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universidad medieval
1
leer un libro entero, tampoco un capítulo, sino desde tal página hasta tal otra),
no hablamos de otros actos porque el panorama es más o menos similar si
hablamos de capacidad de pensar, de inventar certeramente, de juzgar
rectamente, de criticar benévolamente, de atender , y muchos más.
Estos problemas las más de las veces los agravamos nosotros los
profesores, los disimulan los dirigentes de las universidades 8 y se lateralizan
ante la sociedad que desconoce cuestiones formativas 9.
Como dice Nietzsche: “Enturbian las aguas para que parezcan más
profundas”.
10
Es el grito por la lentificación de Innerarity : “El arte y la filosofía surgen de una idéntica
situación : a partir de una vacilación que tiene algo de desconcierto, pero que sabe aprovechar ese
aplazamiento. La dilación de lo urgente es la condición de posibilidad de las culturas. La vida
cultivada es una vida prorrogada, una demora, es lo que se hace mientras ha quedado
momentáneamente suspendida la urgencia general de la supervivencia”. pp32 . La filosofía como
una de las bellas artes Daniel Innerarity, Edit Ariel, Barcelona, 1995
11
Cualidad/habitos.
12
Ibid Komar.
13
Cierta neurosis por poseer sólo los instrumentos.
14
Roszak, Theodor, El culto a la información” (El folklore de los ordenadores y el verdadero arte de
pensar), Edit. Grijalbo, , Mexico, 1990. (versión inglesa :The cult of information (The folklore of
computers and true art of thinking, Edit. Phateon Books, N.Y., 1989.)
“Ese es el gran daño que han causado los mercaderes de datos, los futurologos y los maestros que creen
que la instrucción informática es la ola educativa del futuro : pierden de vista una verdad suprema, a
saber : que la mente piensa con ideas y no con información. La información puede decorar o ilustrar
útilmente una idea ; puede, allí donde funcione guiada por una idea contrastante, ayudar a poner en
dudas otras ideas. Pero la información no crea ideas; por sí mismas no las valida ni la invalida. Una
cultura sobrevive gracias al poder, la plasticidad y la fertilidad de sus ideas. Las ideas son lo primero,
porque las ideas definen, contienen, y finalmente producen información . La tarea principal de la
educación , por tanto , es enseñar a los cerebros jóvenes a tratar con ideas : a valorarlas, a ampliarlas, a
adaptarlas a nuevas aplicaciones. Esto puede hacerse utilizando muy poca información , quizá ninguna
en absoluto. Ciertamente, no requiere clase alguna de maquinaria procesadora de datos. De hecho, a
veces un exceso de información excluye las ideas y el cerebro (en especial el joven) se ve distraído por
factores estériles e inconexos, perdido entre montones amorfos de datos”.(pp.113)
2
Ni que hablar del espíritu católico que debería inundar las universidades de la
iglesia15.
Estas preguntas que pueden ser menores, tienen la propiedad de ser una
luz (como de vela, tal vez) sobre cuestiones que se discuten tanto en vano
porque que ya fueron contestadas. Vayan las inquisiciones y resistan las
respuestas generalistas (no daremos muchos detalles eruditos o enciclopédicos,
sí le daremos las pistas 16para que los obtenga)
15
Walter Redmond La cultura católica en las universidades norteamericanas: Renacimiento
Secularización Balance Austin. Texas. U.S.A. Conferencia dictada en: V Encuentro Internacional de
Centros de Cultura, Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, México, 5-7 de junio;
Pontificium Consilium de Cultura, Encuentro de los Presidentes de las Comisiones Episcopales de Cultura
de las Conferencias Episcopales de América, 6 de junio de 2001.
16
Ver bibliografía básica.
17
Formación/hábitos
18
No se pueden establecer Simard: sólo magnitudes.
19
Es un promedio de los títulos leídos.
20
Magister Radulfus quien, aparentemente, diseño las cuestiones quodlibetales y de ordine
21
Como en los inicios lo hacía Pedro Abelardo, ver Historia de mis calamidades.
22
Fraboschi Azucena A, Crónica de la Universidad de París y de una huelga y sus motivos (1200-1231),
Instituto de estudios Grecolatinos Profesor F. Novoa,, Bs.As., 1991.
3
Se calcula que Tomás de Aquino (amante de la disputa 23) realizaba por lo
menos dos (2) por semana24.
23
J.Pieper, "Filosofía Medieval y mundo moderno", Ed.Rialp, Madrid , pags. 312/316.-
24
Ibidem pag. 452.
25
H. Rashdall, The Universities of Europe in the Middle Ages, 3 volum, Ed. C.F.M Powicke, Oxford,
1988.Pag 152
26
Ibidem Pag 156.
27
Literalmente es un escritorio, de aquí saldrá el concepto de escribanía, donde se custodian papeles.
importantes. Scriniarius será el escribano. Scriniolum: almacén o tesoro.
4
También los accesos a los distintos lugares de la universidad eran, por
supuesto, limitados a donde podían llegar el receptor (nuestro cajero) o el
procurato28r (el que cuida o administra administrador) no lo podían hacer ni
profesores ni alumnos.
Un serio problema era el mobiliario del aula que originariamente no
existía, sí había un pupitre para el profesor (tabula), tenían sí los alumnus un
continente completamente ergonometrico para tomar la clase, de paja y en el
suelo29, luego vendrá algo más cómodo y conocido a nosotros, los pupitres.
Esto se hacía posible en tanto no tomaban apuntes y retenían las
enseñanzas desde la memoria (repetitio est mater studiorum decían los
escolásticos).
A mediados del Siglo XVI todas las universidades poseían edificios
propios muy completos hasta con alojamiento para profesores y alumnos lo que
evitaba la migración de universidades y detenía la movilidad de los profesores.
Aparecieron así lo que hoy llamamos ciudades universitarias o campus.
28
El verbo procuro: cuidar, tener a cargo, velar por, encargado. Las mujeres cuando cuidaban niños
ajenos (baby siter) se llamaban procuratrix.
29
H. Rashdall, The Universities of Europe in the Middle Ages, 3 volum, Ed. C.F.M Powicke, Oxford,
1988.Pag.155.
30
Diccionario de la Edad media, Editorial CERF, París, 1997, Volumen II, PP.1183.
31
El nombre pecia es una palabra hipotética, no documentada en texto alguno ni en lenguaje hablado ,
aunque en general se considera su existencia segura. Tal vez venga del céltico ”pettia” : pedazo o del
galés peth. Hacia el 1260 aparece el término pecium (pedazo). No se encuentra el término en S. Tomás.
Ver Diccionario etimológico de J. Corominas, Gredos, Madrid, 1967., pp.446)
32
(Statio, onis) Significa estar de pie, está de guardia, atento, de plantón.. Sin dudas estaban parados
mucho tiempo.
5
libros, partes de ellos y hasta prestaban dinero o robaban libros, pues eran
pocos los que oficialmente podían vender o prestar pecias.
Los stationarii universitatis o stationarii peciarum eran los encargados
de los libros aprobados por los profesores, que vendían a los venditores
librorum o mercatores librorum para que fueran copiados, muchas veces la
actividad lícita de las copias y la clandestina eran realizadas por la misma
persona.
La actividad de los libreros no se limitaba a la universidad, trabajaban
para señores, inventores, alquimistas en forma privada y producían así una
circulación activa de material oficial y universitario con el extra universitario, no
oficial.
33
Originariamente era un arma de combate. Hoy los billaristas llaman así a la parte más gruesa del
taco de billar.
34
Similar a la que usan actualmente los dominicos.
35
A veces se confunde con el birrum que era un sobretodo o gabán: en griego . Cuentan
de Santo Tomás que nunca tuvo el menor orgullo de su birrete de Doctor.
6
para disimular la sangre. Los que vestían más lujosamente eran los canonistas,
se referencia la presencia de cueros de ardillas o de armiño, con colores
intensamente azules o escarlata y hasta presencia de piedras preciosas.
Los estudiosos de la moda se harían un festín consultando las
Etimologías de San Isidoro del Sevilla que data del siglo VII d. c. muy anterior a
la universidad.
Los estudiantes levaban el tabardum (ropa negra larga) y capucha, en
centroeuropa se recomendaba a los estudiantes vestir con decoro, decencia y
sin lujo.
36
Auxilio, el que causa la última perfección, quien dispone, el que prepara, el que consilia las mentes, etc.
7
La función del profesor es obviamente mucho más antigua que las
universidades medievales, como lo sugieren los términos empleados, tomados
del latín clásico37.
¿Cuáles eran los cargos docentes? Los títulos académicos daban una
autentica jerarquía que expresaba no sólo capacidad para enseñar sino dignidad
social y hasta de nobleza. Los grados académicos más usados eran: Baccalari,
Magister, Doctor y Professor38 y estos eran anteriores a la aparición de la
universidad.
Originariamente era un maestro quien dirigía una escuela, nombrado
directamente por alguna autoridad o por iniciativa propia, con autorización del
obispo del lugar. Bastaba para egresar de las escuelas o studium la venia de un
maestro.
Las universidades exigieron el monopolio de los grados y la supervisión
de los pergaminos de alumnos y maestros.
Se debía pasar por distintos exámenes. Se comprobaba nivel moral y
científico del candidato. Se lo interrogaba (rector o canciller y maestros) al
candidato, por lo general bachiller, sobre los estudios realizados, sobre lecturas
y disputas realizadas o presenciadas. Superado cierto interrogatorio general,
comenzaba el exámen puntual, sobre un tema elegido por el tribunal, un día
antes39. Si pasaba ambas era un licenciatus (graduado) un habilitado.
Pero para poder dar clases universitarias se necesitaba un tercer
momento, e orden público llamado inceptio. Esta prueba pública para el
doctorado o el magisterio, era tanto una ceremonia como un acto académico. El
neomagister discutirá con sus alumnos sobre un tema seleccionado luego de
haber sido revestido con birrete, guantes, libros, en medios de cantos corales y
rezos. Era un acto de la corporación universitaria en donde se mostraba
solemnemente que el docente está habilitado para enseñar y que entraba al
cuerpo de los doctores40.
37
Para divertirse en torno a la educación en el mundo romano leer Plauto, “Las hijas de Baco”
38
Ibid .pag 163,164
39
Muchos de estos procedimientos continúan existiendo en las facultades eclesiásticas, con matices
propios y de acuerdo con la tradición reinante en la misma.
40
Más adelante aparecieron las togas y se entregaba al ingresante algo significativo a esa comunidad
universitaria. En el mundo contemporáneo vemos que los profesores entregan al neocatedrático como
sus plumas o lapiceras.
8
La llegada a los grados era escasa (por eso también tanto festejo), existía
mucho abandono, dependía del tipo de estudio, la selectividad que exigía la
carrera y costos de mantenimiento del candidato. No era raro que los más ricos
y los hábiles lograsen con fraudes o dispensas sus graduaciones.
No todos los licenciados llegaban a doctores, por lo general se lograba
con mayor facilidad en arte, no así en derecho y medicina.
No todos los doctores enseñaban, aunque eran obligados a ello, se
adscribían (regens necessarius) a una cátedra, como decimos hoy, durante dos
años, esto no agradaba a los neodoctores ni a los viejos doctores (por un lado
retardaba al nuevo y por otro jaqueaba al viejo a abrir una nueva cátedra). Los
nuevos eran como una umbra (sombra) sobre el viejo, la metáfora aplicada era
la del ensombrecimiento/luz, o la de lo viejo/novitas vitae. Los alumnos,
obviamente, seguían a los noveles, se dice que Pedro Abelardo y Tomás de
Aquino arrastraban alumnos de una ciudad a otra por la nueva fuerza de sus
enseñanzas.
Los profesores eran elegidos por los colegas mediante asambleas o
votaciones de los profesores en plaza o por contrato con la universidad o su
protector (príncipe). Los contratos eran muy puntillosos (taxatio punctorum) y
se cuidaba con selo los detalles del mismo. Alguna veces los estudiantes elegían
a los profesores (siglo XIII) , hacia el XIV los contratos los hacían los
magistrados de la ciudad previo acuerdo con la autoridad académica.. En
algunos casos los nombraba el rey directamente como en Coimbra.
Existía en la categorización académica del claustro profesores
ordinarios y extraordinarios. Los primeros daban los textos ordinarios, los
principales, a los que se debía máxima profundidad, los segundos daban los
textos secundarios, menos importantes, los primeros eran, en su mayoría,
doctores, los segundos, al menos, bachilleres, los primeros daban clases por la
mañana, los otros por la tarde con temas que, posiblemente no figuraban en los
temas a examinar. Los ordinarios ganaban más, tenían plena autoridad sobre la
materia que daban, sobre la cátedra que armaban y aún sobre los alumnos.
Los ordinarios formaban colegios selectos y limitados que contrapesaban
el peso de los estudiantes, los protectores de la universidad y aún ante la
autoridad eclesial local. A los ordinarios le competía controlar el registro de los
9
ingresantes, el mantener fuera doctores de otras universidades o atraerlos en el
caso de las universidades chicas que querían florecer o alejarlos por la no
concordancia intelectual .
El poder de los ordinarios no fue absoluto y muchas veces la enseñanza
de estos no era muy apreciada 41(por rutinaria y absentista42).
En Teología papas, obispos, cardenales, abades famosos fueron
profesores en muy alta proporción43 en ella.
Pero ¿quien pagaba a los profesores? En el XII y con anterioridad (tal
vez desde Pedro Abelardo o quizá desde Platón) los alumnos acordaban los
emolumentos (emolumentum) con los docentes. Los profesores clérigos podían
vivir según las prebendas o dispensas del Concilio Laterano III de 1179 pero aún
así se hacían las Collectas 44 estas eran realizadas por el regente, pero del bolsillo
de los alumnos, quienes además de pagar ahora indirectamente a los
profesores , pasarán a pagar derechos de examen cada vez más altos.
Hubo muchas asperezas entre profesores y regentes recaudadores (los
directivos nuestros) en torno a los fondos, los cuales, por supuesto, eran en su
mayoría destinados al mantenimiento del staff y no del claustro.
La pobreza, real o no, voluntaria o no de los alumnos y la retención de
profesores probos y capaces dieron origen al profesor asalariado, ese ejemplo lo
dieron primeramente las universidades italianas (Nápoles, Bolonia, Pavía,
Florencia) y luego al resto del continente. Esos salarios eran pagados por la
iglesia o por las ciudades que se prestigiaban por tener tal o cual profesor.
Para la Universidad de Lovaina el salario estaba dentro de las rentas
públicas y creo que continua así.
De todas maneras las diferencias salariales, las exigencias de mejoras, las
comparaciones salariales entre un herrero y un maestro estaban a la orden del
día como lo están ahora.
Las obligaciones docentes convertían al docente en un profesional
completamente dedicado (de jornada completa decimos ahora), la principal era
41
No era el caso de Tomás de Aquino o del legendario Pedro Abelardo.
42
Parece que faltaban mucho, pero igual se les pagaba.
43
Actualmente ocurre lo mismo, vemos en el medio local como doctores en teología llegan a obispo y
otras dignidades eclesiásticas.
44
H. Rashdall, The Universities of Europe in the Middle Ages, 3 volum, Ed. C.F.M Powicke, Oxford, 1988.
Pag150, 171.
10
dar clases, dar la lección, leer los manuscritos centrales de la asignatura, eran
los modus de las llamadas clases magistrales.
Los doctores también organizaban los debates o disputas por la tarde.
Podían recibir otras obligaciones: desde rector, decano, prior, taxator
(recaudador) y debían estar presentes en ceremonias religiosas, exámenes,
procesiones, o como embajador, como comisionado, como censor, etc.
Por lo general los más eximios doctores recibían adjetivaciones
rutilantes, las más conocida son: Doctor Seraphicus (San buenaventura),
Doctor Mirabilis (Roger Bacon), Doctor Angelicus (Santo Tomás de Aquino),
Doctor Christianissimus ( Juan Charlier, a quien se le atribuye la “Imitación de
Cristo”), Doctor Profundus (Tomás Bradwardine), Doctor Invincibilis
(Guillermo de Occam), Doctor Irrefragabilis (doctor irrebatible se lo llamó a
Alejandro de Hales), Doctor Illuminatus (Raimundo Lulio), Doctor Universalis
(San Alberto Magno), Doctor Subtilis (Duns Escoto), etc.
A los doctores plagistas o a los que no desarrollaron tesis propia le decían
doctus cum libro , porque siendo incapaces de pensar por cuenta propia, roban
las ideas de los libros de otros.
El acatamiento normativo estaba asociado más a la personalidad que a la
legislación (que pocas veces estaba escrita), como no todos eran serios y
responsables lo que dio lugar a una mayor vigilancia y a denunciar a los
profesores que faltaban o que no daban clase, o que leían en parte los asuntos a
tratar, o dejaban a un profesor de prestigio o grado menor para terminar las
lecciones.
Tanto ayer como hoy, el ausentismo era un gran problema, los
profesores de leyes faltaban, por ejemplo, por los juicios civiles que atendían,
por servir a algún señor por problemas de impuestos, territoriales, hacían dejar
clases hasta por años.
Abreviar cursos o intensificarlos eran cosas comunes antes como lo es ahora.
El lugar esencial del profesor era el aula 45 y luego la biblioteca, la primera
en el estado más avanzado constaba de pupitres, estrado para el docente,
algunos armarios y de calefacción sólo paja en el piso .
11
Las pensiones se llamaban bursae 46 posiblemente venga de bursa/ae que
es un nombre de varón, las pensiones eran sólo de varones. No confundir esa
expresión con la que se atribuye al alumno cuando un alumno decía una
barbaridad o burrada (burrae/ae: necedad) y se ponía rojo (burrus/a/um) y
nada que ver con el pobre burro al que llamaban asinus.
46
Ibid pag.244,250
47
Alumnus es contracción de alómenos y alo es nutrir, alimentar.
48
Pieper, J. “Filosofía medieval y mundo moderno” , Editorial Rialp, 1973, pp.310-312.
49
El término tutor es usado por las universidades angloparlantes, también usaron y usan mentor
(amigo de Ulises y maestro de Telémaco) , también más modernamente usan el término counselor
(hacerse cargo). Todos estos conceptos se asocian directamente a la idea de madurador, el que hace
crecer. En griego el término asociado es: cuidador, del verbo
. Cuidar, dar atención, proteger.
50
Se sigue haciendo así en más de una universidad europea.
12
cadena, es la primera meta del ascenso escolar. Podían participar de las
disputas51 y estaban en condiciones de hacer la licencia y el doctorado.
Los lazos no eran sólo intelectuales eran afectivos 52, y no era raro
escuchar hablar a los discípulos de “mi maestro53” con orgullo y buscar de él
protección y favores.
Esta forma de enseñanza era posible por la poca cantidad de discípulos 54
no superaba quince o veinte a lo sumo, aunque los oyentes fuesen cientos.
El aumento del alumnado, por un lado fue debilitando la relación y
abriéndola a los profesores de rango inferior e ir asumiendo lo que con el tiempo
se llamará tutoría.
La sociedad medieval veía en sus profesores una autoridad casi sagrada
eran como montañas, esta mentalidad continua hasta ahora, bajo cierto
aspecto.
El que estaba en ella encontraba un status distinto al de la nobleza o de la
iglesia o el de la riqueza, era tal vez, la única forma de conseguirlo, sin que sea
noble o clérigo.
Los alumnos se veían guiados en la elección, muchas veces, no tanto por
los títulos de los maestros55 sino por su aureola, su prestigio, por sus acciones,
por lo que decían sus discípulos y alumnos de él, más que por sus lustres
academicistas.
51
Tanto las de ordine como las quodlibetales.
52
No era una mera “unitate in intellectu”, era una verdadera identificación amorosa entre el que
aprende y el maestro. Era una verdadera catequesis.
53
Miguel de Unamuno nos recuerda esto en un relato inolvidable “El maestro de Carrasqueda”.
54
Tomás de Aquino pedía de sus discípulos: constancia, frecuencia y reverencia. La etimología
discipulus/i es amplia, si sabemos con seguridad del dis (de),se atribuye al verbo discepto: contender,
discutir, disputar. Raíz contraria tiene el sinónimo pedagógico moderno de dicente que se contrapone al
de docente (docere: enseñar). El verbo discedo significa separarse, dividirse. En donde notamos que el
docente busca acercarse pero el dicente hace lo contrario.
55
No existía la fiebre por los títulos como en nuestra época, ver : Ronald Dore, “La fiebre de los
diplomas” (Educación, cualificación y desarrollo), Editorial F.C.E, 1983.
13
Apreciaban la vida humilde56 del maestro y sus juicios sapienciales 57
y no
las sutilezas, las rarezas o curiosidades intelectuales.
Como verán no hay nada nuevo bajo el sol, pero esta última pregunta que
sigue no la quiero contestar por los peligros que correría la integridad de mi
persona:
56
Los averroistas de París (Siger de Bravante) sostenían en París, contra la opinión de Santo Tomás que
la humildad no es ninguna virtud.
57
Cf. Tomás de Aquino Q. D. De Malo Q.9,a.3, cuerpo .De las hijas (vicios) de la vanagloria. Son la
desobediencia, la jactancia, la hipocresía, la contienda, la pertinacia, la discordia y la presunción de
novedades. Proclamar directamente la propia excelencia por las palabras es jactancia. b. Proclamar
directamente la propia excelencia sobre hechos verdaderos que guardan admiración es presunción de
novedad. c. Hipocresía es proclamar rectamente la propia excelencia sobre hechos falsos . “Más alguien
manifiesta su superioridad indirectamente , por el hecho de que se esfuerza por mostrar que él no es
menos que los demás ; y esto en cuanto a cuatro cosas. La primera, ciertamente, en cuanto al intelecto :
y se produce la pertinacia, por la que el hombre se apoya en su opinión, al no querer creer una opinión
mas saludable. La segunda en cuanto a la voluntad, y así se produce la discordia, siempre que el hombre
no ajusta su propia voluntad a la voluntad de los mejores hombres. La tercera, en cuanto a las palabras,
y así se produce la contienda siempre que alguien no quiere ser superado por las palabras del otro. La
cuarta en cuanto a los hechos, siempre que alguien no quiere sujetar sus actos al precepto de un
superior; y as se produce la desobediencia”.-
58
Ibidem Pag 121.
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BIBLIOGRAFIA GENERAL :
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Buenos Aires, 1965.
Alberto Caturelli, La Universidad: su esencia, su vida, su ambiente, Universidad Nacional de
Córdoba, Dirección General de Publicaciones, Córdoba, 1963.
Azucena A. Fraboschi, Crónica de la Universidad de París y de una huelga y sus motivos (1200-
1231), Instituto de estudios Grecolatinos Profesor F. Novoa,, Bs.As., 1991.
H. Rashdall, The Universities of Europe in the Middle Ages, 3 volum, Ed. C.F.M Powicke, Oxford,
1988.
O. Weijers, Terminologie des universités au XIIIe siecle , (Roma. 1987).
J.Pieper. “Filosofía medieval y mundo moderno” , Editorial Rialp, 1973.
Etienne Gilson , La Filosofía en la Edad Media (desde los orígenes patristicos hasta el fin del siglo
XIV), Versión española de Arsenio Pacios y Salvador Caballero ,Segunda Edición, Editorial Gredos ,
1976, Madrid.
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Press, 2° edición , 1994, en A History of the University in Europe (General editor, Walter Ruegg).
Jacques Le Goff, Los intelectuales en la Edad Media, Edit. Ariel, Barcelona, 1985.
A.B. Cobban., The medieval Universities: their development and organization, Londres, 1975.
María de los Angeles Galino, Historia de la Educación: Edades antigua y media, Editorial Gredos,
2° edición , Madrid, 1982.
14