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Tema 10: LA INFLUENCIA DE LA HERENCIA Y EL AMBIENTE EN LA DIVERSIDAD PSICOLÓGICA

HUMANA.

I. Introducción

Actualmente se acepta de forma consensuada el paradigma interaccionista, en el que se destaca la


combinación de la herencia y el ambiente a la hora de explicar en la conducta humana.

II. Objetivos.

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III. Contenidos específicos del tema.

Veamos a continuación algo de historia acerca de la controversia Nature vs. Nurture (la
influencia de la naturaleza (genes) versus el ambiente en la formación de la personalidad), para pasar
seguidamente a ofrecer un marco general del estado de la cuestión a principios del siglo XXI.

1. La polémica cuestión herencia-ambiente: un breve recorrido por el siglo XX

Galton se empeñó en demostrar el importante papel que la herencia jugaba en la “genialidad”


(en las personas que eran genios), realizando los primeros estudios de familias o genealógicos y los
estudios con gemelos. En última instancia, perseguía la selección humana y la mejora de la raza
acuñando el término “eugenesia” en 1883 y siendo el fundador del movimiento eugenésico (dado que
él no era consciente de la repercusión que iba a tener y que en el tema 1 se dice que a veces también
defendía la mente como “tabula rasa”, solo le vamosç a dar 2 nazipuntos).
Los datos provenientes de la medida de CI fueron interpretados en términos genéticos y por
tanto inmutables, lo que tuvo importantes consecuencias en el contexto social y político. Aún a pesar
de no conocerse realmente los mecanismos de la herencia y las leyes que la regulaban. El interés por
vincular los resultados de los test a factores genéticos adquirió especialmente auge de la mano e los
precursores del movimiento americano a favor del examen mental (Terman, Goddard y Yerkes),
quienes compartieron algunas opiniones sociopolíticas básicas, llegando a concluir que las preguntas
planteadas en el test de Binet proporcionaban una medición de la inteligencia innata y fija (“cuando
se es estúpido, se es por mucho tiempo”) Llegaron a afirmar el temible papel desempeñado por la
deficiencia mental en la producción del vicio y la delincuencia.

La Segunda Conferencia Internacional sobre Eugenesia creó la Sociedad Americana para la


eugenesia. Ya previamente con el nombramiento de Yerkes como presidente del Comité de Herencia
de los Rasgos Mentales de la asociación para la Investigación Eugenésica (+2 nazipunto) (asociación
estrechamente vinculada al departamento de inmigración estadounidense, que, por entonces, se
encontraba saturado de trabajo), se hizo evidente la escasa suerte que corría la persona diagnosticada
como débil mental; la distinción entre delincuente, pobre o débil mental era, cuando no sutil,
inexistente. Cuando Goddard acudió a la isla de Ellis, lugar de recepción de inmigrantes, y aplicó a
éstos los test de inteligencia al uso, estableció que el 83% de los judíos, el 80% de los húngaros, el 79%
de los italianos y el 87% de los rusos eran débiles metales (esto creo que se merece +3 nazipuntos). En
este contexto surgieron las leyes de esterilización (mi nazimetrónomo ha explotado, les doy un +10 a
ojo) cuyo objetivo era acabar con la transmisión genética del crimen, la idiocia y la imbecilidad. En
estos momentos, el progreso de los que después vendría a denominarse Genética de la Conducta
humana parecía estar en manos de los políticos; y muy pocos de ellos fueron capaces de resistirse a la
tentación de hacer “aportaciones” a la mencionada ciencia. En el afán de preservar el estado el

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bienestar para una clase de personas dignas de poseerlo, intentaron evitar, en la medida de lo posible,
la propagación de los degenerados mentales.

Al declararse la I Guerra Mundial, la Asociación Psicológica Americana, en aquel tiempo bajo


la dirección de Yerkes, propuso la aplicación en masa de tests a los reclutas, cuyos resultados parecían
poner de manifiesto la clara inferioridad intelectual de los negros y los inmigrantes, en comparación a
la población americana de origen nórdico. En este contexto, fueron pocos los que destacaron el hecho
de que la inteligencia de los inmigrantes se relacionaba, curiosamente, con el número de años que
habían vivido bajo condiciones más favorables en América, de forma que aquellos individuos que
presentaba bajas puntuaciones eran, en su mayoría, personas que llevaban viviendo menos de cinco
años en Estados Unidos (ocultar esto, +1 nazipunto). Actualmente existe un gran consenso en aceptar
que el impacto ambiental propicia un papel relevante en la mejora del rendimiento cognitivo, al menos
dese los parámetros a partir de los cuales se evalúa en las sociedades occidentales. (Conteo: Yerkes,
Goddard y Terman se llevan 16 Nazipuntos).

La idea de la inteligencia como una cualidad innata e inmutable que marcaba severas
diferencias en la población comenzó a encontrar detractores a partir de los años veinte con el
nacimiento y auge de la psicología conductista (y menos mal). Sin embargo, la concepción hereditaria
continuó extendiéndose en el ámbito académico y aplicado durante la primera mitad del siglo XX.
Trabajos como los realizados por Burt con gemelos, prorrogaron el vigor de la postura genetista a la
hora de explicar las diferencias en cuanto a la inteligencia. Este señor, cuando aún era un estudiante,
se expresaba de esta manera “El problema de los muy pobres, pobreza crónica: Pocas perspectivas de
solución del problema sin la detención forzosa del naufragio de la sociedad… impidiéndoles que
propaguen sus especies”. Esta creencia tan radical en una concepción hereditaria e inmutable de la
inteligencia, que desembocaba incluso en un miedo ç a una propagación desmesurada de “las especies
de débiles mentales” llevaría a Burt a ganarse cinco nazipuntos y pasado el tiempo, a falsificar los datos
de sus investigaciones basadas en las comparaciones realizadas con gemelos en pro de la defensa de
la heredabilidad del CI (que tramposillo!!!, + 2 nazipuntos). (Burt = 7 nazipuntos).

La revisión de las anteriores cuestiones, junto con el desprestigio que supuso el


descubrimiento de la manipulación de los resultados de Burt, y el predominio de la perspectiva
psicológica conductista, que cada vez dotaba de mayor relevancia al ambiente hicieron que desde
mediados del siglo XX hasta la década de los ochenta podemos decir que la polémica herencia-medio,
sobre el CI se decantó por los argumentos ambientalistas. Sin embargo, paralelamente, una disciplina
había adquirido independencia y carácter propio en los años sesenta, denominada “Genética de la
conducta”, vinculada, en principio, a la psicología diferencial. Los avances en esta disciplina reabrirían
la polémica herencia-medio, esta vez con datos científicamente más rigurosos en los que apoyarse.
Actualmente, los resultados de las investigaciones realizadas desde el marco de la Genética de la
Conducta han dejado claro la necesidad de contemplar tanto los factores genéticos como los
ambientales en la explicación del comportamiento humano, poniendo de manifiesto que el enfoque
interaccionista es el único válido a la hora de comprender la conducta humana

2. Líneas de investigación actuales.

Aunque profundicemos en las aportaciones realizadas desde la genética, tal disciplina ya hace
tiempo que sólo se relaciona con nuestra área de conocimiento en sentido auxiliar; es decir, la
Psicología Diferencial acude a los conocimientos proporcionados por la genética cuando aborda el
intento de explicación de las diferencias individuales en un nivel de causas últimas o distales (distal
significa más alejado del cuerpo en contra a proximal, hace referencia al motivo último).

El desarrollo en este campo podría esquematizarse señalando la diferenciación entre las dos
líneas de investigación que resultan más relevantes:

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1) La primera de ellas, denominada “Genética Cuantitativa”: engloba los estudios dirigidos a
dilucidar el peso de genética y el ambiente tienen en la explicación de una característica o
rasgo que presenta una población, abordando dicho estudio desde un punto de vista
cuantitativo. En ella se encuadran los estudios de familias, los estudios de gemelos, los de
adopciones, etc.

2) El estudio de los efectos de los genes y cromosomas utilizando técnicas moleculares para
conseguir la observación de la composición del material hereditario, aquí el interés se desplaza
del “cuánto” al “cómo” actúan los genes para producir las diferencias individuales.

Gran parte del contenido de este epígrafe versa sobre la “Genética de la conducta”

2.1. Estrategias cuantitativas dirigidas a dilucidar el peso de la herencia y el ambiente.

Conviene destacar que la Genética de la Conducta no aporta información sobre las causas
últimas de los comportamientos individuales ni tampoco acerca de las causas que subyacen a las
diferencias entre grupos humanos en los aspectos estudiados. Sus resultados quedan limitados a
informar sobre la proporción en que la variabilidad que presenta un grupo de individuos, respecto a
una característica estudiada, se puede atribuir a factores genéticos o ambientales, valiéndose para ello
de una metodología estadística.

Con la finalidad de situarnos teórica y metodológicamente en el lugar correcto, exponemos a


continuación las diferencias y similitudes entro los objetivos y ámbito de estudio de los siguientes tipos
de genética:

1) La Genética de las Poblaciones: Se basa en que para cada rasgo existe un gen, es decir,
ç
herencia monogenética, el estudio de genes particulares sobre aspectos concretos, tal como hacía
Mendel.

Cuando se habla de población se hace referencia a cualquier grupo de individuos que tenga
probabilidad de cruzarse entre ellos (supongo que “cruzarse” hace referencia a…, ya sabes…, wiki wiki…
procrear). Así, si se supone algún tipo de transmisión genética de un determinado rasgo, se observará
el número de veces que éste se presenta en una población. Un tipo especial de estudios pertenecientes
a esta categoría ha sido el estudio entre razas.

Cabe señalar que el material genético compartido por los seres humanos ronda el 99,8% frente
a apenas el 0,02% que refleja la unicidad de cada persona, y no se ha encontrado ninguna distinción
en este 0,02% que marque la diferencia entre distintas poblaciones o razas. No existen evidencia
acerca de ningún gen individual que permita clasificar las poblaciones humanas en categorías
sistemáticas, como blancos o negros, chinos o caucásicos. Es más, los estudios realizados al respecto
demuestran que la variación genética dentro de los grupos humanos puede ser muy superior a la
existente entre grupos. Las diferencias de color o rasgos se deben en gran medida a una adaptación
evolutiva de protección de las radiaciones solares.

Debido a este carácter monogenético, los resultados procedentes de la Genética de


Poblaciones se encuentran limitados, debido a que la mayoría de los aspectos, tanto físicos como
psicológicos, están influenciados por más de un gen.

2) La Genética Cuantitativa. Se basa en el estudio de la herencia poligenética (la herencia de


características atribuibles al efecto de más de un gen). Cuyo objetivo es la determinación, ya no del
gen, sino del peso que la herencia, en general, tiene en el aspecto estudiado. La noción de
heredabilidad se entiende como un parámetro expresado en el “índice de heredabilidad” (h²) que
oscila entre 0 y 1. Así, si decimos que la heredabilidad para una medida fisiológica como la

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“hipertensión” es de 0,30, estaríamos indicando que las diferencias genéticas en la población
intervienen en un 30% de la variación de esta característica, frente a un 70%.

3) La Genética de la Conducta. Nació como una rama de la psicología, estrechamente vinculada


al estudio de las diferencias individuales, alcanzando entidad propia en los años sesenta. Actualmente
mantiene una relación de ciencia afín y complementaria a nuestra disciplina, ya que su objetivo se
constituye en uno de los intereses de la psicología diferencial, la investigación de la influencia
hereditaria y en contrapartida también la influencia ambiental en los aspectos psicológicos o
conductuales. Dado que las conductas humanas están influenciadas por más de un gen, normalmente
la Genética de la Conducta se acoge a un estudio cuantitativo para estudiar la herencia. (La genética
de la conducta está dentro de la cuantitativa, siendo está más útil que la poblacional para los estudios
psicológicos por su carácter poligenético).

Los estudios realizados en el seno de la Genética de la Conducta han ido evolucionando desde
su nacimiento como disciplina científica. En esta evolución es posible destacar tres cambios que han
conseguido arrojar mayor luz sobre la contribución relativa de la genética y el ambiente a la
variabilidad psicológica humana:

1. El paso de los modelos monogenéticos a los poligenéticos.


2. Paso de una concepción de la herencia bajo la cual se interpreta una relación directa entre
genes y conducta, hacia una consideración indirecta de estas relaciones. Actualmente, se
asume que la relación entre genes y conducta está modulada por una serie de factores de
carácter fisiológico.
3. Abandono de los modelos aditivos, cuyo objetivo era averiguar la proporción de varianza
debida a los factores genéticos y ambientales, a favor de los modelos interactivos.
ç
Con intención de arrojar luz sobre la complicada cuestión de la interacción entre los genes y el
ambiente, y siempre tomando como punto de partida la población, no el individuo único, la Genética
de la Conducta propone un modelo lineal, en el que es posible distinguir cinco componentes que
conformarían la varianza fenotípica de un rasgo en una población. (yo puedo reír por felicidad, o por
nerviosismo, pero ese reír, sería la conducta visible, que es el fenotipo. La varianza fenotípica hace
referencia a la variabilidad visible de un rasgo):

1. La varianza genotípica: proporción de la variabilidad respecto a una característica que


presenta una población explicada por factores genéticos.
2. La varianza ambiental: es la noción con la que se alude a la proporción de la variabilidad de
una característica observada en una población que es explicada por factores ambientales. Se
divide en:
a) varianza ambiental común o compartida por los diferentes miembros de una familia
(varianza entre-familias), como el nivel cultural de los padres, las personas
circundantes, las pautas generales de crianza, etc.
b) Varianza específica o varianza intra-familiar, aquella atribuible a las experiencias
particulares y propias de cada uno de los miembros de la familia, como el trato recibido
en función del sexo o el orden de nacimiento, el grupo de amigos, etc...

3. La covariación entre genes y ambiente: está referida a la exposición diferencial de diversos


genotipos a diversas influencias ambientales y puede ser de tres tipos:
a) Pasiva: Los propios padres trasmitan tanto el genotipo como el ambiente propicio
para el desarrollo de un rasgo
b) Reactiva: Cuando es la expresión del genotipo la que genera en el ambiente una
reacción favorable a dicho rasgo

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c) Activa: El propio sujeto busca activamente un ambiente apropiado para el desarrollo
de sus características
4. La interacción entre genes y ambiente, relativa a las distintas manifestaciones fenotípicas,
ante un mismo entorno, en función del genotipo de los sujetos (por ejemplo, ante un entorno de hablar
en público hay gente que estará super nerviosa y le sudaran las manos (manifestación fenotípica) y
otra gente que disfrutará de tener la atención de los demás), así como a las distintas reacciones
fenotípicas que pueden producirse partiendo de un mismo genotipo en función del ambiente al que
éste sea sometido (mismo ejemplo de antes, si disfruto de hablar en público, pero estoy en un
ambiente de presentar un trabajo y no me lo se, estaré muy nervioso, pero si me lo se, estaré tranquilo)
Como ejemplo de estas interacciones podrían servir los modelos de diátesis-estrés (Gottesman y
Shields)
5. La varianza error. Da cuenta de la proporción de variabilidad que no podemos atribuir
claramente a factores genéticos ni ambientales.
Así pues, los términos hasta ahora manejados vendrían a conformar la siguiente ecuación,
donde la varianza fenotípica es igual a la suma de todas las demás varianzas, :

2.2. Diseños de investigación en Genética Cuantitativa.

Fueron inventados hace más de un siglo por Galton. A continuación, los veremos de menos
potentes a más potencia en sus resultados.

A. Los estudios de familias

Son los menos potentes. Se basa en el establecimiento de correlaciones para un rasgo o


comportamiento determinado entre los miembros de una misma familia que tienen diferentes grados
de parentesco con el sujeto objeto de estudio. Es decir, si se supone la determinación genética de un
rasgo, entonces es de esperar que los parientes de la persona que lo posee presenten la misma
característica proporcionalmente a la similitud de sus dotaciones genéticas. Así, partiendo de la
premisa de que los parientes de primer grado (padres y hermanos) comparten el 50% de los genes, los
parientes de segundo grado (abuelos-nietos, tíos-sobrinos o hermanastros) comparten el 25% de sus
genes y los parientes de tercer grado (p.ej., primos) el 12,5%, sería factible el cálculo de la proporción
en que la herencia es responsable de los resultados concernientes a la medición de cualquier rasgo
evaluado.

Tales estudios proporcionan una estimación del valor máximo de la heredabilidad. Sin
embargo, sus resultados no permiten dilucidad si el parecido observado está causado por el ambiente
compartido o por los genes que tienen en común.

B. Los estudios de gemelos.

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Aportan uno de los argumentos más poderosos a favor de una base genética de los
comportamientos humanos. Distinguimos dos tipos de gemelos, los idénticos o monocigóticos (MZ)
que comparten el mismo genoma, y los fraternos o dicigóticos (DZ), también denominados mellizos,
que comparten el 50% de sus genes, igual que cualquier hermano, incluso pueden ser de diferente
sexo.

La argumentación que sigue a las comparaciones entre gemelos monocigóticos y dicigóticos es


que si en un determinado rasgo de comportamiento los gemelos monocigóticos se parecen más entre
sí que los dicigóticos, se puede concluir la intervención en dicho rasgo de factores genéticos.

A partir de un diseño de gemelos, podemos calcular la heredabilidad (h²) utilizando la fórmula


de Falconer. Consiste en multiplicar por dos la resta entre la correlación obtenida en la muestra de
gemelos monocigóticos y la procedente de los gemelos dicigóticos. Veamos un ejemplo: si los gemelos
monocigóticos presentan una correlación para la capacidad espacial de 0,85 y entre los dicigóticos sólo
se alcanza la correlación de 0,50 para esta variable, entonces podemos decir que la proporción de
variabilidad que explica la herencia para la capacidad espacial es de 0,70, que sería el resultado de h2
= 2 (0,85-0,50).

Tal experimento también muestra sus dificultades metodológicas. Establecer una cierta base
genética para un determinado rasgo no es lo mismo que afirmar que la causa del mismo sea
exclusivamente genética.

Respecto a las variables de personalidad, este tipo de estudio se vio limitado por factores como
la mayor inestabilidad que presentan los rasgos de personalidad en comparación con los cognitivos.
Loehlin y McNichols pusieron de manifiesto que los gemelos monocigóticos se asemejaban más que
los dicigóticos en variables como la dominancia, la ç sociabilidad, la responsabilidad y el autocontrol.
Concretamente se estimó que la heredabilidad para estas variables estaba situada alrededor del 50%

Respecto a la inteligencia, estos estudios concuerdan en señalar que los monocigóticos


muestran unas correlaciones que superan con creces a las resultantes de los gemelos no idénticos en
lo que se refiere a competencia verbal y espacial, ya sean niños, adolescentes o adultos.

C. Los estudios de adopciones

Es el más potente. Consiste en estudiar gemelos monocigóticos que, separados al nacer, o a


muy corta edad, han sido criados en familias diferentes. La suposición aquí es que si no existe
semejanza entre los dos medios que constituyen los hogares de acogida, la observación de parecido
entre los gemelos separados reflejará la importancia del papel de los factores genéticos en el
comportamiento. Por lo que incluye en su diseño, no sólo individuos que comparten tanto los efectos
ambientales como los genéticos (familiares consanguíneos), sino también individuos relacionados
exclusivamente por los efectos ambientales compartidos (adoptados).

Los datos recogidos hasta el momento indican que diversas características que van desde el
“tiempo de reacción” hasta la religiosidad” tienen algo que ver con la herencia.

En el estudio de la personalidad se ha utilizado el cuestionario EPI (inventario de Personalidad


de Eysenck) que mide las variables de extraversión, neuroticismo y Psicoticismo. Diversos estudios
coinciden en afirmar que la genética en la extroversión tiene un peso del 60%, mientras que el
neuroticismo, un 30%.

Diversos autores (J. de Fries y R. Plomin) destacan la importancia que tiene el ambiente
específico, respecto a la varianza ambiental. Desglosando los componentes de la varianza fenotípica,
se atribuye a la genética un 40%, un 35% a la específica y un 5% a la varianza compartida

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familiarmente, dejando el 20% como varianza error. Esa escasa importancia atribuida a la ambiental
compartida iba en contra de muchas corrientes como el psicoanálisis y la importancia que se le daba a
características familiares como el nivel socioculturales.

También utilizando el método de las adopciones se ha estudiado el efecto de la edad. La


influencia genética se mantiene más estable que los efectos del ambiente en características de
personalidad como la extroversión, el neuroticismo, la impulsividad y la hostilidad. Aunque, con la
edad, se iba produciendo un aumento de la influencia del ambiente común en detrimento del peso del
ambiente específico. Cuanto mayores son los sujetos más crece la influencia del ambiente compartido
familiarmente. En cualquier caso, parece un dato constatado que el peso de la herencia se refleja con
mayor fuerza en el caso de trabajar con muestras formadas por adultos que cuando las muestras
utilizadas están conformadas por niños.

En cuanto a las variables que constituyen la inteligencia, los resultados obtenidos en la


investigación sobre gemelos adoptivos constituyen una prueba fiable de que los genes condicionan el
comportamiento relacionado con las mismas. Los resultados hallados parecen mostrar siempre
correlaciones mayores entre las medidas de Cl tomadas de padres e hijos biológicos, que las
encontradas con padres e hijos adoptivos. Se puede destacar la observación de que los efectos de la
herencia en la inteligencia no se hacen evidentes durante el primer año de vida de los niños; efectos
que, sin embargo, se van haciendo notar, cada vez con más fuerza, entre la primera y la segunda
infancia pudiendo detectarse a la temprana edad de tres años

A pesar de los grandes resultados obtenidos, los estudios combinados de gemelos y


adopciones no explican cómo los genes influyen en la personalidad, la inteligencia o el
comportamiento social (pues vaya…, es lo que llevamos diciendo todos estos temas atras, al ser
ç
métodos estadísticos, son meramente descriptivos). Existe un consenso al aceptar la cooperación
entre los factores genéticos y ambientales y su papel direccional. Tal interacción se refleja ya desde la
primera infancia cuando los rasgos temperamentales de un niño influencian las respuestas que ante él
tienen sus padres, y continúan a lo largo de toda la vida, manifestándose en la tendencia que tienen
los individuos a construirse un marco de vida adaptado a sus necesidades y características particulares.

2.3. Limitaciones de la Genética Cuantitativa.

Conviene ser cautos a la hora de ofender categóricamente los resultados obtenidos bajo este
enfoque de investigación, sobre todo en cuanto a la generalización de los datos.

En este sentido, es preciso considerar que las estimaciones que hemos venido comentando en
páginas anteriores respecto al peso de la herencia y el ambiente en determinados comportamientos
humanos, siempre corresponden a una población concreta, en un momento determinado, de manera
que pueden variar tanto a través del tiempo como a través de distintas poblaciones, hechos que se
olvidan frecuentemente. Asimismo, la validez del «índice de heredabilidad», en cuanto que es una
estimación estadística, se ve afectada, fundamentalmente, por dos sesgos:

1) El grado de representatividad que presente la muestra. En este sentido, muchos de los


estudios realizados podrían presentar deficiencias debido a que las muestras elegidas estén sesgadas
en algún parámetro (edad, sexo, nivel educativo, etc.) y no lleguen a reflejar proporcionalmente las
características de la población a la que después se hacen extensibles sus resultados.

2) Los posibles errores de medida y los que se derivan de la definición operativa de los
fenotipos. Dichos sesgos serían típicos en las investigaciones que utilizan instrumentos con carencias
en la validez predictiva, criterial o de constructo. Por otra parte, como apunta Revelle (1995), la

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fiabilidad de las escalas de medida puede influir en las diferencias encontradas entre las estimaciones
realizadas por distintos estudios respecto a una misma variable.

Otro problema que limita la rigurosidad de los resultados de la Genética Cuantitativa hace
referencia a la falta de medidas ambientales adecuadas, existe una carencia de acuerdo acerca de las
clasificaciones de los ambientes que pueda tomarse como referencia a la hora de emprender este tipo
de investigaciones. La única distinción que se plantea en este contexto respecto al ambiente es la
segmentación entre el efecto de la varianza común, asociada al ambiente familiar y el efecto de la
varianza específica, procedente de las experiencias particulares del individuo. Que como es fácil de
suponer están solapados. Si, por ejemplo, algún hermano haya tenido problemas con las drogas, puede
repercutir en el resto de la familia incrementando la disciplina en las pautas de crianza. Incluso los
acontecimientos, que, objetivamente, podrían encuadrarse como factores de la varianza común, por
ejemplo, la muerte de uno de los padres o una crisis económica de la familia tendrá diferentes efectos
en función de la edad de los sujetos, el sexo y las características de personalidad previamente
consolidadas. Es, quizá, por esta confusión en la operacionalización de las variables que acaba,
finalmente, cargando un mayor peso en los factores específicos, que los datos aportados desde los
diferentes estudios, sobre todo en el área de personalidad.

Todas las argumentaciones expuestas llevan a considerar los resultados de la Genética de la


Conducta de forma provisional, incluso en los diseños más rigurosos de los que se pueda disponer
(casos de gemelos idénticos criados por separado); además, aún queda por conocer una cuestión
importante: explicar de qué modo se produce la influencia genética y ambiental sobre el
comportamiento.

Fin del tema 10!

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