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Profetas

Profesor: Eduardo Pérez-Cotapos

Alumno: Alayn Hernández Fernández

Linea temática: La persona del profeta Habacuc y sus grandes ejes teológicos.

Tema: El Libro de Habacuc, su estructura y temas teológicos


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Indice:

Breve introducción
1. Estructura del libro.
1.1 Partiendo de una perspectiva dramática del libro.
1.2 Partiendo desde una perspectiva de denuncia social.
2. Temas teológicos tratados por Habacuc.
2.1 El tema de la injusticia y el destino de los justos.
2.2 El problema de la acción de Dios aparentemente inefcaa.
2.3 Respuesta del Profeta a la situación de la opresión interminable.
3. Recepción cristiana del libro de Habacuc.
3.1 Recepción en el Nuevo Testamento.
3.2 Recepción en los Padres de la Iglesia.
3.3 Alguna recepciones actuales.
Conclusión
Bibliografía
3

Breve introducción:
El libro de Habacuc forma parte de los doce profetas menores. Ya estaba comprendido dentro de este grupo
cuando el canon de los profetas menores se consolidó alrededor del año 190 a.C. Sobre el autor se tiene muy
poca información, apenas conocemos algo más que su nombre que parece ser de origen acadio y que
probablemente designa un árbol frutal. No sabemos nada de su lugar de nacimiento, su linaje o quiénes fueron
sus padres. Tampoco hay mayores certezas respecto a la época donde ubicar su actividad profética más allá de
unos márgenes generales. Sabemos que fue contemporáneo de Jeremías y se enmarca su ministerio profético en
el amplio espacio entre la decadencia del imperio Asirio y el auge expansionista de los Caldeos en la región. Otra
coordenada que arroja luz sobre su periodo de actividad es el reinado de Joaquín (609-597 a.C). Así que
tenemos un periodo de tiempo entre el 625-597 a.C donde probablemente se ubica su ejercicio profético.
Por otra parte su propia obra nos refleja la imagen de un hombre profundamente comprometido con la
problemática social de su tiempo. Sin embargo es un hombre que no se deja restringir el horizonte por una
problemática concreta y abre su pregunta por la acción de Dios a la totalidad de la historia en cuanto tal sin
sujetarla a su momento presente. En Habacuc nos encontramos a un profeta diferente a los anteriores. Ya no es
suficiente con esperar la Palabra de Yavhé y transmitirla al Pueblo. Habacuc se lanza directamente a cuestionar a
Dios por las problemáticas que necesitan respuesta, espera esta respuesta y cuando la obtiene la transmite al
Pueblo. Con Habacuc la profecía alcanza un nuevo ciclo, el profeta dialoga con su Dios, le interpela y le
escucha. No es de extrañar que los cristianos de los primeros siglos vieran en el uno de los anunciadores de
Jesucristo.

1. Estructura del Libro.

1.1 Partiendo de una perspectiva dramática del Libro.

Cuando el lector se acerca al libro de Habacuc una de las primeras características que se perciben es el uso de los
sentidos y la tensión dramática del libro. El lector puede percatarse de ello en la estructura que nos propone
Alonso Shökel en su libro Profetas:
• 1, 2-4 El profeta clama al Señor en una situación trágica.
• 1, 5-11 Dios responde al profeta con una descripción de una potencia militar invasora.
• 1, 11-17 El profeta insatisfecho, objeta e interroga a Dios.
• 2, 1-5 Dios después de un tiempo responde enunciando un principio.
• 2, 6-20 Copla de los cinco ayes. Los pueblos oprimidos cantan la caída del agresor y su liberación.
• 3, 1-19 El profeta canta un himno al Dios guerrero y profesa su confianza.
Es de destacar que Habacuc introduce aquí varios elementos dramáticos. El diálogo entre Dios y el profeta, más
que un diálogo apacible es un forcejeo entre el profeta y Dios, donde la tensión dialéctica de la historia queda
expuesta desde el inicio y luego se desarrolla y encuentra su resolución lírica en los dos capítulos posteriores.
El juego de los sentidos de la vista y del oido invita al lector a ver por sí mismo, a experimentar la historia y
conjugarla con su propia experiencia, junto al profeta que es obligado a ver y escuchar el clamor del justo y el
silencio de Dios.

1.2 Partiendo desde una perspectiva de denuncia social.


Esta perspectiva es muy similar a la anterior.
1- Diálogo inicial entre el profeta y Dios. (1,2-2,5)
a- Primer diálogo: el profeta denuncia una situación de opresión interna y Dios responde con una
intervención militar extranjera. (1,2-11).
b- Segundo diálogo: el profeta manifiesta la insuficiencia de la respuesta anterior y denuncia la nueva
situación de opresión, Dios responde enunciando un principio. (1, 12-2,5)
2-Serie de los 5 ayes (2, 6-20):
a- Ay contra la avaricia opresora(2,6-8).
b- Ay contra la ganancia sin escrúpulos (2, 9-11).
4

c- Ay contra ella política de violencia (2, 12-14).


d- Ay contra la lujuria y la crueldad (2, 15-18).
e- Ay contra el idólatra (2, 19-20).
3- Salmo final (Capítulo 3).

2. Temas teológicos tratados por Habacuc.

2.1 El tema de la injusticia y el destino de los justos.

Este tema no es solo de Habacuc, es un tema que atraviesa toda la Escritura. Aunque será un tema del que se
ocupa especialmente la literatura sapiencial postexílica, este tema lo encontramos desde el mismo inicio del
libro de Habacuc. El profeta no escatima recursos para hacernos comprender la gravedad del escándalo. El
derecho es pervertido, los instrumentos de la justicia sirven a la opresión, el justo es explotado por el injusto y
parece que no es aconsejable ser hombre de bien. Jeremías, contemporáneo de Habacuc lo expresa de modo
menos dramático y más conciso: «¿Por qué tiene suerte los malos,y son felices todos los feloness?1
Sin embargo el estilo dramático de Habacuc tiene el poder de implicar al lector, de traer el texto al presente. La
maldad que denuncia Habacuc no es una pregunta filosófica, no es un caso de estudio, es algo que sucede hoy, a
mi vecino, a mi propia familia. Interpela directamente al creyente que espera la valía de la justicia, que clama:
«¿Hasta cuándo, Yavhé, pediré auxilio, sin que tú escuches, clamaré a ti: «¡Violencia!? sin que tú salvess ¿Por
qué me haces ver la iniquidad, y tú mira la opresións ¡Ante mí rapiña y violencia, querella hay y discordia se
suscita! Por eso la ley se desvirtúa, y no aparece el juicio. ¡Sí, el impío asedia al justo, por eso aparece el juicio
pervertido!?2
En común tenemos cuando Jeremías y Habacuc tratan este tema, que ambos interpelan a Dios, no se dirigen al
Pueblo. Para el creyente es incomprensible que un Dios justo calle ante el mal. Para una imagen de Dios
todopoderoso y arbitrario esto no sería problema. Pero que un Dios que se revela como justo permita este
estado que cosas es un absurdo que pone en crisis la fe de sus fieles. Tal es el caso de Habacuc, para el que este
problema es un sinsentido que amenaza la eficacia del Dios en el que cree. La respuesta de Dios en 1, 5-11 de
suscitar una fuerza externa que erradica los opresores se muestra insuficiente.
Habacuc nos enfrenta a dos grandes problemas ligados al que enunciamos. La ineficacia de la violencia para
erradicar la violencia y el aparentemente infinito bucle de injusticia en que se encuentra inmersa la humanidad.
El hecho de que el libro no aporte muchos datos sobre la situación y juegue con movimiento de lente, tanto
enfocando el drama en un contexto local como alejándolo a una perspectiva internacional, nos permite
actualizar el mensaje sin que por ello pierda cercanía para el lector. La historia del justo y la intervención de
Dios en la historia no es un asunto de un futuro remoto ni una probabilidad teórica para el profeta. Para el
profeta esta acción de Dios no es una respuesta, es otra forma de silencio.

2.2 El problema de la acción de Dios aparentemente inefcaa.

Como decíamos, el silencio de Dios es un problema para el creyente judío. No solo por su monoteísmo, sino
porque es una contradicción con uno de los atributos distintivos del Dios de Israel. El profeta vuelve a
plantearse ante su Dios con este argumento: «¿No eres tú desde antiguo, Yavhé, mi Dios, mi santos ¡Tú no
mueres! ¡Para juicio le pusiste tú, Yavhé, oh Roca, para castigar le estableciste! 13. Muy limpio eres de ojos para
mirar el mal, ver la opresión no puedes. ¿Por qué ves a los traidores y calla cuando el impío traga al que es más
justo que éls?3 9
La anterior intervención por la fuerza solo agravó la situación del oprimido. No fue una intervención eficaz, el
futuro del justo sigue siendo truncado por la violencia de los corruptos. Incluso una intervención avasalladora
como la descrita antes no resuelve la situación del justo. El lugar dejado por los antiguos opresores es ocupado
por nuevos opresores. Tengamos en cuenta que durante el periodo de actividad del Profeta se sucedieron varias

1 Jer 12, 1
2 Hab 1, 2-4
3 Hab 1, 12-13
5

dominaciones imperiales sobre Israel. Los Asirios antes de su ocaso (anterior al 612), los Egipcios durante el
reinado de Nekao y la muerte del rey Josías a sus manos(posterior al 609), los caldeos a los que alude el propio
libro (entre el 605-600). Israel era como una hoja agitada por los fuertes vientos de la guerra imperialista.
El profeta manifiesta el sentimiento de abandono al que se ve arrastrado el justo frente a la impotencia de sus
medios,como el pez dentro de la red. 4 Entonces ¿cómo actuará Dios frente a esto? ¿cómo saldrá librado el justo?
Es posible entender las palabras del profeta como una negación a reconocer la acción de Dios por medio de una
violencia que no hace sino instaurar mayor opresión. Es aquí donde cobra mayor sentido el principio
enunciado en 2, 4. En primer, lugar poner las acciones de Dios en perspectiva. Toma tiempo (2, 3) encontrar el
sentido a lo que de forma inmediata parece inacción y sin sentido. Pero solo esta postura no brinda una
solución, no es más que postergar el problema. Es como la famosa frase dilatoria que que usan las madres:
sucederá cuando la rana crie pelos. El niño espera pacientemente ese tiempo hasta que un día comprende que
eso nunca sucederá de manera natural. Esta interpretación parcial y pesimista de que el profeta simplemente
usa una estrategia dilatoria para proteger su fe pese al evidente silencio de Dios que experimenta es
perfectamente posible si se ignora el resto del capítulo. En el principio enunciado en 2,4: «He aquí que
sucumbe quien no tiene el alma recta, más el justo por su fdelidad vivirá.?
Leído junto a los textos que le siguen se comprende que la respuesta no es solo para el futuro. Aunque en los
textos precedentes a este principio se afirma la certeza de la intervención futura, los textos posteriores nos dan
una nueva mirada sobre el presente. El mal lleva en sí mismo el germen de su propia destrucción. Es un
organismo que se autofagocita y por tanto no puede llegar a colmar sus necesidades ni su anhelo.
Esta respuesta, no da cuenta de que rompa el ciclo de violencia y opresión del presente, sino que su resolución
definitiva queda en manos de la intervención escatológica de Dios. La segunda respuesta mantiene el mismo
movimiento de cámara que advertíamos antes. Una tensión entre lo inmediato temporal y espacialmente, lo
doméstico y casi familiar y lo lejano temporal y espacialmente, lo foráneo, lo extraño. El profeta no se preocupa
solo por una respuesta puntual de Dios a una situación concreta. Su angustia y pregunta escala hacia el futuro
sin dejar de anclarse en el presente. Por esto la respuesta divina también se realiza en esta clave de tiempo
elástico. Tomados por separado cada elemento de la respuesta divina son insuficientes. Tomados juntos no son
una solución, son una clave,una llave que desbloquea el futuro del justo. El justo, representado en el profeta
está en shock, bloqueado, estupefacto ante el absurdo. Si se fía solo en la parte que se refiere al futuro es un un
pobre consuelo. Si se concentra en la solución de la situación puntual presente, pierde la esperanza en el futuro.
En ambos casos queda atrapado e inerme. Pero el profeta aporta una tercera vía.

2.3 Respuesta del Profeta a la situación de la opresión interminable.

Comencemos por la aptitud: «En mi puesto de guardia me pondré, me plantaré en mi muro, y otearé para ver
lo que él me dice, lo que responde a mi querella.? 5 Lo primero que salta a la vista es la postura proactiva del
profeta. Ha interpelado a Dios, le expone su causa y espera la respuesta activamente. La respuesta de Dios en
Habacuc se da en la historia. En los Ayes que se suceden se manifiestan dramáticamente cantados estos signos
de autofagocitosis, una dinámica autodestructiva del mal que despierta compasión cuando es comprendida.
Esta espera activa de estos signos se hace evidente en el salmo del capítulo 3: «Tranquilo espero el día de la
angustia, que va a subir sobre el pueblo que nos asalta.? 6 La respuesta del profeta se recoge en este salmo al final
del libro. El profeta espera esperanzado el juicio de Dios sobre los opresores. Su fe le abre camino al futuro y le
posibilita aferrarse a la vida. La perspectiva del profeta evoluciona desde la interpelación inicial y devota hacia la
espera de la palabra de Dios que se pronuncia en el tiempo. El tiempo es el lugar de manifestación de las
sentencias divinas, el tiempo entendido semíticamente no en abstracto. El concepto abstracto del tiempo no
tiene sentido para un hebreo,7 sino que aparece estrechamente vinculado a su contenido, a los acontecimientos
en los cuales la mano de Dios se revela. Aquí entronca con la experiencia de fe que espera y demanda el profeta.
Para ello se prepara desde una apertura radical a Dios poniendo sus cartas sobre la mesa. Luego se apresta a la

4 Cf. Hab 1, 14
5 Hab 2, 1
6 Hab 3, 16
7 René Castellanos,«Habacuc y el problema del absurdo», Cristianismo y Sociedad, n.0 111(1992): 25.
6

experiencia de la historia donde Dios se revela, donde se da a conocer «en medio de los años?.8 Desde esta
visión de fe el profeta puede abrirse a la esperanza aunque no tenga una solución al problema. Tiene un
principio que le permite leer la historia como escenario donde Dios se revela y el mal manifiesta su naturaleza
efímera y banal. El malvado puede imponerse por la fuerza pero no ser feliz ni esperar que su obra permanezca 9.
El justo no debe perder la esperanza, sumando esfuerzos con las fuerzas autodestructivas intrínsecas a los
sistemas opresores puede trabajar junto a Dios por la liberación.

3. Recepción cristiana del Libro de Habacuc.

3.1 Recepción en el Nuevo Testamento.

El libro de Habacuc ha sido citado en el Nuevo Testamento en varia ocasiones, pero no amplias citas de el, sino
específicamente Hab 2, 3-4 fue citado en tres ocasiones en los textos paulinos: Rom 1, 17, Gal 3, 11 y Heb 10, 37-
38, donde sirve para recalcar el valor salvífico de la fe, un punto clave en la controversia Paulina contra los
judaizantes. Esta prioridad de la fe sobre la Ley es ajena a Habacuc y su tiempo pero sus palabras fueron un
oportuno caballo de batalla para la comunidad Paulina. En los Hechos de los Apóstoles 10 nos encontramos a
Pablo predicando en Antioquía y en el cita Hab 1, 5 aquí Pablo interpreta el anuncio del profeta de una obra
increíble como el anuncio de la resurrección de Jesús. El uso y aprecio del libro de Habacuc creció entre los
cristianos en los siglos posteriores, en gran parte gracias a la introducción de la interpretación alegórica de los
textos veterotestamentarios.

3.2 Recepción en los Padres de la Iglesia.

El libro de Habacuc fue muy valorado por los Padres de la Iglesia especialmente por su utilidad para la Iglesia en
temas como la escatología y la cristología. Temas que no se encuentran muy desarrollados en el primer caso y
están ausentes en el segundo caso cuando se refiere a la interpretación tradicional del libro dentro del ambiente
judío anterior. Luego con la introducción de la interpretación alegórica por Filón de Alejandría el espectro del
mensaje de Habacuc se amplió considerablemente. Los cristianos, especialmente los de la escuela alejandrina
tomaron para sí la interpretación alegórica alcanzando cimas significativas en personajes como Orígenes.
Con la eficaz herramienta de la interpretación alegórica todo el libro de Habacuc (así como todo el Antiguo
Testamento) se hizo parte del anuncio cristiano. Algunos de los principales Padres que re-interpretaron
Habacuc fueron:
• Teodoro: Comentando el capítulo 1 de Habacus y su disputa con Dios: Habacuc no está indignado con
Dios, sino con los que cometen injusticias contra los pobres. A los judíos se les habla proféticamente del
carácter humilde del Mesías. La fe como confianza en la promesas divinas es la esencia de la justicia.
(Citado por Alberto Ferreiro).
• Cirilo de Alejandría: Comentando el final del capítulo uno y el capítulo dos, a propósito de Hab 1, 13 ss:
Dios es incapaz de aprobar los males de la humanidad. El ofrece gracia en lugar de venganza. El bueno
no se deleita en el castigo del malo sino que siente compasión por él. (Citado por Alberto Ferreiro).
• Agustín de Hipona: Los fieles no tiene que esperar oír de Dios lo que desean, sino desear lo que oyen.
Esta frase comenta directamente Hab 2, 1.
La lista de Padres abarca a San Juan Crisóstomo, San Jerónimo, Eusebio de Cesarea, Clemente Romano, etc.
Los comentarios toman cada versículo del libro y lo adaptan a las necesidades de sus comunidades o los
momentos que vive la iglesia en ese momento.

8 Hab 3, 2
9 Cf. Hab 3, 16-17
10 Cf. Hch 13, 38-41
7

3.3 Alguna recepciones actuales.

Aunque la presencia de Habacuc en la liturgia es bastante minoritaria, solo esta previsto en dos ocasiones. El
sábado 18 del tiempo ordinario se lee Hab 1, 12-2, 4 y la primera lectura del domingo 27 del tiempo ordinario del
ciclo C es Hab 1, 2-3; 2, 2-4. Como podemos observar ambas giran en torno a Hab 2, 4 que usualmente se
interpreta en la forma clásica paulina.
En la actualidad Habacuc se ha usado para trabajar diversos temas que van desde el problemas del mal y el
sufrimiento del justo hasta la providencia divina en la historia.
• En los estudios de las Iglesias protestantes de inspiración pentecostal podemos encontrar predilección
por una la interpretación más fideista. Donde se recalca que la historia está en manos de Dios y por
tanto todo va de acuerdo a su plan. Sean holocaustos nazis o dictaduras sangrientas no importa están
previstas en el gran plan de Dios. Lo importante es la firmeza en la fe, poner medios políticos para
remediar el mal es contrario a la fe.11
• Desde la perspectiva latinoamericana católica se aborda como una respuesta al problema de los
aparentes absurdos que detecta Habacuc. En primer lugar el absurdo de la vida y de la historia, la
respuesta de Dios parece vincular estos absurdos a los efectos del mal uso de la libertad humana. A estos
absurdos la respuesta parece implicar la toma de distancia y el cambio de perspectiva. Ver el fenómeno
desde una lejanía y con la amplitud apropiada permite descubrir sentido en hechos que tomados
puntualmente no lo tienen. Sin embargo hay absurdos que escapan a cualquier intento de reducción a
la razón, estos solo pueden ser asimilados desde la apertura en la fe a la experiencia religiosa. Hay un
tercer género de absurdos que no son tratados en el libro, me refiero a los absurdos causados por el mal
natural, sin intervención de la libertad humana.12
• Las otras interpretaciones se mueven dentro de este marco, acentuando alguna interpretación y su
relevancia para alguna realidad particular. Por ejemplo como buena noticia para el oprimido que ve a
Dios luchar junto a él en los acontecimiento y acudir en su defensa.

Conclusión:

El libro del profeta Habacuc trata el tema fundamental del problema del mal y el sufrimiento del justo desde
una perspectiva histórica. No aporta soluciones pero si nos deja una respuesta que permite al lector seguir
profundizando en busca de su propia experiencia y síntesis. Lo desafía a tomar en serio a su Dios y cuestionarse
sin temor. La pregunta y cuestión sincera de la fe no es una traición, es parte de la experiencia madura de la fe
misma. El profeta invita al lector a implicar la realidad en el diálogo, no es una enajenación de la realidad.
Propone una experiencia donde el creyente se apresta a ver y oír a su Dios en los acontecimientos históricos
acompañado de la revelación. Esta experiencia de fe le abre a la esperanza y le ayuda a no desfallecer ni
desanimarse. El libro de Habacuc es un libro del tránsito hacia una madurez de fe que luego cuajará en los
profetas post-exilicos. También es una referencia casi obligada en el camino espiritual del cristiano, en cuanto
trata temas que le competen como ser humano en camino con su Dios.

11 Cf. «Habacuc: La historia en manos de Dios», Ray C. Stedman, acceso el 7 de junio del 2018,
https://www.pbc.org/files/584509049ad2b149c6f682ab/0235sp.html
12 Cf. René Castellanos,«Habacuc y el problema del absurdo», Cristianismo y Sociedad, n.0 111(1992)
8

Bibliografía:
1. Monloubou, Luis. Los profeta del Antiguo Testamento. Navarra: Verbo Divino, 1987.
2. Heschel, Abraham. Los profeta, concepciones histórica y teológica. Buenos Aires: Paidos, s.a.
3. Luis, Alonso Schökel y J. L. Sicre Diaz. Profeta. Madrid: Ediciones cristiandad, 1980.
4. Albrego de Lacy, J. M. Los libros proféticos. Navarra: Verbo Divino, 1993.
5. Ramis, Francesc. Qué se sabe de los profeta. Navarra: Verbo Divino, 2010.
6. Sicre, José Luís. Los profeta de Israel y su mensaje.Madrid: Ediciones Cristiandad, 1986.
7. Ferreiro, Alberto. La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia y otros autores de la época patrística.
Madrid: Ciudad Nueva, 2007.
8. Savio da Silva, Domingos. «El pobre es el ¡no! Divino a la violencia también intervencionista
(Habacuc)». Ribla , n.o35/36 (2000): 194-99.
9. Ábrego, José María. «Habacuc: el profeta en su puesto de guardia». Revista Bíblica, n.o60 (1998): 111-
16.
10. Castellanos, René. «Habacuc y el problema del absurdo (tres estudios bíblicos)». Cristianismo y
sociedad, n.o111(1992): 23-29.
11. Albrego de Lacy, J. M. Los libros proféticos. Pamplona: Verbo Divino, 2003.
12. Comentario bíblico Latinoamericano, s.v.«La violencia en la Biblia».

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