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TEMA TRANSVERSAL
Educación para la gestión de riesgos y conciencia ambiental
EL AUTOCONCEPTO.
DEFINICION. El autoconcepto es básicamente la imagen que tenemos de nosotros mismos. Esta imagen se forma a partir de
un buen número de variables, pero es particularmente influenciado por nuestras interacciones con las personas importantes en
nuestras vidas.
COMPONENTES: Para el Psicólogo humanista Carl Rogers el concepto de sí mismo se compone de tres factores
diferenciados:
La imagen de ti mismo, o cómo te ves. Es importante darse cuenta de que la auto-imagen no coincide necesariamente
con la realidad. La gente puede tener una auto-imagen inflada y creer que son mejores las cosas de lo que realmente
son. Por el contrario, las personas también son propensas a tener auto-imagen negativa y percibir o exagerar los
defectos o debilidades.
La autoestima, o cuánto te valoras. Una serie de factores puede afectar a la autoestima, incluso cómo nos
comparamos con los demás y cómo responden los demás ante nosotros. Cuando la gente responde positivamente a
nuestra conducta, somos más propensos a desarrollar una autoestima positiva.
El Yo ideal, o cómo te gustaría ser. En muchos casos, la forma en que nos vemos y cómo nos gustaría vernos a
nosotros mismos no coincide.
LA POSIBILIDAD DE ALCANZAR METAS
La autoimagen define los límites para lograr cualquier meta que nos propongamos, define el “área de lo posible”.
El concepto que tenemos sobre nosotros mismos se convierte entonces en una llave maestra para vivir mejor. Existen dos
descubrimientos importantes en torno a la autoimagen:
Primer descubrimiento: Todas tus acciones, sentimientos, comportamientos, relaciones y habilidades son consistentes con
esta autoimagen
Esto quiere decir, que tú vas a actuar tal y como te concibes a ti mismo. Literalmente no puedes actuar de otra forma, porque la
autoimagen son los cimientos sobre los cuales se construye tu personalidad y tu comportamiento.
Una persona que se considera a sí mismo como “fracasado” encontrara siempre una manera de fracasar a pesar de todas las buenas
intenciones y su buena voluntad; o una persona que se considera a sí mismo como una “víctima de la injusticia” encontrarán
invariablemente las circunstancias para corroborar sus opiniones. En cambio una persona que se considera como “exitoso”,
encontrará cada pequeño logro como una reafirmación de sí mismo.
Por ejemplo un estudiante que reprueba constantemente la asignatura de matemáticas, se ve a sí mismo como “alguien a quien
simplemente no le entran los números en la cabeza”, y usará esta imagen para excusarse cada vez que vuelva a reprobar
matemáticas cerrando el ciclo y volviéndolo a iniciar una y otra vez.
Segundo descubrimiento: La autoimagen puede ser cambiada
Nunca se es demasiado viejo o demasiado joven para cambiar esta imagen. La mayoría de las personas confunde el cambio de
imagen con el pensamiento positivo. Es verdad que los pensamientos positivos tienen una gran influencia en nuestras acciones e
impactan nuestra productividad, sin embargo, el cambio de la autoimagen es completamente diferente, y es la base para lograr un
pensamiento positivo REAL.
Por ejemplo, el problema con el estudiante, no es una falta de aptitud ante las matemáticas, el problema es una errónea imagen
personal: “no tengo cerebro para los números, soy un mal estudiante”, este pensamiento obliga al estudiante a identificarse con su
error, tomándolo como base para su personalidad.
En cambio si este estudiante cambiara su percepción de sí mismo: “soy un buen estudiante”, buscaría cualquier oportunidad
(aprobar matemáticas) para corroborar su concepción de autoimagen y así cerrar nuevamente este ciclo del que hablamos.
TRABAJO PERSONAL: desarrolla estas actividades en tu cuaderno.
Descubre el mensaje que está oculto en este recuadro. Luego responde
¿Qué relación tiene este mensaje con tu autoconcepto?
Marca con un(x) el puntaje que le des a cada pregunta, según tus experiencias personales.
Luego analiza en que puedes mejorar.
La urraca, viendo con envidia lo bien tratadas que eran las palomas domésticas.
Fue, pues, al molino y, en un descuido del molinero, se cubrió del molinero, se
cubrió de harina, y de un vuelo se presentó en el palomar. Las palomas, creyéndola
de su especie, la recibieron sin recelo. Se sentía feliz. Pero de pronto olvidó su
papel y exhaló un graznido. Las palomas consternadas con aquel grito, tan poco
semejante a un arrullo (el ruidito que hacen las palomas) , se lanzaron en grupo
contra ella y la echaron de allí a picotazos.
Un tanto corrida, volvió entonces al lado de los suyos. Pero éstos, al verla
enharinada, se horrorizaron. Que extraño bicho es ese? Fuera de aquí!!! Con un
furioso coro de graznidos la expulsaron también.