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Dividida la sección en avance y destroza, se ataca el avance mediante galería central de pequeño
tamaño ± 1.80x1.50. Seguidamente se amplía la galería central a ambos lados y una vez
excavada se realiza el sostenimiento. La destroza se ataca por una fase central, para a
continuación excavar los bataches alternativamente. Después de sostener los hastiales se ejecuta
la contraboveda, finalizando la excavación.
Implica la excavación de una galería de avance en la clave (trabajando con un frente pequeño, inferior
por lo general a 3 m2, con el fin de poder solucionar pro-‐ blemas de inestabilidad), que
posteriormente se va en-‐ sanchando, colocando la pertinente entibación progre-‐ siva en el frente,
hasta finalmente producirse el hormi-‐ gonado de la totalidad de la bóveda, empleando un encofrado
que la asegure. El Método Belga requiere que el terreno tenga la suficiente competencia como para
permitir que parte de la bóveda sea descalzada, para la ejecución de los bataches. Dicho proceso de
descalce de la bóveda resulta crítico, ya que pueden producirse agrietamientos o rotura de la
bóveda, pu-‐ diendo conllevar asientos mayores. Presenta como ventaja la baja inversión o los
reducidos requisitos de maquinaria, si bien es muy artesanal. El hueco máximo excavado suele
plantear un ancho de sección útil de 8 metros, más un ancho por hastial de hasta 1,5 metros (11 metros
en total).
Entre los principales problemas que plantea el método está la elección de la longitud de avance,
garantizar el adecuado apoyo del arco de bóveda hormigonado (quedando por lo general en
avance como se ha men-‐ cionado limitado a 2,50 m) hasta haber hormigonado los hastiales
sobre los que reposará, y lograr igualmen-‐ te una adecuada unión entre bóveda y hastial. Ha de
tenerse en cuenta igualmente.
Es un método contrastado de rendimientos reducidos. Permite alcanzar en trabajos a tres turnos
avances en-‐ tre 30 y 50 metros al mes, en función de la calidad del terreno, planteando avances
de 2,5 metros.
Como puede deducirse de lo anteriormente expuesto, lo artesanal del método y los riesgos que
se asumen, de-‐ penderá fuertemente de un importante número de operarios especializados en
la aplicación de técnicas mine-‐ ras, debiendo igualmente recurrir a la dirección de personal
con gran experiencia en obras afines en las que el método haya sido aplicado.
En caso de que las características del terreno no sean las adecuadas para permitir la ejecución de
este Método, puede aplicarse el Método Alemán.
Concluida la labor en mina en el total de su longitud, entre 2 y 3 metros, se colocan los perfiles
metálicos TH (denominados «longari-‐ nas», de entre 3 y 3,5 metros, en función de la longitud
de avance), si bien antiguamente era frecuente el empleo de rollizos de made-‐ ra de álamo
negro, que se emplean como apoyo de las tablas, siendo dispuestos en el sentido longitudinal del
túnel, espaciándose un metro. Entre las tablas y la longarina se coloca una tabla corrida, que
hará de falso apoyo y se introduce por un hueco denomi-‐ nado «falso». Las longarinas se
apoyan sobre pies derechos de rollizo de álamo negro (de 1,50 m, puntal enano, y 2,50 m,
puntal) en sus extremos y en la zona central. Entre las longarinas se ubican estampidores o
tresillo-‐ nes de madera.
Finalizada la bóveda se encofra, recurriendo por lo general a tres cerchas, que en función de la
luz se dividirán en dos o tres piezas, y servirán de apoyo a las chapas de encofrado. Si se trabaja
en base a un tramo anterior ya hormigonado, las longarinas del tramo si-‐ guiente tendrán
un extremo embebido en di-‐ cho tramo, por lo que se podrán quitar al en-‐ cofrar los pies
derechos que correspondan, quedando los del extremo opuesto por de-‐ lante del tape del
encofrado, recuperándose también. Para los apoyos intermedios, se re-‐ curre a pies derechos
más cortos, que se apo-‐ yarán sobre la cercha del encofrado. Una vez colocado el encofrado, el
anillo deberá relle-‐ narse de hormigón mediante bombeo, a tra-‐ vés de una ventana ubicada
en la clave de la bóveda. El hormigón blando, se coloca sin vi-‐ brar, para no desestabilizar la
sección.
Destroza
Hormigonada la bóveda, y considerando un desfase de 5 ó 6 anillos, ha de comenzarse la
destroza, que consiste en la extracción mediante excavadora de los materiales de la zona central,
con resguardos laterales de entre 1,0 y 1,5 m en los hastiales, de tal manera que los empujes
debidos a la bóveda no ocasionen asenamientos o roturas. Durante su desarrollo se retiran
además materiales de bóveda, vertidas a la destroza, mediante cintas transportadoras.
Hastiales
Finalizada la destroza se excavan los hastiales mediante bataches alternos constituidos por
módulos de 2,5 me-‐ tros, con el mismo equipo empleado en la destroza, y se concluyen a
mano. Suele colocarse entibación ligera y poco cuajada. Si no hay problemas laterales de
estabilidad, puede obviarse la entibación. Ha de procurarse que la junta del anillo de bóveda
(también de 2,5 metros de longitud), quede en el centro del batache, con objeto de no descalzar
plenamente la bóveda, no excavando dos bataches enfrentados a la vez por la misma razón. En
el encofrado se emplean módulos metálicos. En terrenos arenosos, si existen caudales
importantes de agua se re-‐ curre a zanjas o pozas drenantes.
Solere/Contrabóveda – inyecciones
Para estudios definitivos la cartografía a utilizar es: escalas 1/2000, 1/1000 y 1/500 y
para el diseño de los portales de entrada, monteras de recubrimiento, etc. Se realizaran a
escala 1/ 200.
Para la construcción a pie de obra la cartografía a utilizar es: escalas 1/1000 y 1/200.
Finalmente, según Serrano (1998), se puede hablar de una tercera etapa que tiene como origen
la construcción del túnel de Seikan, que une las islas de Honshu y Hokaido bajo el estrecho de
Tsugaru, en Japón, inaugurado en 1988. El gran mérito de esta importante obra (53 km de
longitud y calados de agua de 140 metros), aparte de los grandes progresos técnicos que entrañó
su construcción, radica en que la ingeniería experimentó un avance definitivo respecto a estas
grandes obras subterráneas bajo el agua. En esta etapa hay que incluir, asimismo, el gran
desarrollo que han tenido las máquinas tuneladoras integrales (TBM), con capacidad para
soportar altas presiones en el frente de trabajo, lo que ha permitido acometer obras de muy
difícil ejecución si no hubieran existido estas máquinas, como por ejemplo el túnel del canal de
la Mancha (entre 1987 y 1991), al enlace del Gran-Belt en Dinamarca y al túnel bajo la bahía de
Tokio o, ya en nuestro país diversos tramos del metro de Madrid y Barcelona.
Siguiendo a Alonso (2002), la tuneladora se inventó en los años 50 cuando J.S.Robbins creó en
1953 una máquina perforadora giratoria de cuchillas para excavar túneles en minas. En la
década siguiente añadió a esa máquina cubetas rodantes para recoger el producto de la
excavación y una cinta transportadora de extracción del túnel, y con ella se construyó un gran
túnel de drenaje de aguas en Toronto. Posteriormente se recuperó el invento cuando en Chicago,
se convocó un concurso para la construcción de un sistema de drenaje y almacenamiento de
aguas de lluvia antes de su vertido.
Asimismo, la ingeniería de túneles ha progresado de forma muy significativa durante el siglo
XX y lo que llevamos de XXI. Entre los principales factores que han contribuido decisivamente
a este avance se encuentran, según el trabajo del profesor Alonso (2002), los siguientes:
En relación con la excavación, las mejoras en las técnicas de voladura, tanto en la fase
de barrenado como en los tipos de explosivos, el uso cada vez más eficiente de la
energía, sea eléctrica o por aire comprimido; así como la introducción de nuevos
equipamientos y maquinaria, dependiendo de las características del terreno (tema del
que nos ocuparemos más en profundidad en los siguientes puntos), como son las
máquinas tuneladoras (TBM), las rozadoras o tuneladoras de ataque puntual, escudos,
etc ha sido determinante.
En relación con el sostenimiento, los avances en materia de revestimientos,
principalmente en hormigón y acero moldeado, en mejora del terreno mediante
inyecciones a presión así como el perfeccionamiento de máquinas tuneladoras a sección
completa.
En relación con las características del entorno de trabajo, cabe resaltar las notables
mejoras en sistemas de ventilación e iluminación, un control más eficaz del agua
subterránea mediante equipos de bombeo o a través de sobrepresión ambiental.
En relación con los métodos de diseño y construcción de entre los diversos métodos que
anteriormente se apuntaron, cabe destacar el Nuevo Método Austriaco de construcción
de Túneles (NATM). Si bien este método se encuadraría dentro de los sistemas de
sostenimiento de túneles, su alcance, trascendencia y repercusión a nivel mundial
permite afirmar que el NATM supone una destacada contribución a la ingeniería de
túneles.
En los últimos años, siguiendo a Puertas (2010), como respuesta al crecimiento de la población
y a sus necesidades en cuanto a movilidad se refiere, se ha dado un proceso de agotamiento
gradual de las infraestructuras de transporte que, junto con la limitación de la posibilidad de
ocupación en superficie por el aumento de la sensibilización ambiental y de supresión de
barreras físicas tanto para el desplazamiento de la población como para la expansión geográfica
de los núcleos poblacionales ha llevado a la consecuencia lógica del aprovechamiento del
espacio subterráneo como espacio apto para la realización de estas actividades que se venían
realizando en superficie.
Dicho aprovechamiento del espacio subterráneo, ha motivado un aumento en la construcción de
túneles en nuestro país, sobre todo en los últimos años, motivando grandes avances
tecnológicos, tanto en la maquinaria de construcción propiamente dicha, como en los materiales
empleados para el sostenimiento de los túneles.
Lamentablemente, todos estos avances tecnológicos no se han visto acompañados por un avance
paralelo y en el mismo camino, de la integración ambiental de los túneles al territorio y por un
sostenido consumo energético de los mismos, siendo si cabe este último punto, el más
importante a destacar en este trabajo de investigación que desarrollamos y con mucha
probabilidad motivo de nuevas futuras vías de investigación.