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Psicología General

Las inteligencias múltiples en “El Lobo de Wall Street”

Juan Heiremans

Santiago Mercado

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En este trabajo pretendemos abordar la teoría de las “Inteligencias Múltiples” desarrollada

por Howard Gardner a la luz de una película vista durante el cursado de la materia “Psicología

General”, a saber, El lobo de wall street. Tanto como nos sea posible, nos enfocaremos en el

personaje principal —interpretado por Leonardo Di Caprio— para ejemplificar los distintos tipos de

inteligencia, ya sea por el lado positivo, o por su carencia. Las clases que no encontremos

representadas en él, las veremos a la luz de otros personajes.

Antes de empezar, nos parece apropiado hacer algunas aclaraciones preliminares. Como dice

Gardner, puesto que todas las iteligencias forman parte de la herencia genética humana, todas las

inteligencias se manifiestan universalmente, como mínimo en su nivel básico, independientemente

de la educación y del apoyo cultural. Si bien la película sólo representa algunos tipos de

inteligencia, y si bien el “Lobo de wall street” tiene algunas inteligencias fuertemente desarrolladas

a costa de otras, esto no significa que carezca totalmente de éstas últimas.

Por otro lado, Gardner define la inteligencia como la capacidad para resolver problemas, o

elaborar productos que son de gran valor para un determinado contexto comunitario o cultural;

capacidad que, además debe tener una operación nuclear identificable, y que debe ser susceptible de

ser codificada en un sistema de símbolos. Intentaremos aquí identificar y ejemplificar cuáles son

esas operaciones nucleares.

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Inteligencia cinético corporal
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Esta inteligencia está claramente puesta en juego en el capitán durante la escena de

hundimiento del yate en medio del mar: éste activa toda su inteligencia cinético-corporal para

intentar controlar un barco agitado por una borrasca marina prácticamente incontrolable. Intenta

maniobrar y da indicaciones a los tripulantes, pero una ola termina hundiéndolos.

Más aún, Gardner nos dice que este tipo de inteligencia no sólo sirve para controlar barcos

agitados, sino que también hace referencia a la habilidad para utilizar el propio cuerpo para

expresar una emoción (como en la danza), para competir en un juego (como en el deporte) (…).

Así, pues, vemos que el Lobo era un maestro de este tipo de inteligencia durante los discursos que

daba para arengar a sus empleados: expresaba distintas emociones y las transmitía a los otros para

entusiasmarlos. El aspecto lúdico podemos verlo ejemplificado en el juego de lanzar enanos a un

blanco: requiere un cálculo de la velocidad, del ángulo en que se debe lanzar, de los músculos que

debo usar, del momento preciso en que debo soltar al enano, etc.

Podemos analizar este tipo de inteligencia en su contrapartida negativa: cuando los

personajes toman drogas —los “ludes”— este tipo de inteligencia pareciera quedar severamente

dañada. Ejemplo de ello es la escena en que el Lobo toma algunas pastillas de más y conduce luego

a su casa: se arrastra a duras penas hacia él y luego lo conduce hasta su casa. Tanto el hecho de

haber conducido en aquel estado, como el modo en que condujo son muestras de ellos.

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Inteligencia Lógico-Matemática

La aparición de esta inteligencia es evidente ya desde el inicio de la película, cuando el

personaje va a buscar trabajo a la bolsa de Wall Street. Esto implica, se suyo, una capacidad para

resolver problemas de índole matemática y numérica de una forma extremadamente rápida: el

vendedor debe ser capaz de hacer, a una velocidad extremadamente veloz, cálculos de estadísticas,

probabilidades y riesgos concernientes al valor de las acciones, mientras habla con un potencial

comprador y lo trata de convencer de que sus cálculos son correctos.


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Un claro ejemplo de ello es cuando el Lobo comienza a trabajar en la agencia de venta de

acciones de bajo costo. Rápidamente hizo un cálculo de los beneficios que esto podía granjearle y

aceptó trabajar allí. Ganó mucho dinero rápidamente.

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Inteligencia lingüística

Nuevamente, otra clase de inteligencia que nuestro personaje posee en grado sumo. Este tipo

de inteligencia se manifiesta a través de toda la película. Al igual que el ítem anterior, una persona

que va a buscar trabajo a Wall Street debe poseerla en grado elevado: tiene que ser, incluso más que

un calculador, un excelente vendedor; y eso se logra solamente a través de un buen discurso. El

Lobo sabe armar discursos atractivos —y muchas veces a costa de engañar a la gente—, con las

palabras justas y el modo justo de decirlo para vender cualquier cosa a cualquier persona.

De hecho, cuando funda su propia compañía —Stratton Oakmont—, lo primero que hace

con sus nuevos empleados es enseñarles técnicas de inteligencia lingüística: qué decir, cómo

decirlo, a quién decirlo; todo ello para vender acciones falsas y engañar a los compradores.

Se ve también en los ya mencionados discursos motivadores que daba ante sus empleados.

No sólo expresaba emociones a través de su cuerpo (inteligencia cinético-corporal), sino que lo

hacía principalmente a través de las palabras: hallar las palabras justas, en el tono justo para

convencer a las personas era una de sus mayores capacidades.

Un ejemplo de la independencia de esta área nos lo dan, nuevamente, las drogas. Cuando

alguno de los personajes ingiere pastillas sedantes, a menudo otros tipos de inteligencia se

mantienen mas o menos activas, mientras que pierden totalmente la capacidad de articular sonidos

inteligibles. En la ya mentada escena del auto, Jordan intenta llamar a Naomi, y por más que él le

entienda lo que dice, no puede articular ninguna palabra comprensible.


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Inteligencia Espacial

Nos resultó difícil encontrar este tipo de inteligencia en la película. Pensamos que puede

verse en la escena del auto: es verdad que sus capacidades lingüísticas y cinético-espacial estaban

severamente disminuidas, pero igual se las ingenió para trasladarse de un lugar a otro. Su

inteligencia espacial lo condujo a duras penas desde el bar hasta su casa.

Otro caso de inteligencia espacial es su esposa Naomi. Una de las primeras cosas que Jordan

nos cuenta sobre ella es que tiene buen gusto para diseñar y ornamentar las casas. Esto implica un

buen desarrollo de la percepción de el espacio, así como habilidades en las artes visuales para

estructurar y adornar el lugar de forma bella y eficiente.

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Inteligencia musical

El tratamiento de este tipo de inteligencia en la película es mínimo. Y tanto es así que la

única escena en que la podemos ver reflejada es al comienzo de la película, cuando ingresa en Wall

Street y su jefe lo invita a almorzar a un restaurante. Allí el personaje interpretado por Matthew

McConaughey comienza a hacer un “ritual” que consiste en golpearse el pecho al tiempo que canta

una melodía; e insta a Jordan a que haga lo mismo. El hecho que, a pesar de ser un detalle

insignificante en la película, ambos puedan hacerlo, confirma lo que dijimos al comienzo de este

trabajo: que todos los tipos de inteligencia están de forma rudimentaria en todos los hombres.

Ambos personajes son capaces de seguir un ritmo simple y de cantar melodías sobre él.

Otro indicio de que este tipo de inteligencia está presente en todos los humanos es que son

capaces de bailar al son de la música. Cuando el yate se hunde y son rescatados por marineros,

comienzan a bailar en el bote.

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Inteligencia intrapersonal
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Howard Gardner define esta inteligencia como la capacidad de conocer los aspectos internos

de una persona: el acceso a la propia vida emocional, a la propia gama de sentimientos, la capacidad

de efectuar discriminaciones entre esta emociones y finalmente ponerles un nombre y recurrir a

ellas como medio de interpretar y orientar la propia conducta. Esta inteligencia la encontramos en la

película por vía negativa (como dirían los escolásticos). Es patente la falta de inteligencia

intrapersonal que muestra Jordan a lo largo de toda la película, y como consecuencia de eso, las

malas decisiones que toma con respecto a su persona —y también la de los demás (cf. hundimiento

del yate). Toda su atención está focalizada hacia fuera de sí, y rara vez la dirige hacia su interior.

Esto se remarca en la vida de excesos y centrada en el dinero que lleva.

Sin embargo, un elemento de inteligencia intrapersonal podemos encontrarlo en la voz

narradora de la película: la voz del propio Jordan Belfort contando su historia. Si bien es un

elemento que excede al personaje, manifiesta este tipo de inteligencia en tanto que la voz narradora

está repasando su propia vida, sus errores, sus sentimientos, etc.

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Inteligencia interpersonal

Dejamos conscientemente este tipo de inteligencia para el final por ser la que consideramos

más presente en el personaje principal de la película. Howard la define como la capidad nuclear

para sentir distinciones entre los demás: en particular, contrastes en sus estados de ánimo,

temeramentos, motivaciones e intenciones.

Aunque ya dijimos que gran parte de la habilidad de Jordan se basaba en las inteligencias

corporal-cinética y lingüística, no es sino es esta que encontramos la clave de bóveda para

comprenderlo cabalmente. Esta inteligencia, parafraseando a Gardner, le permite leer las

intenciones y los deseos de los demás, y adaptar así su lenguaje y su cuerpo a ello.

En sus ventas, el Lobo de Wall Street es capaz de conocer las los anhelos de sus clientes, y

engañarlos por medio de ellos; de la misma manera tiene la capacidad de incitar a otras personas —
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en las cuales él reconoce haber una gran sed de dinero— a que lo acompañen en su aventura

financiera, por más que sea poco ética e ilegal. Ello también explica su arrolladora efectividad en

los discursos motivadores de la empresa, en donde convence practicamente a todo el mundo para

hacer lo que él quiere.

Un caso en que su inteligencia interpersonal falló es el intento de soborno de los dos agentes

del FBI: interpretó erróneamente sus intenciones y su constitución moral, e intentó pagarles para

que lo dejaran tranquilo. Esto fue lo que precipitó su caída.

Todo ello explica porqué Gardner la caracteriza así: esta capacidad se da en forma

altamente sofisticada en los líderes religiosos y políticos, en los profesores y maestros, en los

terapeutas y en los padres.

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