You are on page 1of 21

Habilidades del terapeuta

AURORA («AVINO

Cuando finalicé los estudios universit arios de En esc momento, la terapeuta cerró la carpeta, apoyó
psicología, tuve la oportunidad de formarme como los brazos en la mesa y sonriendo miró a la mujer al
terapeuta en una unidad de terapia conduclual tiempo que le decía con un tono de voz seguro y firme:
perteneciente a un hospital de día, al que acudían —Bueno, dígame, ¿qué le ocurre?
pacientes de consulta externa. Pacientes que pa saban el La mujer nos miró a la una y a la otra durante unos
día allí realizando diferentes talleres y pacientes que segundos. En su rostro se reflejó el pánico y el
estaban internos en un centro hospitalario y acudían para desconcierto. Se puso de pie sin decir nada y sin
sus sesiones de tratamiento conductual. levantar la mirada del suelo salió corriendo del
Mis primeros contactos con pacientes fueron como despacho. La terapeuta, perpleja, me miró y me dijo:
coterapeuta. Me sentaba al lado de! terapeuta y —¿Qué ha pasado?
observaba cómo intervenía. Posteriormente, una vez La única cosa que se me ocurrió contestar, muy
finalizada la sesión, y sin e! paciente delante, le acorde con los años de estudiante, fue:
formulaba las preguntas que me habían surgido y las —No lo sé. Yo no he hecho nada.
dudas que tenía. En ese marco ocurrió en una ocasión Bien, esta breve introducción anecdótica sirve para
una situación que nunca he olvidado y que me marcó en eJ planteamiento que me gustaría que tuviera esle
el trato con los pacientes. La terapeu ta estaba capítulo. A saber, que las habilidades terapéuticas
escribiendo, en el informe del paciente que se acababa empiezan desde que el paciente está en la otra parte de
de ir, sus notas sobre la sesión realizada. Unos golpes en la puerta.
la puerta indicaron que la siguiente persona que Posiblemente, si la terapeuta en cuest ión hubiera
consultaba pedía permiso para entrar. estado atenta a la mujer que entraba, habría visto que
—Adelante —dijo la terapeuta, con volumen su- estaba asustada, que le costaba mirar y que posiblemente
ficientemente alto para que se oyera a través de la se estaba arrepint iendo ya de haber ido a la consulta.
puerta, mientras seguía escribiendo. Seguro que sus observaciones le habrían llevado a una
En ese momento vi que entraba una mujer de unos intervención acorde con la persona que tenía delante.
cuarenta y tantos años, delgada, replegada en sí misma, Quizá antes de conducir al lector en la in mersión de
con la mirada fija en el suelo. las habilidades que todo terapeuta debería incluir en su
—Siéntese, por favor —dijo la terapeuta todavía repertorio, sería necesario comentar el papel de éstas en
escribiendo y sin mirar a la paciente. la intervención terapéutica. ¿Qué sabemos y qué
La mujer, obediente, se sentó en la silla confi dente, podemos afirmar respecto a su influencia en el «buen
justo en el borde y con el bolso fuertemente sujeto con hacer»
las dos manos y apoyado en sus piernas. La mirada
seguía fija hacia abajo.
rapeula? ¿Son necesarias? ¿También sufi- :S? edad, el trastorno que padece, el grado de pertur bación
que sufre, sus expectativas de cambio, su nivel cultural,
entre otras. Y una variable relevante en esta misión es
la percepción que el paciente tiene sobre el terapeuta
LAS HABILIDADES TERAPÉUTICAS (Strong, 1978; Oriinsky y Howard, 1980).
De hecho, algunos autores (Gomes-Schwartz, 1978)
cir que las habilidades terapéuticas desem- i un
consideran que los buenos resultados en la terapia están
papel importante en el proceso terapéu -
relacionados con la implicación del paciente en el
0 es noticia hoy en día. Esas habilidades es-
tratamiento. Y ello significa, entre otras cosas, su deseo
ncaminadas a conseguir una relación con el nte que
de comunicarse, Ja confianza que tiene con e] terapeuta
permita ayudar a éste a conseguir las ; del
y la aceptación de su responsabilidad en la terapia. De
tratamiento. Su importancia es innega- sto ei
hecho, aceptar la responsabilidad en la búsqueda de
volumen de invest igaciones q.ue*se han :ado al
soluciones por parte del paciente parece ser una
respecto.
condición necesaria para el éxito terapéutico (véase
1 efecto, prácticamente todos los clínicos, de . las
Gavino, 1991, 2004).
corrientes, admiten que la interacción euta -paciente
No obstante, hay que reconocer que hasta estos
es relevante para el tratamien- osiblemente el
mismos autores admiten que el terapeuta tiene algo que
interés mayor de todos estos ¿ios ha sido, y es,
aportar incluso para conseguir esa implicación del
saber si se deben a ella los os resultados de un
paciente en el tratamiento. Y ese algo es sig-
tratamiento.
nificat ivamente importante.
1 ha estudiado el papel de las variables del :nte y
el de las variables del terapeuta, siem- on el fin de
1.1.2. Las variables del terapeuta
saber si influyen de manera rele- ; en la susodicha
interacción y, por tanto, en eguir los tan deseados Las investigaciones respecto al pape) del terapeuta
resultados. Porsupues- a carga de responsabilidad también han sido, y son, numerosas, con las
en este objet ivo consiguientes polémicas.
2 en el terapeuta en la mayoría de los estu - . ya Son por todos conocidas las variables propues tas por
que se supone que éste es el que t iene que >tarse al Rogers (1957) como característ icas del te rapeuta
paciente, y el que ha de buscar la era de «necesarias y suficientes» para realizar una terapia
interaccionar más sat isfactoria y bene- isa para la eficaz: empatia, visión positiva, calidez no posesiva y
terapia. autenticidad o coherencia. Actualmente hay consenso en
in embargo, algunos autores discrepan en este ido. la mayoría de las corrientes terapéuticas en aceptar que
Que consiga buenos resultados no signi- que el estas variables son necesarias, aunque es más polémica
terapeuta es el participante único que i asumir los la aceptación de que son suficientes 1 . En realidad toda la
resultados finales. polémica se ha centrado en aceptar o no el papel de las
variables del terapeuta como las responsables de los
1. Las variables de! paciente resultados terapéuticos. Así, las revisiones de Beutler,
Machado y Meufeldt (1994) apoyan el
Sergin y Lambert (1978) se inclinan por atri-
• a las variables del paciente la responsabili- del
casos, la terapia es (fundamentalmente) la propia relación te -
éxito terapéutico. Variables son aquí la
rapéutica. Otros autores, por el contrario, las consideran como
variables pertenecientes a la relación terapéutica, o a lo que
Sin embargo, algunos autores tienden a considerarlas actualmente muchos denominan «alianza terapéutica».
o los factores comunes que favorecen el cam bio en cual- t
tipo de terapia y, por tanto, como variables pertenecien - io
ai terapeuta, sino a la propia terapia. De hecho, en estos
planteamiento de que dichas variables son las res - y pacientes de diferentes edades (Beuller et al., 1987;
ponsables del éxito en terapia. Según ios datos d e dichas Thompson y Gallagher, 1984; Weis/,, Weiss, Alicke y
revisiones, ios autores concluyen que, de acuerdo con los Klotz, 1987).
análisis estadíst icos, los resultados terapéuticos tienen Siguiendo el hilo de las invest igaciones sobre la
más que ver con Ja actuación del clínico que aplica la experiencia del terapeuta, se encuentra que las
terapia que con el tipo de tratamiento que utiliza. Por invest igaciones han mostrado que sí bien los terapeutas
otra parte, estos autores encuentran que, en todas las no se diferencian en sus resultados por la edad ni por la
corrientes hasta ahora invest igadas, algunos terapeutas experiencia, sí que se diferencian por el número de
producen sistemát icamente mejores resultados que otros pacientes que mejoran. A saber, los terapeutas de más
de la misma corriente. Lo contrario también ocurre, es edad no mejoran más al pa ciente que los de menos edad y
decir, que algunos terapeutas sistemáticamente generan experiencia, pero sí que mejoran a más pacientes
efectos negativos. Esto últ imo lo encuen tran también en (Mallinchrodt y Nelson, 1991).
sus investigaciones otros autores como Laferty, Beutler y Estos datos han planteado la posibilidad de que no sea
Crago (1989) y Orlinsky y Howard (1980). exactamente la experiencia Ja que consigue tales
Las invest igaciones que se han realizado a este resultados, sino las habilidades que ha ido aprendiendo
respecto han comprendido tanto variables de ac tuación o el terapeuta a lo largo de sus años de trabajo clínico. Se
comunicación como variables personales como la edad y empieza a cuestionar la necesidad de un entrenamiento,
el sexo del terapeuta. al menos general, en habilidades y estrategias a los
Las conclusiones son pocas, contradictorias y dan terapeutas que empiezan para mejorar sus intervenciones.
poca información út il. Por ejemplo, algunos autores Sin embargo, cuando se invest iga sobre el entrenamiento,
informan que las actitudes y los valores del terapeuta tampoco se especifica qué tipo de entrenamiento ni qué
influyen en el tratamiento (Vervaeke yEmmeíkamp, í habilidades terapéuticas están incluidas (Gavi- no, 2004).
998; Frank y FranJc, í 99 í >, bien no consiguen Ante esta situación, algunos autores comienzan a
precisarlos con exactitud. centrar la atención en el entrenamiento específi co. Así
Quizá más interesantes son los datos que se han pues, el punto de mira en los años noventa y primeros de
encontrado en las invest igaciones sobre la edad y la este siglo se ha centrado en el tipo de habilidades
experiencia del terapeuta. Ya en 1975 Sloane y terapéuticas que permiten que eJ tratamiento tenga lugar,
colaboradores encontraron que la experiencia deí mejoran el proceso terapéutico y, consecuentemente, sus
terapeuta inñuye en el cambio, al margen del mé todo resultados.
terapéutico utilizado. Sin embargo, estos resultados no se No obstante, aquí también se mant iene la polémica
han encontrado posteriormente de manera sistemát ica. sobre si su efecto en los resultados tera péuticos es
Más bien al contrario. Las conclusiones de la mayoría de suficiente, o necesario pero no suficiente. Posiblemente
las invest igaciones señalan que no existe relación entre la confusión venga del deseo de demostrar qué variables,
experiencia del terapeuta y resultados terapéuticos. Así diferentes de las técnicas terapéuticas, son responsables
como entre edad y resultados conseguidos (Sexton y de los resultados terapéuticos y por tanto «todas las
Whiston, 1991). terapias valen». Sin embargo, cuando se deja de lado este
Algunas invest igaciones han encontrado evidencia de tipo de planteamiento, que, por otra parte, no deja de
que la semejanza de edad entre terapeuta y paciente tener un interés que va más allá de las varia bles
favorece, en bastantes casos, la eficacia de la terapia estudiadas y t iene que ver más con el deseo d e validar
(Beck, 1988; Dembo, Ikle y Ciarlo, 1983; Luborsky et (as terapias que de valorar estas varia bles, /as cosas
al., 1980). No obstante, otros autores han aportado cambian. Efect ivamente, parece que recibe mayor
abundantes datos que señalan resultados eficaces con consenso el valor de las varia-
terapeutas
; del paciente, del terapeuta y, por supues- ie la grupo había seguido psicoterapia de orienta ción
relación entre ambos, cuando se enfoc a je la psicodinámica, y otro, terapia conductual. Ambos grupos
perspectiva del seguimiento del traía nlo, es decir, coincidían en atribuir la mejoría experimentada a los
de que el paciente no abandone, ga de buen grado ítems siguientes y por este orden:
las instrucciones del tera- ta. O también
relacionándolas, no tanto con rado de mejoría en un 1. La personalidad de su terapeuta.
paciente como con la uencia de pacientes 2. Su capacidad para escuchar su problema.
mejorados. 3. Animarlo gradualmente a practicar aquello que le
}ue el tratamiento pueda tener lugar quiere r que el molestaba.
paciente no abandone y participe en e manera activa 4. Ser capaz de hablar de forma que se le en tienda.
y productiva. 5. Ayudarle a comprenderse a sí mismo.
*or supuesto, no todo recae en el «buen ha -
Por su parte, Murphy, Cramer y Lille encontra ron que
• del terapeuta. Las característ icas decadente ;1
los factores a los que los pacientes atribu yen ei cambio
problema 2 que trae a consulta desempeñan :>apel
terapéutico, en un tratamiento con terapia cognitivo-
significat ivo (Gavino, 2004). Sin em- 'o, las
conductual, son:
invest igaciones han cargado sus tintas cipalmente
en el terapeuta. De todas formas, que reconocer que — Consejos recibidos (79 por 100 de los pa cientes
ambos son protagonistas que hace uno repercute en tratados).
el otro, como se — Hablar con alguien que se interesa por tus
i a continuación. problemas (75 por 100).
)esde esta perspectiva se ha encontrado que abilidad — Dar ánimos y ayudar a autoafirmarse (67 por i
de comunicación del terapeuta, su o cognitivo y el 00).
nivel conceptual empleado inte ia terapia tienen un — Hablar con alguien que te comprende (58 por
papel relevante en la cha de la terapia, aunque no 100).
siempre en sus diados\ — Devolver la esperanza (58 por 100).
' aquí viene a colación de nuevo el papel del ente,
sus característ icas personales y ambien- 5, ya que Más recientemente. Ackerman y Hilsenroth 4 (2003)
éstas influirán de manera notable en dación con el han realizado una revisión sobre Jas carac terísticas del
terapeuta. De hecho, parece que ercepción que tiene terapeuta que favorecen la alianza terapéutica^. La
el paciente sobre el valor erapeuta es diferente de la revisión comprende las publica ciones realizadas entre los
que tiene éste. Ejem- ya clásico son los estudios de años 1988 y 2000.
Sloane et al. 7 5) y de Murphy, Cramer y Lille La mayoría de los estudios revisados señalan como
(1984). in el estudio de Sloane y colaboradores los características principales las siguientes:
entes estudiados pertenecían a dos grupos: un
5
El concepto de alianza terapéutica que se sigue en este
capítuio y que ha sido aceptado como referencia de muchos
No es tema de este capítulo comentar la importancia de
trabajos es el de Bordin (1979). Este autor distingue tres aspectos
roblemas y trastornos psi cológicos, por lo que nos ceñimos
importantes en la alianza terapéutica: a) la relación emocional
exclusivamente en las habilidades terapéuticas y. en bles que
éntre terapeuta y cliente; b) la calidad de la implicación entre
influyen en ellas, tanto del paciente como del euta.
Véase Beutler, Machado y Meuf'eldt (1994). cliente y terapeuta en las tareas de la terapia, y c) el grado de
concordancia entre cliente y terapeuta respecto a los objetivos del
El lector puede leer un extracto del artículo en castella - n el
que se resumen los datos más importantes conteni - tn él, en tratamiento.
la página web «puesta al día», dirigida por el ;sor Vallejo.
■— Flexible: acepta y adapta su forma de co municar 1.1.2.1. El entrenamiento en habilidades
a la situación y al paciente que tie ne delante. terapéuticas
— Experimentado: muestra experiencia clínica.
— Honesto: el paciente lo percibe sincero y Se ha hablado más arriba del entrenamiento tanto
honrado. general como específico. Eso supone dar cla ves al
— Respetuoso: se muestra respetuoso con los terapeuta para que sepa comunicarse de manera que
valores y la forma de expresarse y comuni carse beneficie a la terapia. Desde lo gene ral se han estudiado
en general del paciente. variables como direct ividad/ no directividad. Parece que
— Fiable: digno de confianza. los pacientes con poca autonomía personal t ienen
— Seguro de sí mismo: ei paciente percibe que sabe mejores resultados con terapeutas direct ivos 7 . Y, de
lo que hace. acuerdo con algunas invest igaciones, los pacientes con
— Interesado: su interés por el paciente y e! niveles culturales más bajos suelen recibir un enfoque
problema que presenta. directivo, mientras que con los más preparados
— Atento: está pendiente de lo que ocurre en la culturalmente se utiliza un enfoque negociador y más
sesión. Es decir, de las manifestaciones, verbales recíproco.
y no verbales, del paciente. Pero estos datos llevan a las mismas preguntas que se
— Amistoso: el paciente lo percibe cercano. han formulado más arriba. Se necesita una información
— Cálido: cariñoso y afect ivo. más precisa y fundamentalmente operativa. En
— Abierto: comprensivo con otros puntos de vista. definit iva, se requiere de un entrenamien to que enseñe al
terapeuta que empieza y al que necesita renovar sus
La importancia de conocer las características del habilidades formas de comunicar concretas y coherentes
terapeuta en la alianza terapéutica se debe funda - con la situación puntual que en un momento determinado
mentalmente a que en estos momentos hay datos se da en una sesión. Hay comportamientos generales
abundantes sobre el papel de ésta en los resulta dos para el conjunto de las sesiones, pero hay comportamien -
(véase Gavino, 2004). Por lo t anto, parece im- tos concretos para momentos también concre tos.
prescindible hoy en día que, si se quiere compren der por La necesidad de poner en marcha cursos que enseñen
qué funcionan las psicoterapias, y cómo se puede habilidades terapéuticas ha generado no sólo estos
conseguir que sean más exitosas, es ne cesario seguir cursos sino también todo un arsenal de invest igaciones
invest igando en los principales componentes de la sobre qué hay que enseñar y cómo hay que enseñarlo
alianza terapéutica 6 . (Briggs, Fournier y Hendrix, 1999; Cornille , 2002;
Llegados aquí, parece evidente preguntarse: ¿pero Davenport y Ratliff, 2001; Nerdrum y Ronnestad, 2002).
cómo se consigue tener esas características de las que Diversos estudios han informado de la importancia de
hablan los estudios?, ¿cómo se pre gunta al paciente?, ¡ales habilidades en la seguridad del terapeuta a la hora
¿cómo se responde a sus du das?, ¿cómo se interviene de tratar a un paciente (Wester y Vogel, 2002), en
ante situaciones que van surgiendo a lo largo de las disminuir la ansiedad en terapeutas inexpertos (Williams
sesiones? En una palabra, ¿cómo se hace frente a cada et al.,
uno de los momentos de la relación con el paciente de 1997) o en la realización de las tareas terapéuticas por
manera adecuada? parte del paciente (Bryant, Simons y Thase, 1999), tan
importante en algunos métodos terapéuticos como la
terapia cognit ivo-conductual.

Terapias eficaces comprobadas no consiguen los resultados


terapéuticos adecuados cuando la alianza es deficiente o ne gativa
6
(Castonguay et al.. 1996).
No se trata aquí de defender la postura de que esas ca 7
Vervaeke y Emmelkamp (1998).
racterísticas son suficientes para conseguir la mejoría del paciente,
sino que es necesaria para que los tratamientos que han demostrado
que son eficaces puedan serlo realmente.
,as habilidades terapéuticas se convierten así in Sín embargo, es preciso señalar que las habili dades
requisito muy conveniente para poder llevar ibo una terapéuticas son taimas de comportarse ante
terapia. Estas habilidades requieren ;tar atención al determinadas situaciones para conseguir también
momento terapéutico en que se jentran paciente y determinados objet ivos. Ser cálido, abierto, flexi ble,
terapeuta, al comportamiento presenta e! paciente y sincero, por poner algunos ejemplos, puede quedar
al problema que plan- o, más precisamente, al demasiado ambiguo para el lector porque desconoce «qué
problema que se diag- tica*. hacer» para conseguirlo. Las ha bilidades terapéuticas se
£1 objet ivo de este capítulo no es exponer tolas pueden convert ir de esa manera en objetivos a conseguir
situaciones comunes en terapia que requie - mediante actuaciones concretas, y éstas son ias que
habilidades precisas, sino más bien exponer la esidad demanda el terapeuta interesado en utilizar aquéllas. Así
de éstas y comentar su aplicación en las intas fases pues, las estrategias terapéuticas que permiten o ayudan
en las que se puede divi^jr el pro - 3 terapéutico. a ser todo eso que ios autores dicen que es necesa rio para
ser un buen terapeuta son una herramien ta fundamental a
conocer. Posiblemente no se entienden las unas sin las
otras. En los apartados que vienen a continuación se hace
hincapié en ambas, en las estrategias y en lás
. REQUISITOS DE LAS HABILIDADES habilidades.
TERAPÉUTICAS SEGÚN LA FASE DE LA El objetivo de este capítulo es el de señalar la
TERAPIA importancia de las habilidades terapéuticas. No es
posible, en este espacio dedicado al tema, recoger todas
De acuerdo con la anécdota que encabeza este ítulo las situaciones de terapia que requieren dichas
podemos afirmar que las habilidades tera- iticas habilidades y del uso de las estrategias que las facilitan.
forman parte del profesional desde el mo nto mismo Así pues, el capítulo se ha estructurado desde las fases
en que t iene contacto con un pacien- La primera vez de todo tratamiento: evalua ción, diagnóstico y método
que interacciona con él t iene poca inguna terapéutico. Se señalan aquellas situaciones más
información; así pues, su despliegue de -trezas es comunes que suelen ocurrir por las características de
cualitativamente diferente del que uti- dichas fases.
3 cuando ya )o conoce y sabe descifrar sus movían El primer apartado se refiere, pues, a la fase de
tos de manos, su forma de sentarse en el sillón a recogida de información que permite conocer el
manera de introducir el tema que le preocupa el problema del paciente desde un punto de vist a operativo.
momento. Este capítulo no puede, por su ex- sión, A su vez, éste se divide en dos subapar - tados:
desarrollar las estrategias posibles a todas habilidades ante personas que no conocemos y
situaciones que surgen a lo largo de la terapia íase habilidades ante las personas con las que ya hemos
Gavino, 2003). Tampoco se enfoca hacia las naciones interaccionado y llevamos las sesiones suficientes como
específicas que surgen con frecuencia el tratamiento para conocer sus reacciones. El segundo ap artado
de personas que sufren trastornos ncretos. Pero sí comprende esas sesiones dedicadas a explicar al paciente
que comprende las grandes líneas habilidades lo que le ocurre y cómo solucionarlo. Finalmente, el
terapéuticas que todo terapeuta de- ría incluir en su tercer apartado con-
labor clínica.

* Saber cómo actuar en situaciones concretas que plán - el pcuticas que precisan cada uno de estos pasos. A este propó sito la
paciente debido al trastorno que padece es importante, editorial Pirámide publicará en 2005 una colecció n. «Recursos
i embargo, como señala Wilson (1998), se ha prestado poca terapéuticos», dirigida a dar a conocer qué habili dades requiere ei
nción a este apartado. Los manuales de tratamientos se itran en terapeuta para afrontar situaciones depen diendo de) trastorno que
los pasos a seguir y las técnicas a aplicar, pero en igún momento sufra el paciente, qué estrategias debe aplicar y cómo hacerlo.
se paran a comentar las habilidades tera -
siste en la aplicación del tratamiento elegido como Darle la mano o dos besos de bienvenidu va a depender
4 üás conveniente. Veamos cada uno de ellos del género de los dos protagonistas: terapeuta-paciente, y
con cierto detalle a continuación. de la reacción que éste úenc al entrar. La mayoría de (as
veces adelantan la mano en un gesto convencional. Es el
1.2.1. Fase de recogida de información momento de estrecharla con calor y cercanía, por ío que
Comprende dos apartados. El primero hace re ferencia una buena alternativa es coger su mano con his dos en
a esas primeras sesiones en las que se establece el señal de aceptación.
primer contacto físico y se inicia una exploración amplia La invitación a sentarse y ponerse cómodo se hace al
sobre la vida de la persona que acude a consulta. El tiempo que el propio terapeuta se sienta e invita al
segundo comprende aquellas sesiones en Ias que paciente a hacer (o mismo.
terapeuta y paciente han interaccionado lo suficiente La conversación puede ser diversa. Desde co mentar el
como para conocer el significado de ciertas reacciones, tiempo hasta preguntar si le ha resultado difícil llegar, si
gestos o comentarios. está cómodo, o cosas similares. Sólo cuando, pasados
pocos mtnuto.s’, ej paciente se encuentra algo
;
1.2.1.1. Habilidades terapéuticas en fas primeras sesiones distendido, se inicia propiamente la sesión clínica.
clínicas Llegados aquí, es preciso volver a las dos posibles
situaciones con fas que un terapeuta se puede encontrar:
El terapeuta, cualquier terapeuta, con experien cia o no conoce absolutamente nada de la persona que tiene
sin ella, se encuentra en una situac ión que bien se podría delante o, por el contrario, le han informado, por alguna
denominar «contactar con un des conocido». La de las vías comentadas más arriba, deí problema que le
información que t iene de esa per sona puede ser desde lleva a él.
simplemente «ninguna» hasta un «bastante» porque ha
recibido un informe telefónico, personal o escrito de
a) El terapeuta no tiene ninguna
algún colega de la profesión o afín. Por ejemplo, un
información sobre el paciente
psiquiatra o un médico de medicina general. O bien
porque alguna persona cercana al paciente se ha puesto Una forma sencilla de introducir el tema es mediante
en contacto previamente a la primera cita. Tanto en una preguntas generales del tipo: Bueno, ya está aquí, ¿me
situación como en otra, lo cierto es que des conoce puede contar lo que le preocupa? o ¿se siente animado a
muchas cosas de ella, cosas que van a influir en empezar contarme lo que le trae aquí?
«con buen pie» la sesión clínica. Diferentes autores (véase Wells, 1997) interesados en
Así pues, los primeros contactos han de ser ge - el tema aconsejan, de acuerdo con su experiencia
nerales, impersonales, en el sent ido de que se traduzcan invest igadora y clínica, que las pregun tas sean abiertas y
en movimientos, gestos y comentarios ío bastante que tengan comienzos del t ipo qué, dónde, cuándo, cómo,
neutros como para que no generen reacciones negativas evitando en lo posible preguntas de ¿por qué?, ya que la
por parte de los pacientes. respuesta más frecuente suele ser: «No lo sé». Re spuesta
Estar atento a la puerta por la que entra al des pacho, que es muy diferente sí en su lugar se pregunta ¿por qué
recibir de manera afectuosa y distendida y generar un razón? o similares.
ambiente relajado es la primera acción aconsejable. La información que se recoge puede anotarse
Ahora bien, ¿cómo se consigue?, ¿qué hay que hacer? inmediatamente a lo largo del discurso del pacien te o
Hay dist intas formas de intervención. Sin embargo, bien cuando el terapeuta se queda solo una vez acabada la
una bastante segura y fácil de asumir es levantarse y sesión. La primera fórmula parece que se da más en los
acercarse a la persona que entra. terapeutas noveles que temen perder alguna información
importante, y
la segunda, en los veteranos, que ya tienen prác tica en la de comunicarse el paciente, si está motivado por ||
memoria .selectiva y en recoger los d atos relevantes. la situación particular de la terapia o scncillamen—J
Lo importante aquí es que el paciente se sienta te es que no sabe qué responder a las preguntas j|
cómodo para exponer el problema. Posiblemente éste es que se le formulan. Como el terapeuta no conoce i
uno de los momentos más delicados de la terapia, ya que a la persona que tiene delante, sus estrategias han 3
la persona se confía a un descono cido, contando cosas de ser muy generales. El cuadro 1.1 presenta al- •]
ínt imas sin garantía segura de que el otro, el terapeuta, gunas estrategias para conseguir que las respues - '
no le juzgue 9 y además pueda ayudarlo. tas del paciente sean más extensas. j
Por lo tanto, la tan conocida trilogía de Beck:
«sinceridad, autenticidad y no juicio» (Beck, Rush, CUADRO 1.1 l
:
Shaw y Emery, 1979-1983), si bien n<¿ parece sufi-
Estrategias terapéuticas para conseguir j respuestas del
ciente para el éxito terapéutico, sí que al menos se
paciente que no sean monosílabos (adaptado de Gavino,
revela necesaria para el buen curso de la terapia.
2003) \
Los gestos de atención, la expresión de com prender
lo que se está contando, las preguntas puntuales y clave
son modos de señalar no sólo que se está con el paciente 1. El terapeuta utiliza la sesión para explicarle en i que consiste
:
sino que no le es extraño lo que cuenta y por lo tanto la terapia en general, qué funda- i mentos teóricos la

«sabe» de lo que se habla. sustentan, qué papel desem - ;| peña el terapeuta y cuál el
paciente y qué se pre- | tende con la intervención clínica. I
Estos primeros contactos son, pues, delicados por la
2. Traer por escrito las respuestas a las preguntas -í formuladas
incomodidad que le supone a la persona desvelar su
por el terapeuta y comentarlas en sesión.
problema. Pero no sólo por eso. Con frecuencia, el
3. El terapeuta le propone una tarea u realizar du rante las
discurso está impregnado de emo ciones que traicionan sesiones terapéuticas que consiste en que el paciente alargue
las palabras y producen ma nifestaciones de tristeza, de las respuestas. Por ejem plo, ante la pregunta de! terapeuta
ira o de lamento que se traducen en lloros, enfados o !
«¿saliste con tu madre la semana pasada'?», el paciente ha de
L
silencios salpicados de n.'onosüabos. - responder: «Sí. salí con mi madre ta semana pasada». En el
El terapeuta «comprende» esas reacciones y las caso de que esta estrategia fun cione, se pasa a solicitarle que
«acepta» sin que ello suponga convertirlas en pro- hable de un tema, propuesto por el propio paciente o por el
tagonistas de la sesión, ya que, de momento, des conoce terapeuta. durante unos minutos.
demasiados datos del paciente, por el poco tiempo 4. Las primeras sesiones se dedican a temas no re -
lacionados directamente con la demanda que el
transcurrido, que puedan aportarle infor mación del valor
paciente debe comentar (su trabajo, su familia,
de tales manifestaciones.
sus aficiones, etc.), por si su forma de respon - ;¡ der se debe a
Cuando de lo que se trata es de respuestas con
la dificultad de comentar el pro- « blema que tiene.
monosílabos, es necesario intervenir de manera que
éstos se conviertan en frases. Para ello las pregun tas
abiertas, como ya se ha señalado más arriba, son
adecuadas. Además, es conveniente hacerlas en un tono
cercano, confidente. Sin embargo, debido al
desconocimiento que se tiene del paciente, el problema
está en saber si es la forma habitual
Por supuesto, para conseguir resultados con estas
estrategias el terapeuta debe ser claro en sus
explicaciones. Es decir, comentarle la necesidad de
recoger información precisa y por lo tanto de que sus
respuestas sean concretas pero más exten-

bicho raro» o «escandalizar» al terapeuta con sus comen tarios.


* La mayoría de las personas piensan que lo que les ocu rre a ellas
no le sucede a nadie más y temen parecer «un
sas que un simple sí o no. También es un requisito Efect ivamente, en ocasiones el paciente llora por la
esencial que se adapte al nivel cultural d el paciente. La pena que le produce lo que cuenta, por la deses peración o
forma de hablar, ías expresiones que utilice y los porque ha aprendido a hacerlo evitan do seguir un
ejemplos elegidos deben ser familiares para el paciente discurso doloroso o sencillamente desagradable. Las
con el fin de que entienda lo que el terapeuta pretende estrategias que utilice el terapeuta han de depender del
transmit irle. motivo del llanto, del momento de la sesión y del
En el caso de que esos monosílabos se acompañen de contenido del discur so. No es fácil cuando se acaba de
un comportamiento inhibido, es decir, escaso contacto iniciar una terapia saber todo eso, por lo que la actuación
visual con el terapeuta, volumen de voz bajo, rigidez en ha de ser cauta y discreta. Algunas estrat egias posibles a
la postura, movimiento nervioso de manos o cambios utilizar en esta situación se pueden ver en el cua dro 1.3..
posturales continuos, por ejemplo, las estrategias serán
diferentes, ya que el terapeuta puede pr esuponer que es CUADRO 1.3
la inquietud ante esa primera sesión terapéutica la que Estrategias terapéuticas cuando el paciente llora sin cesar
está generando la reacción del paciente, posiblemente en las primeras sesiones de la intervención psicológica
por su manera de funcionar ante situaciones descono - (adaptado de Gavino, 2003)
cidas. En este caso, se pueden utilizar alguna de las
estrategias que aparecen en el cuadro 1.2.

CUADRO 1.2
Estrategias terapéuticas para conseguir respuestas del 1. Se espera unos minutos a que se calme y se retoma la
paciente cuando éste se muestra muy inhibido (adaptado de conversación intentando suavizar aquellos aspectos
Gavino, 2003) más dolorosos o problemáticos hasta que se sienta con
fuerzas para comentarlos o se desvía la conversación
hacia otros puntos de interés para la terapia que no son
tan conflictivos.
2. Es posible que la situación sea violenta para la persona,
1. Dedicar la primera sesión a explicar el terapeuta en por lo que se le invita a salir un rato del despacho, ir al
qué consiste la terapia en general, cuál es e l papel del servicio y serenarse, o, si el terapeuta lo cree
clínico y cuál el del paciente y la necesidad de conveniente, se sale él y deja al paciente unos minutos
colaboración y entendimiento por parte de ambos. Se solo.
le puede animar a exponer dudas que se le plantean 3. Se indaga sobre su implicación emocional en tal
tras recibir esta información y a preguntar todo contenido, advirtiéndole de que puede llorar siempre
aquello que le gustaría saber sobre la t erapia. En un que quiera sin problema.
principio, pues, no se le preguntaría cuál es su
demanda.
2. Entrevista general. Se sigue un formato estándar en el
que las preguntas son abiertas y referidas a las
b) El terapeuta tiene información sobre la
distintas áreas de su vida cotidiana.
demanda del paciente
En ocasiones, los pacientes son remit idos por otro
Por lo que se refiere a la manifestación de emo- profesional o por un familiar que conoce al terapeuta o
ciones, quizá una de las más frecuente es el llanto. por alguien que le ha hablado de él. En estos casos es
Llorar suele ser una válvula de escape al malestar que usual que el terapeuta reciba, antes de conocer al
tiene la persona. Una forma de «romper» lo que lleva paciente, una información so bre el problema psicológico
tanto tiempo guardado. Pero también puede ser un modo que padece éste.
de «boicotear» la sesión. Incluso sin la voluntad del Esta información es enriquecedora en muchos aspectos.
paciente. Por ejemplo, permite concretar más la
2 / Terapia psicológica

itrevista terapéutica y recoger datos específicos :>n terapeuta, un psiquiatra, un médico de otra espe cialidad
mayor facilidad; ayuda a elegir estrategias ante o de personas cercanas al pacie nte. Si alendemos a
tuaciones que ocurren en las sesiones, sabiendo a qué Strupp y Binder (1989-1993), la terapia es una situación
hacer de acuerdo con el problema y los dais sobre la especial, diferente de cualquier otro tipo de relación
persona que ha recibido; se pasa con iayor rapidez a la entre dos personas. Y es especial porque lo que se habla
intervención psicológica. es íntimo, porque las expec tativas que se tienen de la
Sin embargo, también t iene sus inconvenientes, stos terapia, y los resultados que se consigan, afectan
son el anverso de las ventajas. A saber, la in - directamente a la vida de una persona, ei paciente, que
►rmación puede sesgar los dat os que recoge el te- se pone en manos de una persona, el terapeuta.
peuta dejando de lado algunos que son importan- s; las 1.2.1.2. Habilidades terapéuticas
estrategias que utiliza se basan en aspectos lacionados después de las primeras
con el problema que «supuestamen- » t iene el paciente sesiones clínicas
y no se tiene en cyeata el posi- e error en el Si se ha conseguido pasar con éxito las prime ras
diagnóstico que se ha dado por váli- y, finalmente, es sesiones, si se conoce mejor al paciente, sus reacciones,
posible que algunos aspectos enciales del paciente no sus miedos y su manera de comunicar, si, en definit iva,
se tengan en cuenta a la )ra de interaccionar con él se ha establecido una buena línea de comunicación
porque los desconocen s personas que han informado terapeuta-paciente, la recogida de información es mucho
sobre su caso. más fácil y fluida. Sin embargo,, se pueden dar
Así pues, las facilidades ofertadas al terapeu - con la situaciones que t ienen que ver específicamente con la
información se pueden convertir en in - >nvenientes etapa tei péutica. Lo mismo sucede con el período de tra -
por estar sesgadas; inconvenientes jrotra parte que tamiento propiamente dicho. Así, por ejemplo, ocurre a
afectan a la realización de una lecuada evaluación, un veces que las técnicas terapéuticas son complicadas de
buen diagnóstico y un atamiento conveniente. A lo llevar a cabo o que supone un gran esfuerzo ponerlas en
largo de todo el pro- ¡so, las habilidades t erapéuticas marcha. La buena relación entre paciente y terapeuta
pueden estar arcadas por la información inicial y, en el ayuda a salvar estos y otros escollos tan frecuentes a lo
caso : que ésta no sea correcta, la interpretación del largo del tratamiento.
importamiento del paciente por parte del tera - :uta Se puede decir, por lo tanto, que, pasadas las primeras
puede llevar a malentendidos que entorpez - n la sesiones de tanteo y de conocimiento de sus
terapia. protagonistas, se requiere, por parte del tera peuta, el uso
Por otra parte, no hay que olvidar que el pro- ema con de habilidades que se centren en la etapa en la que se
el que acude el paciente a una consulta ) es encuentran con el fin de facilitar sus objet ivos
únicamente la referencia válida para saber >mo terapéuticos. Veamos esto con un poco más de
interaccionar con él y para intervenir con- nientemente detenimiento.
a las diferentes reacciones que ten- .. Además, la No es raro ver al paciente inquieto porque la terapia
relación que se establece con otro ofesional o la que se no «entra de lleno» en resolver su proble ma. Se queja de
tiene con personas cerca- s no es la misma que la que que todo son preguntas y no encuentra alivio a lo que le
se da en la interac- 5n terapeuta-paciente. ocurre. Por más que el terapeuta le explica que la fase de
En resumen, pues, es aconsejable que se coteje sn la evaluación es muy importante y que cua nto mejor se
información recibida antes de dar nada por ntado y haga, más corta será la terapia, el paciente insiste en
procurar reaccionar con la' misma cau- a y prudencia «empezar». Quizá lo más aconsejable es evit ar que ocu -
que cuando no se tiene ninguna formación.
Además, como se comenta más arriba, no es lo ismo
que los datos ofertados provengan de otro
jra esta situación, y para ello nada mejor que ir dándole CUADRO 1.4
tareas que hacer a medida que se obtie nen datos (Beck,
Freeman et al-, 1992-1995, 1979; Wells, 1997). Estrategias terapéuticas para conseguir que el paciente
Estas tareas no sólo sirven para recoger información, realice las tareas terapéuticas (adaptado de Gavino, 2003)
sino para que el paciente participe también en la labor
terapéutica. Su intervención act iva le permite «darse
1. Se le dan por escrito y se explica en sesión en qué
cuenta» de cosas que antes le pasaban desapercibidas.
consisten, procurando que haya feedback para
Por ejemplo, que cada vez que t iene un tipo determinado
asegurarse el terapeuta de que ha entendido la tarea. Si
de pensamientos siente ganas de llorar, o que cuando se considera necesario, se le dice que en caso de duda
está distraído no tiene pensamientos negativos, o no se llame por teléfono durante la semana y no espere a la
fija si le falta el aire o si nota una punzad a en e) siguiente sesión para aclararla.
corazón. Todo este t ipo de información nueva lo vive 2. Se dedica la sesión a saber cuál es el motivo de la
como avances, puesto que antes de acudir a consulta no conducta del paciente: dificultad en su realización,
sabía que ocurría. De esta manera va encontrando complejidad de la tarea, falta de tiempo, vergüenza,
sent ido a la intervención del terapeuta. olvido, no detección en el momento de lo que se
Pero, en ocasiones, esta estrategia falla porque, a solicita u otros motivos no especi ficados hasta ese
momento.
pesar de su impaciencia po r «empezar», no realiza las
3. Si no se detecta ningún problema, se plantea al sujeto
tareas. Unas veces porque no sabe cómo ha cerlas, otras
su interés real por solucionar el proble ma. Se le insiste
porque se le olvidan, otras porque no «se sent ía con
en la necesidad de las tareas y el papel que
humor», otras porque estaba con gente y no se atrevía a desempeñan éstas en la evolución de la terapia.
sacar lápiz y papel y apuntar. 4. Se le enseña a definir el problema y a elegir las
Algunas de estas posibilidades las puede prever el alternativas más adecuadas para conseguir los datos
terapeuta explicando con detenimiento y sencillez cómo que el terapeuta precisa para e) tratamiento.
hacer las tareas y qué hacer si se da alguna de estas 5. Si las sesiones clínicas son motivantes para el sujeto,
situaciones. De esa manera, se consigue poner sobre se le dice que vuelva a consulta cuando haya realizado
aviso al paciente de los posibles inconvenientes que las tareas.
pueden surgir y la necesidad de que los evite y cumpla 6. Se intentan detectar los estímulos del entorno del
paciente que dificultan o entorpecen la realización de
con el trabajo que ie corresponda.
las tareas.
A pesar de lo anterior, es posible que el paciente no
7. El terapeuta se asegura de que las tareas que le pone al
realice las tareas. Siempre queda el recurso de aplicar
paciente son adecuadas.
algunas de las estrategias que aparecen en el cuadro 1.4.
Puede ocurrir que, a pesar de las tareas, el paciente
se muestre impaciente e insista en empezar ya lo que es
propiamente el tratamiento. En esos casos es preciso
hacer un inciso en la sesión y explicarle con
mero de sesiones totales. Por último, se le recuer da que
detenimiento la importancia de la eva luación y la
el objet ivo de esta manera de proceder es asegurar el
necesidad de que sea exhaust iva para que el tratamiento
método terapéutico más efect ivo .
no sólo sea eficaz sino también lo más breve posible.
Finalmente, no hay que olvidar que, a lo largo de la
Por otra parte, se le insiste en que la valoración del
evaluación, hay muchos momentos difíciles, ya que la
tratamiento es el t iempo total que el paciente acude a
información que ofrece el paciente es dolorosa,
consulta y éste no es menor porque la evaluació n ocupe
confidencial y, en muchas ocasiones, nunca compartida.
parte del nú-
Así pues, ofrecer confianza es imprescindible para que
la persona se abra y permita entender lo que le ocurre.
De ello dependerá la elección del tratamiento. Por otra
parte, saber responder a situaciones que suelen darse en
esta
ase, como por ejemplo ocultar dalos, negarse a es ponder En esta situación las habilidades terapéuticas i van
determinadas preguntas, cambiar fre- :uenteinentc de dirigidas a la información que se transmite, a 1 la
tema, hablar exhaust ivamente, tablar de manera muy aclaración de dudas y al impulso para seguir el
escueta, entre otros, es muy mportante porque de ello tratamiento en las mejores condiciones posibles.; Todo
depende que se obtenga oda la información necesaria con esto combinado con emociones de ansiedad,i de miedo y,
el menor sesgo )osiblc y, además, es la evidencia de que en muchas ocasiones, con una grao; porción de
el patente se encuentra lo suficientemente cómodo y sufrimiento por parte del paciente.
:onfía en la profesionalidad del terapeuta como i
1.2.2.1 .
3 ara cambiar su comportamiento, ser más Ofrecer información í
locuaz, nás específico o más abierto.
Unas de las variables que más atención ha recibido,
J
en las invest igaciones sobre las habilidades 1 del
1.2.2. Fase de diagnóstico
terapeuta, desde los primeros estudios, han sido las del
Otra situación que ocurre con una cierta frecuencia es lenguaje. Se podría decir que hay consenso'; entre los
la de pedir con insistencia el paciente un «nombre» que autores interesados en este tema en acep -j tar que el
dé sentido a lo que le ocurre. Se podría decir que, en terapeuta ha de comunicarse con un len guaje adaptado al
estos casos, desea dos cosas: tener un diagnóstico que paciente que tiene delante. Eso; significa que las
just ifique lo que le está ocurriendo, «tengo algo», y que palabras, las expresiones, los ejemplos que utiliza han de
ese diagnóstico no sea «locura». ser cercanos al paciente con el fin de asegurarse de que
‘ Efect ivamente, la mayoría de los terapeutas han ent iende lo que se le': está diciendo, asimila dicha
tenido situaciones semejantes a las que se acaban de información y le dala 5 importancia que tiene.
comentar. Se trata de ese paciente que de algu na manera
tiene que just ificar su asistencia a terapia y darle sentido J,
a lo que le ocurre. Si tiene nombre significa que existe, Así pues, se le pide al terapeuta unos requisi-; tos
que no lo está exagerando, que tiene una explicación clave en este apartado que, por otra parte, han, de
lógica, que lo han estudiado y que está en los libros. De extenderse a todas las fases de la terapia. Pero 1 quizá
ahí que pregunte con insistencia: «¿pero qué es lo aquí tienen una connotación diferente, por que lo que
quetengo?». «¿le ocurre a otras personas?». E n el caso comunica t iene una gran importancia; para el paciente y
en el que el terapeuta le dé un diagnóstico concreto, por porque va a influir en las fases siguientes.
ejemplo, trastorno de pánico, agorafobia, trastorno ob- Efect ivamente, cuando se le dice un término' técnico,
sesivo-compulsivo, la pregunta que suele formu larse a como por ejemplo trastorno de angustia; el paciente de
continuación es: «¿y eso es grave?, «¿t iene solución?», alguna manera se relaja porque comprende que lo que le
«¿significa que me he vuelto loco?» o «¿me puedo ocurre «es real», pero al mis^ mo tiempo le asusta que
volver loco?». signifique algo malo, y; ese «algo» t ie ne connotaciones
El terapeuta se encuentra con una serie de pre guntas de locura. .% Posiblemente uno de los mayores temores
que ha de responder, y la forma de hacerlo es crucial de gran parte de pacientes que acuden a tratamiento
para que el paciente entienda con claridad lo que le está psiquiá? trico y psicológico es el de «volverse loco».
transmit iendo, lo asimile y le sirva para respo nder a la Mifcv chos tienen la creencia de que uno puede volverse,
terapia con la mayor actividad y energía posibles. Es loco de la noche a la mañana, incluso que sin sa-^ berlo
decir, le permita plantear el tratamiento de acuerdo con ya están en ese mundo de la locura y. por lo tanto, de la
el diagnóstico y de esa manera el paciente entienda en muerte, ya que es lo mismo que morir^ se. Además, no
qué va a consist ir, por qué, qué se le va a pedir y cómo tiene solución, no hay marcha atrás' Los locos son locos y
lo ha de hacer. no tienen vuelta a la cordura* Por otra parte, no se trata,
por supuesto, de de-j cir únicamente un nombre, sino de
explicar en que
consiste. Algunos autores han encontrado que es tas CUADRO 1.5
explicaciones aumentan en los pacientes la comprensión Estrategias terapéuticas para informar
de su problema y, además, la esperanza de que t iene
al paciente del problema
solución (Chadwick, Williams y Mac- kenzie, 2003;
Horowitz, 1997; Wilson, 1996). l. Explicación exenta de tecnicismos.
Así pues, de acuerdo con los dalos encontra dos en 2 Ejemplos.
las invest igaciones, una parte importante de la labor del 3. Dibujos explicativos sencillos.
terapeuta es aclarar al paciente los conceptos, 4. Metáforas.
explicarle en qué consiste el problema que presenta y 5. Ejercicios de comprobación de lo que se explica.
tranquilizarle respecto a lo que realmente significa
locura. Además, si se considera oportuno, se le pueden
comentar los avances en esa susodicha locura, tanto se comenta.es pedirle alguna de las siguientes tareas
farmacológica como psicológicamente, aunque él no se (Wells, 1997):
encuentre en esa situación, con el fin de tranquilizarle.
Actualmente, en muchas de las terapias efica ces — Retroalimentación de lo que le ha contado el
(Chambless y Hollon, 1998; Chandless et al., 1998; terapeuta.
Chambless y Ollendick, 200f; Gavino, 2004; — Resumen de lo que ha entendido.
Psicothema 1 0 , 2001) que se utilizan para el tratamiento — Ejemplos propios relacionados con las ex-
de determinados trastornos, se incluye una primera plicaciones.
parte que consiste en explicar al paciente la manera en — Propuestas de ejercicios que corroboren la
que se desarrolla ese trastorno (Beck, Freeman et al., explicación.
1992-1995; Eells, 1997). La forma de hacerlo es
La continuación de esta fase es just ificar el tra -
mediante dibujos y esquemas que facilitan la
tamiento que se va a aplicar. El terapeuta explica al
comprensión (Beck, Freeman et al., 1992 -1995; Clark y
paciente, aprovechando los ejemplos y los pe queños
Fairburn. Í997; Salkovskis y Warwick, 1988; Wells,
ejercicios realizados, qué se va a hacer, es decir, en qué
1997). Además, utilizan metáforas que ayudan a
va a consistir eí tratamiento, sobre qué variables se va a
entenderlo y pequeños ejer cicios o experimentos que
centrar y por qué y cómo se va a aplicar .
vivifican lo que se explica. El paciente recibe así una
información clara y precisa apoyada en elementos
visuales y viven- ciales. AI mismo tiempo, utilizan 1.2.2.2. Planteamiento terapéutico
ejemplos de la propia experiencia del paciente para
Cuando se le expone al paciente el tratamiento, caben
hacerle ver que lo que cree que es «volverse loco» en
dist intas reacciones, entre las más frecuen tes: que lo
realidad forma parte de la patología q ue está sufriendo.
acepte, que ponga pegas porque piensa que es difícil de
En resumen, las estrategias que se ut ilizan son las que
realizar o se niegue porque no está dispuesto a pasar por
muestra el cuadro 1.5.
ello.
Para utilizar estas estrategias se precisa que el
Excepto la primera posibilidad, que permite
terapeuta utilice un lenguaje sencillo y adaptado al
intervenir con la previsión de problemas que sur girán de
medio del paciente. Una forma de saber que lo ha
acuerdo con la evolución de los aconteci mientos. las
entendido y comprende perfectamente lo que demás pueden dar al traste con el tratamiento.

10
El volumen 13. n.° 3. 2001. de la revista Psicothema está
dedicado a la revisión de los tratamientos eficaces para los distintos
trastornos clínicos.
Las habilidades del terapeuta para plantear el lodo momento el terapeuta va a estar a su lado apo
tratamiento y los motivos por los que considera que es el yándolo, desdramat izar la situación de exposiciój o
más adecuado están, como ya se ha co mentado más presentarle elementos distractores, entre otros
arriba, estrechamente relacionados con las explicaciones Así pues, las habilidades del terapeuta son fu¡¿
del problema. Sin embargo, en algunas ocasiones, el damentales para ayudar al paciente a aceptar ¿
paciente, a pesar de comprender las razones, no se ve tratamiento y seguir las técnicas elegidas (Wilson
con energía suficiente, o piensa que es un tratamiento 1998) .
demasiado duro y que es «peor el remedio que la Sin embargo, cuando se inicia la fase dj tratamiento
enfermedad». Puede que acepte con reticencia o propiamente dicha, surgen alguno inconvenientes.
sencillamente que se niegue a ello. Algunos de éstos son la consecuencia de esas
Esta situación no es ajena a la terapia propuesta. Un reticencias que tenía el paciente y qu^ no ha conseguido
caso evidente es la prevención de respuesta. Está eliminar a pesar de aceptare! tratamiento. Otros se
considerada como terapia eficaz para el tratamiento de! deben a la creencia de que la terapia que recibe va a
trastorno obsesivo-compulsivo. De hecho su éxito con conseguir acabar con su problema en muy poco tiempo.
pacientes que sufren este trastorno está entre el 70 y el ;
60 por 100 (Foa et al.. 1984). Se puede decir, por lo jj
d
tanto, que su éxito es importante, y no se conoce otra 1.2.3. F
que supere tales resultados. Sin embargo, no todos los ase del tratamiento '%
pacientes con obsesiones aceptan someterse a la preven- La fase del tratamiento consiste en la aplica^ ción
ción de respuesta. De hecho, de cien persona s con este de las técnicas que van a conseguir intervenir sobre las
trastorno, 25 se niegan a empezar un tratamiento de variables detectadas en la evaluación y que favorecen,
prevención de respuesta. Es decir, un 25 por 100 no desencadenan o mantienen e l pro- blema diagnosticado.
inicia el tratamiento (Foa et al.. 1984; Steketee. 1993; En esta fase se pueden de lectar seis situaciones
Thornicroft, Colson y Marks, 1991). Las razones que problemát icas:
aducen los pacientes es la dureza de la terapia.
Encontrarse expuestos a situaciones que están seguros oe
i
que les van a crear un estado de ansiedad tan alto lk -va a
que no estén dispuestos a vivirla. — Expectativas poco realistas hacia la terapia por
En principio, llegados ya a esta fase, la rela ción de parle del paciente.
ambos es lo bastante fluida como para que se haya |
establecido un vínculo de confianza y haya desaparecido — Escepticismo respecto a la eficacia del tra -¿
la tensión de las primeras sesiones. Por lo tamo, no se tamiento.
trata de que el paciente no confíe en e! terapeuta y no se -v
crea los planteamientos de éste. Se trata más bien de que — Confianza en una rápida eficacia de la terapia.
a pesar de esa confianza y aceptación de su — Decaimiento o «venirse abajo» en algún
profesionalidad, no se siente capaz, de hacer lo que le momento del proceso terapéutico.
pide o le va a pedir cuando empiece el tratamiento. — Mala experiencia o abandono de una técnica
El terapeuta ha de desplegar sús habilidades para que cuando la está poniendo en práctica.
el paciente no se centre exclusivamente en los aspectos — Miedo al cambio.
negat ivos, como es someterse a un alt o grado de
ansiedad, sino también en los posit ivos, la eliminación Cada una de estas situaciones requiere el ejer cicio
del problema, la seguridad de que en de habilidades terapéuticas y estrategias que permitan
solucionarlas y seguir con la terapia de la manera más
óptima posible.

1.2.3.1 . Expectativas det paciente respecto


a la terapia
Las expectativas de los pacientes cara al tratamiento
suelen extremarse en dos posturas: escepticismo y
© Ediciones Pirá mide
confianza en su rápida eficacia. En am

i
1
bas se dan situaciones que precisan de habilidades Por otra parle, el escepticismo mot ivado por años de
terapéuticas. terapias con pocos o nulos resultados-pone al terapeuta
en una situación difícil, ya que realmente io que le pide
1.2.3.2. Escepticismo respecto al paciente es un acto de fe: «Crea lo que le estoy
a la eficacia del tratamiento diciendo», podría ser la fra se que lo resume. Las
f ¿i inicio del tratamiento se empaña en ocasiones explicaciones lógicas o los comentarios de su
debido a la forma de implicarse el paciente. El paciente demostración cient ífica no tie nen fuerza suficiente,
sigue las instrucciones del terapeuta pero de una manera porque anteriormente le han dicho cosas semejantes o, al
distante, sin implicarse por completo. Sus comentarios menos, le parece que son semejantes.
denotan un escepticismo que entorpece la labor Así pues, a las habilidades de confianza y de
terapéutica. Los motivos de tal postura son varios. Es seguridad en la información que se está dando, se añaden
posible que el paciente haya realizado anteriormente estrategias que ayudan a animar al pacien te a seguir
otras terapias y, lle gados a este momento, ya no «crea» adelante con cierta ilusión. Ejemplos de estas estrategias
que haya nada que pueda eliminar su problema, si bien son las del cuadro 1.6.
continúa insist iendo porque necesita una solución. Q uizá
la explicación del terapeuta no le resulta convin cente, o
CUADRO 1.6
no la ent iende. También puede ser que la vea tan
Estrategias terapéuticas para motivar al
complicada que, a pesar de su éxito, no pueda funcionar
paciente a seguir el tratamiento
con él porque considere que no tiene la capacidad que
requiere esa terapia.
En un caso o en otro, la realidad es que se hace muy
difícil conseguir los objet ivos terapéuticos y la terapia
1. Establecer con el paciente objetivos a corto, medio y
tiene una alta posibilidad de fracasar y que el paciente largo plazo.
abandone. 2. Fijar un número determinado de sesiones para
Es necesario que el terapeuta atienda a estos conseguir los objetivos a corto plazo*.
inconvenientes y íes dé solución cuando pone en marcha 3. Elegir un objetivo concreto.
las técnicas. Sus habilidades se dirigen a animar al 4. Sellar un trato con el paciente que consiste en hacer
paciente, reforzarlo cuando consigue al gún objetivo, por todo lo que le pide el terapeuta durante esas sesiones
más pequeño que sea, recordarle la eficacia de la terapia establecidas y revisar lo conseguido en la última de
en el problema que se trata, tener gestos de seguridad en esas sesiones.

lo que se está haciendo, estar atento a los esfuerzos del * El terapeuta tiene que conocer muy bien el trabajo que va a
paciente y mostrarse en todo momento cálido y suponer cada uno de esos objetivos para que el tiempo que
amistoso. establece sea real.

Las estrategias que acompañan a estas habilida des


son fundamentalmente de información. Se dirigen a que Si el paciente acepta esta propuesta, se le pue de
el paciente comprenda que si el terapeuta ha elegido demostrar en poco tiempo que la terapia que realiza está
determinada terapia es porque se trata de la más consiguiendo resultados y, por lo tanto, su confianza en
adecuada en su caso, tanto por el diag nóstico como por ella y su deseo de continuar aumenta.
las característ icas del paciente. Si presentara su
ejecución dificultades insalvables para la capacidad del
1.2.3.3. Confianza en una rápida
paciente, no la habría elegido. Esa explic ación debe ser
eficacia de la terapia
en todo momento clara y comprensible, pues de lo
contrario se corre el riesgo de que acepte seguir pero sin Esta postura puede suponer un cúmulo de pro blemas
estar convencido. en algunas ocasiones. Efectivamente, las expectat ivas del
paciente, a veces, son tan altas que
espera resultados pronto. Es decir, que en muy poco CU AD R O 1. 7
tiempo se sent irá mejor y esa mejoría será progresiva a
Estrategias terapéuticas para afrontar
lo largo de la terapia. Si algo está claro para todo
la creencia del paciente de que la terapia va a ser muy
terapeuta es que el tratamiento no es como una cinta
corta
deslizante que va de manera suave y constante hacia
arriba y sólo hay que subirse a ella y esperar a que 1. Se le explica al paciente que es normal que ten ga
llegue al final. Craso error. La terapia se asemeja más a momentos difíciles, porque lo que se le ha pedido es
la escalera tradicional, la que tiene escalones y hay que afrontar o hacer cosas que durante mucho tiempo no ha
subir uno a uno con esfuerzo. Y en esa subida, a veces, hecho. Se le recuerda que ya se le explicó cuando se le
porque se está distraído, no se ha prestado atención o no comentó en qué consistía el tratamiento.
se ha calibrado bien, se tropieza y se baja un escalón 2. Se informa al paciente, con los datos que se han
para recuperar el equilibrio. ** recogido en la evaluación de su estado emocio nal,
cogmtivo y conductuai con el que llegó y cómo se
De todas formas, establecer desde el principio de la
encuentra en estos momentos.
terapia los objet ivos y un t iempo prudencial para
3. Se le pide que durante la semana siguiente registre
conseguir cada uno de ellos es una buena manera de
algunos datos de su problema que puedan dar
evitar esta situación. En muchos de los tratamientos información sobre esa apreciación que tiene de
psicológicos el paciente es activo y realiza tareas y empeoramiento. En la sesión siguiente se re visa la
ejercicios, reflexiona sobre los temas de las se siones y, información del registro. También se le puede pedir
en definit iva, sigue las instrucciones del terapeuta. Nada que pregunte a personas cercanas que saben su
de ello es placentero, ya que se enfrenta a las variables problema y su asistencia a terapia cómo lo encuentran
que favorecen o generan el problema que presenta. Así últimamente.
pues, no basta con «dejarse llevar»: tiene que par ticipar
y afrontar. Además, la evolución no es continuada y
progresiva. Hay altos y bajos, pequeñas caídas y
retrocesos. Forma parte de la terapia. Otra situación frecuente es la de cambiar las tareas.
A veces, el paciente llega a la sesión enojado porque Esto suele darse cuando las expectativas del paciente,
tiene la sensación de que está peor que cuando empezó respecto al tratamiento, se tambalean por la dificultad d e
el tratamiento. Las t areas que hace y los ejercicios que las tareas o por su estado emocio nal alterado. Es decir,
le pide el terapeuta le generan un malestar que antes del insiste al terapeuta para reducir el número de tareas, la
tratamiento no tenía porque evitaba esas situaciones, frecuencia de cada una de ellas, el t iempo de dedicación
esos pensamientos, esas personas. o bien, lo más usual, el contenido de las mismas.
Este enfrentamiento o muestra de enfado puede La situación es delicada y requiere por parte del
influir negativamente al t erapeuta, que se siente terapeuta habilidades de comprensión, seguridad en sí
cuestionado profesionalmente. El terapeuta debe mismo, flexibilidad y constancia ante los in tentos del
entender que es una reacción posible en los pa cientes. paciente 1 1 . Todo ello acompañado de claridad en sus
Por tanto, su comportamiento ha de ser relajado, y su explicaciones, adaptación del lenguaje al nivel cultural
intervención, comprensiva. Es imprescindible el uso de del paciente y el uso de ejemplos que clarifiquen la
ciertas habilidades y desier tas estrategias que permitan necesidad de seguir el tratamiento tal y como se está
aclarar al paciente la situación (véase cuadro 1.7). llevando. La actuación del terapeuta en este caso
concreto se apoya en estrategias que le permitan ser más
claro de lo que ha sido anteriormente (véase cuadro 1.8) .

11
Se entiende que no hay error en la tarea que se ha dado, que
es adecuadla y que es necesario realizarla.
CU AD R O 1. 8 «bajada de escalón» es habitual en las terapias y forma
parte de ellas. No obstante, el impacto que liene en los
Estrategias terapéuticas para seguir '■ cor i el
pacientes hace necesaria la interven ción puntual para
tratamiento sin las modificaciones que plantea e¡
mantener los resultados obtenidos hasta el momento y
paciente y que el terapeuta considera que no son
poder conseguir los restantes.
adecuadas
Las habilidades de comprensión, de aceptación del
1. Se le indica amablemente que el planteamiento
momento y del estado de ánimo de la perso na y de
terapéutico no es azaroso y que responde a los flexibilidad (Ackerman y Hilsenroth, 2003) son
resultados de la evaluación. fundamentales en ambos casos. Estas habilidades se
2. Se dedican una o más sesiones a tratar esta si tuación acompañan de estrategias que per miten ayudar al paciente
para conocer los motivos que llevan al sujeto a hacer a remontar el ánimo y a seguir el proceso terapéutico
tales planteamientos. (véanse cuadros 1.9 y LIO).

1.2.3.4. Momentos de «venirse abajo»


A lo largo de la terapia se producen acontecimientos
CUADRO 1.9
ajenos a ella que pueden influir, posit iva o
negat ivamente, en el curso de aquélla. Acontecimientos Surgen acontecimientos en la vida del paciente que
que tienen que ver con el medio del pa ciente: medio le desmotivan para seguir la terapia
familiar, social o laboral. No son previsibles y, cuando
se dan, influyen en la evolu ción dei tratamiento. 1. Se centra la sesión en el acontecimiento que ha
Pero también surgen acontecimientos en la pro pia surgido. Paciente y terapeuta evalúan su relevancia y

terapia que la entorpecen o, por el contrario, la ayudan. su implicación en la motivación del paciente para
conseguir los objetivos terapéuticos. El terapeuta hace
En el primer caso son varios los ejemplos que pueden
hincapié en los motivos que llevaron al paciente a
ilustrarlo: la separación del cónyuge cuando se está en la
pedir ayuda terapéutica y que no están rela cionados
terapia; el fallecimiento de alguien querido; el despido con el acontecimiento que ha surgido.
en el trabajo: la enfermedad de una persona significat iva 2. Se dedica la sesión a valorar la importancia del
para e! paciente. Todos ellos contribuyen a perder interés acontecimiento que ha surgido, cómo afect ó al paciente
por los progresos que se están consiguiendo. y qué implicaciones liene en su vida. Si la situación es
En el segundo caso, se trata más bien de mo mentos de tan importante que los objeti vos del tratamiento
cansancio cuando hay un paso atrás. A pesar de estar iniciado pierden relevancia, se centran las sesiones en
avisado de que ocurre y que está previsto en la terapia, la la búsqueda de soluciones a la s'ituación actual y se
«vuelta atrás» se vive mal. El paciente no es capaz de posponen los objetivos terapéuticos para más tarde.

valorarlo en su justa medida, sino que le da un valor 3. Si los acontecimientos son graves (por ejemplo, la
pérdida de un ser querido), se le brinda ayuda
desproporcionado y tiene la se nsación de que está casi
psicológica para el momento que está viviendo y, si el
corno al principio.
paciente no se siente animado a aceptar esa ayuda, se
El terapeuta ha de estar preparado para ambos casos. interrumpe la terapia para más adelante.
El primero es más desconcertante porque no se sabe si 4. En el caso de que los acontecimientos no sean tan
ocurrirá, en qué consist irá y cómo influirá. El segundo, relevantes como el paciente considera, se centra la
sin embargo, le es muy co nocido. Suele darse con sesión en hacerle ver su importancia rea!. A
relativa frecuencia. La continuación se sigue la terapia.
C U AD RO 1.10 la terapia. Es un error considerar que se cuestiona su
profesionalidad, o que la negat iva se debe
Retrocesos en los objetivos conseguidos desmotivan al
exclusivamente a pocas ganas de trabajar. Estos
paciente para seguir el tratamiento
planteamientos sólo favorecen la insistencia del te -
rapeuta en la ejecución de la técnica y el debilita miento
de la alianza terapéutica.
1. El terapeuta le recuerda que, en las sesiones de dicadas
ai planteamiento de qué terapia se iba a seguir, le
Por el contrario, es mucho más beneficioso para el
explicó las dificultades de ésta y los pequeños «pasos curso del tratamiento que, cuando ocurre, el te rapeuta
hacia atrás» que suelen darse y que no son relevantes. interrumpa la técnica y revise qué pasos de ésta producen
Le comenta también que en esas mismas sesiones le el rechazo del paciente y por qué (véase cuadro 1.11).
insistió sobre la forma en que viviría esos retrocesos. Además, es conveniente que el paciente perciba la
2. Terapeuta y paciente hacen una^evisión de los atención sincera del terapeuta hacia esa reacción,
objetivos conseguidos. aceptándola y manifestando un interés por solucionar el
3. El terapeuta le enseña los datos que tiene reco gidos de problema.
la evaluación y los que tiene en ese mo mento. Se
comparan unos y oíros para ver las diferencias y el
CUADRO 1.11
estado actual de mejoría comparado con fas primeras
sesiones. Estrategias para solucionar la negar iva del paciente a
seguir con una técnica terapéutica

1. Terapeuta y paciente repasan cada uno de los pasos de


ía técnica para detectar dónde se en cuentra el problema
Estas y otras estrategias con objet ivos similares y ver si se puede solucio nar. En caso afirmativo, se le
permiten al terapeuta no sólo comprender el estado por expone la solución y se prosigue con la técnica.
2. Se plantean modificaciones en la aplicación que no
el que pasa el paciente, sino ayudarle a superarlo y a
afecten a la técnica en sí, pero que favorezcan su uso.
luchar por conseguir los objet ivos terapéuticos
Por ejemplo, en el caso de la técnica de exposición,
propuestos.
cambiar el lugar, la compañía o el momento c. el que
realiza la técnica.
1.2.3.5. Mala experiencia o abandono de 3. Si se llega a la conclusión de que no es posible
una técnica cuando la está proseguir con la técnica en cuestión, se busca otra
poniendo en práctica técnica que posea objetivos terapéuticos semejantes y
que le resulte más fácil al paciente.
A pesar de todas las advertencias, a pesar de estar
atento en todo momento a un posible recha zo a una
técnica determinada, el terapeuta se en cuentra, a veces,
con que el paciente se resiste a seguir con una técnica
porque lo pasa muy mal, porque le r esulta muy
desagradable o porque se siente ridículo utilizándola. 1.2.3.6. Miedo al cambio
Sea por un motivo o por otro, el caso es que la
En ocasiones, el terapeuta se enfrenta a una situación
negat iva del paciente a seguir las instrucciones del
difícil de entender desde la razón. El paciente, avanzada
terapeuta puede generar tensión en la relación de ambos.
la terapia y con bastantes objet ivos conseguidos,
Este rechazo impide cont inuar la terapia y supone un
empieza a poner problemas respecto a su mejoría, se
riesgo de abandono de ésta. Quizá es conveniente insist ir
queja y da un retroceso sin justificación aparente.
aquí en señalar que determinadas interpretaciones del
Cuando el terapeuta profundiza para saber qué está
terapeuta sobre la act itud del -paciente pueden favorecer
ocurriendo, se encuentra con que el paciente tiene
el abandono de
«miedo a los cambios» que se est án produciendo.
Habilidades del terapeuta / 41

Efect ivamente, hay veces que solucionar el pro - CUADRO 1.12 Estrategias para afrontar el miedo ai
“flema que Heva a terapia supone una sepie de in -
convenientes que impiden finalizar la terapia con éxito. cambio
Esos inconvenientes no siempre son eviden tes, ni para el
1. Terapeuta y paciente revisan las situaciones a las que se
propio paciente, que no es capaz de entender su miedo. tiene que enfrentar el paciente cuan do se incorpore a la
Los motivos pueden ser varios. Unas veces se trata de vida normal y se examinan cuáles son las dificultades.
relacionar el avance terapéutico con una situación Se le enseña al paciente la manera de resolverlas.
aversiva en su medio ambiente. Así, de no darle la 2. Se 1c pide al paciente que realice la siguiente tarea: en
familia ninguna responsabilidad cotidiana ni laboral, una columna pone todas las ventajas que tiene
debido a su estado, pasa a exigirle unas normas y una conseguir los objetivos de la terapia. En otra columna,
acción muy poco atractivas. Otras veces, el problema los inconvenientes. En la sesión siguiente se revisan
que sufre le hace diferente de lo s demás y éslos le ambas columnas, intentando que el paciente valore las
ventajas, al mismo tiempo que se estudia el problema
prestan una atención que no consigue cuando ya no tiene
real de cada uno de Jos inconvenientes y la manera de
nada que contar respecto a aquél. También puede ocurrir
abordarlos.
que la expectativa que tiene de la terapia es que cuando
3. El paciente hace una lista de posibles situacio nes
consiga encontrarse bien «será fe liz», es decir, que todo desagradables o poco apetecibles con las que se va a
será diferente. Efectivamente todo cambia, pero eso no encontrar al acabar el tratamiento. Se intent a buscar
significa que aparezca una especie de aura de felicidad alternativas que permitan modificar unas y sustituir
perpetua. La terapia le permite realizar una vida normal otras. En aquellas que no sea posible, se estudia la
e integrarse a las act ividades de la vida cotidiana. Y esto manera de realizarlas acompañándolas de elementos
significa que adquiere responsabilidades, que tiene que agradables. Por ejemp/o, fa vue/ta a i trabajo: tiene que
hacer cosas que le apetecen poco y otras que son incorporarse. pero no quiere. Se busca combinar el tra-
satisfactorias, como todo el mundo, que tiene que bajo en sí, que no puede eludir, con la relación con los
compañeros, planteamientos reales de posibles cambios
esforzarse para conseguir objet ivos y que no por haber
a otros puestos más apetecibles, entre otros.
superado aquello que le impedía vivir con normalidad
está inmune a las actividades cotidianas y a las
exigencias de la sociedad a la que pertenece.
Es importante descubrir qué es io que impide al
paciente seguir progresando en la terapia cuan do ya se
ha avanzado tanto, aclarar sus expectativas y sus
temores y prepararlo para «vivir». Se requieren, por
terapeuta a la hora de llevar a cabo una terapi Para
parte del terapeuta, habilidades de comunicación, de
ello se ha hecho un repaso rápido de la info mación
flexibilidad ante la reacción del paciente y de apoyo
más relevante que se t iene hoy en día s< bre las
para afrontar las consecuencias del cambio. Las
variables de los integrantes de una terap y de la
estrategias son diversas, entre otras, sirven las que
relación terapeuta-paciente. Los datos qi se tienen son
aparecen en e/ cuadro 1.12.
unas veces contradictorios y otr; escasos para afirmar
con rotundidad que estas v riables influyen en los
1.3. CONCLUSIONES Y COMENTARIOS FINALES resultados terapéuticos.
Sin embargo, todos ios autores que se preoc pan por
El objet ivo principal de este capítulo es señalar la la relación terapéutica están de acuerc en afirmar que
importancia de las habilidades terapéuticas del ésta tiene un papel importante < la consecución de los
objetivos terapéuticos. Ad más, están de acuerdo en
aceptar que el comport miento del terapeuta, su forma
de intervenir y * interactuar con el paciente influyen
en que la ter pia funcione. Así pues, si no se acepta
que es su:
cíente para conseguir el éxito terapéutic o, sí que lamíanlo pero no consiguen sus objet ivos. Es ne-
es necesario para que la terapia pueda realizarse. cesario un cuerpo de cono&imieniosde-fUílicos que,
La importancia de las variables del terapeuta
ha llevado a generar cursos de entrenamiento para ^ just ifiquen qué se está haciendo y por qué. Las
los terapeutas que empiezan su labor clínica y a técnicas terapéuticas no son moros aconipañamien-
invest igar qué habilidades son más adecuadas y tos de las habilidades del terapeuta. En estos mo - I
cómo aprenderlas. mentos se está realizando un gran esfuer/.o por j
Estas habilidades permiten hacer frente a situa - invest igar qué terapias son eficaces para qué tras -
ciones que surgen en la mayoría de Jas interven- tomo. Atender a esta información es un requisito ¡
ciones terapéuticas. En este capítulo se han expues - imprescindible para todo terapeuta, ya que tiene ¿
to a grandes rasgos las más frecuentes, atendiendo la obligación de ofrecer el mejor tratamiento posi- ;
;
a las fases del proceso del tratamiento , con el fin ble en cada caso. Y éste no se elige de acuerdo j
de dar una idea general de en qaé^onsisten. Ade - con las preferencias personales del terapeuta, sino }
más, se han añadido las estrategias terapéuticas que de acuerdo con criterios cient íficos. Porque el pa - ;
favorecen las habilidades expuestas. cíente tiene derecho a recibir el mejor tratamiento
Son muchas las situaciones que surgen en los
tratamientos, y no es objet ivo de este capítulo de - J disponible, y el terapeuta, el deber de aplicarlo.
tallarlas. Los cuadros 1.13 y 1.14 tienen como fi-
Finalmente, señalar que este manual se centra ;
nalidad recoger esas situaciones y la intervención
en los trastornos más representativos de la práct ica
concreta que liene el terapeuta ante ellas con el
clínica. Por ese motivo este capítulo se ha diri- ;
fin de aprender de su propia experiencia clínica
gido a los problemas y situaciones que suelen dar - j
cuáles son más eficaces y más útiles. :
se cuando el paciente sufre un trastorno clínico y
*No se puede finalizar este capítulo sin mat izar
se ha prestado menos atención a problemas psico -
que las habilidades terapéuticas favorecen el tra-

’ lógicos que no son considerados como trastornos ;


CUADRO 1.13
y que él psicólogo también aborda en su interven ción
Registro de problemas planteados durante la clínica.
terapia

Situación

Aspectos problemáticos de la situación Fase del tratamiento N.° de sesión Comentarios


C U AD RO 1.14

Aprendiendo de la experiencia: habilidades v estrategias que utiliza el terapeuta en situaciones' problemáticas v los
resultados conseguidos

Situación ............................................................................................................................................

''Habilidades utilizadas por el terapeuta Estrategias aplicadas Resultados Comentarios

You might also like