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UD 24. LA PENÍNSULA IBÉRICA HASTA LA DOMINACIÓN ROMANA.

INTRODUCCIÓN.
Una periodización.
1. PALEOLÍTICO PENINSULAR.
1.1. Paleolítico Inferior (1.150.000-100.000 a.C.).
1.2. Paleolítico Medio o Musteriense (100.000-35.000 a.C.).
1.3. Paleolítico Superior (35.000-10.000 a.C.).
1.4. Arte rupestre.
1.5. Arte mobiliar.
1.6. Interpretaciones del arte prehistórico.
2. MESOLÍTICO.
2.1. COSTA CANTÁBRICA.
2.2. LITORAL MEDITERRÁNEO.
2.2.1. Arte rupestre levantino.
2.3. CONCHEROS DEL MUGE.
3. NEOLÍTICO EN LA PENÍNSULA IBÉRICA.
3.1. Concepto de Neolítico.
3.1.1. Datación.
3.1.2. Origen mediterráneo.
3.2. NEOLÍTICO ANTIGUO.
3.3. NEOLÍTICO PLENO: CULTURA DE ALMERÍA.
4. EL ENEOLÍTICO.
4.1. MEGALITISMO.
4.2. MONUMENTOS MEGALÍTICOS.
4.3. APARICIÓN DE LA METALURGIA.
4.4. CULTURA DE LOS MILLARES.
4.5. CULTURA DEL VASO CAMPANIFORME.
5. LA EDAD DE BRONCE.
5.1. TALAYÓTICA: BALEARES.
5.2. CULTURA DEL ARGAR.
5.3. BRONCE ANTIGUO.
5.4. BRONCE MEDIO.
5.5. BRONCE FINAL.
6. LA EDAD DEL HIERRO.
6.1. TARTESSOS.
6.2. LA CUESTIÓN DE LOS IBEROS Y LOS CELTAS.
6.3. LOS IBEROS.
6.3.1. El fenómeno ibero.
6.3.2. La diversidad tribal.
6.3.3. Organización socio-política.
6.3.4. Economía.
6.3.5. Religión.
6.3.6. Cultura.
6.3.7. Arte.
6.4. LOS PUEBLOS IBEROS.
6.5. PUEBLOS DEL CENTRO Y NORTE DE LA PENÍNSULA.
6.5.1. El fenómeno celta.
6.5.2. La diversidad tribal.
6.5.3. Organización socio-política.
6.5.4. Economía.
6.5.5. Religión.
6.5.6. Cultura.
6.5.7. Arte.
6.6. LOS PUEBLOS CELTAS.
6.6.1. Celtíberos.
6.6.2. Carpetanos.
6.6.3. Vacceos y vetones.
6.6.4. Lusitanos.
6.6.5. Cántabros.
6.6.6. Astures.
6.6.7. Galaicos.
6.7. LOS VASCOS: UN CASO APARTE.
7. LAS COLONIZACIONES.
7.1. FENICIA.
7.2. GRIEGA.
7.3. CARTAGINESA.
INTRODUCCIÓN.
El estudio de la Prehistoria y de los inicios de la Historia en la Península
Ibérica es aún incompleto, con muchas y grandes lagunas en la arqueología de
la Prehistoria y en las fuentes escritas antiguas (indirectas hasta el siglo III aC)
y ello obliga a mantener siempre abierta la investigación a tesis y datos nuevos
sobre los yacimientos, sobre todo respecto a los modos de vida y organización
social.

Una periodización.
La historiografía divide la prehistoria, de la que no tenemos documentos
escritos, en dos Edades: Edad de la Piedra: Paleolítico (piedra tallada),
Mesolítico (transición), Neolítico (piedra pulimentada), Eneolítico (transición a
los primeros metales, cobre) y Edad del Metal: Bronce, Hierro. Estas dos fases
son ya Historia en el Próximo Oriente.
Otra división posible es: etapa de economía depredadora (Paleolítico) y
etapa de economía productora (desde el Neolítico).

El pleistoceno en la península Ibérica


El período Cuaternario llega hasta los tiempos actuales, si bien se
distinguen dentro de él dos períodos: Pleistoceno y Holoceno. El primero
comprende desde los 1’8 millones de años hasta el 9000 aC.
aproximadamente. A partir de entonces estamos en el Holoceno. El Pleistoceno
se divide a su vez en diferentes subperíodos en razón de las características
climáticas.

El cuaternario antiguo o Pleistoceno Inferior (entre 1.600.000 y 700.000


años):
En un principio el clima en este período fue cálido y húmedo durante
unos 600.000 años, deteriorándose progresivamente a lo largo del
empeoramiento climático conocido como Glaciación de Günz. Durante esta
fase se produjeron violentas erupciones volcánicas, afectando principalmente al
centro de Francia y nordeste de la Península Ibérica. La Europa meridional se
libró de la ola de frío. La flora se refugia en zonas abrigadas como los fondos
de los valles y será a partir de allí, donde se desarrollarán las nuevas masas
forestales como son el abedul, haya, nogal, pino y encina. Durante esta primera
fase, la fauna está compuesta por animales supervivientes de las formas
terciarias como los carnívoros de grandes dientes, simios, caballos de tres
dedos, etc. Durante el período glaciar Günz los principales elementos de la
fauna son: mamut, ciervo, oso, lince, macaco, nutria, rinoceronte y león
cavernario.

El Pleistoceno Medio (entre 700.000 y 130.000 años).


La interglaciación Günz-Mindel, la cual dura unos 50.000 años. La
fauna propia de este período de clima muy húmedo y cálido es: elefante,
rinoceronte, caballo, hipopótamo, etc., perdurando varios de los representantes
arcaicos del Terciario.
La glaciación Mindel (de los 650.000 y los 300.000 años). Es una
etapa prolongada de clima semiárido y fresco: no muy frío al principio y con
fases bastante rigurosas y seca al final. Este nuevo enfriamiento hizo
desaparecer los últimos animales procedentes del Terciario. La flora sufre una
gran degradación con avance de la tundra, quedando los bosques de especies
muy resistentes en los valles más protegidos.
El interglaciar Mindel-Riss (de 300.000 a 250.000 años), el alto grado
de humedad permitió la expansión de diversas especies arbóreas de hoja
caduca y plantas termófilas. La fauna de este período responde al paisaje de
transición, de circunstancias templadas y húmedas: elefante de piel desnuda,
rinoceronte, hipopótamos, ciervos, gamos, grandes bóvidos y équidos.
La glaciación de Riss (250.000-125.000 años) ocupa la última parte del
Pleistoceno Medio. Su característica principal es la existencia de períodos fríos
muy marcados, con una fauna muy adaptada al frío como son los elefantes,
uro, ciervo y rinoceronte de narices tabicadas. El descenso del nivel del mar fue
en algunas zonas de centenas de metros.

El Pleistoceno Superior (entre 125.000 y 10.000 años).


Se ha dividido en varias etapas:
El interglaciar Riss-Wurm (entre el 125.000 a 80.000 años). Es una etapa
calurosa: en la cornisa cantábri-ca se caracteriza por las formaciones de
bosque y por especies como el rinoceronte de narices tabicadas y el ciervo.
La glaciación de Wurm (aproximadamente de 80.000 a 8.000 a.C.) se
subdivide en el sudoeste de Europa en cuatro etapas agrupadas en dos
bloques: Antiguo (Wurm I y II), correlativo a la cultura del Paleolítico Medio y
Reciente (III y IV), en el Paleolítico Superior.
La oscilación Wurm I y el interestadio Wurm II (80.000 a 55.000) presentan,
respectivamente, un clima frío y húmedo y una situación atemperada con
bosques de caducifolios.
El Wurm II (55.000 a 35.000 a.C.) parece ser en toda la Península de frío
acentuado: están presentes el mamut y el ri-noceronte lanudo, es baja la
proporción de arbolado y se ha sustituido por praderas y estepas.
El interestadio Wurm II/III (35.000) parece ser muy húmedo y cálido. En
Cantabria se reinstala el bosque templado, con abundancia de ciervo y
rinoceronte. De este período son las formas culturales de transición Paleolítico
Medio/Paleolítico Superior.
El Wurm III (35.000-18.500 aC.) es de carácter estépico: baja proporción de
especies arbóreas y clima muy frío. A partir de este momento se suceden las
culturas del Paleolítico Superior: Auriñaciense, Gravetiense, Solutrense y
Magdaleniense.
La transición Wurm III/IV (18.500 y 15.000 aC.) Como ejemplo de fauna
tendríamos el elefante, caballo, ciervo, bisonte, gamo, jabalí, etc. La flora
estaba representada por el pino negro, el abedul, la encina, el sauce, etc.

2. PALEOLÍTICO.

2.1. PALEOLÍTICO PENINSULAR.


El Paleolítico (gr. παλαιός “palaiós”: antiguo y λίθος, “lithos”: piedra)
significa etimológicamente piedra antigua, término creado por el arqueólogo
John Lubbock en 1865 en contraposición al de Neolítico (Edad moderna de la
piedra).
La aparición de los primeros hombres en la Península Ibérica, está
siendo revisada continuamente. Los primeros hallazgos de gran importancia se
produjeron en Venta Micena (Granada), donde tuvo lugar la aparición del
denominado Hombre de Orce, cronológicamente se situó entre 1’6 y 0’9
millones de años, y lo convirtió en el europeo más antiguo conocido, además el
lugar donde apareció, el sur de la Península, sirvió para apoyar las tesis
africanistas sobre el origen de estas primeras culturas.
Los recientes descubrimientos arqueológicos, hallados en la Península
Ibérica confirman la importancia de este territorio para explicar la antigüedad de
los primeros pobladores europeos, llegados desde el continente africano.

Veamos pues este proceso y las diferentes etapas en que se produjo:

1. Paleolítico Inferior (1.150.000-100.000 a.C.).

2. Paleolítico Medio o Musteriense (100.000-35.000 a.C.).

3. Paleolítico Superior (35.000-10.000 a.C.).

1. Paleolítico Inferior (1.150.000-100.000 a.C.).

En el caso de la península ibérica, este periodo se encuentra enmarcado


completamente en el Pleistoceno. En este periodo, las especies que se han
encontrado se encuentran enmarcadas dentro del Homo erectus según unos
autores y como Homo antecessor según otros. También poblaron la península
los Homo heidelbergensis.
La fauna del Pleistoceno Antiguo tenía aún especies del Terciario
(elefantes, équidos, cérvidos) y ya en el Pleistoceno Medio aparecieron otros
elefantes, rinocerontes, équidos, cérvidos, bóvidos y carnívoros.
El origen más probable de la población es africano. Los fósiles humanos
más antiguos de Presapiens son muy anteriores al Paleolítico y se duda si
serían los de los yacimientos de Orce (Granada), los de Atapuerca (Burgos)
y Aculadero (Puerto de Santa María, Cádiz), pero no parece que haya relación
cultural entre esta población y las posteriores.
Hay todavía pocos datos para completar el proceso de hominización en
España, que en todo caso es el que tiene más restos óseos de Europa.
Hay pocas cuevas habitadas, pues el hábitat y, por consiguiente, los
yacimientos están al aire libre, en territorios de caza situados en terrazas de
ríos.
Los yacimientos de la región de Orce son un conjunto de sitios
arqueológicos y paleontológicos situados en Granada que han producido gran
cantidad de restos de fauna, industria lítica y restos paleoantropológicos de
gran importancia del Pleistoceno inferior. Entre ellos se encuentran dos
fósiles que podrían ser los más antiguos de homínidos de Europa occidental:
los conocidos como Hombre de Orce y el Niño de Orce.
El Hombre de Orce, es un fósil óseo hallado en 1982 por el equipo del
paloeantropólogo Josep Gilbert en el yacimiento de Venta Micena, Orce
(Granada), tal vez un Homo ergaster de 1,6 a 1,2 millones de años, aunque
hay serias dudas sobre si son restos humanos, y, con total seguridad por los
abundantes restos de huesos
El Niño de Orce es un diente de leche podría ser el resto humano más
antiguo de Europa occidental. Es un fósil de unos 1,4 m.a. por el equipo de
Bienvenido Martínez Navarro en 2002 en el yacimiento de Barranco León en el
muncipio de Orce (granada). Junto al diente aparecieron restos de huesos de
herbívoros e industria lítica.
Los Yacimientos de la Sierra de Atapuerca (Burgos). Los yacimientos
de la Sierra conservan un registro paleontológico y arqueológico excepcional
por su abundancia, extraordinaria preservación e importancia científica. En
Atapuerca se ha logrado completar una, la secuencia de la evolución
tecnológica prehistórica que demuestra que las cuevas de Atapuerca han sido
ocupadas por todas las culturas que han existido en el Pleistoceno Inferior y
Medio en Europa.
Si en el yacimiento de la Galería se ha establecido una serie
relativamente completa del Achelense; en el de la Gran Dolina se ha
identificado industria lítica de Olduvayense y del Musteriense.
Las excavaciones de la Sierra de Atapuerca (Burgos) pusieron al
descubierto un conjunto de restos humanos con una antigüedad aproximada de
800 000 años. Los arqueólogos llegaron a la conclusión de que se trataba de
una especie nueva a la que llamaron Homo Antecessor (explorador) y que
constituye un antepasado de Homo sapiens nacido también en África. Los
hallazgos de Atapuerca constituyen los restos humanos más antiguos de
Europa Occidental, ya que con anterioridad a ellos tan solo se han encontrado
otros en Georgia (Cáucaso), que pertenecen al llamado Homo ergaster
(trabajador), cuya llegada a Europa tuvo lugar hace 1’6 millones de años.
En la llamada Sima de los huesos de Atapuerca se identificaron
también 32 individuos pertenecientes al Homo Heidelbergensis, con una
antigüedad de 350 000 años. Estos individuos y sus sucesores, el Homo
Neanderthalensis, tenían un aspecto mucho más robusto (cejas prominentes,
frente huidiza y grandes mandíbulas) y presentaban una capacidad craneana
de 1500 cm3.
Los yacimientos de Torralba y Ambrona (Soria) son dos yacimientos
que corresponden al Achelense de hace al menos unos 350.000 años
(Pleistoceno medio). Posible presencia del Homo heidelbergensis, ya que
carece de restos óseos humanos en los yacimientos.
Se identifica la presencia humana por la industria lítica y las marcas de
actividad en huesos de elefante (mayor presencia fósil). La especie se infiere
únicamente por correlación con el yacimiento Sima de los Huesos de
Atapuerca, de edad similar.
La Cova de Bolomor es un yacimiento arqueológico situado en
Tabernes de Valldigna (Valencia). La excavación de la cavidad ha
proporcionado abundantes materiales prehistóricos: restos líticos, óseos,
estructuras de combustión, así como fósiles de homínidos.
El yacimiento es especialmente importante por la amplia
cronoestratigrafia que comprende el Cuaternario medio entre 100.000 y
350.000 años antes del presente. Los hallazgos arqueológicos corresponden al
Paleolítico antiguo y conciernen a los restos asociadas al poblamiento humano
más antiguo conocido en tierras valencianas.
La investigación ha documentado un excepcional y único registro
prehistórico sobre la utilización de hogueras a lo largo de 250.000 años,
evidencias de fuego controlado que se sitúan entre las más antiguas de
Europa. Una parte importante de los modos de vida de estos antiguos
homínidos han sido descubiertos por primera vez en este yacimiento con la
incorporación de conductas nuevas en la utilización de los recursos
alimentarios y las pautas de adquisición de los mismos.
La cueva del Bolomor representa un importante lugar en la costa del
Mediterráneo para descubrir los orígenes y las características del poblamiento
paleolítico europeo,
La industria lítica recuperada de estos yacimientos corresponde al tipo
Achelense primitivo tardío o Achelense medio antiguo, datada en el
Pleostoceno medio.
La tipología es diversa: bifaces, hendedores, raederas, denticulados,
perforadores, cuchillos de dorso o buriles, entre otros. Los materiales son muy
variados: sílex, cuarcita, caliza y cuarzo, de distintas procedencias, algunos
transportados desde largas distancias (sílex y cuarcita) y otros aprovechando
los disponibles en la zona (caliza y cuarzo).
La caza es el soporte fundamental de la economía. Se cazan caballos,
gamos, corzos, bóvidos, rinocerontes, y en Torralba y Ambrona hay incluso
restos de elefantes. Los animales se descarnaban en el mismo lugar de caza.
La industria lítica, esencial para el descarnamiento de los animales, se
basa en materiales de cuarcita, sílex, cuarzo.
Gracias al estudio de la industria lítica se divide en dos culturas (con
subdivisiones), posiblemente relacionadas con las etapas glaciares e
interglaciares:
1. Piedras de formas grandes
▪ La Pebble Culture: (cultura de guijarros o cantos
trabajados)
▪ Abbevillense o Preachelense y Achelense: (de hachas
de mano bifaces, labradas en sílex por ambas caras).
2. Piedras pequeñas (carentes de bifaces):
▪ Clactoniense (lascas).
▪ Tayaciense (microlitos: puntas de Tayac ).

1.2. Paleolítico Medio o Musteriense (100.000-35.000 a.C.).


En esta etapa, se desarrollará un nuevo tipo humano como es el
Hombre de Neandertal (Homo sapiens Neanderthalensis), y unido a él
aparece un nuevo tipo de industria de piedra, el Musteriense.
Los restos de neandertales en la Península Ibérica son ya más
abundantes, destacando el parietal de la Cova Negra (Xàtiva) y la
mandíbula de Banyoles, de hace unos 45 000 años.
La llegada a Europa del Homo sapiens sapiens hace aproximadamente
40.000 años, comportó la extinción de los últimos neandertales, proceso que
tuvo lugar hace unos 15 000 años.
El hábitat es al aire libre en las terrazas de los ríos de la Meseta, pero
sobre todo en cuevas, debido al empeoramiento glacial del clima. También
podemos decir que los restos humanos encontrados son muy numerosos por
toda la Península Ibérica, han aparecido desde el Sur al Norte. En las
excavaciones se ha podido ver que ya conocían el fuego, así como también
realizaban ya ritos funerarios, como los encontrados en Morín (Cantabria). Su
periodo es durante las glaciaciones Wurm I y Wurm II. La fauna es del
Pleistoceno Superior, con grandes herbívoros: ciervo, caballo, bóvido,
rinoceronte, cabra, corzo, jabalí; carnívoros: oso, hiena, zorro.
En el tipo de cultura, Musteriense proliferan los útiles líticos hechos
sobre lascas, de menor tamaño que los de la etapa anterior; raederas, cuchillos
o puntas son los más numerosos.
La industria lítica es de microlitos, con talla de los útiles de piedra en
lascas: raederas, denticulados, puntas, cuchillos de dorso, bifaces. Se
desarrolla la técnica “levallois” de extracción de lascas.

Las facies musterienses fueron clasificadas en Francia por Bourgon y


Bordes, proponiendo cuatro grupos basados en el mayor o menor predominio
de denticulados o raederas.
Los cuatro tipos propuestos por François Bordes son:
1. Musteriense típico: Predominan las raederas y son habituales
las piezas apuntadas como las puntas musteriense y
levalloisense. Presente en el área mediterránea peninsular.
2. Musteriense charentiense: Predominio generalizado de las
raederas. Con dos subdivisiones: La Quina, de carácter no
levallois; y, La Ferrasie, con recurso frecuente a soporte en lasca
levallois y aumento de raederas de filo denticulado. Presente en
el área mediterránea, en la cantábrica y en la Meseta.
3. Musteriense de denticulados: Fuerte porcentaje de lascas
denticuladas y con muescas, pocas raederas y apenas bifaces y
puntas de dorso. El índice de lascado levallois varía según
yacimientos. Presente en Cantabria.
4. Musteriense de tradición achelense: Estructurada en dos
fases sucesivas.
1. La fase A, más antigua, comprende bifaces, raederas (escasa
la del tipo La Quina), cuchillos de dorso, denticulados, lascas
de técnica levallois también otros útiles como buriles,
perforadores, rascadores... que prefiguran las industrias del
Paleolítico superior.
2. La fase B, más reciente, disminuye el número de bifaces y
raederas, al tiempo que aumenta la proporción de los
instrumentos más propios del Paleolítico superior: cuchillos de
dorso y denticulados. De esta última fase deriva el
Chatelperroniense. Presente en el área cantábrica.

Los yacimientos más importantes son:


• Parque prehistórico de Coves de Serinyà (Banyoles,
Girona).
• El parietal de Cova Negra (Xátiva).
• Cueva de Las Grajas (Archidona, Málaga): Tipo Quina A.
• La Cueva de Gorham (Gibraltar): Pintura ruprestre.
• La Cueva de Morín o Cueva del Rey (Villaescusa,
Cantabria): Châtelperroniense.
• Abric Romaní (Capellades, Barcelona).
• Coves de Toll (Moià, Barcelona).

1.3. Paleolítico Superior (35.000-10.000 a.C.).


Esta etapa es la que más cambios va a producir y a la vez es la más
corta del Paleolítico, va unida a la aparición de un nuevo tipo humano como es
el Homo Sapiens Sapiens, junto a él aparecen ingentes cantidades de útiles
líticos, pero también los hay fabricados en hueso, la gran variedad de estos
materiales, indica como se ha producido una importante diversificación de las
actividades de estos seres humanos.
La base económica sigue siendo cazadora y recolectora, pero durante la
etapa Magdaleniense, podemos apreciar, cómo se han desarrollado sistemas
de caza avanzados, como la persecución y acorralamiento de las manadas, así
como el uso de lanzas, azagayas, arcos, flechas, etc. Su dieta era
principalmente carnívora, se alimentaban de una fauna propia de periodos fríos
(renos, bisontes, etc.)
También remarcar que durante el Paleolítico superior aparecerán las
primeras representaciones artísticas conocidas, es el llamado arte rupestre,
estas manifestaciones son muy abundantes en la Península Ibérica,
encontramos pinturas, esculturas, tanto exenta como en relieves. Su temática
es muy variada predomina principalmente la caza, pero también los hay sobre,
la danza, la guerra o la recolección. Sobre este arte de la Península se puede
hablar de escuelas diferentes correspondientes a etapas distintas: La Escuela
Franco-Cantábrica, la Levantina y la andaluza.

Los restos del Paleolítico superior se concentran en dos grandes zonas


de la península: El Levante y zona cantábrica.

En el Levante hay asentamientos que presentan unos rasgos muy


diferentes a los de otras regiones europeas. Entre los objetos más originales
encontrados están un tipo de puntas de flecha con aletas y un pedúnculo para
insertarlas en los mangos, así como unas extrañas placas pintadas.
En la zona de Cantabria se encuentran los yacimientos más antiguos
(unos 35.000 años de antigüedad), aunque los restos más abundantes son los
datados hacia finales del periodo, durante el Magdaleniense, cuando apareció
el arte ruprestre de las grandes cuevas, en paralelo a otros lugares de Francia.
Entre los yacimientos que contienen este tipo de manifestaciones
artísticas destacan las cuevas de El Castillo, Altamira y Tito Bustillo.
Generalmente están situadas en lugares poco accesibles y presentan a
animales en posiciones muy distintas, ya sean bisontes, ciervos o caballos, a
veces superpuestos y, en algunos casos con muestras de haber sido
golpeados. Han sido interpretadas de múltiples formas, entre otras como
pinturas mágicas, quizá de aspecto religioso y espiritual, propiciatorias de la
caza. En muy pocas ocasiones se observan figuras humanas.
Entre 35.000 y 9.000 aC, durante las glaciaciones Wurm III y Wurm IV.
El clima de la Cornisa Cantábrica era mucho más frío que el actual, con
estepa y bosque de taiga. El Mediterráneo era templado y seco. La fauna en el
Cantábrico tenía mamuts y el rinoceronte lanudo, especies de zona fría.
Los fósiles humanos son del recién llegado Homo sapiens sapiens,
muy abundantes, de los tipos Cromagnon y Chancelade. La Península
tendría entonces un máximo de 50.000 habitantes.
El hábitat es nómada y se localiza junto a las zonas de caza y los ríos y
las costas para la pesca y marisqueo. En el litoral mediterráneo se vive al aire
libre y en lugares más fríos en abrigos y cuevas. El interior de las cuevas se
reserva para santuarios y el arte, y a veces para enterramiento y habitación. Se
desarrollan las estructuras de habitación, nuevos tipos de útiles líticos y óseos,
objetos de adorno, colorantes, obras de arte mobiliar y parietal.
La industria lítica se diversifica y especializa, con útiles múltiples y
compuestos, con técnica de extracción laminar. Gran desarrollo de la industria
lítica y ósea, además de arte ruprestre.

Hay cinco etapas en la industria lítica:


1. Châtelperroniense (40.000-35.000 Antes del Presente):
identificado en el centro y suroeste de Francia y el norte de
España. Parece ser que derivó del Musteriense, representando
una fase de transición hacia el siguiente.
2. Auriñaciense (38.000-25.000 AP): se encuentra en Europa y
suroeste de Asia, pudiendo haber sido contemporáneo del
Perigordiense, una controvertida agrupación del definido
anteriormente y el posterior Gravetiense. Abundancia de
raspadores, láminas de dorso y azagayas.
3. Gravetiense (25.000-20.000 AP): desde Francia hasta Rusia.
Presenta elementos de dorso acabados en punta, raederas y una
importante expansión del arte mueble.
4. Solutrense (20.000-17.000 AP): su limitada distribución está
restringida a la Península Ibérica y Francia. Sus artefactos
característicos son unas puntas en forma de hoja de laurel, de
sauce o con aletas, fabricadas con retoque plano.
5. Magdaleniense (17.000-10.000 AP): hay buriles, raspadores y
laminitas, pero sobre todo hay un gran aumento de los
instrumentos realizados en hueso o asta
Al final del Paleolítico Superior se desarrollan los objetos de adorno,
generalmente para colgar del cuerpo.

1.4. Arte rupestre.


El arte rupestre se realiza en paredes y techos de cuevas y abrigos. Su
datación era problemática, por no tener una asociación con útiles líticos, pero
las modernas técnicas han superado el problema. El periodo de máximo
esplendor del arte es el Magdaleniense (15.000-9000).
En España hay una gran homogeneidad. Destaca la zona del
Cantábrico, sobre todo en los yacimientos de Altamira (las pinturas y
grabados de la cueva pertenecen a los períodos Magdalaniense y Solutrense
principalmente, y en algunos casos al Gravatiense y al comienzo del
Auriñaciense).

Los yacimientos mas importantes son.


• En Cantabria: Altamira, Chufín, Hornos de la Peña, Monte
Castillo , el Pendo, La Garma y Covalanas.
• En Asturias: Tito Bustillo, La Peña de Candamo, La Covaciella,
Llonín y el Pindal.
• En el País Vasco: Santimamiñe (Kortezubi), Ekain (Zestoa) y
Altxerri (Aia)

Tiene un acusado naturalismo y policromía (los colores son negro, ocre


y rojo). Se dibuja toda la superficie de la figura y no sólo el contorno. Se usan
los relieves de la roca para dar volumen. Se representan animales de caza:
caballo, bisonte, cabra, toro, reno y ciervo. Hay muy pocas figuras humanas
(detalladas o esquemáticas). Se representa en negativo y en positivo, y en
signos.
Podemos dividirlas en diferentes escuelas que concuerdan con
zonas geográficas:
1. La Escuela Franco-Cantábrica, se difunde por la zona norte de la
Península y el sur de Francia, sus pinturas tienen un carácter
naturalista, se realiza en cuevas y es un arte polícromo, donde la
figura humana prácticamente no aparece, salvo muy contadas
excepciones, representa principalmente figuras de animales aisladas,
la cronología sería la del Paleolítico superior. Los yacimientos
destacados en la Península son los de Cueva de la Pasiega y de
Altamira (Cantabria).
2. La escuela Levantina, se desarrolla por el litoral Mediterráneo,
desde Cataluña a Andalucía, se realizan en abrigos rocosos. Son
monocromas, se utiliza el negro o el rojizo, se tiende al
esquematismo de las figuras. Aparece la figura humana
representando escenas muy expresivas de caza o de otro tipo.
Cronológicamente la situaríamos en el Mesolítico. Los yacimientos
más destacados son: Roca dels Moros (cuevas de Cogull), Cueva
de la Vieja en Alpera (Albacete) y Barranco de la Valltorta
(Maestrazgo).

1.5. Arte mobiliar.


El arte mueble se transporta. Es más fácil de datar al asociarse a la
industria lítica. Hay azagayas, arpones, bastones de mando. Se decoran con
geometría o animales.

1.6. Interpretaciones del arte prehistórico.


El arte paleolítico se extiende por unas 300 cuevas desde los Urales a
Gibraltar, pero las que tienen más interés por el talento de sus creadores son
las de la cornisa franco-española del Cantábrico, con unas 50 cuevas.
Empezó en 35.000 aC y terminó en 10.000 aC, con una cima en Altamira en
15.000 aC. Pero continúan descubriéndose cuevas, como en 1.994 en
Chauvet, cerca de Marsella.
En el fondo de las interpretaciones subyace el problema del hombre
prehistórico de luchar por la supervivencia, a lo que se dirigirían dos acciones:
la propiciación de la caza, garantía de la alimentación, y la potenciación de la
fertilidad, garantía de la perdurabilidad de la especie humana. En el sistema del
lenguaje visual del Paleolítico la figura humana está excluida; las figuras
animales se agrupan y se organizan por combinación y oposición; hay una
composición de figuras dominantes, jerarquizando las figuras secundarias; la
composición es constante, salvo variaciones regionales y cronológicas. Las tres
técnicas son la pintura, el dibujo y el grabado en la piedra.
Las interpretaciones más usuales son las que lo relacionan con la
religión, la magia propiciatoria de la caza, la fertilidad, el totemismo, ritos de
iniciación.
• La interpretación de Reinach (en los años 1930, y seguida por
Bosch Gimpera), fundamentada en los estudios etnológicos, daba al
arte un carácter mágico. Así el arte serviría para propiciar la caza de
la que dependían para vivir, mediante la representación de los
animales que constituían su objetivo y mediante la realización de
conjuros.
• Leroi-Gourhan, en los años 1940-1950, siguiendo las teorías del
estructuralismo, ha explicado arte rupestre como una función mágico-
religiosa, representando el doble principio masculino y femenino, con
una oposición de las figuras en dos grupos, masculino y femenino.
▪ Este autor ha descrito cuatro estilos:
1. Perigordiense: apenas unos trazos.
2. Auriñaciense: las primeras figuras bien desarrolladas.
3. Solutrense (16.000-14.000): figuras más avanzadas,
con cabezas a tamaño menor, con colores rojos. En
España destacan las pinturas de la cueva del Pendo
(Cantabria), con 14 animales (ciervos, caballos,
bisontes, una cabra).
4. Magdaleniense, en el Paleolítico Superior: Antiguo (el
más notable, con el realismo del conjunto de Altamira)
y Reciente (con tendencia al naturalismo y la
esquematización, con una cierta decadencia).
En cambio, las Venus paleolíticas (como la de Willendorf) debían
ser símbolos de fertilidad femenina.
• La interpretación de Max Raphael, en los años 1950-1960,
basada en el estructuralismo de Leroi-Gourhan y el psicoanálisis,
apunta que son resultado del inconsciente de los pueblos
primitivos, que representarían esos opuestos masculino-femenino
sin ser conscientes de ellos.
• Clottes y Lewis-Williams (1997) proponen que las pinturas
prehistóricas son obras de una religión animista, realizadas por
chamanes sometidos a un trance alucinatorio. Para ello se
apoyan en el estudio de los chamanes actuales de los
bosquimanos de Africa del Sur.
• Las nuevas interpretaciones estructuralistas, p.e. la teoría de
Sauvet, superan el planteamiento de Leroi-Gourhan (que
semiaisla el arte de la cultura), así como a las que ven el arte sólo
como propiciación de la caza, y tratan al arte integrándolo en las
manifestaciones culturales. Resultan así oposiciones y
complementariedades, junto a dualidades caballo-bisonte,
masculino-femenino, que favorecían la perpetuación del grupo a
través de historias tradicionales dibujadas por y para los iniciados.
• Las interpretaciones más actuales explican la aparición del arte
cono resultado de una serie de factores: chamanismo,
manifestación cultural para la caza, magia y diversión.

Frente a las interpretaciones religiosas, el profesor Balbín sostiene que


eran señales, como demuestra el hecho de que las pusieran tanto en cuevas y
abrigos como en lugares de vivienda y sitios de paso, como el yacimiento de
Siega Verde (Salamanca), datados en 18.000-14.000 aC, en una probable
zona de caza estival.
2. MESOLÍTICO O EPIPALEOLÍTICO.
El Mesolítico (del gr. μεσος, “mesos” medio; y λίθος, “líthos” piedra) o
Epipaleolítico (El vocablo quiere decir "por encima del Paleolítico”) dura entre
el 9.000 y el 5.000.
Estuvo caracterizada por el calentamiento climático correspondiente a la
finalización del periodo glacial. Con la llegada del periodo climático conocido
como Holoceno (aprox 11,5 k.a.), se producen muchos cambios tanto a nivel
climático, faunístico o vegetal. Esto supone un cambio drástico hacia bien para
las comunidades humanas del entorno.
Entre el momento de inicio del deshielo, hasta el desarrollo de nuevas
estrategias humanas económicas de subsistencia, nos encontramos un período
que dura unos 3000 años, distinguiendo dos fases:
1. Crisis adaptativa, en la que las antiguas comunidades
paleolíticas se adaptan al nuevo mundo, llamado el epipaleolítico.
2. Época de desarrollo, en la que el hombre pasa de ser un sujeto
dominado por el entorno medioambiental, a un sujeto que
transforme y adapta el entorno a sus gustos y necesidades.
El término mesolítico se usa para los grupos cazadores/recolectores en
claras vías de evolución hacia la producción agrícola y la ganadería. El término
epipaleolítico define a los herederos culturales de los grupos paleolíticos que se
integran en el proceso de neolitización debido a la acción externa.
La diversificación económica basada en la recolección de frutos, la caza
menor, la pesca y el marisqueo, así como una industria lítica de pequeño
tamaño (los microlitos), adaptada a mangos de madera y hueso, que
demuestran una mentalidad más práctica y una mayor especialización respecto
sus antecesores.
Presenta culturas muy pobres, propias de unos pueblos que se
quedaron en la península cuando el clima cambió y lo cazadores de renos del
Magdaleniense marcharon tras estos y con su cultura hacia el norte de Europa.

Se distinguen tres áreas: (Las áreas de poblamiento coinciden con las


del previo Magdaleniense: la zona cantábrica (cultura asturiense), la
mediterránea y la costa portuguesa).
1. La costa cantábrica.
2. El litoral mediterráneo.
3. La confluencia de los ríos Muge y Tajo.

2.1. COSTA CANTÁBRICA.


Se da en cuevas debido al rigor del clima.
• Cultura del Aziliense cantábrico. Cueva de los Azules, con el
único enterramiento peninsular de la época. Material microlítico y
una decadente industria ósea. El mayor yacimiento es la cueva
de Piélago, con cuatro periodos:
▪ Protoaziliense (10.000), sin arpones.
▪ Aziliense I (9500), con arpones, como los restantes.
▪ Aziliense II (8500).
▪ Aziliense III (7500).
• Cultura del Asturiense cantábrico. Pertenece a las europeas
“Culturas de los concheros”. Hay el pico asturiense para
desprender el molusco de la roca.

2.2. LITORAL MEDITERRÁNEO.


Hay dos industrias: Microláminas y Geométrica. El hábitat son las
cuevas. La economía es de caza, pesca y recolección en un primer estadio,
para evolucionar lentamente hacia las primeras formas de agricultura y
domesticación de animales. Aparece la primera cerámica, denominada cardial.

2.2.1. Arte rupestre levantino.


Se extiende desde el 8.250 al 2.500, por lo que cabalga sobre distintos
periodos y se complican las teorías. Para muchos autores, de principios del
siglo XX (Breuil, Obermaier) y más recientes (Bosch Gimpera) es un arte
paleolítico (por lo que no estaría en este apartado), en base a que representa
una fauna paleolítica (caballos).
En cambio, para Almagro y Hernández Pacheco es un arte
postpaleolítico, pues hay grandes diferencias respecto a la fauna paleolítica (no
hay renos, osos ni mamuts) y las figuras no están aisladas (como en la
paleolítica), sino asociadas en escenas, lo cual denota un arte más avanzado.
Pericot y Beltrán consideran que es un arte de una evolución en una
larga fase de transición del Paleolítico al Mesolítico: en el primero habría
figuras sueltas, como las plaquitas de arte mobiliar de Parpalló, y en el
segundo ya habría escenas de cacerías.
Destacan las zonas de Lérida (Cogull), Castellón (Valltorta) y Albacete
(Alpera, Minateda). El arte rupestre levantino se da en abrigos rocosos al aire
libre, nunca en cuevas, y no hay yacimientos asociados (lo que lo distingue del
arte paleolítico francocantábrico). Es una pintura monocroma (tintas planas
monócromas), en rojo y a veces en blanco y negro. Es muy esquemática, llena
de expresividad y narrativa (las representaciones suelen reproducir escenas),
siendo los temas favoritos los animales y, sobre todo, las figuras humanas
(desnudas o vestidas con tocados, adornos y armas), que aparecen cazando
(el tema más común), bailando, recogiendo miel o frutos. Al final la pintura
desaparece, sustituida por el grabado sobre piedra en los inicios del Calcolítico.

2.3. CONCHEROS DEL MUGE.


En la confluencia de los ríos Muge y Tajo, con hábitat al aire libre y un
importante marisqueo, que conforma grandes depósitos de conchas. Los
Concheros de Muge son un conjunto de los yacimientos mesolíticos de
Europa. Fueron descubiertos por Carlos Ribeiro en 1863.
Los yacimientos de Cabeço da Amoreira, Cabeço da Arruda y
Moita do Sebastião, que fueron excavados a finales del siglo XIX, no son
concheros de costa al uso; sino de orilla de río, un poco al interior, a donde
llegan con la marea las aguas salobres y en las que viven una variada
población de moluscos, crustáceos y peces. Allí, en parajes planos y arenosos,
se establecieron de forma semi-nómada, en chozas, pueblos que se dedicaron
al aprovechamiento de estas especies acuáticas además de a caracoles
terrestres, a la caza de ungulados y de aves.
En el yacimiento de Moita do Sebastião, las cabañas se alzaban en el
suelo natural de las terrazas (creadas por la recesión de las costas), encima de
un basamento de cantos rodados, conchas y tierra batida. Postes clavados
alrededor de la cabaña y en algunos puntos del recinto sostenían una cubierta
de ramaje trabada y consolidada con plastones de arcilla. Cerca del poblado
está la zona que acogió diversas inhumaciones. Estos campamentos se
empezaron a poblar desde mediados del VIII milenio aC. en el Mesolítico tardío
portugués (7.350-5.150 AP).
Además de las conchas que le dan nombre se ha encontrado
manufacturas en varios materias: La industria lítica muestra la influencia del
complejo geométrico mediterráneo llegado a través del Tajo.
El utillaje de piedra se integra en las facies geométricas del Mesolítico
del Levante español. En la industria ósea se elaboraron piezas aguzadas
sobre asta de ciervo y espátulas o alisadores a partir de costillas. Los restos
humanos son inhumaciones realizadas en la cercanía, como por ejemplo la del
conchero de Moita do Sebastião.

3.1.1 Teorías del origen del neolítico ibérico.


El término “neolítico” (del gr. Νέος, néos: “nuevo”, y λίθος, líthos:
“piedra”) engloba transformaciones económicas y sociales que permitieron a
los grupos de cazadores-recolectores el inicio y posterior consolidación de las
prácticas agropecuarias, así como cambios económicos ligados a la creación
de poblados y el aumento de intercambios e innovaciones tecnológicas.
El proceso de neolitización. La llegada del neolítico trae consigo una
semi-sedentarización con doblamientos estables, la domesticación animal y el
auge de la agricultura, surgen la cerámica y los métodos de aprovisionamiento
(almacenes, canteras, etc.) que mejoran los intercambios comerciales,
repercutiendo todo ello en las prácticas funerarias y los mundos simbólicos
(cosmogonías, ritos de fertilidad…).
Han surgido diversas teorías sobre el inicio o propagación de la cultura
neolítica y parece evidente que en torno al problema de los orígenes del
Neolítico:
1. Autoctonistas. Deben explicar el proceso de aparición del Neolítico sin
recurrir a influencias externas. Necesitan, en consecuencia, demostrar:
que existen aquí los antecedentes silvestres de las especies domésticas
que durante el Neolítico serán comunes; y que existe una secuencia de
cambio coherente que nos lleva desde los sistemas cazadores y
recolectores a los agricultores y ganaderos. A pesar de que no sólo en la
Península Ibérica, sino a escala europea, no existen los antecedentes
silvestres de las principales especies domésticas, todavía se sigue
manteniendo de forma explícita una explicación autoctonista por parte
de algunos autores (Ramos, 2001: 117-118).
2. Difusionistas. Lógicamente, constituye el polo opuesto a la anterior,
admitiendo que el movimiento de información y/o personas se encuentra
en la base de la explicación. En función de la importancia concedida a
cada variable, pueden encontrarse tres clases de modelos difusionistas.
1. Migracionistas. Conceden mayor importancia al movimiento de
personas, a las migraciones. Los modelos de la Ola de Avance
(Ammerman y Cavalli-Sforza, 1984) y de la Colonización Marítima
(Zilhão, 1993) entrarían en este apartado.
2. Indigenistas. Por contraposición a los anteriores, conceden una
mayor importancia al movimiento de la información. Los modelos de
la Disponibilidad (Zvelebil y Lillie, 2000), del Filtro (Lewthwaite,
1988) o de la Capilaridad (Vicent, 1997) podrían incluirse en este
apartado.
3. Mixtos. Vienen a señalar que ambas clases de movimientos
influyeron en la formación de las primeras sociedades agrícolas y que, por
tanto, los procesos que se en cuentran detrás pudieron ser diversos
(Bernabeu, 1996; Diniz, 2005; Carvalho, 2003)

3.2. Periodización de Neolítico ibérico.

3.2.1. El Neolítico antiguo (entre el 6000 y el 4000 a.c.)


Desde el 4.500 se extiende por Cataluña, Valencia (cuevas de la
Sarsa), Cuenca y Andalucía. El hábitat son las cuevas. La economía es
ganadera y destacan los hallazgos de trigo y cebada de la Cova d'Or (Alicante)
en 4.500. Destaca por la cerámica cardial (decorada con impresiones en
tierno de la concha cardium), común en todo el Mediterráneo, desde Palestina
hasta la desembocadura del Tajo.
Últimamente se propone la tesis de un arte macroesquemático, que
sucedería h. 4.700-4.300 al arte rupestre levantino por evolución interna con
influjos externos. Este arte se extiende por los abrigos y cuevas del Levante
(Petracos, Cova de l'Or), con pinturas e incisiones figurativas humanas,
motivos geométricos y otros elementos (aún enigmáticos).
Características:
1. Presencia de un tipo de cerámica que se conoce como cerámica
cardial con una decoración hecha a base de impresiones de
conchas de berberechos sobre el barro fresco.
2. Pervivencia de rasgos antiguos con los nuevos, por ejemplo:
◦ En esta fase sigue siendo lo más común la vida en cuevas
y abrigos naturales.
◦ Aunque se practicaban la agricultura y la ganadería, la
caza y la recolección seguían siendo actividades muy
importantes para el sustento de la comunidad. En cualquier
caso, los datos apuntan a que la ganadería era la principal
fuente de alimentación de estos primeros pobladores
neolíticos de la Península Ibérica.

3.3. El Neolítico pleno (entre el 4000 y el 2500 a.c.).


A partir del año 4000 ac. comienza una nueva fase de la revolución
neolítica en la Península Ibérica; se produce una extensión hacia el interior de
la península de las culturas neolíticas, que van siendo adoptadas por las
poblaciones autóctonas.
La gran cultura peninsular es la de Almería, en la rica zona sureste, que
albergará también la cultura de los Millares en el Eneolítico y la de El Argar
en la Edad del Bronce. La cultura de Almería domina desde Andalucía hasta el
Ebro, con los primeros poblados (El Garcel). Hay una cerámica con incisiones
e impresiones, que al final tendrá una decoración “a la almagra”, con arcilla
mezclada con óxido de hierro (almagre), dando un color rojo a la cocción.

Características:
• El desarrollo del Neolítico en esta etapa volvió a estar relacionado
con la llegada de nuevos pobladores procedentes del Este, que
introdujeron las novedades. La agricultura va ganando terreno como
fuente de la alimentación.
• Los productos cultivados comienzan a ser más variados y a los
cereales se añaden las legumbres. La caza y otras actividades
tradicionales continúan, pero van perdiendo terreno.

4. EL ENEOLÍTICO.
En Eneolítico (lat. Aenĕus “cobre”; gr. λίθος, líthos “piedra”), es un
periodo de transición entre el Neolítico y las Edades del Metal, entre 2.500-
2.000 y el 1.000.
Al final del Neolítico, junto con los instrumentos de piedra se utilizaron
otros de cobre puro. La industria del silex alcanza extraordinario desarrollo,
produciéndose ejemplares primorosos. Este periodo en el que junto con la
piedra pulimentada se usa el cobre puro. El cobre fue uno de los primeros
metales que usó el hombre, utilizándolo inicialmente en su estado natural, el
cobre nativo o puro; ya que desconocía los mecanismos por los cuales se
podía fundir el mineral. Los humanos prehistóricos aprendieron el proceso de la
metalurgia del cobre (el cual era fácil de obtener debido a sus presencia en la
superficie terrestre mezclado con otros minerales) a través de la
experimentación o de la casualidad, posiblemente al caerse cobre en una
fogata con algún mineral. Así construyó vasijas y armas cuyo uso combinaron
con la piedra pulimentada.
En el sur de la Penínsulase han detectado también procesos
metalúrgicos de origen autóctono durante el III milenio a. C., relacionados con
las culturas arqueológicas de Los Millares y Vila Nova.

4.1. MEGALITISMO.
El megalitismo (mega “μεγας”, grande y lithos “λιθος”) coincide
básicamente con el Eneolítico, entre 3.000 y 1.000. Se denomina así al
fenómeno cultural localizado en el Mediterráneo occidental y la Europa
atlántica, que tuvo lugar desde finales del Neolítico hasta la Edad del Bronce y
que se caracteriza por la realización de construcciones arquitectónicas con
función funeraria mediante grandes bloques de piedra llamados megalitos.
Eran utilizados para enterramientos colectivos. Durante el Neolítico,
con la aparición de la agricultura y la ganadería, actividades fundamentales
para la evolución, la vida se hace sedentaria y se habita en comunidades. Esto
supone el desarrollo de la arquitectura, ya que se pasa de la protección de las
cavernas a la vida al aire libre.
Las viviendas no han llegado hasta nuestros días, pero sí las obras de
tipo funerario, las denominadas construcciones megalíticas. Las primeras
tumbas megalíticas en España son las de Tavertet (Cataluña), hacia 3.800-
3.700.

4.1.1. Interpretaciones del Megalitismo.


Hay actualmente tres grandes interpretaciones:
1. La procesual-funcionalista (C. Renfrew y R. Chapman)
propone que los megalitos eran elementos que definían los límites
territoriales y legitimaban la posesión mediante la exhibición de la
tumba familiar. Esta corriente procesual-funcionalista explica la
arqueología por la relación de los restos o monumentos con el
medio natural, siendo sus causas y formas adaptaciones de los
hombres al medio en el que viven.
2. La neomarxista (Charles Tilley) propone que obedecen a la
propia estructura social de las comunidades (una desigualdad
social que provocaría que la comunidad trabajase para las élites).
3. La postprocesual (I. Hodler) propone que tienen una causalidad
simbólica, que no puede desligarse de su contexto histórico. Así,
las tumbas serían un reflejo simbólico de las casas anteriores o
contemporáneas de sus constructores.

4.1.2 Tipos de construcciones megalíticas.


Los tipos básicos son el dolmen y el menhir (La palabra menhir
proviene del bretón, significa piedra larga). Consiste en una única piedra
clavada en el suelo verticalmente y su finalidad es la de fijar el alma de los
muertos. En algunas ocasiones están agrupados en hilera, se les denomina
entonces, alineamiento, o también pueden presentarse formando círculos,
constituyendo un crómlech.
Los tipos más generales son:
• Dólmenes: cámaras tapadas con piedras horizontales.
• Galerías cubiertas: corredor de losas verticales tapadas.
• Dólmen de corredor: sepulcro de corredor, con cámara final
para enterramiento. Se cubrían con tierra.
• Menhir: piedra hincada en tierra.
• Cromlech: círculo de menhires (como el de Stonehenge).
• Templos megalíticos de Malta: para el culto.
• Cursus: caminos con lados vaciados. Conducen a monumentos.
• Woodhenges: cromlechs de madera. Se conservan los orificios
en el suelo.
• Causewayed Camps: recintos delimitados por un surco.

4.1.3. Megalitismo en España


Predominan en la zona norte peninsular, desde Cantabria hasta los
Pirineos catalanes.

Los principales monumentos megalítocos en la Península ibérica


son:
El dolmen de Ardaitz, en Navarra, es un dolmen que consta de un
túmulo de piedras, cubierto de hierba y de bojes. Tiene en el centro una
cámara compuesta por tres losas, sobre las que descansa una gran cubierta.
Una variedad más compleja es el dolmen de corredor y cámara, que
consta de un pasillo o galería que conduce hasta una o dos cámaras. La
estructura se cubre con grandes piedras a modo de dinteles o con falsa cúpula
(por aproximación de piedras). A veces, pueden contar con una cámara
secundaria más pequeña que se comunica con la principal mediante otro corto
pasillo. En todos los casos, este tipo de construcciones están recubiertos por
un túmulo de tierra de varios metros de diámetro, como colinas artificiales, que
les dan aspecto de cueva. Son típicos en el sudoeste de la península, y
posteriormente, se extendieron hacia el norte, llegando hasta la ribera del
Duero.
El Dolmen de Viera, en Antequera, Málaga. Es un claro ejemplo de
Dolmen-sepulcro de corredor de grandes dimensiones, cubierto por un túmulo
de arcilla. La cámara mortuoria es cúbica, de planta cuadrada, formada por
grandes losas encajadas entre sí.
El Dolmen de El Romeral, en Antequera. Se trata de otro ejemplo de
dolmen-sepulcro de corredor. Su característica principal es la utilización de la
técnica de aproximación o falsa cúpula para las cubiertas de las dos cámaras
sepulcrales que tiene. Un largo corredor de acceso nos lleva a la primera
cámara. En su fondo se abre un acceso para el paso a la segunda cámara,
más pequeña, pero de iguales características. Estaba destinada a presentar las
ofrendas. Destaca la gran losa del suelo, a modo de altar, bajo la cual se
encontró parte del ajuar de este dolmen. La novedad en el aspecto constructivo
reside en la utilización del aparejo pequeño para realizar el corredor y la falsa
bóveda, mientras que las grandes piedras se utilizan en la cubrición.
El dolmen de Menga, también en Antequera es un dolmen de plano
irregular, es decir, no hay separación clara entre pasillo y cámara, pareciendo
ésta un mero ensanchamiento del pasillo. La zona considerada como "cámara
sepulcral", se sitúa al fondo. Está cubierto por un túmulo de tierra.
Los sepulcros de Los Millares es uno de los yacimientos
arqueológicos más importantes. Es un poblado neolítico fortificado que cuenta
con una destacada necrópolis situada fuera del poblado. Alberga más de cien
tumbas colectivas, en las que se enterraban a los miembros de un mismo clan
con sus ajuares personales, armas, herramientas, adornos, cerámica, ídolos,
etc. La mayoría de los sepulcros eran "tholoi" con corredor, aunque también
había sepulturas en cuevas, así como construcciones circulares y sin corredor.
En las Islas Baleares se desarrolló un caso muy particular durante la
Edad de Bronce, la cultura de los talayots, taulas y navetas.
• Los talayots son torres de planta cuadrada o circular, con función
militar defensiva. Pueden encontrase aislados o anexos al
amurallamiento de un poblado. Entre los mejores conservados se
encuentra el Talayot de Torello en Mahón (Menorca).
• La taula es una gran losa apoyada en otra en forma de "T". Se
denomina así por su forma de mesa. Su función debió ser
ceremonial, aunque también se ha sugerido su carácter funerario ya
que podrían haberse utilizado para la exposición de cadáveres con la
finalidad de que fueran descarnados por las aves. Éste era un ritual
seguido por algunos pueblos. Destaca la de Torralba d'en Salert en
Alayor (Menorca).
• Por último, las navetas, deben el nombre a su forma de nave o
barco invertido. Tienen planta rectangular pero presentan un ábside
semicircular en el lado menor opuesto al de la entrada. Sirvieron de
sepulcro colectivo, formado por un pasillo que desemboca en una o
dos cámaras superpuestas. Un ejemplo es la naveta dels Tudons
en Ciudadela (Menorca).

4.3. EL CALCOLÍTICO.
La Edad del Cobre, también llamada Calcolítico (gr. χαλκός, jalkós
:cobre; gr. λίθος “líthos”; piedra). Hay investigadores que lo subdividen en
Calcolítico Inicial, Pleno y Final.
El cobre de los primeros metales que usó el hombre, utilizándolo
inicialmente en su estado natural, el cobre nativo; ya que desconocía los
mecanismos por los cuales se podía fundir el mineral. En estos primeros
tiempos lo moldeaba gracias a las técnicas del martillado y/o del batido en
frío, por lo que esta fase no es considerada todavía calcolítica sino neolítica. El
perfeccionamiento de las técnicas permitió la experimentación con los procesos
metalúrgicos, comenzando así a comprenderlos. Cuando ya los controlaba
empezó a realizar diversas aleaciones con con otros minerales, siendo las más
habituales la mezcla con arsénico, primero, y la posterior con estaño, la cual
dio lugar al bronce.
Aunque el Calcolítico debe su nombre y siempre se ha identificado con
el uso de los primeros metales por parte del hombre, hay muchos otros
procesos de cambio asociados que son incluso más importantes que la propia
metalurgia:
1. La intensificación de la producción.
2. Los nuevos modelos de ocupación del territorio.
3. La especialización artesanal; el incremento de los intercambios; la
estratificación social.
El metal debió ser un elemento más entre las numerosas innovaciones
que se produjeron durante el III milenio a. C. en la Península. Estas
transformaciones se detectan inicialmente en los grupos del mediodía
peninsular, pero es difícil establecer un orden de prioridad sobre dónde
aparecieron por primera vez. Posteriormente, estas comunidades incorporaron
el vaso campaniforme, que, tradicionalmente, ha sido utilizado para marcar
un antes y un después en las periodizaciones (por ejemplo, en el sudeste:
Precampaniforme o Millares I y Campaniforme o Millares II).
Los grupos arqueológicos más significativos fueron los del castro de
Leceia, en Barcarena (Oeiras, Lisboa), de finales del Neolítico hasta la Edad
del Cobre, y en Vila Nova de São Pedro (Azambuja, Lisboa), y Los Millares
en Almería. Durante el III milenio a.C. las tierras peninsulares distaron mucho
de mostrarse culturalmente uniformes.
Así, se puede dividir la Península en, por lo menos, tres grandes áreas
que presentan unas ciertas características propias: sudeste, sudoeste e
interior (que incluiría el Norte de Portugal).

4.3.1 APARICIÓN DE LA METALURGIA.


Hay dos teorías sobre su origen. La más antigua es un origen
mediterráneo, con buscadores de cobre y estaño procedentes del Próximo
Oriente, donde nació la metalurgia h. 3.500. La teoría más reciente aboga por
un desarrollo independiente en la Península, concretamente en Huelva, c.
3000, basada en su riqueza en mineral de cobre.

4.3.1. CULTURA DEL VASO CAMPANIFORME.


Es la denominación de una cultura arqueológica prehistórica asociada al
Calcolítico y al período inicial de la Edad del Bronce en Europa Occidental. Su
cronología e interpretación son controvertidas, habiendo generado al respecto
abundante literatura.
Gracias a la revisión sistemática de los datos proporcionados por el
radiocarbono en vasos campaniformes de toda Europa, se ha podido
establecer que los más antiguos serían los encontrados en el área del bajo
Tajo (Portugal), en yacimientos como Zambujal y Vila Nova de Sao Pedro,
con una cronología que iría del 2.900 al 2.500 aC. Según otros autores, su
aparición se situaría, en cambio, sobre el 2.400 aC., desapareciendo hacia el
1.800 aC.
Su nombre es la consecuencia de las especiales características de estas
vasijas (en arqueología denominadas vasos) con forma de campana invertida y
profusamente decoradas que se han encontrado, generalmente en contextos
funerarios, en buena parte de Europa y por casi toda la Península ibérica.

Extiende dos rasgos:


1. Una cerámica común: vasos cerámicos acampanados, bien
manufacturados, de color rojo o marrón-rojizo, decorados
profusamente con bandas horizontales incisas (grabadas) o
impresas, con temas geométricos, rayados, ajedrezados, etc.
2. El uso del cobre.
La creencia de que era una cultura homogénea ha dado paso a la
opinión de que eran distintos grupos étnicos, en épocas y lugares diferentes, en
lo que parece ser una extendida moda cultural que daba prestigio social. Fue
usado por los pueblos megalíticos, así como por otras culturas calcolíticas.

Con respecto a la decoración, el complejo campaniforme puede


clasificarse en varios grupos:
• Campaniforme marítimo: ofrece decoración puntillada, agrupada
en bandas estrechas horizontales que alternan con otras de
similar anchura lisas, sin decoración. Frecuentemente presentan
un engobe rojo brillante que recuerda a la cerámica “a la
Almagra”, perteneciente al grupo del neolítico andaluz. La
dispersión de los campaniformes marítimos es costera, lo que
justifica el nombre. Tiene su origen en el estuario del Tajo, hacia
el 2.900 aC.
• Campaniforme cordado: su decoración se consigue por
aplicación de cuerdas sobre la cerámica, que dejan series de
improntas horizontales en la superficie todavía fresca del vaso de
arcilla. Su origen parece estar relacionado con el complejo
cultural “cerámica cordada/hacha de combate", denominado
así por las cerámicas decoradas con la ayuda de una cuerda y
por las hachas de combate perforadas de piedra que se
encuentran juntas en tumbas individuales en las llanuras del norte
de Europa, en un período comprendido entre el 2.500 y el 1.900 ó
1.800 aC.
• Campaniforme marítimo-cordado o mixto: tiene aspecto muy
similar al marítimo, con decoración de bandas puntilladas pero
delimitadas por bandas encordadas. Se trata claramente de una
simbiosis entre ambas decoraciones.
• Estilo bohemio: esta variedad de la cultura del vaso
campaniforme en el centro de Europa presenta decoraciones
metopadas. Se ha buscado su antecedente en la Cultura de
Vucedol, grupo tardoneolítico que se encontraba en los Montes
Cárpatos. En esta cultura, la metopa es uno de los motivos
decorativos más frecuentes.
• Campaniforme inciso: por regla general, esta técnica decorativa
es tardía, pero su presencia no es signo de modernidad. En la
península ibérica es posterior a la puntillada y su máximo
exponente corresponde al grupo de Ciempozuelos, en el que los
vasos aparecen decorados con anchas bandas horizontales
incisas y separadas por otras sin decoración.

En la Península, hay dos tipos de cultura campaniforme, entre 2.300 y


1.250 aC.:
1. Marítima, más antigua, con decoración “punteada”.
2. Continental, más evolucionada (Carmona, Ciempozuelo), con
decoración incisa. Delibes opina que la cultura del vaso
campaniforme continental introduce en la península tres
novedades:
1. Sustituye el enterramiento colectivo por el individual.
2. Generaliza el cobre.
3. Aparece la orfebrería de oro, como un signo de
estratificación social.
En la península ibérica el fenómeno campaniforme define la fase final del
Calcolítico local y los siglos iniciales de la Edad del Bronce. Menos algunas
excepciones notables, la mayor parte de los enterramientos campaniformes se
encuentran en las regiones costeras o cerca de estas.

En cuanto a los asentamientos y monumentosen el contexto ibérico, esta


cerámica se encuentra generalmente en asociación con materiales calcolíticos
locales y aparece muchas veces de forma "intrusiva", ya que son del III milenio
y suelen encontrarse en monumentos funerarios cuyos orígenes se pueden
remontar al IV o V milenios aC. El campaniforme ha sido tan determinante para
establecer las cronologías del sur y suroeste peninsulares que su ausencia o
presencia son el fundamento de la división en dos fases de los grupos de Los
Millares Y Vila Nova.
En la Península ibérica, son más frecuentes los campaniformes
marítimos que los cordados y los mixtos. Aquellos han sido considerados
“antiguos” y aparecen a partir del 2.900 aC. en el estuario del río Tajo.

Entre los campaniformes posteriores o “avanzados” se podrían


distinguir cuatro grupos:
1. Palmela, en el estuario del Tajo.
2. Ciempozuelos, en las tierras interiores.
3. Carmona, en el Bajo Guadalquivir.
4. Salomó, en Cataluña.

Todos ellos fueron bien definidos por Alberto del Castillo en 1.928 y
cuentan con una serie de rasgos comunes:
• Tumbas individuales en cista, fosa, cueva o intrusión dolménica.
• Un utillaje común, muy reiterativo, con puñales de lengüeta, puntas
palmela, leznas biapuntadas de cobre, adornos de oro (como
diademas de fina chapa, pocas veces decoradas), botones de hueso
con perforación en “v”, etc.
• La cerámica, con distintos estilos, es el elemento diferenciador
principal. Ello no obstaculiza vínculos entre los grupos de Salamó y
Ciempozuelos e igualmente entre Palmela y Carmona.
• Tienen un desarrollo cronológico entre el 2.000 y el 1.700 aC.
Aproximadamente.

4.3.2. CULTURA DE LOS MILLARES.


A la cultura arqueológica de Los Millares se la ha considerado como
el motor del aumento de la complejidad cultural que se dio en el sudeste de la
Península ibérica durante el Calcolítico. Este complejo prehistórico se extendió
por Andalucía oriental y Levante español entre las postrimerías del IV milenio
a.C. y el final del III.
Su exponente principal es el yacimiento epónimo de Los Millares, en el
municipio de Santa Fe de Mondújar, Almería.
Son, en general, asentamientos con una cierta entidad (una hectárea
normalmente) y nivel de urbanización, dedicados a la explotación de sus
respectivos territorios: Almizaraque (Bajo Almazora), Terrera Ventura
(Tabernas), El Tarajal (Campo de Níjar), El Malagón (Chiribel), Las
Angosturas, Cerro de la Virgen, Cabezo del Plomo (Mazarrón), Les
Moreres (Crevillente), etc. La excepción es el poblado de Los Millares que
llegó a ocupar entre 4 y 5 h, lo que lo convierte en un posible lugar central.

Entre las características comunes a casi todos estos yacimientos


destacarían:
• La presencia de fortificaciones, lo que contrasta con las
poblaciones neolíticas precedentes, dispersas y con pocas
protecciones (una excepción sería Almizaraque, que sólo tenía
un débil muro de cierre).
• Viviendas de planta circular de hasta seis metros de diámetro y
construidas en piedra.
• Necrópolis en el exterior de los poblados, con abundancia de
enterramientos megalíticos colectivos, tipo tholos en las zonas
bajas y también cuevas e hipogeos hacia el interior.
• Temprana metalurgia del cobre.
• Auge de los intercambios.
A excepción de Los Millares, el resto de poblados no se diferencia entre
sí ni por sus tamaños ni por la monumentalidad; los contrastes sólo aparecen
en los ajuares correspondientes a los enterramientos.
Éstos últimos se caracterizan por su gran tamaño: los tholoi suelen
estar formados por una cámara circular de hasta seis metros de diámetro
cubierta por una falsa cúpula, cámaras laterales secundarias, corredores de
acceso divididos en secciones por unas losas perforadas y un túmulo de tierra
recubriéndolo todo. Es una cultura de mezcla indígena megalítica (funerario) y
foránea (artículos de importación). La economía era agrícola y ganadera.
Extiende su influjo hasta Vila Nova (cerca de Lisboa).

4.3.3. LA CULTURA DE VILA NOVA.


La cultura arqueológica de Vila Nova de São Pedro o del Tajo se
desarrolló durante el Calcolítico en Portugal, a la vez que la de Los Millares en
el sudeste peninsular. Se caracteriza por la construcción de fortalezas de
piedra en áreas sin riquezas económicas concretas, lo que ha llevado a
interpretarlas como lugares centrales de las redes comerciales.
Localizada en la región en torno a la desembocadura del Tajo, floreció
entre aproximadamente 2.700 y 1.500 aC. según unos autores o entre 3.100 y
2.200 aC. según otros. Una serie de rasgos culturales específicos la diferencian
de su entorno: Lúnulas, copas rituales, placas de pizarra con aparente
significado astronómico, etc.
Los principales asentamientos son el poblado fortificado epónimo de Vila Nova
de São Pedro y Zambujal. El primero presenta una muralla exterior que protege unas
viviendas de planta circular y una fortaleza interior cuadrangular. El segundo tiene un
importante complejo defensivo formado por muros de hasta ocho metros de anchura, una
barbacana con aspilleras, torres y múltiples recintos. En ambos se han
documentado restos relacionados con la metalurgia; tales como escorias,
lingotes de cobre o artefactos fabricados con este metal.
También en ambos, como en Los Millares, se identifican dos fases
relacionadas con los ajuares funerarios, que incluyen en el segundo periodo el
vaso campaniforme y sus elementos asociados.
Otros asentamientos son Pedra de Ouro, Rotura o Penedo. En la zona
de Zambujal hay unos diez poblados relacionados, algunos de los cuales no
presentan ningún tipo de fortificación, lo cual se ha interpretado como un indicio
de la existencia de una jerarquía de asentamientos.
Los enterramientos eran colectivos y se realizaban en megalitos,
cuevas artificiales y tholoi.
Hay asentamientos fortificados similares en el Algarve y Alentejo, así
como otros con características distintas en Extremadura y Andalucía
occiendental. Pero todos ellos tienen en común su situación en lugares
estratégicos, el dominio sobre el medio circundante y una economía
agropecuaria.

5. LA EDAD DE BRONCE.
La Edad del Bronce sustituye a la metalurgia del cobre. El término, que
acuñó en 1.820 el arqueólogo danés Christian Jürgensen Thomsen. La
tecnología relacionada con el bronce fue desarrollada en el Próximo Oriente a
finales del IV milenio a. C y se desarrolló en contextos desprovistos de
minerales. En el Mediterráneo se había desarrollado una “ruta de los
metales”, hasta los yacimientos de cobre de Riotinto y de estaño de
Cornualles.

El tránsito entre el Calcolítico y el Bronce se manifiesta a través de


unos signos de crisis que se producen durante la segunda mitad del III
milenio aC. y que son, entre otros:
1. Abandono de asentamientos (con finales violentos en algunos
casos) y construcción de otros nuevos. Los Millares entraron en
clara decadencia, recluyéndose su ya pequeña población en la
parte más alta de la fortificación.
2. Sustitución de los enterramientos colectivos por otros
individuales, que pasaron a situarse en el interior de los poblados.
3. Aumento de la riqueza y de la diferenciación social.

5.1. BRONCE ANTIGUO (2.250-1.900 aC.)


Se constata inicialmente en el sureste peninsular: Almería, Murcia,
altiplano de Granada y alto Guadalquivir, áreas en las que comienza a
desarrollarse la denominada Cultura argárica, una de las que alcanzaron
mayor relevancia en Europa durante la Edad del Bronce.
Los asentamientos argáricos se emplazaban normalmente en lugares
estratégicos y de fácil defensa, lo cual hacía poco necesarias las estructuras
defensivas, aunque también se han encontrado poblados en llanos. La
producción de cada poblado estaba especializada y, así, se han excavado
explotaciones mineras, agropecuarias y poblados orientados hacia la
metalurgia, siendo muy homogéneos los artefactos cerámicos y metalúrgicos
en todo el territorio argárico.
Todo ello prueba la existencia de un alto grado de especialización
laboral y de una compleja organización de la distribución de la producción,
unidas a un acceso desigual a la riqueza, constatado en los ajuares funerarios.
Estos, durante el Argar A, aparecen en enterramientos individuales en
covachas o cistas rectangulares excavadas en el piso de las mismas viviendas
y presentan una gran diversidad tanto cuantitativa como cualitativa, lo que ha
permitido establecer la existencia de varias clases sociales y de asentamientos
que funcionarían como centros directivos (El Argar, por ejemplo).
La utilización del vaso campaniforme como objeto de lujo y ligado al
mundo funerario perdura durante estos momentos iniciales del Bronce aunque
su uso es más frecuente en el norte que en el sur de la península.
En La Mancha destacó la denominada Cultura de las Motillas,
contemporánea del mundo argárico y cuya particularidad diferenciadora fue la
construcción de fortalezas formadas por una torre central rodeada de lienzos
amurallados concéntricos. Estas construcciones estaban situadas siempre
cerca de acuíferos, dedicadas a la explotación intensiva de los cereales de
secano y con una importante ganadería. En ellas se han encontrado
abundantes objetos de marfil, pero escasos artefactos metálicos, que suelen
ser de cobre. Los enterramientos se efectuaban en el interior del recinto y no
denotan estratificación social.

5.2. BRONCE MEDIO.


Durante el Bronce Medio o Argar B, los enterramientos siguieron
efectuándose dentro de las casas, pero depositando los cadáveres dentro de
pithoi. Los ajuares denotan una mayor jerarquización que en la etapa anterior.
Se ha comprobado la generalización de la herencia y una mayor esperanza de
vida para las clases sociales superiores.
A partir del 1.650 aC. se ha constatado una desestabilización de la
sociedad argárica en la cual confluyeron factores como el agotamiento de los
campos y bosques, la modificación de los sistemas productivos y posibles
conflictos internos. Todo ello condujo a una decadencia irreversible y el
abandono de los poblados hacia 1.500 aC.
También los yacimientos ligados al Bronce manchego tienden a
desaparecer a partir del 1.500 aC. Se ha supuesto que los grupos meseteños
de Cogotas tuvieron algo que ver, ya que se ha encontrado cerámica de ellos
en las fases finales, pero es posible que también se produjera un deterioro
climático.

5.3. BRONCE FINAL.


El Bronce final se desarrolló, aproximadamente, entre el 1300 y el
800-700 a. C., caracterizándose por dos hechos fundamentales:
4. Primeros contactos directos entre sociedades plenamente
históricas y comunidades prehistóricas del mediterráneo
occidental.
5. Cambio en el comportamiento funerario con la incineración de los
cadáveres y su deposición en enormes necrópolis conocidas
como Campos de urnas. Este hábito se extendió desde
Centroeuropa hacia el resto del continente y fue más allá del
periodo que nos ocupa, continuando durante la I Edad del Hierro
(Hallstatt C). Las grandes diferencias sociales que se detectaban
en los ajuares del periodo anterior desaparecen dando paso a
unas ofrendas más normalizadas y homogéneas.
6. El cataclismo producido por la llegada de los Pueblos del Mar
tuvo como consecuencia, a finales del Bronce Reciente, que en el
Mediterráneo oriental experimentara cambios que afectaron al
Mediterráneo central.
7. En la Península ibérica, algunos asentamientos ocupados por los
grupos argáricos se ha constatado la continuidad poblacional
entre el 1.300 y el 1.000 aC., aunque las estructuras constructivas
son menos sólidas que anteriormente y más heterogéneas,
desapareciendo cualquier tipo de defensas.
8. Tras el declive de los grupos del Argar y Las Motillas en la etapa
anterior, durante el Bronce Tardío destacó en la Meseta la
Cultura de Las Cogotas, sociedad fundamentalmente ganadera
(bóvidos y ovicápridos) y con una cerámica decorada con
boquique y escisiones, cuyo uso fue extendiéndose
paulatinamente a la periferia mesetaria. Aunque los
asentamientos no son bien conocidos, denotan una clara
continuidad desde finales del Neolítico, estando situados cerca de
los ríos, en sus cuencas medias y bajas. Se supone que debían
estar formados por cabañas hechas con materiales perecederos,
que dejan pocas huellas arqueológicas, y albergarían unas pocas
decenas de individuos. Los enterramientos se efectuaban en
fosas o silos localizados en el mismo poblado y eran individuales,
dobles o triples, con ajuares que incluían ofrendas animales.

5.4. EDAD DEL BRONCE EN LA PENINSULAR IBÉRICA:

5.4.1. CULTURA DEL ARGAR.


La cultura argárica es una manifestación y expresión de los poblados
del sudeste de la Península ibérica, que formaron una de las sociedades de
mayor relevancia en la Europa del III y II milenios aC. y de las mejor estudiadas
gracias al excelente estado de conservación de los restos arqueológicos. Este
complejo cronocultural es considerado indicativo de los procesos de
jerarquización sociales que se extendieron por andalucía oriental y el Levante
español. Debe su nombre al yacimiento epónimo de El Argar en el municipio
de Antas, Almería.
Esta cultura arqueológica fue descubierta y definida a finales del siglo
XIX por los hermanos Siret. Se caracteriza por la existencia de poblados
situados en áreas de difícil acceso y/o fortificados, casas de planta cuadrada
construidas con piedra y adobe, enterramientos en cistas, tinajas o covachas
bajo el suelo de las propias viviendas, una clara uniformidad material, la
abundancia de armamento militar y una progresiva estratificación social. Se
extiende por el sudeste peninsular, ocupando las provincias de Almeria y
Murcia, así como parte de Granada, Jaén o Alicante.
Su pervivencia fue de unos 800-900 años, entre mediados del III y
mediados del II milenios aC., distinguiéndose al menos dos fases, durante las
cuales se produjo una continua jerarquización social interna y una expansión
externa sobre las regiones colindantes. Hacia 1.500 aC. la sociedad argárica
desapareció bruscamente.

Basándose en las ofrendas funerarias se han distinguido dos


periodos:
1. Entre 2.300 y 1.800 aC.: la sociedad argárica habría estado
dominada por una élite masculina que se enterraba en covachas
o cistas con alabardas y puñales, junto a mujeres asociadas a
puñales y punzones.
2. Desde 1.800 a 1500 a.C.: en las tumbas de la élite dominante
aparecen espadas largas para los hombres y diademas para las
mujeres; luego se detecta otro estrato asociado a los binomios
hacha/puñal masculino y puñal/punzón femenino; por debajo de
éstos se encontrarían otros niveles sociales con ajuares
inferiores. Una peculiaridad de este momento es que se
generalizaron las tumbas infantiles con ajuares significativos.
Desde el 1650 aC. el mundo argárico comenzó a entrar en
decadencia para colapsar hacia el 1500 aC.

5.4.2. TALAYÓTICA: BALEARES.


La cultura talayótica es la etapa cultural que se desarrolla en las Islas
Baleares durante la edad del bronce y la edad del hierro. Hay que tener en
cuenta que el complejo cultural conocido como talayótico comprende un arco
temporal muy amplio, y no existe un acuerdo unánime, entre los investigadores,
en cuanto a la sistematización de sus etapas y su cronología. Por otra parte,
esta cultura presenta diferencias significativas, en sus características como
posiblemente su desarrollo cronológico, entre Mallorca y Menorca.
La cerámica talayótica es siempre hecha a mano, ya que no se
conocía el torno. El sistema de cocción también era bastante primitivo, aunque
en las etapas finales se encuentran pruebas de la utilización de hornos
cerrados. En consecuencia, la cerámica propia de esta cultura presenta un
aspecto muy característico: manchas de colores diferentes (marrón y gris)
producto de la cocción irregular y desengrasante calcáreo, de color blanco,
muy visible. Los vasijas cerámicas, muy abundantes, muestran una gran
diversidad tipológica: vasos troncocónicos, ollas globulares, ollas carenadas,
grandes contenedores pitoides, etc. Se observan algunas diferencias, a nivel
tipológico, entre la cerámica de Mallorca y la de Menorca.
Son frecuentes, en el registro arqueológico de época talayótica, otros
tipos de objetos: punzones y espátulas de hueso, molinos de vaivén de piedra
arenisca, elementos de bronce y, a partir de mediados del primer milenio aC,
de hierro (herramientas, armas, adornos personales).

Periodización de la cultura talayótica (Dividen la etapa talayótica en


tres fases):
1. Prototalayótica (1050 - 850 ane) donde se abandonan las navetas
de habitación, se incrementa el asentamiento en núcleos más
grandes, disminuyen las relaciones con Mallorca y se detectan las
primeros indicios de tratamiento diferenciado en el aspecto funerario.
2. Talayótica (850-550 a.n.e.) donde se detecta la construcción de los
primeros talaiots y los primeros indicios de jerarquización social.
3. Postalayótica (550-123 ane) donde aparecen las casas
monumentales de forma circular (Círculos), la construcción de los
Recintos de Taula como edificio principal del poblado, grandes
necrópolis de cuevas artificiales (inicio del entierro en cal) y creciente
complejidad social con una importancia clave de los contactos con el
mundo púnico los que integrarían las islas a los circuitos comerciales
del Mediterráneo.

5.4.3. CULTURA DE COGOTAS:


Las Cogotas es el nombre que recibe un yacimiento arqueológico
situado en Cardeñosa, Ávila. Situado en un cerro y fortificado, deparó una
secuencia estratigráfica que fue dividida en dos grandes periodos, uno propio
del Bronce Final (Cogotas I) y otro del comienzo de la segunda Edad de
Hierro (Cogotas II). En medio hay un hiato que aún no ha podido ser explicado.
La investigación de Las Cogotas permitió conocer mejor los modos de vida
peninsulares previos a la invasión romana. Fue excavado por Juan Cabré en
los años 1920
Cogotas I (Bronce Final). La característica significativa de esta cultura
es la cerámica negra con una decoración particular a base de excisiones en el
barro y la incrustación de pasta blanca en él, (denominado cerámica de
Bonique) lo que proporcionaba un aspecto de resalte de los motivos
geométricos (espigas, líneas y figuras en zig-zag) propios de dicha decoración.
La cerámica tiene la boca abierta, troncocónica y base pequeña y plana. Es
una cerámica tosca, con posible uso de cocina.

Etapas de Cogotas I:
1. Etapa formativa 1.700 aC.
2. Cerámica Excisa y Boquique 1.550 aC.
3. Redes de intercambio 1.350 aC.
4. Expansión de Cogotas 1.100 aC.
5. Paulatina extinción 1.000 aC.

6. LA EDAD DEL HIERRO.


En la Península el hierro lo introducen los pueblos celtas, que ocuparán
distintos puntos desde principios del primer milenio y extienden la nueva
técnica a los pueblos indígenas del centro y a los iberos de la zona
mediterránea.
La llegada de colonizadores griegos y fenicios provoca cambios
culturales, entrando la Península en los circuitos comerciales mediterráneos,
así como se inicia la Historia escrita, en este periodo que comienza en los
siglos VIII-VI.

6.1. TARTESSOS.
En Andalucía occidental surge la gran cultura tartésica. Es un misterio
todavía. Las primeras fuentes escritas son la Biblia (se supone que la rica
Tarsis se refiere a Tartessos), Estrabón, Herodoto y Avieno.
Se duda sobre si hubo un Estado centralizado con una capital o fue una
confederación de ciudades. Es posible que alcanzara desde Huelva hasta
Cartagena, política o culturalmente. Parece que hubo una monarquía de origen
indoeuropeo, destacando entre los reyes Gargoris y el famoso y longevo
Argantonio (c. 630-550), bien relacionado con los foceos según Heródoto,
quien narra el viaje de Colaios de Samos (630) y su amistad con el rey tartesio.
La economía era próspera gracias a la agricultura y ganadería, la pesca,
la minería y metalurgia (cobre, plata, plomo), el comercio de metales (era
intermediario entre el estaño del norte de Europa y el Mediterráneo). Había una
escritura silábica de 32 signos aún indescifrados. El arte estaba muy influido
por Oriente, en cerámica, orfebrería (tesoro de Carambolo) y armas.
La decadencia llegó con el auge de los cartagineses, que destruyeron el
Estado hacia el 500 aC. Su población perduró en el pueblo de los turdetanos.

6.2. LA CUESTIÓN DE LOS IBEROS Y LOS CELTAS.


Parece que la Península estaba habitada a mediados del primer milenio
y hasta la conquista romana por una amplia diversidad de pueblos entre los
que destacaban dos grupos: iberos y celtas, con mutuas influencias.
Hay un permanente debate historiográfico sobre los iberos, los celtas y
su eventual fusión en los celtíberos, sobre sus relaciones y extensión, sobre su
organización política y social, su cultura y arte, por lo que debemos limitarnos a
trazar una panorámica general de las últimas opiniones más consolidadas.
Debemos desterrar la obsoleta idea tradicional de que los celtas se
establecieron en el NO de la Península arrinconando a los iberos al
Mediterráneo y mezclándose con estos en el centro.
Hoy se considera que hubo una geografía variable en el asentamiento
de los pueblos celtas y que los iberos son un fenómeno predominantemente
cultural, mientras que el grupo celtíbero se formó como resultado de la fusión
de algunos pueblos indígenas de la Meseta con los celtas, por lo que no habría
existido influencia de los iberos.
6.3. LOS IBEROS.

6.3.1. El fenómeno ibero.


Los pueblos iberos descendían de las comunidades prehistóricas (sobre
todo de la Cultura del Argar), con un fuerte sustrato africano. Estaban
establecidos en Andalucía y la costa mediterránea.
La tesis dominante es que lo ibérico se reduce a un fenómeno cultural
en arte, religión, costumbres, hablando variantes de un común idioma pre-
indoeuropeo.
Almagro, Blázquez y Tarrandell interpretan que la cultura ibérica nace
como consecuencia de la influencia de los pueblos colonizadores fenicios y
griegos sobre las poblaciones indígenas, formando un conjunto de pueblos sin
unidad política, con diferencias en la organización político-social, pero con una
cultura bastante homogénea.

6.3.2. La diversidad tribal.


Había una gran diversidad de pueblos iberos, en especial donde la
influencia de los grupos militares celtas había sido mayor, provocando la
disgregación política. Se extendían por la costa mediterránea, el valle del Ebro,
e incluso más allá del Pirineo, por el Languedoc, hasta unirse con los ligures y
galos.

6.3.3. Organización socio-política.


No tenían una organización política homogénea, que podía ser
monárquica (en la costa mediterránea) o aristocrática (en el interior y hacia el
norte y oeste).
En Sagunto había una democracia incipiente al modo griego. Se
organizaban por lo común en ciudades-estado con un espacio alrededor de
dimensión muy variable con aldeas menores. Los poblados eran pequeños
(Ullastret, Azaila, Archena...), de calles estrechas y tortuosas, fuertemente
amurallados, situados por lo general en altozanos y con una necrópolis
cercana.
Había una estratificación social basada en la riqueza. La nobleza
aristocrática tenía el poder político y económico, monopolizando la monarquía.
Una seminobleza y una clase de medianos terratenientes tenían unos niveles
más modestos y eran ciudadanos libres. La clase baja la componía la inmensa
mayoría de la población: campesinos, ganaderos, artesanos. Por último, los
siervos y esclavos. La tierra puede ser comunal o de propiedad privada.

6.3.4. Economía.
La base económica era la agricultura de cereales, vid, olivo, frutales,
lino. Además contaban con la explotación forestal, la ganadería (caballos,
vacas, ovejas y cabras), la caza y la pesca. La artesanía era importante:
metalurgia, armas, salazón de pescado, cerámica, orfebrería, tejidos de lino. La
minería era muy rica en hierro, estaño, plata, cobre, oro y minio. El comercio
se concentraba en la costa mediterránea, cerca de las colonias semitas y
griegas, con exportación de metales (la mayor fuente de riqueza), lana,
esparto, lino y alimentos (miel, aceite) e importación de productos
manufacturados (cerámica, esculturas, armas, tejidos, perfumes). La moneda
será una aportación griega y las primeras acuñaciones son de Emporion en
400 aC, difundiéndose a casi todas las ciudades importantes en los siglos IV-III
aC.

6.3.5. Religión.
Había un gran número de dioses, masculinos y femeninos, tanto de
origen autóctono, como semita y griego. No se han encontrado templos, pero sí
santuarios en la cumbre de las montañas, en los que se depositaban exvotos
religiosos (amuletos de bronce o barro), en el Cerro de Santos, Castillar de
Santisteban o la Serreta. La incineración era el modo común de sepultura, en
un vaso cerámico con alimentos.

6.3.6. Cultura.
La escritura ibera parece que se originó en Tartessos, por la influencia
fenicia y griega, y se desarrolló hasta la dominación romana. Su alfabeto resta
aún indescifrado pero últimamente se han hecho grandes progresos.
6.3.7. Arte.
La arquitectura es urbana. Destaca la funeraria, con materiales de
piedra, el adobe y la madera: la tumba de Toya. Los ilergetes del Urgel
tenían una gran fortaleza en Els Vilars (para 150 personas), que duró entre s.
IX y 325 aC, posiblemente la mejor obra de defensa de la Península (murallas,
torres, foso, campo exterior de frisa para obstaculizar el avance enemigo).
La escultura de piedra, terracota o bronce, fomentada por los
innumerables exvotos que se depositaban en los santuarios, en forma de
hombres (orantes esquemáticos), mujeres (orantes femeninas encapuchadas)
y animales (Bicha de Bazalote, toro de Osuna).
Las mejores esculturas de sacerdotisas oferentes son la Dama de
Elche y la Dama de Baza, ambas de evidente influencia púnica (son una
versión ibera de la diosa cartaginesa Tanit y los amuletos que llevan son
fenicios) y griega (peinado, ropaje). Llevan un hueco para albergar las cenizas
del difunto.
La Dama de Elche, más anterior, es la máxima obra del arte ibero,
con excelente técnica, pero sólo se ha conservado su busto; la Dama de Baza
es más rústica, con un ropaje indígena, mucha joyería y conserva su trono
griego.
En la escultura ibera también impresionan los guerreros de Cerrillo
Blanco, en Porcuna (Jaén), de gran volumen y cuidado esquematismo. Un
misterio es la destrucción masiva de muchas de estas grandes esculturas
iberas h. el s. IV, reutilizando los materiales para otros usos. Es una excepción
histórica esta iconoclastia, ya que no hubo un cambio radical en la sociedad
ibera.
La cerámica es muy variada, con influencia griega, decorada con
motivos geométricos (Archena), zoomórficos (Azaila), narrativo de procesiones
de guerreros (Liria).

6.4. LOS PUEBLOS IBEROS.


Podemos establecer una división tribal y espacial aproximada gracias a
las fuentes romanas:
Andalucía.
• Turdetanos: herederos de los tartesios, ocupan casi todo el valle
del Guadalquivir. Son el pueblo más avanzado económica y
culturalmente.
• Bastetanos: en Cádiz.
• Oretanos: en la Sierra Morena.
• Mastienos: cerca de Algeciras.
• Libiofenices: de Málaga a Almería.
• Deitanos: en Cádiz.

Levante.
• Contestanos: en el río Júcar.
• Edetanos: en Valencia y Castellón (Sagunto).

Cataluña.
• Sedetanos: en el Ebro.
• Ilergetes: en el Urgel.
• Suesetanos: en Tarragona.
• Lacetanos: entre Barcelona y Blanes.
• Ausetanos: entre Vich y Gerona.
• Ausoceratas: en Besalú.
• Bergistanos: en Berga.

Otros pueblos cercanos a los Pirineos (sordones, indiketas, ansosinos,


airenosos...) sólo eran parcialmente ibéricos, con bastante influencia de celtas,
vascos y otros indígenas.
6.5. PUEBLOS DEL CENTRO Y NORTE DE LA PENÍNSULA.

6.5.1. El fenómeno celta.


Los pueblos celtas eran invasores indoeuropeos del centro de Europa
que habían penetrado en Cataluña, valle del Ebro, la Meseta, Galicia, Asturias,
Portugal, Extremadura y algunas zonas de Andalucía. Habrían llegado en dos
grandes oleadas, en los ss. IX (Cultura de Hallstatt) y VI (Cultura de La
Tène).
Hablaban una lengua indoeuropea, introdujeron el hierro (aunque
también utilizaban el bronce) y el sistema de enterramiento por incineración en
urnas depositadas en hoyos (siguiendo una pauta que ya penetró en el s. XII
con la “Cultura de los Campos de Urnas” en Cataluña), sustituyendo a la
inhumación en cuevas. Sus poblados fortificados eran de casas rectangulares.
Conocían el arado y practicaban una agricultura cerealista.
Su triunfo cultural no fue completo, pues eran pequeños grupos
guerreros, superiores sólo por su armamento de hierro, que por lo general
formaron una casta militar dominante sobre los pueblos indígenas del centro y
norte (sobre los más atrasados impusieron fácilmente su cultura) y los pueblos
iberos de Cataluña y el valle del Ebro, estos de una cultura superior, por lo que
los celtas fueron integrados y aculturizados muy pronto pese a su dominio
político-militar.

6.5.2. La diversidad tribal.


Eran muy heterogéneos, por el diferenciado sustrato indígena anterior a
la invasión de los pueblos celtas indoeuropeos. Destacan los celtíberos (sobre
todo los arevacos de Numancia), los carpetanos, vacceos y vetones, lusitanos,
cántabros, astures y galaicos. En general, los más desarrollados estaban en la
Meseta, mientras que los más pobres estaban en la cornisa cantábrica. Hay
bastantes diferencias en su vida económica y organización social.

6.5.3. Organización socio-política.


Su estructura social en tribus y clanes era muy rígida, con una
jerarquización aristocrática, en algunos casos con reyes, pero normalmente con
jefes y régulos aristócratas elegidos por asambleas populares. Los hombres
libres estaban ligados a los jefes mediante la clientela (el patrono protegía a
sus clientes a cambio de fidelidad y servicios) y la devotio (una clientela
específicamente militar, en la que los clientes luchaban al lado de su patrono,
llegando incluso al suicidio en caso de muerte de este).
En las zonas ganaderas dominaba la gran propiedad en manos de la
aristocracia. En las zonas cerealistas la propiedad era comunal, con un reparto
de las tierras entre los hombres libres. No parece que hubiera esclavitud, pero
sí servidumbre y clientelismo. No se puede hablar de ciudades, aunque
algunos poblados eran de cierto tamaño (Numancia, Segontia, los castros
gallegos).

6.5.4. Economía.
La economía era cerealista en las llanuras de los ríos y, sobre todo,
ganadera de carácter nómada, con una excelente metalurgia del hierro. La
división del trabajo era mínima y apenas se conocía la moneda. La pobreza
económica llevaba a muchos jefes a emprender expediciones de saqueo para
obtener botín y contratarse como mercenarios con sus hombres.

6.5.5. Religión.
La religión era indoeuropea, con dioses de la guerra y de la naturaleza.

6.5.6. Cultura.
Se hablaban idiomas diferentes de origen indoeuropeo. La escritura va
desapareciendo hacia el Noroeste.

6.5.7. Arte.
El arte era muy pobre: cerámica con decoración geométrica y una
escultura de animales toscamente labrados, como los toros de Guisando.
6.6. LOS PUEBLOS CELTAS.

6.6.1. Celtíberos.
Es inexacta la idea de que eran una simple mezcla de celtas e iberos.
Los celtíberos son el resultado de la fusión de algunos pueblos indígenas de la
Meseta con los invasores indoeuropeos celtas procedentes del centro de
Europa. Sus elementos culturales dominantes son de origen celta o
indoeuropeo. Eran agricultores pobres y ganaderos. Las tribus principales era
los arévacos, belos, titos, lusones y pelendones, que habitaban la zona centro-
oriental de la Meseta, en poblados como Numancia, Bílbilis y Segóbriga. Por su
pobreza realizaron servicios como mercenarios en los pueblos del sur y sureste
de la Península, y más tarde en las tropas cartaginesas y romanas, lo que
facilitó los intercambios culturales.
Los arevacos eran los más importantes, con su ciudad de Numancia,
que resistió a los romanos en una larga guerra celtibérica (154-151 y 144-133
aC).

6.6.2. Carpetanos.
La Carpetania se extendía al sur de los celtíberos, en Castilla la Nueva,
entre la sierra de Guadarrama y el Guadiana. Su economía era pastoril
trashumante. La influencia céltica era escasa.

6.6.3. Vacceos y vetones.


Se extendían por el valle del Duero, hasta Ávila, Salamanca y Cáceres.
Los vacceos eran una minoría militar que dominó a los vetones, un pueblo
indígena anterior. Tenía una economía predominantemente agrícola (una
excepción entre los celtas), con campos colectivos repartidos en lotes anuales,
con un reparto colectivo del producto. La estructura tribal era muy fuerte.

6.6.4. Lusitanos.
La Lusitania se extendía por Portugal y Extremadura. En la zona de
Lisboa y la costa del Algarve la economía era rica y variada. En el interior
vivían del pastoreo y la guerra de pillaje sobre las poblaciones vecinas.
6.6.5. Cántabros.
En Cantabria. Su economía pastoril era muy pobre y eran duros
guerreros, que saqueaban a sus vecinos.

6.6.6. Astures.
En Asturias, León y norte de Zamora. Con organización gentilicia en
centurias. Muy atrasados en su economía pastoril.

6.6.7. Galaicos.
En Galicia. En esta zona la inmigración celta fue mucho menor de lo que
se creía. La organización social era gentilicia en centurias y matriarcal, con la
mujer como heredera de los bienes y responsable de dotar a los hermanos. Los
dioses eran femeninos, en especial la diosa de la fecundidad. Al final, en el
siglo II, aparecieron estructuras patriarcales y guerreras. La economía era de
recolección, caza y pastoreo. Vivían en unos 5.000 castros fortificados en las
colinas, con viviendas circulares. Destaca el castro de Santa Tecla. Se
relacionaban culturalmente con los britanos.

6.7. LOS VASCOS: UN CASO APARTE.


Aparte de los pueblos ibérico y céltico y de la influencia de los
colonizadores están los vascos, un sustrato étnico muy antiguo en la
Península, que se extendían por ambos lados de los Pirineos y a lo largo de
estos hasta Cataluña. Su raza y lengua es muy anterior a los pueblos
restantes, sin el menor parentesco con las lenguas indoeuropeas. Su economía
pastoril y su agricultura arcaica hacían que la pobreza les empujara a continuas
correrías de saqueo entre sus vecinos.

7. LAS COLONIZACIONES.
Hay dudas sobre si la vid y el olivo, las salinas y las técnicas mineras, la
metalurgia del hierro, la salazón del pescado, el torno de alfarero, la moneda, la
escritura y otros adelantos llegaron con los fenicios o con los griegos: parece
muy probable que con los dos pueblos, cada uno en su ámbito de influencia. Es
probable que el uso del hierro se difundiera también por influencia celta desde
el interior de la Península.

7.1. FENICIA.
La colonización fenicia, exclusivamente comercial, fue la primera en
llegar a la Península Ibérica, pretendía dominar la ruta de los metales.
Las fuentes escritas sitúan su inicio en fechas extremas, en el s. XI, pero
sólo se han encontrado restos desde el s. VIII. El primer asentamiento se
produciría en Sexi (Almúñecar), el segundo en Huelva y el tercero (y más
exitoso) en Cádiz, según las fuentes en el 1104-1100.
Al principio eran pequeñas factorías comerciales en la costa
(preferentemente en las islas cercanas a la costa para mejor defenderse y
comerciar), pero sobre el 750-650 se crearon pequeñas ciudades comerciales:
las mayores serían Gadir, Sexi, Abdera, Malaka y Ebussus. Una infinidad de
pequeños establecimientos se extendió por la costa andaluza. El comercio
fenicio se extendió también por el valle del Ebro, la otra ruta hacia el estaño del
Atlántico, en 630-575.
El comercio fenicio recababa metales (cobre, plata, plomo, estaño)
para llevarlos al Mediterráneo Oriental. Introducía a cambio cerámica, tejidos,
armas... pero sobre todo su cultura: sus dioses Astarté, Melkart, Baal Hammon,
mitos orientales (como muestran los temas de figuración en la cerámica
ibérica), objetos de culto (páteras, jarros de libaciones, pebeteros, trípodes), la
metalurgia del hierro (era conocida en Iberia ya un poco antes pero se difundió
gracias a ellos en la costa levantina), la escritura y el alfabeto (que pudo influir
en el tartésico y el ibérico), el arte (sobre todo en los temas decorativos).

7.2. GRIEGA.
La colonización griega es diferente, pues atendía a dos objetivos: la ruta
de los metales y la explotación rural para verter el exceso de población. La
superpoblación griega motivó la necesidad de tierras para la agricultura, las
tensiones sociales y la expansión comercial de las ciudades-estado.
A partir del siglo VIII, la solución fue crear colonias a lo largo del
Mediterráneo. Los eubeos y calcidios llegaron a la Magna Grecia (sur de Italia)
y desde ella se extendieron los griegos por toda la vertiente norte del
Mediterráneo Occidental, pues la vertiente sur estaba en manos fenicias.
En España los rodios llegaron a Rhode (Rosas) tal vez en 776 (noticia
de Estrabón), pero la arqueología no lo ha probado. Samnios y eginetas llegan
a partir del 700: Heródoto narra el viaje de Colaios de Samos (630) y su
amistad con el rey tartesio Argantonio.
Destacan los focenses (o foceos, de Focea, ciudad jonia de Asia menor)
que fundan la colonia de Massalia (Marsella en el sur de Francia) en el 600 y
en la Península la de Emporion (el “mercado”, actual Ampurias) hacia 580-
575, en el golfo de Rosas (Gerona), a sólo 15 km del poblado ibérico de
Ullastret. La colonia era dependiente de Massalia y fue una pequeña ciudad-
colonia con un urbanismo regular y activo comercio, con mucha población ibera
helenizada separada de la griega por una muralla; es evidente que hubo un
acuerdo político entre iberos y griegos, pues convivieron las dos comunidades.
Más tarde se extendieron hacia el sur del Ebro, para comerciar con
Tartessos, fundando Hemeroskopion (Denia, en Alicante), Alonis, Akra
Leuke, Mainake, Portus Menusius (cerca de Gadir)..., pero tras la derrota
naval de Alalia en 535 ante la flota etrusco-púnica tuvieron que abandonar el
sur del Ebro (su presencia en Huelva desaparece, al mismo tiempo que el reino
de Tartessos decae, y h. 500 es destruido por los cartagineses) y los focenses
y massaliotas se concentraron en Emporion, que en 218 aC fue la primera base
militar de la conquista romana.
Las importaciones de productos griegos son muy importantes en el
periodo 600-500, pero luego los talleres ibéricos asimilan su arte y copian sus
cerámicas, hasta que desde el 450 la cerámica clásica ateniense se vuelve a
imponer, influyendo muy al interior de la península.
La influencia cultural es muy importante: dioses, ritos funerarios, mitos
culturales, modo de vida heleno entre la aristocracia, la moneda (Emporion y
Rhode), que se difundirá en las muchas cecas ibéricas.
7.3. CARTAGINESA.
La colonización cartaginesa vive dos etapas: comercial al principio,
militar al final.
Con la caída de las ciudades de Fenicia en manos de asirios y después
de los persas el predominio comercial pasó paulatinamente a los púnicos de
Cartago (fundada en 630 aC), que en la primera etapa, desde el 600, se
asentaron en las costas de la Cordillera Penibética, desde Málaga a Almería
(colonia de Baria, importante puerto de minerales) y dominaron la ciudad de
Ebussus. Montaron fábricas de salazón del pescado, de púrpura (extraída de la
concha del murex) para la industria textil. Explotaron el esparto para las
cuerdas y la cestería, así como grandes explotaciones agrícolas de vid, olivo,
granado, con trabajo esclavista y avanzadas técnicas de cultivo. Importaron a
cambio vasos griegos, amuletos de hueso, huevos de avestruz, vidrio, tejidos,
orfebrería, armas...
Tras la derrota en la I Guerra Púnica con Roma, los cartagineses
pasarán a la ocupación militar del interior peninsular, durante unos decenios.
La familia Barca, con Asdrúbal, Amílcar y después Aníbal formaron un imperio,
el primero en la Península, con una explotación organizada de las riquezas
(alimentos, metales, soldados), hasta su derrota a finales del s. III. Fundaron
Cartago Nova (Cartagena), como base naval para su futuro ataque a Roma.

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