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Compilado del libro CÓMO CANTAR EN MISA de la autora Blanca Sánchez Gil

Elaborado por: Javier Espinoza


Abril-2009

1
CAPITULO I
Generalidades
TEMA 1
1. Cantar en Misa exige que vivas de otra manera

La Misa es uno de los actos de culto litúrgicos con los que la Iglesia celebra el misterio pascual de
Jesucristo.

Tú lo sabes: la Misa, Eucaristía o Acción de Gracias (como gustes llamarla) es la presencia viva de Dios hecho
alimento para todo su pueblo. Es la presencia de Dios en su palabra, que hace fuerte la fe y nos anima a seguir
en la lucha diaria. Es la presencia de Dios en la persona del Sacerdote, que aunque a veces no lo vemos muy
claramente en esa humanidad, ahí está Él bendiciendo a todos sus hijos. Es la presencia de Dios en la
comunidad, en la asamblea reunida que canta, responde, se alegra, se congrega y vive el memorial de la
pasión, muerte y resurrección de Cristo. Por tanto, la Misa es la más excelsa de las celebraciones litúrgicas que
forman parte del culto católico.

Cuando cantas en alguna Misa, ahí el mismo Cristo es el que canta las alabanzas al Padre y tú solo prestas tu
voz. ¡Es Cristo quien canta en ti! Él sigue actuando en su iglesia a través de signos sensibles, como la música.

A muchos coros y grupos les falta mucho cantar como se debe. No es justo que cuando están reunidos en
grupo dejen de ser ellos mismos, dejen de ser primeramente hijos necesitados del Padre y se presenten en las
celebraciones como meros artistas de un espectáculo. No es testimonio que acudan a la celebración cantando
“juntos como hermanos” cuando ellos mismos no se pueden llevar bien, no se aceptan, no se aman, no se
perdonan.

Los músicos católicos tenemos que ser de otra manera, tenemos que ser congruentes con lo que cantamos, lo
que vivimos y lo que somos. No podemos ir con una guitarra por delante queriendo engañar a Dios. Por lo
menos tenemos que intentar ser diferentes y vivir intentándolo.

2. Para cantar en Misa debes ser un buen músico litúrgico

A continuación, las características que debe tener cualquier “hijo músico” que se haga llamar litúrgico o que
cante en Misa:

Es una persona de fe
Es decir, una persona que cree con todas sus células en Dios y en la Iglesia. Una persona que cree en el poder
divino que canta en ella misma. Una persona que no se turba con nada y se sostiene ante todo. Una persona
que está plenamente consciente de lo que está haciendo. Que está viva y cree que este regalo de la música en
su corazón no lo recibe porque lo merezca, si no porque es amada en su debilidad. Es una persona que sabe
perfectamente que al elevar su canto en la liturgia, alguien la está escuchando.

Es una persona de oración


Hay música que no le agrada escuchar al Señor. Jesús “detesta” ciertas músicas en boca de los hombres (Mc
7,6-7; Is 29,1-3; Am 5,22-24; 6,4-8; 8,10). Su atento oído escucha todo y conoce la intención de todo. Quien
canta en la liturgia solamente por cantar, solamente por ganar un estipendio económico, solamente por
destacar sus cualidades, solamente por lo que sea y no hace de su canto una verdadera oración, creo que está
equivocando su camino y vale más que reflexione, antes que tenga que dar cuentas de su corazón y de su
acción. (Lee cuidadosamente esas citas bíblicas antes de continuar.)

Es una persona competente


Es decir, es una persona que tiene calidad. Que sabe hacer bien lo que está haciendo. Que hace a cada
instante por vencerse a sí misma en su mediocridad y trata de superarse técnica y espiritualmente. Que
recuerda que “La alabanza corresponde al sabio” (Eclo 15,10). Que no se conforma con solo “presentarse” a
una celebración y “sacarla” como se pueda, sino que reconoce sus límites y procura superarlos. Es una persona
que tiene calidad también en su vida. Que sabe que hay que dar el “extra” y no se amedrenta, sino que tiene el
coraje suficiente para hacerlo y tratar de vencerse a sí misma.

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Es una persona con capacidad para trabajar en equipo
Es decir, ¡es una persona libre! No tiene las ataduras de los complejos o del egoísmo. Sabe lo que tiene, sabe
lo que es, sabe por quien lo tiene y porqué se lo dieron. Presta, da, ofrece, colabora, participa, se integra y
convive con los demás miembros del equipo de liturgia. No es el clásico músico que piensa que su voz y sus
canciones son las únicas “ungidas”, las únicas que vale la pena que el pueblo “escuche”.

Un músico litúrgico, un coro que cante en Misas o un organista que participe en ellas deben estar integrados al
equipo de liturgia de la parroquia. No puede ni debe andar solo. Recuerda que la iglesia es 100% ministerial y
lo que tú haces al cantar en Misa es ejercer un ministerio, el ministerio del canto en la celebración. Por lo tanto
no puedes estar ajeno a todos los otros servicios que se están prestando ni puedes estar ausente en la
preparación de esa celebración, porque tú estás en equipo con todos.

Cabe decirte aquí que los músicos que se precien de ser litúrgicos no se siente dueños ni del “escenario” (que
no lo es, por supuesto) ni de ninguna celebración. (¿Has oído aquello de “mi Misa”, o has caído en la trampa de
enojarte cuando alguien participa en “tu Misa” o quiere “robarte” tu tiempo de cantar?)

Ya basta de estar haciendo numeritos de verdaderas guerras “escénicas” entre coro y presidente de la
celebración, o entre coro y otros ministros. Ya basta de no dialogar y de no poner al servicio de la celebración
lo que a cada uno le toca.

Es una persona con capacidad para transmitir un mensaje


Algo muy técnico: sabe cantar, sabe usar un micrófono, sabe hablar bien y pronuncia correctamente las
palabras cuando canta, tiene por los menos un timbre agradable en su voz y practica las técnicas de
vocalización y respiración apropiada. ¡Es entonado o entonada!, es decir que, como requisito mínimo, tiene
alguna calidad de afinación en su voz, por lo menos la reconoce y sabe distinguir cuando su voz no reúne esos
requisitos.

Hay muchos amigos de “buena voluntad” que sólo tienen eso: buena voluntad para cantar, pero no pueden
hacerlos por mas que lo intentan y lo practican. Ya es algo que “no se les da”.
Cuando eso ya no se da…es mejor reconocerlo y tratar de ser de servir en otro ministerio dentro de la
celebración.

Un buen cantante o un buen coro pueden hacer que toda la celebración sea más viva, más plena, más rica.
Favorece la celebración y ayuda a crear un ambiente que ella misma necesita y requiere. Pero un mal cantante
o un grupo desafinado y sin ninguna noción musical puede echar a perder toda la preparación de una
celebración. Puede “sacar” al pueblo de ese encuentro y distraerlo.

Algo más profundo: ya aclaramos que durante las celebraciones litúrgicas Cristo está ejerciendo su sacerdocio y
estamos actualizando el Misterio pascual; pues bien, si no has asimilado en tu vida el mensaje que vas a
transmitir, dime ¿cómo vas a decirlo?, contagiarlo, impregnarlo en el corazón de tus hermanos. ¿Cómo vas a
poder usar el poder de la música para sembrar el Evangelio, la Palabra de Dios? Si tú mismo no la conoces, no
la interiorizas, no la vives.

Es una persona humilde


Es decir, no se hincha, ni se envanece. Pero no solo esto, si no sabe lo que hace, lo hace por el bien del
Espíritu que lo está asistiendo. Reconoce que el talento que tiene es suyo, pero sabe quién se lo dio y no lo
pierde de vista, por lo contrario cada día que pasa agradece haberlo recibido y tenerlo para servir y hacer que
su paso por esta vida haya valido la pena.

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TEMA 2
Lo que no va en la liturgia

1. Parodias, nunca en la liturgia

Parodia es usar una parte de algo que ya estaba hecho y sustituir esa parte con otra, para darle otro sentido
diferente del original. Cuando nosotros escuchamos la “musiquita” de tal o cual canción, nuestro cerebro
inmediatamente se conecta con el original, nos revela enseguida el sentido con el fue creada y nos asocia con
el momento “x” en el que nos impactó, nos impresionó, nos motivó.

Cuando uno hace una parodia de una canción conocida y la mete como canto dentro de la celebración (Misa) el
pueblo se va a desconectar de esa celebración y se va a “transportar” a aquella fiesta, aquel funeral, a todas
esas oras cosas donde esta canción los impactó.

Si tu misión como músico en la liturgia es favorecer el encuentro con el Señor…las parodias estorban en una
celebración y hay que arrancarlas de la liturgia.

2. Concierto, nunca en las celebraciones

¡La función de un músico en la liturgia es hacer que el pueblo cante!

Acompañar el momento celebrativo que se está viviendo y practicar el mandamiento de “no estorbarás” a tus
hermanos reunidos, mucho menos acallar sus voces o impedir que canten contigo.

La liturgia no acepta “estrellitas” que se sientan artistas de primera categoría y grandes maestros de la música.
No, porque no es lugar para lucimientos personales, para acaparar la atención de los asistentes o para sentirse
un ser de otra galaxia que nos hace un favor al cantar “para” nosotros.

Claro, hay momentos en los que la participación musical permite que los grupos, coros o instrumentistas hagan
uso particular de su talento. Sin embargo, esto no puede ni debe suceder siempre. Lo que si debemos procurar
por todos loe medios es que el pueblo cante lo que le toca y no deje de cantar sólo porque algún coro mal
informado se “adueñe” de esos momentos.

Lo que pasa con mayor frecuencia, casi el 100% de los casos, es que los músicos no cumplen con la misión que
les toca desempeñar en Misa. ¡No ensayan con el pueblo!

Ensaya con el pueblo 10 ó 15 minutos antes de que inicie la Eucaristía.


Toma el micrófono y ¡enséñales! Ensaya con ellos, que ellos quieren ensayar contigo. Comienza con los que ya
están allí reunidos, con los que llegaron temprano, con los que te quieran hacer caso, con los que te ponga
atención.

No hagas lo malo que muchos hacen sólo porque “les da pena”: llegan tarde, no tienen ganas de cantar, les da
miedo, no quiere que otros canten, cambian cada ocho días el esquema e inventan no sé que tantas cosas y
tantas cosas hasta conseguir que esta participación que al pueblo le toca vivir ¡enmudezca!

3. ¡Improvisaciones, nunca más!

No debemos dejar todo para última hora, el Señor nos da todo a cada instante y cada día. Él nos los está
dando todo en la Eucaristía y nosotros solamente al cantar, le damos lo que nos sobra. Si nos sobra un poco de
tiempo en la reunión del sábado…pues ensayamos. Si nos sobra algo de talento musical…pues componemos. Si
nos sobra algo de entusiasmo para preparar los esquemas de cantos…pues compartimos. Si nos sobra algo de
la vida para ponerla en las manos de Dios…pues ahí nos vamos.

Cuando un coro se presenta a celebrar con sus hermanos en la fe que dice tener, ya se ha preparado, ya ha
ensayado, ya ha estudiado la celebración en la que va a participar, ya está en comunicación con el sacerdote y
el resto de los ministros del equipo de liturgia; cuando ya han afinado sus instrumentos, tienen correctamente
colocados a sus integrantes y afinados sus instrumentos; todos tienen el esquema de los cantos a la vista,
están en sus espacio lo cuidan y lo respetan…¡eso va a sonar bien! O por lo menos va a sonar “diferente”.

Comenzarán a tiempo, terminarán a tiempo, cantarán donde deben y guardarán silencio donde la liturgia lo
exija. Estarán en comunión y no serán un mero adorno.

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4. Cantos de Evangelización, nunca.

Muchos cantos que existen en la Iglesia no son creados para la liturgia. Es decir, son cantos inspirados en Dios,
en la vida, en la muerte, en virtudes y sentimientos bellos y nobles como el amor, el perdón, la amistad, el
cariño, la ternura; pero no responden, por muy hermosos que sean, a las normas y los momentos litúrgicos
exigen.

Lo ideal es que los cantos compuestos para los momentos de evangelización no sean llevados a los momentos
propiamente litúrgicos. Que no se canten ahí, a menos que, una vez analizados litúrgicamente, se consideren
apropiados para algún momento y respondan a la necesidad de la comunidad celebrante.

Estas canciones para la evangelización tienen un objetivo muy particular: sirven para animar la fe, para
contagiarla, para anunciarla, para estimularla, para alegrarte con ella, para compartirla... Los cantos e himnos
litúrgicos tienen otro fin mucho más profundo y espiritual: son ¡para celebrar la fe!

Ellos quieren ponerte en la presencia de Dios, en contacto íntimo con Él. Te ayudan a soltar desde lo más
profundo de ti tu propio canto, como dicen por ahí: “te elevan” y elevan hacia a Dios lo mas hermosos de ti
mismo.

Los dos tipos de canto son bellos ¡claro! Sin embargo dale a cada uno su lugar y su espacio y podrás
comprobar que el sabor de cada uno de ello será más dulce e inconfundible.

5. Nunca participes sin unción.

No se puede ser incongruente entre lo que están diciendo y lo que están haciendo y viviendo.

Que dolor escucharlos cantar tan fríos, tan apáticos…

Cantan juntos como hermanos, miembros de una iglesia…y la verdad es que viven solos: ni juntos, ni
hermanos, sólo como miembros de su coro, miembros de sus intereses personales en ese coro –porque ahí
está el chavo o la chava “que me late”-, miembros de su propio círculo y eso de hacer iglesia….como que no les
va.

Cantan Cristo está conmigo junto a mí va el Señor…y no se les nota para nada. Odian más que nunca, se tejen
los chismes más sabrosos dentro del grupo. Pierden la paz y no comparten…no se abren…por el contrario,
parece que se vuelven enemigos de otros coros que, como ellos, cantan también lo mismo.

Cantan Toma mis manos, te pido. Toma mis labios, te amo…Entre tus manos está mi vida Señor…En la arena
he dejado mi barca, junto a ti buscaré otro mar…y al que nunca comulgan –porque están cantando demás- es
a ese mismo Señor al que se declaran públicamente entregados. ¡Los del coro no comulgan!...sólo nos
acompañan.

No cantes por cantar…te comprometes. No vivas por vivir…es muy triste. No hables por hablar…puede ser que
nadie te crea. No te “eleves” más de lo que eres…te puede doler mucho la caída… mejor sirve, es tan sencillo…
cíñete una toalla a la cintura y sirve.

Y sirves para alabar, para hacer que tu comunidad alabe a Dios…déjate tocar por Él mismo. Que por tu boca
salga su voz, que por tus ojos mire el Espíritu, que por tu canto sean tocadas muchas almas. No cantes jamás
sin Dios en una celebración de fe.

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TEMA 3
Tentaciones musicales en la liturgia

Algunas de las tentaciones más “peligrosas” en la liturgia se consideran las siguientes:

1. La tentación del “Yo lo sé todo”

Ésta es muy propia de líder o de los líderes del grupo. De los directores del coro, de los que eligen los
esquemas musicales y de los que meten mano en el repertorio que se va a cantar. Nadie puede hacer una
observación porque don sabihondo o doña sabihonda lo saben todo, y lo que no…lo inventan.

Tú misma y tú mismo se van dando cuenta de que hay muchos datos, documentos, directrices, normas que se
deben conocer y aplicar para cantar en Misa.

No es malo no saber de todo, lo malo es que no quieras aceptar tus debilidades y tus limitaciones.

Estas deficiencias acéptalas por el lado positivo. No saber todo te da la visibilidad de descubrir cada día algo
nuevo y hacer de tu vida algo muy interesante.

Por otro lado, te da gusto y alegría saber que no estás tan solo como creías. Que no es verdad que nadie te
comprende, que nadie tiene la responsabilidad que tú tienes…Cuando comienzas a descubrir tus límites y
tocarlos, empiezas a darte cuenta que ahí es justo donde empiezan las manos amigas, los brazos dispuestos,
los hombros listos para ayudar.

Practica el compartir, que todos opinen, que todos hablen, que puedan escucharse…Hay tanta riquezas en cada
uno de los que forman parte de ese coro, que imaginar esa armonía cantando es una celebración cambia de
modo radical la unción de los cantos.

Reconoce que siempre va haber alguien que sabe más que tú y que sabrá guiarte, que podrá guiarte…pero
reconoce que también siempre habrá alguien que sabe menos que tú, a quien deberás echarle la mano con
responsabilidad.

2. La tentación de poner en práctica “lo más fácil”

Lo decían por ahí y es necesario aceptarlo: “Lo práctico es enemigo de la liturgia.”

Bueno, un verdadero ministro no puede tener una mentalidad light o vivir ese ministerio de la manera más
fácil.

Esta tentación nos ha llegado y nos ha pegado tan fuerte que hoy día queremos participar en Misas light, de
esas que “duren” poquito tiempo, tener una fe light, de esas que no comprometen y que no quiten tiempo:
caminar con una esperanza light, que “al cabo al último me arrepiento y ya”; amar con caridad light, es decir,
cuando yo quiera me convenga y se ajuste a mis necesidades.

Cuando decidimos ensayar, queremos que sea un ensayo rápido, más bien dicho un “ensayito”, porque nos
aburre eso de de estar repitiendo y repitiendo hasta que salga bien. Cuando elegimos un canto queremos que
sea lo más “facilito” posible porque no nos sabemos otras pisadas en a guitarra que las de círculo de sol.
Cuando decidimos hacerle un arreglo coral a nuestro lo hacemos muy breve porque no damos para unas
segundas o terceras voces.

Caer en esta tentación nos priva de algo maravilloso que es la superación de nuestras deficiencias. Nos priva de
sacar lo mejor de nosotros mismos.

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TEMA 4
Preguntas y errores más frecuentes

1. ¿Dónde se coloca el coro en la Misa?

Aclaremos que el lugar propio del grupo que va cantar en la Misa es el “coro”. Si no hay “coro” pues este grupo
de chicos musicales puede colocarse adelante, a la derecha o izquierda del altar pero ¡fuera del presbiterio!, en
un lugar discreto pero visible.
El presbiterio no es lugar del coro ni del maestro organista o de cualquier voluntario cantante. Su lugar será:
¡donde ayude a la participación de la comunidad!

2. ¿Qué es el presbiterio?

Es el lugar de los presbíteros y alguno que otro ministro “especial” como el caso del diácono y los acólitos.

En el presbiterio están colocados el altar, el ambón, la sede y la credencia principalmente. Este lugar lo
debemos respetar y no invadir. A el debemos llegar con todo el amor y la solemnidad necesarias…no podemos
llenarlo de sillas para que las ocupe el grupo de cantantes y mucho menos de equipo técnico. Es un lugar
sagrado.

Este esquema te puede dar una mejor idea acerca de tu ubicación delante y fuera del presbiterio.

Sede
Altar
Coro Ambón

Bocinas
(Si tienes equipo)

Si tu capilla es demasiado pequeña, es preferible que cantes atrás y arriba, o bien, en las primeras bancas que
ocupa el pueblo.

3. ¿A qué “horas” afinamos?

Las guitarras deben estar afinadas por lo menos 15 minutos antes de la segunda llamada. Es decir, hemos de
comenzar a afinar a la primera llamada. ¿Por qué?...bueno, porque tiene su razón litúrgica. A la primera
llamada nos congregamos todos, a la segunda llamada ya estamos ensayando con el pueblo y a la tercera
iniciamos nuestra participación en paz y perfectamente concentrados.

Recuerda que tienes un deber…¡ensayar con el pueblo!

4. ¿El director del coro, el líder de grupo y el animador son una misma persona?

Todos aquellos que quieren acaparar ministerios no le hacen bien a la liturgia. En nuestro caso, estos tres
ministerios son distintos, y distintas personas lo deben ejercer. Tú puedes ayudar a decidir a quién colocar en
cada uno de ellos después de que leas estos perfiles:

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‘ Director del coro: Es el que más sabe de música o la que más sabe de música. Tiene ritmo y sabe
marcarlo y llevarlo a tiempo. Conoce lo básico del solfeo y tiene buen modo de decir las cosas. Da las
entradas y salidas a tiempo. Conoce acerca de la acústica que tiene el templo y si usa equipo electrónico
sabe ecualizar y mezclar el sonido. Acomoda al coro y dialoga con todos. Perfectamente se da cuenta
cuando alguien no está afinado y cuadrado y con toda claridad se lo hace saber…pero lo ayuda a
superarse. Tiene oído musical. Sabe hacer modular al coro la intensidad de su voz y controla el ímpetu de
los que nunca faltan, quieren hacer lucimientos personales. Trata de ser amigo de todos y cuando hace una
corrección, siempre propone una solución. Es una persona a la que el saber no la hace sentirse más que los
demás, por el contrario: lo hace más responsable con todos. De su cuenta corre que todo el coro, en Misa y
en donde canten, se escuche bien.

‘ Líder de grupo: No necesariamente sabe música o conoce de ella. Este amigo o amiga generalmente
tiene dotes de liderazgo casi casi naturales. Nunca impone sus ideas o se apasiona queriendo que el grupo
las realice, sino que pide opiniones, involucra a todos, los entusiasma y los compromete. Es el que ayuda a
todos a ser mejores. Sabe a dónde va y dónde quiere que lleguen los demás. Ama en todo tiempo y es el
primero o la primera en dar testimonio de unidad y fraternidad con todos. No tiene favoritismo con nadie y
es como “la pila” de la reunión. Delega responsabilidades y a todos los hace sentirse bien. En Misa…no
dirige, no manda, no usurpa el lugar del director o la directora. Se encarga más bien de que todo, al
interior del grupo, marche cristianamente como debe de ser.

‘ Animador musical: Esta persona es, quizá, la más importante en una celebración en la que participa tu
coro. Es la que anima a que el pueblo cante y se encarga de dirigir a ese monumental coro llamado
asamblea. Es una persona que conoce perfectamente los esquemas de cantos que se van a entonar y la
distribución de voces. Sabe muy bien cuando le toca cantar al pueblo y les da sus entradas y salidas con
movimientos firmes, pero discretos. Se coloca en un lugar visible para que todo el pueblo lo vea y solo
interviene cuando le corresponde. No es un exhibicionista y pone su empeño y su talento en servir de guía
al pueblo para intervenciones. Siempre va correctamente vestido pues debe dar una buena imagen. Logra
que el pueblo se sienta a gusto y quiera cantar. Es humilde y sencillo.

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CAPITULO II
¡Vamos a celebrar…cantando!

TEMA 1
Para que no se te olvide

En esta parte se va a tratar lo que implica el desarrollo de la Misa, par que tú tengas una visión mas clara
acerca de los momentos donde vas a participar y que te corresponde, así como también sepas distinguir y
llamar por su nombre a esos momentos que va celebrando.

Esquema general de un acto litúrgico

Todos los actos litúrgicos constan de cuatro partes fundamentales:


a) Ritos iniciales
b) Liturgia de la palabra
c) Liturgia propia del sacramento (en este caso liturgia de la Eucaristía)
d) Ritos conclusivos

Todos tienen momentos de inicio, una bienvenida, un saludo, digámoslo así.

Todos tienen o deben incluir la proclamación de la palabra de Dios, porque siempre el anuncio de lo que Dios
ha hecho con nosotros procede del sacramento.

Todos estos actos de culto litúrgico también van a tener su propia liturgia…es decir, sus propias formas,
momentos, palabras y actitudes para celebrarlos. Por ejemplo, el rito del matrimonio o el rito del bautismo no
se llevan a cabo de la misma manera. Cada uno tiene su propio ritual.

Por último, todos estos actos tienen su forma especial de concluir, de continuarse en la vida diaria.

Con este esquema en la mente y con muchas ganas de aprender algo nuevo, vamos a entrar de lleno en el
acto de culto que nos ocupa:

La Santa Misa

Los ritos iniciales de la Misa:

Finalidad:
• Congregar a la asamblea
• Propiciar la unidad de hermanos

Contenido:
• Canto de entrada
• Saludo al altar
• Saludo a la asamblea
• Rito penitencial
• Kyrie, Eleison o Señor, ten piedad
• Himno de Gloria
• Oración de colecta

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La música en los ritos iniciales de la Misa

1. El canto de entrada

La búsqueda de Dios a través de la Iglesia


El amor de Dios, que nos eligió y nos convoca
Un aspecto de la salvación según el tiempo litúrgico

¿Qué es el canto de entrada?

Para iniciar algún acontecimiento hay que hacerlo bien. No se puede hacer una presentación floja de aquel
momento que se va a vivir y es de suma importancia.

En la Misa, el momento de la celebración es nuestra fe en darle gloria al Padre y santificarnos en la comunidad.


Cada uno de los participantes en esta celebración formamos parte y representamos a la Iglesia de Cristo, que
camina y peregrina hacia la casa del Padre con entusiasmo y gozo.

El canto de entrada es pues es muy importante, ya que es el que da inicio a la celebración de la Misa. Debe
suscitar la fe de la comunidad, congregarla y unirla. Se dice que es un canto funcional, pues debe cumplir esta
función.

Con este canto se inicia la primera parte de la Celebración eucarística. Comienzan los ritos iniciales de la
celebración.

¿Quién canta el canto de entrada?

Aunque exista un grupo de músicos y cantantes que se han preparado y participarán en la celebración, el canto
de entrada es un canto que debe entonar toda la asamblea reunida. Es un canto del pueblo. Es un canto de
todos, pues todos vamos caminando juntos. Por eso se recomienda que todos los asistentes lo sepan para que
todos lo canten. Por lo menos, la parte de lo que llamamos coro.

La labor correcta de los músicos en este momento será lograr que toda la asamblea entone el canto de
entrada. Si lo logran, estarán haciendo lo que deben hacer.

¿Cómo se canta el canto de entrada?

Ya hemos dicho que este canto da principio a algo maravilloso y solemne. Es un canto que acompaña a la
Iglesia hacia la casa del Padre. Es un canto que acompaña la procesión de inicio, por lo tanto debemos
entonarlo con alegría, con júbilo, con entusiasmo, porque así lo requiere el momento litúrgico.

No es lógico cantar Vayamos jubilosos con tal desgano e incongruencia que mas bien nuestro canto da a
entender otra cosa…O bien cantar ¡Que alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor! Sin esa alegría
que requiere el caminar.

Como ves, es preciso ser congruentes con lo que cantamos.

¿Cómo puedo elegir el canto de entrada?

Para hacer una correcta selección del canto de entrada es necesario que pongas en práctica las siguientes
recomendaciones que te damos hoy y observes con cuidado que un canto de entrada manifiesta:

a) La búsqueda de Dios a través de la Iglesia.


b) El amor de Dios, que nos eligió y nos convoca.
c) Un aspecto de la salvación según el tiempo litúrgico.

Recomendaciones:
1. De la colección de obras musicales que hasta hoy empleas como cantos de entrada, selecciona los que
tienen un carácter procesional y sepáralos. Es decir, selecciona los que hablan de caminar, peregrinar,
subir, andar juntos como Iglesia, en unidad, que hablan de ir hacia la casa del Padre, de llegar al altar,
de ponerse en marcha, de avanzar, de levantarse y continuar.

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2. Revisa la forma en que lo cantas hasta hoy, es decir tus arreglos musicales y corales. Considera si tiene
ese toquecito de entusiasmo, energía y júbilo para animar esta procesión.
3. Muy importante: pregúntate si todos estos cantos ya los conoce tu comunidad, si los están cantando o
no todos los asistentes. Al tener respuesta a esta pregunta, que debes contestar con toda
responsabilidad y honestidad, te darás cuenta como anda tu labor y desempeño como músico de Misa.
4. Toma en cuenta que durante los tiempos más importantes del año litúrgico: Adviento, Navidad,
Cuaresma, Pascua, es preferible que la mayor parte de los cantos usados en la entrada sea de una
naturaleza propia del tiempo.

2. Señor, ten piedad

“Señorío de Cristo, misericordia y alabanza”

Kyrie, eleision es una antigua forma en que pedimos al Hijo, nuestro Señor (Kyrie), quien conoce nuestra
condición humana, que se apiade de nosotros (eleison).
La letanía corta del Señor, ten piedad fue tradicionalmente una oración de alabanza a Cristo resucitado.
Ha sido resucitado y hecho Señor, por lo que le pedimos que muestre su amorosa bondad.
La liturgia latina conservó esta fórmula en la lengua griega para subrayar el sentido oriental de
“Hemoxológenisis”, es decir, la confesión y proclamación del señorío de Cristo resucitado sobre la humanidad y
su historia. Por eso en esta aclamación no es trinitaria, sino cristológica, dirigida a Cristo Jesús implorando su
misericordia.
No hacen falta muchas palabras. El Señor conoce nuestras necesidades. Él vendrá en nuestro auxilio.
La finalidad de estos cantos es hacer que los fieles reunidos constituyan una comunidad y se dispongan a oír
como conviene la Palabra de Dios.

¿Cómo se canta el Señor, ten piedad?

El Señor, ten piedad puede recitarse, pero cuando se canta debes observar estas directrices que nos ayudarán,
como músicos, a realizar mejor nuestra función.

Recomendaciones:

1. El texto deber ser una letanía corta. Hemos de cantar solamente el texto Señor, ten piedad. El
de nosotros ya no tiene caso decirlo, pues si lo decimos estamos repitiendo algo que ya
dijimos.
Si estamos pidiendo al Señor que tenga piedad, esto ya se supone que es para todos nosotros
para quien la pedimos.
Existen varias formas de cantarlo que incluyen el de nosotros. Puedes continuar cantándolos,
no hay mucho problema, pero tú puedes componer melodías bellas y sencillas en donde esto ya
quede excluido, con arreglo musical o coral breve y simple, a fin de no dar una importancia
indebida a este momento. Por supuesto que no debe por ello dejar de ser bello y dulce.

2. Señor, ten piedad, es un canto que debemos animar a que la asamblea reunida lo cante, que
responda y aclame, que viva y goce.

3. Hay que procurar que aunque sea un canto breve y aparentemente simple, no se deje de
cantar por lo menos en las celebraciones dominicales y en todas las festividades.

4. No debes alterar la “letra oficial” del Señor, ten piedad, en este momento canta únicamente la
letanía corta que ya conoces. No cantes: Hoy te vengo a decir mis palabras de perdón…etcétera.
Aparte de que no es oficial, que ya está mala, este “cantito” es una ¡parodia! y quedamos en
que no se vale.

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3. El Himno de gloria

¡Alabanza!

¿Qué es el himno de gloria?

El gloria es un himno antiquísimo que data aproximadamente del siglo ll después de Cristo.

Es una hermosa doxología o alabanza a Dios, fruto poético de las comunidades cristianas primitivas, cuya
fuente es la Biblia. El Gloria nos invita a glorificar a Dios Padre y a Cristo Cordero de Dios. Es una invocación
trinitaria de la antigüedad. Es la forma en la cual la Iglesia, reunida en el Espíritu Santo, alaba al padre y
suplica a Hijo, Cordero y mediador.
¿Has caído en la cuenta que este hermoso himno que dice: Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los
hombres que ama el Señor nos permite hacer nuestros en la santa Misa, estos dos grandes anhelos: dar gloria
a Dios y pedir la paz para los hombres? Esa paz que es termómetro y signo de la presencia de Dios en el
corazón.

Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias ¡Es todo un
programa de vida decir esto! En él está comprendido lo que el cristiano debe hacer de su vida. Para eso
nacimos y para eso vivimos: para adorarlo y glorificarlo. Para darle gracias por tanto amor.

¿El himno de Gloria se canta o se recita?

Este himno de alabanza, alegre y festivo, queda muy desdibujado en la mayoría de las celebraciones, sobre
todo porque al no cantarse pierde buena parte de su sentido.

Como himno laudativo, el Gloria debe ser cantado y debe ser cantado por toda la asamblea preferentemente.

Sin embargo también el himno puede ser entonado por el presidente de la celebración, el director del coro o un
grupo de cantantes. Puede ser una oportunidad para que el coro cante solo en ocasiones festivas, aunque lo
ideal sería cantarlo todos juntos, todo el texto o bien alternando la asamblea con le grupo de cantantes.

Si no se puede cantar, será necesario encontrar las maneras más idóneas para que no sea leído de una manera
simple, recitado sin gracia. Un buen declamador u orador que tenga buena entonación, pronunciación y
puntuación es mejor que lo haga él solo o alternando con la comunidad.

¿En el año litúrgico siempre se canta el Gloria?

No. Hay dos tiempos del año litúrgico en los que se suprime el Gloria: en Cuaresma y Adviento no se canta ni
se debe recitar, a menos que se trate de una solemnidad, como por ejemplo: el 12 de diciembre, que cae en
tiempo de Adviento pero que es una gran celebración para todos los mexicanos y latinoamericanos. Ahí hay
que cantar el gloria con mucho fervor y júbilo. Lo mismo en Navidad y la Vigilia Pascual, la noche santa de la
resurrección.

Como músicos debemos procurar por todos los medios que este himno adquiera el relieve y la solemnidad
suficientes.

¿Cómo se canta el Gloria?

Existen graves errores que cometemos y hemos cometido por mucho tiempo al cantar el himno de Gloria.
Hemos creído que con el solo hecho de que un texto musical incluya en alguno de sus versos la palabra
“gloria”, ya con eso es suficiente para hacer de aquél un canto propio para ese momento litúrgico. Esto no es
así.

Hay un canto muy popular que está mal cantarlo aquí y que dice:

Gloria, Gloria, Aleluya (3)


En el nombre del Señor.
Cristo dijo que quien llora su consuelo encontrará,
quien es pobre o quien es rico será libre y tendrá paz.
Rompe pronto tus cadenas, eres libre de verdad.
Empieza a caminar.

12
Bueno, pues este es un canto popular de origen y nacionalidad norteamericanos, que no tiene nada que ver
con el texto oficial de la liturgia para el Gloria y tampoco tiene que ver con la música latinoamericana.

Así el Gloria de la Misa salvadoreña, el Gloria de la Misa campesina nicaragüense, de la Misa juvenil “alianza y
pueblo”, el de la Misa campesina de la Sierra, y otros tantos mas que existen y son de algún modo productos
de importación que alguien “introdujo” al país y nos hizo creer que bien los podríamos cantar como Glorias
oficiales en las Misas. Pero no es así.

Aquí se presentan tres pistas prácticas muy sencillas para que cantes o compongas un Gloria:

1. Revisa el texto de tu Gloria. Comprueba que la letra del mismo sea el texto oficial litúrgico, es decir, el
mismo que te sabes de memoria y recitas en ocasiones. Si no lo es…¡deséchalo! Y mejor componle una
melodía a tan hermoso texto. (¡No vayas a hacer parodias, por favor!)
2. Observa que el arreglo musical sea alegre y festivo, para que puede ser cantado como himno de
alabanza.
3. Procura que ese arreglo sea sencillo y bello para que la asamblea cante contigo y con tu grupo. Si es
una ocasión especial y quieren cantarlo solamente ustedes, el grupo de músicos y cantantes, cuida que
sea bello y solemne.

Liturgia de la Palabra

Finalidad:
La proclamación de la Palabra de Dios.
Recibir la Palabra de Dios que se proclama.
Responder esa palabra.

Contenidos: Ocho elementos constituyen esta parte:


Primera Lectura
Salmo Responsorial
Segunda Lectura
Aclamación antes del Evangelio (Aleluya)
Proclamación del Santo Evangelio
Homilía
Profesión de fe (Credo)
Oración universal

La música en la Liturgia de la Palabra

Nota aclaratoria muy importante:

El salmo responsorial no lo vamos a “tocar” aquí, porque no le toca a los “chicos del coro” acapararlo, ni
mucho menos al que dice que tiene mejor voz, sino que ese ministerio es todo un ministerio aparte del
ministerio de la música.

El salmista es otro ministro con un oficio distinto al que tú tienes como parte del coro.

1. El Aleluya

El núcleo de la palabra

¿Cómo se canta el Aleluya?

Dentro de la clasificación de cantos en la liturgia, este canto está considerado dentro del grupo de las
aclamaciones.
La palabra “aleluya” tiene su origen en una expresión que significa ¡Alabad a Yahvé!

El Aleluya es la alegría que se canta a sí misma porque no tiene palabras para expresarse. Se asemeja a ciertas
formas de júbilo que hay en todos los pueblos, como un milagro de alegría, de poder estar contentos.
El Aleluya indica, en Misa, que hay que prepararnos a escuchar a Cristo en el santo Evangelio.

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¿De dónde se obtienen estas frases?

Las frases que son cantadas en la parte intermedia del Aleluya son de la Sagrada Escritura y se encuentran en
el libro llamado Leccionario, el cual propone los versos especiales para cada domingo ordinario y también una
colección de versos comunes que se pueden utilizar en cualquier domingo del mismo tiempo litúrgico o en las
ferias de entre semana.
El Misal mensual y los Propios mensuales traen la frase de una manera fácil de encontrar.

¿Quién cante al Aleluya?

Toda la asamblea reunida debe cantar el Aleluya, así toda la comunidad expresa su alegría. Todos deben
participar del gozo de tener un encuentro fuerte con el Señor, que habla.

¿Cuál sería la forma ideal de cantar el Aleluya?

Con alegría y gozo, en una postura de pie y atención, con una distribución del canto de la siguiente manera:
inicia un solista o un pequeño coro cantando ¡Aleluya!, enseguida la asamblea contesta: ¡Aleluya!,
posteriormente la asamblea canta el versículo y todos repiten Aleluya para terminar.

Así sería la forma ideal de cantar el Aleluya. Es así verdaderamente otro de los cantos “interleccionales” –el otro
canto interleccional es el salmo responsorial-.

La asamblea que antes ha escuchado, meditado y sentido, ahora clama jubilosa al Señor. Sin embargo, si no es
posible que la asamblea sepa y ensaye el verso intermedio, pues que lo cante el pequeño coro o solista.

¿Siempre se canta el Aleluya?

No. Durante el tiempo litúrgico de la cuaresma se omite la palabra “Aleluya” y un verso breve de carácter
aclaratorio lo reemplaza.

Nosotros conocemos este verso como Honor y Gloria a Ti, Señor.


Debemos tomar en cuenta también lo que la Introducción General del Misal Romano señala cuando se refiere al
Aleluya en el número 39. Dice: “si el Aleluya no se canta puede omitirse”.

Sin embargo, nosotros como músicos hemos de procurar que siempre se cante de la mejora manera posible.
El Aleluya es un canto que debemos cantar todos.

2. El Credo

Síntesis de la fe proclamada

El Credo es la profesión de fe de la Iglesia. Es una respuesta a la Palabra de Dios. Tiene un valor de tradición
que expresa la unidad de la Iglesia en la misma fe.

Los domingos y solemnidades hay que “gritar” esta fe con mucha devoción y pasión. Es nuestra fe. Es en lo
que creemos. Es los que en esencia somos, lo que nos identifica, lo que nos hace hijos, hermanos de la Iglesia.

Antes –mucho antes-, esta profesión de fe se cantaba con frecuencia…pero en nuestros días, es una posibilidad
casi nula. Razones de tiempo, de dificultad para musicalizar un texto tan largo y tan bello de una manera
sencilla, de modo que lo pudiéramos cantar todos, imposibilitan que hoy día se cante los domingos o en las
solemnidades.

Sin embargo debes saber que el Credo es lo que eres…es tu razón de ser. Si lo cantas…solo cuida que todos lo
canten, porque esta es la profesión de fe de todos. Puedes hacerlo de manera alternada por un solista y el
pueblo, o bien por dos coros. (Introducción General del Misal Romano 44.)

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Liturgia de la Eucaristía

Finalidad

Encuentro personal con Cristo


El Hombre y Dios frente a frente
Cristo se hace Sacrificio, y con Él nosotros,
al Padre por el Espíritu

Contenido

Presentación de dones
Plegaria eucarística

La plegaria tiene nueve elementos:


1. Prefacio: El Santo, Santo, Santo es el Señor.
2. Transición de la epíclesis
3. Epíclesis
4. Narración de la Institución
5. Anámnesis
6. Segunda epíclesis o invocación
7. Conmemoración de los santos
8. Intercesiones
9. Doxología de Alabanza

Ritos de Comunión

1. Padre Nuestro
2. Signo de paz
3. Cordero de Dios (Agnus Dei)
4. Signo de la fracción del pan
5. La comunión
6. Oración después de la comunión

La música en la Liturgia de la Eucaristía

1. Presentación de dones

Nos ponemos ante ti

¿Canto de ofertorio o canto de presentación de dones?

Durante mucho tiempo, quienes cantamos en Misa hemos empleado mal el lenguaje al decir: el canto de
ofertorio. Este momento litúrgico trata de la presentación de dones, no de la ofrenda del sacrificio de Cristo que
se realiza a través de la Plegaria eucarística. Hasta este momento el pan y el vino son únicamente dones que el
pueblo congregado presenta al Señor para ser ellos, más tarde, el Cuerpo y Sangre del Señor. Estamos
solamente preparando los dones, así como Cristo lo hizo.

Además del pan y del vino, tiene cabida otras posibles ofrendas. Puesto que no podemos arrancar nuestro
corazón y depositarlo sobre el altar, damos algo nuestro, como el dinero o las cosas materiales. En este
momento tu propia vida es la que entregas el Señor, tus sueños, tus anhelos, tus problemas y también tus
miserias, porque cuanto más valioso sea nuestro obsequio, más expresará nuestro amor.

¿Qué función tiene el canto de la presentación de dones?

Está colocado entre la Liturgia de la Palabra y la Plegaria eucarística. Es un momento menos intenso de la
celebración y es una especie de respiro para toda la asamblea. Es una pasusa en el camino de la celebración
que nos permite interiorizar la palabra escuchada y prepararnos fuertemente para la Plegaria Eucarística.
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¿Cómo se cante el canto de la presentación de dones?

No necesariamente este momento debe ser cantado. Existen tres posibilidades musicales que puedes tomar en
cuenta como músico para esta parte de la celebración:

a. La primera posibilidad es hacerlo todo en silencio o con música de fondo, dándole un reposo al
alma y a nuestros sentidos. Deberá cuidarse entonces que las piezas interpretadas por el
instrumento no estorben no roben esa paz que debe existir.
b. La segunda posibilidad es el canto. Aquí hay que señalar que los cantos que se elijan para ese
momento de la Misa los debemos revisar a conciencia en su letra y en su música. Ellos no
deben insistir en el aspecto de ofertorio, sino en el aspecto de donación o entrega, o bien, de
la alegría por sabernos hermanos reunidos en torno de Cristo o también pueden ser cantos que
prolonguen el contenido entregado por Dios en la palabra o el que se está viviendo en
determinado momento litúrgico. Se recomienda que sus arreglos musicales sean suaves y
bellos para que ayuden a destacar el momento de reposo del que ya hablábamos. Este canto
puede ser interpretado únicamente por el coro, con lo que adquiere el mismo sentido que la
música de fondo, o puede ser cantado por toda la asamblea, lo cual no se debería hacer muy a
menudo, ya que la obliga a estar activa, cuando aquí la asamblea debe tener ese momento de
reposo que ya comentamos.
c. La tercera posibilidad es recitar en voz alta las plegarias de presentación de dones y que el
pueblo conteste lo que le toque responder en ese momento: “bendito seas por siempre,
Señor”. Ello evidentemente no se debe hacer cuando haya música de fondo y mucho menos si
se esta cantando.

Cualquier posibilidad que tú elijas para ese momento, recuerda que no debe alargase más allá del tiempo que
se tiene destinado para ello.

2. Santo, santo, santo es el Señor

Núcleo de los motivos de alabanza y gratitud

¿Qué es el Sanctus?

El Santo, es una expresión de reconocimiento hacia la grandeza y la santidad de Dios. Es una aclamación que
une esta Iglesia terrestre a la Iglesia celeste.

Es el canto mas antiguo y el mas importante del repertorio de los cantos llamados “del Ordinario”.

Es una oración compuesta en una parte por las palabras que le profeta Isaías oyó cantar a los serafines y la
otra parte procede de la alabanza con la multitud aclamó a Jesús el entrar en Jerusalén.

Es un modo de darle la bienvenida a Cristo, el cual está a punto de venir sobre el altar tan pronto el sacerdote
pronuncie las palabras de la consagración.

¿Quién canta el Santo?

Es un canto que le pertenece al sacerdote y al pueblo, es un canto que pertenece a toda la asamblea
congregada.

El coro y los músicos también somos pueblo. Es en este canto donde todos nos unimos al coro de los ángeles y
los arcángeles para aclamar y alabar a Dios por sus bondades.

La función que debes tener como músico litúrgico en este momento es la de animar a la asamblea a que cante
y la de respetar íntegramente el texto “oficial” del Santo cuando se trate de elegir uno ya compuesto o tú vayas
a componer alguna melodía para esta hermosa letra.
Si hay algún otro canto que debamos respetar completamente, ése es el Santo, Santo, Santo es el Señor.

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¿Cómo se canta el Santo?

Como el Santo es una aclamación al Señor, debe ser entonado con entusiasmo, con alegría, con energía.

Recuerda que es tu ser dándole alabanza a Dios. Al mismo tiempo no pierdas de vista que es un canto celestial
que deber ser acompañado musicalmente por una melodía bella, que invite a cantar desde lo más profundo del
alma en esta oración. Es un canto que debemos darle una estructura sencilla, fácil de aprender y repetir por la
asamblea.

3. Anámnesis o aclamación conmemorativa

Salvación por Cristo

Es el momento en que decimos: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús! o
Cada vez que comemos de este pan y comemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que
vuelvas, o bien, Por tu cruz y resurrección nos has salvado, Señor.

Estas respuestas aclaratorias son las oficiales y son propiamente conmemoración del sufrimiento y la
glorificación del Señor, con una expresión de fe en su venida.
La variedad de cantar en estos textos y en la música es deseable.

4. El Amén solemne

El verdadero ofertorio

El sacerdote eleva la Víctima preciosa, que es Cristo, y pronuncia las palabras: Por Cristo, con Él y en él, a ti,
Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda Gloria por los siglos de los siglos;
entonces los fieles dan su asentamiento y hacen suyas estas palabras contestando vigorosamente: Amén.
Ahora si que hay una “Víctima” que ofrecer al Padre. Cristo es elevado al Padre, como ofrenda viva una vez
más. ¡Éste es el verdadero ofertorio!… la divina Ofrenda que una vez mas se entrega por la salvación de todos
los hombres.
Por esto, hay que cantar el Amén vigorosamente, porque es el signo que se agradece, se asiente, se acepta y
se reconoce en ese Cuerpo y en esa Sangre elevadas, al único Salvador.
Hay que cantarlo siempre. Es lo deseable ya que, litúrgicamente hablando, es lo correcto.

5. El Padrenuestro

Conciencia de ser hijos y hermanos

¿Qué es el Padrenuestro?

Es uno de los más grandes tesoros de la Iglesia. ¡Es la misma oración que Cristo nos enseñó!
Es ni más ni menos, Palabra de Dios. Es la oración por excelencia con la que nos manifestamos como hijos del
Padre y hermanos de Jesucristo. Pedimos perdón por nuestros pecados y el pan de cada día. Nos
comprometemos con el amor con el amor al hermano y declaramos nuestra fe.
Con el Padrenuestro en la Misa, comienza nuestra preparación inmediata en el Banquete Pascual, comienza el
rito de la comunión.

¿Siempre se canta el Padrenuestro?

No, no siempre debe cantarse, también está permitido recitarlo.


Se puede cantar únicamente en las celebraciones dominicales o en las solemnidades.

¿Quién canta el Padrenuestro?

Es un canto de la Asamblea. Le pertenece al pueblo. Debe ser entonado por todas las personas congregadas.
Es un momento que no acepta exclusividades, adornos corales complicados, y tampoco acepta cambios en el
texto original. No podemos alterar la letra porque el autor de la letra no es otro sino Cristo.

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¿Cómo se canta el Padrenuestro?

Se canto con alma, con todo el pueblo, en unidad y con toda la energía positiva, con toda la fe.
Procura que la comunidad conozca perfectamente la melodía y ensaya previamente con ella tus arreglos
corales.

6. Doxología del Padrenuestro

Estas palabras de alabanza: Tuyo es el reino, tuyo el poder y la Gloria por siempre, Señor, son cantadas por
todos, especialmente cuando se canta el Padrenuestro. También aquí el coro puede realzar la aclamación con
armonía. Esto quiere decir: sin cambiar la letra…¡cántalas! Por lo menos en las solemnidades.

7. El Cordero de Dios o Agnus Dei

¿Qué es el canto del Cordero de Dios?

Es un canto sacrificial que da sentido al gesto de Jesús, que partió el pan diciendo: Tomas y Comed…Bebed
todos de él… y que lo acompaña la fracción del pan.
El mismo Cristo se parte para todos en este momento de la celebración de la Eucaristía y nosotros le pedimos
una vez más que venga a nuestro corazón, que tenga piedad de nuestra debilidad y que nos conceda su paz.

¿Por qué este canto se le llama también Agnus Dei?

Porque Agnus Dei en latín significa Cordero de Dios. El evangelio de Juan y el Apocalipsis llaman así a Jesús.

¿Quién canta el Cordero de Dios?

El Cordero de Dios no es necesariamente del pueblo y por lo tanto puede ser cantado solamente por el coro o
el solista, aunque se sugiere que el pueblo cante las respuestas Ten piedad y Danos la Paz.

¿Cómo se canta el Agnus Dei?

El Canto tiene dos partes: una que llamaremos la invocación, es decir, donde cantamos Cordero de Dios que
quitas el pecado del mundo y la otra que llamaremos la respuesta, es decir, ten piedad de nosotros y danos la
paz. Se llama respuesta porque como, como ya dijimos, es la parte cantada donde responde el pueblo u otra
parte del coro.
Recuerda que no es el momento para lucimiento coral, sino de acompañar el momento litúrgico que se está
viviendo, aunque cante el coro solamente.

Recomendaciones para cantar el Cordero de Dios:

1. Nunca de los nuncas vayas a sustituir este canto por el de los llamados “Cantos de paz”, ya que de
ningún modo puede sustituir este tipo de cantos al del Cordero de Dios.
2. Comienza a cantar este canto en el momento en que el sacerdote toma el pan para partirlo.
Exactamente ahí debe cantarse.
3. No tengas miedo al silencio que puede acompañar el signo de “dar la paz”. En este momento de la paz
no es necesario decir palabras, basta sólo con apretar las manos o darnos un abrazo y es mejor no
cantar nada. Si hay que decir algo se dirá: La paz del Señor esté contigo y se contesta: Y con tu
espíritu.
4. No alteres el texto litúrgico cuando trates de componer una melodía. Procura también que tu arreglo
musical y coral sea sencillo.

8. El canto de la Comunión

Misterio de Cristo y comunión fraternal


Identificación con el Cristo del Evangelio del día
Los frutos de una vida en Cristo

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¿Qué es el canto de comunión?

Es el segundo de los cantos llamados procesionales que existe en la Liturgia de la Eucaristía. Es un canto que
expresa el gozo que sentimos todos por la unidad en el Cuerpo de Cristo, y manifiesta la realización del misterio
que se está celebrando.

¿Qué cantos se pueden elegir para este momento de la celebración?

En general, durante los tiempos más importantes del año litúrgico: Adviento, Navidad, Cuaresma y Pascua de
Resurrección, es preferible que la mayor parte de los cantos usados en este momento sean de una naturaleza
propia del tiempo litúrgico que se celebra.
Es decir por ejemplo, en Adviento, puedes entonar cantos que resalten el sentido de espera, que hablen de que
el Señor está cerca y pronto nacerá, de que hay que preparar el corazón para que sea hoy un pesebre. En
Pascua de Resurrección tus cantos manifestarán el gozo de la nueva vida que nos fue alcanzada por el sacrificio
de Cristo, de que Él está vivo y venció la muerte. Tú puedes ir haciendo la elección de tus cantos si pones
atención a la letra del mismo y al tiempo o momento litúrgico que se trate.
Para el resto del año (tiempo ordinario) pueden usarse cantos que no choquen con el carácter pascual de cada
domingo.

¿Quién canta el canto de comunión?

Es un canto en que el pueblo debe participar entonando aunque sea la parte que llamamos “coro”, ya que con
ello también se manifiesta muy claramente esa unidad de la que hablábamos anteriormente.

¿En qué momento debe iniciar el canto de comunión?

Muchos músicos piensan que debe estar cantándose un canto de comunión desde que el sacerdote comienza a
repartir las hostias consagradas y debe continuar cantándose hasta que el sacerdote termina, purifica, se sienta
a terminar de escuchar el concierto.

Esto no es así. El canto empieza cuando el sacerdote comienza a comulgar y se debe terminar cuando los fieles
terminan de comulgar.
Esto tiene la siguiente explicación: hay un momento después de la comunión que es importantísimo que lo
vivan todos los presentes en la celebración, incluyendo las personas del coro y a los músicos, se llama silencio
sagrado. Es un momento de paz interior que se manifiesta con el silencio exterior y nos ayuda a comunicarnos
íntimamente con el precioso y divino huésped que ha llegado.
Además, cuando están por comulgar los últimos fieles de la fila, se presenta la mejor oportunidad para que el
propio músico también comulgue y participe del Banquete, sin quedarse fuera de la celebración plena.

¿La música instrumental puede usarse para este momento?

El canto de comunión debe ser cantado. La música instrumental puede usarse para acompañar el momento del
silencio sagrado de una forma armónica y de un volumen bajo, muy suave, de modo que no interrumpa a los
fieles y mucho menos que les estorbe, solamente acompaña el momento.

Los ritos conclusivos de la Misa

Finalidad

Envío misionero
Compromiso liberador
Contenido
Avisos a la comunidad
Saludo y bendición
Despedida

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El canto de salida

Un canto fraternal puede darle a este final un tono más amable y agradable. Es preciso que el pueblo que ha
participado en la celebración salga a la calle con un compromiso, con una esperanza, con la sensación de haber
crecido en fraternidad y con la decisión de dar testimonio en medio del mundo.

El canto de salida no forma parte de la liturgia, nunca ha sido parte oficial del rito. Es un canto de los que se
llama Ad limitum, es decir, los músicos están en libertad de planificar y escoger la música que propicie la
terminación adecuada a la Misa.

Aquí puedes lucir a tu coro, tus composiciones, tu arreglo vocal e instrumental o bien únicamente hacer uso de
los instrumentos para este momento. Aquí es donde caben los cantos de evangelización que te gustan, que
aprendiste en algún encuentro y quisieras interpretar. Aquí, en un ambiente de alegría y fraternidad canta para
animar la fe de tus hermanos.

Sólo toma en cuenta en tu elección del canto, que no sea uno de esos que, aunque hablan muy bonito del
amor y otros valores, no fueron compuestos para el Señor.

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TEMA 2
Los Instrumentos en la Misa

Una cuestión muy interesante y que seguramente ya te habrás planteado: ¿Qué instrumentos se pueden tocar
en Misa?...¿Se “vale” tocar instrumentos como la guitarra, platillos, el bajo eléctrico, la batería o las trompetas?
El problema aquí no son los instrumentos…; el problema real es quien va a tocar esos instrumentos y no sabe
nada de liturgia.
El detalle es que muchos de los que tocamos en Misa, ni idea tenemos acerca de cómo, cuándo y dónde se
tocan; dónde deben callar; acerca de su técnica y su estudio; no sabemos como cuidarlos, cómo afinarlos y sin
embargo “nos lanzamos” a la aventura de tocarlos como sea.
Observa que nos dice el magisterio de la Iglesia con respecto a esto:
“…en el culto divino se pueden admitir otros instrumentos, a juicio y consentimiento de la autoridad eclesiástica
territorial competente, a tenor del artículo 22-2,37 y 40, siempre que sean aptos o puedan adaptarse al uso
sagrado, convengan a la dignidad y contribuyan realmente a la edificación de los fieles” (SC 120)
El texto de este documento (Sacosanctum Concilium, capítulo VI) nos indica que podemos usar “otros
instrumentos”…¡No dice cuáles sí y cuáles no!, esto lo puede definir el obispo de la diócesis o la Comisión de
Liturgia.

Toma en cuenta que para hacer uso de estos otros instrumentos existen tres requisitos muy importantes:
1. Que sean aptos o se puedan adaptar
Es decir, que no vayan a escandalizar. Que sean parte de la realidad de la comunidad. Por ejemplo, si
vives y participas en una comunidad donde los instrumentos básicos propios son acústicos y de
cuerdas, sería un tanto escandaloso que quisieras celebrar con tus hermanos utilizando guitarras
eléctricas.

2. Que convengan a la dignidad del templo


Es decir, que no vayan a predominar con su volumen o que vayan a echar a perder todo el empeño de
un equipo de liturgia que está trabajando arduamente. Que no vayan a hacer que la comunidad se
sienta en un “antro”, en lugar de saberse en un lugar sagrado.

3. Que tus instrumentos contribuyan realmente a la edificación de los fieles


Es decir, aquí no interesa tanto el instrumento que estés tocando; lo que interesa realmente es tu
corazón. El amor con el que tú mismo estás viviendo la celebración y al que tus manos están
traduciendo en música. La fe y caridad que estás poniendo en la entrega de este servicio a los demás.
Estás pensando en los otros y no en el lucimiento personal. No le interesa si suena bajito o casi no se
oye, lo que interesa es que ese sonido, en el momento preciso, haga vibrar el corazón de los ahí
reunidos.

Y finalmente algo muy importante:

En las oraciones presidenciales, o sea las que hace el sacerdote a Dios en nombre de toda la comunidad: en la
Plegaria eucarística, la Oración colecta, la Oración de las ofrendas y la Oración después de la Comunión, hay
que cumplir con lo que la Introducción General al Misal Romano nos indica: “La naturaleza de las intervenciones
presidenciales exige que se pronuncien claramente y en voz alta y que todos las escuchen atentamente. Por
consiguiente, mientras interviene el sacerdote, no se cante ni se rece otra cosa, y estén igualmente callados el
órgano y cualquier otro instrumento musical”

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TEMA 3
El sonido del sss….ilencio
Existe un elemento musical al que poco le hacemos caso y le damos por consiguiente, poco valor cuando
cantamos en Misa: el silencio.
El silencio tiene tiempo y medida. Si lees una partitura musical vas a darte cuenta que existen unas figuritas
llamada silencio que, cuando se denotan ahí, y dependiendo de cuál de ellos se trate, van a “meter” a la pieza,
o al instrumento que se está tocando, en un momento de descanso, digámoslo así. Como que éstos van a
tomar un tiempo para pacificarse, para concentrarse, para sentarse a respirar.
Un músico debe respetar el silencio anotado en su partitura. Sabe medirlo y le da la oportunidad de que éste
también se “escuche” porque sabe que ese silencio también es música para los oídos y para el alma.

¡No sé por qué a nosotros nos da tanto miedo estar en silencio! Hasta nerviosos nos ponemos porque ya se nos
acabó el canto, y viene sobre nosotros un terrible momento de estar en silencio. Rápidamente buscamos
rellenar esos huecos con otro canto…¡Calma!, después de todo no es tan malo estar un momento calladitos.

Lo que el silencio facilita en la Misa:

L Asimilar mi compromiso cristiano; la alegría de pertenecer a una comunidad y saber que no camino en la fe
solo (a); que Dios me ama muy intensamente y se da como alimento y sostén para que vivamos la vida…

L Interiorizar la palabra de Dios que ha sido proclamada; todas las oraciones y súplicas que hace el sacerdote
a Dios en nombre de la comunidad…

L Discernir a qué me invita el señor con su palabra; qué quiere de mí; cuál es su voluntad y cómo puede
hacerla; el valor que tiene la comunidad…

L Descubrir el espíritu de Dios actuando; quién soy y qué he sido; en que me he equivocado; cuál es mi
debilidad y cómo puedo salir adelante…

L Ver más allá; la presencia real de Cristo en el pan y el vino transformados en su Cuerpo y su Sangre…

L Paz; porque perdono, porque pido perdón y porque soy perdonado, me doy cuenta de mi realidad, hago lo
que debo hacer y sirvo como debo servir…

L Comunicación; utilizo el lenguaje del alma para hablar a Dios desde ahí, porque digo lo que llevo dentro y
entrego lo más profundo de mí; porque así abro mi corazón y permito que el Amor me toque…

Éstas son sólo algunas de las razones más importantes. Hay cosas que no se pueden explicar con palabras o
con cantos, porque solamente se entienden en el lenguaje del silencio.

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TEMA 4
Anotaciones prácticas y útiles

Éstas no son todas las canciones que “anda por ahí” cantándose mal…sin embargo con lo que tú ya sabes,
podrás ayudar a descubrir otras y corregir errores.

Los siguientes títulos deben ser eliminados de la celebración de la misa:


Título del Canto Momento en que se utiliza Razón litúrgica para ser eliminado
Por ti volaré Comunión en el sacramento del No compuesto para la liturgia del sacramento, ni para
Matrimonio el Señor.
No tengo nada que Presentación de dones Si no tienes nada que ofrecerle a Dios ¿a qué vas
ofrecerte entonces a Misa?
Hoy te vengo a decir Kyrie o Señor, ten Piedad Parodia. Texto no oficial litúrgico. Muy largo
mis palabras de
perdón
Que nos conduzca la Presentación de dones Carácter de oración universal, no de ofrenda
Iglesia
Padre nuestro, tú Padre nuestro Parodia. Texto alterado. No es la oración que Cristo
que estás, en los nos enseñó
que aman la verdad
Venga a nosotros tu Padre nuestro Texto alterado. No es la oración que Cristo nos
Reino enseñó
Hebenu Shalom Cordero de Dios Canto de paz. Sustituye el canto del Agnus Dei la
Alejem mayoría de las veces
Da la mano a tu Cordero de Dios Canto de paz. Sustituye el canto del Agnus Dei la
hermano mayoría de las veces
Mi mano está llena Cordero de Dios Canto de paz. Sustituye el canto del Agnus Dei la
de su bendición mayoría de las veces
Jesús es verbo, no Comunión o de Salida Canto no compuesto para la liturgia. Ataca la fe
sustantivo católica
Marcha nupcial Entrada o de Salida en el Parodia. Texto no propio para el sacramento.
cantada sacramento del Matrimonio
Coincidir Comunión Parodia. Canto no compuesto para la liturgia.
Eres tú Comunión Parodia. Canto no compuesto para la liturgia.
Himno de la alegría Presentación de dones, Comunión Parodia. Canto no compuesto para la liturgia.
Sólo le pido a Dios Presentación de dones, Comunión Canto no compuesto para la liturgia.
Santo, el Señor de la Santo Texto no oficial litúrgico
vida
Creo en vos Credo o Comunión Canto no compuesto para la liturgia. Como Credo no
respeta el texto oficial litúrgico.
Gloria al Patrón Gloria No es el texto oficial litúrgico
Gloria (4) a Jesús el Gloria No es el texto oficial litúrgico
Señor

Sería muy bueno y muy recomendable que en tu repertorio de cantos incluyeras algunos en latín de los
considerados clásicos. ¡No te asustes!, no nos hace daño; por el contrario acercarse un poco al canto
gregoriano nos ayuda a comprender la hermosura y devoción con las que debemos participar en los sagrados
misterios y de alguna manera, valorar y conocer a nuestros “antepasados”.

Panis Angelicum, Veni, Creator Spiritus, Salve Regina, Regina Coeli, Pie Jesu, entre algunos otros que también
puedes cantar sin mayor problema que tener un poco de paciencia y otro tanto de estudio.

No me queda más que pedirle a Dios que Él ponga el “broche de oro”, llenándote con los dones de su Espíritu,
para que puedas andar con paso firme en la labor para la que has sido llamado.

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