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Enseñar a entender lo que se lee

La alfabetización en la familia y en la escuela

Por
Berta Braslavsky.

Fondo de Cultura
Económica.

Primera edición:
2005.

Este material
es de uso
exclusivamente
didáctico.

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ÍNDICE

Prólogo………………………………………………………………………………………………….9

Primera parte: La escritura y su comprensión………………………………………………………...15


I. La escritura: orígenes y sistemas…………………………………………………………………….17
II. La alfabetización y sus alcances……………………………………………………………………36
III. El lenguaje escrito y los actos de leer y escribir...............................................................................41
IV. La comprensión del lenguaje escrito………………………………………………………………48

Segunda parte: Los métodos de enseñanza de la lengua escrita: revisión histórica………………….55


V. Enseñanza, métodos y clasificación………………………………………………………………..57
VI. Descripción de los métodos tradicionales…………………………………………………………67
VII. Comprensión de la lengua escrita y nuevas tendencias para la enseñanza……………………….92

Tercera parte: El continuum de la alfabetización y su especificidad en la escuela………………….103


VIII. El concepto de alfabetización temprana………………………………………………………..105
IX. La alfabetización temprana en la familia, el nivel inicial y el primer ciclo………….…………..114
X. Importancia y especificidad del sistema de educación formal…………………………………….129

Cuarta parte: La lengua escrita como construcción social y su enseñanza…………………………137


XI. Hacia un modelo holístico, socioconstructivo, de la alfabetización temprana en la escuela…….139
XII. Estrategias para la comprensión activa………………………………………………………….148
XIII. Estrategias instruccionales al comenzar………………………………………………………..169
XIV. Un modelo holístico de evaluación continua…………………………………………………...201
Bibliografía…………………………………………………………………………………………...215

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II. LA ALFABETIZACIÓN Y SUS ALCANCES

DESPUÉS DEL LARGO PROCESO que culminó con la creación del alfabeto griego y los que a
su semejanza se crearon en otras lenguas, la expansión de la escritura recorrió un largo, sinuoso,
cambiante e inacabado camino. Pero para comprender cómo evolucionó la alfabetización conviene
aclarar lo que se entiende por este término, que por primera vez se formuló a fines del siglo XIX y que
en el presente suele ser ambiguamente usado en metáforas tales como "alfabetización científica o
tecnológica", "alfabetización musical", "alfabetización ecológica" y otras. Trataremos de recuperarlo
en su relación con la escritura, los actos de leer y escribir, y la comprensión de la lengua escrita.
Al referirnos al concepto original de alfabetización tropezamos con la primera dificultad que los
mismos expertos encontraban para su definición, que tampoco se aparecía en los diccionarios, ni
siquiera en los especializados en educación. Tal vez por eso conviene aceptar la idea empíricamente
formada sobre la alfabetización según la experiencia del siglo XX, que se expresaría en términos de
"una práctica elemental de la lectura y la escritura adquirida por las grandes mayorías" (Braslavsky;
2004: 60). Es la experiencia que se obtuvo a través de la promoción de las campañas de alfabetización
realizadas en algunos países, en ocasión de revoluciones o grandes cambios sociales, o también a
través de la acción de la UNESCO o la Organización de los Estados Americanos. Y, sobre todo, es la
experiencia de las jóvenes naciones de Latinoamérica, entre ellas Argentina, desde finales del siglo
XIX.

CÓMO EVOLUCIONÓ LA ALFABETIZACIÓN

Si se adopta el concepto de alfabetización asociado a la expansión social de la lengua escrita, se


pueden señalar algunos momentos significativos de su evolución.
Algunos historiadores sugieren que, aunque todavía era dominante la oralidad, Grecia fue la
primera sociedad letrada del mundo como consecuencia del perfeccionamiento del alfabeto, el
desarrollo de la democracia y de la educación (Radwin, 1993).
En Roma, al igual que en Grecia, se promovía la alfabetización para acrecentar el poder en el
cumplimiento de funciones administrativas y políticas, como fue el caso de los censos, ya que las
notaciones escritas en los archivos locales facilitaron la descentralización. Sin embargo, con la caída
del imperio, la alfabetización fue erradicada en tal medida que en el año 1000 sólo el uno o el dos por
ciento de la población europea sabía leer y escribir.
Entre tanto, fuera de Europa se originó una fuerte tradición del libro en el Islam, mientras que en
China y en India seguía vigente la cultura escrita. En la Europa medieval sometida al oscurantismo, los
monasterios y las abadías de la Iglesia católica protegieron la escritura, pero de manera restringida.
Poco se escribía o leía que fuera original y, además, los estilos ornamentales de los copistas solían
dificultar la lectura de los textos que, por otra parte, estaban escritos en latín, muy alejado de la lengua
vulgar. Hacia el año 1000 la alfabetización inicia lentamente su emergencia.
El establecimiento de las universidades, la invención de la imprenta, el uso de la escritura para
transmitir la sucesión de ideas revolucionarias en el Renacimiento dieron lugar al desarrollo de
habilidades para una alfabetización analítica, creativa e inferencial que permitía comprender y evaluar
ideas nuevas y ponerlas en práctica aunque sólo un grupo de elites podía adquirir esas habilidades.
A principios del siglo XVI, con la Reforma luterana, la alfabetización comienza a difundirse en
Europa, ya que en los países protestantes se estimula la lectura de la Biblia en lengua vernácula. Hacia
el 1700 se considera que el treinta o el cuarenta por ciento de la población europea sabía leer, aunque
la alfabetización apenas servía para propósitos mnemónicos; la lectura era un laborioso proceso de
identificación de palabras o de letras.
La Revolución Industrial con sus formas de producción y los avances de la democratización
ampliaron la necesidad de leer y escribir, con gran énfasis en el siglo XIX. La enseñanza de la lectura
y la escritura se extendió sobre todo en el último tercio de ese siglo, cuando se crearon los sistemas
formales de educación por efecto de las leyes de educación pública. A partir de entonces se

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sucedieron modelos en busca de la comprensión, dentro de los límites de la época, como lo veremos
más adelante.
Así, miles de años después de la invención de la escritura y veinticinco siglos después de iniciada
la alfabetización en Grecia, recién a fines del siglo XIX y comienzos del XX, se produce un
significativo crecimiento popular de la alfabetización. Algunos autores se refieren a ese hecho como
"un acontecimiento sin igual: el irresistible ingreso a la lectura de toda la sociedad" (Chartier y
Hébrard, 1994: 17).
En la actualidad, si bien los datos muestran un decrecimiento muy importante del analfabetismo en
los países desarrollados se considera virtualmente eliminado, en términos absolutos éste llega en
nuestros días a valores dramáticos con especial acento en ciertos países de Asia y especialmente de
África y, aunque en menor grado, también en América Latina. A fines de la década del noventa, la
UNESCO denunciaba que existían en el mundo cerca de mil millones de adultos que no sabían leer ni
escribir y que "cien millones de niños en edad escolar no tienen sitio donde aprender y amenazan con
engrosar las filas de los adultos analfabetos del siglo XXI".
En el año 2000 se elaboraron los lineamientos del Decenio de las Naciones Unidas para la
Alfabetización que se desarrollará entre los años 2003 y 2012. El Decenio se basa en una "visión
renovada de la alfabetización" que comprende a todos, gobiernos, comunidades, organismos
internacionales, y es para todos: trasciende las edades e implica asegurar niveles efectivos y
sustentables (Naciones Unidas, 2000: 9).

NIVEL MÍNIMO, FUNCIONAL Y AVANZADO

Además de las diferentes tasas de analfabetismo entre continentes y entre países según el grado de
su desarrollo, existen otras diferencias que no se advierten en las cifras estadísticas globales y que
tienen que ver con los alcances de la alfabetización. Son las que se refieren a los niveles de
alfabetización dentro de cada país, donde generalmente el mapa del analfabetismo coincide con el
mapa de la pobreza y con las diferencias y las discriminaciones culturales.
Ligada al poder desde su invención, el dominio de la escritura se transformó en un signo de
distinción social y cultural. Una gran distancia se estableció entre los que manejan la lengua escrita y
los analfabetos, que la ignoran. Entre unos y otros están los que saben leer y escribir con menos
perfección y los que apenas descifran sin comprender el simbolismo de la escritura. Los investigadores
admiten que en todos los países, incluidos los desarrollados, los programas de educación destinados a
la población en general, es decir, a las mayorías, sólo se han propuesto cumplir con lo que se
denomina la alfabetización funcional.
La alfabetización funcional es un concepto que se originó en Estados Unidos durante la Primera
Guerra Mundial, cuando se comprobó que gran número de reclutas sabía leer pero en un nivel que no
les permitía actuar como soldados efectivos.
En la década del cincuenta, William Gray (1957) intentó una primera clasificación de los niveles
de alfabetización, diferenciando entre las normas mínimas de instrucción y la alfabetización funcional.
Las normas mínimas comprendían técnicas rudimentarias para leer un pasaje fácil y firmar con el
propio nombre. La alfabetización funcional alcanzaba a quien fuera capaz de leer y escribir un párrafo
en su lengua vernácula, escribir una carta con todos los requisitos formales y cumplir con sus deberes
como ciudadano. Para lograrla se necesitarían tres años de educación formal. En 1978, la UNESCO
perfeccionó el concepto incluyendo dos condiciones: la habilidad en lectura y escritura y un dominio
de las mismas que le permita al individuo cumplir con las exigencias de la vida social.
Casi cinco décadas más tarde se han producido cambios trascendentes en cuanto a las expectativas
en la alfabetización y para definir los niveles según criterios que suscitan nuevas reflexiones, a saber:
la gran complejidad ocupacional en la sociedad posindustrial, la acumulación de información, que
dificulta su procesamiento, y la consiguiente renovación de información.
El nivel funcional, ahora, es el que permite leer textos simples, tales como artículos fáciles de
revistas y periódicos barriales. El nivel de lectura avanzada se refiere ala capacidad de leer textos
escritos de manera abstracta, con pensamiento crítico y manejo de recursos para resolver problemas
procesando información compleja.
La lectura avanzada se vincula con nuevos conceptos sobre la comprensión que superan la meta de
la comprensión pasiva ya perseguida por los pedagogos más esclarecidos de fines del siglo XIX. Se

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trata del concepto muy evolucionado de la comprensión activa, en la que intervienen el autor, el lector,
el texto y el contexto. Para alcanzar el nivel de lectura avanzada se requerirían once o doce años de
escolarización.
Recientes investigaciones realizadas en todo el mundo, incluida Argentina, demuestran grandes
falencias en la comprensión de la lectura en todos los niveles del sistema formal de educación. Por
tratarse de un problema pedagógico prioritario, lo consideramos como un eje central y privilegiado en
el recorrido de este libro.

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