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Mito

Un mito (del griego μῦθος, mythos, «relato», «cuento») es un relato


tradicional que se refiere a acontecimientos prodigiosos, protagonizados por
seres sobrenaturales o extraordinarios, tales
como dioses, semidioses, héroes, monstruos o personajes fantásticos, los
cuales buscan dar una explicación a un hecho o un fenómeno.
José Manuel Losada, investigador especializado en los estudios
de mitocrítica, define el mito de la siguiente manera:
El mito es un relato explicativo, simbólico y dinámico, de uno o varios
acontecimientos extraordinarios personales con referente trascendente, que carece
en principio de testimonio histórico, se compone de una serie de elementos
invariantes reducibles a temas y sometidos a crisis, presenta un carácter conflictivo,
emotivo, funcional, ritual y remite siempre a una cosmogonía o a
una escatología absolutas, particulares o universales.1

Ejemplo de 5 mitos

El árbol del milagro

Muchos arman el arbolito sin saber por qué lo hacen, ni qué significa. Sus orígenes se
remontan al siglo VIII, según relata la leyenda más conocida, cuando San Bonifacio
fue a Germania para convertir a los paganos al cristianismo. En una noche de Navidad,
los germanos intentaron sacrificar a un niño debajo de un árbol y San Bonifacio,
furioso, arrancó el tronco de raíz y emergió de este un pino. Con su acción, no solo
salvó la vida del niño, sino que logró que la mayoría de los presentes se convirtieran
al cristianismo, ya que lo consideraron un acto milagroso. Pero fue recién en el siglo
XVI que se empezaron a colocar los árboles de Navidad adentro de los hogares. La
tradición pasó a Reino Unido, de allí a Estados Unidos y de ahí llegó a Latinoamérica.

Los magos no eran reyes

El evangelio de San Mateo es el único que menciona la figura de los magos, pero no
da sus nombres ni tampoco cuántos eran. Fue en el siglo III cuando Quinto
Tertuliano se refiere por primera vez a los magos como reyes, o de estirpe real.
Posteriormente, durante el siglo IV, se estableció que fueron tres, en representación
al oro, el incienso y la mirra, y se conocieron sus nombres. La figura del rey negro
Baltasar nació en el siglo XVI, se cree que por razones ecuménicas, e incluso en
ocasiones se le representó como “jefe indio”. Según diferentes historiadores, con la
imagen de los tres Reyes Magos se pretendió otorgar universalidad a la llegada de
Jesús.

Papá Noel es turco

La historia de Papá Noel, también llamado San Nicolás, Santa Claus o Padre de Hielo,
está íntimamente relacionada con el santo Nicolás de Bari, quien nació en Turquía en
el siglo IV en el seno de una familia adinerada. Luego del fallecimiento de sus padres,
a los 19 años decidió donar su fortuna y dedicar su vida al sacerdocio. San Nicolás
falleció el 6 de diciembre del año 345 y la razón por la que se le represente con una
bolsa, repartiendo regalos, se originó cuando supo que la hija de un vecino iba a
casarse y como su padre no tenía dinero para la fiesta, decidió entregarle una bolsa
con monedas de oro.

Leyenda
Una leyenda es una narración de hechos naturales, sobrenaturales o una mezcla
de ambos que se transmite de generación en generación en forma oral o escrita.
Generalmente, el relato se sitúa de forma imprecisa entre el mito y el suceso
verídico, lo que le confiere cierta singularidad.
Se ubica en un tiempo y lugar familiares a los miembros de una comunidad, lo
que aporta cierta verosimilitud al relato. En las leyendas que presentan elementos
sobrenaturales como milagros, presencia de criaturas féricas o de ultratumba, etc.
y estos sucesos se presentan como reales, forman parte de la visión del
mundo propia o emic de la comunidad en la que se origina la leyenda.
En su proceso de transmisión a través de la tradición oral, las leyendas
experimentan a menudo supresiones, añadidos o modificaciones culturales que
dan origen a todo un mundo lleno de variantes. Las más comunes es la "cristalización" de leyendas
paganas o la adaptación a la visión infantil, cuando el cambio de los tiempos ha reducido las antiguas
cosmovisiones.

1. La Llorona
La llorona es una de las leyendas más conocidas en Guatemala y, aunque hay varios elementos que no
cambian, existen varias versiones sobre el origen de esta leyenda. Uno de los elementos que permanece
igual en todos los relatos es el nombre de la Llorono y su procedencia. Es decir, en todas las leyendas
la mujer lleva el nombre de María y es criolla, es decir, hija de de españoles en época de la colonia.
Así mismo, otro de los elementos en común de las leyendas es que María contrajo matrimonio y que
su esposo viajaba mucho. Los elementos que varian es que, estando de viaje, Maria se enamoro de un
fontanero de nombre Juan de la Cruz y producto de este amor queda embarazada. Otra de las versiones
es que de la persona que se enamora es de un mozo de su finca y la tercera versión es que María llevaba
una vida de libertinaje y se desconoce de quien queda embarazada. Las leyendas, casi todas de ellas,
cuentan que, una vez embarazada, puede ser de 1, 2 o inclusive 3 hijos, y preocupada de lo que diría
su esposo, Maria va al rio y ahoga a sus hijos. Luego de haber ahogado a su hijo o hijos, a María le da
cargo de conciencia y trata de rescatar a sus pequeños y termina ahogada ella tambien. Otro de las
leyendas cuentan que María regresa a su casa y al darse cuenta de lo que había hecho corre por las
calles gritando “mis hijos, mis hijos, donde están mis hijos” con lagrimas en los ojos. Finalmente, las
leyendas cuentan que la llorona está condenada a buscar a sus hijos por toda la eternidad; asimismo, se
comenta que si se escucha a la llorona lejos es porque esta cerca y cuando se escucha cerca es porque
esta lejos.
2. El Sombrerón
Al igual que la Llorona, El sombreron es una de las leyendas más populares en Guatemala y por lo
tanto, tiene varios elementos similares y varios elementos distintos en cada uno de los relatos. Todas
las leyendas concuerdan en que el sombreron era una hombre de pequeña estatura, que usaba un
sombrero muy grande, siempre estaba con una guitarra y tenía una voz maravillosa. Cuentan las
leyendas que el sombreron vio a una mujer que lo deslumbro con su belleza, de ojos oscuros y pelo
negro. Al verla no puedo resistirse y quiso enamorarla, por lo que se acerco a su balcón y le cantó
serenata. La mujer, a quienes en algunas leyendas la llaman Celina, se enamoró de este pequeño hombre
con esta angelical voz a quien esperaba todos los días. Celina dejo de comer esperando a la llegada del
hombre con la voz melodiosa. Los padres de Celina, preocupados, llaman a un sacerdote y al ver que
este no podía ayudarla, la llevaron a un convento. La muchacha murio de tristeza y el dia del velorio
apareció el sombreron cantando y llorando de tristeza. Desde ese día, cuentan las leyendas que se puede
escuchar al sombreron cantar con su guitarra en las noches y busca a mujeres de pelo negro y ojos
oscuros. Asi mismo, se dice que para auyentar al sombreron de una mujer a la que persigue, a esta se
le debe de cortar el pelo.
3. La Ciguanaba
La ciguanaba, según cuentan la leyenda en su origen, era una mujer llamada Sihuehuet, cuyo nombre
significa mujer hermosa. Esta mujer tenia una relación con el hijo de un Dios, del cual quedo
embarazada. Pero Sihuehuet probo no ser una buena madre, al contrario, fue una madre que no cumplia
con sus obligaciones. A parte de ser una mala madre, Sihuehuet tenía un amante. Al descubir esto, el
hijo del Dios, llamado Tlaloc, maldijo a Sihuehuet. La maldición consiste en que la mujer sería bella
de lejos pero una vez las personas se acercaran y la vieran de cerca seria una mujer horrible. Esta
leyenda continua estando vigente, ya que, según cuentan los relatos, la ciguanaba es una mujer que
parece hermosa a primera vista pero al acercarse tiene cara de yegua o incluso de calavera. Se dice que
la ciguanaba persigue a los hombres que son infieles o trasnochadores. Siguen contando las leyendas
que la ciguanaba atrae a los hombres a barrancos o lugares desiertos para que las personas mueran al
seguirla. Otra de las versiones es que la ciguanaba mata del susto a las personas o que, sino mueren, se
vuelven locas luego de verla.

Poesía Epica
La poesía (del griego ποίησις 'acción, creación; adopción; fabricación; composición, poesía; poema' <
ποιέω 'hacer, fabricar; engendrar, dar a luz; obtener; causar; crear') es un género literario considerado
como una manifestación de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra, en verso o
en prosa.1 Los griegos entendían que podría haber tres tipos de poesía, la lírica o canción, cantada con
acompañamiento de lira o arpa de mano, que es el significado que luego se generalizó para la palabra,
incluso sin música; la dramática o teatral y la épica o narrativa. Por eso se suele entender
generalmente hoy como poesía la poesía lírica. También es encuadrable como una «modalidad textual»
(esto es, como un tipo de texto).2 Es frecuente, en la actualidad, utilizar el término «poesía» como
sinónimo de «poesía lírica» o de «lírica», aunque, desde un punto de vista histórico y cultural, esta es un
subgénero o subtipo de la poesía.

1. “Las seis cuerdas” de Federico García Lorca

La guitarra
hace llorar a los sueños.
El sollozo de las almas
perdidas
se escapa por su boca
redonda.
Y como la tarántula,
teje una gran estrella
para cazar suspiros,
que flotan en su negro
aljibe de madera.

2. “Botella al mar” de Mario Benedetti

Pongo estos seis versos en mi botella al mar


con el secreto designio de que algún día
llegue a una playa casi desierta
y un niño la encuentre y la destape
y en lugar de versos extraiga piedritas
y socorros y alertas y caracoles.

3. “Lo fatal” de Rubén Darío

Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,


y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,


y el temor de haber sido y un futuro terror…
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,


y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,

¡y no saber adónde vamos,


ni de dónde venimos!…

La novela es una obra literaria en la que se narra una acción fingida en todo o en parte y cuyo fin es
causar placer estético a los lectores con la descripción o pintura de sucesos o lances interesantes así
como de personajes, pasiones y costumbres, que en muchos casos sirven de insumos para la
propia reflexión o introspección. La vigesimotercera edición del Diccionario de la lengua española de
la Real Academia Española la define de manera más general como una «obra literaria narrativa de cierta
extensión» y como un «género literario narrativo que, con precedente en la Antigüedad grecolatina, se
desarrolla a partir de la Edad Moderna.1 La novela se distingue por su carácter abierto y su capacidad
para contener elementos diversos en un relato complejo. Este carácter abierto ofrece al autor una gran
libertad para integrar personajes, introducir historias cruzadas o subordinadas unas a otras, presentar
hechos en un orden distinto a aquel en el que se produjeron o incluir en el relato textos de distinta
naturaleza: cartas, documentos administrativos, leyendas, poemas, etc. Todo ello da a la novela mayor
complejidad que la que presentan los demás subgéneros narrativos.

n cuento (del latín, compŭtus, cuenta)1 es una narración breve creada por uno o varios autores, basada
en hechos reales o ficticios, cuya trama es protagonizada por un grupo reducido de personajes y con un
argumento relativamente sencillo.
El cuento es compartido tanto por vía oral como escrita; aunque en un principio, lo más común era por
tradición oral. Además, puede dar cuenta de hechos reales o fantásticos pero siempre partiendo de la
base de ser un acto de ficción, o mezcla de ficcióncon hechos reales y personajes reales. Suele
contener varios personajes que participan en una sola acción central, y hay quienes opinan que un final
impactante es requisito indispensable de este género. Su objetivo es despertar una reacción emocional
impactante en el lector. Aunque puede ser escrito en verso, total o parcialmente, de forma general se da
en prosa. Se realiza mediante la intervención de un narrador, y con preponderancia de la narración
sobre el monólogo, el diálogo, o la descripción.

Patito Feo
Valores:

humildad, bondad, no juzgar por las apariencias


Todos esperaban en la granja el gran acontecimiento. El nacimiento de los polluelos
de mamá pata. Llevaba días empollándolos y podían llegar en cualquier momento.
El día más caluroso del verano mamá pata escuchó de repente…¡cuac, cuac! y vio al
levantarse cómo uno por uno empezaban a romper el
cascarón. Bueno, todos menos uno.

- ¡Eso es un huevo de pavo!, le dijo una pata vieja a mamá


pata.
- No importa, le daré un poco más de calor para que salga.

Pero cuando por fin salió resultó que ser un pato totalmente
diferente al resto. Era grande y feo, y no parecía un pavo.
El resto de animales del corral no tardaron en fijarse en su
aspecto y comenzaron a reírse de él.

- ¡Feo, feo, eres muy feo!, le cantaban

Su madre lo defendía pero pasado el tiempo ya no supo qué decir. Los patos le daban
picotazos, los pavos le perseguían y las gallinas se burlaban de él. Al final su propia
madre acabó convencida de que era un pato feo y tonto.

- ¡Vete, no quiero que estés aquí!

El pobre patito se sintió muy triste al oír esas palabras y escapó corriendo de allí ante
el rechazo de todos.
Acabó en una ciénaga donde conoció a dos gansos silvestres que a pesar de su
fealdad, quisieron ser sus amigos, pero un día aparecieron allí unos cazadores y
acabaron repentinamente con ellos. De hecho, a punto estuvo el patito de correr la
misma suerte de no ser porque los perros lo vieron y decidieron no morderle.

- ¡Soy tan feo que ni siquiera los perros me muerden!- pensó el pobre patito.

Continuó su viaje y acabó en la casa de una mujer anciana que vivía con un gato y
una gallina. Pero como no fue capaz de poner huevos también tuvo que abandonar
aquel lugar. El pobre sentía que no valía para nada.

Un atardecer de otoño estaba mirando al cielo cuando contempló una bandada de


pájaros grandes que le dejó con la boca abierta. Él no lo sabía, pero no eran pájaros,
sino cisnes.
- ¡Qué grandes son! ¡Y qué blancos! Sus plumas parecen nieve .

Deseó con todas sus fuerzas ser uno de ellos, pero abrió los ojos y se dio cuenta de
que seguía siendo un animalucho feo.

Tras el otoño, llegó el frío invierno y el patito pasó muchas calamidades. Un día de
mucho frío se metió en el estanque y se quedó helado. Gracias a que pasó por allí un
campesino, rompió el frío hielo y se lo llevó a su casa el patito siguió vivo. Estando
allí vio que se le acercaban unos niños y creyó que iban a hacerle daño por ser un
pato tan feo, así que se asustó y causó un revuelo terrible hasta que logró escaparse
de allí.

El resto del invierno fue duro para el pobre patito. Sólo, muerto de frío y a menudo
muerto de hambre también. Pero a pesar de todo logró sobrevivir y por fin llegó la
primavera.

Una tarde en la que el sol empezaba a calentar decidió acudir al parque para
contemplar las flores, que comenzaban a llenarlo todo. Allí vio en el estanque dos de
aquellos pájaros grandes y blancos y majestuosos que había visto una vez hace
tiempo. Volvió a quedarse hechizado mirándolos, pero esta vez tuvo el valor de
acercarse a ellos.

Voló hasta donde estaban y entonces, algo llamó su atención en su reflejo. ¿Dónde
estaba la imagen del pato grande y feo que era? ¡En su lugar había un cisne! Entonces
eso quería decir que… ¡se había convertido en cisne! O mejor dicho, siempre lo había
sido.

Desde aquel día el patito tuvo toda la felicidad que hasta entonces la vida le había
negado y aunque escuchó muchos elogios alabando su belleza, él nunca acabó de
acostumbrarse.

El Hada fea

Las hadas, por lo general, son criaturas bellas, dulces, amables y llenas de amor.
Pero hubo una vez un hada que no eran tan hermosa. La verdad, es que era horrible,
tanto, que parecía una bruja.

El Hada Fea vivía en un bosque encantado en el que todo era perfecto, tan perfecto
que ella no encajaba en el paisaje, por eso se fue a vivir apartada en una cueva del
rincón más alejado del bosque. Allí cuidaba de los animalitos que vivían con ella, y
disfrutaba de la compañía de los niños que la visitaban para escuchar sus cuentos y
canciones. Todos la admiraban por su paciencia, la belleza de su voz y la dedicación
que prestaba a todo lo que hacía. Para los niños no era importante en absoluto su
aspecto.

- Hada, ¿por qué vives apartada? -le preguntaban los niños.


-Porque así vivo más tranquila -contestaba ella.

No quería contarles que en realidad era porque el resto de las hadas la rechazaban
por su aspecto.

Un día llegó una visita muy especial al bosque encantado. Era la reina suprema de
todas las hadas del universo: el Hada Reina. La cual estaba visitando todos los reinos,
países, bosques y parajes donde vivían sus súbditos para comprobar que realmente
cumplían su misión: llevar la belleza y la paz allá donde estuvieran.

Para comprobar que todo estaba en orden, el Hada Reina lanzaba un hechizo muy
peculiar, que ideaba en función de lo que observaba en cada lugar.

-Ilustrísima Majestad-dijo el Hada Gobernadora de aquel bosque encantado-. Podéis


ver que nuestro bosque encantado es un lugar perfecto donde reina la belleza y la
armonía.
-Veo que así parece -dijo el Hada Reina-. Veamos a ver si es verdad. Yo conjuro este
lugar para que en él reinen los colores más hermosos si lo que decís es verdad, o
para que desaparezca el color si realmente hay algo feo aquí.

Pero en ese momento, el bosque encantado empezó a quedarse sin colores, y todo
se volvió gris.

-Parece que no es verdad lo que me decís -dijo el Hada Reina-. Tendréis que buscar
el motivo de que vuestro hogar haya perdido el color. Cuando lo hagáis, este bosque
encantado recuperará todo su brillo y esplendor. Sólo cuando la auténtica belleza
viva entre vosotras este lugar volverá a ser perfecto.

Tras la visita del Hada Reina se reunieron urgentemente todas las hadas del consejo
del bosque encantado.
-Esto es cosa del Hada Fea -dijo una de las hadas del consejo-. Ella es la culpable.
-Vayamos a buscarla -dijo el Hada Gobernadora del bosque -. Hay que expulsarla de
aquí.

Todas las hadas fueron en busca del Hada Fea. Cuando la encontraron le pidieron
que se marchara. La pobre Hada Fea, pensando que era la culpable, se marchó.

Pero cuando cruzó las fronteras del bosque, éste dejó de ser gris y pasó a ser de
color negro.

Mientras los niños se enteraron de la noticia fueron rápidamente a hablar con el resto
de las hadas muy enfadados.
-¿Qué habéis hecho? ¿Por qué le habéis echado de aquí? -decían
llorando los niños -. Puede que el Hada Fea no sea muy bonita,
pero es mucho mejor que vosotras.
-¡Dejadla que vuelva a entrar! Ella es buena y cariñosa, y no como
vosotras que sois presumidas y egoístas. No es el Hada Fea quien
hace feo este lugar sino vuestro egoísmo.

El Hada Fea no andaba muy lejos del bosque y al escuchar a los


niños gritar enfadados volvió para ver qué ocurría.

-Niños, ¿qué ocurre? -dijo el Hada Fea entrando de nuevo en el


bosque.

Los niños corrieron a abrazarla. Todos menos uno, que se quedó


con la boca abierta.

- ¡Mirad eso! -dijo el niño. El suelo que acaba de pisar el Hada Fea ha recuperado su
color, y también las flores que tiene a su lado.

El resto de hadas comprendieron en ese momento lo equivocadas que habían estado.

-Hada Fea, perdónanos -dijo el Hada Gobernadora-. Pensábamos que estropeabas


nuestro bosque y no hemos sido capaces de ver que éramos nosotras quienes lo
hacíamos siendo injustas contigo. Tienes un corazón es bueno y puro. Te pedimos
que nos disculpes por favor.

El Hada Fea perdonó a sus hermanas y las acompañó por todo el bosque. Todo el
mundo pudo admirar el gran corazón de aquel hada que, aunque tenía una cara muy
fea, emocionaba a todos con su belleza interior.

Cenicienta

Érase una vez un hombre bueno que tuvo la desgracia de quedar viudo al poco tiempo
de haberse casado. Años después conoció a una mujer muy mala y arrogante, pero
que pese a eso, logró enamorarle.

Ambos se casaron y se fueron a vivir con sus hijas. La mujer tenía dos hijas tan
arrogantes como ella, mientras que el hombre tenía una única hija dulce, buena y
hermosa como ninguna otra. Desde el principio las dos hermanas y la madrastra
hicieron la vida imposible a la muchacha. Le obligaban a llevar viejas y sucias ropas
y a hacer todas las tareas de la casa. La pobre se pasaba el día barriendo el suelo,
fregando los cacharros y haciendo las camas, y por si esto no fuese poco, hasta
cuando descansaba sobre las cenizas de la chimenea se burlaban de ella.

- ¡Cenicienta! ¡Cenicienta! ¡Mírala, otra vez va llena de cenizas!

Pero a pesar de todo ella nunca se quejaba.

Un día oyó a sus hermanas decir que iban a acudir al baile que daba el hijo del Rey.
A Cenicienta le apeteció mucho ir, pero sabía que no estaba hecho para una
muchacha como ella.

Planchó los vestidos de sus hermanas, las ayudó a vestirse y peinarse y las despidió
con tristeza. Cuando estuvo sola rompió a llorar de pena por no poder ir al baile.
Entonces, apareció su hada madrina:

- ¿Qué ocurre Cenicienta? ¿Por qué lloras de esa manera?

- Porque me gustaría ir al baile como mis hermanas, pero no tengo forma.

- Mmmm… creo que puedo solucionarlo, dijo esbozando una amplia sonrisa.

Cenicienta recorrió la casa en busca de lo que le pidió su madrina: una calabaza, seis
ratones, una rata y seis lagartos. Con un golpe de su varita los convirtió en un
magnífico carruaje dorado tirado por seis corceles blancos, un gentil cochero y seis
serviciales lacayos.

- ¡Ah sí, se me olvidaba! - dijo el hada madrina.


Y en un último golpe de varita convirtió sus harapos en un magnífico vestido de tisú
de oro y plata y cubrió sus pies con unos delicados zapatitos de cristal.

- Sólo una cosa más Cenicienta. Recuerda que el hechizo se romperá a las doce de
la noche, por lo que debes volver antes.

Cuando Cenicienta llegó al palacio se hizo un enorme silencio. Todos admiraban su


belleza mientras se preguntaban quién era esa hermosa princesa. El príncipe no tardó
en sacarla a bailar y desde el instante mismo en que pudo contemplar su belleza de
cerca, no pudo dejarla de admirar.

A Cenicienta le ocurría lo mismo y estaba tan a gusto que no se dio cuenta de que
estaban dando las doce. Se levantó y salió corriendo de palacio. El príncipe,
preocupado, salió corriendo también aunque no pudo alcanzarla. Tan sólo a uno de
sus zapatos de cristal, que la joven perdió mientras corría.

Días después llegó a casa de Cenicienta un hombre desde palacio


con el zapato de cristal. El príncipe le había dado orden de que
se lo probaran todas las mujeres del reino hasta que encontrara
a su propietaria. Así que se lo probaron las hermanastras, y
aunque hicieron toda clase de esfuerzos, no lograron meter su
pie en él. Cuando llegó el turno de Cenicienta se echaron a reír,
y hasta dijeron que no hacía falta que se lo probara porque de
ninguna forma podía ser ella la princesa que buscaban. Pero
Cenicienta se lo probó y el zapatito le quedó perfecto.

De modo que Cenicienta y el príncipe se casaron y fueron muy felices y la joven


volvió a demostrar su bondad perdonando a sus hermanastras y casándolas con dos
señores de la corte.
Literatura medieval
Se denomina literatura medieval a todos aquellos trabajos
escritos principalmente en Europa durante la Edad Media, es
decir, durante aproximadamente mil años transcurridos desde
la caída del Imperio Romano de Occidente hasta los inicios
del Renacimiento a finales del siglo XV. La literatura de este
tiempo estaba compuesta básicamente de escritos religiosos,
concepto amplio y complejo, que abarca desde los escritos
más sagrados hasta los más profanos. A causa de la gran
amplitud espacial y temporal de este período se hace fácil
hablar de la literatura medieval en términos generales sin caer
en simplificaciones. Por ello, es más adecuado caracterizar las
obras literarias por su lugar de origen, su lenguaje o su
género.

Anonimato
Una gran cantidad de obras pertenecientes a la literatura
medieval son anónimas. Esto no es debido únicamente a la
falta de documentos de este período, sino también a que el
papel que jugaban los autores en aquella época difiere
considerablemente de la interpretación romántica del término en la actualidad. Los autores medievales
estaban sometidos a menudo a los escritores clásicos y a los Padres de la Iglesia católica, y tendían a
reescribir historias, que habían oído o leído, de forma embellecida, más que a crear historias nuevas. E
incluso cuando creaban una nueva historia no suele quedar claro quién era el autor, ya que atribuían
ciertas ideas a otros libros de otros autores. Esto hace que el nombre de los autores individuales sea
poco o nada importante y por ello, los grandes trabajos de la época nunca son atribuidos a una persona
en concreto.

Literatura religiosa

La Summa Theologiae de Santo Tomás de Aquino.

Los trabajos relacionados con la teología fueron el tipo de literatura


dominante a lo largo de la Edad Media; el clero católico era el centro
intelectual de la sociedad en esta época, razón por la que su
producción literaria fue, con diferencia, la más aprovechada.
Numerosos himnos de esta época han sobrevivido al paso del tiempo,
tanto litúrgicos como paralitúrgicos. La liturgia en sí misma no estaba
establecida y numerosos misales competían y alegaban concepciones
individuales de la misa. Ciertos estudiosos religiosos como Anselmo
de Canterbury, santo Tomás de Aquino y Pierre Abélard escribieron
largos tratados sobre teología y filosofía, tratando de reconciliar las
enseñanzas de los autores griegos y paganos romanos con las doctrinas de la Iglesia católica.
Las hagiografías, o las vidas de los Santos, también fueron escritas principalmente durante este período,
a modo de estímulo para el devoto y de advertencia para el resto.
La Leyenda Dorada de Santiago de la Vorágine alcanzó tal popularidad que, en su tiempo, fue
probablemente leído más a menudo que la Biblia. San Francisco de Asís fue otro prolífico poeta y los
seguidores de su orden, los franciscanos, solían escribir poemas como una expresión de su piedad. Las
obras Dies Irae (Día de la Ira) y Stabat Mater (Estaba la Madre) son probablemente dos de los mejores
poemas latinos en materia de religión. La poesía goliárdica (estrofas de cuatro líneas de versos
satíricos) fue una forma de arte utilizada por algunos clérigos para expresar su desacuerdo en algún
tema. El único escrito religioso ampliamente extendido y no escrito por clérigos fueron los juegos
misteriosos: perdiendo con el tiempo promulgaciones simples del tableaux de una escena bíblica sola,
cada auto religioso se convirtió en la expresión de su pueblo de los acontecimientos cruciales en la
Biblia. El texto de estas obras teatrales normalmente era controlado por las cofradías locales, y los autos
religiosos eran llevados a cabo regularmente en días festivos determinados, a menudo durando todo el
día y parte de la noche.
Durante la Edad Media, la población judía residente en Europa también produjo un cierto número de
escritores destacados. Maimónides, nacido en Córdoba (España), y Rashi, nacido en Troyes (Francia),
son dos de los más conocidos y que más influencia tuvieron de entre los autores judíos.

Género literario
No debe confundirse con el concepto más específico de Literatura de género.
Los géneros literarios son los distintos grupos o categorías en que podemos clasificar las obras
literarias atendiendo a su contenido y estructura. La retórica los ha clasificado en tres grupos
importantes: épico o narrativo, lírico y dramático, a los que se añade con frecuencia el género didáctico,
convirtiéndose en un punto de referencia para el análisis de la literatura.1 Así mismo, y desde el punto de
vista del autor, los géneros literarios son modelos de estructuración formal y temática que le permiten
establecer un esquema previo a la creación de su obra.
La clasificación de las obras literarias en géneros y subgéneros se atiene a criterios semánticos,
sintácticos, fonológicos, discursivos, formales, contextuales, situacionales y afines. En la historia, ha
habido varias clasificaciones de los géneros literarios, por lo que no se puede determinar una
categorización de todas las obras siguiendo un criterio común.

Clasificación de los Géneros literarios[editar]


Géneros
La clasificación de los géneros literarios se inicia con Aristóteles, quien en su obra La Poética distingue
los siguientes:

 El género épico: actualmente asimilado al género narrativo. En su origen fue un género literario en
el que el autor presentaba hechos legendarios, generalmente haciéndolos pasar por verdaderos o
basados en la verdad. Su forma de expresión habitual es la narración, aunque pueden
entremezclarse también la descripción y el diálogo. En algunos casos, la épica no es escrita, sino
contada oralmente por los rapsodas.

 El género lírico: en el que el autor transmite sentimientos, emociones o sensaciones respecto a una
persona u objeto de inspiración. La expresión habitual del género lírico es el poema. Aunque los
textos líricos suelen utilizar como forma de expresión el verso, hay también textos líricos en prosa
(prosa poética).

 El género dramático: fundamentalmente ligado al teatro, es aquel que representa algún episodio o
conflicto de la vida de los seres humanos por medio del diálogo de los personajes. Sus rasgos más
característicos son el uso del diálogo y que no aparece la figura del narrador. Este género está
destinado a ser representado, por lo que abarca todo lo escrito para el teatro. El fin de una obra del
género dramático, aunque puede ser leída, es su representación en un escenario ante unos
espectadores. Esta tarea es llevada a cabo por los actores, que encarnan a los personajes y que
son conducidos por un director.
Cada uno de estos géneros vendría definido por un modo de expresión y un estilo propio que debía
adecuarse a su finalidad estética. Cualquiera de ellos puede expresarse en verso o en prosa.
Subgéneros
Los cuatro grandes géneros literarios bajo la visión moderna (narrativa, lírica, dramática y didáctica)
comprenden cada uno de ellos una variedad de subgéneros, en algunos textos definidos como «formas
literarias». Fundamentalmente son:
Subgéneros narrativosLa épica: referida a las hazañas de uno o más héroes y las luchas reales o
imaginarias en las que han participado. Su forma de expresión tradicional ha sido el verso, bajo la forma
de poemas épicos cuya finalidad última es la exaltación o engrandecimiento de un pueblo.

 La epopeya: en una edad antigua de carácter mítico. Sus personajes son dioses y seres mitológicos.
Entre las epopeyas más importantes se encuentran la Ilíada y la Odisea.

 El cantar de gesta: cuenta hazañas realizadas por los caballeros de la Edad Media. Generalmente
son leyendas heroicas de un pueblo, como el Cantar de los nibelungos y el Cantar de mio Cid.

 El cuento: una narración breve basada o no en hechos reales, inspirada o no en anteriores escritos
o leyendas, cuya trama es protagonizada por un grupo reducido de personajes, y que tiene un
argumento relativamente sencillo.

 La novela: una obra literaria en prosa en la que se narra una acción fingida en todo o en parte, y
cuyo fin es causar placer estético a los lectores con la descripción o pintura de sucesos o lances
interesantes, así como de caracteres, pasiones y costumbres. Es la forma literaria más practicada
en la actualidad. Existe una gran diversidad de tipos o géneros de novelas. Según el teórico Michael
Bajtín, la novela es el género que representa un mayor grado de complejidad en la construcción de
sus ideas.2

 La fábula: composición literaria breve en la que los personajes casi siempre son animales que
presentan características humanas como el hablar. Estas historias incluyen una enseñanza
o moraleja de carácter instructivo que suele figurar al final del texto, por lo que se considera que
poseen un carácter mixto narrativo y didáctico.
Subgéneros líricos antiguos

 La lírica coral de la Grecia clásica (Oda, himno, anacreóntica, epitalamio, peán).


 Canción: Un poema admirativo que expresa una emoción o sentimiento.
 Himno: Una canción muy exaltada (religiosa, nacional o patriótica).
 Oda: Un poema reflexivo y meditativo que tiende a exaltar y elogiar un tema o asunto.
 Elegía: Un poema meditativo y melancólico.
 Égloga: Un poema bucólico.
 Sátira: Un poema mordaz.
 Epigrama: poema mordaz, conciso, generalmente escrito en verso.
 Romance: poema narrativo característico de la tradición oral compuesto usando la combinación
métrica homónima.
Subgéneros líricos modernos y contemporáneosSoneto: Composición poética formada por catorce
versos de arte mayor, generalmente endecasílabos, y rima consonante, que se distribuyen en dos
cuartetos y dos tercetos. "el soneto castellano es de influencia italiana y se empieza a ensayar en el
siglo XV".

 Madrigal: Poema lírico breve, generalmente amoroso, que expresa un cumplido elogioso dirigido a
una dama, y en el que se combinan versos de 11 y 7 sílabas. Composición musical renacentista
escrita para varias voces, con o sin acompañamiento de instrumentos, de tema profano,
generalmente amoroso, y cuya letra solía ser un poema culto.
Subgéneros dramáticos
Son las distintas variedades del drama u obra de teatro, constituida por diálogos entre personajes y con
un cierto orden.34

 La tragedia, en la que los personajes protagónicos se ven enfrentados de manera misteriosa,


invencible e inevitable contra el destino o los dioses.
 La comedia, una obra que presenta una mayoría de escenas y situaciones humorísticas o festivas.
 El melodrama, en la que los aspectos sentimentales, patéticos o lacrimógenos de la obra se
exageran con la intención de provocar emociones en el público.
 La tragicomedia, en la que se mezclan los elementos trágicos y cómicos, aunque también hay lugar
para el sarcasmo y la parodia.
 La farsa, cuya estructura y trama están basadas en situaciones en que los personajes se comportan
de manera extravagante y extraña, aunque por lo general manteniendo una cuota de credibilidad.
Subgéneros didácticos
Actualmente también se consideran formas literarias aquellas que son didácticas como:

 El ensayo.
 La biografía.
 La crónica.
 La oratoria: discurso forense, festivo, político; pregón, arenga, exaltación...
 La epístola o carta.
 El tratado científico o filosófico.
 La fábula, con carácter mixto entre narrativo y didáctico.
 La novela didáctica.
 El diálogo.
 El poema didáctico extenso, como Phainomena del griego Arato, o De rerum natura de Lucrecio,
las Geórgicas de Virgilio y el Astronomicon de Manilio, todos romanos, o el Ensayo sobre el
hombre del inglés Alexander Pope.
Ejemplo de Novela

La buenaventura (Alarcón)
La buenaventura
de Pedro Antonio de Alarcón

No sé que día de Agosto del año 1816 llegó a las puertas de la Capitanía General de Granada cierto
haraposo y grotesco gitano, de sesenta años de edad, de oficio esquilador y de apellido o sobrenombre
"Heredia", caballero en flaquísimo y destartalado burro mohino, cuyos arneses se reducían a una soga
atada al pescuezo; y, echado que hubo pie a tierra, dijo con la mayor frescura «que quería ver al Capitán
General.»
Excuso añadir que semejante pretensión excitó sucesivamente la resistencia del centinela, las risas de
los ordenanzas y las dudas y vacilaciones de los edecanes antes de llegar a conocimiento del
Excelentísimo Sr. D. Eugenio Portocarrero, conde del Montijo, a la sazón Capitán General del antiguo
reino de Granada... Pero como aquel prócer era hombre de muy buen humor y tenía muchas noticias de
Heredia, célebre por sus chistes, por sus cambalaches y por su amor a lo ajeno..., con permiso del
engañado dueño, dió orden de que dejasen pasar al gitano.
Penetró éste en el despacho de Su Excelencia, dando dos pasos adelante y uno atrás, que era como
andaba en las circunstancias graves, y poniéndose de rodillas exclamó:
- ¡Viva María Santísima y viva su merced, que es el amo de toitico el mundo!
- Levántate; déjate de zalamerías, y dime qué se te ofrece... -respondió el Conde con aparente sequedad.
Heredia se puso también serio, y dijo con mucho desparpajo:
- Pues, señor, vengo a que se me den los mil reales.
- ¿Qué mil reales?
- Los ofrecidos hace días, en un bando, al que presente las señas de Parrón.
- Pues ¡qué! ¿tú lo conocías?
- No, señor.
- Entonces....
- Pero ya lo conozco.
- ¡Cómo!
- Es muy sencillo. Lo he buscado; lo he visto; traigo las señas, y pido mi ganancia.
- ¿Estás seguro de que lo has visto? -exclamó el Capitán General con un interés que se sobrepuso a sus
dudas.
El gitano se echó a reír, y respondió:
- ¡Es claro! Su merced dirá: este gitano es como todos, y quiere engañarme. ¡No me perdone Dios si
miento!. Ayer ví a Parrón.
- Pero ¿sabes tú la importancia de lo que dices? ¿Sabes que hace tres años que se persigue a ese
monstruo, a ese bandido sanguinario, que nadie conoce ni ha podido nunca ver? ¿Sabes que todos los
días roba, en distintos puntos de estas sierras, a algunos pasajeros; y después los asesina, pues dice que
los muertos no hablan, y que ése es el único medio de que nunca dé con él la Justicia? ¿Sabes, en fin,
que ver a Parrón es encontrarse con la muerte?
El gitano se volvió a reír, y dijo:
- Y ¿no sabe su merced que lo que no puede hacer un gitano no hay quien lo haga sobre la tierra?
¿Conoce nadie cuándo es verdad nuestra risa o nuestro llanto? ¿Tiene su merced noticia de alguna zorra
que sepa tantas picardías como nosotros? Repito, mi General, que, no sólo he visto a Parrón, sino que he
hablado con el.
- ¿Dónde?
- En el camino de Tózar.
- Dame pruebas de ello.
- Escuche su merced. Ayer mañana hizo ocho días que caímos mi borrico y yo en poder de unos ladrones.
Me maniataron muy bien, y me llevaron por unos barrancos endemoniados hasta dar con una plazoleta
donde acampaban los bandidos. Una cruel sospecha me tenía desazonado. «¿Será esta gente de Parrón?
(me decía a cada instante.) ¡Entonces no hay remedio, me matan!..., pues ese maldito se ha empeñado
en que ningunos ojos que vean su fisonomía vuelvan a ver cosa ninguna.»
Estaba yo haciendo estas reflexiones, cuando se me presentó un hombre vestido de macareno con mucho
lujo, y dándome un golpecito en el hombro y sonriéndose con suma gracia, me dijo:
- Compadre, ¡yo soy Parrón!
Oír esto y caerme de espaldas, todo fue una misma cosa.
El bandido se echó a reír.
Yo me levanté desencajado, me puse de rodillas, y exclamé en todos los tonos de voz que pude inventar:
- ¡Bendita sea tu alma, rey de los hombres!... ¿Quién no había de conocerte por ese porte de príncipe real
que Dios te ha dado? ¡Y que haya madre que para tales hijos! ¡Jesús! ¡Deja que te dé un abrazo, hijo mío!
¡Que en mal hora muera si no tenía gana de encontrarte el gitanico para decirte la buenaventura y darte
un beso en esa mano de emperador! ¡También yo soy de los tuyos! ¿Quieres que te enseñe a cambiar
burros muertos por burros vivos? ¿Quieres vender como potros tus caballos viejos? ¿Quieres que le
enseñe el francés a una mula?
El Conde del Montijo no pudo contener la risa. Luego preguntó:
- Y ¿qué respondió Parrón a todo eso? ¿Qué hizo?
- Lo mismo que su merced; reírse a todo trapo.
- ¿Y tú?
- Yo, señorico, me reía también; pero me corrían por las patillas lagrimones como naranjas.
- Continúa.
En seguida me alargó la mano y me dijo:
- Compadre, es V. el único hombre de talento que ha caído en mi poder. Todos los demás tienen la maldita
costumbre de procurar entristecerme, de llorar, de quejarse y de hacer otras tonterías que me ponen de
mal humor. Sólo V. me ha hecho reír: y si no fuera por esas lágrimas....
- Qué, ¡señor, si son de alegría!
- Lo creo. ¡Bien sabe el demonio que es la primera vez que me he reído desde hace seis u ocho años!
Verdad es que tampoco he llorado.
- Pero despachemos. ¡Eh, muchachos!
Decir Parrón estas palabras y rodearme una nube de trabucos, todo fue un abrir y cerrar de ojos.
- ¡Jesús me ampare! -empecé a gritar-.
- ¡Deteneos! -exclamó Parrón-. No se trata de eso todavía. Os llamo para preguntaros qué le habéis
tomado a este hombre.
- Un burro en pelo.
- ¿Y dinero?
- Tres duros y siete reales.
- Pues dejadnos solos.
Todos se alejaron.
- Ahora dime la buenaventura, -exclamó el ladrón, tendiéndome la mano.
Yo se la cogí; medité un momento; conocí que estaba en el caso de hablar formalmente, y le dije con
todas las veras de mi alma:
- Parrón, tarde que temprano, ya me quites la vida, ya me la dejes..., ¡morirás ahorcado!
- Eso ya lo sabía yo... -respondió el bandido con entera tranquilidad-. Dime cuándo.
Me puse a cavilar.
Este hombre (pensé) me va a perdonar la vida; mañana llego a Granada y doy el cante; pasado mañana
lo cogen... Después empezará la sumaria...
- ¿Dices que cuándo? -le respondí en alta voz-. Pues ¡mira! va a ser el mes que entra.
Parrón se estremeció, y yo también, conociendo que el amor propio de adivino me podía salir por la tapa
de los sesos.
- Pues mira tú, gitano... -contestó Parrón muy lentamente-. Vas a quedarte en mi poder... ¡Si en todo el
mes que entra no me ahorcan, te ahorco yo a ti, tan cierto como ahorcaron a mi padre! Si muero para esa
fecha, quedarás libre.
- ¡Muchas gracias! -dije yo en mi interior-. ¡Me perdona... después de muerto!
Y me arrepentí de haber echado tan corto el plazo.
Quedamos en lo dicho: fui conducido a la cueva, donde me encerraron, y Parrón montó en su yegua y
tomó el tole por aquellos breñales....
- Vamos, ya comprendo... -exclamó el Conde del Montijo-. Parrón ha muerto; tú has quedado libre, y por
eso sabes sus señas...
- ¡Todo lo contrario, mi General! Parrón vive, y aquí entra lo más negro de la presente historia.

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