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RESUMEN SISTEMA ÓSEO

El sistema locomotor es el que permite al ser humano moverse y le otorga


protección al resto de órganos y sistemas del cuerpo humano. El aparato
locomotor está formado por el sistema óseo y el sistema muscular, que están
comprendidos por huesos, articulaciones, ligamentos, músculos y tendones.

Los Osteocitos son osteoblastos maduros no divididos que han sido rodeados
por una matriz y yacen ahora dentro de una laguna y mantienen el tejido
óseo.
Los osteoblastos son células productoras de proteínas que se encargan
directamente de la formación y posterior organización de la matriz
extracelular del órgano óseo y de su posterior mineralización. También de la
liberación de algunos elementos indispensables para la reabsorción ósea.
Los Osteoclastos son células gigantes multinucleadas responsables de la
erosión activa de los minerales del hueso. Se forman tras la fusión de diversas
células precursoras y contienen un gran número de mitocondrias y lisosomas.
El sistema óseo no sólo sirve para sostener, sino también para proteger los
órganos de nuestro cuerpo. En la medula ósea roja se producen las células
sanguíneas y ayuda a mantener la homeóstasis, que es cuando hay
demasiado calcio en la sangre, los huesos almacenan el exceso en el tejido
óseo y si hay poco calcio en la sangre, los huesos liberan calcio.

La estructura del Esqueleto está conformada por 200 huesos formados por
tejido óseo, cartílagos, médula ósea y el periostio o membrana que rodea los
huesos.
Un hueso largo tiene Diáfisis, que es la parte alargada del hueso; Epífisis, que
son los extremos del hueso; Metáfisis que es la unión de la diáfisis con la
epífisis; Cartílago articular que es una fina capa de cartílago hialino que
recubre la epífisis donde el hueso se articula con otro hueso. El cartílago
reduce la fricción y absorbe choques y vibraciones; Periostio que es la
membrana que rodea la superficie del hueso no cubierta por cartílago y está
compuesta por dos capas: La capa exterior, formada por un tejido que
contiene los vasos sanguíneos, vasos linfáticos y nervios que pasan al hueso y
la capa osteogénica que contiene células óseas de varios tipos, fibras elásticas
y vasos sanguíneos.
El periostio es esencial en el crecimiento óseo, en su reparación y en su
nutrición.
La Cavidad medular es cilíndrica y está situada en la parte central de la diáfisis
y en los adultos contiene la médula ósea amarilla. Esta cavidad está tapizada
por el Endostio, una membrana que contiene las células ósteoprogenitoras.
El hueso se clasifica en compacto o esponjoso, de acuerdo al tamaño de los
espacios que hay entre sus componentes, donde se forman pequeños canales
por donde circulan los vasos sanguíneos encargados del intercambio de
nutrientes.
El Hueso compacto está en la mayor parte de la diáfisis de los huesos largos
así como de la parte externa de todos los huesos del cuerpo, dando
protección y soporte. Tiene una estructura de láminas o anillos concéntricos
alrededor de canales centrales llamados canales de Havers que se extienden
longitudinalmente.
Los canales de Havers están conectados con los canales de Volkmann que
perforan el periostio. Ambos canales son utilizados por los vasos sanguíneos,
linfáticos y nervios para extenderse por el hueso. Entre las láminas
concéntricas de matriz mineralizada hay pequeños orificios o lagunas donde
se encuentran los osteocitos. Para que estas células puedan intercambiar
nutrientes con el líquido intersticial, cada laguna dispone de una serie de
canalículos por donde se extienden prolongaciones de los osteocitos. Los
canalículos están conectados entre sí y eventualmente a los canales de
Havers.
El sistema de Havers u Osteón, está formado por el conjunto de un canal
central, las láminas concéntricas que lo rodean y las lagunas, canalículos y
osteocitos en ellas incluídos. Las láminas entre los osteones se llaman láminas
intersticiales.
El Hueso esponjoso no contiene osteones, sino que las láminas intersticiales
están dispuestas de forma irregular formando unos tabiques o placas
llamadas trabéculas. Estos tabiques forman una estructura esponjosa
dejando huecos que están llenos de la médula ósea roja.
Dentro de las trabéculas están los osteocitos que están en sus lagunas con
canalículos. Así, los vasos sanguíneos penetran directamente en el hueso
esponjoso y permiten el intercambio de nutrientes con los osteocitos.
El hueso esponjoso es el principal constituyente de las epífisis de los huesos
largos y del interior de la mayor parte de los huesos.
La composición química del hueso es del 25% de agua, 45% de materia
inorgánica (minerales como fosfato y carbonato de calcio) y el 30% de materia
orgánica (células óseas, colágeno y otras proteínas). El peso de los
componentes inorgánicos es, 65% óseo y 35% de componentes orgánicos. La
remodelación ósea es un proceso donde los minerales de los huesos son
intercambiados y reemplazados con los componentes orgánicos. Está
regulado por las hormonas y los alimentos que ingerimos y que aportan
vitaminas que son de vital importancia para la formación del hueso y su
correcto funcionamiento.
Los constituyentes orgánicos son, el colágeno tipo I que es el principal
componente de la matriz ósea, la osteonectina que es una fosfoproteína que
interacciona con el colágeno y con las sales inorgánicas. Otras proteínas óseas
morfogenéticas no colagenosas son la osteopontina, producida por los
osteoblastos. Las células que componen el tejido óseo son: los osteoblastos
que sintetizan y secretan la parte orgánica de la matriz ósea durante su
formación. Los osteocitos que mantienen la matriz ósea que se ubica en
cavidades o lagunas rodeadas por el material intercelular calcificado y los
osteoclastos que reabsorben el tejido óseo, que participa en los procesos de
remodelación de los huesos.
Los constituyentes inorgánicos son, la hidroxiapatita o fosfato tricálcico y
carbonato cálcico. En cantidades pequeñas se encuentran los sulfatos,
fluoruros e hidróxido de magnesio. Todas estas sales se encuentran
depositadas en una retícula formada por las fibras de colágeno. El proceso
por el cual estas sales se depositan y se cristalizan en la retícula se
denomina calcificación. La dureza del hueso se debe a sus componentes
minerales, sin la existencia de la retícula de colágeno el hueso sería frágil. Las
fibras de colágeno y otras proteínas presentes en la matriz aportan
flexibilidad y resistencia a la tensión.

El esqueleto está conformado por el esqueleto axial y apendicular. El


esqueleto axial tiene 80 huesos a lo largo del eje central del cuerpo humano.
Está compuesto por seis partes; el cráneo, los huesos auditivos, el hueso
hioides, la reja costal, esternón y columna vertebral. Los huesos planos
contienen el cerebro, la médula espinal y otros órganos vitales. Es el eje
central del cuerpo y donde se articula el esqueleto apendicular. Conforme
envejece el esqueleto, los huesos se debilitan, exceptuando al cráneo que
protege al cerebro de las lesiones.
El esqueleto apendicular tiene 126 huesos que forman los miembros
inferiores y superiores. Está formado por las clavículas, los omóplatos, los
húmeros, radios, cúbitos, todos los huesos del carpo (manos y muñecas), los
huesos ilíacos, el fémur, la tibia, el peroné y todos los huesos del tobillo y del
pie. Todos estos huesos son bilaterales. La función principal del esqueleto
apendicular es el movimiento. Sus partes principales son los brazos, las partes
de los hombros, y las piernas que están conectadas al cuerpo por la pelvis.

El sistema muscular es un conjunto de músculos que y su función principal es


dar al esqueleto movimiento, estabilidad y forma.

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