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El criterio subjetivo puede ser apropiado para delimitar un trastorno de ansiedad, pero
desde luego inadecuado para el diagnóstico de un cuadro de esquizofrenia. Un aspecto adicional
de suma relevancia futura en psicopatología es la necesidad de considerar no solo lo negativo, es
decir, la normalidad o enfermedad, sino también la faceta positiva, la salud, la cual no es
únicamente ausencia del trastorno, sino también presencia de bienestar.
Los diversos criterios de anormalidad se han venido plasmando de forma más o menos
consistente en modelos generales que tratan de dar cuenta sobre los diferentes problemas que
plantea la psicopatología. No todos los modelos revisten el mismo grado de cientificidad,
coherencia y poder predictivo y explicativo sobre la conducta anormal. Hemos hecho hincapié en
tres de estos modelos por su particular relevancia actual: El Biomédico (biológico), El Conductual y
el Cognitivo.
La perspectiva biológica asume como principio fundamental que el trastorno mental es una
enfermedad. Así, las alteraciones psicopatológicas se producen porque existen anormalidades
biológicas subyacentes. El tratamiento deberá corregir esas anormalidades orgánicas.
Según Buss, y en relación con las causas del trastorno pueden distinguirse 3 tipos de enfermedad:
Los defensores del Modelo Biológico entienden el comportamiento anormal como una
enfermedad producida por el funcionamiento patológico de alguna parte del organismo. Se
presupone que la alteración del cerebro (orgánico o funcional), o en última instancia del SNC, es la
causa primaria de la conducta anormal. Los clínicos han distinguido tradicionalmente los
“trastornos mentales orgánicos” de los “trastornos mentales funcionales”.
Los trastornos mentales orgánicos son aquellos que tienen causas físicas claras. Ej: Corea
de Huntington, enfermedad de Alzheimer.
Los trastornos mentales funcionales son patrones de conducta anormales sin claros
indicios de alteraciones orgánicas cerebrales, como los trastornos de ansiedad, depresión
y esquizofrenia. Los estudios sobre el efecto que las drogas tienen en el cerebro han
contribuido a que se conozca mejor su funcionamiento en relación a los trastornos
mentales que responden positivamente a ciertos psicofármacos. Así se sabe que las
alteraciones en la actividad de diversos neurotransmisores se pueden asociar a distintos
trastornos mentales.
MODELO CONDUCTUAL
La base del modelo conductual se encuentra en el desarrollo y aplicación de los principios
del aprendizaje llevado a cabo en EEUU: Watson: Condicionamiento de respuestas emocionales;
Thorndike: Conductas instrumentales, "ley del efecto"; Hull: Variables intermedias motivacionales
(impulso o drive)… Pero los antecedentes más remotos se remontan a los autores soviéticos:
Sechenov, Paulov, Bechterev. Su influencia se plasmó a través de la influencia de Watson en 2
conceptos fundamentales: uno metodológico, el objetivismo, y otro teórico, el condicionamiento.
Rachman y Costello resumen los aspectos esenciales de la teoría conductual de las fobias:
Los estímulos neutros que tienen relación con la situación que produce miedo o impacto
sobre la persona en esta situación, desarrollarán cualidades fóbicas con mayor
probabilidad que los estímulos débiles o ajenos a la situación.
Las asociaciones entre situaciones de miedo muy intenso y estímulos neutros, producirán
con mayor probabilidad reacciones fóbicas.
A principios de los 60, el modelo conductual se perfila como nuevo paradigma de la Psicología
clínica.
El Modelo Conductual surgió como una reacción a las inadecuaciones del modelo médico,
a los planteamientos especulativos, subjetivos e intuitivos de la época, y como intento de aplicar
los principios de la psicología experimental al campo del comportamiento normal. EL modelo
conductual se formula de forma prioritaria en relación con los trastornos neuróticos, y sus principios
fundamentales son la objetividad y el aprendizaje de los trastornos del comportamiento (principios
del condicionamiento clásico y operante). Entiende los problemas psicopatológicos como
conductas desadaptativas aprendidas a través de la historia del individuo (importancia del
ambiente), rechaza el concreto de enfermedad por considerar que, aunque puede ser apropiado
para las enfermedades físicas, no se ajusta a los problemas de conductas.
El modelo conductual cumple los requisitos de una teoría científica. Sus hipótesis han sido
probadas experimentalmente, y como tal el modelo ha servido para explicar y predecir eficazmente
la conducta desadaptada, la aplicación de los principios del modelo conductual, mediante la
denominada terapia de conducta, ha resultado ser superior a otros procedimientos de intervención
terapéutica conocidos. En la actualidad, el modelo evoluciona hacia una mayor consideración de
los componentes cognitivos relacionados con la conducta anormal.
MODELO COGNITIVO
Las fuentes de la psicología cognitiva son más dispersas que la de la psicología
conductual. Además de la Teoría del PI como antecedente reciente, hay que considerar otras como
la Psicología de la Gestalt. Sus planteamientos influyeron decisivamente no sólo en la percepción
de los objetos en el mundo físico, sino en la percepción de los objetos sociales. Psicólogos
sociales como Lewin, Heider y Festinger enfatizaban la importancia de la percepción consciente y
de su evaluación. Aludían a conceptos mentalistas como "expectativa", "nivel de aspiración",
"balance"…). Ninguno de estos conceptos posee una correspondencia unívoca con el
comportamiento observable, pero son conceptos hipotéticos que explican ese comportamiento.
1. Teoría del procesamiento de la información; desde esta línea ha influido de forma decisiva
el desarrollo de las ciencias de la computación y, a su vez, la simulación del procesamiento
de la información del cerebro humano a partir del funcionamiento del ordenador (se trata
de estudiar los fenómenos mentales a partir de procedimientos externos de simulación).
2. Psicología de la Gestalt y psicología social cognitiva; concepto esenciales como los de
expectativa, atribución, valores, creencias, etc, se desarrollan a parir de estos movimientos
teóricos.
Todas esas fuentes cada una a su modo, han influido y están influyendo de forma
semejante en la psicopatología cognitiva. Así mientras que la teoría del procesamiento de la
información se ha aplicado más a los procesos y estructuras mentales, la influencia de la psicología
social ha sido en general más patente sobre los contenidos mentales.
La realidad clínica no se ajusta bien a los modelos que la respaldan. Ej: aplicación de la
terapia de la conducta. El enorme distanciamiento entre la teoría y la práctica se debe a lo que
Lazarus definía como eclecticismo técnico. Aunque un científico no debe ser un ecléctico, un
clínico no debe o no puede permitirse el lujo de no ser ecléctico. Un acercamiento crítico a esta
problemática podría ser una aproximación multidisciplinar en lo que concierne a los problemas
psicopatológicos.
Tal vez, la aproximación multidisciplinar sea más bien metodológica que epistemológica.
En la actualidad, tanto los psicopatólogos conductuales como los cognitivos emplean el sistema
categorial vigente de clasificación y diagnóstico de la APA (fruto principalmente del modelo
médico). El problema surge cuando se trata de hacer una aproximación multidisciplinar
epistemológica de sistemas teóricos irreconciliables, lo que crea una incompatibilidad entre los dos
principales modelos de la psicopatología. Si la "revolución cognitiva" consiste en introducir el uso
de variables intervinientes teóricas como el pensamiento, más que un cambio de paradigma, en
realidad es un retorno al conductismo metodológico (Tolman). Un psicólogo cognitivista puede ser
conductista o mentalista dependiendo del estatus de los términos "intencionales" (que sean
trasladados en términos conductuales o no).
Muchas de las teorías psicopatológicas que se han propuesto como cognitivas, son
igualmente conductuales. Existe interrelación entre los procesos conductuales y cognitivos (el
condicionamiento genera cogniciones que, a su vez, afectan al curso del condicionamiento). El
condicionamiento pavloviano (neocondicionamiento) se entiende actualmente en términos de
procesamiento de la información (modelo SOP de Wagner: estímulos como unidades de
información). Ni el condicionamiento se limita a lo involuntario, inconsciente y automático, ni lo
cognitivo, a lo controlado, voluntario y consciente.
Según Rappe, los términos cognitivo y condicionado han sido utilizados durante muchos
años con un sentido político. Si abandonamos las inclinaciones políticas respecto al
condicionamiento vs cognición, y utilizamos orientaciones (E-E) más contemporáneas, ciertos
fenómenos psicopatológicos pueden comenzar a ser comprendidos desde la perspectiva del
condicionamiento.