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INTRODUCCIÓN
En esta parte se mostrará la relación entre conocimiento y verdad. Para ello se explica las dos grandes concepciones acerca de la verdad:
hebrea y griega, para después analizar las actuales teorías de la verdad (adecuación, semántica, coherencia, acuerdo racional y pragmática); y
a través de ellas se verá los criterios que en el tiempo se han ido proponiendo para reconocerla.
Los filósofos cuyos textos se van profundizar en esta sesión son Malebranch, Engels y Protágoras. Con ello el estudiante será capaz de discutir
las distintas posiciones acerca de la verdad como de reconocer el valor racional de cada una de ellas.
La verdad, del mismo modo que la bondad y la belleza, es uno de los temas más importantes de la filosofía en general, y de la Teoría del
conocimiento, en particular. Ha sido por ello un problema filosófico abordado permanentemente y desde diversos enfoques a lo largo de la
historia de la filosofía. Es, pues, desde la filosofía que nos planteamos racionalmente y de modo serio la cuestión de la verdad.
1) LA NOCIÓN DE VERDAD
Acerca del origen de la idea de verdad pueden distinguirse dos grandes corrientes, a partir de las cuales pueden elaborarse dos
concepciones distintas: una procedente de la cultura hebrea y la otra de la cultura griega.
a) Noción hebrea: Esta idea de la verdad se refiere primordialmente a las personas, al compromiso que se adquiere al realizar una promesa.
Verdad (en hebreo emunab) significa fiabilidad; es la confianza que inspira y que merece el que es fiel, el que cumple o cumplirá su promesa.
Dentro de esta concepción tiene sentido la creencia de que Dios es lo único verdadero, y se comprende mejor la conocida frase de San Juan
14,6: “Yo soy la verdad”.
Realidad verdadera. En este caso entendemos que la verdad se opone a las apariencias, lo verdadero a lo aparente, y que la verdad se
identifica con el ser mismo de las cosas, con su realidad efectiva. Por ejemplo: decimos de una sustancia que es “oro verdadero”,
contraponiéndolo a algo dorado que “parece oro”, pero que no lo es realmente, verdaderamente.
Conocimiento verdadero: un conocimiento es verdadero cuando capta la verdad de las cosas, cuando no se queda en las apariencias. Así lo
entendían originalmente los griegos y de esta manera hay que entender las siguientes palabras de Aristóteles: Falso es decir que lo que es, no
es, y que lo que no es, es; mientras que verdadero es decir que lo que es, es, y que lo que no es, no es” (Metafísica IV, 7).
Está doble aplicación de la noción de verdad (a la realidad y al conocimiento) muestra el carácter BIPOLAR de la verdad:
El conocimiento verdadero alcanza la realidad verdadera y la realidad verdadera se manifiesta en el conocimiento verdadero.
1 Tomado y adaptado de: SADABA, J. Filosofía contada con sencillez, MAEVA, Madrid, 2002.
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El hielo es agua solidificada (afirmación)
La tierra no es un cuerpo que permanece inmóvil (negación)
Objeciones:
La idea de adecuación es vaga y general. ¿Cómo puede establecerse una relación de este tipo entre cosas tan dispares como un juicio o
una proposición, y un hecho real?
Ésta teoría da como supuesto que las cosas tienen en sí mismas una realidad (una verdad real), independientemente de nuestro
conocimiento, estable de manera ingenua. Supone, pues, que esta realidad “exterior” puede ser conocida tal como es en sí misma
(Realismo ingenuo).
Supone (ingenuamente) que es posible relacionar directamente las proposiciones con los hechos.
A pesar de estas dificultades, esta teoría es difícil de rechazar. Todas las teorías de la verdad que se han propuesto posteriormente toman la
teoría de la correspondencia como punto de referencia.
La verdad y la falsedad son propiedades de las proposiciones. Por tanto, el uso adecuado de los términos “verdadero” y “falso” consiste en
atribuirlos como predicados a las proposiciones:
Un segundo nivel superior es aquel en el cual hablamos, no ya de las cosas, sino del lenguaje con el que hablamos acerca de las cosas Este
nivel se denomina Metalenguaje: cuando decimos “el hielo es agua solidificada” es verdadero. Esta teoría, se limita a proponer una definición
de la verdad en la cual no se dice nada acerca de la relación entre las proposiciones y la realidad.
Coherencia y Ciencia: esta teoría se ajusta mejor a los sistemas formales, a los sistemas deductivos en la lógica y en las matemáticas. En el
caso de las ciencias empíricas, ya que poseen contenido factual; sus enunciados se refieren a la realidad. La verdad no puede consistir en la
mera coherencia interna de la teoría; la teoría ha de acomodarse de algún modo a los hechos que pretenden explicar. Por ello, es lógicamente
posible que un sistema sea coherente y sea, sin embargo, falso.
Coherencia y la idea de un saber absoluto: Los filósofos racionalistas se plantean el proyecto de un saber total, de un saber absoluto. La
interpretación de la teoría de la coherencia por estos filósofos es de carácter metafísico y, por tanto, se basa en una concepción de la realidad.
Su concepción de la realidad es la siguiente:
* La realidad es racional:
Nada hay que no tenga una razón de ser.
La realidad es cognoscible racionalmente, mediante la razón.
* La realidad es un todo, constituye un sistema: Cada realidad particular es solamente una parte del sistema y su ser es explicable por su
posición en el sistema. Por tanto, todo conocimiento (ciencia, enunciado) que consideramos verdadero es, en sí mismo, parcialmente
verdadero cuando se considera desde el punto de vista de la totalidad del sistema. La verdad en sentido pleno corresponde al sistema.
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2.4. La verdad como acuerdo racional
Esta teoría tiene su origen remoto en la figura de Sócrates y ha sido desarrollada por los filósofos
contemporáneos como Karl Otto Apel y Jürgen Habermas. Un enunciado es verdadero cuando
puede alcanzar la aceptación unánime de todos en un diálogo en el cual se argumente sin ningún
tipo de limitación. La verdad, por lo tanto, se entiende como acuerdo racional de todos los
interlocutores en un dialogo sin limitaciones.
Se basa en una concepción dialógica de la razón; es decir, la razón es inseparable del diálogo. El
ejercicio de la razón, la argumentación y la búsqueda de la verdad, no es una actividad privada y
subjetiva, sino que es siempre intersubjetiva, explícita o implícitamente. Se asume un dialogo entre
iguales, no condicionado por relaciones de poder, engaños, ignorancia de los datos pertinentes, etc.
En el ámbito de los conocimientos científicos de carácter empírico, la utilidad se manifiesta en el éxito de la experimentación. Pero James
interpretó la utilidad en un sentido individualista, como los efectos beneficiosos que una teoría tiene para los individuos.
3) CRITERIO DE VERDAD
CIENCIA DE LA VERDAD2
La ciencia, que tiene por objeto la verdad, es difícil bajo un punto de vista, y fácil bajo otro. Lo prueba la imposibilidad que hay de alcanzar la
completa verdad, y la imposibilidad de que se oculte por entero. Cada filósofo explica algún secreto de la naturaleza. Lo que cada cual en
particular añade al conocimiento de la verdad, no es nada, sin duda, o es muy poca cosa, pero la reunión de todas las ideas presenta
importantes resultados. De suerte, que en este caso sucede a nuestro parecer como cuando decimos con el proverbio; ¿quién no clava la
flecha en una puerta? Considerada de esta manera, esta ciencia es cosa fácil. Pero la imposibilidad de una posesión completa de la verdad
en su conjunto y en sus partes, prueba todo lo difícil que es la indagación de que se trata. Esta dificultad es doble. Sin embargo, quizá la
causa de ser así no está en las cosas, sino en nosotros mismos. En efecto, lo mismo que a los ojos de los murciélagos ofusca la luz del día,
lo mismo a la inteligencia de nuestra alma ofusca las cosas que tienen en sí mismos la más brillante evidencia.
... En fin, con mucha razón se llama a la filosofía la ciencia teórica de la verdad En efecto, el fin de la especulación es la verdad, el de la
práctica es la mano de obra; y los prácticos, cuando consideran el por qué de las cosas, no examinan la causa en sí misma, sino con relación
a un fin particular y para un interés presente. Ahora bien, nosotros no conocemos lo verdadero, si no sabemos la causa. Además, una cosa
es verdadera por excelencia, cuando las demás cosas toman de ella lo que tienen de verdad, y de esta manera el fuego es caliente por
excelencia, porque es la causa del calor de los demás seres.
En igual forma, la cosa, que es la causa de la verdad en los seres que se derivan de esta cosa, es igualmente la verdad por excelencia.
…Esto se hará evidente, si definimos lo verdadero, y lo falso. Decir que el ser no existe, o que el no-ser existe, he aquí lo falso; y decir que el
ser existe, que el no-ser no existe, he aquí lo verdadero.
4) EL TÉRMINO VERDAD
El concepto de verdad ha sido materia de muy diversas reflexiones filosóficas a través de la historia de la filosofía. Incluso con frecuencia se
lo ha abordado como un valor moral. Sin embargo este capítulo hace referencia estrictamente al uso del concepto de verdad dentro del conoci-
miento humano. Este uso consiste en la posibilidad de calificar nuestras afirmaciones, adecuadamente construidas, de verdaderas o falsas.
Para elaborar un punto de apoyo fundado en orden a una determinación no resignada del concepto de verdad, lo mejor es partir de la
siguiente constatación sumamente instructiva: Todos los intentos de definir el concepto de verdad tienen como punto de partida y de referencia,
bajo un aspecto positivo o negativo la clásica fórmula de la verdad como adecuación.
Para muchos intentos actuales esta fórmula constituye el punto positivo de partida y referencia por cuanto quieren esclarecer, precisar con
exactitud y profundizar la comprensión de la verdad allí formulada. En esta dirección piensan las actuales teorías de la correspondencia, la
teoría semántica, la teoría de la evidencia. Además esa fórmula se presupone siempre que se habla de verdad sin reflexionar explícitamente
sobre el concepto implicado de verdad. También, para aquellas concepciones de la verdad que no se entienden como explicación ulterior o
profundización de la fórmula de la adaequatio, esa fórmula constituye el punto negativo de partida o referencia, por cuanto ellas sólo se
2ARISTOTELES, Metafísica, en Obras Completas de Aristóteles, Tomo II, libro II y libro IV, traducción de P. de Azcárate, El Amauta:
Buenos Aires, pp. 79, 80 Y 129.
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explican de hecho o pueden explicarse mediante una delimitación frente a la idea de adecuación o mediante una referencia a la misma. Cabe
mostrar además que toda teoría de la verdad presupone e incluye un concepto de adecuación corregido, convenientemente interpretado.
Con ello la fórmula de la adaequatio se presenta como una fórmula estándar. Esto no es casual si se tiene en cuenta la evolución del
problema de la verdad en el pensamiento occidental. Pues, efectivamente, en esta historia la adaequatio desempeña la función de una fórmula
en la que desemboca la evolución del concepto de verdad y, por cierto, de tal manera que dicha fórmula, por su vaguedad, de un lado apenas
es refutable y, de otro, apenas resulta satisfactoria.
En este contexto, el aporte de Russell y Tarski consiste sustancialmente en evitar discusiones interminables originadas en el uso indebido
del concepto de verdad. Sus puntos de vista se sustentan en la teoría de los tipos lógicos, debida al primero, y en teoremas lógicos altamente
especializados, los mismos que permiten obtener como regla práctica la recomendación de distinguir entre lenguaje y metalenguaje, cada vez
que se utiliza el concepto de verdad para calificar proposiciones. En la terminología lógica un lenguaje de grado n requiere de un metalenguaje
de grado n+1 para definir la verdad de sus proposiciones. Por ejemplo, la verdad de las proposiciones de la Aritmética no debe ser afirmada en
lenguaje aritmético. Es necesario construir un metalenguaje que nos permita hablar de la verdad de cada una de las afirmaciones de la
aritmética. En este caso, el lenguaje de la aritmética es de grado n y su metalenguaje de grado n+ 1.
La verdad se define como la correspondencia entre el conocimiento y el objeto. La verificación o forma de establecer la verdad de un
conocimiento depende del tipo de conocimiento. Veamos el caso de los conocimientos a priori y a posteriori. La forma como se procede para
establecer la verdad en estos conocimientos no es la misma. En el conocimiento a priori, la verdad se establece en el análisis del enunciado
mismo (juicio analítico), así p.e. al afirmar que el triángulo es una figura de tres ángulos, notamos que la verdad de esta afirmación ya está
contenida en el mismo enunciado. Nada nuevo nos muestran estos enunciados; el fundamento de su validez estriba en el principio de
identidad; se trata de tautologías, repiten en el predicado lo que ya está enunciado en el sujeto. En el conocimiento a posteriori, en cambio, se
presentan enunciados (juicios sintéticos) en los cuales el predicado no está contenido en el concepto del sujeto, p.e., si se afirma: "el calor
dilata los cuerpos", aquí el fundamento está en la experiencia, en la percepción sensible.
Los juicios analíticos, expresiones del conocimiento a priori, son verdaderos, universales y necesarios; son verdaderos pues no dicen más
en el predicado de lo que hay en el sujeto, son universales porque son válidos en todo lugar y época, y son necesarios porque no pueden ser
de otro modo. Un triángulo en cuanto tal no puede tener más o menos de tres ángulos, siempre tiene tres ángulos. En cambio, los juicios
sintéticos son relativamente verdaderos, particulares y contingentes; esto es así porque sólo son verdaderos mientras la experiencia los avale,
además esto trae consigo el que sean verdaderos aquí y ahora, ésta es su particularidad; y son contingentes porque su contrario no es
imposible, es decir podríamos encontramos con cuerpos que en vez de dilatarse ante el calor se contraigan.
Es incuestionable que la evolución filosófica desde los presocráticos y a través de la clásica filosofía griega ha conducido a la explicación de
la verdad en el sentido de la adecuación. Lo disputado es solamente cómo ha de interpretarse este proceso: como caída o pérdida, o como
precisión. Es altamente interesante la interpretación de dicho proceso en Heidegger y su propia corrección posterior.
Heidegger había interpretado la evolución de la concepción de la verdad como un cambio revolucionario de la comprensión griega de la
verdad en el sentido de lo no oculto (lo manifiesto), para pasar a la verdad concebida a manera de conformidad del conocimiento con la cosa.
Según esta interpretación la condición manifiesta (patente) significa entre los primeros griegos el ser, no el sujeto decir, el ámbito del
conocimiento, del enunciado, del juicio. En consecuencia la evolución del concepto de verdad se identifica con una creciente subjetivación de la
verdad.
Esto significa que el criterio de verdad no puede ser exterior al concepto de verdad. Como una formulación excelente de esta tesis
fundamental, pueden aducirse aquellas frases que reproducen la concepción del primer empirismo lógico acerca del criterio de sentido. Si en
estas frases sustituimos la palabra «sentido» por la palabra «verdad», tenemos exactamente la concepción aquí defendida: «El sentido (la
verdad) de una frase es la manera de su verificación.»
El método de la verificación no es un medio, un vehículo, sino el sentido (la verdad) mismo. (...) El método de la verificación no es algo que
se añada al sentido (a la verdad). La frase contiene ya el método de su verificación. No es posible buscar un método de verificación. Una frase
tiene sentido (verdad) significa: ella puede verificarse».
Evidentemente «verificación» no debería tomarse en la acepción del criterio empirista de sentido del primer neopositivismo, a saber, como
aportación de la prueba de que todos los enunciados de contenido revisten sentido cuando pueden referirse a algo dado sensiblemente, sino
bajo la acepción de la posibilidad de justificación discursiva de la pretensión de validez. Es central en esta cita el pasaje: «La frase contiene ya
el método de su verificación», es decir, su criterio. Este pensamiento sólo recibe validez plena en aquella concepción que hace radicar en la
«definición» o en la estructura de la verdad misma el método de su verificación; y a su vez esto sólo se cumple en aquella concepción que
entiende la pretensión justificable de validez como momento estructural de la verdad misma. Aquí - y sólo aquí - concepto y criterio coinciden.
Desde aquí resulta posible esclarecer y precisar la significación y la justificación de las tres expresiones: verdad «trascendental» (Kant),
«pura» (lógico-especulativa; Hegel) y «semántica» (Tarski). Se dice con frecuencia que, p. ej., la teología trascendental de la verdad descansa
en una confusión entre teoría sobre la constitución del objeto y verdad. De hecho induce a confusión y es falso hablar de una teoría
trascendental, o lógico-especulativa, o semántica de la verdad, por lo menos según el concepto de verdad aquí desarrollado (por eso hemos
hablado de la estructura integral del concepto de verdad). Hemos de decir ante todo que ni habla Kant de una teoría o concepción
trascendental de la verdad, ni Hegel de una teoría o concepción lógico-especulativa de la misma; y tampoco Tarski quiere desarrollar una
teoría semántica de la verdad.
Para crear claridad hay que distinguir entre medio de la articulación de la verdad, contenido definitorio de la verdad y ámbitos de objetos. Lo
lógico (en el sentido más amplio) como el medio de la articulación de la verdad es presupuesto por toda teoría sobre la verdad. De todos
modos este medio no ha de tomarse como una unidad indeterminada, pues él es entendido y matizado inmediatamente en una forma
determinada, por cuanto se aplica de antemano un método concreto, se sigue una perspectiva determinada, brevemente: se usa un modo
determinado de articulación. La tematización del medio es también una tarea principal de la reflexión filosófica. Por lo demás esta tematización
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se relaciona estrechamente con el contenido definitorio de la verdad, aunque se trata de dos dimensiones que han de distinguirse
estrictamente. La verdad trascendental, la pura o lógico-especulativa y la semántica tienen su valor metódico en la dimensión del contenido
definitorio de la verdad; pero no representan el contenido definitorio o sentido de la verdad, sino que son en cada caso momentos
estructurales del concepto integral de verdad.
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Bibliografía
SADABA, J. Filosofía contada con sencillez, Maeva, Madrid, 2002.
HOJA DE TRABAJO
Lectura 1
Lectura 2
Lectura 3
Para dialogar
1. ¿Qué entendemos por verdad?
2. ¿Cuáles son las formas de entender la verdad?
3. ¿Cuál es la relevancia de la verdad (como realidad y conocimiento) en la sociedad?
4. Desarrolle un organizador visual del tema tratado.
5. ¿Con cuál teoría de la verdad te interesaría vivir en la vida personal y profesional?
6. De acuerdo a la lectura 1, 2 y 3, ¿existe una verdad universal y eterna? Discusión: Malebranche, Engels y Protágoras.
a) A través de un cuadro comparativo explica la respuesta de cada filósofo
b) Comenta tu respuesta personal.
7. Por medio de un cuadro comparativo resume cinco ideas centrales de Malebranche, Engels y Protágoras.
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FILOSOFÍA 2012-I
VISUALIZACIÓN DE LA SESIÓN Nº 8
Conocimiento y verdad
La noción de
La verdad y los límites verdad
del conocimiento
Algunas teorías de la verdad
Adecuación
Criterio de verdad
Semántica
Coherencia
El término verdad
Acuerdo racional