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My teaching philosophy.

Por: William Fernando González.

La educación debe ser entendida como un proceso humano, cultural, político y económico
que tiene como propósito moldear la condición y la naturaleza del hombre, conforme a las
necesidades propias de la cultura que habita. Es una forma de relación constante que tiene un
sentido vinculante a las estructuras ideológicas de la sociedad. La educación es la herramienta
por excelencia que dispone los procesos racionales a las situaciones de la cotidianidad,
moldea las formas instintivas de la naturaleza humana preservando el conjunto de costumbres
que le caracterizan y contribuyendo a mantenimiento de las formas de producción de la
sociedad.

Entiendo la educación como un proceso humano que se determina por un conjunto de


ideologías sociales, culturales, políticas y económicas, las cuales, en un contexto específico,
son capaces de construir formas de relación del individuo con el saber y con su mundo
circundante. Lo anterior ha llevado a considerar la educación como un elemento
consustancial al desarrollo del sujeto, esto es, un proceso esencial que, mediante el
conocimiento, permite el perfeccionamiento del hombre en referencia de un estado del
pasado a una construcción personal y social proyectada a futuro.

Sin embargo, la educación actual parece haber olvidado su fundamento epistémico. Esa
“operantia”, en el sentido clásico del término, ha quedado en ruinas y solo se nos ha dado un
manual de instrucciones para hacer de la escuela el lugar en el que erguimos la mano de obra
capacitada para operar el sistema económico actual. La pregunta, la investigación, el
experimento, la indagación y la contemplación como formas sustanciales del conocimiento
subyacen en un cuarto oscuro. Pero no son las únicas, la formación moral y la ideología
cultural las acompañan ante la inminente aparición de la homogenización del individuo que
se produce en la esfera social, producto de, un ideal de sujeto educado que corresponde a las
necesidades políticas propias de la vanguardia ideológica que señalan los nuevos paradigmas
del orden mundial.

Hoy podría afirmar que la educación se ha olvidado por completo del concepto sujeto, de
diversidad. Se anulan con facilidad los principios del pluralismo y se desconoce el papel de
las humanidades en los procesos de reflexión para la construcción de sujetos sociales y
políticos. Vaya aporía la del conocimiento, mientras que se perfecciona en su ideal de
comprender el funcionamiento del mundo, aparta al individuo de su lado humano.

My teaching philosophy.
William Fernando González S.
Filósofo. Universidad de la Salle.
Magister en filosofía. Universidad de la Salle. 1
Williamfernando.gonzalez@gmail.com
Lo anterior me permite comprender la educación como una institución social que cumple
funciones políticas. La tesis en mención no es un principio nuevo o propio a la época en la
que nos encontramos. La historia de la filosofía ha permeado sus discursos en base a la
importancia de la educación y la funcionalidad de la misma en los procesos de
racionalización de lo social y lo político. Sin embargo, se hace pertinente plantear la siguiente
pregunta ¿qué función tiene la filosofía que enseño para las necesidades de la educación?

La filosofía ha cargado a sus espaldas una tesis abstracta e imprecisa en la que se sitúa como
una disciplina confusa, meramente teórica y en ocasiones inoperante al momento de hacer
frente a las necesidades humanas en la historia. Una de las razones de tal argumento estriba
en la formo cómo los procesos de enseñanza de la filosofía crearon currículos que apuntaban
a la memorización de conceptos y la discusión en torno a categorías que se habitan más allá
del entendimiento. Sin embargo, la filosofía no siempre estuvo precedida de estos prejuicios,
no se dedicaba exclusivamente a realizar una lectura abstracta de los postulados. No se centró
exclusivamente en consideraciones exegéticas nacidas de los textos académicos en la
historia. La filosofía en otro momento fue el cultivo de un arte que dirimió, analizo y pensó
los problemas asociados a la existencia del hombre. Y es esa forma de filosofar la que
caracteriza mis procesos de enseñanza – aprendizaje.

Marx es quizás uno de los intelectuales de nuestra época que nos hará la invitación a repensar
la filosofía. En (Marx & Engels, 2010: 19) llego a afirmar que: “Los filósofos no han hecho
más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de
transformarlo.” Lo anterior me ha llevado a erradicar el juicio insensato de la filosofía como
disciplina compleja, que, a lo largo de la historia, soló construye discursos cognitivos que
distan de la comprensión de todo público y se enfrasca en meras especulaciones por fuera de
la realidad.

Si lo anterior es válido, permítase formular preguntas como: ¿Tiene alguna función la


filosofía en la escuela? ¿Cómo puedo como maestro aterrizar el discurso filosófico a la
realidad de mi escuela? ¿Puedo construir pensamiento filosófico desde la experiencia, la
lúdica la literatura y la realidad inmediata de los niños y niñas en los centros educativos?
Quizás las preguntas formuladas me han orientado para considerar que, en el espacio
educativo, el currículo filosófico puede crear espacios de indagación reflexión y análisis que
optimizan los procesos de aprendizaje, no solo en las humanidades; sino que sean un aporte
al desarrollo intelectivo para comprender y analizar otras áreas del saber.

Enseño la filosofía creyendo en la posibilidad de construir formas autónomas de


pensamiento, permitiendo que, en la escuela, mis estudiantes sean capaces de develar nuevas
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William Fernando González S.
Filósofo. Universidad de la Salle.
Magister en filosofía. Universidad de la Salle. 2
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estructuras mentales que les permita aprehender la realidad de forma conceptual y
experiencial en la que se encuentran insertos. Para lograrlo es necesario considerar la
educación como escenario en el que se fomenta la tarea del pensar, el ejercicio de la reflexión.
Difícil es seguir considerando la escuela como un contexto de repetición y memorización de
un cumulo de saberes que se reproducen a merced de las ideologías políticas de turno.

Creo en procesos de enseñanza – aprendizaje ligados a nuestra realidad inmediata. Procesos


que se consolidan desde la crítica, el análisis de los problemas sociales más inmediatos.
Problemas que deben plantearse desde un cumulo de estrategias que nos permiten
(estudiantes – docente) la disertación social y la reflexión por las formas en las que se puede
construir una sociedad justa. Son espacios dialógicos que se construyen amparados en formas
de reconocimiento en las que se acepte la diferencia. Puesto que, ha sido tan fuerte el influjo
del sistema capitalista y las tecnologías de la información, que la sociedad se convirtió en
algo abstracto, homogéneo y carente de lo reflexivo. Estamos ante una realidad virtualizada
y relativista que deberá enfocarse nuevamente a reconstruir el papel del humanismo para la
construcción de una nueva generación.

De allí que, la forma en que enseño la filosofía, deberá ser considerada como una necesidad.
Una necesidad para reconocerse individualmente, una necesidad que posibilite la
construcción social desde la auto afirmación del mundo como concepto y como acción. Será,
en esas necesidades donde mi enseñanza se presenta con diversos matices y orientará, desde
un conjunto de herramientas gnoseológicas, éticas, políticas y lógicas, para que mis
estudiantes reconozcan su realidad circundante desde principios que influyan favorablemente
en la relación sujeto comunidad. Estás formas de existir son posibles si, el mundo que se
habita se configura desde la relación entre conocimiento y espacio social. Filosofar en el aula,
permitirá reconocer dialógicamente el espacio de la pluralidad desde el conocimiento. Esto
es, el principio fundamental de la educación, pues “únicamente por la educación el hombre
puede llegar a ser hombre” (Kant, 2016. 31).

Así que bienvenida la filosofía… que entre ella y salve la patria.

Referencias.

Kant, I. (2016). Pedagogía. Madrid. España.: Ediciones Akal.

Marx, C., & Engels, F. (2010). Tesis sobre Feurbach y otros escritos filosóficos. Caracas. Venezuela:
Fundación Editorial El perro y la rana.

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