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FAMILIA MULTIPROBLEMATICA

CONCEPTO:

La presencia en el sistema familiar de más de un síntoma, generalmente de


carácter desviante y de tal gravedad que necesita ayuda externa.

El concepto de familia multiproblemática se describió por primera vez a finales de


los años cincuenta en Estados Unidos. Se dedujo quela problemática social
marginal hace proliferar conductas.

El concepto de Familia Multiproblemática, debe entenderse y es inseparable de


estos dos grandes parametros: por una parte, las dificultades de adaptación a una
nueva situación social, cultural y económica y, por otra parte, el inicio y
estabilización de una relación con los Servicios que intentan dar respuesta a estas
dificultades familiares. En este sentido no llama la atención que se subtitulen
ponencias o cursos con el siguiente rótulo: “Familias Multiproblemáticas o
Servicios Multiproblemáticos” (Malagoli Togliatti, Coletti).

Poniendo el acento en el aspecto de problematicidad del sistema familiar, se


hablará de Familias "desorganizadas” (Minuchin, 1967), "sub-organizadas"
(Aponte, 1976), “Aisladas”; focalizando, en cambio, el tipo especial de relación que
establece la Família con los servicios, se habla de Familias “Multiasistidas”
(Masson,1980), “Cronificadas” o “Resistentes al cambio”. Teniendo en cuenta a la
vez los dos polos del fenómeno, J. Colapinto habla de “Familias Diluídas” e Imber-
Black de "sistemas más amplios que la familia".

Desde la perspectiva asistencial, cabe remarcar también la evolución


experimentada estos últimos 40 años en relación al tipo de respuesta que se ha
ido implementando: se ha pasado del modelo de “beneficiencia”, con la creación
de grandes instituciones “totales” (hogares y reformatorios para los niños;
prisiones y manicomios pera los adultos) al modelo “comunitario de bienestar
social”, con la diversificación y especialización (también fragmentación) de la
intervención.

El interés por el estudio de la Família Multiproblemática es relativamente reciente,


se enmarca dentro del ámbito del Trabajo Social, y va asociado precisamente al
cambio de modelo asistencial y a la constatación de la ineficiencia y del fracaso
repetido no sólo de las soluciones institucionalitzadoras, sino también de multitud
de intervenciones fragmentadas de tipo especializado sobre los diferentes
“problemas de la família”.
La Epistemología Sistémica, más que qualquier otro paradigma teórico, ha
resultado ser el más adecuado y útil a la hora de analizar en toda su complejidad
la fenomenología de las Familias Multiproblemáticas. La óptica Relacional-
Sistémica permite ampliar el foco de análisis e intervención al Eco-Sistema donde
se generan, desarrollan y frecuentemente se cronifican de manera
transgeneracional los “problemas” de las FMP. Son los autores provenientes del
campo de la Terapia Familiar de orientación quienes han aportado las principales
reflexiones clínicas y teóricas.

En España, el trabajo más o menos estructurado de investigación-intervención con


FMP es relativamente reciente y ha partido también de la corriente Sistémica; el
primer libro específico sobre FMP publicado en castellano data de finales de 1997.
Por otro lado, en el actual "Estado del Bienestar", cuando un sistema familiar
presenta múltiples problemas, el maltrato infantil emerge como el principal
problema, el más alarmante y el que más sensibilidad social despierta.

En nuestro contexto sociocultural, se han ido generando en los últimas décadas


mecanismos asistenciales y legales que intentan facilitar el control social del
fenómeno. De hecho, los diferentes sistemas asistenciales pueden ignorar, no
resolver, aislar o dejar fuera de sus mecanismos de respuesta algunos de los
problemas (enfermedades mentales, toxicomanías, delincuencia, pobreza,
inmigración, etc.) que presenta una familia multiproblemática, pero, aunque sea
por imperativo legal, los profesionales no puedemos ignorar el maltrato a un
"menor".

Los principales avances en el campo de la intervención psicosocial y terapéutica


con FMP se han producido precisamente desde el momento en que los
profesionales de diferentes servicios nos hemos visto "obligados" a abordar
situaciones familiares en las que se producía algún tipo de maltrato, negligencia y
abuso hacia los niños.

Históricamente, la respuesta a situaciones de maltrato en FMP ha sido el


internamiento de los menores en instituciones residenciales de protección. Las
dinámicas de exclusión generadas de esta forma dejaban fuera las acciones
encaminadas a conseguir cambios en el sistema familiar al que se consideraba
poco menos que desahuciado.

Eliminada la posibilidad de cambiar, transformar y re-hacer la disfuncional


vinculación afectiva padres-hijos, se abría la vía de la repetición transgeneracional.
El presente trabajo, contempla el maltrato infantil, su prevención y tratamiento,
como la puerta de entrada y el eje organizativo de la intervención con la familia
multiproblemática y su red de apoyo social comunitaria con el objetivo de
preservar la integridad del sistema familiar y evitar la salida y exclusión del
subsistema filial.

Las familias multiproblemáticas con las que nosotros trabajamos, están


abrumadas por un contexto social que poco soporte emocional, social y
económico les reporta. Eufemísticamente son llamadas de muchas maneras:
familias pobres, desorganizadas, de bajos ingresos, disfuncionales,
desorganizadas, familias en crisis continuas, multiproblemáticas... Sin embargo
creo que etiquetándolas, las deshumanizamos. Por otra parte, las definiciones que
desde la salud mental y la terapia se ofrecen acerca de estas familias, a menudo
no tienen en cuenta el contexto desfavorecedor en que se mueven.

En este sentido, comparto la crítica de Parnel y VanderKloot que alegan que


generalmente, las teorías psicoterapéuticas, con su énfasis en la patología,
construyen diagnósticos irrelevantes, poco efectivos y hasta insultantes para las
familias en situación de desventaja social; las diferencias culturales y sociales con
los terapeutas, a menudo han focalizado las dificultades de estas personas en
aspectos intrapsíquicos, obviando sin embargo que las extremas condiciones
sociales y económicas adversas afectan las relaciones y la vida de las familias
haciéndolas sentir indefensas, miserables y desesperadas, con dificultades
emocionales por pérdidas y abandonos lo cual se traduce en multitud de síntomas.

Así cuando los "padres" de la terapia sea cual sea su signo han desarrollado
modelos de aproximación a las familias, generalmente lo han hecho desde una
visión de "familia ideal" o normativa que no ha tenido en cuenta los contextos
problematizados en que muchas familias se desenvuelven.

Es en este sentido que muchos hablan de familia funcional vs. familia disfuncional,
situándose en el lado de la funcionalidad con una posición claramente
etnocentrista.

Por otra parte, las familias multiproblemáticas tienen una historia de crisis no
resueltas, a menudo cronificadas, con pérdidas emocionales o físicas, enfermedad
y, en definitiva mucho dolor. Estas situaciones las pasan con sentimientos de
miedo a las pérdidas, al abandono, a la aniquilación y también con sentimientos de
ira, frustración y depresión. Esto se manifiesta en conductas disfuncionales con
manifestaciones de violencia, abandonos o estilos negligentes de cuidados para
los hijos.

La siguiente figura ilustra el circuito (modificado de Kagan, 1989) de dolor y


conducta desordenada que motiva la intervención de sistemas de protección y/o
de control social:
Por su parte, Cancrini (1997) opina que una familia puede definirse como
multiproblemática cuando:

 Presenta de forma simultánea, en dos o más miembros comportamientos


anormales (síntomas), estables y lo suficientemente graves como para
solicitar una intervención externa.
 Los adultos de la familia presentan un serio déficit en sus habilidades
funcionales (proporcionadoras de soporte para la subsistencia) y expresivas
(soporte afectivo y cultural).
 Los dos anteriores factores se realimentan mutuamente.Presentan una
labilidad en los límites familiares con una apertura fácil de sus fronteras,
especialmente para los y las profesionales, de cara a hacerles cumplir
alguna de las funciones mermadas expuestas anteriormente.
 Dependencia crónica mutua entre los/as profesionales y la familia,
generando una condición de homeostasis intersistémica.
 Con el tiempo se van produciendo modificaciones peculiares en los
comportamientos sintomáticos.

Descripción y Definición Operativa de una Família Multiproblemática

El concepto de FMP supone dos aspectos fundamentales y que van


indisolublemente unidos:

1) unas características familiares estructurales y funcionales específicas.

2) un determinado tipo de relaciones disfuncionales con y entre los servicios.

Descriptivamente, una FMP presenta, en general, el siguiente Perfil-tipo:

- Carencias Educativas y culturales.

- Falta de cualificación laboral profesional y precaria situación socioeconómica:


dependencia de subsidios y ayudas

- Tráfico de drogas y actividades delincuenciales y marginales

- Consumo de drogas y alcohol

- Violéncia doméstica

- Repetidos problemas judiciales e ingresos en la cárcel, especialmente de los


padres.

- Períodos largos de monoparentalidad por parte de las madres (En general, los
padres juegan un rol muy periférico y secundario en todo lo referente a la
educación y cuidado de los hijos).
- Aislamiento familiar (conflicto y distanciamiento respecto a las familias de origen)
y social (ausencia de contactos significativos de apoyo personal y afectivo) o
relaciones dentro de un circuito de "marginalidad".

- Vivienda sin las condiciones mínimas de habitabilidad.

- Antecedentes de institucionalización de los padres o historias infantiles de los


mismos marcadas por la deprivación afectiva, la negligencia y maltrato o abuso.

- Tendencia a repetir de manera transgeneracional las problemáticas. Es posible


ver un paralelismo entre la historia actual de unos padres que maltratan a sus hijos
con su propia historia como hijos.

- Los niños manifiestan síntomas propios de situaciones negligentes y


maltratantes: agresividad y problemas de conducta, absentismo, retraso y fracaso
escolar; baja autoestima y depresión encubierta; accidentes repetidos y problemas
de salud, etc.

- Con expedientes abiertos en el Servicio de Protección de Menores y en algunos


casos en el Juzgado de Menores.Usuarios crónicos de Servicios Sociales

Desde el punto de vista operativo, se han propuesto diferentes definiciones de la


FMP. En su “Programa d’Intervenció Psicosocial amb Famílies
Multiproblemàtiques" el Equip d'infancia i Familia de Palma de Mallorca propuso la
siguiente (Carles Panadès y otros, 1995):

1) Al menos dos de sus miembros padecen una agrupación de síntomas


psicosociales, físicos y/o psíquicos;

2) Son usuarios habituales de diversos Servicios Personales (sociales, sanitarios,


educativos) y judiciales durante un periodo de tiempo superior a los tres años;

- casi todas las FMP, tarde o temprano, suelen ser usuarios de SS.SS. pero no
constituyen un número relativo demasiado elevado.

- con todo, tienen un gran potencial de demanda de recursos materiales y/o de


intervenciones técnicas.

- entran con más facilidad en procesos de cronificación, marginación y aislamiento


social.

- a la larga, el coste social y económico (tanto por recursos materiales no


suficientemente rentabilizados como por el gran nº de intervenciones profesionales
fallidas y/o fracasadas) supera en mucho el coste medio de las familias usuarias
no multiproblemáticas.
3) tienen tendéncia a repetir las problemáticas de manera transgeneracional.

4) Presencia de los siguientes factores asociados a transacciones relacionales


violentas:

- negligencia física y/o emocional, maltrato físico y/o emocional y abusos sexuales;

- retraso madurativo: psicomotricidad y lenguaje;

- dificultades en los primeros aprendizajes: lecto-escritura y hábitos;

- absentismo i retraso escolar;

- dificultades de relación con compañeros de la escuela "no problemáticos";

- problemas de conducta en la escuela y en la calle;

- no asistencia a las actividades comunitarias de socialización infantil: actividades


extaescolares, tiempo libre, clubs deportivos;

- en adolescentes, fracaso escolar, desescolarización e inicio de comportamientos


antisociales;

5) Por otro lado, y debido a las características mencionadas, la intervención


exitosa con estas familias sobrepasa las posibilidades tanto técnicas como
personales de los profesionales de la Atención Primaria, y los Servicios
especializados (de salud mental, socioeducativos y judiciales) difícilmente pueden
por sí mismos dar respuestas satisfactorias; se produce un grado muy alto de
abandono de las consultas o no llegan, no se presentan o "desaparecen".

6) Por tanto, se requiere una intervención altamente compleja que tenga en cuenta
no sólo las dinámicas intrafamiliares sino las dinámicas o "juegos" patológicos
entre la FMP y los Servicios, "juegos" que contribuyen en gran medida a la
amplificación de la "desviación" y cronicidad de les familias y al desánimo y
cansancio ("Burn out") de losprofesionales.

Dinámicas de tensión y conflicto entre la familia y los servicios: La "escalada


hacia la multiproblematicidad".

Como hemos visto, las Familias Multiproblemáticas se caracterizan por un


"desajuste" permanente y crónico con los profesionales y servicios que atienden
sus necesidades: ni la familia se adapta a la oferta asistencial-tipo y a la
organización de los servicios, ni éstos se adaptan a las características y modo de
funcionamiento de la familia.

Por ejemplo, en su contacto con el Sistema Educativo, se produce un elevado


índice de desescolarización, absentismo y fracaso escolar; en relación al Sistema
Sanitario, no acuden casi nunca a las consultas ambulatorias programadas de
pediatría sino sólo a los servicios de urgencia hospitalaria; a los Servicios
especializados de Salud Mental Infantil o de Tratamiento familiar sólo acuden bajo
coacción o prescripción judicial (o de Proteción de Menores) y no tienen
continuidad en el tratamiento.

Por otro lado, en una FMP el grado de estrés y malestar interno, el caos
organizativo doméstico y la conflictividad y agresividad respecto al exterior es tan
elevada que supera con frecuencia los límites y la capacidad de autoregulación del
sistema familiar. Se produce, de este modo, una progresiva escalada de sucesivas
crisis: accidentes por negligencia o malostratos a los niños; detenciones de los
padres; separaciones violentas; etc.. Todo este malestar y angustia, que la familia
no puede contener por falta de recursos propios y de su red social primaria, se
transmite y "deposita" en los diferentes profesionales de la red secundaria o
comunitaria con los que la familia tiene contacto.

El cúmulo de tensión y problemas que "muestra" y "deposita" la FMP suele ser de


tal calibre y gravedad y de tan diversa índole (salud, economía, educación, justicia,
vivienda, relación, etc.) que el profesional de cualquier servicio puede fácilmente
sentirse "sobrepasado" (técnica y emocionalmente) en sus capacidades de
solución.

En su fuero interno el profesional se plantea reflexiones del tipo: "esto es un


desastre, ¿por donde empiezo?; esto no tiene solución; ¿a quién se la mando?";
etc., etc.. Ante esto, y como lógica estrategia de supervivencia, el profesional que
se encuentra ante la crisis de la FMP, intenta "derivar" la "responsabilidad" del
caso a otro profesional o servicio.

"La relación entre un servicio y una familia bajo tensión es inestable y tenderá a
formar un sistema tripartito, a menudo con otro servicio, para disipar la tensión"
(Carl y JurKovic, 1983)

El nuevo servicio, a su vez, tampoco tiene "la solución" y sigue con la cadena de
derivación a un tercer servicio. Y así sucesivamente. En muchos casos, este es el
caldo de cultivo en el que se inician los procesos de exclusión o expulsión de
algún miembro del sistema familiar.
En las sociedades occidentales, cuando se han agotado las respuestas en el
ámbito de los Sistemas Asistenciales, se recurre generalmente al Sistema Judicial.
En este sentido, una de las salidas "mágicas" que históricamente ha encontrado la
Red de Servicios que aborda casos de FMP, ha sido la derivación al Servicio de
Protección de Menores y esperar que éste haga "algo".

De este modo, los servicios territoriales y específicos, que suelen "retirarse" del
caso tras la derivación, se quedan "tranquilos" y la tensión y responsabilidad pasa
al Servicio de Protección de Menores quien, al no tener en la mayoría de casos "la
Respuesta" va aumentando su "desprestigio" y acumulando expedientes de
situaciones "multiproblemáticas".

Es de esta forma como los diferentes servicios suelen entrar en multitud de


conflictos, descalificaciones y acusaciones mutuas e incluso en actitudes
claramente negligentes o des-responsabilizantes, que reproducen en parte el
malestar interno de la propia familia y que no son sino el fiel reflejo de la
"impotencia" y "desbordamiento" producto de las graves problemáticas que la
familia les ha "depositado" y que, por supuesto y de ninguna manera, son
resolubles desde un solo servicio.

"Una familia presionada, quizá sin advertirlo, triangula un espectro de personas y


servicios ajenos como participantes en el problema familiar, tanto que las
tensiones originales dentro de la familia pueden, irónicamente, diluirse y en
cambio surgir una tensión entre servicios de manera que éstos, que en un
principio se aliaron con diferentes miembros de la familia, sin advertirlo continúan
la disputa familiar de otra manera" (Bowen,1978)

En estas circunstancias y en este escenario de tensión y desbordamiento, las


actuaciones enfrentadas y descoordinadas de los diferentes servicios y
profesionales, no sólo no atenúan el riesgo y malestar de los niños y la agresividad
y conflictividad de la familia sino que lo amplifican progresivamente.

Caracteristicas de la familia multiproblemática

Las características de estas familias implican que debemos ser muy cuidadosos
ya que no sólo tenemos que dirigir nuestra atención al grupo familiar y sus
relaciones disfuncionales, sino también al medio que suele ser deficitario.
A continuación enumeramos algunos rasgos distintivos, los cuales nos dan una
idea aproximada de su caracterización:

 La existencia de comportamientos problemáticos o alteraciones


psicosociales en alguno o más miembros de la familia.

 La incapacidad parental o el deterioro en el cuidado filial, tanto las


necesidades básicas como a las afectivas y emocionales. Esto ocasiona
problemas de adaptación ya que a menudo no se sienten queridos y
valorados.
 El deterioro de la relación conyugal, en la que no existe un equilibrio en los
diferentes intercambios, tanto materiales como de tareas o emocionales.

 Incapacidad para ejercer las funciones que les corresponden y para sacar
adelante las actividades necesarias que aseguran el desarrollo funcional y
emocional de la vida familiar.
 Persistencia de situaciones desestructurantes (alcoholismo, drogadicción,
delincuencia…) - Malos tratos físicos, psíquicos y abusos sexuales.

 Situaciones estructurales de desocupación con dificultades de inserción a


causa de la propia desventaja personal y social.
 Entorno poco propicio y desconexión de la familia extensa o en relaciones
muy problemáticas con ella.

 No se plantean metas ni objetivos de futuro.


 Dependencia de los servicios y profesionales externos, no suelen reconocer
sus carencias.

En definitiva y expresado de una forma sintética, algunas de las características


más relevantes de este tipo de familias son:

A) Desde el punto de vista de las relaciones y conflictos internos en la


comunicación.

 Presencia simultánea en dos o más miembros de comportamientos


problemáticos estructurados, estables en el tiempo y lo bastante
graves para requerir intervención externa.
 Insuficiencia grave, especialmente en el subsistema parental
ejecutivo de las tareas funcionales y expresivas necesarias para el
correcto funcionamiento de la vida familiar.

 Labilidad en los límites (entrada de figuras externas a la familia o


límites excesivamente rígidos).
 Relación crónica de dependencia de diferentes sistemas de ayuda
profesional (salud mental, servicios sociales...).

 Pérdidas reales y/o simbólicas.

 Reactividad emocional escasa o excesiva.

 Falta ayuda S.F.O.

 Apego ansioso.

 Tendencia a la desintegración familiar o a la homeostasis rígida.

 Desarrollo de síntomas múltiples (alcohol, malos tratos, absentismo,


malnutrición, trastornos de personalidad, mal funcionamiento
social...).

 Juegos relacionales: el perpetuo enfermo, uso de la fuerza, posición


infantil...

 Crisis cíclicas o crónicas.

 Necesitan ayuda especializada.

B) Desde el punto de vista de los conflictos con el medio:

 Actividades económicas de tipo marginal o ingresos inestables e


insuficientes.
 Paro.

 Viven al día.

 Contexto adverso: espiral de pobreza.

 Redes sociales escasas, defectuosas y empobrecidas.

 Falta de hábitos higiene.

 Absentismo y/o escolarización deficiente.

 Problemas legales (deudas, hurtos, agresiones...).

 Problemas psicológicos, psiquiátricos y de salud en general


(drogadicción, alcohol, malnutrición, depresiones...).

 Aislamiento social.

 Hacinamiento, malas condiciones de habitabilidad.


 Clientelismo.

Así pues, podemos considerar que existen en nuestra sociedad grupos de riesgo:
Familias con pocos recursos económicos; familias incompletas; parejas jóvenes
con hijos pequeños; familias sin asentamiento fijo; familias inmaduras... pero, no
olvidemos que el factor social o económico no es el único que produce familias
multiproblemáticas.

La diferencia es que las familias que pertenecen a un contexto "adecuado" y


tienen un estatus socioeconómico solvente, generalmente nunca llegan a ser
catalogadas como f.m.: no piden ayuda -y si la piden lo hacen en un contexto
diferente como veremos-; si su disfuncionalidad no es muy evidente, los síntomas
los guardan como secretos de familia y jamás aparecen vindicadas en la sociedad
(abusos sexuales, drogas, maltrato, etc.).

En relación a los síntomas que permiten a los/las profesionales percibir la


disfunción: embarazos no deseados o en adolescentes; accidentes repetidos en la
infancia; retraso escolar; trastornos en la conducta (nivel preescolar o escolar);
dificultades de adaptación en la adolescencia; depresión; malos tratos;
hiperutilización de servicios (sociales, médicos, etc.); baja autoestima;
inestabilidad conductual; problemas psicológicos, psiquiátricos o ambos; pobreza
emocional (poca capacidad para expresar sentimientos).

CONSECUENCIAS SOBRE LOS MENORES DE LA PERTENENCIA A FAMILIAS


MULTIPROBLEMÁTICAS

La combinación de varios de estos elementos, pueden ser destructivos para los


hijos.Las consecuencias se traducen en:

- Retraso madurativo, en el lenguaje, en la práctica psicomotriz, en la afectividad.


Etc.

- Problemas y dificultades durante los primeros años de enseñanza a causa del


absentismo y del retraso escolar.

- Problemas de relación con aquellos compañeros no problemáticos.

- Escasa o nula participación en actividades escolares o comunicativas.

- Comportamientos antisociales en los adolescentes y abandono de los estudios a


causa del fracaso escolar.
Configuración de la familia multiproblemática

A partir de la reconstrucción de la problemática la estructura y la propia historia,


podemos distinguir cuatro configuraciones básicas de familias multiproblemáticas:

− El padre periférico: Suele estar desempleado o formar parte de la economía


sumergida, en general de competencias y de escolarización escasas.

-Largas ausencias de su hogar, a causa del trabajo o la cárcel.

− La pareja inestable: padres en edades tempranas, cuya juventud no les ha


permitido tener los recursos necesario parea una vida digna. Su relación se
caracteriza por la conflictividad y la confusión.

- Los hijos padecen las consecuencias derivadas de la inmadurez de sus


progenitores y a menudo acaban a cargo de los abuelos o en centros de acogida.

- En estos casos surge la “abuela ausente”, que acaba haciendo el rol de madre
tanto para su hija como para su nieto/a.

- La mujer sola: la mujer decide llevar sola la carga de sacar adelante a sus hijos.
Su nivel socioeconómico y cultural es bajo, todo ello les impide garantizar una
atención adecuada y suficiente a sus hijos.

- La familia petrificada: Son familias en las que ha sucedido un hecho imprevisto,


traumático, que ha provocado cambios en el funcionamiento familiar, interfiriendo
en los roles e incapacitándolos de forma funcional, petrificándolos.

- El nivel socioeconómico suele ser superior y pueden ser muy distintas entre ella,
se pueden encontrar desde profundas depresiones que, hasta comportamientos
delictivos de los hijos adolescentes, pasando por la entrada en las toxicomanías.

La forma de acudir a los servicios de protección para pedir ayuda es en función de


un síntoma (paciente identificado o chivo expiatorio). En el caso de las familias
que acuden a contextos asistenciales, generalmente, con el síntoma coincide la
demanda de alguna necesidad de tipo material.

-En otros casos, como ya hemos apuntado, son clientes forzosos que acuden por
derivación de otros servicios.

El siguiente gráfico modificado de Ripoll-Millet) ilustra la motivación para pedir


ayuda:
Consecuencias sintomáticas de la "escalada hacia la multiproblematicidad"

Las dinámicas de tensión y conflicto que se establecen entre los dos sistemas en
juego (el Familiar y el de los Servicios) pueden dar lugar a procesos disfuncionales
de desajuste relacional que evolucionen hacia la "multiproblematicidad", es decir,
hacia una escalada progresiva de manifestaciones sintomáticas en ambos
sistemas y en las partes de los mismos (familiares y profesionales
respectivamente). Veamos a continuación algunas consecuencias de estos
procesos de desajuste.

Consecuencias en el Sistema Familiar: la familia multiproblemática

- amplificación del problema que motivó la intervención inicial y previsible


evolución de la situación familiar hacia la estigmatización y la cronificación, con un
aumento de desorganización interna del sistema y de conductas de pasividad o de
agresividad intra y extrafamiliar;
- el correlato sintomático de dicha situación: consumo de alcohol y drogas;
violencia conyugal, maltrato y abuso infantil; actividades económicas marginales
(tráfico, prostitución, delincuencia) y/o dependencia y utilización crónica de
subsidios;

- exclusión o expulsión, en calidad de "chivo espiatorio", de algún miembro de la


familia (especialmete los menores) entrandose en dinámicas de "desvinculación"
afectiva y desresponsabiliación;

- desde la perspectiva relacional, aumento del aislamiento psico-social o


integración en círculos marginales de relación: albergues, centros de acogida,
cárceles, psiquiátricos; etc., etc.

- entrada progresiva de nuevos servicios con los que se establecen relaciones de


tipo pasivo (dependencia, sumisión e indefensión) o de tipo agresivo (rechazo del
contacto, agresión, desconfianza).

Consecuencias del Maltrato y el Abuso infantil

Los efectos de las dinámicas familiares maltratantes o abusivas son, en muchos


casos, devastadores. Véanse en los cuadros adjuntos, de modo resumido, las
aportaciones de Jorge Barudy respecto a la Negligencia (o abandono psíquico y
emocional) y de Félix López respecto a los Abusos Sexuales.

Consecuencias en el Sistema Asistencial: el profesional multiproblemático

- Estrés crónico o "queme" del profesional con acumulación de desgaste,


cansancio y agotamiento que desemboca en el "Síndrome de Burnout" o
"Sindrome de Estrés Laboral Asistencial" (C. Maslach) que incluye: a) cansancio
emocional b) despersonalización y c) reducción de la autorrealización personal.

- Consecuencias: absentismo, poca moral de trabajo, pérdida de profesionalidad,


agotamiento físico, insominio, abuso de alcohol, problemas personales y
familiares, etc.

- Perversión de los objetivos para los que se creó el servicio, entrando en


dinámicas de burocratización y tecnocratización: "el servicio como un fin en si
mismo" y no "al servicio de las necesidades del usuario";

- Rígidez para adaptarse a las características y necesidades de los usuarios


(cultura y etilo de vida, horarios, etc.) generando prejuicios y estereotipos lineales
acerca de los mismos: gitanos, delincuentes, traficantes, moros, drogadictos ...
"todos son iguales", “no hay nada que hacer”, “son peligrosos”, “no cumplen”,
"pasan de todo", etc..
- Organización "defensiva" (primando lo "profesional" sobre lo "humano") de los
sistemas de recepción de demanda, forma de consulta, horarios, lugar de
consulta, relación entre profesionales del mismo servicio, derivación a servicios
externos, etc..

- Aumento de la concepción "lineal simple" del síntoma y sus causas (p.ej.: retraso
escolar Þ dejadez o desinterés paterno) en contraposición a una visión "interactiva
circular compleja" que entienda el síntoma como una oportunidad o una vía de
entrada en la complejidad del sistema fenomenológico individual-familiar más
amplio (p.ej.: retraso escolar Þ sufrimiento infantil Þ depresión materna, violencia
doméstica, estrés socioeconómico Þ aislamiento social materna de abuso y
maltrato Þ retraso y fracaso escolar materno).

- Visión del diagnóstico y tratamiento de los casos centrada en los problemas y las
carencias del usuario, dejando de lado sus competencias, capacidades y
soluciones.

- Aumento de conflictos relacionales con los compañeros de trabajo ("boicot" en el


traspaso de información, "descalificaciones personales"), con la jerarquía
institucional ("escaqueo", "obstruccionismo", "sindicalización permanente") o con
profesionales de otros servicios ("balones fuera", "derivaciones sospechosas",
"culpabilización", etc.).

Desde esta perspectiva podemos definir el "Profesional Multiproblemático" como


cualquier profesional “normal-tipo” (psicólogo, trabajador social, médico, maestro,
enfermera, etc.), en un servicio asistencial “normal-tipo” (de Salud, de Servicios
Sociales, de Educación, de Justicia) sometido a determinadas circunstancias de
tensión o estrés laboral/personal sin contar con suficientes:

- recursos personales: equilibrio emocional, madurez personal, apoyos afectivos,


relacionales o terapéuticos;

- recursos profesionales: experiencia, formación y supervisión permanente;

- recursos institucionales: espacios periódicos de reflexión, evaluación y análisis


de resultados y de ajuste de los procesos de trabajo; gestión y regulación
permanente de las relaciones con servicios y profesionales vinculados;
reconocimiento económico y social, etc.
LAS FAMILIAS MULTIPROBLEMATICAS SE DESCRIBEN EN CUATRO EJES

Polisintomatología y crisis recurrentes

Los malos tratos como expresión de una crisis en el ciclo vital de la familia, a
consecuencia del advenimiento de acontecimientos vitales (internos o externos al
sistema familiar) que actúan como factores de estrés que el propio sistema no
puede contener de manera funcional.

A) Desencadenantes Internos:

- nacimiento de un nuevo hijo

- muerte de un miembro de la familia

- conflictos de pareja

- adolescencia de uno de los hijos

- acogida de un abuelo, etc.

B) Desencadenantes Externos:

- despido y paro

- cambio de domicilio

- inmigración

- problemas económicos

- problemas con la ley, etc.

Cuando la intensidad y la duración de los acontecimientos perturbadores es muy


grande y los recursos familiares son escasos o se han agotado y/o no existen en
el entorno familiar y/o social recursos alternativos de apoyo, existe el peligro cierto
de que la tensión familiar sobrepase los límites tolerables y aparezcan
comportamientos violentos... el niño (el más vulnerable) se convierte en “Chivo
expiatorio”.

- En ocasiones el aumento del riesgo de tensión y violencia se debe a factores del


propio niño: a sus características físicas o a sus intentos (“fallidos” o
“equivocados”) de adaptarse a la crisis.

La Familia al igual que cualquier otro grupo humano, se compone de múltiples


relaciones de diversa índole y distinta intensidad, sin embargo cabe destacar que
existen lazos específicos que unen a los diferentes miembros de una familia, ya
sean lasos de consanguineidad, lazos de filiación, etc.

Al igual que un ser vivo que pasa por diferentes etapas desde su nacimiento
hasta su muerte, la familia también atraviesa por un proceso de crecimiento, con
diversas fases bien definidas entre sí, cada una de ellas presenta sus tareas y
dificultades propias.

Este tipo de crisis están presentes en todas las familias y a pesar de ser parte del
desarrollo normal familiar, suelen ser fuente de grandes conflictos que pueden
tener consecuencias devastadoras, sin embargo con una ayuda profesional
adecuada pueden resolverse y ser una oportunidad para que la familia salga
renovada. La idea es que la familia pueda realizar los ajustes necesarios para
poder afrontar la nueva etapa y no quedarse estancados en la etapa que están
dejando (por ejemplo poder complementar el ser padres y pareja cuando llegue el
primer hijo).

Además de las llamadas crisis normativas existen también aquellas que no son
parte intrínseca del proceso normal de la familia y que suelen producirse por
eventos externos al desarrollo tales como algún accidente, alguna muerte, un
robo, un incendio, etc. La crisis puede realmente ser fuente de crecimiento: Cabe
destacar que Crisis quiere decir oportunidad, sin embargo no siempre es tratada
como tal y suele terminar en complicaciones.

Estas familias no presentan un síntoma particular, sino que una cadena de


problemas y factores de estrés, entre los que pueden mencionarse negligencia,
alcoholismo, violencia intrafamiliar, abuso de sustancias y depresión.

Sharlin y Shamai (1995) señalan que este patrón es de tal importancia, que las
FMP debiesen reconceptualizarse como “familias en extremo distrés” o familias
multi-estresadas.

En esta línea, Walsh (2004) ha definido tres características centrales en las FMP,
todas asociadas al eje de polisintomatología:

 presencia de problemas múltiples, de gran complejidad y gravedad.


 más de un portador de sintomatología.
 episodios recurrentes de crisis individuales y familiares.

Según Casas, estas crisis recurrentes, que marcan la dinámica de las FMP,
pueden aparecer como reacción a:

 Dificultades de carácter material o físico, como cesantía, enfermedades


crónicas, etc.;
 Relaciones conflictuadas con el entorno circundante, expresadas como
marginación social o demandas de adaptación a contextos violentos o
estresantes.
 Relaciones conflictuadas al interior del sistema familiar, y que adoptan la
forma de violencia intrafamiliar, abuso sexual, negligencia, etc.
 Cuando estas condiciones no reciben un apoyo e intervención adecuados,
se cronifica y refuerza de forma poderosa la polisintomatología
característica de estas familias, en un ciclo deteriorante de condiciones
adversas– falta de apoyo y de recursos– crisis– y síntomas múltiples.
Ahora bien, no basta solamente con dar apoyo, sino que éste debe calzar
con la necesidad particular que ha desencadenado la crisis para ser
efectivo.

Desorganización

El segundo eje pone el énfasis en la desorganización que define la dinámica de


estas familias, particularmente en torno a dos aspectos:

 una estructura caótica.


 una comunicación disfuncional.

Conceptos que apuntan en esta línea son los de familia “suborganizada” de


Aponte o familia “desorganizada” de Minuchin.

Desorganización en la estructura, es decir, confusión de roles, incumplimiento de


las funciones familiares, disfunciones en los límites, siendo éstos o muy rígidos o
muy laxos, relaciones emocionales intrincadas o distantes, reglas secretas o
ausencia de reglas que articulen las relaciones, dinámicas de poder confusas.

Vega (1997) ha mencionado como características de la estructura de estas


familias el ser mayoritariamente monoparentales y presentar una notoria
dispersión de sus miembros. Asimismo, dicha estructura se caracteriza por
numerosas rupturas y reconstituciones que configuran genogramas complejos y a
veces confusos.

En estas familias existen conflictos en el desarrollo de los roles y la delimitación de


los subsistemas. Presentan una elevada porosidad de sus fronteras, con límites
generalmente difusos y problemas de diferenciación, lo que facilita la transmisión
transgeneracional de los patrones de desorganización y multi-problematicidad,
como lo muestra el estudio de Hurst, Sawatsky y Pare.

Se ha detectado la presencia de una jerarquía caótica y una reducción de las


reglas y normas al mínimo, sin rutinas claras ni criterios consensuados sobre qué
está permitido y qué no en la familia. El poder no se concentra “en un miembro
determinado de la familia y como consecuencia de ello la interacción familiar
tendrá carácter caótico, estableciéndose el control a través de medios indirectos y
encubiertos”; o a través de la descarga en el acto agresivo.

Además, los hijos pueden implementar una “prueba de límites” en escalada, que
busca definir de alguna forma un bosquejo de estructura familiar, al costo de
invertir muchas veces los roles familiares.

El segundo aspecto de la desorganización familiar dice relación con la


comunicación, que resulta caótica y empobrecida en su intercambio de
información. Se observan patrones incongruentes de comunicación verbal y no
verbal, lo que se manifiesta como ambivalencia relacional, habitualmente anclada
en una historia de desórdenes vinculares transgeneracionales.

La ambivalencia e incongruencia encuadran una dificultad para “leer”


adecuadamente los matices e implicancias de un mensaje y para desarrollar
empatía en la comunicación. En situaciones de resolución de conflictos, tienden a
interpretarse las “señales” comunicativas como muestras de rechazo o abandono.
Como el lenguaje ha perdido su capacidad mediadora se instalan los golpes y
gritos, o la autoagresión y autodestrucción, como solución de “punto final” y de
descarga de la tensión acumulada.

Son también familias con alto contenido mítico en su explicación de la vida y de


las relaciones, con creencias irracionales, familias altamente ritualizadas en lo que
se refiere a determinadas tareas o, por el contrario con pocos rituales que
proporcionen a sus miembros identidad como grupo y sentimiento de pertenencia.

Abandono de las Funciones Parentales

La investigación en FMP ha revelado que éstas tienden a abandonar sus


funciones parentales , mostrando en muchos casos un grado elevado de
incompetencia parental y negligencia (Barudy, 1998), que llevado al extremo (por
ejemplo, ligado a dinámicas de maltrato infantil grave) puede acarrear la
inhabilitación legal de los padres y la salida del niño de su familia.

Se han distinguido tres funciones parentalesbásicas: la nutriente, la socializadora y


la educativa. El debilitamiento de las finalidades socializadoras y educativas en la
FMP altera en los niños y niñas su capacidad de inserción y adaptación social, al
no facilitar la internalización de “normas y valores culturales, lo cual inhibe el
desarrollo de la consideración y el respeto a la sociedad por parte del niño y sitúa
a éste en posición de confl icto con su entorno”.

El debilitamiento de la función nutriente en la FMP, principalmente de tipo


emocional, obstaculiza el desarrollo de un apego seguro y lleva a un riesgo signifi
cativamente aumentado de padecer diversos trastornos biopsicosociales.
Numerosos estudios han mostrado en niños físicamente maltratados la
predominancia de apego evitativo, mientras que niños que han sufrido negligencia
física muestran predominancia de un apego ansioso/ambivalente ; finalmente, los
niños y niñas que han recibido una combinación de diversas formas de maltrato,
abuso y negligencia muestran predominantemente un estilo de apego
desorganizado o ansioso/evitativo .

Asimismo, la investigación en niños que han sufrido negligencia y/o maltrato


emocional, ha mostrado la presencia de diversas dificultades posteriores en la
infancia, adolescencia y vida adulta, observándose trastornos emocionales (como
baja autoestima, ansiedad o estrés), desórdenes conductuales (como
irresponsabilidad, oposicionismo y comportamientos antisociales), bajo
desempeño y ausentismo escolar, agresividad y/o aislamiento social, en la
mayoría de estos niños.

Este abandono de las funciones parentales aparece vinculado en muchos casos a


dinámicas de entrega y/o abandono de los hijos (Vega, 1997), por cuanto el
subsistema parental delega sistemáticamente el cuidado de sus hijos en terceros
(vecinos, familiares, profesionales).

La intervención sobre las condiciones de vulneración que demandan la salida del


niño de su hogar, se difi culta muchísimo cuando se traspasa la línea del
abandono de las funciones parentales, con bajas tasas de éxito (25%-70%) en la
mayoría de los diversos programas que intervienen después de este. Es por ello
que comprender esta variable en la intervención, resulta crucial si los
profesionales hemos de ayudar a estas familias a permanecer unidas sin vulnerar
el desarrollo sano de sus niños y niñas.

Aislamiento

Por último, el cuarto eje tiene que ver con el aislamiento. Para aludir a esta
característica, se les ha denominado “familias aisladas”, o “familias excluidas”,
destacando su distanciamiento, físico y emocional, de la familia extensa y la red
de apoyo social e institucional, encontrándose así carentes de soporte frente a las
crisis que atraviesan.

Cabe destacar que la variable “aislamiento social” o “falta de apoyo social” ha sido
identificada en numerosas investigaciones como un factor gravitante en la
etiología del maltrato infantil. Asimismo, la red de apoyo ha sido asociada a
numerosos factores protectores de crucial importancia; de ahí que su precariedad
y escasa disponibilidad en las FMP infl uya en la gravedad y multiplicidad de los
síntomas.
Incluso cuando la familia tiene una red social disponible, existe una tendencia a la
inestabilidad y fragilidad en estos vínculos, al desarrollarse sobre un trasfondo de
carencias en las habilidades sociales necesarias para mantener sus relaciones
interpersonales en el tiempo. Asimismo, se ha visto que el apoyo de la familia
extensa, cuando está presente, se caracteriza por anular sus efectos
potencialmente positivos por acompañarse de críticas y descalificaciones
frecuentes.

Estas redes suelen ser precarias y constituidas por parientes y conocidos que no
proveen el tipo de ayuda que requieren los padres en su parentalidad. En
contraposición a una dinámica resiliente, los miembros de esta red generalmente
comparten y refuerzan las normas y conductas de parentalidad negligente.

Esto explicaría en parte hallazgos recientes que controvierten el análisis de que la


negligencia parental ocurre principalmente en condiciones de aislamiento social; la
negligencia puede ocurrir tanto en condiciones de aislamiento, como en presencia
de redes informales que contemplan indiferentemente o hasta estimulan en esa
dirección.

Familias Multiproblemáticas y Pobreza

Los malostratos como experiencia organizadora de la fenomenologia familiar:


familias perturbadas a través de generaciones.

- Situaciones trágicas en las que la violencia familiar y, concretamente, los malos


tratos a los niños son el resultado de un modo de vida que da lugar a una
fenomenología característica que a menudo se mantiene a través de varias
generaciones.

- La violencia familiar como una modalidad homeostástica, es decir, una manera


repetitiva de definir las relaciones interpersonales en el interior del sistema familiar,
para solucionar conflictos y contradicciones graves manteniendo así la cohesión
familiar.

- Es posible distinguir vínculos entre las experiencias traumáticas y de carencias


vividas por padres maltratadores en su historia familiar con los comportamientos
violentos que tienen con sus hijos.

De acuerdo a un estudio de Aldaz-Carroll y Moran, sobre la transmisión


transgeneracional de la pobreza en 16 países de Latinoamérica, los “factores
familiares” (como baja escolaridad, estructura familiar disfuncional o presencia de
violencia doméstica) son centrales en la comprensión y abordaje de la pobreza.
Así, fortalecer la familia es una condición sine qua non de superación de la
pobreza.
Las FMP no son exclusivas de un entorno de pobreza y deprivación, ya que
pueden encontrarse en cualquier contexto social, cultural y económico.

Sin embargo, si a la calidad de “multiproblemática” se le suma el de “pobreza


dura”, los efectos perjudiciales para sus miembros se tornan estructurales y de
difícil modificación.

La familia en pobreza dura se encuentra atrapada en una especie de laberinto


social, donde a cada movimiento pareciera hundirse más y más. Los distintos
actores que van conformando la familia, padre, madre, hijos, abuelos, amigos,
presentan inhabilidades sociales que en distintos momentos les impiden salvar
obstáculos fundamentales para su integración social impactando a los niños.Estos
últimos, sin herramientas intelectuales, culturales, sociales, ven fragmentado su
proyecto vital, reconstituyendo el ciclo de la pobreza.

La pobreza emerge como una variable de particular infl uencia en la cronifi cación
de conductas parentales negligentes (si bien no debe igualarse pobreza a
negligencia, ni a las otras características señaladas previamente). Los efectos
indirectos de la pobreza que potencian el desarrollo de dinámicas negligentes y/o
maltratadoras, incluyen historias de traumatismo y deprivación, condiciones de
adversidad crónicas, mayor cantidad de variables de estrés parental, aislamiento
social, monoparentalidad, embarazos adolescentes, y vivir en comunidades que
son peligrosas, violentas y que carecen del capital social necesario para apoyar la
crianza de los hijos.

Producto de esta dinámica, que entrelaza un funcionamiento inadecuado, carencia


de recursos y condiciones de vida adversas, las FMP en riesgo social terminan por
involucrarse casi ineludiblemente con agentes de control externos. Con esto,
terminarían por disminuirse aun más sus competencias y habilidades de
enfrentamiento, delegando sus cuidados parentales en diversos servicios de la
comunidad.

La transmisión transgeneracional del maltrato

Jovenes familias con muchos y diferentes problemas:

- carencias educativas y socioculturales;

- antecedentes infantiles de negligencia, maltrato o carencias afectivas;

- falta o insuficiencia de recursos socio-económicos,dificultades de integración


socio-laboral;

- sin vivienda o inhabitable; consumo excesivo de alcohol y drogas;


- relación de pareja conflictiva, violenta o en proceso de ruptura;

- estructura familiar monoparental;

- en conflictos o sin apoyos de las familias de origen;

- sin relaciones de amistad y con un grado elevado de aislamiento social, etc

Viven inmersos en una situación de estrés y desbordamiento continuado. Cuando


tienen recien nacidos o hijos pequeños estos recibirán y vivirán todo el malestar de
dos formas:

a) forma activa y directa: los niños son utilitzados com una válvula de escape de
toda su frustración, malestar y violencia-agresividad acumulada. Podremos
observar malostratos físicos y psíquicos, abuso sexual.

b) pasiva e indirecta: los padres no se vinculan afectivamente a sus hijos (apego),


son incapaces de percibir y responder a sus necesidades más básicas (empatia).
Podremos observar abandono emocional, negligencia física.

Empieza la “CARRERA VITAL DEL NIÑO MALTRATADO”

Nos encontramos con niños que:

- no acuden a las revisiones pediátricas concertadas sino que van sólo a


urgencias: accidentes, problemas respiratorios, etc.

- posiblemente faltarán bastante a la guardería o al prescolar o acudirán en malas


condiciones de salud e higiene: no han dormido suficiente, no se les ha cambiado,
etc.;

- después comenzarán a manifestar dificultades: algún retraso madurativo o de


lenguaje y dificultades para el aprenendizaje escolar;

- seguidamente los maestros empezarán a quejarse de los problemas de conducta


y agresividad;

- y después ... expedientes escolares, expulsiones y fracaso escolar;

- predelincuencia, juzgado de Menores, amonestación, libertat vigilada, ...

- ingreso en centros de protección o reforma; - inadaptación laboral o paro


crónico;salida del hogar familiar como una “

huida hacia delante";

- consumo de alcohol y drogas y problemas de salud (sida, hepatitis);


- detenciones policiales, juicios penales y cárcel;

- marginación individual, promiscuidad o inestabilidad afectiva con parejas que


tienen problemas semejantes;

- relaciones afectivas y de pareja dependientes, con rupturas violentas y


reconciliaciones continuadas;

- incio de paternidad/maternidad sin “responsabilidad” o como una “maniobra


relacional”.

- Alguien observa las primeras muestras de paternidad negligente, maltratante o


abusiva ... Se cierra el “circulo vicioso”, volviendo a reproducir el ciclo y la “carrera”
de manera transgeneracional.

TIPOLOGÍAS DE LAS FAMILIAS MULTIPROBLEMATICAS

Existe una variedad de clasificaciones familiares atendiendo al tipo de disfunción o


conflicto presentado. Casi todas las familias, sin embargo, presentan alteraciones
en los patrones de comunicación, asociados en muchos casos con variables de
tipo socioeconómico. Desde mi punto de vista, son relevantes las clasificaciones
de Jordan (en relación a la capacidad integrativa o no de la familia); la de Van Wel
(desde el punto de vista del "ajuste" social), la de Powell y Monahan (por la falta
de recursos o apoyos externos en las crisis) y la de Cancrini.

Jordan (1980) clasifica a las familias en función de su disgregación en torno a los


problemas o de su rigidez con los límites externos que les lleva al aislamiento
social. Así habla de familias centrífugas en el primer caso y de familias
integrativas.

Es interesante que nos detengamos en la clasificación de Van Wel (1992) que


combina aspectos emocionales con deprivación socioeconómica, estableciendo
una minuciosa tipología:

 Familia desorganizada: escaso cumplimiento de las funciones parentales,


cuidado negligente de los hijos, organización caótica del hogar, reglas
implícitas o secretas, poca ritualización de la vida familiar.
 Familia socialmente enferma: Conflictos de relación internos y con el
medio (dificultades en la red social que aparece truncada; problemas con
figuras de autoridad (maestros, policía...).
 Ajuste defectuoso al medio: discrepancia entre metas y recursos;
deprivación socioeconómica; labilidad en los límites externos, tendencia a la
desintegración.
 Familia deprivada: graves carencias socieconómicas, familias marginales,
viven a espaldas de la sociedad y de los servicios de protección social.
 Familia simbiótica: relaciones intrincadas de sometimiento y dependencia,
violencia en forma de actos como forma de relación con escaladas
complementarias.

LA FAMILIA MULTIPROBLEMÁTICA Y LOS SERVICIOS SOCIALES

Se encuentran con demandas familiares o imposiciones de su propia institución o


de otras que ejercen funciones de control que a menudo son imposibles de
satisfacer por múltiples motivos: la falta de recursos, la falta de tiempo, la poca
preparación, la rivalidad profesional, la discrepancia de objetivos entre los
profesionales y la institución o instituciones derivantes y, por supuesto, las
características de las propias familias a las que hay que atender.

Desde la perspectiva de los y las trabajadoras sociales, este tipo de familias


requiere una tremenda inversión psíquica y emocional que tiene pocas
recompensas ya que se sienten inundados con multitud de problemas de estas
familias que a menudo parece como si no tuvieran interés en mejorar sus vidas y
arrastran, a veces de generación ene generación una pléyade de problemas:
drogas, embarazos adolescentes, desempleo, estilos negligentes de crianza de los
hijos, abandonos.

Desde el punto de vista de la familia, ésta se encuentra cercada por la pobreza, la


enfermedad, la violencia, el desempleo, con pocas expectativas de cambio y ven a
los y las trabajadores sociales como intrusos e invasores de su mundo y en
ocasiones piensan que les hacen más daño que otra cosa (les niegan ayuda
económica o vivienda, les quitan a los hijos, les censuran...).

Por otra parte debemos tomar en consideración diversos factores que complican el
trabajo con familias y que trataremos de analizar aquí:

A) El problema de la intervención: terapéutica

Esto se refiere a un viejo litigio entre profesionales de diferentes disciplinas de


ayuda acerca de quien tiene el "poder" y/o el "saber" para ayudar al cambio
familiar. O lo que es lo mismo ¿podemos y debemos desde los Servicios Sociales
hacer terapia?. Cirillo (1990) aboga por que sí es posible ya que considera que
cualquier acercamiento de una familia para solicitar ayuda aunque ésta sea de tipo
material, implica otro tipo de demanda implícita a través de la cual se puede
"traspasar la puerta" de la familia para hacer otro tipo de intervenciones
De hecho, la dificultad se plantea también desde el punto de vista de sí la terapia
sólo es posible desde contextos terapéuticos, quedando pues excluidos los
contextos asistenciales o de control.

Sin embargo, existen multitud de ejemplos profesionales que demuestran de qué


manera es posible hacer intervenciones en contextos "no terapéuticos" (con
ancianos, menores, etc.) ya que de lo que se trata en definitiva es de facilitar
cambios en algunas áreas de la vida de las familias o, al menos, ayudarles a pasar
las crisis.

Este litigio que en mi opinión está superado tiene que ver con algo que creo que si
implica dificultad para una ayuda eficaz y está relacionado con el punto siguiente.

Por otra parte debemos tomar en consideración diversos factores que complican el
trabajo con familias y que trataremos de analizar aquí:

B) Los contextos en que desarrollamos la ayuda

Otro factor que podría complicar las intervenciones es el relativo a los contextos y,
relacionado con el anterior es el que se refiere a la contradicción que se produce
cuando se presta ayuda en un contexto asistencial y a la vez se participa con la
misma familia en un contexto de control o evaluativo.

Lamas (1997) define el contexto profesional de cambio al marco que se establece


entre el profesional y el cliente que permite dar significado a una serie de
intercambios comunicacionales orientados a producir cambios en el cliente.

Pueden identificarse así diferentes contextos de cambio: el asitencial, el de


consulta, el terapéutico, el evaluativo, el de control y el in-formativo. Qué duda
cabe que los trabajadores y trabajadoras sociales intervenimos a la vez en varios
de estos contextos: el asistencial que es propiamente el de "ayuda", el evaluativo y
el de control; la dificultad estriba en que entre estos tres contextos la filosofía es
contradictoria ("te ayudo pero te juzgo y te examino y si no cumples..."); es
evidente que esta situación de multiplicidad de roles en contextos opuestos no
favorece el cambio de la familia; más bien al contrario, impide una auténtica
relación de ayuda, imprescindible para dicho cambio.

En realidad es una típica situación de doble vínculo relacional que desde mi punto
de vista impide la ayuda. La intervención en esos contextos, por otra parte, prima
la posición de desvalorización e incompetencia de la familia: no pueden, no saben
y necesitan de alguien que sabe y que puede organizar su vida y además juzgar si
merecen ser ayudados. Además, generalmente supone una situación no voluntaria
por parte de la familia con lo cual disminuye la motivación; el rol del o la
profesional es de control lo cual también, evidentemente dificulta el cambio.
Los contextos profesionales de cambio se producen a su vez en metacontextos
que responden a una "cultura institucional", favoreciendo la ayuda y el cambio en
unos casos y dificultándolo en otros y que a su vez responden a un imaginario
colectivo de la sociedad, esta tiene mitos y creencias acerca de determinadas
instituciones, enfermedades, etc. y ello condiciona la ayuda: por ejemplo un centro
psiquiátrico, un dispensario de metadona, etc. Esto supone una predisposición
para dar o recibir ayuda y también condiciona la percepción social de la misma,
estando reforzado esto por una serie de marcadores contextuales que nos ayudan
a percibir esa ayuda de una manera u otra, de la misma manera que condiciona la
percepción de los y las profesionales acerca de si son terapeutas o no.

Esto de los marcadores de contexto que refuerzan la "autoridad" terapéutica


elevando a los terapeutas "a los altares" con categoría de magos o brujos es
ciertamente importante con relación a los y las trabajadoras sociales ya que
difícilmente nos perciben como a los médicos, psicólogos, etc. (a pesar de que
tenemos como profesión sanción de la comunidad para intervenir y que algunos
olvidan que, por ejemplo, Virginia Satir es trabajadora social, por citar alguien
relevante en el mundo de la terapia).

C) La motivación para la ayuda

En este sentido podemos observar cómo la motivación es un serio problema que


dificulta el cambio; en efecto, para que este fuera posible, precisaríamos que tanto
la motivación de la familia como la del profesional coincidieran, pero la realidad
indica que esto no es así. En el caso de las familias, raramente se encuentran
motivadas para un cambio real de su organización familiar, de hecho, están
atrapadas entre la necesidad de cambiar y la de proteger sus patrones habituales
de comportamiento, sus roles y su organización.

Por ejemplo, las familias pueden proteger su estructura familiar con un hijo
institucionalizado como ingobernable, delincuente o drogadicto o también con un
adulto encarcelado, alcohólico o enfermo mental; simplemente se reorganizan
para mantener el síntoma y seguir funcionando.

Por esto, incluso aún cuando encontremos familias motivadas, la resistencia es un


factor de dificultad añadido a la hora de intervenir con las familias. Así, la
resistencia sirve para proteger a la familia de los cambios temidos más incluso que
de las decisiones judiciales o de los agentes de servicios sociales. Mantener el
precario balance familiar llega a ser más importante que el propio bienestar o el
desarrollo individual. El cambio para cada miembro de la familia puede implicar el
riesgo de perder su identidad, pueden surgir sentimientos de fracaso o de culpa,
acusaciones cruzadas, colapso familiar y miedo a la pérdida.
Junto con la falta de motivación de la familia, podemos encontrar falta de
motivación del o la profesional. Por una parte, generalmente, sus objetivos están
enfrentados a los de la familia: él o ella quiere ayudarles a cambiar y la familia se
opone, a menudo son utilizados por la familias para su propio beneficio y si ésta
no consigue lo que quiere, el o la profesional la pierde (tras dejar buena parte de
energías físicas y emocionales en el camino). Por otra parte, trabajar con familias
multiproblemáticas supone modificar también su entorno (que, como hemos visto,
genera en muchas ocasiones los problemas) y, en este sentido, el o la profesional
se siente impotente: cada vez más crisis en la sociedad y menos recursos (esto se
hace particularmente relevante en el seno de las sociedades avanzadas, un
ejemplo: la tolerancia cero de Blair).

La dificultad de coordinarse con colegas, el hecho de no tener supervisión, el


sentirse presionado por sus jefes para obtener resultados (¡criterio empresarial
aplicado a los Servicios Sociales!), la falta de "vacaciones" o rotación del puesto
de trabajo para tomarse un "respiro" son factores que, evidentemente disminuyen
la motivación y conducen al agotamiento profesional.

D) La triangulación entre instituciones

En muchas ocasiones se produce una fricción entre las instituciones que trabajan
con familias por quien tiene la decisión sobre qué tipo de cambio deben éstas
realizar o quien lidera la intervención. Este es otro factor más que interfiere en la
eficacia de las intervenciones.

Por una parte contribuye al desgaste de los y las profesionales y por otra, a que
las familias se sientan atrapadas en una lucha que no comprenden ni les
beneficia. Imber-Black (1985) sostiene la necesidad de cambiar el término "familia
multiproblemática" por el de "familia envuelta con múltiples instituciones",
afirmando que son éstas con sus luchas de poder, objetivos dispares, diferencias
de "cultura", de ideología, etc. las que contribuyen a veces en la cronificación de
los problemas de las familias.

Además, la autora propone una idea interesante que es la de trabajar el


empoderamiento de estas familias cambiando su visión como "perseguidas" por
las diferentes instituciones por la de usuarios de pleno derecho de los servicios de
bienestar social.

Por su parte, Colapinto (1988) viene a coincidir con la anterior cuando expresa que
los problemas de las familias son un síntoma de una situación más compleja y
amplia: el contexto social de la familia. Dice que una familia problemática es una
familia que tiene el problema de estar lidiando con demasiadas instituciones.
Es una familia que ha sido definida como tal por diferentes organismos, y con la
colocación del foco problemático en distintos comportamientos de la misma. "Una
familia multiproblemática es una familia multiagencia". Es gracias a estas familias
que los y las profesionales de distintos organismos mantienen relaciones.

Diversos autores han analizado la relación que se establece entre una familia
multiproblemática y las instituciones de ayuda pero es quien acuña el término
"triángulo de instituciones" para designar la compleja relación que se establece
entre la familia y las instituciones que intervienen en alguna faceta de su vida:
coaliciones, socavamiento de la autoridad, descalificaciones, luchas entre buenos
y malos (terapeutas).

Es decir, las triangulaciones pueden darse entre profesionales de las diferentes


instituciones pero también las familias van a tener la tentación de devorar a
múltiples sistemas de ayuda, estableciendo alianzas con unos y abandonando a
los que no respondan a sus intereses.

LA INTERVENCIÓN CON FAMILIAS MULTIPROBLEMÁTICAS

Hasta aquí algunas pinceladas acerca de cómo funcionan las familias en general,
pero también, la evidencia de que cada familia desarrolla un estilo propio que tiene
que ver con múltiples factores: el contexto cultural, étnico, la historia pasada de la
familia, las dificultades por las que atraviesa...

Imagínense ahora un o una profesional de ayuda con unas experiencias


familiares, una historia vital hecha de encuentros o desencuentros familiares, con
mitos, rituales, estilos propios de comunicar, pero además revestido de "autoridad
moral" para tratar con familias menos afortunadas, familias que médicos,
maestros, psicólogos, trabajadores sociales han conceptual izado como
"disfuncionales" porque su estilo de vida, su forma de relacionarse, la falta de
recursos o cualquier otro motivo difiere de la imagen idílica de la familia permitida
en la sociedad.

Un peligro real y frecuente es dejarnos arrastrar por esas etiquetas prejuiciosas


acerca de tal o cual familia y compararlas además con nuestra propia historia
familiar, con nuestros valores y creencias, con nuestro propio marco de referencia
en definitiva y el resultado puede ser una actitud etnocentrista que nos lleve a
enjuiciar de manera equivocada a la familia.

Los y las profesionales de ayuda tenemos mucha responsabilidad en nuestro


trabajo porque podemos influir sobre la vida de las personas: de nuestros
informes, de nuestras opiniones, de nuestros juicios va a depender que tal o cual
niño sea retirado de sus padres; de que una mujer pueda o no librarse de una vida
de maltrato marchándose de la vivienda familiar...

Esto significa que debemos ser cuidadosos cuando interpretamos las dificultades y
las capacidades de las familias para salir adelante; significa que debemos ser
flexibles y abiertos, reconociendo que hay otras formaciones familiares en las que
los niños pueden crecer y desarrollarse; significa que debemos ser críticos con los
criterios normativos de una sociedad que mitifica y consagra un modelo familiar
determinado.

Es decir, el encuentro de los y las profesionales con las familias constituye un reto
a la aptitud y creatividad tanto de la familia como del profesional, necesitando éste
grandes dosis de paciencia, buen humor y humildad, evitando hacer proyecciones
de sus propios temas no resueltos con las familias que trabaja.

Aquí algunos consideran que trabajar con familias es librar un combate desigual
en el que un o una profesional (aunque casi siempre una figura heroica de género
masculino), trata de forzar el equilibrio del grupo familiar y conducirlo al cambio. Es
una lucha titánica en la que la familia se empeña en no cambiar y el profesional en
que cambie y el resultado final podría ser o bien que el profesional es devorado
por "barracudas", retomando la metáfora antes aludida, o bien que el profesional
se queme o que la familia se retire.

Otros, prefieren concebir el trabajo familiar como una partida de ajedrez en la que
el objetivo también es ganar opero utilizando otros procedimientos menos
agresivos y revistiéndose con el ropaje mítico del salvador, lleno de sabiduría y por
encima del bien y del mal. El resultado: atascamiento o parálisis de la familia,
desbordada ante tanta competencia y, también, fomento de la dependencia;
transmisión del mito familiar de salvación al profesional o a la institución. Fracaso
en definitiva.

Trabajar con familias es crear un sistema terapéutico en que juntos, el sistema


familiar y el sistema profesional avancen juntos, cooperando hacia unos objetivos.
Utilizando un símil de Minuchin, se trata de conducir un barco en el que todos
tienen que colaborar.

Y muy importante: definir los límites personales y profesionales, siendo capaces


de reconocer cuando las vivencias tanto con la familia de origen como con la
familia actual puedan interferir en la relación con la familia en tratamiento.

Se trata de conocer a la familia, descubrir sus juegos relacionales y de poder a


través de su lenguaje, de sus metáforas, de sus mitos o de sus rituales.
Ya se ha comentado que trabajar con este tipo de familias en el contexto
asistencial que es donde las/os trabajadoras/es sociales solemos intervenir, es a
menudo, frustrante y desesperanzador, por una parte debido al alto grado de
conflictividad que presentan y por otra parte, por los contextos adversos que
rodean a estas familias.

Si a esto unimos la falta de recursos de las administraciones, es frecuente que nos


encontremos en una posición de atasco, que nos lleva al agotamiento profesional
(síndrome de burn-out) y nos hace arrojar la toalla, contribuyendo así también a la
cronificación de las familias multiproblemática.

Así, es frecuente, encontrar en las y los profesionales sentimientos tales como


desaliento fatalista, impotencia o sentimiento de catástrofe casi siempre inminente.
En ocasiones, nuestro trabajo está condicionado por un mito "nada se puede
cambiar" y esto hace que efectivamente, a modo de profecía autocumplida,
nuestro trabajo se vuelva más y más ineficaz, generando ansiedades y
sentimientos de fracaso.

Así pues, de acuerdo con Aponte (1991), el enfoque idóneo para intervenir con
familias multiproblemáticas es el enfoque eco-sistémico que debe tener en cuenta
varios aspectos:

 Considerar el contexto en que se generan los problemas de la familia


 La organización de la familia
 Creencias y valores
 Recursos de la Comunidad
 Redes sociales

Esto, pues, implica tratar juntos los problemas de la familia y de la comunidad,


trabajando con las instituciones y profesionales del contexto inmediato de la
familia: es una solución ecológica para un problema ecológico.

Y es que en este sentido, trabajar las redes sociales de las personas en la


comunidad en que viven es muy útil para prevenir situaciones de riesgo o aminorar
los efectos de las crisis de las personas, también para encontrar recursos no
convencionales en la comunidad.

La intervención social con finalidad asistencial, en múltiples situaciones, requiere


ser complementada con la intervención socioeducativa-promocional. Por ello, la
propuesta de pensar y trabajar en y con redes, posibilita tal complementariedad y
a su vez, potencializa las fortalezas personales, familiares y organizativas de
carácter privado y público en función de la búsqueda de soluciones.
Construir vínculos en red, entre las organizaciones productoras de servicios
sociales, es un imperativo de gestión y es un reto ético para el aprovechamiento
de los recursos públicos. Y articular dichas redes, con las redes comunitarias, sin
lugar a dudas, contribuye a construir una visión de ser humano social artífice y
corresponsable de su desarrollo y el de los demás.

A su vez, nos permite subrayar las responsabilidades de un Estado, ante las


problemáticas sociales creadas y acentuadas por la desigual distribución del
producto social.

En cualquier caso y para concluir estas ideas, recordar que es importante a pesar
de la desesperanza y el agotamiento de trabajar con familias multiproblemáticas,
recuperar el rol de "abogado" de estos clientes, es decir, de intercesor frente a
otras figuras de control y reprobación ya que a menudo (y esto no significa crear o
fomentar dependencia) somos los únicos/as profesionales que les proveen de
experiencias emocionales efectivas. Esto significa también recuperar la esencia de
nuestra profesión ofreciendo protección pero también crecimiento y enseñanza.

TRABAJAR CON ESTE TIPO DE CLIENTES PASA POR DESARROLLAR UNA


SERIE DE ESTRATEGIAS

Estrategias personales de cambio:

 Conocerse a sí misma/o, nuestras limitaciones, cualidades y defectos (usar


la introspección).
 Clarificar nuestras relaciones familiares para evitar hacer proyecciones en
nuestros clientes. Clarificar nuestro modelo afectivo aprendido de nuestros
padres. Proceso de diferenciación de-sí-mismo (Bowen, 1991).
 Ser congruente y crítica/o con nosotras/os mismas/os.

Estrategias profesionales:

 Tener expectativas realistas.


 Incrementar conocimientos
 Compartir los "casos" con colegas: hablar de éxitos y fracasos
 Estudiar a las familias teniendo en cuenta su contexto: no juzgar y evitar
etiquetas.

LA FAMILIA MULTIPROBLEMÁTICA y SU CONTEXTO ECOLÓGICO

Individuo, Familia y Red Social


"Si la terapia no progresa con un individuo, se amplía la unidad involucrando en la
terapia a la familia -padres, hermanos, abuelos, tíos, tías y otros parientes- y, si es
cecesario, a los miembros de la comunidad. Finalmente, se alcanza un nivel en el
que tiene lugar el cambio, porque cada vez que se entra en contacto con nuevas
personas surgen nuevos puntos de vista y diferentes recursos. La organización de
estas nuevas influencias enriquece la vida de todos”.

La perspectiva Ecosistémica, que integra aportaciones teóricas del modelo


ecológico, de la teoría de las redes sociales y del modelo sistémico, constituye una
herramienta especialmente útil al facilitar una conceptualización y un modelo de
intervención para casos de Familias Multiproblemáticas, es decir, familias cuya
relación con la red de servicios ha estado marcada, en el pasado y/o en el
presente, por la falta de solución de los problemas y por la creciente rigidez de las
pautas de interacción relacional. Veamos, en breves trazos, algunos aspectos
teóricos de dichos modelos.

El Modelo Ecológico de Bronfenbrenner (1979) concibe el desarrollo humano a


partir de la interacción entre cuatro niveles y estructuras seriadas:

1) el Microsistema o entorno más inmediato del individuo (familia, escuela, trabajo,


barrio);

2) el Mesosistema, donde se ubicarían las Redes Sociales, que engloba las


relaciones entre dos o más entornos inmediatos o microsistemas;

3) el Exosistema o entornos que aunque no contienen al individuo afectan a su


vida diaria (p. ej., los centros de poder donde se toman decisiones educativas,
socio-laborales, sanitarias, etc.);

4) el Macrosistema donde se sitúan los factores ideológicos, culturales y


socioeconómicos.

El concepto de Red Social, ha sido definido por diferentes autores:

- Por el antropólogo Barnes (1972) como un "conjunto de puntos que se conectan


entre sí a través de lineas, donde los puntos representan personas (a veces
grupos o sistemas) y las lineas representan las interacciones entre esas personas,
grupos o sistemas".

- Integrando aspectos estructurales y funcionales, Garbarino (1983) concibió la


Red Social como un "conjunto de relaciones interconectadas entre un grupo de
personas que ofrecen unos patrones y un refuerzo contingente para afrontar las
soluciones de la vida cotidiana".
- Cristina Villalba (1993) identifica la Red de Apoyo Social con "relaciones
interpersonales en las que se intercambian o se ofrecen varios tipos de ayuda
(emocional, material o instrumental) y que dan lugar a una sensación en el
receptor de ser querido, valorado, respetado como persona, aumentándole su
bienestar subjetivo".

En general, se distinguen dos niveles de Red Social:

1) La Red Primaria es una entidad microsociológica constituida por un conjunto de


individuos que se comunican entre sí a partir de afinidades personales, fuera de
todo contexto institucionalizado; la red primaria o red afectiva de una persona
incluye la totalidad de los parientes, amigos, vecinos, etc. que ella frecuenta. La
red primaria evoluciona según la fase de ciclo vital, la posición socio-económica,
las circunstancias, etc.. P. ej., una mudanza o la paternidad pueden cambiar la
configuración de la red primaria.

2) La Red Secundaria o Red Comunitaria, por el contrario, se define a partir de


una tarea, una institución, etc.; es el conjunto de las personas reunidas alrededor
de una misma función, en un marco institucionalizado: profesionales de los
diferentes servicios asistenciales.

La mayoría de los obstáculos y problemas que una familia debe afrontar a lo largo
de su ciclo vital son contenidos y resueltos en el marco y con la ayuda de la red
primaria; otras dificultades requieren, para su solución, el apoyo puntual o
temporal de la red secundaria. Sin embargo, existen situaciones familiares
multiproblemáticas en las que la sucesiva intervención de la red primaria y
secundaria no sólo no resuelve las dificultades de los individuos, sino que las
cronifica o las aumenta. Es como si la red, en lugar de ofrecer autoayuda,
bienestar, apoyo y seguridad a los individuos y grupos que la componen (al modo
de una plácida hamaca o de una red protectora bajo el trapecio), se hubiera
enredado de forma tal que atrapa y paraliza a individuos y sistemas (al modo de
una tela de araña alrededor de un insecto) o es incapaz de contenerlos y
recogerlos adecuadamente (al igual que una red de pesca enmarañada y plagada
de enormes orificios tras un fuerte temporal).

Dentro del Modelo Sistémico diferentes autores (Barudy, Imber-Black, Odette


Masson, Coletti, Pluymaekers, Colapinto y otros) han examinado de qué manera
los sistemas profesionales que trabajan con familias multiproblemáticas (FMP) e
intentan, desde una perspectiva individual o lineal, aliviar problemas como la
drogadicción, el alcoholismo, la delincuencia o el maltrato infantil, tienden a
perpetuar las dificultades, reproduciendo con frecuencia las pautas de la
interacción familiar y contribuyendo a establecer un macrosistema cosificado que
es cada vez menos capaz de producir cambios.
CONTEXTOS DE DERIVACIÓN y DEMANDA TERAPÉUTICA EN FMP

La demanda de intervención terapéutica con una FMP se puede producir desde


diferentes contextos asistenciales e institucionales y la via de acceso de la familia
a dicha intervención terapéutica puede presentar ditintas modalidades. Veamos
algunas de las más comunes:

A.- Desde un Equipo Especializado en la Intervención Terapéutica en situaciones


familiares que presentan riesgo de maltrato y negligencia infantil. En este caso, es
el profesional derivante (en general de Servicios Sociales o del Servicio de
Protección de Menores) quien debe hacer la demanda previa al Equipo
Terapéutico, quien negociará con aquel las condiciones de acceso o no de la
familia a terapia.

B.- Desde un Equipo de Atención Social Primaria, que cuenta con un Programa de
Infancia y Familia o con un Psicólogo dispuesto a intervenir terapéuticamente con
FMP. En este caso, la familia entró inicialmente en el servicio a raiz de una
demanda asistencial que ha ido abordando el Trabajador Social hasta que éste, en
un momento dado, cree conveniente solicitar el apoyo terapéutico al Psicólogo de
su equipo.

C.- Desde un Equipo de Salud Mental, que trata individualmente algunas de las
patologías o síntomas que se producen en el seno de una FMP. La familia pide
una consulta directamente al servicio, por indicación o consejo de otro servicio.

D.- Desde un Equipo de Tratamiento de Alcoholismo o toxicomanías. Igualmente,


la familia pide una consulta directamente al servicio, por indicación o consejo de
otro servicio.

La información previa con la que cuenta el terapeuta acerca del sistema familiar y
su red de apoyo social varía de un contexto de derivación-demanda a otro y el
inicio del proceso de diagnóstico-intervención es sustancialmente diferente.

En los supuestos A y B, el Terapeuta tiene la posibilidad de valorar la adecuación o


no de la Demanda del servicio derivante a partir de la información (en general
exhaustiva) que éste puede aportar. De este modo, el terapeuta podrá podrá re-
ajustar la demanda (reorientarla, reconvertirla, diferirla, etc.) y diseñar con el
derivante (y/u otros servicios) la estrategia más adecuada para que la familia
llegue a la terapia con más garantías de éxito. DERIVANTE TERAPEUTA FAMILIA

En los supuestos C y D, en cambio, el Terapeuta apenas cuenta con información


de la familia (y su red social) antes del primer contacto con ella; en este sentido, el
terapeuta deberá detectar por sí mismo si se trata o no de una FMP e investigar
cuál es su red primaria y secundaria significativa. FAMILIA TERAPEUTA
DERIVANTE.

EL DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL DE LA FMP Y SU RED

En cualquier caso, si el terapeuta trabaja desde el modelo ecosistémico,


necesitará construir un complejo Mapa o Guía que le facilite una primera
Valoración Diagnóstica que contemple ambos sistemas -la familia
multiproblemática y la red de apoyo social- y la complejidad de las interacciones
intra e intersistémicas.

Una buena Valoración Diagnóstica permitirá:

- Ordenar la multiplicidad de informaciones: desde las más simples y de tipo


individual -p. ej.: el CI del niño- a las más complejas de tipo institucional -p. ej., la
incidencia de la decisión política de reconversión institucional en una caso de
retirada de tutela de un hijo a una FMP- .

- Valorar la complejidad estableciendo "diferencias" (cuantitativas y cualitativas) y


conexiones que permitan construir hipótesis diagnósticas a diferentes niveles.

- Establecer un Pronóstico del caso a partir de las características del caso y de los
recursos disponibles

- Orientar la toma de desiciones iniciales en base al diagnóstico de


necesidades/capacidades, estableciendo prioridades a diferentes niveles: jurídico
(p. ej.: declaración jurídica de "riesgo" para favorecer la preservación familiar o de
"tutela automática" con acogimiento institucional para una reunificación familiar
posterior, etc.); social (p. ej.: una vivienda, un salario social, un taller ocupacional,
etc.); terapéutico (p. ej.: intervención de red o terapia individual o terapia grupal o
individual).

- Diseñar el Plan de Caso y las estrategias de intervención.

- Preveer la Evaluación de Resultados

Aunque en la realidad se superponen y van indefectiblemente unidos, con fines


expositivos podemos distinguir dos niveles diagnósticos (ver Cuadro 4) cuyos
elementos se complementan y mediatizan de forma circular:

 El Diagnóstico Psicosocial

Hace referencia al QUÉ y al CUÁNTO del caso


- Valora la presencia/ausencia (cualitativa y cantitativamente) de determinadas
características individuales, familiares y contextulales que tienen el valor de
“indicadores de riesgo” o de "indicadores de protección".

- En este sentido se trata de un nivel de dignóstico lineal y en gran medida


estático, aunque valoracioes sucesivas puedan obtener resultados diferentes.

- Parte del “supuesto teórico” previo basado en la investigación a partir del cual
determinadas situaciones de desprotección infantil se hallan vinculadas a
diferentes indicadores. Dichos indicadores, tienen en cuenta:

- Factores del menor: aspectos cognitivos, emocionales, conductuales,


sociales, etc.

- Factores de los padres: salud mental, alcoholismo, antecedentes personales,


etc.

- Factores de la dinámica familiar: separación, violencia doméstica, conflicto


con familia extensa, etc.

- Factores del contexto socio-cultural-económico: inmigración, aislamiento


social, paro, etc.

- Factores del contexto asistencial: ausencia de recursos, conflicto entre


servicios, etc.

- El instrumento metodológico básico del Diagnóstico Psicosocial son las


entrevistas semi-estructuradas, los cuestionarios y los tests. Citamos sólo
algunos de los cuestionarios que pueden resultar útiles:

- Con la Família: Ser Madre

- Con los servicios: de Indicadores de Abuso Sexual en la infancia y la


adolescència; de valoración de la gravedad del Maltrato; Inventario de
Problemes de Conducta para maestros;

Arruabarrena, ha elaborado una Formulario de Derivación de Casos que permite


ordenar las informaciones a partir de las siguientes valoraciones:

A.- Valoración de las características Psicosociales:

 Indicadores Contextuales
 Indicadores Relacionales
 Indicadores de Salud
 Indicadores Conductuales
B.- Valoración de la Relación Asistencial

 Cualidad
 Cronicidad

C.- Valoración de la Socialización Familiar

 Paternidad Positiva: “Apego”Disciplina


 Supervisión
 Resolución de Conflictos y problemas

D.- Valoración de la tipología de Maltrato

 Maltrato FísicoMaltrato Psiquico o Emocional


 Negligencia o Abandono Físico
 Negligencia o Abandono Psíquico o Emocional
 Explotación Sexual
 Explotación Laboral
 Inducción a la Delincuencia
 Modelo de vida en el hogar inadecuado para el niño
 Maltrato Prenatal
 Retraso no orgánico del crecimiento
 Síndrome de Munchaüsen por Poderes
 Imposible cumplimiento de las obligaciones parentales
 Abandono-Renuncia

E.- Valoración del Abuso Sexual

 En función del Tipo de Contacto Sexual


 En función de la Relación víctima-abusador
 Según el Grado de protección tras la revelación de los abusos

 El Diagnóstico Eco-Sistémico

Hace referencia al CÓMO del caso.

- Los diversos indicadores psicosociales y sus consecuencias interactúan,


emergen y se estructuran de diferente manera en cada caso, dando lugar a
constelaciones familiares y macrosistémicas (familia y red social) más o menos
complejas, con dinámicas relacionales específicas y diferenciadas.

- Si nos atenemos exclusivamente al tipo de sintomatología que presenta el


menor, podremos hablar p. ej. de trastornos del comportamiento, trastornos
emocionales, absentismo, etc.
- Si nos centramos en el Sistema Familiar Multiproblemático donde se producen
estos síntomas, podremos observar dinámicas relacionales maltratantes,
negligentes o abusivas.

- Si, ampliando el foco de análisis, pasamos del malestar del menor a la dinámica
relacional de su familia, y de ésta al al contexto asistencial donde diferentes
servicios interactúan con la familia, nos encontraremos con la complejidad del eco-
sistema propio de familias multiproblemáticas y podremos constatar la presencia
de dinámicas de maltrato y negligencia institucional, inercias burocratizantes y
cronificantes, dinámicas de exclusión y marginación social, etc.

Contexto asistencial

El Diagnóstico Ecosistémico se caracteriza por su circularidad y por su dinámica


contínua de co-construcción y des-construcción por cuanto transcurre paralelo al
proceso de investigación-acción; aporta al terapeuta directrices para interpretar la
realidad y orienta e ilumina los “itinerarios” estratégicos a seguir. Su correlato
metodológico y la herramienta básica es la Hipótesis Sistémica – Relacional

“La Hipótesis es una suposición que sirve de base a un razonamiento, sin


referencia a su verdad, como punto de partida para una investigación” (Selvini
1980)

“La Hipótesis es el momento organizativo de los hechos observados. Su función


principal consiste en orientar la indagación y la actividad del professional,
permitiéndole comprender el funcionamiento y la organización del sistema y trazar
un mapa de las relaciones en las que figure la posición de los distintos individuos
en la familia y de ésta dentro de otros sistemas ... sea que se la refute o modifique,
la hipótesis produce información” (Campanini 1991)

El proceso de formulación de Hipótesis en torno a un caso integra los siguientes


elementos:

- una determinada epistemología (eco-sistémica) que facilita una forma relacional


de investigar o explorar los hechos y de ordenar las informaciones;

- las investigaciones y aportaciones teóricas de diferentes autores en relación al


desarrollo biopsicosocial humano, los sistemas familiares, las redes sociales, las
instituciones, etc.

- la formación y la experiencia profesional del terapeuta (y los demás profesionales


de la red) en situaciones y casos parecidos;
- la experiencia personal del terapeuta (y los demás profesionales de la red) y su
"vivencia" en el seno de los sistemas humanos y contextos relacionales donde se
ha movido: familias de origen y nuclear, experiencias laborales, asociaciones y
otros colectivos;

- la vivencia como "paciente/cliente/usuario de servicios, etc.

 Las Hipotesis con y sobre la Red y la Familia

Todo el proceso de intervención con la familia multiproblemática y su red


comunitaria estará guiado por una actividad permanente: la construcción de
Hipótesis. Las hipótesis se co-construyen conectando las sucesivas informaciones
que el proceso de investigación-acción con la familia y los servicios va generando.

"Pensar de manera circular equivale a renunciar a los esquemas de análisis


reduccionistas y tratar de integrar el contexto y las muchas interferencias sociales,
culturales, económicas y políticas a los problemas que se plantean........ en este
marco conceptual sistémico, se favorece la elaboración de estrategias de cambio
en vez de imponer cambios decididos apriorísticamente...." (Jacques Pluymaekers,
1992).

El análisis del caso y su evolución, compartido por los profesionales de los


diferentes servicios que constituyen la red, y la valoración de la secuencia de
acontecimientos que se van sucediendo en el seno de la familia multiproblemática
en su interacción con los sistemas más amplios (escuela, servicios sociales,
menores, etc.), permite contrastar diferentes perspectivas y facilita la co-
construcción de sucesivas Hipòtesis explicativas y sus correlativas estrategias de
intervención.

Las Hipótesis contemplarán informaciones significativas y específicas no sólo de la


familia sino también de las dinámicas institucionales y personales en las que
participan los diferentes profesionales de la red (p. ej.: un cambio de funciones de
un servicio; una baja laboral o un cambio de profesional, etc.).

Jacques Pluymaekers (1992) propone algunas orientaciones para la tarea de


evaluación y elaboración de hipótesis:

"Un trabajo de máxima exploración de los lazos existentes entre los


acontecimientos y los datos que nos brinda nuestra práctica.... el esbozo de un
espacio-tiempo donde se podrán expresar todas las hipótesis de interacciones,
desde las más sabias y clásicas hasta las más descabelladas. Se trata de
atreverse a pensar de otro modo.
La elección de una lectura de los acontecimientos, que se convertirá en referencia
por un tiempo pero que continuará siendo una hipótesis a verificar mediante la
acción y las estrategias que se desprendan de ella... se trata de activar las cosas
para luego trabajar sobre las reacciones.Una serie de estrategias cuyas diferentes
etapas son nuevos acontecimientos a explorar, con el propósito de verificar las
hipótesis emitida. Esta se define progresivamente, se afirma o se debilita".

Veamos algunos de los tipos de Hipótesis-Guía más frecuentes. En la práctica, se


complementan e interconectan, pero vamos a tratar de delimitarlas a modo de
clarificación:

Hipótesis de la Derivación y de la Demanda.

- Se construye a partir de los términos concretos de la petición-demanda del


servicio derivante y conecta la visión que tiene éste del problema (y su solución)
con la visión que tiene la familia.

- Es fundamental para orientar estratégicamente los primeros movimientos


relacionales tanto hacia los servicios como hacia el sistema familiar y para decidir
el tipo de respuesta con la que se inicia la intervención terapéutica: con una
orientación o asesoramiento técnico-metoldológico?; con un apoyo emocional al
derivante/demandante?; Con una citación de la familia?; con una "notificación" al
Servicio de Protección de Menores?; etc.

- Para formularla, nos haremos preguntas del tipo: De quién fue la iniciativa de la
derivación? Porqué o a raiz de qué se nos solicita ahora la intervención?Qué se
nos pide y con qué objetivo? Cómo piensa el demandante que eso pueda
hacerse? Sabe algo la família? Quién? Qué opina? Cómo reaccionaria si lo
supiera? Qué opinan otros profesionales? Están de acuerdo?

Hipótesis de la Cronicidad y Conflictividad de la relación FMP-Servicios.

- Supone la búsqueda de una explicación posible del desajuste de la relación entre


la familia y los diferentes servicios, desajuste que genera dinámicas de cronicidad
y conflictividad.

- Será conveniente entender los problemas, desconexiones, sobre-implicación o


falta de implicación entre los diferentes servicios y la familia;

- se explorarán explicaciones de las diferentes alianzas y coaliciones entre


miembros de la familia y diferentes profesionales.

- Deberemos contrastar las percepciones que tiene cada servicio tanto de la


familia como de la actuación de los otros servicios.
- También las expectativas y las diferentes soluciones que cada profesional
propone (internado, acogimiento, terapia individual, terapia familiar, etc.) en
función del lugar relacional que ocupa en el tablero asistencial.

- Para formularla, nos haremos preguntas del tipo: Desde cuando se empezó a
intervenir con la FMP? Motivos iniciales y posteriores? Soluciones implementadas
y respuesta de la FMP? Relaciones entre servicios? Triangulaciones entre la FMP
y profesionales de diferentes servicios?

Hipótesis del Funcionamento Familiar.

- Supone una tentativa para comprender “el juego familiar en curso”, es decir, las
reglas y los mitos del funcionamento relacional entre los diferentes subsistemas de
la família: Cómo ven el mundo y a sí mismos?.

- Permitirá orientar la continuación de la intervención en cuanto a saber con quién


es necesario contactar y en qué terminos: miembros de la familia extensa, otros
servicios especializados o primarios, etc.

- Para construir la H. del Funcionamiento Familiar habrá que ir investigando en las


primeras entrevistas: la distribución del poder dentro de la familia y cómo se ejerce
éste; el sistema de alianzas y coaliciones entre los diferentes subsistemas de la
família nuclear y extensa; valorar cómo se posiciona cada miembro de la familia
en relación a la consulta con el servicio y qué supone o puede suponer la
demanda asistencial o terapéutica dentro del juego relacional familiar.

Hipótesis de los Problemas o Síntomas de la familia y de sus miembros.

- Requerirá ir reconstruyendo la historia relacional familiar y contextualizando la


aparición de los problemas, especialmente aquellos relacionados con la violencia y
la constelación del “maltrato” y/o la “negligencia”.

- Se parte de la premisa teórica de que toda conducta humana (verbal y no verbal,


sintomática o adaptada) puede ser valorada en términos de mensaje, como una
comunicación coherente con el contexto relacional donde se produce.

- Se trata de valorar el efecto pragmático y la función de los síntomas-problema


dentro de la dinàmica familiar (nuclear y extensa).

Orientaciones prácticas

La desmitificación técnica y metodológica se complementa con algunas


orientaciones prácticas que podemos situar en el espectro de las "soluciones"
estratégicas y tácticas para trabajar con FMP:
- Aceptación y Empatía: partir de la hipótesis positiva y constructiva que atribuye el
comportamiento problemático o sintomático como un intento de afrontar o
solucionar ("equivocadamente") el malestar o sufrimiento psíquico relacionado con
acontecimientos y circunstancias del pasado y/o del presente. “Yo en su lugar
haría lo mismo” (Masson, 1987); “cada uno hace lo que puede con lo que tiene

” (Barudy, 1997). Ante sentimientos contratransferenciales muy negativos


(rechazo, impotencia, rabia) analizar porqué contrastándolos con otros
profesionales.

- Proximidad: sólo después de un vinculo afectivo-emocional-humano con la


“persona que padece y hace padecer” vendrá el cuestionamiento o el "ataque" al
comportamiento sintomático. La relación es previa al contenido. La vinculación con
la familia potenciará la vinculación (el apego) intrafamiliar. En muchos casos
(especialmente en situaciones de negligencia emocional y física), habrá que
"maternar" a la madre para que ésta pueda maternar a sus hijos. Implica suplir
inicialmente las necesidades prácticas y emocionales de la familia.

- Confianza: es necesario enfatizar, más que las carencias, los puntos fuertes, las
capacidades y las soluciones de la familia, transmitiendo confianza en sus
posibilidades; en todo caso, es "cuestión de tiempo, apoyos adecuados y trabajo".

- Un gran cambio empieza por pequeños cambios. Hay que amplificar y reforzar
las pequeñas mejoras y generar expectativas en conseguir un "futuro mejor".
Aumentar la auto-estima es un requisito ineludible y constante de la intervención.
Somos los autènticos “Asesores de Imagen” de la familia ante sí misma y ante la
comunidad.

- Es imprescindible ahondar sin prejuicios en los valores personales, étnicos y


culturales (también sub-culturales) de la familia, valorarlos y reforzar los aspectos
más funcionales: les creencias religiosas pueden o no ser un gran apoyo.

- La red como sistema de "autoayuda" para familia y profesionales. Hay muchos


"agujeros” para un profesional solo y hay que aprender a aunar esfuerzos y
compartir apoyos: “lo que yo no puedo hacer, pueden hacerlo otros”; “ninguno de
nosotros, por separado, puede lograrlo, pero juntos sí” (el sistema es mas que la
suma de las partes).

- Se requiere paciencia, prudencia y flexibilidad con uno mismo, con la familia y


con los otros profesionales. Tener presente que los cambios se producirán a lo
largo de un proceso de tiempo y que habrá altos (mejorías) y bajos (recaidas); no
olvidemos que abordamos casos de "UCI".
- La mayoría de servicios y profesionales funcionamos para la “clase media-tipo”;
será imprescindible un esfuerzo de acercamiento (al domicilio, al centro de
acogida, al trabajo, al colegio, etc.) y de adaptación (horarios, lenguaje, visión del
mundo) a las necesidades y características de la familia. Ese esfuerzo de
acercamiento y adaptación es isomórfico y va a facilitar el esfuerzo que exigimos a
los padres respecto de sus hijos.

- La intervención se moverá de manera circular: de lo simple a lo complejo y de lo


complejo a lo simple. Aunque la intervención se lleve a cabo con un solo miembro
de la familia, tendrá en cuenta constantemente las interacciones micro y
macrocontextuales. Del sufrimiento individual del niño, a la dinámica familiar y de
ésta al sistema más amplio constituido por la red comunitaria, cuyo fin primario
será de nuevo la protección del niño como individuo y persona.

- El Genograma de la Familia y su conexión con la Red Social de Apoyo,


constituyen el mapa donde buscar el itinerario a seguir y será conveniente echarle
un vistazo antes de iniciar cada entrevista y durante la misma.

- Allá donde se produce “actuación reactiva", se potenciará la "verbalización


reflexiva", la expresión de pensamientos, sentimientos y emociones asociadas a
determinadas interacciones (relacionadas con el pasado o el presente). Estimular
estrategias y mecanismos de autocontrol, especialmente ante conductas
potenciales de violencia y agresividad contra los niños. Ver qué “sistemas” han
funcionado otras veces.

- Primero "demos peces y después ya buscaremos cañas para enseñar a pescar":


vivienda, salud, trabajo, etc., son necesidades primarias y previas a las exigencias
de tipo "terapéutico". Es necesario contribuir a establecer prioridades tanto con la
familia como con los otros profesionales.

La implicación Ética y Emocional del profesional

Para intervenir en sistemas familiares multiproblemáticos donde el terapeuta entra


en contacto con el sufrimiento, el dolor, la desconfianza, la desesperación y la
violencia, acumulados durante años (a veces generaciones) de continuados
fracasos existenciales y vitales por los diferentes actores del drama familiar, es
necesaria una determinada habilidad para llevar a cabo dos tipos acciones
complementarias:

- Una fuerte implicación ética y emocional del terapeuta que posibilite su entrada y
vinculación en el sistema, su conexión y resonancia emocional con las vivencias y
emociones de los diferentes miembros de la familia (víctimas o verdugos según el
momento).
- Una capacidad de diferenciación emocional del terapeuta (en el sentido
Boweniano del término) que posibilite su salida "emocional" del microsistema
familiar y del macrosistema familia-red profesional, con el objetivo de preservar el
equilibrio personal y emocional necesario para no perder de vista la perspectiva
del proceso de cambio del que él forma parte activa.

Se recogen a continuación algunas citas de diferentes autores que ejemplifican


especialmente este punto:

Cloé Madanes:La psicoterapia es el arte de encontrar el angel de la esperanza en


medio del terror y la desesperación ... S i yo creo en la responsabilidad personal y
en que la única realidad es la acción –que no actuar es actuar-, entonces debo
reconocer que en mi terapia debo proteger los derechos e impedir la violencia.
Evitar la acción, permanecer neutral, es estar del lado de la violencia y del abuso.

Jorge Barudy:El motor de la intervención terapéutica (médica y/o psicosocial) es


el compromiso y la opción ética del terapeuta. En consecuencia, todo esfuerzo
para contribuir a la liberación de las víctimas de los efectos traumáticos y
alineantes de la violencia familiar, pasa por facilitar procesos relacionales no
violentos, al mismo tiempo que reescribir con ellos la historia explicativa de estos
acontecimientos.

La terapia se apoya en el reconocimiento de las posibilidades y recursos de cada


sujeto, así como en la confianza ilimitada en que cada persona puede reencontrar,
en condiciones relacionales favorables, un sentido a la existencia compatible con
su condición de ser vivo y humano.

Odette Masson:Acabar con la larga y duradera indecisión (en reconocer


situaciones de malos tratos) mostrada por los profesionales jurídico-psico-medico-
sociales y ofrecer cuidados adecuados supone que cada profesional aprenda en
primer lugar a dominar las reacciones emocionales fuertes ante toda situación de
malostratos. Reconocer nuestros sentimientos de horror, de cólera y
aborrecimiento para poder después dominarlos es algo esencial... no es fácil... se
puede aprender con la siguiente exposición:

Cada profesional puede convencerse de que situaándose él mismo en el contextro


genérico, histórico, y existencial actual del adulto maltratante, actuaría de la misma
manera que este adulto...Una vez aceptado esto, se puede conseguir una actitud
neutral imprescindible para quien se ocupa de los casos de malostratos.

El profesional que acepte estas bases, podrá de manera más fácil descifrar los
mensajes de inseguridad, de humillación y desvalorización profunda que que hay
detrás de las protestas y negaciones indignadas de los padres. .. estos padres de
hecho sufren y se deprimen al constatar que son incapaces de satisfacer las
necesidades de sus hijos. Es natural que empiecen luchando o poniéndose en
contra de las personas que se lo dicen. La aparente insensibilidad de los padres
maltratantes no refleja, forzosamente, el fondo de sus pensamientos. Estos
adultos testan primero las reacciones de los profesionales antes de comunicar de
forma más veraz.

Intervenir en estos casos es bastante penoso. Las personas que necesitan mucho
la aprobación del otro, que buscan una vida tranquila, resguardada de conflictos y
problemas, presentan dificultades para trabajar en estos casos...no podemos
enfrentarnos regularmente a los aspectos íntimos más destructivos de las
relaciones humanas y esperar vivir una vida profesional sin ningún tipo de
problemas personales e inter-relacionales. Incluso siendo un experto, el operador
sigue pasando por malos momentos

Maurizio Coletti: Aplicamos el refrán chino "no les des peces, enséñales a
pescar" y les indicamos cómo habran de hacerlo, pero los miembros de esta
familia nos dicen que "ni caña, ni sedal, ni peces, ni nada" y no lo hacen ... es
fuerte tener que aceptar esto.

Hay que aceptar la existencia de una implicación emocional en nuestro trabajo.


Nuestro trabajo, tiene riesgos emocionales y hay que aceptarlos; igual que hay
que aceptar que muchas cosas que hacemos estan pensadas y otras son meras
reacciones. Y esto hay que asumirlo. Saber que existe un riesgo fuerte, un nivel de
empujón emocional tan duro y específico, es ya una solución.

A veces, profundizar en un caso en supervisión puede centrarse en las vivencias


emocionales de los profesionales comprometidos y en la búsqueda de condiciones
más favorables para su gestión... se debe ayudar al profesional a elaborar la
propia posición emotiva, a motivarse de nuevo y a colocar la propia intervención
en un marco nuevo.

Jacques Pluymaekers:(en situaciones de crisis)...hay un momento en que las


cosas suceden muy deprisa, donde hay una atmósfera de catástrofe, donde las
decisiones a menudo se justifican por la urgencia. Si al intervenir se devuelve el
problema -como intentamos hacerlo nosotros- a su contexto social, la lógica de la
urgencia se vuelve menos evidente y se abre el abanico de soluciones.

Para nosotros, conocer significa ver un funcionamiento y formar parte de él. Como
nos consideramos parte interesada en los sistemas -las redes emergentes- que
nos rodean, podemos actuar en la esperanza de cambiar algo. En estos sistemas
abiertos, con esta multiplicidad de relaciones en el trabajo social, es indudable que
la tendencia a la homeostasis juega un papel, y a menudo nuestros actos han
contribuido a ella.

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