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TITULO : EL VALLE SAGRADO DE LOS INCAS MITOS Y SIMBOLOS

AUTOR : Fernando E. Elorrieta Salazar


Edgar Elorrieta Salazar
AÑO : 1996
EDICION : Sociedad Pacaritanpu Hatha
LUGAR : Cusco – Perú
PRESENTACION
…Dicho en otras palabras, las sociedades andinas “materializaron” parte de sus
concepciones ideales, para lo cual crearon una compleja estructura de símbolos, que luego
identificaron con algunas conformaciones naturales (geografía sagrada), y en otros casos
las recrearon mediante estructuras arquitectónicas y manifestaciones que guardaban
vinculación directa con el pensamiento y con los hechos fabulosos descritos por sus mitos.
(Elorrieta: 5)
EL MEDIO GEOGRAFICO ANDINO
Debido a su enorme extensión, la cordillera de los andes posee casi todos los
climas del mundo, dando lugar a las más diversas manifestaciones de vida animal y
vegetal. Hasta los 600 m.s.n.m. el clima es tropical, cultivándose principalmente el algodón
y el maíz. La coca se cultiva en la región de las vertientes orientales del Perú y Bolivia
hasta los 1,600 m. de altitud, en esta zona la fauna está representada por un sinnúmero
de animales salvajes; entre ellos el otorongo, el lagarto americano y la boa. A mayores
alturas habita el puma, y se cultivan tanto el maíz como la papa y la quinua. El ciervo de
los andes se encuentra en altitudes alrededor de los 4,000 m. zona donde los cultivos
desaparecen y los arbustos y plantas ralas medran; es allí donde las llamas, alpacas,
huanacos, vicuñas y cóndores hacen su aparición desplazándose hasta cerca de la línea
de nieves.
En medio de este escenario majestuoso, en el sector sur de américa (Perú, Bolivia),
en la parte más fragosa de su geografía se encuentra el nudo de Vilcanota (Perú), lugar
donde se agrupan abigarradamente las cordilleras nevadas levantando gigantescas
altiplanicies salpicadas de infinitos lagos que dan origen a ríos que resbalan en torrentes
plateados por profundos y sobrecogedores valles, dirigiéndose unos hacia la vertiente del
atlántico y otros conforman en su recorrido la Hoya del gran lago Titicaca (4,000 msnm), el
lago navegable más alto del mundo. (Elorrieta: 9,10)
LA CULTURA MADRE: TIAHUANACO
La cultura Tiahuanaco, tuvo orígenes cazadores-pastores, y luego desarrollo
técnicas agrícolas, constructivas y astronómicas que le permitió alcanzar un alto de
desarrollo, que en el tiempo de su mayor esplendor y florecimiento cultural, le posibilito
ejercer una enorme influencia en los andes del Perú y Bolivia.
Los estudios de carácter arqueológico, le asignan a su época más temprana, una
dotación que muy fácilmente remontaría al primer milenio de la era cristiana (Ponce S.
Carlos, 1993: 49, 50)
Los restos arqueológicos de su antiquísima sede actualmente llevan el mismo
nombre (Tiahuanaco), que quiere decir “El Cimiento fundamental, el que concede todo, o
el huanaco que se encuentra en los confines del mundo” (Elorrieta S. Fernando/Edgar,
1992: 37,38). Esta interpretación se encuentra validada por el hecho de que el conjunto
urbano prehispánico de Tiahuanaco, conforma un espacio ritual que delinea la cabeza de
un huanaco. De allí se deduce que este santuario fue dedicado a los orígenes del mundo,
al antecesor, al cimiento, a la especie más antigua, a la que dio origen a los grandes
rebaños de camélidos existentes en este altiplano, los mismos que hicieron posible la vida
en ese lugar, debido a que fueron la principal fuente de recursos alimenticios, así como de
fibra, pieles, fertilizantes, combustible (deyecciones), y medio de transporte de carga.
(Elorrieta: 10,11)
WIRACCOCHAN Y EL CAMINO SAGRADO
Este Wiraccochan a quien los pueblos llamaban también Tunupa, Tarapaca,
Wiraccochan pachayachicachan, Bichaycamayoc, Cunacuycamayoc Pachacan; que
quiere decir el enviado de Wiraccocha, su fuente, el predicador, el encargado del presente
o el conocedor del tiempo, dicen que se dirigió al pueblo del curaca Apotambo (Señor de
Tanpu, Tambo u Ollantaytambo), a donde llegó cuando se celebraban unas bodas. Fue
en esas circunstancias que el Curaca escucho sus razonamientos y predicamentos con
mucho amor, mas su pueblo no lo hizo así, por lo que Wiraccochan los reprendió con
amor afable y luego de esto en un gesto de reciprocidad, entre todo sus conocimientos, al
curaca Apotambo. Pasado esto, en memoria de Wiraccochan labraron una montaña a
imagen y semejanza suya, a la cual veneraron muchísimo. (Elorrieta: 16)
WIRACCOCHAN O TUNUPA
El testimonio de piedra que desde la cosmovisión andina evidencia y legitima el
mito de Wiraccochan, se encuentra en el santuario de Ollantaytambo. Esta es una
gegantesca representación escultórica (140 m. de altura), labrada en parte del cerro
Pinkuylluna; en uno de sus flancos rocosos denominado Wiraccochan Orcco (el cerro
del enviado de wiraccocha). En este perfil escultórico se plasmaron cada una de las
características iconográficas con las que se identificó este héroe cultural.
La fotografía Nro. 02 y el grafico Nro. 01, recrean las versiones dadas por las
crónicas de los siglos XVI y XVII, las mismas que refieren que a este Wiraccochan se le
habían hecho esculturas en piedra a su semejanza, representándolo como a un personaje
investido de gran autoridad (pese a su vestir andrajoso y portar una carga en la espalda,
propio de peregrinos).
Para esto, realizaron un exquisito trabajo en la parte correspondiente al arco
superciliar del ojo y la nariz, los mismos que en conjunto denotan una actitud vigilante y
amonestadora.
Otro de los elementos importantes de su diseño, se aprecia a la parte
correspondiente a la cabeza; zona en la que se realizó un cuidadoso trabajo de esculpido
de la roca, con el objeto de caracterizar un personaje de pelo corto y oreja crecida, detalle
estético propio de la gente noble.
En la parte superior de la cabeza y en correspondencia a su condición de hombre
de conocimiento y de sabiduría, se construyó un edificio a manera de mirador, el mismo
que representa un bonete en forma de coronilla que identificaba a los sacerdotes y
astrónomos. (Elorrieta: 17, 20)
EL VALLE SAGRADO DE LOS INCAS
A corta distancia de la ciudad de Cusco, se encuentra uno de los valles de mayor
riqueza paisajística y cultural del Perú. Fue formado hace miles de años por las bravas
aguas del rio Vilcanota, al mismo que desde tiempos remotos denominan Willkañuta
(casa del sol), o Willcamayu (rio sagrado).
El área, denominado valle sagrado de los incas, se prolonga a lo largo más de cien
kilómetros, (siendo sus extremos Pisaq y Machupicchu), y cobija en su desarrollo
geográfico numerosos pueblos (entre ellos Ollantaytambo), e impresionantes centros
administrativos y espacios rituales que testimonian su milenaria ocupación. Se encuentra
a una altura promedio de 2,800 m.s.n.m. y presenta condiciones excepcionales tales como
un clima benéfico (18°c de temp. media anual), rica flora y fauna, tierra fértil e innumerables
riachuelos que naciendo de las cordilleras nevadas que lo rodean, se precipitan en
torrentes por entre los bosques nativos más altos del mundo (4,200 m.s.n.m.),
proveyéndolo de abundante agua y alimentando al rio sagrado.
Entre todas estas motivaciones, el hecho de que el Pacaritanpu o lugar de origen
de los Incas se encontrara en el sector medio de este valle, hizo que lo eligieran como un
lugar privilegiado y sagrado, y en su contexto cosmogónico asociaran al valle y a su rio,
con el Mayu o rio celestial, conocido en occidente como la vía láctea. (Elorrieta: 49)
EL OBSERVATORIO ASTRONOMICO DE INTICCAHUARINA
… Sin embargo, se llegaron a recoger algunas informaciones que describían las
características y principios básicos del funcionamiento de algunos tipos de observatorios
astronómicos, así lo manifiesta Betanzos en 1551.
“el inca mando hacer cierta cosa a la que llamo Pachaunanchango, que quiere decir el
conocedor del tiempo-que podemos presumir era algo como un reloj-por el cual estos
determinaban cuando era tiempo de sembrar o cosechar...” [Betanzos J. 1551 / 1880:
101, 102]
Esto es reafirmado por el cronista Montesinos (1644) quien al respecto dice:
“el inca hizo una junta de sabios y astrólogos para determinar puntualmente los solsticios,
utilizando un observatorio que era una especie de reloj de sombras, por esto sabían que
día era largo y cual corto y cuando el sol iba y volvía a los trópicos…” [Montesinos F.
1644 / 1957: 49].
MACHUPICCHU
SIMBOLISMO DE SU ENTORNO GEOGRAFICO
Para lograr un mejor entendimiento del pensamiento religioso del antiguo pueblo andino,
consideramos necesario comentar el concepto de lo sagrado y en torno a que se sostenía
dentro de su cosmovisión.
Lo sagrado se expresa con la palabra Huaca, la misma que tiene una diversidad de
significados; sin embargo, únicos en su contexto. Así tenemos que Huaca significa: cosa
sagrada, templos (grandes o pequeños), sepulturas, las cosas que salen de su curso
natural, las cosas que en hermosura o excelencia aventajan a las demás así como los
elementos que se ofrecen a los poderes de la naturaleza como figuras de hombres,
animales, etc.
Como se puede entender, el significado de esta palabra está asociada también a los
lugares en los cuales eran objeto de culto formaciones naturales en las que se podrían
distinguir o abstraer figuras zoomorfas, fitomorfas o antropomorfas, a las que se
adicionaron algunos elementos culturales que los manifestaran realmente como tales; e
inversamente, en otros casos se planificaban templos y espacios rituales de características
similares, en las que las formaciones naturales se adaptan al diseño final. (Elorrieta: 87)
La Geografía Sacra de Machupicchu
Los Yanantin
La multiplicidad de elementos mágicos religiosos hallados en Machupicchu,
reafirman su denominación de santuario, puesto que estos fueron concebidos para
satisfacer necesidades de extremo carácter ideológico (sin menoscabo de las funciones
político-administrativas que cumplió este conjunto). Es por esto que la ubicación del mismo
necesariamente tuvo que estar estrechamente ligado a concepciones que hicieron de este
un lugar sagrado.
Durante el tiempo de la expansión Inca, la búsqueda de áreas que fueran capaces
de proporcionar una variedad de recursos alimenticios (entre ellos la coca), asi como
emplazamientos estratégicos que permitieran consolidar dominio sobre estos, propicio la
continua penetración a la selva por zonas que actualmente son de difícil acceso. Una de
estas, la ruta comprendida entre Ollantaytambo – Patallacta – Sayacmarca -
Phuyupatamarca - Mandorpampa (actualmente conocido como el “camino Inca”), fue la
que probablemente les permitió encontrar un lugar mágico que enclavado en medio de
altas montañas estaba rodeado por una enorme serpiente (simbolizada por el rio Vilcanota)
[Sánchez M. 1989: 81].
Al respecto de este simbolismo, el cronista Ramos Gavilán (1589) dice refiriéndose
al templo de Coyatha construido en una de las islas del lago Titicaca:
“todo este templo estaba circundado por una enorme serpiente y dice que era el
agua que le rodeaba…” [Ramos G. 1589 / 1988: 45].
Suponemos que no solo estos elementos los impresionaron, sino por sobre todo, el ver
una representación natural de sus esquemas socio religioso emergiendo de la tierra.
Los círculos concéntricos
La montaña Putucusi constituye un eje del mundo para esta región, presenta en
uno de sus perfiles el signo escalonado y se encuentra solitaria en el centro de una
secuencia concéntrica y ascendente de dos cadenas de montaña. Un primer círculo
alrededor del cerro Putucusi, lo componen las montañas de Machupicchu, Waynapicchu
y las que se encuentran en la parte posterior al Putucusi. Un segundo circulo concéntrico
y más alto, está formado por las montañas San Miguel, Cedrobambaorcco y
Wayraqtambo, (en la cima de los cuales se encuentran plataformas ceremoniales).
Esta conformación orográfica debió ser interpretada como un mensaje de la
naturaleza para que en su seno alojara a la obra del hombre, expresado en un enclave de
carácter político y ganar nuevos territorios en el subtrópico obteniendo nuevos y variados
recursos naturales, así como también ser un centro astronómico ya que el área donde ha
sido emplazado permite una amplia observación de salidas y puestas de sol, así como una
mayor bóveda celeste nocturna para el seguimiento de estrellas. Esta ubicación también
permitió delimitar el espacio geográfico constituyendo el extremo opuesto del Valle
Sagrado de los Incas. (Elorrieta: 91, 92)

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