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Con los votos de los magistrados Blume Fortini, Ramos Núñez, Espinosa-Saldaña Barrera
y Ferrero Costa, el Pleno del Tribunal Constitucional declaró fundadas dos demandas de
hábeas corpus interpuestas a favor de Ollanta Humala y Nadine Heredia. En consecuencia,
declaró nulas las resoluciones que ordenaron y confirmaron el mandato de prisión preventiva
impuesto en contra de ambos.
Asimismo, el TC ordenó que se restituyan las cosas al estado anterior a la emisión de estas
resoluciones y que, por lo tanto, enfrenten el proceso penal en su contra con mandato de
comparecencia restringida. Los magistrados Miranda Canales y Sardón de Taboada, y la
magistrada Ledesma Narváez, suscribieron votos singulares en los que manifestaron su
desacuerdo con esta decisión.
Antecedentes
Esta sentencia resuelve las demandas de los Exps. Nºs 04780-2017-PHC/TC y 00502-2018-
PHC/TC, acumuladas por el Tribunal Constitucional debido a la vinculación existente entre
ambos casos. El primer expediente se originó por la demanda de hábeas corpus interpuesta
por Jorge Luis Purizaca Furlong y, el segundo, por la demanda interpuesta por Luis Alberto
Otárola Peñaranda.
La primera demanda sostuvo que las resoluciones judiciales cuestionadas lesionaban los
derechos fundamentales a la debida motivación, al debido proceso y a la libertad personal,
y alegó que el Ministerio Público no acreditó la existencia de indicios delictivos que
justifiquen el dictado de prisión preventiva. El Poder Judicial solicitó que esta demanda sea
declarada improcedente porque las decisiones cuestionadas no son firmes (como exige el
artículo 4 del Código Procesal Constitucional), en tanto se encontraba en trámite un recurso
de casación excepcional. Agregó que continuar con los procesos constitucionales iniciados
significaría avocarse a causas pendientes ante la jurisdicción ordinaria (contraviniendo lo
establecido en el artículo 139, inciso 2, de la Constitución). Sostuvo además que se revocó
la comparecencia con restricciones por la prisión preventiva dentro de los parámetros del
artículo 279, inciso 1, del Código Procesal Penal. Finalmente, indicó que la supuesta
insuficiencia probatoria del delito de lavado de activos no puede plantearse en un proceso
de habeas corpus.
El juez de primera instancia declaró infundada esta demanda por considerar que las
resoluciones cuestionadas no eran firmes y que se pretendía un reexamen de los elementos
valorados por la jurisdicción ordinaria. Por los mismos motivos, la segunda instancia la
declaró improcedente.
Como se sabe, para que proceda el hábeas corpus contra resolución judicial, es necesario
agotar los recursos que concede el ordenamiento (artículo 4 del Código Procesal
Constitucional). En este caso, se alegó que dicho requisito no se cumplía porque estaba en
trámite recursos de casación excepcionales; sin embargo, el Tribunal Constitucional rechazó
esta postura porque, después de interpuestos los recursos de agravio constitucional, la
Corte Suprema declaró nula la concesión de los recursos. En consecuencia, las resoluciones
cuestionadas habían alcanzado la firmeza necesaria.
En las demandas se argumentó que los favorecidos no han incurrido en lo previsto por el
artículo 279, inciso 1, del Código Procesal Penal, que exige, para variar un mandato de
comparecencia por uno de prisión preventiva, que se presenten indicios delictivos fundados
de que los imputados están incursos en los supuestos previstos en el artículo 268 (que
existan fundados y graves elementos de convicción para estimar razonablemente la
comisión de un delito que los vincule como autores o partícipes de este; que la sanción a
imponerse sea superior a cuatro años de pena privativa de libertad; y, que en razón a sus
antecedentes y otras circunstancias particulares, pueda colegirse razonablemente que
tratarán de eludir la acción de la justicia –peligro de fuga– u obstaculizar la averiguación de
la verdad –peligro de obstaculización–).
Para el Colegiado, este argumento resulta patentemente inconstitucional, pues afirma que
en el debate acerca de si corresponde o no dictar prisión provisional (medida cautelar
limitativa de la libertad personal), solo deben tenerse en cuenta los elementos de juicio
aportados con miras a dictarla, pero no aquellos que se aporten con la pretensión de
rechazarla. Además, precisó que, al negarse a valorar las pruebas aportadas por la defensa
técnica, la Sala no cumplió su deber de motivar por qué su existencia no modificó la
valoración otorgada a los testimonios de cargo.
Sobre los nuevos elementos de convicción que evidenciarían el incremento del peligro
procesal de Ollanta Humala, el Tribunal Constitucional explicó que los audios en los que
supuestamente se negocia la compra de testigos para el caso Madre Mía no habían sido
incorporados al proceso siguiendo las reglas establecidas por el Código Procesal Penal.
Pese a ello, el juez se limitó a señalar que era necesario evaluar el contenido de estos y que
era un hecho notorio que el investigado se ha pronunciado públicamente sobre esos audios.
Para el Colegiado, ello vulneró los derechos a la defensa y a la debida incorporación de
prueba, como parte del debido proceso. La sala, por su parte, señaló que pese a la no
incorporación de esta prueba, podía analizarse por encontrarse en un incidente cautelar, lo
que le permitía relajar las exigencias legales para la incorporación debida de la prueba al
proceso. Para el Tribunal Constitucional, esto también vulneró los derechos a la defensa y
al debido proceso.
Sobre el supuesto peligro procesal de Nadine Heredia, el TC encontró que los jueces no
explicaron por qué motivos el poder otorgado a su madre para que pueda viajar con sus
menores hijas debía ser entendido como evidencia de que existe peligro de fuga. En
consecuencia, en este extremo se vulneró el derecho a la debida motivación. Añadió que, si
la tesis de la sala era que el poder fue otorgado con el fin de fugar del país, ¿cómo se explica
que encontrándose fuera del país en esos días haya cumplido la orden judicial de retornar?
En ese sentido, encontró que la presunción de la sala, a la luz de hechos probados, carecía
de un mínimo grado de razonabilidad.
Por su parte, para el magistrado Sardón de Taboada la demanda era infundada porque,
respecto de Ollanta Humala, el peligro procesal se infiere de los audios referidos a la posible
compra de testigos en el caso Madre Mía, y, respecto de Nadine Heredia, el peligro de
obstaculización se desprende de que trató de burlar el peritaje grafotécnico realizado a sus
agendas alterando su puño gráfico. Además, advirtió que existiría actitud temeraria por la
ratificación de dos demandas de hábeas corpus poco después de haber interpuesto su
recurso de casación excepcional.