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Facultad de Artes
262/Vespertino
6-01-2018
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cambio. Busca incitar este cambio político-social a través de la capacidad humana de aprender
es que movimientos sociales de contracorriente han formado la acción artística como un instrumento
imprescindible durante la creación de cambios. De tal forma, grupos específicos como comunidades
minoritarias y colectivos de arte de disidencia social han apropiado la acción artística a su campo de
protesta. No fue hace más de un par de décadas que colectivos como ACT UP en Estados Unidos y
Europa comenzaron a tomar acción directa a favor de la comunidad LGBTQ+ y la población VIH/Sida
positiva, afectados e infectados (Ortega, 2015, pg. 105). Así mismo, colectivas comunitarias en
Latinoamérica como Arte al Ataque en Argentina, el dúo Las Yeguas del Apocalipsis en Chile y grupos
performance a su causa. En particular en nuestro país, después del movimiento estudiantil de 1968,
surgieron nuevos grupos de organización política-artística (Minerva, 2015) cuyas causas aún resuenan
encuentra en auge. Grupos con agendas especificas a sus vivencias individuales recurren a la
movilización pública de forma predeterminada. Así, por ejemplo, en Tijuana la acción artística está
marcada principalmente por el contexto político-social fronterizo de nuestra ciudad y los nuevos
discursos que vienen con dicha peculiaridad. A continuación, este ensayo analiza el uso del arte acción
como herramienta de protesta creativa a problemas sociales locales y globales por parte de grupos de
protesta en la frontera?
1 Dentro de este ensayo se estarán utilizando los términos “performance”, “acción artística”, “gesto” y “acción” de forma
intercambiable para referirnos al mismo fenómeno artístico basándonos en la explicación que Marc Montijano Cañellas
da en su tesis doctoral Más allá del arte de acción… (2010-2014) [pg. 39, 2015].
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Para entender el estado de la acción artística como herramienta de protesta es necesario regresar a mitades del
siglo XX cuando movimientos sociales internacionales tomaron acción masiva. La segunda ola del feminismo,
el feminismo radical de las décadas de los sesentas y setentas, canta como consigna lo personal es político,
contrarrestando de esa forma, como menciona Kavita Patel en su tesis doctoral (2014), “la acusación patriarcal
de que los problemas de las mujeres eran simplemente quejas personales; y aclarando que aquellas
incomodidades tienen en su raíz implicaciones políticas y sociales” (pg. 159). Desde ese entonces se entiende
que toda postura personal es el resultado, y a su vez parte, de una postura política y social. Es decir, al
interpretar una de las definiciones de política de la Real Academia Española, una vivencia personal se convierte
en actividad política al intervenir dentro de la esfera pública. Basten, como muestra de estas intervenciones las
acciones, con y sin discurso artístico, de agencias individuales que transitan día a día las calles de la ciudad.
Si esto es así, todo motivo personal es una postura política, pero no toda acción particular que
interviene la esfera pública es una performance. Sin una intención discursiva de reflexión artística, las acciones
de la cotidianeidad, por más públicas que sean, se mantienen como tal. Para esto entendemos que una pieza de
arte que es “público”, como explica Rosalyn Deutsche en su ensayo Agoraphobia (2001, pg.24),
deliberadamente participa en, o crea, un espacio político. Con esta intención discursiva es donde entran en
sociales encontraron en esta un nuevo modo de intervención. Por medio de acciones discursivas, grupos
sociales buscan el cambio de la estructura hegemónica social y política de su localidad. Por un lado, estos
grupos atienden discursos de eje global (derechos humanos, derechos laborales, etc.) con necesidades
específicas por distribución etnográfica y social. Grupos, colectivos, comunidades que implementan la acción
artística como se menciona se pueden situar y contextualizar en todo el planeta. Después de todo, como dice
A su vez, fuera de la utilidad social que se le anexa por parte de estos movimientos, el arte de la
performance, rama del arte acción, se ha convertido en una paradoja de la creación artística conceptual ya que
por sí sola por su naturaleza esta puede fluctuar entre lo tangible y explícito a lo etéreo y tácito. Al agregarle a
esa versatilidad plástica y elementos contextuales de la actualidad tanto políticos hasta etnográficos, se
transforma esta disciplina en un aparato vacilante sujeto a márgenes subjetivos de contemporaneidad. Sin
importar la heterogeneidad plástica, y gracias a su utilidad social, el arte de la performance, y sus semejantes
dentro del arte acción, ganan exactitud y coherencia. Lamentablemente, sus líneas de trayectoria y antecedentes
se vuelven difusas fuera esta utilidad como herramienta de protesta política y social.
Como se ha dicho, el caso de la acción artística, desde su académicamente aceptada concepción con
los Dadaístas en Suiza a inicios del siglo XX hasta su presente fluctuante, ha sido utilitario. Es necesario
recalcar que por su naturaleza crítica la performance siempre ha sido la práctica artística por excelencia de
grupos/sectores renegados. Esa es su esencia, que, difiriendo con la idea del esnob Andrei Tarkovsky en
Esculpir en el Tiempo (1988, pg. 210) cuando dice, “nunca se le deben plantear al arte tareas meramente
utilitarias y pragmáticas¨, la acción artística nació por su utilidad, y cierto carácter pragmático. Los Accionista
lo implementaron para romper con los limitantes de una sociedad postguerra en Viena, Lygia Clark en Brasil
lo utilizo como método de arteterapia y en México, el colectivo Collective Magpie vieron la acción artística
humanitaria.
Precisamente por esta función filantrópica, poder situar y contextualizar cada centro de creación de la
performance ayuda a la creación de cartografías de identidad artística-activista. Un tipo de mapa que registra
los espacios de modos de producción y necesidades de la subjetividad como Félix Guattari menciona (1989)
en Cartografías Esquizoanalíticas. Para contribuir a eso por medio de este ensayo se busca expresar con claridad
Acción discursiva
Activismo al Artivismo
Referencias
http://www.macba.cat/uploads/20080311/QP_12_Deutsche.pdf
Guattari, F. (2000). Cartografías Esquizoanalíticas (traducido por Florencia Gómez). Buenos Aires,
Minerva, M. (2015, octubre 23). Proceso Pentágono, la denuncia hecha arte. El País. Recuperado de
https://elpais.com/cultura/2015/10/23/babelia/1445602853_695297.html
Ortega, O. (2015). El artivismo como acción estratégica de nuevas narrativas artístico-políticas. Calle14:
Patel, K. J. (2014). A Theoretical Perspective. Personal is political a study of Nehru women autobiography,
Tarkovsky, A. (2002). Esculpir en el Tiempo (traducido por Enrique Banús Irusta). Madrid, España:
Bibliografía
Montijano, M. (2015). Más allá del arte de acción. Arquitectura formal y conceptual de la performance.
Real Academia Española. (2017). Política. En Diccionario de la lengua española (23.a ed.).
Recuperado de http://dle.rae.es/?id=Ta2HMYR
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Bibliografía: