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Las ventas de videojuegos siguen aumentando año tras año.

En 2016, la industria de
videojuegos vendió más de 24.500 millones de juegos (en 2015 fueron 23.200
millones). Entre ellos, los géneros de acción y aventura se llevan los mayores
porcentajes de ventas, con juegos como Call of Duty, Grand Theft Auto o Battlefield.

Y es que los videojuegos representan una forma de entretenimiento muy popular entre
todos los públicos. Millones de personas se divierten con videojuegos cada día,
siendo el jugador promedio un adulto de más de 30 años de edad. Para los más jóvenes,
los padres creen que los videojuegos tienen una influencia positiva en la vida de sus
hijos. ¿Es así?

¿Hay consenso en la comunidad científica?


Un equipo de científicos de la Universidad Oberta de Cataluña (España) y del Hospital
General de Massachusetts de Boston (EE. UU.), ha realizado un análisis sistemático de
116 estudios científicos distintos respecto a la influencia de los videojuegos en nuestro
comportamiento y nuestro cerebro y que recoge la revista Frontiers in Human
Neuroscience.

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Los resultados de los estudios indican que jugar videojuegos no solo cambia el
funcionamiento de nuestro cerebro, sino también su estructura, pues se producen
cambios en muchas regiones del mismo.

Los videojuegos mejoran la atención


Los estudios incluidos en la revisión muestran que los jugadores muestran mejoras en
varios tipos de atención, incluyendo la atención sostenida y la selectiva. Además, las
regiones del cerebro que juegan un papel clave en la atención son más eficientes en las
personas que juegan a videojuegos en comparación con los no jugadores, y requieren
menos activación para mantenerse concentrados en tareas exigentes.

Los videojuegos aumentan el tamaño del cerebro


La evidencia científica también demuestra que jugar videojuegos aumenta el tamaño
y el desempeño de partes del cerebro responsables de las habilidades
visoespaciales -la capacidad para representar, analizar y manipular objetos
mentalmente- . Concretamente, el hipocampo derecho.

Los videojuegos pueden crear adicción

En la parte negativa, los videojuegos pueden generar adicción. En los adictos al


juego, existen alteraciones funcionales y estructurales en el sistema de recompensas
neuronales -estructuras asociadas al placer, el aprendizaje y la motivación-. Pero, tal y
como expresan los autores del estudio, "estos efectos no siempre se traducen en cambios
en la vida real".

Resumen
La difusión de los videojuegos ha aumentado exponencialmente en los últimos
años. Un porcentaje de jugadores puede hacer un uso perjudicial con
características de adicción. Se llevó a cabo una revisión de referencias
bibliográficas (2009-2015) y su análisis. La mayor parte de los estudios se
centran en población infantojuvenil, faltando datos recientes de población
española. No existe una definición clínica consensuada de la adicción a
videojuegos, aunque sí se han desarrollado instrumentos para detectar el uso
perjudicial. Jugar a videojuegos tiene implicaciones neurobiológicas y
psicosociales beneficiosas y perjudiciales. Un mal funcionamiento psicosocial
parece el factor fundamental para el desarrollo de patrón adictivo de uso, que
también se ha relacionado con el sexo masculino, juego online, tiempo de
juego y factores sociofamiliares. Los resultados indican que a nivel preventivo
es necesario concienciar a la población del riesgo de jugar a videojuegos de
manera descontrolada. Asimismo, a nivel de intervención, es preciso saber
detectar y abordar el uso perjudicial.

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