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1 {Quién era ese mozo imberbe que de tal porfia debi6 valerse para Ser aceptado en el ejrcito de Chile e ia la guerra? Habfa nacido en las cercanias de la ciudad de Curie6. Su nombre ¥ apellido auténtico 41 mismo lo expres6 ante el Comandante Cortés: Lis Cruz. Su apoderada en el Liceo de Hombres de Curicé lamabase Martina Martinez de Franco. Era casada con el comerciante espafiol,ra- io en 1848 y Clodomin de a Mered, cinco aos 53. tie6 Era costumbre, en épocas pasadas, que familias acomodadas —prin- tipalmente agricultores— tomaran a su cargo nifios nacidos de padres de ‘menores recursos econémicos. En la segunda mitad del siglo décimonono el vasto predio agricola denominado fundo Los Cristales, dstante 8 kilémetros de Curie6, per- tenecfa a don Severo Cruz Vergara, agricultor de sélida fortuna econ6- rica, legado desde Santiago. Aunque nacié en Talca el 8 de Noviembre {hos eran trasladados en verano a otro gran fundo cordillera que el sefior Cruz poseia en Molina y que hoy es conocido como Las Yeguas; entonces se lamaba Maitenhuapi (Maitén a la orille del rio). 'Nos encontramos, pues, en una época de extensas propiedades ru- rales, en que Chile es un pais exportador de trigo y carne. 22 Don Severo Cruz estaba casado con dof Elise Bascurin Vargas, Un dia alguien le propone ha- ‘por el marido que se ha marchado a Espa- del Convento de je Molina. probable que quienes la blo Donoso y Matea Cienfue- ran parque embellece Ia morada. Palme ‘oles ommamentales dan sombra a quien sas plantas muy finas perfuman el er de abundancia, el b ‘modales de Ia familia que ls acogié en su 1 sefiora como a su exposo como “sus mer- in la mansién eon au vitalidad, Eran los a Santiago, Clodomira, que permanec‘a en Los Crstales,recibia de par- te del ama de casa ensefanza de costura, ca diligente y aprendia con docildad las lecciones que se le impartian, Transcurren algunos affos, La nifez se va esfumando en Clodomi- ra, que se adentra en la dificil edad de la pubertad. Su cuerpo se dese- rrolla y aunque no es una doncella espigada, luce un tale flexible. Los largos vestidos de la época y el peinado la’ hacen aparecer de mayor edad de la que en verdad posee, En la primavera de 1863, don Severo viaje desde la capital a su acompafiado de su administrdor, recorre el campo. Recibe las siembras dela estacin, se retin el rebato para ser admire- Se siente satsfecho de sus negocios agricols. Al atardecer, rar el aire puro de la campina, regresa y desciende de la casona. En el amplio corredor es atendido por Clodom los gustos del patron. Ella mira complacido por sus del cados modales, su buen porte y las palabras medidas al responder a las que le dirge. Recuerda que es una chica decente a quien las rida Wevaron a su casa. ey vii. La primavera, pasadas fforanzas juve: stado de espera. Sin embargo debe ser final- ‘mente recluida en el patio interior de la morada. Es preciso que no sea advertido su estado, para evitar los naturales comentarios, is cién, ‘entre el ir y venir apresurados de quienes la atienden, Aunque ardua, ha logrado sortear esa penosa circunstancia. Un nifio pequefio, de cabellos rrubios y piel blanca, duerme ahora junto a eli en su lecho. El mis estricto secreto rodea el nacimiento de esa criatura, El primer afio el infante permanece en la alcoba de su madre o en io interior de la casa. Pero luego, cuando comienza a caminar y ‘mientras sus piernas mediante el ejercicio se fortalecen, quiere recorret 4 1 mundo que divisa Es una avecila que ha abandonado el nit y sente Ja nocesidad de conocer el contorno en que ha nacido, Al estar préximo a cumplir el segundo afto de vida, e 4 1866, el matrimonio Cruz-Bascuntn decide que el nif sea entregado 4 los familiares de Clodomira. Ain no ha sido bautizado, “Esté miro”, ‘murmuran en voz baja ls criadas, usando un viejo vocablo espa, Ademés, por razones obvias, es preciso alejar de la casa al pequefo. Li persona indicads para recibirlo es Martina Martinez de Franco, Ja madre de Clodomira, quien ya ha conocido el deiiz de la hija. Se . Las religiotas de la Buena Enseftanza han aceptado ‘que Martina leve al nieto al Convento, ‘Una tarde, ala hora del erepdsculo, un carruaje llega al monaste- rio y la sefiora baja sigilosa, trayendo al nifio a quien el largo viaje ha adormecido. Las monjas, en especial la Superiora, miran con curiosidad aquel Tetofio blanco, de finas facciones. Con hiumana comprensién aceptan que Ia honra de la joven madre debe ser guardada, Dofa Martina, heroi- ‘camente, acepta como hijo natural al nieto, ‘de Agosto de 1866 queda constancia en el libro diario 0 libro de vida del Convento: “Hoy ha nacido un hijo de la portera del Conven- to, Marta Martinez”. Dos dias después, el cura de Molina ~a la vez Ca. pelln de las Monjas-, don Celedonio Galvez, bautiza al muchacho: “En la Iglesia Parroquial de Molina (Pag. 43-V-del libro II), el sie- te de Agosto de mil ochocientos sesenta y sei, yo, el Cura Pérroco, bau- tice, puse Oleo y Crisma a Luis, do dos dias macido, hijo natural de Mar- ta Martinez y de padre no conocido, feligrés de la Parroquia, fueron sus padrinos, José Tomds Anrique y Cruz Jerez. De que doy f8. Celedonio Galvez, Cura y Vicario” Si el Cura Galvez y las Religiosas dela Buena Ensefianza hubiesen Presentido el destino glorioso que las estrellas efialaban a aque infante de dos aftos quien aparece en el Acta Bautisnal de dos dias— nunca habrian obrado como lo hicieron, Se parti. do lt honor de Clodomira, haciendo aparecer a la abuela como madre, Et cierto que el fin en este caso justificaba los medlos, pero envedd lat co. sas para el futuro en forma notable, 25 diversas personas de Curicé y Molina, vveracidad hist6rica, perdida o distorsionada EI destino del héroe quiso que quedara en descubierto la leyenda tejida o acaramelada por manos de monjas. Es cosa de comparar otros documentos posteriores relativos a Luis Cruz, con lo expresa‘ de Bautismo ya anotada. Son notoria las discrepancias que vista y que expondré a medida que sea menester citar la matricula en el Liceo de Hombres de Curicé y la Ley que concede una pension vitalicia ‘a Martina Martinez. Entretanto, allé en Los Cristales, Clodomira loraba la separacién impuesta del hijo. Nunca més volveria a verlo. Como tampoco ella ja- ss tornaria junto a su madre. Algunos afios después del alejamiento de 4U retofio, Clodomira debi retirarse de Los Cristales a fin de prestar servicios junto a otras familas acomodadas del campo curicano. Luego que el pequefio Luis comenz6 a crecer al lado de Ia abuela y el vecindario la vio aparecer en piblico con él, no tardaron en sobre- venir los comentarios de pueblo chico. Se conocia el alejamiento del ‘marido, Gabriel Franco, de modo que ese desconocido hijo no la dejo da en el vecindario, més proclive a condenar que a comprender ctos de otras personas. Es Ia historia de todos los tiempos. ‘Aiin el Cura, Celedonio Galvez, un var6n justo, se vi6 envuelto en ‘comentarios de aldea pues él era el nico hombre con acceso al Con- (0 de clausura, Hasta ahora —a mediados del siglo 20 su nombre ‘aparece como el autor de aquel desaguisado en la persona de Martina Martinez. La tradicion falsa no la presenta como ella merece. jCudnta abnepacién y sudores le cost6 a la buena sefiora cuidar, vestir y educar Alinieto, con los exiguos recursos de que disponi on todo, con posterioridad a aquellos acontecimientos. de algin modo $e filtré la noticia de que Martina Martinez era tan s6lo madre a de Luis Cruz. Fl diario ‘‘La Prensa” de Cuticd, durante el afio fecha de inauguraci6n del monumento al héroe en Curic6, en re- ‘oportunidades califca a la sefiora como madre adoptive de Luis Por otra parte el Coronel Arnaldo de Tern Man don Uldarico Manterola Ureta, Rector del Liceo cur Cruz se Martinez de Fran aos”. tal vez un profesor. Preguntas que un niffo de cortos afiosfiabria sido incapaz de satisfacer, lo que hubiera despertado —de paso— inquietud y desconcierto en su mente infantil "Aunque su legada al mundo no se debio a que la ciples lo dejara caer sobre la chimenea del convento de Molina. A estas alturas del siglo Yeinte. tenemos clara la verdad. Su nacimiento acaeci6 por un hecho hhumano, natural, que tuvo lugar a mucha distancia del monasterio, en ‘una pintoresca vecindad curicana. Como entre los familiares de dofia Martina en Curi6, algunos se dedicaban s la noble profesi6n de la ensefianza, me inclino a juzgtr que ra el cerebro virgen del nif. Su caric- igente, viva, lo percibié el Rector dof afios antes que el alurino entrara Entretanto dofia Martina, a fin de proveer los gastos familiares, desempefidbase como ama de llaves en un convento de monjas de clau- ‘En su nifer, alegre y despreocupada, Luis Cruz aparecia sin dife- rencias especiales a los demés chicos de aquel pusblo. Salvo el color ‘blanco de su tez, el pelo fino ligeramente rubio, que mas tarde declin6 a castafio; ls facciones correctas del rostro denotaban, sin lugar a dudss, ho trasplantado a un rino6n de un monasterio de Mol con su reir y sus juegos un rayo de alegria ala rigidez conv fcuentemente Martina Martinez se trasladaba a Curicé a fin de visitar a ‘sus nuumerosos parientes, acompariada del pequefio Luis. / El ya citado Rector del Liceo de Curicd, Uldarico Manterola, con- pequefio Luis y compro especiales condiciones de intligen- cia, solicitd de su mad que lo dejama a su cuidado a fin de feducarlo convenientemente”. Notese que la sefiora es llamada “madre 28 tes que Luis ingresari al Lic ‘matriculado en el Liceo curicano: “Cruz, don Luis, hijo de padres no conocidos. Se incorpors al pris, affo de estudios. Es natural del Departamento de Tylca. Vive en la calle del Membrillar N° 236, Su apoderada la que suscribe, Martina M de Franco’. Se deduce de la redacci6n de la matricula que don Severo Cru ‘io su apellido al hijo nacido de Clodomira Franco, Por lo demds, como don Uldarico Manterola Ureta pertenecta a las familias tradicionales de Santiago, no cabe duda que hubo relacién de amistad con el duefto de Los Cristales. No es aventurado suponer que el tema del nifo fuera tra- ‘ambos. Don Severo se interes para que recbiera una educa- de su sangre, afin de hacer de él un ciudadano honorable, rmatricula del Liceo constituye el primero y mds veridico testi- de la identificacién de su persona, De ella se desprende i Cruz. Ademés que Martina Marti aparece en Ia partida de bautismo de Molina. Aquello se realiz6 solamente debido a la fuerza de las cir- rio por las Moni referi en este capitulo, Anotacién nacida de buena intenci6n, mds ca- lina desde los tudiante, dispuesto a encarar una nueva etapa de su vida. iguen insite en afar que Chie es nombre y no apllid det hé- ial aseveracién estuviers usta Ia yetdad,Habria.quedado cons tllo en el acta de bautlamo, Lo que no mucede, pelido de la mdrna de Lule Crue or Pérer y no Jerez, el Acta de bautismo. Ademés dich vfiors estaba empa- Vv 1ic6 significé un cambio en la vida de Luis Cruz. compafieros diferentes a sus modestos amigos de no existfan colegios particulares superiores en sagricultores 0 de comerciantes présperos que ves- ‘Aunque un corto mimero se educaba en el Seminario quienes ahora lo superaban en dinero, La sangre paterna que lo incitaba 1 destacarse de los demas, lo le- dar un pequetio periddico denominado “El Re- Portén de dos hojas, barrotes de hierro protegiendo las un farol que era encendido al anochever, Aunque nuevas casas ola plante —como era la edificcion goneral paro ms esbeltas llevado a cabo. Al parecer mientras mis altasy amplas eran las alcobas, mas crecia el crédito y poderfo econdmleo de ais duehion an

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