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Giuseppe Galasso

Ariel Historia

Nada más
que historia
Teoría y
metodología

Ariel

-
Título ori g inal:
Nienl'aIrro che siona. Si

Diseño cubierta: Vianea

Derechos exclusivos de edición en español


reservados para tod mundo a Gianni Merlini, in nienioriani, bajo l
y propiedad de la teedaeaón. de la aspiración que ceceepartineos por una idea elevada
de la historia ydeEuropa

ISBN: 84-344-6638-4

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H9
CAPITULO V
FUENTES HISTÓRICAS

1. La 'doctrina de las fuentes» y sus orígenes

En sus escritos de «enciclopedia» y «metodología» de la historia


Gustav Droysen fijó, en los primeros dos o tres decenios después de la
mitad del siglo xcx, una '<doctrina de las fuentes» que sustancialmente
resumía el camino recorrido durante más de cuatro siglos parlas dis-
ciplinas históricas en Europa.,tDroysen distinguía cuidadosamente las
'<fuentes» (Quellen) propiamente dichas de los «restos» (Uberreste).
Fuentes en sentido propio eran para él los materiales transmitidos ad
hoc desde el pasado y poseedores de la finalidad de «la representación
o el recuerdo que de ella ha sido registrado. Lo que en ellos '<es para
nosotros esencial es que aquellos de quiends provenían se proponían
dar noticia de acontecimientos o situaciones anteriores». Restos eran,
en cambio, para Droysen, los residuos de cosas del pasado <'todavía
conservados en nuestro presente», aunque «variadamente transfor-
mados, o fragmentarios, y podo tanto desfigurados': '<así un antiguo
edificio, una antigua institución, nuestra misma lengua», y así por el
estilo tantas «otras cosas, tal vez desenterradas a que se han conserva-
do entre las minas y antiguallas de viejas iglesias o de castillos larga
tiempo deshabitados». Estas cosas son «testigos tanto más elocuentes
de tiempos pasados» porque «hace cien o trescientos años se queda-
ron inmóviles, como pensativas», en tanto que la lengua, par ejemplo,
es también «un trozo de pasado', pero «todavía viva y en plena usa».
Un tertium genus de fuentes históricas era luego individualizada por
Droysen en los «monumentos» (Denkmiiler), es decir en aquellos ma-
teriales constituidos por restos del pasada que tenían la misma "fina-
lidad» que las fuentes, el registrar el recuerdo: una inscripción o una
piedra, una construcción o una obra de arte, una moneda o una me-
dalla y así por el estilo.' A esta tripartición fundamental Droysen
acompañaba varias distinciones interiores de cada uno de los tres ám-

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bitos fundamentales. Por un lado, de su clasificación emerge que «la Pero el punto más débil de la concepción tradicional, si se la
diferencia de valor de los tres tipos de materialesflepende de la finali- mira desde el punto de vista de la experiencia historiográfica, no es
dad para la que han de servir al investigador»;/por el otro lado, que tanto el fuerte carácter descriptivo y clasificatorio del tratamiento,
«las fuentes, incluso las mejores, dan, por decirlo así, tan sólo una luz como el presupuesto lógico-epistemológico general de la considera-
polarizada, en tanto que el historiador «avanza con plena seguridad ción de las fuentes. Se ha observado acerca de Charles Seignobos
hasta en los menores detalles, cuando se trata de adelantos: cuanto que «él ha querido darnos las reglas que permiten establecer la reali
más agudamente los observa, más fructíferos le resultan, pero son dad de un hecho "exterior", es decir "que ocurre en la realidad objeti-
como fragmentos casuales y dispersos.t va". Bernheim y muchos otros lo/habían hecho antes que él: se trata
La clasificación de Droysen sólo es un ejemplo entre los muchos de "confrontar las afirmaciones/El principio de tales confrontaciones
posibles en la tratadística —también ella frecuente hasta las prime- [es que] varios observadores independientes no pueden engañarse de
ras décadas del siglo xx— de teoría y metodología de la historia. Sin la misma manera, si verdaderamente son independientes, es decir, si
embargo, Droysen tenía muy vivo el sentido de la peculiaridad de la no ven las cosas desde el mismo ponto de vista, tanto en sentido lite-
labor historiográfica.»Por la naturaleza de sus materiales —como se ral (observadores en el mismo sitio) como en sentido traslaticio (ob-
recordará, él escribía— al enspirismo histórico le faltan las grandes servadores con los mismos prejuicios o sujetos a análogas deforma-
ayudas que el empirismo físico tiene en la observación y en los expe- ciones). Además, naturalmente es necesario que los testimonios
rimentos. Pero el presente del mundo ético lleva a cabo experimen- independientes se refieran al mismo "hecho", a los mismos momen-
tos de toda clase y permite la observación más profundizada, y ello tos, abs mismos sitios, alas mismas personas, abs mismos episodios
ofrece a la investigación histórica el sucedáneo que consiste en ilu- de un acontecimiento. Si todas estas condiciones se dan conjuntamen-
minar con analogías la oscura incógnita.'c'Si se deja de lado la forma te, si todos los testimonios concuerdan, el hecho está "científicamente"
de pura y simple clasificación de las maneras de tratar el material establecido; si no hay concordancia, es necesario "sopesar" los testi-
histórico (investigación y descubrimiento adivinatorio, combina- monios [ ... ], descartar los que son "sospechosos" y, si todos son sospe -
ción, analogía, hipótesis), Droysen captaba plenamente, por lo tanto, chosos, "abstenerse de sacar conclusiones".'
el sentido de la complejidad del problema, tanto epistemológico Tanto la noción de «hecho» como las de «realidad objetiva» y de
como teórico, del conocimiento histórico. «prueba científicas, que constituyen el armazón conceptual de la leo
En general, las otras clasificaciones de las fuentes entre los tra- rización no sólo de Seignobos, sino de toda la cultura del positivis-
tadistas o estudiosos coetáneos de Droysen o posteriores a él3 no ma- mo, han ido progresivamente cediendo ante las instancias críticas
nifiestan orientaciones o direcciones sustancialmente diferentes. És- que brotaron a lo largo del siglo xx. Ciertamente, no en todas partes
tas se centran generalmente sobre la distinción, por un lado, entre el proceso ha sido tan articulado como el que se ha podido describir
los testimonios dejados por los hombres y las sociedades del pasado para Francia. Allí —se ha observado— «la generación posterior a la
acerca de su pensamiento, vida, acción y actividad, y, por el otro de Seignobos, la generación de los Pebvre y los Marc Bloch, ha me-
lado, la funcionalidad de dichos testimonios de cara al conocimiento nudo ha hecho de él su cabeza de turco (sobre todo Pebvre), pero
del pasado; o bien entre testimonios directos y voluntarios, y testi- profesaba hacia él, sin embargo, todavía cierta indulgencia [ ... ]. La
monios indirectos e involuntarios. Tan sólo en algunos casos la no- generación siguiente fue más desdeñosa: estudió filosofía con Berg-
ción de fuente histórica se elabora en base a criterios de potenciali- son [ ... ); leyó, o habría podido leer si, como dice Pebvre, si hubiese
dad y de omnicomprensividad absolutas, y, por lo tanto, capaces de tenido más "necesidades filosóficas" los primeros escritos de Heideg-
otorgar al chaterial que el historiador consigue la plasticidad y la va- ger y de Jaspers; el "positivismo" de Seignobos le parecía sumario. Se
riedad que los desarrollos posteriores de la historiografía habían de leía Á l'ombre des/cunes filíes en fleur yla psicología de Seignobos pa-
requerir, incluso prescindiendo, donde ello fuese posible, de las exi- recía esquemática. Se estudiaba la matemática elemental al tiempo
gencias que en este sentido se desprenden de una más profundizada que Einstein iba a exponer la teoría de la relatividad en el Collége de
conceptualización o teoría de la historiografía. Una definición de Prance y dialogaba con Bergson sobre el tiempo, mientras Planck y
este género (las fuentes como «material del que nuestra ciencia ex- Bohr fundaban la mecánica cuántica y Louis de Broglie la mecánica
trae el conocimiento"), por ejemplo, la ofrece Bernheim' junto a ondulatoria. Los profesores hacían lo posible por poner aso genera-
otras que se mueven cola estela de las definiciones habituales. ción al corriente de todo ello; y ésta, incluso si tal vez no entendía
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gran cosa, captaba lo suficiente para encontrar cómico que un Seig- taba volver a traer a la luz las obras de arte de la antigüedad, altura
nobos pudiese hablar de 'observación" y de "observador" refiriéndo- asumida como modelo ético y estético; y aparecían con coda vez ma-
se a Commynes, a Tácito e incluso a Tucídides, y deplorable que, ig- yor frecuencia escritos importantes sobre lemas que más adelante fi -
norando tan evidentemente los procedimientos de los ciencias físicas gurarían en primerísimo plano en el ámbito de disciplinas que se
y naturales, se atreviese a confrontarlos con las ciencias hi stóricasa.t consideraban auxiliares de la historia (desde el tratado de decifra.
En Alemania, la ortodoxia académica y el respeto a las autoridades miexto de Simonetta (1474) al Cotnptas chirometralis de Anianus
establecidos por viejas o nuevas tradiciones permitieron, en cambio, (1488), de la Pzlygrapltiu de Tritemio (1518) alas Cittq livressar ¡'as
que la «línea Bernheim-Droysen" se mantuviese vigorosamente viva, el sespurttzs de Budé (1514), desde el prontuario de las medallas de
hasta el extremo de ser indiscutible la observación de que «ha habido Rouille y Lyon (1533) al De rettarn maria y al De etntxendatiotte teca
intentos de crítica a la clasificación de Bernheim, particularmente porxm de Scaligero ex la Segunda mitad del mismo siglo, del De ar-
dentro de la ciencia alemana, pero esas críticas (A. Feder, W. Bauer, chiviis de Baldussarre Bonifacio (1532) hasta la colección de inscrip-
E. Kayser y otros) han acarreado más confusión que utilidad para el ciones latinas de Jan Gruter (1603), desde el De prima scsibeedi
desarrollo de la teoría de las fuentes históricas».t En Italia la crítica a origine del padre Hugo (1617) hasta la Histoim des grattds aJtexeixs da
la teorización positivista de las fuentes pasó, aso vez, por una eva- l'Empe-e s-otstaiet de Nicolas Bergier(1622)). También fueron contem-
luación filosófica más radical, basada sobre todo en la afirmación, poráneas la organización ylu legislación de los grandes archivos, nú-
tanto neoidealista como marxista, de la naturaleza ideológica" de cleos de las futuras imponentes colecéioxes de la documentación
las fuentes, y eso tanto en el sentido ético, político y cultural que pública, y el nacimiento de las grandes bibliotecas modernas, empe-
subrayaba (aparte neoidealista, como en el de los intereses y las cla- zando por la Vaticana —por mencionar sólo un ejemplo— que se
ses privilegiadas que subrayaba (aparte marxista. Las fuentes termi- debe a Nicolás V alrededor de 1450, los archivos —siempre por men-
naban así por tener legitimidad y validez no por su génesis y por el cionar un sólo ejemplo— de su corona concentrados por Felipe II en
análisis filológico que establecía su fundamento, sino, enana perspec- Simancasex 1567 y objeto ea 1588 de la primera reglamentación ar -
tiva-límite, por la elaboración actualizadora que realizaba el historia- chivista moderna, así como ex 1571 aparecía el primer tratado mo-
dor cola concreción de su condicionamiento social y cultural. derno de archivístico por obra de Jakob vox Ratssmingex. También
La noción de fuente histórica que había elaborado la cultura po- los archivos notariales florentinos —primer ejemplo de archivos pri-
sitivista representaba, en todo caso, la culminación de un proceso vados— fueron reunidos y concentrados en una sola sede por Cos-
plurisecular de fundación de la técnico moderna de la investigación melca 1569. A su vez, el Concilio de Tretsto regulaba, desde 1563, el
histórica, proceso que tiene su comienzo, simbólico y concreto al mantenimiento de los registros parroquiales de matrimonios y naci-
mismo tiempo, con la demostración de la inautenticidad del llamado mientos, tras las análogas normas impartidas por la autoridad real
'legado» de Constantino por obra de Lorenzo Valla alrededor ea Inglaterra (1538) yen Francia (1539). A principios del siglo xvtt se
de 1440. Las ediciones humanísticas de los escritores clásicos marca- establecía en la Toscana el derecho público de prelación sobre los
ron otro momento muy importante en la constitución de las discipli- documentos históricos puestos en venta. A mediados del siglo xvtt
nas modernas referidas a la crítica y ala historia de las tradiciones empezaba, con la actividad de los Padres Bollandistas, la publica-
textuales. Un momento posterior se tuvo con las polémicas entre ca- ción de las grandes series de fuentes históricas: se remonta a 1643 el
tólicos y protestantes, con las Centurias de Magdeburgo (1559-1574) y comienzo de la de los Acta Sattceoraet. Entre 1675 y 1681, con la di-
los Anuales ecclzsiastici de Baronio (1588-1607), que expresaron en sertación del jesuita holandés D. van Papexbroeck sobre la publica-
las formulaciones más complejas sus respectivas tesis historiográfi- ción de los papeles antiguos y con la posterior respuesta del benedic-
cas. La autenticidad ylu calificación de las fuentes bíblicas y de toda tino Mabillon casa De re diplomatica, se emprendía también el
la literatura y documentación cristiana constituyeron un problema tratamiento científico de la paleografía y del desciframiento mo-
que necesariamente llevaba a volverlo más indiscreta posible la mira- dernos. El suplemento dado por Mabillon aso obra ex 1704 y la Pa-
da con que desde cada trinchera se apuntaban las armas criticas plus ¡aeographio gt-aeca de B. de Montfaucon, de 1708, darán a este trata -
recursos de autoridad textual que ponía en campo el adversario. miento ulteriores y conspicuos elementos.
Mientras tanto, desde la primera mitad del siglo xv había empe- A esas alturas, se puede decir que el cuadro preparatorio y
zado la excavación arqueológica, ala que el interés humanista solici- las condiciones intelectuales de fondo de la gran serie moderna de
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FUENTES 255

las disciplinas anticuarias y filológicas estaban ya todos planteados Particularmente era por dicha manera de privilegiar que la doc-
El arranque, en el siglo xvto, de una praxis de las adquisiciones esta- trina de las fuentes incurría mas directamente cts la crítica —sobre
dísticas cada vez más orgánica y regular, añadía un remate destinado todo, pero no solamente, idealista y marxista— que, en cambio, defi-
a tener particular fortuna. También la originaria limitación al ámbi- nía con rigor cada vez más sofisticado el condicionamiento históri-
to de la tradición greco-romana y europea se perdía rápidamente. El co, social y cultural de las fuentes así privilegiadas. Eran observacio-
antiguo Oriente Medio, sobre todo, y sucesivamente las otras civili- n es que en se podían rebatir con la imputación de subjetivist»so o
zaciones es trueornpeas antiguas y modernas ingresaban en la serie relativismo, sobre la que se afirmó por ultimo la cultura, positivista
de los grandes campos de estudio de la arqueología y de la filología con sus nociones del «hecho», de la «realidad objetiva» y de la «prue-
modernas. El período que abarca desde el comienzo de las primeras ba científica». Tampoco se podía considerar que la cuestión del con-
excavaciones sistemáticas en Herculano y el Ptécio do syoté»ete ¡aid 2 dicionamiento pudiese ser superada con el desarrollo que efectiva-
roglyphique con que J.-F. Champollion completaba en 1824 el desci- i3 mente asumieron las disciplinas que constituían el ámbito crítico
framiento de la antigua escritura egipcia marcaba, desde este punto definido como «exégesis de las fuentes». Efectivamente, no se trata-
de vista, un giro decisivo y simbólico. La cultura europea del roman- ba de una lisa y llana cuestión técnica, técnicamente soluble con una
ticismo y del positivismo daría sus grandes colecciones de fuentes, adecuada afinación de los procedimientos de indagación, y, poi r o
las grandes campanas arqueológicas, las grandes investigaciones geo- tanto, con una amplia garantía crítica de los juicios que se despren-
lógicas y paleontológicas, las grandes sistematizaciones de los ar - diesen. Se trataba, en cambio, de una cuestión que implicaba (e
chivos y de las bibliotecas así como de los museos y de las galerías, plica) la concepción general de la historiografía y, con ella, la de so
las escuelas (como la École des Charles, reorganizada sobre bases carácter científico. El campo ha quedado teóricamente dividido, des-
más sólidas en 1846, que de todo ello es un poco el símbolo más re- de éste como desde otros puntos de vista, entre quienes asignan
presentativo) y las academias, los institutos y las fundaciones con —sobre una base considerada comoquiera científica— u la historio-
sus grandes periódicos, las elaboraciones metodológicas y técnicas, grafía un papel político-social significante y hacen de ella un momeo-
las grandes síntesis tratadísticas y m anualtsticas, el sistema dotas re- lomas o menos esencial de la vida moral, social y cultural, por la que
presentaciones cartográficas y todos los procedimientos e instru- aso vea estaría condicionada; y aquellos que consideran ala historio-
mentos sobre los cuales descansarían la erudición ylu filología histó - grafía como una ciencia con sustatus metodologico y cognoscitivo
ricas con la seguridad de una base «científica», cualquiera pudiese variadamente interpretado y definido también lo que atañe alas no-
ser el sentido en el que sucesivamente se entendiese el adjetivo. ciones generales de ciencia y alas relaciones teorizadas con las cien-
Se puede, pues, entender fácilmente como y por qué la clasifica- cias matemáticas y naturales; y aquellos que de varias maneras pro-
ción de las fuentes elaborada por Droysen —y así también las otras 1 ponen y reproponen concepciones anti-intelectaulísticas (literarias,
de su tiempo y del período posterior— efectivamente representase, probabilistas, utilitaristas, pragmatistas y así por el estilo). Y, natural-
como hemos dicho, la fase final y culminante del largo proceso que mente, la doctrina de las fuentes (y, e»» principio, tos correspondientes
había llevado a la constitución de las técnicas modernas de investi- criterios exegeticos) varía también en correspondencia con el distinto
gación histórica y de su teorización. Al respecto, sin embargo, ha de ¡ fundamento conceptual que se atribuye ala actividad historiográfica
notarse además que en aquellas técnicas —y también en su teoriza (¿conocimiento mas o menos puro, actividad práctica, social o pol»ti
ción—la noción de fuente histórica es elaborada privilegiando clara- ca, actividad imaginativa o figurativa, etcétera?).
mente las fuentes escritas, y, dentro de éstas, las fuentes narrativas.
A éstas en todos los casos ocies asigna el sitio de honoren la jerarquía
de la documentación. El presupuesto, naturalmente, es el evocado 2. La revisión de la noción de fuente histórica y las técnicas
por Seignobos: l'histoire se fait ueec des docne»e»aes; es decir, un pre- modernas La historia es 'ls part entiére»
supuesto que basaba la «cientificidad» sobre un método inductivo
aplicado a «pruebas» (los documentos, precisamente) analizables y Sin embargo, no ha sido tanto el debate referido a la concepción
discutibles, y por lo tanto sobre el repudio de toda «tradición» general de la historiografía lo que ha provocado una revisión de la
«autoridad» y sobre el principio laico de un racionalismo sin excep- xcep- noción de fuente histórica, como, en cambio, la experiencia concreta
ciones. del trabajo historiográfico tal como se huido desarrollando sucesiva-
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mente a la luz de nuevos intereses y de nuevas actitudes culturales y aparte de esto, en los mismos testimonios voluntarios, directos o in-
en el contacto directo u indirecto entre las disciplinas históricas, directos, de la historia humana, la atención ola «cultura material», a
además de entre estas y otras disciplinas. Sobre Indo por lo-que ata- la vida cotidiana, ala historia de las mentalidades y de los comporto >
ñe a los nuevos intereses, el proceso ha sido particularmente claro y mientas ha promovido definitivamente a testimonio histórico cual-
visible. Efectivamente, la atención de los historiadores ha vuelto un quier tipo de objeto o de rastro del pasado, sin discriminación algu-
sólo centrales (de periféricas que eran), sino hasta tendencialmente na, en este aspecto, acerca de su significado o valor artístico o
escluyentes o, por lo menos, dominantes, las temas de estudio que se cultural-La universalidad del carácter de fuente histórica, más aún,
refieren a la llamada «cultura material,,, la vida cotidiana, las dimen- ha englobado también el patrimonio moral y mental de la humani-
siones materiales y psicológicas de la existencia, tanto individual dad viviente. Aquello que, desde un ponto de vista orientado en el
como colectiva. De esas ampliaciones han salida profundamente sentido platónico del conocimiento como anamnesis, un autor como
transformadas en sus procedimientos yen sus métodos de investiga- Croce, orientado en sentido muy distinto (y, por otra parte, con gran
ción la historia de la literatura y la del arte, la del pensamiento y la agudeza y apertura justamente en el sentido del carácter de las fuen-
de la economía, la de la técnica yla de las estructuras demográficas y tes del que estamos hablando), decía sobre este patrimonio conside-
productivas,./Para el papel central que anteriormente tenían las fuen- rado como fuente histórica que se ha vuelto válido y generalmente
tes escritas, sobre todo las narrativas, ello ha significado, si así pode- aceptado desde el punto de vista de sino historia llevada con intere-
mos expresarnos, un debilitamiento notable /-Ea ampliación de la ses y sobre bases socio-antropológicas. Efectivamente, Croce no sólo
temática histórica implicaba, efectivamente, tina pérdida de centrali se refería a las «transformaciones realizadas de la superficie terres-
dad para tos temas de historia política e institucional, alrededor de tre», sino a todas «las realizadas en la profundidad de los ánimos, es
los cuales se habían constituido la doctrina ylas grandes colecciones decir en las instituciones políticas, morales, religiosas, en las virtu-
modernas de las fuentes históricas. des y en los sentimientos que se han ido formando alo largo de los
En principio, las llamadas «fuentes invéluntarias» han obtenido siglos y que todavía viven y actúan ennoso tros ,,.t
de ello un incremento de grandísima relevancia. Se encuentra toda- Puede ser interesante observar que los desarrollos aquí suma-
vía afirmada, a decir verdad, la vieja posición que (según la defini- riamente ilustrados han producido una especie de deslizamiento de
ción del polaco M. Handelsman, que se puede considerar, pese a to- los tipos de fuentes característicos de una periodización o de ox ám-
das las posibles variaciones, como ejemplar de esta manera deyer bito historiográfico sobre tos posteriores. Así la pieza material de
las cosas) veía en dichas fuentes, por eso definidas como «directas», tipo arqueológico, propio de la excavación prehistórico y de la consa-
los «rastros directos conservados de la existencia y la actividad del grada a las antigüedades mediorientales y greco-romanas, se ha ex-
hombre en el pasado», en tanto que tos «documentos destinados a tendido hasta el arco de la historia moderna y contemporánea, en la
preservarla memoria de los tiempos'pasadosa constituían las fuen- que el museo de las tradiciones populares, las colecciones de equipos
tes «indirectas» con una variación sólo semántica, como se ve, de las e instrumentos o de máquinas y de herramientas, las colecciones de
definiciones bernheimianaxfPero ciertamente se ha generalizado decoraciones y atavíos, como así también de objetos preciosos y de-
mucho más la convicción da que no sólo los rastros que podemos en- corativos, tienen a estas alturas xx sitio consagrado por lasensibili-
contrar de la existencia y de la actividad del hombre, sino el mundo dad general antes aún que por el aso. De la misma manera el docu-
todo, tal como lo podemos leer a nuestro alrededor con todos los ins- mento notarial, fuente privilegiada de la historiografía medievalista,
trumentos posibles, es fuente histórica, actual oea potencia, sin nin- ha entrado también en la historia moderna y contemporánea, donde
guna clase de limitaciones. La estratificación geológica, los anillos se ha vuelto, entre otras cosas, uno de los principales soportes de las
que atestiguan el crecimiento de los árboles, las variaciones del cli- técnicas cuantitalivistus. Aso vez, las grandes relaciones y encuestas
ma, las alteraciones naturales de la superficie terrestre, los testimo- de los poderes y de las administraciones públicas, que caracterizan
nios paleontológicos como los de la vida corriente vegetal y animal los primeros momentos de madurez de eficiencia del Estado mo-
en el planeta terrestre, en resumen la historia natural de la Tierra y derno, han permanecido también en ló base de procedimientos espe-
de las formas de vida que ésta hospedo son elementos de la investi- cíficos de la historia contemporánea. Inversamente, la Riente narra-
gación histórica de los que ya no sabríamos prescindir en el cuadro tiva, memorialista, epigráfico, de tradición antigua con prosecución
de una definición de las fuentes históricas. Más específicamente, medieval hasta el Renacimiento, los registros olas ediciones de ente-
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ras series notariales propias de la medievabstica, las corresponden- mas aun, que, al encontrarse publicando en 1980 'por primera vez...
cias y los documentos diplomáticos de tradición moderna han teni- una edición crítica de toda la obra poética de un autor contemporá
do una relativa decadencia de su anterior hegemonía. Los aparatos neo', es decir los poemas de Eugenio Montale, los encargados de di-
críticos de los estudios más significativos atestiguan con —elocuencia cha edición hayan declarado, en su Nota, no poder
los efectos de estas variaciones. En los archivos mismos, los fondos
antes marginados o considerados menos «nobles» que los de la di- alimentar en nadie ta ilusión de que, con mt autor siempre presente
plomacia o de la alta administración han adquirido una importancia para cualquier solicitud ante su escritorio, o, como dicen los franceses,
totalmente nueva y figuran, junto con los fondos notariales, entre los en el otro extremo del cable telefónico, las cotas marchen, en filología
más consultados. textual, de otra macero y sobre todo más fácilmente que en el caso,
Paralela ha sido también la recíproca invasión de las distintas hasta ahora normal, de forzosa ausencia del productor. La operación
tiene una objetividad para la cual la palabra del llamado interesado tie-
periodieaciones y ámbitos historiográficos en sus técnicas yen sus ne una significación, aunque obviamente valiosísima, más informativa
métodos de trabajo. Es ejemplar el caso de la arqueología clásica. que conclusiva."
Esta, como recnrdabaE. Bianchi Bandinelli,
Aso vez, un medievalista de particular sensibilidad y honra téc-
era usa rama de la «Ciencia de te Antigüedad, la dttertnmoo'iooe,t- nica ha podido subrayar que, en la interferencia entre historia y et-
ochaft, que se formé ea el siglo oto en las universidades alemanas y que
tuvo, en su época, un valor cultural y político de no escaso relieve. Su nología,
valor cultural residía esencialmente cts tu tendencia a formar una cien-
cia unitaria, síntesis de todo ts queso refiriese ala antigüedad clásica; la consideración etnológica propone al historiador una documentación
su signo político (a menudo inconscientemente) fue de conservaduris- cueva, distinta de aquella ala que está acostumbrado. Aso veo, el et-
mo y también de franca reacción. Fue un 'humanismo» restringido nólogo no desdeña el documento escrito, pero se encuentra con éste
que proseguía solas posiciones progresivas del primer Quuttmceuto, tau rara vea que sus métodos están hechos para no hacerse cargo. Aquí
sino tas(ansformittas de los primeros humanistas italianos y europeos. al historiador te toca comprometerte con el hombre cotidiano, un es-
Hoy la Attertnoomiooesochaft sobrevive dispersamente como estéril torbado y que no se dejaría estorbar por papelotes cc el universo sin
ruego de problemas filológicos, pero la inevitable especialización ha textos y sin escritura. El se encontrará ante todo con la arqueología: so
coto el que era tal ver so único valor.Hoy la investigación arqueológi- la tradicional dirigida al monumento o al objeto, íntimamente enlaza-
ca, junto con la etnológica, se extiende a toda edad ylugac La antigüe- da con la historia del arte, siso ala arqueología de lo cotidiano, de la
dad clásica no es siso uno de sus argumentos, y su exclusi- vida material, esa ilustrada por las excavaciones inglesas de M. Beres-
vamente histócico.a ford es los toot rittageo, polacos de W. Heusrl y sus colaboradores en
los gmdo de la antigua área eslava, franco-polacos de la VI Sección de
la École Practique des Hantes Étudcs ea distintas poblaciones de la
Análogo se puede considerar el caso de la filología clásica. Francia meridional. El historiador se encuentra además cosía icono-
G. Pasquali, al respecto autor canónico, y uno de los primeros en grafía, pero también en este caso ro tanto roo tudela historia del arte
«rebasar las fronteras,' del campo de la crítica textual de los clásicos tradicional, relacionada con las ideas y tornas estéticas, como con la
griegos y latinos con ejemplos y paralelismos hasta de la literatura de los gestos, de las formas útiles, de los objetos perecederos y no dig-
italiana del siglo utu, hacía notar que, mientras tanto, «las condicio- nos de lo escrito. Por eso, si ha empezado a constituirse una iccuogra-
nes de propagación de los lentos no han cambiado esencialmente liude la cultura material, parece totalmente rmbriouaria, en cambio,
desde la tardía Antigüedad durante toda la Edad Media hasta la difu- una iconografía de las mentalidades, difícil pero necesaria, por lo
sión del arte de la imprentas; y por ello preveía que, como efectiva- pronto ya implícita en el fichero del Departamento de Arte y Arqueolo-
mente ocurrió, su libro, como «libro de un filólogo clásico que no se gía de la Universidad de Priucetos, por ejemplo. Por último, el histo-
riador topa con la tradición oral, cuyos problemas son formidables.
avergüenza de su filología, encontraría «aán más resonancia entre ¿Qué hacer con lo oral en el pasado? ¿Se puede identificar eraly popu-
medievalistas, romanistas, germanistas, historiadores, descifradores, lar? ¿Cuál ha sido ro las distintas sociedades históricas el significado
que entre filólogos clásicos»u, con una extensión consciente a los de la expresión 'cultura popular? ¿Cuáles han sido las relaciones en-
tontos medievales y modernos de los métodos aplicados en la filolo- tre cultura docta y cultura popalar?'t
gta ctastca ya cts tas primeras aecauas oes stgto SEN. les sintomático,
268 NADA MAS AUN HISTORIA rxcstcx otsvóctcas 261

Estos ejemplos se podrían fácilmente molliplicar. Pero mas inc el descubrimiento de nuevos lentos y de nuevas escritoras (desde los
portante es añadir ola constatación del deslizamiento más arriba se- epígrafes no descifrados del valle del Indo, en 1921, hasta las tabli-
ñolodo de los varios tipos de fuentes desde las periodizaciones más llas minoicas de Pilos en 1938, desde los documentos agaríticos de
antiguas hasta las posteriores, la paralela constatación de stet opues- Ras Shamra del II milenio a.C., en 1929, hasta los manuscritos del
to e igualmente significativo dirigirse de la técnica más reciente ha- mar Muerto en 1947), sucesivamente descifrados, y los cada vez más
cia los testimonios del pasado. La aplicación de las técnicas moder- amplios y antiguos descubrimientos prehistóricos (por ejemplo, los
nas (desde los rayos X hasta los reveladores químicos, desde la americanos de las excavaciones de Polsom en 1926). Entre 1949
fotografía aérea hasta las elaboraciones estadísticas mecanizadas y y 1950 se emprende en París la institución en los archivos de un
más sofisticadas, y así por el estilo) al examen de las fuentes históri- servicio de microfilmes. El año 1952 veía la utilización del detector
cas ha acarreado renovaciones sustanciales de la técnica y de los mé- electromagnético en las excavaciones arqueológicas y prehistóricas,
todos de investigación en todas los disciplinas históricas. Sustancial- y entre 1955 y 1957 se daba la primera utilización del periscopio de
mente, la ampliación de los testimonios y de los datos considerados Nistri en las excavaciones etruscas. Con la década de 1960 empeza-
como fuentes históricos no habría por sí misma acarreado todas las ba-, por último, la marcha triunfal del ordenador en el tratamiento de
consecuencias que efectivamente ha acarreado, si no hubiesen tam- grandes series de datos de todo género. Paralelamente, entretanto,
bién cambiado los métodos de tratamiento de las fuentes mismas. había avanzado el desarrollo de la legislación que se refería a archi-
Más exactamente, dos procesos, el de ampliación del material consi- vos, museos, galerías, etc.; el almacenamiento y lo conservación de
derado como fuente histórico y el de innovación de su tratamiento, los papeles públicos y privados; la conservación y restauración artís-
forman un desarrollo unitario que ha de considerarse en su conjunto. tica, monumental y ambiental; la copia de papeles y la reproducción
Ya a principios del siglo xx se tenían no solamente las primeras de destientas documentales y monumentales; la circulación nacional
aplicaciones del método estratigráfico en las excavaciones arqueoló- e internacional de papeles y libros, además de objetos musicales y
gicas, sino también la aplicación de procedimientos físico-químicos obras de arte; el deposito legal de todas las ediciones, incluidas las
en la técnica de las excavaciones, de la restauración y de la conserva- musicales, etcétera.
ción. Entre 1907 y 1913 se llevaban a cabo también, en las proximi- En este sector es sintomática de las nuevas instituciones y de los
dades de Mandia, las primeras excavaciones submarinas. Ya en 1904 nuevos regímenes políticos la formación de nuevos museos, del tipo
se instituía en Berlín el Phonogramm Archiv, co tanto que des- del Museo de la Revolución instituido en Moscú en 1929 o el Museo
de 906 se constituían los primeros depósitos de archivos económi- Fascista instituido en Roma en 1930. Nuevas grandes tradiciones
cos, debidos ala Cámara de Comercio de Colonia, seguidos en 1910 se emprenden en los países más importantes. En Estados Unidos se
por la institución de los Archivos Económicos Suizos en Basilea. fundaban archivos nacionales en Washington en 1934 y la National
En 1911 se inauguraba en Pompeya y Herculano una nueva técnica Gallery en la mismo ciudad en 1940, mientras en 1949 y 1950 una
deexcavócion que consistía en el curte horizontal de las construccio- comisión especial se encargaba de reorganizar los archivos naciona-
nes, y se fundaban en París los Archives de la Parole (después Musée les. En la Unión Soviética, tras un decreto de 1918, tina nueva ley
de la Parole el do Geste), coyas primeras misiones fonográficas tenían de 1941 regulaba orgánicamente el material de archivo. Otro tanto
lugar el año siguiente. Con la primera guerra mundial aparecían las ocurría en Inglaterra con el Pabliz t-ecas-d act de 1958. En Italia la
primeras utilizaciones de la fotografía aérea. En 1925 se procedía institución del Ministerio para los Bienes Culturales y Ambientales
en Francia a la aplicación de los rayos ultravioletas cts el estudio de implicaba un nuevo encuadre de archivos, bibliotecas y museos en la
los manuscritos. En 1930 una conferencia internacional celebrada administración pública y subrayaba, en la década de 1970, una ulte-
en Roma se dedicaba al estudio de los métodos científicos del exa- rior extensión del concepto de patrimonio histórico. La salvaguardia
men y conservación de las obras de arte. Entre 1935 y 1936 se consti- de ambientes naturales y de estructuras urbanísticas y' edilicias per-
tuían en Inglaterra, en la Unión Soviética y ea Italia las primeras mitía efectivamente, tener ala vista en medida apreciable el zstos.sra-
filmotecas yen Francia, en 1938, una Phonotháque Nationale. Mien- ge del pasado y de una manera más viva y directa de cómo podía dar-
tras tanto, numerosas habían sido las fundaciones de museos folcló- se a través de la reexhumación arqueológica. Se confirmaba así,
ricos, desde el de Cardiff en 1907 hasta el Musee Nationxl des Arts el también por zata camino, la tendencia conjunta a la máxima aproxi-
des Traditions Populai res en el Pubis de Chaillot de París, así como mación posible de todas las disciplinas históricas alas del arte y de
262 NADA MÁS QUE HISTORIA COMATES Ot5TADtCA5 263

la literatura en so privilegio de disponer de sus propias fuentes esen- fase madura del Iluminismo. Desde este punto de vista el paralelis-
ciales —las obras de arte y literarias parlo menos cuando están mo o la superposición cutre muchos modelos, ideas y núcleos cupo-
conservadas, de una manera directa y viva. sitivos de la histuriografía iluminista, de la positivista y de la segun -
El desplazamiento del tipo de acercamiento y de evaluación de da mitad del siglo xx son directamente macroscópicos. También ha
las fuentes históricas de una disciplina a la otra, y la generalización de notarse el enlace entre estos modelos, ideas y núcleos, ya en su
de los procedimientos técnicos modernos no han anulado, sin em- primera formulación iluminista, con las curiosidades, los métodos y
bargo, las exigencias de lo especialidad.. Más aun, oc puede decir que las aperturas de la erudición europea desde mediados del siglo xvtt
estas exigencias han crecido precisamente en relación con los desa- en adelante: típico es el caso de Muraton con los intereses ylos crite-
rrollos más arriba mencionados, dado que, en última instancia, toda rios seguidos en Astiquitutes italicue Mcdii Aeei y en la colección de
técnica de tratamiento de las fuentes exige su especialización. De to- los Rzrutet italicat'um seriptot'ev. La idea misma de una «ciencia» his-
das maneras se ha acentuado de hecho, precisamente y sobre todo térica es de clara ascendencia iluminista. Las fuertes connotaciones
por la problemática de las fuentes yen toda la actividad historiográfi- utupísticas del Evquiose de Condorcetuu ocultan, mejor dicho desta-
ca, la tendencia general de la investigación moderna y contemporá- can este componente cientista de la manera uvas ejemplar. Pero por
nea, que se expresa en la progresiva segmentación de las competen- el otro lodo al vigorosa impulso historizante se le oponen el espíritu
cias disciplinarias (cronológica, geográfica, sectorial, temática). de sistema, la asimilación cientista de la historia a las disciplinas
Reflejos metodológicos más elevados y más ilustres no han faltado. La matemáticas y naturalistas, su objetivación en una construcción in-
gradual transición del objeto histórico de hecho u evento a proceso u telectual presidida por un concepto «puro», es decir abstracta, de la
desarrollo, la consiguiente medida de larga duración como canon mas verdad.
adecuado para el enfoque del estudio de procesos y desarrollos, la pre- En su formo mas extrema dicha tendencia ha inspirado, en la
valencia del análisis cuantitativo sobre el cualitativo para los estudios historiografía de la segunda mitad del siglo xx, privilegiar absoluta-
a efectuar con amplitud satisfactoria sobre la base social más amplia mente (cosa comprensible, pero a decir verdad hasta demasiado fá-
son otros tantos ejemplos de recíproca interferencia entre los nuevos cil) el elemento cuantitativo, el mas cercana al modelo «cienttfico»
puntos de vista, que llevaban a una distinta consideración y trata- de la historia. A su vez, privilegiar la cantidad lleva a privilegiar las
miento de las fuentes, y las técnicas que solicitaba tu nueva configu- fuentes que pueden permitir ensalzarla más adecuadamente. Los ar-
ración que asumían las fuentes precisamente por efecto de la nueva chivos notariales y los archivos de administraciones como la militar,
consideración y del nuevo tratamiento. Esta situación un carece de la financiera o la judicial, que permiten consultar documentaciones
elementos contradictorios. Hay, efectivamente, por un lada el fuerte \muy extensas, hasta del urden de centenares de miles de datos y por
impulso a la histnrización, que deriva de la prevalencia de la dimen- períodos prolongados o directamente seculares, aparecen así en ant
sión de proceso sobre la de evento, de la ampliación de la considera- primerísimo plano. Uno de los más agudos y competentes partida-
ción histórica al ambiente natural y ala influencia de las permanen- rios de esa orientación ha podido incluso afirmar que en última ins-
cias de más larga duración, y lo promoción historiográfica de todo tancia 1.1 sólo la cuantificuble puede ser objeto de una historia
ámbito y momento de la vida social a objeto incluso privilegiado de científica,'. Verdad es que el mismo Le Ruy Ladurie señala que se
la consideración histérica. trata de una ultima instancia lejanísima yeta ciertos casas tan fuera
Tules elementos corresponden a la exigencia histnricista que la del alcance de las actuales investigaciones como para poder tan sólo
cultura europea ha sentida más que cualquier otra en el siglo xtx y imaginarla.it Pero esta honrada e inteligente reserva no hace sino
que se ha traducido, en los distintos momentos y tendencias de di- confirmar, claro está, el espíritu yla dirección de la orientación men-
cha cultura, en ideas centrales cama las de progreso, dialéctica, civi- cionada. El mismo estudioso ha destacado cómo semejante estudio
lización, evolución y así por el estilo. La misma aspiración a una his- de las cantidades debe al ordenador y ala introducción de las técni-
toria global, á part cutiere, total, integral, o coma quiera que se dijese cas correspondientes en la investigación histórica no sólo una enor-
y dice, se encontraba ya madura en la misma fase de la cultura euro- me potenciación, sino incluso su posibilidad de ponerse en práctica
pea. Mas aún, habría que destacar que ideas fuertemente histnrizan- y, más allá de esto, su posibilidad de orientación de cara alus valores
ms, como la de progreso o la de civilización entendida como totali- que desea el historiador.
dad histórica, pertenecen ya al patrimonio intelectual europeo en la
264 NADA MÁS QUE HISTORIA FUENTES xtsiócucos 265

3. El uso del ordenador y sus implicaciones periur al que te puede conseguir con los puocecluxuextux clásicos del
cálculo manual. Dentro de límites de tiempo uelaiioaxuexie breves,
efectivamente, se han conseguido no sola un gráfico medio cuxicu de
Los ejemplos yias consideraciones de Le Rey Lodsuie merecen xx
los alquileres parisinos, tino más de xx centenar cíe curvas que se una-
seguimiento ulterior, tanto porque ilustran una manera relevante de tau recíprocamente y que además iluminan otros innumerables aspec-
tratar las fuentes, como por las reflexiones que procuran. El escribe: tos: curva de los alquileres según lo profesión de los locatarios, según
los barrios, según el tipo de inmueble udc propietario, etcétera.
El ordenador haterminado por encontrarse eneí centro de una dr
las más fecundas disciplinas dela nueva escuela, la demografía históri-
ca. En este campo la labor mas ardua, y, sobre todo, más fatigosa con- Verdad ex que —puntualiza Le Ruy Ludurie— «en la historia,
sistía la reconstrucción, por ejemplo, de les familias que bobito vi- como en cualquier otro campo, la que importa xx es la máquina,
vido en los siglos scity xottt. Los investigadores que te dedicaban a ello sino el problema. La máquina unIx nos puede interesaren la medida
se veían basta ahora obligados a reunir para un determinada poblado, en que nos permite hacer frente a problemas nuevos y originales por
objeto de sus estudios, fichas de todos los matrimoitiot, bautismos y su método, contenido y, sobre todo, amplitud it Permanece la duda,
entierros anotados alo largo de dos siglos culos registros parroquiales sin embargo, sobre hasta que punto se puede considerar como pura-
sucesivamente mantenidos por los párrocos. A continuación había que mente «tecxologica» esta lroxxfnrmacioo de los métodos de investi-
reunir estas docenas de miles de datos en 'fichas lamiliatexi, recons-
gación, incluso si, en opinión del historiador francés, «gran devora-
truyendo de tal sueste pura coda pareja el nacimiento, el matrimonio y
dor de txfot-macinxes, el ordenador historiógrafo se adapta, por otra
la muerte de progenitores e hijot he trataba de ox trabajo de fichaje ti-
tánico y deprimente, para el que podían hacer falta meses u años sin parte, a las problemáticas y hasta a las ideologías oías disparex»: ala
que el horizonte asomara el menor resplandor de descubrimiento inte- del historiador soviético que quiere «establecer el grado de explota-
lectual. Otto cuando por fin las familias habían sido reconstruidas se ción al que los grandes latifundistas rusos del pasado sometían a los
podían llenar a cabo cálculos que iluminasen acerca de la fecundidad, campesinos [es climas poro marxismo-leninismo, pero adaptado a-
la limitación de los nacimientos, la mortalidad, etc. Por este motivo la electrónica»], como a las de lux historiadores norteamericanos que,
muchos investigadores ro Cambridge yen París elaboraron programas para «revalorizarla revolución de 1776» y para «encontrar ex ella cts
gracias a los cuales se puede confiar al ordenador todo la late prepara- contenido subversivo y acaso castrista» analizan con ordenador «lxs
toria más ingrata, desde el examen inicial de los registros bosta la re- cientos de miles de cifras contenidas ex los documentos fiscales de
construcción y el empleo estadístico de los dnssiers familiares. Al final, las Trece Culoniasx, intentando «demostrar que los primeros levan-
la labor del historiador consistirá casi únicamente expensar: cosa que,
tamientos de la guerra estuvieron provocados por una situación de
en realidad, debería representar su específica vocación. °
crisis social,, dado que 'los pequeños agricultores, víctimas de la de-
presión y reducidos a la miseria por el fraccionamiento de sus tie-
No menos elocuente es el otro ejemplo que aduce Le Roy Ladst-
rras, polarizaron sus rencores contra los dominadores bnitanicos ,,a
nc y que se refiere o la investigación de un grupo de la Ecole des
Ex realidad, no ex la «inocencia técnica» del ordenador lo que
Hautes Etodes sobre los alquileres en París desde el siglo xv hasta
se pone cts tela de juicio, y tampoco la permanente centralidad de la
el gen. También pera esta investigación
iniciativa historiográfica que somete al ordenador sus fuentes ysus
La clase del éxito consistía en el ordenador. Los datos básicos que problemas, tino, mas bien, más radicalmente, el tipo de problemas y
te referían a estos aspectos dormían desde harto siglos culos archivos de fuentes alrededor de los cuales el ordenador lleva afocaliear la
notariales u ex los registros contables de hospitales ycnnxeotnx. Gra- atención del hixtoniador. Desde este pcttstu de vista, las viejas fuentes
cias a esta investigación, acelerada considerablemente por el ata de los (Rientes narrativas, fuentes ideológicas como exposiciones de fes y
ordenadores, se ha conseguido despertar de su larguísimo stiene esos de doctrinas—, fuentes de la diplomacia y de la política, fuentes epis-
dates polvorientos y plantearles lux preguntas fundamentales que pre- tolares, memorialistas y similares) representan, indudablemente, un
ocupan historia cuantitativa, como por ejemplo: ¿en qué período momento capital de llamada de atención hacia las dimensiones ox
se sitúa en París cíe renacimiento económico propiamente dicho? ¿Se
cuantificables, como quiera que fueran imposibles de reducir a ela-
ha tenida ex esta ciudad xx 'desarrollo del siglo xvi» unoa «crisis del
boraciones mecánicas aaanálisis físico-químicos, de fuerzas históri-
siglo xxtt'u una depresión al finalizar la Edad Medie? El ordenador ha
cas esenciales: desde la de la voluntad individual, perenne variante
permitido tictac estos problemas ron un margen de seguridad muy su-
266 NADA MÁS QUE HISTORIA rccsics olsióD CAS 267

de toda permanencia u estructura, bosta las do pequeños y grandes muy distinto dolos grandes eruditos queso formaron en la Ecole des
fuerzas sociales en cuyas actitudes y comportamientos lo contingen- Chortes,,.>i La novedad documentaria y archicistica encuentra, por
te, lo necesidad actual o las circunstancias inmediatas tienen no pa- lo tanto, una inmediata correspondencia en los centros de formación
pel análogo al de la voluntad individual paro el Sujeto aislado. Y a de los expertos de los nuevos tipos de datos, respecto o los dolo con-
troves de ello se puede ntedirl a superficialidad con que, por lo gene- solidado tradición de estudiosos de papeles, pergaminos, crónicas,
ral, se suele liquidar la «historia política», la ' histona de los aconte- narraciones, actas varias, de los que la École des Chan es es el ejem-
cimientos>', la «historia de los reyes y de sus guerras y tratados", la plo histórico mas simbólico y representativo.
«historia de las batallas y de las conferencias diplomáticas», la >his-
toria de las administraciones municipales» y de todos los organis-
mos que, a nivel «oficial» (como se suele decir con suficiencia) repre - 4. Las «nuevas fuentes,' de la historia contemporánea
sentan las articulaciones formales del poder y dolo vida civil.
Aparte del elemento decisivo constituido por el hecho que el po- 4.1. Los rccxccs 000iovtsuaLcs
deren cuanto tal (es decir, como voluntad inmediata y contingente)
desempeña en la realidad humana de todo época y de todo país, la Aquello que para las varias ramas de la investigación histórica
importancia de no consideración en historiografía no reside cierta- configure un nuevo status de las fuentes, en lo que atañe a su trata-
mente en la banal oportunidad de «buenos repertorios, modestos, miento técnico, se traduce, oto cambio, en los disciplinas históricas
concienzudos, cómodos y manejables» o de 'listos de hechos "objeti- dula edad contemporánea, directamente en un tueco tipo de fuen-
nobles" con cumbres de soberanos y magistrados, sus itinerarios, pe - tes. Lo son, ante todo, las tomos fotográficas, radiofónicas, cinema-
ripecias, etc.>,>t aunque sea justo desear que ello se hago en todo tográficas y televisivas dolos acontecimientos contemporáneos. Aquí
caso siempre de primero mono sobre las fuentes y con los requisitos la técnica moderno ofrece al estudioso una oportunidad inédita e in-
que impone la crítica moderno. Esa importancia reside, efectiva- comparable: la de asistir en realidad, e incluso ouna notable distan-
mente, ante todo en la alternativa toetodológica y teórica que la vieja cia de tiempo, a los acontecimientos que estudio. Fototecas, filmote-
historio —siempre que, cloro esto seo ininterrumpidamente «rejuve- as, etc., componen muy pronto fondos archivisticos de nuevo tipo,c
necida»— represento de cara ala «nueva' historia. La frecuentación, todavía toas consistentes que los ofrecidos poi el ordenador (incluso
la propuesta recurrente, la revisión textual, la profundización crítica tau originales y conspicuos). Entre lo fotografía por una parte, y el
de las «viejas» fuentes y de su génesis textual, ideológico, social, etcé- cine y la televisión por la otra, subsiste, a decir verdad, una diferets-
tera, son su consecuencia necesaria, aunque sólo sea por la misma "gia fundamental: la fotográfica es nito reproducción estética, mien-
insatisfactoria justificación y fundamento especulativo ya señalados tras que la cinematográfica y la televisivo introducen el movimiento
acerca de la consideración que llevo a liquidarlos como a lo «vieja» logrando una imagen completo, como la fónica dolo transmisión por
historia yjunto con ésta. radio, que aso vez proporciona oto viso los voces y las ruidos de los
Aporte, hoy que evaluar el estimulo práctico que denso de aque- acontecimientos. Naturalmente, tampoco aquí se trata de perturba-
llos fuentes (aunque sólo fuese en el plano psicológico) a salirse de la ciones radicales. La troncho de oie que la fotografía o la toma cine-
lógica dula reduetio ad otaum mecánica y cuantitativa que se ha deli- matográfica o la grabación radiofónica reproducen es siempre un
neado en el horizonte metodologico y conceptual de las nuevas téc- fragmento restringido de la realidad. Ningún documental podrá ja-
nicas de investigación. Pero es cierto y de particular importancia más ofrecer en su totalidad el desarrollo de una batalla, de una ma-
que, como una vez nsos señalo Le Ruy Ladurie, «la historia basada nifestación, de una jornada. Es verdad que la toma audiovisual ofre-
en la informática no se agoto en una categoría de investigaciones ce documentos más directos e inmediatos que cualquier crónica,
bien determinadas, sino que desemboco además en la constitución relato o documento escrito, pero la colocación de la cámara y/o el
de un "archivo". Los datos, uno vez trasladados a una cinta u a una magnetofón no es menos unilateral que la del escritor que selecciono
ficha perforada y tras haber sido utilizados por un primer historia- entre los machos documentos aquellos que obedecen a los cánones
dor, pueden efectivamente quedar guardados para futuros investiga- de su oficio o aso inspiración individual. También las imágenes y los
dores que quieran hollar correlaciones inéditas. [ ... ] Emerge de ello sonidus «en directo» son una selección yuna versión de los hechos
un nuevo tipo de archivista, una especie de ingeniero de la historia que se observan y reproducen. Si no se tiene bien presente oslo ca-
268 NADA MAS QUE HISTORIA FUENTES OISTóOICAS 269

rácter selectivo y subjetivo (en su sentido de «interpretativo» en base del a nálisis de una realidad histórica o social cualquiera, las condi-
a los cánones y la inspiración), se cae en el error, que también es fre- ciones técnicas de la producción aseguran igualmente a la película
cuente, de considerar que el material que ofrecen los nuevos medios de pura fic0n, o hasta de explotación de filones narrativos de osera
técnicos está garantizado por una particular objetividad. especulación comercial, una capacidad documental (mientras tanto,
El desarrollo de la fotografía es, en este aspecto, tal vez el más de la historia del cine mismo) que —aunque pueda ser, como hemos
significativa entre todos los otros afines. El progreso técnico impulsa dicho, indirecta o involuntaria— sólo requiere ser interrogada y uti-
hacia la máxima «fidelidad» do las imágenes. La impresionabilidad lizada de una manera congruente. Y esta capacidad documental no
de los objetivos y de las películas alcanza, con el tiempo, alturas exci- se (imita ala historia social, ala reconstrxccioo socio-antropológica,
tantes. La intervención directa, el «retoque», es decir una modifica- a la historia de la cultura material o de la vida cotidiana, como de
ción que se mueve (y quiere moverse) ampliamente en el plano de buenas a primeras podría parecer. Se extiende a la historia política, a
una elaboración artística —entre dibujo y pintura— distingue aún la de las instituciones políticas y administrativas, a la de hechos de
fuertemente todas las primeras técnicas fotográficas, a partir del da- grande y de pequeña. relevancia. Es suficiente pensar en las películas
guerrotipo y afines. En las primeras décadas del siglo xx el retocador ,,de teléfonos blancos» de la producción italiana de los últimos años
—que, con su arte manual, justamente debería llevar la fotografía a del régimen fascista, o cts tv,,clxas de las de producción francesa de
esa fidelidad que la máquina no parece capuz de dar— decae inexora- los años del Frente Popular, o colas del cine expresionista alematx
blemente. Pronta la máquina brindará ala fotografía también el co- de los que produjo la diáspora hollysoxodiana de ese nsixnso cine cts
lor. Al Ente llegará incluso al revelado instantáneo: la inmediatez, el los anos treinta yc0Ieta del siglo xx para darse cuenta inmediata-
carácter directo de la toma parecerán definitivamente consolidados. mente del asunto.
Pero todo eso, muy lejos de reducir la dimensión selectiva e interpre- Además, yse trata deun punto de vista sobre elque no se ha re-
tativa de la fotografía, la potenciará ulteriormente. Ya antes do fina- flexionado a fondo, justamente es el cine —si es que se puede hablar
les del siglo mx la fotografía llevará la firma de su autor: por así de- en historiografía de alguna forma de experimento— el que ofrece al-
cirlo, pasará de una supuesta condición de documento notarial, que guna posibilidad concreta. Una película como La toma del poder de
conserva un anonimato de fondo, casi de vocación, aun llevando el Ltdo XIV de Roberto Rosvell,ni experimenta, por ejemplo, de un lado
nombre yla firma del otorgador, ala de sto relato de autor. La exhibi- la posibilidad de reconstruir ambientes y situaciones del pasado de
ción, la exposición de fotografías, tal como últimamente se ha ido de- una manera dinámica y animada; del otro lacio, la validez (incluso en
lineando —en gran medida más próxima (incluso cuando quiere ser rmitoos de verosimilitud) que la reconstrucción histórico-instilo
temática o informativa o también asociada a otra clase de objetos)
Vinnal a histórico-social asome ex el momento en que e la hace pa-
a la exposición de artes visuales que auna exhibición documental, a sar de la página escrita a una condición de nsas concreta representa-
una exposición de documentos— es una confirmación más de ello. ción: Y este momento no tiene tan sólo importancia figurativa o
Perfeccionamiento técnico significa por eso, al mismo tiempo, e sine también técnica y material (desde la experimenta
pero no contradictoriamente, mayor adherencia del medio empleado ciotde medidas de ambientes bosta la de duración, tiempos, soni-
a la «realidad» (o, como se suele decir, fidelidad) y mayor libertad y dos, actitudes, gestos, etc.). A la experimentación historiográfica
posibilidad de expresión e interpretación que el medio permite al (conceptual mente imposible de proponer y de llevar a la práctica) el
operador. Por otra parte, las fuentes audiovisuales de la historia con- cine le ofrece así tan sucedáneo empírico, que sin embargo no carece
teporáneanose reducen a las directas y voluntarias del documen - de utilidad ni de sugerencias. Y de todas noaneras, a esta enorme,
tal o del reportaje foto-cine-televisivo y de la grabación radiofónica. aunque indirecta, e involuntaria, capacidad de documentación, ge-
En el cine, por ejemplo, el arco entero de la producción, desde la neralmente percibida mucho más allá del mundo de los estudiosos,
únicamente industrial y comercial hasta la llamada de arte y ensayo, es a lo que las fuentes de los mudes-nos medios audiovisuales deben
es una incomparable mina de rostros, situaciones, atavíos, decora- su gran fortuna también comercial, que va desde el coleccionismo
ciones, costumbres, comportamientos, estados de lugares y cosas, prontamente dicho hasta la adquisición casual de «casetes» con gra-
equipamientos domésticos y públicos, instrumentos del más variado baciones sonoras o audiovisuales. Y bastará pensar cola fortuna, en
orden, acontecimientos reproducidos oreconstrstidos, etcétera. In- este sentido, de las viejas fotografías, tanto más buscadas cuanto
cluso cuando la finalidad del autor de la película esta muy lejos de la más se muestran anónimas y rutinarias.

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270 NADA MÁS QUE HISTORIA FUENTES OtSTAUtCSS 271

4.2. LAS FUENTES ORALES ta cierto ponto, por su propia naturaleza. La frecuentación de dicha
clase de fuentes lo-demuestra sin posibilidades de duda, dadas las di-
Paralelas a las consideraciones sobre las fuentes audiovisuales ferencias detectables, además de entre versiones de diferentes suje-
son las consideraciones sobre las más específicas fuentes fónicas que tos sobre los rnismos hechos, también entre varias versiones del mis-
la técnica moderna ha puesto a disposición de la investigación (ob mo individuo sobre el mismo hecho. Por añadidura, como en todo
viamente, no tan sólo de la histórica). La cuestión principal se refie- caso en que se plantean encuestas, preguntas o cuestionarios, la ma-
re aquí a la posibilidad de registrar con el magnetofón testimonios, nera de plantearlos puede ser (y, en principio, lo es) una manera de
recuerdos, exposiciones de hechos presentes o pasados cogiéndolos encaminarla respuesta.
directamente de la voz de quienes han sido o son de ello los protago- El condicionamiento subjetivo del historiador de cara ala inves-
nistas, partícipes, observadores. A decir verdad, los- recuerdos, testi- tigación ex, en este terreno, por lo menos ex potencia, no sólo no in-
monios y exposiciones de las generaciones jóvenes y ancianas no tie- ferior, sino directamente superior que en el terreno de la docuntetxta-
nen una absoluta necesidad del magnetofón para ser transcritas o ción escrita tradicional. Lo mismo ha de decirse también por lo que-
registradas. Lo cierto es, empero, que ninguna transcripción esteno- atañe a las mediaciones circunstanciales entre quien recoge el testi-
gráfica puede equipararse, en fidelidad y autenticidad, con conser- monio oral ysu fuente respecto a tasque de hecho se han verificado
vación de la viva voz que aquellos testimonios, exposiciones o relatos (y que la filología reconstruye y evalúa) cutre las fuentes originarias
han pronunciado originariamente. Por otra parte, también para es- (arquetipos, instrucciones o cualquier otro documento posible) y las
tas fuentes orales específicas subsiste un prejuicio favorable que ha versiones narrativas o documentales ofrecidas en las fuentes escritas
de ser devuelto a su sitio y deshecho para que se pueda captar con que han llegado hasta nosotros: las mediaciones del primer tipo son,
mayor precisión y provecho su veracidad. Tal es el caso del historia- por lo menos en potencia, mayores que las del segundo. Por lo cual
dor que considera poder, por esta vía, «por fin [.] plantear pregun- —como se puede ver— precisamente la comparación con las fuentes
tas a [sus] fuentes, pedirles que expliquen mejor aquello que [a él] no de la tradición historiográfica más antigua muestra, en las evidentes
le resultaba comprensible"; poe en ello «una enorme ventaja frente a diferencias con las fuentes que las nuevas tecnologías ponen a dispo-
las ambigüedades o alas respuestas silenciosas que aveces se obtie- sición, que estas últimas, en su especificidad técnica, presentan, ade-
nen de los documentos» yta posibilidad de «hacer una historia viva más de los problemas hermenéuticos propios de toda fuente o docu-
que no se podía experimentar sencillamente leyendo un libro o un mentación, problemas hermenéuticos nuevos y específicos. Para las
fuentes audiovisuales, dada la complejidad de sus procedimientos,
En realidad, el diafragma que así se señala cola moda frialdad 110 ex verdad incluso en mayor medida que para otro tipo de fuen-
del documento subsiste igualmente y del mismo modo ha de señalar- tes. Y, naturalmente, aquello que cx válido para la recolección de
se en la personalidad del interlocutor. Éste no solamente no puede fuentes orales que atañen alas tradiciones, al idioma, a los objetos,
ser considerado como eco pasivo, pura y simple transmisión de tra- al trabajo, ala mentalidad, abs comportamientos, es decir ala vasta
diciones y de hechos, sino, precisamente en tanto que fuente viva y materia de una antropología o de una sociología histórica, igualmen-
reactiva, fuente emotiva y pensante, es, en todo caso, de cara a las te vale para las fuentes que atañen a la vida política, alas luchas so-
tradiciones y hechos referidos, aún más ambiguo y difícil de desci- ciales, a las biografías, a las distintas experiencias y ala praxis de la
frar de lo que pueden serlo las fuentes escritas. Por lo tanto, se puede vida institucional.
expresar todo escepticismo también acerca de la afirmación según la El magnetofón, en resumen, sigue siendo el depósito de una
cual los textos orales son «portadores inconscientes de la tradición» fuente que es objeto de la crítica, como cualquier otra. Es verdad, en
y que los que ellos transmiten no son «en cierto sentido, conocimien- cambio, que la sugestión de la «historia oral,' se ha aplicado a la bis.
tos personales [ ... ], sino conocimientos personales [filtrados] a tra- toriografia también como reflejo muy fuerte de la «práctica corriente
vés de su memoria social',. La variante de la formulación individual, entre los antropólogos [de] estudiar a las personas de primera mano,
de un prisma mnemónico y expresivo de la personalidad individual en tanto que los historiadores las estudiaban en los documentos». E
somete, más aún, las versiones orales del individuo a oscilaciones, incluso si ya en la segunda mitad del siglo xtx no era del todo cierto
variaciones, confusiones, superposiciones, simplificaciones, trans- que se considerase ala historia como «una disciplina que se ocupaba
formaciones, etc., que el documento escrito puede acarrear sólo has- únicamente de material escrito o impreso», y además sien ello se po-
272 NADA MAS QUE HISTORIA FUENTES oíSTóOíCAS 273

día ser «solo una diferencia de técnicas que ayudaba a separar las cil. Pero no lo es ni mttcl-to menos, y John Morra tos pone en guar-
dos disciplinas", no se podía negar que «era precisamente esta técni- dia. «Trabajando sobre el terreno con atención, la ubicación no pre-
ca de servirse de testimonias orales lo que mantenía más amenos di- senta problemas serios, pese abs numerosos cambios políticos y
vididas a la historia y la antropología". Es mas, la diferencia técnica económicos que se han verificado, especialmente en los ultimas
constituía un elemento de distinción entre las dos disciplinas mayor, años. Esto indtca que la identificación de sitios, grupos étnioos y es-
yen menor, que el reconocido en el hecho de que «los antropólogos tratos arqueológicos del Horizonte Tardío es posible en nuestra
se ocupan principalmente de los elementos inconscientes o irracia zuna, con ayuda de la vista que —naturalmente— hemos aprendido
nales presentes colas personas que estudian>', en tanto que los histo- a utilizar, con toda clase de precattciunes.» Aquí he de recordar que
riadores habrían «excluido siempre lo irracional de su campo de ac- estos «archivos de la memoria» son una cosa delicadísima, fragiltsi
ción, y, dándole una mala fama y descartándolo como folclores [se ma; que casi siempre, al plantear la pregunta se corre el riesgo de
habrían] impedido la posibilidad de tener en cuenta un importante ofrecer ya la respuesta al interrogado; que estos informadores —a
elemento determinante cultural>'.>' Una información más amplia de veces— están deformados por aquello que les ha dicho erróneamente
historia de la historiograíta, ademas que de la cultura europea, de- algún viajero de paso'.
muestra en seguida que el interés por «lo irracional» —cama así En otras palabras, también en este caso no se trata de un nuevo
también por muchas otras «novedades» de la historia social presen- evangelio documental que ha de ser apartado, sino de la necesidad
tada canto la más de vanguardia— esté ya ampliamente presente de integrarlo inmediatamente con su código crítico.
tanta en el Positivismo como en el Iluminismo, tal coma ya hemos
recordado acerca de problemas análogos.
La historia oral, en la medida en que proporciona una fuente 4.3. LA PRENSA FcntóotcA
suplementaria directa e imprevista para la historia contemporánea,
en está, sin embargo, necesariamente limitada al arco de la experien- Junto a las foto-cine-televisivas y a las de la grabación sonora,
cia biográfica de los sujetos entrevistados, a diferencia de la que se una tercera área amplísima de fuentes nuevos se ofrece a la historia
vale de la documentación foto-cine-televisiva. Aquélla ofrece una re- contemporánea en el dilatadísimo mundo de la prensa periódica,
troflexibilidad, una posibilidad de proyección de la dimensión del des dqla cotidiana hasta la de las revistas de menos frecuente apari-
pasada muy fuerte, aunque variable de uno antro caso. Es justamen- ción. )íqut, a decir verdad, la novedad es mucho más relativa. El pe-
te la que ha puesto en evidencia R. Romano al comentar las indaga- riodismo puede jactarse de tener en el 2000 una existencia regalar
ciones de J. Murra sobre el mundo andino. Anota que «se ha difundi- que está en camino de convertirse en tres o cuatro veces secular en
do la costumbre de entender [como historia oral] el hecha de los países que tienen una experiencia más antigua de el. Ademas, in-
equiparse con un magnetofón e ira interrogar al obrero centenario cluso en épocas y países distintos de los del periodismo moderen,
o al campesino no menos viejo para preguntarles por la huelga esteca ha faltado, al ser cte elemento indispensable de la vida de la
de 1902 ola fundación de la liga en 1903. Cosa que ciertamente es útil: sociedad, alguna información de la que nos quedan —ya sean orgá-
ha de hacerse, pero no agota la inmensa posibilidad de la historia nicos (rara vez) a dispersos testimonios escritos o, coma quiera
oral. Hay más. Por ejemplo, la posibilidad de reconstruir una tupo que fuere, recoestruibles. Sin embargo, es con el siglo xx que el pe-
enmástica que tiene cuatro siglos de aetigóedad», coma precisamen- riodismo ha alcanzado la plena madurez de su estructura técnica
te le ocurrió a Murra. Más aun, el ejemplo merece ser especificada y de organización y ha conseguida la múltiple y diferenciada riqueza
par su carácter ejemplar. Se trató, cama refiere Romano, de la re- de articulaciones que lo ha convertido en un medio de comunica-
construcción de todo sta sistema de toponomástica regional. Se par- ción de nasa vitalísimo e irreductible, incluso después de la apa-
tió del hecho de que en 1562 Iñigo Ortiz visita toda la región alrede- rición de medios de comunicación de masa mucho más rápidos y
dor de Huánuco (Viejo) y da la indicación de toda una serie de condicionados, coma, por ejemplo, la televisión.
poblados. De éstos, hoy en día, en queda sien un teaataay, una piedra Esta vitalidad del periodismo merece reflexión. Por lo que atañe
miliar, o solamente un huerto que conservo el antigua nombre del al interés de cara auna visión panorámica de las fuentes históricas,
poblado. Ahusa, entrevistando alas informadores muy ancianas, se atestigua que una particularidad de dichas fuentes para la época
ha llegado a ubicar más del 60 % de los lagares. Parece evidente, fá- contemporánea es la clara tendencia auno progresiva multiplicación
274 NADA MÁS QUE HISTORIA FUENTES otsTóoicos 275

de su tipología. El progreso reside todo el en emparejar con los nue- Esto introduce un motivo de calificación del periódico que ha de
vos tipos los viejos tipos de documentaciones posibles. El periodis- tenerse muy presente cuando se lo considera como fuente histórica.
mo lo demuestra no solamente de cara a otros tipos de fuentes, sino Pero sería 00 error considerarlo más importante que otros elementos
también en su propio interior. Efectivamente, la especialización Ea de clasificación. Junto al de la localización geográfica ha emergido,
multiplicado sus formas de manera que lo ha convertido en uno por ejemplo, una muy fuerte caracterización sociológica. En la prensa
de los más fundamentales documentos, yal mismo tiempo en uno de anglosajona, empezando por la inglesa, es particularmente evidente:
los mas dúctiles, para el análisis y comprensión del mando contem- es suficiente referirse al carácter «popular" de diarios como Daity
poráneo. Sobre todo, su progresivo desarrollo Ea acentuado su inser- News o Daily Herald frente al «comprometido» de periódicos como
ción en la sociedad, y, por lo tanto, su valor de fuente para el conoci- The Times o The [Manchester] Guardiuo. Fuera de la prensa diaria, ca-
miento de esta ultima. Es suficiente pensar en el amplísimo sector racterizaciones de ese tipo son aún más evidentes: desde semanarios
que Ea asumido la pequeña publicidad en el periódico del siglo xx y tipo Life, L'Express, L'Espresso hasta los que representan la presse da
que ésta, salvo en encuestas sociológicas de tipo particular, basta eoear, la fotonovela «rosa», la actualidad canora y televisiva, las colo-
ahora no Ea recibido un tratamiento historiográfico adecuado. Allí caciones sociales y socio-culturales del lector denuncian variaciones
se encuentran también los elementos esenciales de una historia de la de las que no sabríamos ni podríamos presctndtr. Estas colocaciones
sociedad en sus aspectos materiales y cotidianos, con implicaciones también alimentan otros aspectos de la vida del periódico. El lector de
y aperturas de inapreciable valor sobre las mentalidades ylos gustos, tos periódicos de la tarde tiende a interesarse porto sensacional, por
los comportamientos y la condición socio-económica. Además, a es- las noticias de crónica, por las informaciones sobre «qué hacer en la
tas alturas el uso del ordenador permite hacer frente con sencillez a ciudad esta noche»; [os de los diarios de la mañana buscan enelpe-
un trabajo desalentador desde el punto de vista de la cantidad del riódico un universo informativo mucho más amplio: desde la política
material a examinar, en tanto que es susceptible de un tratamiento hasta la cultura, [a economía, etc. Además, rara vez el ejemplar de un
cuantitativo prácticamente ilimitado. diario es leído por una sola persona; mucho más a menudo, un ejem-
En los desarrollos del periodismo contemporáneo hay que tener plar pasa por varias manos, incluso si no todos los lectores buscan co
presente, además, una serie de tendencias de gran relevancia para fi- ese ejemplar las mismas cosas eincluso si es difícil trazar suposicio-
jarsu valor y su significado. Es notable, por ejemplo, la importancia nes sobre lo\que cada uno de ellos irá buscando.
que ha asumido el interés del usuario de la información en el conoci- El perióblico se presenta así como una fuente muy diferenciada,
miento primario de los sucesos geográficamente más próximos. Eso con una complejidad que se contrapone ala aparente unilateralidad
ha llevado «también a los periódicos definidos como de distribución del producto informativo que representa. Condicionamietito del
nacional a ser, aso vez, periódicos regionales, es decir de la región mercado y condicionamiento social también se reflejan en el periódi-
que orbita alrededor del sitio en que se edito el periódico, para vol- co y hacen de este un sensible registrador de la realidad en que se
verse después, fuera de dicha región, en el segundo periódico, el de mueve (pero, precisamente por eso, ha de evaluarse con discreción).
comentario». Habiéndose producido en todas partes, «el fenómeno Algunas condiciones merecen ser ulteriormente destacadas. En paí -
ha sido [al principio] particularmente estudiado en Francia, donde ses como los anglosajones o Alemania, en la segunda mitad del si-
los grandes periódicos franceses, parisinos y nacionales, poco apoco glo xs, el índice de lectura más elevado correspondía a los diarios,
se han transformado en periódicos regionales, de la región parisina; mientras que en otros, como Italia, favorecía claramente a los sema-
y, cuando rebasan los límites de ésta, buscan en alguna otra cosa el narios: tanto [a sociología dolos lectores como el tratamiento y re-
motivo que despierte el interés. Le Parisiee, Le Figaro, L'Huetanité, cepción del mensaje periodístico resultan por ello muy influencia -
como periódicos de masas, son periódicos de primera lectura sólo en dos, naturalmente. Si no se tuviese en cuenta, el historiador futuro
la región parisina. Fuera de ésta cambia su importancia y, más que la podría considerar ala Italia de dicho período como un país con in-
noticia, en ellos se busca el comentario. De esta regla no se escapa tensidad de lectura periodística inferior ala real, aunque seguramen-
tampoco Le Monde, periódico de toda la sociedad francesa, pero que te es inferior ala de otros países.
fuera de París, a apenas ño-ño km de la capital se convierte, para el Desde el punto de vista dolo técnica de compilación del periódi-
usuario de la información, en oto periódico subsidiario de otra pri- ri co, el siglo xx ha acentuado con fuerza la relación con el poder pú-
mera leCtUra . » 13 blico, relación de [a que, a decir verdad, el periódico se resiente me-
276 NADA MAS ASE HISTORIA iTcsnLSotsTAniCAs 277

nos que otros medios de comunicación de masa. Se resiente en me- radiotelevisiones, con recíprocas prestaciones de servicios e infor -
dida muy superior el mundo radio-telenisioo.Y esto no sólo esver- maciones, el modo de obtener las más altas probabilidades de man-
dad para los países de régimen totalitario (como es sabido, el siglo xx ener al usuario adherido a todos los momentos de la informaciónt
ha ofrecido ejemplos de totalitarismo de ois rigor sin precedentes(; que la técnica moderna posibilita, sin sacrificar a ninguno de ellos y
es verdad también poro países de régimen extremadamente liberal, con un sensible ahorro sobre los costes de producción. Se ha dibuja-
aunque sólo fuese por la necesidad que tiene todo régimen de dispo- do en el horizonte la posibilidad de hacer llegara manos del usuario
ner ampliamente de ciii canal de comunicación y de condiciona- el periódico impreso a través del mismo aparato de televisión.
miento indispensable por mochos motivos, entre otros por so incom - Independientemente de todo ello, el periódico ha mostrado, de
parable eficacia. Sin embargo, también el periódico se ha mostrado todas maneras, una inesperada vitalidad. En la epoca de la absoluta
durante el siglo xx condicionado por ano relación más fuerte con el victoria de las imágenes y de los sonidos en toda rama de la transmi-
poder publico. En tos países de régimen más abierto dicha relación sión de mensajes, el papel impreso ha revelado una insustituible ca-
ha asotoicto con frecuencia un carácter osas indirecto, en el sentido pacidad de coloquio más _personal y directo y de elaboración cultural
de que las ligazones no se establecen necesariamente entre empresa e informativa mocho mas articulada. Más aún, el periódico ha read-
periodística y poder, sino mas bien entre grupos ocultos o conocidos quirido, con la pluralidad televisiva que permiten las transmisiones
que controlan la empresa periodística, y el poder. Y no se trata sola- vía satélite, una mayor posibilidad de confrontación con tina televi-
mente de poder público, porque junto a éste se manifiestan los pode- sión de la que el usuario tiene cada vez más posibilidades de elección
res de partidos, sindicatos, fuerzas económicas, etcétera. Todo ello que las que tenía enel primer momento.
refuerza los locos entre los grandes medios de comunicación de Una mayor estandarización de las informaciones y de los servi-
masa y la sociedad civil, pero acentúa, como es obvio, el condiciona- cios que se ofrecen ha derivado, luego, tanto colas emisoras radiase-
miento general y específico, no condicionamiento que puede volver- lenisinas como en los periódicos, de la difusión de los productos de
se absoluto en los países de régimen totalitario neo sectores (ocurre agencia u otra fuente. Justamente se bou distinguido, dentro del
a menudo con la radio y con la televisión) en los que estén vigentes mundo de la comunicación, dos categorías: la de los «medios de co-
monopolios, o semimonupolios, u oligopolios sectoriales. municación social que dirigen lo masa de sus comunicaciones direc-
El progreso técnico, además, ha puesto al periódico ante un de- tamente a la multitud en teoría innumerable de los informados» (y
safío aun osas severo que el derivado de la intensificación de larelo- habría que decir también de los informables(, y la de los medios que
ción can el poder. En lapsos relativamente muy breves--entre 1955 se dirigen «a otros medios de comunicación social y a un número
y 1975—, es decir en el orco de un par de décadas, el medio televisivo restringido de interesados». 24 En el plano de lo información el proce-
Isa afectado con bici-za o suplantado la relación privilegiada de la in- so ha sido impresionante también en relación con el multiplicarse de
formación periodística con el público. El desafío, que había resulta- los estados independientes en la segando mitad del siglo xx, por
do victorioso para el periódico frente ala radio, seha mostrado en efecto de tu descolonización y de otros procesos. Un censo publicado
cambio motortal cuando lo lancé la pequeña pantalla de la en 1966 por la Unesco enumeraba 182 agencias de información para
Posteriormente, el uso de los satélites ha desembocado en el efecto la prensa; y dichas agencias son solamente una categoría del género.
de sino facilitación de la transmisión televisiva y, culos países de ré- En el mismo año en el Tribunal de Roma «estaban registradas, por la
gimen no totalitario ymio monopolístico, de una liberalización di' he- prescrita autorización prevista por la ley italiana en tanta que edita-
cho, que ha sido tina ulterior ventaja para el medio televisivo. De este das en la jurisdicción de aquel Tribunal, nada menos que 421»; por el
medio indiscreto se ha dicho, con razón, que no entra en las casas contrario ha de observarse «que sobre las 182 agencias de prensa in-
tanto por una elección voluntaria, mas o menos meditada, como el dicadas en el mencionado censo llenado a cabo por la Unesco, 108
periódico, como por su propia fuerza de penetración. Asimismo, se han nacido después del segundo conflicto mundial,, en el mismo pe-
muestra como el resultado o el producto de las exigencias del pro- ríodo en que los paises miembros de has Naciones Unidas pasaban de
ductor de los servicios que se transmiten, mucho más que el reflejo SO a 12625 Esto añade, tul vez, más valor ala antigua fecha de funda-
—como ocurre toas frecuentemente con el periódico— de las exigen- ción de algunas de las agencias todavía huy por hoy en actividad:
cias del usuario de dichos servicios. Los nuevas condiciones han im- 1840 para la Agence France Prense, 1848 para Associated Press, 1851
pulsado a organizar cadenas productivas que enlazan periódicos y para Reuter y 1858 para Uaited Picos International.
278 NADA MAS QUE HISTORIA FUENTES Otsyóotcos 279

Las agencias también siguieron rápidamente los progresos ea la las novedades, por otra parte, no se refieren solamente a las nuevas
técnica do las comunicaciones, pasando por las sartas fases que van posibilidades aseguradas por el progreso técnico, sino también a las
desde la paloma mensajera hasta el satélite para telecomunicacio- nuevas exigencias a las que la vida social contemporánea impone
nes, que a partir de 1962 se empezó a utilizar «paro intercambiar en- responder. El progreso técnico ya ha permitido, gracias al ordenador,
tre continentes mensajes transmitidos por teléfono y por teletipo> y dar una fisonomía mocho mas sencilla y legible a documentaciones
como »intermediario de intercambios entre periódicos de Londres y tradicionales coya consultabilidad estaba sumamente condicionada
de Nueva York».tt Para l rápido crecimiento de las agencias de in- por el gran volumen cuantitativo. Es suficiente con pensar coqué se
formaciones para la prensa ha contribuido sin duda el interés de ha convertido, desde este ponto de vista, la contabilidad bancaria: el
cada gobierno y grupos políticos en tener un portavoz de sus posicio- ordenador está en condiciones de proporcionar instantáneamente
nes, oficial u oficioso. Pero no sólo a ello ha de remontarse el fenó- las fichas de cada cuenta en todas las más sofisticadas elaboracio-
meno. Junto a aquellas informaciones para la prensa se han desarro - nes. Ello no implica solamente una simplificación material del tra-
llado otras, que ofrecen servicios culturales, técnicos, científicos, bajo, según ya hemos tenido ocasión de decir acerca de la ayuda que
deportivos, etc., así como también encuestas, documentaciones, re- en general ha aportado el ordenador al trabajo del historiador. En el
laciones, reportajes y otros materiales no puramente informativos en caso de datos del tipo de los de la contabilidad bancaria, las posibili-
cada uno de los sectores. Ello hace que sea posible incluso la compa- dades de su organización que permite el ordenador han modificado
ginación de periódicos enteros que no tienen la posibilidad técnica, de alguna manera la fisonomía misma de aquellos datos, dado que
de organización y financiera de producir por su cuenta otra cosa que ya desde el principio los bancos han podido disponerlos de otra ma
no sea el puro comentario. Por otra parte, el fenómeno es análogo al nera > enriqueciendo su acopio y elaboración. Pero, además de este y
que en el campo televisivo y radiofónico ha llevado a la proliferación otros casos análogos para los que se puede hablar más de transfor-
de productores de material para la puesta en onda de pequeñas y mación que de novedad de la fuente, hay casos de incremento de ti-
grandes cadenas u de pequeñas sociedades de radio y televisión. pología de las fuentes propiamente dicho.
Todo ello ha de considerarse atentamente en lo fisonomía que Por ejemplo, en lo que se refiere ala historia económica y social,
tanto el material periodístico como el radiotelevisivo presentan en se muestra como de grandísima importancia el amplio material queso
calidad de fuentes para el estudio de su época. Efectivamente, en el ha venido a tener a disposición con las muchas encuestas de los estu-
caso de materiales no producidos directamente por periódicos yra- diosos de sociología, con las indagaciones de las oficinas de relaciones
diotelevisiones > han de situarse en la cuenta de la exégesis de la fuen- publicas y dehueaata telutiotoo en el mondo económico, con los análisis
te, por un lado, los contenidos y el enfoque del material publicado o de mercado, con las encuestas promovidas y organizadas por los pode-
transmitido, en tanto que debidos a un productor distinto del editor res públicos, con las informaciones y las elaboraciones que cada vez
puesto que es autor de la elección de dichos contenidos y enfoques, y más se consideran oportunas o necesarias para la actividad religiosa,
los motivos de la elección misma, Aso vez, el frecuente agrupamien- para la política y social, en resumen para todo aspecto o momento de
to —debido a razones políticas o a fenómenos económicos como las la sociedad. Otro ejemplo se puede extraer de la historia demográfica
tendencias oligopoltsticas— de periódicos, radios y televisiones en y sanitaria: los servicios modernos no sólo han incrementado y varia-
cadenas que ofrecen la misma producción a públicos no necesaria- do de manera radical los datos queso refieren ala estructura y al mo-
mente homogéneos, y de maneras también no necesariamente ho- vimiento de la población, sino que han asegurado también una rique-
mogéneas, da lugar a una complicación ulterior de la fisonomía que za sin precedente alguno de los dalas hospitalarios y clínicos que
el mondo de los medios de comunicación de masa presenta cuando permiten una visión fundamentalmente nueva del problema histórico
se lo considera canso fuente histórica para su epoca. de la enfermedad. Más aún, hay que señalar que la ingentísima disper-
sión de la documentación diagnóstica, de la relacionada con los ingre-
sos hospitalarios y> sobre todo, de la que se relaciona con las trata-
4.4. ENRIQUECIMIENTO oc LA TIPOLOGIA DE LAS FUENTES mientos privados no es suficiente para quitar importancia a una
fuente de historia social que, ya tal como resulta culos archivos hospi-
En el cuadro de las fuentes de la historia contemporánea —no- talarios, se incluye entre las grandes secciones documentales a tener
tablemente ampliado en comparación con la tipología tradicional—, presentes en el desarrollo de las fuentes contemporáneas.

Aáfuáv
280 NADA MAS AOL HISTORIA rucsttSttlsI05:cos 28,1

De todas maneras, se trata tan solo de ejemplos que fácilmente te mas breve que el de las relaciones tradicionales es posible estable-
se podrían multiplicar. Hay que auaclit; no todo caso, que el desarrollo cer contactos que sustituyen el intercambio de cartas y documentos,
de las fuentes pata la historia social no implica una pérdida de impor- que rebasan incluso la comunicación telefónica yse encargan a con-
tancia, ymenos aún una contracción, del tipo de fuentes tradiciona- versaciones personales y directas, permitiendo reservar la objetiviza-
les de la historia política. La vigorosa ampliación de los correspon- ción escrita de acuerdos, parecerese intenciones a lo sonso en la fase
dientes archivos, la acaso aún más acrecentada actividad normativa y conclusiva o en otras fases determinantes de las relaciones así man-
operativa de la administración pública por efecto de stoa constante tenidas (muchas veces se prefiere huía no dejar rastro alguno). Es
y universal ampliación de las competencias de los poderes públicos, obvio que en función de dichas nuevas posibilidades ha disminuido
la multiplicación del número de centros de actividades políticas tanto también la necesidad de recurrir a mediadores, o, zumo quiera que
internacionales como dentro de cada país, la creciente relevancia de fuere, a terceras personas en la transmisión y conclusión de condi-
las fuerzas sociales y de los más variados tipos de movimientos como ciones, acuerdos, informaciones, etcétera.
centros inspiradores de voluntad y de acción política acrecientan en A la luz de tales consideraciones resalta mucho mas que para el
grao medida, de cara al pasado, la serie de fuentes que se puede cali- pasado la exigencia de integraciones disciplinarias que posibiliten la
ficar como políticas y pertinentes bajo este aspecto. adquisición, la comparación y la explotación conjunta de la tan acre-
Parece que hay también que agregaría consideración de que los centada y diversificada serie de fuentes que se han vuelto disponibles
aspectos bajo los cuales la técnica moderna —como norma— no re- gracias a los desarrollos de la técnica y de la suciedad moderna. Las
sulta amiga de la conservación y de la ampliación de la documenta- fronteras entre cada disciplina, ya puestas en crisis por las nuevas
ción de interés histórico no se refieren exclusivamente a la historia exigencias y por los nuevos modelos de una historiografía más abier-
política. Un caso típico es la función que cumple, desde este ponto ta ca sus intereses críticos y en su capacidad de conceptualización,
de vista, el teléfono. Efectivamente, las comunicaciones telefónicas quedan por lo tanto, ulteriormente debilitadas por el nuevo aparato
han sustituido ampliamente, como la experiencia de todos demues- de informaciones al que el historiador puede recurrir para obtener
tra, a otros tipos de comunicaciones, y, ante todo y sobre todo, a las respuestas usos problemas.
epistolares o, como quiera que fuere, escritas. No solo el teléfono ha
producido una rapidez de contactos que no se puede comparar con
la de las relaciones tradicionales, sino que a este se debe la posibili- 4.5. Lo rssosoMla GENERAL ORLAN NUEVAS TUESTEN
dad de acomodar el intercambio a las exigencias de la conversación,
sin la rigidez del escrito que debe aguardar respuestas, replicas y Resumiendo, las características principales de las nuevas fuen-
contrarréplicas y que sólo en mínima medida admite las ambigüeda- tes se pueden sintetizar así: a) especificidad técnica de cada nuevo
des, la ductilidad y la capacidad de reacción que son propias de la tipo de fuente, que, como por otra parte ya por los varios tipos que
comunicación oral. Rapidez y funcionalidad se aúnan, porto tanto, sucesivamente han emergido en el pasado, impune criterios hernxe
al determinar la clara prevalencia que ha asumido la conversación neuticus particulares, relacionados precisamente con dicha especifi-
telefónica co un campo antaño dominado por un denso intercambio cidad; b) estrechísima relación de los nuevos tipos de fuente con los
de correspondencia. Ahora bien: la grabación de las conversaciones temas de historia de la vida cotidiana, de la cultura material, en
telefónicas es, presumiblemente, muy escasa en relación con la masa otras palabras con los temas sucio-antropológicos; c) exaltación del
efectiva de los contactos que se llevan a cabo por dicho medio. Nin- elemento cuantitativo en la consideración histórica, como conse-
gún aparato policial o de control, ni sistema alguno de record u de cuencia no sólo del acrecentado número de datos disponibles, sino
memurialización puede sostener la comparación. En la medida en también de la posibilidad de dominarlos y elaborarlos en función de
que se consigue hacerlo, es obvio que las cintas conservadas de las temáticas incluso muy complejas; d) empuje objetivo del os conexio-
grabaciones son el equivalente moderno de la documentación de nes interdisciplinarias o, mejor dicho, impulso hacia recíprocas co-
las relaciones conseguidas por la vía tradicional. nexiones mas fuertes entre las distintas disciplinas; e) modificada
Por ultimo, análogo ha sido el efecto de la celeridad en los des- documentabilidad de muchos aspectos y momentos de la vida social;
plazamientos que se ha logrado con los nuevos medios de transpor- tI mayor conexión, pero también mayor autonomía potencial de rara
te. Gracias a éstos —una vez más— costo tiempo incomparablemen - al poder político, social, ideológico ycconuntiro.
282 NADA MAS QUE HISTORIA FUENTES OtSTóOICAS 283

Todo ello no significa que ,se pueda justificar una mayor sobre del consumo. La publicidad comercial con sus budgets, en todas par-
valoración o una mitificación de las nuevas fuentes. Por ejemplo tes acrecentados por la exigencia de asegurar una eficaz presencia en
cuando se habla de la fuerza coodicionante de los medios de comu- el mercado de los bienes y servicios, es la demostración material de
nicación de masa en la sociedad moderna, tenemos la tentación de dicha influencia.
pensar inmediatamente que el estadio de dichos medios resuelva de Son suficientes estas observaciones para mostrar cómo el pro-
por oí los problemas que atañen al estudio de las orientaciones políti- blema es pasible de configuraciones o de determinaciones diferen-
co-sociales. Veamos el CASa de las orientaciones políticas. Para Italia, tes. Por ejemplo, se puede suponer una mayor susceptibilidad, coge-
un escritor particularmente sensible al problema hacia notar qué es- neral, de la opinión ante la influencia de los grandes medios de
casa había sido la influencia del mayor periódico italiano incluso en comunicación de masa en el plano del comportamiento, de las cos-
uno de sus momentos más felices. «Cuando de lo que se trataba era tumbres y del consumo, y menor, en cambio, en el plano de las acti-
de forjarse una opinión sobre todo en materia política —efectiva- tudes políticas en sentido estricto, y< particularmente, en el electoral.
mente escribía el autor en cuestión—, cuando llegaba el momento de Igualmente se puede suponer que la influencia de los grandes me-
tomar una determinación, no se hacía caso al periódico tan aprecia- dios de comunicación de masa se ejerce en igual medida sobre el pla -
do y leído de tan buena gana. La tendencia antigiolittiana del Co- no político y sobre tos otros planos, pero que, desde el punto de vista
rriere, con toda su difusión, jamas molesté el camino de Giolitti du - político, se apoya sobre todo en las actitudes ético-poltticas< sobre la
rante la década de su «dictadura parlamentaria; en la misma área psicología política, sobre la ideología y así por el estilo, en tanto que
milanesa, no hubo en Milán una campaña electoral en la que el Co- su incidencia se vuelve mocho más aleatoria cuando se trata de con
rriere registrase una victoria significativa: jamás salió de las urnas dicionamientos sociales mas particulares y materiales, como los que
un diputado propiciado por dicho periódico. En otro campo, todos pueden desplegarse, por ejemplo, en el plano electoral. La interpreta-
los hombres de negocios leyeron de buena gana y discutieron genéri- ción que dan algunos estudiosos del sector (como McLuhan < por
camente, después de comer< pero no tuvieron en cuenta alguna los ejemplo), de algunas de las razones de difusión de fenómenos como
artículos de Luigi Einaudi —los «consejos de la abuela— e hicieron el terrorismo, sustentaría esa distinción. En todo caso, empero, tan-
metódicamente todo lo contrario, presionando al gobierno en favor to los problemas de evaluación como los datos de hecho mas ele-
de una política proteccionista de intervención estatal y así por el es- mentales implican una serie de cuestiones de exégesis de las fuentes
tibie A su vez < otro autor observa, con razón < que «los periódicos que ofrecen los medios de comunicación de masa, sobre la cual el
de mayor difusión en Florencia y Bolonia son respectivamente La tema general parece que ha de detallarse articuladamente según los
Nazione y 11 Resto del Carlino. Ninguno de los dos se puede conside- distintos tiempos, ambientes y sectores que se tomen en conside-
rar orientado por ideologías «progresistas. Sin embargo, colas ciu- ración.
dades donde tienen su sede, los resultados de las elecciones políticas
y administrativas celebradas hasta 1968 demuestran que las simpa-
tías de florentinos y boloñeses tienden, aunque con distintas grada- 1 5. Progreso e innovación en la tutela y conservación
ciones, alas corrientes y partidos de izquierdas y de extrema izquier - de los materiales
da».28 Cosa que, por otra parte, parece excluir una relación directa y
unívoca entre la línea del periódico y las orientaciones político-elec- A la técnica moderna no se remonta solamente la posibilidad de
torales de los sitios donde más se lo lee. En cambio, no excluye ni acceder a nuevos tipos de fuentes oanuevas elaboraciones de las
mucho menos la acción y la influencia del periódico sobre orienta- fuentes tradicionales, sino también a toda una serie de nuevas pos¡-
ciones políticas más generales de sus lectores y sobre sus emociones bmltdades complementarias de cara tanto a los viejos como a los nue-
en lo que atañe a la vida cívica, ya sea en sus aspectos más generales, vos tipos de fuentes. Se trata, ante todo, de nuevas posibilidades de
ya en sus episodios más singulares o de relieve. tutelar y conservar el material existente. Fotografías, microfilmes,
El sentido de estas observaciones no se limita ni mucho menos, microfiches, computerización de los datos permiten una miniaturi-
obviamente, a la experiencia italiana. Pero al mismo tiempo, de to- zación del material documental bajo muchos aspectos relevantes. En
das maneras, la capacidad condicionante de los medios de comuni- el momento en que la producción de libros ha alcanzado niveles
cación de masa se muestra fuera de discusión en todos los campos cuantitativos tales que cada vez se vuelve más difícil, por razones de
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981
ETESIO.' HISTÁHICA5 285
284 NADA MÁS ORE HISTORIA

espacio, la formación de bibliotecas privadas y, aoeces también fuentes de procedimientos cada sea mas complejos. La exigencia de
publicas aatosuficientes y que tengan dimensiones razonables; en elaboraciones osas complejas y la necesidad de instrumentaciones
que las exigencias de confrontación de fuentes Alejadas entre sí en el aptas para obtenerlas han coincidido, por lo tanto, para detemiaxinar
espacio y en el tiempo, además que en su especificidad sectorial o asu vez una abundante transformación de los equipamientos de las
disciplinaria, han crecido tanto; eta que la plauetariaacion de las instituciones destinadas a los estudios históricos. Estas lose refie-
grandes fenómenos de fondo relacionados con el progreso tecnicu y ren ya solamente a bibliotecas, colecciones de manuscritos y depósi-
la formación definitiva de un mercado mundial único y de un único tos de papeles, sino que incluyen osicrolectores y proyectores, calcu-
sistema mundial de los estados, ademas de una única platea mun- ladores, maquillas fotoimpresoras y grabadoras, aparatos para
dial del debate ideológico, hacen inevitable la ampliación del cuadro 1 tabulaciones y representaciones cartograficas, y así por el estilo. In-
material de las investigaciones; en que la recuperación y el ordena- cluso en la terminología se advierte el cambio de manera explícita.
miento de materiales anteriormente muy dispersos os general en los La fortuna del termino «centro» pata designar mochas instituciones
archivos y museos de todos las paises; en un momento así, la mtma- nuevas del sector expresa de maneta más persuasiva la idea de una
turizacion del material asume una importancia que ni siquiera nece- estructura toas ágil, más diversificada y menos encerrada coso auto-
sita ser subrayada de tan evidente que es. Naturalmente, también re - 1 suficiencia.
presenta una defensa más contra el carácter perecedero del material
documental tradicional. A su vez, el carácter perecedero del sueno
material (especialmente del fílmico y fotográfico) está compensada 6. Consideraciones para concluir. La historia como
por su fácil y rápida reproducibilidad. Por otra parte, varias formas «historia nontemporánca»
de distinta conservación y sitooptizacion de los datos también están
aseguradas, de manera menos directa e inmediata, pero científica-
mente de validez no inferior, por las tepresentacionescartograficas, A estas alturas es necesaria tina pregunta. La importante reno-
la tabulación estadística, el fichaje automatizado, la grabación radio- vación que de tal forma se ha dado en la sustancia y cix las formas
fónica y así por el estilo. En cada uno de estos casos, luego, el proce- del problema de las fuentes —con un desplazamiento decisivo de
dimiento adoptado implica una serie de pasajes técnicos que vuelven atención, desde solamente el contenido de las informaciones y de los
cada vez mayor y cada vez más mediata la distancia entre el dato ori- datos hacia las formas de trznsnaision y variedad de convergencias
ginariamente extraído de la fuente y su fijación cts el contexto último significativas para la reconstrucción y la elaboración historiográfica
de su utilización. que deriva de materiales informativos completamente distintos de
En conclusión, esto confirma la fisonomía general que el pro- los de tu transmisión escrita ¿ha, sus embargo, cambiado funda-
blema de las fuentes ha asumido cada veo de manera más marcada mentalmente los problemas lógicos, epistemologicos y críticos de
desde boatos del sigla XIX. A consecuencia de dicho proceso la anti aquella doctrina de las fuentes que en el siglo oto ha representado
qt.tisima preeminencia historiográfica de la escritura como medio y para la cultura europea la indispensable premisa y el igualmente in-
del escrito como objeto, una preeminencia que equivalía aun auten- dispensable complemento integrador y constitutivo de xix discurso
tico monopolio, se ha perdido. Al respecto, la costumbre, también de teoría de la histoniograha?
hasta demasiado dominante, había llevado acenerar la atención en Esta pregunta parece solicitar una respuesta negativa. Aquella
el contenido de las informaciones, y no a los medios de su transmi- doctrina de las fuentes se articulaba en dos aspectos o momentos
sión. Hasta puede decirse que una atención más satisfactoria hacia esenciales: uno era la comprobación de la autenticidad del docu-
el mismo medio de transmisión de las informaciones escritas habi- mento, el otro la comprobación de su credibilidad. El primero lleva-
tualmente utilizadas en la tradición historiográfica sólo se ha deter- ba a asegurarse de una plena conespondencia del documento con la
minado cuando la exclusividad de las informaciones escritas se ha matriz de la que derivaba. Desde este ponto de vista se podían deter-
ido reduciendo; es decir, cuando la tipología de las fuentes ha empe- minar también condiciones y situaciones de autenticidad mediata,
zado a enriquecerse gradualmente, con no entrecruzarse de desarro- en el sentido de que aun on proviniendo directamente e inmediata-
llos muy significativo y paralelo a la aparición de procedimientos de mente de su matriz natural o primaria, el documento podía enlazam -
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286 NADA MÁS QUE HISTORIA FUENTES oísTÓeIcHS 287

construirse todos los pasos y elementos de variación que eventual- histoite-butaillz, de lo historia de los reyes, del 'palacio», de los ven-
mente se hubiesen producido a lo largo del proceso. Con el estudio cedores y así por el estilo. Hay que destaca,; en todo caso, que esta
de dichos elementos empezaba ya el examen de la atendibilidad de ampliación, aun causando de todas maneras, por sí misma, una deci-
los datos e informaciones que ofrecía la fuente. La exégesis de las siva superación del punto de vista según el estallo noción de la fuente
fuentes consideraba, al respecto, que era fundamental la posibilidad histórica coincidía casi completamente con la de fuente escrita de
—cuando se verificaba— de controles cruzados entre fuentes inde- contenido esencialmente político, sin embargo no se ha beneficiado a
pendientes. Pero, incluso si no se disponía de elementos de esta cla- fondo de las posibilidades de integración y desarrollo de la doctrina
se, ello no llevaba ala imposibilidad de aplicar otras técnicas de aná- tradicional de las fuentes, que habría podido derivar del crecimiento
lisis y de control interior de las fuentes, técnicas a menudo muy al mismo tiempo de la indagación antropológica, etnológica y socio-
sofisticadas. Especialmente en la crítica textual, el análisis había al- lógica; de la extensión de la praxis de investigación de mercado, de
canzado niveles hermenéuticos de gran complejidad y finura, elabo- sondeos electorales, de comprobaciones estadísticas; de la progresiva
rando procedimientos que forman un auténtico sistema de pensa- acumulación de documentación antes ampliamente sometida a inme-
iento científico sobre el argumento. m diata dispersión, como la clínica y hospitalaria, o —en otro extre-
La misma prueba de fuego de las técnicas hermenéuticas, de lux mo—la de círculos y asociaciones privadas; y así por el estilo.
cánones exegéticos, de los criterios de análisis y comprobación, de En este sentido, la doctrina europea de las fuentes ha crec ido
los procedimientos de elaboración, de los métodos de recogida y de mucho y puede todavía crecer mucho sobre sí misma y alimentándo-
edición de las fuentes sucesivamente elaborados por la cultura euro- se de sí misma. Sólo que —apenas si es el caso de observarlo— el
pea, se había dado, por otra parte, cuando se había pasado a la mis- asunto no ex ni mucho menos de pura y simple teoría de las fuentes.
ma clase de trabajo sobre las fuentes de la historia estraeurnpea. Los principios exegéticos de las fuentes que elaboré la tradición
Con tradiciones literarias y con estructuras expositivas profunda- europea ya no son suficientes, en el sentido de que nuevos tipos de
mente distintas, con parámetros de importancia y de significación fuentes y nuevos tipos de tratamiento y elaboración de fuentes viejas
orientados de otra manera, con objetos y contenidos narrativos has- y nuevas requieren equipamientos y preparaciones técnicas total-
la demasiado amenudo divergentes de aquellos de dominio político- mente ajenos a la tradición. La noción misma de depósito de las
militar de la historiografía europea clásica, con encuadres cronológi- fuentes ha sufrido variaciones e innovaciones de principal importan-
cas y con técnicas de medición y de evaluación específicamente cia, pasando de tipos más generales y elementales (biblioteca, archi-
propias, las fuentes históricas del mundo eutraeuropen, non las que vo, museo) a nuevos tipos que llevan a hablar, por ejemplo, de me-
la historiografía europea ha empezado a enfrentarse cada vez más dialeca (fototeca, diateca, filmoteca, videoteca, discoteca, ele.), de
amplia y constantemente a partir de la primera mitad del siglo xxx, miniaturización del material, de su selección y elaboración mediante
han confirmado plenamente la posibilidad de aplicación general que ordenador y similares. Más allá de todo esto queda el hecho de que
es propia de la teoría y del análisis de las fuentes elaboradas en el ex el concepto mismo de la historia, su general valencia filosófica, su
ámbito europeo. Naturalmente, eso no significa que en la aplicación status científico y disciplinario lo que posteriormente determina 2da
a otros contextos heurísticos e interpretativos aquella teoría y aquel sustancia a los resultados críticos, la fisonomía cognoscitiva, la utili-
análisis no tuviesen que sufrir variaciones, modificaciones, amplia- zación práctica y conceptual del material reunido en las fuentes, y,
ciones y restricciones de su punto de vista. Sólo significa que las di- por lo tanto, de las fuentes mismas. Y por eso ex mucho más signifi-
versificaciones sucesivamente registradas se han perfilado y proyec - cativo que, por lo que se refiere a las fuentes en su más inmediata
tado en el interior del sistema general europeo de metodología de las consistencia y naturaleza, en su «dalidad», también los tratados más
fuentes. innovadores de teoría de la hixtoriografia y de metodología y técnica
Tampoco hay que infravalorar el otro cEmento, por el cual un de la investigación histórica después de mediados del siglo xx, repi-
impacto no menos decisivo que el padecido con el contacto de las ten en In esencial, con las naturales variaciones y reelaboraciones
fuentes extracoropeas ya se había dado, o se daba contemporánea que son propias de toda nueva exposición, la doctrina general de las
mente en la tradición europea, con la ampliación del campo de la in- fuentes ya madurada durante el siglo anterior, con sus clasificacio-
vestigación, con la «nueva historia» (social, técnica, cuantitativa, nes (fuentes escritas yno escritas, problemas de autenticidad y vali-
económica, etc.) opuesta a la tradición clásica y humanística de la dez, etcétera).
288 NADA MAS OtJE OtStAR a FUENTES HISTóRICAS 289

LASobservaciones que acabamos de exponer requieren, por ulti- vio aCésar apitnalado,y podemos suponer que tras elacontcctmtcts-
mo, una serie final de consideraciones. Extremadamente «fuerte» en tu escribiese así: "en los idus de marzo César fue apuñalado por los
el plano de la profundización de sus presupuestos técnicos y de sus senadores cts el edificio del Senado, bajo la estatua de Pompeyo, que
cánones de recolección e interpretación, experimentada en su vigor y sangro durante todo ese lapso". Y ahora me supongo a mí mismo le-
refinamiento critico en el contacto con las necesidades de investi- yendo esa afirmación como historiador. En el momento en que leo se
gaciónen contextos eotraeuropeos y, al mismo tiempo, con la am- forma un cuadro en mi mente: varios hombres en una habitación, al
pliación de sus intereses y de sus instrumentos y son las exigencias pie de una estatua, apuñalando a tato de ellos. Pero Ox D5 solamente
de nuevas relaciones interdisciplinarias, la doctrina de las fuentes la afirmación escrita lo queme capacita para formarme esta imagen;
históricas padece, como hemos señalado, todas las implicaciones de en olla participa también tui experiencia personal. He visto hombres,
la peripecia a través de la que pasan no solatoexte la teoría general habitaciones y puñales, y mi experiencia de estas cosas proporciona
de la historiografía, el concepto del pensamiento histórico, la Wel- los elementos de los que se compone la imagen. Supongamos que yo
tanochauattg histórica, la visión general de la historia, sino también no sepa nada de la antigua Roma: mi cuadro estaría sin duda funxa
el concepto de la ciencia, la teoría del conocimiento, la de la infor- do por la habitación del Senado en Washington, de hombres cts stif
mación y su transmisión, la epistemología, etcétera. Pata este aspec- feliut y acaso de puñales. Bien es cierto que si yo aprendiese algo
to fundamental, concebir la doctrina de las fuentes como un arte mas sobre el mundo romano el cuadro cambiaría, pero en cada eta-
combinatoria neutra, una técnica aséptica y unívoca por muy nume- pa de esta transformación siempre seria mi experiencia la que pro-
rosas y proteiforates que puedan ser sus experiencias de aplicación, porcionase los elementos nuevos. Nuevas fuentes me pondrían en
un contenedor indiferente e invariable donde acumular los materia- combinar entre sí mas correctamente los elementos de 1
les sucesivamente sacados de los almacenes de la memoria humana cia, pero seguiría siendo siempre la experiencia la que escogiese es-
para sacar de ellos las fichas que con toda evidencia «explican» los tos elementos.» Una interesante aplicación, variación y confirttsa
«hechas (o procesos o tramas que sean o que se quiera llamarlos) ex cion, como se puede observar, de aquello que anteriormente hemos
una visión deformada y despoteixciada de la fisonomía y del papel visto como afirmado por Droysen acerca de la experiencia del pre-
que realmente se les puede reconocer a las fuentes, asu aparición ya sente como eficaz y natural sucedáneo del coperitisemito, que el histo-
su estudio, en el contexto general de la historiografía y en la vida riador no puede llevar a cabo. Y así se vuelve cierto que «los "he-
chos" do la historia no existen para el historiador hasta que este los
Esto no ha de entenderse solamente cts el sentido político e ideo- crca,y cocada hecho que él crea tiene su parte la experiencia perNo-
lógico, como lo puede extender, por ejemplo Chesneaux. Ha de en-
tenderse ante todo en un sentido que es al mismo tiempo metodolo- El carácter idealista, que corresponde también a un concreto y
gico y practico mas complejo. En ese sentido lo entiende, siempre a preciso proceso psico-gnoseologico, de la representación histórica,
manera de ejemplo, Bcclscr cuando escribe que «la realidad histórica se se así excelentemente fijado como preliminar lógico esencial y
ex continua e infinitamente compleja, y los fríos hechas en que se constitutivo de su función y de su fisommotmsma cultura] e ideológica,
piensa poder descomponerla, no Non rebanadas toateriales dereal¡~ política y social. Asume un sentido filosófico y, materialmente, ideal
dad, sino sólo aspectos de esta. La materialidad de la historia ha de- y prácticamente conecto tu afirmación, también plenamente válida
saparecido, como siempre, y los "hechos" de la historia, cualesquiera para las fuentes históricas, según la cual 'la realidad de la historia
hayan sida en otro tiempo, son sólo imágenes ideales o cuadros que solo se puede alcanzar a través de la puerta de la experiencia presen-
el historiador compone para comprenderlos. Y ¿como se forman es- te». Y cobra cuerpo, como obvio corolario de la anterior, la otra afir-
tas imágenes? No ciertamente en forma directa de la realidad, por- macmonsegón la cual la experiencia presento «no sólo proporciona
que ésta ha dejado de existir. Sin embargo, pese a todo, ha dejado un los elementos para la imagen que las fuentes nos ayudan a fortsmat;
rastro, y precisamente son esos rastros los que nos ayudan acons- sino que también es el tribunal de apelación final para la evaluación
truir de las fuentes mismas»; y «la historia se basa en testimonios, pero el
El ejemplo que aporta Becker ala función de dichos lustros, que valor cualitativo de los testimonios está determinado, en un último
son, precisamente, el contenido de las fuentes históricas, nos intro- análisis, por experiencias experimentadas y aceptadas'. Por esta ra-
duce de lleno en el significado del problema. «Alguien —él escribe— zón «el historiador sabe bien que no hay nasa de testimonias que
290 NADA MÁS OStE HISTORIA rocxcs tAtSTóotcAs 291

baste para establecer cama realidad del pasado algo de lo que no se lamente en el plano gnoseológico y también epistemológico, sino en
encuentre experiencia en la realidad presente»: para esto > más aún > el plano mismo de las dimensiones psicológicas y emotivas de la
caes suficiente tampoco «encontrar en la experiencia de hoy los ele-
mentos del cuadro de un hecho que se afirma haya ocurrido en el pa-
sado». También si los «elementos para formar imágenes» como las
de una estatua que sangra auca flota que arde mediante el uso de nc 7. Apéndice
espejo ustorio «nos son bien familiares» no Halen si 'las fuentes nos
piden combinar conjuntamente elementos a los cuales la experiencia 7.1. MASA MEDIA E HISTORIA
habitual de nuestra época no concede fundamento». En este caso > el
historiador niego hechos como > por ejemplo > los milagros > «no por- Sólo relativamente tarde respecto de la determinación del fenó-
que están en contra de toda posible ley natural > o de toda posible ex- meno los historiadores han empezado o plantearse como nc proble-
periencia > sino sólo porque están contra las relativamente escasas le- ma el significado yel papel debut maoo media calo que atañe asns
yes naturales que su generación considera demostradas».t> Está disciplinas.
claro que > si la ciencia u otros desarrollos de la experiencia presente Para el más antiguo de dichos media, es decir la imprenta, el es-
introdujesen otros elementos en el marco de referencia del historiador, tudio de los periódicos como fuente histérica puede decirse que ha
éste admitiría sin dificultad los elementos anteriormente negados. empezado con cierta consistencia, método y convicción, sólo a fi-
Aquello que Becher afirma sólo se extiende mucho más allá del nales del siglo xtx, pero se ha convertido verdaderamente en un
ámbito de aquello que tradicionalmente aún se entiende por ciencia > sendero importante de la investigación histérica sólo algún tiempo
porque la legitimación en la experiencia presente de elementos ante- después: sustancialmente, apenas terminada la primera guerra mun-
riormente negados por crítica puede derivar de innumerables e im- dial. Entre las dos guerras mundiales se puede decir que empezó el
previsibles desarrollos de la misma experiencia presente fuera de los estudio de ese particular tipo de periódico que son las revistas, y, con
conocimientos científico-naturalistas. Una nueva moralidad puede algún desfase temporal, el estudio de la actividad editorial > es decir
ser luz donde untes sólo había oscuridad. Las relaciones con la an- el estudio del libro en su aspecto que pertenece a la circulación de
tropología y la etnología han llevado al historiadora sustituir la no- tus ideas y de las opiniones, de las emociones y convicciones, etc. Y,
ción de superstición por toda una ramificada trama de posiciones por último, se remonta a después de la segunda guerra mundial el
histórico-sociales y existenciales. Y tos ejemplos pudrían proseguir estudio diferenciado de la prensa periódica y no periódica según sus
indefinidamente. Pero para cada tipo de historia > para cada tipo de características sectoriales (prensa rosa, amarilla, deportiva, técnica,
historiografía > paraca da tipo de fuente histérica, sigue siendo ver- religiosa, de partido, de iglesia, de sindicato, de crónica, de comenta-
dad que 'si no podemos tener familiaridad con nuestro pasado > éste rio, etc.).
no es bueno»; y que 'nosotros necesitamos un pasado que sea pro- En comparación con el de la prensa, el estudio de los otras y
ducido por el presente, y no sabríamos qué hacer con fuentes que más recientes medios de comunicación de masa (radio, cine y televi-
nos dicen que aquél no era eso, o más bien obligaremos alas fuentes sión) ha sido más tempestivo desde el punto de vista de los varios as-
a decir que el pasado era como queremos que fuese».tt pectos de bu actividad historiográfica. Pero ala mayor tempestividad
Liberado de toda versión enclave de arbitrariedad lógica o ideo- cose ha acompañado una efectiva, o, podo menos, satisfactoria ma-
lógica, de incondicional subjetivismo individual o colectivo, 'e1 prin- durez de vistas metodolúgicas y de criterios heurísticos y ltertnenéa-
cipio de que la historia es siempre, en realidad, historia contemporá- ticas. En el estudio de la prensa, aunque con pata más lenta, se ha
nea se perfila también en el plano de los procesos psicológicos, ido un lacto más adelante, en cambio, respecta a la mucha menos
críticos y epistemolágicos, a través de los cuales se elabora, sobre reciente fecha del comienzo de dicho estadio. Para las otros sectores
las fuentes, sobre los rastros del pasudo seleccionados gracias a dichas de la comunicación, indudablemente la situación es meces favora-
fuentes, la representación histérica. En resumen, siempre «la idea ble. Lo es luego de manera particular en lo que atañe a un medio de
que una cultura se hace de la historia está enlazada con su presen- comunicación hasta ahora macho menas considerada que aquellos a
te»; y ello también porque «aquello que objetivamente está fuera del los que habitualmente nos referimos, y que aquí hemos recordado,
campo de nuestra conciencia es literalmente incognoscible » 33 no su- pero no menos importante y específico > es decirla fotografía.
292 NADA MÁS QUE HISTORIA rucocs otsTÓvlCAs 293

Importa decir, sin embargo, .que, en términos muy generales, los discute la legitimidad de dicha instancia de discurso especifico. Sólo
historiadores n o se han retrasado sensiblemente en comparación que pensamos que es oportuno hacerle frente con el soporte de tina
con los sociólogos. En tiempos de maduración de una sociología de deliberación, por llamada así, aunque sea rapidísiisva, de las cuestio-
la comunicación consciente, experta y refinada, no estánmuy ade- n es generales. Quisiéramos llamar la atención sobre tres aspectos
lantados frente al interés historiográfico en el mismo campo de in- que, por otra parte, tienen una importancia particular también para
vestigación. Para la prensa, es indudable que los historiadores se han el período que Palmer definió como el de las «resoluciones democta-
adelantado a los sociólogos. Solo es verdad que los sociólogos pare- ticas', piensese lo que se piensa acerca de tal definición.
cen haber coostituido en este sector (como, por otra parte, en otros(
un corpus de doctrinas, de hipótesis, de técnicas, de ratoificaciones
interdisciplinarias, de articulaciones infradisciplinarias, más vigoro- 7.2. Los uccia COMO FUENTE otscántca
saque el de los historiadores: lo cual, naturalmente, no es poca cosa.
suficiente pensar —por oecer
ofrecersolo algún ejemplo al azar— en no- Desde este punto de vista la metodología y las técnicas dolo in-
ciones como las de «pessuasion oculta', de «aldea global>', de 'grupo vestigación parecen ('a consolidadas, como hemos podido observar,
de presiDo», de 'grupo de poder', de 'cultura de masa', de «subcul- en lo que atañe a la prensa. Por razones hasta demasiado evidentes,
tora»; o bien el estudio sociológico de la publicidad; o, mas aún, en para los otros media el problema se mantiene solo pasa el siglo xx,
los problemas infraestructurales de la constitución de archivos de la que es el siglo en que han nacido y prosperado (salvo un adelanto de
comunicación (hemerotecas, filmotecas, fototecas, cintas magneto- más o menos medio siglo de la fotografía). Estos media solo pueden
fónicas, etc., con excepción, sin embargo, de las bibliotecas, viejas tener un valor de fuente histórica primaria para el siglo xx. Radio-
conocidas de la investigación y de la cultura histórica, como, por diarios, cineperiodicos, telediarios, debates radiofónicos y televisi-
otra parte, de todas las disciplinas llamadas humanísticas). vos, documentaciones fotográficas, documentales de todo tipo, pro-
Una dificultad importante, y habitualmente poco advertida, ha ducciones de la radio y de la televisión en el campo del espectáculo
de ser en seguida señalada, por otra parte, a los efectos del discurso (y del deporte(, encuadres de los programas radiofonicos) televisi-
que intentamos aquí. Parece constituida por el hecho de que los con- vos, grupos dirigentes y ejecutivos, argumentos y tenias, guiones y
tenidos de la comunicación de masa muy a menudo atañen a otros puestas en escena y una numerosa serie de otros eleioentospropor-
campos críticos y metodologicos. La fotografía y el cine, por ejem- cionan un material precioso para la historia política y social, para la
plo, tienen una dimensión propia de obra de arte (la «décima musa», historia de la mentalidad y de los comportamientos, y para otros va-
como se suele decir(, que ha sido reconocida desde hace tiempo y rios aspectos de la historia del tiempo en que han sido realizados.
que no facilita su consideración específica como instrumentos de la A veces se trata de documentaciones de un interés verdaderamente
comunicación. Lo mistsso dígase, en el campo de los medios asidiovi insólito. Es suficiente pensar en las imágenes que muestran clasesi-
suales, por todo aquello que se considera más propiamente como es- nato del presidente Kennedy o el de su (¿presunto?) asesino Lee 1-lar-
pectáculo o para aquello que, para todos los medios de comunica- vey Dsmald, o colas imágenes de la CNN que muestran la guerra del
ción de masa, se incluye en el campo de la empresa económica y de Golfo, o en los servicios de tiempos toen os recientes acerca de la
las actividades empresarias. Verdad es que esta dificultad parece va- «nsarcha sobre Roma" en Italia o sobre las concentraciones en No
ler mucho más para los sociólogos que para los historiadores. Esto rembet gconvocadas por el N.S.D.A.P. en Alemania, o el extraordina-
ocurre, u nuestro entender, porque los historiadores están más pre- rio material cinematográfico reunido poi la televisión italiana sobre
paradosen estos terrenos precisamente por la dimensión y las cone- la historia rusa y soviético-comunista a partir de los primeros anos
xiones humanísticas de so actividad. Pero se trata de diferencias que del cine... Pero la ejemplificación posible es tan vasta que resulta
no sólo son opinables, sino que, sobre todo, aun parecen estar tejos embarazosa por exceso (por otra parte, no es casual que el material
de una suficiente cotssideración, tanto en historiografia como en so- foto-cine-radio-televisivo asuma de vez en cuando un valor incluso
ciología. en el ámbito judicial. No menos importante por sus sugerencias y ca-
En base a estas consideraciones de carácter general podemos pacidad documental es el papel que, evidentemente, en este campo
preguntamos si ya esta madura la posibilidad de sto discurso sobre ha de reconocersele ala fictios y al espectáculo, a partir de la histo-
',nsediu e historia' para periodos específicos. Naturalmente, no se ria de las costumbres y mentalidades, de la geografía urbana, del
294 NADA sois 0cm Hl STORIA rccxccs tAtsTáRIcAs 295

paisaje y del lenguaje, de los estereotipos sociales en cada campo de mente, el rigor filológico formal, u, mejor dicho, la forma de rigor fi-
la vida civil (y sin contar los elementos que muy a menudo la fictiote lológico que es propia de un trabajo histórico impreso, tal como la
y el espectáculo aportan en el urea de la historia político social). esperamos. La naturaleza de los medios asidiovisciales y del periodis-
¿Cuál es el valor de esta documentación? Apenas si hace falta mo imponc exigencias de espectacularidad y de forma y ritmos na-
recordar que estas fuentes reciben el mismo tratamiento científico y rrativos que en el trabajo impreso no tienen razón de ser. Lo'filniico
técnica de la crítica de las fuentes en la que ha sido educada la htsto- específico» lo televisivo, o fotográfico, o periodístico), como es sabi-
riografía moderna desde los tiempos del Renacimiento. Especifica- do, ha constituido el objeto de largas y discutidas puutualizaciuors.
mente, sin embargo, se puede observar que, por un lado, el material Demasiado a menudo estas han oscilado )y oscilan), por no hablar
del que estamos hablando presenta un alto índice de fragntentarte- de otras cosas, entre el empego lo la veleidad) por construir algo pa-
dad, y, por el otro, que muy a menudo es de una inmediatez que co - ralelo ala estética de la literatura y de las artes figurativas, y la indu-
me el riesgo de agotar su significado en la visión y el disfrute de loto- dable exigencia de factores técnicos específicos. El problema, sin
mediato. Y esto por no hablar de las interferencias de cortado signo embargo, persiste y no se lo puede ignorar. El historiador no puede
(técnico, estético, comercial, ideológico...) que lo condicionan de dejar de tenerlo presente yen la debido consideración, pero tampoco
múltiples formas, pero siempre sensiblemente. puede hacer nada más.
Hasta la terminación del siglo xx la utilización historiográfica Para este tipo de producción de los media también hay que
de este material para su historia ha sido, a decir verdad, escasa y plantearse un problema general de valor, mas allá de la obvia diversi-
ocasional. Pero las observaciones que hemos señalado más arriba dad de nivel y de calidad entre un producto y otro. Ya no vale siquie-
deberían inducir a reflexionar sobre la persistente y muy fuerte pro r la pena hablar de aquellos en cuyo caso e genero histórico, hasta a
blematicidad de dicha utilización y contenemos, tanto de los fáciles con demasiada frecuencia, cueste campo ha dado lugar a resultados
entusiasmos (especialmente por parte de los neófitos), como de la absolutamente desdeñables. Todo el mundo recuerda los innumera-
tentación de renunciar a toda posible utilización a causa de las difi- bles holoosal u otras producciones de urden miserablemente comer-
cultades que obstaculizan la empresa. Se nos ocurre pensar que, si cial, donde la reconstrucción histórica es de valor inferior a cero y se
dispusiésemos de alguna filmación de escenas de la batalla de Can destroza incluso la simple verosimilitud o el sentido común. En algu-
ne, por lo menos resolveríamos el problema de si se combatió en la nos casos, en cambio, se trata de intentos que ofrecen verdaderos e
orilla derecha u en la orilla izquierda del río Ofanto, asunto que ha indudables motivos de interés incluso para el historiador profesio-
hecho fluir ríos de tinta. Pero decimos esto —claro esta— sobre todo nal. Decorados, atavíos, escenas, ambientes, hasta tipos físicos asu-
para aliviar el espíritu ante el pensamiento de las dificultades que se men la reconstrucción visual una concreción yuna naturalidad
le plantean al historiador en la utilización del material de los ,,tedia que en la comunicación impresa es de difícil consecución. Los ejem-
para la historia contemporánea. plos que se pueden ofrecer son innumerables. A finales de la década
de 1930 en Italia Impresiona la película EAcil'ión "1 Africano: una pe-
lícula de régimen (del régimen fascista por aquel entonces vigente en
7.3. Los MEDIA COMO TRABAJO utsTóRtCO el país) y de escaso rigor, ademas de actuaciones no buenas y desbor-
dante retórica en muchos de sus aspectos. Pero se mostró acertada
La película histórica, la serie radiofónica u televisiva de argu- en las escenas de masas y en sus movimientos len este género, Lino
mento histórico, los artículos periodísticos y todo lo demás que se de los primeros casos apreciables en Italia) y, de tal suerte, lograba
pueda recordar sobre el mismo argumento constituyen un «género" causar cierta emoción visual con la representación de la batalla de
que aestas alturas está consolidado cola tradición cultural del mun- Zama. Hemos escogida un ejemplo algo marginal y de.tipo totalmen-
do contemporáneo, no menos de cómo lo esta la tradición literaria te particular, pero sólo para dar así más aun la idea del asunto más
de la novela histórica o de la poesía de igual tema. arriba enunciado. Superfluo, aunque interesante, sería a estas altu-
En este caso, la relación del historiador con los tetedia es más fá- ras insistir en la ejemplificación. Será suficiente decir que las mu-
cil. Efectivamente, al producto de los ntedia se lo ha de tratar ni más chas películas o producciones para la grande o la pequeña pantalla
ni menos que cuota a cualquier otra producción de argumento histá- acricauc «a revolución a ertcana, la revolución francesa, Napoleón,
rico, literaria o no literaria. De este no podemos esperar, natural- episodios particulares del período napoleónico o post-napoleónico
NADA MAS QUE HISTORIA rucsvcs otsnócicss 297
296

(como, por ejemplo una vez más, Las uceotaruv del capitán 1-decible Sus embargo, de lo antes dicho emerge la exigencia de una gran
wer o Queietaada) y los kolosxal mas célebres y mejor logrados, nos discreción y prudencia por parle del historiador en xx utilización a
parecen convalidar nuestra opinión. Naturalmente, siempre que no nivel didáctico y ea su valoración como instrumento de indagación
se le pida al medio audiovisual mas de lo que puede dar, o directa- ea el plano de la investigación. Como toda otra actividad creativa y
social, los media cosa que ya hemos señalado— son un importante
mente aquella que no puede dar.
Elementos del mismo genero se pueden encontrar, además, elemento de autocontrol y de autorrepresentación de culturas,
cianes, etcétera. En este aspecto su importancia no ha hecho otra
también ea la Jiction que implica argumentos de carácter propia-
mente histórico. Los filmes americanos sobre la «epopeya» del Oeste cosa que crecer, de la misma manera que ha crecido (los dos recorri-
o sobre la guerra de secesión nona serie televisiva como la dedicada dos están estrechamente relacionados) su fuerza como 'fabrica del
a Masada o representaciones como la de la Mesa Redonda en algu- consenso», vehículos de emociones y pasiones, medio de afirmación
nas películas de los últimos años del siglo xx, de buen éxito comer- de intereses, cinta de transmisión del poder (político, económico...)
cial, sin contar la plétora de películas sobre la Roma antigua, los pri- o del antipoder, estimulador o modificador o destructor de mitos y
meros tiempos del Cristianismo, Juana de Arco y Rubio Hood, sobre lugares comunes, de practicas y de ritos, etcétera. Pero, obviamente,
las lachas entre escoceses e ingleses, sobre la historia de países y esto impone un mayor esfuerzo de control critico.
pueblos de otras partes del mundo fuera de Europa (sera suficiente Hay que recordar, ante todo, que muy a menudo las exigencias
citar a Zulú), sobre las peripecias del colonialismo europeo o de la de la especlacularización se hacen valer, en este campo, mas allá de
lucha contra éste, etc., igualmente se prestan a las mismas conside- lo que seria natural y funcional. Por eso hay que recordar el peso ex-
raciones. Y también en este caso es superfluo insistir en la ejemplifi- cesivo de la ideología, aquí casi siempre reiterado. Y reiterado —ex
cación. A lo sumo, vale la pena recordar que ettesta materia las re- necesario decirlo— cuando no por uno u otro régimen, bajo la ense--
presentaciones inspiradas en novelas y otras obras narrativas, que ña de uno u otro conformismo en nombre de una cultura que, para
no se pueden tratar como producciones de carácter intencionada y decirlo brevemente, llamaremos de 'izquierda». Esto ha determina-
propiamente histórico, pueden, sin embargo, ofrecer los mismos doy determina una serie de problemas incluso de orden científico,
motivos de apreciación. Piénsese en películas como Guerra y yac, sobre los cuales, como para otros aspectos más arriba mencionados,
Senuo, El Gatopardo oLas aventuras de Moll Flavders. es necesaria una re flexión más profundizada.
Dicho esto, se nos permitirá expresar la opinión de que la pro- El problema se mantiene para todas las «nuevas fuentes» de la
ducción audiovisual de carácter histórico muy rara vez ha mostrado, historia contemporánea, de las que ya hemos hablado. Pero para
hasta ahora, dar lugar a resultados historiográficos verdaderamente las fuentes los instrumentos de que hablamos aquí el problema es
yen conjunto satisfactorios. Si hubiésemos de ofrecer ejemplos de más relevante y se ha ido planteando con el tiempo en una medida
dichos casos, por nuestra parte difícilmente sabríamos recordar otro creciente, también en relación con el llamado «final de las ideolo-
gías» y con las profundas transformaciones que han intervenido en
que La toma del poder de Luis XIV, de Roberto Rosselli»»i. una peque-
ña joya ca so género. Y sobre esta general falta de adecuación o insa- la geografía y en los equilibrios políticos y culturales a nivel plane-
tisfacción, por lo tanto, habría que aplicar una reflexión más profun- tario entre finales dolos años ochenta yla década de los noventa
dizada. del siglo xx. En resumidas cuentas, estamos apenas en los comien-
zos de una relación entre historia y inedia que se adecue ala consis-
tencia y a la fecundidad potencial de las nuevas téóaicax y de sus
7.4. Los MEDIA COMO INSTRUMENTO PDDAGOGtCO Y DIDÁCTICO, instrumentos. Un campo como la geografía histórica puede resol-
Y COMO INSTRUMENTO oc FOOMACtON nc LA OPtNtñt MaLtEA lar, por ejemplo, muy renovado, y no sólo a electos didácticos. Pero
Y DE LA CULTURA CORRIENTE
para un resultado positivo y funcional de la relación es necesario
que los historiadores, ante todo, no olviden que son historiadores,
Más breves pueden ser las observaciones de estos aspectos: ante es decir cultores de una disciplina de extraordinaria importancia en
todo, porque la función de los media en éstos es mucho más conoci- casi todos los campos de la vida civil y de más que consolidada ex-
da, estudiada y comprendida incluso en la práctica de los estadios y periencia de investigación y de reflexión. Sus encuentros coi] lo
de la actividad didáctica en toda clase de escuelas. nuevo serán tanto mas fáciles y fecundos cuanto mas nos atenga-
298 NADA MAS QUE HISTORIA FUENTES HISTÓRICAS 299
mos aeste dato de hecho, con apertura mental equivalente al rigor elaboración preventiva de la maquina. Es decir, el ordenador no deja
científico y disciplinario. de ser un esclavo al servicio del hombre, con capacidades de reac-
Los años ochenta y noventa del siglo xx han ampliado mego no- ción y facultades autónomas que no rebasan el campo de trabajo que
tablemente las posibilidades del ordenador para memorizar, selec- el amo esta en condiciones de delimitar para ese esclavo. Otra cosa
cionar, relacionar y elaborar los dolos obtenidos o obtener de bien- es el comienzo, ya en marcha desde finales del siglo xx, del intento
les históricas. Posibilidades que a principios de los años ochenta, de construir «redes neuralesi, esto es, circuitos informátic os que se
cuando se dio el primer gran desarrollo del personal cotttpuler, apenas proponen realizar una interconexión d0 los datos que son objeto del
sise intuían, a partir de entonces han sido realizadas plenamente. No mondo intelectual según los modalidades de asociación de la estruc-
se ha tratado sólo de una ampliación, sino también de una acelera- tura cerebral humana. ¿Nacerá así una «inteligencia artificial, pro-
ción de los tiempos de trabajo del aparato informático, que puede piamente dicha? En caso afirmativo, también el trabajo del historia-
evaluarse en una reducción de dichos tiempos aproximadamente a dor se encontrará, y no sólo por lo que se refiere a las fuentes, como
menos de 1150 de los de comienzos del período, a veces nacidos del toda la actividad intelectual y practica del hombre, frente a proble-
ordenador mismo, cocí sentido de que los resultados que posibilitaba mas que acomienzos del siglo xxi de la era cristiana no estamos en
la amplitud del espectro de trabajo sobre las preguntas planteadas al condiciones de prever con una seria atendibilidad.
aparato llevaban al estudioso a plantearse nuevas preguntas, de las
que no siempre se puede decir que las habría pensado de todas ma-
neras. Como siempre, por lo tanto, una posibilidad cuantitativa, tras
haber alcanzado ciertas dimensiones, se transformaba en un ele-
mento que tampoco cualitativamente es desdeñable. Con la llegada a
las aplicaciones en red (un line, como se suele decir, esto es, precisa-
mente vía red, en Internet) se ha llegado, por ultimo, a posibilidades
de información y de consulta bibliográfica y archivista en tiempo
real, aparte de la conexión, colaboración y debate entre estudiosos
situados en cualquier lugar del mundo, también en tiempo real, sen-
cillamente imposibles de imaginar diez años antes. El hecho mismo
de los grandes volúmenes de datos que el ordenador había permitido
tratar en nivel de complejidad y dentro de tiempos de inaudita venta-
ja para la investigación, así quedaba superado por la posibilidad que
ahora se ofrecía de sin afinamiento cualitativo, y por lo tanto poten-
cialmente también conceptual, del trabaja de investigación y de re-
flexión, además de una vigorosa intensificación de la circulación y el
intercambio de datos e ideas y de su correspondiente discusión.
Como es obvio, estas ventajas no afectaban solamente al histo-
riador, sino al arco entero del trabajo intelectual, además de a una
gama prácticamente ilimitada (y, de todas maneras, también ésta en
vías de expansión) de actividades de la vida práctica y cotidiana, eco-
nómica y social. En los cimientos de todo ello perdura, por otra par-
le, siempre el trabajo del proyectista de la base de datos sobre la que
opera el ordenador; perduro el autor del software, que da vida a los
programas que el ordenador lleva oca bu; es decir, perdura el absolu-
to protagonismo del hombre —como hemos dicho—, del sujeto que,
en este caso, estudia lo historia y escribe sobre ella y que medita y
formula lo esencial, esto es, los problemas que ha de someter a la

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