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ANÉCDOTA: Estaba leyendo esta semana acerca de esta mujer que como toda
buena madre de familia, andaba a la carrera tratando de lograr todas las metas
diarias que se había trazado, y encima de todo, tenía una cita médica con el
especialista, a la que estaba llegando tarde; por lo que en medio de su prisa,
no encontraba un buen lugar para estacionarse, por lo que angustiada, levanto
su oración al cielo: " Señor, por favor, hazme el milagro de proveer para mí,
un lugar para estacionarme..." ¡No acababa de pronunciar aquello, cuando un
auto empezó a salir, dejando el mejor lugar libre, ante lo cual, ella se apuró a
agregar... “Olvídalo Señor, ya encontré uno!"
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Porque Jehová da la sabiduría,
Y de su boca viene el conocimiento y la
inteligencia. Proverbios 2:6
Coatzacoalcos
Ser agradecido es una virtud indispensable. De hecho, nuestro Señor nos lo
recuerda muchas veces. [1] En una ocasión, Jesús sanó a diez leprosos y solo
uno, extranjero, regresó a darle gracias. No sabemos cuánto tiempo habían
padecido esa terrible enfermedad, lo que sí sabemos es que un leproso
realmente la pasaba muy mal, eran rechazados, repudiados como malditos que
padecía físicamente, en carne propia, el castigo por sus pecados. Así que
acercarse a personas sanas era una insolencia mayúscula que incluso se
castigaba severamente. Pero su padecimiento era tal que estos diez enfermos
se atrevieron a llegar donde estaba Jesús para clamar por misericordia y
sanidad. Él los envió a presentarse delante del sacerdote, porque la ley
mandaba que se certificara la sanidad antes que la persona pudiera integrarse
a la sociedad. Ellos obedecieron, aunque todavía estaban enfermos, pero en
el camino fueron limpios. Imagina qué gozo sintieron al verse libres de esa
terrible enfermedad. Sin embargo, solo uno regresó a dar gracias, y lo hizo
con la misma pasión y vehemencia con la que pidió el milagro, porque la
gratitud forma parte de la correcta e íntegra adoración.
[1] Lucas 17:11- 19: Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Y al entrar en
una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos y
alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ¡ten misericordia de nosotros! Cuando él los vio,
les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados.
Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz,
y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano. Respondiendo
Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo
quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te
ha salvado.
A. Ser agradecido es una virtud del carácter que se desarrolla reconociendo
que lo que tenemos y lo que somos proviene de Dios. Cuando aprendemos
a depender totalmente de Él y a darle todo el reconocimiento, eso nos
mantiene humildes.
¿Será que ese samaritano era el único agradecido? Yo creo que los diez estaban
agradecidos, pero no es lo mismo estar agradecido que serlo. Puedes estar muy
feliz porque tienes comida, ropa, familia, salud, trabajo, salario y vacaciones,
pero si no expresas gratitud, te conviertes en alguien malagradecido. Entonces,
el “estar” te define y se transforma en “ser”. Hay diferencia entre estar y ser.
Por ejemplo, podemos decir que somos trabajadores si lo demostramos, de lo
contrario, solamente estamos ocupando un puesto de trabajo. Para decir que
somos agradecidos, debemos expresar agradecimiento o ese sentimiento se
queda guardado, sin cumplir su función de exaltar y bendecir a quienes nos
hacen bien. Y esa actitud de reserva es una expresión de orgullo y arrogancia.
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda
oración y ruego, con acción de gracias. Filipenses 4:6
2. Para los hebreos el término bendición representaba todo lo que era bueno,
lo excelente, lo mejor. Todo deseo bueno hacia los demás era una bendición.
Bendecir a Dios es, por lo tanto, reverenciarlo, respetarlo, alabarlo, adorarlo,
consagrarle lo mejor de todo lo que poseemos.
3. Aún David es más explícito cuando afirma: «Bendice, alma mía, a Jehová,
y bendiga todo mi ser su santo nombre» (103:1). En el acto de bendecir a Dios
se suman todos los componentes de la personalidad humana. Es decir, ese ser
intelectual, espiritual, emotivo, sentimental y evolutivo, que se expresa a
través del cuerpo físico. En todo lo que somos, hacemos, decimos, debemos
bendecir a Dios. Dios no es escapulario religioso, es un ser real, vivo, que con
impaciencia espera que lo bendigamos.
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Porque Jehová da la sabiduría,
Y de su boca viene el conocimiento y la
inteligencia. Proverbios 2:6
Coatzacoalcos
1. David no sufrió de amnesia espiritual como les pasó a otros personajes
bíblicos. Él podía olvidar muchas cosas, tales como nombres de personas,
lugares, fechas…, pero nunca se olvidó de los beneficios de Dios.
3. Aunque a los ojos del mundo, del diablo y de las antiguas amistades, un
creyente esté perdiendo, ante los ojos de los ángeles, de la iglesia y de Dios
está ganando. Lea el libro del Apocalipsis y verá que la victoria de la iglesia
ya está asegurada. ¡Estamos ganando!
La palabra “gracias” es corta, solo tiene siete letras, pero tiene un enorme
poder en nuestra relación con Dios y con las personas. Es tan poderosa la
acción de dar gracias que el samaritano recibió doble bendición, ya que
además de sanidad, recibió la salvación. La gente agradecida duplica las
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Porque Jehová da la sabiduría,
Y de su boca viene el conocimiento y la
inteligencia. Proverbios 2:6
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bendiciones que recibe. ¡Gracias, Señor, por la salvación, ¡por Tu paciencia,
misericordia y perdón!
2. «El que sana todas tus dolencias» (103:3). Dios es un Dios de salud. Él sana
el alma, pero sana también el cuerpo. La salud de Jesucristo se transforma o
transfiere en nuestra sanidad divina. En nuestras cruzadas de salvación,
liberación y sanidad divina hemos visto a Jesús de Nazaret sanando como en
los días bíblicos…
[3] Colosenses 3:14-17: Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz
de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed
agradecidos. La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos
a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y
cánticos espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del
Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
[4] Filipenses 4:4-7: Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea
conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas
vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios,
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que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo
Jesús.
3. «El que rescata del hoyo tu vida» (103:4). ¿De cuántos hoyos nos ha sacado
el Señor Jesucristo? José el patriarca fue sacado del hoyo de la cisterna y del
hoyo de la prisión. Los jóvenes hebreos fueron sacados del hoyo del fuego.
Daniel fue sacado del hoyo de los hambrientos leones. En el Salmo 40:2 David
testificó: «Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso;
puso mis pies sobre peña y enderezó mis pasos.» Son muchos los pozos de la
desesperación y los lodos cenagosos donde los creyentes caemos o somos
empujados. Pero, en el fondo, Jesús de Nazaret será la peña sobre la cual se
afirmarán nuestros enlodados pies.
[5] Esdras 3:11-13: Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová, y diciendo: Porque él
es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo aclamaba
con gran júbilo, alabando a Jehová porque se echaban los cimientos de la casa de Jehová.
Y muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de casas paternas, ancianos que
habían visto la casa primera, viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz,
mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría. Y no podía distinguir el pueblo el
clamor de los gritos de alegría, de la voz del lloro; porque clamaba el pueblo con gran
júbilo, y se oía el ruido hasta de lejos.
[6] Salmo 100:1-4: Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. Servid a Jehová
con alegría; venid ante su presencia con regocijo. Reconoced que Jehová es Dios; él nos
hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos, y ovejas de su prado. Entrad
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inteligencia. Proverbios 2:6
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por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su
nombre.
[2]En el Antiguo Testamento, vemos que Dios libró a los israelitas muchas
veces y lo hizo a través de hombres a quienes escogió. Pero el pueblo era necio
y volvía al pecado de adorar otros dioses. Una de esas lamentables situaciones
se dio luego de que Gedeón los librara de los madianitas. Seguramente estaban
agradecidos, pero no lo mostraron. Si dices estar feliz, pero no lo demuestras,
es como si no lo estuvieras. El agradecimiento se demuestra, no solo se lleva
por dentro. Da gracias por tus bendiciones, sean frijolitos con tortilla o algo
más sofisticado, pero da gracias. Además, enseñemos a nuestros hijos a ser
agradecidos. Es clásico que se les enseña a los niños a decir: “Mi mamá me
ama, mi mamá me mima…”, pero también hay que enseñarles a decir: “Mi
papá me ama porque me provee”. Yo bromeo al decir que las mamás deben
explicar a sus hijos con cada cucharada de comida: “Esto te lo dio tu papi…”
Claro que no debe ser tan literal, pero sí debemos enseñar sobre
agradecimiento a nuestra familia. ¿Y en la oficina? ¡También! En todo lugar
demostremos agradecimiento. Siempre hay alguien que nos favorece, así que
busquemos a esos “Gedeones” que han sido el instrumento de la bendición de
Dios. Además, procuremos ser de esas personas que bendicen a los demás. Si
quieres tener amigos, debes ser amigo; si quieres que te bendigan, debes
bendecir; si quieres que te agradezcan, debes agradecer.
[2] Jueces 8:33-35: Pero aconteció que cuando murió Gedeón, los hijos de Israel volvieron a
prostituirse yendo tras los baales, y escogieron por dios a Baal-berit. Y no se acordaron los
hijos de Israel de Jehová su Dios, que los había librado de todos sus enemigos en derredor;
ni se mostraron agradecidos con la casa de Jerobaal, el cual es Gedeón, conforme a todo el
bien que él había hecho a Israel.
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5. «El que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila.»
En Dios somos continuamente transformados y bendecidos. En Filipenses 1:6
leemos: «… el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta
el día de Jesucristo.» Un slogan cristiano dice: «Dios todavía no ha terminado
conmigo.» Por ese favor tenemos que dar gracias a Dios. El alfarero todavía
nos tiene sobre la rueda (Jeremías 18:3, 4).
[7] Como pastor, doy gracias a Dios por la congregación, porque juntos hemos
superado retos y desafíos, incluso persecución, sin embargo, nuestro amor por
mí ciudad y por el prójimo no ha menguado. Hemos sido valientes y el Señor
nos ha respaldado. Además, como Iglesia, nuestro agradecimiento también se
expresa a través de la generosidad con la que compartimos, la cual es una
virtud, no un defecto como la avaricia. [8] Somos personas más generoso, así
que estamos dando acción de gracias al Señor de la manera correcta, por lo
que seguramente Él nos ve con agrado y abundaremos para buenas obras.
Nuestra Casa de enseñamos a las personas de la Iglesia a ser generosas, ¡así
que demos gracias por ello! Nuestro Señor bendice, guardar y multiplica a las
personas generosas y agradecidas.
[7] 1 Corintios 1:4: Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que
os fue dada en Cristo Jesús.
[8] 2 Corintios 9:6-11: Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará
escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno
dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al
dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de
que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena
obra; como está escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre. Y
el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra
sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo
para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.