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Estudio 3

Los Encuentros con Dios Son de Dimensiones Divinas


Dios quiere que el mundo le conozca. Y solo a través de su obra, será conocido.

Las tareas que Dios asigna, son de dimensiones divinas, o sea que van más allá de lo que la gente puede
hacer. Si Ud. cree que Dios le está pidiendo hacer algo, con sus fuerzas, tal vez no sea de Dios.

Veamos algunas tareas de proporciones divinas, que Dios asignó:

Él le dijo a Abraham que fuera el padre de una nación cuando ni siquiera tenía un hijo.

Le dijo a Moisés que hiciera acampar a los israelitas junto al mar Rojo. Él les liberaría dividiendo el
mar y haciéndoles cruzar en seco. Dios dijo: seré glorificado en Faraón y en todo su ejército, y sabrán
los egipcios que yo soy Jehová (Ex. 14:4-31). ¿Resultado? Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová
ejecuto contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová

Dios dijo a Gedeón, que derrotara al gigantesco ejército madianita con solo 300 hombres.

Le ordeno a Josué que hiciera cruzar a los israelitas el Jordán en época de creciente. ¿Por qué? Para que
todos los pueblo de la tierra conozcan que la mano de Jehová es poderosa; para que temáis a Jehová
vuestro Dios todos los días (Jos. 4:24).

Un gigantesco ejercito acampo contra Israel. El rey Josafat proclamo ayuno y guío al pueblo a buscar
consejo de Dios. Oró: ¡Oh Dios nuestro!...en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene
contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos. Dios respondió: no temáis ni os
amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios… paraos,
estad quietos, y ved la salvación de Jehová (2Cr. 20:12-29). Josafat envío frente a su ejército un coro que
cantaba alabanzas a Dios por su amor eterno. Dios destruyo el ejército invasor antes que Josafat o Israel
llegaran al campo de batalla. Entonces: El pavor de Dios cayó sobre todos los reinos de aquella tierra,
cuando oyeron que Jehová había peleado contra los enemigos de Israel.

Sadrac, Mesac y Abed-nego escogieron obedecer a Dios antes que al rey Nabuconodosor. Antes de ser
arrojados al horno ardiente dijeron: He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de
fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librara (Dn. 3:17). Los soldados que los arrojaron murieron,
pero Dios libro a estos tres hombres fieles.

Este rey pagano escribió a toda la nación: conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios
altísimo ha hecho conmigo. ¡Cuán grandes son tus señales, y cuan potentes sus maravillas! (Dn. 4:2-3).

Jesús les dijo a sus discípulos que alimentaran a la multitud y que discipularan a todas las naciones.

Ninguna de estas cosas eran humanamente posibles. Cuando el pueblo de Dios y el mundo ven que
ocurre algo que solo Dios puede hacer, llegaran a conocer a Dios.

Los creyentes del primer siglo siguieron la dirección del Espíritu Santo. El impacto que Dios hizo en su
mundo fue contundente. Los discípulos fueron llenos del Espíritu santo y pudieron hablar en idiomas
que nunca habían aprendido. Luego Pedro predico, y los que recibieron su palabra fueron bautizados; y
se añadieron aquel día como tres mil personas (Hch. 2:41).

Dios uso a Pedro y a Juan para curar en el nombre de Jesús a un cojo. Luego predicaron y muchos de los
que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil (Hch. 4:4).

Dios uso a Pedro para resucitar a Dorcas. Esto fue notorio en toda Jope, y muchos creyeron en el
Señor (Hch. 9:42)

Nuestro mundo no se siente atraído al Cristo a quien servimos porque no pueden verle obrando. Nos ven
a nosotros haciendo buenas cosas para Dios, y dicen: eso es hermoso, pero no me interesa.

¡Deje que el mundo vea a Dios Obrando, y eso atraerá a la gente! Levantemos en alto a Cristo; no en
palabras, sino en la vida. Que el mundo vea la diferencia que el Cristo viviente hace en la vida de una
persona, en la familia, en la iglesia; eso hará una enorme diferencia en la manera de responder. Cuando el
mundo vea que ocurre algo a través del pueblo de Dios que no se explica de ninguna otra manera,
entonces se sentirán atraídos al Dios que ven.

Ejercitemos la fe. Sin fe es imposible agradar a Dios (He. 11:6). Si la gente en su comunidad no está
respondiendo al evangelio como usted ve que lo hacían en la antigüedad una razón posible es que no
están viendo a Dios en lo que ustedes, como iglesia, están haciendo.

¿Qué es lo que le interesa, Dios? Que usted, y el mundo le conozcan, y que tengan una experiencia con
El. Por consiguiente, Dios vendrá a usted y le asignara una tarea de proporciones, Divinas. Cuando
empiece a hacer lo que Él le dice, entonces se cumplirá lo que Él se ha propuesto. Entonces usted y toda
la gente a su alrededor se regocijaran al tener una experiencia con El. Le conocerán más y mejor que
antes.

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