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1.1.

CARACTERISTICAS DEL TIEMPO GEOLÓGICO


Para estudiar la historia de la tierra los geólogos han dividido el tiempo
geológico en lapsos de diferentes magnitudes. Está dada por una
segmentación y subdivisión de forma jerárquica, de mayor a menor. Esta es
en Eones, Eras, Periodos y Épocas, que poseen nombres de aplicación
universal, asociados generalmente a los fósiles donde fueron encontrados los
datos más significativos de la división. Primeramente están los Eones que
representan las mayores extensiones de tiempo, equivalente a un tiempo de
1000 millones de años. Distinguiéndose 3 eones: Arcaico, Proterozoico,
Fanerozoico. Pero además en la geocronología anglosajona es adherido el
Hadeico, por la evocación al hades infernal desde la formación hasta el
comienzo del arcaico.
Luego la Era, es un amplio periodo de tiempo geológico, que varía desde
decenas hasta centenares de millones de años. Tomando importantes
procesos geológicos y biológicos. En la escala hay 3 eras: Paleozoica (“vida
antigua”), Mesozoica (“vida intermedia”) y Cenozoica (“vida reciente”), las eras
están limitadas por profundos cambios de las formas de vida en el ámbito
global.”
Posteriormente estarían los Periodos, “Unidad básica de la escala de tiempo
geológico que es una subdivisión de una era. Los periodos se pueden
subdividir en unidades más pequeñas denominadas épocas.” 3 (Ej. Triásico.
Jurasico, Cretácico, que son correspondientes a la era mesozoica),
caracterizados por cambios menos profundos en comparación a las eras.
Finalmente esta la Época, “es una subdivisión de un periodo”; Como lo es el
caso del periodo terciario que posee las épocas de: Paleoceno, Eoceno,
Oligoceno, Mioceno, Plioceno.
Las unidades usadas para dividir el tiempo geológico son de dos tipos: las
referidas a tiempo relativo (unidades geocronológicas), que ordenan
cronológicamente los acontecimientos geológicos, y las referidas a tiempo
absoluto (unidades geocronométricas), expresadas en valores absolutos, en
millones de años (Ma).
PROTEROZOICO
Es un eón geológico perteneciente al Precámbrico que abarca desde hace
2500 millones de años hasta hace 542 millones de años, durando 1958 ± 1,0
millones de años. Se caracteriza por la presencia de grandes cratones que
darán lugar a las plataformas continentales. Las cordilleras generadas en este
eón sufrieron los mismos procesos que los fanerozoicos. La intensidad
del metamorfismo disminuyó en este momento geológico. La Tierra sufre sus
primeras glaciaciones y se registra una gran cantidad de estromatolitos. Sin
duda, supusieron un importante cambio en la biota terrestre. El período
Ediacárico de finales del Proterozoico se caracteriza por la evolución de
abundantes organismos pluricelulares de cuerpo blando.

ERAS PERIODOS

La biota ediacárica florece en todos los


mares. Pistas fósiles de posibles animales
EDIACÁRICO vermiformes (Planolites).
Primeras esponjas y trilobitomorfos.
NEO- Formas enigmáticas que incluyen
PROTEROZOIC numerosos organismos blandos parecidos
O a bolsas, discos o colchas
(como Dickinsonia).

CRIOGÉNIC Glaciación global ("Tierra bola de nieve").


O Los fósiles aún son raros. El
continente Rodinia comienza a
fragmentarse

TÓNICO Persiste el
supercontinente Rodinia. Trazas
fósiles de eucariotas multicelulares simples
. Primera diversificación
de acritarcos parecidos a dinoflagelados

Surgen estrechos
cinturones metamórficos debidos
ESTENICO a la orogenia al formarse el
supercontinente Rodinia

Los depósitos sedimentarios


MESO- sobre las plataformas continúan
PROTEROZOICO ECTASICO expandiéndose. Colonias
de algas verdes pueblan los
mares

CALIMICO Desarrollo de depósitos


sedimentarios o volcánicos
sobre las plataformas existentes
Primeras formas de vida
unicelulares
ESTATERICO complejas: protistas con núcleo.
Formación del primer
supercontinente, Columbia
PALEO- La atmósfera se vuelve
PROTEROZOICO oxigénica. Impactan dos
OROSIRICO asteroides, ocasionando los
cráteres de Vredefort (2020 Ma)
y de Sudbury (1850
Ma). Orogenia intensa.

RIASICO Formación del Complejo


Bushveld. Glaciación Huroniana

La Gran Oxidación: formaciones


de hierro bandeado
SIDERICO

¿CÓMO PODEMOS SABER CON CERTEZA SI EL TIEMPO GEOLÓGICO ES


EL VERDADERO?

Entre los procedimientos empleados para determinar la edad, ya sea


relativa o absoluta, algunos se basan en evidencias de orden físico,
como es el proceso de sedimentación que originó grandes secuencias
estratigráficas de varios metros de espesor, permitiendo calcular la
edad relativa aproximada.

Para MEDIR la edad de las piezas arqueológicas, fósiles, yacimientos


o la de la Tierra misma, se requiere de un reloj que permita medir
el tiempo transcurrido desde que se fabricaron las piezas, desde
que murió la planta o animal que luego quedó en forma de fósil,
desde que se depositaron los minerales en un yacimiento o desde
que nació la Tierra misma.

En ocasiones, estos tiempos sólo son de miles de años, y en otras


de miles de millones de años. El reloj requerido debe variar con el
tiempo en una forma muy bien conocida. El decaimiento radiactivo
posee precisamente estas características, ya que se puede
considerar que decae en forma constante a través del tiempo, en
ocasiones con una vida media relativamente corta, como la del
carbono-14, de menos de 6 000 años, y en otras con vidas
extremadamente largas, como la del uranio-238, de 4 500 000 000
de años. La vida media de cada radisótopo es una constante y se
mantiene invariable a través del tiempo.

Para poder utilizar ese reloj se requiere conocer la concentración del


material radiactivo cuando se inició el proceso cuya edad se desea
estimar. También se requiere conocer esa concentración de material
radiactivo en el momento actual. Utilizando la vida media del
isótopo se puede calcular el tiempo transcurrido. El problema
principal en la aplicación de estas técnicas es conocer la
concentración inicial del material radiactivo.

Cuanto mayor sea la vida media de un radisótopo es mayor su


utilidad para estimar edades de piezas o acontecimientos más
antiguos. Los radisótopos que se utilizan más a menudo para este
propósito son el carbono-14, el uranio-238, uranio-235, torio-232,
rubidio-87 y potasio-40.

EL CARBONO- 14

El método del carbono-14 para determinar edades ha sido de gran


importancia para encontrar la antigüedad de restos de animales de
diferentes culturas, fósiles, etc. Aunque actualmente se utilizan
otros isótopos radiactivos de otros elementos con más éxito que
éste, aquí se presenta al lector esta técnica porque tuvo mucho
éxito desde que fue propuesta por Libby hace ya muchas décadas.

¿En qué se basa esta técnica? Son varios los procesos naturales que
permiten aplicarla:

•Los neutrones producidos por la radiación cósmica reaccionan con


el nitrógeno de la atmósfera a elevadas altitudes sobre la superficie
de la Tierra y forman el isótopo radiactivo carbono-14.

•Este carbono-14, a su vez, reacciona con el oxígeno de la


atmósfera para formar el bióxido de carbono- 14, que se mezcla
uniformemente con el bióxido de carbono existente en la atmósfera.

•Las plantas utilizan y asimilan el bióxido de carbono-14 mezclado


con el bióxido de carbono normal.

•Todo material viviente contiene, pues, carbono-14, que asimila de


las plantas.

•Finalmente, cuando el ser viviente muere deja de asimilar


carbono-14 y éste va decayendo de acuerdo con las leyes del
decaimiento radiactivo, de tal manera que una pieza se reconoce
como antigua cuanto menos carbono-14 contenga.

La proporción de radiactividad del carbono-14 en cualquier fracción


de materia orgánica da así una medida del tiempo transcurrido
desde que dejó de existir como materia viviente.

La estimación de edades de materia orgánica utilizando el carbono-


14 ha encontrado aplicación en muchos campos, pero las
mediciones más espectaculares que se han logrado con este método
han sido en muestras arqueológicas. Por otra parte, la vida media
relativamente corta de este isótopo radiactivo y varias dificultades
técnicas hacen que este reloj sea bueno únicamente para tiempos
menores de unos sesenta mil años.

ESTIMACIÓN DE EDADES GEOLÓGICAS POR LOS MÉTODOS


RADIACTIVOS

Para la medida de edades geológicas, como la edad de ciertos


yacimientos o la edad de la Tierra, se utilizan isótopos radiactivos
de vidas medias muy largas.

Son muy pocos los átomos radiactivos con vidas medias del orden
de la duración de tiempos geológicos. Los geocronologistas usan
principalmente tres relojes, los cuales se caracterizan por su par de
átomos: el padre, siempre radiactivo, y el hijo, que puede o no ser
radiactivo. Estos métodos son conocidos con los nombres de
potasio-argón, rubidio-estroncio y uranio-plomo, en virtud de que el
primer isótopo de cada par es el átomo padre, y el segundo su
descendiente.

El potasio-40 al decaer da lugar al nacimiento del argón-40, que


tiene una vida media de más de 1 260 000 000 de años; el rubidio-
87, por su parte, da lugar al nacimiento del estroncio-87, con una
vida media de 48 000 000 000 de años; y finalmente, el uranio-235
y el uranio-238 tienen por descendientes dos isótopos estables del
plomo, de peso 204 y 206, respectivamente.

Estos isótopos radiactivos padres generan a sus descendientes muy


lentamente, en el transcurso de millones y millones de años. Al
analizar una muestra de acuerdo con la presencia del isótopo hijo,
sea radiactivo o no, puede determinarse, con ayuda de las leyes del
decaimiento radiactivo, el tiempo transcurrido desde la formación
del yacimiento o de la Tierra. En este caso, una mayor cantidad del
isótopo hijo indica una mayor antigüedad de la muestra.

Simples en principio, estos métodos para estimar edades deben ser


aplicados con mucha precaución. En efecto, se puede calcular la
edad por estos métodos si, a partir de la fecha en que se depositó
el yacimiento o se formó la Tierra, no ha habido movimiento de los
descendientes y los padres del par radiactivo en la muestra; es
decir, si no ha habido aporte ni pérdida de los elementos allí
presentes.

En esta forma se calculó que la corteza sólida de la Tierra debe de


haber existido desde hace aproximadamente cuatro mil quinientos
millones de años.

*DATACIÓN RADIOMÉTRICA
Las fechas absolutas se determinan por datación radiométrica. Cuando se
forma una roca, algunos de sus elementos físicos, como el uranio, el torio o el
potasio, suelen encapsularse en su interior en condiciones inestables. Con el
correr del tiempo, estos elementos se deterioran, emiten radiactividad, y se
convierten así en otra forma elemental. Por ejemplo, el uranio 238 se convierte
en plomo 206, el torio 232 se convierte en plomo 208 y el potasio 40 se
convierte en argón 40.

Todas estas transiciones tienen un momento intermedio que se puede medir,


es decir, el tiempo que tardan en deteriorarse la mitad de los elementos
originales. En los ejemplos mencionados anteriormente, los momentos
intermedios corresponden a 4.510 millones de años, 13.900 millones de años y
1.300 millones de años, respectivamente. Si se pueden medir las proporciones
de, pongamos por caso, potasio 40 y argón 40 en una muestra rocosa,
entonces se podrá calcular su fecha exacta de formación. Evidentemente, está
técnica es mucho más compleja de lo que aquí se describe, pero las fechas
que se calculan utilizando diferentes pares de deterioro a menudo coinciden
sobre la edad absoluta de una muestra rocosa. El problema fundamental es
que sólo determinados tipos de rocas, como las lavas, se pueden datar
cronológicamente.
Cuando se desea expresar la sucesión y la duración de un acontecimiento se
emplea un patrón de medición, mediante el uso de determinados aparatos,
más o menos precisos, que pueden indicar la relación del hecho ocurrido y la
duración del acontecimiento que se desea medir. Las mediciones del tiempo
han variado conforme progresa la tecnología. La civilización ha utilizado
medidas prácticas referidas al tiempo sidéreo, el cual está relacionado con la
rotación de la tierra, con respecto a una estrella fija; al tiempo solar, que se
refiere al tiempo transcurrido entre dos culminaciones superiores del Sol
(mediodía verdadero) o el tiempo civil que parte de media noche a la
siguiente media noche.
Los primeros aparatos utilizados por la humanidad para la medición del
tiempo fueron los relojes. Primero los relojes solares, luego las
clepsidras que eran los relojes de arena o agua, todos instrumentos muy
inexactos. Posteriormente se utilizaron los relojes de péndulo que
gozaban de mayor precisión, hasta que se construyeron los
cronómetros. Estos últimos, permiten cronometrar los
acontecimientos en sus diversas variedades: relojes con taquímetro para
medir velocidades móviles que cubren distancias conocidas, el telémetro
que permite estimar la distancia de un suceso visible o audible. Con este
tipo de cronómetros se obtiene una precisión de 1/5 segundos.
Finalmente se construyeron los relojes de cuarzo piezoeléctrico de una
gran exactitud en la medición del tiempo, los relojes atómicos son la
última palabra en precisión, y se basan en los fenómenos de la
resonancia atómica o molecular, especialmente la del cesio, cuyo
retraso en miles de años es apenas de décimas de segundo.

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