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CONCEPTO:
Así cuando los "padres" de la terapia sea cual sea su signo han desarrollado
modelos de aproximación a las familias, generalmente lo han hecho desde una
visión de "familia ideal" o normativa que no ha tenido en cuenta los contextos
problematizados en que muchas familias se desenvuelven.
Es en este sentido que muchos hablan de familia funcional vs. familia disfuncional,
situándose en el lado de la funcionalidad con una posición claramente
etnocentrista.
Por otra parte, las familias multiproblemáticas tienen una historia de crisis no
resueltas, a menudo cronificadas, con pérdidas emocionales o físicas, enfermedad
y, en definitiva mucho dolor. Estas situaciones las pasan con sentimientos de
miedo a las pérdidas, al abandono, a la aniquilación y también con sentimientos de
ira, frustración y depresión. Esto se manifiesta en conductas disfuncionales con
manifestaciones de violencia, abandonos o estilos negligentes de cuidados para
los hijos.
- Violéncia doméstica
- Períodos largos de monoparentalidad por parte de las madres (En general, los
padres juegan un rol muy periférico y secundario en todo lo referente a la
educación y cuidado de los hijos).
- Aislamiento familiar (conflicto y distanciamiento respecto a las familias de origen)
y social (ausencia de contactos significativos de apoyo personal y afectivo) o
relaciones dentro de un circuito de "marginalidad".
- casi todas las FMP, tarde o temprano, suelen ser usuarios de SS.SS. pero no
constituyen un número relativo demasiado elevado.
- negligencia física y/o emocional, maltrato físico y/o emocional y abusos sexuales;
6) Por tanto, se requiere una intervención altamente compleja que tenga en cuenta
no sólo las dinámicas intrafamiliares sino las dinámicas o "juegos" patológicos
entre la FMP y los Servicios, "juegos" que contribuyen en gran medida a la
amplificación de la "desviación" y cronicidad de les familias y al desánimo y
cansancio ("Burn out") de losprofesionales.
Por otro lado, en una FMP el grado de estrés y malestar interno, el caos
organizativo doméstico y la conflictividad y agresividad respecto al exterior es tan
elevada que supera con frecuencia los límites y la capacidad de autoregulación del
sistema familiar. Se produce, de este modo, una progresiva escalada de sucesivas
crisis: accidentes por negligencia o malostratos a los niños; detenciones de los
padres; separaciones violentas; etc.. Todo este malestar y angustia, que la familia
no puede contener por falta de recursos propios y de su red social primaria, se
transmite y "deposita" en los diferentes profesionales de la red secundaria o
comunitaria con los que la familia tiene contacto.
"La relación entre un servicio y una familia bajo tensión es inestable y tenderá a
formar un sistema tripartito, a menudo con otro servicio, para disipar la tensión"
(Carl y JurKovic, 1983)
El nuevo servicio, a su vez, tampoco tiene "la solución" y sigue con la cadena de
derivación a un tercer servicio. Y así sucesivamente. En muchos casos, este es el
caldo de cultivo en el que se inician los procesos de exclusión o expulsión de
algún miembro del sistema familiar.
En las sociedades occidentales, cuando se han agotado las respuestas en el
ámbito de los Sistemas Asistenciales, se recurre generalmente al Sistema Judicial.
En este sentido, una de las salidas "mágicas" que históricamente ha encontrado la
Red de Servicios que aborda casos de FMP, ha sido la derivación al Servicio de
Protección de Menores y esperar que éste haga "algo".
De este modo, los servicios territoriales y específicos, que suelen "retirarse" del
caso tras la derivación, se quedan "tranquilos" y la tensión y responsabilidad pasa
al Servicio de Protección de Menores quien, al no tener en la mayoría de casos "la
Respuesta" va aumentando su "desprestigio" y acumulando expedientes de
situaciones "multiproblemáticas".
Las características de estas familias implican que debemos ser muy cuidadosos
ya que no sólo tenemos que dirigir nuestra atención al grupo familiar y sus
relaciones disfuncionales, sino también al medio que suele ser deficitario.
A continuación enumeramos algunos rasgos distintivos, los cuales nos dan una
idea aproximada de su caracterización:
Incapacidad para ejercer las funciones que les corresponden y para sacar
adelante las actividades necesarias que aseguran el desarrollo funcional y
emocional de la vida familiar.
Persistencia de situaciones desestructurantes (alcoholismo, drogadicción,
delincuencia…) - Malos tratos físicos, psíquicos y abusos sexuales.
Apego ansioso.
Viven al día.
Aislamiento social.
Así pues, podemos considerar que existen en nuestra sociedad grupos de riesgo:
Familias con pocos recursos económicos; familias incompletas; parejas jóvenes
con hijos pequeños; familias sin asentamiento fijo; familias inmaduras... pero, no
olvidemos que el factor social o económico no es el único que produce familias
multiproblemáticas.
- En estos casos surge la “abuela ausente”, que acaba haciendo el rol de madre
tanto para su hija como para su nieto/a.
- La mujer sola: la mujer decide llevar sola la carga de sacar adelante a sus hijos.
Su nivel socioeconómico y cultural es bajo, todo ello les impide garantizar una
atención adecuada y suficiente a sus hijos.
- El nivel socioeconómico suele ser superior y pueden ser muy distintas entre ella,
se pueden encontrar desde profundas depresiones que, hasta comportamientos
delictivos de los hijos adolescentes, pasando por la entrada en las toxicomanías.
-En otros casos, como ya hemos apuntado, son clientes forzosos que acuden por
derivación de otros servicios.
Las dinámicas de tensión y conflicto que se establecen entre los dos sistemas en
juego (el Familiar y el de los Servicios) pueden dar lugar a procesos disfuncionales
de desajuste relacional que evolucionen hacia la "multiproblematicidad", es decir,
hacia una escalada progresiva de manifestaciones sintomáticas en ambos
sistemas y en las partes de los mismos (familiares y profesionales
respectivamente). Veamos a continuación algunas consecuencias de estos
procesos de desajuste.
- Aumento de la concepción "lineal simple" del síntoma y sus causas (p.ej.: retraso
escolar Þ dejadez o desinterés paterno) en contraposición a una visión "interactiva
circular compleja" que entienda el síntoma como una oportunidad o una vía de
entrada en la complejidad del sistema fenomenológico individual-familiar más
amplio (p.ej.: retraso escolar Þ sufrimiento infantil Þ depresión materna, violencia
doméstica, estrés socioeconómico Þ aislamiento social materna de abuso y
maltrato Þ retraso y fracaso escolar materno).
- Visión del diagnóstico y tratamiento de los casos centrada en los problemas y las
carencias del usuario, dejando de lado sus competencias, capacidades y
soluciones.
Los malos tratos como expresión de una crisis en el ciclo vital de la familia, a
consecuencia del advenimiento de acontecimientos vitales (internos o externos al
sistema familiar) que actúan como factores de estrés que el propio sistema no
puede contener de manera funcional.
A) Desencadenantes Internos:
- conflictos de pareja
B) Desencadenantes Externos:
- despido y paro
- cambio de domicilio
- inmigración
- problemas económicos
Al igual que un ser vivo que pasa por diferentes etapas desde su nacimiento
hasta su muerte, la familia también atraviesa por un proceso de crecimiento, con
diversas fases bien definidas entre sí, cada una de ellas presenta sus tareas y
dificultades propias.
Este tipo de crisis están presentes en todas las familias y a pesar de ser parte del
desarrollo normal familiar, suelen ser fuente de grandes conflictos que pueden
tener consecuencias devastadoras, sin embargo con una ayuda profesional
adecuada pueden resolverse y ser una oportunidad para que la familia salga
renovada. La idea es que la familia pueda realizar los ajustes necesarios para
poder afrontar la nueva etapa y no quedarse estancados en la etapa que están
dejando (por ejemplo poder complementar el ser padres y pareja cuando llegue el
primer hijo).
Además de las llamadas crisis normativas existen también aquellas que no son
parte intrínseca del proceso normal de la familia y que suelen producirse por
eventos externos al desarrollo tales como algún accidente, alguna muerte, un
robo, un incendio, etc. La crisis puede realmente ser fuente de crecimiento: Cabe
destacar que Crisis quiere decir oportunidad, sin embargo no siempre es tratada
como tal y suele terminar en complicaciones.
Sharlin y Shamai (1995) señalan que este patrón es de tal importancia, que las
FMP debiesen reconceptualizarse como “familias en extremo distrés” o familias
multi-estresadas.
En esta línea, Walsh (2004) ha definido tres características centrales en las FMP,
todas asociadas al eje de polisintomatología:
Según Casas, estas crisis recurrentes, que marcan la dinámica de las FMP,
pueden aparecer como reacción a:
Desorganización
Además, los hijos pueden implementar una “prueba de límites” en escalada, que
busca definir de alguna forma un bosquejo de estructura familiar, al costo de
invertir muchas veces los roles familiares.
Aislamiento
Por último, el cuarto eje tiene que ver con el aislamiento. Para aludir a esta
característica, se les ha denominado “familias aisladas”, o “familias excluidas”,
destacando su distanciamiento, físico y emocional, de la familia extensa y la red
de apoyo social e institucional, encontrándose así carentes de soporte frente a las
crisis que atraviesan.
Cabe destacar que la variable “aislamiento social” o “falta de apoyo social” ha sido
identificada en numerosas investigaciones como un factor gravitante en la
etiología del maltrato infantil. Asimismo, la red de apoyo ha sido asociada a
numerosos factores protectores de crucial importancia; de ahí que su precariedad
y escasa disponibilidad en las FMP infl uya en la gravedad y multiplicidad de los
síntomas.
Incluso cuando la familia tiene una red social disponible, existe una tendencia a la
inestabilidad y fragilidad en estos vínculos, al desarrollarse sobre un trasfondo de
carencias en las habilidades sociales necesarias para mantener sus relaciones
interpersonales en el tiempo. Asimismo, se ha visto que el apoyo de la familia
extensa, cuando está presente, se caracteriza por anular sus efectos
potencialmente positivos por acompañarse de críticas y descalificaciones
frecuentes.
Estas redes suelen ser precarias y constituidas por parientes y conocidos que no
proveen el tipo de ayuda que requieren los padres en su parentalidad. En
contraposición a una dinámica resiliente, los miembros de esta red generalmente
comparten y refuerzan las normas y conductas de parentalidad negligente.
La pobreza emerge como una variable de particular infl uencia en la cronifi cación
de conductas parentales negligentes (si bien no debe igualarse pobreza a
negligencia, ni a las otras características señaladas previamente). Los efectos
indirectos de la pobreza que potencian el desarrollo de dinámicas negligentes y/o
maltratadoras, incluyen historias de traumatismo y deprivación, condiciones de
adversidad crónicas, mayor cantidad de variables de estrés parental, aislamiento
social, monoparentalidad, embarazos adolescentes, y vivir en comunidades que
son peligrosas, violentas y que carecen del capital social necesario para apoyar la
crianza de los hijos.
a) forma activa y directa: los niños son utilitzados com una válvula de escape de
toda su frustración, malestar y violencia-agresividad acumulada. Podremos
observar malostratos físicos y psíquicos, abuso sexual.
Por otra parte debemos tomar en consideración diversos factores que complican el
trabajo con familias y que trataremos de analizar aquí:
Este litigio que en mi opinión está superado tiene que ver con algo que creo que si
implica dificultad para una ayuda eficaz y está relacionado con el punto siguiente.
Por otra parte debemos tomar en consideración diversos factores que complican el
trabajo con familias y que trataremos de analizar aquí:
Otro factor que podría complicar las intervenciones es el relativo a los contextos y,
relacionado con el anterior es el que se refiere a la contradicción que se produce
cuando se presta ayuda en un contexto asistencial y a la vez se participa con la
misma familia en un contexto de control o evaluativo.
En realidad es una típica situación de doble vínculo relacional que desde mi punto
de vista impide la ayuda. La intervención en esos contextos, por otra parte, prima
la posición de desvalorización e incompetencia de la familia: no pueden, no saben
y necesitan de alguien que sabe y que puede organizar su vida y además juzgar si
merecen ser ayudados. Además, generalmente supone una situación no voluntaria
por parte de la familia con lo cual disminuye la motivación; el rol del o la
profesional es de control lo cual también, evidentemente dificulta el cambio.
Los contextos profesionales de cambio se producen a su vez en metacontextos
que responden a una "cultura institucional", favoreciendo la ayuda y el cambio en
unos casos y dificultándolo en otros y que a su vez responden a un imaginario
colectivo de la sociedad, esta tiene mitos y creencias acerca de determinadas
instituciones, enfermedades, etc. y ello condiciona la ayuda: por ejemplo un centro
psiquiátrico, un dispensario de metadona, etc. Esto supone una predisposición
para dar o recibir ayuda y también condiciona la percepción social de la misma,
estando reforzado esto por una serie de marcadores contextuales que nos ayudan
a percibir esa ayuda de una manera u otra, de la misma manera que condiciona la
percepción de los y las profesionales acerca de si son terapeutas o no.
Por ejemplo, las familias pueden proteger su estructura familiar con un hijo
institucionalizado como ingobernable, delincuente o drogadicto o también con un
adulto encarcelado, alcohólico o enfermo mental; simplemente se reorganizan
para mantener el síntoma y seguir funcionando.
En muchas ocasiones se produce una fricción entre las instituciones que trabajan
con familias por quien tiene la decisión sobre qué tipo de cambio deben éstas
realizar o quien lidera la intervención. Este es otro factor más que interfiere en la
eficacia de las intervenciones.
Por una parte contribuye al desgaste de los y las profesionales y por otra, a que
las familias se sientan atrapadas en una lucha que no comprenden ni les
beneficia. Imber-Black (1985) sostiene la necesidad de cambiar el término "familia
multiproblemática" por el de "familia envuelta con múltiples instituciones",
afirmando que son éstas con sus luchas de poder, objetivos dispares, diferencias
de "cultura", de ideología, etc. las que contribuyen a veces en la cronificación de
los problemas de las familias.
Por su parte, Colapinto (1988) viene a coincidir con la anterior cuando expresa que
los problemas de las familias son un síntoma de una situación más compleja y
amplia: el contexto social de la familia. Dice que una familia problemática es una
familia que tiene el problema de estar lidiando con demasiadas instituciones.
Es una familia que ha sido definida como tal por diferentes organismos, y con la
colocación del foco problemático en distintos comportamientos de la misma. "Una
familia multiproblemática es una familia multiagencia". Es gracias a estas familias
que los y las profesionales de distintos organismos mantienen relaciones.
Diversos autores han analizado la relación que se establece entre una familia
multiproblemática y las instituciones de ayuda pero es quien acuña el término
"triángulo de instituciones" para designar la compleja relación que se establece
entre la familia y las instituciones que intervienen en alguna faceta de su vida:
coaliciones, socavamiento de la autoridad, descalificaciones, luchas entre buenos
y malos (terapeutas).
Hasta aquí algunas pinceladas acerca de cómo funcionan las familias en general,
pero también, la evidencia de que cada familia desarrolla un estilo propio que tiene
que ver con múltiples factores: el contexto cultural, étnico, la historia pasada de la
familia, las dificultades por las que atraviesa...
Esto significa que debemos ser cuidadosos cuando interpretamos las dificultades y
las capacidades de las familias para salir adelante; significa que debemos ser
flexibles y abiertos, reconociendo que hay otras formaciones familiares en las que
los niños pueden crecer y desarrollarse; significa que debemos ser críticos con los
criterios normativos de una sociedad que mitifica y consagra un modelo familiar
determinado.
Es decir, el encuentro de los y las profesionales con las familias constituye un reto
a la aptitud y creatividad tanto de la familia como del profesional, necesitando éste
grandes dosis de paciencia, buen humor y humildad, evitando hacer proyecciones
de sus propios temas no resueltos con las familias que trabaja.
Aquí algunos consideran que trabajar con familias es librar un combate desigual
en el que un o una profesional (aunque casi siempre una figura heroica de género
masculino), trata de forzar el equilibrio del grupo familiar y conducirlo al cambio. Es
una lucha titánica en la que la familia se empeña en no cambiar y el profesional en
que cambie y el resultado final podría ser o bien que el profesional es devorado
por "barracudas", retomando la metáfora antes aludida, o bien que el profesional
se queme o que la familia se retire.
Otros, prefieren concebir el trabajo familiar como una partida de ajedrez en la que
el objetivo también es ganar opero utilizando otros procedimientos menos
agresivos y revistiéndose con el ropaje mítico del salvador, lleno de sabiduría y por
encima del bien y del mal. El resultado: atascamiento o parálisis de la familia,
desbordada ante tanta competencia y, también, fomento de la dependencia;
transmisión del mito familiar de salvación al profesional o a la institución. Fracaso
en definitiva.
Así pues, de acuerdo con Aponte (1991), el enfoque idóneo para intervenir con
familias multiproblemáticas es el enfoque eco-sistémico que debe tener en cuenta
varios aspectos:
En cualquier caso y para concluir estas ideas, recordar que es importante a pesar
de la desesperanza y el agotamiento de trabajar con familias multiproblemáticas,
recuperar el rol de "abogado" de estos clientes, es decir, de intercesor frente a
otras figuras de control y reprobación ya que a menudo (y esto no significa crear o
fomentar dependencia) somos los únicos/as profesionales que les proveen de
experiencias emocionales efectivas. Esto significa también recuperar la esencia de
nuestra profesión ofreciendo protección pero también crecimiento y enseñanza.
Estrategias profesionales:
La mayoría de los obstáculos y problemas que una familia debe afrontar a lo largo
de su ciclo vital son contenidos y resueltos en el marco y con la ayuda de la red
primaria; otras dificultades requieren, para su solución, el apoyo puntual o
temporal de la red secundaria. Sin embargo, existen situaciones familiares
multiproblemáticas en las que la sucesiva intervención de la red primaria y
secundaria no sólo no resuelve las dificultades de los individuos, sino que las
cronifica o las aumenta. Es como si la red, en lugar de ofrecer autoayuda,
bienestar, apoyo y seguridad a los individuos y grupos que la componen (al modo
de una plácida hamaca o de una red protectora bajo el trapecio), se hubiera
enredado de forma tal que atrapa y paraliza a individuos y sistemas (al modo de
una tela de araña alrededor de un insecto) o es incapaz de contenerlos y
recogerlos adecuadamente (al igual que una red de pesca enmarañada y plagada
de enormes orificios tras un fuerte temporal).
B.- Desde un Equipo de Atención Social Primaria, que cuenta con un Programa de
Infancia y Familia o con un Psicólogo dispuesto a intervenir terapéuticamente con
FMP. En este caso, la familia entró inicialmente en el servicio a raiz de una
demanda asistencial que ha ido abordando el Trabajador Social hasta que éste, en
un momento dado, cree conveniente solicitar el apoyo terapéutico al Psicólogo de
su equipo.
C.- Desde un Equipo de Salud Mental, que trata individualmente algunas de las
patologías o síntomas que se producen en el seno de una FMP. La familia pide
una consulta directamente al servicio, por indicación o consejo de otro servicio.
La información previa con la que cuenta el terapeuta acerca del sistema familiar y
su red de apoyo social varía de un contexto de derivación-demanda a otro y el
inicio del proceso de diagnóstico-intervención es sustancialmente diferente.
- Establecer un Pronóstico del caso a partir de las características del caso y de los
recursos disponibles
El Diagnóstico Psicosocial
- Parte del “supuesto teórico” previo basado en la investigación a partir del cual
determinadas situaciones de desprotección infantil se hallan vinculadas a
diferentes indicadores. Dichos indicadores, tienen en cuenta:
Indicadores Contextuales
Indicadores Relacionales
Indicadores de Salud
Indicadores Conductuales
B.- Valoración de la Relación Asistencial
Cualidad
Cronicidad
El Diagnóstico Eco-Sistémico
- Si, ampliando el foco de análisis, pasamos del malestar del menor a la dinámica
relacional de su familia, y de ésta al al contexto asistencial donde diferentes
servicios interactúan con la familia, nos encontraremos con la complejidad del eco-
sistema propio de familias multiproblemáticas y podremos constatar la presencia
de dinámicas de maltrato y negligencia institucional, inercias burocratizantes y
cronificantes, dinámicas de exclusión y marginación social, etc.
Contexto asistencial
- Para formularla, nos haremos preguntas del tipo: De quién fue la iniciativa de la
derivación? Porqué o a raiz de qué se nos solicita ahora la intervención?Qué se
nos pide y con qué objetivo? Cómo piensa el demandante que eso pueda
hacerse? Sabe algo la família? Quién? Qué opina? Cómo reaccionaria si lo
supiera? Qué opinan otros profesionales? Están de acuerdo?
- Para formularla, nos haremos preguntas del tipo: Desde cuando se empezó a
intervenir con la FMP? Motivos iniciales y posteriores? Soluciones implementadas
y respuesta de la FMP? Relaciones entre servicios? Triangulaciones entre la FMP
y profesionales de diferentes servicios?
- Supone una tentativa para comprender “el juego familiar en curso”, es decir, las
reglas y los mitos del funcionamento relacional entre los diferentes subsistemas de
la família: Cómo ven el mundo y a sí mismos?.
Orientaciones prácticas
- Confianza: es necesario enfatizar, más que las carencias, los puntos fuertes, las
capacidades y las soluciones de la familia, transmitiendo confianza en sus
posibilidades; en todo caso, es "cuestión de tiempo, apoyos adecuados y trabajo".
- Un gran cambio empieza por pequeños cambios. Hay que amplificar y reforzar
las pequeñas mejoras y generar expectativas en conseguir un "futuro mejor".
Aumentar la auto-estima es un requisito ineludible y constante de la intervención.
Somos los autènticos “Asesores de Imagen” de la familia ante sí misma y ante la
comunidad.
- Una fuerte implicación ética y emocional del terapeuta que posibilite su entrada y
vinculación en el sistema, su conexión y resonancia emocional con las vivencias y
emociones de los diferentes miembros de la familia (víctimas o verdugos según el
momento).
- Una capacidad de diferenciación emocional del terapeuta (en el sentido
Boweniano del término) que posibilite su salida "emocional" del microsistema
familiar y del macrosistema familia-red profesional, con el objetivo de preservar el
equilibrio personal y emocional necesario para no perder de vista la perspectiva
del proceso de cambio del que él forma parte activa.
El profesional que acepte estas bases, podrá de manera más fácil descifrar los
mensajes de inseguridad, de humillación y desvalorización profunda que que hay
detrás de las protestas y negaciones indignadas de los padres. .. estos padres de
hecho sufren y se deprimen al constatar que son incapaces de satisfacer las
necesidades de sus hijos. Es natural que empiecen luchando o poniéndose en
contra de las personas que se lo dicen. La aparente insensibilidad de los padres
maltratantes no refleja, forzosamente, el fondo de sus pensamientos. Estos
adultos testan primero las reacciones de los profesionales antes de comunicar de
forma más veraz.
Intervenir en estos casos es bastante penoso. Las personas que necesitan mucho
la aprobación del otro, que buscan una vida tranquila, resguardada de conflictos y
problemas, presentan dificultades para trabajar en estos casos...no podemos
enfrentarnos regularmente a los aspectos íntimos más destructivos de las
relaciones humanas y esperar vivir una vida profesional sin ningún tipo de
problemas personales e inter-relacionales. Incluso siendo un experto, el operador
sigue pasando por malos momentos
Maurizio Coletti: Aplicamos el refrán chino "no les des peces, enséñales a
pescar" y les indicamos cómo habran de hacerlo, pero los miembros de esta
familia nos dicen que "ni caña, ni sedal, ni peces, ni nada" y no lo hacen ... es
fuerte tener que aceptar esto.
Para nosotros, conocer significa ver un funcionamiento y formar parte de él. Como
nos consideramos parte interesada en los sistemas -las redes emergentes- que
nos rodean, podemos actuar en la esperanza de cambiar algo. En estos sistemas
abiertos, con esta multiplicidad de relaciones en el trabajo social, es indudable que
la tendencia a la homeostasis juega un papel, y a menudo nuestros actos han
contribuido a ella.