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Las premisas de que partimos no tienen hombre, tanto en el pensamiento como en la vida social.
L
a filosofía en el siglo XIX se encontraba El punto de partida de Marx, siguiendo la lógica des-
en una encrucijada. Las viejas ecuaciones plegada desde Hegel con la historicidad y Feuerbach
mecanicistas y los avances de la ciencia con el materialismo es: “Los individuos reales, su ac-
moderna, se distanciaban de la metafísica ción y condiciones materiales de vida, tanto aquellas
clásica. El filosofar exigía de nuevas for- con que se han encontrado como las engendradas por su
mas de interpretación. Kant y el criticismo, como par- propia acción.” (Marx & Engels, 1992, p. 149).
teaguas, ponían en evidencia la polaridad epistémica.
En otras palabras, la premisa es el hombre en su pro-
Por un lado, las ciencias de la naturaleza, por otro, las
ceso de producción de la vida como un ente condicio-
del hombre. Existía cierta tendencia cada vez mayor a
nado históricamente. Lo histórico significa estar enmar-
delimitar el estudio fenoménico, fragmentar el mundo
cado en una temporalidad definida por la propia acti-
en regiones, en campos determinados y claramente di-
vada del sujeto humano, es decir un tiempo construido
ferenciados. La pregunta metafísica quedaba enterrada;
por el hombre de forma objetiva y, simultáneamente, un
solo era una curiosidad de eruditos y un problema anti-
marco de hábitat de lo humano que se asienta según la
guo que heredaban las ciencias del espíritu. El siglo
medida de lo necesario y lo activo de la producción hu-
XIX es el siglo de hechiceros filósofos como Hegel,
mana. Relaciones espacio-temporales que condicionan
Marx, Kierkegaard, Schopenhauer, Nietzsche, Freud,
la actividad y, al mismo tiempo, son producidas en fun-
Comte, Feuerbach y otros de renombre. La riqueza fi-
ción de la actividad productiva. En forma sintética, se
losófica de este siglo es insospechada, no solo por can-
define la historia o lo histórico como la propia lógica
tidad de eruditos, sino también por su profundidad y
necesaria de auto-producción del sujeto en tiempo.
creatividad. De todos aquellos pensadores, ninguno ha
marcado tanto como Marx. Pero, ¿qué hechizos tenían Este punto de partida, el hombre, es el primer ele-
bajo la manga aquellos invocadores de revoluciones, mento de la estructura epistémica de Marx. Las coorde-
curas y calamidades? nadas en que el hombre se auto-engendra son la activi-
dad propia e inmediata de los hombres y la que se he-
Desde Descartes, la modernidad filosófica paulatina-
reda históricamente. El hombre se toma de forma inme-
mente ha sacado al individuo de su anonimato y ha re-
diata como individuo,1pero esto no reduce la premisa al
clamado las capacidades humanas como fuente de crea-
sofismo, ni al voluntarismo que confunde la premisa in-
ción infinita y ha encumbrado al hombre como capaz
dividual con la actividad voluntaria y aislada de un tal
de un dominio efectivo de la naturaleza. El reclamo per-
protagonista. El individuo es la forma inmediata en que
sistente del individuo humano tiene una doble cara; al
el hombre se presenta a sí mismo reflejado en la inme-
igual que la moneda de mercaderes y piratas. Por un
diatez temporal y corpórea. Pero el individuo, tal como
lado, se reclaman en justa medida los dolores y desgra-
lo aprecia Marx y al seguir la tradición de premisas he-
cias por las que sufre el hombre frente a la naturaleza,
gelianas y de Spinoza, es la verdad que aparece, es la
por otro, se construye una mentalidad de dominio y ex-
pansión. Marx reclama igualmente un lugar para el
corporeidad finita de la totalidad del hombre. Marx co- Para esta lógica invertida la esencia no es la actividad
mienza por el hombre para realizar su crítica, y acusa humana, sino las categorías de pensamiento que han to-
de ideológica a toda la izquierda hegeliana por pasar por mado control en las prácticas y la auto-representación
alto esta premisa “real”.2 El olvido del hombre y su ac- del hombre. Todo este procedimiento es el camino pre-
tividad es el primer disimulo del objeto ideológico. sentado por Marx en La Ideología Alemana en el cual
empieza a describir el fenómeno ideológico. Esta inver-
Marx afirma que toda la crítica de la filosofía se es-
sión es el primer procedimiento a tomar en cuenta en la
taba enajenando en un enmarañado diálogo autocom-
teoría de la Ideología. La centralidad de la crítica ideo-
placiente. El arma crítica del pensamiento filosófico
lógica está en la enajenación del punto de partida (El
empezaba a perderse en un discurso auto-referente. La
hombre).
crítica se había estancado en un monólogo teórico que
solo habla de sí mismo. De esta forma, acusa a sus con- Una vez que se parte de esta premisa, según Marx, se
temporáneos, desde Strauss hasta Stirner, de haberse ha develado paulatinamente aquello que el hombre ha
perdido en un sistema especulativo de pensamiento, de determinado como lo humano. El hombre es una forma
haber reducido la actividad humana a la enajenante natural que se sostiene en una actividad productiva la
auto-referencia conceptual del sistema hegeliano. cualse exterioriza en modos de objetivación y presenta
Mientras la izquierda hegeliana se perdió en épicas ba- condiciones para la propia producción, en tanto forma
tallas conceptuales, en afirmar cuál era el momento de y modos productivos que se cosifican y se reproducen.
la consciencia más importante,3Marx se posiciona en el Como resultado se enajenan formas y relaciones relati-
hombre, nada más que el hombre. Así, crítica a la iz- vamente estables, que se cosifican en formas tendiente-
quierda hegeliana de vivir del cuerpo putrefacto de He- mente estructurales; estas relaciones estables se estable-
gel. Mientras el ideólogo se debate y muere en eterna cen como división del trabajo e intercambio interior.
auto-referencia discursiva de un concepto, el pensa- Marx centraliza la actividad humana y también su si-
miento crítico pregunta por la premisa humana, por el guiente paso, es una exposición de cómo se estructura
momento hegeliano donde la totalidad toma cuerpo, “científicamente” esta actividad.
donde el universal se afirma en la actividad humana. El
La actividad humana, se presenta en una forma rela-
ideólogo reduce al hombre al concepto analítico;4el
cional y bidimensional. Naturaleza-producción-sistema
pensamiento crítico busca la actividad humana que con-
de relaciones relativamente estable (cultura). Bajo la
diciona al hombre y a la vez condiciona al concepto
cultura, como una estructuración relativamente autó-
analítico, pues el este último solo es una auto-referencia
noma de la producción, se distingue la división del tra-
de la actividad humana dada en el pensamiento formal.
bajo como una distribución cartográfica de la actividad,
El ideólogo traumatiza la actividad humana y al hombre
un espacio de organización de los cuerpos y los elemen-
en una unidimensionalidad dada por el concepto analí-
tos del sistema que está siendo producido por la activi-
tico, que rige según su proceder alienante la compresión
dad humana. Esta distribución y organización de la ac-
del fenómeno humano. Como afirma Marx:
tividad (producción) humana, empieza a actuar como
Los viejos Hegelianos lo comprendían todo una un condicionante de la relación interindividual. Ahora,
vez que lo reducían todo a una de las categorías las relaciones del sistema emergido de la producción
lógicas de Hegel. Los neo-hegelianos lo critican humana, empiezan a mediar la actividad intersubjetiva
todo sin más que deslizar por debajo de ellos y a representar (construir una mediación de) la activi-
ideas religiosas o declararlo como algo teológico dad del sujeto humano. De este movimiento de la acti-
(Marx & Engels, 1992, p. 148). vidad que se auto-representa, nace la propiedad y la ley
como un reflejo de auto-conocimiento enajenado de la No se parte de lo que los hombres dicen, se re-
5
En otras palabras, la división del trabajo y la organización 6
La connotación de “aparecimiento” en este texto tiene el
social. sentido hegeliano de forma fenoménica o dicho de otro modo
en términos apariencia-esencia.
7
Esta idea de las condiciones de aparición de lo fenoménico
nos retoma a la crítica en Kant.
como un espacio relativamente estable de formas de ac- sería la metáfora del espejo de Lacan, donde el niño pe-