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ESPAÑOL
Lección 6
YAMAS
Los principios morales básicos del yoga se recogen en dos secciones generales de
los Yoga Sutras de Patanjali: Yamas (las restricciones) y Niyamas (las observancias).
Patanjali propone estas normas directrices porque el hombre no percibe fácilmente,
salvo después de muchas penosas pruebas y errores, las leyes que gobiernan su propia
naturaleza. Muchos de sus actos son autodestructivos: la drogadicción, por ejemplo. Se
puede decir, "Soy libre de drogarme cuando quiera". Esto es cierto, pero no es una
afirmación de verdadera libertad, ya que la drogadicción conduce a la esclavitud mental.
La verdadera libertad se obtiene comprendiendo las leyes naturales y ateniéndose a
ellas. Los principios morales universales son en realidad postes indicadores hacia la
libertad verdadera y eterna.
Los principios de yama están concebidos como directrices a seguir para que nuestra
energía no se "derrame" y podamos avanzar espiritualmente. Un cubo lleno de agujeros
no puede llenarse de leche. De igual forma, la mente humana no puede llenarse de la
paz divina mientras sus poderes se vacíen continuamente a través de apegos y deseos.
Las normas de yama están concebidas para ayudar al yogui a tapar esos "agujeros" y
que pueda así comenzar a almacenar en su cuerpo y cerebro la "leche" de la paz divina.
Las normas del yama o control, son proscriptivas. Cuando podamos eliminar la
inarmonía física y mental de nuestro organismo, no tendremos que trabajar para
volvernos armoniosos. Somos espíritu; lo que nos hace creer que somos otra cosa es el
velo de la ilusión que se ha echado sobre la perfección eterna de nuestra verdadera
naturaleza. El oro puede ser enterrado en el barro, pero si le quitamos el barro volverá a
aparecer dorado.
Las normas de yama son:
1) Ahimsa, no-violencia
2) Satya, no-mentir
3) Ashteya, no-robar
4) Brahmacharya, no-sensualidad
5) Aparigraha, no-codicia
Puede parecer extraño ver estos principios enunciados de forma negativa. La razón
es que cuando la cualidad negativa se elimina, revelan su virtud opuesta. Cada regla del
yama sirve, asimismo, para permitir que florezcan virtudes innatas. Hablando de una
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manera figurada, cada yama elimina la suciedad que recubre el oro de nuestro auténtico
ser. Lo que queda, una vez que hemos eliminado la tendencia negativa, es una realidad
del alma.
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La no violencia se aplica también a la meditación. El deseo de infligir daño crea en
nosotros una tensión interna, que entra en conflicto con la paz que intentamos
desarrollar mediante la meditación.
Patanjali indica que cuando desarrollamos Ahimsa a la perfección, hasta la fieras
salvajes y los criminales se amansan en nuestra presencia.
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clara, no turbia o difusa. La inspiración que se siente produce claridad mental, no
vaguedad o confusión.
En Hatha yoga el dominio del cuerpo está en relación con la conciencia que se tiene
de él. En las posturas de yoga se debe tener una actitud de no engaño. Al practicar las
posturas sé consciente interiormente de tu cuerpo. Por ejemplo, concéntrate en la
tensión que impide el estiramiento; sé honesto reconociéndola. Te darás cuenta de que
aceptándola podrás superar el obstáculo que te impide avanzar.
Patanjali, en los Yoga Sutras, indica que la persona en quien este principio de satya
se establece firmemente, desarrolla el poder de alcanzar los frutos de la acción sin
necesidad de actuar. Su simple pensamiento, su sola palabra, son vinculantes para el
universo.
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aquella tendencia, derivada de los placeres sensoriales, que nos aparta del sentido de
unidad universal y nos lleva a acentuar la conciencia de estar separados de los demás
seres de la creación. Una experiencia será tanto más sensual cuanto más se oriente hacia
los sentidos y el egoísmo. Por tanto, para practicar brahmacharya debemos evitar las
experiencias que emboten nuestra sensibilidad espiritual y buscar aquellas que
aumenten nuestra conciencia y la armonía con cuanto nos rodea.
Brahmacharya debe interpretarse como auto-control. Se basa en el reconocimiento
de que nuestro auténtico poder procede de nuestro interior, no de las satisfacciones
externas. Cuanto más vivamos en esta dirección, sin derrochar nuestras energías en lo
sensual, más poder alcanzaremos. Dispersar nuestras fuerzas (incluyendo hablar
demasiado, actuar demasiado o toda clase de excesos) nos lleva a perder el control.
A muchas personas les resulta difícil comprender el sentido del auto-control porque
la satisfacción sensorial, incluso la liberación de tensiones, suele ir acompañada de una
aparente sensación de libertad y, como consecuencia, de una cierta paz interior. Pero un
sentimiento auténtico de paz y libertad no son posibles si conllevan una disipación de
energía. La energía es la clave del autodesarrollo y la verdadera paz y libertad necesitan
aporte, no gasto, de energía. La verdadera libertad debe trasmitir un sentimiento de
poder, de expansión y de bienestar.
El grado de conciencia de una persona depende de la cantidad y dirección de la
corriente de su energía interior. Debemos tratar de alimentar al máximo nuestra energía
interior y dirigirla hacia el cerebro. La norma para alcanzar la felicidad es retirar nuestra
energía de los sentidos y dirigirla hacia nuestra fuente interna y ascendentemente hacia
el ojo espiritual.
Durante el siglo veinte se escribió mucho sobre los perjuicios de la represión. No se
estudiaron los efectos elevadores de la transmutación. No se puede hablar de represión
cuando una persona utiliza medios científicos para dirigir la corriente de energía hacia
el cerebro. Cuando se actúa voluntariamente no hay represión sino transmutación.
Cuando se aprende a dirigir así la energía los efectos son totalmente positivos: mayor
alegría, mayor poder de concentración, mayor fuerza física.
Patanjali afirma que cuando se perfecciona el principio de no-sensualidad física y
mental, el yogui adquiere enorme vigor. Swami Vivekananda atribuía sus espectaculares
poderes mentales a la observancia de brahmacharya. Se cuenta que en una ocasión le
regalaron la Encyclopeadia Britannica. Dos semanas más tarde había leído ¡los trece
primeros volúmenes!. Cuando uno de sus discípulos puso en duda que hubiera podido
retener mucho de cuanto había leído, Vivekananda le desafió:
- Pregúnteme lo que quiera de esos trece volúmenes.
Respondió correctamente a todas las preguntas, incluso fechas y nombres de
lugares.
Durante la meditación puedes aplicar este principio esforzándote por llevar la
energía y la conciencia por la columna hacia el entrecejo.
En las prácticas de las posturas de yoga realiza también este ejercicio de
interiorización de la energía. No permitas que se gaste en el simple ejercicio muscular o
el movimiento.
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5.- Aparigraha, (no codicia).
Aparigraha también se ha traducido como no-avaricia. Realmente el significado más
sutil de este yama es el de no-apego.
No-codicia se refiere a no desear ni siquiera lo que es nuestro, lo que ya nos
pertenece. Recuerda que el tercer yama hablaba de no desear lo que no nos pertenece,
pero en este caso se va más allá, hasta no identificarnos siquiera con nuestro cuerpo y
nuestra personalidad, sino con aquella parte de nosotros que se vuelve hacia el interior.
Aparigraha nos propone vivir en el mundo como invitados que pasan aquí una
temporada, con una parte de nuestra mente viviendo siempre en la eternidad, libre de
todo apego. Este no aferrarse a nuestras cosas, no codiciar nada de cuanto tenemos,
conduce a superar las identificaciones temporales, incluso la identificación con nuestro
cuerpo actual, que es nuestro sólo durante un corto periodo de tiempo. Por eso Patanjali
afirma que practicada hasta la perfección, la no-codicia tiene como resultado recordar
encarnaciones pasadas, antiguas identificaciones con otros cuerpos, otros lugares y otros
hechos.
La base para practicar este yama es recordar que nada nos pertenece, ni siquiera
nuestros actos o nuestros pensamientos, porque todo pertenece y forma parte de Dios.
Debemos superar la identificación con nuestra mente y nuestro cuerpo que oscurece la
verdad de que el alma es, en esencia, infinita y eterna. Fortalecernos en nuestro
auténtico ser nos permite disfrutar de todo cuanto se nos presenta en el mundo sin
preocuparnos por su pérdida. Nos aporta alegría.
Durante la meditación esfuérzate por liberarte mentalmente de las identificaciones
mundanas. Corta las cuerdas emocionales que te atan a tus posesiones. Puede resultarte
útil afirmar mentalmente: “¡No soy el cuerpo!. ¡Soy Espíritu, siempre gozoso, siempre
libre!”.
En la práctica de Hatha yoga trata de vencer los dictados del cuerpo. Y en general en
tu vida diaria no te sometas a él. Tu cuerpo es tuyo para utilizarlo, no para mimarlo. No
te permitas nunca decir: “Estoy cansado”. Quizá el cuerpo necesite descanso, pero tú no
eres el cuerpo, eres el alma siempre perfecta. Gradualmente intenta disciplinar tu cuerpo
para que no te domine y seas tú quien ejerza el mando.
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Meditar es dirigir nuestra atención a un único objeto, enfocando la mente, a través
de la concentración, en Dios o en uno de sus atributos o bien en nuestra naturaleza más
elevada.
¿Significa dejar la mente en blanco?
No, es un estado de conciencia intenso. Piensa en algún momento de tu vida en que
te hayas sentido especialmente elevado, por ejemplo contemplando una puesta de sol.
En tales momentos te absorbes mental y emocionalmente en el atardecer; así es la
meditación. Por el contrario el vacío mental lleva implícito un bloqueo; el estado de
pasividad, de opacidad, nos hace descender del superconsciente al subconsciente.
¿Es una huida de la realidad?
No, nuestros sentidos nos muestran un mundo que es muy distinto del mundo real.
La materia es energía. Si pudieras ver tu cuerpo tal como el científico ve a través del
microscopio, lo observarías como un enorme número de átomos. La meditación nos
ayuda a percibir la realidad en todos sus niveles. Además, al poner a la mente bajo
nuestro control, nos permite hacer todo mejor, nos permite ir más allá del ego.
¿Meditar está reñido con el cristianismo o el judaísmo?
En absoluto, todos los grandes santos han meditado. En la conversación, ¿no
tenemos que escuchar en la misma medida en que hablamos?. Después de la oración es
necesario escuchar la respuesta de Dios, la inspiración que procede de lo alto. ¿Cómo
podría ser la meditación in-espiritual?. Significa calmar la mente. “Cálmate y
comprende que Yo soy Dios”.
¿Quién necesita meditar?
Todo el mundo. Todos necesitamos calma, concentración. Meditar es como tener un
telescopio: enfoca las cosas y así podemos ver las realidades que nos rodean con
claridad.
¿Es posible meditar y seguir atendiendo a la vida práctica?
La meditación y la fe son las cosas más prácticas que existen. Jesús dijo, “Busca
primero estas cosas y todo lo demás se te dará por añadidura”. Cuanta mayor claridad
mental se tenga, más rápidamente se encontrarán las soluciones a los problemas; al
meditar se aprende a canalizar la energía y se hacen las cosas bien. Las personas que no
tienen control sobre su mente necesitan mucho tiempo para resolver un problema
sencillo y a veces no consiguen encontrar la solución. Si se utiliza adecuadamente la
energía y se dirige la mente correctamente, las soluciones llegan con rapidez, sin
esfuerzo. La mente consciente se orienta hacia los problemas; la mente superconsciente
se orienta hacia las soluciones. Por tanto la meditación es lo más práctico que conozco.
¿Puede meditar cualquier persona?
Teóricamente sí. Pero en términos prácticos quizá no. Algunas personas son
incapaces de sentarse en calma o no quieren sentir paz y son psicológicamente
incapaces de tranquilizarse. Pero incluso la persona más inquieta puede meditar. El
Bhagavad Gita dice, A la persona que no tiene paz, ¿cómo le será posible la felicidad?.
¿Existen personas que no deberían meditar?
Sí, las personas que tienden a huir de la realidad, como las personas esquizofrénicas,
desequilibradas o que sufren alucinaciones. El estado en que se encuentran estas
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personas hace que todavía no puedan meditar. Deberían llevar una vida físicamente
activa, aprender a relajarse y objetivar la realidad y quizá prestar servicio a los demás.
¿Con qué frecuencia se debe meditar?
Depende de cada individuo, pero debe hacerse todos los días. Del mismo modo que
hacemos muchas otras cosas todos los días, deberíamos tener una higiene mental y
espiritual diaria. Constamos de cuerpo, mente y alma. Meditad todas las mañanas y
todas las tardes.
¿Durante cuánto tiempo se debe meditar?
Mientras disfrutes de ello, aunque un principiante quizá no disfrute. Medita mientras
puedas hacerlo sin sentir una explosión interior y sin dormirte. Al principio puedes
meditar de 5 a 15 minutos por la mañana y por la tarde, mientras seas positivamente
consciente de lo que haces y no lo hagas pasivamente, mientras puedas hacerlo con una
clara intención. Después aumenta el tiempo progresivamente. Llegará un momento en
que comenzarás a sentir gozo. Entonces medita mientras se mantenga ese gozo. Poco a
poco nacerá, o así debería ser, un vivo deseo de que llegue el momento de meditar, el
momento de estar con Dios.
¿Por qué se debe meditar?
Para convertirse en un ser humano completo. Decimos, “Sólo soy un ser humano”,
pero yo digo, no, todavía no somos humanos. Tenemos que comprender que poseemos
un gran potencial de gozo y amor. Quien no esté dispuesto a hacerlo es como aquellos a
quienes se refería Jesús cuando dijo, “Deja que los muertos entierren a los muertos”.
¿Es mejor meditar solo o en grupo?
Solo, pero en equilibrio con los demás. Trabajando juntos recibimos la influencia de
la devoción y la elevación de los demás. Por eso las celebraciones religiosas en las
iglesias pueden elevar más. Por supuesto existen personas que se siente más elevadas al
aire libre. Pero recibir la influencia de los pensamientos de los demás puede ser
beneficioso.
Ejercicio de meditación
Visualiza una luz blanca en el corazón; expándela hacia fuera y hacia arriba. Siente
que la luz no te pertenece, sino que tú eres parte de esa luz y de la alegría que produce.
Expande mentalmente la luz hasta que llene la habitación donde te encuentras. Permite
ahora que llene todo el edificio y la vecindad. Siente que esa luz bendice a todas las
personas y todas las cosas, que todo brilla gracias a esa luz. Vete más allá de la ciudad y
del país. Ya no eres el ego sino la luz. Bendice a todos. Vete más allá de tu nación, a tu
continente y después a todos los continentes y océanos. Contempla a todos como tus
hermanos y hermanas.
Expándete más allá de la tierra. Intenta ser para todos un canal de esa luz, que todos
puedan verla como si se abriera su ojo espiritual. Expándete a los planetas del sistema
solar, a las galaxias del universo. Las estrellas son como pequeñas luces de una ciudad
lejana que brillan en la infinitud de tu propio ser. Medita en esa luz y en el amor y el
gozo que es Dios. Di, “Yo soy tu luz, tu amor, tu gozo. Todo es uno. Soy uno contigo”.
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Rutina
• Reflexiona profundamente en el mensaje de los yamas, no sólo en su parte obvia
sino en su significado sutil.
• Obsérvate, practica la introspección y pon todo tu esfuerzo en cumplir las
directrices dadas por Patanjali. Aunque te parezca que ya las practicas puesto
que no matas, no robas, etc. profundiza en ellas y en tus actitudes: ¿tienes
tendencia a juzgar a los demás y no juzgarte a ti, te dejas arrastrar en la crítica a
tus semejantes, quieres que las cosas y las personas sean como tú deseas y no las
aceptas tal como son…?
• Proponte cambiar tus actitudes. Comienza dirigiendo tu esfuerzo hacia aquélla
que te parezca más sencilla de cambiar o bien hacia aquélla que sea causa de las
demás.
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