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RENÉ DESCARTES

1 – Contexto histórico, cultural y filosófico

Nace en La Haye (Francia) en 1595. Estudia en un colegio jesuita y obtuvo una


licenciatura en Derecho, aunque se interesó sobremanera por las matemáticas,
única disciplina que le permitía obtener certezas y evidencias en sus
razonamientos.
Tras estar en el ejército en Holanda se marcha para hacer viajes, habiendo
descubierto anteriormente su método para reunificar las ciencias, el cual puliría
con el tiempo y con el que escribiría Las reglas para la dirección del
espíritu.
En 1628 se traslada nuevamente hacia Holanda, país desde el que publicará su
pensamiento. Da a conocer el Discurso del método y otras obras que le
granjearon gran éxito y gran número de seguidores, mas también surgieron
detractores.
Fue a vivir a Estocolmo, previa invitación de la reina Cristina de Suecia. Moriría
allí en 1650, a causa de una neumonía, aunque se comenta también que pudo
morir envenenado por arsénico.

Su época corresponde con la creación de los estados modernos, en los que los
monarcas acumulaban mucho poder. Algunos respetaron las instituciones
políticas (monarquía autoritaria) y otros las eliminaron para ostentar en su
persona todos los poderes (monarquía absoluta).
La sociedad se dividía en tres estamentos: los privilegiados (nobleza y clero) y
el pueblo llano. En estos tiempos la burguesía fue creciendo, lo que hizo posible
el capitalismo y las revoluciones.

En cuanto a lo filosófico, dos movimientos son los dominantes: el


racionalismo (toma las matemáticas como modelo de saber, se basa en la
autosuficiencia e innatismo) y el empirismo (reacción contra el racionalismo,
rechazando el innatismo y afirmando que todo conocimiento procede de la
experiencia y que no podemos conocer algo que esté más allá de ésta).
Los temas fundamentales fueron la autonomía de la razón (ésta juzga lo
verdadero y lo conveniente) y el método, en cuatro versiones:
– Deductivo: característico del racionalismo. De estructura matemática. A
partir de la razón se deduce lo verdadero vía método.
– Analítico: propio del empirismo. Aplicación del método de Newton al
humano (Hume). Tomar ideas complejas y descomponerlas para encontrar
ideas simples y ver cómo se asocian.
– Trascendental: de Kant. Descubrir y exponer lo que hace posible el
conocimiento de fenómenos.
– Dialéctico: de Hegel. Superación de las contradicciones.

2 – Contenidos

Unidad de la razón y el método


Opina que las distintas ciencias y saberes son manifestaciones de un saber
único. Proviene esta afirmación de una concepción unitaria de la razón. La
sabiduría es única porque la razón es única.
Dos modos de conocimiento se contemplan:
– Intuición: tiene por objeto las naturalezas simples, por medio de ella
captamos con presteza conceptos simples emanados de la razón sin duda
alguna.
– Deducción: Al existir nexos entre unas intuiciones y otras, la deducción es
el elemento que hace que éstas sean descubiertas. Es una sucesión de
intuiciones de naturalezas simples y de sus conexiones.
Se necesita un método para llegar a la verdad, y el francés lo llama “método
de la razón”, aplicándolo tras una duda (metódica). Tiene cuatro reglas:
– Evidencia: algo que se percibe con claridad y distinción. Se toman como
verdades las ideas evidentes.
– Análisis: descomponer en partes las ideas no evidentes para obtener
elementos simples (intuición mediante) que se entiendan por la razón, sin
posibilidad de error.
– Síntesis: reconstrucción de lo complejo a partir de lo simple (deducción
mediante), estableciendo relaciones entre intuiciones simples.
– Enumeración: mención de intuiciones (recuento/revisión para no omitir
nada).
Éste es el único método que corresponde con el funcionamiento de la razón, y
usado ya en las matemáticas con óptimo éxito, se pretende establecerlo en
todo el saber.

Duda y primera verdad

Para evitar el error en el método, parte de una verdad absolutamente cierta.


Esto exige eliminar todo lo que albergue duda. Y la duda es metódica, al ser
exigida por el método en su análisis.
Comienza dudando de los sentidos, los cuales nos pueden inducir a error, no
tenemos pues certeza de su fiabilidad. Prosigue con la imposibilidad de
distinguir la vigilia del sueño, pues a veces los sueños nos muestran cosas con
extrema viveza. Por último, afirma que hay verdades, como las matemáticas,
que no se ven afectadas, pero se plantea la existencia de un “espíritu maligno”
que nos induce a error, y tal vez el entendimiento humano se equivoca siempre
y necesariamente cuando piensa captar la verdad.
Encuentra finalmente una verdad absoluta, carente de duda: la existencia del
sujeto que piensa y duda (“Cogito, ergo sum”). La existencia como cosa
pensante es modelo de verdad y certeza, se percibe con claridad y distinción, y
todo lo que se perciba de igual modo es verdadero.

Ideas

Ha de deducir la existencia de la realidad a partir de la existencia del


pensamiento, y para ello cuenta con el pensamiento (como actividad) y las
ideas que piensa. Concluye que el pensamiento siempre piensa ideas.
El pensamiento recae sobre éstas, y no sobre las cosas, como en la filosofía
anterior a él.
Se distinguen dos aspectos en las ideas: actos mentales (“modos del
pensamiento”) y contenido objetivo.
A su mismo tiempo se enumeran tres tipos de ideas: adventicias (provienen
de nuestra experiencia), facticias (las construye nuestra mente a partir de
otras) e innatas (el pensamiento las posee en sí mismo, como las ideas de
pensamiento o existencia, residentes en la percepción misma del “pienso,
luego existo”).

Existencia de Dios y el mundo

Descubre la idea de infinito, identificada con la idea de Dios. Con sus


argumentos demostró que no era ni adventicia ni facticia. La existencia de Dios
es demostrada a partir de la idea de Dios, y con su existencia ya no cae en el
solipsismo (teoría que afirma que sólo se garantiza la existencia de uno mismo,
dudando de todos los demás seres). Usa para ello el argumento ontológico de
San Anselmo (Dios es el ser mayor del cual nada mayor puede pensarse) y un
argumento basado en la causalidad aplicada a la idea de Dios (la idea de un
ser infinito requiere una causa infinita, luego el ser infinito ha de existir).
Demuestra la existencia del mundo a partir de la existencia de Dios. Ya que
Dios es infinitamente bueno y veraz, no puede permitir que me engañe cuando
pienso que el mundo existe, luego el mundo existe. Mas Dios garantiza un
mundo constituido sólo por la extensión y el movimiento. A partir de estas
ideas puede desarrollarse la física y las leyes generales de movimiento.

Estructura de la realidad: tres sustancias

Se diferencian tres ámbitos de la realidad: Dios (sustancia infinita), el yo (res


cogitans) y el cuerpo (res extensa).
Se define la sustancia como toda cosa que existe de tal modo que no necesita
de otra para existir. Rigurosamente, sólo Dios es sustancia existente, pero se
mantiene la definición para la sustancia pensante y la extensa, independientes
entre sí.
Ha de salvaguardar la autonomía del alma respecto a la materia, y ésta sólo se
protege sustrayendo el alma de la necesidad mecanicista (cuerpo),
independizándola así de la materia. Esto se justifica por la claridad y distinción
con que el entendimiento percibe la independencia de ambas.

3 – Comparación con otro autor (David Hume)

El escocés es un filósofo empirista. El empirismo surgió un siglo más tarde que


el racionalismo, y según sus teóricos el conocimiento sólo se capta a través de
la experiencia, por tanto, éste es limitado. La base de su pensamiento será el
principio semántico: si se duda de la veracidad de una idea, hemos de
comprobar si procede de alguna impresión. Si es cognoscible la impresión, será
verdadera. En caso contrario, se trata de una ficción.
– En Descartes, el conocimiento de las ideas viene por la razón, pero para
Hume las ideas (copia débil de la impresión en el pensamiento) son un tipo
de percepción, y mediante ellas representamos las impresiones (lo que
captamos por los sentidos). Las ideas proceden de las impresiones.
– Según Hume, hay dos tipos de conocimiento:
– Relaciones entre ideas: proposiciones analíticas que son
independientes de los hechos, ya que siempre serán ciertas. En ellas el
predicado está contenido en el sujeto.
– Conocimiento de hechos: no tiene más justificación que la experiencia.
Según esto, no puede haber conocimiento de hechos futuros, mas
contamos permanentemente con que en el futuro sucederán ciertos
hechos. En estos casos nuestra certeza se basa en una inferencia causal.
La relación causa/efecto se concibe como una conexión necesaria, pero
nunca la hemos observado. Sí en cambio damos fe de una sucesión
constante. Simplemente creemos que a cierta causa le corresponde
cierto efecto, pero no lo sabemos, propiamente hablando. Nuestro
conocimiento entonces no es tal, sino suposición y creencia, y ésta
proviene del hábito o costumbre de haber observado anteriormente un
suceso.
– Hume piensa que no se puede justificar la existencia de una realidad
exterior, ya que no tenemos impresiones acerca de ella.
– Descartes demostró la existencia de Dios a través de la razón. Hume,
aplicando su principio semántico, afirma que su existencia no se basa en el
conocimiento sino en la creencia.
– Hume piensa que la existencia del yo como sustancia no se justifica
siguiendo una intuición de mí mismo (Descartes), porque sólo tenemos
intuiciones de nuestras ideas e impresiones, que no son permanentes ya
que se suceden unas a otras constantemente (tomando así la referencia de
Heráclito de Éfeso y su πάντα ῥει). Para explicar la conciencia de la propia
identidad, se recurre a la memoria, permitiendo a través de ésta reconocer
la conexión entre las distintas impresiones sucedidas.
– Hume aseguraba la veracidad de las matemáticas, pues éstas son
relaciones entre números. Respecto a la física, trata sobre lo que vemos,
podemos creer lo que va a pasar, pero nunca conocerlo. La metafísica se
valora como algo absurdo, ya que trata de cosas que no podemos ver.

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