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VALORES
1 La filosofía de Nietzsche
-Efecto de su lectura
Esta contestación radical y ese punto de vista de la exterioridad absoluta supone una
vivencia muy especial de la realidad y la apariencia. El hombre subterráneo o
subcutáneo: la realidad se enmascara continuamente: la realidad no es nunca tal como se
presenta en cada momento (sobre todo la realidad humana). Por ello hay que tener esa
actitud de sospecha en esa posición de contestación radical. Hay que ir más allá buscando
la realidad que se esconde detrás.
2 esto es porque todo aspecto esconde otro detrás que es su opuesto. Puesto que la mejor
manera de ocultar algo es bajo su opuesto o inversión. Desde el punto de vista del bien y
el mal, todo aspecto positivo oculta una cara negativa, sin la que no podría existir. La
moral se ha encarnado por métodos inmorales (ha sido inculcado a sangre y fuego. Se ha
impuesto algo que se dice bueno con métodos malos, o sea, lo contrario. Este es el aspecto
trágico. El aspecto idealista de la cosa es quedarse solo con lo bueno, un aspecto
demasiado infantil.
3 cuanto más valioso o excepcional sea algo, menos se presenta en su auténtico aspecto,
y más lo hace bajo una máscara. El gusto por la máscara en el griego antiguo. No
presentarse tal como se es crea una distancia, distancia entre el rebaño y la masa. Un
escritor actual habla mucho de sí y un griego no lo haría. El que dice que es así, es una
máscara, en realidad es asao, el que realmente es singular, lo esconde, porque los demás
no van a entenderte y te condenan, te confunden (Foucault, y la idea de la normalización).
2 El nihilismo
Estallido de la primera guerra mundial: un río que quiere acabar, que busca su propia
destrucción. Lo hace por un desasosiego en el que vive ese hombre europeo, no aguanta
esa tensión y explota en la WWI.
El nihilismo viene porque falta “La meta”, falta la respuesta a la pregunta de por qué
vivir. Falta la respuesta y nos planteamos la pregunta, esto hace que se magnifique la
tensión. Dios era lo que estaba en el centro y al morir no ha habido una meta que lo
sustituya, o, mejor dicho, Dios era el garante de que había una respuesta, ahora esa
garantía no existe, pero, aun así, seguimos haciéndonos la pregunta. Si no sabemos
afrontar el nihilismo pagaremos caro la pérdida de ese Dios.
Este vaciamiento de sentido significa que la pregunta para qué es una pregunta que
aparece una y otra vez en las actividades humanas (para que estudiar tanto, para que
trabajar tanto…), esta pregunta caracteriza todas las manifestaciones culturales del
hombre y también se caracteriza porque el hombre la evade, le molesta al hombre
contemporáneo. Se buscan sustitutos del concepto de Dios, de la religión, la ciencia, que
esta dé ahora el sentido a la vida, que sea la respuesta al para qué; siempre se busca algo
que dé un sentido a la existencia.
Tapar la pregunta no sirve de nada, el círculo vicioso en el que está atrapada esta
pregunta del nihilismo ahonda poco a poco el vacío existencia del hombre moderno. Esta
pregunta condiciona todos los comportamientos del hombre contemporáneo.
-Causas inmediatas. La causa inmediata del nihilismo es que falta la respuesta al para
qué porque se han desvalorizado los valores supremos (Dios ha muerto). La pregunta
tenía una respuesta (o, mejor dicho, Dios es el garante de que la tenga) y ya no la tiene.
El nihilismo se puede dar como desorientación o desesperación. El primero dice que los
valores supremos daban sentido a la existencia, si se desvaloran esos valores supremos,
la existencia pierde sentido; como desesperación, como no encuentra el sentido busca su
propia destrucción, como no tengo respuesta al para qué se crea una tensión que me lleva
a la desesperación. Ya nada tiene valor, el sentido ha caído y la garantía de él también.
(parte en la que hablaba de que los griegos pre Sócrates tenían valores relativos: creían
en sus dioses, pero con escepticismo).
2.2 Patología del nihilismo
Se puede ver que la traición platónico-cristiana es nihilista porque tiene una esencia
negativa de los valores supremos: consisten en la negación de la vida terrenal (si la vida
terrenal es cambiante, el mundo no terrenal es fijo…). Hay un desequilibrio del centro
de gravedad de la existencia porque el centro de la existencia, la vida terrenal se desplaza
a un más allá, tengo que estar en todo momento como si perdiese el equilibrio de la psique
humana. No vive la vida terrenal como lo es, sino como medio a una vida en el más allá:
uno no hace lo que hace por lo que hace, sino por conseguir el más allá. En el imperio
romano el fin ultimo era terrenal, aportar a la construcción del imperio, a legarlo, luego
te mueres y ya está, el cristianismo dice que no, yo quiero salvarme yo, que le den a Roma.
Entonces hay una nadificación, nada vale en esta vida si no está dirigida al más allá. Sino
es pura soberbia, es puro pecado.
Nuestra forma de interpretar el mundo a causa del pensamiento metafísico marca esa
forma de interpretación.
4 La moral
Nuestra forma de ver el mundo esta hecha por perspectivas. Estas interpretaciones se
crean por valoraciones. El pensamiento metafísico es la interpretación moral del mundo.
Esta asignación tiene que ver con el placer y la felicidad. Para Platón hay una
diferencia, hay felicidad más allá del placer. El problema es que el placer está mezclado
con el dolor: a mayor placer mayor dolor. Platón dice que hay una felicidad pura, una que
no esté en absoluto mezclado con el dolor. El placer se liga al dolor porque está ligado a
los sentidos. Por tanto, las realidades felices tiene que estar desligado de lo sensorial.
Los valores no son contrarios complementarios, son antítesis puras: Mal radical y
Bien radical, en Heráclito esto no ocurría porque los contrarios eran la cara de una misma
moneda. Esta forma de funcionar los valores antitéticamente de Platón no tiene por qué
ser así.
Convencer a los hombres de que habrá una felicidad pura post mortem es según
Nietzsche la quintaesencia de la sofistica de Platón (paradójicamente). O sea, Platón
quiere transmitir la idea de un bien en sí, incondicionado. Esto lo hace a costa de definir
el bien de manera puramente negativa: algo es bien en sí si contribuye a la liberación del
dolor. El griego antiguo era al revés, conseguir el placer sin importar el dolor: las
consecuencias negativas no siempre se metían en el cálculo; si una acción me ponía a tiro
la areté la excelencia, a pesar del dolor que me pudiera acarrear, ejecutarían esa acción.
Nietzsche critica la moral según el criterio del pensamiento trágico (que intenta
recuperar del griego antiguo). ¿Qué tipo de hombre es el que entiende como valor
supremo la liberación del sufrimiento? Es un tipo de hombre débil que aguanta poco el
sufrimiento y lo único que busca es eliminarlo. Es una debilidad psíquica o de voluntad,
no física. Es una moral de débiles porque no reconoce que el sufrimiento es un ingrediente
tan inevitable de la existencia como su contrario. La moral platónico-cristiana es una
moral de débiles, esclavos o de rebaño. Este es el pensamiento trágico, y el débil no lo
puede soportar: quiere lo bueno, pero no lo malo, y esto no puede ser. ¡Hay que arriesgar
como un griego antiguo! Diría Nietzsche.
Es una moral de rebaño en el sentido de que este débil que no asume lo trágico se
somete a alguna autoridad que le proporcione un sentido absoluto y unos valores
absolutos que se haga juez absoluto: Dios. El débil no es capaz de dirigir su vida; como
una persona autónoma va a llegar a ese valor absoluto, es muy difícil, se ve impotente y
busca ese paraguas. Si establece un juez como absoluto es destruir la vida porque …
La necesidad gregaria del ser humano hace fácil la creación de esas ideas de valores
absolutos. Si somos gregarios, seamos rebaño; no obstante, el ser humano tiende a dar
valor a lo extraño, o sea, lo que no es rebaño, esto resulta porque el ser humano es una
suerte de valores encontrados. (ejemplo de que sea el mejor adaptado, no quiere decir que
esté perfectamente adaptado). Todo esto sale del darwinismo.
«Ciencia» como prejuicio. — Lo mismo pasa con esa creencia con la que
ahora se dan por satisfechos tantos investigadores materialistas de la
naturaleza, la creencia en un mundo que ha de tener su equivalente y su
medida en conceptos humanos de valor, la creencia en un «mundo de la
verdad» al que se podría acceder de manera definitiva con nuestra cuadrada
y pequeña razón humana — ¿qué? ¿queremos realmente degradar de ese
modo la existencia a un ejercicio de siervos del cálculo y a estar encerrados
en un gabinete para matemáticos? Sobre todo no se la debe querer despojar
de su carácter multívoco: ¡lo exige el buen gusto, señores míos, el gusto del
respeto por todo lo que va más allá de — vuestro horizonte! Que sólo sea
legitima una interpretación del mundo en la que vosotros tenéis legitimidad,
en la que puede investigarse y continuar trabajando de modo científico en
vuestro sentido (¿queréis decir en realidad de modo mecanicista?)—, un
sentido que admite contar, calcular, pesar ver y tocar y nada más, es una
grosería y una ingenuidad, suponiendo que no sea una enfermedad del
espíritu, un idiotismo. ¿No sería a la inversa muy verosímil que se deje
aprehender en primer lugar precisamente lo más superficial y exterior de la
existencia lo que tiene de más aparente, su piel y lo que se vuelve sensible?
Una interpretación del mundo «científica», tal como vosotros la entendéis,
podría por consiguiente, ser sin embargo una de las más tontas, es decir,
más pobres de sentido, de todas las posibles interpretaciones del mundo:
esto dicho al oído y a la conciencia de los señores mecanicistas, a los que les
place hoy moverse entre los filósofos y que creen sin reparos que la mecánica
es la doctrina de las leyes primeras y últimas sobre las cuales como base
tendría que edificarse toda existencia. ¡Pero un mundo esencialmente
mecánico sería un mundo esencialmente carente de sentido! Si se pudiese
medir el valor de una composición musical por lo que puede ser medido,
calculado y traducido en fórmulas, ¡qué absurda sería una medición tan
‘científica’ de la música! ¿Qué conseguiríamos captar, entendido o conocido
de ella? ¡Nada, justamente nada de todo lo que en ella es ‘música’! (La gaya
ciencia, §373).
A partir de Así habló Zaratustra, Nietzsche trata de transformar todos los valores que
han dominado la cultura occidental a través de la moral. Esto es la transvaloración de
todos los valores. Es la parte positiva de la filosofía de Nietzsche, es su respuesta al
nihilismo (a la desesperación que genera tener un valor imposible de realizar): la única
manera en que el hombre occidental podrá superar el nihilismo es llevando a cabo esta
transvaloración de todos los valores. Se trata de cambiar el valor de los valores. Hay que
sustituir el bien supremo por otro valor.
En que consiste esa transvaloración (se puede hacer porque ya fue hecha una por la
tradición Sócrates, platonismo y cristiandad. En cierta medida Nietzsche recoge valores
que se perdieron en aquella transvaloración).
1) Hay que sustituir los que están los valores supremos (valores de los débiles) sustituirlos
por los valores de los señores (todo en base al pensamiento trágico ya expuesto), son los
valores de que afirman la vida y la existencia, asumiendo su aspecto más terrible, dolores
y absurdo como algo intrínseco a la vida. Los débiles no reconocían esto.
Se alteró el criterio del valor de los valores: ¿por qué tiene valor la grandeza? Esto
pasó porque se alteró criterio. No se trata entonces de sustituir valores por unos nuevos,
sino cambiar el criterio que otorga valor a los valores.
2) revaluar todas las cosas y todos los otros valores sobre la base de estos nuevos valores
incluyendo muchas virtudes tradicionales: valentía, fortaleza, templanza… No es que se
pierdan virtudes si no que se revalúan con un nuevo criterio.
Hay que quitarle el valor absoluto a la verdad, esto es, que no sea el bien en sí, que
no aporte la felicidad de manera segura, y revaluarla. La verdad no tiene por qué aportar
esa felicidad “la verdad duele”.
5.1 El superhombre
Es dejar paso a un ser humano que tiene una nueva forma de pensar, de ser, porque
su criterio de valorar los valores es diferente. El ser humano debe ponerse para que
amanezca uno nuevo, luego, el superhombre no es potenciar al hombre al máximo, sino
cambiarlo. La traducción es mejor ultra hombre.
Este superhombre solo se realiza por una ética del poder: propugnar una ética que no
adopte el Bien, sino el poder como valor principal. Para esto se necesita una nueva visión
del mundo y de la vida que sea una alternativa a la metafísica: esta es la voluntad de
poder.
Toda la naturaleza tiende a ir más allá de los límites en que se encuentra cerrada. El
ir más allá es incluso a costa de ponerse en peligro (rehusar de la conservación). Todo ser
vivo y el ser humano prefieren eso antes que un estado placentero continuo carente de
dolor. Puedes tener una conservación mínima al servicio de la expansión o al revés, la
expansión para conseguir conservación. Arte y cultura (expansión) y estado
(conservación). Ejemplos de estados fuertes con poca expansión y viceversa; con estados
fuertes pocos artistas y viceversa. Esto para cualquier estado, el estado solo funciona por
la conservación y anula la expansión. El estado para Nietzsche asfixia el desarrollo
individual.
Por tanto, no tiene nada que ver con el dese-carencia de Schopenhauer, porque la
vida como voluntad de poder es entender que la vida no es la mera aspiración a cosas que
le faltan, sino que la vida es producción, creación de cosas nuevas, como ocurre de manera
modélica en la reproducción de los seres vivos y el arte.
Dicho de otro modo, con el concepto de voluntad d poder de Nietzsche está poniendo
como valor supremo, frente al Bien (liberación del dolor), el valor del poder como
Creatividad. Solo poniendo como nuevo valor supremo la creatividad, podremos
conseguir algún día supera el nihilismo: