presente, lo que tiene
consecuencias importantes para la comprensión de la transferencia y para la
propia dinámica del cambio, que no dependerá tanto de la reordenación de
significados, como de la nueva experiencia de relación continuada que contribuirá
a hacerlo posible. Esto ha implicado diversas revisiones del concepto de
transferencia, que ya no es vista como una repetición del pasado al servicio de la
resistencia, sino como la manera en que el analizado organiza la experiencia de
relación que está teniendo en el encuentro analítico, que usa como un vector
evolutivo-constructivo. Los patrones organizadores inconscientes se expresan
mediante la memoria de procedimiento, mientras que las construcciones
conscientes están ordenadas por la memoria declarativa. Transferencia y
contratransferencia constituyen entonces un campo intersubjetivo, un sistema de
influencia mutua recíproca. No sólo el paciente requiere al terapeuta como Objeto
del self (Kohut, 1977), también el terapeuta requiere al paciente en este sentido,
aunque generalmente de forma menos arcaica. En consecuencia, un foco básico
del tratamiento es el análisis de la influencia de la actividad del terapeuta sobre el
paciente. Paralelamente, todos los fenómenos clínicos se observan desde esta
perspectiva intersubjetiva: alianza de trabajo, reacción terapéutica negativa,
resistencia, “puestas en escena”, etc.

* ¿Qué cambios técnicos implican estos conceptos? Hemos de partir de aceptar la


caída de los mitos clásicos sobre el proceso analítico y el papel del analista,
configurados en base a las ideas de neutralidad y abstinencia (Stolorow, y
Atwood, 1997; Stolorow, 1994d; Stolorow, 1990). Más allá de la cultura de la
privación y frustración como ideal analítico, más allá de la imposible neutralidad
(solo observable en la desconexión paciente-analista), constatamos que la
aplicación rígida e indiscriminada de la regla de abstinencia no sólo no garantiza
la pretendida neutralidad, sino que puede resultar iatrogénica. La metáfora del
analista pantalla que como un espejo no se deja ver y tan solo refleja al propio
paciente, es una utopía pues el analista está sujeto a sus propios principios
organizadores inconscientes y resulta inevitable que sus aspectos personales se
muestren a través de su actitud y de sus interpretaciones. Lo que ha de hacer, por
tanto, el analista es evaluar el impacto que tienen sus principios organizadores
inconscientes (incluyendo sus principios teóricos) en su comprensión analítica y
en sus interpretaciones. Desde una lectura intersubjetiva, la terapia psicoanalítica
se concibe como “Un procedimiento a través del cual el paciente adquiere
conocimiento reflexivo de su actividad estructurante inconsciente (..) El
tratamiento psicoanalítico ha evolucionado del análisis de los síntomas al análisis
del carácter (..) el objetivo de hacer consciente lo inconsciente se ha ampliado
hasta su aplicación a las estructuras invariantes de significado que organizan pre-
reflexivamente la conducta y experiencia del paciente (y del analista)” (Stolorow y
Atwood, 1994, p.26)

El cambio estructural que se espera produzca el proceso analítico opera en


diferentes niveles, tanto al nivel de completar déficits evolutivos, como de

149
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

elaboración y resolución de conflictos de naturaleza pulsional o traumática. A


medida que aumenta la calidad estructural del cambio por medio del proceso
terapéutico, ambos, paciente y terapeuta, desarrollan un saber procedimental
sobre cómo pueden estar juntos. Este saber procedimental sólo puede adquirirse
si el terapeuta se encuentra en libertad de ensayar con el paciente una amplia
gama de intervenciones, respecto de las cuales observa la reacción del paciente.
Es necesario que tengamos precauciones en la enseñanza de la técnica para no
favorecer en el terapeuta una “espontaneidad a la ligera”. Pero también es
verdad, que uno de los principales instrumentos técnicos ante el paciente es el
uso de nuestra propia subjetividad integrada en el conocimiento profesional. En la
técnica clásica, el respeto al mito de la neutralidad, y el miedo a la actuación
coartaban mucho la participación del terapeuta. Pretendíamos ser un observador
neutral y cuasi-científico de los fenómenos psíquicos, y no percibíamos la
determinación de nuestra impronta (freudiana, kleiniana, lacaniana, kohutiana...) y
su lenguaje. Tampoco el enorme potencial creativo de la experiencia compartida.
Nuestro principal reto es pasar de la teoría de la técnica clásica, a una teoría de la
técnica centrada sobre la exploración del vínculo paciente-analista.

* La tarea terapéutica tiene una estructura relacional. Paciente y terapeuta se


encuentran trabajando simultáneamente en los niveles afectivo, cognitivo y
actuado para deconstruir lo viejo, al tiempo que van construyendo modos de
generar significación y de estar juntos, más integrados, flexibles y promisorios.
Esta concepción del proceso terapéutico como una simultánea de-construcción de
las estructuras de control desadaptativas junto a una creciente articulación de
otras estructuras más competentes, ofrece una conceptualización más general de
los diversos niveles de procesamiento que se amalgaman en una nueva
organización emergente, en un momento dado del cambio terapéutico. Un cambio
en el nivel de la representación no solamente implica que haya cognición o insight
sino también modificaciones en el modo de estar con los otros y esto debe afectar
igualmente a la relación paciente-analista. Los momentos de reorganización
deben contener un tipo nuevo de consenso intersubjetivo que permita una
apertura hacia nuevas iniciativas y acciones interpersonales.

ESTO NOS CONDUCE A DIFERENCIAR DOS ESTRATEGIAS:

 Cuando predominan las estructuras patológicas (el ámbito denominado de


la patología del conflicto) el proceso de elaboración puede ser concebido como un
proceso gradual de transformación estructural, en el que la clarificación
interpretativa repetida de la naturaleza, orígenes y propósitos de las
configuraciones del Self y los Otros, entre los cuales es asimilado el analista, junto
con la yuxtaposición repetida de estos patrones con experiencias con el analista,
en tanto que “nuevo objeto” al cual ha de acomodarse, todo ello establece un
nuevo conocimiento reflexivo, y al mismo tiempo induce a la síntesis de modos
alternativos de experienciar el Self y el mundo objetal.
 Cuando se trata del predominio de estructuras deficitarias, se requiere una
concepción diferente del proceso de elaboración. Aquí se trata de desarrollar,
hacer crecer la estructura psicológica en lo que carece o es inestable como

150
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

consecuencia de fallas e interferencias evolutivas. En este caso al paciente se le


permite que establezca un vínculo de Objeto del Self arcaico con el analista, el
cual sirve para reinstaurar procesos evolutivos que se habían detenido o destruido
en su fase natural de desarrollo.
 El “potencial de cambio” del tratamiento psicoanalítico requiere también
considerar a la díada analítica. La analizabilidad no es una propiedad sola del
paciente, sino del sistema analista-paciente, que podemos formular en términos
de la “bondad de ajuste” entre en lo que el paciente necesita, ser mejor
comprendido, y lo que el analista es capaz de comprender (Emde, 1988),
trasladando la técnica su foco a las rupturas de alianza y a los impasse, como
momentos clave para la reorganización de la experiencia.
 Otra cuestión a debate es el papel relativo del “insight cognitivo” y de la
“sintonía afectiva” en el proceso de cambio. Cada vez se acumula más evidencia
que pone el énfasis en el poder mutativo de la “nueva experiencia relacional con
el analista” (Kohut, 1984), en detrimento de la confianza depositada
históricamente en la interpretación. Es posible que el efecto terapéutico de la
interpretación resida fundamentalmente en el significado específico que tiene para
el paciente la experiencia de ser entendido: El valor terapéutico del contenido de
la interpretación quedaría así relativizado, lo que viene siendo propuesto desde
hace décadas , y ha sido a la vez objeto de investigación (Boston Change
Processes Study Group; Stern et al, 1998).

El proceso terapéutico se resumen entonces en una alternancia continua entre la


dimensión evolutiva y repetitiva de la transferencia y contratransferencia, proceso
inherentemente intersubjetivo, vincular, formado por un campo psicológico
constantemente cambiante y creado por el interjuego entre los mundos subjetivos
diferentemente organizados del paciente y del analista. Cuando el paciente
funciona dentro de la dimensión evolutiva busca en el terapeuta la provisión de
aquellas experiencias que le faltaron en su desarrollo temprano (legitimación de la
experiencia, discriminación self y objeto, etc.). Cuando funciona en la dimensión
repetitiva, teme la reaparición de situaciones conflictivas de su pasado. Estas dos
dimensiones se alternan continua e inevitablemente pasando de estar en primer
plano a ser el telón de fondo, tanto en la transferencia del paciente como en la
contratransferencia del terapeuta.

* ¿Hay reciprocidad en la relación paciente-terapeuta?. Más que esperar


reciprocidad, ha de analizarse la influencia continua y dialéctica entre la actividad
del paciente y la del terapeuta. Así por ejemplo, si el paciente funciona bajo la
modalidad repetitiva de la transferencia, la estrategia estaría centrada en la
introspección del analista para detectar fallos en la sintonía respecto del paciente
que provoquen en él un comportamiento resistencial. Igualmente, este estado
puede ser debido a una buena sintonía del terapeuta que evoque la emergencia
de anhelos arcaicos disociados y el temor a una consiguiente retraumatización.

La propuesta relacional hace énfasis en la Mutualidad, no en la reciprocidad. La


psicoterapia siempre será un proceso de influencia mutua y también,
inevitablemente asimétrica, por la diferenciación de roles derivada de la especial

151
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

responsabilidad y autoridad del terapeuta. La mutualidad es una dimensión


dialéctica continua y discontinua, afirmación paradójica en apariencia, como las
que nos ha enseñado a aceptar la indagación sobre el pensamiento complejo (Cf.
Morin, 1990). Es continua porque atraviesa todos los aspectos de la psicoterapia.
Y es discontinua porque está presente en algunos niveles y ausente en otros. De
todos los niveles o tipos modelos hemos desarrollado principalmente dos: La
“mutualidad de regulación”, evidenciada en las investigaciones recientes sobre el
vínculo temprano madre-bebé, de gran aplicabilidad a la situación terapéutica; y la
“mutualidad de reconocimiento”, un fenómeno decisivo para la clínica que puede
estar ausente durante grandes periodos de tiempo y que constituye un ideal
terapéutico bajo el enfoque intersubjetivo: la actividad de ambos participantes,
paciente y terapeuta, a partir de la cual emerge una reciprocidad en el
reconocimiento de la subjetividad del uno al otro, y configura la relación
terapéutica como un ámbito de cesión.

REFLEXIONES FINALES

La perspectiva relacional, a través del análisis de lo vincular (intra, inter y


transubjetivo) en la matriz relacional, viene aportando un nuevo horizonte
para la clínica psicoanalítica, que, más allá de su filiación conceptual, ha
generado una ilusión para el trabajo clínico con el paciente, sin menosprecio de
nuestra implicación y agencia en el proceso de cambio, del que somos co-
partícipes.

Al tiempo, aporta las bases para pensar una renovación conceptual de la teoría
y de los métodos de la técnica, sin dejarnos atrapar en mitos que pueden alienar
el proceso, privarle de su significado transformador. La aportación de esta
perspectiva para una nueva comprensión de los fenómenos clínicos es
incuestionable. Se acepten o no en su totalidad estas propuestas, todas las
escuelas psicoanalíticas se tienen que enfrentar a la continua presencia del
factor intersubjetivo, con la naturaleza vincular de los fenómenos clínicos,
que no son sólo una propiedad del psiquismo aislado del paciente, sino
fenómenos de un sistema más amplio: paciente-terapeuta.

Nuestra tradición vincular, fundamento de nuestra inquietud por la transformación


de nuestra teoría y nuestra práctica, nos ha llevado a este diálogo, en el que
hemos reflexionado sobre las propuestas teóricas y técnicas que nos permiten
entender nuestra práctica clínica. La teoría del vínculo, desde Pichon Rivière, el
pensamiento Winnicottiano, la psicopatología vincular desarrollada en gran
medida en nuestro propio contexto intelectual, la psicología de dos personas de
Arnold Modell, el psicoanálisis relacional de Stephen Mitchell, o el pensamiento
intersubjetivo de Robert Stolorow, George Atwood y Donna Orange, son todas
ellos aproximaciones que, en gran medida, convergen en una preocupación
común: Aprender de la experiencia de nosotros mismos con y de nuestros
pacientes, manteniendo viva la ilusión del cambio.

152
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

ANTHONY RYLE Y PSICOTERAPIA COGNITIVO ANALITICA:


UN MODELO INTEGRADO DE INTERVENCIÓN

La Psicoterapia Cognitivo-analítica es un modelo de psicoterapia breve integrada,


limitada a 16 sesiones, desarrollada en la década de los 80 en Inglaterra por
Anthony Ryle* (1987, 1991, 1995, 1997, 2002) e introducida en España a
principio de la década de los 90 por el autor de este articulo (Mirapeix 1994,
1996, 1998, 1999, 2000, 2003, 2004). Establece inicialmente un límite de sesiones
(16 sesiones en el modelo clásico), que puede ser modificado en cuadros graves,
alargando la duración o acortándola, según el caso (duelos, problemas de elección,
consejo de crisis. etc.). Es una psicoterapia focal en la que terapeuta y paciente
intentan clarificar uno o varios focos sobre los que poder trabajar en la terapia. Esto
permite establecer uno o más procedimientos patológicos utilizados por el sujeto,
para los que se podrán utilizar un amplio rango de métodos terapéuticos. También
es una terapia aplicable en múltiples settings y formatos, pudiendo ser utilizada por
profesionales procedentes de diferentes entrenamientos como: psiquiatras,
psicólogos, médicos, ATS y trabajadores sociales.

Voy a desarrollar con más detenimiento lo que este modelo de terapia tiene de
integrador, cognitivo, analítico y centrado en la acción. Para ello introduciré la
diferencia entre el nivel teórico y técnico en cada uno de los apartados:

Que tiene de integrador este modelo: epistemológica y teóricamente se


encuadra dentro de lo que hoy se denominan modelos integradores de
psicoterapia, de tal forma que utiliza elementos tanto teóricos como técnicos,
procedentes de diferentes escuelas, realizándolo de una manera flexible, no se
adscribe a una escuela clásica, sino que se reconoce a sí mismo como un modelo
diferente con una identidad específicamente integradora. Desde un punto de vista
más teórico, integra procesamiento cognitivo y emocional, conocimiento
declarativo y procedimental, y procesamiento lineal/secuencial y múltiple/en
paralelo. Desde el punto de vista técnico, está doblemente orientado hacia el
insigth y la acción, hacia la eliminación de síntomas y al autoconocimiento,
favorece la adaptación y la crítica, es una psicoterapia auténticamente
BioPsicoSocial, se sitúa en la intersección de la integración longitudinal
(intersistema) y la transversal (intrasistema).

Es una terapia cognitiva: desde el punto de vista conceptual, entendemos al ser


humano como un “informavoro” que despliega una conducta motivada y finalista,
organizada según una jerarquía fundamentada en los modelos de procesamiento
de información. Para ello se utiliza una secuencia jerárquica lineal, pero ésta tiene
siempre interferencias derivadas de las influencias de los contenidos
emocionales, explícitos o subyacentes, introduciendo un “ruido” en el
procesamiento lineal y siendo sólo posible entender este fenómeno desde una
concepción basada en el procesamiento en paralelo. Desde un punto de vista
más técnico, tiene de cognitiva que hace una utilización plena de la capacidad del
paciente para pensar acerca de sí mismo, fenómeno común a todas las terapias
(Horowitz 2002), de sus rutinas cognitivas disfuncionales, de sus estrategias
153
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

cognitivas de afrontamiento, de sus esquemas básicos (estructuras centrales de


significación). Por otro lado es una terapia que utiliza sistemáticamente los
autorregistros y las tareas para casa, y muchas de las técnicas utilizadas son
tomadas de los enfoques cognitivo-conductuales (Caro 97, 03).

Es una terapia analítica: toma en cuenta la presencia de motivaciones y


contenidos cognitivo-emocionales que son desconocidos para el sujeto, ideas que
están en un nivel inconsciente, deseos y registros de memoria que no son
accesibles a la capacidad de autoobservación del sujeto sin una ayuda específica
para ello. Las experiencias tempranas se entienden como fundamentales, de tal
forma que la personalidad se conforma en base a los procesos de relación
interpersonal referidos en última instancia a la relación con la madre como
relación estructurante de dichos patrones de relación interpersonal, incorporando
los desarrollos teóricos derivados de la teoría del apego de Bowlby en sus
versiones más actuales. Desde un punto de vista técnico, entendemos que la
carga afectiva de las experiencias es la que les confiere una auténtica importancia
individual y que toda intervención, para ser efectiva, ha de estar mediada
emocionalmente. Para ello, la relación terapéutica es el mejor laboratorio
experimental de los procesos de relación interpersonal, de tal forma que los
modelos actuales de relación son una reedición de patrones antiguos y éstos se
evidencian y se pueden modificar en el aquí y ahora de la relación terapéutica.
De ahí la importancia que se le da a la dialéctica transferencia-contratransferencia
y a la necesidad de una formación exigente que incluye una terapia personal y
supervisión de los terapeutas en entrenamiento.

Es una terapia de acción: como señalaba más arriba, la diferenciación clara y


contundente entre conocimiento declarativo y procedimental hace que
concedamos importancia tanto al insigth como a la acción. La interrelación entre
cogniciones, afectos y acción se enfatizan desde la evaluación inicial hasta la
finalización de la terapia. Una concepción proactiva y retroactiva de los procesos
ayuda definitivamente a comprender la interrelación entre los niveles indicados. El
insigth es una parte de los mecanismos de cambio pero no basta en sí mismo, es
necesario el paso al nivel de la acción, al cambio de conducta. Por lo tanto la
práctica programada y el ensayo conductual son básicos, los autorregistros son
un buen método y el ensayo a través role-playing en el aquí y ahora de la sesión
es muy potente. Todo lo hablado en la sesión ha de ser trasferido a la acción, si
no la terapia se quedaría en una reedición de una terapia dinámica breve.

Este modelo, de sólo 20 años de edad, está en plena adolescencia y es una


terapia sujeta a investigación, evaluación y desarrollo. Ha sido objeto de
investigación y los resultados que se van obteniendo son alentadores (ver más
adelante). Creemos que hay datos suficientes para empezar a afirmar que es una
primera terapia apropiada y segura para muchos de los trastornos neuróticos y de
personalidad que se ven en la práctica cotidiana (Ryle 91, Mirapeix 98).

Podemos decir que está visión integradora cognitivo-analítica ejemplifica la


dialéctica hegeliana, en la cual los dos polos “aparentemente” antitéticos son
sintetizados en un modelo integrador en los diferentes niveles de ejecución de la
154
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

terapia, como vemos a continuación.

En la evaluación, la utilización de cuestionarios estructurados junto con la


utilización de las reacciones emocionales del terapeuta, sintetizan la
estructuración y objetivización en el proceso evaluativo, junto con la compresión
empática y emocional de dicho proceso. La reformulación del caso, un elemento
fundamental de la terapia cognitivo-analítica, sirve de guía para la selección
terapéutica diferencial a nivel estratégico y la prescripción técnica lo hace a nivel
práctico; ésta, la reformulación, es a su vez una descripción racional con un alto
contenido afectivo, que actúa como primera piedra sobre la que sustentar el
edificio del cambio en psicoterapia. La selección de objetivos en psicoterapia
cognitivo-analítica va dirigida tanto a las conductas observables como a la
modificación de los procesos internos de regulación cognitivo-emocional y sus
repercusiones en las relaciones interpersonales y en el automanejo del self. La
actitud del terapeuta varía desde una directividad pedagógica a una pasividad
evocadora y provocadora de reacciones emocionales en el paciente. Los niveles
de intervención oscilan desde la focalización en los síntomas hasta las
intervenciones dirigidas a la verbalización, actuación y resolución de los conflictos;
tanto en actividades que se realizan intrasesión a través de intervenciones
transferenciales, role playings o utilización de tecnología propia, como las
representaciones secuenciales diagramáticas, así como a la utilización de
técnicas directivas a modo de tareas para casa, especialmente focalizadas en
tareas de índole interpersonal que se realizan en los periodos entre sesiones. Por
lo tanto, los niveles de intervención son tanto racionales, focales y sobre
conductas observables, como sobre niveles emocionales, simbólicos y de
modificación de la cualidad de las relaciones interpersonales. Una técnica
utilizada en psicoterapia cognitivo-analítica, como es la carta de despedida,
claramente tiene un componente relacional en la descripción de los logros
conseguidos en la terapia, así como una descripción de aquellos aspectos que
aún quedan por trabajar, pero se pretende que dicha carta de despedida tenga un
alto contenido afectivo y que ambos elementos, tanto el racional como el
emocional, puedan ser utilizados como instrumentos para el seguimiento del
paciente.

Como vemos, la síntesis dialéctica entre elementos racionales y emocionales es


una constante en la psicoterapia cognitivo-analítica a lo largo de cada uno de los
subprocesos de la terapia.

ANTEDECENTES HISTÓRICOS DE LA INTEGRACIÓN COGNITIVO-


ANALITICA

Planteamos que trascender a los enfoques singulares es lo característico de los


planteamientos integradores. La historia de la Psicoterapia es la historia de
campos y paradigmas que se desarrollan de manera desconectada sin tenerse en
cuenta unos a otros, viniendo su desarrollo marcado por las escisiones, las
divergencias, los enfrentamientos y las rivalidades, así como por las
descalificaciones tanto teóricas como técnicas e incluso en muchas ocasiones
personales. Esto que es así dentro de los diferentes modelos psicoterapéuticos,
155
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

resulta especialmente significativo en el psicoanálisis, cuya evolución viene


marcada por las escisiones que se han producido en su seno (Fine, R 1982). Pero
esto no deja de ser una visión un tanto maniquea. Las cosas, como siempre, son
más complejas y plantearemos que a lo largo de estos casi 100 años los intentos
de integración han sido también una constante.

De hecho, al propio Freud cabría considerarlo como un terapeuta con un espíritu


integrador (Frances 1988), en el que su continuada búsqueda de técnicas más
resolutivas, la evolución constante de sus desarrollos teóricos, y la multiplicidad
de fuentes teóricas de las que bebió, hacen de él un paradigma de espíritu
integrador, de cómo uno debe acercarse a la psicoterapia. En cierta forma y de
manera sutil, uno de los pioneros de la integración fue el propio Freud. En su
artículo de 1909 sobre el tratamiento de las neurosis obsesivas hizo explícita
referencia a la importancia de impulsar al paciente fóbico a que se enfrente de
manera activa al objeto que le produce dicha fobia ("considerándose ésta una
primera variante de la desensibilización en vivo"), experimentando asimismo con
los límites temporales del setting terapéutico con vistas a promocionar el conflicto
en el paciente y ganar acceso a material inconsciente (Gold 1996).

El libro más reciente sobre la historia de la psicoterapia (Freedheim 1992), dedica


un capítulo entero a la historia de la integración en psicoterapia (Arkowitz 1992),
lo que da una idea de la importancia que desde el punto de vista histórico se le
concede a este movimiento.

El primer texto que intenta ser auténticamente integrador es el de Ischolondski,


1930 (citado por Garfield, S 1983), quien por primera vez intenta encontrar una
síntesis entre la teoría psicoanalítica y los desarrollos conductuales de la época.
En esta tradición, el primer texto publicado en inglés y procedente del campo
psicoanalítico es el de French, (1933). En esa época French estaba preocupado
con la correspondencia entre los constructos paulovianos de inhibición,
diferenciación y condicionamiento, y con los conceptos psicoanalíticos de
represión, elección de objeto e insight. Un año más tarde, otro autor, Kubie
(1934), expandió las ideas de French, llevando sus preocupaciones a considerar
la posibilidad de que fenómenos como el condicionamiento y la desinhibición
jugaban un papel importante en la relación terapéutica entre analista y analizado.

Se podría decir, sin temor a equivocarse, que la historia de la integración teórica


en psicoterapia, es la historia del intento de combinar los enfoques psicoanalíticos
y conductuales.

Herzberg, 1945, describía cómo la prescripción sistemática de trabajo para casa


podía ser usada en el contexto de una terapia psicodinámica, llegando a proponer
el mismo autor que la utilización de tareas graduales, particularmente en aquellos
casos de pacientes con conductas evitativas, iba a ser especialmente útil.
Recomendaciones similares, de enfrentamiento a las situaciones fóbicas para los
pacientes, vienen recogidas como intervenciones técnicas realizadas por el propio
Freud (1909) con lo cual podríamos incluso decir que el propio Freud, creador del
psicoanálisis, llevó a cabo un trabajo integrador entre intervenciones
156
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

interpretativas dirigidas a conflictos inconscientes e intervenciones activas


promotoras de actitudes de afrontamiento claramente directivas dentro de la
terapia.

Situamos la fecha de 1950 como hito de la protohistoria que describimos por


hacerlo coincidir con el trabajo más influyente publicado en ese año, el libro de
Dollard y Miller. El fin último de este libro es el de combinar la vitalidad del
psicoanálisis, el rigor del laboratorio científico natural y los hechos relacionados
con la cultura, expresando esto, indudablemente, el espíritu integrador que se va
a respirar a lo largo de todo el texto. Desde el prefacio, los autores intentan
clarificar que la psicoterapia debiera de dotarse de unos principios generales, que
si estos fuesen razonables y de una extensión apropiada, debieran de poder ser
aplicados a todos los tipos de terapia. De tal forma que la comprensión de estos
principios debiera de ayudar al estudiante de psicoterapia o a quien
profesionalmente la práctica, a que resulte más fácil el adaptar sus técnicas a los
problemas infinitamente variables y complejos de la terapia.

En este período, la influencia del trabajo de Dollard y Miller fue relativa y la


evolución del movimiento integrador durante estas tres décadas es relativamente
torpe durante las dos décadas iniciales. Durante las décadas de los 50 y 60 hay,
como decimos, cierto estancamiento produciéndose un auténtico incremento de
publicaciones a partir de los años 70. Iremos analizando todo esto
detalladamente. Durante los primeros años de estas décadas, los terapeutas
conductuales estaban envueltos activamente en definir y expandir la terapia de
conducta. Éste aún no era el momento adecuado para que los terapeutas
conductuales considerasen las posibilidades de integración de su enfoque.

Sin embargo, desde la parte psicoanalítica Alexander (1963) menciona que


ningún médico que trate a pacientes con el mismo método terapéutico aprendido
hace 50 años será considerado como un médico que haga una terapia
actualizada, sino que se considerará que realiza un tratamiento obsoleto. Como
contraste a esto y durante el mismo período, el tratamiento psicoanalítico
estándar se mantuvo prácticamente sin modificación desde sus inicios a
principios de siglo, y es que durante mucho tiempo se consideró que el ser un
reformador en el tratamiento psicoanalítico no era un rol popular. Una de las
aportaciones fundamentales que Alexander realizaba en el artículo del año 1963,
consistía en la crítica que realizó refiriéndose a que el entendimiento del pasado
debe estar subordinado siempre a los problemas del presente. La terapia no debe
considerarse pues, como una investigación genética pura. Indudablemente, esta
crítica realizada por Alexander sirve para establecer un primer nexo de unión
entre la búsqueda en el pasado y la repercusión que trabajo psicoterapéutico
debe buscar en la vida actual del sujeto, promoviendo conductas más adaptativas
que le permitan vivir y relacionarse con menos sufrimiento que el traído a consulta
por el paciente. Esta síntesis que permite el planteamiento de Alexander en la
búsqueda en la biografía del sujeto para promover una mayor adaptación al
entorno es la base que sustenta la posibilidad de trabajar con dos orientaciones
simultáneas; una dirigida a la elaboración del conflicto y otra a la resolución del
síntoma favorecedor de una mayor capacidad adaptativa del sujeto.
157
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Por otro lado, escribió el propio Alexander, mucho de lo que sucede en


psicoterapia puede ser entendido mejor en términos de la teoría del aprendizaje,
de esta forma el proceso terapéutico se podría describir de manera adecuada en
términos de dicha teoría. Tal y como señala el autor, el problema específico de la
terapia consiste en encontrar una relación interpersonal adecuada entre el
terapeuta y el paciente. Inicialmente, cuando el paciente acude a consulta, esta
relación está distorsionada porque el paciente aplica a los mismos sentimientos y
patrones de respuesta conductual que fueron aprendidos y formados a lo largo de
su historia pasada y que no se aplican de manera adecuada a su situación
terapéutica actual o a su vida real. Durante el tratamiento, el paciente desaprende
los antiguos patrones de comportamiento y aprende patrones nuevos. Este
proceso complejo de reaprendizaje sigue los mismos principios que los procesos
más simples de reaprendizaje estudiados por los psicólogos experimentales. En
psicoterapia, pues, el refuerzo consistiría en una relación interpersonal más
armoniosa, menos conflictiva, a la que el paciente mediante una buena relación
con el terapeuta y posteriormente con su entorno y, eventualmente, con su propio
yo ideal, menciona Alexander. Volvemos a ver cómo del planteamiento que
realiza Alexander se deriva una reconceptualización en términos cognitivo-
conductuales de la relación transferencial, lo que a nuestro juicio vuelve a resultar
otro pilar importante en la síntesis teórica de los dos modelos clásicos.

A lo largo de la década de los 70, se observó un interés creciente en la


integración de los enfoques conductuales y psicoanalíticos. Resulta altamente
significativo que ya en el volumen número uno, el mismo año de la inauguración
de la revista " Behavior Therapy" se publique en la página 522 un artículo de Birk
(1970) titulado " Behavior therapy: Integration with Dynamic Psychiatry”.
Indudablemente, esto ponía de manifiesto cómo dentro del propio movimiento
conductual comenzaban a tener cierto eco y a desarrollarse intereses específicos
por la integración de estos dos enfoques. De tal forma que Birk señala en su
trabajo que resulta útil y posible combinar la amplitud de miras de la psicoterapia
dinámica con las técnicas operativas de la modificación de conducta. Las técnicas
conductuales pueden ser utilizadas en el contexto de la terapia interpersonal para
eliminar o reducir síntomas recalcitrantes o para intentar mejorar su eficacia. Las
técnicas conductuales son también útiles para forzar al terapeuta a estrechar su
pensamiento acerca de los mecanismos de formación de síntomas en el paciente.
Finalmente, la viabilidad de la utilización de estas técnicas capaces de eliminar
síntomas y que pueden servir para actuar como catalizadores en la psicoterapia,
bien para abrir al paciente a nuevas experiencias, o bien para clarificar las
resistencias que pudieran de otra forma mantenerse encubiertas. Termina
diciendo Birk que la noción de que la psicoterapia dinámica y la terapia
conductual son incompatibles probablemente está sustentada en el hecho de que
muy poca gente está bien entrenada en ambas técnicas. Ambos artículos fueron
importantes a la hora de ilustrar la posibilidad clínica de la integración de las
técnicas conductuales y psicoanalíticas. Autores tan puramente psicoanalíticos
como Silverman (1974) sugieren, aunque de forma un tanto cuidadosa, la
utilización de las técnicas conductuales en los tratamientos analíticos y focalizar al
mismo tiempo las interpretaciones sobre las percepciones que el paciente tiene,
así como sobre el tipo de impacto que producen estas técnicas conductuales en
158
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

la relación transferencial.

En un artículo del mismo año (1970 a,b), Feather, Rhoads y Durham describen
con detalle cómo utilizan una técnica en la que, mediante la realización de un
ejercicio de fantasía dirigido a la selección de los conflictos subyacentes y
escenas temidas, las conductas fóbicas o los componentes obsesivos o
compulsivos que tienen lugar en el paciente, se lleva a cabo una terapia sintética
de elementos conductuales y psicoanalíticos, señalando los autores que los casos
de depresión favorable en los casos descritos sugieren que cuando la
psicoterapia conductual es aplicada a los conflictos centrales subyacentes a los
síntomas que presenta el paciente, la generalización de los efectos terapéuticos
ocurre con mayor facilidad. Estos autores recogen en la bibliografía de su artículo
muchos artículos de Ferenczi, señalándolo como uno de los iniciadores de una
mayor actividad en la terapia psicoanalítica. A nuestro juicio, el papel de Ferenczi
como espíritu integrador y modificador de la terapia psicoanalítica en pos de una
mayor efectividad, brevedad, utilizando estrategias más activas en tratamiento
psicoanalítico, no ha sido reconocido adecuadamente en la historia realizada
hasta la fecha de la integración en psicoterapia.

Uno de los trabajos más significativos de este período es el de Wachtel (1977),


discípulo de Dollard y Miller (el propio Dollard fue uno de sus primeros
supervisores en psicoterapia). Wachtel argumenta que el psicoanálisis freudiano
ortodoxo y las terapias conductuales radicales son probablemente muy
incompatibles, de tal forma que la integración entre ambas es bastante difícil. En
contraste, el mismo Wachtel persigue una integración que incorpore a la terapia
conductual aspectos de los desarrollos psicoanalíticos relacionados con los
enfoques interpersonales (los de Erikson, Horney y Sullivan) que enfatizan el
contexto interpersonal del individuo y favorecen una mayor actividad por parte
del terapeuta, en comparación con otras escuelas psicoanalíticas.

Es clásico el planteamiento de Wachtel en el que las intervenciones conductuales


activas pueden servir como una fuente para nuevos insight, así como los insight
pueden ser promotores de cambios en la conducta, con antecedentes en algunos
de los trabajos ya mencionados. La concepción de la psicodinamia cíclica de
Wacthel está recogida brillantemente en un texto publicado, en castellano, en
1988.

En esta década, Helen Singer Kaplan presenta un modelo de psicoterapia sexual


que es una combinación de técnicas conductuales y psicodinámicas. Desde el
punto de vista de la terapia familiar, también Gurman examinó las posibles
convergencias entre la terapia conductual y la psicoanalítica y la teoría de
sistemas en el enfoque de la terapia marital.

A finales de la década de los 70, aparecen por primera vez los trabajos iniciales
de Anthony Ryle en Inglaterra, intentando establecer un nexo de unión entre la
psicología y las psicoterapias cognitivas y el psicoanálisis, buscando un lenguaje
común de la psicoterapia a través de la reformulación en términos cognitivos de la
teoría de las relaciones objetales de Fairbain. Estas aportaciones iniciales de Ryle
159
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

a la síntesis de los modelos cognitivos y psicoanalíticos no ha sido recogida con la


importancia que a nuestro juicio tiene en la literatura americana de integración en
psicoterapia.

Durante estos últimos años, la integración teórica ha sufrido cambios radicales: el


giro teórico, técnico e incluso personal dado por Mahoney (1991); la aportaciones
de Guidano y Liotti (1983); el énfasis que actualmente se está dando a la
importancia de la afectividad (Greeberg y Safran, 1987); el valor de la relación
interpersonal en la terapia cognitiva (Safran y Segal 1991), el auge de la visión
constructivista de la psicoterapia (Feixas y Villegas 1991), y la concepción
narrativa de la psicoterapia cognitiva (Gonsalvez 1994), están suponiendo una
auténtica revolución dentro del campo de la terapia cognitiva. De tal forma que los
modelos de psicoterapia que se están desarrollando actualmente son
psicoterapias cognitivas mixtas con una gran infiltración de elementos
psicodinámicos (en muchas ocasiones sin ser reconocidos explícitamente). Ese
campo de las terapias cognitivas post-racionalistas (Mahoney 1992, Feixas 1992)
y los desarrollos psicoanalíticos que se acercan a planteamientos cognitivos como
los de la teoría de los esquemas personales de Mardi Horowitz (1988, 1991,
1999) son los que van a permitir una integración fructífera de estas dos escuelas
clásicamente enfrentadas y que actualmente están llegando a puntos de
encuentro fundamentales. Esto augura que la confluencia de las terapias va a
tener lugar a través de los desarrollos cognitivos y analíticos, como muy bien ha
sabido sintetizar desde finales de los años 70 y principios de los 80 Tony Ryle
con el modelo cognitivo-analítico que, a juicio de Glass (1993), es uno de los
modelos terapéuticos más potentes, estructurados y sofisticados en el campo de
la integración en psicoterapia.

Principales campos de aplicación

Actualmente, es en el sistema nacional británico de salud donde la psicoterapia


cognitivo-analítica tiene mayor implantación, está siendo aplicada en diferentes
settings, formatos y dirigido a distintas poblaciones clínicas.

Con respecto a las indicaciones y contraindicaciones de la psicoterapia cognitivo-


analítica, se la considera como un primer modelo de intervención tanto en la
atención primaria como especializada. En un estudio que se realizó sobre un total
de 304 pacientes, a 120, es decir un 39% de la muestra total que acudió a la
primera cita, se les indicó la participación en un programa de psicoterapia
cognitivo-analítica como terapia de primera elección (Watson, 1992).

Este modelo de psicoterapia fue desarrollado específicamente para ser aplicado


en contextos públicos, y su estructuración y brevedad resultan idóneas para
resolver la mayor parte de problemas atendidos en estos primeros niveles
asistenciales. Por lo tanto cualquier tipo de queja psicológica puede considerarse
como indicada para ser tratada con este modelo de psicoterapia, a excepción de
trastornos psicóticos, trastornos bipolares, trastornos depresivos mayores con
síntomas psicóticos, utilización activa de drogas, sintomatología secundaria a
patología orgánica, conductas abiertamente psicopáticas y faltas de colaboración,
160
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

que son las contraindicaciones formales

La psicoterapia cognitivo-analítica está siendo aplicada actualmente en diferentes


settings: en unidades de agudos para tratar a patologías autoagresivas,
habiéndose descrito recientemente un modelo ultrabreve de psicoterapia
cognitivo-analítica, limitada a 3 sesiones, para aplicar en estos contextos
protegidos:

- Para el tratamiento de pacientes con patología autodestructiva (Sheard,


2000)

- En el tratamiento de los trastornos alimentarios (Dennmán, 1995; Daré,


2001)

- Patología médica específica como el asma (Walsh, 2000) y la diabetes


tipo I (Fosbury, 1997) y su reciente aplicación a pacientes con patología
renal (Thorne, 2004)

- En psiquiatría forense para el tratamiento de pacientes graves que han


sufrido abusos sexuales (Clarke, 2000), adultos supervivientes de abusos
sexuales (Pollock, 2001) y en la tercera edad (Hepple, 2004)

- Un área especialmente relevante es la aplicación del modelo para el


tratamiento de los trastornos de personalidad (Ryle, 1994, 1997, 2000,
2003, 2004; Mirapeix 1999, 2001, 2003, 2004).

Por otro lado la psicoterapia cognitiva analítica también está ampliando sus
indicaciones más allá de su formato individual y está siendo utilizada en formatos
de pareja (Ryle, 1991) así como en psicoterapia grupal (Maple, 1995). Ambos
protocolos de intervención (de pareja y grupal) están siendo ensayados en el
Instituto de Estudios Psicoterapéuticos de Santander.

ASPECTOS TEÓRICOS DE LA PSICOTERAPIA COGNITIVO-ANALITICA

Los orígenes de la psicoterapia cognitivo-analítica se remontan a la aplicación de


la técnica de la rejilla (versión española en Feixas, 1996) al estudio de las
características psicológicas y del sistema de constructos que tenían los pacientes
que seguían un tratamiento psicoterapéutico de características psicoanalíticas
(Ryle, 1975). La necesidad de desarrollar un lenguaje común para posibilitar el
entendimiento entre las diferentes escuelas psicoterapéuticas fue una aportación
importante de una época en la que Ryle (1978) abogaba por una utilización de
terminología cognitiva que sustituyese el lenguaje psicoanalítico por términos
mucho más cercanos al paciente.

En esa misma época, Ryle tipifica una serie de patrones cognitivos disfuncionales
observados de manera sistemática en los pacientes neuróticos investigados que
estaban siguiendo tratamiento psicoterapéutico. Estos son los que denominó:
trampas, dilemas y pegas (Ryle 1979). Años después, desarrolló un Cuestionario
de Psicoterapia dirigido a la detección de estas distorsiones cognitivas en las
161
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

primeras sesiones de psicoterapia (ver más adelante).

Las trampas son formas fijas de ver las cosas, que actúan como profecías
auto cumplidas pudiendo ser representadas como bucles circulares que se
autorefuerzan, de tal forma que están fundamentadas en una cognición - asunción
negativa, que implica un patrón de actuación negativo que refuerza de manera
automática la primera de las asunciones. Hay diferentes tipos de trampas que
vienen recogidos en el cuestionario de psicoterapia del que hablaremos en la
parte práctica y que está disponible on-line, pero todas ellas pueden ser
representadas de manera diagramática de la siguiente forma:

Los dilemas son elecciones dicotómicas falsas que se plantean de manera


polar y que harían coincidir esta descripción de disfunción cognitiva tanto con el
pensamiento dicotómico de Beck como con los mecanismos de escisión descritos
por los modelos psicoanalíticos clásicos (la relación entre ambos es compleja). En
el caso de los dilemas ambos polos de la meta deseada no se pueden conseguir
por sus connotaciones negativas. Estas elecciones dicotómicas pueden ser sobre
uno mismo o sobre la relación con otro y hay diferentes tipos de dilemas que
pueden ser referidos a uno mismo o a la relación con el otro. Estas polaridades
dicotómicas se pueden describir en pares que luego van a poder ser
representados diagramáticamente con dicotomías del estilo ó/ó: represión-
expresión, seguridad-peligro, gratificación-punición, perfeccionismo-dejación,
obediencia-oposicionismo, sumisión-dominación, narcisización-autocrítica,
caprichoso-frustración, etc. Todos los anteriores son ejemplos de dilemas
relacionados con el manejo del sí mismo; a continuación ofrezco algunos
ejemplos de dilemas relacionados con el self y el otro: compromiso-aislamiento,
asertividad-inhibición, desconfianza-confianza, sadismo-masoquismo, implicación-
distanciamiento, agresor-agredido, despectivo-despreciado, admirado-detestado,
cuidador-cuidado.

Las polaridades dicotómicas están siempre referenciadas a esquemas personales


y sus roles recíprocos implícitos (ver más adelante). Estos dilemas y los
componentes relacionales implícitos están relacionados con distancia y/o peligro,
162
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

en las que el sujeto o bien se siente solo y en riesgo o la cercanía emocional


provoca miedo a la pérdida y/o al daño del self. Dilemas referidos a conflictos con
la dependencia, en los que el sujeto se plantea una dicotomía relacionada con el
ser fuerte y tener capacidad de dar, o ser débil y poder sólo recibir. Dilemas
relacionados la sumisión, en los que las imposiciones se responden con una
obediencia o bien con un sabotaje o dilemas relacionados con el control, en los
que el sujeto controla sus sentimientos o teme que se produzca un caos. Por
último, hay dilemas referenciados a esquemas instrumentales expresivos relativos
a conflictos en el manejo de los sentimientos derivados del rol sexual. La
representación diagramática de los dilemas es como sigue:

Por último, las pegas son conceptualizadas como prohibiciones ante el éxito,
es lo que llamamos “síndrome del sí pero”; su origen puede ser externo por el
temor a la respuesta de los demás o bien interno por culpa, envidia o prohibición
del placer. La representación de las pegas es como sigue:

Las trampas, dilemas y pegas precisaban de un referente teórico que permitiese


articular estos constructos para que tuviesen una aplicabilidad clínica, lo cual dio
163
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

lugar al desarrollo de lo que se consideró la piedra fundamental en la que se


sustenta la P.C.A.: el Modelo del Procedimiento Secuenciado (Procedural
Sequence Model, P.S.M., Ryle 1991). El PSM (Modelo de procedimiento
secuenciado). Se denomina así porque la unidad de estudio es la secuenciación
de un procedimiento o el análisis del procedimiento en sí. Un procedimiento
describe la forma en que se despliega una serie normal de actos mentales y
conductuales encaminados a la consecución de un fin determinado. Esta
secuencia cognitiva implica procesos mentales, acción, así como sucesos y
consecuencias ambientales. La secuencia que se sigue en estos procedimientos
encaminados a la acción podría considerarse como bucles cognitivos repetitivos
y realizados por secuencias de operaciones más simples subordinadas a la
consecución de objetivos más complejos.

Según este modelo, la secuencia básica de un procedimiento se puede describir


en las siete etapas siguientes (Ryle, 1991):

1. Formación de un objetivo en relación con el entorno o con un suceso del


entorno.

2. Evaluación del significado personal del objetivo dentro de este contexto. Esto
implica tanto un "procesamiento afectivo" inconsciente que indica los significados
personales implicados, como procesos cognitivos que tienen relación con la
memoria y con la evaluación de la congruencia del objetivo con otros objetivos y
valores.

3. Predicción de a) la propia capacidad para conseguir el objetivo y b) las


consecuencias probables de su logro.

4. Estudio de los medios posibles (subprocedimientos).

5. Actuación.

6. Valoración de la efectividad de la acción y consideración de las consecuencias.

7. Mantenimiento del objetivo, o, por el contrario, modificación o abandono del


mismo y confirmación o revisión de los medios.

Este esquema de 7 pasos desarrollado por Ryle y conceptualizado como el PSM,


se representa de manera gráfica en el siguiente dibujo, que nos va a permitir
comprender mejor cuál sería la estructura operativa gráficamente representada de
los pasos que hemos señalado anteriormente.

164
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

A todo acto de percepción, bien sea interno o externo, el individuo le atribuye un


significado, el sujeto valora sus propias capacidades con respecto a dicha
situación y anticipa las consecuencias que se pueden derivar de sus actos. Toda
esta secuencia lineal viene mediada emocionalmente y condicionada por el o los
esquemas activados en ese momento.

Como se representa en el dibujo 1, cada uno de los pasos de la secuencia


hunde a través de las flechas radiales sus raíces en las estructuras centrales
de significación o configuración específica e individual de esquemas personales
(unidades ocultas de procesamiento en terminología de procesamiento distribuido
en paralelo). La psicoterapia se ocupa pues de ambos niveles: de la alteración en
la secuencia del procedimiento (procesamiento lineal) y de las alteraciones
producidas en los subniveles de la secuencia (unidades ocultas de
procesamiento), derivados de los sesgos producidos por las emociones
implicadas, incorporadas a la estructura de esquemas subyacente y a los roles
recíprocos implícitos. La relación dialéctica de ambos tipos de procesamiento, es
lo que da un auténtico sentido individual a las subrutinas cognitivas disfuncionales
tipificadas como trampas, dilemas y pegas, y a cualquier configuración conductual
derivada de un procesamiento de información, mediado por los componentes
emocionales individuales (Mirapeix, 2000).

Nuestra concepción del funcionamiento psíquico es también modular, pero


referida fundamentalmente a los subniveles de procesamiento de información que
son los que contribuyen a codificar la información percibida, tanto externa como
interna. Los niveles perceptivos, atribucionales y ejecutivos están relacionados
íntimamente con los esquemas personales y con el emergente intermedio de los
estados mentales (Ryle, 2002) o del modelo de trabajo tal y como lo plantea
Horowitz (1999).

La concepción que presentamos basada en un complejo modelo de


procesamiento de la información, lineal y en paralelo, ayuda a comprender
situaciones clínicas en las que la transferencia dominante en un momento dado
165
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

viene determinada por el estado mental activado que se encuentra vinculado al


esquema interpersonal subyacente y al patrón de relación interpersonal
subsumido en los roles recíprocos y asentado en una emoción nuclear básica que
articula los patrones de relación y por ende el modelo de relación transferencial,
que en un momento determinado puede estar activándose con el terapeuta. Las
transferencias pueden ser múltiples en la medida en que las diferentes temáticas
abordadas a lo largo de la sesión puedan estar activando uno u otro de los
esquemas interpersonales que tenga el paciente, de tal forma que los estados
mentales que se activan a lo largo de la sesión contribuyen a explicar los
modelos de transferencia múltiple que secuencialmente se actúan en la relación
interpersonal puesta en juego en la terapia y que es comprendida como referida a
los roles recíprocos e implícitos en el esquema interpersonal del sujeto y
actualizados secuencialmente en los patrones transferenciales actuados en la
psicoterapia. La labor del terapeuta consiste en identificar estos diferentes
estados mentales y sus referentes relacionales implícitos en los roles recíprocos y
en las emociones subyacentes, de tal manera que la identificación, descripción,
reformulación y modificación de dichos patrones de relación, contribuya a la
reestructuración de los significados y a la modificación de los patrones de
funcionamiento del sujeto. Como veremos en la parte técnica, esto no está solo
basado en el insigth sino en intervenciones que también están dirigidas a la
acción.

A medida que la psicoterapia cognitivo-analítica se fue aplicando a casos más


complejos se hizo necesaria una ampliación del marco teórico, desarrollando el
modelo de los múltiples estados del self. Este fue una evolución en respuesta a
las dificultades prácticas encontradas en la comprensión y reformulación del
tratamiento de los pacientes con trastornos de personalidad severos. A medida
que fue haciéndose patente la utilidad de representar los diferentes roles
recíprocos y sus patrones de rol relacional en estados del self separados, se hizo
cada vez más necesario desarrollar una conceptualización teórica que describiese
la evolución de la estructura que se estaba utilizando (Ryle 1997).

Desde el punto de vista clínico, hay pacientes que se presentan de manera muy
diferente de una sesión a otra, por ejemplo marchándose de una de las sesiones
de manera cercana y con un estado de ánimo aliviado, mientras que vienen a la
próxima, resentidos y suspicaces. Éstos pueden ser indicadores de la existencia
de estados mentales diferenciados. De manera mucho más directa, hay pacientes
que generan confusión en el terapeuta por cambios en su estado mental durante
la sesión. En muchas ocasiones esto ocurre sin que exista una evidente
provocación y en otras debido a algo que ha dicho el terapeuta o relacionado con
el tópico que se está discutiendo en ese momento en la sesión.

Los roles complementarios incorporados en este proceso de aprendizaje


interpersonal son lo que denominamos roles recíprocos. Estos y su
correspondiente carga emocional implícita, sirven de atractor a los componentes
del esquema interpersonal que se activa en determinadas situaciones
ambientales y que provoca el despliegue de los patrones intrapsíquicos
archivados en los registros de memoria proposicional y procedimental del sujeto.
166
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Ambos polos de los roles recíprocos son repertorios conductuales aprendidos,


uno por reacción directa vivencial y otro de forma vicaria por identificación. Es
decir, cuando un niño es maltratado por su progenitor, la pareja de roles
introyectados incorpora los dos patrones conductuales, el patrón de maltratador y
la vivencia de maltratado, con lo cual la díada maltratador/maltratado se incorpora
al repertorio conductual del sujeto, pudiendo éste comportarse de una u otra
forma, en función de cuál de los polos del rol recíproco se active en función del
contexto y de la relación con otros esquemas interpersonales con los que pueda
estar concatenada su activación. De tal forma que podemos decir que el sujeto
puede desplegar conductas derivadas de la activación de uno u otro polo de esta
díada relacional y esto lo hará de forma voluntaria o automática, y en muchas
ocasiones desplegando conductas que están más allá del control consciente,
especialmente cuando éstas se refieren a patrones comportamentales vinculados
a los registros de memoria procedimental.

En la siguiente tabla vemos las díadas que pueden servir de referencia y guía
terminológica para la descripción de los roles recíprocos básicos:

ROLES ROLES FILIALES


PATERNALES

Cuidador Cuidado
Protector Protegido
Contenedor Contenido
Reforzador Autónomo y seguro
Sobreprotector Dependencia
fusional
Sobreimplicado Angustiado
Maltratador Maltratado
Despectivo Rechazado
Abusador Abusado
Destructivo Aplastado
Controlador Controlado
Idealizado Despreciado
Activo Pasivo
Critico Devaluado
Incompetente Necesitado
Dependiente Maduro forzado
Explotador Sumiso/cabreado

Estos roles recíprocos, sirven de atractor a los diferentes componentes de los


esquemas interpersonales. Estos esquemas interpersonales están compuestos
por: afecto, representación icónica, representación proposicional, contexto en el
que se desarrolló la escena/acción, patrón de relación experienciado (roles
recíprocos internalizados), registro mnésico vinculado a las acciones ejecutadas y
167
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

componentes vinculados a las estructuras motivacionales y de significado


atribuido. La activación de estos esquemas interpersonales junto con los roles
recíprocos subsumidos en ellos tiene influencias decisivas sobre los patrones de
procesamiento de información de tal forma que configuran la percepción, sesgan
el procesamiento cognitivo, contribuyen a configurar los patrones de relación
interpersonal, determinan los elementos de autoevaluación del sujeto, intervienen
en la planificación ejecutiva y se encuentran en permanente desarrollo,
modificación y adaptación en función de las experiencias que el sujeto tiene al
desarrollar su conducta y reorganizar sus patrones de comportamiento en función
del feed-back recibido.

La rigidificación y persistencia de patrones de funcionamiento nocivos y


generadores de malestar intrapsíquico e interpersonal están en la base de
cualquier comprensión interpersonal de la psicopatología. Por lo tanto una
concepción basada en la teoría de esquemas contribuye a una comprensión de la
psicopatología con un modelo conceptual unitario, de tal forma que este modelo
basado en los roles recíprocos subsumidos en los esquemas interpersonales,
debe explicar tanto la conducta normal como la patológica. Esto queda pendiente
de un desarrollo futuro, aunque se están dando algunos pasos en lo referido a los
trastornos de personalidad y concretamente al trastorno bordeline como luego
tendremos ocasión de ver.

Los cambios de estado mental están acompañados de alteraciones en el tono de


voz y en la postura y pueden venir acompañados de síntomas disociativos. En
este sentido pueden ser similares a los fenómenos descritos en los trastornos de
personalidad múltiple que revisó Putnan (1996). Cuando se sospechan estados
del self separados, los pacientes han de ser entrevistados preguntándoles sobre
la posibilidad de reconocerlos y caracterizarlos; muchos pacientes no tienen
dificultades en pensar acerca de sí mismos en la forma sugerida, pero puede
resultar de ayuda dar al paciente instrucciones y herramientas para poder llevarlo
a cabo.

El cambio de los estados mentales es perfectamente detectable en la terapia, de


tal forma que en la relación interpersonal con el paciente el terapeuta puede
percibir sutiles cambios en el tono emocional, en la conducta verbal y en la no
verbal y correlacionado todo ello con reacciones contratransferenciales en el
terapeuta, que se resienten ante el tono emocional vinculado al estado mental
activado en un momento concreto. Así, los estados mentales activados
corresponden a patrones interpersonales que llevan subsumidos los roles
recíprocos que activan complejos esquemas interpersonales o asociaciones de
los mismos y que vienen asociados con componentes proposicionales y de
significado que intentamos tipificar en terapia, como voces intrapsíquicas
vinculadas a personajes y patrones y escenas vividos por el sujeto, y que
contribuyen a conformar los mensajes tanto verbales como no verbales de un
estado mental concreto. Es necesario diferenciar entre la morfología de los
cambios de estado normales y patológicos. Cualquiera puede sufrir cambios en
sus estados mentales, pero éstos suelen ser amplios, tolerables, con una
transición suave, vinculada al contexto y flexible en términos generales. Por el
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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

contrario, los cambios de estado patológicos son estrechos en cuanto al número


de estados en los que puede fluctuar el sujeto, vinculados a intensas reacciones
emocionales, con transiciones bruscas, contextuales en ocasiones y en otras
fruto de fantasmas que se activan a veces de forma poco explicable, y
generalmente rígidos e inflexibles.

Desde punto de vista clínico, explorar los cambios en los estados mentales
requiere un patrón de entrevista que debe seguir una secuencia en la que se
pregunte una serie de cuestiones que pasamos a listar a continuación:

A) Cómo te sientes hacia los otros cuando te encuentras en este estado.


B) Cómo te sientes dentro de ti.
C) Cómo crees que otros se sienten acerca de ti.
D) Cómo juzgas o evalúas o te evalúas a ti mismo en esta situación, en este
estado.
E) Qué sensaciones corporales acompañan a este estado.
F) Qué es lo que generalmente tiendes a hacer en este estado
G) Qué es lo que generalmente intentas evitar cuando estás en este estado.
H) Qué es lo que te reconforta en este estado.
I) Cómo consigues salir de este estado
Estos diferentes estados mentales, detectados no sólo clínicamente, sino a través
de metodologías de exploración especificas (PSQ-personality structure
questionaire y SDP-state description procedure), permiten utilizar unos
instrumentos para la detección y descripción de los estados mentales. La
utilización de un diagrama secuencial para describir los estados del self
separados permite caracterizar cada uno de ellos por su patrón de rol recíproco
dominante. Describir las transiciones entre los estados del self tiene la misma
función que los diagramas secuenciales básicos en los pacientes menos
perturbados, facilita a ambos (al terapeuta y al paciente) reconocer donde están
ambos en términos del mapa. Adicionalmente capacita a su vez, a ambos, a
mantenerse alerta y conscientes de los aspectos disociados que pudieran estar
presentes en el momento actual. En este sentido, ayuda al paciente a ganar
control sobre los cambios bruscos y dañinos y es una herramienta crucial en el
trabajo dirigido a la integración de los self disociados.

Este modelo y forma de trabajo es muy práctico como base para la


autoobservación y el registro de los estados del self, colorear los estados del self
y los bucles procedimentales generados desde ellos puede ser útil en muchos
casos. Los estados del self más que los procedimientos individuales, pasan a ser
el foco de los autorregistros.

La terapia cognitivo-analítica pretende movilizar las capacidades del paciente para


su capacidad de autorreflexión y control. El reto principal que nos plantean los
pacientes bordeline es su tendencia a destruir aquello que necesitan, así como la
utilización de su hostilidad para conseguir o defenderse de la vulnerabilidad y la
persistencia de su disociación. Las metas terapéuticas sólo se pueden conseguir
combinando una relación correctiva (esto es, que no sea colusiva) junto con la
dotación al paciente de herramientas conceptuales a través de las cuales
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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

incremente su capacidad de autoobservación y comprensión. La co-construcción


de sencillos diagramas secuenciales que permitan describir la estructura de los
múltiples estados del self del paciente, que hagan tener sentido a sus
experiencias disociativas y que permitan describir conexiones entre estos estados
del self contradictorios, es un primer paso en el proceso de integración terapéutica
y desde el principio le da al paciente una herramienta de mucha ayuda para
superar la sistemática disociación con la que funciona (Ryle 1997).

DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA

Identificando estados mentales

El Estado Mental, hace referencia a la experiencia subjetiva de interpretar un rol


determinado.

Esta experiencia subjetiva es definida y diferenciada por el componente


emocional más marcado, por el estilo de auto- representación, por un complejo
sistema cognitivo de creencias, esquemas personales y atribuciones de
significado, así como también por el grado de control volitivo -modulación, en el
sentido de Horowitz, (1991)- que se experimente sobre del estado mental, en el
momento en el que se está experimentando dicho estado.

Un estado mental se puede reconocer fácilmente en la terapia si se atiende a


patrones posturales, expresión facial, tono de voz y otros signos físicos dentro del
ámbito conductual. Estos signos expresan el matiz emocional del estado actual.
El relato verbal, por su parte, nos da indicaciones sobre el contenido cognitivo del
estado mental. Es de especial interés la congruencia, o no, entre las expresiones
de lo verbal y lo no-verbal, ya que esto nos proporciona tanto matices
emocionales como datos relevantes en torno al grado de control del sujeto sobre
su propio estado mental. Algunos estados presentan una gran discrepancia entre
el tipo de ánimo traducido a expresiones físicas y lo que el paciente informa
verbalmente (Horowitz 1987)

El cambio de los estados mentales también es fácil detectarlo en la terapia, a


través de la relación interpersonal con el paciente en la que el terapeuta puede
percibir sutiles cambios en el tono emocional, en la conducta verbal y en la no-
verbal, además de la reacción contratransferencial del terapeuta.

Ryle (1997) plantea que gran parte de la fenomenología del TLP es el resultado
de la presencia de un número de Estados Mentales –y, por tanto, de Patrones de
Rol Recíprocos (PRRs)- parcialmente disociados, que son muy estrechamente
definidos, a menudo de forma extrema, o que se presentan con cambios rápidos
y confusos. Tales pacientes colocan al terapeuta -y a los demás- en situaciones
de gran presión, pues buscan respuesta recíproca a sus estados siempre al límite
e inestables. Lo que hace difícil, en la práctica clínica, el reconocimiento de tales
estados.

La Psicoterapia cognitivo analítica dispone de instrumentos eficaces, como el

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

“Cuestionario de Psicoterapia” o el específico para el trastorno Límite


“Procedimiento para la descripción de Estados” (SDP) Bennet, D. y Ryle A.
(2005) que nos permiten orientarnos para identificar estos estados. El SDP nos
aporta un léxico común para trabajar con el paciente y describir lo que le pasa.
Permite, asimismo, construir narrativas sobre el self del paciente y el self de otros
(dialógicamente) para poder buscar el origen de las mismas, facilitando, así, la
auto-observación de los estados mentales propios y ajenos.

A partir de estudios realizados con la rejilla de Kelly, Ryle (1970) concluye que la
gama de estados mentales hallados en los pacientes límite no es infinita; el SDP
incluye una serie de 11 estados mentales, 10 de los cuales son considerados
dañinos.

Consideramos interesante detenernos en la descripción de este instrumento de


trabajo terapéutico porque ha demostrado su utilidad y porque nuestro trabajo de
investigación se basa en la revisión de algunos aspectos del mismo.

El cuestionario se divide en dos partes. En la primera se presentan los once


estados mentales encontrados por Ryle, acompañados por breves descripciones
de los mismos y se le pide al paciente que señale aquellos de los estados con los
que se siente identificado:

PROCEDIMIENTO PARA LA DESCRIPCIÓN DE ESTADOS

A. ESTADO OK .
B. ESTADO DE VICTIMA.
C. ESTADO DE “CARGO CON TODO.
D. ESTADO DE RABIA.
E. ESTADO VENGATIVO.
F. ESTADO DE “ANESTESIADO”.
G. ESTADO ABUSADOR.
H. ESTADO ACELERADO.
I. ESTADO DE “NIRVANA”.
J. ESTADO SUPERIORIDAD.
K. ESTADO PROTECTOR.

La segunda parte permite una descripción más detallada de los estados a través
de preguntas tales como:

n ¿Cómo se siente usted en su vida?


n Su actitud hacia los demás es…
n La actitud de los demás hacia usted es…
n Cómo comienza
n Cómo finaliza, etc.

Estas preguntas van asociadas a características y actitudes que ayudarán al


paciente a responder

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COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
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Reformulación

La identificación de estos estados mentales, así como llegar a explicitar y a hacer


disponibles para la reflexión aquellos procedimientos de roles recíprocos
internalizados sobre los que el paciente no había previamente reflexionado, es
una de las principales finalidades de la reformulación. Para ello, se sigue un
modelo de procedimiento secuencial en el que se analiza, a través de diagramas,
la forma en que se despliegan una serie de actos mentales y conductas
encaminados a la consecución de un fin determinado.

La reformulación permite identificar los factores externos o internos que activan


un polo u otro del rol, permitiendo al paciente recapacitar sobre cuáles de estos
roles y estados subyacentes son dañinos, o no, y en qué medida. Es decir, en el
contexto de la reformulación, la paciente atenderá al procesamiento de sus
relaciones con otros significativos, permitiéndole diferenciar los Estados Mentales
del “Yo” de los Estados Mentales del “otro”. Además, podrán aflorar muchos
significados, emociones e ideas sobre el pasado y el presente; esto facilita la
identificación de los fallos que tuvieron los cuidadores durante la infancia y
asumirlos como responsabilidad de ellos. Esta atribución permite que el
narcisismo del niño quede a salvo de las fallas de los padres. (Fonagy y Kohut,
citados por Benito Ruiz, 2006)

Se realiza una elaboración conjunta -con descripciones narrativas y a través de


diagramas- de los procedimientos problemáticos que son los que mantienen la
patología (descripción escrita, concreta y accesible de la dinámica que subyace a
los síntomas que trajeron al paciente a la consulta). En estos “documentos” se
escriben y representan los principales Procedimientos de Rol y los Estados
Mentales subyacentes, a los que se añade la secuencia entre ellos y los patrones
y síntomas asociados.

La meta de la Psicoterapia cognitivo analítica no es modificar las creencias del


cliente a cualquier precio, sino ayudarle a percatarse de su propio modo de
elaborarlas. El terapeuta, desde el principio, orienta la atención del paciente
hacia la comprensión de aquellos los patrones básicos que el propio paciente
emplea en su relato sobre la experiencia inmediata.

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DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Un ejemplo

*Anthony Ryle se graduó en Medicina en 1949 y trabajó sucesivamente como miembro fundador de una clínica privada
en Kentish Town, Londres, como director de los Servicios Sanitarios de la Universidad de Sussex y como Asesor
Psicoterapeuta en el Hospital St. Thomas de Londres. Tras su jubilación en la Seguridad Social Británica se ha dedicado,
a tiempo parcial, a la docencia y a la investigación en el Hospital Guy.
Mientras trabajaba en atención directa desarrolló estudios epidemiológicos de los pacientes a quienes atendía, lo que,
añadido a la experiencia de demostrar la alta prevalencia y asociación familiar de los trastornos psicológicos, le despertó
el interés por el desarrollo de formas de tratamiento psicológico que pudieran ser ofrecidas con efectividad desde los
servicios sociales estatales. A continuación vinieron los estudios de procesos y resultados de la psicoterapia y a partir de
ellos brotó la creación de una teoría psicoterapéutica integrada y el desarrollo de un modelo de tratamiento de tiempo
limitado que se convirtió en la psicoterapia cognitiva analítica.

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