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Juez. ¿Qué pendencia traéis, buena gente? PANCORVO ¿Lo qué, señor?
Mariana. Señor, ¡divorcio, divorcio, y más divorcio, y DALAGÓN ¿Lo qué, diz? ¿Qué? Comerme la libra de
otras mil veces divorcio! los turrones de Alicante que estaban encima del
escriptorio.
Juez. ¿De quién, o por qué, señora?
PANCORVO Eso, no.
Mariana. ¿De quién? Deste viejo que está presente.
DALAGÓN En fin, ¿que miento?
Juez. ¿Por qué?
PANCORVO Yo no digo que miente, sino que no es
Mariana. Porque no puedo sufrir sus impertinencias, verdad.
ni estar contino atenta a curar todas sus
enfermedades, que son sin número; y no me criaron DALAGÓN ¿Que no? Esperá un poco.
a mí mis padres para ser hospitalera ni enfermera. PANCORVO ¡Ah, paso, señor! Suélteme, que yo lo
Muy buen dote llevé al poder desta espuerta de diré quién se los ha comido.
huesos, que me tiene consumidos los días de la vida;
cuando entré en su poder, me relumbraba la cara DALAGÓN Veamos quién, acabemos.
como un espejo, y agora la tengo con una vara de PANCORVO Vuestra merced ha de saber que yo no,
frisa encima. Vuesa merced, señor juez, me descase, no..., que yo..., qu'el... ¿Cómo se llama? El... ¿Cómo
si no quiere que me ahorque; mire, mire los surcos se dice? Desviése un poco de la puerta, por que no
que tengo por este rostro, de las lágrimas que nos oiga nadie. Que Periquillo los ha traspuesto.
derramo cada día por verme casada con esta
anotomía”. DALAGÓN Cata qué dices...
DALAGÓN ¡Periquillo!
DALAGÓN Éste.
… y al final dijo:
Comedia El reino animal (Fragmento) -Gracias por escuchar mi consejo su majestad – dijo
el ministro Chimpancé – sabía que reflexionaría.
Escenarios: (El castillo del rey León, el cual se
representa con un cubil en una cueva, la habitación - Así es, he reflexionado, y te agradezco que me
de la reina, otro cubil). detuvieras, de no ser por ti, habría cometido una
tontería. ¡Llamen al general Gorilón de inmediato!
La Reina Leona acaba de regresar del salón de
belleza, en donde estuvo discutiendo con la reina - Pero porqué mi señor – replicó el ministro
tigresa, sobre cuál de las dos tiene el pelaje mejor Chimpancé- ¿para qué necesita al general Gorilón?
cuidado. -¿Acaso no lo ves? Tú mismo me sugeriste que para
-Oh, mi gran señor León, tú que te dices el rey de la vengar la ofensa que nos hizo la reina tigresa, habría
selva, demuestra que eres el rey de este lugar y que atacar el reino de los tigres, para eso llamo al
borra la ofensa que me ha hecho la reina Tigresa. general Gorilón.
-Mi querida reina, ¿pero qué te ha hecho esa -Pero su majestad, yo no dije eso – trató de hablar
desdichada tigresa para que estés tan alterada? el ministro Chimpancé- yo lo que dije fue que…
PROSA LITERARIA
Al anocher. Emilia Pardo Bazán Mi entierro. Leopoldo Alas
En la vereda solitaria se encontraron a la puesta del Una noche me descuidé más de lo que manda la
sol los dos hombres del pueblo. Venían en contrarias razón jugando al ajedrez con mi amigo Roque Tuyo
direcciones. El uno regresaba de dar una ojeada a en el café de San Benito. Cuando volví a casa estaban
sus viñas, que empezaban a brotar; el otro había apagados los faroles, menos los guías.
asistido, más bien curioso, al suplicio de cierto Yesúa
de Nazaret, y bajaba de la montañuela para entrar Era en primavera, cerca ya de Junio. Hacía calor, y
en la ciudad antes que los portones y cadenas se refrescaba más el espíritu que el cuerpo el grato
cerrasen. murmullo del agua, que corría libre por las bocas de
riego, formando ríos en las aceras. Llegué a casa
encharcado. Llevaba la cabeza hecha un horno y
aquella humedad en los pies podía hacerme mucho
daño; podía volverme loco, por ejemplo. Entre el
ajedrez y la humedad hacíanme padecer no poco.
Por lo pronto, los polizontes que, cruzados de
brazos, dormían en las esquinas, apoyados en la
puerta cochera de alguna casa grande, ya me
parecían las torres negras
Grandes esperanzas. Charles Dickens
La delicia hacíale olvidarse de fumar. Unos ratos 2- Isaac Asimov con su libro " Historia de la
paseaba, otros se paraba -siempre cerca de la verja. Química " en donde realiza un análisis del
La dama, la niña, la rubia, la soltera... ¡lo que fuese! proceso histórico de la química, además de los
cantaba con bríos y sutilezas desgarradas de pasión hechos más importantes.
que volaban temblando por la noche y por el alma lo
mismo que espadas de cristal... lo mismo que
puñales encendidos...