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PSIQUIATRIA Y LOCURA EN LA ARGENTINA CIENCIA FICCION: reportaje y cuento inédito EL PREMIO BENSON & HEDGES Poemas de R. Alonso y K. Molinari Relato de R. Piglia Dibujos de J. P. Renzi Sobre Prieto y la semiologia Cine: Resnais y Fassbinder Revista de cultura Afio 1. numero 3. Julio de 1978 1000 $ —— bo aes Revista de cultura Allo 1, numero 3, julio de 1978 Director: Jorge Sevilla Colaboran en este numero: Ro- dolfo Alonso, Hebe Carducci. Jorge Giandana, Bob Kurossl Fernando Mateo. Kato Molinas Silvia Nicolini, Ricardo Pigli Nicolas Rosa, Jorge Sanchez, Mi uel Sinecura y Hugo Vezzetti_ Indice Hugo Vezzetti: La focura en la Argentina 1860-1890 3 ' Fernado Mateo: Sociologia, politica y psicopatologia de las multitudes "1 Miguel Sinecura: Releer a Heidegger 15 Libros: Los combates de la semiologia 16 Punto de Vista sefiala: La Mayor 18 Vistazo sobre ediciones en el exterior 19 | Ciencia ficcién: una vision critica 22 Bob Kurosaka: Los que pueden lo hacen 22 Poesia no es verdad: poemas de Rodolfo Alonso y Kato Molinari 25 | Ricardo Piglia: La prolijidad de lo real 26 | Cine: Fassbinder: por un cine de ideas 28 | Providence de Alain Resnais 34 Una cierta mirada: Hitler de Syberberg 32 Acerca del Premio Benson & Hedges 33 Los dibujos de este nimero son de Juan Pablo Renzi, pintor do la vanguardia de la ‘década del 60 y uno do los iniciadores del orte conceptual. Obtuvo le Fajs de Honor Very Estimar en 1968. Durante algunos sfios abandons Is ectivided pléstics. Su pin- ure Sctual se inscribe en Ia corriente del nuovo realiamo. Punto de vista fue diagramada por Carlos Boccar- do, compuesta en Linotipia Alfa, Esteban de Luca 1354, Buenos Aires e impresa en los talleres gré- ficos Litodar, Brasil 3215, Buenos Aires. Es una publicecién bimestral que recibe toda su corres- pondencia en: Casilla de Correo 5628, Correo Con- tral, 1000 Buenos Aires, Argentina. Punto de vista. Registro de la propiedad intelectual ‘en trémite. Hecho el depésito que marca !a ley Impreso en la Argentina Suscripciones: Argentina 6 nGmeros 6.000 $ {correo simple) Exterior 6 nimeros 15 u$s_ (correo aéreo) Cheques y giros a Casilla de Correo 5628. Correo Central, 1900 Buenos Aires. Hugo Vezzetti La locura en la Argentina 1860-1890 Psiquiatria, hospicios y enfermos de Buenos Aires La delimitacién y tipificacién de lo que debe ser considerado como conducta mentalmente anémaia ha atravesado en todas as sociedades un proceso his- térico qué incluyé tanto a la concepcidn vulgar como al cuer- po de conocimientos especiali- zados y de précticas de interven- . En ese sentido, recorrer el espacio de la locura a traves de las épocas equivale a aso- marse a un mundo de usos y creencias, de temores y espe- ranzas, que ilustran con nitidez el campo social —imaginario a Ja vez que institucional— propio de una sociedad. Enmarcado en esta complejidad de sentidos. el tema de Ia locura aparece en distintas producciones culture- les, desde el folklore y los mi tos populares hasta Ia literatura y la plastica. Al mismo tiempo, con diversa participacién de con- ‘cepciones religiosas, filosoficas y cientifico-naturales, le indaga- cién en el tema de la locura constituye un capitulo relevante de la historia de la ciencia, en Ja lucha del hombre por acceder ai conocimiento de si mismo y de la socieded. A partir, sobre todo, de la con- solidacién de los estados mo- dernos. la calificacion de la con- ducta de fos ciudadanos pasa a Constituir un recurso del poder civil. un instrmento del control social ligado al desarrollo del aparato juridico y penal. Desde entonces, Ia locura ya no que- dara librada al ambito mas o menos espontaneo de Io privado, & le fomilia o la comunidad v el desarrollo de un aparato psi- quiatrico, tanto cientifico como practico-institucional, sequira de cerca las necesidadés y los ve- lores del orden puiblico encarna- dos en el Estado. En fa Argentina —particular- mente en Buenos Aires— este proceso se desarrolla en to fun- damental durante los afios que van desde 1860 a 1900. Los hos- picios de la capital daten de 1854 (mujeres) y 1863 (hom- bres). El Instituto Frenopatico. privado, es de 1880. La Asisten- cia Publica se _crea.en 1883 y la eétedra de “Patologia Mental” —tluego de Clinica Psiquidtri- ca— en 1884. Paralelamente, en el marco del positivismo dominante en el derecho penal, se desarrolla la criminologia y la medicina legai, en estrecho contacto con los es- tudios y las instituciones pst- quidtricas. Ademas de Ia cate- dra de Medicina Legal, se funda en 1888 !a Sociedad de Antropo- logia Juridica, una de las prime- ras del mundo y ampliamente elogiada por Lombroso. Hacia esa misma direccién apunta la creaci6n, en 1899, del Servicio de Observacién de Alienados del Depésito 24 de Noviembre (de contraventores) en jurisdic- cién de la Policia de Ia Capital. A partir de 1907, desde la Co- mision de Asllos y Hospitales Regionales, Domingo Cabred —a un tiempo director del Hos- picio de ias Mercedes, desde 1892 hasta 1916, y Profesor Ti- tular de Clinica Psiquiétrica en ‘el periodo 1893-1920— construi- ra por todo el pais una red de establecimientos hospitalarios y psiquidtricos. Aesta recopilacién de hechos, que no es exhaustiva, debe ame. dirse que la preocupacién por los problemas derivados de los desordenes individuales y socia- les de fa conducta nunca perma- necié limitada al ambito psiquia- trico y criminolégico. Desde el Facundo, y mas particularmente con las aplicaciones de la psi- copatologia a la historia y la sociedad argentinas de José Ma- ria Ramos Mejia {véase en este mismo némero el articulo dedi- cado a J. M. Ramos Mejia), se advierte un intento de compren- sién-y de intervencién en la con- ducta individual y social, intima- mente relacionado con el pro- yecto de organizacion nacional que se encara en esta etapa. Pare un pais concebido como un desierto despoblado esta bus- queda de conocimiento y control del factor humano aparece como una exigencia ineludible. En un primer momento, una in- tencién més propiamente socio- légica —inaugurada por Alberdi y Sarmiento— tomara como ob- jeto de sus anélisis a les masas del interior y sus habitos de vida con el propdsito expreso de transformarlos por medio del trabajo y la educaci6n. Mas adelante, en las dltimas décadas del siglo, dominadas por el positivismo de raiz biolo- gicista, los desarrollos en el es- tudio y tratamiento de la locura se sittian sobre otro telon de fondo: la masa inmigrante ur- bana y los problemas derivados de su integracién a la sociedad argentina. Los primeros hospitales EI primer hospital de Buenos Aires es el Hospital Militar de San Martin, fundado en 1611. En la préctica, sin embargo, su exis- tencia fue meramente nominal. ya que carecia de médicos y de remedios. Los vecinos preferian asistirse en sus casas y los sol- dados, en el presidio. Sélo por excepcién algiin habitante mise- rable y sin familia buscaba am- paro alli. En 1748 este hospital posé a ser administrado y atendido por la orden de los betlemitas y ‘cambié su nombre por el de San- ta Catalina. A partir de ese mo- mento esta comprobada la pre- sencia de locos internados. De cualquier modo, no existia la costumbre de hospitalizer a los individuos anémalos. Frente a estos casos, particularmente entre la poblacién espafiola y criolla acomodada, actuzban les Srdenes religiosas a través de miembros habilitados para asis- tir enfermos y recetar drogas. Le reclusién de los afectados en conventos era mas comin en las mujeres. Y tanto los conventos ‘como algunas familias de buena posicién econémica disponian de calabozos especiales con esa finalidad_ Por su parte. los locos de con- dicién miserable —negros, in- dios y mulatos— recurrian a sus propios curanderos. Si presen- taban conductas de agitacién y agresién se los encerraba en la cdrcel del Cabildo. Alli eran tra- tados de modo similar a los de- lincuentes presos y amansados con “ayunos, palos y duchas” '. Con el establecimiento del Hospital de Santa Catalina la si- tuacién-no se modificé mayor- mente. Progresivamente fue for- mandose un “loquero” en el hos- pital, donde iban a parar los alie- nados que estorbaban en la car- cel del Cabildo. Més adelante, con las reformas de Vértiz, se 1 Ingenteros, José: Le locura en le Argentina, pig. 39. sumarén distintos marginados —invalidos, crénicos. mendigos, etc.— ‘que periddicamente man- dabsn recoger las autoridades municipales * EI “loquero” era un rancho apartado de fa sala de enfermos, y en él los internados estaban peor que en la edrcel del Cabil- do. Los mas tranquilos eran em- pleados como sirvientes 0 como precarios enfermeros. Después de la expulsién de los jesuitas, los betlemitas soli- citan para hospital una casa au- xiliar que habia pertenecido a la Compania: la Residencia de Belén. Este lugar se transformé, alrededor de 1800, en el Hospi- tal General de Hombres, prin pal estzblecimiento hospitalario de la ciudad por mas de medio siglo. La Residencia tenia una chacra, destinada a convales- cientes, que desde entonces se conocié como “la Convalescen- cia” y ocupaba Ia extensién que actualmente cubren los hospita- les Rawson, Borda y Moyano. En los tres .hospitales coloniales (Santa Catalina, La Residencia y la Convalescencia} habia locos Internados, ademas de algunos 2 Por ejemplo, el Bando del 12 de ju- Tio. de 1775: “Ningin pobre de ambos sexos mendicante par las calles podra pedir limosna sin el correspondionte Pasa porte o licencia del comisionado do tu distrito sopena de un ano de Ba- franca siendo hombre y si fuese mujer tun afio de Gircel.... De toda 1 Gente bsoa y mal entretenide constando serio por diligencias nombrades quese hagan ¥ noticins quese tomen se dar por el Gomisionado cuenta aeste Govierno” En: Ingenieros, op. cit., pig. 67. furiosos que segufan en la cér- cel del Cabildo. La organizacién de un servi- jo hospitalario pera mujeres sigue un recorrido distinto. que culminaré con la creacién del Hospital General de Mujeres ha- cia 1800. Sélo después de 1750 se organiza una sala de interna- cién con 12 camas, para mujeres pobres, contigua a la capilla de San Miguel. La iniciativa fue de la “Hermandad de ta Santa Ca- ridad”, inicialmente fundada para enterrar a los difuntos po- bres y a los ajusticiados, obje- tivo que debi6. cambiar ante le ssistencia de los parrocos que veian asi disminuir sus ingre- ios" En esa pequefia sala se inter- naban solamente mujeres que habian sido abandonadas: las atendian las huérfanas del cole- gio contiguo, también depen- diente de la Hermandad. Por via de donaciones y limosnas esa sala primitiva se amplié hasta que llegé @ construirse el Hos- pital General de Mujeres. Este hospital a la vez que la Carcel de Mujeres y la Casa de Correc- cién de mujeres —creada por Vértiz— constituyen los lugares de reclusion de locas. Las reformas de Vértiz inten- tan hacer frente 2 situaciones creadas por un sector margina- do © improductivo que crece en- tre la poblacién. Asi es como se crea la Casa Correccional de Mujeres, el Asilo de Mendigos, el Hospital de Nifos Expdsitos » Penna y Madero, tomo Ul, p 9435 Los libros ee PAWL RICOEUR on ta aurora EL CONFLICTO DE LAS INTERPRETACIONES: Un itinerario Unico que comienza en ta retérica clésica, fatraviesa la soriética y la seméntica y llega finalmente a Ricoeur totaliza las intuiciones de tas ciencias de lo sim- bélico: el psicoanalisis, fa’ parmengutica. E revorrido es el de las entidades lit- logie,uilizando la hemmensuties como eohaieas, roma: 1a pelabra, ta frase, el discurso, Lalas interretaciones. En tres volUmenes: Sheva problemstica que plantea el autores la considera- Sion, ye no dela forma ni del sentido de la metsfora, ino 1. Ge la Feferencia del enunciado metatorico como poder de 2. Hermenéutica y estructuralismo. redescubrir la realidad. 3. Introduccién a la simbélica del mal. ‘en todas las Ibrerias ediciones mesapolis > @ Eairotil LA AURORA = Buenos Aires oblas 1753. - 1424 Guonos Aires - Tel. 921-5817, asa Cuna) y el Colegio de Huérfanas. La locura, como en general las distintas formas de conducta andémala y sobre todo ociosa, co- ‘mienza a ser definida en térmi- nos distintos, como un desorden publico que afecta Ia capacidad de integracién a las exigencias econdmicas y politicas de la so- ciedad civil. La reclusi6n, pro- porcionalmente no muy numero- 2, va a juntar a locos, invalidos y mendiges. Después de 1810 la situacién permanecié sin mayores modifi- caciones salvo en lo que se re- fiere a la secularizacién de la asistencia: los betlemitas son ‘separados de la direccién de los establecimientos. Desde 1802 existia una Escuela de Medicina que funcicnaba con grandes di- ficultades: sus primeros cate- draticos (Eusebio Fabre, Miguel Gorman y Cosme Argerich) sol- ventaban de su bolsillo los gas- tos de Ia ensefanzo. Rivadavia acentus firmemente la tendencia a ubicar los cuida- dos de Ja salud en el marco de Instituciones publicas: los hospi- tales pasan a ser dependencias de una administracién civil diri- gida ‘por los profesores de la Escuela de Medicina. Crea la Sociedad de Beneficencia, de damas, y pone bajo su control la asistencia de mujeres y_ni- fos, realizada a través del Hos- pital General de Mujeres. la Case de Huérfanes y la Casa Cu- na. Al mismo tiempo se cons- tituye la Sociedad Filantrépica. de hombres. para dirigir los hos- iteles masculinos y les céroe- jes. También en el p vadaviano se proyecta la crea cin de un Asilo de Dementes, pero, como tantos otros proyec- tos, no alcanza a concretarse. Con Rosas no se producen in- novaciones. Es verdad que los hospitales dejan de recibir ayu- da tconémica del gobierno en 1838, pero las condiciones de asistencia se mantienen gracias a la caridad publica organizada desde el propio gobierno. Al mismo tiempo crece el ndmero de médicos recibidos en estos afios, mucho de los cuales ten- drdn actuecién descollante en el periodo posterior a Caseros. En 1827 el médico —y ala vez filésofo— Diego Alcorta produ- DATOS DE LOS INTERNADOS Nacionalided Hospicio de las Mercedes ‘08 ‘ = = Argentinos 90 3 70 9 Italianos ri 122 112 17 Espafoles 59 85 67 m1 Franceses 46 a2 3 29 Hospicio de Mujeres Dementes (totales) | ms dada ‘as a Argentinas 534 Italians 57 Francesas a3 Espafolas oT Ilandesas 29 Uruguayas 19 Alemenas 5 Inglesas 9 Estado Civil ‘issn de ewido ceeds, dale Deets Tati fe) Solteros 2.859 s6t | Cesados 997 782 | Viudos 153 3 Sin especificar 12 78 Total aa2i 2070 Edad Towa de Males Oamenon een Primera decata = “ casey” Teg 1 a 20 anos 7 4 a7 6 86110 9 20 a 40 aos 2826 69 527 63 «800 I Més de 40 fos 1.027 25 «251 30 «303-90 Sin especificar a1 2 2 = (Fuente: Meléndez y Cont) ce la primera tesis psiq ‘ica, sobre la “Mania _Aguda”, si- guiendo a Pinel y Esquirol. Con él se inaugura en el pais una asociacién entre la funcién psi- quiatrica y la filosdfica que ten- dra singulares exponentes en €pocas posteriores: entre otros. José Maria Ramos Mejfa, José Ingenieros, Alejandro Korn y Anibal Ponce. En tanto, la situacién general de los locos asilados no sufre mayores variaciones. Existe una descripcién ilustrativa que data de 1826: “El cuadro (de demen- tes) consistia en un cuadrilongo de cuarenta varas por veinte y cinco de ancho, edificado en to- dos sus costedos, con corredor corrido de bévedas, algunos ar- boles en su centro: parecia ha- ber sido destinado para celdas de los jesuitas que lo constru- yeron, por ser todo compuesto de cuadros aislados. Ahi se mantenian encerrados y con un centinela en la puerta tos locos, a los cuales paseba visita uno de los médicos cuando se en- fermaba de otra cosa que su de- mencia, pues para ella no se les prodigaba entonces ningin trata- miento, “A estos locos los culdadabs, ‘© mejor diré los gobernaba, un capataz que generalmente tenia una verga, en la mano, con la cual solia darles algunos golpes a los que no le obedecian sus Grdenes, y por medio del terror se hacia respetar y obedecer: cuando algin loco se ponia fu- rioso, en uno de esos accesos que suelen tener las demencias crénicas, se le encerraba en un cuarto sin muebles y muchas veces sin cama, donde perma- necia mientras le duraba la exel- tacién mental” *. EI numero de alienados inter- nados va creciendo hasta abar- car ala mayoria de los pacien- tes que ocupaban los hospitales generales. En el Hospital Gene- ral de Hombres la progresién es ésta: si Yala oe 1800 100 50 1830 200 120 1854 200 134 En el Hospi existen datos del afo 1852: so- bre 50 internadas, 25 eran locas. Una cantidad similar existia en la Cércel de Mujeres y algunas pocas mas en la Casa de Correc- cién. Los hospicios Las disposiciones en materia sanitaria. en el perfodo inmedia- tamente posterior a Caseros to- davia mantienen caracteristicas filantropicas. decisivamente fun- dadas en la siativa privada. Y la eficacia general en la practi- ca asistencial es mis bien po- bre en resultados. Sin embargo, la cuestion de ta separacién de los locos en establecimientos especiales fue abordada con bastante antelacién. En la década del 80, en un marco de creciente expansién econémica y social, se concreté Ja conformacién de un complejo aperato sanitario, al menos en Buenos Aires. Su funcién es en- carar con mayor eficacia la pre- servacién de la salud y la cor- dura de grandes sectores de po- blacién, particularmente engro- sados por Ia inmigracién masiva La necesidad de aportar y con- servar la fuerza de trabajo en una regién escasamente pobla- da subyace a todos estos es- fuerzos. La creacién de tos hospicios de la capital responde a iniciati- vas y jurisdicciones distintas en hombres y en mujeres. Esta se- paracién se mantendré por va- rigs décadas. Si el primer ma- nicomio establecido es el de mu- jeres, ello no debe interpretar- se como signo de un mayor in- terés por el tratamiento de ia Tocura femenina. Mas bien pue- de entenderse al revés, ya que para instalar a las mujeres alie- nadas se utilizan edificaciones ya existentes en la Convales- cencia, mientras. que para el ‘ : wes Hi” sericea, Nicanor:_Aounis® Me Hospicio de Hombres se decide 1475. ta construccién de un estableci- POBLACION DE LA CAPITAL Bip eed ee oe 1869 177.787- 85.629 78.376 92.158 6.653 1887 433.475 204.734 85.062 228.644 129.712 Poblacion por edades (porcentajes) ce ergs eae Agi ace Menos de 5 afios 11.9 12. 11,0 44 De 5 a 15 afios 15.3 5.0 15.4 43 De 15 a 50 afos 20.0 39.5 18,3 416 Mas de 50 afios 3,3 37 24 59 (Fuente: Penna y Madero) * * Se han respetado las cifras de la fuente a pesar de las pequelias diferen- ies on las surmas del coneo a 488%. salvo en la pobiation argentina de 1969, donde el error ere evidente y subsanable. miento especial. Recién en 1898 se inaugurard el nuevo Hospicio de Mujeres, construldo para tal in. Restaurada en sus funciones las Sociedades de Beneficencia y Filantrépica, en mayo de 1852 y por iniciativa de Tomasa Vélez Sarsfield surge la propuesta de “habilitar un local apropiado para alojar a las mujeres demen- tes que eran enviadas por fa policia de la cércel publica’ la Sociedad de Beneficencia hace suya la iniciativa; la eleva al Gobierno y éste propulsa la intervencion de la Sociedad Fi- lantrépica presidida por el doc tor Ventura Bosch. A este médi- co y 2 la vez legistador —quien pese a ser unitario habia sido elegido por Rosas como su mé- dico personal— le corresponde un papel protagénico en ta fun- dacién de los hospicios de la Capital. Para la instalacién del manicomio de mujeres contribu- ye no s6lo con sus conocimien- tos e Influencias en el Gobierno, sino con su dinero y el de sus amigos. El Hospicio de Mujeres se inauguré en 1854 con 60 inter- nadas. En EI Orden del 4 de di- ciembre de 1855 se describe el marcado contraste en la situa cién de las locas antes y des: pués de la intervencion filam fr6pica. Antes, esas mujeres “estaban amontonadas en fa car: cel, en una verdadera cloaca faltas de aire y luz, de asco... ‘Otras vagaban “a las orillas de la ciudad buscando un pobre abrigo contra los rigores de las estaciones y de la intemperie er las cercas de les quintas”. En cuanto al presente, el ar ticule después de resaltar las virtudes del edificio y del am- biente higiénico, espacioso y ventilado, hace referencia a cier- tas précticas de tratamiento que son presentadas como una inno- vacidn: “La distraccién, el tre bajo agregado a un sistema hr giénico y moral de curacién, han empezado ya a producir favora- Bley renitadoe afer) . “Las que trabajan se juntan en fa sala del taller donde hacen obras de costuras. Entre camisas, calzoncillos, ete., se han hecho ya dos mil piezes que se venden al Estad 2 Sociedad de Beneficencia, pég. 57. Los habitos morales de lebo- riosidad y buena conducta se es- timulan por un sistema de re- compensas que usa como pre- mios salidas fuera de la casa. yestidos nuevos, mate 0 ciga- ros. Al mismo tiempo las prac- ticas religicsas ocupan un lugar destacado entre les actividades de las asiladas, a tal punto que ei Hospicio mas que a un hos- pital se parece a una casa de recogimiento. El ndmero de internaciones crece raépidamente: en 1860 hay 58, en 1870 son 115 y en 1878 llegan 2 175. Sin embargo, el movimiento de salidas también es importante: entre 1854 y 1878 Ingresan un total de 2.310 locas, de ellas salen 1.519 vivas y 446 muertas. La mortalidad es del 20 % y se incrementa particular- mente en fos de epidemia de cblera: 1867 y 1874°. La creacién y desenvolvimien- to del Hospicio de Hombres si- gue un trémite distinto. En 1858 se vota en la legislatura bonse- rense la construccién de una Casa de Dementes en las proxi- midades del Hospicio de Muje- res. Se inaugura en 1863 con 123 internados, pese a que su capacidad instalada era de 120; es decir que el exceso de pobia- cidn internada comienza con el nacimiento mismo de! Hospicio. La Municipalidad de Buenos Aires se habia constituido en 1856, De ella dependian el Hos- pital General de Hombres y los establecimientos hospitalarios y de caridad dedicados a la poble- cién masculina adulta. Con la creacién de la Asistencia Pabli- ca (1883), el Hospicio pasaré a depender de ella hasta 1905 en que es nacionalizado. Hasta la Inauguracién del Hospicio. la si- tuaci6n de los locos asilados en el “‘cuadro de dementes” del Hospital General de Hombres era de extrema aglomeracién y miseria. Durante el primer tiempo y se- gon el testimonio de L. Melén- dez y E. Cor jos internados Sufrieron el mismo trato que en ef Hospital General de Hombres. En 1864 fue designado el primer director, Or. Juan M. Uriarte, reemplazado a su muerte, en 4876, por Lucio Meléndez, quien més tarde iba a ser primer titu- « Meléndez y Coni, pig. 2223. lar de la cétedra de Patologis Mental creada en 1886. El esta- blecimiento se denominé Hospi- cio de San Buenaventura, en ho- menaje a su fundador Ventura Bosch, hasta 1873 en que cam- bio su nombre por el de Hospicio de las Mercedes. En los comienzos del nuevo establecimiento persisten las Viejas précticas respecto de los locos, segiin el siguiente testi- monio de Meléndez y Conl: “El médico asistia todos los dias al Hospicio y asi que se retiraba para no volver hasta el dia si- guiente, la mayor parte de los ‘empleados hacfan otro tanto. Por Jas noches cerraban con flave las puertas de las habitaciones, dejando dentro a los alienados y se retiraban a sus casas, pro- curando llegar al Hospicio an- tes de la venida del médico. "Es duro decir que la asisten- tal situacion las prescripciones del _médico estaban de més, puesto que no quedaba ningun empleado 0 enfermero para ile- narlas. Durante el dia todo se encontraba en completo desqui- cio y los desgraciados aliena- dos ‘eran las victimas contra quienes se ensafiaban los rudos e inhumanitarios asistentes que parecian rentados para cometer actos de crueldad”. Ante esta situacién, el direc- tor Uriarte apela al recurso de paser las noches en el Hospicio para disciplinar a personal GRABADOS ORIGINALES NUMERADOS Y FIRMADOS POR CONSAGRADOS PINTORES Usted también puede adquitir un grabado original en cuotas y poseer ya la mas selecta Coleccién de itogratias y serigrafias de arte ABITARE: Santa Fe 1177 - Capital ,ALTOS: Carlos Pellegrini 977 - Capital "ART-MELANGE: Florida 860 Local 104-Cap BETANIA; Medrano 835 - Capital BOUTIQUE SILVIA: Rivadavia 3962 - Capital CROQUIS: Paraguay 772 - Capital EVOLUCION: Calle 8 N° 882 - La Plata FILOMAR: Seniliosa 65 - Capital ICONO: Av. Meeks 277 - Lomas de Zamora GALERIA PARRAL: Parral 690 - Capital GALERIA TELUS: O Higgins 1917 - Capital KENZO: Boedo 278 - Lomas de Zamora L'HIRONDELLE: Cramer 1869 - Capital RODINO MUEBLES Centenano 631 San Isidro UFFIZI: Florida 165 - Capital ESAU: Esmeralda 823 Captal MARCHAND SALA DE ARTE: Livenag 1230 - Capt! iar chand El incremento de las interna- ciones obliga a realizar sucesi- vas ampliaciones del Hespicio, ‘en las que trabajan todos los in- ‘ternados aptos. Igualmente se proponen tareas agricoles, con diversas recompensas para los locos colaboradores. El ndimero de internaciones au- menta significativamente, aun- que menos que en el Hospicio de Mujeres. En 1865 hay 204, en 1870 son 301 y en 1878 llegan a 350. Con Lucio Meléndez puede de- cirse que se inicia una organi- zacién mas propiamente hospi- talaria del Hospicio. si bien mu- chas intenciones fracasan en la realidad, ante una institucién que en gran medida seguird siendo heredera de las viejas practices asilares de segrege- cidn del loco. Paralelamente a la creacién de la cétedra de Patologia Mental 0 desarrotia la nocién de enfer- medad mental como categoria médica positiva. Meléndez en colaboracién con Emilio Cont —luego Director de la Asisten- cia Publica en 1892— es autor del primer trabajo sobre inciden- cia de cuadros de locura en Bue- nos Aires. Se trata de las “Con- Sideraciones sobre la Estadisti ca de Ja Enajenacién Mental e la Provincia de Buenos Aires’ memoria 1éida el 13 de setiem- bre de 1879 en la 6" seccién (Psiquistria) del Congreso Inter- nacional de Ciencias Médicas de Amsterdam. Por ese enton- ces. no existian en el pais mas hospicios que los de la ciudad de Buenos Aires. El Hospicio de Mujeres per- maneceré mucho més tiempo ‘organizado segiin el modelo de una institucién religiosa. Nor- berto Maglioni, después de prestar servicio durante un afo y medio, describe esa realidad en su tesis de 1879. La direc- cin del Hospicio esté a cargo de tres damas de la Sociedad de Beneficencia pero le auto: dad es delegada en la Superiora de las Hermanas de Caridad Las internadas reciben buen tra- to, pero el servicio médico esté ‘a cargo de un médico que rea- liza una recorrida de dos horas por la mafiana. El resto del tiem po las 300 locas cuentan con dos Practicantes, encargados de pre- parar los medicamentos y de ac- tuar en casos de emergencia. Maglioni se quejaré de que en un aio y medio no se haya rea- lizado una sola autopsia y recla- maré para el Hospicio de Muje- res la presencia de un Médico- Director, como ya existia en el de Hombres. De cualquier modo, la escasez de recursos desbarata las mejo- res intenciones. Segin testimo- nio del propio Maglioni, en el Hospicio de las Mercedes se ha- inaban por entonces 300 locos en un espacio calculado para 120 y estaban a cargo de un solo médico, el Director, que ademés debia asumir todas las respon- sabilidades administrativas de su cargo. La locura en Buenos Aires hacia fines de siglo La poblacién de los hospicios de Buenos Aires crece vertigi- nosamente en el dltimo cuarto de siglo, y seguira haciéndolo después, correlativa a la explo- ‘sién demogréfica provocada por Ta masa inmigrante. Entre 1864 y 1878 ingresan al Hospicio de las Mercedes 4.121 personas, es decir un promedio de 275 por afio. Entre 1892 y 1896 Ingresan 2.350 y el prome- dio anual sube a 506. En 1895, el total de internados en asilos nacionales para dementes as- ciende a 1608: trece anos des- pués, en 1908, es de 4.632”. En este periodo los hospicios, particularmente el de hombres, se llenan de inmigrantes. Apro- ximadamente las dos terceras partes de los varones Internados son extranjeros: de éstos, la mi- tad son italianos. En el caso de las mujeres la distribucién es distinta: las argentinas superan la mitad del total y entre las ex- tranjeras la mitad siguen siendo italianas. Es sabido que en el movimien- to inmigratorio global predomi- naban hombres que viajaban so- los. Es0 oxplica la diferencia no sélo en la distribucién de las nacionalidades en los internados de ambos hospicios, sino tam- bién en el estado civil: son sol- teros el 70 % de los hombres y el 41 % de las mujeres; las viu- das (17%) predominan neta mente sobre los viudos (4 %). 7 Fuentes: Meléndez y Conl, Borda, Cabred y Gaché. Idéntica diferencia se refleja en las edades: en hombres el 70% de. los intemados tienen entre 21 y 40 afios; en mujeres el porcentaje en el mismo lapso oscila en el 62 %, con tenden- cla al aumento de la edad pro- medio, probablemente porque las internaciones eran més pro- longadas. ‘ Hay datos sobre instruccién de las mujeres internadas en 1879: mas de la mitad carecen totalmente de instruccién. En cuanto a la ocupacién, los datos disponibles se refieren al Hospicio de las Mercedes en él periodo 1864-1878. Predominan netamente los oficios manuales sin mayor especializacién. Jor naleros, labradores, albafiles, zapateros. carpinteros, changa- dores, cocineros, etc., constitu- yen el 80% de los internados. Sin embargo, también es muy alto el niimero de comerciantes. Por otra parte, el espectro de profesionts no deja libre a nin- gun sector; por las salas del Hospicio pasan hacendados, mi- litares, sacerdotes, abogados, médicos, profesores y estu- diantes. El crecimiento de la poblacion Internada en los hospicios ge- nera problemas muy graves de hacinamiento, agravados por la falta de recursos. Desde su na- cimiento, los manicomios han wuplido el déficit de personal Qonrel euxitio de los propios in- ternados. Pero ala vez el movimiento de ingresos y salides muestra que muy pocas internaciones son profongadas en este periodo. Salvo para un pequefio numero {inferior globalmente al 10 % y algo superior en mujeres que en hombres por las caracteristicas ya apuntadas), el manicomio es un lugar de paso. Tampoco pa- rece ser muy alto el numero de reinternaciones: de acuerdo con los datos de Meléndez y Coni de 2.310 mujeres que pasan por el Hospicio sdlo un centenar se internan mas de dos veces. Es cierto que un niimero im- portante de salidas se produce Por Ia via del fallecimiento en 81 hospicio: Ia mortalidad oscila en el 20 %. Pero también es in- dudable que de un nimero tan grande de salidas una propor- Noticiero ; Congreso Argentino de Ciencias de la Educacién La Universidad Nacional de San Luis auspicia el Con- greso Argentino de Ciencias de la Educacién que se fle- varé a cabo entre los dias 9 y 14 de octubre de este afio. en la ciudad de San Luis. Este Congreso se propone enfocar ef quehacer educa- tivo desde los angulos pedagdgicos, psicolégico, biolégico y sociolégico. Gon la finalidad de integrar fo que alli se desarrolle en las conterencias, mesas redondas, simposios y plenarios se determiné como tema central: “La problema tica interdisciplinaria en Ciencias de Educacién”. Sede orgenizativa: Chacabuco y Pedernera, San Luis, C. P. 5700. Argentina. Encuentro regional simulténeo de psiedlogos la Federacién de Psicélogos de la Republica Argentina organiza entre los dias 26 y 27 de agosto proximos la rea- lizacién de jornadas en cada une de les Asociaciones que agrupa. Las mismas responden a la elaboracién de un te- mario Gnico: © Aportes a la actualizacién epistemolégica del ob- Jeto de la Psicologia. © Aportes a [a actualizacién en técnicas diagnésti- cas y psicoterapéuticas (admision). Esta es le primera actividad cientifica que encara la FEPRA. cién considerable debia hacerlo con algiin tipo de mejoria en sus sintomes. El incremento de las interna- ciones refieja, en el nivel de la conducta individual. 1a profundi- dad de {a crisis social que afec- taba las condiciones de vida y relacién de vastos sectores. La internaci6n del discrepante —en términos sociales 0 familiares— pasa a ser un recurso coda vez més difundido, al cual las pro- pias autoridades de los hospi- clos procuran poner limite. Paralelamiente nacen los pri- meros establecimientos psiquis- tricos privados: el Instituto Fre- nopstico, que fuera dirigido por José Maria Ramos Mejia, data de 1820. Hacia fines del siglo la psi- quiatria, como disciplina cienti- fice y practica, ha ido adquirien- do un prestigio, nuevo entre los sectores tradicionales de la so- Ciedad. El tema de fa locura atraé a intelectuales y politicos y la aplicacién de conceptos psi copatolégicos excede amplia, mente el dmbito médico. A ello contribuyen algunos psi de descollante actuacion publica ‘como el citado Ramos Mejia. Sus almuerzos de} Instituto Fre- nopitico congregaban a lo mas célebre de Ia intelectuslidad por- tenia. Por ellos pasaron Lugo- nes, Payr6, Florencio Sanchez, Manuel Podesta, Juan A. Garcia, Mariano y Joaquin de Vedia, An- gel Estrada, Carlos O. Bunge, Ro- dolfo Senet y muchos otros, jun- to.a los discipulos mas directo: Lucio V. Lopez, Francisco de Veyga y José Ingenieros *. Pero en el saber psiquidtrico de esta época, en fa indagacion y la busqueda de explicaciones acerca de la locura, predomina un pensamiento que ta iguala al vicio y a los malos habitos. Ese saber se carga entonces de un fuerte tono de apelacién moral y ta funcién médica es concebi- da como prolongacién de una suerte de pedagogia social. Entre las causas de la locura. el alcoholismo es puesto en pri- mer lugar. Las estadisticas po- liciales de entradas por ebriedad (1872-1877) indican dos tercios de extranjeros. 2C6mo explicar el alcoholis- mo? Samuel Gaché lo hace a: “Aparte de que quienes se en- tregan a la bebida son general- ® Ingenioros, J: "La. personalidad in- telectusl de José M. Ramos Mejia”. mente (casi siempre), las gen- tes sin educacion, 0 que si lo tienen es muy reducida, obra un Conjunto de circunstencias que no se debe perder de vista, por Io que hace a los hombres. Que- remos referimos a la poca vigi- lancia que existe para los indi- viduos que sin tener ocupacién conocida (vagos), pasan sus dias en los almacenes o casas de jue- 90. {Qué resulta de esto? Que todos ellos paulatinamente van acariciando el detestable vicio, y concluyen por aceptarlo como una necesidad impuesta a su existencia’””. las causes morales son reco- nocidas como un factor prepon- derante de locura, especialmen- te en los estratos inferiores de la sociedad. Frente a ellos la intervencién psiquistrica procu- ra la moderacion de todos los excesos. La ambicién desmedi- da y el materialisme crudo en los fines y los valores son pre- sentados como causss morales de locura, en una referencia ex- plicita a la masa de origen inmi grante: “Gentes que trobajan continuamente, teniendo por dil co objetivo el lucro, al que todo lo subordina endo en una pobre habitacion, sin luz ni aire, en un hacinamiento completo, sin experimentar jamés uno st quisra de esos goces inefables que levantan el espirity sobre los dominios de jo material, constituyen la mitad de los des- graciados que pasan sus dias en un manicomio. Qué horizontes ne el jornaléro? Cualquiera sez su estado, es su constante y nice preocupacién la ganan- Cia, sin la cual nada existe para él. Si se observa que en Buenos Aires casi todos los jornaleros ‘son italianos, se explicaré la cause del gran némero de ellos que pierde {a razon". “En efecto, el Dr. Meléndez dice que un italiano (se refiere a fa clase baja) es capaz de en- loquecerse por cinco pesos” ™. En ditimo término las causas atribuidas a la locura coinciden con falias en la educacién y en la moral de vastos sectores ur- banos —nativos ¢ inmigrantes— a los que se procure integrar ar- ménicamente segin las nuevas ? Gaché. S.. pig. 625. Los textos an tre paréntesis son de Gaché. 9 Idem., pag. 652. Lo quo va entre Paréntesis! es de Gaché. 9 exigencias de una sociedad que cambia La/ocura moral condensaré en un diagnéstico la condena de to- dos los excesos. Serd el domi- nio de las pasiones violentas, de las malas inclinaciones, sin el freno de un sentido moral ca- paz de diferenciar el bien del mal. Todos los excesos son cen- surables: Borda menciona el im- portante papel que cumplen en la génesis de locura no sélo los excesos sexuales sino el traba- jo intelectual. excesivo. Gaché aporta datos estadisti- 0s del afio 1880 sobre las cau. sas del trastorno en los inter- nados de ambos hospicios. De ellos se concluye que en la ma- yoria de los casos la causa es desconocida. De las causas co- nocidas, el alcoholismo (sobre todo en hombres), y las causas morales {mayoritarias en muj Fes), ocupan por lejos los prin- cipales lugares. El papel de la herencia, que era afirmado como prioritario en la teoria, queda en- teramente relegado. Consiguientemente, Ia disci- plina y el orden que ‘son corre. lativos al trabajo estable y la vida familiar integrada, serén presentados como los medios 40 principales de enfrentar a estas manifestaciones de la locura. En ltimo término se concluiré acentuando el papel de la edu- cacién, como creacién de habi- tos morales de vida y-de traba- mienta privilegiada para el equi- librio psiquico y social Se insiste. por ejemplo, en la necesidad de estimular la esta- bilidad familiar. El predominio de internados solteros sera pre- sentado como la demostracién de que el matrimonio actda en contra de los excesos y disipa- ciones que empujan al célibe a la locura. Pero la preocupacién a la locura decla- rada e internada, sino que se proyecta sobre la sociedad glo- bal. Frente al habito generali- zado —fundamentalmente entre sectores de poblacién criolla— de no formatizar las uniones en matrimonio civil, se propone tra- tar de modificar tal préctica me- diante una campafia educadora La instruccién y fa formacién de habitos morales deben en- frentar a la ignorancia, condi- ion que favorece todos los ex- esos que conducen a la locura. Pero al mismo tiempo, Meléndez y Coni advierten contra los ries- 908 que implica cifundir un ex- cesivo afan por la instruccién: la instruccién muy elevada, par- ticularmente la aglomeracion en carreras liberales es considera- da por los alienistas como un factor de locura. Los mismos autores proclaman una consigna y una exhortacién que condensa la raiz social de sus objetivos: “Instruccién, familia, propiedad, he aqui la trinidad social que es- té llamada a regenerar 2 las ma- sas. £3 hacia ella que deben tender todos nuestros esfuer- 20s". El discurso de la psiquia- tria en esta etapa, entonces, re- corre las mismas preocupacio- nes y valores, los mismos de- seos y temores, que estan pre- sentes en las premisas ideold- gicas que sustentaron el proyec- to del pais encarado hace casi 100 anos. Bibliografia Anales del Circulo Médico, I, 187% 1880. Borda, José 7 Algunas consideracio- ‘nes sobre i pronéstico de le alone gi mental oi, cabred. Dor “Discursos sobre Zcilos y Hospitales Regionales en Ia Republica Argentina (Ley 4953) Combi. 0: Gallo, €-y OConnel, A. a goneracion del 60 y su proyects. Gaché. Samuel: “El estado mental de la sociedad de Buenos Aires (1881)", Anoies del Circulo Médico, WV. 1880: ‘381 Gallo, E. y Cortés Conde. A: Le Repd- blica Conservadora, Paidés. Buenos Aes. Ingenieros, José: Le locura en le Ar- Bentina (1910), Rosso, 1807. Ingenieros, Jona” Lx personalidad inte Tectual de José M. Ramos Melia, Ros- 30, 1952. Wem. Andrés: fosms y la Medicine, Huema Loudet. O. y Loudet, 0. fistoria de Ta pslqulatio ergenting, Buenos AL res, Troque Moplionl, Norberto: Los. Monicomios tosis, 1878 Meléndez, L. y Coni, £: “Consideracio- hes. sobre la estadistica de la ene genacién mental oo Ia provincia de Buenos Alves", 1680 Moyano Carranza, Hz. Historia de le Aslatencie Publics de le Capita Penna. Jy Madero, H: Le administra. clon sonitaria y Asistencle Pablies de fe ciudad de Buenos Aires, 1910. Ramos Mejia. José M.: Lo locura en le historia: (1895), €d. Cientifica y Lite. raria Arg. 1927 amos Mejia, José M: Las multitudes ‘argentioas (1800), Tor. 1858. Ramos Mejia, José M- La nevroste de Jos hombres célebres en la historia argentina (1878). Rosso, 1832. Sociedad de. Boneficencia’ de la Capt tal, Su origen y desenvolvimlento, eo owt ler, Riceurte: El pesitivismo argent? no, Buenos Ares, Paidés. Sociologia, politica Fernando Mateo y psicopatologia de las multitudes Psiquiatra, fundador del Instituto Frenopatico en 1880, la figura de José Ramos Mejia sintetiza positivismo y prejuicio ante la inmigracion y la poblacién criolla La Editorial de Belgrano ha pu- blicado; en 1977, una reedicién de Las multitudes argentinas, bro que José Maria Ramos Mejia (4849-1914) escribié en 1899. Concebido en aquel momento ‘como introduccién a un estudio ‘en torno de la personalidad de Rosas —que con el titulo Rosas y 8u tiempo llegaria en 1907— Las multitudes srgentinas cons- tituye en realidad una obra de gran relevancia en si misma, y puede considerarse con justicia ‘como uno de los capitulos funda. dores de la sociologia en nues- tro pais. Desde sus primeras obras‘, Ramos Mejia —que ha- bia estudiado medicina para lue- go dedicarse a la psiquiatria— Propuso. como en este libro, una Perspectiva muy novedosa en el campo de la literatura ensayisti- 2, procurando introducir crite- rios de cientificidad en la obser- vacion, descripcién y explicacion de las relaciones sociales, y en la deteccin de las leyes que ha- bian regido los procesos de con- formacién de la sociedad argen- fina. Desde luego, sus métodos y concepcién cientifica pueden y deben ser criticados, lo mismo que sus presupuestos ideolégi- Cos, pero su obra no puede ser ignorada: debe quedar claro, sin + En el conjunto de la obra de J, M. Ramos Mejia, que comienza en 1678 ‘eon la primers parte de Le neurosis de los hombres eelebres en fa historia ‘argentina —cuya segunda parte apare- Ge en 1882— se destacan: Le locura fen Ia. historia (1895). Las. multitudes ergetione (100), y Hoeae you tempo embargo. el sentido del valor que se le atribuye. Indudablemente, !a de Ramos Mejia es una personalidad que reviste gran interés para un es- tudio atin no encarado en el te- rreno de la historia de la: y de la cultura argentina: la in- vestigacién de los cambios de funcidn de los intelectueles en a formacion social. Su produc- cién teérica, considerada en su Conjunto, constituye un porte ‘sistemdtico y muy significative no sélo de su propia evolucién intelectual, sino de las tenden- cias de la época, y deberia ser discutida en el contexto del pro- ‘ceso de autonomizacién y espe- cializacién de la actividad inte- lectual y “profesional universita- ria”. En efecto, las modalidades “modernas” —y especialmente, pero no solamente, las llamadas “profesiones liberales"—encon- traron un campo propicio en la Argentina, y sobre todo en la permeable sociedad portefia. que centralizabe también este aspecto de la modernizacién de la sociedad nacional. Estas observaciones no apun- tan solamente a informar al lec- tor acerca de un contexto.gene- ral en_el interior del cual situar la aparicién y los aportes de Las multitudes argentines, sino también a destacar lo siguiente: la produscién de un hecho cul- tural, como la reedicién de una obra escrita en 1899, supone ‘compromisos elementales, to- mas de posicién y, desde el pun- to de vista especificamente edi- torial —que, de hecho, no se li- mita a consideraciones pura mente técnicas 0 econémicas— implica una clara conciencia de! sentido en que se puede inten- tar influir para orientar Ia lectu- ra. Esto es importante sobre todo por tratarse, como en este caso, de una obra que, por una parte, reviste importancia hist6- rica como aporte a la conforma- cién de las ciencias sociales en nuestro pais. y, por otra parte, constituye una Sintesis muy re- veladora de las tendencias ideo- Iégicas dominantes en un perio- do de consolidacién de la rela- cién de dependencia tan peculiar —si nos atenemos al modelo clasico de relaciones colonia/ metrépoli en el siglo XIX— que la Argentina mantuvo con. res- pecto a Gran Bretafia. En este sentido, sea que se piense en el estudioso de estos temas, en el lector no especia- Jizado' en clencias sociales, 0 en el estudiante universitario que comienza a internarse en la literatura hist6rica de su dis- ciplina, y, desde luego con mas énfasis si se trata de un lector. por asi decir, “ingenuo”, no es posible, bajo ningén punto de vista, recomendar esta edicion de Ia Editorial de Belgrano. Mu- cho menos ain si se considera we Las multitudes argentinas ie editado en 1974 en Rosario, en Ia coleccién “Conocimiento de Is Argentina” de la Editorial Biblioteca de Rosario, con una noticia biografica y una biblio- gratia que registra los trabajos escritos a propésito de esta obra y del autor, y un excelente pro- ACABAMOS DE RECIBIR ESTOS IMPORTANTES LIBROS. NO ESPERE ENCONTRARLOS EN NINGUNA LISTA DE BEST-SELLERS ENSAYO 4. Bronowski: E! sentido comtin de la ciencia. Charles Chaplin. sit-sentido y Fenomenologia de la percepcién. Jacques Lacan: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoandlisis. K. Malevitch: £1 nuevo realismo pléstico. J. Berger: Modos de ver. Jean-Pierre Richard: £1 romanticismo en Francia Ulrich Conrads: Programas y Manifiestos de la erquitecture del siglo XX, Guido Morpurgue-Tagliabue: La estética contemporanea. Tomas Maldonado: Vanguardie y Racionalidad. LITERATURA ‘Thomas Mann: José y sus hermanos (4T.) James Joyes: Ulises (2T.) Veinticinco poemas de Cavafis: Traductor: Juan Ferraté, fotografios de Dick Frisell. M.A. Asturias: Tres de cuatro soles. Kafka: Cartas a Felice (2T.). Ezra Pound: Cantores completes. Eugenio Montale: Huesos de tibia. Italo Calvino: Guentos populares italianos ty li. D. Hammett: El agente de la Continental. B. Brecht: Historias de almaneque. librerias fausto Corrientes 1311, Tel. 40-1222 Corrientes 885, Tel. 393-7988 Santa Fe 1715, Tel. 41-2708 logo de Adolfo Prieto, que es una guia valiosa para. fa com: Pprensién del contexto de la obra y para su lectura critica. Prieto desarrolla alli, entre otros, te- mas como el de la xenofobia de Ramos Mejia —suscitada por la oleada inmigratoris— que entra en contradiccién con su libera- lismo y su cientificismo. No me propongo discutir en este articulo la vatider de los argumentos expuestos en el Prélogo de esta edicion de la Editorial de Belgrano, pero no puedo dejar de ‘sefislar que se trata de un enfogue que no com- parto. Diré, para sintetizar. que los elementos alli valorizados son los que aqui considero pre- cisamente ms criticables 0 me- nos legitimos desde el punto de vista clentifico y viceverss. Es- to podria verificarse casi pun- tualmente, si no fuera porque, en realidad, mis observaciones parten de presupuestos que no pueden homologarse a los que forman ese prologo. Finalmen- te, no puedo comprender Ia falta de seriedad del prologuista, que dice estar presentando la segun- da edicion de Las multitudes ar- gentinas. jignorancia, descuido © simplemente ocultamiento de- liberado? El ordenamiento expositivo elegido por Ramos Mejia nos presenta la cuestién conforme @ un esquema evolutive —prece- dido por un breve capitulo de intencién te6rica: “Biologia de Jas multitudes"— que reconoce varias etapes historices a las que corresponden sendas forma- ciones multitudinarias de dife- rentes caracteres y que cumplen diferentes funciones: las multi- tudes del virreinato, la emanci- pacién, ta . ¥, por fin, las de los tiempos modernos”, Los contenidos de este eje —plan- teado como secuencia eyoluti- ve— no me interesan por el momento (es decir. no me pro- pongo demostrar la verdad o fal- sedad de las afirmaciones de Ramos Mejia acerca de estos periodos 0 de determinados acontecimientos). Quiero hacer, en principio, otro corte que me 2 No es eupertiuo recordar que estas ‘ditimas corresponden a la etapa que Tnaugura en 1052 y la actualided” en que se escribié el libro (1899), parece mas provechoso pare comprender ta elaboracion cov ceptual que funda ese ordena- miento expositivo que no es, en cierto modo, més que la conclu: sion de una tarea de investiga cién y produccién de conceptos y modelos en torno de la reali- dad social global, a través de fa categoria sociolégica que Ra- mos Mejia introduce en el hort zonte sociolégico argentino: la multitud, concebida como uni: dad de andlisis. Si bien en la exposici6n de! ‘tema hay una permanente super- posicién entre el nivel historio- grafico y el nivel sociolégico, me parece posible detectar algu- nas distinciones que son de uti- lidad en ef sentido que acabo de mencionar. En efecto, Ramos Mejfa nos ofrece, por una parte, varios abordajes orlentados. a construir un concepto tedrico de esa unidad de andlisis enfo- cada desde diferentes angulos. Es cierto que sus definiciones de la multitud son en principio tributarias de la que habia con- cebido Le Bon en su Psichologie des foules, obra que cita en va- ries oportunidades,. pero la or ganizacién conceptual y el pro- grama de estudio que se plantea Ramos Mejia indican un sesgo diferente que enseguida trataré de discriminar. Afirma Ramos Mejia que “se- ria curioso” determinar e! papel de le multitud “en el desarrollo de nuestro organisimo politico, es decir, estudiar su biolo- gia...”. Pero no se trata de una metéfora. El se propone, en efecto, estudiar tres puntos que conciemen a la “fisiologia” de fa multitud: 1°) la multitud en ai, su organizacién, composicién y papel en los diversos aconte: cimientos; 2°) los hombres que proceden de ella, son en toda su psicologia, su expresién genul- na, una proyeccién individual de su alma y de su genio: 3°) los dominadores de 12 multitud, los que, surgidos 0 no de ella, han tenido calidades de cierto orden que les ha permitido dominarlas, dirigirlas y, a veces, transfor. marlas”. En cierto modo, se puede de- cir que a lo largo de Ia obra este Programa resulta respetado. Pero, en lugar de discutir su apli- cacién a la historia argentina, veamos el sesgo que anuncié ‘antes. Por razones de espacio me voy a limitar a analizar e6mo trabaja Ramos Mejia el primer punto de ese programa, por otra parte, el mas significativo desde “la perspectiva sociolégico. Después de describir el me- canismo por el cual se constitu- ye 1a multitud en los términos de Le Bon, define: “El verda- dero hombre de la multitud he sido, entre nosotros, el indi duo humilde, de conciencia equi- ‘voca, de inteligencia vaga y poco aguda, de sistema nervioso re lativamente rudimentario © ine- ducado, que percibe por el sen- timiento. que piensa con el co- razén y a veces con el vientre: en suma, el hombre cuya men- talidad superior evoluciona len- tamente, quedando reducida su vida cerebral a las facultades sensitivas”. Se ha sefalado varias veces 1a matriz positivista en el pensa- miento dé Ramos Mejia. pero me parece que esa generaliza- cidn, valida en otro sentido, nos hace perder de vista la especi- ficidad de las mediaciones a tra- vés de las cuales el positivismo 2 expresé en la Argentina, 0, dicho de otro modo, las trans- formaciones que sufrié y la fiso- nomia peculiar que adquirié en consecuencia. Esta fisonomia se ve muy bien en la obra de Ramos Mejia,en la que la matriz positivista esté sobrecargada con un fuerte naturalismo y una elaboracién bastante. particular de fa idea general de asimila- cin de métodos y conceptos de las ciencias naturales a las cien- cias sociales. Véanse, para man- tenernos por el momento en el nivel de la definicién tedrica de. le multitud, estas reflexiones: *7Por qué la multitud seré al- ternativamente barbara o heroi- a, Sanguinaria 0 piadosa a la vez? {Por qué una misma mu- chedumbre, y en virtud de qué causas que nos escapan. es aqui temeraria y arrojada, alla pusi- lanime y cobarde?... Debe pa- sar en ella algo de lo que acon- tece en los cuerpos: que sus propiedades resultan de la ar- quitectura de les moléculas: di- simetrias morales, andlogas a las _moleculares descublertas por Pasteur.” Y luego de dar un ejemplo tomado de la quimica continua: “Los hombres también se combinan para formar la mul titud como las moléculas para constituir los cuerpos”. “A ese hombre de las multitu- des deberfamos més bien lla- marle el hombre-carbono, por- que en el orden politico 0 social desempefia, por su fuerze de afi- nidad, las funciones de aquél en la mecénica de los cuerpos or- génicos”. [...] “Nadie posee como él la facultad matriz del elemento carbono, esa facultad que tienen sus étomos de unir- se y remacharse los unos a los otros. para engendrar organis- mos tap variables en su forma, en sus dimensiones, en su soli- dez”. e Hasta aqui, el aspecto des- eriptivo de la formacién y fun- cionamiento de la multitud que, se entiende, resulta mucho mas manejable y asimilable a la perspectiva de las clencias natu- rales que el nivel explicativo. Este nivel s6lo est tematizado en términos no biolégicos en el capitulo tedrico, recurriendo a Le Bon, y luego, en el capitulo “La obra militar de tas multitu- des de la emancipaci6n”. Aqui, cuando Ramos Mejia introduce la diferenciacién entre el “ejér- ito regular” y el “ejército mul- titud”, trata de insertar, casi con desesperacién, una explicacién que haga inteligible la paradoja de la victoria de un ejército cu- yas operaciones no se rigen por las leyes de la ldgica. Refirién- dose entonces a ese eljército multitud, se pregunta: "Y si no era la disciplina militar la que los unia y fa que les daba la cohesién indispensable zqué era?”. Y la respuesta: “Era eso que llamabamos al principio, re- cordando la clasificacién esta- blecida, el alma de la multitud. la estructura peculiarisima de esa accidental agrupacién pleto- genética [...]. fs esa alma, aquella fuerza psiquica que men- cionara ya, lo que le da tan cu- riosa homogeneidad...”. Y des- pués de citar a Tarde, vuelve a la busca de un nivel explicativo del funcionamiento de la muche- dumbre en cuanto tel, es: decir. abstraida de las condiciones his- tOricas de su apariciGn: “E] nom- bre colectivo de muchedumbre, a que las personalidades particulares de los individuos ‘que formen parte de ella, se en- cuentran y se Identifican en una sola, por lo que forzosamente hay que reconocer que existe algo que nos escapa y que sirve 13 provisionalmente de pensamien- to comin: y ese algo que no es s6lo el aparatoso desplieque de las mas bajas fuerzas mentales, ho €s otra cosa que esa alme que explica de cémo un signo, una voz, un grito lanzado por un individuo en determinadas cir- ‘cunstancias, arrastran inconcien- temente a una ciudad o a todo un pueblo asi a los mas horri- bles excesos. como a las més grandes heroicidades” Creo que este es el inico pun- to en que Ramos Mejia no ar- ticula la explicacién sobre la base de una reducci6n del pro- eso o de sus componentes a datos cuantificables en térmi- nos de alguna medida fisica. En la mayor parte de los casos es la biologia, y més propiamen- te la concepcién evolucionista de la biologia, la que organiza el nivel explicativo, aunque las contradicciones que esta asimi- Jacién genera son muy evidentes en el nivel de aplicacion de los conceptos a la interpretacién de la realidad. Antes de continuar con el se- fialamiento del exacerbado natu- ralismo de la versién del positi- Vismo que nos ofrece Ramos Mejia, conviene agotar el nivel de la “conceptualizacion socio- W6gica” de la multitud. A ese respecto, me parece conver te destacar que, junto a los va- rlos_intentos de definicion “ted- rica” se advierte, sobre todo en el plano de la retérica, una cons- tante valoracién negativa 0 pe- yorativa de la multitud, expre- Sada en varios pérrafos paroxis- ticos, de los cuales éste me pa- reci6 uno de los mas transparen- jes: (las muchedumbres son) .-impresionables y veleidesas como las mujeres apasionadas, puiro inconsciente; fogosas, pero Henas de luz fugaz: amantes ante todo de la sensacién vio fenta, del color vivo, de la md- sica ruidosa del hombre bello y de las grandes estaturas: por- que la multitud es sensual, arre- batada y lena de lujuria para el placer de los sentidos. No ra- Giocina, siente. Es poco inteli- gente, razona mal, pero imagina mucho y deforme; todo lo quie- re grande, ampuloso, porque vive en un perpetuo gongorismo morel, ampliando y magnificén- dolo todo en proporciones mega- Propongo retener este énfasis permanente y repetido de Ramos Mejia acerca del cardcter In- consciente de la multitud *. Pien- $0 que cumple una doble fun- cién. La primera reafirmar la idea de que la muchedumbre —en un nivel tedrico, en un pla- no de generalizacién que prece- de a la aplicacion del concepto para organizar y dar inteligibiti- dad a la realidad tiene que ser definida en términos de fuerza de Ia naturaleza y. en ese sen- tido, inconsciente tiene aqui la connotacién de lo no-humeno que carece de conciencis, es decir, que carece de los niveles superiores de actividad cerebral. Asi, por ejemplo, refiriéndose a las que llama “primeras multitu- des” les atribuye una “concien- cia ivoca™, sostiene que tie- non “la indiferencia de las cosas inanimadas”. Del mismo modo, refiriéndose a “la multitud de las tiranias”, sugiere observar la asociacién estrecha en que vi- ve el soldado criollo con algv- nos animales domésticos: “Hav que fijarse, dice, en la peculia- ridad de semejantes alianzas [....] porque ilustran el caracter animal de su estructura psicol6- gica”. Siempre en ese capitulo ¥ particularizando en las multitu- des del litoral aventura: “Su fun- cién parece més bien biolégi que politica; engendra las tira- nias, como fa sangre rica las in- flamaciones y {as infecciones mortale: A mi juicio, esa conceptuali- zacién tiene como segunda fun- cién legitimar y dar coherencia légica a Ja secuencia historio- gréfica evolutiva propuesta por Ramos Mejia. O, dicho de otro modo, funcién de conciliacién ..2 Tomo la idee de que fa multitud es ‘puro inconciente” porque pienso que reoume todas les otras notes que Ra- mos Mejia le atribuye:. impulsividad, predominio de tos eentimientos, incivk fizacién, salvejismo, animalidad, caren- cia de raflexion, etc # La asimilacion a las clencias natw- rales no os simplomente retérica, ¥. como ya dije, se manifiesta constante- mente —ya.sea en las miltiples. ana fogias tomedas de Ia botanica y la z00- Jogi. como en ta definicion de I mul- fd’ como protoplasma, los. présta- mos de la. medicins y la psiqulatria, e In teoria de tas vibracionas. sincré tices, y do la fisica y la quimica— para explicar fos distinies tipos de re- Felaciones sociales involucradss en ot proceso de formaciin de la sociedad sryentina > clones do lee tondoncias dol de niveles contradictorios en el complejo ideolégico del autor. Por una parte, sustituye la ine- xistente elaboracién tedrica en ‘el plano especificamente histo- riografico: no hablo de periodi- zaciones, sino de un nivel, sf puedo Hamarlo asi, més prima. rlo que Ramos Mejia ignora: en efecto, no hay critica de las fuentes, y la historiogratia con- sultada opera més bien como una historia sagrada. Por otra parte, Ramos Mejia distingue. en cada perfodo, un tipo distinto de multitud. Y, si las multitudes de} virreinato y la emancipacién son vistas con simpatia a peser de toda su “inconciencia”, porque pasan de simples rebeliones 3 la lucha por la independenci que casi llegan a elaborar inte- lectualmente, les de la “tirania’, si bien son “biolégicamente” ne- cesarias, resultan descalificadas desde el punto de vista politico por estar en el punto mas extre: mo de la escala, el de la anima. lidad, 0 la “pura inconciencia”’* EI “secreto” del fiberalismo positivista del tipo que nos pre senta Ramos Mejia’, reside en- tonces en la idea de que si bien es cierto que la “multitud de la tiranfa” no puede sino engendrar fatalmente, en tanto fuerza de la naturaleza, a un caudillo y un régimen despéticos, también es cierto que el hombre. a través de la ciencia —funcién que la multitud no puede encarnar por- que no ha llegado a un nivel tan complejo de [a actividad cere bral— puede dominar y transfor. mar a la naturaleza. Por eso Ramos Mejia puede decir cohe rentemente: “no puede ser que el mundo moral esté regido pot distintas leyes que el mundo fi sico 5-£n of caso de I descripciin con creta do las multitudes de ta Urania $e suma a la carencie heuristic Seid aaeain de To, racom je produven el régimen rosie. Tescatifieacion de esta multitud es te feda'a tondony Remos Mejia pretends que’ difiere.“tntropologicamente”” de iBs multitudes de la colonia y la eman ipecién ‘ilo no impide que Ramos Melia haya desarroliado clertos elementos de Rohofobia en st! concopcién general y que estas Ideas hayan servide como Base para elgunes de. las. argumente noone fismo més ceacctonario que comionca a ‘gencrarso ya on esa época y en directa Petacion con fo lamigracton mosive poe terior a 1680, Releer a Heidegger Criticado por el racionalismo, el neopositivismo y las variantes diversas de! materialismo, idegger emerge en los ‘escritos y seminarios del psicoanalista Lacan La década de! sesenta fue es- cenario de la popularidad erro- liadora del estructuralismo. que tifi6 con sus métodos y sus f6r mulas tedricas el campo de las Ciencias sociales y humanas. Junto con él resurgieron intelec- tuales anteriores pero afines: Roland Barthes inducia a leer a Saussure, Althusser evocaba a Spinoza, Lévi-Strauss cosecha- ba simpatias para Jakobson y los formalistas rusos. Hoy, aquieta- das las aguas de la marejada es- tructurat, uno de los eminentes Psicoanalistas contemporéneos, el francés Jacques Lacan, ha vuelto a poner en boga el pres- tigio alicaido de! oscuro y poé- tico filésofo del idealismo irra- cionalista: Heidegger La perceptible familiaridad in- telectual entre Lacan y Heideg- ger esté en el origen de una in- yitacin que se repite: leamos de nuevo a Heidegger, cuyo des- crédito seria resultado de una operacién estrecha y sectaria. Mas allé del debate —que no abordaremos— sobre una lectu- ra lacaniana de Heidegger o una version heideggeriana de Freud, nos inclinamos a registrar !a per- sistencia de! convite. que repica no sélo en ofdos latinoamerica- nos sino franceses, italisnos © ingleses. Precisamente un italiano, el” filésofo Valentino Gerratana. recogié la invitacion (que entes habia recogido Adorno con agu- deza polémica) y se propuso de- dicar alain tiempo a una refle- xi6n sin prejuicios. Aproveché la circunstencia de que varios semanarios europeos —l'Es- presso y Der Spiegel entre otros— publicaron documentos particularmente incisivos sobre uno de los episodios desdicha- dos de la vida del rector de Fri- oa en Ia década de 1930. La jon de algunas paginas desconocidas dela Autobiogra- fia de Karl Jaspers proporcioné invalorebles y seguros datos so- bre el mismo periodo. Con tales materiales en mano Gerratana sigue la senda de las relaciones de Heidegger con el nazismo. No postula, ciertamen- te, que esas relaciones por si mismas alcanzan para cerrar toda discusién sobre la filosofia de Heldegger. Mas bien. Gerra- tana se niega a considerarlas como un acontecimiento fortuito y las vincula con el cardcter irra- Cionalista, anticientifico y anti- moderno del existencialismo heideggeriano. Vayamos por partes. Hacia 1930, Jaspers en Heildelbera y Heidegger en Friburgo irradia- ban sobre Europa los vapores del existencialismo aleman. Ambos, amigos y colegas, se encontra- ban con frecuencia y —seaiin lo anotado en la Autobiografia— practicaban los amables ritos de una amistad filosofica. Afios después Jaspers se reprochara amargamente no haber interve- nido con més decision cuando descubrié los_primeros_signos de la fascinacién de Heidegger por el ascendente nazismo. En marzo de 1933, los dos amigos se encontraron durante algunos fas. Jaspers, al despodirse re- un consejo filoséfico: fren- te al rapido desarrollo del_na- zismo como una realidad. Hei- degger opinaba que “uno debia comprometerse”. El resultado y la direcci6n de ese compromiso relucen meses después, cuando Heidegger pronuncia su famoso discurso sobre “La autoafirma- ci6n. de la Universidad alema- na". Jaspers anota: “Por su for- ma, un tipico discurso académi- co; pero su contenido represen- ta, nada mas ni nada menos, que el programa nazi de reforma uni- versitari Y no es para menos. Algo del fanatismo hitleriano debié haber conmovido a Heidegger para aconsejar asi a los estudfantes de filosofia: “No permitdis que los axiomas y les ideas regulen ‘vuestras vides. El Fuhrer y sélo el Fuhrer es ley y realidad pre- sente y futura de Alemania”. A un periodista de Der Spiegel Heidegger sugiere, en 1965, que si aceptaba el rectorado de Fri- burgo {cosa que hizo) le iba a ser imposible moverse sin com- prometerse con el nazismo. Eso fue, precisamente lo que expre- 6 en el famoso discurso y lo que aterrorizé @ Jaspers, quien escribié en su diario: “Heideg ger, como otros, sueumbis:a la droga nazi”. En vano se repro- cha Jaspers no haber tratado de influir sobre su amigo y una pe- queha anécdota proporciona ilus- tracién suficlente. Ante la pre- gunta formulada por Jaspers s0- bre cémo un hombre de la cata- dura de Hitler pudo apoderarse de Alemania, Heidegger no vaci- 16 en articular una respuesta embelesada: “jAl diablo con la cultural 0 es que no te fijas- te en sus manos maravillosas Gerratana subraya que estas paginas de Jaspers sélo fueron editadas después de fa muerte de Heidegger y en ellas no se nos ilustra sobre el curso poste- rior de sus relaciones con él na zismo. No siguié, por cierto, co- mo rector de Friburgo. Se retire a la contemplacién filoséfica, ja- més condené la barbarie nazi ni se desdijo de su alocucién ni del papel jugado en la adhesion al Fihrer. Recogido en la devela- cién filos6fica del Ser, olvidé mientras pudo esa aventura po- litica que, en opinién de Gerra- tana, no se manifiesta incohe- rente con su filosofia. Por ello. frente al desafio de ue nueva lectura (una lectura a la moda). la adhesién de Hei- degger al ascendente nacional- socialismo y su breve militancia en su frente cultural-filosdfico no deben ser descartadas a prio- i por irrelevantes. Puede dis- cutirse acerca de cémo se pro- yectan sobre la sustancia de su Pensamiento, pero es imposible desecharlas como un episodio insignificante. Quizés “leer de nuevo a Heidegger" nos conduz- ca a descubrir los sintomas. y efectos filoséficos de sus esca- ramuzas con la politica. Miguel Sinecura 15 LIBROS Los combates de la semiologia Prieto, Luis, Estudios de lingdis- tica' y semiologia generales, México. Nueva Imagen, 1977. Actualmente la Linguistica y la Semiologia', superado el mo- mento de a constitucién de su instrumental tedrico de base, hen pasado a ser, sobre todo esta Ultima de menor consisten- cia intracategorial, un campo de batalla —batalla puramente len- eS donde se juega no so- lamente el destino de estas dos disciplinas tan especificas (aun- que clerta Semiologia en proyec- to pretenda no serlo) sino tam- bién, como bien lo reconoce Prieto en este libro, el de las Ciencias sociales contemporé- neas. Libro de dificil recorrido. Reu- niendo articulos de diversa pro- ‘cedencia temporal y de perspec- tivas diferentes (aunque homo- géneas) permite al lector aten- to una lectura progresiva: mar- ado por la postulacién (y re sién de esos postulados) de versos enfoques sobre temas especificamente lingUisticos y semiolégicos, admite, si se quie- re, una lectura del “camino ted- rico” de Luis Prieto, que sin duda es progresivo. Entonces —y a partir de alli— habria que remitirse a los Principios de noo- logia y a Mensajes y sefales. Sin embargo, el libro se presen- ta como una totalidad escindida 1 Emplaamos indistintamants somio- logia y semistica sin tomar en cuenta, fn este caso, las diferencias metodo. légicas y tegricas que pueden implicar. 16 ‘en dos partes: lingiistica y se- miologia (generales) (ademas es el protocoio de lectura al que in- vita el titulo): entonces se ofre- ce otra perspectiva, paradigma- tica si se quiere, que permite omitir el antes y el después: una legalidad que no puede ob- jeterse. El “recorrido” (en el sentido estricto que este térmi- no posee en la teoria de los grafos y ahora en lingtistica) es ‘entonces otro: un “camino” que obliga a leer una preocupacién tedrica y el producto de esa preocupacién sin hacer referen- cia a-los postulados enteriores o Posteriores suponiéndolos _im- plicitos en el recorte que opera la lectura. Asi es posible obser- var dos constantes: 1. la teori- zacion de Prieto trabsja por mag- nitudes de pequefia dimension {la conmutacién, la fonologia, lingGistica funcional): aborda problemas precisos y de una cuasi-especificidad linguistica Para extenderse paulatinamente al campo semiolégico (del fone- ma al “noema”); 2. este proce- so orienta un “pasaje” del so- nido al sentido (significaci6n) ‘que repite el camino por el que avanzaron los “maestros”, tan- to Jakobson como Benveniste. La primera actitud es casi per- manente en todos los lingiiistas que intentan abordar los proble- mas de la teoria lingiiistica ge- neral. La segunda implica una clara incorporacién al campo de la lingGistica y semiologia euro- pea: lacénicamente, la ¢a postsaussuriana, a di de aquellos que proviniendo di- rectamente de la reflexién se- mistica (més 0 menos declara- da) abordan zonas espe de la significacién (los italia. nos, pongamos por caso, Eco, Garroni. Bettetini, etc). Marcar esta procedencia no es vano, de hecho los problemas bisicos de la Semiologia son planteados se- gin ef vector diacrénico al cual se pertenece. Y si bien es cier- to que la historia de la Semiolo- gia es muy corta, es posible ya sefialar estas variables. Aqui, entonces, el “'recorrido” histori- co define el objeto y los enfo- ques. En este caso Prieto ope- raré con todo el instrumental que le acuerda la Lingiiistica y bésicamente la Fonologia. su pri- mer interés: Saussure, Hjems- lev, Martinet marcarén su refle- xidn. Se diré que este hecho es ‘comin a todos los semidlogos; es verdad, pero en este caso el pasado es determinante, tanto en la metodologia como en la de- finicion del enfoque. Su modelo comunicacional es bésicamente el modelo provisto por la lingiis: tica estructural reformulado en términos mds abstractos y ted- ricamente més correctos; este modelo estd construido como fi- gura de una simetria especular donde emisor y receptor cum- plen las mismas operaciones. pero inversamente. Es sabido que a este modelo se le han opuesto criticas validas, amén de posiciones teéricas encontra- das (modelos simétricos/asimé- tricos). Podriamos recordar el modelo de la semiética freudia- na (precisado por Lacan) en don- de el equilibrio simétrico es roto por la prevalencia del otra (receptor) como sede del cédigo y observar que este modelo no es solamente analitico sino tam- bién psicoanalitico, es decir, que implica un grado de generaliza- cién tedrica que intenta dar cuenta de la comunicacién’ hu- mana generalizada y no circuns- cripto a la situaci6n analitica. Prieto reformula, aplicando el vocabulario de la légica de ole- ses y en un intento valido de es- capar al pragmatismo, las fun- ciones del emisor y el receptor como operadores de seleccién de clases de hechos y no de he- ‘chos —al nivel conceptual, como el reconocimiento de la perte- nencia de un objeto a una clase, sefialando un manifiesto progre- so ante el modelo comunicacio- nal de Jakobson, por ejemplo, pero esto no anula la estructura bdsica de su esquema sino que la refuerza. ;Pero es posible Cuestionar una tipologia comu- nicacional que pareciera dar cuenta de un fenémeno de mani- festacién tan reconocido? Tal vez el problema no consista en negar validez al modelo sino en circunscribir sus grados de per- tinencia. {Es posible concebir la comunicacién artistica, la comu- icacién social, la comunicaci6n de medios masivos y la comuni- cacién lingiistica, por ejemplo, en el mismo nivel de pertinen- cia? Ya Greimas habfa sefialado acertadamente una de las “fala- cias” més generalizadas en el andlisis de las comunicaciones: de los medios masivos: empl un modelo de la comunicacién interindividual para dar cuenta de una manifestacién social sin haber elaborado previamente la categoria tedrica de “sujeto co- lective”. El trabajo de Prieto ‘Notas para una semiologia de la comunicacién artistica”’ da pie para reflexiones andlogas. Prie- to es antes que todo sociose- midlogo, si es que esta determi- nacién puede actualmente ser aceptada, y lo es en un doble sentido: sus elementos tedricos basicos provienen del primer se- midlogo europeo: Buyssens, que dejé sentadas las bases para una teoria semiolégica de la signifi- cacién social y el campo de sus trabajos abarca estrictamente aquelio que hoy se ha dado en Hamar la semiologia de la co- municacién en oposicién a una semiologfa de la significacion. En el texto que nos ocupa, Prieto intenta dar una respuesta a las tajantes opciones de! Bar- thes de los Elementos de Semio. logia, reubicando los campos es- Peciicos que pertenecen ala se. miologia de la comunicacién y a Ia semiologia de la significa ci6n; pero esta “distribucién” no aparece suficientemente clara. ‘Acuerda con Barthes en recono- cer el cardcter de signo a todo comportamiento social (en sus propios términos no-saussuria- Nos: laci6n entre un Indicio y un indicado, relacién siempre so- para Prieto-Buyssens), agre- gando una nueva categoria: la de estilo. Para que exista co- municacién todo signo debe ser producto de una seleccién (una variabilidad opcional) operada entre el plano del indicio (en- tendido como clase) y el plano del indicado (entendido como clase), pues no habiendo seleo- cién-entre varias opciones no habria posibilidad de identifica- cién, Sefialemos para su mejor comprensién, que la entidad bé- sica de la comunicacién es el indicio-indicado (relacién) inser- to en la correspondiente codi- ficacién-descodificacién de las clases que realizan tanto emisor como receptor. Los hablantes zlos lectores?— descodifican clases y no hechos, o si se quie- Objeto literario~ funci6n signi denotativa Por lo tanto, una comunica- cién denotativa (1) y otra con- notativa (2). Pero Prieto aclara, re clases de hechos. La Semio- logia de la Comunicacién estu- dia (0 estudiara) los fenémenos comunicativos que emplean aquellos indicios que son sefal, es decir que por definicién son Intencionales. La Semiologia de la Significacién es (0 deberd ser) mas comprehensiva pues Incluye todos los hechos que es- tudia la Semiologia de la Comu- nicacién mas los indices conven- cionales que no son sefiales y que no estudia la de la Comuni- caci6n. Es evidente que en esta distribucién el elemento "fuer- te” es el de intencionalidad y no el de convencionalidad. A partir de all Prieto plantea ‘con rigurosa coherencia el sta- tus de los objetos artisticos, que es en realidad la piedra de to- que que separa ambas semiolo- gies, por lo menos en el campo europeo. El objeto artistico, se- gtin Prieto, es un objeto produ- cido para satisfacer una funcién comunicativa (por ejemplo el li- terario) 0 no comunicativa (por ejemplo, el arquitectOnico) cuya capacidad de indicar, resultado de la semiotizacién que sufre su empleo (la semantizacion de los comportai ntos en Bar- thes, la “ceremonia” en Prieto), es utilizado a su ver para satis- facer una funcién comunicativa. Es visible el lugar que ocupa la literatura (el objeto literario) en esta propuesta. Es constitucio- nalmente comunicativa tanto en su Inténcin como en su uso: y. por Io tanto, doblemente comu- nicativa: itiva \ funcién comunicativa (1) - funcién coments (2) connotativa la literatura se diferencia de los otros objetos artisticos en que usa sefiales linguistics; note- 17 mos de paso el riguroso esfuer Zo de Prieto por redefinir semio- Jogicamente categorias muy clé- sicas: forma y contenido, estilo, etc., y cabria preguntarse si no Seria mas conveniente que una Perspectiva semiologica redefi- niese un nuevo campo (un nue- vo objeto de estudio} y meta-se. Miologicamente una nueva cate- gorizaciOn; tal vez esto se.deba 2 las resistencias que ofrece el ‘objeto mismo {literatura), pues algo similar ocurre-con U. Eco €n sus elaboraciones sobre el mensaje estético. eDebe entenderse que la de- notacién es primera y ia conno- tacién segunda en un orden de prelacién jerarquizado? (el pro- blema del “origen” del sentido primero (literal) y segundo (fi gurado). ;Debe entenderse que las senales linguistics son de- Notatives en relacion al segundo plano de la connotacion?, que Se vuelven bruscamente referen- éiales (como lo sugiere Eco) €0n respecto al segundo plano? 20 que persistiendo en elias de- fAgtacién y connotacion ambas entran en juego con la connota- in 2°? Tal ver la dificultad con- ita en explicar el hecho como proceso producido y no como proceso en produccidn, ,No se ran mas complejas las relacio- Nes entre la denotacién y la connotacion bésicas (sefales lingitisticas) y ta comunicacion denotativa y connotativa del ob- Jeto? :No seria necesario intro- ducir fa nocion de discurso que permitiese la inclusién de un andlisis de la temporalidad del proceso (tanto prospectiva “Como retroactiva) de intersec- cion de los fendmenos de deno- “Tativizacion y connotativizacion? ique hacer con los emergentes Sintométicos: 0 el lapsus. no. in- Tencional y, por fo tanto, no defi- nible como indicio, no es un fe- némeno fingiiistico y semiético del que debe darse cuenta? iQué hacer con los “ruidos” del proceso de comunicacién: pro- esos de negacién de la comu- nicacion, fenomenos de contra. comunicacién, con los stlencios, los blancos, ias represiones del discurso? {Qué hacer con los juegos (econémicos) de_pala- bras que van desde la alitera- cién anagramética al Witz? La Secuencia de interrogantes su- geridos por Jas reflexiones de Prieto es interminable. porque interminables son los problemas que actualmente se le plantean jistica y a la semiologia. jad: el status de una se- midtica freudiana es altamente discutible. sobre todo si se la encara por analogia con los ele- mentos de la linglistica esteuc- tural (hacer de Freud un par de Saussure), pero el proyecto de la semidtica peirciana (que Prie- to no desdena) -e que una se midtica fuere de la linguistica ex posible y el camino abierto por la teoria del discurso dice que una semidtica més alla de ta lin- giistica, también. Nicolas Rosa SS Shae 42 mayor, excelente volumen de relatos de Juan José Szer. Libro que, entre otras cosas, puede ayudar a reflexionar, si- multéneamente, sobre la calidad de un gran escritor y sobre los misterios del mercado literario. Gran escritor, Saer he compues- to ya una obra densa frente ala cual empalidecen los logros de otros escritores de su. genera cidn, mas atentos a los ritmos de la moda o mejor relacionados con los arbitros del gusto. Des- atendido con pareja unanimidad por la critica que desde el pe- riodismo, vive la fugaz ilusién de dictaminar los éxitos. seria facil ver en ese silencio una se- fal (casi siempre infalible) de lag virtudes del narrador santa- fecino. Es cierto, por lo demas, que, como se ha dicho, detras de todo rechazo colectivo de la critica hay que buscar fo que esa obra viene a negar: demasiado fiel @ una teméatica “provincia- na”, demasiado atento a las po. sibilidades del relato clasico, Seer ha escrito sus libros a con. tramano de las corrientes en boga en {a literatura argentina de estos ahos. Como Jo enun- ciaba'ya en 1960 con el titulo de Su primer volumen de cuentos (En la zona) Szer traboja desde el comienzo un material narra- tivo poco vistoso: el interior, una regidn bien definida del in- terior [el litoral. 0 mas precisa- niente la provincia de Santa Fe) es el ambito donde se traman unas historias en las que circu- lan y reaparecen, con variantes y. cambios de perspective, las mismas situaciones. los mismos personajes. De relato en relato Saer ha vuelto a escribir la mis- ma historia, versiones de la mis- ma historia, como si cada texto $e apoyara en el anterior y ayt- dara a releerlo, Esta elabora- clon fragmentaria de una trama que parece ya sabida pero que nunca se termina de narrar sirve de base a un trabajo consciente y riguroso con las estructuras del relato; tentativa definida (so- bre todo a partir de Unidad de lugar, 1967) por un proceso cada vez mas franco de experimenta- cin. Influido por algunas de fas técnicas del “nouveau ro- man” Seer construye (en Cice- trices, 1963; El limonero real, 1974 y sobre todo en La mayor) narraciones descriptivas, sin ‘suspenso, sin desenlace, en las que se destaca un notable traba- jo estilistico. Asi, el nombre Blusivo del volumen que comen- tamos remite a un modelo de composicién musical, donde los motives, los temas, reaparacen y se modulan en un juego de si- metrias, semejanzas, repeticio- es que (sostenido en un habit uso del hipérbaton. de las trans- posiciones sintacticas y de la puntuacién) tienden a disgregar la narracién y a disociarla en fragmentos discontinuos. La pri- mera frase de La mayor, con su pacifica parodia de Proust pue- de servir como ejemplo de sus fogros: “Otros, ellos, antes, po- dian. Mojaban, despacio, en la cocina, en el atardecer, en in- vierno, 1a galletita, sopando, y subian, después, la mano. de un solo movimiento, a 1a boca, mor- dian y dejaban, durante un mo- mento, la pasta azucarada sobre la punta de la lengua, para que subiese, desde ella, de su diso- lucién, como un relente, el re- cuerdo”. La mayor es, quizés, el mejor libro de Saer: en ningin otro habia combinado antes con tan- ta eficacia los matices y los re- gistros de una escritura que se va haciendo mas compleja y se transforma sin perder esa rara capacidad que era, para Pavese, la marca de los verdaderos es- critores: la monotonia, esto es. la fidelidad a un nicleo tematico y aun tono personal. Publicado hace dos afios (Barcelona, Pla neta, julio de 1976), este libro ha sabido ganarse, también, el elogio implicito de una critica unanime en su silencio; 10 que no deja de ser, lo hemos dicho, una prueba mas de su inusual calidad. Vistazo sobre ediciones en el exterior ®© Un proceso y sui desenlace, que tienen indiscutibles reso- nancias sobre el curso actual y futuro de los paises del este eu- ropeo, son ef tema abordado por Jiri Hajek en Dix ans apres: Pra- gue 68-78, publicado en Francia por ediciones du Seuil. Hajek protagonista de la “primavera de Praga” y ministro del gobierno de Dubcek que fue desplazado por la lavasién soviétice, miem- bro hoy del grupo Carta 77, in- tenta en su-documentado estu: dio’ la elucidacion de los hechos del 68, guiado por la conviecion de que es posible la sintesis de soctalismo y democracia © Me thuen Press, de Gran Bretaha, ha editado hacia fines de 1977 The Struggle for Asia 1828-1914 (ti- tulo que bien podria traducirse como La disputa por Asia y cuyo subtitulo aclara: “Estudio sobre el imperialismo britanico y ru- $0"). Aunque el periodo consi- derado sea, en efecto, mas re- “moto que el del ensayo de Hajek, es innegable que el histo- riador David Gillard provee ma- terial de gran utilidad para el andlisis de la politica exterior ‘en una zona dondé la presencia de ambas naciones fue Cy en al- unos casos continda siendo) decisiva, Gillard rastrea las cau- sas de la guerra de Crimea, ana- fiza el juego bélico entre ingla- terra, Rusia y Turquia y sigue las huellas de la expansion zarista sobre Europa Central, Cercano Oriente, e! Cducaso y Asia Central. © Pierre George ocupa. sin Ju- gar a dudas, un lugar de primera importancia en 1a constitucion de la geogratia humana, econd: mica, espacial como ciencia con- temporanea. Hoy, Presses Uni- versitaires de France publica su Populations actives, cuyo. subti- tulo “Introduccion a una geogra- fia Gel trabajo” pone de mant- fiesto la nocién que organiza eb ‘ensayo: cada espacio geogratico ‘se caracteriza por la concentra 19 LA NUBE Padres, maestros, tios y gente buena en general 2 pueden encontrar en La Nube libros de ficci6n, de historia, de ciencia, juegos, manualidades, tapices, buen disefio, asesoramiento y un completo servicio de referencia sobre y para los chicos. ¥ los chicos pueden ir a revolver, hojear y elegir por sf mismos el material sofia de la medicine de Darwin @ Pasteur hasta una prolija re- construcci6n de les técnicas, las instituciones y las teorias que tigieron el cuidado de los enfer- mos durante las grandes pestes antériores al siglo XIX; las lu- chas enconadas contra la difte- cién de ciertas formas de trab- Jo y produccién, Ello determina Ta organizacién y ocupacién del espacio y la relacién establecida con la naturaleze. George des- cribe las. actividades rurales del Tercer Mundo —el reino del sub- empleo y la miseria—, las es- que les interese. LIBROS Y COSAS PARA CHICOS JE ALVEAR 978 tructuras laborales de las socie dades industriales y, finalmente, la de naciones socialistas @ Esta columns suele insistir so- bre la relevancia de los estudios ingleses de historia social. Longman, una de las clésicas editoriales de la disciplina, anun- cia tres libros cuye aparicién merece sefialarse. The Age of Improvement 1783-1867 ("La era del progreso”) de Asa Briggs ‘es en realidad Ia reedicién (pri- mera de 1959) de un clésico so- bre /a Inglaterra del capitalismo pujente; especialista en el pe- iodo victoriano, Asa Briggs ha ‘analizado la economia y Ia so- cledad de la época, el impacto de las guerras napolednicas so- bre Europa e Inglaterra, la refor- ma social y las luchas de los re- formadores de mediados de si- glo, la expansion mercantil y co- lonial briténica y el apogeo de Ja pompa imperial de Victoria ® Un periodo algo mas extenso de la historia social inglesa cubre el ensayo de John Stevenson: Popular Disturbances in England, 1700-1870. Como su titulo lo in- dica, Stevenson reconstruye los movimientos populares masivos turales y urbanos, desde fos mo- tines por el precio de los alimen- tos, en el siglo XVIll, y los dis turbios electorales del XIX hasta las vastas conmociones cuyos protagonistas fueron los jornale- ros del campo y los obreros de las nuevas industrias ® La ter- cera de las novedades de Long- man es la obra de F. F. Gart- wright sobre Historia social de la medicina. Su indice incluye desde una apreciacién de la filo- tia, el célera y la viruela empren- didas por ef sanitarismo moder no; y, por ditimo, el surgimiento de aigunes cuestiones propies de las sociedades industriales contemporéneas: la prevencion de la enfermedad y los nuevos problemas de una poblacién ca- da vez mas vi © Puede decirse que “Histo- tla y conciencia de clase” de Gyorgy Lukies fue, y sigue atin siéndolo, centro de debates filo- s6ficos enconados y de arduas discusiones teGrico-politicas, @ partir de su publicacién en 1923. PUF publica ahora, en Paris, vein- te articulos escritos por Lukécs en ese mismo periodo. Apareci- dos por primera vez en Berlin, constituyen una suerte de com- plemento filosdtico y literario, coherente e intelectualmente unificado con Historia... Se In- cluyen textos sobre Goethe, Les- sing, Balzac, Hegel, Feuerbac Lasalle, Freud y Dostoievski ® EI sello Macmillan, de Gran Bre- tafia, ha publicado el ensayo de Maurice Larkin, profesor de la Edinburgh University, sobre lite- ratura y sociedad en el siglo XIX: Man and Society in Nine- teenth Century Realism, Le obra proporciona un anélisis de las fuerzas sociales, politicas y eco- némicas que confluyeron en la fisonomia de los cambios acae- cidos a la Europa del siglo pa- sado y que, en particular, abrie- Ton el espacio donde fueron ex- puestas y adoptadas las teorias deterministas. Stendhal,, Balzac, Bachner, Flaubert, George Eliot, clay . Soap in a iil Fontene, Ibsen y Zola son algu- nos de los autores estudiados en el volumen af que la critica, sin embargo, ha considerado algo académico y restringido en sus concepeiones generales ® Hace dos anos moria en Italia uno de los notables historiedores del arte entiquo, también arquedlogo eminente: Ranuccio Bienchi-Ban- dinelli, de quien en espaiiol [a editorial Aguilar ha publicado dos volimenes sobre el arte ro- mano de los siglos de oro y del fin del imperio. Aparece aho- ra en Italia, con el sello de Edi- tori Riuniti, un volumen que, be- Je el titulo de D'all'Ellenismo al Medioevo, recoge sus ultimos escritos. Estos comparten un ob- jetivo: el de comprender. histé- ricamente “el fenémeno de la ereatividad artistica en todo tiempo y lugar: el surgimiento de las formas y de su significa. do cultural; su perpetuacion y su trasmision de una época a otra: y su stibita y frecuente de- saparicion”. Tal proyecto es abordado én uno serie de con- frontaciones formales, en espe- cial en el campo de /a escultura. pare trazar luego las lineas ge- nerales que conducen desde el helenismo al arte moderno. El estudio morfoldgico del helents- mo le permite a Bianchi-Bari nelli descubrir una corrient constante de arte plebeya @ Cambridge University Press ha publicado un volumen de J. L. Styan sobre las representacio- nes de Shakespeare en el siglo XX. Bajo ef titulo de The Sha kespeare Revolution se exami- nan los cambios que, en la apre- clacién de /a obra shekespearia- ng, se sucedieron en las ultimas décades: superada una fidelidad superticial y arcaica, Styan ana- liza algunas de las puestas de Tyrone Guthrie y Peter Brook. Lo que Styan denomina “teatro antilusionista” seria el rasgo fundamental de les ditimas dé. cadas @ Los escritos satiricos de Saltikov-Shchedrin han_sido traducidos al inglés y publicados por fa Oxford University Press. De este notable novelista y na- rrador ruso de fines del siglo XIX aparecié, no hace mucho tiem- po en castellano una reedicion de su excelente novela Los se- fiores Goloviev. Es sabido que Shchedrin recurrié @ la sétira, la parodia, el humor y el grotesco pare criticar e! despotismo za rista y evadir exitosamente su censura. Precisamente una trein- tena de estos articulos satiricos son los reunidos en ef volumen mencionado. f ® Con Ia direccién de Serge Lebovici y Evelyne Kestemberg, PUF enuncia la aparicién de Le devenir de la psychose de I’en- fant. Ef volumen presenta la evo~ fucion de casos —algunos de ellos seguidos a lo largo de més de veinte ofios—, describe los resultados del trabajo institucio- nal y expone las mds recientes Investigaciones sobre fa psico- sis infantil. Por otra parte, psl- quiatras de adultos comparan eetas observacionea con las que ellos mismos realizaron en psi- céticos, De las conclusiones del ensayo puede sefialarse la que niega Ia asimilacion del dessrro- Ho del nino. psicstico hacia ta esquizofrenia, que a menudo se presenta como Iruto de una ce- sura de adolescencia ® Sobre un ele temético similar PUF tam bién ha editado L'expression psychotique chez l'enfant, de Al- fred y Francoise Brauner. La primera parte del volumen abor- da el problema del Jenguaje del nifio psicotico: @ menudo ine- xistente, a veces muy rico, siem- pre afuncional desde el punto de vista social, En la segunda par- te se do cuenta de una serie de experiencias terapéuticas y pe- dagégicas que dieron origen @ expresiones plastics en los pe- quefios pacientes ® Psychiatry on Trial (“Juicio a Is psiquia- tri"), ensayo del investigedor briténico Malcolm Lader, acabe de aparecer con el selio de Pen- guin-Pelican. Desde que en 1970 psiquiatras y psicdlogos se con- movieron con las denuncias del uso represivo de sus técnicas y del manicomio como castigo 2 tes politicos en la Unién , se abrié_un debate profundo, La cuestién de fa I hertad y la democracia para in- telectuales y cientificos, en su- ma los derechos humanos y poli- ticos, estaban en el centro de Ia cuestiGn: los demécratas oc- cidentales defendien el derecho de disensi6n y se negaban a que Je ciencia ocupara el espacio del autoritarismo; muchos socialis- tas penssron que e! manicomio y la politica se excluian mutua- ‘mente. Las conclusiones a que arriba Lader fueron adoptedas por la Asociacién Psiquidtrica Internacional. © © Martinez Estrada y José Hernéndez © La revista Contorno: hace 25 afios O DE NIST. Lea en el proximo ntimero: © Libros sobre psicologia, x antropologia, literatura, filosofia * Y. como siempre: cine, plastica. textos 21 Ciencia ficcion, una vision critica El especialista argentino Jorge Sanchez, fundador y director de series y colecciones, antologo de la ciencia ficcion, fue especialmente entrevistado para Punto de vista por Hebe Carducc’ |. Sanchez entregé también el relato inédito en castellano de Bob Kurosaka que, traducido por él, publicamos en este niimero. zCusles fueron las lecturas iniciales sobre el tema de al- guien que con el correr det tiem- po eligiria convertirse en un es- pecialista en CF? De todas mis lecturas inicia- ies la nica que posiblemente haya sobrevivido es la de Wells, que me sigue pareciendo un gran escritor. Verne fue por so- bre todas las cosas un civulga- dor de la clencia que consiguié Incitar 2 gran cantidad de jéve- nes hacia los estudios técnicos. Fue su misién fundamental, con- fesada por. él mismo. Su pro- duccidn de la altima épaca, pe- simista y negativa, no llega a compensar la copiosa abundan- cia de libros de la serie Voye- ges extraordinaires. En cambio. Wells es otra cosa: la densidad de sus obras, su sentido apoca- liptico, la vigencia de novelas camo La guerra de los mundos 0 la isla de! Dr. Moreau que st guen pareciendo notables. Se- gin Borges su gran facilidad para escribir lo hizo emprender tna literatura de preocupaciones historicas que hoy carece total- mente de interés. Verne y Wells sirven para marcar las dos li- neas basicas de la literatura de CF contempordnea. Por un lado. Ja linea cientificista, en la cual la trama se apoya en un argtt mento débil, en personzjes es- queméticos. y por otro, la linea Wells, es decir, Ia linea de pre tensiones literarias. A pesar de Ia difusion alcan- zada por la CF hay quienes si- guen considerdndola como un género menor, negando su vali- dez literaria, alentando su mar- ginacion. oo Todos Jos planteos sobre si la CF es “buena” literatura 0 no parten de su nombre, un nom bre infortunado que ahora se ha hecho inevitable. Surgié signa do por los sistemas de comer- Gializacion en Estados Unidos, donde los editores la consideran category fiction, exprosién difi- cil de traducir que comprende Los que pueden lo hacen | Bob Kurosaka * | ademés a los relatos policiales. de enfermeras, géticos, de cow- boys, de espionaje. Cuando ea 1926 Hugo Gernsback acufa el término Science Fiction, en la revista Amazing Stories, se la coloca en la misma categoria de éstos, y Giriamos que corrects: mente, pues en esa época de folletin carecia casi por comple- to de valor iiterario, era simple- mente una narrativa de entrete- nimiento. Hoy, en cambio, no se puede hacer une diferenciacion entre la CF y la “literatura se- ria", dicho sea entre comillas. Ambas tienen el mismo profe- sionalismo. La CF, como cual- Quier otro tipo de literatura, s6lo admite una unica divisiOn: la buena y fa mala. Aunque la proliferacien de in- tentos de caracterizacion de la CF ha demostrado la precaria utilided de esos esfuerzos, se hace casi imprescindible raque- rir una opinion al respecto. El semestre comenz6 de la manera caética ya tradicional. les tarjetas de clasificacion se hablan perdido, los estudiantes | vagaban @ la deriva por el salén de clase, Un oh ocasional: in- terrumpia mi clase, sequido or la torpe salida de un estudiante sonrojado que se habia dado cuenta subitamente de que era el curso de Ecusciones Diferenciales, y no el de Introduccion a Ia Filesofia. Después del anuncio de los textos y materiales que se ne- cesitaban hice la pregunta habitual: “Tienen alguna pregunta gue hacer?”. Si no habia ninguna, agarraria ef Gmnibus de las ee @ Weavertown. Tendria tiempo para un corto partido de golf. Un estudiante se ievanto y spreto sus manos en /os bols!- fos traseros de su pantaldn. —Frofesor, :por qué tenemos que seguir este curso? Un murmullo intrangutlo se elevé desde la clase, un ner- viose agitar de pies. —1Guél es su nombre. joven? —pregunté. Barone. senor. Frank Barone. —Bueno, setor Barone, Jo Universidad requiere que todos fos especializados en Mateméticas completen un minima de. —Ya sé tode eso —me interrumpi6, y luego agregé réoi- damente—. senor. Sonrei y asenti —Ouiero decir si hay algtin tipo de uso practico en estudiar \ conceptos totalmente abstractos, Lo que yo necesito es una guia que me ayude a ser un mlembro activo de la sociedad Llegué a la conclusion de que eta uno de los contundidos de la clase de Filosofia que se habia quedado, pero su vor profunda > > y ls seguridad de sus maneras habian encantado a la clase. Los otros estudiantes estaban esperando mi respuesta. Me aclaré la garganta. —Seiior Barone —comencé, cqué es lo que usted quiere de fa Universidad? —No estoy seguro, sefior. Pensé que fos dos afos de co- Hlege me ayudarian @ decidirme por una carrera, pero no fue asi. Usted veré, yo no tengo que trabajar para vivir. Lo dijo simplemente, como quien dice: “Tengo un problema con mis dientes”. —i¥ cémo obtendré usted los medios de vide, senor Bo- rone? —Bien, sefior, tengo un... un don. —;De veras? —lancé una risita—. zEl toque de Midas, quiz? Me arrepenti de inmediato de mi sarcasmo. La cara de Ba- rone se habie puesto rojs. Me habia confesado un asunto de gran importancia y yo 10 habia puesto en ridiculo, —jMejor que eso, profesor! —grits— {Mirel Barone levant6 una mano y me apunté. MI atril se elevé silenciosamente y tloté sobre mi cabeza. Oi un jadeo de asom- bro, Me di vuelta justo pare ver a Barone haciendo gestos hacia una slumna muy bien proporcionada. Ella estaba tratando de cu- brit su desnudez con el cuaderno. —iSefor Barone! —Ie grité—. jEs suticiente! —iTodavia no, profesor! Agité sus manos y las junté como si fuera a atraper une mariposa. Cuando las abrié un enjambre de murciélagos salié volendo, girando salvajemente en el salén de clase. Las alum- nas gritaban y se escondian bajo sus asientos. Barone tenia que ser detenido. Respiré profundamente y orité: —jBasta! La habitacién se calmé de golpe; todo el mundo quedé he- lado. Sélo el susurro del vuelo de los murciélagos y el gimoteo de la chica desnuda rompia el pesado silencio. Todes los ojos estaban posados sobre mi, hasta los de Barone. Eso era bueno. Apunté al atril y éste descendié suavemente. Con un gesto répido devolvi las ropas a la chica. Junté mis manos y me concentré. Las abri y solté a los hal- cones. Limpiaron el aire de murciélagos y volvieron @ mis ma- nos, donde se desvanecieron silenciosamente. la clase tenia la boca abierta. Era hora de romper la tensi6n. —iAlguna otra pregunta? Los estudiantes sacudieron sus cabezas, aturdidos. Solo Ba- rone permaneci6 inmévil. —Muy bien, lean desde Ia pagina tres hasta fa diecisiete para Ia proxima clase. Eso es todo por hoy. El salén se vacio répidamente. Barone, el ultimo en salir. vacilé un momento en la puerta del aula. Se dio vuelta y me mité, Nos estudiemos uno al otro por varios segundos. Luego, como si hubiera tomado une decisiOn, asintié severamente. Me sonri6 y salié con paso decidido. Dejé escapar un suspiro y recogi mis notes. Al dejar el salén de clases eché una mirada al reloj. Eran las 11.30. Quizé pudiera sicanzar el Smnibus de Ia 1.15. * Bob Kurosaka os profesor de mateméticas en un pequefio college de Boston. y une de las figuras Iévenes que mejor maneje el elemento fantastico dentro ‘de Ia cf. Las historias sobre poderes extrasensorieles han desapere- cide progresivamente de les paginas de las revistas especializedas, quizé ome reaccnin por le superobundencle do elles en épocus pasedes. pero Ke- rosska demuestra quo el tema tiene vigencla. El cuento que publicamos, inélite hasta hoy en castellano, tue teaducido por Jorge Sénchez. EI problema reside en definir qué es la CF. Toda definicién implica un riesgo. Si la defini- cidn es muy precisa se corre el riesgo de dejar fuera de ella a ‘obras fundamentales del género y si es muy amplia {ciencia- ficcién es la literatura de ta ima- ginacién disciplinada”: J, Mer- Till) es posible que hasta Emile Zola haya escrito CF. Un lector que compra una novela policial una de cowboys sabe de ante- mano con qué se va encontrar. En cambio, el que compra una novela de CF no puede estar muy seguro sobre lo que lo es- pera en sus paginas. Puede en- contrarse con la aventura mas elemental, puede encontrarse con una obra psicolégica de gran complejidad, puede encontrarse con algo que muy pocos se atre- verian a calificar de CF. Puede encontrarse por ejemplo con al- gtin libro de R. A. Lafferty o de G. A. Effinger. Es un género muy dificil de definir: en 1 media la distancia que puede haber entre un Asimov y un Ballard. Una definicién exterior, de Perogri- Ifo, afirmarfa que la CF es todo aquello que se encuentra dentro de un libro de CF. En realidad, ei escritor de CF enmascara la realidad, la trasmuta y la proyec- ta 2 un mundo lejano, a un tiem- po incierto, a un universo para- elo, a un pasado mitico. Pero resulta muy claro que todo fo que afiora detrds de ese enmas- Garamiento son problemas ac- tuales. En ese sentido se puede decir que la CF es un género agudamente realista. 2Cémo se relaciona la CF con Ja literatura fantéstica? En forma didéctica, podemos decir que la CF es una rama de la literatura fantéstica con algu- nas reglas propias. En general no importa la temétics, ni sobre gué se escribe; importa si que lo escrito tenga valor literario. Pienso que de la nave espacial, los hombrecitos verdes y las pis: tolas desintegradoras a la CF ac- tual y adulta se abre la misma diversidad que existe entre Co- tin Tellado y Proust. Las dife- rencias entre la literatura fan- téstica en general y la CF con- tempordnea son dificiles de pre- cisar; mas simple es, sin embar- 23 go, respecto de la CF clisica. Esta especulaba, en general, con una prediccién sobre el futuro, trataba que el argumento corrie- fa por vies factibles. La litera- tura fantéstica. por su parte, no sigue. en su contenido, una linea de certeza y verosimilitud légi- tas. La CF en cambio busca ba- ses més verosimiles. Natural- mente que sigo refiriéndome 2 Ja CF clasice. En la contempord- inea los limites se han estrecha- do tanto que es imposible dife- renciarlas, Inclusive la New Wave se encuentra mas cerca del surreslismo y de la novela ‘experimental que de la CF tal como la concebia Campbell. Mas cerca de Katka que de Wells. Dos obras clasicas, Frankens- tein, de Mary W. Shelley y EI Golem, de Gustav Meyrink, po- drian servir para ejemplificar las diferencias entre literatura fan- téstica y CF. En Ia primera, el ‘engendro creado por el hombre es animado por leyes pseudo- cientificas, en tanto que ef Go- Tem cobra vida por un conjuro magico. ¢Puede hablarse de un auge actual de la CF? Plenso que si, que hay un auge mundial, aun cuando éste —en los paises hispanoamericanos— fo tiene nada que ver con el éxi- to de una literatura del tipo Triangulo de las Bermudas. Al ‘expandirse el campo literario de la CF, ésta accede a un publico diferente. En sus comienzos se dirigia a los Jovenes 0 a un pi- blico de bajo nivel cultural. Al ~ irse haciendo mas complejo su ‘campo tematico y su estructura lingdistica ha ido incorporando mayor ntimero de lectores. Se ha dado asi un fenémeno muy curioso: a mayor complejidad, mayor cantidad de lectores. La retraccién de la denominada li- teratura politica en la Argentina podria hacer pensar que la gente se inclina hacia una literatura evasiva, como a priori podria pa- recerlo la CF; sin embargo, en Espafia esté en pleno auge el tema politico y no obstante hay también una copiosa prolifera cidn do ta CF. Es probable que la crisis de nuestro tiempo atral- ga de cierto modo a grandes sec- tores Ue! pablico hacia la CF. Creo que todo lo que vivimos Influye de! mismo modo en toda {a literatura, pero la especitica temética que aborda la CF —el género en mi opinién mds apto para tratar clertos temas con- temporéneos— hace que la gen- te se interese mas en fa CF que en otros géneros literarios. An- tes la CF no tocaba la politica, ni la religion, ni el sexo. Ahora comienza a despertar los celos de los censores. zLa constitucién y el caracter rector que algunas clencias hu- manas exhiben en este siglo —psicologia, lingiifstica, cien- cias de Ia informacién— han @jercido influencia particular en ‘el desarrollo de la CF? Presuponer que la CF evolu- clona a partir de la influencia de las nuevas ciencias humanas es ‘seguir pensando que la CF es un cajén de la literatura. Y no. Li teratura y CF son la misma cosa. También la literatura en su més amplio sentido sufre los avata- res y las modas de cada época. En este momento se da un caso curioso con ciertas obras best- sellers que tocan_tangencial- mente a la CF, que usan algunos de sus elementos. Hay quienes confunden esas obras con la CF. Lo que sucede es que las preo- cupaciones del hombre contem- pordneo han determinado que se Incorporen a la literatura acon- tecimientos que ya eran temati- zados en la CF de 1926: el de- ‘sarme atémico, el problema eco- Iégico, el posible contacto con seres extraterrestres. Esto ha hecho que prolifere una litera tura —los Berlitz, los von Dani- ken, les libros sobre ovnis— que no tiene nada que ver con la CF: Presuntos libros de divulgacién, con referencias histéricas rela- tivas, llenos de observaciones de personas no calificadas, con supuestas desapariciones gene- falmente no comprobadas, pia- gados de citas circulares —los autores de todos estos libros se citan unos a otros estableciendo cadenas que siempre terminan en ellos mismos—. elementos todos que invalidan la credibili- dad de lo que en estos textos se afirma, La idea fundamental de fos von Daniken y de les Berlitz no es hacer literatura sino di- nero. iQué incidencia ha tenido en la evolucién de la CF !a incor- poracién a nuestro universo co- tidiano de la mas asombrosa tec- nologia? No ha hecho menguar el in- terés por la CF, basicamente Porque estos temas ya eran vie- jos para ella: ya estaban agota- dos en la década de! 40. La pa- rafernalia de la tecnologia (lan- zamientos espaciales, viales a la luna, proliferacién atémica, au- ge de los modernos sistemas de comunicacién} sélo ha logrado desactualizar algunas obras cl sicas. Actualmente el cohete y el astronauta no son otra cosa que el taxi y el chofer, algo sin demasiada importancia dentro de la trama. ila CF es una literatura que ‘s6lo producen los paises deso- rrollados? En los paises subdesarrolla- dos como el nuestro no hay pro- ductores especificos de CF que, como género literario, no existe. Lo que si existen son escritores que dentro de su obra han he- cho CF, pero que no la cultivan exelusivamente. En la Argenti- na, a pesar de lo dicho, hay una literatura muy rica, tributaria no tanto de la tradici6n anglosajona sino mas bien de la europea. Obras y cuentos de Borges han sido incluidos en antologias de CF y ajustan muy bien en ese marco. Nuestros dos. principa- les escritores de CF son sin du- da Adolfo Bioy Casares y Angé- lica Gorodischer. £1 primero ha escrito dos novelas excepciona- les, La invencién de Morel y Plen de evasion, asi como algu- nos espléndidos relatos: “La trama celeste” es uno de los me- jores cuentos sobre mundos pa- ralelos que he leido. Por otro lado la rosarina Gorodischer, con su libro Bajo les jubeas en flor, el mejor volumen de relatos del género, ocupa un lugar pre- Ponderante y atin no reconocido dentro de la prosa fantdstica ar- gentina. También es necesario mencionar a Alberto Vanasco (Nyevas_memorias de! futuro); 2 Eduardo Goligorski (De jos bérbaros) y a Elvio Gandolfo (Vi vir en la salina) como importan- tes cultores del género. | Rodolfo Alonso Rodolfo Aionso nacio en Buenos Aires en 1934 y entre otros libros publica Salud o nada (1954), El musico en la maquina (4958) y Hablar claro (1964), Relaciones (1968), Hago el amor (1969) y Guitarron (1975). Formé parte del grupo nucleado alrededor de la revista “Poesia Buenos Aires". Es traductor de Pavese, Pessoa, Ungaretti, Eluard, Quasimodo, Montal ‘Campana y otros poetas extranjeros. Textos suyos han gparecido en antologias argentinas y también en otros paises. Las ganas de vivir Dentro de esta mujer esta mi hijo ¥ dentro de mi hijo pasan cosas cosas vivas y muertas van surgiendo ¥ muriendo y aaciendo y renacianda Dentro de mi estén mi hijo esta mujer mis otros hijo fos anos las mujeres Flora y Fauna sufren por amor Hendido. modo, Via Natualeza no descansa, I paraiso es un sueho animal z los compafieros hombres los vientos los. cometas Kato Molinari Kato Molinari naci en Cordoba en 1944 y es licenciada : en Letras. En 1972 publicé Por boca de quien que tuvo una éxcelente acogida de Ia critica. ‘Mi primer libro —declar6 la escritora— es tan imperfecto como impetuoso. Ahora abandoné las construcciones poco frecuentes y creo haberme Kato Molinari ti ado dentro de una poesia que se atreve a todo”. inéditos un libro de cuentos tit lado. Triangulo escaleno y La mirada plural, a donde pertenecen los siguientes poemas. tas flores que descuideste / habrén de verse / tiradas en / el mejor basu- ral de Suenos Aires / Marshall Moc Luhan ha encontrado seguidores / en €f pals mas austrol del mundo, 2 Qué de aflicciones padecia Quevedo./ el culterano. / Aqui estan sus deudos / sus descendientes estériles 3 Entre mulas y asnos ta cuesti desconfiar / Valgame Dios / Asi mos / ¥ la vida sigue. Las glorias y los infortunios me devo- ram, te dovovardn, los devorarory 4 US tedes dos, Julio y Anaelica {Qué pue- do-hacer yo. tan desprovista como Us- todos dos, Julio y Angélica? 5 viva yo, viva mi abuela, No estamos ‘en. condiciones de comprar una nueva eladera. El pensamieato so. produce entre Tos. berros de un arroyo de in 6 Sp puede pedir, se puede rogar. se puede Morar. Pero, prohibido.mirar atrés al bajar dol vohiculo. on movie mento. v La ironia es un arma de tres filos. i segundo os conocido por vos: En el fest mucren mis manos. WY si nos fudramox a La Pampa del palén? ZY si nos quedaramos: aqui, en BMciudad que amo ciegamante? igor 2 las canicas a la sombra de un Jace rand’ afioso y que ya no existe Esa (es mi propuesta. - 25 Ricardo Piglia La prolijidad de fo real Piglia, nacido en 1941, ha publicado dos libros de cuentos: * “La invasion” y “Nombre falso”; es también critico y ensa sta. Aqui reproducimos un texto atin inédito. “La noche que de la mayor congoja nos libra: Ja prolijidad da Jo real” cHey una historia? Si hay una historia empieza cu diez anos. En abril de 1968, cuando se pu blica mi primer libro. él me manda una certa. Con fa carta viene una foto donde me tiene en brazos: desnudo, estoy sonriendo, tengo tres meses. y pa- tezco una rana. A él, en ‘cambio, se lo ve favore- cido en esa fotografia: traje cruzado, sombrero de ala fina, a sonrisa campechana; un hombre de treinta afios que mira el mundo de frente. Al fon- do. borrosa y casi fuera de foco, aparece mi ma- dre, tan joven que al principio me costé recono- cerla. La foto es de 1941: atras él habia escrito la fe- cha, y después, como si buscara orientarme, trans- cribid las dos tineas del poema inglés del siglo XVII que shore sirve de epigrafe a este relato. No hubo mas tragedia que ésa en la historia de mi familia ni ningtin otro acontecimiento digno de ser recordado. Varias versiones confusas circula- ban en secreto, plagadas de hipstesis, de conjetu- fas. Casado con una mujer de fortuna, mujer Gue Mevaba el increible nombre de Esperancita y de la que se decia que era delicada del corazén y que siempre dormia con Ia luz encendida y que en su vejez rezaba en vor alta para que Dios pudiera oirla, ef hermano de mi madre habia deseparecido a los seis meses de! matrimonio, llevandose todo el dinero de su seriora esposa para irse a vivir con una bailarina de cabaret de sobrenombre Coca Con absoluta calma, sin perder su helada cortesia, Esperancita denuncié el robo, movi6 influencias. hasta lograr que 1a policia lo encontrera, unos me- ses después. viviendo a todo tren y con nombre supuesto en un hotel de Rio Hondo. Me acuerdo de los recortes de diario donde se hablaba del ca- 80, escondidos en un cajén més o menos secreto del ropero. ¢! mismo en el que mi padre quardaba Fisiologia de las pasicnes y mecénica sexual del profesor T. E. Van de Velde, autor de é/ matrimonio perfecto y el libro de Engels sobre el Origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, junto con cartas, papeles y documentos diversos, entre ellos mi propia partida de nacimiento. Después de com- plicadas operaciones que ocupaban las siestas de mb infancia yo abria el cajén y en secreto espiaba Jos secretos de ese hombre del que todos, en cosa, hablaban en voz baja. Cenvicto y confeso decia (me acuerdo) uno de los titulares y siempre me emocionaba ese titulo. como si aludiera a accio- nes heroicas y un poco desesperadas: “convicto y confeso” repetia y me exaltaba porque no entendia bien el significado de las palabras y pensaba que convicto queria decir invencible. Lo cierto es que el hermano de mi madre estu- vo preso casi dos aftos: a partir de entonces es poco lo que se sabe de él; en ese momento em piezan les conjeturas, las versiones contradicto- flas, las historias imaginadas y tristes sobre su destino y su vida extravagante: parece ser que ya no quiso saber nada con Ia familia, no quiso ver a nadie, como si se estuviera vengando de un agra- vio recibido. Una tarde. sin embargo. la Coca habia venido a casa. Orgullosa y distante vino a traer parte del dinero y la promesa de que todo seria de- vuelto. Yo conozco las interpretaciones, los rela- tos del encuentro y sé que Esperancita le decia M’hija 2 esa mujer que casi podia ser su madre y que Coca usaba un perfume que mi padre jamés pudo olvidar. "Ustedes —parece que dijo antes de irse— nunca van a saber qué clase de hombre es Marcelo" y cuando el relato llegaba ahi, fatalmente y casi sin darme cuenta, yo me acordaba de la histrica frase de Hipdlite Yrigoyen sobre Alvear después. del golpe del 30, extrana asociacién, mo- tivada, tembién, por el hecho de que Esperancita ‘estaba emparentada con el general Uriburu A partir de esa’ visita y durante tres anos Espe- rancita recibié, cada dos meses, un cheque hasta que la deuda quedo saldada. De ese tiempo vienen mis primeros recuerdos de ella o més bien una imagen que siempre he pensado que es mi primer recuerdo: un mujer bellisima, fragil, con una ex- presion de arrogancia y desgano en la cara que se inclina hacia mi mientras mi madre dice: “A ver Emilio qué se le dice a la tia Esperancita?”. Se le decia: “Gracias”, a ella més que a ninguna otra; emblema del remordimiento familiar, era como un ‘objeto raro y demasiado fino que nos hacia sentir 2 todos incémodos y torpes. Me acuerdo que cada vez que ella venia mi madre sacaba la vajilla de porcelans y usaba los manteles slmidonados que crujian como si fueran de papel. Y ella vino a casa, de visita, todas las semanas, los jueves o los do- mingos, todas las semanas, una vez los jueves, una vez los domingos, hasta que muri6. El herma- no de mi madre nunca supo que ella habia muerto. Desaparecido sin dejar rastros, en alguna de las versiones se decia que segufa preso y en otras que estaba viviendo en Colombia, siempre con la Coca. Lo cierto es que él nunca supo que ella ha- bia muerto, nunca supo que cuando Esperancita murié encontraron una carta que le estaba dirigida donde ella confesaba que todo era mentira, que nunca habia sido robada y hablaba de la justicia y del castigo, pero también del amor, cosa rara sien- do quien era. No podia menos que atraerme el aire faulkne- riano de esa historia: el joven de brillante porve- ni, racién recibido de abogado, que plants todo y desaparece: el odio de la mujer que finge un des- falco y lo manda a la carcel sin que él se defienda ‘0 se tome el trabajo de aclarar el engafio. En fin, yo habia escrito una novela con esa historia, usan- do el tono de Las palmeras salvafes, esto es. usando los tonos que adg-iere Faulkner traducido por Borges, con lo cual, si: querer, el relato sonaba @ una version més @ menos parédica de Onetti. Ninguno de nosotros, de los que estuvo alli la no che en que se entrevié, por fin, en Ia entristecide penumbra que siguio a la tarde del entierro, el se- creto de esa venganza dulcemente cultivada duran- te anos, no pudo no pensar que asistia 2 la mas pertecta forma del amor que un hombre puede dis- pensar 2 una mujer: pacto piadoso del que parece dificil prever el cardcter 0 las consecuencias de la heridas intligidas pero no la intencién y la desesda bienaventuranza. Asi empezaba la novela y asi se guia durante 200 paginas. Para evitar el costum- Brismo y el estilo oral que ya en ese momento hacian estragos en las letras nacionales yo (como Quien dice) me habia ido a la mierda, Todavia se encuentran algunos ejemplares de la novela en las mesas de saldos de las librerias de Corrientes y hoy lo unico que me gusta de ese libro es el th tulo (Respiracién artificial) y el efecto que pro- Sujo en el hombre al que, sin querer, le estaba de- dicado. Extraho efecto, hay que decirlo. La novela apa- recié en octubre, dos meses después me legaba la primera carta. Ahora sé que la ficcién es un re- flejo fiel de lo real cuando quien la lee es capaz de encontrar |a verdad alli donde parece més oculta. Primorae rectificacionee, leccionee practicas (de. cia la carta). Nunca na hizo jamas buena lite- ratura con historias familiares. Regla de oro para los escritores debutantes: si escasea la imagina cién hay que ser fiel a los detalles. Los detalle: la turra de mi primera mujer, boquita fruncida, se le veian las venas azules bajo la piel traslici Pésima senal:_ piel transparente, mujer vidriosa, me di cuenta demasiado tarde. Otra cosa: equién les hablé de mi viaje a Colombia? Tengo mis sos- pechas. En cuanto ami: he perdido los escrapulos en relacién con mi vida, pero supongo que deben existir otros temas mas instructives. Por ejemplo: las invasiones inglesas; Pophan, un caballero ir- landés al servicio de la reina. Let not the land once proud of him insult him now, Ei comodoro Pophan, hechizado por la plata del Aito Peri 0 los paisanos despavoridos huyendo en las chacras de Perdriel. Primera derrota de las armas de la patria, Hay que hacer una historia de las derrotas. Nadie debe mentir en el momento de la muerte. Todo es crifo, hijo mio. Me patiné toda la plata del Alto Pert'y si ella dice que no, es porque intenta dos- pojarme del unico acto digno de mi vida, Sélo los que tienen dinero desprecian el dinero. Fueron un millén seiscientos y monedas, pesos del ano 42, resultado de herencias varias y de la venta de tunos campos en Bolivar (campos que yo le hice vender con santa intencin, como ella reprocha bien, aunque’ no fui yo quien le hizo morir a los pa- rientes de los que hereda}. Traté de poner una boite en Cangallo y Rodriguez Pefia pero me en- contraron antes (,De donde sacan lo de Rio Hon- do”). Le devolvi la plata y los intereses: cierto que la Coca fue a verlos y a tu madre por poco le da un sincope. No cuentan que ella le dijo: Me cago en tu alma, la primera vez que Esperancita le dijo. Mihija y que hubo que darle sales. SI estuve preso dos afios y si sali en los diarios fue porque soy radical, hombre de don Amadeo Sabattini y en ese tiempo nos querian reventar a todos porque se ve- 27 nian las elecciones del 43 que después pararon con el golpe de Rawson. (;Tampoco te contaron esa historia?). 2Asi que me perdona en el testamento? No ves que es loca, siempre cagé de parada, me consta, porque eiguien le dijo que era més eiegan- te. Antes de morir dice que yo no la robé. Asi de misteriosa es la oligarquia y esas son las hijas que ‘engendra, Gréciles, ilusorias, inevitablemente de- rrotadas. No se debe permitir que nos cambien el pasado. Haced que el pais, antes orgulloso de él. ‘no Jo insulte ahora, decia Pophan. La Coca se ins- talé por su cuenta en el Uruguay. departamento de Salto. A veces tengo noticias de ella y si me vine @ vivir a este lugar fue para estar cerca de esa mujer, tenerla del otro lado del rio. No se digna racibirme porque es altiva y trivial, porque esta vieja. Me tevanto al alba; 2 esa hora todavia se ve la luz de los farolitos, en la otra orilla. Ensefto historia argentina en el Colegio Nacional y a la noche voy a jugar al ajedrez al Club Social. Hay un polaco que es un as, acostumbraba a jugar con el principe Alekkine y con James Joyce en Z afio 1916, y uno de los anhelos de mt vida es em- patarle una partida. Cuando estd borracho canta y habla en polaco; anota sus pensamientos en un cuaderno y se dice discipulo de Wittengstein. Le he dado « leer tu novela; la ley con atencién sin sospechar que ese tipo del que se cuentan sucios suefios soy yo mismo. Prometié escribir una re- ~ sefia en El telégrafo, diario local. Ya publicé varias notes sobre ajedrez y también algunos extractos del cuademo donde registra sus ideas. Su ilusién €s escribir un libro enteramente hecho de citas. CINE No muy distinta es tu novela, escrita a partir de os relatos familiares: a veces me parece escuchar fa voz de tu madre; que hayas sabido disfrazarla con ese estilo enfatico no deja de ser, también, una muestra de delicadeze. Las distorsiones, en todo caso, derivan de ahi. Debo pedirte, por otro lado, la maxima discrecién respecto a mi situacién actual, Discrecién maxima. Tengo mis sospechas: ‘en e80 soy como todo ei mundo. De todos modos, ye te digo, actualmente no tengo vida privada. Soy un ex abogado que ensefia historia argentina a j6- venes incrédulos. hijos de comerciantes y chaca- reros de la localidad y sus alrededores. Este tra- bajo es saludable: no hay como estar en contacto con la juventud para aprender @ envejecer. Hay que evitar Ia introspeccién. le recomiendo a mis j6- venes alumnos y les ensefo lo que he denominado Ja mirada histérica. Jamas habré un Proust entre los historiadores y eso me alivia y debiera servirte de leccidn. Podés escribirme al Club Social. Con- cordia. Entre Rios. Te saluda: el profesor Marcelo Maggi Pophan. Educador. Radical sabattinista. Caballero irlandés al servicio de la Reina. El hombre que en vide ama- ba a Parnell jlo leiste? Era un hombre despectivo pero hablaba doce idiomas. Se planted un solo pro- Bleme: zcdmo narrar los hechos reales? Ps.: Por supuesto tenemos que hablar. Hay otras versiones que tendrés que conocer. Espero que vengas a verme. Ya casi no me muevo, he en- gordado demasiado. La historia es el dnico lugar donde consigo aliviarme de esta pesadilla de ta que trato de despertar. Fassbinder: por un cine ideas Silvia Nicolini vilar sobre las razones, compli- cadas y econémicas, de la dis- tibucion internacional 0 nacio- nal de peliculas, por las cuales Fassbinder es sdlo ligeramente familiar para los frecuentadores de cineclubs 0 los afortunados que pasamos tarde por medio, durante dos semanas, en el Ins- tituto Goethe. En un pais donde es casi un lugar comun recordar ‘que Bergman o la ya arcaica nou- Del director alemén cuya ttima obra, “Dispair", fue estrenada en Cannes, en la muestra para- lela, se proyectaron siete films ‘en Buenos Aires. Nacié en Baviera, Alemania, en 1946. Estudié musica, litera: tura, hizo periodismo. En 1968 fundé el Anthitheatre de Mu- nich, que dirige. Luego, en el curso de ocho afos ilmé 26 ler- gometrajes. Tres 0 cuatro de ellos pasaron efimeramente por las pantallas de Buenos Aires, 28 Su nombre es Reiner Werner Fassbinder. El Instituto Goethe, en uriciclo de joven cine alemén realizado en el pasado mes de junio, nos permitié ver siete de ‘sus peliculas, entre cllas dos es- trenos para fa Argentina’. Afirmar que el ciclo fue exce- lente podria conducimnos a ca- + Kawelmacher (1969), Dioses de Ia peste (1970), Las amargas lagrimas de Petra von Kant (1912). El Iritero de las cuatro estecionos (971), La angustia corroe ef alma. (Premio de ta Critica Internacional_en Cannes. 1974), Eff Briest (1974) y Sélo quiero que me amen (1976), velle vague fueron discutidos al mismo tiempo que en Europa, antes quizés que en Nueva York —y es posible que con mayor fanatismo—, los motivos por los el publico recuerde del cine alemdn la ya museoldgica Rose- marie entre los hombres de Thie- Ie, un par de comedias menores y @ Herzog desde hace uno 0 dos anos. tienen que ver con una distribucién plena de hébitos arratgados y vida de segurida- des. A lo mejor también —no fo sabemos— con una previsora hipotesis de censura. El cine de Fassbinder sorpren de. Por la solidez narrativa de un director de apenas 34 afios je proviene, por lo demis, no je un medio como el norteame- Ficano donde 1a produccion in- dustrial en escala ampliada ace- era la adquisicion de experien: cia (piénsese en precoces como Bogdanovich 0 Ford Coppola) Vimos seis peliculas suyas y al- canzan para atestiquar un estilo: sintaxis, ritmo, manejo de acto- res, incluso sistema de influen- cias. También sorprende por la coherencia de ideas que recorre esos films producidos a lo largo de siete aiios. Cine de tesis —en el mejor sentido del térmi- no—. el de Fassbinder no elude fa claridad, subraya la precision y entrelaza inteligentemente la trama con el tema ideologice. Tanto una como el otro tienen en Brecht un punto de referen- cia. Queda claro —no sélo en Jos elementos mas superficia- les: carteles, narradores. distan- tia teatral del relato— sino tam- biéa en [a proposicién de un arte consciente de su perspectiva, trabajado con ideas y produc- tor de ideas, que abre el espacio del juicio y desecha la identifi- eacion, que hace de la distancia no un elemento formal-parédice sino un momento de la creacién estética y de la lectura. Mencio- nar junto a todo esto la tradicion expresionista no es errado. pero Su presencia se manifiesta en otro nivel, mas exterior y_ for- mal: mascaras de actores, algu- nos movimientos. la exaspera cin de uno que otro rasgo de estilo que, puestos como entre comillas, nombran al exoresio- nismo. Y, finalmente, ta remi niscencia formal, de situaciones. de ciertos cortes de escena, del cine clasico norteamericano. Con este bagaje, Fassbinder desarrolla una obra profunda y al donde las influencias operan como elementos cons- tructivos conscientes. Brecht v la experiencia teatral de! Anth theatre son Hlamados a formar parte de un sistema narrativo: el primero por su poetics —su concepcidn del realismo y de 1a funcién social del arte— La s gunda, de manera explicita —ni cine filmado ni filtraciones ingo- bernables, sino la utilizecion de- liberada de motivos tipieamen- te teatrales: entradas y salidas loterales de personajes, pers pectivas de la escena como en caja de tres lados, espacios ca- rentes de “atmésfera” cinema tografica, donde los actores son los minimos Indispensables para la accién dramatica. zGémo son las peliculas de Fassbinder? Respuesta casi in- dispensable para el abstinente publico argentino. De las que se proyectaron en el Instituto Goe the pueden extraerse un conjun to de rasgos estables. Dos tipos de nudos centrales. Ejemplifi- ‘quemos: en El frutero de las cua- tro estaciones, la sordidez de una pareja cuyo vinculo es el di nero, el engano y una especie de crueldad despreciativa y mo- nétona. Es decir una situacién transitada por el cine, Ia lit tura, la comedia burguesa. En tas amargas légrimas de Petra von Kant, una relacién prohibids, que solo tardiamente ingresé con escéndato en {a literatura moderna de manera ex y ‘que también Bergman trabajo en e! cine: Ia homosexuslidad fe. menina, Pero entendamonos, una y ‘otra situacién son precisamente eso: 6! espacio argumental que. trabaindo con los motivos que unen.o separan a hombres y mu: jeres. es ocupado en realidad (y esto io percibe incluso la lectu- ra més superficial) por las ver daderas situaciones: sociales. econémicas, propias de la mo ral. la ideologia y las conductas colectivas. El prejuicto racial, 1a estrechez miserable o la indife- rencia, el cardcter mercantil que se filtra en el alma de las rela- ciones entre los hombres. su traduccién en el desprecio, ja mezquindad moral, el aislamien- te aportan los grandes temas de Fassbinder. Para que el escan- dato de estas situaciones golpee con la fuerza de las ideas (y no solo de los afectos} los perso- najes gon élaborados de manera que toda identificacién sea im- posible. La estética de Fassbinder —que por momentos y por su tematica recuerda a Bergman y, ‘aunque menos, también a Vis- conti— se mueve segin tres enunciados de base. En un nivel muy general podrian formularse ast: la clave de los individuos, cuanto mas “excepcionales” 0 ‘cuanto mas “vulgares” parezcan EI mas amplio surtido en Filosofia - Sociologia Antropologia - Politica Teatro - Poesia Critica literaria Créditos en 24 horas Atenci6n personal de 9 a 20 horas Talcahuano 487, Tel. 35-4220 Tucuman 1425, Tel. 45-9359 sus deseos y sus sentimientos. tiene siempre una explicacién ¥ un valor social; no existe juicio moral o psicolégico que, clara y dramaticamente expuesto, no ilustre una tensi6n general (es- pecifica y concreta). En segun- do lugar: toda situacién drams- tica es al mismo tiempo una tuacién pedagégica: apunta. a través de los sentimientos y las necesidades particulares, a la perspectiva social que los. pro- duce. En tercer lugar: la moral y la psicologia de los personajes de ficcién, las peripecias de lo narrado, el interés inmediato y legitimo de la pelicula, deben producir entre la percepcién y el juicio estético 0 ideolégico un momento intelectual: la dis- tancia de la reflexién (y esto. incluso, respecto de aquellos personajes simpaticos, solida- rios, como la mujer madura de La angustia corroe ef alma, cuya soledad de sirvienta colocada on el mas bajo del sistema productive aleman y en el lugar mas desolado de una familia obrera, se une con el obrero ma- rroqui, cuyo aislamiento es pro- ducto del racismo y la segre- gacion). Uno de los dos estrenos pera la Argentina que pudieron verse en el ciclo Fassbinder fue Dio- ses de la peste. Realizacién en blanco y negro de 1969, muchos de sus rasfos remitena la forma (en su sentido mas exterior) del film policial duro: un delincuen- te sale de la cércel y recorre el espinel de sus relaciones, sus mujeres, sus amigos, para pla- near un nuevo golpe. Los moti- vos de! policial norteamericano: 1a amistad masculina entre dos gangsters, el tedio de la espera y los siempre arriesgados en- cuentros con mujeres, la dureze tanto del mundo det delito como de los policias. Pero en cada uno de estos motivos. la des- cripeién de Fassbinder marca fa homologia y, fundamentalmente, Ja diferencia: la amistad gangs- teril es casi homosexual, la re- lacién del delincuente con sus mujeres tiene una pasividad fe- minoide, la espera del golpe transcurre sin tensiones, nadie esté agazapado tras ninguna ven- tane: el gangster, sus amigas. sus complices se aburren. No existe exaltacién romantica: (a lo Grisbl, a lo Giovanni) del mundo del delito, pero tampoco es de indole moral su enjuicia: miento. Todo transcurre como en el negativo de Sin aliento Porque Dioses de Is peste no es un “homenaje”: el recuerdo del cine negro funcions precisamen- te como elemento que, al este- blecer la analogia formal, resal: ta con nitidez el salto ideologico que concibe Fassbinder. El gé- nero policial, por tanto, no es ob- jeto de parodia ni de evocacion nostdlgica: superdndolas, preva: lece. perfilada, {a critica, Sélo quiero que me amen, de 1876, fue también estreno en la ‘Argentina. Como en La engustia corroe ef alma, de lo que alli se habla es de la vida obrera. Obre- ro especializado de l2 construc- clén, Vitus es un hombre 2 quien una institucion social a la que parece perfectamente integrado —su familia— lanza hacia el tra- bajo con una consigna: producir, hacer horas extras, mediar entre. sus companeros y el capataz para cumplir tos planes de pro- duccién. Como contracara, el trabajo lo arroja hacia su fami- lia —su madre primero, su _mu- jer después— que exige a! buen hijo. al buen esposo. Integrado aceitadamente a la produccién industrial, repite esta docil inte- gracion en su hogar. El desen- lace es la enfermedad fisice (este obrero alemdn debe traba jar doce horas diarias, sin fran- cos, para pagar sus cUotas, Sus muebles, sus flores, sus vaca- -ciones) y la locura. Vitus asesi- na al dueno de un bar que insulta a un borracho, como lo hubiers hecho su propio padre. Lejos estamos de Padre pe drone. Gon Fassbinder cada uno ‘ocupa el lugar que le correspon- de: los ingenleros. los capata ces. los padres. El mundo de! trabajo es para Vitus, que suele trabajar trasgrediendo disposi- clones sindicales y que no tiene un s6lo compafero en las obras. abstracto. Como en La angustia corroe el alma, algunas frases mucho trabajo” “no hay trabajo") proporcionan el didlogo de los momentos dra- méticos claves. Lejos tanto del papulismo roméntico como. del anarquismo regresivo, Fassbin- der remacha, con carteles, con reiteradas repeticiones de las mismas escenas y por supuesto, con la focura de Vitus 0 la vlcera mortal del inmigrante marroqui, “el diagnéstico de una situacién. £n su relato cinematografico. To tipico social se dramatiza en la situacién extrema. As{, en Las amargas lsgrimas de Petra von Kant, \a situacién mas “exa- gerada”, la que puede parecer (segdn una verosimilitud inge- nua) mas inverosimil se postule y convence como la mas verda- dera. Considerados los films en su conjunto, el tema de Petra. .. no es la homosexualidad feme- nina sino la dominacién ejercida por el dinero o fa cultura y su correspondiente venganza; el te- ma de La angustia... no es sélo fa segregacion racial sino el pre- julcio ejercido por obreras sobre un obrero: y su consecuencia no ‘es la soledad sino la enfermedad y la muerte; el tema de Solo quiero que me amen es solo en apariencia fa historia de un hijo dominado por el autoritarismo del aparato familiar: el autorita- rismo que enloquece es en rea- lidad otro. Fassbinder construye un cine de ideas y subraya Ie claridad de fas que son el cafamazo de sus peliculas. Fascinantes por- que son un desafio y una demos- tracién, y por el elenco de re- cursos sintacticos, formales. ac- torales. escenograficos: propo- nen un realismo que —como sin duda este director lo sabe— continéa una linea de tradicién critica en la Alemania de este siglo. Providence de Alain Resnais Critica y ambigua, la iltima pelicula de Resnais plantea la posibilidad de miltiples lec- turas. La colaboracién estrecha en- tre cine y literatura (més preci samente: el objetivismo fran- 06s) presidié desde un comien- 20 a obra polémica de Alain Resnais. De tales interinfluen- clas surgieron las formas narra- is dei “neo-objetivismo” cine- matografico y uno de sus gran- des temas: el tiempo subjetivo y la memoria. En efecto: un es- Pacio temporal (siempre presen- te porque esta en el recuerdo) es representado por Resnais me- diante recursos que rompen pro- cedimientos ya convencionales de la gramatica cinematografica. La imagen que significa lo pen- sado por un personaje contini sin nexo alguno. fa de la situa- cidn que genera el recuerdo: no se trata aqui de un flash-back (que Hlevaria el relato hacia ef pasado) sino de Ia inclusion en e| mismo encuadre de ambas si- tuaciones. Resnais resolvia asi la simultaneidad de un espacio interior y uno externo. Semprin, Cayrol, Marguerite Duras, Robbe-Grillet colabora- ron como guionistas en films anteriores de Resnais que en- cendieron hoguetas de polémica. El estreno de su Providence en Buenos Aires solo las ha alenta- do tibiamente. La ambigGedad, la memoria y el tiempo son tam- bién los ejes de este nuevo film, una especie de balance de la vida de un escritor. Resnais ordena su material en dos partes perfectamente dife- renciadas: una primera, de tono pesadillesco, subjetiva y ambi- gua. Es la noche insomne de Clive Langham. el escritor. Al comenzar el film. 1a cémara re- corre, en medio de la niebla, con minucia, el exterior de “Provi- dence", la casa de campo de Clive, hasta tomar, en una ha- bitacién, su cuerpo sentado (no ‘Se ve Su rostro) y su mano, de la que cae una copa: se oye una maldicién. Los recuerdos —ante la muerte proxima— se repro- ducen en los fragmentos de una novela cuyas escenas Clive es- boza sin escribir. Es su novela familiar. Sus personajes son sus dos hijos (el legitimo, el bastardo) y su nuera. En el de- lirio del escritor éstos asumen los roles que transmutan artis- ticamente los afectos y los odios que suscitan en la vida actual y pasada. Cuando concluye esta prime- ra parte; la escena quo inicia la segunda es una manana esplen- dorosa. La luz del dia parece traer el orden que fue deshilva- nado durante la noche. Este to- no se prolonga hasta el final de la pelicula, en claro contraste entre ambas partes, tanto en la concepcion de los personajes como en el ambito de las es- cenas. El film, concebido desde la ambigiedad, no incita a una in- terpretacion univoca. Por ello, no Importa que fa segunda par- te tenga la apariencia de la “rea- lidad”. parezca aportar datos “clertos” que traduzcan lo ima- ginado por el escritor. Ocurre justamente que la informacién “objetiva™ sobre los personajes “reales” es ia que genera du- das —como una abrupta vuelta de tuerca— acerca de los perso- najes de “ficcién” del delirio de Clive. Pese a la carnalidad que los personajes exhiben en la se- gunda parte, actéan abstracte- mente, declamando sus respec- tivos papeles. Si se exceptua la permanente y rabelesiana hu- manidad de Clive Langham, los hijos y la nuera —paraddjica- mente— resultan més humanos, mas creibles, en la ficcién del escritor. El guién de Providence perte- nece a David Mercer quien tam- bién es autor de} de Morgan, un caso clinico (Karel Reisz, 1968). No parece arriesgado asociar al- gunos de sus elementos con otros de Providence, aunque su resoluci6n formal sea diferente. Morgan es una especie de re- belde que considera enferma a la sociedad. Por ello opone su locura (se cree King Kong) a un mundo de confusion que descar- ta salidas. Don Quijote pop, con- tiene todas las manifestaciones del inconformismo de los jéve- nes ingleses de la década dei sesenta. Morgan articula una version moderna de la visi6n 31 Una cierta mirada: Hitler de Syberberg En Cannes y fuera de concurso se proyect6 un film desmesurado y polémico La directora francesa Ariane Mnouchkine (1788 su an- terior realizacicn es una historia impresionante, teatral, pe- dagdgica de la gran revolucién, que el piblico argentino no ha visto) presents en el festival de Cennes su esperedo Moliere que decepcioné, en parte, a los criticos tranceses. Pero este inusual Carnes de 1978 (més intelectual, més 2 lo festival de Venecia) fue al mismo tiempo pantalla de proyeccion de las dificultades del cine francés. Sus direc- tores hablaron de produccién y dinero: “presencia-susencia continua del dinero... Sabiamos que el dinero no nos al: canzaria... Era.una mescolenza de grandes medios y bi- iletes de cien francos, ausentes justamente cuando se ne- Cesitaba un trozo de carne para filmar una comida”. Otros directores tranceses jvenes, Mitrani, Barbet Schroeder, confiesan padeceres andlogos. Hollywood y Nueva York son otro mundo, pero cqué Pasa en Alemania? Fassbinder tilma doce peliculas en cuatro aftos —producciones modestas donde, sin embargo. no aparece la angustia econémica—. Y, en la muestra po- talela de Cannes, Hans Jurgen Syberberg presenta una obra ‘monumental: Hitler. un film de Alemania. Pelicula descon- certante, “especie de psicodrama”, “copioso bric a brac” la pelicula de Syberberg merecié un comentario inteligente € interrogativo del critico francés Jean de Baroncelli. En 61 se etirma la extraordinaria compleyidad y Ja riqueze (a veces vaga) de un espectaculo cuya exhuberancia y poder de fascinacién son indiscutibles. Sin embargo, la protusin de recursos, muchos de origen teatral, y la grandeza pro- Piamente wagneriana de la puesta no parecen contribuir a clarificar el significado ideolégico-politico de! personaje y la época representados. Baroncelli extrae una moraleja que fe parece, por lo menos, insuficiente: “Hitler pervirtié el idealismo y el humanismo alemanes: el Graal se perdié para siempre. Pese a esta comprobacion, la pelicula de Syberberg exhibe cierta ambigiedad. Este psicoandlisis de Ia tragedia nazi roza, por momentos, la justificacién. Los exorcistas se preguntan si Syberberg no se dej6 cautivar For ol diablo". Le bende sonora del film esta integreda por discursos de Hitler y Goebbels, cantos nazis, comunicados de guerra, consignas. Sus imagenes pertenecen af domi- nio del teatro: escenarios falsos. titeres y muiecos de cere, relatores, personejes fictivos. Origen de encendidas polemicas en Alemania, es probable que el publico argen- tino tenga pocas posibitidades de conocer la obra de Sy- berberg. en un medio donde las buenas producciones de ese origen son —desafortunadamente— escasas. Fousseauniana de la sociedad: retorno a la vida natural, lejos de las trabas de la organizacién social. Providence tiene su Ke- vin Woodford (el hijo extrama- trimonial de Clive}: un Morgan domesticado, interpretado por el mismo actor, David Warner, que usa también el famoso pullover. Desengaiiado de Ia rebeldia, su retorno al orden en Providence, recuerda al de un advenedizo que acepta, sin entuslasmo y con escepticismo las reglas del juego. Influido por una corriente de Novelistas ingleses (Elizabeth Bowen, Ivy Compton Burnett. Henry Green, Evelyn Waugh) que parecen haber descartado la tarea de explicar un mundo com- plejo y cambiante para represen- tar un espacio intimista de clave psicolégica, el guionista Mercer pone en boca de Kevin una frase que poco tiéne que ver —al me- nos explicitamente— con la es- cena donde ésta se incluye: “Me Preocupa la busqueda de un fen- guaje moral”. Esta bosqueda es la sintesis del callején sin salida de Kevin. Queria encontrar un orden despues de su fracaso idealista de retorno a lo “natu- ral” y arriba a-una encrucijad retraerse a lo individual-subjeti- vo ante la “confusion” del mun- do externo. Por ello, los perso- najes de Providence se hallan encerrados en un pequefio mun- do donde los conflictos de sus relaciones no se vinculan con ef exterior, del que s6lo aparecen referencias (estallidos de bom bas, soldados y prisiones en es- tadios) que apenas merecen co- mentarios casuales: se trata de tun resignado rechazo frente @ algo que no tiene remedio. Es el escepticismo politico, superfi- cial, por cierto, que vertebra las reflexiones de Claud (el hij abogado) sobre la burguesis Inconcebible fuera del marco ideolégico instalado por el psi- coanalisis {que permitiria otra lectura de fa pelicula) Providen- ce, ambigua obra abierta, deja al descubierto. a poco que se analice, el contenido irracional dp una perspectiva que conduce @ Resnais y a Mercer al aisl: miento de personajes y situacio- nes y*la reduccién de Io real al subjetivismo psicolégico. Jorge Giandana Acerca del premio Benson & Hedges Dibujo y grabado, expuestos en Buenos Aires durante el mes de mayo, desataron debates que esta nota y dos reportajes a Luis Benedit y Américo Castilla retinen y sintetizan En las salas de! Museo Nacional de Bollas Artes s0 expusieron durante al mes de mayo los trabajos selecciona- oe para el Premio Benson. En les me ses venideros la muestra se. oxhibiré fen varias cludades del interior. Eduar- do Audivert, Samuel Paz y_Clorindo Testa formaron el jurado desianado por ‘empresa para seleccionar a los pin- teres invitagoar junto con Otto Hale (Francia) y Angel Kelenberg (Uruguay) ‘adjudicarcn ios. premios y monciones. tos artistas seleccionados fueron: Ar naiz, Benedit, Bengochea, Bianchedi, Géceres, Deira, Eauia, Estéver, Prange: Mia, Garabito, Helguera, de Macziani, Messil, de Monte, Nog. Okner, Robiro- sa y_Sbernini (dibujo): Alonso, Carré, De Pills, Maza, Obelar, Orlandi, Paz, Pesce, Porter, Fomberg y Rubll (grabs: do} - Los premios de dibujo ($ 990.000 ‘cada’ uno) se otorgaron a Benedit Bengochea; el de grabado (S 600.000), s flomberg. Las meneiones, @ d¢ Mon. te y Sbernici (dibujo), Maza y Porter (grabado) . Dos de los trabajos premia- dos serin ‘donedos a museos y el ter- 210 poserd 8 Intograr Ia eoleclon de 2 Para completar la Informacién, se reco- gleron las opiniones de Luis F. Benedit ¥'de Américo Castilla, grabador y Yor que tiens a su cargo la coordina. clon general del Premio. De esas opt iones se han seleecionsdo y resumido algunos tramos que acompafion esta nora. Referirse a una muestra colec- tiva como el Premio Benson per- mite descartar las valoraciones individualizantes, que Ilevarian en este caso a un inventario exhaustivo, y justifica en cam- bio una apreciacion de conjunto, més productiva para interrogar- se acerca de lo que significa di- cho Premio como institucion en las condiciones actuales en que se desarrolla el trabajo de los pintores. En tal sentido, los di- bujos y grabados exhibidos este afio —como tos de pintura del afio 77— ofrecen un panorama, un corte sinerénico de la activi- dad plastica nacional en esas especialidades, cuya distincién, Por otra parte, no siempre en- cuentra fronteras precisas. La diversidad de técnicas y la in- corporacion de nuevos procedi- mientos, proyectados sobre el estallido general de las normas del lenguaje plastico tradicional, hacen que la rigida separacién Pintura/Dibujo y Grabado, si no imposible, acuse al menos una tendencia simplificadora que s6lo una voluntad didéctica po- dria justificar. Y la palabra didéctica no es casual: en ambos premios Ben- son se vislumbra ese propésito: alli los geométricos, aqui los realistas con sus variantes, més alla los restos de la nueva figu- racién, alguna herencia del su- trealismo, algin toque concep- tual; en orden y sin sorpresas, el despliegue de tendencias in dica una bendvola amplitud y el afén de no privilegiar ninguna corriente: la ecuanimidad de las aulas y de los museos, el deseo no de arriesgar, sino de mostrar, de ensefiar, de informar qué esta pasando aqui y ahora en pintura. Un “premio tranquilo” que se corresponde exactamente con un Ambito, mas que tranquil tranquilizado, lejos ya de las es tridencias, polémicas y enfren- tamientos a veces virulentos que caracterizaron otras etapas de esa actividad. La consecuencia positiva de tanta calma es le certeza: el ni vel del conjunto es bueno, el ba- lance favorable, la calidad pro- bada. La parte de riesgo queda a cargo de cada pintor, de acuer- do con lo que exija de su traba- jo; el margen de error se reduce también a los casos individua- es: ausencias notorias, inclusio- nes poco afortunadas 0 inexpli- cables, fallas que parecen ser de rigor cuando se trata de ar- mar un conjunto de esta natu- raleza. iEs todo tan apacible en este complejo y aceitado mecar mo? Detenerse un poco a com- parar el alcance de la propuesta con sus resultados permite pun- tualizar algunas aristas que, a su vez, remiten a las limitacio- hes concretas del trabajo plasti- coy, en parte, a las de cualquier trabajo en el campo de la cul- tura. De acuerdo con las seleccio- nes realizadas en ambos pre- mios Benson, la pintura argenti- nna tiene dos centros de produc- cin: Buenos Aires y el exterior. Todos los artistas invitados re- siden en la Capital o en el ex- tranjero. Sélo cabe deducir que ningun lugar del interior del pats tiene un nivel de produccion aceptable como para justificar la inclusién de algunos de sus re- Continée en pig. 35 33 |Contesta Américo Castilla P.: zCon qué propésitos se estructuré el premio Benson & Hedges? R.: Cuando planeamos, con la gente de B & H. hacer este premio, mi preocupacién, entre otras, era la siguiente: hacer de! arte un espectdculo. Creo que el arte debe competir con los otros me- dios de expresiGn cultural: debe tener elementos como para poder acceder a un publico més masivo. Se amplié el radio de espectadores. Se pueden detectar diferentes piblicos, si uno mira a qué ho- ras va, qué dias va. Por ejemplo, los domingos eran los dias pico de afluencia de publico: iba gen- te que jamés pens entrar al Museo. Pero cuando una empresa como B & H avala una cosa de este tipo, como la gente estd habituada a esta clase de mensaje, va. Por eso yo creo que es importante que las empresas aporten culturalmente. Por lo general el criterio empreserio en nuestro pais con- siste en creer que dar plate para [a cultura es des- perdiciar dinero. Y asi se puede ver que empresas inuy poderosas, las primeras en cuanto a nivel de moduccion y ventas, donan un articulo, o veinte mil 1.605 «1 un museo. como aporte del afio: se nota 9« imundan @ pérdidas ese dinero, es como una ‘i. » sn. Eso es no entender Ie cuestién. Por otro 2. si esperamos que el Estado tome conciencia ic! poblema y desarrolle las especielidsdes cul- tiles. hebré que aguarder muchos afios, y quizé ios muramos todos nosotros y varias generaciones mis. y quién sabe si alguna lo veré. Pero mientras temo equé hacer? No creo que una empresa ven de mas cigerrillos porque haga este muestra. Pero es clertamente gratificante movilizar culturalmente 2 una ciudad. aSobre qué bases hace la seleccidn el jurado? En primer lugar. se trata de elegir juredos que conozcan Ia obra de los artistas j6venes. Hay excelentes jurados, pero que no van a muestras. Ademés, se tiene en cuenta la trayectoria del pin- tor. porque puede haber un joven con muy buena pintura o buen grabado, pero que carezca de una trayectoria que lo avale. En ese caso, quizé es més correcto seleccionar a un pintor de una trayectoria que haga mas representativa le muestra. Pese a todos esos recaudos, llama la aten- ci6n ver que se selecciona exclusivamente a pinto- Fes que residen en la capital o en el extranjero, y que el interior no esta representado, como si no produjera No, el interior produce, sobre todo en fos cen- tros més activos. Yo recorri el interior el aifo pa- sado. y volveré a hacerlo este ato. Y debo decir que vi mucha gente trabajando, vi disposicion. cali- ded; pero faltaba, en la mayoria de los casos, el empuje final. Se notaba que dedicaban poco tlempo @ pintar. No quiero usar la palabra profesionalismo, Porque no dice nada; diria que ain es el arte como actividad secundaria, y eso se nota en la obra. No sé si se trata de una raz6n econdmics, de falta de estimulos, 0 si hay otras causas. P.: {Qué importancia tienen los premios para los pintores? Depende de qué premio. Pienso que los pro- vinciales, ef nacional y el municipal 0 el De Ridder. vienen a llenar un vacio, que es Ia falta de dinero. Sabemos que hace falta plata para vivir, y no he biendo un sistema de becas en el pais, como lo hay en Inglaterra, Holanda, Alemania, Estados Uni- dos, que tienen proteccién pare los artistas, los premios llenan ese vacio: uno manda 2 los premios desde que empieza a pintar, para ver si consigue unos pesos, comprar més materiales y poder se- guir pintando. e P.: Pareciera que si se quiere vivir de la pintura es inevitable que en la carrera del pintor se mez- len el trabajo artistico en si y la tensidn hacia ef Prestigio | R.: Si; yo mismo dije hace poco piblicamente que hay una pintura para premios. Pero esto no se debe sdlo a los premios, sino al tipo de mercado que se ha conformado, 2 la gran profusion de gale- rias y demas, que demanda implicitamente cierto tipo de imagen que es la que “camina” en el mer- cado: por ejemplo, ciertas imagenes roménticas. no conilictivas, que pueden ser malas 0 buenas, pero que son las que se venden. Entonces. las gale. tias piden ese tipo de imagen. Y muches artistas | saben que se pagan bien, y no digo que consciente. pero si inconscientemente, elaboran imagenes a la medids de la demanda. Por eso digo que la pintura, que fue protagonists de una gran revolucién que signiticé, 2 partir del siglo XIX, no trabajar para el patron, no trabajar por encargo, sino trabalar por si mismo y para develar las propias incégnitas, vuelve a ser trabajar para un patron. Pz Nunca dejé de serlo, solo que no se trabaja Para un mecenas, sino para ur mercado impersonal. A: Pero que demande cosas muy precisas. Pero esto no es 2 causa de que exista un premio: obe- dece a una actitud general, y en la medida en que incidamos sobre el gusto y la manera de apreciar y de vivir; en la medida en que la pintura trascienda la galeria, el gusto individual, y se comprenda que puede cumplir una funcién que no sea decorative sino develadora, las cosas van a cambiar, Deseo que el premio Benson contribuya 2 ese cambio, P.: En el mecanismo de los premios Benson, se puede cuestionar la separacion pintura/grabado y dibujo. Ademas es muy grande el abanico de ten- dencias. Y otro lado, el premio de grabado es bastante atipico. A: El premio de grabado demuestra una cosa: que el grabado ha perdido vigencia porque se ha tomado como una labor artesanal, medio como te- Jer, y se ha escondido en Ia artesania el verdadero riesgo del artista. Hay toda una tarea artesenal que va. como adormeciendo el trabajo artistico, en ef sentido de riesgo y de rigor. Entonces salen pro- ductos técnicamente buenos, pero nada més. Con el premio de grabado queda demostrado que una manchita puesta en un papel puede ser una obra de arte, y eso requirié todo el complejisimo pro- eso que suponen un aguafuerte 0 un aquatinta. Es decir. que se puede ser un artista grabador sin Ser un artesano. Y esto'me alegra. Y 2 aquellos que dicen que eso lo puede hacer un nifio, yo les Giria: y qué bueno que lo pueda hacer un grande. 36 presentantes en un panorama de la pintura nacional. Si tal deduc- cidn es correcta a partir de las premisas, gon estas mismas las que hay que cuestionar_ La es- Custa geografia del Benson sub- raya el peso de Buenos Aires ¥ el poder de absorcion de los ‘cantros extranjeros. Confirma la trayectoria inevitable: el artista s6l0 es reconocido a nivel na- cional si se incorpora al medio porteno; una vez ganado ese lu- gar, la Salida al exterior asegura la consagracién: triste redupli cacién de un esquema de depen- dencia que el Premio Benson pa- rece corroborar a pesar de las buenas voluntades individusles. Los jurados (de Buenos Aires) seleccionan a partir de fo que conocen y ven (en Buenos Ai- res). Se podrd argumentar que Ja estructura misma del pais Condiciona este desequilibrio. y que modificaria no entra segura- mente en los planes de B & H, pero no ponerla en tela de juicio implica lisa y llanamente acep- tarla como irrevocable. Laasistencia de un pablico nu- meroso es otro de los fenéme- nos llamativos que merecen ser ‘tomados como indicadores para analizer el Benson. Mas allé del &xito de la propaganda, la exhi- bicién de le muestra en el Mu- seo Nacional (ubicado en un lu- gar de paseo piblico) favoreci6 fa concurrencia de quienes no frecuentan habitualmente las ga- erias. Entonces. ademés del ni- mero, la clase de pablico a que habria llegado la muestra puede considerarse una estimulante apertura. La falta de datos pre- cisos Sobre asistencia y compo- sicién del publico no permite extraer conclusiones confiables, y s6lo posibilita estimaciones més 0 menos optimistas. De to- dos modos, y mds allé de la efi- cacia inmedista, conviene pun- tualizar el relativo alcance de tales fendmenos de “masivi- dad”, cuando se trata de fre- cuentaciones esporddicas por parte de espectadores moviliza- dos por una propaganda espe- cial, que no tienen acceso real y permanente a las manifest nes artisticas “cultas"” y que, en este caso particular, se eniren- tan con un conjunto heterogéneo eareciendo de los elementos que le permitirien ordenario y leerlo. Es verdad que se edito un catélogo, pero por su conte- nido (y por su costo} esté di do a los especialistas, y no sirve para orientar al publico comin. librado a si mismo, entonces, este piblico tiene muy pocas op- clones: aceptar de manera acri- tica lo que se le ofrece 0 admi- tir su desconcierto frente a lo que de algén modo se le impone pero que no alcanza a descifrar. Ei prestigio de lo consagrado solo le exige acatamiento; las leyes del juego estan dictadas por otros, en otra parte, y no permiten un cuestionamiento ni tuna participacién reales. Tales son las condiciones en que se desenvuelve actualmente nues- tra cultura, y tenerlas presentes puede contribuir 2 colocar en términes reelistas las polémicas acerca de este premio. Queda ademas de tes resis- tencias y criticas que todo me- canismo de premios provoca. e| hecho de que éste, en particular, esta organizado por una empre- sa privada como B & H. Ambos factores —premio, empresa— aparecen intimamente vincula- dos en el contexto del sistema que engloba a fa préctica artis- tica en nuestras sociedades, y 0 podria teorizer largamento acerca de lo que significa, lo cual, por otro lado, se ha hecho a menudo. Sin entrar en esos desarrollos cuya extensién ex. cederia los limites de esta nota, es oportuno tratar de ubicar el problema en sus términos rea- les: el enunciado més amplio, que daria cuenta de! conjunto deberia establecer cuéles son los relaciones actuales que los artistas mantienen con su socie- dad, y su amplitud remite a ins- tancias que exigirfan gran des- pliegue de datos técnicos y un riguroso encuadre tedrico. El premio Benson reactualiza la polémica y exije reformular algunos planteos. El hecho de que grandes empresas auspicien este tipo de acontecimientos no es tinico ni nuevo. Sin ir més fejos, tuvo gran peso en la dé- cada del 60, con empresas como IKA y Di Tella en nuestro pais, Matarazzo en Brasil y Coltejer en Colombia, etc. En todos es- tos casos, bienales con jurados Internacionales, premios y be- cas, constituyeron el botin apre- ciado por los artistas que, ale- Jados de las instituciones més académicas y tradicionales, veian a través de esos mecanis- mos la dnica posibilidad de rea- lizer sus actividades vanguar- distas y llevar a cabo sus pro- yectos experimentales. No es exagerado evocar esa etapa ‘como un momento de gran efer- vescencia, creatividad y aggior- namiento'con respecto a los centros extranjeros. La ilusién de una vanguardia al dia (y que se entienda la redundancia) s¢ correspondia adecuadamente con los planteos del desarrollis- mo, que impulsé en el campo de la plastica todo tipo de audaces experiencias, aunque no tuvie- ran nada que ver con las necesi- dades reales de los paises lati- noamericanos. Un momento de alza, en oposicién al actual mo- mento de reflujo. Si por un lado el esquema econémico del desa- rrollismo comenzé a mostrar los signos evidentes de su agota- miento. por el otro muchos artis- tas empezaron a percibir las li- mitaciones de una préctica que los mantenfa en la jaula (no siempre dorada) de un arte para iniciados. Las actitudes empe- zaron a matizarse: rechazos de becas, concurrencia a bienales y salones en actitud contestataria. cuestionamiento de premios, re- nuncias estruendosas, bisque- da de otros circuitos de exhibi- cin que permitieran el contacto con otros piblicos a través de distintas organizaciones o de la utilizacién de émbitos no tradi- clonales. Todo esto es historia conocida. Llegamos al afio 77 y nos en- ‘contramos con que en un pano- rama aquietado y empobrecido, de nuevo, una empresa reedita una experiencia que se vincula con aquéllas de la década ante- rior. Las diferencias saltan a la vista. El esfuerzo de Benson se ve encasillado plasticamente: el 6leo, el dibujo, ef grabado, que no habjan muerto, vuelven por sus fueros, la experimentacién esté como asordinada: cada obra, colgada en la pared con su marco. es un signo elocuente del reptiegue de cada artista so- bre si mismo, del aislamiento en el trabajo, de la ausencia de nucleamientos, de actividad compartida y hasta de Intercam- bio en todo sentido. ZEs ef Ben- son un premio académico, o re- Continéa ea pég. 36 35 te eee ee Contesta Luis F. Benedit P.: Se han planteado algunas criticas acerca de lo que pue- de significar que una emoresa extranjera intervenga en 4a cul- fura nacional, proponiciio una seleccion de pintores y distri- buyendo premios. ;Que piensa de eso? R.: Todo se puede encontrar como critica, La Gnica critica que yo haria es que creo que los Premios tendrian que ser més importantes. Esto no es un premio: es una adquisicién. En otro sentido, se supone que también es una promoci6n. Tiene rele- Vancla porque no hay otros. Pero, aun con todas las cosas que se le pueden criticar a Benson, tiene algo rescatable, y es que Por lo menos se ocupe, aunque sea sordidamente, dé los artis. tas, del arte, y aunque poco en relacién con su envergadura, es un apoyo econémico. Veamos la critica que se puede hacer con respecto a la sordidez de las intenciones y demés: yo creo que €n este caso es un premio limpio. Es sordid econémicamente, ero por otro lado es limpio. Ademés, las grandes restricciones oue existen las conocemos todos, desde dar un concierto hasta declamar en una escuels: todo eso tiene una censura previa que no es de Benson & Hedges. Me parece que por parte de Jes artistas, denunciar una cantidad de cosas que pueden ser denunciabies con respecto al Benson o a cualquiera, es muy obvio... A mi, personalmente, no me interesa, Creo que es un poco atentar contra tu propia especie, en términos de sub- sistencia, porque el artista esté cada vez més marginado: en esta sociedad es una especie de sobrante. Yo veo que la cosa esté tan mal, que cualquiera que se ocupe, que dé diez mangos Para los artistas, viene bien. P.: {Més alld de lo especificamente econémico, cémo in- fluyen los premios en la “carrera” de un pintor? R.: A mi personalmente no me cambia nada, porque me siento ya ubicedo, pero puede ser que a otre gente mas joven Je ayude més. No hago ni dejo de hacer nada por ef premio Benson, lo cual no significa que no esté muy contento por ha- berlo ganado. P.: Hay varios rasgos que caracterizan esta muestra: va- rledad de tendencias, aislamiento, ausencia de polémica. A: Aqui nadie arriesga nada. Hay una especie de cuento chino acerca de qué bien dibujado esté, o de qué bien pintado esté, que es mentira. Dibujar bien no es hacer las sombritas .. Y més se nota en la pintura que en ef dibujo todavia. Lo que Yo noto es una falta de concepto, una falta de actitud en lo que algunos hacen. No me refiero @ una falta de teoria: no se trata de que sean tedricos 0 teoricen, sino de que sepan defender su ¢osa. Te vienen con que “y bueno, esto yo lo hice porque me sale asi": eso no sirve més. O si no te venden toda la vibora de que “para mi son como hijos, que me levanto..."": eso tam. Poco, e80 es peor todavia. Entonces mi critica es: creo que pin- tan o dibujan sin saber bien por qué lo hacen, No sé, quizé esté ‘equivocado, pero hay un poco una nade detrds de todo eso. Por- que esté bien, esté correcto, est bien hecho, pero no es nada, Porque si ese mismo tipo que hace casitas medio surrealistas, © cualquier otro, que es un clésico, hiciera eso de vuelta de otras cosas, si en algin momento hubiere pintado con boste 0 hublera tirado municiones, 0 se hublera cortedo un dedo para ver como gotea la sangre en un papel, y después decide que no, que hacer casas con sombrita es su camino. y que tiene que hacer Io que él cree, yo lo aceptaria 0 lo respetaria mucho més: pero es que no se han cuestionado nunca la casita con la som- bra. Depende de como venga la onda, si viene le mano pueden Wegar a pintar como Giotto. En el momento en que hay artistas que, bien o mal, se desnudan en una galeria y se cortan con una hojita de sfeitar, no puede ser que haya un tipo que haga una casita con sombra, salvo que firmemente pueda sustentarlo. eae a I LS en IS a BA Premio Benson & Hedges... fleja con bastante fidelidad esas relaciones del artista con su so- siedad actual que se menciona- ron més arriba? Sea como fuere, ahi esté: Ben son, empresa privada, invierte dinero en el arte. Si invierte, ca- Pitaliza; se publicita, Usa a los artistas? En el viejo sistema gontable de la partida doble “todo lo que entra se debi todo lo que sale se acredita”. Benson pone y recibe. zUsan los artistas a Benson? Son invi- tados (dato que agregaran a sus curricula), muestran sus traba- jos (dan). algunos reciben los Premios (dinero + prestigio). No se sabe que ninguno de los in- Vitados se haya negado a parti- ipar, salvo por razones estraté- gicas que nada tienen que ver con un principismo rigido. Todos los participantes exponen en ga- erias y viven-o tratan de vivir de la venta de sus cuadros. 4Cuél es la contradiccién, cual la diferencia entre exponer en salas comerciales y participar en el Benson? Ambas actitudes Permanecen dentro de un mismo circuito, regido por las leyes inexorables del mercado. Y por el momento no hay otro, Reco- nocidas esas leyes, resulta com- Prensible que los pintores recla- men més premios y con cifras més significativas. Hay que ad- mitir que, en tales condiciones, mientras ‘més “‘Bensons” haya, més contentos estardn todos. Finalmente. as opiniones de los entrevistados reiteran, des- de otros dngulos, los temas de esta nota. Pese a ser un indice parcial y nada exhaustivo, ofre- en un pequeno punto do parti- da: esto es lo que ellos piensat hay alli algunos datos que habré que tener en cuenta para carac- terizar la situacion real en que se mueven los artistas. Sin eso, no serd posible elaborar una re- flexién critica que tienda a for- mular nuevas Propuestas. para modificar esa situacién, y que vaya mas alla de los espejismos populistas o del ingenuo volun- tarismo que se reduce a abstrac- ciones principistas 0 engafiosa- mente euforicas, que son, a su vor, nbevos sintomas de la mar cha de los procesos culturales. MIR.

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