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Unidad de aprendizaje II
Posesión
Según el Código Civil Peruano la posesión es el ejercicio de uno o mas
poderes inherentes a la propiedad; es así que el mismo código prescribe
que son poderes inherentes a la propiedad: el uso, disfrute, la disposición
y la reivindicación. En opinión de Jorge Avendaño es discutible que este
ultimo sea un poder inherente a la propiedad; la reivindicación es en
rigor, la expresión de la persecutoriedad, que es un atributo que
corresponde a todo derecho real, en todo caso para efectos de concepto
o noción de la posesión se debe considerar que los poderes de la
propiedad son el uso, el disfrute, y la disposición.; por consiguiente, todo
el que usa es poseedor, también lo es quien disfruta, estos dos son en
realidad los poderes que configuran la posesión; la disposición, si bien es
también un poder inherente a la propiedad, importa un acto único y
aislado, por lo que difícilmente es expresión posesoria.
La posesión, a la ves, supone un ejercicio de hecho, en oposición a lo que
seria de derecho según el mismo Avendaño, pues para que haya
posesión no es necesaria ni es suficiente la posesión de derecho, eso es,
la que haya sido atribuida por un contrato o por una resolución judicial.
La exigencia de que la posesión importe un ejercicio de hecho, tiene una
segunda consecuencia, que se descarta toda noción de legitimidad; por
consiguiente posee tanto el propietario como el usurpador. Es así que la
posesión tiene una gran importancia porque es, como ya dije, el
contenido de muchos derechos reales.
Propiedad
En el mismo sentido que se ha entendido el concepto de posesión, su
relación con el derecho de propiedad y los poderes que le corresponden a
cada una de ella por el solo hecho de constituirse dentro de los derechos
reales mas importantes y de mayor trascendencia dentro del la vida y
desarrollo de cada persona y dentro de una sociedad; se considera al
igual que menciona Jorge Avendaño en su comentario al Código Civil
Peruano, que el derecho de propiedad es el más completo que se puede
tener sobre una cosa. La cosa se halla sometida a la voluntad,
exclusividad y a la acción de su propietario. El derecho es exclusivo pues
solamente una persona puede tener la dominabilidad absoluta sobre la
cosa. Cabe mencionar que no se debe confundir la copropiedad con una
pluralidad de dominio.
En alguna doctrina jurídica, como ya mencionamos, se considera que la
propiedad está integrada por tres facultades o derechos:
Ius utendi
El ius utendi o derecho de uso sobre la cosa. El propietario tiene el
derecho a servirse de la cosa para sus intereses, siempre y cuando esas
conductas no violen preceptos legales ya establecidos o causen lesiones
a los derechos de otros propietarios.
Ius fruendi
El ius fruendi o derecho de goce sobre la cosa. El propietario tiene el
derecho de aprovechar y disponer los frutos y productos que produzca
una cosa. La regla general es que el propietario de una cosa es también
propietario de todo aquello que la cosa genere y produzca, con o sin su
intervención.
Los frutos pueden ser naturales o "civiles". Los frutos naturales son
aquellos que la cosa produce natural o artificialmente sin detrimento de
sus sustancias.
Los frutos "civiles" están constituidos por aquellas sumas de dinero que
recibe el propietario por ceder a otro el uso o goce de la cosa. Tratándose
del dinero, los frutos que percibe su propietario son los intereses.
Ius abutendi
El ius abutendi o derecho de disposición sobre la cosa. El propietario,
bajo la premisa de que la cosa está bajo su dominabilidad (poder de
hecho y voluntad de posesión), puede hacer con ella lo que quiera,
incluyendo dañarla o destruirla (disposición material). Del mismo modo,
puede el propietario disponer de su derecho real (disposición jurídica),
así, puede enajenar la cosa, venderla, donarla, es decir, desligarse de su
derecho de propiedad y dárselo a otra persona.
Usucapión
Ahora bien, dentro de los modos de adquirir la propiedad que nuestro
Código Civil contempla, esta la usucapión o también llamada prescripción
Adquisitiva de dominio, poniendo así énfasis en elementos como la
posesión y el tiempo. Así, y tal como lo describe Gustavo Palacio diremos
que la usucapión es un modo de adquirir la propiedad de una cosa y otros
derechos reales posibles mediante la posesión continuada de estos
derechos en concepto de titular durante el tiempo que señala la ley. El
término usucapión o usucapio proviene del latín usus+capere, es decir,
adquirir por el uso. Es un modo de adquisición originaria de la propiedad
inmueble después de la accesión.
Para que se dé la figura de la usucapio deben concurrir algunos
requisitos: el requisito es que se trate de una posesión en concepto de
dueño, pública, es decir no oculta, pacífica, es decir, que no se tenga
violentamente, y posesión no interrumpida, es decir, continua. Debemos
dejar en claro que este tema de los requisitos que establece nuestro
código para la prescripción adquisitiva, han sido y son materia de análisis
y comentario por lo diferenciado de posiciones respecto a sus límites y
requisitos.
Así se dice que Existen dos teorías que explican la existencia de la
usucapión. Por un lado la teoría subjetiva señala que el fundamento está
en la renuncia, el abandono o la voluntad de renunciar al derecho real que
tiene el titular no ejercitando ninguna acción de defensa frente a la
posesión de otro. Sin embargo esta teoría hay que rechazarla pues
bastaría con demostrar que esa voluntad de renuncia no existe para
invalidar la usucapión. Por otro lado, la teoría objetiva, que es la más
aceptada, señala que el fundamento es dar certeza y seguridad a las
relaciones jurídicas consolidando las titularidades aparentes, es decir, el
statu quo de la posesión.
Para que se dé la figura de la usucapio deben concurrir unos requisitos
generales aplicables a cualquier forma de usucapión y otros especiales
para cada supuesto de usucapión. El requisito general es que se trate de
una posesión en concepto de dueño, pública, es decir no oculta, pacífica,
es decir, que no se tenga violentamente, y posesión no interrumpida, es
decir, continua. Los requisitos especiales son los siguientes: para la
usucapión ordinaria de inmuebles la buena fe, el justo título y el
transcurso de un plazo; para la usucapión extraordinaria de inmuebles
sólo el transcurso de un plazo; para usucapión ordinaria de muebles se
requiere la buena fe, el justo título y el transcurso de un tiempo, y para la
usucapión extraordinaria de muebles sólo el paso de un tiempo.
Hay que distinguir varias clases de usucapión. De un lado entre
usucapión ordinaria y extraordinaria. La primera de ellas se da cuando
concurre a favor del usucapiente buena fe y justo título, y la segunda se
funda exclusivamente en la posesión y no requiere ni buena fe, ni justo
título. De otro lado cabe diferenciar entre usucapión mobiliaria e
inmobiliaria. Esta última diferencia implica sobre todo distintos regímenes
de la usucapión.
La usucapión opera ipso iure, esto es, basta que se den los requisitos
legales para que se usucapa por el sujeto pasivo de la usucapión.
Como ya mencionamos y de la forma que lo describe el citado autor, las
condiciones generales que se exigen a la posesión para servir de base a
la usucapión, en la mayoría de las legislaciones civiles son: que sea
continua, no interrumpida; ser pacifica, ser pública y no clandestina. Son
susceptibles de usucapir los bienes que están dentro del comercio de los
hombres. Pero también hay bienes que no son adquiribles por
prescripción, como los bienes del estado, los de uso público, los bienes
depositados, retenidos, dados en administración o mandato, por parte de
quienes los tienen por esas causas; tampoco los bienes en condominio o
copropiedad, por parte de los copropietarios, ni los bienes de la sociedad
que no pueden ser adquiridos por los socios, y todos aquellos para los
cuales la ley dice expresamente que son “imprescriptibles”.
Tratamiento de la posesión como base de la usucapión
Sabido es, que en el mundo corren en vigencia dos teorías respecto al
tratamiento de la posesión, y como en mucho de lo que se conoce como
derecho actual la doctrina y estudiosos alemanes han marcado senderos
y vigencia conceptual y de tratamiento de instituciones y figuras del
derecho, no están alejados del estudio y tratamiento de la posesión, es de
esta manera que ilustres estudiosos con Ihering y Savigny se han
ocupado se analizar a la posesión; ambos han estudiado en profundidad
la posesión en el derecho romano y a partir de allí elaboraron doctrinas
posesorias que influyeron, como ya dijimos, en muchísimos códigos .
Savigny dijo que la posesión tiene dos elementos: el corpus y el animus;
este primero es el contacto físico con la cosa o la posibilidad de tenerla,
mientras que el animus es la intención de conducirse como propietario,
esto es, el no reconocer la propiedad del otro; Ihering descarto este
último elemento, dada su difícil probanza y la necesidad de ampliar el
espectro de la protección posesoria, y en cuanto al corpus, lo flexibilizo al
máximo, afirmando que es poseedor quien se conduce respecto de la
cosa como lo haría un propietario. De acuerdo a lo anteriormente
descrito, nuestro Código Civil de 1952 acogió la teoría posesoria de
savigny y el actual Código Civil de 1984 sigue la suerte de su antecesor
Código Civil de 1936 adhiriéndose a la teoría Ihering.
Posesión pública
Como Propietario
Se entiende que el poseedor debe actuar con animus domini sobre el
bien, pero no se trata de creerse propietario sino de comportarse como
tal. Así, el poseedor pleno y el mediato si pueden prescribir un bien;
mientras que no lo podrá hacer, el poseedor inmediato y el servidor de la
posesión. No cabe usucapir por mucho que sea el tiempo que transcurra,
si posee en concepto distinto del de dueño.
CONCLUSIONES
9. Sujeto de la posesión.
La posesión como derecho, la puede adquirir cualquier persona física o
jurídica ya que el poseer un derecho es poseer un poder jurídico, y para
tenerlo es suficiente con tener capacidad jurídica para ello.
Si pensamos en la posesión como hecho, la pueden tener las personas
jurídicas (porque la ejercen a través de sus órganos de representación) y
las personas físicas, si bien, deben tener capacidad de entender y querer
(si no se tienen estas cualidades se puede obtener a través de
representante legal).
¿Cabe la posesión mediante representante?.
La posesión como derecho no se puede adquirir a través de
representante, porque se atribuye a unos sujetos concretos. Pero en
ocasiones se habla de ello cuando el poseedor autoriza a otro a que
realice actos que produzcan efectos respecto del derecho.
El representante lleva a cabo un acto que afecta a la posesión del
representado, con lo que afecta a la posesión como derecho, no posee la
cosa como derecho.
El poder de hecho lo tiene el representante pero los efectos se dan en el
representado. El representante lleva a cabo una posesión en nombre
ajeno: posee pero no recibe los efectos de la posesión.
Presunción de quién es poseedor.
La posesión la tiene quien la tenga, pero en determinados casos la Ley
presume que la posesión la tienen ciertas personas, que pueden reclamar
lo que al poseedor le corresponde; aquél que se presume poseedor actúa
como tal, y contra quién se reclame tiene la carga de la prueba.
Establecen presunciones de posesión:
- Se presumirá que quien tenga inscrito en el Registro de la Propiedad el
dominio de los inmuebles o derecho reales tiene la posesión de los
mismos”.
- “La posesión de una cosa raíz supone la de los muebles y objetos que
se hallen dentro de ella, mientras no conste o se acredite que deben ser
excluidos”.
10. Objeto de la posesión.
El objeto de la posesión “sólo pueden ser objeto de posesión las cosas...
que sean susceptibles de apropiación”.
No se pueden poseer aquellas cosas que no puedan ser objeto de
dominación jurídica por los particulares: quedan excluidas las cosas
públicas o sagradas, y las cosas que no tengan individualidad (que
formen parte de un conjunto).
Posesión de cosas incorporales.
La posesión recae sobre cosas. Puede recaer sobre cosas corporales,
pero ¿y sobre los llamados bienes inmateriales o sobre los derechos?. En
principio hay que responder que, según la letra de nuestro Derecho, se
admite la posesión de cosas (sin excluir las incorporales) y de derechos
(art. 430 y sig. C.c.).
La posesión como derecho, puesto que no es sino un poder concedido
por la ley, puede recaer sobre lo que ésta disponga, sea una cosa
inmaterial o un derecho. Pero ¿son éstos susceptibles de posesión como
hecho?. Los llamados bienes inmateriales pueden ser objeto de posesión
como hecho en tanto en cuanto cabe tener sobre ellos un poder de hecho
(p. ej. por dejadez de quien la escribió, otra persona tiene la disposición
de una obra literaria, introduciéndole modificaciones, concediendo o
negando su publicación a casas editoriales, cobrando derechos de autor)
independientemente de a quién corresponda el derecho sobre los
mismos.
Posesión de derechos.
Además de las cosas, ¿pueden ser poseídos (como hecho) los
derechos?. La posesión de estos (como la de las cosas inmateriales) no
puede ser un hecho en el sentido de tenencia corporal (de hecho) del
derecho, ya que éste carece de una entidad físicamente aprehensible.
El titular o sujeto de un derecho es la persona a quien pertenece e poder
jurídico en que aquél consiste; poseedor de un derecho es la persona
que, de hecho, tiene el poder que corresponde a un derecho.
Poder de hecho en qué consiste la posesión de un derecho.
El tipo de poder de hecho, sobre el objeto del derecho, en qué consiste la
posesión de éste, es análogo al poder de hecho sobre la cosa, en qué
consiste la posesión de ésta. Así, pues, ha de tratarse de un poder, no en
el sentido de que quepa verificar algún acto aislado sobre el objeto del
derecho, sino en el de que tal objeto nos quede sometido de forma
duradera. Asimismo el grado de dominación práctica precisa para estimar
existente un poder de hecho, se juzga con arreglo a la opinión común.
Derechos poseibles. No poseibilidad sólo de derechos reales.
Hay autores que consideran que sólo son posibles los derechos reales; si
bien otros piensan que otros tipos de derechos. Los primeros sostienen
que cuando la ley dice que son posibles los derechos de crédito, en estos
casos se ve que luego a esa pretendida posesión no le otorga los efectos
que se le otorga a la posesión. E incluso hay autores que consideran que
no todos los derechos reales son poseibles.
El art. 437 del C.c. señala que: “Sólo pueden ser objeto de posesión... los
derechos que sean susceptibles de apropiación”, esto es, de pertenencia
a los particulares. Así pues, quedan excluidos de posesión los derechos
de la personalidad o de familia.
Albaladejo entiende que lo que significa este precepto es que sólo son
posibles los derechos privados patrimoniales; estos pueden ser algunos
derechos reales y otros no reales, pero lo que sí que se exige es que sean
derechos susceptibles de ejercicio reiterado.
Por tanto serían posibles el uso, usufructo, prenda, anticresis, y no lo
serían: el retracto y el tanteo.
Y de entre los derechos de crédito sí el comodato, renta vitalicia y no los
que consistan en el pago de un solo acto.
11. Naturaleza de la posesión como derecho.
La posesión es un hecho jurídico. Como derecho es un provisional o más
débil que los normales, por lo que el derecho provisional de posesión es
vencido por el derecho normal en la adecuada contienda judicial en que el
titular de éste reclame al titular de aquél.
Pero ¿de qué naturaleza es la posesión como derecho?. Según Albaladejo
la posesión de cosas es un derecho de naturaleza real; y la de derechos,
uno de naturaleza real (usufructo) o personal (la renta vitalicia), según el
derecho poseído.
LA POSESIÓN:
Las teorías de Ihering y Savigny
SUJETOS DE LA POSESIÓN.
I. Cualquier persona natural o jurídica puede poseer. En el caso de las
personas jurídicas los actos posesorios son realizados por las personas
físicas que son sus órganos o representantes en condiciones tales que
sus efectos se imputan a la persona jurídica. Igual cosa ocurre con los
incapaces. Es de observar que para poseer por sí mismo las personas
naturales no necesitan capacidad negocial sino que les basta la
capacidad natural de entender y querer.
II. Varías personas pueden ser simultáneamente sujetos de una misma
posesión, caso en el cual se dice que hay coposesión. Obsérvese que la
hipótesis es distinta del supuesto de la concurrencia de posesiones. En
este último caso existen simultáneamente diferentes posesiones sobre la
misma cosa (por ej.: una persona la posee en concepto de propietario y
otra en concepto de usufructuario). En cambio, en la coposesión no
existen posesiones a diferente título sino una sola posesión (por ej.: dos
personas poseen un mismo terreno como si cada una de ellas fuera
propietaria del 50% del mismo).
En realidad, la posesión exclusiva y la coposesión corresponden al
derecho solitario y a la comunidad, respectivamente. Así, la teoría de la
coposesión se basa en la teoría de la comunidad, que hemos de estudiar
más adelante; pero si bien es posible decir —aunque sea discutible— que
en la comunidad el derecho de cada comunero recae sobre su cuota, es
imposible considerar que lo que posee el coposeedor es una cuota de la
cosa o derecho ya que dado el carácter ideal de la cuota, ésta no es
susceptible de ser objeto del señorío de hecho posesorio. Por lo tanto, en
la coposesión, la posesión de cada coposeedor recae sobre la cosa o
derecho entero, aunque su actuación sobre esa cosa o derecho se halle
limitada por la coexistencia de los demás coposeedores.
El coposeedor es pues poseedor de toda la cosa o derecho, aunque no un
poseedor exclusivo. De lo expuesto no debe deducirse que no existan
cuotas de posesión. En realidad, cada poseedor tiene una cuota de
participación en la coposesión. Lo que ocurre es que esa cuota no es el
objeto de su posesión sino una limitación cuantitativa de los efectos que
para él produce su posesión, o sea, que constituye la medida en que la
posesión produce efectos para él.
La determinación de la cuota de cada poseedor no es una cuestión de
derecho sino de hecho ya que depende de cómo posea a la par que sus
demás coposesores. Sin embargo, el título puede ayudar a determinar la
cuantía de la cuota cuando los hechos posesorios demuestren que los
coposesores entienden poseer conforme al título.
En principio la protección posesoria se brinda a los coposeedores como a
otro poseedor cualquiera
OBJETO DE LA POSESIÓN.
I. Si se atiende sólo a la definición legal de posesión parecería que el
objeto de la misma son las cosas y los derechos sin otra limitación que
las cosas o derechos que por alguna circunstancia no puedan ser objeto
de una actuación posesoria. Se consagraría así una situación
completamente opuesta al Derecho Romano clásico que en sentido
estricto sólo admitía la posesión que recaía sobre las cosas y las
abarcaba plenamente de tal modo que la posesión correspondiera en el
plano de los hechos a lo que supone la propiedad en la esfera de los
derechos. Al parecer pues, nuestro Derecho habría concebido la posesión
como el ejercicio de un derecho aun cuando no implicara el señorío pleno
sobre la cosa y en tal virtud todos los derechos serían en principio
susceptibles de posesión.
Pero en el deseo de que la noción de posesión sea el supuesto común de
efectos homogéneos, se reduce el objeto de la misma de manera que no
puede hablarse de posesión (en el sentido de que venimos tratando)
cuando no se puedan producir los efectos típicos de la usucapión y sobre
todo de la protección interdictal. Por ello se dice que entre los derechos
sólo son susceptibles de posesión, los derechos reales y se excluyen del
campo de la posesión propiamente dicha tanto la posesión de estado
como la posesión de créditos (aun cuando una y otra se asemejen a la
posesión propiamente dicha en cuanto constituyen situaciones de hecho
que son imagen de una situación de derecho y en que gozan de la
protección jurídica).
II. Pero lo expuesto, tampoco significa que todas las cosas y derechos
reales sean susceptibles de posesión.
1° Por lo pronto, no son susceptibles de posesión, o si se quiere sólo son
susceptibles de una posesión irrelevante, las cosas cuya propiedad no
puede adquirirse, ya que la Ley dispone que: "No produce efecto la
posesión de las cosas cuya propiedad no puede adquirirse".
(2° Por otra parte, como la posesión es un poder de hecho sólo puede
recaer sobre los derechos que tengan por objeto las cosas corporales.
Las llamadas posesiones de cosas incorporales no producen nunca los
mismos efectos que la posesión propiamente dicha y casi puede decirse
que sólo se asemejan a ésta en que constituyen la imagen de un derecho.
3° Dado el contenido del derecho de hipoteca, a pesar de ser éste un
derecho real, no es posible la existencia de un estado de hecho que se
asemeje al ejercicio del derecho de hipoteca, razón por la cual el derecho
de hipoteca no es susceptible de posesión.
III. Problemas especiales presenta la cuestión de si pueden ser objeto de
posesión las partes de una cosa. A este propósito obsérvese que:
1° No se reconoce posesión separada sobre cada una de las partes del
todo a quien posee ese todo. Consecuencia importante de este principio
es que el poseedor del todo no requiere ejercer su señorío efectivo sobre
todas y cada una de las partes para poder ser calificado de poseedor del
todo.
2° Es posible hablar de posesión de sólo una parte de la cosa si puede
ejercitarse sobre ella un señorío de hecho "autónomo", en el sentido que
pueda delimitarse de tal manera que no implique una posesión de la cosa
entera. Así es perfectamente posible la posesión de una parte de un fundo
(sin que se posea el resto).
I. INTRODUCCIÓN
a) Respecto del "corpus " debe destacarse que tanto menos efectivo debe
ser el ejercicio del poder sobre la cosa cuanto menor sea la posibilidad de
que otra persona concurra al ejercicio de este poder. Correlativamente,
cuando la probabilidad de la concurrencia ajena sea mayor, tanto más
debe aproximarse la relación objetiva del adquirente al contacto corporal
con la cosa. Por ejemplo, si se tratara de la toma de posesión de una "res
nullius" o de una cosa que está en posesión de otro, es necesario la
aprehensión "corpore et tactu" pues sólo así se elimina la posibilidad de
que otros en el primer caso, o el precedente poseedor en el segundo, se
posesionen efectivamente de la cosa.
En cambio, cuando los peces entran en los viveros propios o los frutos
caen en el propio fundo, la posesión se adquiere sin más. Las reglas en la
materia son pues elásticas como lo son en general las reglas para
determinar la existencia del "corpus"; pero, en cualquier caso, es
indispensable la iniciación de una situación inequívoca de poder a favor
de quien inicia la posesión con la advertencia de que en el momento en
que se adquiere la posesión es necesario exigir con mayor rigor los
requisitos de ésta que cuando se trata de su continuación.
(((((((())))))))
III. CONSERVACIÓN DE LA POSESIÓN.
Por destrucción o pérdida total de la cosa, o por quedar ésta fuera del
comercio;
ACTIVIDAD INTERDICTAL
Cabanellas , señala que los interdictos son acciones extraordinarias, de
que se conoce sumarísimamente para decidir acerca de la posesión
actual o momentánea; o que uno tiene o debe tener en el acto o en el
momento, o para evitar algún daño inminente.
La etimología de la palabra “interdicto” es discutida. Afirman algunos que
viene de interim dicta, porque la orden que dictaba el magistrado romano
era interina, subsistía hasta que en el procedimiento judicial posterior se
resolvía sobre su procedencia o improcedencia. Otros piensan que deriva
de interdicere, prohibir, porque, si bien algunos interdictos mandaban
hacer algo (exhibir o restituir una cosa), el caso más importante y
frecuente era aquel en que prohibían hacer algo (como prohibir la
violencia para obtener la posesión de una cosa). Por último, algunos
sostienen que el nombre interdicto se explica por el hecho de ser la orden
del magistrado una decisión particular (en oposición al edicto general)
tomada respecto de dos personas que disputan; interdicto provendría así
de la expresión quia inter duos dicitur.
Ahora, pese a la similitud en el contenido de sus significados, nos
adherimos a la postura que sostiene la distinción entre la acción
posesoria y los interdictos.
En tal sentido, debemos indicar que la acción posesoria ordinaria versa o
defiende el “derecho a la posesión” o el “mejor derecho a poseer”(ius
possidendi), mientras que los interdictos tutelan la posesión como hecho
(ius possessionis). En el caso de la acción posesoria se trata de un
proceso plenario, en el cual será necesario acreditar el derecho a la
posesión, pero en el caso de los interdictos son procesos sumarios, de
cognición limitada, cuya función es tutelar la posesión como hecho, sin
entrar a considerar si se tiene derecho o no a la posesión.
Para la recuperación de los muebles en el Derecho anterior a Justiniano
está el interdictum utrubi . En el Derecho justinianeo el poseedor
expoliado puede utilizar las acciones de robo y de rapiña, así como la
actio ad exhibendum y las conditiones possessionis , las cuales no son
remedios posesorios.
El proceso interdictal se inicia con la postulatio de la parte que solicita la
tutela y llama in ius al adversario; el magistrado, mediante causae
cognitio (previa indagación del caso concreto), valora la existencia de los
presupuestos necesarios para la concesión del interdicto, para luego
concederlo o denagarlo ( interdictum reddere ). Si el destinatario no
obedece el mandato interdictal, la parte que ha solicitado la tutela puede
recurrir al procedimiento per sponsionem ; proceso que Gayo define cum
poena y cum periculo , por cuanto comporta para la parte perdedora el
pago de una suma a título de pena. La parte que ha solicitado y obtenido
el interdicto vuelve a llamar al adversario para que comparezca ante el
magistrado y lo desafía a prometer mediante sponsio una suma de dinero
fijada discrecionalmente por el pretor. El demandado, a su vez, puede
contestar e interdicto e invitar al actor a una stipulatio , para la hipótesis
que no resulte alguna violación de la orden impartida por el pretor. Las
partes se comunican las fórmulas y si se avienen a una doble litis
contestatio , se difiere al iudex la tarea de cerciorarse cual de las dos
sumas es la que se debe, si aquella objeto de la sponsio o aquella
prometida con la stipulatio y, por tanto, verificar indirectamente si se ha
violado o no el precepto interdictal.
El Derecho canónico admitía la pronta reintegración en el goce de
cualquier derecho de cuyo ejercicio nos hubiera despojado alguien con
violencia y ocultamente, sin distinción de derechos de familia, reales, de
crédito, etc. La conclusión más importante que podemos extraer del
Derecho canónico es que extendió la protección posesoria a todo
poseedor despojado violenta o clandestinamente. Este es el sistema
adoptado por nuestro ordenamiento jurídico civil (art. 921).
En el Derecho francés de la Edad Media, como lo deja saber Torres
Vásquez, se contó con tres acciones de protección de la posesión: 1) La
acción de recuperación , para proteger al desposeído violentamente; tiene
su origen en las fausses decretales y el canon reintegranda del Derecho
canónico; 2) La acción de mantenimiento contra los actos perturbatorios
de la posesión; 3)La denuncia de obra nueva para hacer cesar la molestia
que resultaba para un propietario a causa de las obras nuevas
emprendidas por su vecino.
En el s. XIV, la acción de mantenimiento y la de recuperar se confundieron
en una sola. El Parlamento de París estableció que el expulsado de su
heredad perdía la posesión pero conservaba la saisine (investidura).
Desde entonces existió una sola acción posesoria, la llamada complaine
en cas de saisine et de nouvellété que servía para mantener la posesión
en caso de turbación y recuperarla en caso de pérdida.
Asi, la antigua legislación española reconoció los interdictos de adquirir,
conservar y recuperar. La Ley de Enjuiciamiento Civil española incorporó
los interdictos de obra nueva y de obra vieja.
El Código de Procedimientos Civiles peruano de 1912 reguló los
interdictos: de adquirir (arts. 994-1001); retener (arts. 1002-1009); recobrar
(aqrts. 1010-1017); de obra nueva (arts. 1018-1026); y de obra ruinosa
(arts. 1027-1029).
El denominado interdicto de adquirir no era de protección de la posesión
como hecho, pues se concedía al titular del derecho de posesión.
Procedía respecto de cosas que no posee otro por más de un año (art.
994). Con la demanda se debía presentar el título que acredite el derecho
con que se solicita la posesión e indicar quien es el poseedor o tenedor
actual o la persona a cuyo cargo se hallan los bienes (art. 995). Si el título
no era suficiente el juez denegaba la posesión (art. 996) y si es suficiente
mandaba citar al demandado y que se publiquen avisos para que se
presenten los que tengan derecho a la misma posesión (art. 997). Sólo se
admitía la oposición basada en la posesión actual, pública y por más de
un año, en la insuficiencia del título presentado por el demandante o el
mejor derecho a poseer (art. 999).
El Código civil de 1852, establecía en su art. 1137, que el propietario de un
edificio que amenazare ruina, podía ser obligado a demolerlo o
apuntalarlo o que los propios vecinos podían solicitar autorización para
realizar obras de inmediato, quedando obligado el propietario a
reembolsarle el valor de las mismas.
El vigente Código Procesal Civil de 1993, sólo reconoce los interdictos de
recobrar (arts. 603 a 605) y de retener (arts. 606 y 607). Los interdictos de
obra nueva y de obra ruinosa son manifestaciones del interdicto de
retener.
El Código civil derogado de 1936 restringió la tutela posesoria a los
bienes inmuebles. En el art. 831 prescribía: " Todo poseedor de inmuebles
puede utilizar las acciones posesorias y los interdictos, conforme al
Código de Procedimientos Civiles. Si su posesión es de más de un año
puede rechazar los interdictos que se promuevan contra él ". El vigente
Código de 1984, lo amplió a los bienes muebles registrables.
LA PROTECCION POSESORIA
Conocidas son las dos grandes posiciones doctrinarias respecto a la
posesión defendidas y conceptuadas por Ihering y Savigny
respectivamente; y es que Para Rudolf von Ihering , la posesión es la
propiedad en su estado normal, lo que determina que la protección de la
posesión haya sido instituida con el fin de aliviar y facilitar la protección
de la propiedad. La posesión es la exterioridad, la visibilidad de la
propiedad. Para ser protegido como poseedor basta demostrar la
posesión, por lo que dicha protección aprovecha lo mismo al propietario
que al no propietario, siendo ésta «una consecuencia absolutamente
inevitable». La protección de la posesión complementa la protección de la
propiedad, facilita la prueba de la propiedad dado a que «el poseedor se
reputa propietario hasta la prueba en contrario».
La propiedad dejaría de existir si el propietario, para protegerse en el
goce de su derecho, tendría que recurrir cada vez a probar su propiedad.
La protección de la propiedad requiere que su sola exterioridad, o sea la
posesión, esté respetada y protegida. Las acciones posesorias (lo que
para nosotros son los interdictos) son los medios defensivos de la
propiedad; la rei vindicatio es el medio ofensivo. Los medios defensivos
de la propiedad son acordados contra cualquiera que turbe la propiedad,
con independencia de la prueba de la propiedad. La posesión es una
situación de la propiedad jurídicamente protegida por sí misma y erigida
en un derecho independiente de la propiedad. La posesión como hecho al
estar protegida por el Derecho adquiere la calidad de relación jurídica,
sinónimo de derecho.
Ihering fundamenta la protección de la posesión en la defensa de la
propiedad. La protección de la posesión es un complemento de la
protección de la propiedad, sin la necesidad de probar el derecho de
propiedad, lo que aprovecha al mismo tiempo a los no propietarios que
poseen aun contra los propietarios que no poseen. Mientras que Según
Savigny, si la posesión no es un derecho su perturbación no es contraria
al Derecho, solamente lo será si es que se viola a la vez a la posesión y a
cualquier otro derecho. La relación entre el hecho de la posesión y la
persona que posee, determina la protección de la posesión contra toda
turbación que afecte al mismo tiempo a la persona. La perturbación o
despojo de la posesión mediante la violencia constituye una injusticia
contra la persona, ésta es la víctima de la violencia, y como toda violencia
es injusta, los interdictos posesorios se dirigen contra esta injusticia.
Para Savigny, el fundamento de la tutela posesoria radica en la
interdicción (prohibición) de la violencia injusta contra la persona. Toda
violencia es ilegítima «y es contra esta ilegitimidad que está dirigido el
interdicto. Todos los interdictos tienen pues un punto en común: suponen
un acto que, por su misma forma, es ilegal».
CONCLUSIONES
LA ACCIÓN PUBLICIANA:
Polémica sobre su subsistencia.
Suele estudiarse la acción publiciana, quizás por esa razón, cuando se estudia
el problema de la prueba del dominio para la prosperabilidad de la acción
reivindicatoria. Sin embargo, verdaderamente la cuestión problemática es la de
si la acción publiciana pervive en nuestro ordenamiento jurídico.