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Desde hace unas semanas, es físicamente imposible mantenerse ajeno al proceso electoral,
dentro del cual una de las discusiones políticas constantes es la reforma educativa.
Sé que existe vasta literatura sobre el tema, pero para efectos de este breve artículo e
informarme más a profundidad, recurrí a dos fuentes enfrentadas para reforzar el criterio.
Se trata, en primer lugar, de Otto Granados Roldán, el actual secretario de educación
pública, mi paisano, ex gobernador y quien seguramente repetirá si José Antonio Meade
gana la presidencia.
El primero de ellos establece en un artículo titulado “Por qué es tan importante la reforma
educativa” publicado el 10 de noviembre de 2015, cuando era subsecretario de Planeación,
Evaluación y Coordinación de la Secretaría de Educación Pública, que el tema educativo era
secundario en la agenda nacional, cuando en este momento es prácticamente uno de los
cinco puntos de mayor confrontación.
Más adelante, cita cifras que hasta ese momento, ya dejaban en sólido que la reforma
produjo avances importantes como que “la SEP y SHCP, el gasto educativo nacional
represente hoy 7 por ciento del PIB, el porcentaje más alto en los últimos 15 años; que el
gasto nacional en educación haya crecido 8.3 por ciento en términos reales en lo que va de
esta administración; que ya casi 184 mil maestros se hayan evaluado durante el ciclo 2014-
2015, y otros 150 mil más probablemente lo harán en las próximas semanas; que las becas
se hayan incrementado 13 por ciento, pasando de 6.9 millones en el ciclo escolar 2012-2013
a 7.8 millones ahora, o que el número de escuelas de tiempo completo aumentara de 6 mil
708 al inicio de la administración a 23 mil 182 en la actualidad. Y todo esto es resultado de
la energía invertida en materializar la reforma educativa.”
Granados finaliza explicando que los países con procesos exitosos de reforma son aquellos
que fueron desagregando las diferencias por región para poder implementar una correcta
planeación nacional.
En adhesión a lo anterior, es necesario apuntar que uno de los casos más sonados y
revisados en el excelente libro “Basta de Historias” de Andrés Oppenheimer, es Finlandia,
país que inició su primera reforma educativa integral en 1963, cuatro años después de que
en México se decretara el libro de texto gratuito.
Una de las principales fortalezas de esta tardía reforma es haber dado pauta al Servicio
Profesional Docente que ha promovido la mejora integral de maestros y ha contado con la
participación de un millón 241 mil profesores, y otros 548 mil más lo harán durante este
año que de forma transparente y basado en sus capacidades y méritos que se reflejarán en
un mejor desempeño que impactará a las nuevas generaciones de estudiantes mexicanos,
de acuerdo a lo que contabiliza Granados Roldán.
Con toño regañón, tras el señalamiento que le hiciera Mexicanos Primero a su respuesta
enviada al foro educativo “10 por la Educación”, en el que omite su popular postura de
cancelar la reforma, Moctezuma Barragán declaró en el programa radiofónico de Ciro
Gómez Leyva que no hemos leído bien lo que Andrés Manuel quiso decir y explicó
resumidamente que se harán los cambios necesarios pero se mantendrá la capacitación y
evaluación a los maestros, uno de los puntos que más enojo ha causado a un sector del
magisterio nacional.
Entonces, ¿se cancela la reforma como dicen los spots de MORENA o se le hará corte y
confección para dejarla a modo y complacer a los líderes de maestros que están brindado
el apoyo de sus clientelas a la alianza “Juntos Haremos Historia”? O de plano, ¿les cuesta
tanto trabajo aceptar que la reforma educativa del actual gobierno, aprobada por diputados
de diferentes partidos políticos, si está bien? ¿López Obrador les está jugando el dedo en la
boca al grupo de maestros que quieren reimplantar el anterior esquema de educación?
Debo reconocer que los datos duros de Granados Roldán me convencieron más que las
intermitencias de Moctezuma Barragán. Del primero tengo una excelente impresión como
gobernador cuando cursé parte de la secundaria, el bachillerato y una parte de la carrera
universitaria.
La realidad es que todos los candidatos deben ser concretos y puntuales con un asunto tan
delicado como lo es la educación y si tanto trabajo costó llegar a un acuerdo para que las
próximas generaciones de mexicanos tengan una educación acorde a las necesidades y el
contexto en el que vivimos, lo mejor será buscar los aspectos y detalles que deban
perfeccionarse sin tocar las partes importantes como la evaluación y la obtención
transparente de plazas de maestro por aptitudes.
Quedan cuatro semanas para que concluya este tortuoso proceso electoral y como
especialista en la realización de proyectos educativos a distancia, me encantaría que los
candidatos a senadores, diputados federales y locales de la entidad, así como los cuatro
presidenciables, se tomaran el tiempo suficiente para desarrollar y explicar las diferentes
posturas sobre el futuro de la educación en el estado y el país a los maestros de todos los
niveles y estudiantes aguascalentenses. Lo merecemos, lo necesitamos y lo exigimos.