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Programa de Agentes Físicos Autor: Lic. Luis Poalasin N.

UNIDAD I
CONTENIDOS
Contenidos .............................................................................................................................. 1

OBJETIVO: ............................................................................................................................ 3

CONCEPTO DE MEDICINA FÍSICA .................................................................................. 3

ORIGEN Y EVOLUCIÓN HISTÓRICA .............................................................................. 4

Los primeros testimonios .................................................................................................... 4

El mundo griego .................................................................................................................. 5

El Mundo Romano .............................................................................................................. 6

La Edad Media .................................................................................................................... 7

El Renacimiento .................................................................................................................. 8

Siglo XVII........................................................................................................................... 9

La Ilustración ...................................................................................................................... 9

Siglo XIX .......................................................................................................................... 11

Siglo XX ........................................................................................................................... 13

PERSPECTIVA ACTUAL .................................................................................................. 14

AGENTES FÍSICOS EN MEDICINA FÍSICA ................................................................... 19

CLASIFICACIÓN DE LOS AGENTES FÍSICOS NO IONIZANTES .............................. 20

Agentes cinéticos o mecánicos ......................................................................................... 20

Cinesiterapia (Kinesiterapia) ......................................................................................... 20

Masoterapia ................................................................................................................... 21

Ultrasonidos Terapéuticos ............................................................................................. 21

Agentes térmicos ............................................................................................................... 22

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Termoterapia ................................................................................................................. 22

Crioterapia ..................................................................................................................... 22

Agentes electromagnéticos ............................................................................................... 22

Electroterapia ................................................................................................................ 23

Fototerapia ..................................................................................................................... 24

Electrodiagnóstico ......................................................................................................... 25

Agentes climáticos o complejos ....................................................................................... 25

CARACTERÍSTICAS BIOLÓGICAS GENERALES DE LOS AGENTES FÍSICOS NO


IONIZANTES. NORMAS GENERALES DE APLICACIÓN ........................................... 26

Bibliografía. .......................................................................................................................... 30

EL PROTOCOLO EXPERIMENTAL................................................................................. 31

DISEÑO EXPERIMENTAL ................................................................................................ 32

Materiales y métodos ........................................................................................................ 32

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PRIMERA PRÁCTICA
TITULO:

INTRODUCCIÓN A LA MEDICINA FÍSICA


SUBTITULO:

AGENTES FÍSICOS EN MEDICINA FÍSICA


OBJETIVO:
Al finalizar esta unidad el estudiante estará capacitado para: saber la definición, clasificación,
historia de Fisioterapia, Medicina Física y Rehabilitación, su importancia, las características
biológicas generales de los agentes físicos no ionizantes y sus normas generales de
aplicación.

INTODUCCIÓN
CONCEPTO DE MEDICINA FÍSICA
Desde una perspectiva puramente etimológica, podría decirse que la medicina física
comprende el empleo de todos los agentes físicos disponibles en los diferentes aspectos de la
medicina –diagnóstico, terapéutico y preventivo-, incluyendo el estudio de estos agentes
como elementos patógenos. Esto conlleva que establecer un concepto de medicina física
resulte difícil, ya que, debido al amplio campo de aplicación y a la diversidad de agentes
físicos implicados, pueda prestarse a diferentes interpretaciones.

Mientas que unos autores consideran que la medicina física debe abarcar aspectos relativos
tanto al diagnóstico como al tratamiento o la prevención, otros solo plantean su acción en el
terreno terapéutico. Así, Holser la define como la “ciencia o parte de la medicina que utiliza
agentes o técnicas de naturaleza física para el diagnóstico, tratamiento y prevención de
enfermedades”. En cambio para Krussen constituye una “rama de la medicina que utiliza
agentes físicos, como la luz, el calor, el agua y la electricidad, así como agentes mecánicos,
en el tratamiento de las enfermedades”.

Actualmente, no todos los agentes físicos conocidos se emplean en medicina física. Los
agentes ionizantes (p. Ej. , Rayos X, radiación gamma...) constituyen una importante
exclusión, pues el protagonismo y el especial entorno de aplicación que han adquirido
durante la segunda mitad de este siglo han originado especialidades diagnósticas y
terapéuticas específicas (radiodiagnóstico, radioterapia y medicina nuclear). En este sentido,
como expresa Molina Ariño, puede concretarse que la medicina física estudia ampliamente
los recursos que aportan los agentes físicos no ionizantes (mecánicos, térmicos y

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electromagnéticos); Si bien estos se utilizan fundamentalmente con finalidad terapéutica,


también pueden emplearse con intención diagnóstica, como ocurre en el caso de la
electromiografía, electrocardiografía, electroencefalografía, etc. Sin embargo, de forma
similar a los que ha ocurrido con las radiaciones ionizantes, la utilización diagnóstica de los
agentes físicos no ionizantes ha ido haciéndose, en no pocas ocasiones, imprescindibles en
una especialidad médica determinada y ha terminado por incluirse en su mismo cuerpo de
doctrina. Éste es el caso de la electrocardiografía en cardiología y la electroencefalografía en
neurología.

Los agentes físicos también deben considerarse como elementos con capacidad lesiva para
el organismo. Son conocidos los accidentes que puede desencadenar la excesiva o inadecuada
exposición al calor, al frío y a formas más específicas de energía, como la radiación
ultravioleta, o los accidentes que pueden ocasionar la corriente eléctrica (electropatología).
Igualmente, el masaje o la movilización en un lugar, momento o forma inadecuados pueden
causar más daño que beneficio. Los riesgos potenciales deben conocerse para establecer con
claridad los límites de tolerancia y las situaciones en las que deba tenerse especial precaución
para realizar las diferentes aplicaciones de forma adecuada.

De acuerdo con las ideas expresadas, puede definirse la medicina física como un cuerpo
doctrinal complejo, constituido por la agrupación de conocimientos y experiencias relativos
a la naturaleza de los agentes físicos no ionizantes, a los fenómenos derivados de su
interacción con el organismo y a las aplicaciones diagnósticas, terapéuticas y preventivas
que derivan de sus efectos biológicos.

ORIGEN Y EVOLUCIÓN HISTÓRICA


La atención suficiente a la historia de las ciencias constituye uno de los postulados doctrinales
en la formación del estudiante y el científico. El conocimiento del pasado es la clave del
presente y del futuro. Consideramos de gran importancia, en virtud de la sistematización de
un concepto, admitir que el conocimiento real y reflexivo de la medicina física no puede
alcanzarse apriorísticamente: por el contrario, es preciso revisar sus precedentes históricos.

Los primeros testimonios


El comienzo de la medicina física ha de buscarse, al igual que el de la historia del hombre,
en la prehistoria. Aunque no disponemos de ningún documento escrito que atestigüe esta
idea, no resulta difícil imaginar al hombre primitivo reaccionando de forma casi instintiva
con actuaciones como el frotamiento enérgico de una zona dolorida o la aplicación de formas
de calor o frío que la naturaleza ponía a su alcance.

Los primeros testimonios escritos de la medicina física aparecen en china y datan de más de
dos mil años antes de la era cristiana. El Koung-Fou (año 2700 a.C.), practicados por los
bonzos del Tao Tse, es el escrito más antiguo conocido acerca del ejercicio terapéutico y el
masaje. Está basado en una serie de posiciones y movimientos prescritos por los sacerdotes
para aliviar diferentes dolencias, bajo una concepción mágico religiosa. De igual forma, la

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terapéutica Védica hindú es fundamentalmente mágica; recurre, también, a la práctica de


masajes y ejercicios (en los orígenes de la doctrina del Yoga o Ayurveda, año 1800 a.C., se
incluía un sistema gimnástico) y a los poderes saludables del aire, el agua y el sol.

En el resto de las civilizaciones antiguas, las actividades terapéuticas mezclaban los aspectos
religiosos con conocimientos empíricos, y empleaban con profusión el agua, el sol, el aire y
la tierra, considerados todos ellos como fuerzas primigénicas de carácter divino.

El mundo griego
Durante el período arcaico, el tratamiento de las enfermedades continuaba siendo una forma
de purificación religiosa, dentro de una concepción tradicional de la enfermedad como
mancha o impureza. Hacia el año 900 a.C. se comienzan a erigir múltiples asklepia, templos
dedicados a Asclepios (Esculapio para los romanos), gran divinidad sanadora. Estos templos
solían erigirse en lugares especiales, en las proximidades de manantiales, donde estaba el
santuario; a su alrededor se disponían las demás instalaciones, compuestas de gimnasio,
teatro, baños, jardines y lugares para la estancia, reposo y tratamiento de los pacientes. Los
médicos griegos imbuidos aún por el gran contenido espiritual de la curación, enviaban a
estos templos a aquellos enfermos en los que habían fallado otros tratamientos. Las medidas
terapéuticas, basadas en el ejercicio físico, la hidroterapia y el masaje, no sólo eran utilizadas
en forma higiénica o purificadora, sino también como preparación para las competiciones
atléticas.

A partir del siglo V a.C., por influencia de las ideas naturalistas de filósofos presocráticos, la
práctica médica se entenderá como un saber natural, dentro de la idea de physis o naturaleza,
que se extendió entre los hombres cultos de Grecia.

Durante la segunda mitad del siglo V y la primera del siglo IV a.C., destaca la figura de
Hipócrates de cos (460-380 a.C.). Su concepción de la terapéutica se basaba en el empleo de
medios físicos, higiénicos y dietéticos (Diaetia). De esta forma, el ejercicio físico, la
gimnasia, el masaje (anatripsis) y una correcta alimentación eran medios adecuados para
mantener y desarrollar la condición saludable del hombre. Sólo un género de vida natural
podría contribuir a perfeccionar las condiciones humanas, tanto físicas como morales, lo que
constituye el fundamento de la llamada “medicina Hipocrática”

En los escritos del corpus Hipocraticum destaca la importancia del ambiente físico, el clima,
el sol y el agua, tanto en la salud como en la enfermedad, y se recomienda el uso de agua fría
frente a los dolores articulares de la gota y las contracturas musculares, así como los baños
marinos en el tratamiento de eccemas y de cualquier herida no infectada. La palabra ejercicio
aparece a menudo, si bien en su mayor parte referida al aspecto higiénico. En el libro Acerca
de las articulaciones, se demuestra una profunda percepción de las relaciones entre los
movimientos y los músculos. Se enumeran pautas frente a la debilidad muscular y para la
mejora de las desavenencias mentales, se recomienda los paseos rápidos y frecuentes, y se
advierte sobre los efectos negativos de los ejercicios extenuantes.

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En definitiva, la terapéutica hipocrática se baso en el saber humanista, destinado a conocer


los secretos de la naturaleza del hombre, de las distintas enfermedades, de los distintos
tratamientos y de la propia naturaleza.

El Mundo Romano
La práctica gimnástica tardó en incorporarse a la civilización romana, por considerarse como
una de las causas de la decadencia de Grecia, pero terminó siendo aceptada por las masas y
reconociéndose el valor beneficioso del ejercicio moderado. Entre los métodos gimnásticos
de la época se incluyeron el hidromasaje, los estiramientos y los movimientos asistidos con
pesos y poleas.

Posteriormente con el cristianismo comenzaría la decadencia de la gimnasia, hasta que el


emperador Teodosio pondría fin definitivamente a las prácticas gimnásticas populares,
suprimiendo los Juegos Olímpicos en el año 394 de nuestra era.

En los primeros tiempos de la era romana se practicaba principalmente una medicina


empírica, cuya terapéutica era casi exclusivamente medicamentosa. Frente a ésta, destacan
Asclepíades (siglo I a.C.) y Temisón, creadores de la escuela metódica, la cual rechaza el
empleo de medicamentos y propone la dieta, el masaje, la hidroterapia y los ejercicios físicos
–junto con la marcha y la carrera-, aunque lejos de la idea de la capacidad sanadora natural.

Con la incorporación del pensamiento griego a la civilización romana, se intentó llevar el


sentido común a la praxis médica, rechazándose tanto los excesos de los empíricos como de
los metódicos. Retomando las pautas hipocráticas, se vuelve a introducir la dieta, la
hidroterapia y el ejercicio físico, para establecer razonablemente las indicaciones y el modo
de acción de esta terapéutica.

En los escritos de Galeno (129-201 d.C.), médico de origen griego al servicio de Marco
Aurelio, cuya obra trascendió hasta la Edad Media, se encuentra clasificaciones de los
ejercicios y del masaje según su vigor, duración y frecuencia, así como descripciones del
empleo de aparatos diversos y de la parte del cuerpo que interviene al utilizarlos.

El sentido utilitario de los romanos se puso pronto de manifiesto en su devoción por la


higiene, tanto individual como pública. Se difundió el empleo del agua como práctica social,
higiénica y curativa. Los romanos llegaron a superar a los griegos en sus prácticas
crenoterápicas. Los baños comunitarios existían desde tiempos de Caton, hacia 200 a.C., pero
los grandes establecimientos termales, que aún en la actualidad continúan en vigencia en
muchos países, proceden de la época imperial. Las termas de Caracalla y de Dioclesiano
contaban con estanques de paredes de mármol capaces de albergar entre 1.600 y 3.000
bañistas respectivamente, durante las cinco horas que duraba la jornada diaria. Aunque sin
alcanzar el esplendor de las termas de Roma, la dominación romana en España legó múltiples
instalaciones termales, Ledesma en Castilla, Caldes de Malabella y Caldes de Montbui en
Cataluña, Alhama en Aragón, Archena en Murcia y Alhama de Granada y Santiponce en
Andalucía.

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Las termas solían estar constituidas por las siguientes partes: un pórtico que daba paso al
apoditerium, lugar donde los bañistas se desnudaban y vestían; el unctuarium, donde los
balneatores aplicaban pomadas y perfumes; el Baptisterium, lugar para realizar abluciones
higiénicas; el frigidarium, local con una o varias piscinas para tomar baños fríos; el
calidarium o zona destinada a los baños calientes; el sudatarium o baño de vapor; el
tepidarium o baño templado donde los bañistas permanecían cierto tiempo para evitar los
cambios bruscos de temperatura, y el plantatone o spheristeria, lugar donde se reunía los
bañistas para recibir masajes por parte de expertos masajistas (traclatores) y pasar el tiempo
conversando o realizando ejercicios.

También tuvieron gran importancia los baños marítimos. Los romanos utilizaban el sol, el
aire y el mar, y aprovechaban el clima para el tratamiento de múltiples procesos. La
talasoterapia, por tanto, fue una auténtica realidad en aquel tiempo.

A pesar de la división del Imperio Romano, la tradición hipocrático galénica se mantuvo en


la medicina bizantina (siglos IV al VII). El médico romano Celio Aureliano (V d.C.), ardiente
defensor de la luz solar como agente curativo (helioterapia), enuncio algunos conceptos muy
parecidos a los modernos acerca del tratamiento físico, incluyendo la hidrogimnasia, la
suspensionterapia y la poleoterapia. En la época Justiniana destaca Alejandro de Tralles, que
continuo la doctrina de la fuerza sanadora de la naturaleza, concediendo especial importancia
al régimen de vida para mantener la salud y prevenir las enfermedades. Empleó las curas
climáticas y la hidroterapia, y se opuso al abuso de fármacos y a las curas drásticas.

La Edad Media
Después de la caída del Imperio Romano, el cristianismo reaccionó ante los espectáculos
gimnásticos abandonando la práctica de ejercicios físicos. La medicina estaba prácticamente
en manos de los monjes (medicina monástica). El cuidado del alma tenía predilección sobre
el cuidado del cuerpo. En esta época, tan sólo persistió la terapia farmacológica y la
hidroterapia, mientras que el ejercicio físico era practicado exclusivamente por la nobleza y
los primados eclesiásticos como diversión o para prepararse para la caza o la lucha.

Los árabes, en cambio, mantuvieron viva la medicina griega y romana por medio de
traducciones sirias y hebreas. Destacan las figuras de Avicena (980-1013), fiel seguidor de
la medicina galénica, y Albucasis (936-1013), que escribió un tratado de 30 tomos en los que
se recoge el saber médico del momento. Durante esta época, vuelve a valorarse la práctica de
ejercicios físicos y la balneoterapia, y se crean las casas de baños, lugares donde, tras las
aplicaciones hidroterápicas, se podrían recibir fricciones con lodos y tierras, así como
diversas atenciones médicas. Los baños árabes, fomentados por los soberanos, se
convirtieron en un factor cultural y social de primer orden. Se tiene conocimiento de que, a
mediados del siglo X, la ciudad de Córdoba poseía más de tres mil baños públicos o
Hummams. Desgraciadamente, este resurgir de la ciencia médica propiciado por los árabes
quedo interrumpido cuando la peste negra irrumpió en Europa.

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El Renacimiento
La medicina renacentista inició el derrocamiento de la antropología galénica, aceptada como
verdad irrefutable durante el medioevo. Con el inicio del Renacimiento, se retoma un interés
inusitado por la actividad muscular. El gran Leonardo da Vinci estuvo a la cabeza del interés
por la anatomía que llego ha ser revolucionada por Andreas Vesalius (1515-1564), quien,
basandose en la disección de cadáveres humanos, detalla perfectamente la dinámica
anatómica en su obra De humani corporis fabrica libri septem (1543).

La influencia de Pietro Vergerio(1349-1428) sobre Vittorino da Feltra (1378-1446), profesor


de la universidad de Padua, impulsó en gran medida la reintroducción del ejercicio físico en
la educación de la época. Así, volvió a florecer el desarrollo armónico del espíritu y del
cuerpo de la Grecia clásica. La hidroterapia, la natación y los ejercicios corporales pasaron a
formar parte del método pedagógico humanista.

La segunda mitad del siglo XV presenció una notable estimulación de la actividad intelectual,
cuyo mérito fundamental debe asignarse a la invención de la imprenta, con lo que los clásicos
griegos y romanos comenzaron a aparecer impresos; de este modo se redescubrió la
terapéutica hipocrática y galénica.

Durante el siglo XVI, el interés por la perfección física y las formas corporales produjo una
renovación de los estudios anatómicos y, en consecuencia, del ejercicio terapéutico. Cabe el
honor al médico español Cristóbal Méndez de ser el autor del primer tratado publicado sobre
el ejercicio terapéutico, Libro del exercicio (1553), donde se establecen conceptos sobre el
modo de realizar correctamente el ejercicio corporal y se valoran las distintas modalidades
deportivas relacionadas con la edad, el sexo y la condición social del practicante. Pero el
primer tratado impreso sobre los ejercicios que obtuvo especial repercusión fue De Arte
Gimnástica, escrito en el año 1573 por Hieronymus Mercurialis (1530-1606), considerado
como el eslabón entre la educación física griega y la moderna. En ésta obra se recogen
observaciones sobre los ejercicios y sus efectos sobre el organismo, reconociéndose su
verdadero valor terapéutico, con sus indicaciones y contraindicaciones. Consta de seis
capítulos dedicados a principios médicos, gimnasia del movimiento (lucha y saltos),
especialidades como la natación, navegación y equitación, así como los lugares, tiempos y
modos de realizar los ejercicios para que los resultados obtenidos sean óptimos, y la
descripción de los efectos y cualidades que pueden obtenerse con la práctica gimnástica.

Aunque existen referencias al empleo de las descargas eléctricas del pez torpedo en el
tratamiento de algias y especialmente de la gota, la primera aportación conocida sobre los
fenómenos eléctricos se debe a Tales de Mileto (600 a.C.). Pero no es hasta el siglo XVI
cuando William Gilbert, médico de la reina Isabel de Inglaterra, publica la obra De Magnete
magnetisque corporibus, donde establece diferencias entre electricidad y magnetismo.

Es también durante esta época cuando comenzó a ponerse en práctica el método


experimental, de forma que, poco a poco, comenzaba a distinguirse entre ciencia y

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empirismo, esbozándose la ciencia que conduciría de la alquimia a la química moderna y


farmacéutica.

Siglo XVII
Durante el siglo XVII, bajo la influencia de la mecánica de Galileo y las teorías de Descartes,
intenta concebirse de un modo enteramente mecánico la actividad del cuerpo humano.
Giovanni Alfonso Borelli (1608-1679), en su libro De motu Animalium, intenta explicar el
movimiento de los cuerpos animales basándose en principios mecánicos, describiendo el
funcionamiento muscular mediante tensiones, fuerzas y las leyes de la palanca.

Con Thomas Sydenham (1624-1689), considerado el más notable médico de la medicina


inglesa, se recupera el hipocratismo y su fe en la naturaleza como “fuerza vital”, así como en
la acción curativa de los agentes físicos naturales y remedios sencillos, reflejados en su obra
Processus integri.

Aunque el primer tratado de balneoterapia, De Balneis et Thermis, escrito por Giovanni


Michele Savonarola (1452-1498), fue publicado en Ferrara en 1485, es durante el siglo XVII
cuando se establece las bases de la moderna Hidrología médica. En 1697, aparece en España
la primera obra fundamental de hidrología, Espejo cristalino de las aguas de España, escrita
por Alfonso Limón Montero, Catedrático de la Universidad de Alcalá de Henares. Esta obra
erudita, realizada con la colaboración de casi medio centenar de corresponsales, médicos en
su mayoría, consta de cuatro libros que describen las propiedades de las aguas de 59
manantiales españoles, los baños de aguas termales, y examina el valor higiénico y medicinal
de los baños de “aguas simples” y las cualidades terapéuticas de lo que el autor denomina
“baños compuestos”.

La Ilustración
Los estudios de Borelli influyeron en médicos del siglo XVIII, quienes pensaban en el
movimiento como la expresión inmediata de la vida. Entre ellos, Fridericus Hoffman fue
quien más hizo para restablecer la importancia del ejercicio físico en la higiene, en el
tratamiento y en la vida diaria, como preconizaban los clásicos. Durante esta época
comenzaron a realizarse los primeros estudios fisiológicos serios acerca del ejercicio
terapéutico. Nicolás Andry escribió en 1723 su notable tesis con el título ¿Es el ejercicio
moderado el mejor medio para conservar la salud?

El último cuarto del siglo XVIII presenció sorprendentes progresos en el pensamiento


humano. Se produjeron revoluciones en la política, la educación y las ciencias. En este
período, aparece el primer libro acerca del ejercicio terapéutico, de forma muy similar a como
lo conocemos en la actualidad. Joseph-Clement Tissot (1750-1826) publico Gymnastique
Médicinale et Chirurgicale, obra muy avanzada por su concepción y contenidos, que durante
muchos años no vio reconocida su importancia. Tissot rompió con la tradición de los clásicos,
al recomendar la movilización en los pacientes quirúrgicos. En esta obra, el masaje es
empleado de modo reglado según las distintas afecciones, se insiste en la necesidad de

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conocer la anatomía al prescribir ejercicios terapéuticos y se analizan los movimientos que


intervienen en numerosas actividades tanto manuales como artesanales.

La Física dio importantes pasos en este siglo, a los que se debe, en gran parte, la iniciación
de la revolución industrial en Inglaterra. Los nuevos conocimientos en el campo de la
acústica, la terminología y los importantes estudios sobre los fenómenos eléctricos tuvieron
gran influencia en la medicina de la época. Durante el último cuarto del siglo se multiplicaron
los estudios sobre la naturaleza de la electricidad: La botella de Leyden permitió acumular la
electricidad para su utilización posterior; Benjamín Franklin enunció el principio de
conservación de la electricidad y descubrió la naturaleza del relámpago; Walsh demostró la
identidad entre la corriente eléctrica producida por el pez torpedo y por la botella de Leyden,
y Cavendish y Coulomb establecieron las medidas de la fuerza entre cargas eléctricas. Pero,
sin duda, los estudios más relevantes se deben a Luigi Galvani (1737-1798) y a Alessandro
Volta (1745-1827), quienes descubrieron diversas pruebas de que la electricidad podía
excitar la contracción muscular. Estos hallazgos que desataron una gran polémica,
encausaron la Electrología en una dirección muy diferente, y dieron a la medicina nuevas
posibilidades de conocimiento y tratamiento de los fenómenos patológicos.

Las ideas naturalistas de numerosos filósofos ilustrados influyeron mucho en los médicos de
la época, que reconocieron las ventajas saludables de la vida al aire libre y del ejercicio
moderado, así como las acciones curativas del agua. La hidroterapia, uno de los aspectos
importantes de la terapéutica hipocrática, gozó en el siglo XVIII de gran fervor en toda
Europa en sus diferentes formas. En este sentido, algunos médicos, como Floyer, Vicente
Pérez y Von Hildebrandt, dedicaron esfuerzos a resaltar las posibilidades terapéuticas de las
aplicaciones del agua. En Alemania destacaron Sigmund Hahn (1664-1742) y su hijo Johann
S. Hahn (1696-1773), médicos de Schweidnitz (Silesia), quienes, además de ser los primeros
en administrar agua a los pacientes febriles en contra de la opinión de la época, resaltaron la
importancia de las aplicaciones de agua fría, tanto en bebida como en aplicaciones externas,
Huffeland (1762-1836), médico neohipocrático alemán, destaco la importancia de los baños
marinos y la helioterapia en el tratamiento de enfermos tuberculosos. En España, Pedro
Gómez de Bedoya publicó en 1764 otra de las obras fundamentales de la hidrología médica,
historia universal de las fuentes minerales de España, en la que se enumeran las propiedades
de 214 manantiales. En 1778, por cargo de la academia de medicina de Paris, Carrere realizó
una magnífica recopilación de todos los conocimientos que hasta el momento se tenía de las
aguas mineromedicinales.

Es a finales de este siglo cuando vuelve a retomarse el interés por las propiedades terapéuticas
de la luz solar, gracias a los esfuerzos de hombre como Poncet, Faure, Leretre, Leconte, y
Richard Russell. Se realizaron diversos estudios científicos sobre el tratamiento por el clima,
tanto en general, como considerando sus diversos componentes, en especial el aire y los
vientos. Del aire se estudiaron sus propiedades físicas y su relación con la aparición o
persistencia de determinadas enfermedades, así como su papel en la evolución de las heridas
quirúrgicas.

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Durante todo este siglo, muchos médicos enviaban a sus enfermos a los hoteles balnearios
construidos en las cercanías de los manantiales, de forma que eran numerosos los bañistas
que acudían a “tomar las aguas”, para aliviar diversas dolencias o por costumbre social.

Siglo XIX
La medicina del siglo XIX vivió una serie de importantes transformaciones doctrinales, éticas
y científicas, que condujeron a un nuevo enfoque, desde una perspectiva diferente, de la
utilización de los agentes físicos.

Entre los iniciadores de la gimnasia durante la época moderna cabe citar al capitán valenciano
Francisco Amorós, cuya obra Tratado de educación gimnástica y moral gozó de enorme éxito
en toda Europa. Una gran parte del rápido desarrollo del movimiento gimnástico acontecido
durante el siglo XIX se atribuye a Per Henrik Ling (1776-1839), fundador del instituto
gimnástico central de Estocolmo, cuya tesis era la “perfección física y moral” del cuidado
mediante el ejercicio físico. Su gran aportación consistió en introducir la sistemática en el
ejercicio: dosificación e instrucciones detalladas. Ling dividió la gimnasia en cuatro ramas:
pedagógica, médica, militar y estética. Aunque no dejo obra escrita, sus trabajos fueron dados
a conocer por dos de sus discípulos, Liedbeck y Georgii. Este último publicó en 1840 su
tratado Fundamentos generales de la gimnasia, en el que aparece el término “kinesiterapia”,
entendiendo como tal la noción general de ejercicios metódicos que ejecuta el enfermo solo,
por prescripción médica, el terapeuta en un paciente pasivo o, paciente y terapeuta juntos.

El sistema de ejercicios propuestos por Ling necesitaba la continua atención personal del
terapeuta. Gustav Zander llegó a la conclusión de que con palancas, poleas o pesas
(mecanoterapia) podía ofrecer a la vez asistencia y resistencia, eliminando al terapeuta, salvo
para lograr que el paciente comenzara el tratamiento y para una supervisión periódica. Weir
Mitchell fue quien trasladó los conocimientos europeos sobre gimnasia terapéutica a los
Estados Unidos, en un período en que se iniciaba el interés por la educación física y la
Cinesiterapia en las universidades y escuelas de medicina americanas.

A raíz de los descubrimientos de Galváni y Volta, muchos autores comenzaron a publicar


comunicaciones sobre curaciones llevadas a cabo mediante el galvanismo. Tras el
descubrimiento de la inducción eléctrica por Michael Faraday en 1831, este nuevo tipo de
electricidad se incorporó a las prácticas terapéuticas. Poco después, Duchenne de Boulogne
(1806-1875) subrayó el hecho de que ciertos músculos paralizados conservaban la
excitabilidad inducida por la corriente farádica, mientras que otros la perdían. Entre los
primeros figuraban los afectados por parálisis debidas a lesiones de nervios periféricos. A
partir de entonces podían diferenciarse las parálisis de origen central de las periféricas. Sus
investigaciones electrofisiológicas condujeron a la aplicación práctica del electrodiagnóstico.
A fines de siglo D’Arsonval comenzó a hacer aplicaciones con corrientes de alta frecuencia,
determinando en ellas la importancia de la tensión y de la intensidad. Demostró la
inexcitabilidad neuromuscular y la producción de calor en profundidad con este tipo de
corrientes.

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El recurso a las fuerzas macrocósmicas, el aire, el agua, la tierra y la luz solar, conoció
muchos partidarios en la época romántica, lo que propició la sistematización de la
hidroterapia y de las curvas termales. Antón Sebastián Kneipp (1821-1897), párroco de Bad
Wörishofen (Alemania), fue uno de los grandes impulsores de la hidroterapia. Las
aplicaciones más empleadas por él y sus discípulos fueron los chorros, baños fríos y calientes
(parciales y totales) a los que añadía plantas medicinales, baños de vapor, lavados de agua
fría y envolturas. Su método de tratamiento o “cura de Kneipp” aún mantiene en nuestros
días cierto prestigio. Wilhelm Winternitz (1835-1917), médico vienés, consolidó la
hidroterapia como ciencia médica, sentando sus bases fisiológicas y estableciendo sus
indicaciones, de modo que fue introducida en los planes de enseñanza de la Facultad de
Medicina de su país y, posteriormente, en el resto de Europa.

Los ingleses Downen y Blunot demostraron que la radiación solar era capaz de destruir
ciertas bacterias que originaban enfermedades infecciosas, lo que proporcionó a la
helioterapia un apoyo científico. Pero el empleo de la luz solar como agente terapéutico
adquirió su mayor popularidad gracias a Rickli, quien diseñó un sanatorio en Austria con
grandes salas para practicar esta modalidad de tratamiento y obtuvo notables resultados, que
impresionaron a los médicos de la época. Los trabajos que, a principios del siguiente siglo,
realizaron Bernhard y Rollier contribuyeron a sustentar la helioterapia en cimientos de
naturaleza científica, pese a que la utilización de la luz solar data de épocas muy remotas.

La práctica del masaje resurgió gracias a los resultados obtenidos en Amsterdan por Johan
Georg Metzger (1838-1909), quien publicó a finales del siglo XIX los métodos de Ling
aplicados a la medicina. Su libro y técnicas, Tratado de las luxaciones del pie por medio del
masaje, tuvo en aquella época un enorme éxito. Lucas Championiere (1843-1913) introdujo
el masaje y la necesidad de la movilización precoz en el tratamiento de las fracturas y sus
secuelas. Los seguidores de Metzger, figuras destacadas de la medicina y la cirugía,
adoptaron la clasificación del masaje en cuatro variedades –fricción suave, fricción,
amasamiento y golpeteos- y contribuyeron a sistematizar el masaje en el tratamiento físico
de las incapacidades.

Durante el transcurso de la segunda mitad del siglo XIX, la mentalidad de los pensadores
románticos fue dando paso a otra diferente, cuyos objetivos principales eran la ciencia y la
técnica. Los estudios científicos fueron abarcando todos los aspectos del saber y se
produjeron descubrimientos trascendentales para la ciencia. La inducción electromagnética
de Faraday fue llevada a términos matemáticos por J.C. Maxwell (1831-1879), quien enunció
las ecuaciones que rigen los fenómenos electromagnéticos y luminosos. La mecánica
tradicional, edificada en los supuestos de Galileo y Newton, llegó a ponerse en duda por las
demostraciones de Hertz (1857-1894) y Henri Poincaré (1854-1912) sobre la propagación de
las ondas electromagnéticas. Se establecieron en esta época los principios de la
termodinámica y fueron incorporándose a los tratamientos radiaciones electromagnéticas,
como la radiación ultravioleta y la infrarroja, producidas en forma artificial.

En el terreno de la medicina, frente al positivismo científico, llevado asta sus límites por los
máximos representantes de la denominada nueva Escuela de Viena, surgió un escepticismo

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terapéutico, que supuso el renacer del hipocratismo médico, abandonado por las tendencias
positivistas de la época. Gracias a la aparición de esta nueva tendencia vitalista, opuesta al
materialismo del método científico, se retomó el interés por el termalismo, el ejercicio físico,
la helioterapia, la vida al aire libre y la dietética. Bajo esta concepción apareció el sistema de
manipulaciones vertebrales (quiropraxia), ideado por Daniel Palmer, y la doctrina de la
osteopatía de Andrew Taylor Still.

Siglo XX
El estallido de la Primera Guerra Mundial determinó que se incrementara el empleo de
ejercicios físicos para rehabilitación en los hospitales militares de los países contendientes.
En Estados Unidos, W. G. Wright desarrolló muchas técnicas cinesiterápicas, especialmente
el entrenamiento de los parapléjicos para deambular sobre muletas valiéndose de las
extremidades superiores, lo que represento uno de los mayores éxitos de la historia de la
Cinesiterapia. A otro médico estadounidense, C. L. Lowman, se debe la hidrocinesiterapia,
como término y como método, tal y como se utiliza en la actualidad. En Alemania, después
de la Primera Guerra Mundial, se produjo cierto cambio de actitud hacia los ejercicios,
destacándose cada vez más la importancia de la relajación. De esta forma, se insistió en que
se incluyeran ejercicios de relajación en los programas terapéuticos.

Uno de los mayores impulsos para los ejercicios terapéuticos provino de otro médico
estadounidense, Thomas Delorme, quien ideó un método de dosificación sistemática del
esfuerzo, al que denominó “ejercicios de resistencias progresivas”, el cual obtuvo una amplia
y rápida aceptación. Pero la medida más revolucionario en la movilización terapéutico,
durante el siglo XX, tal vez sea la movilización precoz de los pacientes después de una
intervención quirúrgica mayor, propuesta por Leithauser.

A partir de los conceptos de inervación e inhibición recíprocas, desarrolladas a finales del


siglo XIX por C. S. Sherrington, un neurofisiólogo experimental, diversos médicos
contribuyeron a introducir los reflejos normales y patológicos en la terapia con ejercicios.
Pero el principal investigador en esta línea fue otro neurofisiólogo, Hernán Kabat, quien
utilizó el reflejo de extensión, flexión y tónico (entre otros), y dio a su método el nombre de
“facilitación propioceptiva”.

Desde principios de siglo, mediante múltiples experiencias y publicaciones de distintas


escuelas europeas, americanas y orientales (de China y Japón, principalmente), se
establecieron definitivamente las bases actuales del masaje, y se distinguieron diversos
métodos y técnicas terapéuticas: masaje terapéutico, reflejo, sobre tejido conjuntivo,
acupuntural, quiropráctico, deportivo, automasajes, etc. Hacia el año 1952, Gertrude Beard
realizó una descripción y definición del masaje clásico en la que establece las tendencias
actuales del masaje para provocar diversos efectos sobre sistemas específicos (nervioso,
musculosquelético, sanguíneo, linfático) y en todo el organismo en general.

En la primera mitad del siglo XX, al mismo tiempo que tuvieron lugar las más grandes
catástrofes bélicas de la historia de la humanidad, se produjo un gran despliegue de la ciencia

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Programa de Agentes Físicos Autor: Lic. Luis Poalasin N.

y la técnica, hasta entonces desconocido, que, en una parte no desdeñable (desarrollo del
radar, la termografía, los ultrasonidos, etc.), se debió a la acción “estimulante” de las
situaciones bélicas. En 1917, Langevin construyó el primer equipo de ultrasonidos basado en
la piezoelectricidad, observando los primeros efectos biológicos de estas vibraciones de alta
frecuencia. En 1936, Dolhmann construyo el primer equipo de ultrasonidos aplicable en
medicina. Se comenzó a tratar con ultrasonidos enfermos con otosclerosis, cicatrices
cutáneas y neuralgias. Por fin, en 1939, tuvo en Erlanger (Alemania) el Primer Congreso
Internacional de Ultrasonidos.

El desarrollo de la tecnología permitió grandes avances en el terreno de las radiaciones


electromagnéticas y sus aplicaciones en medicina, durante los primeros decenios de este
siglo.

PERSPECTIVA ACTUAL
La mayor parte de las aplicaciones diagnósticas de los agentes físicos han ido integrándose
en otras especialidades médicas: en unas ocasiones, por su especificidad, orientada hacia un
sistema determinado (como es el caso de la electrocardiografía), y en otras, por tratarse de
técnicas de imagen, como la ecografía y la resonancia magnética, que se han incorporado a
los recursos del radiodiagnóstico. En cualquier caso, hay que admitir que, en el contexto
actual, la medicina física se ocupa principalmente de aspectos relativos al tratamiento de las
enfermedades, lo que recibe el nombre genérico de terapéutica. Esto crea ciertas áreas de
solapamiento y, por qué no, de confusión con otros términos conocidos, como terapéutica
física y fisioterapia.

La terapéutica física puede entenderse como la parte de la terapéutica cuyos remedios son
los agentes físicos. Se originó reuniendo los agentes físicos naturales (luz, agua, calor...) y
aquellos aportados por el desarrollo de la física, lo que la dotó de suficiente autonomía como
para poder emanciparse de las diferentes modalidades terapéuticas. Así, a finales del siglo
XIX y principios del XX, se estudiaban los agentes físicos en algunos tratados de terapéutica,
de forma aislada, incluyéndolos en un amplio capítulo que genéricamente se denominó
fisioterapia. El desarrollo de los agentes físicos y de sus técnicas de aplicación llegó a ocupar
un espacio tan amplio, dentro de los estudios de medicina en España, que hubo de instaurarse
un bloque independiente dentro de la enseñanza de pregrado, para separar su estudio de las
demás terapéuticas, especialmente la farmacológica. Con el paso del tiempo, la asignatura
“Terapéutica física” fue cargándose de contenidos, muchos de ellos diagnósticos,
paradójicamente, hasta que a finales de los años setenta, por motivos ya expuestos, pasó a
denominarse “Radiología y medicina física”.

Etimológicamente fisioterapia equivale a terapéutica física, aunque solo supone una parte de
ella, si se considera que esta última incluye a todos los agentes físicos, mientras que la
primera se refiere exclusivamente a los agentes no ionizantes. Además el concepto de
fisioterapia ha adquirido una relación más directa con la aplicación de tratamientos.

La confederación mundial de Fisioterapia establece la siguiente definición de fisioterapia:

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“La fisioterapia es el arte y la ciencia del tratamiento físico, es decir, el conjunto de técnicas
que, mediante la aplicación de agentes físicos, curan, previenen, recuperan y readaptan a los
pacientes susceptibles de recibir tratamiento físico”.

Por su parte, el comité de expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) especifica


este tratamiento físico al realizado mediante la Cinesiterapia, termocrioterapia, fototerapia,
hidroterapia y electroterapia. Por fisioterapeuta se entiende al profesional sanitario
paramédico que aplica los agentes físicos no ionizantes bajo prescripción y control médico,
cuya titulación (diplomado) en España, desde 1980, se obtiene tras cursar tres años de
estudios en escuelas universitarias. El fisioterapeuta es el único profesional no médico con
formación universitaria capacitado para aplicar, en su campo de actuación los diferentes
medios y técnicas terapéuticas con agentes físicos no ionizantes.

Recientemente, por real decreto 546/1995 de 7 de Abril se establece la titulación de


formación profesional al Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería. Entre las
competencias generales de estos profesionales figuran las de aplicar técnicas de tratamientos
locales de termoterapia, crioterapia, hidroterapia e hidrología médica, tanto en entidades
públicas como en privadas, bajo la figura de auxiliar de balnearios.

Lamentablemente existe un gran número de “seudoprofesionales” (masajistas,


quiromasajistas, manipuladores, naturópatas, etc.), que, sin titulación o acreditándose bajo
títulos sin reconocer, no solamente compiten con los auténticos profesionales, sino que
muchas veces su actuación agrava patologías existentes o provoca lesiones irreparables entre
los incautos que caen en sus manos.

Tanto la medicina física como la fisioterapia están muy interrelacionados con la


rehabilitación. Sin embargo, cada una posee ciertas características que la dotan de identidad
propia. Así, la Comisión Nacional de especialidad médica de rehabilitación establece que la
rehabilitación es “diagnóstico, evolución, prevención y tratamiento de la incapacidad,
encaminada a facilitar, mantener o devolver el mayor grado de capacidad funcional e
independencia posibles”. La OMS, en su segundo informe de 1968, define la rehabilitación
como “el conjunto de medios médicos, sociales, educativos y profesionales, destinados a
restituir al paciente minusválido la mayor capacidad posible de independencia”. Por lo tanto,
si bien la medicina física se asocia generalmente con la rehabilitación, hay que considerar a
esta última de forma independiente, ya que, además de agentes físicos, utiliza medidas
sociales, profesionales, educativas, etc.

Rehabilitación: Es un proceso encaminado a lograr que las personas con discapacidad estén
en condiciones de alcanzar y mantener un estado funcional óptimo desde el punto de vista
físico, sensorial, intelectual, psíquico o social, de manera que cuenten con medios para
modificar su propia vida y ser más independientes. La rehabilitación puede abarcar medidas
para proporcionar o restablecer funciones o para compensar la pérdida o la falta de una
función o una limitación funcional. El proceso de rehabilitación abarca una amplia variedad
de medidas y actividades, desde la rehabilitación más básica y general hasta las actividades
de orientación específica, como por ejemplo la rehabilitación profesional.

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Rehabilitación funcional: La rehabilitación funcional deberá contemplar un conjunto de


tratamientos y sistemas especializados de rehabilitación dirigidos a reducir las consecuencias
de la lesión o enfermedad y a restablecer las condiciones físicas y mentales de la persona,
entre los que se incluyen el uso y adaptación de ayudas técnicas personales y la cirugía
reconstructiva.

La rehabilitación funcional es, fundamentalmente, una intervención centrada en las


deficiencias de la persona, y su criterio de éxito es la mejora del balance funcional global.

Es necesario aclarar algunos conceptos relacionados con la rehabilitación como son los
siguientes:

Minusvalía: Es una situación desventajosa para un individuo determinado, a consecuencia


de una deficiencia o de una discapacidad, que limita o impide el desempeño de un rol que es
normal en su caso (en función de su edad, sexo y factores sociales y culturales).

Deficiencia: Es toda pérdida o anormalidad de una estructura o función psicológica,


fisiológica o anatómica.

Discapacidad: Es toda restricción o ausencia (debida a una deficiencia) de la capacidad de


realizar una actividad en la forma, o dentro del margen, que se considera normal para un ser
humano. Al efecto de estimar su número, estas personas con necesidad de ayuda para realizar
tareas domésticas y / o discapacidad moderada para alguna actividad básica de la vida diaria
se han distribuido en dos grupos, de las siguientes características:

 Grupo A: Personas con discapacidad moderada para alguna actividad básica de la vida
diaria que no necesitan ayuda diariamente.

 Grupo B: Personas con discapacidad para alguna actividad instrumental de la vida diaria
(movilidad fuera del hogar y tareas domésticas) que no tienen discapacidad para ninguna
actividad básica.

Ejemplo: Una persona que presenta hipertensión arterial (enfermedad), sufre una enfermedad
cerebro-vascular (embolia-hemorragia) ECV (deficiencia), que le produce una hemiplejía
(parálisis de un lado del cuerpo) derecha, lo cual provoca dificultades para caminar, escribir
y hablar (discapacidad), si esta persona no se recupera lo suficiente para volver a estudiar,
trabajar o poder llevar una vida independiente, su desventaja se considera una "minusvalía".

Cabe señalar que la discapacidad, para ser tal, debe estar relacionada a una deficiencia debida
a secuelas irreversibles de una enfermedad, que sean comprobables, objetivas, que evidencie
signos clínicos o reporte resultados inequívocos de laboratorio, y que, pese a haber sido
sometido a tratamientos clínicos o quirúrgicos persistan.

Se asume como concepto válido de dependencia la definición propuesta por el Consejo de


Europa, según la cual la dependencia es: “aquel estado en que se encuentran las personas
que, por razones ligadas a la falta o a la pérdida de autonomía física, psíquica o intelectual,

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tienen necesidad de asistencia y / o ayudas importantes a fin de realizar los actos corrientes
de la vida diaria”.

Los criterios para graduar la protección en función de la menor o mayor intensidad de la


ayuda necesaria para realizar las actividades de la vida diaria. Propone que la clasificación
de la dependencia se establezca en tres grados, lo que permitirá graduar la dependencia,
discriminando las situaciones de menor a mayor intensidad, facilitando a la vez la valoración
y la gestión de la prestación. Los grados que se proponen son los siguientes:

 Dependencia moderada: Cuando la persona necesita ayuda para realizar varias


actividades básicas de la vida diaria, al menos una vez al día.

 Dependencia severa: Cuando la persona necesita ayuda para realizar varias actividades
básicas de la vida diaria dos o tres veces al día, pero no requiere la presencia permanente
de un cuidador.

 Gran dependencia: Cuando la persona necesita ayuda para realizar varias actividades
básicas de la vida diaria varias veces al día y, por su pérdida total de autonomía mental o
física, necesita la presencia indispensable y continua de otra persona.

Los agentes físicos no ionizantes ven ampliado cada vez más su horizonte terapéutico, pues
no queda entroncado únicamente con el quehacer rehabilitador, ortopédico, traumatológico
o neurológico. En efecto, estos agentes y medios físicos vienen incorporándose al arsenal
terapéutico de otras especialidades. Valgan como ejemplo:

- La hipertermia mediante frecuencias y microondas prostático o su utilización por su


efecto radiosensibilizador sobre los tejidos normales y tumorales.
- La denominada terapia fotodinámica, que utiliza distintos tipos de láseres junto con
substancias fotosensibilizantes para el tratamiento de neoplasias.
- El empleo de láseres de alta potencia en cirugía y dermatología.
- La aplicación de ultrasonidos en litotripsia, la estimulación eléctrica de cordones
posteriores para el control del dolor, las modernas técnicas de electroquimioterapia o la
rizolisis, entre otras muchas.

La medicina física debe basarse en el conocimiento científico de los agentes físicos, para lo
cual son fundamentales la física y otras ciencias relacionadas. Pero la anatomía, la fisiología
y la patología son igualmente esenciales, tanto para plantear y controlar adecuadamente las
diferentes aplicaciones terapéuticas, como para establecer las normas de seguridad en el
manejo de los diferentes equipos y técnicas, evitando los riesgos y accidentes derivados de
su empleo.

Al considerar las acciones de los agentes físicos en el organismo, puede apreciarse que se
trata de una ciencia compleja. En efecto, la medicina física comprende una gran variedad de
agentes físicos de naturaleza diversa (movimiento, presión, electricidad, calor, frío...) y, sin
embargo, en ocasiones, tratamientos de diversa índole persiguen un efecto similar (p.ej.,

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producir calentamiento en una zona). Otras veces, en cambio, agentes de la misma naturaleza
física actúan produciendo diferentes acciones terapéuticas. Éste es el caso de la corriente
alterna, que a baja frecuencia presenta una acción predominantemente excitomotriz (favorece
la excitación y contracción muscular), mientras que a alta frecuencia pierde esta capacidad
(produce calor en el interior del organismo). Por todo ello, se hace necesario abordar el
estudio de la medicina física desde una perspectiva integradora, más aún si se tiene en cuenta
que muchos tratamientos diferentes son perfectamente complementarios.

En nuestros días, la medicina física viene experimentando un auge paralelo a los progresos
de la medicina en general. Los recientes avances tecnológicos, junto con cierta tendencia a
reducir tratamientos farmacológicos que resultan en ocasiones abusivos y muy costosos, han
abierto nuevas perspectivas para la medicina física en el ámbito terapéutico, así como en el
higiénico y preventivo. En la actualidad, la medicina física está orientada tanto en un sentido
profiláctico (prevención primaria) y terapéutico (prevención secundaria), como hacia la
reeducación y reinserción profesional de los pacientes (prevención terciaria).

Las condiciones de salud en las que se vive actualmente hacen que la esperanza de vida se
sitúe en torno a los ochenta años. Esto motiva que la población de la “tercera edad” sea cada
vez mayor y que la atención médica a sus problemas específicos adquiera más trascendencia.
Se presta más atención a la necesidad de una buena forma física para mantener una calidad
de vida adecuada en todas las etapas y aspectos de la vida (laboral y de ocio). Por tanto, la
medicina física no solo encuentra aplicación en las disciplinas y especialidades
fundamentales de rehabilitación, medicina interna y cirugía, sino también en otras, como
ortopedia, traumatología, reumatología, medicina laboral, medicina deportiva, neurología,
pediatría, ginecología, geriatría y medicina estética.

Por último, debemos recordar que muchas medidas físicas constituyen métodos preventivos
y de mantenimiento que pueden estar incluidos en un denominado “régimen de vida
saludable”. Sabemos desde muy antiguo que la acción del sol, el agua, el clima y el ejercicio
físico influyen de forma acusada en la salud e incluso en el carácter del ser humano.

A pesar de la superespecialización inevitable por el aumento de conocimientos, actualmente


existe una tendencia en la praxis médica a efectuar una mirada hacia el saber humanista que
no olvida nunca el marco general de referencia sobre el que se realizan unos determinados
estudios concretos. Este retorno holístico, no exento de abusos, charlatanería e intrusismo,
vuelve a considerar la salud como un equilibrio del hombre consigo mismo y con su medio
ambiente, y la enfermedad como una ruptura de dicho equilibrio, bien por razones personales
o ambientales. En ésta concepción, la terapéutica por agentes físicos (nunca alternativa,
aunque si ciertamente olvidada en nuestras universidades y en la praxis médica, quizá por el
gran desarrollo de la industria farmacéutica y la deshumanización en la relación médico-
enfermo), tecnológicamente más desarrollada, física y biológicamente más fundamentada,
está retomando la importancia de épocas pasadas.

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AGENTES FÍSICOS EN MEDICINA FÍSICA


Desde tiempos hipocráticos, los agentes terapéuticos fueron tradicionalmente divididos en
higiénicos, farmacológicos y quirúrgicos. Los higiénicos se definían como “todos los agentes
naturales que actuaban habitualmente sobre el organismo sano sosteniendo en él la vida y
que, en ocasiones, podría aliviar o curar padecimientos”; incluían elementos de origen
natural, como el agua, el sol, el calor, el frío, etc. Así pues, en un principio, los agentes físicos
empleados tuvieron un carácter telúrico. La medicina física fue una de las primeras
modalidades que encontró el hombre para aliviar sus padecimientos. A partir de los grandes
descubrimientos de la física, esta terapia de tipo “natural” paso a incorporar agentes físicos
producidos artificialmente (electricidad estática, ultrasonidos, microondas, láser, etc.).

AGENTE FÍSICO
Energía
Térmica Mecánica Electromagnética

INTERACCIÓN FÍSICA
con el material biológico

RESPUESTA PRIMARIA
Bioquímica. Nivel celular

RESPUESTA SECUNDARIA
Nivel tisular y orgánico

Local General

Adecuada Inadecuada

ACCIÓN ACCIÓN
TERAPÉUTICA DAÑINA

Figura 1. Representación esquemática de la interacción de los agentes físicos con el material biológico.

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Programa de Agentes Físicos Autor: Lic. Luis Poalasin N.

Todo agente físico es portador de energía y su interacción con el material biológico implica
la cesión de toda o parte de ella. La energía cedida y absorbida origina una serie de efectos
sobre el material biológico: unos de tipo físico o primarios y otros de naturaleza bioquímica
o secundarios, de los que derivan sus efectos terapéuticos o, en su caso, su acción nociva.

Atendiendo a un efecto primario en particular, la capacidad de producir ionizaciones en la


materia, los agentes físicos pueden clasificarse en ionizantes y no ionizantes:

1. Agentes ionizantes. Incluyen tanto radiaciones constituidas por campos de materia,


clásicamente denominadas corpusculares (protones, electrones, partículas alfa, etc.)
como radiaciones conformadas por campos electromagnéticos, también denominadas
no corpusculares (rayos X y radiación gamma). Su interacción con la materia produce
fundamentalmente la ionización de los átomos que la componen. Estos agentes
constituyen el principal interés de la física nuclear y de la radiología.

2. Agentes no ionizantes. Son los que se emplean en medicina física. En ellos se incluyen
el resto de los agentes físicos, naturales y artificiales, cuya interacción con el material
biológico no produce ionizaciones atómicas, pues la energía que transmiten al medio
es insuficiente para ello. La casi totalidad de los agentes físicos ionizantes induce
finalmente la generación de calor, aunque no sea la consecuencia última de su
mecanismo de acción.

CLASIFICACIÓN DE LOS AGENTES FÍSICOS NO IONIZANTES


Los agentes físicos no ionizantes pueden clasificarse, atendiendo a su naturaleza, en varios
grupos: agentes cinéticos o mecánicos, agentes térmicos, agentes eléctricos y
electromagnéticos y agentes climáticos o complejos. A continuación se expondrán las
principales características de cada uno de ellos.

Agentes cinéticos o mecánicos


Los agentes cinéticos implican la emisión y transmisión de fuerza o energía mecánica, que
conlleva el movimiento del organismo, los tejidos o las moléculas sobre las que actúan. De
acuerdo con la frecuencia de dicho movimiento, los agentes cinéticos pueden ordenarse desde
el reposo o ausencia de movimiento (frecuencia aproximadamente cero), hasta los
ultrasonidos, ondas mecánicas de frecuencia superior a 16.000 ciclos por segundo o hercios
(Hz), pasando por movimientos y manipulaciones del organismo o segmentos de éste. La
aplicación médica de los agentes cinéticos da lugar a una serie de modalidades en medicina
física; que detallamos a continuación.

Cinesiterapia (Kinesiterapia)
En su más amplia acepción significa “tratamiento por el movimiento” (del griego Kinesis:
movimiento y Therapeia: curación, remedio, tratamiento), aunque algunos la han
denominado como el “tratamiento del movimiento”, debido a que con frecuencia tiene como

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objetivo restablecer movimientos normales. Las fuerzas aplicadas, pasiva o activamente,


sobre los diferentes segmentos corporales, así como los movimientos resultantes, producen
efectos terapéuticos. El objetivo final de la Cinesiterapia consiste en efectuar una serie de
movimientos, ejercicios graduales y sistemáticos, con una finalidad preventiva o curativa.
Igualmente, la privación intencionada de movimiento (acinesia, reposo, inmovilización)
posee efectos terapéuticos.

Incluida en la Cinesiterapia se encuentra la mecanoterapia, a la que Lagrange definió como


“el arte de aplicar a la terapéutica y a la higiene ciertas máquinas destinadas a provocar
movimientos corporales metódicos, cuya fuerza, extensión y energía se han regulado de
antemano”. La mecanoterapia puede considerarse como una variedad instrumental de
Cinesiterapia, que engloba un conjunto de técnicas que requieren el empleo de aparatos
mecánicos diversos.

Masoterapia
Tratamiento mediante el masaje. Constituye una de las modalidades terapéuticas más
antiguas. La palabra masaje no tiene un origen muy claro; puede derivar de cualquiera de los
siguientes vocablos: mass (árabe: tocar con suavidad, frotar suavemente), masein (griego:
amasar, frotar), machech (hebreo: palpar, tantear) o masser (francés: amasar sobar). Ello
conlleva que se hayan dado muchas definiciones diferentes de masaje. Una de lasa más
aceptables, en términos científicos, considera el masaje como “toda técnica manual o
mecánica que moviliza de forma metódica los tejidos con fines terapéuticos, preventivos,
higiénicos, estéticos o deportivos”. En un principio el masaje se hallaba más ligado a la
higiene corporal; posteriormente se situó en un plano, similar al actual, esencialmente
terapéutico y preventivo. Los efectos que produce de forma local y general lo hace indicado
en afecciones del aparato locomotor, cardiorrespiratorio y circulatorio, así como el sistema
nervioso y de otras localizaciones.

Ultrasonidos Terapéuticos
Los ultrasonidos, al igual que los sonidos, son ondas mecánicas de tipo longitudinal, que se
propagan por las partículas del medio con un movimiento ondulatorio, a una velocidad
determinada a partir de su foco emisor. La diferencia entre ambos estriba en que los primeros
no son capaces de estimular el mecanismo de la audición. La capacidad de percepción del
sonido depende de que su intensidad supere un umbral determinado y de que su frecuencia
se encuentre entre ciertos límites. El espectro sonoro para el ser humano comprende una zona
audible, que varia según los individuos y la edad, aunque se admite que abarca desde los 16
hasta los 20.000 Hz. Existen dos zonas inaudibles: una por debajo de los 16 Hz (infrasonidos)
y otra por encima de los 16.000 o 20.000 Hz (ultrasonidos). También puede producirse
ultrasonidos de muy elevadas frecuencias, superiores a los 100 MHz, denominados
hipersonidos.

La utilización diagnostica de los ultrasonidos (ecografía) se estudia en el contexto del


diagnóstico por la imagen, junto con otras exploraciones radiológicas; la utilización

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terapéutica es la que tiene interés en medicina física. Los ultrasonidos de emisión continua,
aplicados a intensidad media o baja, se emplean fundamentalmente por su efecto térmico en
profundidad. A intensidades elevadas, en cambio, predomina su acción mecánica intensa,
con gran capacidad destructiva. Este efecto mecánico se ha aprovechado para la fabricación
de limpiadores ultrasónicos para diferentes materiales, bisturíes ultrasónicos y equipos de
litotripsia para la destrucción de cálculos urinarios y biliares.

Agentes térmicos
La temperatura es uno de los aspectos físicos que contribuye al equilibrio de la naturaleza.
Los seres vivos, de hecho, solo subsisten de forma óptima bajo determinadas condiciones
térmicas, e incluso han evolucionado para adaptarse a ellas. Como se ha comentado en la
revisión histórica, tal vez el aporte del calor (calentamiento) o la sustracción de este
(enfriamiento) sea los remedios físicos que acompañan al hombre desde más antiguo.

Termoterapia
El calor produce una serie de respuestas fisiológicas en el ser humano que pueden utilizarse
con finalidad terapéutica. Los agentes termoterápicos son múltiples: Abarcan desde la
aplicación de diferentes agentes a temperatura elevada –materiales sólidos calientes o
termóforos (bolsas calientes, ladrillos, envolturas, etc.) líquidos (agua), semilíquidos
(peloides, parafina) o gaseosos (aire seco, vapor de agua)- hasta la conversión en calor en el
interior del organismo de otras formas de energía –radiaciones infrarrojas, corrientes
eléctricas de alta frecuencia o energía mecánica (ultrasonidos)-. Según la profundidad de
acción, los agentes termoterápicos se clasifican en superficiales (cuerpos sólidos, líquidos,
semilíquidos y radiación infrarroja) o profundos (corrientes de alta frecuencia, ultrasonidos).
Según el mecanismo principal de cesión de energía térmica al organismo, la termoterapia
puede realizarse por conducción, convección o conversión de otras formas de energía en
calor.

Crioterapia
En crioterapia se utiliza un conjunto de procedimientos terapéuticos basados en las respuestas
fisiológicas de la aplicación del frío sobre el organismo. Así pues, pretende sustraerse energía
térmica con finalidad curativa. En la actualidad, los agentes crioterápicos empleados realizan
este enfriamiento mediante varios mecanismos: Conducción (compresas y envolturas frías,
bolsas de hielo, masaje de hielo, etc.), convección (baños y duchas frías) y evaporación
(empleando agentes refrigerantes, como cloruro de etilo, nitrógeno líquido evaporizado, etc.).

Agentes electromagnéticos
Los métodos terapéuticos y diagnósticos que en medicina física utilizan la electricidad como
agente físico se estudian en la electroterapia y el electrodiagnóstico.

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Electroterapia
Por definición, la electroterapia estudia la corriente eléctrica como agente terapéutico. Las
corrientes eléctricas se han dividido clásicamente en continuas (corriente galvánica) y
alternas, y éstas a su vez en corrientes de baja (hasta 1.000 Hz) media (1.000 a 10.000 Hz) y
alta frecuencia (por enzima de 10.000 Hz). Esta clasificación según el rango de frecuencia
provoca cierta confusión si se atiende a los efectos que se producen. Por ejemplo, las
frecuencias de las corrientes estimulantes neuromusculares empleadas habitualmente en
medicina van de 1 a 4.000 Hz.

Las corrientes eléctricas se utilizan esencialmente para obtener efectos electroquímicos por
la producción de movimiento neto de iones, modular el dolor y producir contracciones
musculares (efecto excitomotor). Sin embargo, aunque los impulsos eléctricos pueden ejercer
acción terapéutica directa, la energía eléctrica puede transformarse en calor
(electrotermoterapia), lo que constituye una modalidad de termoterapia esencialmente
profunda, la diatermia (“por medio de calor”). Las corrientes como la onda corta y las
microndas, que por su elevada frecuencia pierden la capacidad excitomotora, pero producen
calor en profundidad al atravesar el organismo y ser absorbidas por los tejidos, son
consideradas diatermias.

La onda corta y las microndas se transmiten en forma de ondas electromagnéticas. En


electroterapia se incluyen también otras modalidades de energía, que se transmiten en forma
de ondas electromagnéticas, obtenidas por medios artificiales, como los rayos infrarrojos,
láser y campos magnéticos fijos o variables. Incluso hay autores que incluyen los
ultrasonidos, ya que se necesita energía eléctrica para su producción.

La corriente eléctrica variable o una partícula cargada dotada de movimiento acelerado


producen en cada punto del espacio campos eléctricos y magnéticos, que varían con el tiempo
y se transmiten en forma de movimiento ondulatorio: onda electromagnética. Toda onda
electromagnética supone una propagación de energía a través del espacio y, por tanto, una
transmisión de energía desde un sistema que la produce hasta el sistema que la recibe, sin
contacto inmediato entre ambos.

La radiación es un proceso en el cual las diferentes formas de energía viajan a través del
espacio. Así, la radiación puede ser tanto un mecanismo de transferencia de calor, por el que
se adquiere o cede energía térmica, como el proceso de emisión de energía en forma de ondas
electromagnéticas desde una fuente productora. Las diferentes radiaciones electromagnéticas
presentan varias características comunes:

1. Se producen cuando se aplican fuerzas eléctricas o químicas suficientemente intensas


a un material.
2. Se transmiten por el vacío a igual velocidad.
3. Se propagan en línea recta.
4. Se pueden reflejar, refractar, transmitir o absorber según el medio con el que
interaccionen.

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El origen de las radiaciones electromagnéticas es diverso. Algunos cuerpos las emiten


espontáneamente, sin aporte externo de energía, por procesos de desintegración nuclear
(isótopos radiactivos). Otros cuerpos las emiten si se les suministra energía térmica,
luminosa, etc. (infrarrojos, ultravioletas, láser). Otro mecanismo de producción se basa en
aceleraciones y frenado de electrones (rayos X, microndas). Por último, otras radiaciones
electromagnéticas se producen en osciladores electrónicos por corrientes variables que
generan campos electromagnéticos (onda corta).

A diferencia de las vibraciones mecánicas, las radiaciones electromagnéticas pueden


transmitirse en el vacío, al considerarse éste como un medio no disipativo de energía. La
velocidad de propagación en el vacío de todas las radiaciones electromagnéticas, conocida
como velocidad de la luz en el vacío ( c ), es una de las constantes fundamentales de la
naturaleza, cuyo valor muy aproximado es 3.108 m s-1.

A partir de la teoría de Maxwell se desprende que las diferentes radiaciones


electromagnéticas, incluyendo las luminosas, poseen una naturaleza común, por lo que es
lógico representarlas en forma de escala única. Cada radiación se caracteriza por su
frecuencia o su longitud de onda. El conjunto de todas las ondas electromagnéticas constituye
un espectro continuo de gran amplitud: espectro electromagnético.

Fototerapia
Consiste en la utilización terapéutica de la luz. En medicina queda limitada a la utilización
terapéutica de la radiación infrarroja, ultravioleta y radiación solar (helioterapia); la luz
visible tiene menor importancia. El empleo terapéutico de la luz láser (laserterapia)
constituye un apartado especial de la fototerapia.

Tabla 1 Agentes electromagnéticos de utilización frecuente en medicina física


Agente Longitud de onda Utilización terapéutica
Corrientes estimulantes
(baja y media frecuencia) 3 108  7,5 103 Km Electrostimulación
Onda corta 22m Termoterapia profunda
(diatermia)
Microondas
(diatermia) 11m Termoterapia profunda
Infrarrojo (IR) Termoterapia superficial
IR distales 10.000 1.500nm
IR proximales 1,50  780nm
Láser
Láser de As-Ga 904  910nmIR  Modulación del dolor
Láser de He-Ne 632nmrojo Acción trófica
Ultravioleta (UV)

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UV-A o próximo 400  315nm Acción fotoquímica,


UV-B o medio 315  280nm Fotoeléctrica, bactericida
UV-C o corto 280 185nm

Electrodiagnóstico
Consiste en explorar y registrar las respuestas de los sistemas orgánicos a estímulos
eléctricos, o las corrientes producidas por estos de forma espontánea. El término
electrodiagnóstico queda reservado a la exploración de la función neuromuscular, pues otras
técnicas diagnósticas –como electrocardiografía, electroencefalografía, etc. –han pasado a
formar parte del bagaje diagnóstico específico de diferentes especialidades médicas. En la
actualidad, bajo el nombre genérico de electromiografía se incluyen una serie de técnicas
diagnósticas neurofisiológicas que se complementan entre sí.

Agentes climáticos o complejos


En este grupo se incluyen técnicas o métodos complejos, porque frecuentemente intervienen
varios agentes, de forma simultánea, en la producción de respuestas fisiológicas. Dentro de
este grupo quedan incluidos la mayoría de los agentes físicos de tipo natural, como formas
de termoterapia y crioterapia, el empleo de las radiaciones solares (helioterapia), el agua
(hidroterapia, hidrología médica) y el clima en su conjunto (climatoterapia).

La palabra hidroterapia procede del griego (hidros: agua y therapeia: Curación). Así pues,
puede definirse como el empleo del agua con fines terapéuticos. Sin embargo, sus efectos
terapéuticos no residen en el agua en sí, sino en el resultado de aplicar sobre el cuerpo una
serie de estímulos de tipo térmico (calor, frío), mecánico (mayor o menor presión) y químico
(sales minerales, preparados medicinales activos). Gracias a la acción térmica del agua, la
hidroterapia puede considerarse como una modalidad de termoterapia o crioterapia, según
emplee el agua a diferentes temperaturas.

En inmersión, la presión hidrostática y la resistencia hidrodinámica permiten que el


equilibrio, la marcha y la coordinación de movimientos puedan ser reeducados antes incluso
de que se haya conseguido la recuperación de la fuerza muscular. La realización de ejercicios
dentro del agua constituye la hidrocinesiterapia o cinebalneoterapia, de enorme interés en
rehabilitación.

Las acciones terapéuticas del agua en hidroterapia derivan, por tanto, de sus aplicaciones
externas. La hidrología médica, por contra, estudia la acción terapéutica de las aguas
mineromedicinales, aprovechando además las condiciones climáticas del entorno.
Relacionada con la hidroterapia y la hidrología médica se encuentra la talasoterapia o
aprovechamiento del mar con fines terapéuticos. La talasoterapia ha resurgido después de la
segunda guerra mundial, con la creación de numerosas instalaciones modernas, en las que el
agua de mar se utiliza en forma de baños calientes en bañeras y piscinas adaptadas para
hidrocinesiterapia, duchas submarinas, baños de burbujas, etc. También se emplean baños de
lodos marinos, algas y aguas estancadas de las salinas y baños fríos de mar. En la cura

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Programa de Agentes Físicos Autor: Lic. Luis Poalasin N.

talasoterápica intervienen la acción terapéutica de todo lo que existe en torno al mar (aire,
sol, arena, etc.).

La hidrología médica o balneoterapia son denominaciones que recibe la terapéutica basada


en la utilización de aguas mineromedicinales con fines preventivos y curativos. Se encuentra
relacionada con la hidroterapia y la climatoterapia, ya que la acción terapéutica se realiza en
localidades determinadas, en las que la acción curativa de las aguas se añade la de los factores
climáticos ambientales. La cura balnearia incluye un conjunto de métodos terapéuticos,
higiénicos, hoteleros, hospitalarios y sociales, que intervienen en la utilización de las aguas
mineromedicinales en los manantiales de los cuales emerge (crenoterapia). Estas curas deben
realizarse por prescripción médica y deben estar controladas por un médico especialista
(hidrólogo médico); incluyen tanto tratamientos externos (baños, duchas, etc.) como internos
(bebidas inhalaciones, etc.).

La climatoterapia es la acción beneficiosa de los diferentes climas y ha sido utilizada desde


antiguo por civilizaciones diversas, para tratar afecciones respiratorias, reumatológicas, etc.
Los factores climáticos, como la temperatura, la humedad y la presión, determinados por la
altitud, la pluviosidad, los vientos, etc., perfilan la indicación de cada tipo de clima para los
diferentes procesos. El sol puede ser solo una parte del conjunto de elementos
climatoterápicos, contribuyendo al efecto térmico del clima y a la luminosidad del ambiente,
o puede tener un protagonismo especial, en cuyo caso se convierte en elemento terapéutico
primordial para la helioterapia. Además, hay que tener en cuenta que la acción de estos
agentes climáticos sobre el organismo y el efecto que crean el clima y el régimen de vida
sobre la mente actúa conjuntamente de forma indisoluble.

CARACTERÍSTICAS BIOLÓGICAS GENERALES DE LOS


AGENTES FÍSICOS NO IONIZANTES. NORMAS GENERALES
DE APLICACIÓN
Todos aquellos agentes físicos o fisicoquímicos, capaces de producir una modificación en
los procesos fisiológicos vitales, desde un nivel celular hasta el organismo en su conjunto, se
consideran estímulos, y la respuesta del organismo frente a un estímulo se denomina
reacción. Los diferentes agentes físicos, al interaccionar con el material biológico, ceden
total o parcialmente su energía; solo constituye un estimulo eficaz aquella energía que se
absorbe. Por ejemplo, el ser humano esta protegido de multitud de radiaciones
electromagnéticas, como las ondas de radio, que al no absorberse significativamente no
producen efectos biológicos. Secundariamente a los procesos de absorción se producen
fenómenos físicos, químicos y biológicos, característicos de cada agente físico, que serán la
base de su acción terapéutica.

En general, y como se ha expresado anteriormente, los agentes empleados en medicina física


van a provocar una reacción, por lo que constituyen una terapia de “reacción”, “reactivación”
o “estimulación” de los procesos fisiológicos normales que realiza un tejido u órgano
concreto. Además de provocar el desencadenamiento inmediato de una reacción

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Programa de Agentes Físicos Autor: Lic. Luis Poalasin N.

determinada, la mayoría de las modalidades terapéuticas constituyen un apoyo general de los


mecanismos fisiológicos de adaptación, reparación y defensa.

Otra de las particularidades que hay que tener en cuenta es que un mismo agente físico puede
influir de diferentes modos en los procesos biológicos. Por ejemplo, las corrientes variables
utilizadas a alta frecuencia producen un efecto térmico predominante, mientras que a baja
frecuencia poseen una acción predominantemente estimuladora o excitomotriz, por lo que
producen efectos mecánicos. Además la corriente eléctrica dispone de un componente de
actividad química, por la alteración del medio iónico que tiene lugar al paso de la corriente
(corriente directa o galvánica). Hechos similares se producen con las aplicaciones de otros
agentes físicos, como hidroterapia fototerapia etc.

Algunas modalidades se emplean para facilitar la penetración en el organismo de diversas


substancias medicamentosas. Éste es el caso de la Iontoforesis y de la fonoforesis, que
utilizan la corriente galvánica y los ultrasonidos, respectivamente, para este fin. También se
presenta una acción combinada, físico medicamentosa, en aquellos procedimientos
hidroterápicos y balneoterápicos en los que se utilizan aguas con propiedades
mineromedicinales o se añaden substancias medicinales al agua.

Quizá la reacción más característica de muchos de los métodos empleados en medicina física
sea la producción de vasodilatación, con el consiguiente aumento del flujo sanguíneo o
hiperemia. De acuerdo con Klare y Scholz, pueden distinguirse diferentes formas de
hiperemia:

- Hiperemia por frío, considerada la forma más pura de hiperemia arterial.


- Hiperemia por calor, en la que participa más el sistema venoso.
- Hiperemia mecánica, provocada por masajes, fricciones, chorros de agua a presión, etc.
- Hiperemia actínica, efecto sobre todo de la luz ultravioleta.
- Hiperemia por estimulo químico, producida por medicamentos.

La hiperemia reactiva contribuye a mejorar la nutrición tisular, al aumentar el aporte de


oxígeno y de sustancias nutritivas y defensivas, y a acelerar la descarga de productos de
desecho derivados del metabolismo.

Aunque, evidentemente, existen diferencias acusadas en los mecanismos de producción de


determinados efectos biológicos, otra de las características de los agentes físicos es la
existencia de mecanismos comunes de acción biológica (ley de Holzer), que explica la
presencia de patrones comunes de respuestas biológicas, fruto de la interacción de dichos
agentes físicos.

En raras ocasiones, las modalidades terapéuticas presentan una indicación aislada y


especifica, por lo que se emplean de forma complementaria con otras medidas de tipo físico,
farmacológico o quirúrgico, en el seno de un programa terapéutico. Aunque no constituye un
tratamiento etiológico, su eficacia para combatir la sintomatología de diversos procesos
contribuye a que se reduzcan considerablemente las dosis de medicamentos e incluso a que

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Programa de Agentes Físicos Autor: Lic. Luis Poalasin N.

estos sean sustituidos, lo que resulta especialmente beneficioso en procesos crónicos que
afectan a individuos de edad avanzada. La in- especificidad de las medidas terapéuticas en
medicina física dificulta su selección para las diferentes indicaciones, ya que muchas veces
puede alcanzarse el mismo efecto de modos muy diferentes. Por otro lado, hay que considerar
que, aun siendo su acción esencialmente inespecífica, los diversos procedimientos
terapéuticos no son indiferentes ni inocuos y su empleo inadecuado puede provocar daños
considerables.

Muchas aplicaciones necesitan de un soporte tecnológico avanzado, y su empleo sólo puede


realizarse por indicación de especialistas en cada rama de la medicina. La prescripción y
vigilancia facultativa es indispensable, pues la utilización de agentes, tan “naturales” como
el sol, el calor o el frío, puede tener consecuencias desastrosas en algunas enfermedades, y
aun en personas sanas.

En muchas ocasiones resulta difícil prever con toda seguridad cuales van a ser los efectos
obtenidos con la aplicación de algunos agentes físicos. Por tanto debe seguirse de cerca la
evolución del tratamiento, observando las reacciones de los pacientes, distintas en función
de los procesos patológicos (agudos o crónicos), y ajustando el tratamiento a dichas
reacciones. Para descartar en lo posible consecuencias nocivas, es una buena medida
comenzar la aplicación de aquellos estímulos muy energéticos con dosis bajas, para ir
elevándolas poco a poco, al comprobar su buena tolerancia.

Existen factores individuales que condicionan las respuestas a los estímulos aplicados. Estos
factores están muy bien estudiados en hidroterapia. Así, los individuos con el tipo
constitucional A de Lambert (hábito asténico) suelen reaccionar de forma poco ostensible
ante estímulos físicos externos, por lo que precisan de estímulos más fuertes que los
individuos de tipo B (pícnicos), los cuales poseen una rápida capacidad de reacción.

Otro factor que hay que considerar es el momento del día en que se realiza el tratamiento.
Durante las mañanas, después del descanso nocturno y hasta el mediodía, existe un
predominio vagotónico, mientras que por la tarde se produce un predominio simpaticotónico.
Así, al mediodía y por la tarde tiene lugar un aumento de la reactividad, mientras que durante
el sueño nocturno y en las horas que siguen por la mañana hasta el mediodía se produce una
disminución de reactividad. También existen variaciones en la reaccionabilidad durante el
transcurso del año. Especialmente durante la primavera, se presenta una mayor capacidad de
reactividad del sistema nervioso autónomo frente a los agentes físicos externos.

El principio de Schultz-Arndt, aunque ofrece una base algo imprecisa respecto a la


correspondencia entre estímulo (dosis) y reacción (respuesta), establece que no se producen
reacciones o cambios en los tejidos si la energía absorbida es insuficiente para estimular los
tejidos absorbentes. Por el contrario, un exceso de energía absorbido durante un periodo de
tiempo determinado puede alterar la función tisular normal e, incluso, puede llegar a provocar
daños considerables. De este principio se desprende el hecho, incomprensible a primera vista,
de que un mismo agente produzca acciones totalmente opuestas, según se emplea a dosis
bajas o elevadas. Por tanto, clínicamente el objetivo principal deberá ser la administración de

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Programa de Agentes Físicos Autor: Lic. Luis Poalasin N.

la energía suficiente y necesaria para estimular la función normal de tejidos y órganos


concretos.

Otra norma biológica de interés es el principio del valor inicial de Wilder, el cual establece
que “cuanto más fuerte sea la excitación de los nervios vegetativos o el grado de actividad
de un órgano vegetativo, menor será su excitabilidad frente a estímulos positivos y mayor
frente a estímulos negativos”. Esta norma viene a decir que el mecanismo de acción de los
métodos terapéuticos físicos se caracteriza frecuentemente porque, según el estado inicial del
enfermo o de la función tisular empleada (umbral de origen), un mismo método puede activar
en unos casos o deprimir en otros, por lo que tiende a normalizar las funciones alteradas. La
regla de Wilder también establece que, si el estado de excitación o de función en el momento
anterior a la aplicación de un estimulo alcanza un nivel elevado, la reacción producida podría
hacerse paradójica, por existir sistemas antagónicos, de modo que se obtendría una reacción
contraria.

Otro concepto de notable importancia es el de índice terapéutico. Por ejemplo, en las


aplicaciones termoterápicas y fototerápicas, existe un margen de dosis en el que la reacción
producida es terapéuticamente efectiva (índice terapéutico o rango biológico). Por debajo de
este rango no se observan reacciones, mientras que si se supera el umbral superior las
reacciones provocan inevitablemente la aparición de efectos dañinos o destructivos. Por ello,
con frecuencia resulta mucho más importante elegir la dosis correcta que plantearse cual es
el mejor procedimiento entre varios equiparables para cada caso en concreto.

En las aplicaciones terapéuticas hay que tener en cuenta que la mayoría de las veces la
respuesta biológica no es inmediata, sino que existe un periodo de latencia en la aplicación
del agente y la aparición de los efectos. También hay que considerar que los efectos se
presentan tanto en forma local (en la zona de aplicación) como general. A veces esto se debe
a la puesta en marcha de mecanismos fisicoquímicos. Así, por ejemplo, al aplicar radiación
ultravioleta, la aparición del eritema representa el efecto local y la acción antirraquítica
(síntesis de vitamina D), el efecto general. En otras ocasiones el efecto general obedece a
mecanismos nerviosos de tipo reflejo. De esta forma, la vasodilatación local obtenida por una
aplicación termoterápica puede dar lugar a una vasodilatación, menos intensa, a distancia de
la zona (reacción consensual).

De todas las consideraciones que se han expuesto hasta ahora se deduce la importancia que
posee un contacto estrecho con el paciente y una evaluación de forma continua de las
reacciones logradas, según las cuales habrá que mantener, aumentar o incluso reducir las
dosis sucesivas, o, en su caso, suprimir el tratamiento.

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Respuesta

Índice o rango
terapéutico

Estímulo

Figura 2. Índice terapéutico. Existe un margen en la intensidad del estímulo aplicado y el efecto obtenido. por
debajo de dicho margen, las reacciones no se presentan o son muy débiles, terapéuticamente ineficaces. Si se
supera, la respuesta resulta excesiva y dañina.

BIBLIOGRAFÍA.
1. Manual de Medicina Física. M. Martínez. Ed. Harcourt Brace Barcelona España
1998.

2. Medicina Física y Rehabilitación “Krusen”. F.Kottke. Ed. Panamericana 1997.

3. Metodología de la Investigación. E. Pineda. Ed. Organización Panamericana de la


Salud. Washington, D.C. E.U.A. 1994.

4. Investigación Científica en Ciencias de la Salud. P. Hungler. Ed. McGraw-Hill


Interamericana. México, DF. México 1997.

5. Solazar, J PROTECCIÓN DE LAS PERSONAS EN SITUACIÓN DE


DEPENDENCIA (I). MINUSVAL, N.° 150, Pág. 1. AÑO 2005 marzo – abril.

6. Cazar, R. Molina, D. Moreno, M La Discapacidad en Cifras. CONADIS.

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Programa de Agentes Físicos Autor: Lic. Luis Poalasin N.

EL PROTOCOLO EXPERIMENTAL
El desarrollo de las actividades prácticas en laboratorio, comprende una secuencia de
procedimientos establecidos con rigurosidad y que se diseñan previamente a la ejecución de
la práctica misma.

Esta secuencia lógica de pasos que contiene el protocolo experimental se basa en el


conocimiento previo de la ciencia, respecto al comportamiento de cualquier fenómeno que
se intente estudiar, ejemplo: electroanalgesia, aplicación del láser de baja potencia en la
cicatrización de heridas, etc.

Cada uno de estos fenómenos puede ser susceptible de modificación sustancial, al intervenir
sobre las diversas variables a las que se encuentra sujeto dicho fenómeno.

Este manual describe sucintamente este procedimiento que deberá ampliarse y presentarse al
final de la práctica, de acuerdo a la descripción que a continuación se señala:

1. Título
2. Objetivo.
3. Sumario de teoría.
4. Materiales y métodos.
5. Análisis de resultados y discusión.
6. Conclusiones.
7. Bibliografía.

El título del trabajo práctico realizado debe ser explicito y concreto; éste debe reflejar con
precisión el contenido temático del trabajo que usted cumplió en la práctica y que se refleja
en el informe. Ej.: “Electroanalgesia”

El objetivo, es un enunciado que transmite un propósito para producir un resultado deseado,


luego de cumplida una experiencia Ej.: identificar como la electroanalgesia inhibe el dolor.

El sumario de teoría, es una síntesis bien lograda de los enunciados, leyes y fundamentos
de los sustentos teóricos relativos a la temática en cuestión. Su elaboración debe sustentarse
en una selecta revisión bibliográfica, que proporcione al estudiante un amplio conocimiento
de los avances más importantes que se han producido en el mundo en este campo. La ausencia
de un sólido referente teórico puede conducir a conclusiones equivocas y repetitivas.

Los materiales y métodos, deben describir de manera detallada y suficiente, el diseño del
protocolo experimental, los materiales y técnicas utilizadas, a fin de conocer el procedimiento
empleado para su ejecución, la factibilidad de su reproducción y la calidad de la información
lograda.

El análisis de resultados y la discusión, se refiere a la interpretación de los resultados a la


luz de los conocimientos existentes; de igual modo, deben describirse los errores cometidos

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Programa de Agentes Físicos Autor: Lic. Luis Poalasin N.

(análisis de errores). Los resultados deben presentarse en forma clara y concisa, mediante
tablas o gráficos que permitan una comprensión de los datos.

Las conclusiones son enunciados finales del protocolo, que destacan los aspectos más
relevantes del trabajo, así como también recomendaciones y puntos de enlace para
subsecuentes estudios.

La bibliografía consultada o citada en el texto del informe debe elaborarse de acuerdo con
las normas siguientes:

Revista: Apellido del autor (coma), iniciales del nombre del autor (punto, dos puntos).
Nombre de todos los autores, en igual forma, Título del artículo (punto). Nombre de la revista
o abreviatura de la misma subrayada (coma), volumen en números arábigos (dos puntos):
página inicial (coma), año (punto).

Libro: Apellido del autor (coma), iniciales del nombre del autor (coma), otros autores (punto,
dos puntos): nombre del libro subrayado (punto). Nombre de la editorial (coma), ciudad de
publicación (coma), año de publicación (coma), páginas (punto).

DISEÑO EXPERIMENTAL
Materiales y métodos
1. Mandil de color blanco.

2. Áreas del departamento de fisiatría.

3. Se procederá a observar sistemáticamente las distintas áreas del departamento y se


describirá la utilidad de cada uno de los instrumentos que se utilizan para hacer la
rehabilitación.

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Programa de Agentes Físicos Autor: Lic. Luis Poalasin N.

PRIMERA PRÁCTICA
CUESTIONARIO DE PRÁCTICAS:
ACTIVIDADES INDIVIDUALES:
¿Qué es la Vasodilatación?

¿Qué es la presión hidrostática?

¿Qué es la osmosis?

¿Qué es la presión osmótica?

ACTIVIDADES GRUPALES
1. Realice un ordenador grafico acerca de la importancia de la medicina física y la
rehabilitación y del concepto de cada una de ellas.

2. Detalle los hechos más relevantes de la historia de la Medicina física y la rehabilitación.

3. Realice un ordenador grafico acerca de la perspectiva actual de la Medicina Física y


Rehabilitación.

4. Realice un ordenador gráfico acerca de los conceptos de rehabilitación, medicina física,


fisioterapia, deficiencia discapacidad minusvalía dependencia.

5. Realice un ordenador gráfico acerca de la clasificación de los agentes físicos.

6. Realice un cuadro sinóptico acerca de las características biológicas generales de los


agentes físicos no ionizantes. Normas generales de aplicación

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Programa de Agentes Físicos Autor: Lic. Luis Poalasin N.

INFORME DE LABORATORIO DE ELECTROTERAPIA


Nombre:_________________________________________________________________
Grupo:___________________________________________________________________
Fecha:___________________________________________________________________
Calificación:______________________________________________________________
Titulo:___________________________________________________________________

Objetivo:
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_________________________________________________________________________

Sumario de la teoría:
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Materiales y métodos:
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Resultados y discusión:
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Conclusiones:
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Bibliografía:______________________________________________________________
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