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cabo de algunas semanas. Hasta aquí, se trata de un caso perfectamente normal.

Desgraciadamente,
los concienzudos doctores le habían practicado también un

test sanguíneo parala detección del S.I.D.A.

Y le salió positivo. El profesor acudió raudo a la cabecera de su cama, muyexcitado, se plantó ante él
y le soltó solemnemente su veredicto fatal: Señor guarda forestal, tieneusted el S.I.D.A.«Recibí la
noticia como un mazazo», explica el viejo guarda. Él, que hasta entonces había sido

elnotable más respetado del pueblo

, se iba a convertir ahora en objeto de escarnio popular. Letratarían como a un depravado, nadie
volvería a estrecharle la mano ni podría sentarse como antes enun café. Los lugareños, que hasta
entonces le acogían cordialmente, le volverían la espalda. Todossus paseos iban a convertirse para él
en una pesadilla: tendría la sensación de pasear entre dos hilerasde curiosos. El viejo guarda forestal
rompió a llorar. El profesor se despidió de él -eso sí- sin darle lamano, ¡por lo del peligro de
contagio!La misma mañana siguiente era dado de alta en el hospital, también desde luego

a causa del peligrode contagio

. Le miraban como a un bicho raro, como si cada uno se estuviese diciendo:

¡Es laúltima persona de quien me hubiese esperado algo así!

. Nadie le tendió la mano al despedirse, elprofesor estaba demasiado ocupado para atenderle, y
presentó sus excusas.En su hogar, su esposa hizo gala de mayor comprensión, eso sí, aconsejándole
sin embargo que notocase a los hijos ni a los niños pequeños, porque no se sabe cómo se transmite
la enfermedad.Dos días después fue citado por su médico de cabecera, una doctora que le habló a
bocajarro de suenfermedad mortal, de la que

había sido advertida directamente por la clínica

. «Señor guardaforestal», empezó ella, «debemos hablar ahora de la muerte. Yo no le abandonaré, y


obtendrá de mí todas las medicinas que le facilitarán la muerte». El pobre viejo guarda al que, dos
días antes, eldiagnóstico del médico había ya tumbado por el suelo,

empezó a caer ahora por un abismo sinfondo

.Durante casi dos semanas, el guarda forestal fue víctima del pánico. Adelgazó, lo
queinmediatamente fue atribuido a un

síntoma típico del S.I.D.A.

Luego, su hermana le dio a leer milibro:

Fundamento de una Nueva Medicina

, en el cual se puede ver que todo el pánicodesencadenado a propósito del S.I.D.A. no es más que
una infame mentira. ¡Eso le dio muchoánimo!.Inmediatamente recuperó su anterior apetito, volvió a
dormir como antes, a tener las manoscalientes. Me llamó por teléfono y se convenció de que lo que
le habían hecho creer era realmenteuna patraña. Se hizo hacer un escáner cerebral, y cuando, dos
semanas más tarde, vino a verme aGratz, pude liberarle de todo resquicio de miedo.Le aconsejé que
no abandonase sus controles para que no sospechasen que cuestionaba los dogmassagrados de la
medicina. En lugar de eso, podría sonreirse cara a cara de sus congéneres, burlándoseinteriormente
de su ignorancia. Sé que es lo suficientemente listo para hacerlo así.

Segundo caso.

Tras haberse sometido a una prueba voluntaria, un agente de seguros, compañero sinhistoria de una
pareja homosexual, resulta ser seropositivo.

¡Su amigo era negativo!

Hasta entoncestodavía no había tropezado con un verdadero problema, el universo era para él un
lugar tranquilo.Pero ese mismo día se sintió sepultado bajo una

avalancha de conflictos

. Fue ingresado allí mismoen la sección de aislamiento de un gran hospital. Nadie volvió a tocarle. Su
amigo continuó con éldurante los primeros momentos pero acabó abandonándole. Sabe muy bien en
qué momentodesarrolló un S.D.H.: lo habían examinado de pies a cabeza con guantes aislantes,

sin encontrarlenada

. Sin embargo, las pruebas detectaban que en su sangre existían anticuerpos anti-VIH, y que
elresultado era positivo. Los dos médicos prosiguieron incansablemente sus exámenes. Finalmente,

Página 7 de 9Cómo puede matar el diagnóstico de SIDA.23/07/2008http://free-


news.org/hamer06.htm
uno de ellos descubrió

en la zona interna de la planta del pie derecho

una mancha fungiforme, laseñaló con el dedo con aire de entendido, y dijo: ¡Helo aquí, un sarcoma
de Kaposi! Luego los dosdoctores examinaron de nuevo a fondo su pene. En el tercer intento
acabaron por encontrar unagrieta minúscula, de entre uno y dos milímetros. ¡Ah!, exclamó el otro
doctor, ¡ya ha alcanzado elpene!. El paciente comentó que entonces se sintió caer en un pozo sin
fondo, tenía la sensación dehaber quedado apestado, de haberlo perdido todo, su profesión, sus
amigos, el sentimiento de suvalía. Se sentía particularmente

desvalorizado en el plano sexual

. A partir de ese momento, y apesar de las radiaciones de cobalto a que le sometían contra los
malvados virus VIH, fuedesarrollando un

melanoma

a partir del pie derecho,

síntoma de un conflicto de impurificación

.Las manchas de melanoma azul oscuro hicieron también su aparición en el pene, cuello, y
acontinuación en el otro pie.¿Estaban pues en lo cierto los médicos? Al contrario,

lo que hicieron fue precipitar a este hombre,perfectamente sano, hacia un conflicto de impureza

, tal como se puede constatar en el escánercerebral sobre el corte de su cerebelo (todavía activo).
Al mismo tiempo, y tras su Síndrome DirkHamer, el paciente experimentaba una impotencia cada vez
más pronunciada. Todos los carcinomasque fueron sucesivamente haciendo su aparición -el
melanoma generalizado, las metástasis óseas, lasmetástasis de cáncer bronquial, correspondientes
a los conflictos

ad hoc

, iban siendo catalogadoscomo

metástasis cancerosas del S.I.D.A.

-. Finalmente le informaron de que ya no había terapiapara él y lo enviaron a su casa, a morir.Perdió


peso rápidamente y fue víctima de un pánico total. Aparentemente tenía vida para tan solounas
semanas. Fue entonces cuando -justo a tiempo, por lo que parece- recibió mi libro

Fundamentode una Nueva Medicina

. Descubrió que el S.I.D.A. es la mayor estafa del siglo, lo que le parecióplausible, claro y evidente.
Desde entonces empezó de nuevo a comer, duerme, ha engordado denuevo y el melanoma ha
dejado de extenderse. Tengo esperanzas de que lo supere, y si lo consigue,los demás podrán tener la
seguridad de que realmente es la estafa más grande del siglo.El paciente hubiera enfermado por
igual -según la Ley de Hierro del Cáncer- tanto si el test hubieradado por error un resultado
falsamente positivo, como si realmente lo fuera. Lo que cuenta es que élcreyó que era grave y
mortal, sólo eso cuenta.Si el paciente no se hubiera sometido voluntariamente a la prueba del
S.I.D.A., no le hubiera pasadonada en veinte años, ya que por aquel entonces gozaba de una salud
perfecta. Esto es algo que secorresponde con exactitud a todas las observaciones que llevan
efectuadas los investigadores:

paraenfermar de forma manifiesta, con síntomas (presuntamente) sólidos de S.I.D.A., es


precisosaber que se es seropositivo o, por lo menos, ¡tener temores fundados de serlo!

Hay que resaltar que, tanto en el primer caso como en este último (tras el diagnóstico de S.I.D.A.,
laasociación hecha por el entorno: es un homosexual o un depravado), ha existido una

desvalorizaciónde sí mismo

y una

osteolisis ósea

. Los que especulan acerca del S.I.D.A. relacionan la cosa de lasiguiente manera: la hematopoyesis ha
resultado afectada (formación de glóbulos sanguíneos,principalmente en la médula roja ósea), ¡se
trata por tanto de una enfermedad de inmunodeficiencia,de S.I.D.A.! Lo que sucede en realidad es
que

la desvalorización de sí mismo

es la

reacción másnormal del mundo

ante el hecho de

ser considerado como un depravado

, al que la sociedadproscribe y que, además, se encamina de lleno a una muerte inminente


(¡completamente merecida!).

Conclusión

En el marco de los anteriores artículos publicados hasta el momento en

raum&zeit

sobre el tema delS.I.D.A.,

la mentira del S.I.D.A. ha sido ampliamente desenmascarada a nivel teórico

. No esúnicamente una mentira, es una estafa consciente y deliberadamente perpetrada para


construir unaposición de fuerza.Página 8 de 9Cómo puede matar el diagnóstico de
SIDA.23/07/2008http://free-news.org/hamer06.htm
Yo consideré que mi misión consistía en examinar más de cerca el hecho -a decir
verdadsobradamente conocido- de que

únicamente manifiestan síntomas de S.I.D.A. aquellos que sesaben seropositivos

. En general, todos se limitan a darse por enterados del tema sin cuestionárselo.Y sin embargo, es ahí
donde radica el nudo por deshacer para hacer estallar la impostura del S.I.D.A.Es preciso encontrar
una respuesta a la pregunta de

cómo se llegan a producir los síntomas que seatribuyen a S.I.D.A.

y gracias a los cuales las personas pueden ser, y de hecho son, asesinadas.Sólo la Ley de Hierro del
Cáncer responde a esta pregunta, a partir del Sistema Ontogenético de losTumores.Los clínicos
tienen por costumbre decir: Pero en fin, ¿de dónde proceden los síntomas? ¿De quémueren los
enfermos? La práctica de la eutanasia está generalizándose. ¡Y gracias a estosespeluznantes casos
clínicos, la prensa impasible puede continuar celebrando este horrible fraude delS.I.D.A.,
potenciando el sacrificio de las víctimas!Con todo mi respeto hacia las refutaciones teóricas de la
superchería del S.I.D.A. (que fuí uno de losprimeros en descubrir en 1987), creo que

estamos en vías de desenmascarar el conjunto de estaimpostura

y sacar de sus casillas al sindicato del S.I.D.A.

Este es, en efecto, el punto crucial quepermite a cada paciente comprender perfectamente hasta
dónde se intenta quebrantarlo

. Espreciso explicar con precisión el mecanismo del S.I.D.A. Hacer que se comprenda como el
choquepsíquico provocado por los propios médicos, por su diagnóstico y pronóstico, genera los
Focos deHamercerebrales, y los síntomas, pretendidamente de S.I.D.A., en el órgano.Son
precisamente esos mismos científicos que rehusan hacer públicas las verdaderas relaciones decausa
y efecto gobernadas por la Ley de Hierro del Cáncer,

quiénes han creado la enfermedad deinmunodeficiencia que denominan S.I.D.A., y quiénes se


apresuran ahora a redoblar el cáncerpara conservar una segunda enfermedad
obligatoriamente mortal

que siga asegurándoles elpoder.Que los lectores me excusen, yo soy un hombre eminentemente
práctico. Ciertamente es muyinteresante discutir del S.I.D.A. manteniéndose en un plano teórico.
Pero entre tanto, losinfortunados continúan siendo aterrorizados con el S.I.D.A., y son brutalmente

asesinados siguiendoun esquema de S.I.D.A.

Nuestras brillantes discusiones de salón no son ninguna ayuda para estospobres diablos. ¡Hemos
hacer algo! ¡Todos estamos invitados a movilizarnos,

¡todos somosresponsables!

¡Levantémonos por fin, en nuestro país, y pongamos fin a esta tortura!.

Traducido de la publicación LE SIDA.

A.S.A.C. - ASSOCIATION STOP AU CANCER.


B.P. 134.

73001 CHAMBERY CEDEX (Estado francés).

free-news.org

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