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LAS TEORÍAS SOBRE LOS

SIGNOS: EL PENSAMIENTO
ANALÍTICO DE PEIRCE

Materia: COMUNICACIÓN I

Carrera: DISEÑO GRÁFICO – UBA

2016 Autora: Mg. Lic. Laura Iribarren


ÍNDICE

I. INTRODUCCIÓN………………………………………….. 3

1. La Teoría de los Discursos Sociales ………………… 3

II. El signo de Peirce ………………………………………. 4

1. La inferencia ……………………………………………… 4

2. La realidad …………………………………………………. 5

3. La semiosis ………………………………………………… 6

III. SÍNTESIS …………………………………………………….13

IV. LECTURAS ……………………………………………. 14

V. BIBLIOGRAFÍA DE CONSULTA…………………………. 14

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I. INTRODUCCIÓN

El desarrollo de las sociedades mediatizadas ha generado en las ciencias


sociales la pregunta por los medios y la comunicación.

En los años 70 cobran relevancia las teorías que se conocen como


“discursivas”, focalizadas en el concepto de “discurso”. Éste nace como lugar
de productividad semiótica, donde se cruzan los objetos, los sujetos y los
contextos.

A partir de la reflexión sobre el discurso comienza la reflexión acerca de un


sujeto que “parece decir lo dicho” pero que no es el sujeto empírico sino un
sujeto que está dentro del texto. En este punto, la Teoría de la Enunciación de
Emile Benveniste es un hito fundamental en el desarrollo del estudio del sujeto
en el lenguaje (“De la subjetividad en el lenguaje”).

Por su parte, Eliseo Verón, sociólogo y semiótico argentino, propone estudiar


los procesos de producción de sentido partiendo de una crítica al pensamiento
estructuralista y al funcionalismo en lingüística. A continuación describiremos
brevemente de qué se ocupa su teoría.

1. La Teoría de los Discursos Sociales

Verón, en su Teoría de los Discursos Sociales, entiende que los fenómenos


sociales, en una de sus dimensiones, son procesos de producción de sentido y
que el sentido no puede pensarse sin considerar su naturaleza social. Este
proceso consta de tres momentos:

1. Producción (discursos)

2. Circulación (proceso)

3. Reconocimiento (discursos)

Verón propone ocupar la posición del observador u analista para analizar el


desfasaje o diferencia siempre presente entre la producción y el reconocimiento
de los discursos. Dado que este proceso consta de tres momentos, necesita

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recurrir a un modelo de signo ternario y no de dos términos como el signo
Saussuriano: “Es el desfasaje perpetuo entre producción y reconocimiento el
que hace evolucionar a las representaciones sociales” (Eliseo Verón, 1991)

En este marco, la teoría de Charles Sanders Peirce cobra relevancia en los


años 70, pese a que Peirce escribió su teoría entre finales del siglo XIX, y
comienzos del siglo XX. Es decir que es contemporáneo a Saussure pero
nunca intercambiaron sus teorías ni tuvieron contacto entre ellos. La vertiente
estadounidense de reflexión sobre el signo dio origen a lo que se conoce como
Semiótica y la vertiente europea basada en el signo de Saussure se la conoce
como Semiología. Ambos hoy son considerados fundadores de las teorías de
los signos.

II. El signo de Peirce

La teoría del signo de Peirce está vinculada a la lógica, siguiendo una tradición
que va desde los griegos hasta los lógicos medievales. La lógica en tanto
estudio de las condiciones de verdad de los signos es un sinónimo de
semiótica. La pregunta de la que parte Peirce es acerca de “¿cómo conocemos
el mundo?”, interrogante compartido con los filósofos de la época. Peirce afirma
que no hay conocimiento que provenga de la intuición (desde la nada) sino que
reemplaza al concepto de intuición por el de inferencia.

1. La inferencia

¿Qué es inferir? En término simples, podríamos decir que hacer una inferencia
lógica es poner en relación los hechos nuevos con los hechos conocidos.

Esto tiene una serie de implicancias:

• No podemos pensar sin signos: como veremos más adelante, la


noción de signo de Peirce es una relación ternaria entre tres cosas, una
primera cosa que se pone en relación con una segunda cosa a partir de
una tercera cosa. Como vemos, si pensar es hacer inferencias,

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pensamiento y signo son nociones similares, podríamos afirmar que
para Peirce son sinónimos.

• Nuestro pensamiento siempre viene determinado por un


pensamiento anterior: no hay conocimiento que surja de la nada, o por
intuición. Conocer siempre implica poner en relación con un
pensamiento anterior, es decir, con lo ya conocido. Lo que decimos
conocer por intuición es porque ya lo hemos experimentado muchas
veces.

• No hay nada que sea incognoscible: esto no significa que todo sea
conocido sino que no hay nada que no pueda ser conocido.
Potencialmente todo puede ser conocido. Si hubiera algo que no pudiera
ser pensado o conocido no sería parte de nuestro mundo. Aún la noción
misma de “lo desconocido” forma parte de la realidad.

2. La realidad

En este punto debemos reflexionar acerca de esta noción: ¿Qué es la realidad


para Peirce?

• Realidad y conocimiento son sinónimos: esto se deriva de lo anterior.


La realidad es todo lo que puede ser conocido, por lo tanto, realidad y
conocimiento son sinónimos.

• “Las cosas reales son de naturaleza cognitiva y por lo tanto


significativa”: así como el conocimiento es el resultado de un proceso
de pensamiento y como vimos el pensamiento es sinónimo de signo,
esto implica que el conocimiento, o lo que es lo mismo la realidad, es el
resultado de un procesos semiótico. Por lo tanto, la realidad misma es
un signo.

• La “cosa” no existe como un “en sí” antes y fuera del proceso de


conocimiento: no hay nada que exista por fuera del proceso de la
semiosis. La relación con los hechos del mundo es una relación mediada
por el pensamiento. Aquí vale aclarar que cuando nos referimos a

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pensamiento Peirce no lo está haciendo en términos psicológicos sino
lógicos. Su teoría es abiertamente anit-psicologista, por ende cuando se
refiere al sujeto que piensa lo hace en términos de un sujeto lógico que
pertence a una comunidad de mentes lógicas.

• Depende del pensamiento general (Verdad Pública), de una


comunidad de mentes (lógicas): es por esto que es posible la
construcción del conocimiento, es un proceso que transciende al sujeto
individual. El conocimiento depende de una acuerdo de mentes lógicas
para llegar a una Verdad que no es absoluta sino una Verdad Pública,
es decir relativa a una comunidad de mentes, a ciertas circunstancias
que rodean los hechos interpretativas, a ciertos acuerdos (que no son
sociales sino lógicos) y que permiten hacer avanzar el conocimiento,
siempre en permanente construcción.

3. La semiosis

Entonces ¿qué es la semiosis?

Según Peirce, es actividad del pensamiento en tanto que conoce. Y como


vimos anteriormente, esta actividad es el resultado de un proceso ternario
(conocemos a través de signos). Pierce sigue el planteo de Kant cuando afirma
que no es posible conocer “toda” la realidad, por lo que este proceso es en sí
mismo ilimitado.

Hemos dicho que el signo es una relación ternaria entre tres “cosas”, es hora
de ser un poco más específicos. Para Peirce:

"Un signo o representamen, es algo que está en lugar de algo para


alguien en algún aspecto o carácter. Se dirige a alguien, esto es, crea en
la mente de esa persona un signo equivalente, o, tal vez, un signo aún
más desarrollado. Este signo creado es lo que yo llamo interpretante del
primer signo. El signo está en lugar de algo, su objeto. Está en lugar de
ese objeto, no en todos los aspectos, sino sólo con referencia a una

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suerte de idea que a veces he llamado el fundamento del
representamen" (CP2.228, c. 1897).

El signo es entonces una relación ternaria entre el representamen, objeto e


interpretante. Estas tres nociones deben entenderse no como sujetos (no son
personas, en todo caso para Peirce el hombre mismo es un signo) sino como
tres “soportes” del sentido, subjects en inglés.

El signo es “algo” es decir tiene una cualidad material, está encarnado en


algo (palabras, imágenes, sonidos, comportamientos, etc.). Es algo para
“alguien” para otro, para un pensamiento interpretante. Y siempre está en lugar
de un objeto al que refiere, no en su totalidad, sino en “algún aspecto o
carácter”. Esto refiere a la noción de Fundamento del Representamen.

El interpretante, como dijimos, no es una persona, sino un efecto que se crea


en una mente (el “para alguien” de la definición), es un efecto mental. Es un
pensamiento mediador entre el representamen y el objeto. Por lo tanto, es un
signo (es algo que pone en relación dos cosas entre sí).

Veamos el siguiente signo:

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El representamen, su materialidad, en este caso es icónica ya que se trata de
una imagen que además sabemos que es fotográfica. El interpretante refiere a
los efectos que este signo genera en una mente lógica. Por ejemplo:

ALEGRIA

En este caso, el interpretante, que es otro signo equivalente o más


desarrollado que el primero, tiene una materialidad diferente ya que se trata de
una palabra que tiene ciertas cualidades (está en mayúscula, la tipografía es
negra, etc.).

Pero también podrían surgir otros interpretantes como por ejemplo, un grafitti:

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O una poesía:

Defensa de la alegría de Mario Benedetti

Defender la alegría como una trinchera


defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

Ahora bien, ¿de qué depende que se realice un interpretante y no otro?

Para ello tenemos que avanzar en las distinciones que efectúa Peirce en
relación a este concepto de interpretante.

Peirce distingue tres tipos de interpretante que son más bien tres “estados”
por los que atraviesa el interpretante:

• Interpretante inmediato: es el efecto total, sin analizar, que se calcula


que el signo ha de producir, o que se espera naturalmente que
produzca: es la pura posibilidad de que un signo sea interpretado. No es
algo que tenga una existencia sino la mera posibilidad de ser.

• Interpretante dinámico: el efecto realmente producido por un Signo en


su intérprete. Es un acto singular y concreto que se realiza en cada acto
de interpretación. Hay tantos interpretantes dinámicos como
interpretantes haya. En nuestro ejemplo, cada uno de los signos es
interpretante dinámico del primer signo de nuestra serie.

• Interpretante lógico final: el efecto que el signo produciría sobre


cualquier mente sobre la cual las circunstancias permitieran que pudiera

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ejercer su efecto pleno. Es decir, es la regla que interviene cada vez que
se realiza una interpretación. Es el hábito, describe una regularidad
interpretativa. Alude al hecho de que debemos considerar al signo en
relación a las circunstancias en que fue creado. En definitiva, esta
noción es la que perite guiar la interpretación.

En relación al objeto, como afirmamos antes, no es posible conocer toda la


realidad. Esto quiere decir que con un signo no es posible conocer la totalidad
del objeto. Esto lleva a Peirce a pensar en dos nociones de objeto:

• Objeto Inmediato

 Interior a la semiosis.

 Es el objeto tal como es representado al interior de una relación triádica


particular.

• Objeto Dinámico

 Exterior a la semiosis.

 Es la suma de representaciones pasadas, presentes y futuras.

 Es una construcción sígnica.

El objeto dinámico es la noción más general de objeto, alude a la realidad en


tanto es el resultado del proceso de semiosis (siempre inacabado e infinito).
Mientras que el objeto inmediato es el objeto tal como es representado al
interior de una relación triádica en particular. Es decir que nunca podrían
coincidir el objeto inmediato y el dinámico porque si así fuera, se detendría el
proceso de la semiosis. Dado que esto no es posible, siempre va a haber otros
signos que se refieran del mismo objeto dinámico.

Veamos estos tres signos:

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Los tres son signos del Sol si pensamos en el objeto como objeto dinámico.
Ahora bien, evidentemente en estos tres signos el Sol no está representado de
la misma manera. En cada uno de estos signos se toman diferentes aspectos
del Sol, y se construyen diferentes objetos inmediatos. En un caso se
representa el modo en que el Sol se ve desde la tierra en un momento del día
sobre el horizonte, en la otra se ve el Sol tal como lo haríamos con un
telescopio y en el último caso, la imagen muestra detalles de la estructura del
Sol.

Queda claro en estos ejemplos como el objeto dinámico nunca puede ser
abarcado en su totalidad ya que hay otros signos que hablan del mismo objeto
pero en relación a otros aspectos.

Observemos que si el objeto dinámico es “la suma de representaciones


pasadas, presentes y futuras”, el objeto mismo es un signo. Es decir que los
tres soportes del signo o semiosis (representamen, objeto e interpretante) son
a su vez signo.

Esto se vincula a la noción de Fundamento del Representamen: el signo se


refiere al objeto en “algún aspecto o carácter”. El signo no puede decir todo
acerca de su objeto sino referido a una suerte de idea. Podríamos decir que es
el punto de vista que el signo elige para referirse al objeto. Es a partir del
fundamento que se construye el objeto inmediato.

Por ejemplo, en el signo “La estufa es negra”, el objeto dinámico es “la estufa”,
el aspecto que el signo elige para referirse a la estufa es “el color” y el objeto
inmediato es “la estufa negra”.

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III SÍNTESIS

Podemos entonces resumir lo visto aquí con respecto al planteo de Peirce:

• La realidad nunca se puede conocer en su totalidad.

• Un signo nunca puede decir todo acerca de su objeto.

• Todo signo genera un interpretante.

• El interpretante es un signo.

• Por lo tanto genera, a su vez, nuevos signos, y así, ad infinitum.

• La semiosis es infinita

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IV. LECTURAS

Peirce, C. (1986) “División de Signos” en Obra Lógico-Semiótica, Madrid:


Taurus.
Vitale, A. (2004) La Semiótica de Peirce en El estudio de los signos. Entre
Peirce y Suassure. Buenos Aires: EUDEBA.

V. BIBLIOGRAFÍA DE CONSULTA

Castañares, W. (2000) “La semiótica de C. S. Peirce y la tradición lógica”


en Seminario del Grupo de Estudios Peirceanos, Univerisdad de Navarra.
Disponible en: URL:http://www.unav.es/gep/Castanares.html

___________ (1994) “La orientación semiótica” en De la interpretación a la


lectura(Madrid: Iberediciones). Disponible en:
URL: http://pendientedemigracion.ucm.es/
nfo/per3/profesores/wcastanares/documentos/InyterpLect.pdf

Peirce, Ch. S. (1978) “La ciencia de la semiótica (fragmentos). (Buenos Aires:


Nueva Visión)

Verón, E. (1991) “Para terminar con la comunicación” Réseaux N° 46-47, págs.

121-126, París.

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