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En María «la Iglesia es ya enteramente santa», pues sólo ella ha realizado ya en su persona la
santidad de la Iglesia, llamada cumplimiento escatológico de la Iglesia.
Dado que «la Iglesia ha alcanzado en la Santísima Virgen la perfección», los miembros de la
Iglesia que aún luchan por crecer en la santidad levantan esperanzados sus ojos a María.
Por todo ello, «la santa Iglesia venera con especial amor a la bienaventurada Madre de Dios, la
Virgen María, unida con un vínculo indisoluble a la obra salvadora de su Hijo; en ella mira y
exalta el fruto excelente de la redención y contempla con gozo, como en una imagen purísima,
aquello que ella misma, toda entera, desea y espera ser»
4. La Iglesia es católica
La catolicidad es una propiedad de la Iglesia de Cristo que integra dinámicamente una variedad
de significados.
La expresión «católico», que proviene del griego katholikos, no aparece en la Sagrada Escritura,
«aunque la realidad aparece de modo inequívoco en los datos fundamentales de la Iglesia de
Cristo». El término en griego se aplica a lo general, designa lo universal.
La primera vez que aparece en relación a la Iglesia parece ser en la Carta a los Esmirniotas de
San Ignacio de Antioquía. «Donde quiera apareciere el obispo -dice el santo mártir-, allí esté la
muchedumbre, al modo que dondequiera estuviere Jesucristo allí está la Iglesia universal
(katholiké Ekklesía).
Después aparece también en el Martirio de Policarpo, San Ireneo no utiliza la palabra aunque
la idea está presente en su obra, mientras que Clemente de Alejandría y Tertuliano sí la
recogen en sus escritos. Desde el s. III el uso del término se encuentra ya difundido y se va
cargando de gran riqueza de sentido, que pasará luego al uso de la escolástica.
Testimonios patrísticos
El segundo testimonio es el de San Cirilo de Jerusalén (s. IV), quien recoge otros sentidos del
término: «La Iglesia se llama católica o universal porque está esparcida por todo el orbe de la
tierra, del uno al otro confín, y porque de un modo universal y sin defecto enseña todas las
verdades de fe que los hombres deben conocer
Todos ellos, sin embargo, están en relación con la idea de universalidad, aplicada a diversas
realidades de la Iglesia y su acción.
Esta época, pues, llegará a la teología sobre la Iglesia estos dos sentidos fundamentales
-universalidad y autenticidad (ortodoxia) de la Iglesia-, los cuales serán recogidos por los
mayores representantes de la escolástica.
Magisterio actual
- es católica porque Cristo está presente en ella y le confiere la plenitud de los medios de
salvación: confesión de una fe recta y completa, vida sacramental íntegra y ministerio
ordenado en la sucesión apostólica. En este sentido, era ya católica en Pentecostés;
- es católica porque ha sido enviada por Cristo a la totalidad del género humano a cumplir su
misión.
Como consecuencia de todo esto, el Catecismo señala que cada una de las Iglesias particulares
es católica, pues en ella está presente Cristo, quien constituye a la única Iglesia santa, católica y
apostólica.
En ningún sentido se debe, por tanto, entender que la Iglesia universal es la suma de todas las
Iglesias particulares.
«La Iglesia, enviada por Dios a las gentes para ser "sacramento universal de salvación", por
exigencia de su misma catolicidad, obedeciendo al mandato de su Fundador, se esfuerza por
anunciar el Evangelio a todos los hombres» La Iglesia actualiza todas las dimensiones de su ser
católica. En este sentido, su misión toca lo más íntimo de su naturaleza y la pone en contacto
con el origen trinitario de todo lo que ella, es enúltima instancia se trata de ser fiel al designio
salvífico de Dios «nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al
conocimiento pleno de la verdad»
Aquellos «que sin culpa suya no conocen el Evangelio de Cristo y su Iglesia, pero buscan a Dios
con sincero corazón e intentan en su vida, con la ayuda de la gracia, hacer la voluntad de Dios,
conocida a través de lo que les dice su conciencia, pueden conseguir la salvación eterna»
Fruto del encuentro de la fe y la cultura y las culturas del ser humano, se opera una
transformación de la cultura misma en cuanto realidad humana, pues en ese encuentro se
plenifica en la verdad.
Al abrirse a la fe, que es católica y por lo tanto universal, los valores de cada cultura participan
de esa dimensión, alcanzando una proyección desconocida hasta haber sido evangelizadas.