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FACULTAD DE PSICOLOGÍA
GRADO EN PSICOLOGÍA
TRABAJO FIN DE GRADO
SALAMANCA, 2016
Palabras clave: maltrato infantil, abuso sexual infantil, estrés postraumático, terapias
de intervención y repercusiones.
ABSTRACT
Sexual abuse is a problem that commonly affects and worries society nowadays. It can
be given within or outside family nucleus, and on the other hand it can take place with
or without physical contact. Victims can suffer from several types of dysfunctions such
as sexual, behavioral, social and/or emotional. These mentioned dysfunctions can be
explained under different models (posttraumatic stress, traumatogenic and ecologic).
To minimize the effects derived from sexual abuse, a wide variety of therapies have
been developed, depending not only on the stage of the life cycle in which the
individual is but also in the existing psychological currents (systemic therapy, cognitive
behavioral, gestalt…).
Key words: child abuse, sexual abuse, posttraumatic stress, intervention therapies and
effects.
2.2. Características del agresor y la víctima según el tipo de Maltrato Infantil ..... 10
4.7. Terapia Gestalt con sobrevivientes del abuso sexual infantil ......................... 47
5. CONCLUSIONES .................................................................................................. 54
El maltrato infantil es un problema universal que cada vez tiene más incidencia
en una sociedad que no es consciente de su aumento. Existen diversos tipos de
maltrato infantil, el más difícil de detectar (porque en la mayoría de las ocasiones no
presenta lesiones visibles, como puede ser el maltrato físico) es el abuso sexual. Esto
se debe al tiempo que tardan los menores en revelar el abuso que están sufriendo,
puesto que son chantajeados por sus agresores y al mismo tiempo, se sienten
culpables por temor a la respuesta familiar. A esto se une que la mayor de parte de los
abusos a menores se dan dentro de este núcleo, lo que dificulta su confesión. Las
repercusiones del abuso sexual afectan negativamente a todas las áreas vitales del
niño, es decir, a su desarrollo emocional, sexual, conductual y social.
Los datos del 2014 indican que: una cuarta parte de todos los adultos
manifiestan haber sufrido maltratos físicos de niños, una de cada 5 mujeres y 1 de
cada 13 hombres exponen haber vivido abusos sexuales durante la infancia (OMS,
2014). La Fundación ANAR es una ONG que trabaja y lucha por los derechos de la
infancia y se pone en disposición para todas aquellas personas que necesiten ayuda
psicológica, social y jurídica. Los datos que recoge provienen de las comunidades
autónomas, las administraciones y las llamadas gratuitas que ofrece (ANAR, 2012).
“Todo acto u omisión encaminado a hacer daño aun sin esta intención pero que
perjudique el desarrollo normal del menor” (citado en Santana, Sánchez y Herrera,
1998, p 2).
Tanto el abuso sexual, el abuso físico, la negligencia y el abuso psicológico, son formas
clínicas de presentación de Maltrato Infantil, sus definiciones son las siguientes:
El abandono guarda relación con “la falta de protección y cuidado mínimo por
parte de quienes tienen el deber de hacerlo y las condiciones para ello. Existe
negligencia cuando los responsables de cubrir las necesidades básicas de los niños no
lo hacen” (UNICEF, 2016).
Tabla 1
Características particulares y generales del agresor. Adaptado de Santana, Sánchez y Herrera (1998).
Negligencia o Desinterés y apatía por el niño, exceso No acude a las llamas de atención del
Abandono de vida social o profesional niño
emocional
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Tabla 2
Indicadores y necesidades de la víctima. Adaptado de Comeche y Vallejo (2012).
12
El problema surge no por poner un final en la vida compartida de los padres, sino
cuándo el trámite de separación afecta y se ven involucrados los hijos. “En los casos en
que hay evidencia de abuso o negligencia, la animadversión del niño está justificada y,
por tanto, la explicación de su hostilidad mediante este síndrome no es aplicable”
(Bolaños, 2002, p.4).
13
Calzada Reyes (2004) lo define como la falta de cuidado, por acción u omisión,
del cuerpo de la futura madre y/o autosuministro de sustancias o drogas, de forma
consciente, que pueden perjudicar al feto del cual es portadora.
14
Según Barudy (citado en Tapia, Rojo y Bascuñán, 2004) el abuso sexual es:
Cualquier clase de contacto sexual con una persona menor de 18 años, por
parte de un adulto, desde una posición de poder o autoridad sobre el niño. El
abuso sexual corresponde a un tipo de maltrato activo llamado también
violencia sexual, en donde el mensaje del maltratador es transmitido por los
comportamientos sexuales del adulto, lo cual constituye un profundo y gran
atentado contra la integridad física y/o psicológica de las víctimas ,
comparables con la tentativa de asesinato moral de los niños (p.41).
Es necesario tener en cuenta dos aspectos para poder especificar una práctica
de abuso sexual infantil. En primer lugar, la relación de desigualdad entre el agresor y
la víctima, es decir la diferencia de edad, madurez y poder ante el otro. Y en segundo
lugar, el uso libre del menor como objeto sexual (mantener contactos para satisfacer
sexualmente al agresor o a un tercero) (Cárceles, 2009). Loredo (2004. En Flórez, 2012)
señala la existencia de dos tipos de abuso sexual, el intrafamiliar (aquel que se da
dentro de la familia) y el extrafamiliar (aquel que se da fuera del contexto familiar).
Dentro del abuso intrafamiliar, existen factores que incrementan la posibilidad de
abuso, en concreto el incesto y es la presencia de una “madrastra” o un “padrastro” en
la familia nuclear, la desintegración de la familia, la “ausencia” de los progenitores…En
lo que respecta al abuso extrafamiliar, puede ocurrir en diversos escenarios de la
víctima como son: la escuela, clases particulares, barrios, parques, etc.
Tabla 3
Consecuencias a corto plazo más significativas del abuso sexual infantil y en adolescentes. Adaptado de
Flórez (2012, p. 173)
16
Tabla 4
Consecuencias a largo plazo más significativas del abuso sexual infantil y en adolescentes. Adaptado de
Flórez (2012. p. 175) y Beltrán (2010. p. 193-194)
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King, Mandansky, King (2001) y Claes (2004) Carpenter, Carvalho y Tyrka (2004)
afirman que uno de los sistemas neurobiológicos que se ven alterados por la práctica
del abuso sexual infantil, es el eje neuroendocrino hipotalámico-hipofisiario-adrenal,
provocando un deterioro en la capacidad de respuesta ante el estrés (alostasis), sobre
todo en aquellos casos con sintomatología propia del estrés postraumático. Dicho
deterioro produce mayores concentraciones de dopamina, noradrenalina, adrenalina y
cortisol, provocando la liberación de la hormona liberadora de corticotropina,
responsable del desarrollo de psicopatologías en contextos estresantes, tanto en
hombres como en mujeres (citado en Pereda y Gallardo-Pujol, 2011). Bremner,
Vythilingam, Vermetten (2003) señalan que en la realización de una tarea cognitiva
estresantes la concentración de cortisol en víctimas adultas con diagnóstico de
trastorno por estrés postraumático y experiencia de maltrato infantil, aumenta hasta
un 63% respecto en víctimas sin diagnóstico (citado en Pereda y Gallardo-Pujol, 2011).
El estudio De Bellis et al (1999) demuestra que los pacientes con TEPT tenían
volúmenes intracraneales y cerebrales más reducidos que el grupo de no víctimas. El
área total del medio sagital del cuerpo calloso y las regiones media y posterior eras
más pequeñas; mientras que los ventrículos laterales derecho e izquierdo eran
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Tomoda (2009) encontró que mujeres adultas víctimas de abuso sexual durante
la infancia poseen entre un 13% y un 18% de volumen menor en lo que refiere a
materia gris (en la zona del córtex visual primario y del córtex de asociación visual),
20
Los estudios con tomografía por emisión de positrones de Bremner (1999, 2003
y 2005) y Tomoda, Suzuki y Rabi (2009) han observado que las mujeres víctimas de
abuso sexual infantil con trastorno por estrés postraumático manifiestan una
respuesta neuronal generalizada, ante la exposición de una breve historia relacionada
con el recuerdo del abuso sexual, independientemente de su estado psiquiátrico, con
una mayor activación del cerebelo, el polo temporal, el giro frontal inferior izquierdo y
el tálamo. Asimismo, se reveló descensos en el flujo sanguíneo en extensas áreas, que
incluyen la corteza orbitofrontal, la corteza cingulada anterior y la corteza prefrontal
medial (áreas de Brodmann 9, 25 y 32), el hipocampo izquierdo y el giro fusiforme/giro
inferotemporal, con una activación incrementada en la corteza cingulada posterior, la
corteza inferotemporal izquierda, el giro frontal medial izquierdo y en las cortezas
motoras y de asociación visual, ante la memorización de mensajes con connotaciones
emocionales frente a mensajes neutros. Además, se ha observado una mayor
activación de la amígdala izquierda ante la adquisición de miedo y una menor función
del cingulado anterior, ante la extinción del miedo en víctimas de abuso sexual infantil
con diagnóstico de trastorno por estrés postraumático respecto de no víctimas sin
trastorno (citado en Pereda y Gallardo-Pujol, 2011).
Los procesos básicos que se ven afectados por el maltrato y abuso sexual, tales
como la memoria (Bremner, 2003) o la atención y la concentración (Beers, De Bellis,
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Tabla 5
Algunos de los criterios diagnósticos del TE T. Adoptado de la uía de consulta de los criterios
diagnósticos del DSM-5 (2014).
Exposición repetida o extrema a detalles repulsivos del suceso traumático y
Reexperimentación
recuerdos y sueños angustiosos recurrentes e intrusivos del suceso traumático.
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3.2.4. Estigmatización
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3.3.2. Microsistema
3.3.3. Exosistema
3.3.4. Macrosistema
Se trata de los valores culturales en los que crece el menor (roles de género,
Derechos Humanos). Todos estos valores conforman en el individuo una visión de la
vida individual. Del mismo modo, estos sistemas relacionales actúan de un modo
protector o de riesgo para el niño frente al maltrato en cualquiera de sus versiones
(López, 2005).
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Estos síntomas pueden tener un impacto negativo en la vida diaria del niño y
provocar alteraciones en su regulación emocional y comportamental, y en atención y
percepción de sí mismo.TF-CBT integra tres enfoques: la terapia cognitiva, cuyo
objetivo es cambiar el comportamiento actual del menor abordando sus
pensamientos y/o percepciones distorsionados que crean inútiles puntos de vista
sobre sí mismo, los otros y el mundo. La terapia conductual, se centra en la
modificación de respuestas habituales (por ejemplo, la ira, miedo) a situaciones o
estímulos identificados. Y La terapia familiar, examina los patrones de las interacciones
entre los miembros de la familia y detecta y aliviar los problemas relacionados con el
abuso (citado en Child Welfare Information Gateway, 2016)
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Cohen (1996, 1998 y 2004) y sus colaboradores han comparado dos tipos de
intervenciones: terapia de apoyo no directiva y terapia cognitivo conductual en las que
los pacientes y sus progenitores no abusantes fueron asignados de forma aleatoria a
cada de una de ellas. Los instrumentos de medida estaban estandarizados, el número
de sesiones fue 12 tanto para el menor como para sus cuidadores. Una vez finalizadas
las intervenciones, la terapia cognitivo conductual focalizada en el trauma mostraba
una mejoría significativa en los menores abusados en los síntomas del estrés
postraumático, depresión, problemas conductuales y una reducción de las atribuciones
negativas relacionadas con la culpa y la vergüenza características del abuso. Y respecto
a los padres, también manifestaban avances en la ejecución de prácticas parentales
efectivas, en el apoyo al menor, en su propia depresión y en el malestar general que
sentían debido al abuso (citado en Comeche y Vallejo, 2012).
En Child Welfare Information Gateway (2016) se pueden observar los objetivos y las
limitaciones de la TF-CBT:
Objetivos
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Limitaciones
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En este tratamiento es importante relacionar las ofensas sexuales con cuatro teorías:
la teoría del estrés postraumático, modelo adictivo, ciclo de abuso sexual y modelo de
las cuatro precondiciones del abuso.
Cunningham y Mac Farlane (1996) plantean que los abusos sexuales realizados por
menores se pueden producir por el acoplamiento de los elementos contenidos en
dichas teorías. Las reacciones principales de las víctimas de agresión sexual son
sentimientos de indefensión frente al estresor identificándose con el agresor (teoría
del estrés postraumático) y emociones negativas (sentirse traicionado, culpable,
criticado, avergonzado…). uede darse el caso que, después de haber sufrido una
agresión sexual, la víctima intente repetir dicho abuso. Esta conducta disfuncional
puede ser mantenida por un ambiente carente de límites que puedan reforzar el
descontrol del menor (modelo de las cuatro precondiciones). El comportamiento
perdura en el tiempo por el refuerzo de la excitación sexual o por el sentimiento de
alivio que experimenta debido a la indefensión o ansiedad.
Este tipo de técnica es efectiva en terapia de grupo, ya que las circunstancias de los
miembros que lo forman son parecidas y es un aprendizaje inmediato e inconsciente.
Para llevarlo a cabo es necesario disponer de un canal de comunicación y capacidad de
comprensión por parte los integrantes del grupo (Cabrera, 2010).
Los miembros del grupo dados de alta acompañan a los nuevos integrantes contando
sus testimonios y el proceso terapéutico que han seguido, cómo se sentían antes de
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Noguerol (2005) propone que lo primero que se debe hacer es que el agresor
no esté viviendo en el mismo domicilio que la víctima y además no mantener ningún
tipo de contacto. Es fundamental realizar una confrontación expuesta a todos los
miembros de la familia sobre qué es el abuso sexual (ya que éste ha afectado a todos),
y explicar las metas a corto plazo que deberán ir cumpliendo a lo largo del proceso de
intervención. Uno de los objetivos de esta terapia será la reorganización de roles
debido a la falta de límites que existen en la estructura familiar. Durante el proceso
terapéutico se realizarán diversas terapias, desde terapia individual o de grupo,
pasando por terapia de pareja, terapia de padre-hijo a terapia familia, en la cual el
terapeuta debe poner atención a los sentimientos de los hermanos de la víctima,
puesto que a menudo experimentan miedo por la posible desunión de su familia. El
daño emocional que les provoca el conocimiento del abuso sexual a su hermano, es
similar al que experimentan los progenitores y la propia víctima. Se debe intervenir con
cada uno de los hermanos de la familia, ya que pueden sentir vergüenza, enfado, celos
y negar, incluso rechazar a la víctima sexual por haber desvelado el abuso provocando
una crisis familiar. La madre (no agresora) es una figura básica para que la víctima
sexual pueda avanzar en el tratamiento, debido a la presencia de un lazo emocional
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Tabla 7
Evaluación continua durante la terapia de familia. Tomada de Noguerol (2005. p.173)
37
Van der Kolk (1996) La vivencia de un nuevo evento traumático provoca que el
sistema de procesamiento adaptativo de información (AIP) se bloquee, y en lugar de
integrarse la información con el resto de las redes neuronales, dicha información se
almacenada de forma desadaptativa. La memoria común (menos viveza perceptiva y
conectada con el resto de la expericiencia) posee características diferentes a la
memoria traumática (incompleta o incoherente, incluye detalles significativos
emocionalmente, amenazantes y centrales en el individuo). La gran diferencia entre la
memoria traumática y la ordinaria es la que existe entre revivir el trauma o recordar lo
sucedido, pero que ya es pasado. Estas memorias almacenadas disfuncionalmente
estarán conectadas en clusters o racimos, con un evento base primario, más antiguo,
al que se asociarán recuerdos de eventos posteriores relacionados (memorias
alimentadoras). Circunstancias ambientales pueden actuar como disparadores,
activando estas redes traumáticas. El terapeuta pide al paciente que centre su mirada
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El uso del EMDR en casos de abuso sexual, es preciso tener en cuenta las
características del abuso, es decir, si se trata de un caso de abuso único o crónico,
intrafamiliar o extrafamiliar, ya que las repercusiones van más allá de un episodio
aislado de una agresión sexual sin elementos traumáticos graves (González y
Mosquera, 2009). El éxito del tratamiento depende de la recuperación de estos
39
Apego
1. Manejo adecuado del afecto por el cuidado, reconocer y regular la
expresión emocional.
2. Reconocer y responder adecuadamente a las necesidades emocionales del
niño.
3. Respuesta consistente y apropiada a la conducta del niño.
4. Establecer rutinas y rituales.
Autorregulación
1. Identificación del afecto, enseñar el vocabulario emocional y la conexión
entre los acontecimientos y las emociones.
2. Modular, desarrollar la habilidad de conocer y tolerar los estados internos,
al mismo tiempo que se enseña estrategias de control para modular los
estados de activación.
3. Expresión del afecto. Enseñar a comunicar la experiencia emocional.
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Esta doble vía de acción que poseemos los terapeutas gestálticos de apoyar y
frustrar alternativamente es una gran herramienta de trabajo que nos permite
ampliar nuestra intervención en los procesos terapéuticos y hacer que la
persona se dé cuenta de cómo y cuándo utiliza esas formas de manipulación
del ambiente (Martín, 1999,p.13).
Martín (1999) asegura que uno de los momentos más complejos de la intervención
psicológica es cuando la persona ha de comprometerse a abandonar sus mecanismos
neuróticos y disfuncionales si quiere conseguir el cambio terapéutico y crecer como ser
humano. Además, el terapeuta tendrá que enfrentarse con uno de los obstáculos más
significativos por los que pasa el paciente, y es dejar de seguir siendo un niño (en el
sentido patológico) para empezar a tomar las riendas de su vida y ser consecuente con
sus actos. El terapeuta gestáltico puede utilizar también la confrontación para desvelar
los aspectos neuróticos del paciente, irrumpiéndole por la ausencia de cambios que
aún no ha experimentado, pero realmente el objetivo final de la terapia Gestalt es
utilizar cualquier recurso que sea capaz de devolverle al paciente su propia expresión,
ya sea verbal o corporalmente. Numerosas son las técnicas a aplicar, véase por
48
Este mismo autor utiliza el gesto-clave, el cual retoma el relato abusivo y completa la
trama con un desenlace más adaptativo del ya escrito, es decir, el paciente parte de un
49
Además Stupiggia (2010) utiliza el método de los cinco pasos tiene como
objetivo poner en contacto a la persona y a sus sensaciones, sobre todo aquellas que le
producen placer en el área sexual y de la sensualidad. El primer paso consiste en que el
paciente vuelva a encontrarse con su propio cuerpo y explore las sensaciones que le
produce sin preocuparse de la sexualidad. El segundo paso entra cuidadosamente en
las sensaciones más puramente sexuales. El tercer paso trabaja con la exposición,
puesto que se pone en contacto directamente con la sensación de peligro que le
produce el recuerdo del abuso sexual. Es decir, el paciente ha de imaginarse
sensaciones eróticas en presencia de otra persona, para poder enfrentarse al núcleo
central del abuso. El cuarto paso tiene como finalidad la movilización corporal para
reconectar los segmentos que se encuentran desunidos los unos con los otros. Y por
último, el quinto paso integra los pasos anteriores.
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Cada paciente narra su historia traumática y el rol que representaba (víctima o testigo
del abuso). Se pide a cada paciente que imagine una cámara que fuera capaz de
retransmitir imágenes, sonidos, olores…propios del suceso traumático, con el fin de
que tengan el coraje de revivirlo. El resto del grupo podrá empatizar con el sujeto
protagonista involucrándose en la historia. Durante el proceso el terapeuta podrá
preguntar al paciente aclaraciones del tipo “¿qué entiendes por…?” atendiendo a sus
movimientos corporales. Una vez finalizada esta fase, se realiza un ejercicio de
relajación.
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El grupo representa las interacciones que hace el paciente protagonista para ponerse
en contacto con su conflicto. En esta fase se trabajan las conexiones entre síntomas
postraumáticos y las partes del cuerpo en las que fueron puestos los pensamientos
clave.
7º) El reingreso
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La segunda idea se relaciona con el momento en el que el menor revela el abuso, pues
en muchas ocasiones, los adultos pueden pensar que no se trate de un abuso, sino que
sea curiosidad sexual por parte del menor. Existen multitud de diferencias entre estos
dos aspectos, ya que por lo general, los niños mienten para salir de un problema, no
para meterse en él. Es fundamental que el menor sea escuchado por sus familiares y
que se asegure la protección y atención especializada del mismo, puesto que la
confesión del abuso es muy dolorosa para la víctima y el hecho de no ser creída
afectará negativamente en su autoconcepto.
De igual manera, existen diferentes tipos de maltrato infantil, puesto que los agresores
poseen características personales diferentes y los efectos en las víctimas no son los
mismos. El abuso sexual es la forma de maltrato infantil más difícil de detectar cuyas
consecuencias se pueden dar tanto a corto como a largo plazo y desencadenar
alteraciones a nivel neuroendocrino, estructural, funcional y/o neuropsicológico.
Las repercusiones psicológicas del abuso sexual son explicadas por diferentes modelos.
El modelo del trastorno de estrés postraumático refiere que las consecuencias del
abuso sexual (reexperimentacion, alteraciones cognitivas y del estado de ánimo,
evitación de estímulos asociados al recuerdo traumático y aumento de la activación
fisiológica) actúan como una forma de trastorno de estrés postraumático. El modelo
traumatogénico propone que el desarrollo de indefensión, estigmatización,
sexualización traumática y pérdida de confianza por parte de la víctima estarían en la
base de la dinámica traumatogénica. El modelo ecológico en cambio, abarca cuatros
sistemas (ontosistema, microsistema, macrosistema y exosistema) que conjuntamente
intervienen en la producción y el mantenimiento de la etiología del maltrato, actuando
como factores de prevención o de riesgo.
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