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Universidad Nacional Mayor de San Marcos

UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

FACULTAD DE INGENIERÍA DE
SISTEMAS E INFORMÁTICA

CRISIS DE LAS PROFESIONES EN LA


SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
Curso: Ética de la Profesión.

Profesor(a): Trujillo Trejo, John Ledgard.

Integrantes: Rodríguez Lazo, Carlos Manuel.


Rojas Camargo, Melinna Victoria.
Tueros Huapaya, Diego Rafael.
Velazco Huere, Leydi Mabel.
Zevallos Navarro, Marysabel Araccelli.

LIMA-PERÚ
AÑO 2017

Ética de la Profesión
Universidad Nacional Mayor de San Marcos

INDICE
Introducción................................................................................. 3
La crisis de las profesiones en la Sociedad del Conocimiento ...... 4
¿Qué es sociedad del conocimiento? .......................................... 5
Crisis de la profesión ................................................................... 7
Transformaciones de la universidad ........................................... 9
El problema del contexto .......................................................... 9
La supervivencia cultural ......................................................... 9
El libre comercio de la educación .......................................... 10
Conclusión ................................................................................. 11

Ética de la Profesión
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Introducción

El mundo profesional se ve afectado constantemente por su entorno, diversos factores


modifican las variadas profesiones existentes en cada país y sociedad. El profesional, por
consecuente, también percibe estos cambios.
El estudio, el trabajo, la economía, la vida en general no es la misma de hace unos años.
Los objetivos y fines de cada una de estas áreas también han sido modificadas, y estas
áreas, al tener modificaciones, originan una crisis en el actual profesional.
¿Conocimiento? ¿Habilidad técnica? ¿Saber o ser útil para la sociedad?
Darle más importancia al conocimiento y al seguir procedimientos o a la capacidad de
innovar y ser creativo, o la disyuntiva entre hacer lo que se quiere o lo que genere más
beneficios debido a que el factor económico es un factor importante que considerar, o
también el hecho de tener que ser el mejor tratando de encajar en ciertas características
fijadas por las empresas contratantes: la competitividad.
Ante todo esto, lo único que busca hacer el profesional es sobrevivir en un mundo con
tan bruscos cambios últimamente.
El presente trabajo intentará explicar con más detalle de qué trata este asunto. Desde
explicar qué es la sociedad de conocimiento, cómo se relaciona con la sociedad de
mercado y qué tiene que ver en este aspecto la vida profesional.

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La crisis de las profesiones en la Sociedad del


Conocimiento
Vivimos en un mundo en el cual debemos esforzarnos cada día por lograr una sociedad
mejor, la misma que se vea expresada en una convivencia sana, un respeto mutuo y en la
cual la práctica de los valores no sea una casualidad. Para este objetivo coincido con todos
aquellos que consideran indispensable una formación de la persona basada en su
desarrollo humano, fundamentado en el principio de que el hombre es un ser capaz de ser
mejor, para bienestar suyo y el de los demás.
La manera de aprender u obtener conocimientos ha tomado un cambio drástico en estos
últimos años y frente a esta transformación de los saberes y el conocimiento y los lugares
tradicionales que éstos ocupaban ante la presente crisis de identidad y la práctica
profesional del individuo, es importante estar informado acerca de lo que acontece hoy
en día.
La transformación de los saberes y las profesiones en la llamada sociedad del
conocimiento debería implicar como requisito, tener en claro lo que significa “sociedades
del desconocimiento”, esto es, del no reconocimiento de la pluralidad de saberes y otras
competencias culturales que comparten tanto las mayorías y minorías actualmente.
Saberes y competencias que ni la sociedad ni la propia universidad saben valorar e
incorporar a sus actualizados mapas del “conocimiento”.
El método de siempre: mirar fijamente un libro y leer de izquierda a derecha, de arriba
abajo; ha sido “desplazado”, por ejemplo, por los tan famosos libros electrónicos.
Pero, entonces, ¿cuál es el problema con toda esta revolución?
No es la revolución en sí, sino, el paradigma desfasado que tienen las autoridades que nos
ofrecen conocimientos.
Tener la teoría del conocimiento implica también tener conciencia del desconocimiento,
ya aclarado antes, es decir, lo que, hasta antes de este cambio, se consideraba como
primordial y único, no lo es. No se valoraba la variedad cultural sobresaliente en
sociedades alejadas y emergentes.
En este aspecto, podemos afirmar que lo que ha cambiado no es el tipo de actividades a
las que dedica el hombre, lo que en realidad ha cambiado es que hemos puesto como

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centro, eje de nuestra base de aprendizaje, a la cultura en su más profunda acepción, lo


que nos caracteriza como seres humanos: nuestra capacidad de conocer e innovar.
Desde una perspectiva histórica, nos encontramos con que el conocimiento está pasando
a ocupar el lugar que ocuparon, primero, la fuerza humana y después las máquinas. Ello
está originando la deslocalización de saberes y el descentramiento de los mismos, que
quiere decir, una vez más, que la forma de conocer se sale de los libros y explora su
mundo externo y tecnológico. Se descubren diferentes y nuevas formas de adquirir
conocimientos.
La afinidad de los adolescentes con los medios audiovisuales, entonces, es bastante
evidente y deja de ser mal vista por los adultos y profesores. Sin embargo, este
descentramiento es tan desconcertante que la mayoría no lo está entendiendo y culpa de
sus deficiencias, como la falta de lectura en los adolescentes, por ejemplo, a la televisión.
Un juicio bastante moralista.
Si indagáramos en este problema, descubriríamos que lo que verdaderamente está en la
base de que los adolescentes no lean es el sentido en el que los profesores entienden el
“leer”, en otras palabras, únicamente libros.
“La revolución que introduce el texto electrónico no es comparable con la de la
imprenta, sino, solamente, con la que produjo la aparición del alfabeto”
Por otro lado, la deslocalización, ya mencionada, de los saberes refiere al hecho de que el
aprender ya no está destinado a ciertos sectores privilegiados ni a cierta etapa de nuestra
vida o cierta edad.
No significa que el lugar escolar tenga que desaparecer, más bien, su alcance y fronteras
se amplían alcanzando más “territorio”. Incluso podría asegurarse el emborramiento de
los límites establecidos casi por completo. Cabe recalcar que algunos saberes aún ni
siquiera tienen lugar propio y es por esta razón que se puede encasillar el conocimiento
general.

¿Qué es sociedad del conocimiento?


El concepto actual de la ‘sociedad del conocimiento’ no está centrado en el progreso
tecnológico, sino que lo considera como un factor del cambio social entre otros, como,
por ejemplo, la expansión de la educación. Según este enfoque, el conocimiento será cada
vez más la base de los procesos sociales en diversos ámbitos funcionales de las
sociedades. Crece la importancia del conocimiento como recurso económico, lo que
conlleva la necesidad de aprender a lo largo de toda la vida. Pero igualmente crece la
conciencia del no-saber y la conciencia de los riesgos de la sociedad moderna.
Estas consideraciones implican la necesidad de preguntarse por los fundamentos del
concepto. Un punto de partida debe ser la pregunta: ¿Qué es conocimiento?
Heidenreich, en el artículo anteriormente mencionado, propone partir de las teorías de
Kant, James, Dewey y Luhmann para responder a esta cuestión. Ya Kant indicó que
conocimiento no es una representación objetiva del mundo. Sin embargo, tampoco es una
representación meramente subjetiva y discrecional. Somos capaces de distinguir entre

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“sueños” y “realidad”, independientemente de que se entiende por ésta. Algunas


representaciones se confirman en la práctica, otras no.
Lo que hace falta es conseguir un equilibrio entre lo subjetivo y lo objetivo de la noción
conocimiento, para lo cual se puede recurrir a las propuestas conceptuales del
pragmatismo norteamericano de James y Dewey, y a la teoría de sistemas desarrollada
por el sociólogo Luhmann.
Este último define conocimiento como un esquema cognitivo que se considera verdadero,
pero que, al mismo tiempo, es variable. Estos esquemas regulan la relación de sistemas
sociales y físicos con su entorno. A diferencia de las expectativas normativas, que no se
revisan ni siquiera en caso de decepción, las expectativas cognitivas si se revisan y se
corrigen en caso de que será necesario a base de las experiencias adquiridas. A pesar de
que el conocimiento no representa el mundo de forma objetiva, hay un criterio de su
adecuación (su verdad), que reside en su convalidación en la práctica (James 2001 y
Dewey 1960) aunque estos efectos prácticos no están dados de forma objetiva, sino que
a su vez se constituyen a través de las interrelaciones entre las personas perceptoras y
actuantes, por un lado, y la realidad por otro lado. De esta forma se construye socialmente
una certeza de la realidad („Realitätsgewißheit “- Luhmann 1995. p. 166) que es
condición imprescindible para cualquier formar de pensar y de actuar. En este sentido,
conocimiento implica la “capacidad de acción social”.
La utilización de esta definición del conocimiento implica que no se puede hablar de la
sociedad del conocimiento refiriéndose solo al hecho de que se está produciendo cada vez
más conocimiento tomando como indicador, por ejemplo, que el 90 por ciento de todos
los científicos de todos los tiempos están viviendo ahora. No se trata de un indicador de
la ‘sociedad del conocimiento’, sino, como mucho, de un indicador de la constitución de
un sistema autónomo de la producción de conocimiento. Basándose en la definición
expuesta, la sociedad actual no dispone de más conocimiento que otras sociedades, sino
que la definición de conocimiento como variable y verificable en cuanto al no
cumplimiento de expectativas hace pensar, que la ‘sociedad del conocimiento’ está
caracterizada por la decreciente importancia de los rituales, de las tradiciones y de las
normas aceptadas sin más. Al contrario, la ‘sociedad del conocimiento’ está marcada por
la disposición de poner en cuestión las percepciones, suposiciones y expectativas
tradicionales y socialmente aceptadas. La tesis implícita es que las sociedades actuales
consideran cada vez más las expectativas basada en conocimiento en lugar de normas. Es
decir, las expectativas son cada vez más variables y revisables.
Las reglas y evidencias de nuestra sociedad están cada vez más sometidas a procesos de
reflexión, lo cual tiene su expresión en el deterioro acelerado de las estructuras
reguladoras tradicionales
La consideración de que una sociedad se basa en el conocimiento no depende, por lo
tanto, del tipo de los bienes producidos (es decir bienes inmateriales o intensos en I+D) y
tampoco de las competencias específicas de los empleados, que se manifiestan por
ejemplo en certificaciones académicas. Las organizaciones muchas veces citadas como
ejemplos del trabajo basado en el conocimiento -como consultorías, los bancos de
inversión, los corredores de bolsa, los laboratorios de software o las agencias
publicitarias- no lo son por sus exigencias laborales específicas o sus productos como

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organizaciones basadas en conocimiento. De entrada, los conocimientos y experiencias


requeridos para la producción de ropa y de acero no son menos intensos que el
conocimiento requerido para las actividades en las organizaciones mencionadas.
Tampoco se puede definir la sociedad del conocimiento a través de la inmaterialidad de
sus procesos económicos (Stehr 2000. p. 63). No hay duda de que se está reduciendo el
peso de las actividades relacionadas con la obtención de materias primas, su tratamiento
y la producción de bienes materiales. Pero también las actividades inmateriales podrían
ser altamente estandarizadas, dejando poco margen de acción y de decisión individual. El
criterio esencial es la disposición de poner en duda las normas y reglas establecidas. Por
lo tanto, la capacidad innovadora es constitutiva para la ‘sociedad de conocimiento’.
Solamente se puede hablar de una sociedad de conocimiento, cuando las estructuras y
procesos de la reproducción material y simbólica de una sociedad están tan impregnadas
de operaciones basadas en conocimiento, que el tratamiento de información, el análisis
simbólico y los sistemas expertos se convierten en dominante respecto a los otros factores
de re-producción. Otro requisito imprescindible de la ‘sociedad del conocimiento’ es que
el conocimiento en general y el conocimiento de los expertos en particular sean sometidos
a un proceso de revisión continúa convirtiendo de esta forma la innovación en un
componente cotidiano del trabajo basado en conocimiento.
Se puede suponer que todo tipo de sociedad tiene está disposición. No se puede imaginar
una sociedad invariable en el tiempo, como tampoco se puede imaginar una sociedad sin
tradiciones, normas y reglas institucionalizadas. Pero solo la sociedad moderna altamente
diferenciada, cuyo origen se encuentra en el Renacimiento italiano, ha sido capaz de crear
dinámicas transformadoras permanentes a través de la constitución de subsistemas de la
sociedad orientados al cambio (sobre todo la ciencia, la economía y la tecnología). En
este sentido, la validez del concepto de la ‘sociedad del conocimiento’ depende de obtener
indicios claros de que la producción, distribución y reproducción del conocimiento ha
cobrado una importancia estratégica y dominante en las sociedades actuales. En primera
instancia se deben identificar los espacios sociales estratégicos de la producción y
distribución del conocimiento, como las prácticas y los objetos constitutivos, y descubrir
su puesta en red y su institucionalización de las estructuras locales en regímenes globales
(véase Rammert 1999).

Crisis de la profesión
La sociedad post-industrial se caracteriza por ser una sociedad de profesiones y
organizaciones. Las profesiones dominan la definición de los problemas, necesidades
sociales y las actuaciones para hacerles frente, y las organizaciones son los espacios que
articulan dichos procesos de definición y actuación. Cabe resaltar las aproximaciones
sociológicas más novedosas al estudio de organizaciones y profesiones para el análisis y
comprensión de la sociedad.
Partamos de la definición de profesión:
1 f. Empleo, facultad u oficio que alguien ejerce y por el que percibe una retribución.
Entendamos profesión como el resultado del cruce entre oficio y vocación (éxito
económico y realización personal respectivamente).

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Las profesiones ocupan un papel central dentro de la dinámica de la vida social y a lo


largo de la historia reciente han sido valoradas y reconocidas socialmente por el aporte
que hacen a la sociedad al contribuir a su bienestar y desarrollo. Generalmente se concibe
que una profesión es la actividad especializada del trabajo dentro de la sociedad y a la
persona que la realiza se le denomina “profesional” o “profesionista”. Asimismo, de
manera ordinaria, se entiende por profesión la facultad o capacidad adquirida por el
sujeto, para realizar un trabajo especializado, tras un proceso de enseñanza - aprendizaje
en un campo de conocimiento determinado.
Para poder entender la transformación que sufre la identidad profesional hay que pensar,
primero, en los cambios que sufre el sentido del trabajo; ¿qué sentido tiene hoy el trabajo?
¿qué es un trabajador?; y segundo, ¿qué sentido cobran las figuras profesionales que
encarnan al nuevo trabajador y al nuevo sentido del trabajo? Son dos planos que habría
que analizar por separado, pero que al no poder hacerlo por falta de tiempo voy a mezclar.
Ahora bien, la transformación del conocimiento puede partir por uno mismo, es decir,
nosotros somos el cambio que queremos ver en el mundo, como decía Mahatma Gandhi.
Seguidamente de nuestra UNMSM, ya que esta institución fomenta la cultura
investigativa, e incita a la búsqueda de la verdad. Convirtiéndonos en personas más
críticas, en constante cambio. Por ejemplo, la imprenta extendió la lectura a todos los
estratos sociales y posibilitó la enseñanza universal obligatoria; a su vez, oscureció toda
una cultura oral con su enorme riqueza, pero actualmente hay conocimientos que no son
compartidos, es decir, son conocimientos confidenciales.
Sin embargo, la mayor parte de las aproximaciones teóricas a la globalización la
consideran un fenómeno social homogéneo e inevitable.
Hay una tendencia a elegir las profesiones tecnológicas, incluso las que solo requieren el
aprendizaje de algunas destrezas. Aunque las profesiones tecnológicas generan una
elevada posibilidad de empleo y remuneración, el desarrollo de primer rango exige
profesionales altamente calificados en las ciencias básicas. Esto es así porque la
tecnología siempre dependerá del fundamento de la investigación pura, que se encuentra
en las ciencias básicas: matemáticas, física, biología, química. Estos campos no aparecen
en las listas de las preferencias nacionales ni en las internacionales, porque otras carreras
ofrecen una seguridad económica superior, de modo que a veces las personas combinan
el estudio de alguna ciencia básica con el de una disciplina bien pagada: razón de
supervivencia.
La educación y el conocimiento han recuperado un lugar central en el debate de las
estrategias de desarrollo económico y social en los países latinoamericanos en el mundo
frente al nuevo milenio. Esto conlleva revisar qué papel se ha concebido para la educación
como integradora del individuo a la sociedad en planos distintos: nacional, regional,
mundial, que hoy debemos considerar porque así lo piden las circunstancias de
globalización y universalización de las sociedades, sea cual sea la etapa en que se
encuentre la sociedad local, ya que siempre debemos darle a cada individuo, desde
distintas perspectivas, la mayor cantidad de oportunidades a través de su formación.

En las condiciones actuales del desarrollo social llámese globalización, incorporación

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creciente de conocimiento científico y tecnológico, desigualdad en la distribución del


ingreso, exclusión social, nuevos factores sociales y nueva conflictividad social,
multiculturalismo, etc. se hace cada vez menos posible la llegada del distanciamiento del
mundo social. La subjetividad tiende a no coincidir con la objetividad y esto va de la
mano con el aumento de la incertidumbre a nivel individual, subjetivo y social. Este es el
contexto en el que se desenvuelve la institución educativa actual y se le plantean nuevos
desafíos para cumplir con su papel de integradora a la vez que generadora de innovaciones
y como sistema de oportunidades y recursos humanos.
Resulta importante reflexionar en la trascendencia que tienen los procesos de enseñanza
y aprendizaje que se llevan a cabo en las aulas universitarias, donde, desde una visión de
educación integral, se forma a los hombres y mujeres que, en un futuro próximo, con los
conocimientos adquiridos, el desarrollo de sus habilidades y la internalización de ciertos
principios y valores, servirán al grupo social donde se encuentran insertos.
La sociedad actual requiere cada vez más de personal calificado para elaborar en los
diversos campos de acción que la sociedad requiere. El estudio y dominio de diversas
áreas y habilidades para desempeñarse competitivamente en el mercado es vital.
En las sociedades más desarrolladas, se ha comprobado que la educación es la que ha
permitido mejorar el nivel y calidad de vida, por ello, desde temprana edad se les enseña
a los jóvenes a pensar y elegir las opciones más indicadas para lograr profesionalizarse y
contribuir al desarrollo social, económico y cultural de la nación.

Transformaciones de la universidad
El problema del contexto

Se está generando un espacio social nuevo construido por el uso de tecnologías de


información avanzadas, el cual supera las fronteras geográficas existentes para
introducirse en el ciberespacio, entiéndase por ciberespacio al cumulo de artefactos,
prácticas y relaciones de poder que se articulan alrededor de la computación y que son
dirigidas por las ‘’fuerzas del mercado’’.
Llevando así a la universidad a cambiar de ser un eje fiscalizador del saber a una maquina
productora de conocimientos mercantilizados al servicio del capital global. La
universidad ya no está ahí para formar una elite de científicos y profesionales al servicio
de la nación, sino para formar técnicos que puedan suplir las necesidades de las empresas
globalizadas por los imperativos del mercado global.
La ‘’ciberuniversidad’’ ya no se interesa tanto por la excelencia académica y la
introyección de hábitos ciudadanos, sino por la posibilidad de ser competitiva en el
marketing abierto por la sociedad del conocimiento.
La supervivencia cultural

El sentimiento de que la cultura mundial seria degradada si la diversidad de


conocimientos y visiones del mundo se pierde, es a lo que nos referimos con
supervivencia cultural.

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La globalización hegemónica de la educación y el modo hegemónico de producción


capitalista constituyen una seria amenaza para la supervivencia cultural de la humanidad.
El valor propio del capital cultural subalterno es su carácter no apropiable, valioso para
toda la humanidad ya que es su patrimonio.
El libre comercio de la educación

Uno de los peligros de la educación universitaria es que esta empiece a ser vista como
una simple mercancía perteneciente al sector de servicios y que las muchas “maneras de
conocer” dejen de tener en la universidad un espacio de articulación critica.
Para evitar esto es necesario realizar un discurso crítico respecto del pensamiento de la
globalización en los ámbitos antropológicos, sociales, políticos y culturales que
caracterizan a la sociedad actual.

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Conclusión

Se ha ido comentando, a lo largo del trabajo, los recientes cambios a los que será nuestro
deber hacer frente como futuros trabajadores profesionales; la adaptación y el equilibrio
serán primordiales y base para lograr aquello.
En conclusión, una sociedad no sería tal si se mantuviera estática y sin cambios, por lo
tanto, aquellos que conformen esa misma sociedad y quiera aún continuar en ella deberán
sobrellevar de la mejor manera las modificaciones que pudieran surgir.
Si bien es cierto que, por así decirlo, no podemos resistirnos al cambio, también debemos
evitar los contraproducentes o las consecuencias para nada convenientes que estos
pudieran ocasionar (como el hecho de tomar al conocimiento como un objeto económico
y mercantil que solo genera ganancias monetarias). Tampoco es el objetivo adquirir un
rol totalmente pasivo ante nuevas situaciones.
Siendo así, la sociedad de mercado y la sociedad del conocimiento están íntimamente
ligadas, por tanto, los profesionales de hoy en día deben mantenerse en el punto exacto
de ambas para ser exitoso.

Ética de la Profesión

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