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“Estudios en 1 Corintios”

Ps Alex Donnelly

EL PROBLEMA DE LOS LITIGIOS


ENTRE HERMANOS

TEXTO 1 Corintios 6:1-11

Introducción

Lo ideal en una familia es que todos vivan unidos, apoyándose mutuamente. Lamentablemente,
a veces se presentan pleitos entre hermanos (por negocios, por gastos, por herencias, por el
cuidado de los padres, etc.). En la Iglesia es igual. Una congregación debe ser como una
familia, con todos apoyándose mutuamente. Lamentablemente, muchas veces se presentan
serios problemas entre hermanos – a veces por asuntos de la vida fuera de la iglesia (negocios,
préstamos, trabajos, etc.). La pregunta es qué hacer en esas situaciones.

En este pasaje, Pablo trata el problema de pleitos entre hermanos.

EL PROBLEMA PASTORAL

Pablo inicia este capítulo haciendo una serie de preguntas que señalan un problema serio en la
iglesia en Corinto. “¿Osa alguno de vosotros, cuando tiene algo contra otro, ir a juicio delante
de los injustos, y no delante de los santos?” Pablo estaba sorprendido que se atrevía a hacer tal
cosa. Pablo ve en esta acción una serie de problemas pastorales:

i. Algunos creyentes estaban agraviando a otros creyentes (v.1a, 8).


ii. No estaban dispuestos a sufrir el agravio o ser defraudados (v.7b).
iii. No presentaban el problema ante los líderes en la iglesia (v.1c).
iv. Llevaban sus pleitos ante los incrédulos (v.1b).
v. Causaban un mal testimonio ante el ‘mundo’ (v.6)

Wilson observa que los judíos siempre arreglaban sus disputas entre ellos, antes de acudir a una
corte pagana, dado a que hacer esto era considerado blasfemia contra la ley 1. Sin embargo, los
griegos amaban los litigios2, y este aspecto cultural estaba afectando a la iglesia en forma
negativa.

LA SOLUCIÓN AL PROBLEMA

Pablo, en sus escritos, expone el derecho que las autoridades tienen para juzgar y castigar (ver
Romanos 13); durante su ministerio, él también a veces apeló a las autoridades civiles (Hch
25:10-11; 28:19). Sin embargo, nunca lo hizo para atacar a creyentes, o defenderse de
enemigos dentro de la iglesia.

¿Cómo se deben tratar problemas entre hermanos en una congregación?

1
Wilson, op. cit., 86.
2
Ver Prior, op. cit., 106, donde él cita el comentarista W. Barclay, quien comenta en detalle sobre el
deleite que los griegos tomaban en los litigios; para ellos, los litigios eran una forma de entretenerse.

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1. Pleitos Entre Hermanos Deben Ser Solucionado por los Líderes (v.1-5)

Lo primero que Pablo afirma es que los pleitos entre los hermanos en la iglesia deben ser
llevados ante la congregación (“delante de los santos”, v.1); ver Mat 18:17. Su razonamiento
es que si los santos han de juzgar al mundo y a los ángeles (v.2-3; comparar Dan 7:22, Mat
19:27-28, y Apo 20:4), ellos tienen toda la potestad de juzgar casos entre creyentes 3.

NOTA: Obviamente, no todos los creyentes deben estar involucrados en evaluar un pleito entre
hermanos; es mejor que esto se haga a nivel del liderazgo espiritual de la iglesia 4 - es
decir, por los ancianos de la iglesia. Ellos deben evaluar el caso, y dar su dictamen (que
debe ser acatado por los hermanos que están en pleito).

En forma un poco sarcástica, Pablo pregunta: “¿…no hay entre vosotros sabio, ni aun uno…?”
Para una iglesia que se jactaba de su gran sabiduría (ver 1 Cor 4:8, 10), dicha pregunta era
bochornoso.

2. Los Creyentes no Deben Pelear Entre Sí (v.7-8)

Aunque Pablo aconseja llevar el caso ante los ancianos de la iglesia, lo mejor (obviamente) es
que no haya pleitos entre hermanos. Tal cosa es “una falta”, afirma Pablo; la palabra en griego
significa, ‘derrota’5. Lo es, porque indica una actitud pecaminosa. Calvino (quien estudió
derecho, y por ende estaba familiarizado con el procedimiento de las cortes) escribió las
siguientes palabras:

“...cada vez que las demandas proliferan o cuando las partes obstinadamente
quieren saldar sus cuentas apelando a todo el rigor de la ley, es más que obvio
que sus corazones están ardiendo de injusticia, codicia y que no están preparados
a adoptar una actitud serena y soportar la injusticia, como lo manda Cristo”6.

Kistemaker concluye, “La motivación que está detrás de un juicio civil a menudo es
incompatible con nuestra profesión cristiana”7.

Lo que estaba causando el problema era el “agravio” (literalmente, ‘injusticia’8) que hermanos
cometían entre sí, defraudando a los hermanos de la iglesia (v.8) – cosa que estaba prohibida en
los mandamientos de Dios (ver Marcos 10:19). El verbo, ‘defraudar’, en griego, significa
‘retener injustamente’ (p.e. un pago que se debía hacer, o una deuda que había que pagarse,
etc.).

Tal cosa nunca debía darse entre hermanos. Pero, de darse, ¿qué actitud se debe tomar? Pablo
aquí es bastante radical, y afirma que si un hermano se siente agraviado por otro, lo mejor es
que soporte la injusticia, sabiendo que un día Dios hará justicia. Esta es una verdadera victoria,
que sobrepasa cualquier ‘victoria’ que se podría ganar ante una corte de inconversos 9 (ver 1
Pedro 2:19-23).
3
Kistemaker observa, “Pablo estaba al tanto de la enseñanza de la literatura intertestamentaria, la cual
representaba a los santos juzgando y gobernando a las naciones y pueblos del mundo (véase, p.e.,
Sabiduría 3:8)”. Kistemaker, op. cit., 200.
4
Ver Ex 18:21-22.
5
La palabra en griego es ‘ettema’, que significa ‘derrota’; se aplicaba a una derrota judicial, pero Pablo
aquí lo usa de una derrota espiritual (Rienecker, 402).
6
Juan Calvino, “The First Epistle of Paul to the Corinthians” (Eerdmans, 1976), 122; citado por
Kistemaker, op. cit., 199.
7
Kistemaker, op. cit., 199.
8
Griego, ‘adikeo’.
9
Wilson, op. cit., 89.

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3. Los Creyentes Deben Vivir Vidas Transformadas (v.9-11)

Detrás de los pleitos, entonces, estaba un problema mucho más serio – el problema de injusticia
(v.8). Esto lleva a Pablo a hacerles recordar un punto fundamental: “los injustos no heredarán
el reino de Dios” (v.9).

Para resaltar la gravedad de este asunto, Pablo procede a dar una lista de personas que cometen
‘injusticia’ (v.9-10). Esto indica la amplitud del concepto de justicia/injusticia en la mente de
Pablo.

Pablo reconoce que algunos de los hermanos en Corinto antes cometían tales pecados; sin
embargo, les hace recordar del gran cambio que Cristo efectuó en ellos (v.11). Este cambio
incluye:

- habían sido lavados de sus pecados y de sus malas conciencias.


- habían sido santificados.
- habían sido justificados.

A la luz de estas tremendas cosas que Dios había hecho por ellos, en la Persona de Cristo, y por
obra del Espíritu Santo, los creyentes en Corinto ya no debían cometer tales ‘injusticias’,
afectando negativamente a sus hermanos en la iglesia (v.11).

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