Roberto Castellón

“Género bastardo”
En La crónica latinoamericana como espacio de resistencia al periodismo hegemónico
Adriana Callegaro, María Cristina Lago, Mariana Quadrini, Fernando Bragazzi, inician su
informe con dos hipótesis: 1) Las crónicas seleccionadas inauguran nuevos puntos de vista y
perspectivas respecto a la mirada del periodismo hegemónico sobre la vida cotidiana de sectores
populares, a partir de recursos narrativos propios de la literatura y un determinado enfoque
histórico y cultural de sus autores. 2) Las piezas periodísticas elegidas muestran un
desplazamiento de sentido en las formas de representación de actores, prácticas y procesos con
respecto al registro clásico del periodismo hegemónico, más enfocado en reproducir
representaciones autorizadas, es decir, acordes al orden cultural dominante, a la lógica masiva y
del imaginario compartido por el público. (Callegaro: 7, 2010-2011).
Los investigadores para examinar sus hipótesis harán un recorrido conceptual
problematizando la definición de la crónica, por ejemplo Villoro Lanza dirá que “La crónica es
un animal cuyo equilibrio biológico depende de no ser como los siete animales distintos que
podría ser.” (Callegaro: 15, 2010-2011). Seguidamente harán un recorrido histórico, teórico-
metodológico, apuntando entre otros que la irrupción de la literatura sobre el periodismo ha sido
determinante para trastocar la narración de hechos cotidianos, irrupción a través de la cual la
crónica intentará romper el carácter de fuentes autorizadas del periodismo, a partir de contar
historias reales en un registro más cercano a lo literario que a lo periodístico, facilitando voz a
espacios o situaciones que generalmente callan; provocando una ruptura en los registros
legitimados por la sociedad y las instituciones, dando lugar a que se pueda fugar hacia el universo
de lo desacostumbrado. De ese modo instaurará una lucha simbólica en la que se intentará
imponer el lenguaje de la insignificancia, en palabras de Benjamín un lenguaje “abstraído,
recortado y fijado por la mirada de Medusa”. La crónica buscará soportes contemporáneos de
difusión con los que intentará legitimar su discurso, medios que responderán a nuevas
condiciones tecnológicas, culturales, sociales y económicas. A partir de ello intervendrá en la
realidad, produciendo un encuentro entre el lector y lo que no se le muestra, provocando en este
último la facultad de cuestionar o al menos reflexionar sobre el conjunto de creencias, valores,
prácticas y representaciones establecidas, con lo que se intentará transformar la historia de las
formas de producción y el consumo cultural.