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Alegato y

sentencia

Derecho
Procesal I
(Teoría
General del
Proceso)
1
Discusión y decisión
Alegatos.

Definición y formas en los diferentes procesos


La discusión es la actividad que realizan las partes para acercar al tribunal
los argumentos que puedan determinar una decisión de fondo a su favor,
sobre las cuestiones y pruebas introducidas en el proceso. Se trata de una
discusión bilateral sobre la causa, manifestada en informes, alegatos o
exposiciones finales de las partes, producidos ante el Tribunal en forma
oral o escrita según el sistema de procedimiento adoptado (Clariá Olmedo).

El contradictorio es pleno, cada una de las partes se expide con


argumentaciones favorables a sus pretensiones mediante una merituación
que hacen de las pruebas producidas en la etapa que acaba de clausurarse.
Su intención es convencer con sus argumentos al tribunal y obtener de esa
manera una decisión que satisfaga sus respectivos intereses, sin perjuicio
de que en esos alegatos puedan contenerse reconocimientos a concretas
afirmaciones de la contraria.

Si el alegato se produce oralmente, como en el caso del proceso laboral,


penal, familiar, el tribunal asume una actitud pasiva y su función se limita a
escuchar los argumentos y conclusiones de las partes, a dirigir y mantener
el orden de la audiencia. Cuando se produce en forma escrita, como en el
caso del proceso civil, la intervención del tribunal, por intermedio de la
secretaría correspondiente, se limita a la recepción de los alegatos o
informes.

Por su parte, dentro del mismo proceso civil, hay casos como el del juicio
abreviado (art. 507 del C.P.C.Cba.), para el cual el art. 514 prescribe que
“recibida la prueba o vencido el plazo para su recepción, el tribunal llamará
autos para definitiva y dictará sentencia”.

Con la salvedad de la excepción precedentemente expuesta, en el juicio


escrito la discusión se perfila nítidamente, ya que en aquél se marcan
claramente tres fases:
1. introducción de las cuestiones.

2. introducción de las pruebas.

3. Momento crítico, que se compone de la discusión y la decisión final. Son


momentos discontinuos que van precluyendo con la iniciación del
próximo. Así, la discusión se abre cuando se clausura la prueba.

De tal modo y puntualmente en el juicio civil ordinario, concluida la etapa


probatoria el tribunal ordena correr traslado de ley por su orden.

Art. 505 del C.P.C.Cba.: “vencido el período probatorio y agregadas a los


autos las que se hubieren producido, se correrá traslado por seis días
sucesivamente a cada litigante para que alegue de bien probado,
reservándose los escritos en secretaría hasta el decreto de autos.”

También se prevé en el art. 497 que contestada la demanda o la


reconvención, si no se procediere la apertura a prueba, se correrá traslado
a cada uno por seis días para que aleguen sobre el mérito de la causa.

En el procedimiento oral, en cambio, la etapa esencial es la vista de la causa


(en laboral) o el debate (en penal), en la que por efecto del principio de
concentración e inmediación, no se distinguen con claridad etapas o fases
dentro de él. Después de la producción de las pruebas ofrecidas
previamente y de la agregación de la prueba producida antes de iniciarse el
debate, se ubica la etapa discusoria. En general, la etapa de vista de la
causa (repetimos, tiene lugar en el proceso laboral) se desarrolla de la
siguiente manera:

1. lectura de demanda y su contestación y reconvención, y a su vez de la


contestación de ésta última, en caso de haberse producido.

2. Ingreso por lectura de la prueba producida con anterioridad.

3- Producción de las pruebas oportunamente ofrecidas y previstas para ser


introducidas en el debate, dado su eminente oralidad (confesional,
testimonial).

4. discusión que se realiza oralmente –aunque en muchos procesos se


desvirtúa en cuanto se permite a los letrados dejar memoriales o apuntes
de sus respectivos alegatos-.

5. sin solución de continuidad el tribunal pasa a deliberar con el fin de


arribar a la decisión final (por imperio del principio de concentración y
continuidad que obligan al tribunal a producir su decisión sin
interrupciones, pasando a deliberar inmediatamente después de la
clausura del debate, disponiendo en general de un plazo perentorio o fatal
para el dictado de la sentencia).
Contenido
Como adelantáramos, la discusión debe versar sobre todos los elementos
del pleito hasta el momento reunidos, y no sólo sobre las pruebas. Es en
este momento que se brinda la oportunidad de meritar con claridad y
precisión todas las cuestiones planteadas y las afirmaciones y refutaciones
existentes en la demanda y contestación. No sólo debe estarse a las
cuestiones controvertidas, sino también las aceptadas por ambas partes y
las afirmadas al trabarse la Litis, ya que el juez no solamente resolverá
sobre lo discutido sino también sobre todas las afirmaciones del actor.

Para su elaboración debe seguirse un procedimiento lógico argumental,


cuyo primer paso consiste en efectuar un planteo, luego ordenar las
cuestiones para proceder al análisis de la prueba y la refutación de las
afirmaciones o negaciones de la contraparte en función de la ineficacia de
la prueba ofrecida por aquélla. Finalmente, planteados los hechos,
analizadas las pruebas, debe realizarse una exposición jurídica del caso,
fundamentando las respectivas pretensiones en el derecho: primero, en la
norma, luego en la doctrina y por último en la jurisprudencia. Recién en
este momento se agota la discusión, pues las partes concreta, amplían y
explicitan sus pretensiones iniciales, ya que no se agotan en la demanda
todos los argumentos jurídicos a los que pueden recurrir las partes.

La valoración efectuada por las partes es parcial. No se les puede exigir


imparcialidad, la que queda reservada al juzgador.

12.2. Sentencia. Definición, clasificación,


formalidades, principio de congruencia.
La sentencia es la resolución jurisdiccional que pone fin al proceso en el cual
se dicta y resuelve en definitiva la cuestión litigiosa.

Se trata de una norma particular, aplicable exclusivamente al caso concreto


sometido a juzgamiento. Puede ser vista desde dos aspectos, uno legal y
otro sustancial.

Desde el punto de vista legal, la sentencia es aquella resolución


jurisdiccional que, como tal, ha sido definida o caracterizada en la ley. Es
aquél pronunciamiento que pone fin al proceso, cualquiera sea la cuestión
que en ella se resuelva.

Desde el punto de vista sustancial, sentencia es aquella resolución


jurisdiccional que decide en definitiva sobre el fondo de la cuestión traída
al proceso, por lo que para su existencia requerirá que aquél se haya
tramitado integralmente. Desde este punto de vista, no será sentencia el
sobreseimiento, pues no resuelve la cuestión de fondo –no absuelve ni
condena, sólo dice que la pretensión ha prescripto, o que el hecho no es
delito, o que el imputado no participó en él.

O sea, para sintetizar y a efectos de una mejor comprensión:

• Punto de vista legal: resolución que decide en definitiva cualquier


tipo de cuestiones que pone fin al proceso (como un
sobreseimiento, por ejemplo).

• Punto de vista sustancia: resolución que decide en definitiva sobre


la cuestión de fondo, pendiendo fin al proceso.

Decimos que sentencia es una resolución jurisdiccional definitiva. Esto


quiere decir que con ella se agota la jurisdicción de conocimiento del juez
en ese proceso –no su actividad en el mismo-. Es decir, ya sea desde el
punto de vista legal o sustancia, sentencia es decisión que pone fin al
proceso en su momento cognoscitivo, después de su integral tramitación.

En primer lugar, el juez debe empezar por obtener las cuestiones de hecho
contenidas en la causa para delimitar el campo dentro del cual han de
proyectarse las pruebas efectivas y legítimamente introducidas al proceso –
para el juez, lo que no está en el expediente o en el acta, no existe en el
mundo. Al mismo tiempo deberá ir comparando esas cuestiones con el
hecho específico descripto en las normas jurídicas aplicables. Delimitados
los hechos deberá fijarlos en el siguiente orden:

1. los que las partes aceptaron como ciertos –no controvertidos-;

2. los que no requieren demostración –hechos evidentes y presunciones


iure et de iure-;

3. presunciones iuris tantum no destruidas por prueba en contrario y


hechos controvertidos.

Fijados los hechos deberá iniciar la valoración de la prueba en busca de la


obtención de certeza respecto de la verdad el acontecimiento sometido a
su decisión.

Para esta valoración deberá aplicar las reglas de la lógica, la psicología y la


experiencia, cuya omisión, en nuestro sistema, está conminada con la
nulidad y constituye un vicio in iudicando.

La regla que prohíbe el non liquen obliga al juez a dictar sentencia cualquier
que sea el estado intelectual al que arribe –duda, probabilidad o certeza-.
Frente a estos grados de conocimiento se alcanzan los siguientes
resultados:

• En caso de certeza negativa, el juez decidirá a favor de las


pretensiones del actor o de quien opuso la excepción, en su caso.

• En caso de certeza negativa, el juez decidirá la no aceptación lisa y


llana del hecho afirmado, lo que conduce al rechazado de la
pretensión del actor o de quien opuso la excepción.

• En caso de duda, el juez hallará un equilibrio entro los elementos


negativos y los positivos, lo que significará ausencia de toda prueba
e incertidumbre respecto del hecho afirmado. Si esto ocurre se
tendrá como no probado aquél.

• En caso de probabilidad, esto es, mayor cantidad de elementos


positivos pero que no excluyen por completo a los negativos, habrá
insuficiencia de prueba para cualquier tipo de proceso, lo que
impide acoger de plano la afirmación, no pudiendo darse por
existente el hecho y aunque esta misma probabilidad permitió
ordenar durante la sustanciación del proceso previo a la sentencia,
una medida cautelar.

• En caso de improbabilidad, se estará en la situación inversa a la


anterior, por lo que los hechos cuya existencia se afirma deben ser
considerados inexistentes.

Por su parte, en el ámbito penal estos estados intelectuales responden a las


siguientes soluciones:

• Certeza negativa durante la instrucción: sobreseimiento.

• Probabilidad durante la instrucción: procesamiento, vista fiscal,


prisión preventiva, según los distintos sistemas.

• Duda durante la instrucción: continuación de la investigación hasta


el plazo legal y si persiste, sobreseimiento.

• Certeza positiva durante el juicio: condena.

• Duda o probabilidad en juicio: absolución.

Formalidades
En general, la sentencia debe cumplir dos requisitos básicos:
• Emanar de un órgano jurisdiccional;

• Resolver un caso concreto, controvertido y judicial. Concreto en


cuanto el juez no hace declaraciones en abstracto; controvertido,
en cuanto el conflicto es promovido en juicio.

Formalidades extrínsecas:

• Debe otorgarse por escrito y en idioma nacional

• Se debe mencionar lugar, fecha, tribunal y causa

• Se la debe enumerar y expedir en doble ejemplar

• Debe llevar la firma del juez o jueces en caso de tribunal colegiado

Formalidades intrínsecas:

Están relacionadas con las partes de la sentencia a las cuales nos hemos
referido. Dentro de cada una de estas partes existen requisitos de forma
cuya inobservancia trae aparejada nulidad:

Resultandos o vistos: el relato del juez debe efectuarse desde la recepción


de la demanda hasta el llamamiento de autos para sentencia o definitiva.
Es fundamental no sólo para que la sentencia se baste a sí misma sino
también para que las partes e interesados conozcan lo que ha ocurrido
objetivamente en el proceso y comprueben que la decisión guarda relación
con los principios de autosuficiencia y congruencia.

Cuando decimos que la sentencia debe bastarse a sí misma –principio de


autosuficiencia-, queremos decir que su sola lectura debe ser suficiente
para conocer y entender cuáles fueron las pretensiones de las partes,
incidentes ocurridos, pruebas producidas, alegatos y cómo resolvió el
tribunal en consecuencia.

El principio de congruencia exige que la parte dispositiva se adecue


rigurosamente a los sujetos, objeto y causa que individualizan la pretensión
y oposición, pronunciándose sobre toda la demanda y la reconvención en
su caso, y no más allá de los límites de ella. En el ámbito penal, por
ejemplo, implica que no puede condenarse a alguien por homicidio, si la
acusación que da base al juicio lo es por un delito de lesiones.

Considerandos: una vez hecha la descripción de la causa y la prueba


producida, entra el juzgador a efectuar el análisis de los elementos de
prueba con la finalidad de fijar los hechos –las cuestiones fácticas- y el
derecho aplicable –cuestiones de derecho-.
Para fijar los hechos deberá seleccionar y valorar los elementos probatorios
introducidos por las partes y por las medidas para mejor proveer que haya
ordenado. Esta es la parte de fundamentación o motivación del fallo,
fundada en la sana crítica y exigida por el art. 326 del C.P.C.Cba., que
expresamente señala que toda decisión definitiva deberá tener
fundamentación lógica y legal, bajo pena de nulidad.

Fijados los hechos, el juzgador procederá a elegir en el ordenamiento


jurídico positivo la norma aplicable, lo que puede hacer directamente o a
través de un análisis interpretativo con aplicación de doctrina y
jurisprudencia.

En esta parte de la sentencia se impone la aplicación de las reglas de la


sana crítica racional, la que como lo expresáramos en la unidad anterior,
incluye los principios lógicos de identidad, tercero excluido, contradicción y
razón suficiente. Amén de ya haber sido desarrollados, volveremos a
insistir sobre el último nombrado, por su trascendental importancia.

Así, el principio de razón suficiente expresa que no puede hallarse ningún


hecho verdadero o existente ni ninguna enunciación verdadera, sin que
haya una razón suficiente para que sea así y no de otro modo. A este
principio está adscripta la ley de derivación por la cual, de las pruebas
producidas debe surgir necesariamente una única conclusión –el
antecedente infiere necesariamente al consecuente-. Apenas se advierta
que, paralelamente a la conclusión arribada, es admisible conjeturalmente
otra diversa basada en las mismas pruebas de la causa, se produce la
inobservancia del principio de razón suficiente, porque éste exige que el
consecuente deba ser ése y no otro diverso.

Parte resolutiva: fijados los hechos y establecido el derecho aplicable, el


juez procede a plasmar su conclusión, sin la cual no habría sentencia. Es la
consecuencia del juicio lógico efectuado y permite efectuar la siguiente
clasificación de las sentencias:

Pueden distinguirse los siguientes tipos de sentencia:

• Sentencia declarativa o meramente declarativa, es aquella en la


cual el juez se concreta simplemente a determinar la certidumbre o
no respecto de una situación que se mostró incierta durante todo el
proceso. Esta clase, sin embargo, no siempre es autónoma, sino que
existe necesariamente como antecedente en las sentencias
condenatorias y constitutivas, pues antes de resolver en este
sentido, el juzgador deberá fijar los hechos de la causa, lo que
implica poner fin a un estado de incertidumbre fáctica, y con ella,
jurídica.
• Sentencia constitutiva es aquella que crea, modifica o extingue un
estado jurídico –tal el caso de cuestiones de estado: divorcio,
adopción, filiación, etc.-. En consecuencia nace una situación
diversa a la que existía antes de la sentencia.

• Sentencia condenatoria es la que impone el cumplimiento de una


prestación contenida en la pretensión del actor.

La cosa juzgada. Clases.


Palacio la define como la inmutabilidad o irrevocabilidad que adquieren los
efectos de la sentencia definitiva cuando contra ella no procede ningún
recurso ordinario o extraordinario susceptible de modificarla, o ha sido
consentida por las partes.

No es un efecto de la sentencia sino la irrevocabilidad de los efectos de


aquélla o de cualquier resolución jurisdiccional que ha quedado firme.

Clases
Cosa juzgada en sentido formal: se configura cuando a pesar de ser firme e
irrevocable la sentencia dentro del proceso en el cual se dictó, sin embargo
la causa allí resuelta puede ser nuevamente discutida en un proceso
ulterior. Es decir, carece del atributo de indiscutibilidad. Tal es el caso de la
sentencia dictada en un juicio ejecutivo que, sin embargo, y a pesar de que
se proceda a la ejecución ordenada en ella, permite que la causa sea
discutida por vía ordinaria. Esto ocurre porque en el juicio ejecutivo no se
permite discutir la causa de la obligación y por ende, se trata de cuestiones
no resueltas que ameritan la sustanciación de otro proceso. La doctrina
entiende que no estamos ante una autoridad de cosa juzgada.

Cosa juzgada material o sustancial: se trata de aquella sentencia que ha


quedado firme, es irrevocable y no admite discusión posterior por la misma
causa; no se puede ir más allá, no admite supuesto contrario alguno; en
consecuencia, es un presupuesto de la conclusión que torna vano todo
logicismo que intente desconocerla.

Efectos de la cosa juzgada material:


Una vez que la sentencia que resuelve acerca de las pretensiones de las
partes ha sido dictada y ha quedado firme, esto es, no susceptible de
recursos ordinarios o extraordinarios, aparece la res iudicata o cosa
juzgada. Sin embargo, su sola existencia puede no alcanzar para satisfacer
en forma real y efectiva las pretensiones de quien salió victorioso. Si se
trata del actor, si bien su pretensión ha sido declarada cierta, será
necesario que el demandado satisfaga su derecho cumpliendo con la
obligación impuesta por la sentencia. De no hacerlo será necesario forzarlo
judicialmente. Para que esto sea posible deberá efectuar una acción de
ejecución de sentencia que tiene fundamento en la cosa juzgada, por
cuanto ésta es la que le proporciona el actio iudicati.

Ahora bien, para que la actio iudicati sea procedente, será necesario que la
sentencia firme adquiera ejecutoriedad. Y una sentencia firme hará
ejecutoria cuando haya vencido el término ordenado en ella dentro del
cual el condenado debe cumplir con la obligación impuesta. En
consecuencia, para que proceda la actio iudicati, será necesario que la
sentencia esté firme y ejecutoriada.

Modos anticipados de conclusión del


proceso en el procedimiento civil, penal,
laboral y de familia.

Allanamiento
Art. 352 del C.P.C.Cba.: “el demandado podrá allanarse a la demanda en
cualquier estado de la causa anterior a la sentencia.

El Tribunal dictará sentencia conforme a derecho, pero si estuviere


comprometido el orden público, el allanamiento carecerá de efectos y
continuará el juicio según su estado.”

Palacio conceptúa al allanamiento con una declaración de voluntad del


demandado en cuya virtud reconoce a la fundabilidad de la pretensión
interpuesta por el actor.

Doctrina y jurisprudencia mayoritariamente conciben esta figura como:

• Una declaración de voluntad del demandado en cuya virtud admite


someterse a la pretensión interpuesta por el actor.
• Un acto procesal unilateral por el cual el demandado admite la
legitimidad de las pretensiones del actor.

• Puede ser total o parcial, según el demandado admite la totalidad o


parte de las pretensiones del demandante, aunque no reconozca la
exactitud de los hechos y el fundamento del derecho de la
demanda.

• Se puede extender al actor en caso de que medie reconvención del


demandado.

• Determina la extinción del proceso.

• Sólo puede darse en juicio, no existe el allanamiento extrajudicial.

• Puede ser expreso o tácito; el segundo acontece cuando el


demandado, sin formularlo expresamente, cumple la prestación
reclamada.

• Puede ser condicionado, ya sea a una determinada forma de pago,


a una quita parcial, etc.; para que sea procedente deberá concurrir
la conformidad del actor de manera expresa o tácita (en este caso
se aproximaría a una transacción)

• Formulado el allanamiento, corresponde al juez dictar sentencia a


fin de que las pretensiones del actor no se discutan nuevamente –
non bis in ídem- de modo que el demandado se beneficie con los
efectos de la cosa juzgada.

Desistimiento
Establecen los arts. 349 y 350 del C.P.C.Cba.:

Art. 349 (desistimiento del juicio): en cualquier estado de la causa anterior


a la sentencia, las pares, de común acuerdo, podrán desistir del juicio
manifestándolo por escrito al tribunal quien, sin más trámite, lo declarará
extinguido y ordenará el archivo de las actuaciones.

Cuando el actor desistiera del juicio después de notificada la demanda


deberá requerirse la conformidad del demandado, a quien se dará traslado
notificándosele, bajo apercibimiento de tenerlo por conforme en caso de
silencio. Si mediare oposición, el desistimiento carecerá de eficacia y
proseguirá el trámite de la causa.

2
El recurrente podrá desistir de su impugnación en cualquier estado de la
causa.

Este tipo de desistimiento importa el pleno abandono del proceso, pero no


afecta el derecho sustancial alegado como fundamento, razón por la cual
no impide su reiteración en otro proceso. Esta última circunstancia impone
la necesidad de contar con el consentimiento de la contraparte, salvo que
el actor desistiera antes de notificada la demanda. Notificada ésta, deberá
correrse vista del desistimiento al demandado para que lo consienta o se
oponga. Si hay oposición, el desistimiento carecerá de eficacia y proseguirá
el juicio.

En general, salvo que se produzca antes de la notificación de la demanda,


en cuyo caso se tratará de un acto unilateral, el desistimiento del juicio es
un acto bilateral que implica un libre acuerdo de voluntades.

Tiene como efecto truncar y extinguir el proceso iniciado impidiendo que


se llegue a la sentencia.

Art. 350 (desistimiento del derecho): en las mismas oportunidades y forma


a que se refiere el artículo anterior, el actor podrá desistir del derecho en
que fundó la acción. No se requerirá la conformidad del demandado,
debiendo el tribunal limitarse a examinar si el acto procede por la
naturaleza del derecho en litigio, y a dar por terminado el juicio en caso
afirmativo. En lo sucesivo no podrá promoverse otro juicio por el mismo
objeto y causa.

Expresa Palacio que el desistimiento del derecho es el acto por el cual el


actor declara su voluntad de abdicar del derecho material invocado como
fundamento de la pretensión. Trae aparejado, también, el desistimiento de
la pretensión o del proceso, toda vez que no se concibe la subsistencia de
una pretensión sin fundamento.

Se trata de una declaración de voluntad unilateral, que no requiere el


consentimiento del demandado porque no le causa perjuicio alguno. Esta
renuncia extingue, además del proceso, el derecho material que funda la
pretensión.

En caso de que el actor pretendiese otra vez la misma pretensión contra el


demandado, éste puede oponerle la excepción perentoria del
desistimiento del derecho.

Sólo es posible desistir de aquellos derechos disponibles, esto es, que


según el derecho civil son renunciables.
Puede ser total o parcial, pero en todo caso deber ser expreso, pues no se
presume, y la interpretación de los actos que induzcan a probarlo debe ser
restrictiva.

Puede interponerse en cualquier etapa del proceso.

Transacción
Está prevista en el art. 1641 del Código Civil y Comercial y es definida como
“Un contrato por el cual las partes, para evitar un litigio, o ponerle fin,
haciéndose concesiones recíprocas, extinguen obligaciones dudosas o
litigiosas.

Importa un recíproco sacrificio, a los fines de superar el diferendo


producido por hechos dudosos y contradichos. Hay, entonces, un mutuo
renunciamiento que no se identifica con el proceso y que tiene por objeto
dar certeza a una situación jurídica hasta entonces incierta. Su efecto no
sólo consiste en extinguir la obligación nacida por imperio del derecho
sustantivo, sino también produce la extinción de la acción, cuando esta ha
sido promovida, efecto éste que es el que nos interesa.

Además de ser un medio de extinción de las obligaciones, desde el punto


de vista formal se trata de un acuerdo de voluntades, un contrato, que se
define por la finalidad que tiene y por los medios escogidos para alcanzarla
–voluntad de cada una de las partes que asienten efectuar recíprocas
concesiones.

La transacción puede ser judicial o extrajudicial: la primera puede surgir por


iniciativa de las partes o como resultado de una audiencia de conciliación.

La transacción se perfecciona como tal en el momento en que es conocida


por el tribunal; ya sea porque se produjo en la audiencia o alguna de las
partes presentó el escrito donde se hizo constar.

Caracteres:

• Capacidad para transigir

• Poder especial. El mandatario necesita un poder especial –puede


estar contenido en un poder general.

• Que se trate de derechos transigibles –disponibles, dudosos o


litigiosos.
• La transacción judicial debe celebrarse por escrito, por instrumento
público o privado y ser homologada por el juez que entiende en la
causa.

• Puede celebrarse en cualquier estado del proceso pero antes de


que se encuentre firme la sentencia, pues con ella acaban las
cuestiones litigiosas o dudosas sobre las que debe versar.

• Son de interpretación restrictiva. En caso de duda sobre los


derechos comprendidos en ella o sobre la medida de las
concesiones efectuadas, debe interpretarse en el sentido de que los
derechos o la extensión sobre la cual se duda no se encuentren
incluidos en aquella.

Efectos:

• Con la transacción se extinguen las obligaciones entre las partes


relacionadas con los derechos transigidos.

• Obliga a las partes desde su presentación ante el juez, pero no


vincula a éste, quien puede negar la homologación si las partes no
hubiesen observado los requisitos correspondientes.

• Esto no obsta a que las partes la cumplan privadamente y no la


sometan a la homologación.

Homologación:

Es un acto procesal integrativo que confiere a la transacción el carácter de


título ejecutorio, lo que permite ejecutarla en el mismo expediente y ante
el mismo juez. Si ésta faltare, el proceso no se extingue y continúan los
procedimientos del juicio. El juez se limita a examinar los requisitos
formales. En el ámbito del juicio laboral, el juez debe examinar, además,
que la transacción no implique una renuncia de derechos por parte del
trabajador.

La homologación proporciona a la transacción la autoridad de cosa juzgada.

Conciliación
Si bien esta figura no está contemplada expresamente en el código
procesal civil y comercial de la provincia de Córdoba, a diferencia del
código de la nación, surge del art. 58. Es una figura similar a la transacción,
utilizada fundamentalmente respecto a problemas de familia o
controversias laborales. Importa un sacrificio recíproco de las partes,
aunque expresa Alsina que, a diferencia de la transacción, no requiere que
las partes se hagan mutuas concesiones sino que cada una reconozca a su
adversario “lo que haya de justo en su demanda, por el convencimiento de
que su oposición es injusta”. Se trata de una autocomposición.

Advierte Podetti que la conciliación se efectúa sobre cuestiones de hecho y


que no puede afectar derechos subjetivos de las partes. En este sentido se
la conceptúa en el ámbito laboral.

Asimismo, expresan Fassi y Yañez que se trata de un acto procesal por


medio del cual, a iniciativa y con la intervención de un juez, las partes
arriban a un avenimiento para poner fin al litigio”. Este acto, a diferencia de
la transacción, requiere de la actuación de un tercer imparcial, el juez,
quien tiene el deber-facultad de convocar a las partes a una audiencia y
proveer todo o conducente a procurar el avenimiento.

La ley 24753 impone para el proceso nacional una instancia de mediación y


conciliación obligatoria, que debe efectuarse previo a cualquier juicio, salvo
las excepciones que en ella se establecen.

De tal modo, la conciliación judicial puede ser facultativa u obligatoria. La


primera importa una facultad ordenatoria del órgano judicial en toda clase
de juicios. La segunda se impone en supuestos específicos y constituye un
verdadero deber del juez disponer el comparendo de las partes a tales fines
(familia, trabajo, etc.)

Hipótesis Práctica
Fecha: 09/12/2001

Materia: Laboral

Carátula: IBARRA, Rubén Arnaldo c/EL PLATA S.R.L. y otros – Laboral.

Cám. Civil y Com., Trab. y Flia. Cruz del Eje (Córdoba)

Resolución: Sentencia 92

Citar este artículo con el código: 5121

PROCESO LABORAL: Desistimiento de la acción y del derecho; Requisitos.

COSTAS: Costas por el orden causado.


Sumario

1 – El art. 16 de la Ley 7987, faculta al actor para desistir de la acción y/o


del derecho en cualquier estado de causa, imponiendo como requisitos que
los efectúa personalmente, con patrocinio letrado. Si se hubiere trabado la
Litis, sólo podrá desistirse de la acción con el consentimiento del
demandado. Esta disposición es consecuencia directa del texto del art. 277,
segunda parte de la Ley de Contrato de Trabajo Nº 20.744 T.O., según el
cual “el desistimiento del trabajador de acciones y derechos se ratificará
personalmente en el juicio y requerirá homologación”.

2 – El desistimiento del proceso o instancia continúa regido por las


normas de los Códigos de Procedimientos y requiere conformidad del
demandado. Si media oposición al desistimiento carecerá de eficacia y
proseguirá el trámite de la causa. Admitido en cambio, se declarará
extinguido el proceso, pudiendo reproducirse la acción mediante un juicio
posterior. El desistimiento del derecho, en cambio, no requiere
conformidad del demandado, debiendo el juez limitarse a examinar si el
acto procede por la naturaleza del litigio y dar por terminado el juicio en
caso afirmativo. En este caso se requerirá la ratificación personal en juicio y
homologación judicial.

3 – Este instituto tiende a permitir a la parte que no prosiga con la


contienda cuando aparece verosímil su falta de razón para litigar, con lo
cual no se expone el pago de las costas que correspondan por las etapas
posteriores y el dispendio que significa mantener abierto un trámite sin
viabilidad alguna al éxito.

4 – Habiéndose cumplimentado con los extremos legales exigidos por los


arts. 16 de la Ley 7987 y 277 de la L.C.T. y estando suficientemente fundada
la renuncia ante la posibilidad de obtener una sentencia que le sea
desfavorable, debe hacerse lugar al desistimiento e imponer las costas por
el orden causado de acuerdo lo dispuesto por el art. 28, 2º párrafo de la
Ley 7987.
Bibliografía de referencias
Ferreyra De De La Rua, A. y González De La Vega De OPL, C. (2003). Teoría General
del Proceso. Tomos I y II. Córdoba: Advocatus
Ferreyra De De La Rua, A. y González De La Vega De OPL, C. (2015). Teoría General
del proceso. Tomo 1 y 2. Córdoba: Advocatus.

Nombre de la
materia

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