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Hay una buena revisión, pero sería bueno leer un poco más sobre las Formatted: Font: Not Bold

problemáticas de la teoría y proponer una argumentación propia Formatted: Font: Not Bold
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Universidad Nacional de Colombia
Facultad de Ciencias Humanas
Lógica ll
Jonhatan Becerra Rojo

Luis Alejandro Pinzón Bernal – 25202070

ENSAYO FINAL

El presente ensayo tiene por objetivo exponer brevemente y enaltecer la idoneidad de La


concepción semántica de la verdad y los fundamentos de la semántica del filósofo, lógico y
matemático polaco Alfred Tarski, emparentando los elementos de esta obra junto con las
posiciones filosóficas de Ludwig Wittgenstein y el círculo de Viena. Commented [JBR1]: Suena muy poético. Es importante
que se muestre la teoría y se discutan los problemas que
Los antecedentes de La concepción semántica de la verdad y los fundamentos de la puede tener esta y tratar de solventar alguna de esas
semántica de Alfred Tarski se remontan a los problemas de la Filosofía descritos por Ludwig críticas.
Tal como está puesto aquí, parece que dijera, “voy a
Wittgenstein en el Tractatus Lógico-Philosophicus. Puntualmente, Ludwig Wittgenstein ha enaltecer los chocolates porque me gustan”
expresado en su obra los siguientes juicios: “La mayor parte de las proposiciones e interrogantes
Commented [JBR2]: Nubiola…. Hay que ser más
que se han escrito sobre cuestiones filosóficas no son falsas, sino absurdas... La mayor parte de riguoroso con la cita y la distinción de fuentes
los interrogantes y proposiciones de los filósofos estriban en nuestra falta de comprensión de
nuestra lógica lingüística... no es de extrañar que los más profundos problemas no sean
problema alguno” (Wittgenstein, 1921,4.003), “Toda Filosofía es crítica lingüística” (Wittgenstein,
1921,4.0031).

En este sentido, se revela una estrecha relación entre Filosofía y lenguaje que no puede ser
desarraigada, la cual da entender que todos los problemas asociados a la Filosofía deben ser
atendidos desde la óptica del lenguaje. Respecto a lo anteriormente mencionado, Tamayo
(s.f.) explica que “en el “Tractatus” existe una concepción de la filosofía como análisis del
lenguaje, desde la lógica, para desenredar el enredo causado por los engaños que el lenguaje
hace al pensamiento y lo lleva a considerar problemas que no son más que malos entendidos”
(p. 4).

A partir de los juicios expresados en el Tractatus Lógico-Philosophicus de Ludwig Wittgenstein,


se edificó parte del llamado círculo de Viena, positivismo lógico o neopositivismo. Nubiola (s.f.)
da evidencia de las raíces Wittgensteinianas del círculo de Viena al exponer que “Las sendas
para este encaminamiento científico se encuentran en la lógica, concretamente en el análisis
lógico del lenguaje propuesto en el Tractatus Lógico-Philosophicus de Ludwig Wittgenstein de
1922” (p. 894). Cabe mencionar que el círculo de Viena se caracterizó por apropiarse de una Commented [JBR3]:
teoría de la verdad por correspondencia en un principio, la cual se fue alterando hacia un Commented [JBR4R3]: Coinciden, pero no son su
enfoque parcialmente coherentista (Hempel, 1997, p. 4). fundamento. Después de su Tractatus es invitado al Circulo
de Viena
Puesto que Alfred Tarski perteneció al círculo de Viena, el desarrollo de La concepción
Commented [JBR5]: No perteneció a este grupo. Wiener
semántica de la verdad y los fundamentos de la semántica fue inherente a los problemas de Kreis fue hasta el 35 o 36…. Alfred era todavía joven y no
la Filosofía descritos por Ludwig Wittgenstein y, al enfoque de la teoría de la verdad perteneció al grupo; quizás hay afinidad en su trabajo, pero
coherentista y por correspondencia que adoptó el círculo de Viena. ya estaba disuelto. En el 36 publica su primera obra

Entrando en materia, Tarski sugirió como condición para su concepción semántica de verdad,
que dicha definición fuera materialmente adecuada y formalmente correcta. Examinemos
estos dos criterios.

La condición materialmente adecuada se plantea tomando como base la concepción


aristotélica clásica de la verdad que se halla en la Metafísica de Aristóteles, esta es:

Decir de lo que es que no es, o de lo que no es que es, es falso, mientras


que decir de lo que es que es, o de lo que no es que no es, es verdadero.

Es en este punto donde Tarski extrapola dicha concepción aristotélica al contexto moderno e
identifica parte de la teoría de la verdad por correspondencia, entendida esta por Hempel
(1935) como la teoría donde “la verdad consiste en una cierta concordancia o
correspondencia entre un enunciado y lo que se llama «realidad» o «hechos»” (p. 3) (primera
etapa de la teoría de la verdad adoptada por el círculo de Viena). Así, el resultado de Tarski
(1933) en dicha extrapolación fue el siguiente:

La verdad de una oración consiste en su acuerdo (o correspondencia)


con la realidad (p. 301)

Sin embargo, estos dos esquemas son bastante básicos e insuficientes para el objetivo de Tarski,
de modo que este recomienda un criterio satisfactorio para la definición de verdad;
específicamente, para una expresión o nombre de la oración del tipo Jonhatan Becerra es
profesor de Lógica ll, donde su verdad o falsedad depende del estado de hecho que confirme
o refute que Jonhatan Becerra es profesor de Lógica ll, Tarski recomienda una generalización
de la expresión completa

“Jonhatan Becerra es profesor de Lógica ll” si, y solo si, Jonhatan Becerra
es profesor de Lógica ll.

Modificándola por una expresión que acuñe una variable X la cual reemplace el nombre de
la oración (“Jonhatan Becerra es profesor de Lógica ll”) y una variable P que reemplace la
oración o estado de hecho (Jonhatan Becerra es profesor de Lógica ll):

Toda X es verdadera si, y sólo si, P. (Equivalencia de la forma [V])


En este sentido, una sola equivalencia de la forma [V], con sus respectivas variables
reemplazadas por constantes, es considerada por Tarski (1933) como

una definición parcial de la verdad, que explica en qué consiste la


verdad de esta oración individual. La definición general debe ser, en
cierto sentido, una conjunción lógica de todas estas definiciones
parciales (p.304)

Tarski establece que la verdad lograda a partir de las equivalencias de la forma [V] posee un
carácter semántico bajo la justificación de los denominados conceptos semánticos (designar,
satisfacer, definir, etc.), los cuales expresan las relaciones halladas entre un nombre de la
oración y una oración, es decir, expresan relaciones como las halladas en las equivalencias de
la forma [V] propuestas anteriormente. Es en este punto donde el problema filosófico
relacionado con la verdad se torna un problema propio del lenguaje (semántica) como lo
indicaba Ludwig Wittgenstein.

La condición formalmente correcta, estipula recrear un lenguaje especifico que no dé lugar a


las ambigüedades, en este caso, ambigüedades en cuanto a una definición satisfactoria de
la verdad. De este modo, estructurar un lenguaje especifico implica, según Tarski (1933),
distinguir la clase de palabras o expresiones significativas para el lenguaje, indicar los
denominados términos indefinidos, indicar las reglas de definición para transformar los términos
indefinidos en definidos, establecer los criterios para que una oración sea considerada como
tal, formular las condiciones necesarias para afirmar cualquier oración del lenguaje y estipular
las llamadas reglas de inferencia que permitan derivar oraciones afirmadas de otras oraciones
anteriormente afirmadas.

El lenguaje especifico anteriormente descrito, lo complementa Tarski (1933) al hacer mención


de una jerarquía interna del lenguaje, compuesta por un lenguaje-objeto que se encuentra
contenido en un metalenguaje. El lenguaje-objeto se relaciona directamente con el problema
de la definición satisfactoria de verdad, mientras que el metalenguaje se relaciona
directamente con el lenguaje-objeto, es decir, habla sobre este, y se relaciona indirectamente
con el problema de la definición satisfactoria de verdad.

Recrear un lenguaje específico para definir satisfactoriamente el termino verdad raya con la
llamada teoría coherentista de la verdad, de la que Posada, Diaz & Aguirre (2013) destacan
que “la coherencia entre proposiciones determina el valor de verdad, siendo la contradicción
el criterio para establecer la falsedad” (p. 166), coherencia que bien puede lograrse dentro de
un sistema formal o lenguaje especifico que mitigue las ambiguedades. Dicho lo anterior, es
pertinente hacer referencia al enfoque parcialmente coherentista que terminó por adoptar el
círculo de Viena.
Una vez determinada la condición materialmente adecuada y formalmente correcta, según
Tarski (1993), es necesario indicar una condición adicional: que el metalenguaje sea -en su
componente lógico -esencialmente más rico que el lenguaje-objeto. Así pues, es apropiado el
esbozo de un modelo de la definición de verdad atendiendo a las condiciones anteriormente
indicadas; particularmente, Tarski desarrolla su modelo de definición de la verdad bajo el
apoyo de la definición del concepto semántico satisfacción.

Prescindiendo del desarrollo de dicho modelo esbozado por Tarski, puede concluirse que la
importancia de La concepción semántica de la verdad y los fundamentos de la semántica de
Alfred Tarski radica en el punto intermedio establecido -y apoyado desde la óptica del
lenguaje (semántica) como lo sugería Ludwig Wittgenstein para los problemas filosóficos -entre
la teoría de la verdad por correspondencia y la teoría coherentista de la verdad.

BIBLIOGRAFÍA
- Hempel, C. (1935). Teorías de la verdad en el siglo XX: La teoría de la verdad en los
positivistas lógicos. Traducción de Rodríguez, J. Madrid: Editorial Juan Antonio
Nicolás y María José Frápoli. 1997.

- Nubiola, J. (s.f.) Diccionario de Filosofía: Positivismo Lógico.

- Posada, J, Diaz, P, & Aguirre, J. (2013) La dependencia de la verdad a las pasiones.


ANAGRAMAS – UNIVERSIDAD DE MEDELLÍN.

- Tamayo, A. (s.f.). ENFOQUES EN LA FILOSOFÍA DEL LENGUAJE EN LUDWIG WITTGENSTEIN.


Grupo de Investigación: Innovaciones Pedagógicas.

- Tarski, A. (1933). La concepción semántica de la verdad y los fundamentos de la


semántica.

- Wittgenstein, L. (1921). Tractatus Lógico-Philosophicus. Madrid: Editorial Gredos. 2009.

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