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1.

Definiciones, antecedentes,
puntos de partida

Pensamos, y dernostraremos, que el círculo fue la forma


típica de la sociabilidad burguesa en Francia durante la primera mitad
del siglo XIX. Pero cada uno de los términos empleados en esta
frase exige ciertas precisiones.
Las observaciones sobre el término "sociabilidad" ya las hemos
expresado y no las retomaremos ahora. Pero ¿qué se entiende por
“círculo"?35 Todos sabemos que ese término es el equivalente
usual en francés del "club" inglés. Se trata, en principio, de una
asociación de hombres organizados para practicar juntos una acti-
vidad desinteresada (no lucrativa) o incluso para vivir juntos la no
actividad o el ocio. En nuestros días, en Francia, esa institución,
con ese nombre, es bastante poco común, o más bien residual.
Por un lado, sabemos que existen círculos con frecuencia llama-
dos "de estudio", que son órganos de reflexión o de concertación
en los límites de la política (las asociaciones de ese tipo también
retoman hoy el nombre de "club"), y, por otro, los "círculos", a se-
cas, que en principio son asociaciones rnundanas, pero que suelen
ser la cobertura oficial de establecimientos de juego. Sin embargo,
esos dos avatares principales del círculo en el siglo XX se ubican al
término de una larga evolución caracterizada por las especializa-
ciones divergentes y por la merma global de la institución. En el si-
glo anterior, ésta había sido más difundida, más flexible y menos
especializada; era la forma típica de la soCiabilidad burguesa.
La forma típica, que no era tal vez la más general, era la que
mejor caracterizaba la vida y el espíritu de los burgueses como
tales y no, tal vez, la más difundida entre los burgueses reales,
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DEFINICIONES, ANTECEDENTES, PUNTOS DE PARTIDA 49


que a menudo mantenían antiguas costumbres, cuyo modelo era
el hotel o el castillo noble. supone cierto desahogo económico (se necesita dinero para alqui-
Precisamente, ¿qué significaba ser lar un local, pagar las velas y la calefacción, el abono a los periódi-
burgu,:s.en la primera mitad del
siglo XIX? ¿Se puede hablar de ese término sin recurrir a una defi- cos, las apuestas de las partidas de cartas, las bebidas) así como
nición arbitraria? Nos parece que sí. Estarnos en la mitad de siglo, tiempo libre (sea por no tener profesión, como por ejemplo el jubi-
cuando el término "burguesía" tiene como sinónimo muy usual el lado o el propietario que vive de rentas, o por tener una oficina que
concepto de clase media (en singular). La clase media, por defi- cierra a las cinco de la tarde, como el empleado o el comerciante).
nición, se siente distinta de una clase superior (aristocracia o no- La sociabilidad de la gente del pueblo, que tiene menos dinero y
bleza) y de una clase inferior (el "pueblo", con sus tres característi- tiempo y que, por otra parte, al menos al principio, no sabe leer el
cas, que entonces solían conjugarse, de pobreza, incultura y periódico, necesariamente adopta formas diferentes. Pero no por
relación con el trabajo manual). Calificar de "burguesa" la sociabi- ello deja de suscitar un estudio difícil y apasionante. Así sea amplia-
lidad que se ejerce en el círculo, ¿significa simplemente que no es mente autónoma (éste es el punto de vista predominante entre los et-
aristocrática ni popular? ¿No es aristocrática? Ésta será la parte esen- nólogos) o esté más determinada por el entorno nacional (sea por-
cial de nuestra demostración a lo largo del ensayo: como verernos, que el estado o la iglesia sobreimponen estructuras, o porque el
se percibe un claro contraste entre la vida mundana que se des- círculo burgués propone un modelo por imitar —e insistirernos nos-
pliega en los salones y la vida, que no se llama mundana, que el otros también en esta segunda serie de hipótesis—), 37 merece ser estu-
hombre lleva en el círculo con sus pares. Esa demostración, digá- diada junto con la sociabilidad burguesa, y algún día lo haremos.
moslo al pasar, no será inútil, pues la cuestión ha sido subestimada. Pero aquí sólo nos ocuparemos de la asociación en el medio burgués.
En efecto, el círculo está curiosamente ausente del esbozo de histo- Nos queda por justificar nuestra limitación a las primeras déca-
ria de la vida burguesa que trazó Charles Morazé. das del siglo XIX El año 1810 es el ario en que el Código Penal (en
38 Con certeza, ob-
serva, hacia 1830, el fin de los salones, "último vestigio del Antiguo su artículo 291) da su estatuto a la asociación, que perdurará du-
Régünen", pero ve como su continuación y sustituto un repliegue ra.nte casi un siglo. Es también el momento en que se inició la pri-
hacia la vicia de familia, lo que no nos indica, más que un aspecto de mera encuesta sistemática sobre la vida de asociación, para la apli-
la nueva vida
social, el aspecto íntimo, complementario, del colec- cación del artículo 291. 38 La arnplitud de la materia nos impone
tivo. Retomaremos esta cuestión. Por lo demás, esta observación en provisionalmente otro límite de tiempo, el de 1848. Por lo demás, el
nada disminuye la importancia de esa obra que fue, al cornienzo de pequeño medio siglo que consideraremos aquí tiene una homoge-
nuestra posguerra, uno de los manifiestos más escuchados en favor neidad social (si no política) suficiente como para que este recorte
de una historia ampliada. sea aceptable.
Pasemos a la otra frontera de la clase. La identificación de la vida El estudio de los avatares del círculo más allá de 1848 corresponde
del círculo con una práctica social "burguesa", en el sentido, esta vez, también a un programa futuro, si las circunstancias lo permitieran.
de no popular, es una identificación sin riesgos. En las encuesta.s pre- Ello no quiere decir que atribuyamos al comienzo del siglo xrx, o in-
fectorales de 1811, que veremos luego, se repiten, para caracterizar a cluso a la Revolución, la aparición en Francia de asociaciones volun-
los miembros de los círculos, expresiones como "los principales habi- tarias de tipo moderno. Sospechamos que nada tiene que ver y que
tantes" o "los funcionarios y los principales propietarios y comercian- sin duda se ha de buscar el origen del círculo (o, bajo la forma que
tes", etc. Por lo demás, es evidente, a priori, que la vida del círculo sea, de la asociación voluntaria de hombres para el ocio algo culti-
vado) en los dos o tres siglos de Antiguo Régimen. Investigación
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apasionante y dificil, sin duda (¿y tal vez un elemento para un pro-
Esta costumbre continúa durante unos arios más. Luego, en 1634,
grama futuro?). Sin embargo, no se cuestionará, creemos, que los
llega a conocimiento del cardenal Richelieu: "Y el Cardenal, que se
equivalentes del círculo en la sociedad francesa del Antiguo Régi-
inclinaba naturalmente a los grandes asuntos, [...] preguntó al se-
men constituían un fenómeno menor o muy minoritario. El histo-
ñor de Boisrobert si esas personas no desearían formar un Cuerpo
riador, el historiador social sobre todo, es libre de preferir el estu-
y reunirse con regularidad y bajo una autoridad pública".
dio de un fenómeno en el momento en que se difunde en una
Nuestros amigos dudan. Temen perder su libertad de hábito, su
sociedad, la capta y la caracteriza, antes que el estudio de tiempos
tono íntimo, temen verse sometidos a la autoridad, pero dos de
lejanos donde habrá que buscar los primeros rasgos. Del mismo
ellos, sobre todo, insisten en la negativa. Pertenecientes respectiva-
modo, hay historiadores demógrafos que intentan identificar lo
mente a las "casas" del duque de La Rochefoucauld y del mariscal
más lejos posible en el pasado los primeros trazos de la contracep.
Bassompierre, poderosos personajes enemigos del cardenal, esos
ción, y otros que se dedican al estudio general, social, de su
adopción en nuestras zonas rurales. dos burgueses argumentaron que, al aceptar la propuesta de Ri-
chelieu, pasarían a formar parte de su clientela y darían al menos
De modo que sólo recurriremos brevemente al ámbito de la so-
la apariencia de traicionar a sus primeros patrones. Sin embargo,
ciabilidad anterior a Napoleón I, a fin de ayudarnos a fijar algunas
terminarán cediendo, por esa razón perentoria que es la fuerza:
nociones. No volveremos a abordar este aspecto después del primer
capítulo.
[...] ya que, por todas las leyes del reino, todos los tipos
¿El más prestigioso de los círculos de hoy no es
acaso, en cierta de asambleas que se realizasen sin autoridad del Prín-
forma, la Academia Francesa? En todo caso, es uno de los más an-
cipe podían quedar prohibidos si así el Cardenal lo de-
tiguos. Pero la historia de su nacimiento, tan conocida e incluso
repetida, puede instruirnos un poco. sease; de modo que le sería muy fácil, a pesar de ellos,
prohibir sus reuniones y romper, por ese medio, una
sociedad que ellos deseaban eterna.
Cerca del ario 1629, algunos particulares que vivían en di-
ferentes lugares de París, al no hallar nada más incómodo
Entonces el grupo recibe estatutos, local, cartas de autorización
en esa gran ciudad que ir muy a menudo a la casa de al-
y se convierte en la Academia.
guno de ellos y no encontrarlo, resolvieron verse un día es-
Tres conclusiones pueden extaerse de esa historia ejemplar.
tablecido de la semana en la casa de alguno de ellos. Todos
Una es que la asociación comienza fácilmente a través de un
eran hombres de letras y de un mérito muy por encima de
grupo de amigos, de habitués, antes de llegar a ser un grupo or-
lo común. [...) Se reunieron en lo del señor Conran, que
ganizado y constituido. Se trata del paso de lo "informal" a lo
era el que tenía la vivienda más cómoda para recibirlos, en
"formal". La otra es la antinomia entre la existencia de asociacio-
el centro de la ciudad, a prácticamente la misma distancia
nes formalmente constituidas y los regímenes no liberales, ya
para el resto de los participantes. Allí conversaban familiar-
que, en éstos, la asociación siempre se halla en la alternativa en-
mente, como si se tratase de una visita común, y aborda-
tre lo ilícito ("asamblea prohibida") y lo oficial ("formar un cuerpo
ban diferentes temas, como negocios, noticias, letras [...] y,
y reunirlo bajo la autoridad pública"). Esa antinomia casi alcanza-
tras sus conferencias, salían a dar un paseo o tomaban una
colación que preparaban juntos [...]. 39 ría para explicar que la asociación voluntaria, hecho menor por-
que permanece encerrada en el Antiguo Régimen, comience a
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DEFINICIONES, ANTECEDENTES, PUNTOS DE PARTIDA 53


expandirse en el siglo XIX. La tercera conclusión también es
una antinomia: la que existe entre la relación igualitaria que vin- haber ejercido una presión discreta para la formalización. Ésta fue
culaba a nuestros burg- realizada por el grupo mismo cuando se dispuso a publicar y difun-
ueses entre sí
y la relación de dependen-
cia que vinculaba a algunos de ellos con los Grandes, antinomia, dir los textos de sus debates y los trabajos de sus miembros. Tuvie-
podría decirse, entre lazo vertical y lazo horizontal. ron que dotarse de contadores y secretarios, y así nació la Sociedad.
Encontramos un ejemplo mucho más reciente de constitución Pero, Crosland insiste en ello, el aspecto de club mundano, de
de una asociación formal a partir de un grupo de relaciones círculo amistoso, nunca desaparecería, y ese conjunto, ahora mixto
amistosas y mundanas estabilizado por el hábito en la "Sociedad o ambivaknte, duraría hasta su disolución espontánea en 1822, año
de Arcuein Como Berthofiet había adquirido, en 1799, tma casa de de la muerte de Berthollet. Uno puede preguntarse si la caduci-
campo en ese poblado (ubicado, como bien se sabe, a siete u ocho dad del grupo no estaba vinculada a su carácter poco igualitario, lo
kilómetros de París) y como su amigo Laplace adquirió, en 1806, la que sería la confirmación a contrario de una relación ya entrevista.
propiedad vecina, un pequeño grupo de amigos y alumnos de am- No obstante, la gran diferencia entre el tiempo de Napoleón y
bos eruditos y de politécnicos condiscípulos del hijo de Berthollet el de Richelieu es que la "formalización", la organización de un
fueron invitados con bastante regularidad para pasar los "fines de grupo, no era algo escandaloso o excepcional. En tanto, la Ilus-
sernana" del verano. Así nació la Sociedad de Arcueil, verdadera so- xración y la Revolución habían tenido lugar. 41
ciedad erudita privada, que duplicaba y competía por el primer Las reuniones de los burgueses, así fueran "informales", en
puesto con el Instituto (antigua "círculos" o en "sociedades", sin duda comenzaron a proliferar
—y futura— Academia de Ciencias).
El historiador británico Matuice Crosland4° reconstituyó extensa- bajo Luis XVI. En una reciente historia de la ciudad de Angers, 42
mente ese bello capítulo de la historia de las ciencias. Allí encontra- Serge Chassagne cuenta no menos de veintiséis: diecisiete se dicen
mos una pequeña página de historia de la sociabilidad. El grupo formadas para practicar "entretenimientos decentes", como el
Berthollet-Laplace no es exactamente comparable, desde ese punto juego de bochas, cuatro para "leer las noticias y discutir sobre el
de vista, a lo que era el grupo de Valentin Conrart. Este era más bien público" y cinco "para leer y divertirse". El censo se realizó, es
igualitario (Conran recibía en su casa sólo porque ex-a el que estaba cierto, en 1791, pero uno se equivocaría sí imaginara que todas es-
mejor ubicado en París) que el de Arcueil. BerthoLlet, en particular, tas agrupaciones datan de 1789. La Revolución no inventó el juego
anfitrión rico, prestigioso y de cierta edad, tenía con la mayor parte de bochas... A lo sumo se puede pensar que la libertad de 1789,
de sus invitados una relación de 1790 y 1791 incitó a varios pequeños círculos a revelarse, e incluso a
un tipo más "patronal". Pero esto
no esdemás que un matiz con respecto a la analogía principal: un constituirse formalmente y servir de modelo a otros. Las grandes
paso la informality
a la organization. cuestiones --que no podemos abordar aquí— serían saber cuántos
Consciente, con razón, de la
ambigüedad que reviste para los franceses la palabra "club", sobre círculos había en 1789 y en qué ciudades o regiones, y si ese pri-
todo durante el período revolucionario, el señor Crosland utiliza mer auge de la sociabilidad burguesa había hallado sus propias
el término "circle"
("círculo", anglicanizado) para el primer es- formas o si se debía al conocimiento y a la imitación de los clubes
tado, y "society",
para el segundo. ¿Napoleón I desempeñó para la ingleses, ya antiguos, prestigiosos y notables."
Sociedad de Arcueil el mismo papel que Richelieu? No lo parece. La Revolución, es cierto, como hemos dicho," halló que toda
Amigo de Berthollet, el soberano controlaba de lejos al grupo, y esa sociabilidad consuetudinaria era sospechosa y, de hecho, la
ocasionalmente
le daba dinero para su laboratorio, pero no parece abolió. Pero creó, con el nombre inglés de "club" que la historia
retendría, de manera significativa, una sociabilidad política, la
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DEFINICIONES, ANTECEDENTES, PUNTOS DE PARTIDA 55

de las "sociedades populares" jacobinas. Tal vez uno pueda pre-


Michel Cheuvreul (padre del célebre químico) reunía a unos
guntarse, sin ser acusado de excesiva sutileza, si la Revolución jaco-
veinte ciudadanos para estudiar las cuestiones científicas con fines
bina, al difundir en todo el territorio el modelo del club, no contri-
filantrópicos. La ambición del grupo sería convertirse en... una es-
buyó de alguna manera a iniciar a tal o cual porción del territorio,
cuela de medicina. Probablemente sea esa aspiración colectiva, to-
que aún podía desconocerlo, al modelo de la sociabilidad igualita-
davía no general, por cierto, pero lo bastante fuerte como para ser
ria masculina. Lo que autoriza esta pregunta, cuya formulación po-
perceptible, la que llevaría al nuevo monarca a legislar al respecto,
dría parecer incómodamente apriorística, es el conocimiento que
en el sentido restrictivo que podía esperarse de su parte.
podemos tener a posteriori de la sociabilidad de la época termido-
El artículo 291 del Código Penal reza así:
riana y directorial. En este sentido, resulta fundamental la obra de
Isser Wolloch Jacobin Legacy, 45
pues está dedicada a los "círculos No podrá formarse ninguna asociación de más de veinte
constitucionales" que florecieron o reflorecieron en el año V y que
personas cuyo objetivo sea reunirse todos los días o deter-
con frecuencia fueron descritos, y denunciados, como clubes de ja-
minados días establecidos para ocuparse de asuntos reli-
cobinos que resurgían, lo que en efecto muchas veces eran. Sin
giosos, literarios, políticos u otros, sin la autorización del
embargo, si se los mira más de cerca, a veces no se halla más que
gobierno, y bajo las condiciones que la autoridad pública
un grupo de burgueses que se reunían una o dos noches por se-
desee imponer a la sociedad. En el número de personas
mana para leer los periódicos compartiendo los gastos, lo que era,
indicado [...] no están incluidas las que tienen su domici-
y será, la razón de ser de todo círculo. En Angers, los antiguos jaco-
lio en la casa donde se reúne la asociación.
binos, denominados "gilotianos", son miembros de una "Sociedad
de Literatura y de Juegos".
Le siguen los artículos 292, 293y 294, que prevén sanciones en ca-
En resumen: reunirse con amigos en un lugar íntimo para
sos de infracción. No conocemos ningún comentario oficial de la
leer el periódico y conversar, ¿no es una práctica social tan esen-
época sobre este texto. Sin embargo, es posible que existan. En
cial que fue común en los clubes políticos de los tiempos de la
todo caso, ofrecemos el nuestro. El código no contempla más que
Revolución y en los círculos "literarios" (no políticos) de los
a las asociaciones, es decir a agrupaciones bastante organizadas
tiempos ordinarios? La Revolución jacobina podría haber cum-
para tener, al menos, un reglamento que "establezca" el día de la
plido, a corto plazo, para la sociabilidad consuetudinaria pree-
reunión, su lugar y su(s) ocupación(es). Sabemos que existían.
xistente, un papel perturbador e incluso represivo, pero a largo
Sin embargo, como veremos, la asociación así organizada ("formal
plazo, para la sociabilidad consuetudinaria porvenir, favoreció la
iniciación e impulsó estas formaciones. association", en inglés) estaba lejos de ser el caso más frecuente.
La sociabilidad era mucho más frecuentemente informal," ya
Lo que es cierto es que había muchas reuniones en la época
sea reunión de habitués en un café o en una posada o reunión
de la República del año III, por todo tipo de razones, y que a
de amigos en el salón de una casa privada que "recibía". Esos
menudo se aspiraba a consolidar mediante la organización lo
grupos informales de clientes de lugares públicos o de invitados
que primero se había consolidado por la costumbre. La Socie-
permanentes de veladas privadas podían superar las veinte perso-
dad de Arcueil, ejemplo sorprendente, no fue ni la única ni la
nas, el nuevo Código nada decía al respecto. La vigilancia napoleó-
primera de su tipo. El historiador de Angers, que citamos aquí
nica se ejercía sobre ellos de forma sistemática a través de los órga-
nuevamente, nos explica cómo desde finales de 1796 el cirujano
nos de policía clásicos en el primer caso, y a veces mediante el
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espionaje mundano, en el segundo. 47


Luego retomaremos esta
cuestión de las relaciones evidentemente muy interesantes que 2. FI círculo en París bajo
podemos intentar descubrir entre círculo y vida mundana, por la Restauración: una institución
lado, y entre círculo y vida de café, por otro. un
tardía y difícilinente aceptada
El interés del artículo 291 es que importe el famoso límite de las
veinte personas. Admite, implícitamente, que por debajo de ese lí-
mite, los grupos, incluso organizados, eran demasiado inofensivos
para que la administración tuviera interés en ocuparse de ellos, y
eran tal vez demasiados para que tuviera los medios para hacerlo. Esa
orden en cua.nto al tamaño
es instructiva en sí misma para la historia
de la sociabilidad. Un grupo que puede llegar hasta diecinueve per- Los grandes círculos que florecerían bajo la Monarquía
sonas es claramente más numeroso que un grupo familiar (en espe- de julio para expandirse durante el Segundo Imperio aparecen de
cial si no se cuentan las personas domiciliadas en la casa de acogida) manera muy discreta durante la Restauración. Dos tipos de prue-
y sobre todo si la reunión no incluye más que hombres adultos. Ha- bas lo confirman. En primer lugar, pruebas indirectas: bajo
bía, implícitamente reconocida, una vida social de ocio, distracción o Luis XVIII y Carlos X, como bajo Napoleórt I, los términos
cultura que se ubicaba a una escala mayor que la familiar, la de la "círculo" y "sociedad" siguen siendo poco empleados dentro del
amistad o el vecindario, y que formaba parte de las costumbres. Sin grupo organizado, y conservan el sentido "informar que tenían
embargo, es poco probable, en cualquier época, que un solo hombre bajo el Antiguo Régimen. Hasta donde sabemos, hay una sola ex-
tuviera más de veinte vecinos verdaderamente cercanos, o más de cepción, el Círculo de Extranjeros, que forma parte de las casas
veinte arnigos verdaderamente íntimos. Más allá de veinte, se re- de juego toleradas bajo el Imperio, que funcionaban en garitos
fuerza la suposición de que la asociación tiene una finalidad menos de forma totalmente comercial. La policía las toleraba porque
espontánea, menos natural, que la de ser vecinos o amigos. Y esa su- obtenía de ellas un rédito político, e incluso financiero. 48
posición de un objeto menos normal o más elaborado suscita necesa- El "círculo" sigue siendo, como en la antigua Corte, el grupo de
riamente, en un dima no liberal, la vigilancia de la autoridad. damas sentadas en ronda alrededor de la soberana para el juego o
Para el historiador, lo interesante es que hayan podido existir la conversación. Esto es cierto en la nueva. Corte consular o impe-
círculos de entretenimiento amistoso de esa amplitud, y que ha- rial ("La señora Bonaparte mantenía a todo ese Círculo con una
yan existido en algunos lugares o medios, mientras que en otros gracia encantadora"; 49 "El 15 de agosto, había sido invitado al
se practicaba una sociabilidad "informar. La encuesta Círculo en Saint-Cloud"), 5° y también en la Corte del rey:
de 1811, la- "[Carlos X] tuvo la bondad de incluirnos, a mi esposa y a mí, en-
mentablemente muy incompleta, nos provee material para las pri-
meras conclusiones sobre este aspecto. Nos mostrará que existían tre las personas que había invitado al Círculo del día siguiente". 51
desigualdades que resultaban muy instructivas dentro de la Fran- Esta forma y lenguaje se hallan en esas cortes de pequeña escala
cia provincial. Es cierto que el Sena, con París, forma parte de que son los hoteles de los grandes personajes. (En el salón de los
los departamentos donde no se ha conservado esa encuesta. Talleyrand, su esposa, "siempre ricamente ataviada, ocupaba de
Pero París es Paris, y derecho el extremo superior del Círculo".) 52 A lo sumo, el tér-
sobre la capital no faltarán medios de infor-
mación para llenar esa laguna. Comenzarnos entonces por allí. mino "círculo" comienza a emplearse con un sentido levemente
derivado en tanto ámbito de relaciones habituales: "Moreau vivía
11~~59~ ~ ~~111~ ~
~ áll

58 EL CÍRCULO BURGUÉS

EL CÍRCULO EN PARÍS BAJO LA RESTAURACIÓN 59


en el retiro, rodeado de un Círculo que lo irritaba cotidiana-
mente",53"[Chateaubriand] se mantuvo aparte y no frecuentó más que luego explicaremos), habla de "los círculos y los clubes que
que los Círculos de Oposici6n".54 se multiplican día a día". 82 Charles Bocher, proveniente de un li-
Se puede hacer la misma observación respecto del término más naje de grandes burgueses monárquicos parisinos, es más pre-
característico de "sociedad". Así corno el "círculo" es el círculo de c iso. A propósito de un viejo general soltero, en los primeros
la conversación dentro del salón, la "sociedad" designa de manera años de la Restauración, observa: "Colbert tenía su lugar en la
aun más usual al conjunto de visitantes habituales de ese salón. Re- mesa de la calle Grange-Bateliére [en casa de los padres del
cibir, es decir tener un salón y, además, dar de cenar (a veces) y de autor]; no había Círculos como los hay en la actualidad; se ce-
beber y jugar (con mayor frecuencia), es naba en el restaurante o en casa de amigos cuando se era va-
tener una sociedad. "Mo-
raba en una bella casa... Cada día podía traer a mi mesa a una so-. rón". 83 E incluso, más adelante:" "En 1830, se fundó un Cír-
ciedad selecta."55 Talleyrand mantiene un salón, se habla de la "so- culo de los más aristocráticos, la Unión, el primero de su
ciedad del señor de Talleyrand". 58 tipo...".
A veces, él acude al salón de
otro: "Mi sociedad se sorprendió un poco de verlo asistir más a me- Esta última afirmación es algo incorrecta, como veremos,
nudo".57 Podríamos seguir multiplicando las citas de la señora de pero, grosso modo, es cierto que a partir de esa época comenzarán
Rérnusat (que corresponden al Primer Imperio), pero encontra- a existir los círculos en París de forma continua y no dejarán de
rnos el mismo lenguaje y el reflejo de las mismas costumbres en los prosperar y de multiplicarse.
capítulos de las Mémoires
ción. 58 de su hijo Charles relativas a la Restaur
Yen muchos otros: Balzac, para ubicar la posición mun- De modo que no había círculos en la vida mundana de las eli-
dana de la Fédora de
La peau de chagrin, tes parisinas bajo la Restauración, con la excepción de algunos
escribe: "Sin embargo,
ella es de la sociedad de la señora de Sérizy, va a lo de la señora intentos de innovación bastante audaces que veremos más
de Nucingen y de Restaud".59 adelante. No había círculos, pero sí salones y cafés.
No cabe duda de que el "círculo" o la "sociedad", en el sen- Hablamos de la "vida mundana", a pesar de que esta expre-
tido "formal" de asociación organizada, había ingresado verda- sión parece bastante anticuada. Un historiador inglés hablaría
deramente en las costumbres del mundo parisino.'" Pero ello de "social life" , pero el historiador francés duda en utilizar en ese
se produjo tardíamente. Las opiniones de muchos contempo- sentido "vida social" desde que, tras el impulso de Marc Bloch y
ráneos coinciden al respecto, y nos dan esta vez prueba directa Ernest Labrousse, esta expresión comienza a emplearse para de-
de lo que sostenemos. Charles de Rérnusat, evocando su pri- signar la vida de las "sociedades", término tomado en un sentido
mer contacto con Inglaterra en 1827, se muestra asombrado cada vez más global, que incluye a todas las clases. En la historio-
por el lugar que ocupan los clubes en Londres, y esa observa- grafía francesa de hoy, el rubro "vida social" puede incluir a las
ción contribuye a alimentar el contraste que establece con res- clases populares. En cambio, hacia 1900 (incluso hasta 1930) sin
pecto a París. 81
El doctor Véron, en sus duda habríamos colocado nuestras mundanerías en el rubro de
de Paris, Mémoires d'un bourgeois
evoca largamente la feliz vida mundana que florecía "vida social" porque todavía se denominaba naturalmente "la
en el tiempo de su juventud, por la que siente cierta nostalgia Sociedad" a la elite aristocrática y burguesa.
y que sucedía en dos espacios, el de los salones y el de los cafés. Definida de ese modo, la vida mundana es primero una vida
Al llegar al tiempo presente, que le agrada menos (por razones de salón, organizada en domicilios privados donde un dueño o
una dueña de casa ricos reciben con regularidad a sus amigos,
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6o EL CÍRCULO BURGUÉS
EL CÍRCULO EN PARÍS BAJO LA RESTAURACIÓN 61

hombres y mujeres, que forman "su sociedad" y cuyo conjunto podía mantener un salón para un entorno menos dotado. Ese
constituye —en el sentido históricamente fijado que acabamos de tipo de relaciones desiguales (y la desigualdad también es un ca-
mencionar— "la Sociedad".
rácter específico), que vinculaba a un dueño de casa con sus invita-
Esa vida de salón merecería todo un estudio, ya esbozado por dos habituales, podía reproducirse en otros ámbitos. Ese caso se
otros autores. 65 Por lo demás, nuestro objetivo aquí no es analizar
dará sobre todo en la provincia.
la sociabilidad en su conjunto, sino sólo bajo la forma del círculo, En París, sin embargo, ese sistema de vida mundana, que da la
que es hoy ¡amenos conocida. Recalquemos que la vida de salón impresión de estar expandiéndose, comienza a ser percibido
tiene sus grados, sus etapas o, si se quiere, sus círculos concéntri- como arcaico y amenazado. Podríamos remitirnos aquí a la di-
cos: los días comunes, el salón es relativamente íntimo, reducido vertida evocación de un salón hacia 1817 que hallamos en Los
a una "sociedad" de familia ampliada y de amigos cercanos. Los
miserables, de Víctor Hugo. 67 Nobles y burgueses, hombres y mu-
días de grandes recepciones, la apertura es mayor, acuden socie- jeres, jóvenes y viejos; té y conversación, juegos de mente y tam-
dades vecinas y amigos de amigos. "Mantener una casa" es tener bién de cartas (whist), realismo ultra. Hugo titula ese capítulo,
esa amplia disponibilidad de acogida que nos muestra la combi- de manera significativa, "Un antiguo salón". Pero Víctor Hugo
nación, sin duda específica, de la apertura al público (dentro
escribe bajo el Segundo Imperio, y tiene entonces la lucidez fácil
de los límites de cierto nivel social, por supuesto) y del carácter
de la retrospectiva.
privado, no obstante, y casi familiar del centro.
Nos gusta más —menos claro pero más auténtico— el testimonio
Si bien la vida de salón prolonga la del Antiguo Régimen, no se de la marquesa de Montcalm. Su diario da a veces la impresión
limita a la nobleza, al realismo y al barrio Saint-Germain. Se hallan fugitiva de que esa vida que le agrada tanto en realidad le parece
imágenes muy características en las Mémoires de Charles Rémusat,
frágil. ¿Por qué motivos? A causa de dos factores en competencia:
que reflejan la vida y las concepciones del ala liberal de la alta so- uno, moral, es la invasión de las preocupaciones políticas, que
ciedad o del barrio Saint-Honoré, si se quiere. Veremos, por otro
obsesionan a las personas y que atentan contra el encanto, la ga-
lado, que la estima por ese tipo de vida y, por consiguiente, la lantería y el buen humor, virtudes requeridas en un salón. El
desconfianza hostil hacia la vida de círculo no son menores en
otro, más comercial, es la multiplicación de los placeres fáciles
Rémusat que en Carlos X —lo que, en cierta medida, es una para- pero de buena calidad que se pueden frecuentar y que, en
doja—, pero Rémusat es claramente aristócrata en sus costumbres, efecto, comienzan a ser frecuentados: el teatro y la ópera, por su-
del mismo modo que es auténticamente liberal en sus opiniones. puesto, pero también los bailes de carnaval, "jardines" de diver-
Con esa forma del salón privado se desarrolla, en tiempos de la siones, cafés y heladerías. La conversación y los placeres de sociedad
Restauración, no sólo la vida de puro ocio y divertimento, sino (término significativo) ya no son los únicos recursos de que
también la vida colectiva de preocupación literaria (los cenáculos dispone la gente para su tiempo libre.
de la época del romanticismo incipiente constituyen verdadera- Y, en efecto, esto nos conduce a evocar una etapa complementa-
mente salones por su forma sociológica) e incluso la concertación ria, más conocida aun y descrita con mayor frecuencia, a la que ya
política, aspectos importantes que retomaremos más adelante.
hemos hecho alusión. Por debajo del nivel social mundano por ex-
La evocación de los cenáculos 66 nos muestra, por otro lado, que
celencia (la Corte y los hoteles particulares), la Sociabilidad cuenta
no había salones fuera de los estratos superiores de las clases al- con una red de lugares de reunión comerciales, sitios públicos que
tas. Un burgués bastante acomodado y con una buena vivienda son los cafés y los establecimientos similares. 68 Cuando Fouché
62 EL CÍRCULO BURGUÉS

EL CÍRCULO EN PARÍS BAJO LA RESTAURACIÓN 63


maniobró para ayudar a Napoleón a preparar
cursos sobre el divorcio en algunos el suyo, "hizo dar dis-
dos vínculos, el de la sociabilidad masculina diurna del café y el
pronto, en los cafés lugares de reunión
'; de París. De de la sociabilidad mundana (mujeres incluidas) de los salones
comenzó a hablarse de la necesidad de un he-.
redero para el emperador".69 junto con los cafés, bien conocidos y or la noche. Si bien ambos en ra "informales", constituían un
a menudo descritos en esa época del Imperio y la Restauración, po- sPistema bastante completo que dejaba poco lugar para el círculo.
drían citarse las librerías, sobre todo
lectura, 7 las que tienen gabinetes de Se comprende entonces por qué éste era relativamente poco fre-
° si bien la gente verdaderamente rica acostumbraba cuente en París bajo la Restauración: no sólo el régimen lo veía
comprar los libros nuevos y leerlos en casa. con desconfianza, sino que las costumbres, incluso las de las cla-
Por último, estaban
los 'jardines", ses altas, todavía no estaban del todo preparadas para recibirlo.
término que en esa época co- Sobre todo porque París tenía otros recursos.
bra el sentido específico de café (o gabinete de lectura) y que te-
nían corno anexo una sala al aire libre. Qué placer, observa Stend- En la capital se concentraba, como siempre, el mayor número
hal, "cuando hacía calor, ir a leer los periódicos ingleses al jardín de de reuniones especializadas. En París, antes de 1828, no hay en
Galignani". Y también "el pequeño jardín de la calle Caurnan. realidad más asociaciones constituidas, declaradas y autorizadas
que sociedades de beneficencia o profesionales, académicas o ez -u-
vezalas
Por noches
bien fría". 71de verano, allí nos esperaban buenas botellas de cer-
Los jardines y los cafés de París, al menos los mejo- ditas, es decir sociedades con un olbjetivo específico y preciso. El
res de ellos, son muy convenientes por sus comodidades y por quie- Almanach Rayal de 1828 menciona, después de las Academias (el
nes los frecuentar/ (a diferencia,
observaba antes Instituto) y la Academia Real de Medicina, la Academia de Medi-
Rémusat,
Londres), y por ello no son ignorados por la gente de los de
de mundo. cina de París, la Sociedad Real de Agricultura, así como diversas so-
En efecto, sería demasiado simple creer que correspondían ciedades de beneficencia bajo patronazgo oficial y la Sociedad para.
exclusivamente a una clientela de nivel social medio, mientras la Promoción de la Industria Nacional. Esas asociaciones no son
que los salones enmarcarían al nivel social superior (nobles y círculos y no corresponden a nuestro objeto de estudio, si bien la
grandes burgueses). Si bien esa correspondencia puede ser, en Academia de Medicina de París adopta, en 1828 (tal vez para evitar
parte, exacta, cabe señalar sin embargo que había todo un pú- la confusión con la Academia Real), el nombre de "Círculo Médico
blico común a esos dos marcos de vida. Stendhal, en de París" (y, de hecho, el Almanach du Commerce
d'égotisme, de Bottin de 1829
muestra cómo repartía sus días de parisino casi ocioso
Souvenirs lo menciona entre los círculos mundanos recientemente funda-
entre las mañanas y las tardes que pasaba en el café con
gos dos, y no en el rubro de las sociedades eruditas y especializadas).
cercanos, y las veladas que dedicaba al salón del gran sus ami-
mundo En realidad, sólo el examen de las encuestas administrativas poste-
liberal (Lafayette, Tracy), donde lo riores a 1830, y en particular el análisis de las realidades provincia-
r
ecomendaban sus cualida- les, nos hará sospechar que las fronteras entre la asociación con fi-
des de hornbre de letras y de antiguo servidor del Imperio. Char-
les de Rémusat, por su parte, afecto como era a nes intelectuales o, más a menudo, con fines especiales y el círculo
salir de noche, de ocio son sig,nificativamente imprecisas?
mantenía en otro plano una inserción de amistad de colegio que
se traducía en veladas cantoras periódicas (al modo de los caba- Siempre en el París de la Restauración, repetimos, la estructura
rets) en el Rocher de Cancale.
72 de sociabilidad dominante en las clases superiores es la que com-
Eran sobre todo los hombres
(podemos generalizar a partir de estos dos ejemplos), más o me- bina vida de salón y vida de café, y ello es tan cierto que la org-ani-
nos jóvenes, pero en todo caso solteros, los que mantenían esos zación política misma, cuando comienza a aparecer, es decir en los
arios veinte, se establece en esos marcos y confirma, para nosotros,
64 EL CÍRCULO BURGUÉS
EL CÍRCULO EN PARÍS BAJO LA RESTAURACIÓN 65

su existencia y contornos. El hecho es bastante importante como


Todo esto es "muy parisino", como se ve. En las provincias, en
para que volvamos varias veces sobre ello y le destinemos una
cambio, los salones de extrema izquierda eran más bien raros.
sección especial (en_ nuestro caso, el capítulo 8).
Allí tal vez resida la explicación a contrario del avance del círculo
Acabamos de mencionar la política. La aspiración política li-
beral, tan dominante en París en los arios veinte, habría podido en los departamentos.
Nos queda por ver cómo, a pesar de esas condiciones desfavora-
dar, en principio, una buena razón a los hombres de clase me-
bles, la institución pudo establecerse, si bien con algunas dificul-
dia para inventar una forma de organización nueva. Sin em-
tades al principio, en la capital.
bargo, esto no fue necesario precisamente porque la forma de
Las costumbres parisinas no evolucionaban sino lentamente
sociabilidad tradicional, el salón, ofrecía el abanico de opinio-
en ese ámbito, en el sentido de la modernidad, mientras que los
nes más amplio. En resumen, había salones hasta la extrema iz-
gobiernos de la Restauración habían heredado del Imperio el es-
quierda y, por medio de los servicios que podían prestar a la
píritu, los hombres (en parte, al menos) y las tradiciones de una
causa política común y de los talentos que desplegaban, los
policía muy desconfiada. Autorizaron la constitución de asocia-
burgueses, incluso modestos, podían en París escalar más alto
ciones con fines religiosos y morales, 75 de más está decirlo, y
de lo que hubieran logrado por otros medios. Es más o menos
también con fines de utilidad económica, erudita e incluso cul-
lo que expresa, con la lucidez del odio, Philaréte Chasles en re-
lación con un célebre trío de Sorbona, Villemain, Guizot y tura1. 76 Por medio del interés profesional o científico, un grupo
Cousin:" homogéneon podía fácilmente hacer reconocer su constitución
en reunión, sociedad o círculo (a condición, sin embargo, de
que la libertad de empresa no fuera afectada)? En cambio, la
Ninguno de los tres, pequeños plebeyos sin distinción so-
reunión de pura sociabilidad, para el ocio, la lectura y el juego,
cial (-I tenía afinidad con los salones y la vida elegantes.
encuentra en los especialistas de la policía bourboniana una hos-
Comenzaron entrando a través de obras de escuela. Se los
tilidad que prolongaba dignamente la de los tiempos napoleóni-
aceptó en casa de algunas damas, a pesar de sus actitudes
cos. Se temía que la conversación fuera política y que la práctica
descuidadas, lo que es el primer paso y la inevitable intro-
del juego con apuestas de dinero transformara el círculo en ga-
ducción para todo hombre que en Francia desee el éxito.
ritos? Por un lado, porque el juego con grandes ganancias o
Los dos mojigatos, Villemain y Cousin, pudieron desli-
ruinas súbitas era moral y socialmente nefasto. Por el otro, por-
zarse a través del colegio y la camaradería, uno, camarada
que el juego en los círculos privados podía disminuir la frecuen-
del señor de Narbonne, el otro, protegido del señor de La
tación de los establecimientos de juego abiertos y tolerados, de
Romiguiére. En cuanto al señor Guizot, a título de protes-
los cuales la policía, desde Fouché, obtenía grandes réditos, en
tante, penetró mucho más rápido y se deslizó mucho más
información y en dinero.80
fácilmente por las ranuras de esa sociabilidad de los sa-
Sin embargo, se ejercía cierta presión en favor de la constitución
lones, fuera de la cual no hay salvación: la señora de
de los círculos en virtud de que éstos podían plasmar necesidades
Rumfort —cuya sociedad incluía a la señora de Garat, la
razonables y, por lo tanto, aparentar que sólo buscaban completar,
señora Récamier, la señora de Staél y otros contemporá-
neos de moda— acogió al joven protestante. y no competir con, la vida mundana usual. Los dirigentes del
Círculo Francés escriben en 1824: "El objeto principal es formar
un lugar de reunión cómodo, agradable, donde uno esté seguro
66 EL CÍRCULO BURGUÉS EL CÍRCULO EN PARÍS BAJO LA RESTAURACIÓN 67

de encontrarse en buena compañía, y que durante los meses de ve- juegos de comercio pronto atrajeron a un buen número
rano y de otoño ofrezca a los hombres retenidos en París un re- de abonados. Las cosas siguieron por esa vía sin interrup-
curso que allí falta por completo". En resumen, un lugar de aco- ciones hasta finales de 1821. En esa época, los abonados,
gida para hombres solos, en particular cuando los salones se a los que los empresarios a menudo habían decepcio-
cierran en beneficio de los castillos de vacaciones. La idea provenía nado, resolvieron administrarse por si mismos; trataron
de un mejor conocimiento de las costumbres de países vecinos con los empresarios, les dieron una importante indemni-
(gracias a la paz recuperada, a los viajes más frecuentes, a los con- zación, se encargaron de su mobiliario, de su alquiler y
tactos establecidos por la emigración). El primer círculo que in- de sus bienes, y finalniente ellos se convirtieron en pro-
tentó constituirse, en 1816, era un "Casino literario alemán". 8I pietarios de un establecimiento 86 que, como ya tenía tres
También los ingleses de París solicitaron en varias ocasiones el arios de existencia, les parecía estar al resguardo de la
derecho de asociarse, 82 y el Círculo de la Librería 83 no dudó en aplicación del artículo 291 del Código Penal. 87
invocar los modelos extranjeros en apoyo de su pedido:
No se necesita ser jurista para hallar que este último punto es bas-
Esta reunión [que formamos] es en todo similar a los tante engañoso. Lc> cierto es que la Restauración, que había sido,
círculos comerciales de las principales ciudades de como sabemos, relativamente liberal de 1817 a 1822, había prac-
Francia. 84 En Alemania y en Inglaterra no hay una sola ticado durante esos niismos años (sin duda, no por casualidad)
ciudad de importancia que no cuente con un Círculo, una política más tolerante respecto de los círculos, antes de volver
lugar de ocio para algunos, de oportunidades de hacer a ponerse rigurosa. Por ejemplo, en julio de 1817, se había dado
negocios paz-a otros. autorización a un Círculo de Comercio de París, 88 que agrupaba a
los más importantes hombres de negocios y banqueros de la capi-
La otra fuente de presión, más espontánea aún, provenía de in- tal y que se proponía reunirlos para hablar de negocios y para dis-
dustriales astutos 86 que percibían confusamente que, con la paz, tenderse. Laffitte era uno de sus portavoces. En 1823, sin em-
la ociosidad de una parte de las clases ricas, la intensidad nueva bargo, el prefecto de policía aprovechó un cambio de local (de la
de la vida intelectual (periódicos, libros), había, desde 1814, una calle de Richelieu a Saint-Marc) para negarse a renovar la autori-
demanda social mayor de establecimientos que fueran a la vez zación, esperando pronunciar su disolución en 1826. El carácter
cafés, gabinetes de lectura y salones de juego de lujo. El Círculo político de esa actitud es más que probable; una de las quejas que
de la Calle de Grammont, según lo que narran sus propios figura en el informe desfavorable de 1823 es que el Círculo ocu-
miembros en 1826: paba el mismo hotel que el Journal du Cammerce (y, por lo tanto, se
podía sospechar que compartía sus tendencias).
fue establecido el 15 de junio de 1819 por empresarios Más significativas son las tribulaciones de los círculos de la muy
que dieron conocimiento a la policía de su estableci- alta aristocracia ociosa que, en principio, debía estar bien en la
miento y pagaron como tal un derecho de patente. Su Corte. Una parte había formado, como sabemos, el Círculo de la
ubicación en la parte del bulevar más frecuentada, la co- Calle de Grarnmont, que vivía, desde 1821, bajo simple tolerancia.
modidad de una mesa de huéspedes, la ventaja de un Otra fracción, igualmente disting-uida, formó en 1824, en la misma
gabinete de lectura y, por último, la facilidad de jugar a calle, el Círculo llamado "Francés". 89 Se le concedió autorización
68 EL CÍRCULO BURGUÉS EL CÍRCULO EN PARÍS BAJO LA RESTAURACIÓN 69

con reticencias y con la prohibición no sólo de los juegos de azar, El duque de Guiche, antiguo menino del delfín, toma la
sino también de todo juego de cartas, incluidos los juegos de co. iniciativa y funda en 1828 el Círculo de la Unión. Había
mercio. El Círculo Francés insistió para salvar el whist y terminó vivido largo tiempo en Inglaterra, donde sirvió como ca-
por alegar que en el otro círculo (el Grarnmont) se lo practicaba pitán de Grammont, y había regresado imbuido de las
habitualmente. Dándose cuenta entonces de que éste no estaba en ideas de asociación. El duque se había asombrado ante el
regla, el ministro del Interior tomó cartas en el asunto en 1826y confort de los círculos ingleses y la facilidad con que to-
decidió prohibir ambos. 99 Las cosas se mantuvieron iguales hasta la dos gozaban, gracias a una participación relativamente
caída de Villéle. Hay una relación evidente (y percibida por los in- mínima, de las ventajas que sólo puede procurar la gran
teresados) entre la fase de distensión política representada por el fortuna. La época era propicia, la nobleza francesa estaba
ministerio Martignac (1828-1829) y la serie de autorizaciones otor- en la inacción, la vida no tenía objetivos, etc."
gadas a los círculos en ese período. Entre estas últimas, se destaca
la del Círculo de la Unión, que parece haber reunido los elemen- Aunque estuviera compuesto en su totalidad por aristócratas reac-
tos de los dos círculos aristocráticos más o menos rivales de 1824. 91 cionarios, un círculo no sería menos democrático. El principio ver-
El ministerio Polignac no tendrá tiempo para cambiar el curso de dadero de la aristocracia está en la "sociedad" a la antigua, que con-
los acontecimientos92 en ese ámbito tan especial, y pronto la revo- siste sólo en un salón donde un particular recibe con regularidad,
lución de 1830 consolidará la libertad. El vínculo con la política y asumiendo los gastos, a un grupo de habitués. Ese sistema re-
(en el sentido amplio del término) era claro. Al permitir la crea- quiere, en efecto, la existencia de una verdadera riqueza del dueño
ción de círculos en 1828, Carlos X, como hizo a menudo en el de casa, así como una verdadera sumisión moral (por la dependen-
transcurso de ese mismo año, cedió ante una corriente que le cia que genera la falta de reciprocidad) en los invitados. En cam-
desagradaba, y tenemos la prueba directa. El texto citado más bio, el círculo a la inglesa, donde no hay sino asociados, es una ins-
arriba de Charles Bocher sobre la creación de la Unión continúa titución igualitaria que, además, teóricamente es establecida por
así: "Una orden real era necesaria para su creación. Mi padre y gente de cierta posición, es cierto, pero no necesariamente rica.
otros tres miembros fundadores fueron los encargados de presen- Para la época, por lo tanto, es doblemente revolucionaria o, si se
tar el pedido a Carlos X, quien les respondió: 'Amigos míos, no prefiere, doblemente burguesa. Retomaremos más adelante ese
puedo negarles nada, pero lo que allí decretamos es la muerte contraste fundamental.
de la sociedad francesa'. 'El rey no se equivocaba'". Por ahora, añadiremos este episodio a la larga lista de los "ardi-
Pero no nos confundamos. El rey no acusaba a sus "amigos" des de la historia". Acabamos de ver llegar a París una institución
de preparar la caída del trono, ni la de la propiedad. La expre- nueva, moderna y progresista por su principio y por sus virtualida-
sión "sociedad francesa" no abarcaba entonces tan altos intere- des, gradas a la inconsciente devoción de los antiguos emigrados
ses. Se refería a las costumbres mundanas surgidas del Antiguo por Inglaterra. Esa Inglaterra de los arios veinte en la que no pue-
Régimen y que el círculo, importado de Inglaterra, evidente- den adivinar el próximo destino de parangón del liberalismo, esa
mente contradecía. Sin duda, los anglómanos de entonces no Inglaterra tory que les permite pensar que contrarrevolución y con-
eran necesariamente liberales. Muchos emigrados de la alta no- fort moderno formarán alianza durante largo tiempo." Carlos X
bleza se habían maravillado con la vida inglesa durante su estancia era más lúcido, pero debía ceder a su antigua complicidad.
en Londres, y eso se sabía desde hacía tiempo.
EL CíRCULO EN EL INTERIOR, BAJO LA RESTAURACIÓN 71

3. Fl círculo en el interior,
bajo la Restauración: manera absolutamente contingente. ¿El interior más adelantado e in-
novador que París? El hecho es bastante inusual, por lo que me-
una institución precoz, rece que lo subrayemos. Para explicarlo, podríamos retomar, in-
de distribución significativa virtiéndolas, las razones consideradas en el caso de la capital. En
París hay bellos cafés, limpios y confortables, que alcanzan para
responder a las necesidades de los burgueses, que sólo quieren
echar un vistazo a los periódicos y jugar una partida de billar.
Por otro lado, hay también salones liberales, donde se puede en-
La historia de los círculos en los departamentos antes contrar "el partido". En cambio, en una ciudad de provincia de
de 1830, si bien menos provista de fuentes literarias, puede tra- mediocre importancia, donde normalmente el café no es más
zarse gracias a dos series de expedientes, correspondientes a ne- que un albergue sórdido y ruidoso, y donde los pocos hoteles
cesidades análogas de curiosidad e inquietud administrativas particulares no reciben en sus salones más que a amigos de un
que tuvieron el Primer Imperio (encuesta de 1811 para la aplica- monarquismo inmaculado, los burgueses tienen dos razones
ción inmediata del reciente Código Penal) y la Restauración (en convergentes para intentar asociarse entre ellos a fin de disponer
particular, después de 1820). 95 Si bien cada una de esas encues- de un lugar íntimo, confortable y, si les conviene, liberal.
tas tiene sus lagunas, constituyen una masa de documentación Estamos persuadidos de que allí reside una explicación sólida en
considerable, que no exploraremos por completo en este en- su carácter general y, cuando menos, una explicación adicional
sayo. De los textos de los arios veinte sólo extraeremos algunas para todo análisis futuro. Desconfiemos, de todos modos, de las so-
indicaciones cualitativas que contribuirán, junto con fuentes lite- luciones obtenidas por vía deductiva. La historia parte de los docu-
rarias diversas, a la presentación y el análisis del fenómeno. Pres- mentos, y la realidad compleja que transmiten enriquece todas las
taremos mayor atención a la encuesta de 1811 que, por ser la pri- razones. Al analizar la encuesta de 1811, se hace evidente que el fe-
mera, tiene la ventaja de estar más cerca de los orígenes y, por lo nómeno de la asociación de hombres formalmente constituida con
tanto, de las causas. un objetivo desinteresado es un fenómeno naciente: en algunos de-
Sólo fue conservada para, "el segundo distrito de policía" (es de- partamentos aún se lo desconoce, y los prefectos sólo pueden enu-
cir, el grupo de departamentos del sur y el este, donde el consejero merar la sociedad académica y erudita tradicional en la cabeza de
de estado Pelet de Lozére oficiaba de viceministro de la policía o distrito, si está reconstituida, o las sociedades con fines espirituales,
superprefecto). No pudimos hallarla para. el Sena, que tenía un es- también más o menos antiguas. En cuanto a las asociaciones de
tatuto aparte, ni para "el primer distrito de policía", el de Francia hombres, sólo se han de señalar "las sociedades de masones y peni-
del norte y del oeste, cuyo responsable era Réal. 96 Sin embargo, la tentes", escribe, por ejemplo, el prefecto de los Bajos Alpes. Pe-
diversidad del área comprendida entre Burdeos y Estrasburgo, nitentes y masones: también los asociamos de ese modo en 1968,
pasando por Marsella y Lyon,' permite interesantes observaciones. para dar título a nuestro primer libro sobre la sociabilidad meridio-
Hemos de notar que en 1811 una parte de la Francia provincial co- nal, y ese acercamiento, considerado estrafalario —e, incluso, para al-
noce y practica el círculo de manera más usual que la capital y que la parte gunos medios, un sacrilegio—, nos fue reprochado. Pero un texto de
de la Francia prozrincial que está más cuielantctda no parece determina,da de la época, que entonces desconocíamos, lo autoriza y, por la misma
vía, alimenta nuestras especulaciones de sociolog -ía retrospectiva.97
72 EL CíRCULO BURGUÉS EL CÍRCULO EN EL INTERIOR, BAJO LA RESTAURACIÓN 73

Entre los departamentos donde existen círculos constituidos, sentido amplio, cuya realidad global se conoce intuitivamente
algunos sólo los tienen en las cabezas de distrito, que son, por lo desde hace tiempo, como lo demuestra la antítesis clásica que
general, ciudades importantes. 98 Pero no todas las ciudades pre- acabamos de mencionar.
sentan la misma situación. El círculo prospera en Burdeos y en Habría que releer toda la obra de Stendhal desde ese punto
Lyon,99 mientras todavía se lo desconoce en Tolosa y en Aix. Se de vista, pero nos conformaremos ahora con remitir a las pági-
podría formular la ley que las fuentes aquí sugieren diciendo nas de las Mémoires d'un touriste que se refieren a Nantes (tan
que las ciudades comerciales son más propicias a su aparición, comparable a Burdeos, en tantos aspectos: gran puerto impor-
mientras que las capitales del interior vinculadas a la vieja aristo- tante, negocios, capital regional, riqueza, lujo y libertad, círculos
cracia le son refractarias. La ausencia, o en todo caso la rareza, la o bellos cafés donde éstos se reúnen, "como los cafés de Italia",
discreción, el carácter tardío, de los círculos en Tolosa es un as- habría que citarlo todo). Para nuestro turista "liberal", llegar a
pecto de su aristocracia y de su absolutismo notorios. 199 Bur- Nantes, cuando se viene de Tours o de Bourges, es volver a en-
deos, una ciudad de círculos no menos importante (Stendhal contrarse con el "mundo civilizado". Las luces, por así decirlo,
describe, en sus Mémoires d'un touriste, esa especialidad de la ciu- golpean la vista, los comercios están bien iluminados: ¡qué dife-
dad: "Un comerciante, mi vecino [de diligencia], me jura que rencia con "las sucias velas que iluminan las sucias boutiques de
hay tantos clubes en Burdeos como en Ginebra") ,1O1 es típica- Tours, de Bourges, o de la mayoría de las ciudades del inte-
mente, si no totalmente, la ciudad liberal, o al menos la ciudad rior!". 194 Si ahora tenemos en cuenta los humores (no, ¡las intui-
moderna (y virtualmente liberal) 102 El paralelismo o la antítesis ciones!) stendhalianos, es porque un erudito norteamericano
entre Burdeos y Tolosa formaba parte de los prejuicios que cir- acaba de convertirlos en un principio de explicación. En efecto,
culaban durante la Restauración. Charles de Rémusat, hombre cómo no sorprenderse ante la convergencia entre lo que nos su-
refinado, cultivado y de opinión liberal, prefería Burdeos, que giere la geografía diferencial de los círculos y el audaz sistema de
hallaba "parisina", antes que Tolosa, que le parecía "rústica" o análisis de Francia recientemente propuesto por el historiador
"gascona". 193 Dejémosle a él la responsabilidad de ese juicio, estadounidense Edward Fox (Francia abierta y Francia cerrada,
fundado en criterios amalgamados de intelectualidad y política. centro y periferia, tierra y mar, tal sería, según ese observador,
Desde el punto de vista, si bien limitado y especial, de la sociabi- nuestra verdadera dualidad nacional) . 195
lidad, es ToIosa la que, por el retraso de sus círculos, se acercaría Esa geografía, como suele suceder, nos conduce a la sociolo-
un poco al modelo parisino, mientras que Burdeos sería de otro gía. En efecto, bien podemos preguntarnos si los círculos o, más
estilo. Pero ¿cómo calificarla? ¿Ginebrina? ¿Británica? generalmente, la sociabilidad masculina, no son especialmente
En efecto, también podría expresarse el mismo tipo de rela- útiles para los hombres de negocios, que hallan en la conversa-
ción diciendo que el círculo se practica en las ciudades cuyo pa- ción no sólo la distensión, sino también la ocasión de intercam-
pel en el comercio les permite conocer mejor las costumbres eu- biar información sobre los movimientos del comercio, los nego-
ropeas (precisaremos, más adelante, esta alusión geográfica), cios y el cambio. Mejor incluso: en 1829, en París, el Círculo de
mientras que los medios urbanos de la Francia terrateniente, la Librería justificará su creación afirmando: "Es una reunión fa-
aristocrática y "bien francesa" le serán refractarios, como el gran miliar en la que se solucionarán en forma amistosa los malos ne-
mundo parisino, durante algún tiempo más. El círculo es aquí gocios de esos tres comercios [librería, imprenta, papelería],
revelador de diferencias, que podemos llamar "culturales" en un cuando la buena fe de las casas perjudicadas sea evidente". 106
74 EL CÍRCULO BURGUÉS EL CÍRCULO EN EL INTERIOR, BAJO LA RESTAURACIÓN 75

Y esto, sin duda, a causa del carácter, aún muy personal y persona- terratenientes, ociosos y cultivados, a la manera de la antigua
lizado, del crédito en la época. En 1826, en Besancon, el Círculo Francia. En esos departamentos, donde el fenómeno del círculo
del Comercio, "reunión compuesta únicamente por hombres de ya había desbordado el marco de la ciudad cabeza de distrito y
negocios, jefes de casa", recibe la autorización del ministro del existía en muchas pequeñas ciudades modestas, aún se puede in-
Interior, porque su objetivo es "acercar a los comerciantes y faci- tentar encontrar inteligibilidad por el lado de la geografía es-
litarles los medios para que se pongan de acuerdo a fin de mejo- tructural o espiritual. ¿La frecuencia del círculo en regiones de
rar el comercio del lugar". Por ello, sin duda, en 1921, el archi- "sociabilidad meridional"? Sin sorpresa, hallamos aquí el análisis
vista departamental de Doubs creerá necesario clasificar ese que hemos hecho, a lo largo de varios años, del caso del departa-
círculo en la subserie económica de la serie M, junto a la Cámara mento de Var, donde puede observarse la extrema difusión del
de Comercio. 1 °7 hábitat de tipo urbano así como la importancia correlativa de los
En una obra reciente, Jean Vidaleric ha observado el desarro- fenómenos de imitación a partir de Toulon y de Marsella. 1 "
llo de los cafés en la Francia urbana de ese período y la frecuen- Pero también hay un avance del círculo en regiones de religión
cia del nombre típico, y pronto folclórico, de "Café del Comer- reformada, 11° que remite al conocimiento positivo que se tenía
cio".'" Café del Comercio quiere decir, habida cuenta de la del modelo de Ginebra, la ciudad de los círculos por excelen-
tendencia de la lengua de la época a la abstracción, café de los cia.I 11 Hay también un avance de los países periféricos, de las
comerciantes. Si bien es cierto, como demostraremos mejor más costas de Bretaña a las fronteras del jura y del Rin, 112 que tal vez
adelante, que el café moderno, limpio y confortable de esa remita de nuevo al "fenómeno Fox", es decir al factor de cono-
época aproximadamente funciona como un círculo, aunque de cimiento del extranjero (Inglaterra y países del Rin) o (y) de la
carácter informal, estamos en realidad ante el mismo fenómeno. intensidad de la vida comercial.
En relación con los negocios, el círculo pudo ser la institución Pero no está todo dicho. Cada progreso de nuestros estudios
que comenzaba a cumplir las funciones de la todavía inexistente de historia social y cultural enriquece el tema y complica el pro-
asociación profesional. ¿Es acaso azaroso que, aunque fuera tar- blema. Lo hemos escrito a propósito de ese estudio, pero podrí-
díamente, en 1870, Fierre Larousse escribiera en el artículo "Cerclé> amos repetirlo en relación con Laval 113 y, sin duda, con la mayo-
del Grand dictionnaire universa: "Los más importantes son los de ría de las ciudades "azules" del oeste: la práctica de la sociedad
Lyon, Marsella, Burdeos y Nantes. Están compuestos por notabi- de hombres para el ocio fue precoz bajo el Imperio y la Restau-
lidades financieras y comerciales de cada una de ambas ciudades ración, pues retornaba el camino de organizaciones que habían
(sic)"? De modo que, en la Francia de los años veinte, todos los existido bajo el Antiguo Régimen.
caracteres mencionados hasta ahora: liberalismo o, al menos, sim- La pérdida de los documentos de la encuesta de 1811, proce-
patía por el progreso, conocimiento del extranjero y comercio, dente del distrito de policía del oeste y el norte, es particularmente
eran notoriamente convergentes. lamentable. Será necesario estudiar algún día, acaso en equipo,
Sin embargo, esos caracteres no daban cuenta de todo. En otras vías y otras fuentes para poder trazar el mapa de la sociabili-
muchas regiones del país se observa, desde antes de 1830,1a exis- dad del tipo del círculo en 1820, en 1810 y en 1780. Hasta tanto no
tencia de círculos en pequeñas ciudades del interior donde la
burguesía, lejos de dedicarse especialmente a los negocios, cons-
* "Azules" significa republicanas, en relación a las "blancas",
tituía una clase de profesiones liberales y de rentistas, rentistas monárquicas. [N. del T.]
76 EL CÍRCULO BURGUÉS EL CÍRCULO EN EL INTERIOR, BAJO LA RESTAURACIÓN 77

se haya cumplido esa tarea de identificación, siguiendo las reglas sociedad de Hennebont, sin embargo, debido a la pobreza de sus
históricas, toda hipótesis de explicación que fuera más allá de las miembros, estaba sobre una pendiente que llevaba a la organiza-
grandes correlaciones primarias sugeridas aquí sería prematura. ción. Por un lado, ninguna familia era lo bastante rica como para
Sin embargo, parece, en primer lugar, que esa forma de ocio ser la anfitriona permanente, de allí la rotación y, además, los gas-
era, en ei interior y bajo la Restauración, tan vivaz, y tal vez ya tra- tos se compartían: "teníamos un abono colectivo a la Gazette de
dicional, en algunas regiones, como desconocida en otras. En se- France [...]. Dos o tres veces por año la sociedad ofrecía un baile".
gundo lugar, que tendía a expandirse, pero que aún no se había Pero, por el otro, no había reglamento ni estatutos y, sobre todo,
universalizado como rápidamente luego lo haría y, finalmente, persistían dos rasgos "informales" esenciales: sólo se reunían en do-
que estaba en la vertiente moderna de la vida social. Quedaría por micilios privados y por familias enteras, mujeres y niños incluidos.
saber, inmenso problema, qué conjunto de condiciones o de es- Ese modelo de sociabilidad, en este caso en Hennebont, apli-
tructuras predispondrían a la modernidad. Queda por demostrar, cado a nobles que admiten a algunos burgueses amigos, se re-
sobre todo —pero esta tarea será más fácil—, que durante ese produce en las pequeñas ciudades donde la elite local no incluye
tiempo, sobre la vertiente tradicional de Ia sociedad francesa, la más que burgueses. Así sucede en Brioude (Haute-Loire), según
vida burguesa se atenía aún al modelo de sociabilidad aristocrática. las Mémoires de Saint-Ferréo1: 115 hay "asambleas" semanales, por
la noche, de ocho a diez, en familia, en las casas burguesas, para
En cuanto a ésta, asunto privado por definición, se carece de ar- practicar inocentes juegos de sociedad. La cena de hombres so-
chivos, pero no de testimonios literarios, novelescos o no. En to- los no es desconocida, pero es mucho más espaciada y parece
dos los lugares donde había un pequeño centro aristocrático, in- una costumbre tomada de ia masonería.
cluso si estaba compuesto por un puñado de familias Así era la Francia profunda, de la tierra y provincial, lejana
prácticamente pobres, se había establecido una vida mundana. y apegada al pasado. Fara establecer el "brillante" contraste
Por ejemplo en Hennebont, Morbihan, seg -ún comenta jules con Ia Francia de los grandes puertos vivos que tanto agrada-
Simon. 114 Algunos nobles se instalaron allí para estar tranquilos
ban a Stendhal, podríamos decir que ésta es la Francia de Bal-
y evitar Lorient, donde la vida era más cara y predominaban los zac. En efecto, ninguna obra contiene más evocaciones de ella
marinos y funcionarios. Así se formó una "sociedad" (en sentido que Ia Comedia humana. La provincia de Balzac está plagada de
informal) de ocho a diez familias que "se reunían casi todas las "sociedades" informales, donde un anfitrión o una anfitriona
noches en casa de cada uno de los miembros, alternativamente". reciben con hábitos rigurosos, aunque tácitos, a sus amigos
Se mantenían al calor del fuego de leña, que no era caro, bebían hombres y mujeres, para la conversación, el whist o el loto, así
agua azucarada o sidra (por el mismo motivo), "conversaban, sea en Saumur en lo de Eugénie Grandet, 118 en Soulanges en
cantaban los romances de los buenos tiempos, la señora de B. to- lo de la señora Soudry, 117 o en Arcis-sur-Aube en lo del coro-
caba una sonata, jugaban una partida de backgarnmon, las niñas nel Giguet. 118 Toda esa gente es perfectamente burguesa de
jugaban a la lotería" (los niños estaban ausentes, pues estudiaban origen, pero la fortuna de los personajes balzacianos en cada
en Rennes o en París, o estaban en el ejército). Muy aristocrática caso recrea espontáneamente el rasgo aristocrático que la po-
en sus ideas (no recibía más que a nobles o, cuando mucho, a breza había eliminado de las costumbres de los hidalgüelos de
"vandeanos", pues lo esencial era no tener ni comprar bienes Hennebont: la "sociedad" se establece en casa de un anfitrión
nacionales ni haber pactado con los sacerdotes "juradores"), la que, inevitablemente, gasta para los demás y los transforma en
78 EL CÍRCULO BURGUÉS EL CÍRCULO EN EL INTERIOR, BAJO LA RESTAURACIÓN 79

obligados. La señora de Soudry (antigua doméstica y heredera periódico, "juega su partido de bochas con los otros burgueses
de una castellana) de Larmor". La relación entre esos burgueses es informal, pa-
rece, pero masculina. La vida de café no está lejos, ni la vida de
se hacía adular [...] por los miembros de su sociedad círculo.
que cenaban en su casa una vez por semana, y podían Existe una clientela para la sociabilidad moderna que va a des-
tomar café y licores, cuando llegaban a la hora del pos- plegarse en Francia y que, pronto, alcanzará al pueblo. Balzac no
tre, azar bastante frecuente. En el invierno, ese salón, ignoró ese tipo de hombres. En Les paysans, la más rica de sus no-
bien calefaccionado, bien iluminado con velas, se lle- velas en descripciones paralelas de capas sociales y de marcos de
naba de los burgueses más ricos, que reembolsaban sociabilidad, aparece en el personaje del siniestro Rigout, bur-
con elogios los finos licores y los vinos exquisitos proce- gués instruido y especulador, lector de periódicos y aficionado a
dentes de la bodega de la querida ama. Los habitués y la política, pero hombre sin mujeres (su esposa está relegada al
sus esposas, beneficiarios de ese lujo, economizaban ca- hogar, como una doméstica, y sus verdaderas compañeras son
lefacción y luz. 119 sus sirvientas y concubinas sucesivas). Evidentemente, no es
cuestión de que un personaje así sea recibido en un salón, su
En Arcis-sur-Aube, cuando los Giguet inician una campaña elec- universo social (sociable) es el café. Añadamos, para recordar,
toral por la diputación, la primera reunión tiene lugar bajo la que hay un nivel más bajo aún que el verdadero pueblo campe-
forma de una velada excepcional en su salón, y cuentan firme- sino y el sórdido cabaret del Grand 1 Vert. Les paysans de Balzac,
mente con la fidelidad de lo que bien se puede llamar su clien- tan famoso como novela de la lucha de clases en el campo, me-
tela: "Si, después de haber recibido durante veinticuatro años to- recería serlo más como novela de la sociabilidad provincial bajo
das las noches a la sociedad de .Arcis-sur-Aube, nos faltaba en esa la Restauración. Retomaremos esta cuestión más adelante.
circunstancia uno solo de nuestros habitués...». 120
Así era la vida de provincia en las capas numerosas de la bur-
guesía donde la sociabilidad aún estaba moldeada por las menta-
lidades tradicionales. La palabra "salón" bien puede servir para
evocarla, con sus connotaciones de intimidad, bienestar, familias
completas y, a menudo, jerarquía.
Más abajo en la escala social se hallaban los burgueses más hu-
mildes (por ende, sin casa bien provista), más pobremente casa-
dos (por ende, sin mujer presentable en sociedad), de gustos
menos refinados, pero no obstante burgueses. El Frélaut evo-
cado por Jules Simon 121 es un "señor" y siempre está vestido como
tal, con sombrero, redingote y zapatos, mientras que su mujer es
un ama de casa en zuecos. Tiene una vaga ocupación intelectual
("las escrituras de la alcaldía") y, sobre todo, muchos entreteni-
mientos. Cuando ha pasado la mayor parte del día leyendo el
LA MULTIPLICACIÓN DE LOS CÍRCULOS DESPUÉS DE 1830 81

4. La multiplicación de los círculos beneficio de las que reúnen sólo a hombres (los círculos y cafés).
después de 1830 Retomaremos esta cuestión, ya mencionada, cuya importancia
puede entreverse.
Se habrá observado la alusiórr de Rémusat al "encogimiento
de algunas fortunas". Es digna de interés: efectivamente, había
que ser rico para mantener un salón, y el honor de ser un cen-
tro de sociedad se pagaba con un gasto continuo. Así, el 21 de
marzo de 1833, Montalembert escribía a Lamennais:

En París, los círculos florecerían bajo la Monarquía de Mis reuniones van viento en popa y cada día aumenta
Julio, después de haber hecho su primera aparición por obra de eI número de personas que piden asistir. Lerminier, el
Martignac. 122 En las provincias, la generalización se producirá profesor, y Victor Considérant, oficial de ingeniería y
en la misma época. Se podría hallar una suerte de evidencia en principal apóstol del fourierismo, son los últimos que
la aparición, por esos tiempos, de una práctica que conjugaba fueron recibidos. Pero voy a verme obligado a inte-
una tendencia de sentido implícitamente liberal y la satisfacción rrumpirlos porque me cuestan muy caros, por los re-
de la anglomanía. Pero, paralelamente a esas razones de política frescos, etc., y también porque creo que ya es suficiente
y de ideología, se entrevén otras, más profundas, de naturaleza por este año. 124
sociológica. ¿Puede decirse que el año 1830 dio un golpe a la an-
tig-ua sociabilidad? Charles de Rémusat lo señaló, en excelentes Montalembert no fundó un círculo, pero poco importa. Lo esen-
páginas que otros historiadores ya han utilizado: "En la disper- cial aquí es destacar que los sistemas de sociabilidad tenían im-
sión de Ia sociedad parisina que siguió a la Revolución de Julio, plicancias económicas reconocidas.
el cierre de alg-unas casas y el encogimiento de algunas fortunas Volvamos, entonces, a los círculos, ya que ahora sí están en
había dado al mundo elegante un nuevo aspecto. Se había reti- pleno auge. Los de París tuvieron su historiador, Charles Yriarte, a1
rado de los salones a los lugares públicos". 123 Lo que sigue mues- que ya hemos citado en relación con la fundación de la Unión. 125
tra que nuestro autor hacía alusión a una menor frecuentación Escribiendo hacia 1860, destaca los cinco más importantes: la
de los salones, que redundó, por compensación, en una mayor Unión, el Jockey Club y el Círculo Agrícola, así como el Círculo
concurrencia a lugares como el teatro y la ópera. Rémusat, libe- de los Ferroviarios y la Unión Artística (no nos ocuparemos
ral, pero hombre de mundo, es curiosamente miope respecto aquí de estos dos últimos, que datan del Segundo Imperio). Enu-
del fenómeno del círculo, al que no se refiere casi nunca. Sin mera alg-unos de menor importancia mundana (el Círculo de
embargo, el análisis que esboza del retroceso de los salones con- Montmartre, el Círculo de las Artes y el Círculo de los Extranjeros
duce a ello de manera muy natural, en particular cuando ob- —que se remontaba, por excepción, al tiempo del Consulado, siem-
serva, con mucha agudeza, que después de 1830, en un mundo pre con estatuto especial de garito protegido—), y luego llega a los
parisino ahora más mezclado y en el que la política y los nego- límites de la categoría, observando a propósito de lo que usual-
cios cobran un lugar cada vez mayor, las costumbres que inte- • mente se llama el "Círculo de Ajedrez": "Veinte veces organizado
gran a hombres y mujeres (los salones) van dejándose de lado en y reorganizado, este círculo no puede clasificarse entre aquellos

82 EL CÍRCULO BURGUÉS LA MULTIPLICACIÓN DE LOS CÍRCULOS DESPUÉS DE 1830 83

que aquí nos interesan: no hay asociación, el ajedrez es lo que re- ser los verdaderos sabios, para escuchar, los ambiciosos,
úne cada noche a las mismas personas, que no se vinculan entre para propagar su nombre, elevarse a sí mismos en un
ellas por ningún tratado ni reglamento". 126 Finalmente, concluía: pedestal y encontrar ponderadores[...], [todo tiene su
respectiva asociación] incluso las bellas artes y la demo-
Existen, además de esos círculos oficialmente reconoci- cracia [comienza aquí un parágrafo sobre las socieda-
dos, algunas otras reuniones del mismo tipo que consti- des cantoras de obreros, que dejamos de lado].
tuyen asociaciones más o menos serias. Algunos cafés
aún albergan de manera regular a sociedades que tie- No podríamos tomar al pie de la letra ese parágrafo de un perio-
nen salones aparte, a las que el público no puede entrar dista que se deja llevar por la verba, pero la idea general es inte-
Esos círculos escapan al análisis y nada aprenderíamos si resante, porque se suma a otros datos. Cuando se analiza el con-
ingresáramos en ellos. junto de las asociaciones del departamento del Sena, para las
que el Ministerio del Interior creó expedientes en los años cua-
Pero nosotros sí. Ya lo veremos más adelante. renta (y antes de 1848), 128 no puede sino sorprendernos el nú-
Por otro lado, en 1846, aparecieron en la Revue des deux Mon- mero y la heterogeneidad (desde nuestro punto de vista) de la
des dos interesantes estudios de Charles Louandré sobre la "Aso- categoría de instituciones que la administración llamaba simple-
ciación literaria y científica en Francia", en París y en las provin- mente "asociaciones de más de veinte personas". Entre ellas se
cias. 127 En París, según el Anuario de Sociedades Eruditas y hallan círculos de todos los niveles (unos quince), algunas socie-
Literarias de Achille Comte, Louandré cuenta treinta y seis, en- dades con fines benéficos o filantrópicos (tres), sociedades lite-
tre las cuales las más prestigiosas se remontan al Antiguo Régi- rarias o científicas (unas quince, entre ellas muchas sociedades
men. La mayoría, sin embargo, se debería al "impulso dado por médicas que en realidad están en los límites entre el interés cien-
1830 a todos los estudios serios". El interés que presenta ese tífico y el profesional) e incluso sociedades constituidas por perso-
artículo para nosotros lo suscita el comentario final, en el que nas del mismo oficio (una docena, algunas de las cuales incluyen
Louandré muestra, como algo evidente y sin pretensión teórica sectores populares).
aparente, que la asociación literaria y científica es el ejemplo y En resumen, el fenómeno del círculo se difunde ahora rápida-
el caso particular de un movimiento general de florecimiento mente en París. Por un lado, se acerca a la vida de café ("sociabi-
de "sociedades": lidad informal") y, por otro, a la de asociación especializada
(pero en este caso mediante procedimientos que deberemos
Escultores, arquitectos, pintores, músicos, obreros de identificar).
todos los estados, mujeres de todas las edades, aboga- Esa institución estaba tan incorporada a las costumbres o, en
dos en búsqueda de clientes, periodistas en búsqueda todo caso, al horizonte de público cultivado, que recibía desde el
de abonados, jóvenes políticos en espera de alcanzar la término de la Monarquía de Julio la consagración de la carica-
edad y la fortuna para aspirar a la diputación, masones tura o de la imitación paródica. Es Charles Yriarte 129 quien nos
de todas las regiones, escritores de todas las escuelas, enseña que "las reuniones del Jockey Club" rápidamente ha-
todos se asocian, algunos para hacer algún bien, otros cen escuela en el barrio latino, donde sociedades de estudian-
para no hacer más que ruido, los ociosos, que suelen tes alborotados se organizan con solemnidades de parodia (los
84 EL CÍRCULO BURGUÉS
LA MULTIPLICACIÓN DE LOS CÍRCULOS DESPUÉS DE 1830 85

"Badouillards", los "Pur-sang", los "Bousingots", etc.), mientras de algo informal preexistente. Se puede suponer entonces que
que Henri Murger, en las ScInes de la vie de Bohlme, narra, entre esos dos niveles, lo informal mal percibido y lo formal regis-
otras anécdotas graciosas, la historia de la toma de un café por un trado, evolucionan en el mismo sentido, pero lo que es impo-
grupo de habitués que se vuelve cada vez más cerrado y que juega sible saber es qué desfase en eI tiempo y qué coeficiente de
a ritualizar sus hábitos y sus gustos. 13° Todo esto es bastante claro. proporcionalidad tienen uno y otro. 132
Éxitos, contaminaciones, imitaciones, parodias... Nos queda por De modo que es muy probable que Ia práctica del círculo estu-
demostrar que en el interior, que en ese sentido no estaba atra- viera extendida. Y la geograffa-cronología de esa extensión sería,
sado, también se producía un incremento de esa tendencia. si fuera posible, muy interesante de analizar. Por ejemplo, ¿es
azaroso que en la "arcaica" región de Limousin 133 se encuentren
La Monarquía de julio no se privó de vigilar, censar, autorizar (o, círculos (al menos según los archivos) en Limoges sólo en 1844,
a veces, prohibir) las asociaciones de más de veinte personas, sin en Bellac sólo en 1853 y en Saint-junien sólo en 1872? En defini-
distinguir, ni en el interior ni en París, los círculos y otras "socie- tiva, lo que sirve como prueba principal de la rápida extensión
dades literarias" de ocio y de distensión, de aquellas dedicadas a de un fenómeno como el círculo bajo la Monarquía de julio es
una ocupación precisa, erudita, caritativa o artística. Lamenta- el hecho de que, bajo el Imperio e incluso la Restauración, parecía exclu-
blemente, los legajos de esa encuesta en la serie F7 de los Archi- sivo de algunas comarcas, mientras que en los años cuarenta había apa-
vos Nacionales 131 forman una serie incompleta, son más bien recido, sin duda, en todas las pequeñas ciudades del interior.
fragmentos. Habría que recurrir ante todo a los archivos depar- Se podría seguir reflexionando sobre el vínculo entre esa pro-
tamentales. (Observemos, al respecto, que los archivistas se mos- moción de la sociabilidad igualitaria como moda y la efervescen-
traron vacilantes entre la clasificación de los círculos en la serie M, cia política que, entre 1830 y 1834, tuvo algunos años de desplie-
policía administrativa, o en la serie T, cultura y enseñanza. Más gue libre. En efecto, ¿cómo evoluciona la sociedad francesa
adelante analizaremos precisamente su lugar en Ia cultura.) después de julio? Una burguesía rentista e intelectual, tan nume-
La tarea era muy difícil. Además del hecho de que los departa- rosa como disponible, se ve más solicitada que antes de 1830 por
mentos son numerosos, y de que las series M y T aún no cuentan el juego político y la lectura de la prensa. El comercio continúa
en todos lados con repertorios impresos, debemos hacer dos expandiéndose y activándose. Pensemos, por último, en ese otro
consideraciones menos empíricas: la ausencia de expedientes de rasgo que aún no hemos encontrado: el desarrollo lento pero se-
círculos en los archivos puede deberse tanto a falencias antiguas guro de la función pública, con funcionarios, magistrados y "em-
de conservación en los depósitos como a una inexistencia efec- pleados" más numerosos y más profesionalizados, es decir más
tiva. Y admitiendo incluso que todos los depósitos hayan estado sistemáticamente extranjeros a la localidad donde su función los
completos, la ausencia de estos expedientes nunca significará obligaba a residir.
más que la ausencia de círculos declarados; sin embargo, además Allí se halla —algunos expedientes nos ofrecen pruebas direc-
de los que estaban dotados de estatutos y de autorización, mu- tas de ello— otra razón para organizar círculos. Hombres extran-
chos grupos informales de habitués de cafés pudieron vivir dis- jeros a la pequeña ciudad, es decir extranjeros a sus "sociedades"
cretamente sin tomarse el trabajo de cumplir esos trámites. La (en el sentido antiguo), ya no inmediatamente recibidos en las
administración registra por definición la sociabilidad formal, familias. Ellos se inclinarán por frecuentar o crear un espacio de
pero lo formal, como sabemos, se desprende permanentemente ocio colectivo que sea más íntimo y confortable que el albergue.
86 EL CÍRCULO BURGUÉS LA MULTIPLICACIÓN DE LOS CÍRCULOS DESPUÉS DE 1830 87

Entre el salón que se entreabre un poco y el café que puede ser Deux-Sévres - Ciudad de Parthenay - Círculo Literario -
de nivel mediocre, el círculo (o el café distinguido asociado a Estatuto
un círculo informal de "la sala de atrás") responde a lo que cada
vez más se sentía como una necesidad social. Con el tiempo, Estatuto propuesto para el establecimiento de un círculo
cada cabeza de distrito administrativa tendrá su círculo, y aun más, literario en los salones del señor Dubreuil.
Afortunadamente, el expediente del Círculo Central de Fran- Señores Cartier, negociante; Chenier; Chaboceau, pro-
cia (un curioso proyecto abortado de Círculo de los Círculos) pietarios; Biget, joven, Decaix hijo, Failly André propieta-
contiene una estadística, la única que existe, al menos según lo rios; Belliard, propietario; Taffoireau, capitán; Riviére
que sabemos, para ese período, de acuerdo con la cual existían, Jules y Petit Auguste proponen el establecimiento de
al 31 de diciembre de 1843, 1.601 círculos autorizados de más de un círculo literario bajo las condiciones y con el estatuto
veinte personas, que agrupaban a 118.619 miembros, y327 auto- siguientes:
rizados de menos de veinte personas, que tendrían 3.239 miem-
bros, es decir 1.928 círculos y 121.858 miembros. 134 Además Capítulo I
—esto lo añadimos nosotros— de todos los círculos de menos de Artículo 1. La sociedad está compuesta por ciudadanos
veinte miembros que, al no necesitar autorización, no tuvieron habitantes de esta ciudad, de por lo menos 21 años de
que pedirla, y todos los grupos no declarados, y del carácter edad cumplidos y que gozan de una existencia honora-
"informal" de los cafés y otros lugares. ble y una moralidad reconocida.
En este punto, la geografía diferencial no tiene tanta importan- Artículo 2. La sociedad quedará constituida apenas el nú-
cia. Toda la fisonomía de la pequeña ciudad francesa ha cobrado mero de abonados se eleve a treinta y no supere los se-
un rasgo más (o, en todo caso, la geografía por estudiar sería la de tenta.
la pequeña ciudad, otro amplio problema) :1 el círculo forma Artículo 3. Se forma, dentro de la sociedad, una oficina
parte de las costumbres. Un diccionario cuya primera edición apa- compuesta por 11 miembros, a saben un presidente, un vi-
reció en 1854 comienza así la definición del término: cepresidente, un tesorero, un secretario y siete comisarios.
Artículo 4. La sociedad se forma por tres años, y la comi-
De ese modo se llama /ley a algunas reuniones de hom- sión no podrá ser cambiada durante ese lapso de tiempo.
bres solos, hechas a imitación de los clubes ingleses, Artículo 5. La comisión hará todos los tratos con el señor
adonde por lo general se asiste para conversar y hacer ne- Dubreuil, propietario del local donde se reunirá la socie-
gocios, y donde se paga una contribución para recibir los dad, para el abono de las gacetas y los periódicos, la de-
periódicos, y también para jugar. Se encuentra ese tipo coración y el mantenimiento de los salones puestos a dis-
de reuniones en casi tocla,s las ciudades de Francia,particu- posición de la sociedad, la calefacción, la iluminación, es
larmente en París. 136 [I 2s bastardillas son nuestras.] decir todo lo que se reconoce como necesario para las
necesidades de los integrantes de la sociedad.
Ha llegado el momento de reproducir un ejemplo muy banal de Artículo 6. La comisión deberá ejercer el control de las
estatuto, que puede servir para evocar la vida luego de la época salas, la vigilancia de los ingresos y los gastos, y la apro-
de la expansión del círculo. 157 bación de las cuentas del tesorero.
88 EL CÍRCULO BURGUÉS
LA MULTIPLICACIÓN DE LOS CÍRCULOS DESPUÉS DE 1830 89
Artículo 7. Cada integrante de la sociedad, al adherirse
al estatuto, deberá abonar al tesorero la suma de 25 Inmediatamente después de ese aviso, el precio del pri-
francos, como abono anual. Bajo ningún pretexto podrá mer abono anual se abonará al tesorero. El abono anual
exigirse una suma superior. se entregará en la misma época los dos años siguientes.
Artículo 8. Los fondos serán administrados exclusiva- Artículo 14. Los miembros de la sociedad se obligan a pa-
mente por la comisión, que cada ario publicará, en las gar la cotiza.ción por tres arios; sólo serán dispensados en
salas de la sociedad, el resultado de su gestión. caso de cambio de domicilio.
Artículo 9. En caso de fallecimiento o de ausencia de
uno o varios miembros de la comisión, los demás Capftulo II
miembros tendrán derecho a buscar un reemplazante, Artículo 15. Los miembros de la sociedad tendrái--1 a su
que deberá ser aceptado por mayoría absoluta. disposición dos salas que estarán siempre en buen es-
Artículo 10. Las personas que, teniendo las cualidades tado, tanto respecto de la decoración como del mante-
requeridas y mencionadas en el artículo 1, deseen ser nimiento.
aceptadas corno miembros de la sociedad, deberán ser Artículo 16. La sala grande conservará todos los acceso-
presentadas por dos miembros de la sociedad que soli- rios que se encuentran en ella actualmente para el
citarán la inscripción de los presentados en el cuadro juego de billar, y los miembros de la sociedad podrán
destinado a tal fin. Esa inscripción durará tres días. Des- recibir allí lo que deseen consumir. Se permite fumar
pués de ese plazo los miembros convocados por un en esta sala.
aviso exhibido en las salas donde se determinará el día Artículo 17. El segundo salón está especialmente desti-
de la reunión para la admisión, decidirán por mayoría nado a la lectura de los diarios y otros escritos periódi-
absoluta de los miembros presentes y por voto secreto, cos que serán recibidos por la sociedad. El salón estará
si se procederá o no a la aceptación. amoblado convenientemente para tal fin.
Artículo 11. Cada rniembro de la sociedad tendrá dere- Artículo 18. Cada año, se destinará una suma de 400 fran-
cho a presentar en la reunión a uno o varios extranje- cos a los abonos de los siguientes periódicos: Le Courrier
ros de su conocimiento. Franlais, Les Débats, La Gazette de France, Le National, Le
Artículo 12. Todo miembro de la sociedad recibido des- Cabinet de Lecture, Le Mémarial, periódico de departamento,
pués de una presentación y de conformidad con ei artí- Journal de la Vienne, La Sentinelle de l'Armée.
culo 10 deberá abonar al tesorero la suma de 25 francos, Artículo 19. Está terminantemente prohibido fumar en
en caso de que falten seis meses para terminar el año, y la sala de lectura, donde tampoco se podrá beber cer-
de 12,5 francos, en caso de que ese plazo sea menor. veza, jarabes o agua azucarada. No se podrán consumir
Artículo 13. La sociedad quedará definitivamente cons- en esta sala licores espirituosos ni vinos.
tituida apenas haya recibido el aviso de aprobación de Artículo 20. Los miembros de la sociedad que deseen di-
su estatuto por la autoridad competente. Inmediata- rigirse al salón de lectura sin comunicarse con la sala
mente se dará aviso a los firmantes y se fijará una fecha grande ingresarán por la puerta que lo comunica con el
para la apertura de los salones. jardín. La puerta de comunicación que existe entre este
último salón y la sala grande estará recubierta de matelassé
90 EL CÍRCULO BURGUÉS LA MULTIPLICACIÓN DE LOS CÍRCULOS DESPUÉS DE 1830 91

y cerrada herméticamente para que los lectores no pue- hasta las once de la noche, estarán perfectamente ilu-
dan quejarse del ruido ni del humo de las pipas. minadas, así como las dos entradas por el jardín.
Artículo 21. El jardín será debidamente mantenido, Artículo 29. El señor Dubreuil proveerá dos mesas de
bajo la dirección de los señores Chaboceau y Petit; los bouillote, dos mesas de boston, dos juegos de backgam-
caminos serán de arena. Se colocarán asientos cómodos y mon, un juego de ajedrez, un juego de damas y dos jue-
se construirá una nueva rampa. gos de dominó.
Artículo 22. Si bien el salón se destinará especialmente Artículo 30. Las partidas de billar se pagarán 0,05 fran-
a la lectura, los miembros de la sociedad que deseen cos.
leer los periódicos en la sala grande podrán pedirlos o Artículo 31. Las cartas prestadas a los consumidores no
tomarlos directamente. deberán pagarse. Siempre deberán estar limpias.
Artículo 23. Los miembros de la sociedad deberán res- Artículo 32. Las cartas pedidas para otras partidas se pa-
petarse mutuamente y siempre deberá observarse la garán 1 franco por juego.
más rigurosa amabilidad en las reuniones. Artículo 33. Estarán prohibidos los juegos de azar.
Artículo 24. Están prohibidos los insultos, las injurias, Artículo 34. Los firmantes se comprometen, por su ho-
las malas palabras y los gestos indecentes. Tampoco po- nor, a observar el presente reglamento.
drán mantenerse conversaciones cuyo objeto sea herir Artículo 35. La sociedad será administrada los tres prime-
el amor propio o manchar la reputación de los miem- ros arios por las personas que la proponen; el presidente,
bros de la sociedad, e incluso de personas que no for- el secretario y el tesorero serán designados por ellas.
men parte de ésta.
Artículo 25. Estas prescripciones, es de esperar, serán Artículo adicional. Tras las nuevas refacciones, se acaba
estrictamente cumplidas. de decidir que se pondrá a disposición de los miembros
Artículo 26. Sin embargo, si, contra las expectativas, al- de la sociedad otro salón independiente de los primeros.
gunos miembros se apartaran de la línea de conducta Esta sala está bien decorada y servirá también como
determinada más arriba, la comisión tendrá derecho a sala de lectura. El artículo 19 del estatuto rige para esta
llamarlos al orden una primera vez y convocar luego, sala.
en caso de reincidencia, a una reunión general para Firmado por los señores...
deliberar, de forma confidencial, sobre la inmediata ex-
pulsión de los infractores. Siguen las firmas. Encabezando los cincuenta y seis miembros
Artículo 27. Están prohibidas las discusiones políticas, y inscritos figura el subprefecto, el alcalde y el adjunto; se encuen-
queda estrictamente prohibido criticar los actos de la tran también dos magistrados, tres notarios, un abogado, dos
autoridad. médicos y tres farmacéuticos, prácticamente la totalidad de los
funcionarios nombrados en la ciudad, un comerciante y cuatro
Capítulo III "propietarios".
Artículo 28. Las dos salas estarán calefaccionadas No debemos equivocarnos y atribuir un nivel social equiva-
cuando corresponda y, desde las ocho de la mañana lente a los veinte abonados cuya profesión no se indica. Por lo
92 EL CÍRCULO BURGUÉS SEGUNDA PARTE

demás, está bastante claro que la cuota alcanza para excluir a


Los círculos
todo elemento popular. Por otro Iado, son bien conocidas las
distancias sociales vigentes bajo Luis Felipe.
Análisis de la institución
El círculo es una institución burguesa, que acaba de expandirse
en el régimen burgués por excelencia que la Monarquía de julio
ha inaugurado. Habiendo esbozado su historia, ahora nos resta in-
tentar el análisis de lo que representa, retomando los rasgos
generales ya señalados y algunos hasta ahora más furtivamente
entrevistos.

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