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La estrategia del menú.

Representaciones de la Vejez en El Club del Deseo1

David Bressan
Abstract
El trabajo plantea un análisis de la representación de la vejez en la serie El Club del Deseo, emitida
por Acua Mayor. La hipótesis del trabajo será que el discurso asumido en la serie es de carácter
pedagógico, y que lo que se intenta comunicar es la aceptación y la tolerancia en la diversidad de
conductas y personalidadades representadas en personajes de la tercera edad. Este carácter
pedagógico implica dotar de una fuerte coherencia a los personajes que, al costo de hacerles perder
algo de complejidad, consigue una gran claridad y profundidad en su objetivo comunicativo.

Intorducción. El contexto de la serie.

El Club del Deseo es una serie que fue emitida en la señal de la TDA Acua Mayor. Esta
señal fue pensada para espectadores de la tercera edad. Esto significa que los personajes, los temas,
las estéticas, los tienen como protagonistas. El canal Acua Mayor se sitúa en el canal 35.3 de la
Televisión Digital Abierta, aunque sólo es accesible en el área metropolitana. Hay que señalar, que
el desarrollo de la Televisión Digital Terrestre fue llevado a cabo por el estado Nacional, y tiene
como referencia directa a la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (o LSCA2, Ley
26.522). Esta Ley se caracterizó por ser una de las más modernas y ambiciosas, además de haber
sido resultado de varios años de trabajo por parte de comisiones y asambleas multisectoriales.
Fundamentada en la idea de sostener la comunicación como un derecho (en el artículo 3,
encontramos los principios fundamentales que la Ley representa) en un doble sentido: el derecho a
la información (en este caso, un derecho "de espectador", a recibir producciones audiovisuales
variadas y de calidad, de ficción y no ficción) y también un derecho a la libertad de expresión
(entendido en un sentido amplio, como un derecho "de productor", que tiene en cuenta la
concentración de medios y los desequilibrios regionales).
Esta introducción es importante, ya que la sanción de la LSCA y la apertura de varios canales,
produjo una oportunidad y una necesidad de generar contenidos nuevos, de diversos formatos, pero
1El presente trabajo se encuadra en el contexto de la materia Ficción Televisiva, de la Maestría en Comunicación
Digital Audiovisual, a cargo de la docente Alejandra Nicolosi.
2 No está entre los objetivos ni las posibilidades de este trabajo evaluar en qué medida la Ley pudo haber sido
eficazmente puesta en vigencia, (más allá de los intentos por desarticular el multimedios Clarín, sino más bien en
cuanto a las posibilidades de generar una producción televisiva verdaderamente federal y sobre todo sustentable),
pero es innegable que presentaba un marco legal y una idea de proyecto que en el mediano o largo plazo
seguramente podría haber ganado en alcance y profundidad.
respetando el espíritu de le Ley: es decir, una televisión que tuviese en cuenta todos los temas y
todas las voces que la televisión comercial dejaba en un segundo término o directamente ignoraba.
En este sentido, fue una percepción inicial que el sector de la tercera edad en nuestro país, no sólo
era importante por su peso demográfico, sino por sus propias pautas de consumo (en cuanto a que
sería un sector de la población en el que el consumo telvisivo es muy fuerte, y no se ve muy
amenazado por las prácticas de consumo audiovisual atravesadas por las tecnologías digitales e
internet, como podrían ser el video On Demand, el consumo de nuevos formatos, o formatos
tradicionales en plataformas como Youtube, etc, más habitual en las generaciones más jóvenes). Se
dio entonces, una conjunción muy interesante entre una población que si bien es protagonista en
tanto consumidora de productos audiovisuales, se encontraba relegada en las representaciones que
de ella hacía la televisión: mayoritariamente, roles secundarios en la ficción, y un lugar aún más
relegado en la no ficción, salvo por figuras artísticas o políticas que por su construcción de
imaginario específica, muchas veces hacen predominar su identificación profesional por sobre la
etaria. El interés en tratar de balancear o diversificar las ideas que los medios hacen circular, como
vemos, tuvo un componente eminentemente político e ideológico, pero también uno cultural y, si se
quiere, más transversal. Como recuperan Cebrelli y Rodríguez en su trabajo, : "los medios como
portadores co-responsables tanto de los tópicos como de las gramáticas por las cuales una sociedad
se piensa a sí misma (Caletti,2006. En Cebrelli y Rodríguez, 2013, pág 7) "
Quedaría por analizar si la población de la tercera edad deseaba verse representada en un lugar
central, y tener un canal específico (que en mi opinión, permite muchas posibilidades temáticas,
realizativas y hasta laborales, pero al mismo tiempo, al nominar la vejez como objeto de un canal
específico, también segrega un poco; ¿quién, que no sea de la tercera edad, querría ver un canal para
la tercera edad?.). En este sentido, se podría revisar si hubo estudios desde la perspectiva de la
recepción de estos canales. De todas maneras, como mencionara anteriormente, quizás el trazo un
tanto grueso de ingeniería social que puede suponer un proyecto de este tenor, sea el camino
adecuado para construir cuestiones más complejas, con la propia interacción del proyecto con las
prácticas, las experiencias, las respuestas, acumuladas en un determinado período de años. Es fácil
encontrar en una serie como la que vamos a analizar, el intento de cambiar algunas tendencias de la
televisión comercial dominante, con personajes ancianos que se erigen como protagonistas de la
ficción. Como señalan Cebrelli y Rodríguez "la representación de la diferencia es siempre política y
su intención es de naturaleza ideológica" (Cebrelli y Rodríguez, 2013, pág 3), y con esta clave
podemos interpretar el intento de poner en el centro de la representación a un grupo subalternizado
como el de la tercera edad, y hacerlo para reconocer su variedad y diferencias, fuera de todo tipo de
sanción social o moral, y también de todo tipo de esquema comercial o publicitario, sino por el
contrario, en un contexto de reconocimiento y tolerancia. De esta manera se constituiría un
reconocimiento cultural de los adultos mayores que se intentó sumar a reconocimientos económicos
y ampliación de derechos en un terreno político y económico, durante los años de gobierno
kirchnerista3.
Sostendremos que el discurso de la ficción en esta serie , además de cumplir con la
intención de reescribir el lugar y el rol de los ancianos en la pantalla televisiva, adquiere un tinte de
alguna manera pedagógico. Más allá de promover este reconocimiento de sí mismo y del otro, el
programa propone a través de la representación de una escena terapéutica, posibles abordajes de
conflictos que podrían ser cotidianos en la población adulta, y perspectivas definidas para realizar
estos abordajes. El lugar de los viejos no es el de la sabiduría, sino el del aprendizaje, y desde esta
perspectiva, al intentar aprender a construir una vida mejor para ellos, se plantea la etapa de vejez
como parte de un recorrido vital cambiante pero continuo, y no como una etapa diferente, de vida
ya concluida, retirada, epilogal.

El Club del Deseo.

En el Club del Deseo, se cuenta la cotidianeidad de un grupo de personas que asiste a un


taller sobre el deseo y la sexualidad en la tercera edad. El grupo está coordinado por una psicóloga
que es más joven que los protagonistas (aunque es también una mujer de cierta edad) Sin embargo,
a pesar de no haber podido ver varios capítulos, podemos colegir que el rol de la coordinadora, si
bien es central, no es protagónico: el personaje no es desarrollado en su intimidad como sí parecen
serlo las 6 personas que asisten al taller. El rol de dinamizadora que asume en la dinámica del
grupo, es sostenido desde el desarrollo argumental de la ficción. Al taller asisten seis personas,
cuatro mujeres y dos hombres. Cada una de estas personas, Irma , Angélica, Sara, Susana, José, y
Gregorio, representan distintos estilos en la manera de vivir su vejez. Los dos personajes centrales
del capítulo, Irma y Susana, se presentan como opuestos. Irma tiene un perfil serio, pudoroso. Es
viuda, se viste de negro, tiene el pelo canoso. Percibe su vida como ya sucedida ("ya tuve mi
familia, mi marido, ahora ya está"). Su amiga Susana, es más coqueta y juvenil. Se "permite" tener
salidas varias con diferentes hombres, y tener relaciones sexuales con ellos. Irma, en cambio,
parece haber dejado su sexualidad en el pasado. Ambas sostienen que a pesar de las diferencias, hay
que aceptar al otro, que cada uno puede vivir de acuerdo a su estilo y a su deseo: no tenemos
sanción moral para los personajes (y aquí encontramos los primeros rasgos pedagógicos en la serie:

3 Uno y otro intentos reivindicatorios fueron parciales, y no exentos de críticas y defectos, pero pueden ser leídos
como muy positivos, comparativamente con la situación de los jubilados durante los gobiernos menemista y de la
Alianza, y posteriormente lo que parece ser una tendencia firme de deterioro de las condiciones de los ciudadanos de
la tercera edad en el gobierno de la alianza Cambiemos.
no porque debiera ser diferente, sino por la claridad y frontalidad con la que lo dicen: es importante
remarcarlo para la serie). En este sentido, es interesante señalar una ruptura aparente en la
continuidad ficcional, en el momento en que los personajes están en plano medio, hablando apenas
desviado del objetivo de la cámara (en una puesta clásica de entrevista documental, pero con un
fondo neutro y una simplicidad compositiva más relacionada con la televisión). Esta referencia al
"confesionario" de Gran Hermano, refuerza a mi entender los objetivos pedagógicos de la serie: los
personajes son ficcionales, pero el coqueteo con la no ficción (además de la estética naturalista del
resto de la serie) nos hace pensar que podríamos encontrarlos en nuestras familias, o incluso,
podríamos ser nosotros mismos. Los personajes masculinos, José y Gregorio, parecen versiones
mesuradas de las un tanto excesivas Irma y Susana, y en el capítulo se desarrolla un interés
romántico entre los pares coincidentes de estos cuatro personajes. José recuerda sus años de "potro
salvaje" mientras que Gregorio está más ligado al recuerdo de su esposa fallecida. Al decir de Irma,
se caracteriza más con su condición de viudez. El grupo se completa con Sara, quien aún está
casada, e intenta recuperar prácticas eróticas y románticas que con su marido parecen haber dejado
atrás, y Angélica, que pareciera ser lesbiana, por el pequeño spot sobre su personaje (en este
capítulo tiene escaso desarrollo).
En ese sentido, es interesante comparar con lo que encuentran Castro y Baccega al analizar la
representación de los ancianos en las telenovelas brasileñas , en las que los roles de los personajes
de la tercera edad son más limitados, siempre secundarios y por lo tanto atravesados por el eje de su
relación con los protagonistas (madre, empresaria, etc) y en las que se sanciona la vida sexual
activa, por lo general atribuyéndola a personajes malvados. Las autoras agregan: "os meios de
comunicação participam de forma importante da constituição das subjetividades ao expressar em
suas produções aquele conjunto de valores, saberes e práticas sociais que funcionam como matrizes
culturais." (Castro y Baccega, 2015. pág 100) Según analizan sobre la discriminación etaria en los
medios de comuicación, el viejo siempre es el otro, nunca es una categoría autoimpuesta. Y se bien
se puede relacionar con la sabiduría, también con la decadencia física, la dependencia, la
proximidad de la muerte.
Otra cuestión que podríamos sumar a este análisis es que los personajes de la tercera edad suelen
ser mujeres. Recuerdo fuertemente el personaje que hacía Lydia Lamaison en una telenovela con
Natalia Oreiro (Muñeca Brava) en la que el personaje de Lydia Lamaison estaba todo el tiempo en
su habitación, sentada frente a un espejo, y hacía las veces de confesora y consejera, o más bien de
contenedora frente a los sinsabores a los que el personaje de Natalia Oreiro se veía sometida.
Igualmente es probable que ese personaje que quedó en mi memoria, sea un personaje transversala
varias telenovelas en las que la actriz tenía roles similares.
Una primer hipótesis que surge al reflexionar sobre los personajes de la serie es que la
distribución de las características de cada personaje pareciera conformar una suerte de menú, o
árbol de posibilidades, con estéticas y conductas bastante definidas (no llegaría a decir
estereotipadas, ya que una vez definido cada personaje, en el grupo sobre sexualidad parecieran
surgir pequeños conflictos o cambios, por lo general de orden interno). Los seis personajes de la
serie ofrecen seis maneras posibles de ser viejo, y todas aparecen como aceptables y aceptadas.
Quizás la idea de esta construcción de personajes sea habilitar al reconocimiento de sí mismo y de
los otros, siempre bajo el cristal de la autoaceptación y la aceptación de los demás. Los personajes
parecen ser todos "buenos" en el sentido de que no hay una división maniquea de los caracteres. El
conflicto, que se asoma en los momentos de trabajo del grupo, parece ser interno a los
protagonistas, o entre los protagonistas y su entorno. Pero no se construyen relaciones antagónicas
dentro del grupo. A modo de hipótesis (que habría que comprobar conociendo el desarrollo de la
serie) el esquema de personajes está planteado para no generar conflictos de interés romántico entre
los protagonistas: se plantea claramente un acercamiento entre Irma y José, y entre Susana y
Gregorio, mientras que Sara (casada) y Angélica (lesbiana) no parecen poner en riesgo las
perspectivas de que las dos parejas incipientes puedan tener su desarrollo, con el final que les
corresponda, pero sin generar competencias o celos entre los seis protagonistas. Esto, que sería el
"abc" en cualquier serie dramática, sería evitado en El Club del Deseo, donde el acento está puesto
en las maneras de aceptarse uno mismo y aprender a convivir con la edad y la propia sexualidad,
más que en conflictos narrativos que eleven la tensión dramática .
Otra cuestión que me parece muy interesante, y que no habría que dejar de lado con relación
alo anteriormente planteado, es la lectura que hace Balogh (Balogh, 2001 cap 3) sobre la relación
que traza Greimas entre el protagonista y su deseo. Ese deseo y los obstáculos para satisfacerlo son
el motor de la narración. Por lo tanto, si esperamos que la serie construya algún tipo de interés
narrativo, el deseo y el conflicto deben estar manifestados en la trama. En el caso de esta serie, el
camino del protagonista parece ser el del aprendizaje, y el tipo de conflicto, principalmente interno
(psicológico4). Es por eso interesante el planteo de la serie, que ya desde el título: El Club del
Deseo, se propone desarrollar una relación más productiva entre los personajes y su deseo, y
relacionándolo con la idea de Greimas, podríamos decir que lo que se propone es la posibilidad de
volver a convertirse en protagonistas. Volver a convertirse en el eje central de la narrativa de sus
propias vidas, y dejar de lado los roles secundarios, subsidiarios, o concluidos ya, por el paso del
tiempo.
Retomando la idea de menú de posibilidades, no se plantea un modelo único de características y
proyectos socialmente deseables, sino que cada cual pueda construir su propio modelo. Por
supuesto, para poder ser más precisos sobre el camino que la narración propone para cada
4 Por psicológico no hago referencia a indivdual, ya que es evidente que los personajes entran en conflicto con
imágenes y expectativas socialmente construidos.
personaje, habría que contar con la clausura del relato, el final de la serie. Sin embargo parece claro
que la premisa de la serie es esta, y no sería esperable un cambio muy fuerte en el argumento, que
por otro lado se centra más en la pintura de personajes que en giros argumentales y progresiones
dramáticas muy fuertes. Esto es consistente con la estética de la serie, y con los momentos que
parecieran semejantes a programas no ficcionales: no es la historia lo que estructura la serie, sino la
idea de utilizar la ficción como una simulación de situaciones posibles en la que los diferentes
espectadores podrían encontrar maneras de procesar conflictos y dudas semenjantes.

El funcionamiento del grupo

En el grupo, los protagonistas se encuentran cada semana para trabajar diferentes temas
vinculados al deseo, el erotismo y la sexualidad. En el capítulo que analizamos, comienzan
analizando imágenes, de personas jóvenes y personas más viejas, en diferentes situaciones
(besándose, abrazándose, etc). Cada personaje es invitado por la coordinadora a contar lo que siente
al tener fente a sí esas imágenes. Las respuestas oscilan entre la vergüenza, la envidia, el recuerdo
de la juventud pasada, el temor a la mirada reprobatoria de los demás, la curiosidad, el deseo. La
coordinadora interviene para orientar las impresiones de los personajes hacia la comprensión de los
cambios físicos, la reflexión sobre los mandatos publicitarios y culturales en general, los cánones de
belleza. Pero también a la búsqueda de una redefinición de la idea de belleza y sexualidad, y a
rebatir algunos tabúes e ideas preconcebidas que tienden a plantear la tercera edad como un período
de abandono de la sexualidad, e incluso de imposibilidad físiológica. En estos momentos del
capítulo es cuando la serie, que coquetea con los bordes de la ficción, se torna más referencial, y,
como adelantáramos, pedagógica. Siguiendo a Schaeffer en "Narración ficcional vs factual"
(Schaeffer, 2012), de todas maneras podemos encontrar indicadores de ficcionalidad en la serie (en
los contenidos paratextuales, de descripción de los personajes, en la música de incio y fin de cada
bloque). Pero de todas maneras, como simulación no es absolutamente lúdica, sino que intenta
generar ideas sobre la vida real, por lo que el estauts de la serie, si bien continúa siendo ficcional, es
bastante híbrido. Es de notar que la actriz que interpreta a la coordinadora del grupo es también
guionista de la serie, y eso podría explicar lo recortado y direccionado de sus intervenciones:
prácticamente todo lo que dice encierra algún tipo de eflexión psicológica o herramientas para la
construcción de la propia imagen y subjetividad. Si bien nombra a los personajes, cuando habla
podemos notar que su verdadero público son los espectadores, su personaje está vinculado a la
escena ficcional con hilos muy delgados. Esto es construido desde el guión, pero también desde la
dirección de actores y el trabajo de cámara y edición5. No creo que esto constituya una falta o

5Para aclarar esta idea, podría trazarse una comparación con el personaje del psicólogo en varias
defecto en la serie, sino más bien un estilo elegido y sostenido, coherente con el resto de las
opciones estéticas y argumentales de la serie.
Más adelante, en el desarrollo de la dinámica de grupo, la coordinadora los invita a
enfrentarse al espejo, a su propia imagen, incluso a sus máscaras (noto en el personaje de Susana
una sobreactuación que no es actoral sino de personaje, pareciera querer proyectar una seguridad
que, en el contexto de una serie de tinte psicológico, no tardará en descascararse). Los personajes
experimentan pequeños atisbos de cambio, parecen comenzar a aceptarse un poco más, con algunas
reticencias, pero evidentemente el taller del día resultó provechoso. Finalmente, desfilan en forma
lúdica con disfraces carnavalescos (en este caso las máscaras ya son explícitas), es un momento de
relajación y exploración que tanto en el nivel ficcional como en el contexto en general de la serie,
baja un poco la intensidad conceptual y reflexiva, y permite concluir el capítulo con una nota de
color, musical, divertida, que habilita a imaginar, a experimentar sensaciones sin necesariamente
procesarlas mentalmente, aunque por supuesto, son experiencias coherentes con el mensaje central
que en la jornada de la dinámica grupal y en la serie, se quiso comunicar.

Conclusión

El Club del Deseo es una serie pensada para desnaturalizar muchas de las concepciones
sobre la tercera edad, y en particular la sexualidad en la tercera edad, que tenemos como sociedad,
y sostienen también los propios ancianos como parte activa de nuestra cultura. El programa busca
generar el reconocimiento propio y de las formas diversas de ser viejo, y al tiempo que se abstiene
de realizar sanciones morales o argumentales, intenta ofrecer al público, un bagaje conceptual
(proveniente de la psicología, la antropología, la sociología etc.) para que, reconociéndose en
alguno de los modelos que ofrece la serie (los seis personajes como seis formas de ser viejo, que por
supuesto no agotan las posibilidades), cada espectador pueda procesar y repensar su manera de
transitar la vejez, su propia sexualidad, sus relaciones, e intente volver a ser protagonista de su
propia vida. Si pensamos con Cristina Peñamarín que la ficción puede pensarse como la
construcción de simulaciones del mundo real para habilitar maneras de sentir y pensar nuestra vida
cotidiana, "El interés de las ficciones, por el contrario, está, desde esta perspectiva, en su capacidad
de proporcionar modelos del mundo que los receptores pueden elaborar cognitivamente para
conocer la estructura interna de los procesos que les resultan problemáticos "(Peñamarín, 2001. pág

series que se nos vienen a la memoria, desde "En Terapia", a "Vulnerables", a "Gypsy", donde los
psicólogos o coordinadores tienen momentos en escena fuera del funcionamiento del grupo, y
además dudan, se equivocan, reaccionan como personajes frente a los otros personajes, y por el tono
y el lenguaje utilizado, no enseñan como sucede con la coordinadora de El Club del Deseo.
4)
la simulación que plantea El Club del Deseo gana en claridad y potencia comunicativa, lo que
quizás relega como potencia y densidad dramática.

Referencias
Ley 26522, 2009 de Servicios de Comunicación Audiovisual. Accesado en
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/155000-159999/158649/norma.htm
Schaeffer, Jean-Marie. Narración ficcional vs narración factual (2012). Disponible en:
http://tallerdeexpresion1.sociales.uba.ar/files/2012/04/Narracion_ficcional-vs-factual.pdf
Peñamarín, Cristina: Ficción televisiva y pensamiento narrativo
Castro, Gisela, y Baccega, María Aparecida. "A velhice na telenovela brasileira: fomento ao
debate". Publicado en LOGOS 43 Dossiê: Cotidiano e Experiência. Vol.22, Nº 02, 2º semestre 2015
Cebrelli, Alejandra, y Rodríguez, María Graciela. ¿Puede (in)visibilizarse el subalterno? Algunas
reflexiones sobre representaciones y medios. En: En: Tram(p)as de la Comunicación y la cultura. La
Plata: Facultad de Periodismo y Comunicación Social, UNLP, en prensa, 2013.
Balogh, Ana María. "O discurso ficcional na TV. Sedução e Sonho em doses homeopáticas".

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