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8 TIPOS DE CARÁCTER

1. Carácter nervioso
Motivo ante todo, siente vivamente todos y cada uno de los
estímulos del mundo exterior, el menor roce es bastante para
excitar su sensibilidad hiperestesiada. Al ser inactivo, posee
un alto potencial energético, que al no descargarse por la
actividad persistente queda disponible a las
pulsiones, instintos y tendencias antisociales. Cuando llega a
su punto máximo reacciona instantáneamente sin medir las
consecuencias de sus actos. El más criminógeno de entre
todos los caracteres.

2. Carácter apasionado
Se trata de un sujeto por excelencia relacionado con los
llamados crímenes “pasionales”, pese a que tiene una débil
incidencia criminógena. El elemento peligroso del carácter
apasionado proviene de que sus emociones afectadas por su
secundariedad se prolongan con el paso del tiempo que suelen
organizarse en ocasiones sobre una base de odio y/o celos que,
ligadas a la actividad que posee, facilita sus actos y que podrían
fácilmente transformarse en acciones con intenciones homicidas.
La hipertrofia adquirida es la consecuencia de una derivación de
la energía psíquica que utiliza la vía de salida que favorece mejor la perpetración del homicidio,
provocado por odio, celos o venganza. Los estados paranoides se dan con bastante frecuencia y
orientan fácilmente al mecanismo apasionado hacia una conducta antisocial agresiva.

3. Carácter colérico
Fácilmente observable en este tipo que la emotividad se transforma
en reacción. El mecanismo colérico condiciona fácilmente la iniciativa,
la combatividad, la agresividad: estos rasgos del comportamiento
corren fácilmente el riesgo de ser dirigidos contra las personas
convirtiéndose en actos antisociales. La necesidad de acción da lugar
a ciertas tendencias tales como la codicia o la sexualidad e inclusive
expresividad. Este mecanismo colérico favorece más a las lesiones y
a la estafa que al robo.

4. Carácter sentimental
Heymans, Wiersma y Resten señalan que este carácter no
predispone a la delincuencia. El sentimental es frenado en la
expresividad de sus emociones por su secundariedad, que traza
delante de él unas perspectivas alejadas de su conducta y también
por su inactividad que muy raras veces le encauza por el camino de
la delincuencia. Sin embargo, su secundariedad puede organizar
emociones sobre un tema pasional, cuya base puede ser el odio,
rencor, envidia, etc. De ahí que las reacciones violentas, agresivas e
insólitas, la mayor parte de las veces sean dirigidas en contra de las
personas. Como el clásico ejemplo de algún sujeto que de la noche a la mañana decidió asesinar a
toda su familia o causar un tiroteo en una escuela, y que posteriormente se suicida. Este hecho
solo puede explicarse por un eclipse momentáneo del mecanismo sentimental que cede ante un
mecanismo nervioso.
5. Carácter sanguíneo
El sanguíneo tiende a dar rápida y completa satisfacción a los
reclamos de su cuerpo: comiendo y bebiendo con avidez por
ejemplo, también procurando saciar su apetito sexual. Interviene
relativamente poco en los delitos contra la propiedad (como el
robo por ejemplo), en cambio tiene cierta incidencia en delitos
sexuales y de violencia contra las personas.

6. Carácter flemático
Individuos generalmente fríos, tranquilos, puntuales, ordenados, veraces y
reflexivos. De escasa participación en los delitos. Sin embargo sus rasgos
intelectuales y meticulosos pueden hacer que cuando el flemático opte por
encauzarse al delito, realice conductas antisociales largamente meditadas,
cuidadosamente preparas y realizadas, a diferencia de por ejemplo el
nervioso o el colérico quienes pueden delinquir por arrebatos de impulsividad.
Comúnmente se les relaciona con delitos intelectuales sumamente
intrincados como asaltos a bancos, delitos de cuello blanco, etc.

7. Carácter amorfo
Su rasgo dominante es una pereza sumamente radical. Vive en el
presente inmediato y no suele ser reflexivo en cuanto las
consecuencias de sus actos, solo atiende a sus necesidades para
darles satisfacción siempre con el mínimo esfuerzo. El amorfo se deja
influenciar fácilmente al delito por influencia de otros ya que no tiene
aptitudes para resistirse a sugestiones de un grupo. El caso de
aquellos que solo son colaboradores secundarios en un delito (por
ejemplo en un secuestro: el que retiene a la víctima en la casa y le da
de comer).

8. Carácter apático
Caracterológicamente mal dotados y difícilmente adaptable al
medio. En ocasiones tienen debilidad mental de algún tipo con
fallas en la esfera moral y volitiva. Con deficiencias notorias en la
educación. Especialmente partícipe de delitos sexuales contra
menores, dado a sus múltiples dificultades para establecer
relaciones con otros individuos.

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