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Las configuraciones geopolíticas se modifican a paso lento mientras que los


Universos de la tecnología, de la biología, de la asistencia por computadora, de la
telemática y de los medios de comunicación de masas desestabilizan cada día más
nues- tras coordenadas mentales.

[…]

Por el contrario, la acelera- ción de una historia, que nos arrastra quizás hacia el
abismo, está enmascarada por la imaginería sensacionalista, y en reali- dad
trivializante e infantilizante, que los medios confeccionan a partir de la actualidad.

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La crisis ecológica remite a una crisis más general de lo so- cial, lo político y lo
existencial. El problema aquí planteado es el de una suerte de revolución de las
mentalidades para que cesen de avalar un cierto tipo de desarrollo basado en un
pro- ductivismo que ha perdido toda finalidad humana. Entonces, lancinante,
retorna la pregunta: ¿cómo modificar las mentali- dades, cómo reinventar prácticas
sociales que devuelvan a la humanidad -si alguna vez lo tuvo- el sentido de las
responsa- bilidades, no sólo respecto de su propia supervivencia sino igualmente
del futuro de cualquier vida en este planeta, la de las especies animales y vegetales
como la de las especies in- corporales, como la música, las artes, el cine, la
relación con el tiempo, el amor y la compasión por el otro, el sentimiento de
fusión en el seno del cosmos? Señalemos, en este aspecto, que no está excluido en
absoluto el que los nuevos instrumentos informáticos contribuyan a la renovación
de semejantes medios de elaboración y de intervención. Pero no son ellos como
tales los que dispararán las chispas creadoras, los que engendrarán los núcleos de
toma de conciencia capaces de desplegar perspectivas constructivas. A partir de
empresas fragmentarias, de iniciativas a veces precarias, de experimenta- ciones
titubeantes, empiezan a buscarse nuevas conformaciones colectivas de
enunciación; se abrirán y se irrigarán, enrique- ciéndose unas a otras, otras
maneras de ver y de hacer el mun- do, otras maneras de ser y de sacar a luz
modalidades de ser. Menos que de acceder a esferas cognitivas inéditas, se trata de
aprehender y crear, según modos páticos, virtualidades existen- ciales mutantes.

[…]

Requiere, por el contrario, una refun- dación de las praxis políticas.

148

Una cierta forma de "política politiquera" pare- ce llamada a borrarse ante un


nuevo tipo de práctica social me- jor adaptada a las cuestiones de terreno más
locales tanto cuan- to a los problemas planetarios de nuestra época.
[…]

148

Pero poco a poco se va advirtiendo que el fracaso del "socialismo" es también un


fracaso indirecto de los regímenes pretendidamente liberales que vivían en simbio-
sis -caliente o fría- con él desde hacía décadas. Fracaso en el sentido que el
Capitalismo Mundial Integrado, si bien logró asegurar un crecimiento económico
sostenido en la mayoría de sus ciudadelas -es verdad que al precio de
devastaciones eco- lógicas considerables y de una temible segregación-, es no só-
lo incapaz de sacar a los países del tercer mundo de su empan- tanamiento, sino
que sólo podrá dar respuestas muy parciales a los problemas gigantescos que
asaltan a los países del Este y a la U.R.S.S. y que no harán más que atizar difíciles
pruebas in- terétnicas sangrientas cuyo final hoy no se avizora.

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Es decir, polarizada únicamente por el lucro en el contexto capitalista del sistema


de precios y de un consumismo debilitador. El objetivo ya no sería simple- mente
tomar el control del poder de Estado, hasta aquí en ma- nos de las burguesías y
burocracias reinantes, sino determinar con precisión lo que se pretende instaurar a
cambio. En este aspecto, dos temáticas complementarias me parecen merece-
doras de ocupar el primer plano en los debates venideros sobre la recomposición
de una cartografía progresista:

la desconstrucción del concepto de mercado y el recentra- miento de


las actividades económicas sobre la producción de subjetividad. 


149

[…]

La degeneración del poder de Estado, preconizada antaño por Rosa Luxemburgo


y Lenin, tiene más actualidad que nunca. El movimiento comu- nista cayó
en el descrédito -y en una medida menor le pasará también a la
socialdemocracia- por haber sido incapaz de lu- char de manera eficaz
contra los males del estatismo en todos los ámbitos, en tanto que, a su
turno, los partidos que reivindi- caban esas ideologías pasaron a ser, con el
correr del tiempo, una suerte de apéndices de los aparatos de Estado. 


149 y 151

antes que impugnar pasivamente los males del mercado mundial, tienen que
instalar sus propia
formaciones de poder, que se afirmarán en el seno de nuevas relaciones de fuerza.
Las conformaciones artísticas, por ejem- plo, deberán organizarse para no ser
entregadas de pies y ma- nos a un mercado financiero, este mismo en simbiosis
con el mercado de la droga. El mercado de la educación no puede permanecer en
dependencia absoluta del mercado de Estado. Deberán inventarse mercados de
valorización de una nueva ca- lidad de la vida urbana, de una comunicación post-
masmediá- tica. Hacer estallar el absurdo de la hegemonía de la valoriza- ción
capitalística del mercado mundial consiste, pues, en dar consistencia a los
Universos de valores de las conformaciones sociales y de los Territorios
existenciales que se atraviesan, por decirlo así, en la evolución implosiva a la que
asistimos.

Deberán inventarse mercados de valorización de una nueva ca- lidad de la vida


urbana, de una comunicación post-masmediá- tica.

Transversalidad jamás dada como "ya-ahí", sino siempre a conquistar mediante


una pragmática de la existencia. En el seno de cada uno de estos estratos, de cada
uno de estos Devenires y Universos, queda puesto en cuestión cierto meta-
bolismo de lo infinito, una amenaza de trascendencia, una po- lítica de la
inmanencia.

Y para cada uno de ellos se requerirán cartografías esquizoanalíticas y ecosóficas


que exigirán sacar a luz los componentes de enunciación parcial allí donde existan
y sean desconocidos, y allí donde el cientificismo, los dogma- tismos, las
tecnocracias les impidan emerger. La caosmosis no presupone, pues, una
composición invariante de las cuatro di- mensiones ontológicas de Flujos,
Territorios, Universos y Phy- lums maquínicos. Ella no tiene esquemas
preestablecidos, co- mo ocurre con las figuras universales de la catástrofe en la
teoría de René Thom. Su representación cartográfica forma parte de un proceso de
producción existencial sostenido en componentes de finitud territorializada, de
irreversible encar- nación, de singularidad procesual, de engendramiento de Uni-
versos de virtualidad no directamente localizables en el seno de coordenadas
extrínsecas discursivas. Ellas vienen al ser a través de una heterogénesis
ontológica y se afirman en el seno del mundo de las significaciones como ruptura
de sentido y reiteración existencial. La posicionalidad de estos ritornelos en el
mundo ordinario se efectuará, por ejemplo, como función derivada y a-significante
de la narratividad mítica, literaria, fantasmática y... teórica
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Nuestra propia tentativa de metamodelización de la enunciación, a par- tir de los


Territorios existenciales y de los Universos incorporales, no escapa evidentemente
a esa imposibilidad de su re- presentación objetiva directa.

Metamodelización de la enunciación

La plución es una implosion

Pragmática de existencia

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